el secreto de los "diamantes de cuarzo"
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Un tesoro ignorado en territorio argentinoTRANSCRIPT
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EL
SECRETO DE LOS
DIAMANTES DE CUARZO"
Un tesoro ignorado en territorio argentino
Claudio Omar Rodrguez
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Existe un tipo de cuarzo con apariencia de diamante, por su extraordinario
brillo y pureza. Su rareza es tal, que slo existen informes cientficos sobre
cuatro lugares de la Tierra donde se los ha encontrado: Carrara en Italia, el
estado de Nueva York, Mxico, y una zona volcnica del sur argentino. En el
primer caso, se los conoce como "diamantes de Carrara", y en el segundo,
como "diamantes Herkimer", por encontrarse en el condado neoyorquino que
lleva ese nombre, donde se los extrae comercialmente con toda una
infraestructura minera y turstica, favorecida por la fama de esos cristales
entre coleccionistas y personas dedicadas al uso energtico de las piedras.
Denominados por algunos como "cuarzo diamante", el de la Argentina
viene siendo buscado desde hace muchas dcadas por lugareos de la zona,
casi despoblada, con el fin de regalarlos u ofrecerlos a bajo costo, ignorando
el valor que tienen. Pero tan pocos son los que actualmente van al lugar o
pasan por l, que es insignificante la cantidad de cristales que, desde all, llega
a circular en el mercado, a tal punto que hay muy pocos coleccionistas y
gemoterapeutas argentinos que saben de su existencia.
ste es el relato de cmo el autor los conoci, cmo pudo ubicar la zona
aproximada al lugar donde estn, las dificultades para dar con el sitio exacto y
las circunstancias que lo condujeron al hallazgo. El mensaje final advierte
algo al lector que desee llegar hasta el lugar: existe un sagrado secreto a
mantener por parte de todo aqul que llegue hasta ese mgico sitio; un secreto
que todo visitante habr de percibir en el ambiente, y por el cual habr de
sentir la necesidad de pasar de "profanador" a guardin del gran tesoro. Con
este libro, el autor pone el tesoro a su alcance. Pero confa en que se integre a
las fuerzas que lo protegen, y cada pequeo cristal que se lleve, sea en sus
manos un foco de luz para el planeta.
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El secreto de los diamantes de cuarzo
Claudio Omar Rodrguez
1996
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EL AUTOR
Naci en La Plata en 1962, en junio, bajo el signo de Cncer, lo cual
influy para que prestara especial atencin a los cristales de cuarzo, pues saba
que se trataba de una de las piedras de su signo. Esto sucedi hacia 1990, ao
en el que lanz el "Proyecto Quartz", de estudio y divulgacin de informacin
sobre aspectos cientficos, estticos y esotricos del cuarzo. Realiz, a tal fin,
exposiciones, conferencias, notas en medios grficos, radiales y televisivos,
colocacin de cristales en lugares pblicos con fines simblicos y energticos;
clases para nios y jvenes alumnos de escuela en Minas Gerais, sobre
cristales y energa, proponiendo y consiguiendo que en una localidad de ese
estado brasileo se declarara de inters municipal, al estudio y divulgacin de
las propiedades energticas del cristal, especialmente en el mbito escolar.
Habiendo coleccionado piedras desde la infancia, se dedic al comercio de
gemas desde 1987, descubriendo poco despus la parte esotrica y teraputica
de los minerales, lo cual fue estimulado por su inters en temas espirituales y
csmicos, que lo condujeron a lecturas y reuniones ya en la primera mitad de
los aos 80. De viajes a Brasil por reuniones vinculadas al tema
extraterrestres, surgi en 1985 el contacto con las tpicas piedras
semipreciosas del tropical pas, y de ah los viajes que iniciaron su actividad
comercial y cultural con piedras.
Charlas con gente de la actividad, lo llevaran a descubrir un tipo de cristal
con apariencia de diamante, cuyas caractersticas, propiedades e historias,
merecieron la realizacin de este libro.
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INDICE
Prlogo
Diamantes de uno a dos dlares?
Biterminados en Minas Gerais.
En Mendoza, la pista
Un dato bastante preciso
La chica clave, con el dato clave
El viaje en puerta
Recuerdos
Primera escala
Segunda escala
Inicio de la bsqueda
Correcin de derrotero
Ahora s, directo a los cristales
La primera alegra
Quiz una advertencia
Lleno de cristales
Recorrida final
Lento retorno
Segundo viaje.
Poderes curativos
Otras propiedades
Tercer viaje
Pausa
Consideraciones finales
Cuatro aos y medio despus
Ocho aos despus
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A los que iran a agotar el tesoro si pudieran;
que volveran dejando mucho de lo que podran traer de l si quisieran;
que desearan revelar el lugar del tesoro, pero guardaran el secreto;
que seran, as, guardianes si volvieran y permanecieran all;
y que posibilitaran, con todo bajo proteccin, la divulgacin y la llegada
confiable, no amenazante, de amantes de bellezas minerales y de experiencias
mgicas como la que brindan estos cristales.
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PRLOGO
Los nicos diamantes propiamente dichos, son los de carbono puro
cristalizado y 10 puntos de dureza en la escala de Mohs. Por lo tanto, hablar
de "diamantes de cuarzo", encierra una evidente ilegitimidad mineralgica y
gemolgica. Porque no puede haber diamantes de silicio. Sin embargo, cierto
tipo de cristal de cuarzo puede deslumbrar hasta a los ms profesionales
gelogos o piedreros que no lo hayan visto antes del inevitable asombro.
Porque aunque el formato hexagonal y biterminado de estos cuarzos no deja la
menor duda de qu tipo de mineral es, ni el conocimiento ni la imaginacin
parecen suficientes para evitar que surja el interrogante de cmo puede
parecer tan brillante como las piedras de dureza mayor.
Buscndole un ttulo a este libro, ante la dificultad terminolgica para
definir a una especie mineral que parece ser lo que no es, encontr en un libro
de la famosa gemoterapeuta Katrina Raphaell el calificativo inverso a la
denominacin "cuarzo diamante" que en la Argentina le dio gente de un
museo (Camn, de Cosqun) de la provincia de Crdoba, no s si por vez
primera, o si por haberlo escuchado de otra gente.
Sobre este tipo de "diamante" (o de cuarzo, ms correctamente), se ha
venido escribiendo en libros sobre las energas de los cristales, apenas
captulos o referencias a veces breves, desde no hace muchos aos.
Porque en el milenario conocimiento de los poderes de las gemas, esta clase
de cristal no tena su lugar entre las enseanzas transmitidas, pues se trata de
una especie muy rara y escasa, hallada en pocos lugares del planeta, y ninguno
de ellos situado en Oriente, de donde procede gran parte de la sabidura de las
piedras que hoy circula en Occidente. Slo podra haberse tenido alguna
transmisin de conocimiento por parte de los nativos de Amrica, donde estn
los lugares en que se encuentran estos cristales, pero si los aborgenes los
utilizaban y cmo, no qued entre ellos quien pudiera decirlo. Hay
informacin sobre qu hacan con cristales de cuarzo en general, pero sobre
este tipo tan especial, nada.
Por lo tanto, lo que poco a poco se va publicando sobre estos cristales
procede, en buena medida, de experiencias que con ellos se han ido realizando
recientemente, descubrindose de esta manera las propiedades que los
distinguen de los cuarzos comunes.
A esta altura de la experimentacin, del conocimiento sobre el tema, de la
informacin publicada y de lo que cada vez ms gente va sabiendo sobre los
"diamantes" de cristal de roca, estn dadas las condiciones para reunir lo ms
interesante y rescatable de lo publicado al respecto, en un libro que
retransmita lo que diversos estudiosos han manifestado sobre esta gema,
porque el tema ya merece bastante ms que una breve mencin o un captulo
en un libro sobre cristales. Sumado a todo lo dicho por esos especialistas, lo
que mi experiencia personal puede aportar sobre los brillantes cuarzos,
finalizo este trabajo que empec a escribir en abril de 1994 (cuando fue mi
primera bsqueda de estas piedras en un silenciado lugar de la Patagonia) y
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me apresto a publicarlo, con vistas a que la existencia de dicho lugar pueda ser
de pblico conocimiento, para los amantes de experiencias nicas como lo es
observar el brillo singular de estos cristales sobre la tierra, y posibilitar que
esa experiencia pueda ser vivida por ellos. Con las debidas protecciones que,
previa o paralelamente, se efecten en el lugar para que esa riqueza no se
agote, y para lo cual este libro tiene la intencin de servir.
La Plata, 22 de octubre de 1996.
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DIAMANTES DE A UNO A DOS DOLARES?
Eran los inicios de 1990 en Villa Gesell. Recientemente llegado de Brasil,
realizara una exposicin de cristales de cuarzo en la Casa de la Cultura de la
Municipalidad. All estuvo Mario Zrate, un artesano chileno que durante los
veranos atenda su local de "piedras genuinas" -tal el slogan- cuyo csmico
nombre, "Orin", tendra el por qu en las connotaciones esotricas del mundo
mineral. A Mario lo haba conocido un ao atrs, cuando tena su local en el
"Paseo de los Artesanos", en Avenida 3 y Paseo 104. Le haba comprado un
par de esmeralditas en bruto y una turmalina rosa. En setiembre del 89 fui a
Minas Gerais en busca de turmalinas, pues algo debo haber absorbido de
aquella piedra rosada que me haya motivado. Cumplido el objetivo, me
encontr con los cristales de cuarzo, traje una buena cantidad y he ah la
exposicin en Gesell.
Mario no me recordaba, pues yo haba sido slo una de las tantas personas
que apenas haba intercambiado algunas palabras con l sobre piedras. Me
invit a pasar por su local, situado esta vez casi en la esquina Este de la
Avenida 3 y Paseo 105. Fui y empec a mirar sus piedras. De pronto, unos
cristales muy brillantes me dejaron alucinado. Los mir bien, pensando que
podra tratarse de diamantes, aunque no lo crea. Fue un doble juego mental de
fantasa y realismo que se confundan en mi pensamiento, porque la lgica era
que diamantes no podan ser, as, puestos en una cajita con divisiones al
alcance de cualquier mano, y a slo uno o dos dlares cada uno. Pero eran
diamantes para mis sentidos, s, ms all de toda lgica; lo que yo estaba
viendo eran verdaderamente diamantes, aunque no fueran los de Carbono puro
cristalizado. Not la forma hexagonal biterminada (dos puntas) y era evidente
que se trataba de cristales de cuarzo. Pequeitos, milimtricos, los mayores no
alcanzaban el centmetro de largo. Las estras en sus caras laterales me
indicaban que no se trataba de material pulido a mquina. Eran naturales;
exista algo as en la naturaleza!
Pero qu clase de cristales son estos? La respuesta de Mario: "Son unos
cristales de cuarzo a los que les dicen "Diamantes Herkimer". Segn me dijo,
estos no provenan de Estados Unidos, donde los bautizaron con ese nombre,
sino que eran de Neuqun. Algn lugar de Neuqun... Tenamos estas joyitas
en la Argentina y yo ni enterado estaba! Diamantes... diamantes qu me dijo?
Hendrix me dijo?, trataba de recordar una vez regresado a mi ciudad, La
Plata. Yo comentaba sobre los "Diamantes Hendrix", mostraba los que haba
seleccionado para m cuando los vi por primera vez, y la gente quedaba
asombrada. No recuerdo en qu momento le o escuch otra vez el nombre
"Herkimer", y pas a recordarlo desde entonces. Pero lo cierto era que
Hendrix, Herkimer o como fuera, nadie los conoca ni haba visto nada
semejante cuando se los mostraba. Yo me preguntaba si sera verdad aquello
de que procedan de Neuqun, si Mario lo haba inventado por alguna razn, o
si lo habra inventado la persona de quien los obtuvo, o vaya a saber quin si
la cadena vena de ms atrs. No es raro que una piedra de Brasil sea vendida
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como autctona en muchos lugares tursticos donde la gente compra piedras
como recuerdos regionales. Podra ser que alguien de Neuqun a quien le
llegara material de Norteamrica, hubiera querido darle valor regional
hacindolo pasar por autctono. No sera raro.
La cuestin era que ni coleccionistas ni vendedores de piedras que conoca,
haban conseguido algn cristal de estos. Y por qu yo s? Pero en esos
momentos no iba tan lejos en mis razonamientos al respecto. Crea que slo
fue cuestin de suerte haber dado con los "diamantitos" mucho antes, aos
antes de que buscadores de piedras como yo, dieran con alguno en algn viaje,
en algn comercio. Sin duda se trataba de un material escassimo, cuya rareza
era tanta como su belleza. Tan brillantes eran, que uno muy pequeo que se
nos cay en el local de Mario, fue fcilmente visible en un rincn sombro
donde cualquier otro cuarzo habra quedado imperceptible. La mnima luz,
aun distante, es reflejada por un Herkimer.
Eleg para m los mejores que haba, y Mario me regal ese cristalito que
haba cado, y que us puesto en un engarce durante un tiempo, y luego guard
entre mis piedras ms especiales. Lo coloqu a principios de 1992 en la base
de una estatuilla de cuatro centmetros, que encontr. An est con el cristal;
es un guerrero medieval con armadura y espada, como un guardin de estao
baado en cobre. Una vez que descubriera el lugar de los cristales, yo ira a
percibir que all hara falta un guardin (alguna proteccin a la zona, a los
cristales). Pero el simbolismo de la relacin de aquel guardin metlico con el
cristalito a sus pies, estaba muy lejos de significar para m lo que terminara
descubriendo.
Por lo pronto, en aquellos das de verano de 1990, en el local de Mario
Zrate, los cristalitos que eleg, y yo, nos habamos conocido para
intercambiar direcciones: yo los llevara a mi casa, en La Plata, y ellos me
llevaran a la suya, en Neuqun, o donde fuera si no era all. Alguna vez as
sera, pasara el tiempo que pasara.
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Los cristales comprados en 1990 en Villa Gesell a Mario Zrate (aumento: X 2,5 aprox.)
BITERMINADOS EN MINAS GERAIS
En marzo del 90, poco despus de mis dos meses en Villa Gesell, inici un
viaje a Minas Gerais, donde estuve dos meses y medio. En la localidad de
Joaquim Felcio, en el Centro Norte, donde haba obtenido la mayor parte de
los cristales que expusiera en la entidad cultural geselina, pas casi todo el
tiempo. Durante mis bsquedas de cristales, prestaba especial atencin a los
biterminados. Los haba de muchos quilos y los haba de apenas quilates. En
un depsito, encontr uno muy puro y brillante que meda ms o menos un
centmetro y medio de largo. No era como los "diamantitos", pero estaba muy
bueno. No s cmo, desapareci del bolsillo donde lo guard. Desapareci en
cuestin de minutos sin explicacin lgica. Recorr los lugares por donde
haba pasado, pero no pude encontrarlo.
La frustracin me indujo a tratar de compensar la prdida con algn
hallazgo equivalente. Entonces acrecent mi atencin toda vez que, buscando
en depsitos o en la tierra, algn cuarzo biterminado apareca mezclado con
los de una sola punta. Como los biterminados se dan cada decenas o cientos
de cristales comunes, es difcil detectarlos entre el montn. Pero la
experiencia me llev a distinguirlos con muchsima facilidad, a tal punto que
llamaban mi atencin instantneamente, cuando un tiempo atrs ni siquiera
estaba en condiciones de notar la diferencia con todos los cristales que los
rodeaban.
Yo no saba qu tena de especial un cristal biterminado, desde el punto de
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vista energtico. Slo me atraa por alguna razn, quiz por su geometra.
Supongo que por la misma razn, gran parte de los cristales pulidos a mquina
son hechos con dos puntas si naturalmente slo presentan una. Quiz por
simple esttica, al ser ms bonito que si tuviera una parte truncada y, por lo
tanto, en esa parte se le talla una punta artificial.
En mayo de 1991 visit una feria esotrica en Buenos Aires, llamada
"Futura". Haba Herkimers en un stand de gemas. En otro, de bibliografa
esotrica, consegu un muy buen libro sobre cristales, basado en experiencias
de regresin a vidas pasadas. En estas regresiones, personas desvinculadas
entre s y de distintos lugares, relataron vivencias en la Atlntida. Todas
coincidan en que all se utilizaban cristales para muy diversos fines
energticos. El cuarzo biterminado tena una utilidad muy especial. El libro,
de Michael G. Smith, titulado "El poder del cristal" en su octavo captulo lo
denomina "Escudo Energtico de Cristal de Cuarzo de Doble Terminacin".
Dice al respecto:
"Un hombre y una mujer caminan por una populosa avenida de una gran ciudad americana. Se sienten
completamente seguros. Nadie les amenazar. En el bolsillo del hombre hay un cristal. En el bolso de la
mujer hay otro muy parecido. No son unos cristales vulgares, sino diferentes, de doble terminacin,
sintonizados con sus cuerpos y sus campos biomagnticos para generar campos de fuerza personales de
proteccin. Les protegen tanto de daos fsicos como mentales. Como el mejor de los escudos. No es de
extraar que se sientan a salvo. Por qu no? Han aprendido a utilizar la ms antigua y avanzada
tecnologa que existe sobre la Tierra. El Escudo Biomagntico Incrementador de Campo de Fuerza Personal es un amplificador individual de
nuestra propia energa mental, que lleva al nivel que se desee para utilizarla o proyectarla. Cmo debe ser? Este tipo de cristal de cuarzo debe tener las puntas limpias, con las caras lisas y sin
astillas. El tamao puede oscilar entre una y varias pulgadas de largo. Cuanto ms limpio y perfecto sea el
cristal, mejor. Quiz tenga que adquirir varios hasta dar con el que le resulte ms adecuado. Sea tenaz.
Siga preguntando y buscando en las tiendas de minerales. Cuando encuentre el cristal estar en disposicin de empezar a crear su escudo. No se preocupe, si lo
necesita lo encontrar, o atraer uno, o se sentir atrado por l. Lleve el cristal con usted a todas partes.
Mantngalo siempre en el bolsillo, en el bolso o, al menos, en su casa. Cuando viaje, llvelo siempre
cerca. El cristal de cuarzo es un transductor y condensador de energa. La almacenar en un tipo u otro.
Al tenerlo cerca de usted durante un cierto perodo de tiempo se sincronizar con su consciencia y su
campo biomagntico. El proceso se agilizar si piensa constantemente en el cristal y lo carga con su
energa emocional. El cristal se activar en toda su capacidad y cumplir su cometido como escudo
incluso aunque usted no est pensando en l. En momentos o pocas de tensin puede incrementar o intensificar sus efectos mediante proyecciones
mentales o visualizando el crculo de luz azul y blanca que se extiende a su alrededor en dimetros cada
vez mayores. Este mecanismo le ser muy til si se dedica a una actuacin positiva en nuestro mundo. Le proteger
contra la mayora de las detestables radiaciones psquicas o electromagnticas utilizadas por otras
personas. Los campos y escudos de fuerza tendrn el mismo grado de poder que autocontrol y capacidad tenga la
persona que los utiliza. Hay muchas personas altamente evolucionadas en este campo hoy en da. Algunas
de ellas lo recuerdan de otros tiempos y/o lugares. Si usted es una de estas personas, se sentir atrado
intuitivamente hacia estos instrumentos psinicos subatmicos. Probablemente sea sa la razn por la que
est leyendo este libro. Vivimos sumergidos en un vasto mar de radiaciones de todo tipo, que pueden molestar y ofender
profundamente a personas muy sensibles. Es una herramienta muy til, no slo para los que quieran
sobrevivir, sino tambin para cualquiera que quiera trabajar en paz sin ser molestado, para restablecer el
equilibrio en nuestra Madre Tierra o sus habitantes."
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Todo eso me daba una respuesta ms profunda que la simple atraccin
esttica, al por qu de mi preferencia por los cristales de este tipo. Quiz una
parte de mi mente perciba no la forma, sino la particularidad energtica de
estos cristales. Pero teniendo en cuenta el tamao al que se refiere este autor,
habra que ver por qu no se consideran los cristales menores de una pulgada
(23,2 mm.), cifra que me parece arbitraria, y por lo cual creo, en lo personal,
no excluye a los ms pequeos y por eso el que llevo en el cuello desde hace
meses, es un "Herkimer" de 13 mm.
Anteriormente, desde 1991 hasta este ao 95, utilic sucesivamente
biterminados pulidos primero, y naturales despus, a medida que cada uno iba
"cumpliendo su ciclo" (regal dos, cay y se parti uno, se perdi tres veces
otro, la ltima de las cuales no volv a encontrarlo...). Hasta llegu a usar una
ms o menos gruesa cadena de plata, repleta de piedras (amatistas, citrino,
turmalinas, aguamarina, esmeralda, topacios, piedra cruz, cuarzo fum,
rosado, lapislzuli, etc.) que perd al desengancharse no s cmo. A partir de
lo cual, hace dos aos que slo uso cristal en el cuello, pues al desprenderse la
cadena con las gemas, me qued slo la otra en la que tena un cristal en
bruto, uno pulido, con fantasma, y una pirmide de cristal. Sera que yo ya no
deba estar para hacer ostentacin de mi gusto por las piedras? Deba ser ms
discreto y ponerme slo algn cristal? As lo hice, y me conformo con un
simple cristalito en el cuello, aunque en ocasiones especiales uso sombreros
con cristales, que no son precisamente para pasar inadvertido.
EN MENDOZA, LA PISTA
En los aos 91 y 92, hice exposiciones y venta de piedras en las "Expo
Gema" del "Centro para el Hombre Nuevo" dirigido por Francisco Checchi,
del "Grupo Alfa", dedicado a mensajes csmicos recibidos en contactos
telepticos con extraterrestres, y actividades relacionadas con la Nueva Era.
Una mujer que concurri a una de las exposiciones -creo que la segunda-
llevaba en su cadena un inconfundible Herkimer, con manchitas negras, pero
brillante y bastante grande, quiz de dos centmetros. Era el mayor que yo
haba visto y proceda, segn su duea, de los Estados Unidos.
Francisco me invit al encuentro "Humanidad 2000" a realizarse en
Mendoza, para que vaya con mis piedras. Fui, era febrero de 1993 y por
primera vez visitaba la provincia. El encuentro fue realizado en la Escuela
Hogar Eva Pern, inmenso lugar con dormitorios y comedores infantiles
situado en el Parque San Martn. Mientras transcurran las conferencias y
talleres, yo atenda mi stand de piedras y conoca gente. Una de esas maanas,
una chica me trajo la letra escrita de una cancin que acababa de componer,
titulada "Muchacho de las piedras". Adems de cantante, trabajaba en una
librera y atenda el stand de libros del encuentro. Al conocer a los dueos de
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la librera, inici con ellos una amistad y proyectamos algn negocio con
piedras. Al mismo tiempo, conoc varias seoras de San Rafael dedicadas a
temas msticos, esotricos y terapias naturales. Con ellas tuve un par de
reuniones durante las comidas en el encuentro, y quedamos en que alguna
cosa podramos planear para los prximos meses, cuando yo volviera a la
provincia. A esas alturas, Mendoza ya haba ejercido su fuerte magnetismo
sobre m. Todo en un fin de semana.
Al mes siguiente volv para ver la Fiesta de la Vendimia. Llev racimos de
uvas hechos de amatista y cristal de roca para las reinas departamentales, con
una tarjeta alusiva al significado de tales piedras. Conoc all a la Reina del
Mar, de Mar del Plata, a la cual semanas atrs tena deseos de localizar para
ver su corona que, se deca, estaba hecha con cristal de roca. Se dio, al final, la
posibilidad de constatar esta afirmacin, y cuando vi que se trataba de cristal
artificial, pobre reina, prefer no decrselo; pareca tan orgullosa con su
"joya"!...
Y as, me iba metiendo de a poco en las festividades, en las actividades y en
el modo de vida de los mendocinos. Volv en abril para realizar una
exposicin de "Gemas Energticas" en un local vaco perteneciente a los
dueos de la librera Oika, Rosa y Jos Luis Quiroga. Otro coleccionista de
piedras haba enviado material para colocar en venta. Era jueves 15 de abril,
cuando entre ese material volv a ver, despus de mucho tiempo, diamantes
Herkimer en venta. stos eran menos transparentes y brillantes que los
anteriores, pero yo no tena duda de que se trataba de una variedad de esos
cristales. El domingo 18, Jos Luis me llev a la casa del coleccionista.
Julio Lara, de Godoy Cruz, era dueo de un mini-museo en su domicilio,
con variados ejemplares de la regin y de otras partes, como Brasil. Le
compr decenas de cristalitos, a un Peso (= un Dlar) cada uno. Me dijo que
quien se los vendi los haba trado de Ro Negro. No lejos de Neuqun, poda
ser que Mario Zrate no tuviera el dato exacto y le dieran mal la procedencia.
O poda ser que hubiera cristales as en las dos provincias. Pero tambin poda
ser que no fueran de Ro Negro estos otros cristales, sino de Neuqun. Todo
poda ser; despus de todo, ni Lara ni Mario Zrate haban estado en el lugar
de procedencia, ni disponan de informacin sobre el sitio exacto.
Haban pasado tres aos y tres meses desde mi primer contacto con esos
cristales, y por primera vez andaba sobre la pista del lugar de origen. Por lo
menos ya poda confiar en que los de Mario no venan de Nueva York; la cosa
estaba en algn lugar del norte de la Patagonia y era cuestin de esperar a que
nuevas seales aparecieran en el camino.
UN DATO BASTANTE PRECISO
El sbado 5 de junio, Da Mundial del Medio Ambiente, yo tena que estar
en San Rafael. En la Biblioteca Mariano Moreno, varias mujeres conocidas
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del encuentro de febrero, haban organizado todo para que all realizara una
exposicin y un par de charlas sobre minerales, la segunda al da siguiente. Al
trmino de la charla del sbado, un coleccionista de la zona me invit a ver
sus piedras. Me ofreci llevarme en su auto en ese mismo momento y traerme
en unos minutos. Pens, le pregunt a otra gente que quera hablar conmigo, y
me dijeron que s, que fuera, que me esperaran. Ya haca tiempo que haba
aprendido a aceptar invitaciones imprevistas y desviarme instantneamente de
curso toda vez que algo se presentara as. Hacer las cosas en el momento en
que se presentan, porque cada momento rene una serie de condiciones que
despus son irrepetibles.
Cuando Antonio Collado me empez a mostrar sus ejemplares, me llam la
atencin una gata con vetas rojizas triangulares, con una lnea de color
marrn y un tringulo gris claro con un triangulito rojo en el centro; toda la
piedra era un tringulo de vetas concntricamente triangulares. Era una de
esas gatas tpicas de San Rafael, de la zona del Can del Atuel. Me la
regal.
Pero lo que ms me llam la atencin fue lo que vi en un estante, brillando
como diamantes: cristalitos como los de Mario Zrate, ms brillantes y puros
que los de Julio Lara. Y por fin supe el sitio ms o menos exacto de
procedencia: segn Collado, un matrimonio de Malarge, ciudad al sur de San
Rafael, se los haba trado de Neuqun. Neuqun, s... era en Neuqun!. Pero,
de qu parte? Y me dijo: en la cadena del volcn Tromen. Como a diez
metros, al costado del camino, haban visto algo que brillaba muchsimo. Se
acercaron, y era un cristalito as de chiquito. As fue la historia de los
cristalitos de Collado. Haban pasado tres aos y cinco meses y ya tena la
informacin que necesitaba para ponerme en campaa. Aos esperando un
dato preciso, y acababa de obtener uno, sin buscar. Como muchas veces
ocurre.
LA CHICA CON EL DATO CLAVE
El sbado siguiente, 12 de junio, deba estar en el local de Mendoza donde
haba hecho la exposicin en abril. Realizara una nueva exposicin y una
charla. Una estudiante de Geologa estuvo all. Estudiaba y viva en San Juan.
En esa noche fra, junto a una estufa, intercambiamos ideas y experiencias por
las que supe que no era de lnea cientificista escptica, sino abierta a lo
esotrico. No volv a verla en posteriores viajes que hice en lo inmediato.
Reapareci el jueves 14 de octubre en un stand donde yo tena piedras en
venta, en el XVII Congreso Geolgico Argentino, que se realizaba en el
Centro de Congresos y Convenciones, de Mendoza. Estbamos muy contentos
por este reencuentro tan sorpresivo. Esa noche se reunira en su casa con sus
compaeros, comeran pizzas, y me invit.
Una vez en su casa, en algn momento, entre todo lo que hablamos de
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piedras, les pregunt a los muchachos si saban algo sobre los cristalitos de
Neuqun. Marita fue a buscar un libro, donde encontr lo siguiente:
"Cristales de roca brillante, perfectamente desarrollados, se hallan en el camino de Chos Malal a
Mendoza, cerca del lmite entre esta provincia y Neuqun, y, asimismo, en el Cerro Negro de Pum
Mahuida. Su longitud es de 3 a 12 mm; son los nicos cristales de cuarzo que muestran las caras
trapezodricas entre los hallados al presente en el pas, y en cuanto a su apariencia y belleza son iguales a
los famosos "diamantes de Carrara". Se los encuentra sueltos en arena tobcea y proceden de la
destruccin de lavas y tobas terciarias".
El libro, "Las especies minerales de la Repblica Argentina", de V.
Angelelli, M.K. de Brodtkorb, C.E. Gordillo y H.D. Gay, era un gran
incentivo para m. No precisaba del todo en qu lugar del camino y del cerro
que mencionaba, pero prximo a Chos Malal, los datos del libro confirmaban
que la zona era aqulla que en San Rafael Antonio Collado me haba dicho.
Hice fotocopias de esa parte del libro, y pareca que de ah en ms la
indagacin contara con ms posibilidades.
CON DESEOS DE VIAJAR
De regreso a Buenos Aires, estuve en la Casa de Neuqun, dependiente del
gobierno de esa provincia, para buscar el Cerro Negro en el mapa. Un
muchacho que me atendi tena conocimiento de la existencia de los brillantes
cristalitos, pero no saba de dnde eran. Localizado el cerro en el mapa, era
cuestin de empezar por ah. Las referencias de los mapas geolgicos y
mineros sealaban variados minerales, pero no cristal de roca en la zona en
cuestin.
El camino Chos Malal-Mendoza era demasiado largo para enfocar bien una
bsqueda con posibilidades. Era ms concreto el dato del cerro, cuya vecindad
al Volcn Tromen mantena coherencia con aquel dato obtenido en junio.
Haba tenido ganas de ir a Neuqun al trmino del Congreso en Mendoza,
pero las ventas que hice all no me aportaron lo suficiente para eso. Arturo, el
dueo de "Arpisol", negocio de piedras en Buenos Aires (Suipacha entre
Santa Fe y M.T. de Alvear), me aconsej esperar el verano: las nieves an
estaran cubriendo el lugar. En diciembre estuve a punto de ir, pero una serie
de postergaciones, viajes a Crdoba y a Brasil, cuestiones literarias y otras
cosas, me fueron ocupando la temporada estival.
UN EXCELENTE LIBRO
En marzo podra ser el momento de hacer la expedicin. Finalizada la
Fiesta de la Vendimia, bajara desde Mendoza a Neuqun, va Malarge y, al
atravesar el lmite interprovincial por la ruta 40 en direccin a Chos Malal, en
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vez de empezar por el Cerro Negro, empezara por ah, ya que el libro deca
que en ese camino estaban los cristales. Pero tuve la suerte de no contar con
dinero al terminar la fiesta, y regres a La Plata. Suerte digo, porque en ese
camino dudo mucho que las cosas me hubieran resultado favorables, a juzgar
por lo que ms tarde ira a saber.
Al mes siguiente, ya con las necesarias condiciones financieras,
emprendera el viaje por otra ruta, a partir de la ciudad de Neuqun, con
destino final al Cerro Negro. Pero un par de cosas sucederan poco antes, y
que tendran que ver con la proximidad del momento en el que, despus de ya
cuatro aos y tres meses, ira a la tierra de los fantsticos cristales que siempre
haban sido un enigma y un desafo para m. Sucedi que el 28 de marzo deba
presentarme en la Feria Internacional del Libro, en el stand de la S.A.D.E.
(Sociedad Argentina de Escritores). Presentara all dos libros que haba
publicado. En cuanto me desocup, pude recorrer otros stands, y me encontr
con el mejor libro sobre cristales que he visto hasta el momento: "Los
cristales", editado por Milewski-Harford, con notas propias y de numerosas
personas dedicadas a las gemas. Dos captulos eran referidos a los Diamantes
Herkimer. Veamos lo que dice John Vincent Milewski, Dr. en Filosofa, cuyo
currculum en otras reas se detalla al final.
Milewski califica a los diamantes Herkimer como "gemas naturales y
singulares que parecen haber sido cortadas, talladas y pulidas", pero que "En
realidad, salen del suelo con ese alto grado de brillantez y perfeccin que les
ha dado la naturaleza". Los define como "relativamente caros", y seala al
condado de Herkimer, en el Estado de Nueva York (cerca de Utica, sobre el
ro Mohawk) como el nico lugar de la Tierra en que se extraen
comercialmente.
Afirma que la muy fuerte atraccin que los humanos sentimos por los
cristales de cuarzo, y especialmente por los diamantes Herkimer, es debida a
que "el orden natural de la estructura del cristal de cuarzo representa un grado
de coherencia, orden y perfeccin que buscamos en nuestras vidas". Y que
hay una relacin dada por el oxgeno y el silicio (el cuarzo es dixido de
silicio), pues siendo nuestros cuerpos agua en un 70%, gran parte corresponde
a tomos de oxgeno. Y como nuestros cuerpos crecen y evolucionan en las
vibraciones naturales asociadas con la corteza terrestre, que es casi en su
totalidad oxgeno y silicio (79%), nuestro ciclo vital est asociado y
sintonizado con las vibraciones de los tomos de dichos elementos qumicos
que componen los diversos silicatos que se encuentran en la corteza terrestre.
Dice Milewski que los tomos de oxgeno y silicio son altamente organizados
en un cristal de cuarzo o un diamante Herkimer, y esta orquestacin de los
modos vibracionales de dichos tomos, toca en armona y "nos conecta el
interruptor". Estn sintonizados con nuestro canal. Somos, por lo tanto,
excelentes receptores para su mensaje. Y que como "su onda portadora est
sintonizada con nuestra emisora", su modulacin con formas de pensamiento
puede ser dirigida a la conciencia interna que existe en las diversas partes de
nuestro cuerpo (chakras, glndulas, rganos, etc.).
-
Sobre la formacin de los cristales comunes y de los Herkimers, explica las
diferencias, a partir de un mismo tipo de "Licor Madre" (lquido que produce
un cristal). Esta solucin silcica asciende de las profundidades de la tierra
hasta la superficie, llenando huecos y cavidades de la roca matriz, que en la
mayora de los casos contiene cristales de slice o silicatos. Al enfriarse la
solucin, sobresaturarse y cristalizarse, encuentra muchos puntos
qumicamente activos de slice y silicatos en formas microcristalinas sobre las
paredes de la cavidad en que est contenida y, a partir de estos puntos activos,
los nuevos cristales crecen de las paredes hacia el centro de la solucin.
Primero se forman numerosos pequeos cristales, y luego slo un grupo de
estos crecen hasta hacerse bastantes mayores, ocupando la mayor parte del
espacio y bloqueando el crecimiento de la mayor parte de los cristales
menores. Este crecimiento, desde las paredes, en forma de dedo o vela, se
produce por apilamiento de los tomos en planos, uno encima de otro, a
semejanza de un mazo de cartas o una pila de cucuruchos de helado vacos,
unidireccionalmente hacia la terminacin del cristal.
Segn Milewski, la roca matriz en que se forman los Herkimers, no es ni
qumica ni cristalogrficamente silcica, sino una dolomita, compuesta de
carbonato clcico-magnsico. Por eso, en el momento de la cristalizacin, no
existe afinidad qumica entre la solucin del Licor Madre y las paredes de la
roca matriz, lo cual hace que los microcristales actuantes como puntos activos
para el crecimiento de cristales no estn situados en las paredes, sino dentro de
la solucin, libremente suspendidos. All, los cristalitos crecen por deposicin
de nuevas capas de cuarzo sobre todas sus superficies y en todas las
direcciones a la vez, producindose la doble terminacin, tpica de los
diamantes Herkimer. Unos crecen hacia adentro de otros, y esta asociacin
inhibe el crecimiento mutuo en esa direccin en que contactan entre s,
resultando Herkimers incompletos y parciales deformaciones. Los diferentes
tamaos se deben a que los microcristales no comienzan al mismo tiempo, ni
crecen a la misma velocidad. Y las distintas formas de los cristales se deben a
las diferencias de temperatura y composicin en el Licor Madre durante la
cristalizacin.
Milewski supone que el apilamiento de los tomos uno sobre el otro afecta
el modo en que fluyen las energas y son amplificadas dentro del cristal. La
estructura hexagonal de los cristales de cuarzo es dada por el ordenamiento de
la estructura retculo a la que se sueldan los tomos. Es comn que existan
tomos extraos o un tomo ausente en la estructura reticular, producindose
huecos o imperfecciones en el cristal, que no son muy importantes para
desequilibrar el flujo y amplificacin de la energa. Pero las dislocaciones en
los bordes, que afectan a toda una superficie del cristal (spera y como
escalonada, en las caras laterales), y las fallas de apilamiento, que van a lo
largo de todo un plano del cristal, afectan a trillones y trillones de tomos. Lo
que atena y altera significativamente el flujo energtico y la capacidad de
amplificacin del cristal de roca.
Milewski observa que ambas fallas estn visiblemente ausentes en los
-
diamantes Herkimer, lo que se manifiesta en la superficie tipo espejo de sus
caras laterales, y lo que, -segn cree ese autor- les permite su extraordinario
poder. Y esto podra explicar por qu un Herkimer diez veces ms pequeo
que un cristal de roca comn, puede ser diez veces ms poderoso.
Milewski establece una distincin entre la esencia espiritual del cristal de
roca comn y la de los diamantes Herkimer. Dice que "todas las formas u
organizaciones de materia, u objetos materiales, trtese de una roca, una
planta, un animal, o un conjunto de materia tal como una casa, un coche, o
una montaa, tienen su propio espritu. La esencia de este espritu se forma y
recibe su direccin cuando se crea el objeto, y es hecha para apoyar a ese
objeto especfico, teniendo conexin directa con el espritu arquetpico
universal de todos los objetos similares".
Cree que el cristal de roca y los Diamantes Herkimer tienen su espritu
distintivo, y que cada cristal individual tiene su espritu individual. Su
interpretacin de la diferencia entre las esencias espirituales de estas dos
formas de cristal de cuarzo, se basa en la manera en que crecen y se forman en
la tierra:
"Como los cristales de roca comienzan su crecimiento a partir de simientes tipo silicato adheridas a la
tierra, crecen generalmente de manera unidireccional, produciendo un cristal en dedo o vela, que crece en
grupos o estructuras familiares firmemente adheridos a la matriz o tierra de la que brotaron. En contraste,
los diamantes Herkimer comienzan su crecimiento en una suspensin de libre flotacin, en un lquido, no
adheridos a la tierra, y crecen ms o menos desinhibidos en todas las direcciones al mismo tiempo. Del
estudio y anlisis de estos diferentes modos de crecimiento, deduzco que sus esencias sern
significativamente diferentes en funcin de la manera en que los cristales nacen y crecen. La esencia espiritual de los cristales de roca ser ms apegada a la tierra y ms orientada hacia el grupo
en cuanto a sus caractersticas, y unidireccional o unipropsito en cuanto a su naturaleza. Los diamantes
Herkimer son ms bien de un espritu de libre flotacin (no apegado a la tierra), individualista, y
representan una naturaleza y unas caractersticas de propsito multidireccional. Puedo compararlo con la
diferencia entre las personalidades bsicas romana y griega, o entre las personas de cerebro izquierdo y
las de cerebro derecho. Los romanos eran personajes ms bien unipropsito, en los que la ley y el orden,
la organizacin, y la orientacin hacia el grupo ocupaban su pensamiento, mientras que los griegos eran
multipropsito, libres, individualistas, aventureros, y un pueblo de espritu ms creativo. Esto,
bsicamente, es lo mismo que las mentalidades de cerebros izquierdo y derecho, siendo las del cerebro
izquierdo unipropsito, detallistas, exigentes, y gente de ley y organizacin; mientras que las del cerebro
derecho son personas ms de multipropsito, individualistas, y de espritu creativo. A partir de estas afirmaciones y de un anlisis de los diferentes modos de crecimiento del cristal de
cuarzo, este escritor ha concluido que la esencia espiritual del cristal de roca es representada por la
mentalidad romana o del cerebro izquierdo, mientras que el diamante Herkimer es representativo de la
mentalidad de los griegos o del cerebro derecho. En mi opinin, ste es un importante factor que debera
ser tomado en consideracin en la seleccin y aplicacin de los cristales de cuarzo. Por ejemplo, si sois una persona de cerebro izquierdo y deseis volveros ms creativos e individuales
en vuestro pensamiento y modo de vida, deberas llevar un diamante Herkimer con vosotros y/o meditar
con uno. A la inversa, si sois una persona claramente orientada hacia el cerebro derecho, esto es,
individualista y quiz un poco alocados, y queris ser atrados hacia la tierra (ser capaces de trabajar
mejor con los dems y con las organizaciones), llevad un cristal de roca. Asimismo, alguien con dislexia,
que necesita una mejor coordinacin de los cerebros derecho e izquierdo, podra intentar la meditacin
con un diamante Herkimer en la mano derecha y un cristal de roca en la izquierda, lo que le ayudara a
conseguir un mejor equilibrio".
Para las ideas que acaba de expresar, este escritor dice carecer de datos
clnicos, y slo tener una buena especulacin basada en ms de veinte aos de
-
su vida que ha pasado haciendo crecer cristales y trabajando con ellos en
mltiples e ntimos modos.
"Este es un ltimo pensamiento de este escritor sobre este tema. Cree que el espritu del diamante
Herkimer representa verdaderamente el espritu de los americanos - la "actitud de la libertad empresarial"-
que hizo grande a este pas. Desgraciadamente, nos estamos convirtiendo ms en una sociedad de grupo,
controlada por la ley, con menos libertades para que nuestro espritu se exprese. Este escritor cree que si
fueran ms las personas que llevasen diamantes Herkimer, se asemejaran ms a los antiguos americanos
en espritu y accin. Y, entonces, seramos capaces de dirigir nuestro pas hacia "su propsito original",
una tierra para la libre expresin de los individuos. Bien, los diamantes Herkimer hacen algo muy bueno por la persona que los tiene, especialmente si
creis en ellos. La creencia puede ser toda la razn por la que funcionan. Pero desde un punto de vista
cientfico, s que los cristales de cuarzo trabajan con las energas, especialmente las que afectan
directamente a los circuitos del cuerpo y de la mente. En conclusin, creo que los Herkimers son ms
poderosos en su accin que los cristales de roca de cuarzo. Irradian una vibracin coherente que podra
justificar una mayor coherencia en nuestros cuerpos, acelerando la curacin natural y aclarando la mente
para un mejor juicio".
El Dr. John Vincent Milewski es ingeniero profesional, inventor, empresario, editor, escritor,
conferenciante, consultor, miembro oficial retirado del Laboratorio Nacional de Los lamos y editor de
El Libro de los Cristales. Obtuvo su grado tcnico de Ingeniera Qumica de la Universidad de Notre Dame, su grado de Master
en Metalurgia del Instituto de Tecnologa Stevens, y su grado de doctor en Ingeniera Cermica de la
Universidad Rutgers. Es ingeniero profesional con licencia, y una autoridad reconocida en los campos de
los compuestos de fibra corta y el crecimiento de fibras de un solo cristal, las fibras conocidas como
"bigotes". Con 22 patentes concedidas, ha publicado ms de 35 artculos tcnicos. Es coeditor del Manual de
Rellenos y Refuerzos para Plsticos. Numerosas son sus conferencias, y ha hecho sus presentaciones
tcnicas en la mayora de los Laboratorios Nacionales de Investigacin y de las principales compaas,
tanto en los Estados Unidos como en Europa. En Reaction Motors y Curtis Wright Corporation, trabaj
en materiales para el Espacio y las Cpsulas Espaciales. Fue adems, Vicepresidente y Co-Fundador de
Thermokinetic Fibers, Inc. Antes de unirse a Los lamos como miembro oficial del personal, trabaj en
Exxon Research Laboratory como Asociado Jefe de Investigacin en el desarrollo de Materiales
Avanzados. A la fecha de edicin de Los Cristales, era consultor activo de muchas de las principales corporaciones
de investigacin en las reas de la Fibra Cermica, el Crecimiento de Cristales y Materiales Avanzados
para Sistemas de Conversin de Energa. Es tambin instructor/editor sobre el uso metafsico de los
cristales, la superluz y el crecimiento de cristales.
Su direccin:
Mystic Crystal Publications,
John Vincent Milewski,
Post Office Box 8029 Santa Fe, New Mexico
87504 (505) 988-1819.
El otro captulo del libro, referido a los Herkimers, pertenece a un
coleccionista de piedras llamado Ken Silvy, dedicado a la minera y
comercializacin de estos cristales desde una dcada y media antes de la
-
edicin del libro. Entre todos los minerales que hall y que tiene en su casa,
los ms preciados por l son los Herkimers:
"Hay algo muy especial en ellos, de modo que excavarlos es como buscar tesoros. Nunca sabes lo que
vas a encontrar, o cuntos. Lo ms emocionante de todo es que eres la primera persona en ver dentro de la
bolsa (depsito de cristales) que descubres. Y esto es slo el comienzo, porque una vez que he empezado
con la limpieza y clasificacin, sigo estando asombrado por lo que he encontrado".
Describe las caractersticas de la zona y el movimiento turstico que la
frecuenta:
"A varias millas de la autopista que atraviesa el estado de Nueva York (salida 30 a Herkimer, Ruta 28
Norte), existe una serie de minas y campamentos...Veta del Diamante, Arboleda del Cristal, Colina
Hickory, Corporacin de Desarrollo del Diamante Herkimer y el As de Diamantes. Hoy en da, la
mayora de los visitantes son turistas o coleccionistas de gemas que vienen a hacer excavaciones de un
da. Hay autobuses cargados de nios de escuela, estudiantes de universidad, y clubs de geologa. Pero
algunos son buscadores de rocas, los que quieren araar, hender, cavar, levantar y romper "toneladas" de
piedra por la emocin de un descubrimiento centelleante."
En cuanto a la claridad y refraccin, dice Silvy, que pueden competir con la
brillantez de los diamantes reales, y que los especmenes ms pequeos,
generalmente son ms brillantes y con menos fallas. Esas inclusiones negras
que tenan los mos, se dan frecuentemente, y se trata, segn Silvy, de un
carbn llamado antroxolita.
Sobre los mtodos de bsqueda, dice que se emplean dos: uno, encontrarlos
en la matriz, y el otro, en grandes bolsas. El primero, consiste en extraer
grandes trozos de roca y romperlos, pues si tienen huecos, pueden contener
cristales adheridos, que son de los ms brillantes y claros y no suelen requerir
una posterior limpieza. Las bolsas que contienen mayor cantidad de cristales,
estn a unos cuatro metros de profundidad despus de tener que atravesar
roca, y se encuentran formando un estrato que corre a todo lo largo de la mina,
bajo un lecho de fango de 3/4 de pulgada. Es un trabajo de varios das, que
puede culminar con el hallazgo de bolsas del tamao de la boca de un buzn,
hasta otras de metro y medio de dimetro, en cuyo interior los cristales estn
impregnados de barro.
Silvy los clasifica segn las siguientes caractersticas:
Clase A: son bastante raros, pequeos, claros y perfectos, sin fracturas, inclusiones, lechosidades,
burbujas o velos. Son permisibles pequeas impresiones de maclas y adorables formas geomtricas
dejadas en una cara por una macla que se ha separado, lo que suele aumentar el centelleo de la piedra.
Raramente exceden el centmetro de longitud. Se pagan precios excelentes por los mayores de esta clase.
Clase B: casi perfectos, pero tienen pequeas inclusiones, burbujas, huecos o velos. Vistos de distintos
ngulos, pueden presentar variaciones pticas por la reflexin o refraccin de defectos internos. Tambin
pueden presentar impresiones de maclas, pero no astillados o fracturas por fuera, ni lechosidades o
fracturas internas. Son tambin escasos, pero son los que ms se comercializan. La mayora va de medio
centmetro al centmetro y medio, y rara vez exceden los dos centmetros.
Gema C: son casi B, aptos para joyera, de elevada claridad ptica, sin fracturas ni lechosidades,
pudiendo presentar diminutas astillas en los ngulos, en tanto no sean muy perceptibles, y tambin alguna
pequea inclusin, si no desarmoniza su belleza general. Las dos puntas deben estar sanas y completas.
-
C Comn: pueden carecer algo de claridad ptica, tener lechosidad, pero tienen reas claras. Pueden
tener defectos de superficie, incluso borrando una cara o terminacin, y son estupendos para los
coleccionistas de vitrina.
Clase D: vulgares, con muchos defectos, como lechosidades y fracturas.
Maclas o Grupos Mltiples: pueden presentarse en pareja, valiendo una vez y media ms que los
cristales individualmente; en tripletas, a 1,75 ms, y mltiples, dos veces ms caros. Los ms apreciados
son los grupos de cristales sin demasiada diferencia de tamao. Si hay muy diminutos en comparacin
con los otros, slo se los valora si se encuentran en una disposicin muy esttica.
Maclas por Penetracin: muy raros, son cinco veces ms valiosos que un cristal simple del mismo
tamao y clase.
Hidros: contienen agua, visible por contener burbujas o partculas de carbn flotando o sumergidas.
Valen diez veces lo que un cristal de Clase B de su mismo tamao.
Inclusiones: los que tienen impurezas o manchas, generalmente valen menos que los puros, pero hay
inclusiones negras de antroxolita en forma de hoja que si son atractivas e interesantes, y si el cristal es
pticamente claro, tienen el precio del doble de un cristal Gema C.
Cristales Tabulares: bastante raros, son planos, con un desarrollo desigual de slo un par de caras
opuestas paralelas. Casi inexistentes en el comercio.
Velos de Colores: hay fracturas internas que producen un arco iris en el interior del cristal. Cuando la
fractura no es observable a simple vista, se pagan excelentes precios.
Cristales en la matriz: adheridos a la roca, son muy deseados por los coleccionistas y cotizados diez
veces ms que un cristal comparable de clase B. Explicaba Silvy que al romper las rocas en la bsqueda
en la matriz, los cristales suelen desprenderse, por lo que es difcil hallarlos adheridos. De ah el valor.
Este autor recomienda como herramientas para excavar a fondo, tres mazas
de cuatro a siete kilogramos, dos pequeos martillos de roca, cuas, cinceles,
anteojos de seguridad, guantes, y equipamiento para lluvia, que es muy
frecuente en Mohawk Valley. La Herkimer Diamond Development, en
Middleville, Nueva York, (315- 891-7355) ofrece por U$S 4,75 diarios un
lugar para acampar y un martillo para rocas, que se puede utilizar durante el
da en el rea de excavacin que se reclame para el tiempo en que se
permanezca. sta no podr estar inactiva por ms de 24 horas, pudiendo en tal
caso ser otorgada a otro. El constante movimiento de gente, por eso, hace casi
imposible que al retornar despus de das se encuentre desocupada el rea que
se haba reclamado.
EN VIAJE
La dinmica de ese paraso descripto por Ken Silvy, en nada se parecera a
la regin de dos "Herkimer argentinos", tranquila y solitaria. En la sequa del
desierto patagnico, tambin haba otra de las diferencias con la hmeda
-
regin neoyorquina. Y sin llevar mazas ni pensar en excavaciones, imaginaba
que mis posibilidades de encontrar estos cristales seran similares a las del
matrimonio de Malarge que encontr los cristales en superficie. Cosa que
tambin pareca diferente de las posibilidades de bsqueda en el condado de
Herkimer, donde sueltos en la tierra parece ser que no se los halla. Quiz por
agotamiento.
Prepar, entonces y por fin, el viaje tan anhelado. Sin herramientas, slo
con ropa, carpa, alimento y esas cosas. El libro de Milewski haba sido como
una seal de que el momento de la bsqueda haba llegado, y al da siguiente
de comprarlo, deba viajar a Capilla del Monte, Crdoba, a vender piedras que
dos das antes haba trado de Brasil. De ah ira a seguir vendiendo a Neuqun
y, una vez descargado de ese equipaje, emprendera entonces la bsqueda.
El mircoles 30 de marzo llegu a Capilla y estuve vendiendo hasta el
domingo 3 de abril, quedndome sin mercadera suficiente para ofrecer en
Neuqun. Tuve que regresar, entonces, imprevistamente a La Plata en busca
de ms piedras, con una escala en Buenos Aires, donde dej mi equipaje
guardado en la Casa de Mendoza. Pas a buscarlo horas despus, habiendo
estado slo un rato en mi casa, y sin descanso, de Buenos Aires viajara a
Neuqun esa misma noche.
Antes de llegar a la terminal, pas por el local de piedras "Arpisol", y le
coment a Arturo adnde me diriga. Hablamos del tema, me mostr
Herkimers estadounidenses, y le compr un par; uno de ellos de casi un
centmetro y medio, a slo cinco Pesos. Llevaba tambin en mi
portadocumentos uno de los cristales que le haba comprado a Mario Zrate en
Villa Gesell, y que utilizara para conectarme con el lugar de procedencia.
Tambin llevaba un "Citizen Titanium" (o truchanium?) de fondo negro
sobre el cual haba un pequeo estrs de iridiscentes reflejos pegado sobre una
forma como de brillante visto de perfil, sobre la posicin horaria de las doce.
Simbolismo: era "la hora de los diamantes". Y tambin llevaba fotocopias de
los captulos sobre Herkimers del libro de Milewski, y de la pgina del libro
de minerales de la Argentina que hablaba de los cristales en Neuqun. No slo
material de lectura, sino "elementos de conexin" que yo utilizara para ser
orientado hacia el lugar buscado, por toda fuerza de atraccin que pudiera
generarse a partir de objetos relacionados con el asunto. Fantasa o
morfogentica o isomorfismo; supersticin o sabidura paracientfica, era
vlido apelar a todo recurso posible.
As provisto, con optimismo y alegra por la inminente culminacin de ms
de cuatro aos de un deseo postergado por un enigma, part en esa noche del
lunes 4 de abril rumbo a la "tierra de promisin".
RECUERDOS
-
Desde tiempos de la escuela primaria, con aquellos estudios de la regin
patagnica, esta mente fue forjando el deseo de recorrer alguna vez esos
territorios ridos, desrticos y fros. Bello, espectacular era el paisaje de las
montaas nevadas y lagos. El mar, la playa, era siempre agradable a los ojos.
El campo, la tranquilidad. Pero ese paisaje de mesetas, arenas, piedras, hierbas
espinosas agitadas por los vientos, era un lugar interesante para recorrer. Me
imaginaba en alguna aventura, caminando por all, juntando piedras, tratando
de descubrir alguna cosa, con el fantasma de la sed en la ausencia de algn
curso de agua, lo cual acrecentaba el inters del desafo. La experiencia no
debera ser riesgosa al extremo, pero tampoco con todas las seguridades.
Al haber pasado por una parte de esa regin en viaje de fin de curso a
Bariloche en 7 grado de la escuela primaria, con 12 aos, alguna percepcin
del lugar pude tener. Pero nada muy profundo cuando slo se transita por ruta
y junto con decenas de compaeros y maestras. La aventura era otra cosa, y
eso cambiaba las sensaciones del paisaje.
Desierto, soledad... Qu podra encontrar en un lugar as? Deberan pasar
casi dos dcadas hasta obtener alguna respuesta. Ira a conocer, antes, mares
tropicales, sierras, nieves, selvas, cascadas y ciudades. Pero el sueo de
atravesar lugares desrticos de la Patagonia, quedara pendiente desde la
infancia, por esos veinte aos.
Ira a saber que Antoine de Saint-Exupery amaba tambin el desierto, como
deca en "El Principito". Los mdanos de Ostende, entre Pinamar y Villa
Gesell, deben haber sido para l como un microdesierto para disfrutar, cuando
estuvo por all, segn supe cuando por all estuve.
La bsqueda de los cristales en Neuqun ira a culminar en lo que pareca
ser el lugar ideal para mis aspiraciones de viajero con recuerdos de la infancia:
al Este, la desrtica Patagonia que so recorrer a pie. Al Oeste, cspides
nevadas. Justo el lugar que reuna a un lado el suelo seco y al otro el agua. Y
los cristales estaban del lado rido.
PRIMERA ESCALA
El bus de "Pehuenche" lleg a la ciudad de Neuqun como a las 10.00 del
martes 5. Haca casi veinte aos que mis pies no pisaban ese suelo, en octubre
de 1974. Desde entonces, no viaj a la Patagonia. Guard el equipaje en la
terminal, esperando el prximo horario de "La Unin del Sud" con destino a
Chos Malal, recin a las 16.45, lo cual me pareca demasiado demorado para
mis ansias de llegar lo antes posible. Pero todo ese margen de tiempo que en
principio pareca destinado a ser rellenado con lo que fuere, resultara
necesario para intentar algunas ventas de piedras y comprar comida y algunas
cosas para acampar.
Despus de haber sacado el pasaje para la tarde y de haber dejado guardado
el equipaje, fui para el bar de la terminal y alguien me mir con expresin de
-
sorpresa, quedando sorprendido yo tambin: se trataba de Sergio, un ex
compaero de la escuela que, coincidentemente, haba estado conmigo en
Neuqun en aquel viaje, y tambin haba sido vecino de puesto de ventas en la
feria artesanal de La Plata, unos aos atrs, hasta que emigr a San Martn de
los Andes. Hablamos un rato, y seguimos nuestros respectivos rumbos.
Sal a vender, algo vend en una casa de bijouterie y en una santera, y el
medioda me sorprendi con un cierre general de comercios cntricos, que me
desvi hacia calles ms apartadas de ese radio, en busca de plantillas que
estaba necesitando para los zapatos. As, despus de almorzar, iba por una
calle situada al otro lado de la estacin del ferrocarril, unas cuadras para el...
Norte ms o menos; la calle Rivadavia . Y al llegar a la altura del 365 vi un
local abierto que no vendera plantillas con toda seguridad, pero que me llam
la atencin porque, siendo una casa de accesorios de moda, tena en la vidriera
un dibujo del cuerpo humano con los chakras, y empec a ver algunas cosas
relacionadas con energa, mquinas Kirlian, esoterismo, por lo que al
presentarme como vendedor de piedras, di con el lugar ms interesante de
todo lo que haba visto en mi recorrida.
El dueo, Bernardo, me compr $ 200 de piedras, lo cual me vena de lo
mejor, ya que me estaba moviendo con lo justo y eso me daba ms oxgeno.
"Te van a salir baratas las plantillas", me deca sonriendo mientras elega lo
que comprar. Yo le haba comentado que era eso lo que estaba buscando por
all, y de la charla que tuvimos sobre extraterrestres y esas cosas, pareca ser
que las plantillas haban funcionado como agente de conexin. Ms all de la
venta, de lo comercial que hubo en primera instancia, se abra un principio de
comunicacin entre dos personas dedicadas a temas metafsicos, csmicos, y
eso era lo trascendente de tan "casual" encuentro. Me hizo escuchar una
grabacin registrada por el astronauta Neil Armstrong en la Estancia La
Aurora (en Uruguay): sonidos extrasimos, por momentos rtmicos,
musicales, como cosa de otro mundo, que eran inaudibles al odo humano,
pero que en la cinta quedaron registrados. Qued en hacerme una copia.
SEGUNDA ESCALA
Saliendo de Neuqun, a quince minutos de las cinco de la tarde, pasara por
Zapala y llegara de noche a Chos Malal. El final del viaje se produjo a la
medianoche. La bsqueda de hotel me cost un rato, encontrando lugar por
$15 en el Hospedaje Lemus.
A las 00.30 sal a matar el hambre en una pizzera cercana, donde compr
una delicia que me llev para la habitacin. A las 10.00 de la maana nublada
del mircoles 6, visit el museo, vi fsiles, minerales y reliquias histricas, y
al dejar mi firma en el libro de visitas, vi que las precedentes eran de tres
personas de La Plata. Por ser una ciudad poco turstica, se tratara de gente de
trabajo. Minera, petrleo tal vez. Al medioda fui de nuevo a la pizzera, y su
-
dueo, Alberto Arias, me guard un pesado y voluminoso bolso con piedras y
otras cosas que de momento no utilizara, y un portafolios con piedras
tambin, que llevaba a los negocios. En unos tres das volvera a buscar las
cosas. Aprovechando que tena que llevar a una maestra en su vehculo unos
cuntos kilmetros en las afueras de Chos Malal, me acerc hasta donde haba
un camino a Caepe Malal, (13 km.) prximo al Cerro Negro, donde me
diriga. No tard en detenerse el conductor de un vehculo que iba justo para
all y que me llev. Tena en ese lugar una autoridad no recuerdo a qu nivel,
pero vena a ser como una suerte de "intendente" del pequeo poblado. Tras
una escala en su casa, me acerc un poco ms, dejndome cerca de un ro
(Curi Leuv) que pasaba al pie del Cerro Negro. Mientras haba estado
esperando durante ese nterin en su casa, recorriendo el terreno encontr
pequeos fragmentos de amonites y de cermica indgena.
INICIO DE LA BUSQUEDA
Mi equipaje instalado en un carrito de esos de dos ruedas que aguantan 60
quilos, estaba nada cmodo de llevar para cruzar el ro con el agua hasta
arriba de la rodilla, pero lo cargu, pas y avanc hacia el cerro. El ascenso y
la recorrida se extendieron desde las 15.00 hasta las 18.00. Ni la mnima
piedrita de cuarzo para suponer que estaba en el lugar correcto. Alguna veta
en algn rincn del cerro?. No me pareca; "algo" me deca que no estaba en
el camino acertado. Y descend; algn lugareo debera saber algo de los
cristalitos y me orientara.
Por lo pronto, senta que deba alejarme hacia otro sitio, y slo pens en
acampar. Cort unos duraznos junto a una casa (con permiso de la gente de
all) y segu avanzando hasta ms all de otra casa, apartndome unos cientos
de metros, luego de cruzarme con un muchacho a caballo y un perro negro
que lo acompaaba. Acamp varios metros al costado del camino, estrenando
la carpita igl naranja, para dos personas supuestamente, aunque yo entraba en
diagonal, para no tener que estar flexionado o encorvado.
Vena sacando fotos con mi reflex alemana "Exa-Ia" del ao 1963, con sus
800 gramos metlicos, que haba comprado tras un rastreo en el centro de
Buenos Aires, un tiempo atrs, pues esa marca ya me era conocida y me haba
dado muy buenos resultados. Tambin llevaba una de plstico de visor
directo, de esas que se venden en la calle por quince Pesos, marca "Quartz"
(nombre justo para m, yo con mis cuarzos). Con ellas registrara los super
paisajes que tena a la vista en ese atardecer. La Cordillera del Viento, del
Norte al Oeste, era espectacular bajo un cielo celeste decorado de nubes. Las
cspides nevadas con el Volcn Domuyo destacndose, el ro cercano, un
paraso!.
Entr desnudo en la bolsa de dormir, en una noche fresca y bajo un cielo
estrellado que invitaba a la observacin. Pero el paso de las horas me encontr
-
con la espalda al aire; un aire fro que ira a costarme una inmediata afeccin
respiratoria. De la paz con que haba abierto la noche, del silencio reinante, se
haba pasado a una madrugada de fuertes vientos que yo no saba si iban a
terminar por llevarse la carpa conmigo adentro. Sin estacas, siendo una carpa
transportable una vez armada, con slo levantarla agarrndola de las varillas
cruzadas arriba, slo podra mantenerse ante la sacudida de semejante viento
si yo colocaba el equipaje contra el lado ms castigado, y mantenerme
tambin all, con mi peso sobre ese sector.
El amanecer del jueves 7 me salud con la calma del viento, y un sol que
prometa quedarse. Poco antes, haba escuchado pasos alrededor de la carpa.
Al abrir el cierre, cuando todava no haba salido de la bolsa, los pasos se
escucharon otra vez y se asom un seor de cincuenta o sesenta aos. Era un
guardaparques. Me indic dnde quedaba su casa y me invit a desayunar. Se
fue, levant campamento y fui a su casa. Era donde haba pasado a la tarde, y
all estaba el muchacho (su hijo) y estaba tambin el perro negro, llamado
Caepe (negro en Mapuche). Caepe Malal (nombre del lugar cercano),
significaba entonces "corral negro", y el cerro de all se llamaba "Negro"
tambin. La noche que pas se me haba puesto muy negra tambin con esa
tormenta elica y con el resfro que ya en la maana me empezaba a invadir.
Cerros soleados entre las sombras del atardecer, y sombreados por nubes entre lo soleado de la maana
siguiente. Un contraste que recin el revelado permiti descubrir. Fue acampando en la zona de Caepe Malal.
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La Cordillera del Viento, los rboles del guardaparques y la carpa.
CORRECCION DE DERROTERO
El guardaparques, de apellido Gessler, me cont historias de nazis y judos,
entre ellas, la supuesta relacin de Mengele con Xuxa (Meneghel) a quien
consideraba Gessler con algn parentesco. Pero lo ms interesante, el "Plan
Andinia", que propuesto hace dcadas por sionistas deseosos de quedarse con
la parte andina de la Patagonia, iban a planificar una ruptura de las provincias
de la regin con Buenos Aires, declarndose polticamente independientes,
tras un conflicto econmico que sera generado con este fin. Es que los
estudios realizados por esta gente, haban determinado que esta regin del
mundo cuenta con lo mejor en minerales estratgicos y condiciones
climticas, topogrficas, etc. para considerarla una "tierra prometida" donde
establecer una nacin nueva, poderosa y autoabastecida de recursos naturales,
que se llamara "Andinia". Segn Gessler, el plan no fue permitido, por la
negativa de jerarcas judos de la Argentina. Supe del asunto en una casita
entre montaas. En medio de ciudades nunca lo haba escuchado, y luego, al
comentarle a judos comprob que ni siquiera ellos, en muchos casos, tienen
idea de este asunto. Tiempo despus, en un quiosco de revistas, vi un libro al
respecto, y sobre "Los protocolos de los sabios del Sin". Pero como tantas
cosas que han pasado en este pas inadvertidas para casi todos, recuerdo
aquella maana en un paraje neuquino como la nica vez que alguien me
coment algo tan increblemente silenciado con efectividad. Cosas para
recordar, y diversificar las alternativas de un viaje con un fin muy concreto y
especfico, que present derivaciones tan inslitas como sta o la grabacin de
Neil Armstrong que quin la tiene?!... Cosas que aportan enseanzas que
uno no va a buscar, pero que se presentan.
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El solo hecho de haber tenido en mis manos y ledo el Plan Andinia, me
haca pensar que estar all, aunque el lugar de los cristales no fuera se, haba
tenido sentido. Pero el sentido de mi viaje era muy definido, y le mostr a
Gessler el cristal que, desde Villa Gesell, deba llevarme a su casa y que yo
mostraba para que la gente me dijera cmo llegar. Lo cual es, en sentido
inverso, que el cristal me hablara a travs de la gente. Al verlo, Gessler lo
conoci, dijo tener varios y me los mostr. Me dijo de dnde provenan, y me
mostr en un mapa el lugar, llamado Auquinco. Era una zona de minas de
carbn, lo cual pareca lgico, pues los cristalitos solan tener contenidos
carbonosos. Y estaba ubicado en el camino de Chos Malal para Mendoza
(Ruta 40), lo cual coincida con lo que deca el libro que me mostr Marita.
Mi bsqueda estaba resuelta. La opcin era o ese camino, o el Cerro Negro.
Le dije a Gessler por qu yo estaba buscando en ese cerro, donde l me deca
que no haba nada. Pero en la charla sali el dato, textual del libro de
minerales, de "Cerro Negro de Pum Mahuida". Y ah Gessler me dijo que este
no es ese Cerro Negro; que el de Pum Mahuida es otro (!)... Y me lo mostr
en el mapa.
Pum Mahuida significa algo as como "cerro ruidoso", pues el "pum", es
una expresin onomatopyica del ruido volcnico en erupcin. Y Pum
Mahuida, es la cadena del Volcn Tromen, cuyo Cerro Negro, es conocido
como "Cerro Negro del Tromen", pues est al lado de l.
Despus de almorzar con Gessler, part con destino a Triacao Malal, una
poblacin distante a unos 17 km., desde donde podra encaminarme hacia
Auquinco. Eran las 14.00 y la caminata se extendi hasta las 18.00, en que fui
acercado en el tramo final en una camioneta con trabajadores que estaban
colocando postes para lnea elctrica. La llegada al pueblo me permiti
comprender que su nombre no poda haber sido ms acertado, pues Tricao
significa "loro", y cientos de estas verdes aves andaban volando y por las
ramas de lo rboles gritando todo el da. Par en una hostera donde la
prioridad uno fue un t con limn que no sirvi de alivio; la garganta ya era
presa de la irreversible enfermedad creciente. El paseo por el pueblito (700
habitantes) fue breve, por su reducida extensin, y la noche no tard en
mandarme a descansar. Lo mismo que a los loros, que por fin se callaron. Y
rein la paz del silencio...
AHORA SI, DIRECTO A LOS CRISTALES
Desde Tricao Malal, partira al da siguiente, viernes 8, hacia Chos Malal
(Ruta Provincial 2, unos 50 km.) gente que participara, a modo de festejo, de
la inauguracin de un tramo asfaltado de la Ruta 40. Un micro saldra para
all a las 9.00, llevando personal con guitarra, tambor, trajes como para baile,
y viaj con toda esa gente.
Me dejaron en el cruce con dicha ruta, e inici una caminata atravesando
-
sectores en los que se estaba trabajando, mejorando el piso, asfaltando. Eran
las 11.00, encontr algunas obsidianas negras pequeas, traslcidas. A las
11.30, un viejo que estaba trabajando en las obras de la ruta me llev en su
Pick-Up hasta Auquinco. Llegamos a las 13.00. A la derecha de la ruta, es
decir, hacia el Sudeste, haba una salina. Arturo, de "Arpisol", en Buenos
Aires, me haba dicho que los cristales aparecen en una salina, segn le
contaron. Pero fui a la zona de minas de carbn. Vi muchos fragmentos de
fsiles de amonites y de sus huellas en pizarra. Vi carbn, mir a ver si vea
cristales, pero nada. Hasta que un trabajador al que le pregunt, me dijo que
esos cristales estn en otro lugar de minas de carbn, llamado La Tunga. Para
llegar hasta all, tendra que seguir decenas de kilmetros. Por lo menos unos
veinte o treinta.
No pasaban vehculos, y mientras esperaba cerca de una despensa de
comestibles que estaba cerrada, me convidaron asado unos trabajadores que
estaban por all. Junt algunos pedazos de amonites, mir y disfrut el paisaje
con el Volcn Tromen recientemente nevado, hasta que siendo las 14.15
decid partir. A los pocos cientos de metros, al carrito se le sali una rueda.
Justo apareci un camin, que fue mi siguiente transporte. Luego de unos 10
kilmetros, me dej en el empalme con la Ruta 7 que va a Aelo. Eran las
14.45 y en media hora repar la rueda, fijndola al eje con un alambre. Com
algo, y a las 15.15 emprend, luego de un ensayo de resistencia del carrito, una
caminata rumbo a una zona arbolada que distara a unos tres kilmetros. No
haba otro posible lugar habitado ms prximo donde procurar informacin.
El desierto, llano a esa altura de la Ruta 40, era como para caminar y tirar del
carrito sin tanto esfuerzo. La zona se llama Pampa Tril, y en ella pude
observar, como en Auquinco, fosilizaciones. Desde Chos Malal hasta
Mendoza, toda la ruta era de tierra y piedras. Supuestamente, el asfalto
cubrira todo en un tiempo, segn me dijeron.
A las 16.00 llegu a la arboleda, y llam en la casa que all haba, al costado
de la ruta. Un viejo que pareca vivir solitario, fue mi tercer orientador,
despus de Gessler y del carbonero. Le mostr el cristal, le pregunt por La
Tunga, y me confirm que el lugar de los cristales era se. Me dijo que hace
muchos aos haba trabajado all, y que se extraa estroncio, baritina, caliza, y
no s qu ms. "Cristal de roca", le llamaban simplemente a los cristalitos. Ya
en sus tiempos de minero, en su juventud, los juntaban. Pero no se explotaban
comercialmente. Me dijo que el lugar donde haba era el "Cerro de la Gloria",
tambin llamado "La Gringa". Para llegar, deba ir hasta "Barranca de los
Loros", y tomar el camino a La Tunga, que me llevara al cerro, en un
recorrido de unos 11 km.
A las 16.15 vi aproximarse un auto, par y me llevaron. Dije que iba a La
Tunga, y uno de los pasajeros me dijo que saba dnde era. Vi el cartel de
"Barranca de los Loros", donde el viejo minero me dijo que tena que bajar,
pero el pasajero insisti en que La Tunga quedaba ms adelante. Mientras
tanto, yo iba mirando a la derecha un cerro muy bello, puntiagudo, cuyo
nombre era El Chihuido, que significa "Teta". A los 17.00 vi el cartel: "A La
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Tungar", y all, en el arroyo, me baj. Comenc a caminar por un camino
ascendente que se termin, y tuve que atravesar pastizales. Como a las 18.00,
qued en medio de charcos que trat de esquivar, hasta que el baado ya era
imposible de atravesar sin mojarse los pies. Tena que cargar el carrito con el
equipaje, porque entre pastos y charcos era imposible arrastrarlo. Tras dos
horas de penosa caminata y esa mojadura en los pies con mi mal estado nasal
y larngeo, llegu a una casa rodeada de lamos y llam. Los perros ladraban,
pero nadie sala. hasta que un muchacho me atendi, y le pregunt si poda
pasar la noche all, con mi carpa. Pero me condujo hasta un galpn, donde
estara mejor. Oscureca, y no tard en meterme en la bolsa, librndome del
calzado y las medias. Eran como las 20.30, y sera una larga noche.
A las 8.00 del sbado 9, el muchacho me llam, me levant, organic el
equipaje y fui para la cocina. Me convidaron mates y tortas fritas que prepar
la madre del muchacho, llamado Augusto. Conversamos sobre los cristales y
me mostraron algunos. Deca que a veces, iba a buscar, "para regalarlos". Tal
la finalidad del pasatiempo, sin otro inters. Yo les dije que el inters mo era
conocer el lugar para divulgar su existencia; que me dedicaba a divulgar
informacin sobre cuarzo, energa, lugares, y que este sera un sitio interesante
de dar a conocer, porque esta clase de cristal es muy particular.
Como a las 9.30, bajo un cielo totalmente despejado, Augusto y otro
muchacho me acompaaron unos cientos de metros hasta la salida de los
alambrados y la arboleda, para luego indicarme por donde continuar. El perro
negro de all tambin vino. Me sealaron cul era el Cerro de la Gloria.
Agradec todas las atenciones, y volv a quedar solo rumbo a la realizacin del
viejo sueo.
LA PRIMERA ALEGRIA
Despus de dejar atrs el puesto rodeado de rboles, por suerte no debera
atravesar ms charcos, barro y pastizales; la planicie estaba unos metros ms
arriba que esa pampita de la tarde anterior, y por sus caractersticas
topogrficas y geolgicas, no acumulaba agua como suceda ms abajo. El
suelo era arenoso y la vegetacin escasa, compuesta de arbustos lo
suficientemente dispersos para que mi desplazamiento con el carrito no fuera
dificultoso.
A poco de empezar el recorrido por esa zona, hice una pausa para orinar,
hacindolo mirando al Sudoeste, ms o menos. Fue entonces, siendo las 9.40,
cuando un resplandor me hizo mirar a mi izquierda, a unos 7 metros en
direccin Este- Sudeste: una luz azul reflejada del sol de la maana; una luz
que me saludaba dndome la bienvenida, dndome el anuncio de mi llegada a
destino. Porque era el reflejo, inconfundible para m, de uno de esos cristales.
Era el primero, el primero de mis soados, de mis tan soados diamantes
"Herkimer" argentinos. "Llegu! Misin cumplida! Por fin!", dije en voz
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alta con ansiedad de ir al encuentro de la joya que all estaba esperndome.
Pero los mates haban hecho su efecto y ah estaba yo parado, a seis o siete
metros del cristal, orinando interminablemente; no recuerdo alguna vez que se
me haya hecho tan largo como sta y de haber tenido que guardar tanta
paciencia. Los segundos eternos, sin embargo, se llenaron no slo de
ansiedad, sino tambin de una alegra como de campen de algo por lo que se
luch, o de ganador de un premio supermillonario, o de arquelogo llegado al
tesoro oculto.
Cuatro aos soando llegar a este momento. Quiz el ms soado de mis
sueos en lo que a bsqueda de piedras se refiere. Ms significaban para m
estos cristales, de lo que haba significado mi bsqueda de amatistas, de
topacios, de turmalinas y de cristales en Brasil, porque eran bsquedas de
piedras sin ningn misterio, en lugares donde haba informacin muy
accesible sobre como llegar. Ni siquiera la bsqueda de diamantes en Gro
Mogol, en Minas Gerais, haba causado en m tanta ilusin, tanto deseo,
porque aunque encontrara alguno, quiz fuera una pieza de miles de dlares,
pero una entre muchsimos que hay en el mundo. En cambio, esta luz azul
proceda de un cristal de tal vez no ms que de cinco o diez Dlares, pero uno
de los poqusimos que en el mundo existen. Y yo no era uno de los miles y
miles de buscadores de diamantes, sino uno de los poqusimos buscadores de
estos otros "diamantes". Quiz era el nico que estaba all, entre tantos
dedicados a divulgar informacin sobre la energa de los cristales (quienes en
general no son buscadores o exploradores, sino gemoterapeutas de consultorio
y conferencias), y con certeza, el nico entre todos mis colegas buscadores y
divulgadores, ninguno de los cuales se aventur en estas tierras.
El secreto de los brillantsimos cristalitos solo se descortinaba para m, y
me senta extraamente solo en medio de ese desierto; solo y privilegiado,
premiado y feliz de haber merecido un tesoro al que no haba sido nada fcil
llegar, pero que en este momento cumbre, de pronto y, repasando el camino
hecho, pareci preparado para mi llegada como si cada dato y cada paso se
fueran dando a su debido tiempo para que el objetivo se cumpliera. Villa
Gesell y Mario Zrate, Mendoza y Lara, Collado, Marita; Gessler, el
carbonero, el minero, Augusto... y ah estaba el lugar, ah estaba yo,
disfrutando el resplandor azul.
Me sub el cierre del pantaln acercndome al cristal, cuyo reflejo, segn
mis movimientos, fue cambiando a cada uno de los colores del iris. Fotografi
el cristal a un par de metros, lo levant, lo mir extasiado, y lo sostuve entre
mi pulgar e ndice izquierdos para la segunda foto. Era un cristal de
considerable tamao de 12 mm. de largo y un dimetro mximo de 8 mm. y
mnimo de 6 mm. Totalmente puro y de buen brillo, aunque no tan brillante
como los que tena guardados desde Villa Gesell.
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El primer cristal encontrado, brillando en el suelo, y luego entre mis dedos.
BSQUEDA EN LA ARENA
De no haberme detenido a orinar justo donde el ngulo propiciaba el
reflejo, no slo no habra visto ese cristal, sino que, posiblemente, habra
continuado decenas o cientos de metros avanzando sin darme cuenta de que el
terreno estaba poblado de esos cristales, a menos que algn otro se reflejara de
forma visible. Como mi inters estaba puesto en llegar al Cerro de la Gloria,
no estaba prestando la suficiente atencin al terreno a ver si encontraba algo
por ah. Pero una vez encontrado el primer cristal, empec a caminar por el
sector y a buscar otros reflejos. No tard en ver uno tras otro, algunos de
cerca, otros a tres o cuatro metros. Bastante dispersos, los cristalitos eran, en
general, menores de un centmetro, la mayora de unos cinco milmetros. Uno
de ellos era de una forma cbica, muy curioso y bastante brillante. Se vea que
muchos haban sido levemente erosionados y slo unos pocos estaban
intactos, quiz por haber aflorado menos que los otros a la exposicin a
agentes erosivos. Mantenindome en esa zona hasta las 14.00, llegu a juntar
unos cincuenta cristalitos.
El sol calentaba lo suficiente para que el paseo y el "pick-nick" de
cristalitos se transformara en una tarea un poco sacrificada. Un arroyo que
pasaba entre rocas formando una pequea cascada, fue el nico curso de agua
para hacer ms agradable el recorrido. All me refresqu por dentro y por
-
fuera, y continu la marcha.
Un recorrido de unos cientos de metros con el carrito, me llev a una
segunda zona de cristalitos, donde permanec desde las 15.30 hasta las 16.30
obteniendo buen material. La topografa se empezaba a presentar un tanto
incmoda para el traslado de mi equipaje, con algunas subiditas pedregosas
que atravesar. Me encontraba no muy lejos del Cerro de la Gloria, pero en vez
de ir por algn camino que pas, me met entre las montaitas, subiendo y
bajando costosamente. En medio de un paisaje donde la nica presencia
humana era la ma, por momentos me daba la sensacin de estar en un planeta
que no era la Tierra. Esa aridez y blancura cuya refulgencia bajo el sol me
recordaba a fotos y pelculas de Medio Oriente, me sugiri bautizar a la zona
como "El Sina". De escasa vegetacin, pedregosa, all se podra encontrar
bastante slex, ese material usado por los indios para hacer puntas de flechas;
calcedonia, fluorita amarillenta-anaranjada... muy variado surtido para
coleccin.
El carrito y el equipaje, durante la marcha por el arenal.
QUIZA UNA ADVERTENCIA
Como a las 17.50 llegu al pie del Cerro de la Gloria, del lado Noreste, y
encontr ms cristales, que relucan, iridiscentes, con la oblicua luz del sol
poniente. Pero el sol bajaba y mi objetivo era llegar a la casa que Augusto me
dijo que haba del otro lado, donde podra pasar la noche. Entonces, empec a
caminar hacia el Sur, rodeando la base del cerro, hasta que encontr el lecho
de un arroyo seco. Por all pude ir ms rpido, recorriendo varios cientos de
metros, hasta que ramas que dificultaban el paso fueron complicando mi
-
desplazamiento, y decid salir. Como si hubiera sido intuitivo, comprob al
subir al nivel del terreno, que justo por all pasaba el camino que me llevara a
la edificacin. As que de ah en ms fue todo "sobre ruedas", y la cmoda
marcha me condujo a una casa de piedra cuando eran las 19.00. Estaba al pie
del cerro, como al Sud Sudeste de sus picos -que eran varios- y estaba
deshabitada. Era de dos ambientes, cuyas aberturas no tenan puertas para
cerrar, y las piedras estaban unidas con barro. Al costado, una pared medio
derrumbada sera el bao, cuyo techo no exista. En un cerro bajo, en frente de
la casa, haba tneles, seguramente de una mina abandonada, y a lo lejos, al
Este, solitario, a unos 12 kilmetros, el cerro Chihuido, cuyo marrn rojizo,
oscuro, contrastaba con el tono pastel de "El Sina" que, a su vez, contrastaba
con el verde de las plantas que enmarcaban el arroyito que pasaba al pie del
Cerro de la Gloria.
Despej de basura el suelo sobre el cual dormira (botellas, latas, piedras y
estircol de ovinos o cabras), sal a buscar ramas, encend fuego en el otro
ambiente, y prepar la merienda-cena.
Pero algo se interpuso en tan agradable jornada, para que en vez de
terminarla con la alegra de lo conseguido, me quedara pensando en lo que
sucedera de ah en ms. Estaba dentro de la construccin y, cuando iba a
salir, me di un fortsimo golpe en la cabeza con el marco de la puerta, que era
muy bajita, y que no pude ver, obstaculizado