el sagrado corazón de maría (teología eudista)

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El Sagrado Corazón de María desde la Espiritualidad Eudista Erasmo Silva Espinoza

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Basado en los escritos de San Juan Eudes

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El Sagrado Corazn de Mara desde la Espiritualidad Eudista

Erasmo Silva Espinoza

ContenidoI.Introduccin4II.Acepcin bblica de la palabra corazn51.En el Antiguo Testamento62.La LXX y el judasmo helenstico y rabnico.73.En el Nuevo Testamento.7III. Fundamentos histricos de la Devocin al Sagrado Corazn de Mara.91.Las Sagradas Escrituras.92.Los Padres de la Iglesia103.La edad Media104.Las revelaciones privadas115.El Renacimiento:126.El Siglo XVII13III.La escuela francesa de espiritualidad y la devocin a Mara.14IV.Por qu el Corazn de Mara?16V.El Corazn admirable de la Santsima Virgen Mara18VI. La comprensin Eudista del Corazn de Mara.191.El corazn de la Santsima Virgen Mara.192.Fundamentos de la Devocin al Corazn admirable de la Santsima Madre de Dios.21A.El Corazn del Padre eterno211.Cielo:222.Sol:223.Tierra:244.Fuente maravillosa:255.Mar:266.Paraso terrenal:267.La zarza ardiente278.Arpa celeste y divina289.Trono de Salomn2910.Templo de Jerusaln3011.Horno de Babilonia3412.El Monte Calvario35B.El Verbo de Dios36C.El Espritu Santo.39VII.Conclusin40VIII.Propuesta de Ejercicio42Bibliografa45

Palabras claves: Sagrado Corazn de Mara, Corazn de Jess, Corazn de la Trinidad, Amor, Padre, Hijo, Espritu Santo, devocin, Ave Cor, la vida en Cristo.

I. IntroduccinEn la vida de Cristo y en el caminar de la Iglesia (que es el Cuerpo de Cristo), la presencia de la Virgen Mara ha estado de diversas maneras, en Beln al nacer el Divino Salvador, en la casa de Nazareth, como familia, donde Nuestro Seor creca en estatura y gracia, en la vida pblica de Jess, sus milagros y enseanzas, en la Cruz, en la resurreccin. Ya en la vida eclesial Mara aparece en momentos especiales y el pueblo de Dios manifiesta esta presencia y veneracin por medio de dogmas y devociones, en Pentecosts junto al nuevo pueblo que naca, como la Teotokos en el siglo I para reconocer la Divinidad de Cristo, como la Madre de Dios, ante los argumentos nestorianos, en la devocin del Rosario en el siglo XIII, en el Siglo XIX la Inmaculada y en el XX la Asuncin. Una de las tantas devociones que se ha propagado y entronizado en el pueblo cristiano catlico, es la del Sagrado Corazn de Mara. Hoy, en las distintas maneras de honrar este corazn se nota una vana devocin alimentada por una tradicin hueca. El descuido se descubre en el exceso de imgenes poco atractivas, demasiados delicadas y romnticas, de mal gusto; en la transmisin de oraciones con locuciones forzadas; en la acentuacin del Corazn fsico; en la individualizacin del Corazn de Mara y del Corazn de Cristo, en la fijacin del pecado que debe repararse y no en la Misericordia de Dios manifestada en el Corazn.Lo enseado por el gran Doctor del Sagrado Corazn de Jess y Mara permanece relegado, a pesar que fue el gran propagador de esta devocin en su poca y quien se preocup por su fiesta litrgica. Incluso, gran parte de sus discpulos en la actualidad desconocen la belleza de esta manera de ver la devocin al Sagrado Corazn de Mara.La elaboracin de este escrito, no pretende desarrollar un nuevo tratado sobre el Corazn de Mara, ni agregar nuevos conceptos a los ya existentes, pues lo que expongo todo lo ha dicho San Juan Eudes, es ms bien un ejercicio que primeramente me beneficia particularmente, porque he conocido un atisbo de lo que ense nuestro fundador al respecto, y puede ser que alguien se interese en leer lo escrito aqu y encontrar un resumen de la devocin al Sagrado Corazn desde la visin eudista. Al meditar sobre el culto al Sagrado Corazn de Mara, creemos necesario poder entender el significado de la metfora corazn desde un panorama variado, literario, filosfico, histrico, biolgico etc. En este caso trataremos de descubrir esta alegora desde la espiritualidad eudista, conociendo, por supuesto, cmo se ha ido desarrollando esta devocin en la historia eclesial. Esta investigacin, por lo tanto, se centrar en la Sagrada Escritura, la tradicin eclesial, y la espiritualidad eudista, ejes necesarios para comprender y descubrir algunas ideas bsicas.

II. Acepcin bblica de la palabra corazn

La palabra Corazn puede entenderse de distintas maneras segn los conceptos estampados en las diferentes culturas. Esta palabra la encontraremos muchas veces en la Sagrada Escritura, pero podramos opinar e interpretar errneamente la significacin de esta palabra si nos atenemos a nuestra manera de pensar.Como las Escrituras han nacido bajo la inspiracin divina en un pueblo especfico, en una poca determinada, los ecos que esta palabra entraa, tendrn su propia acepcin y solo se entender razonando el momento y la cultura en que fueron escritas. En la comprensin lingstica actual, en nuestra cultura occidental, el corazn, primero es el rgano muscular que impulsa la sangre a todo el organismo y segundo, con ello se expresa el lugar donde se alberga toda la vida afectiva, su figura representa los sentimientos, all se incuba el amor o el odio, el deseo y el rechazo, en cambio, en hebreo tiene un sentido mucho ms amplio, no solo es una bomba muscular, rgano vital para nuestro cuerpo, o solo es representacin de nuestros afectos, sino que hace alusin a nuestra inteligencia con todas sus facultades (memoria, entendimiento y voluntad) y de una manera mucho ms amplia, es imagen del alma humana con todas sus potencias.

1. En el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, corazn ( y ) significa literalmente pecho, el rgano del corazn (Os 13,8), apunta fundamentalmente al centro del hombre, la sede y fuente del dinamismo vital del cuerpo (Is 1,6), pero en la mayora de los pasajes es empleado en sentido translaticio que el hebreo, de manera tradicional comprende lo corporal y lo espiritual en su unidad originaria, no separa del estado fsico. Corazn es; valenta en diversas expresiones (2Cr. 17,6), sede de las funciones racionales, del pensamiento y la actividad intelectual (Dt 29,3), lugar de la comprensin, del razonamiento, de la reflexin, de las opciones del hombre, de decidir y planear (Jer 23,20), recinto de la vida psquico, fuente de las facultades espirituales, concretamente las afectivas, lugar donde se alimenta la vida religiosa y tica (1 S. 12,20)[footnoteRef:1], igualmente se usa para definir el medio de la tierra del mar (Ez 27,4; Jon 2,4)[footnoteRef:2]. As que, el hebreo habla con frecuencia del corazn en aquellos casos que nosotros expresaramos memoria, espritu, o conciencia. Por ejemplo; en 1Re 5,9: ( ) grandeza de corazn apela a la anchura del saber, a la sabidura e inteligencia extraordinaria que Dios ha concedido al rey Salomn, en el libro de los Proverbios 23,26 ( ) dame tu corazn puede expresar confa en m, atindeme. [1: Behm, Johannes. , TDNT Vol. 3, ed by G. Kittel, trans. By G. Bromiley (Grand Rapids: Eerdmans, 1965), pp. 606-607.] [2: F. Baumgrtel., , TDNT Vol. 3, ed by G. Kittel, trans. By G. Bromiley (Grand Rapids: Eerdmans, 1965), pp. 605607.]

Las implicaciones de estas dimensiones con la moral transforman el corazn en un elemento de conversin, de temor y reverencia, a veces en un lugar de la presencia misteriosa de YHWH. Para el hebreo, hablar del corazn es hacerlo bajo un juicio profusamente vasto. All, en lo ms ntimo, lo ms particular, lo ms esencial de la persona, se encuentra el corazn; y es ah en esa profundidad donde habitan, no solo los sentimientos y emociones, sino que tambin los recuerdos y los pensamientos, los razonamientos y los proyectos.

2. La LXX y el judasmo helenstico y rabnico.

K en la lengua griega es el verdadero equivalente para el hebreo de y , aunque tambin hallamos , y, ms raramente, y . Entre los griegos, corazn () en materia psicolgica denota el rgano central del cuerpo, simblicamente es el lugar de las emociones y del pensamiento, y en la naturaleza con ello se designa la parte central del ser, por ejemplo, el corazn de la semilla de una planta o de un rbol. Los poetas griegos lo consideran principalmente como origen de la vida anmico corporal del hombre.[footnoteRef:3] [3: Behm, Johannes. , TDNT Vol. 3, ed by G. Kittel, trans. By G. Bromiley (Grand Rapids: Eerdmans, 1965), 608609]

El encuentro del pensamiento griego con el judo en los LXX fue definitiva la acepcin veterotestamentaria. En la traduccin de los LXX, es el rgano principal de la vida humana, que incluye lo intelectual, lo volitivo y lo religioso. El judasmo helenstico, p. ej. Filn, puede adoptar el mismo uso, aunque para Filn es un trmino inexacto, puesto que un rgano fsico no puede ser la sede de una vida superior. En Josefo es sencillamente el rgano fsico, aunque usa figuradamente para con valenta. El judasmo rabnico sigue al AT en su uso de y .

3. En el Nuevo Testamento.

En el NT concurren las connotaciones de ambiente semtico y de la cultura griega, se encuentra en l el curioso emparejamiento tautolgico cor unum et anima una (Hch 4,2), referido a la primera experiencia espiritual y estructural de los cristianos. La frmula hebrea del cor unum (Ez 11,19) se recoge en el equivalente griego anima una[footnoteRef:4]. [4: Aristteles, tica a Nicmaco, IX, 8,29.]

Ya habamos dicho que K es la palabra que hace referencia a Corazn en la lengua griega, ella indica al rgano medular del cuerpo, donde figurativamente se encuentras las emociones y el pensamiento. En el Nuevo Testamento encontramos en muy pocas ocasiones el concepto semtico del corazn como rgano central del hombre, por ejemplo en el evangelio de Lucas (21,34) y en la Carta de Santiago (5,5). En cambio, existe un abundante uso de la palabra griega para referirse a la sede de los sentimientos, a los deseos y a las pasiones[footnoteRef:5], al asiento del pensamiento y el entendimiento[footnoteRef:6], el lugar donde se encuentra la voluntad[footnoteRef:7]; y el centro religioso con el cual trata Dios, que es la raz de la vida religiosa, y que determina la conducta moral[footnoteRef:8]. Igualmente se entiende con esta palabra el corazn del pecador[footnoteRef:9] y el corazn del redimido[footnoteRef:10]. Otra significancia de esta palabra es la referida a la parte interior de la tierra que figura en Mateo 12,40. [5: cf. Hch. 2,26; Jn. 16,6; 2 Co. 7,3; Ro. 10,1; 1,24] [6: cf. Mt. 7,21; Jn. 12,40; Hch. 8,22; Mr. 11,23; Ap. 18,7; Ro. 1,21] [7: cf. Hch. 11,23; 2 Co. 9,7; Lucas 21,14] [8: Lc. 16,15; Ro. 5,5; 8,27; Ef. 3,17; Heb. 8,10; 2 P. 1,19] [9: Mr. 7,21; Jn. 12,40; Ef. 4,18; Stg. 1,26] [10: Mt. 11,29; 1 Ti. 1,5; 1 Ts. 3,13; Col. 3,22; 1 P. 3,15; Stg. 4,8]

En el Nuevo Testamento se usa por primera vez la palabra para aplicarlo a Dios que conoce el corazn[footnoteRef:11] y adems para enunciar la nocin de que Nuestro Seor es capaz de acceder a lo ms ntimo del ser, al lugar donde est la capacidad de tomar la decisin de pertenencia a l.[footnoteRef:12]. A partir de la palabra hebrea que define corazn, se ha fijado la palabra (, , ) en la Biblia de los LXX y en el NT para definir dureza de corazn.[footnoteRef:13] Junto con [footnoteRef:14] expresa una terquedad para escuchar la voluntad salvfica de Dios.[footnoteRef:15] [11: Hch. 1,24; 15,8 ] [12: cf. Lc. 16,15; Ro. 8,27; 1 Ts. 2,4; Ap. 2,23] [13: Marcos 10,5 y 16,14] [14: cf. Ro. 2,5] [15: J. Behm, III, 608614]

Durante los primeros aos del cristianismo se mantuvo el lenguaje bblico en el concepto de Corazn, pero es aproximadamente en el Siglo III, principalmente en Alejandra, tuvieron que desafiar otras culturas que lo juzgaban desde un juicio anatmico fisiolgico. Los Padres de la Iglesia debieron apuntalarse en las escuelas clsicas (estoicismo. Platonismo), que comprendan que en el corazn resida la sede del entendimiento. Esta influencia se condensa en Orgenes en la ecuacin corazn = inteligencia, adoptada por Gregorio de Nisa, para quien el corazn se identifica con pensamiento inteligencia alma. Lentamente empezaron a distinguirse en el periodo patrstico, y de manera distinta para Oriente y para Occidente, dos acepciones de la palabra, que en San Agustn, sin confundirse pero sin excluirse tampoco, haban logrado combinarse bastante bien: la primera platonizante/intelectualista, la segunda mstica y afectiva. Esta ltima, que se form entre los siglos V y VII, influy y conform casi por entero a la tradicin bizantina. Este carcter central del corazn en la espiritualidad oriental se debe tambin a la aportacin de algunas experiencias msticas y prcticas ascticas.En Occidente no encontramos esta centralidad mstica del corazn que, bajo el influjo de la escolstica, fue comprendido sobre todo como voluntad y amor. En esta ltima experiencia es en la que pudieron confluir los cistercienses y los franciscanos, la escuela del Carmelo teresiano, la espiritualidad de la renovacin del corazn, de la guardia del corazn y tambin de la devocin al Sagrado Corazn.[footnoteRef:16] [16: G. Bove ]

III. Fundamentos histricos de la Devocin al Sagrado Corazn de Mara.

1. Las Sagradas Escrituras.

Eudes encuentra y nos seala el punto de partida de esta devocin en el Evangelio de San Lucas. En sus primeros captulos, nos deja ver ampliamente las perfecciones y los sentimientos de su corazn en el sentido espiritual, es por eso que lo llama el Evangelio del Corazn de Mara. En dos ocasiones y en expresiones casi idnticas; despus del relato de la visita y adoracin de los pastores (Lucas 2,19), y despus que Jess estuvo en el templo entre los doctores (Lucas 2,51), el evangelista nos dice que Mara conservaba y meditaba cuidadosamente todas estas cosas en su corazn (en su interior). La profeca del anciano Simen a Mara, que su alma sera traspasada por una espada de dolor, nos lleva a relacionar esta con la imagen dolorosa del corazn de Cristo traspasado por la lanza en la cruz.Todos los otros detalles que nos da el evangelista sobre los hechos y gestos de la Santsima Virgen permiten asimilar algo sobre las disposiciones y las virtudes de su Corazn: su santidad eximia, su pureza, su humildad, su plenitud de gracia, su fe invencible su obediencia a la Divina Voluntad. Esto es lo que se muestra en el dilogo con el ngel de la Anunciacin. Su caridad, su ardor, se manifiestan en la visitacin, su espritu de fe, en el saludo que le dirige Isabel. Todas estas y otras ms virtudes tambin las encontramos en su cntico del Magnficat.En el Antiguo Testamento, hay varios pasajes que la iglesia, en su liturgia, se permite de aplicar a la Santsima Virgen, a pesar que no hablen de ello en sentido literal. Varios de entre ellos conducen ms fcilmente al Corazn de Mara, como por ejemplo los Salmos, los libros Sapienciales, aquellos del Cantar de los cantares que San Juan Eudes tuvo que incorporar en su oficio del 8 de febrero.

2. Los Padres de la Iglesia

Tambin en los padres de la Iglesia encontramos las honras al Corazn de Mara (Agustn, Len, Juan Damasceno, Anselmo, Buenaventura, Bernardo. Estas alusiones bblicas tienen su inicio en la reflexin de algunos de los Padres de la Iglesia.San Agustn, en su Tratado de la Virginidad captulo 3, declara que la maternidad divina de Mara naturalmente no le sirve de nada, si ella no habra tenido la suerte de concebir y portar a Jess en su corazn antes de portarlo en su vientre. San Len repite el mismo pensamiento en palabras sorprendentes desde una concrecin romana: Primero concebido en la mente que en el cuerpo (Prius concepit mente quam corpore). San Juan Damasceno, que vivi en Siria en tiempos de Carlo Magno, da a conocer ms explcitamente la pureza y la caridad del Corazn de Mara, y con una gran cantidad de expresiones propias del oriente, l la compara, por ejemplo, al horno de Babilonia, cuyo fuego quem y refresc al mismo tiempo[footnoteRef:17]. [17: Oratio Prima de Dormittione B. Virginis.]

3. La edad Media

Entre los escritores de la edad media, que hablaron del Corazn de Mara, muy numerosos para nombrarlos a todos, se destaca sobre todo San Bernardo donde el amor a la Virgen se generaliza en tanta pginas suaves y ardientes. Abre, oh Madre de la Misericordia, abre la puerta de tu grandsimo corazn a nuestras oraciones que te dirigimos con suspiros y gemidos. Vos no rechazs y no aborrecs al pecador, aun cuando haya cometido los mayores crmenes, si acude a vos y reclama tu intercesin y no es de extraar, oh Madre Reina, si el refugio de tu corazn es excesivamente lleno de misericordia, puesto que esta obra incomparable de misericordia, preparada por Dios desde antes de todos los siglos, para nuestra Redencin se llev a cabo en tu vientre, donde el creador del mundo se ha dignado hacer su morada.[footnoteRef:18] [18: In deprecat ad virgin., aliter serm panegyr.]

Los autores espirituales de la Edad Media hablan an de una manera muy explcita del Corazn de Mara. Por ejemplo el experimentado canciller Gerson, que vivi en tiempos de Juana de Arco, y a quien se le atribua por error La imitacin de Jess Cristo, ha comparado el Corazn de Mara a la zarza ardiente, el altar de los sacrificios. San Lorenzo Justiniano y San Bernardo de Siena se hacen sus mensajeros. Pero de todos, el mayor elocuente sobre este tema es sin dudas San Bernardo de Siena, su famoso sermn sobre la Visitacin de la Santsima Virgen, es un verdadero tratado del amor divino contemplado en el Corazn de Mara, y San Juan Eudes ha tomado de ah para sus enseanzas del oficio del Sagrado Corazn de Mara.

4. Las revelaciones privadas

Al lado de los autores espirituales, l hace mencionar las santas monjas Matilde, Gertrudis y Brgida, que fueron favorecidas con visiones y revelaciones del Corazn de Mara, pero principalmente sobre el Corazn de Jess. A Santa Matilde, por ejemplo, Nuestro Seor ensea l mismo la manera como l quera saludara el corazn de su Madre: " lo saludars, dice, como un corazn muy puro y muy humilde, totalmente saturado por deseos santos, todo consumido de amor para Dios y el prjimo, pronto a atesorar la memoria de los misterios de mi vida, muy paciente en el tiempo de mi pasin, de una fidelidad a toda prueba, muy ferviente en sus oraciones y todo aplicado a la contemplacin. Es importante sealar que San Juan Eudes ha bebido de esta revelacin en parte para construir su sublime oracin de El Ave Cor. Santa Gertrudis, por la gracia de Dios, fue favorecida de visiones. Una vez, por ejemplo, en la fiesta de Navidad, ella vio al Nio Jess que beba con avidez y felicidad del pecho de su Santa Madre, y ella comprenda que si la humanidad de Cristo se nutra de la leche de la Virgen, de la misma manera su divinidad encontr sus delicias en la pureza de su corazn.En las revelaciones de Santa Brgida, el Corazn de Mara es repetidamente representado como un solo Corazn con el de Jess. Esta caracterstica es muy fuerte en San Juan Eudes. El corazn de mi Madre es tal como mi corazn dice un da Nuestro Seor a la Santa. Esta es la razn por la que puedo decir que mi Madre y Yo, de alguna manera, tenemos accin en la Salvacin del gnero humano con un mismo Corazn, Yo por los sufrimientos que he llevado en mi cuerpo y mi corazn, ella por el amor en su corazn.

5. El Renacimiento:

Podemos suponer, a primera vista, que el renacimiento, hizo pasar su viento de racionalismo y paganismo sobre la literatura, esperando se marchitara el simbolismo al que catalogaban como ingenuo. Por suerte, no sucedi, pues el pensamiento cristiano es lo suficientemente fuerte para resistir las modas cambiantes del mundo. As que incluso se puede citar a ms de un personaje ilustre en el Siglo XV que ha sido seducido por el Corazn de Mara: San Ignacio, que continuamente llevaba consigo una imagen del Corazn de Mara, Luis de Blois, que ha comentado las revelaciones de Santa Gertrudis, San Pedro Canicio el apstol de Suiza y Alemania meridional, el cartujo Lansperge, etc.Entre todos sobresale San Francisco de Sales; que dedic su gran Tratado del Amor de Dios al santo Corazn de Mara. Y el mismo, como Santa Brgida, insiste mucho sobre la unidad inefable de los Corazones de Jess y de Mara.

6. El Siglo XVII

Cuando sabemos la influencia que tuvo en su tiempo los escritos del santo obispo de Ginebra, no hay necesidad de buscar en otra parte por el hecho de que el Corazn de Mara generaba cantidades fieles, por ejemplo, la bienaventurada Mara de la Encarnacin, fundadora de las Ursulinas de Qubec; el benedictino, Jos de la Cerda. Obispo de Almera, autor de muchas obras sobre la Santsima Virgen Mara, el monje Agustn Bertelem de los Ros, clebre por su gran obra Jerarqua Mariana, los tesoros del Corazn de Mara.El Cardenal de Berulle, maestro de San Juan Eudes, insiste como San Francisco de Sales, sobre la unin inefable ente los corazones de Jess y de Mara. Oh Corazn de Jess viviendo en Mara y por Mara! Oh Corazn de Mara viviendo en Jess y por Jess! Oh atadura deliciosa de estos dos corazones! Bendito sea el Dios de la unidad y del amor que los unifica! Que l unifique nuestros corazones a esos dos corazones y que haga que estos corazones vivan en unidad en el honor de la unidad sagrada que existe en las tres divinas personas![footnoteRef:19] [19: Oeuvres completes, ed Migne, col. 998.]

Los jesuitas Poir y Suffren recomendaban el saludo de Santa Matilde al Corazn de Mara, y su hermano, el padre de Barry, aconseja a las almas piadosas de celebrar, en particular, una fiesta del Corazn de Mara el primero de junio, en torno a la fiesta de la Santsima Trinidad. Pero esta fiesta no era de carcter litrgico, pues no estaba aprobada por la Iglesia y se celebraba ms como una devocin privada. Vemos que la devocin privada al Inmaculado Corazn de Mara fue muy ardiente, pero hasta el Siglo XVII no existe nada que se parezca a un culto pblico. Es preciso llegar hasta San Juan Eudes para encontrarnos en 1648 con la mencin primera de un culto pblico al Corazn de Mara. l le da a la devocin un arns teolgico, logrando entronizarla en la liturgia catlica y presentarla al clero y al pueblo cristiano.

III. La escuela francesa de espiritualidad y la devocin a Mara.

Se conoce como Escuela Francesa de Espiritualidad o ms exactamente Escuela Beruliana[footnoteRef:20] a la generacin de grandes hombres escritores franceses, espirituales, misioneros algunos, que vivieron entre los aos 1575 y 1716. Tienen en comn haber asumido los principios y mtodos inaugurados por del Cardenal Pedro de Berlle para seguir un camino de perfeccin y ensear a las almas, pero cada uno con su acento propio. Los ms ilustres maestros de esta escuela son, despus de Berlle (1575-1629), en orden cronolgico; los sacerdotes Bourgoing (1585-1667), de Condren (1588-1641), Gibieuf (muerto en 1650), San Juan Eudes (1601-1680), Monseor Olier (1609-1657) y San Luis Mara Grignion de Montfort (1673-1716). En estos maestros se estudia la devocin mariana de la escuela Beruliana. [20: Dville. Raymond. La escuela francesa de espiritualidad Ayer y hoy- . Ediciones Montfortianas, Bogot, 2007. pp. 18. ]

Al hablar de devocin, rpidamente se nos viene la idea de aquella persona devota que llega al Templo y va directamente a la imagen del santo de su devocin a rezarle, toca la estatua, se inclina ante ella. Ante esta situacin, es necesario que recordemos lo que es una autntica devocin. San Juan Eudes aconseja que la prctica de las prcticas, el secreto de los secretos, la devocin de las devociones, es no apegarse a ninguna prctica o ejercicio particular de devocin; sino poner gran cuidado, en todos sus ejercicios y acciones, de darse al Espritu Santo de Jess, y de hacerlo con humildad, confianza y desprendimiento, a fin de que hallndose sin apego a su propio espritu, y a sus propias devociones y disposiciones, l tenga poder y libertad para obrar en ustedes segn sus deseos, poner en ustedes las disposiciones y sentimientos de devocin que sean de su agrado y conducirnos por las sendas que a l le plazca[footnoteRef:21] [21: O.C., I, 452.]

Santo Toms, en su Suma Teolgica nos dice; que la palabra devocin proviene de la forma verbaldevovere(sacrificar); de ah el que se llame devotos a quienes de alguna manera se ofrecen en sacrificio a Dios para estar del todo sometidos a l. Por esa razn tambin, en otros tiempos, los gentiles llamaban devotos a quienes en honor de los dolos se entregaban a la muerte para la salvacin del propio ejrcito. Segn esto, la devocin, al parecer, no es otra cosa que una voluntad pronta de entregarse a todo lo que pertenece al servicio de Dios. A este propsito se nos dice en Ex 35,20-21 quela multitud de los hijos de Israel ofreci muy pronta y devotamente las primicias al Seor.Pero es evidente que la voluntad de hacer con prontitud lo que pertenece al servicio de Dios es un acto especial. Luego la devocin es acto especial de la voluntad[footnoteRef:22]. Ahora, la devocin que se tiene a los santos de Dios, muertos o vivos, no termina en ellos, sino que a travs de ellos se dirige a Dios; lo que equivale a decir que veneramos a Dios en sus servidores[footnoteRef:23]. [22: Suma Teolgica II- II ae, c. 82, 1, 3] [23: Suma Teolgica II- II ae, c.82, 2 ad 3]

En definitiva, la devocin no es algo meramente externo que se queda en el acto mismo o el gesto, la verdadera devocin es aquella que inspirada por el Espritu Santo nos lleva a unirnos ntimamente a Dios.En lo que concierne a la Virgen Mara, los autores espirituales de la Escuela Beruliana se ceirn al principio de Santo Toms y San Juan Eudes en Vida y Reino de Jess. Exhorta que demos honores a Mara por los mritos de su Hijo y no los propios: Nosotros hemos de ver y adorar a Jess en Mara, sin mirar all ms que al Hijo que est en ella, porque es as como ella espera ser honrada, ya que por s misma y por ella misma es nada, sino que lo es todo en ella su Hijo Jess[footnoteRef:24]. [24: VIDA y REINO DE JESS EN LAS ALMAS CRISTIANAS EDITORIAL SAN JUAN EUDES USAQUEN-BOGOT. D.E. 1956.]

Se ha dicho que el fundamento de la Escuela Beruliana es el Cristocentrismo y el Cristocentrismo mstico[footnoteRef:25], as, la devocin a la Santsima Virgen Mara es una de las ms esplndidas aplicaciones de estos principios. [25: Cristocentrismo: Bremond es el responsable de este neologismo (Bremond, op. cit., III, p. 23 sq.) La teora propuesta por Coprnico colocaba al sol como el centro del universo y no a la tierra como hasta el momento se pensaba. Berulle juzgaba que esta teora era til y deba ser acogida en la ciencia de la salvacin. Dios es el centro de toda la vida religiosa y no el hombre. As Bremond construye la palabra Teocentrismo para caracterizar el pensamiento Beruliano. ]

La escuela beruliana manifiesta inmediatamente en su devocin mariana una perfecta aplicacin de su Cristocentrismo. Mara es la sola criatura que se adhiere perfectamente a Jess, que se vaca de ella misma para hacerse una sola con Jess e identificarse totalmente con l. Ella es la primera y ms perfecta realizacin del Cristocentrismo. No se puede separar a Jess de Mara, venerar a Mara es venerar a Jess. Mara nos interesa en la medida que ella representa un templo, un paraso, un sagrario para Jess. Porque en ella habita Jess y por eso es modelo a seguir: modelo de adherencia, de identificacin con Jess, es en fin un medio de llegada y unin a Jess que es la meta de la Escuela beruliana[footnoteRef:26]. [26: Dville, Raymond. La escuela francesa de espiritualidad Ayer y hoy- . Ediciones Montfortianas, Bogot, 2007. pp 24. ]

Podemos decir que la devocin al Corazn de Mara es la ms autntica expresin de la devocin mariana de la Escuela beruliana. En los honores que a Mara tributamos, el objeto principal de nuestra devocin ser pues Jess en lo que de gracia y gloria obra en su santa Madre, como tambin en las alabanzas y en el amor que incesantemente recibe de su corazn tan amante. Y el fruto de esta devocin ser obtener de Jess por Mara, la muerte a nosotros mismos y una participacin de la vida del Hijo en el Corazn de la Madre.

IV. Por qu el Corazn de Mara?

La devocin a la Virgen Mara le llega de la tradicin familiar, desde antes de su nacimiento. Sus padres no podan engendrar hijos y por la intercesin de la Virgen Mara reciben el milagro de la fecundidad, es as que l mismo considera su vida como un regalo dado por medio de Nuestra Seora. A medida que va creciendo va aumentando el amor hacia la Madre de Dios, lo vemos en el colegio jesuita donde estudi, perteneciendo a la Congregacin de Nuestra Seora, siendo un adolescente escogiendo a la Virgen como su esposa y haciendo un contrato de alianza que le lleva adems a realizar el voto de castidad, consagracin que renovar a los 67 aos de edad. Como oratoriano aprende de las Sagradas Escrituras que lo unido por Dios no lo puede separar el hombre (Mt 19,4-6), as que la unidad entre Jess y Mara que ha construido Dios es permanente, para l Mara y Jess son inseparables. Otro momento que le une a Mara es la realizacin del voto de servidumbre y luego ya sacerdote se sentir ms cercano a ella, pues el sacerdote es otro Jess que camina (in persona Christi). Toda la vida de Eudes est llena de la presencia de la Virgen Mara.La devocin al Corazn de Mara aparece de manera abrupta en las Obras de San Juan Eudes a partir de 1643[footnoteRef:27], pero, vemos en su libro Vida y Reino de Jess, es la misma devocin mariana de sus compaeros, de sus hermanos de la escuela beruliana. San Juan Eudes muestra los mismos principios de Cristocentrismo que han expresado sus maestros, nicamente que le ha dado una cobertura nueva, un smbolo: el Corazn. [27: (Arragain 1948, 57). ]

Pero algunos dirn que ya otros, como hemos ledo anteriormente, los padres de la Iglesia, los msticos que precedieron a Eudes ya haban hablado del Corazn de Mara, incluso, de la misma escuela, por lo tanto l no ha mostrado algo nuevo, ni el vocablo ni la devocin.Por ejemplo, el maestro Pedro de Berlle escribe en Vie de Jsus: El Corazn de la Virgen es el primer altar sobre el que Jess ha ofrecido su corazn, su cuerpo, su espritu en hostia de alabanza perpetua[footnoteRef:28]Estos dos corazones de Jess y Mara, tan cercanos y tan unidos por la naturaleza, y tambin muy unidos y muy ntimos por la gracia, viviendo el uno para el otro[footnoteRef:29] En las Obras de piedad se encuentra un texto lrico que San Juan Eudes cita en Le Coeur admirable[footnoteRef:30], este termina as: Oh Corazn de Jess viviendo en Mara y por Mara, Oh Corazn de Mara viviendo en Jess y por Jess. Bendito sea Dios del amor y de la unidad que les ha unido completamente, que el unifique nuestro corazn a estos dos corazones y que el haga que estos tres corazones vivan en la unidad de las Tres Divinas Personas[footnoteRef:31]. [28: Migne, 494. c.p. Arragain 1948, 58] [29: Ibdem. ] [30: Eudes, Juan. Le coeur admirable, Oeuvres compltes, VII, p. 344 sq] [31: Migne, 497. c.p. Arragain 1948, 58]

Olier, conoce tambin la devocin al Corazn de Mara. Toda la vida de Jess y todo su amor por su Iglesia no es nada en comparacin con el que le da al Corazn de Mara. l all habita en plenitud, l all opera ampliamente con su Divino Espritu, es un solo corazn, una sola alma, una sola vida con ella, no existe nada ms admirable que esta unin, , o por as decirlo, esta misteriosa unidad[footnoteRef:32] [32: Lettre, 98, Migne, 850. c.p. Arragain 1948, 58]

Qu podemos decir?, ciertamente Juan Eudes no ha inventado ni el vocablo ni la devocin, l no estaba solo en su poca hablando de este tema, pero es evidente que la particularidad de Eudes radica, frente a sus hermanos, a los autores y msticos precedentes y sus contemporneos, en el insistencia y la caracterstica con la que l propone esta devocin. Se ha empapado en el conocimiento, con mtodo y profundidad de la Teologa del Corazn de Mara, es el primero que ha hecho de l una materia de culto pblico, redactando Misa y oficio divino y procurando de todas las formas posibles que se aprobara y se propagara[footnoteRef:33]. [33: Arragain 1948, 59]

Cmo probar estas aserciones?, creo que con solo echar una ojeada a un trabajo de muchos aos de la vida de San Juan Eudes; El corazn admirable de la Santsima Madre de Dios, su obra ms grande en esta materia, de conocerlo, de examinarlo, de estudiarlo, de analizar el oficio y la Misa que l escribe para la fiesta del Corazn de Mara, de ver su obra apostlica misionera en la que funda cofradas para la gloria del Corazn de Mara y promover su devocin, nos daremos cuenta de estas aseveraciones.

V. El Corazn admirable de la Santsima Virgen Mara

Esta obra se trata de una verdadera suma teolgica mariana que ha tenido su fuente en un pequeo libro publicado por el en 1648 en Autun titulado: la devocin al Santsimo Corazn y al Santsimo Nombre de la bienaventurada Virgen Mara con dos salutaciones a este mismo Corazn y a este Santo nombre. Es el primer libro donde ha tocado el tema del Corazn de Mara, tuvo tanto xito que se necesit realizar varias ediciones; en 1630, 1663 en Caen, en 1663, en esta ocasin anuncia que habr una obra ms grande que para ese tiempo ya haba comenzado a escribir, pero pasa el tiempo y publica otros libros (El memorial de la Vida eclesistica y el Predicador Apostlico en 1673, La infancia admirable en 1676) y no fue hasta el 25 de julio de 1680 que logra terminar esta obra y es su sucesor, Blouet de Camilly quien se ocupa de su publicacin el 28 de abril de 1681.La obra est dividida en 12 libros, probablemente haciendo memoria a las 12 estrellas que coronan a la Virgen Mara y que hace referencia el libro de Apocalipsis. Usa este simbolismo, con una razn mstica, para que podamos descubrir en Mara doce virtudes.El primer libro describe la estructura del libro, el objetivo, los motivos, las prcticas de la devocin y explica lo que entiende por Corazn de Mara. Adems que aborda los diferentes sentidos de la palabra corazn en las Sagradas Escrituras. En esta seccin Juan Eudes distingue en la Santsima Virgen Mara tres corazones: el corazn corporal, el corazn espiritual y el corazn divino.En los ocho libros siguientes tratar los fundamentos de la devocin que los encontrar en las Tres Divinas Personas y en la misma Virgen Mara.Los libros diez y once dejan de abordar los puntos doctrinales para acercarse a la prctica de la devocin. El libro diez trata de un comentario al cntico del Magnficat y el libro once nos seala los medios para dar honor al Corazn de Mara.

VI. La comprensin Eudista del Corazn de Mara.

1. El corazn de la Santsima Virgen Mara.

El Corazn fsico, es considerado por San Juan Eudes como la parte ms noble del cuerpo. Lo comprende desde los conocimientos bblicos que l tena. El corazn es el principio de la vida, sede de los sentimientos, la memoria, es el intelecto mediante el cual nos formamos en la reflexin cuando meditamos y digerimos mentalmente sobre Dios y sus obras. Es tambin la voluntad libre de la parte superior y razonable del alma, raz del bien y del mal, madre de los vicios y virtudes. Se seala tambin este vocablo, como la fraccin superior del alma y que los telogos distinguen como la punta del Espritu, donde experimenta la contemplacin de Dios, este corazn es tambin imagen del interior del hombre, en el podemos conocer el alma y la vida espiritual del hombre, es de igual manera el Espritu divino que es el Corazn del Padre y del Hijo. Ellos quieren ser en nosotros nuestro espritu y nuestro corazn (Ez 36, 26). Tambin el Hijo de Dios es llamado Corazn de la Trinidad divina.En Dios adoramos tres corazones que son un solo corazn, as como en el Hombre-Dios adoramos tres corazones que son un solo corazn, de esa misma manera en Mara honramos tres corazones que son un solo corazn. En la Santsima Trinidad, el Hijo es el Corazn del Padre, el Espritu Santo es el Corazn del Padre y del Hijo y el Amor divino es el corazn del Padre, del Hijo y del Espritu Santo, ellos forman un nico corazn y con l se aman mutuamente y nos aman. En el Hombre-Dios el primer Corazn es el corporal, deificado, el segundo es el espiritual, la parte superior del alma santa (memoria, entendimiento, voluntad) deificado por la unin hiposttica, y el tercero es su Corazn divino que es el Espritu Santo del que est animada y vivificada su humanidad, los tres son uno solo llenos de amor infinito a la Trinidad de Dios y de caridad extraordinaria a los hombres.En nuestra Madre Santsima, el primer Corazn es el corporal que ejerce una funcin biolgica que est completamente espiritualizado por el espritu de gracia y por el Espritu de Dios del que est lleno, el segundo es su Corazn espiritual pero divinizado por la participacin de sus divinas perfecciones, es lo ms ntimo de su alma (Sal 45, 14), y el tercer Corazn es el mismo Corazn de Jess que por su accin vivificante en el Corazn de Mara, es verdaderamente el alma de su alma, el corazn de su corazn, que vela en y por ella mientras duerme (Cantar 5, 2). Todos forman un solo Corazn y es ah donde se guardaban todas las cosas del Divino Salvador en la tierra (Lc 2, 19.51) Ms estos tres corazones no son ms que uno en la Madre del amor, de la mima manera que nuestro cuerpo y nuestro espritu son uno solo. As su corazn espiritual es el alma y el espritu de su corazn corporal, y porque su corazn divino es el corazn, el alma y el espritu de su corazn corporal y espiritual.[footnoteRef:34] [34: Eudes, Jean. Le Coeur admirable de la Trs Sainte Mre de Dieu. L I. Chap. V, sect. 1. ]

2. Fundamentos de la Devocin al Corazn admirable de la Santsima Madre de Dios.

A. El Corazn del Padre eternoEl primer fundamento de la devocin al Corazn admirable de la Santsima Madre de Dios, es el Corazn adorable del Padre eterno, el cual nos pone ante la vista doce representaciones de este Corazn virginal. Estas representaciones se desarrollarn en los libros segundo y tercero y prefiguran, en la creacin (el mundo fsico) y el Antiguo Testamento (la Biblia), las perfecciones del Corazn de Mara. Estas son; el cielo, el sol, la tierra, la fuente maravillosa de la que se habla en el segundo captulo del Gnesis, el mar y el paraso terrenal. Por otra parte, la zarza ardiente del monte Horeb, el arpa de David, el trono de Salomn, el Templo de Jerusaln, el horno de Babilonia y el Monte Calvario.

1. Cielo: Habla sobre la inhabitacin de Dios en el Corazn de Mara, as como el cielo es por excelencia la obra maestra de Dios donde l habita, el Corazn de Mara es una obra sin igual de su omnipotencia, de su sabidura incomprensible y de su bondad infinita donde igualmente Dios ha llegado para habitarlo, es el verdadero cielo de los divinos atributos, de la Santsima Trinidad, en la que con todas sus divinas perfecciones ha hecho siempre su morada de una manera admirable. Se intuye la Santidad de Mara; Juan Eudes se atreve a decir que el Corazn de Mara es ms puro que los cielos, basndose en lo que nos cuentan las Sagradas Escrituras. Los cielos no son puros ante los ojos de Dios por el pecado del soberbio Lucifer y de los ngeles rprobos, en cambio, el Corazn Inmaculado de Mara no ha conocido mancha alguna de pecado, ni original ni actual. Este Corazn, al constituirse en cielo se encuentra colmado de la Gloria de Dios, es un cielo todo de fuego, de llamas; porque ha estado siempre incendiado por una hoguera de un amor divino, ardiente y ms santo que todo el amor de los serafines y de los santos y finalmente Eudes cataloga el Corazn de Mara como el Cielo de los cielos, porque siendo Jess el cielo de la Trinidad divina, ha hecho su morada en el Corazn de Mara, adems porque es principio tanto de la vida corporal y espiritual que ha habido en la tierra, como de la eterna que hay en el cielo, y prosigue; basndose en palabras de San Bernardo, el Corazn de Mara contiene en si toda la Iglesia, que es llamada en la Escritura el Reino de los cielos, y que todos los hijos de la Iglesia, como acabamos de decir, reciben por su medio la vida de la gracia.

2. Sol: Acudiendo a la doctrina del Ejemplarismo de San Buenaventura, explica cmo Dios ha creado el universo de tres estados diferentes; el estado de naturaleza, el estado de gracia y el estado de gloria, en los que ha establecido una unin, una relacin y una semejanza tan perfecta, que todo lo que existe en el orden de la naturaleza es una imagen de los que se encuentran en el orden de la gracia, y todo lo que se encuentra en el orden de la naturaleza y de la gracia es una figura de los que se ve en el estado de la gloria. De aqu viene que el sol, que es como el corazn de este mundo visible, y que es la ms bella y ms brillante pieza de la naturaleza, no es por tanto, con todas sus brillantes luces, ms que una sombra oscursima de nuestro Divino Sol, que es el Corazn de la Madre de Jess. El Corazn de Mara es luz, as como el sol da su luz y los astros reflejan su luz, Mara llena del Sol eterno, est colmada de doce especies de luces; las adquiridas por la razn que no ha sido oscurecida por el pecado, las que se la ha dado por la lectura de los Santos libros, las de las que su espritu ha sido iluminado por su sublime excelsa contemplacin, las de las que su Corazn ha sido lleno por la conversacin familiar que tena frecuentemente con los ngeles, las que reciba de Dios inmediatamente, las que reciba por el gusto y por la experiencia continua que tena de las cosas divinas, las que la salutacin y las palabras del Arcngel San Gabriel derramaron en su alma, las que le fueron dadas por la venida del Espritu Santo, en el dichoso momento de la Encarnacin, las maravillosas de las que el Padre llen su corazn, cuando la revisti de su divina virtud, para formar en sus sagradas entraas a Aqul que es la luz eterna, las inconcebibles de que ha sido colmada, cuando toda la plenitud de la Divinidad ha hecho su morada en su cuerpo por espacio de nueve meses, y en su Corazn continuamente, las con que su espritu ha sido iluminado, por la comunicacin continua que ha tenido con su Hijo bien amado, las luces inefables de que ha sido llena por la venida del Espritu Santo, el da de Pentecosts, pero de una manera incomprensible a todo otro espritu e indecible a toda lengua. El Corazn de Mara es fuente de vida, as como la luz del sol es principio de vida en la tierra. Este Corazn es la fuente de tres vidas diferentes; primera, de la vida humana y natural de la que su cuerpo estaba viviendo mientras ella estaba sobre la tierra; de la vida espiritual y sobrenatural que su alma posea entonces, y de la vida gloriosa y eterna de que su cuerpo y su alma gozaban en el cielo, segunda, principio de la vida de un segundo mundo (Hombre-Dios) que es infinitamente ms admirable que el precedente, este Hombre-Dios, es el Hijo de Mara, y por consiguiente el Corazn de Mara es la fuente de su vida, en tercer lugar, el Corazn de la Madre del Salvador es el origen de la vida de un tercer mundo, que est compuesto de todos los ver daderos hijos de Dios que estn viviendo de la vida de la gracia en la tierra, y de la vida de la gloria en el cielo, porque por su humildad, por su pureza virginal y por su amor ardentsimo, la ha hecho digna de ser la Madre de Dios y de todos los hijos de Dios. 3. Tierra: San Juan Eudes, habla de la existencia de varios tipos de tierra aludiendo a las Escrituras, entre los cuales destaca dos, la primera es la que ha creado Dios al principio y que fue entregada al ser humano, la segunda es la que ha sido creada por el Hijo al encarnarse, es decir, el Corazn de Mara, que ha sido la buena tierra donde Dios ha obrado nuestra salvacin, l ha sembrado y derramado este trigo adorable, ya que ella lo recibi en su Corazn antes de recibirlo en sus entraas. Al instante se extendi por todo el universo, por el aliento poderoso de los predicadores apostlicos animados del Espritu Santo y se multiplic infinitamente en los corazones de los verdaderos cristianos. El Corazn de Mara es el centro de la tierra en donde Dios ha obrado nuestra salvacin y desde all, desde su Corazn, ella ha cooperado con la obra salvadora. Esta cooperacin est presente en todos los momentos de esta obra; desde el comienzo, cuando en la Anunciacin ella dice Si a esta obra, en el progreso; al realizar su papel de madre con Jess, por la oracin en favor de esta obra salvadora, por los sufrimientos que experiment en unin con los sufrimientos de su Hijo, por la unin entraable con Jesucristo, no teniendo ms que un corazn, una sola alma, un solo espritu, una sola voluntad y finalmente porque Cristo Sacerdote y vctima es el fruto de su corazn. Y en la culminacin de esta obra, coopera igualmente desde el cielo, como lo hacen los ngeles, los santos y los cristianos verdaderos en la tierra en la medida de su gracia y del uso que se hace de ella, a los que la Palabra de Dios llama, en efecto, Cooperadores de Dios (1 Cor 3, 9) y Cooperadores de la verdad (3 Jn 8). Por eso, cada uno puede decir, a su manera, con san Pablo, que cumple lo que falta a la pasin y a los misterios del Redentor; falta en efecto que su fruto y sus efectos sean aplicados a las almas. Mara, realiza esta cooperacin desde el cielo primero, por su intercesin ante el deseo que todos nos salvemos, segundo, por el amor hacia sus hijos que la hacen ayudar eficazmente en la salvacin, Tercero, por la ofrecimiento perpetuo que hace, de todo corazn, al Padre eterno, unida a su Hijo Jess, a los sufrimientos, la muerte, y todos los estados y misterios de ese mismo Jess, como de algo que es suyo, por poder formar y hacer nacer y vivir a su hijo Jesucristo en los corazones de los fieles y quinto, su Corazn caritativo coopera con su Hijo Jess en la consumacin de su obra distribuyendo a los hombres con gran caridad los frutos de la vida, la pasin y la muerte de su Hijo. Y es que Mara ha recibido todas estas gracias y bendiciones, en su Corazn maternal se se han ido depositando y all se guardan cuidadosamente, El Salvador derram a manos llenas, sin medida ni lmites, todos los tesoros, en su seno[footnoteRef:35]. All ella conserv los misterios que su Hijo realiz por nuestra redencin; pues Mara conservaba todas estas cosas en su Corazn (Lc 2, 19). [35: In deprecatione ad Vir. Mar]

4. Fuente maravillosa: La cuarta alegora a la que Eudes hace referencia, es la fuente de la que se narra en el captulo segundo del libro del Gnesis; Un manantial brotaba de la tierra y regaba toda la superficie del suelo (Gnesis 2,6), cuando an en la tierra no llova, no haba vida, pero ya esta fue era signo de vida que se esparca por todas la tierra. Del Corazn de Mara salen fuentes de aguas vivas, fuentes celestiales que riegan todo lo creado, estas fuentes de agua, el santo las describe como cuatro corrientes portentosas, la primera es fuente de luz prefigurada en la reina Esther (Esther 10,6) y en el libro de Josu (15,5; 18,17) y siendo Madre del Divino Sol, ella es fuente de ese Sol de justicia. La segunda es la fuente de agua bendita y santa manifestada en la cooperacin que ha hecho en la obra salvadora de nuestro Redentor, al compartir los dolores de su Hijo y derramar lgrimas de amor y caridad, de devocin y de dicha, de dolor y compasin, ellas son agua bendita que brotan de la fuente bendecida de su Corazn[footnoteRef:36], la tercera es la fuente de agua viva, fuente de gracia, porque es llena de gracia (Lc 1,28), fuente que irriga para dar vida, (Cantar 4,15) y vivificar o destruir lo que est muerto (Joel 3,18). Y es que cuando el agua de la gracia de Nuestro Seor toca, convierte esa alma en fuente de vida (Juan 4,14; 7, 38; Ezequiel 47,9). Pero no basta con dar la vida, nos recuerda San Juan Eudes, es necesario garantizar el alimento para nutrirla y mantenerla, as que su Corazn no solo es fuente de agua viva sino que lo es de leche, miel (Cantar 4,11; Sir 24,27), aceite, de misericordia para los infortunados (Proverbio 31,6, Cantar 5,1; Zac 9,17) y vino (Isaas 55,1), esta es la cuarta fuente. [36: Cf. Lamentaciones 2,18]

Pero estas fuentes no salen de Mara por ella misma, sino que esas fuentes que Dios hace brotar de su Corazn es el mismo Hijo de Dios, Jesucristo, y este ro que nace de esta fuente es la abundante caridad de este Corazn generoso, que se dividen en cutro ros que irriga al mundo entero; el primer es ro de consuelo destinado a las almas que sufren para las que este Corazn procura diversos consuelos y alivios, e incluso liberacin. El segundo ro es el de santificacin; para todas las almas justas y fieles que reciben de este Corazon infinidad de luces, gracias y bendiciones por parte de la bondad divina. El tercer ro es de compasin y justificacin; para todas las almas fieles que estn perdidas para los que este corazn est lleno de misericordia. El cuarto ro es de gozo y glorificacin, para la Iglesia triunfante que ya habita en la nueva Jerusaln (Salmo 46,5).

5. Mar:El mar en la creacin es admirable (Salmo 43,4), y all como en todo Dios es admirable. El mar es el lugar donde confluyen las aguas (Genesis 1,6; Qoh 1,7). As mismo el Corazn de Mara es ocano de prodigios y abismo de milagros, es el lugar donde confluyen todas las fuentes de las gracias divinas y se comunican a los dems, as como el mar regresa el agua recibida para irrigar la tierra. Es decir, el Corazn de Mara es pleno, es puro, amplio y profundo.

6. Paraso terrenal:

Paraso es el lugar de los deleites, del placer, jardn de las delicias (Gnesis 2,3.10; 3,23.24). El Corazn de Mara es el jardn del amado (Cantar 5,1), de su Hijo Jess, es un jardn cerrado (Cantar 4,12), porque ho hay lugar para el pecado, al mundo y a todo aquello que no es de Dios. Este Corazn es jardn de delicias, lugar de deleites, pues all encuentra Dios contento, se complace, se alegra en tanta perfeccin. En el paraso que nos narra el Gnesis Dios plant en el centro el rbol de la vida, su fruto, entregado por Eva fue el origen de nuestra enemistad con Dios, as esta figura nos muestra que en el Corazn de Mara, paraso terrenal, se ha plantado tambin un rbol de la vida, que es Cristo y su fruto que es vida, salvacin, ha sido dado por Mara, la nueva Eva a todos nosotros.En el jardn del Edn, nos dice San Juan Eudes, nos podemos imaginar que hubo alamedas, por las que paseaba Dios y sus criaturas (Gnesis 3,8). El ve en el jardn del Corazn de Mara, cuatro caminos o alamedas, la primera est sembrada de violetas, las otras tres tambin pero con la diferencia que estas son dobles en belleza y aroma en comparacin con las del primer camino. Ve a la Trinidad de Dios paseando por estos caminos con suma felicidad. Nos explica que la primera avenida que rodea al jardn es su lmite externo y representa los sentidos interiores y exteriores de la Virgen Mara, son el como el exterior y rostro de su corazn donde se revelan y manifiestan las inclinaciones, sentimientos y disposiciones. Las violetas que cubren este camino representan la humildad que practic Mara en todo lo que hizo de sus sentidos. Los otros tres caminos, representan las tras facultades de su alma; memoria, entendimiento y voluntad.La presencia de la Trinidad de Dios en cada camino nos significa que Mara estaba poseda y animada por la Misericordia de Dios que haca que todos sus sentidos se dispusieran al servicio de todos los necesitados y ofrecer a Dios todos sus sufrimientos. El Padre va por el primer camino para que ella recuerde las gracias que ha recibido de su bondad y los bienes que ha hecho a todas sus criaturas para bendecirlo y agradecerle sin descanso. El Hijo se pasea en la segunda avenida, para iluminarla y para dar a conocer su adorable voluntad a su santsima Madre para que la siga en todo y por doquier. El Espritu Santo se pasea en la tercera avenida, para animarla a amar incesantemente a Dios y a usar de caridad con las criaturas de Dios.

7. La zarza ardienteLa zarza ardiente que vio Moiss en el Monte Horeb, no es como los cedros de Lbano, no es una especie de rbol de gran follaje, al contrario, la zarza es un arbusto inservible, sin embargo Dios la escogi para presentarse all a Moiss. Es que Dios siempre escoge lo ms pequeo, lo ms humilde (Salmo 138,6). Ella arde con el fuego de Dios y no se consume, es la presencia del Seor en ella, y por eso, todo el lugar, todo el monte Horeb se convierte en tierra santa (Exodo 3,1.5).Esta zarza es imagen del Corazn de Mara. Dios vio la humildad de su esclava (Lucas 1,48) por eso la escoge para encender su corazn, su Corazn se ha encendido con el fuego de Dios y toda ella, como el monte Horeb se ha santificado, se ha llenado de gracia.

8. Arpa celeste y divinaInstrumento de Dios: El Arpa de David es imagen viva del Corazn de Mara. Mara es arpa del verdadero David (Cristo) quien la construy con sus propias manos para pertenecerle solo a l. Las cuerdas del arpa representan las virtudes del Corazn de Mara, principalmente su fe, su esperanza, su amor a Dios, su caridad, su religin, su humildad, su pureza, su obediencia, su paciencia, su odio al pecado, su amor a la cruz y su misericordia. Armona de Dios: David toc su arpa en cuatro momentos al igual que Jess lo hace en otros cuantro momentos mucho mas importantes; a saber; primero, con el sonido del arpa David expulso demonios, igualmente del Corazon de Mara ha salido la meloda de Cristo que ha expulsado al demonio que estaba en el hombre, segundo; David cant cnticos y Salmos para el honor de Dios y su gloria, as Cristo ha cant cinco tipos de canticos para la gloria de la Trinidad divina. Cnticos de amor puro y perfecto, de alabanza y accin de gracias por los beneficios que Dios ha dado a todas sus criaturas, de amarguras, gemidos y lamentaciones en el momento de la pasin y muerte de Nuestro Seor, de triunfo por las victorias que Mara tuvo sobre sus enemigos y sobre s misma y cnticos profticos, para anunciarnos las proezas de Dios. Tercero, David experiment el gozo de la msica, as Cristo hizo que Mara pusiera toda su alegra y contento no solo en las cosas divinas sino en todo cuanto pudiera ser de su servicio y gloria. Y el curto momento, es que David invitaba con su arpa a los otros a alabar y glorificar a Dios como l lo haca, as Jess atrae al Padre celestial por intermedio del Corazon de Mara a tantos para alabarlo y glorificarlo. Pero Cristo tambin toca el arpa de su propio corazn que se enlaza a la meloda del arpa del corazn de Mara, se hacen uno solo para entonar un mismo canto.Posesin nuestra: Otras arpa que se le han dado a Cristo son los corazones nuestros, para que de nosotros salgan cantos de alabanzas para su Santo Nombre, siendo tocados por Cristo nos uniremos a las otras arpas de Jess, su divina Madre, la de todos los santos y entonaremos cantos celestes por la eternidad. Y no slo podemos unir nuestras arpas a todas esas arpas, nuestro corazn a todos esos corazones; sino que si somos verdaderamente cristianos, tenemos derecho a apropirnoslas y a usarlas como cosa nuestra. Esto es motivo para gozarnos, alegrarnos, no hay razn para la tristeza, pues tenemos un corazn que es la alegra de la Santsima Trinidad, la alegra de los ngeles, la alegra de todo el paraso y la fuente de todas las verdaderas alegras, el Corazn de Dios, es nuestro; el Corazn del Hombre-Dios es nuestro; el Corazn de la Madre de Dios es nuestro; todos los Corazones de los ngeles y de los Santos, son nuestros; todos los tesoros que estn encerrados en todos. Pero debemos tener cuidado de entregarle aquello que Dios ha comprado con el precio de su Sangre al enemigo. O somos arpas de Jess o somos arpas del diablo.

9. Trono de Salomn

El espritu Santo ha atribuido a Mara el ser palacio del Rey de reyes y su corazn, por lo tanto, es el trono de Dios. As como Sion es engrandecida por ser la ciudad de Dios, cunto ms el corazn de aquella en la que Dios ha decidido poner su trono. Maravillas se dicen de ti ciudad de Dios [Salmo 87 (86), 3]. Al hablar del Trono de Salomn se dice que nada igual lleg a hacerse para ningn otro reino (1 Reyes 10, 20b), de la misma manera hoy podemos asegurar, del Corazn de la Madre de Jess, que despus del Corazn de su Hijo, jams hubo ni habr otro semejante a l en toda suerte de perfecciones, y que la mano todopoderosa de Dios jams hizo ni har otro corazn tan admirable y tan amable.La cspide de este trono es la pureza y la santidad, el amor y la caridad del Corazn Inmaculado de la Madre de Dios, esto es lo mejor que hay en su corazn, es lo que la hace estar ms cercana y unida a Dios, que la hace semejante al Corazn de Dios, y la separa y aleja de todo aquello que est por debajo de Dios. Su amor y caridad la transforman, la deifican de alguna manera y la hacen conforme al Corazn de Dios que es el amor y la caridad misma.

10. Templo de Jerusaln

El Templo de Jerusaln ( , Beit Hamikdash) fue el santuario principal del pueblo de Israel, Este Templo, construido por Salomn, es figura y sombra de otros templos; a saber, el templo era imagen de la humanidad de Jess (Juan 2,19), figura de la Iglesia (1 Pedro 2,5), de todo cristiano (1 Corintios 3,16), de nuestros templos materiales que estn en todas partes, donde se adora al Padre en Espritu y en verdad (Juan 4, 21-23) y figura de otro templo santo y magnfico, el Corazn sagrado de la santsima Madre de Dios. El santo Corazn de Mara es el verdadero Templo de la Dios, el Sagrario del Espritu Santo, el Santuario de la Santsima Trinidad, construido por las manos divinas, consagrado por el Sumo Pontfice Nuestro Seor Jesucristo. Templo digno de Dios porque jams fue profanado por ningn pecado, hermosura revestido por el oro del amor a Dios interiormente y de la caridad para con nosotros en el exterior. Jams encontraremos en otro templo tanta abundancia, tanto valor, pues ah est resguardado el mayor de los tesoros, que supera en vala y cuanta cualquier riqueza existente, abarca todas las riquezas de Dios, todos los tesoros del cielo y de la tierra: porque conserva en su seno al Hijo de Dios y custodia todos los misterios de su vida (Lucas 2,19. 51) y encierra en s todo lo que hay de rico y de precioso en la santsima Trinidad.Dentro del Templo estaban el Arca de la Alianza, el candelabro de los siete brazos y otros elementos necesarios para llevar a cabo el culto hebraico. Juan Eudes nos ayuda a ver estos objetos como figuras del Corazn de Mara. El candelabro y antorcha que brilla es imagen del Corazn de Mara en el verdadero Templo de Dios, su Iglesia. Ella con su luz esfuma las tinieblas del infierno y hace fulgurar en nuestras almas la luz del cielo, porque ella es puerta por donde ha entrado e iluminado al mundo el Sol eterno. Su Corazn espiritual es la sede de esa luz que invade todo lo creado. En este sol puso el Espritu Santo su altar, y vertido plenamente sus dones de sabidura y de entendimiento, de consejo y de fortaleza, de ciencia y de piedad, y el don del temor del Seor. La Mesa para los panes de la preposicin que a diario se ofrecan a Dios, que eran expuestos y eran comidos solo por los sacerdotes. Estos panes son figura de Nuestro Seor Jesucristo, el pan vivo que ha bajado del cielo, alimento y vida de los cristianos (Juan 6,35). Mara es la mesa espiritual que ha recibido a Cristo, en ella se ha expuesto para Dios y para los hombres, por consiguiente ella nos invita a comer de este alimento sustancioso y nos llenemos de su vida eterna.El altar del incienso, era donde se quemaba el incienso que representaba los corazones de los fieles (1 Reyes 7:49). El Corazn de Mara est figurado en este altar, el mismo altar de oro visto en el Apocalipsis (Ap. 8, 3-4). Nuestra Madre ha ofrecido con su Corazn un holocausto de amor, adoracin, alabanza, accin de gracias y de splicas, la ofrenda que se quema y se eleva hasta Dios son sus virtudes; una fe viva y perfecta, representada por la caracola que porta el incienso, una pureza y fuerza de oracin, representada por el incienso, su incomparable misericordia y caridad valiosa, sealada por el glbano, que la impuls a darnos a su Hijo nico para que fuera nuestra redencin y su mortificacin piadossima y dolorossima, figurada por la primera mirra, con la que ofreci a este mismo Hijo en sacrificio a su eterno Padre, para nuestra salvacin.El Arca de la Alianza que Moiss construy por mandato del mismo Dios. El Corazn de Mara se ha constituido como verdadera Arca de la Alianza en la que se contiene a Aquel por medio del cual Dios ha reconciliado al mundo y hecho una Nueva Alianza. Como el Arca, el corazn de Mara est recubierto del oro de las perfecciones divinas que lo hace perfecto, excelente, esplendoroso, radiante. Por dentro cubierto del oro del Amor Hermoso para con su Dios y por fuera del oro de la caridad para con los hombres. Su interior es lo que est oculto en su Corazn y solo Dios conoce (Lucas 2,19. 51); y el exterior es lo que descubre su Corazn por medio de los sentidos exteriores, en el rostro, en los ojos, en las palabras y en las acciones (Mt 12,34b; 15,18-19). Es la gloria, el tesoro y la alegra del cristianismo. Las Tablas y el Libro de la nueva ley (Dt 4, 13; 10,5; 31, 9.26) Las Tablas de la Ley son imagen de ese Corazn, pues all, igual que en las tablas del Antiguo Testamento se inscribi las leyes de la Alianza que son figura de los corazones santos, pues como nos dice San Pablo, en las tablas de nuestro Corazn se ha escrito una nueva alianza, no con tinta sino con el Espritu de Dios vivo (1 Cor 3, 6). As el Corazn de Mara, al ser el primero en dar alojo a Nuestro Salvador, es el primero donde se ha inscrito la nueva Ley evanglica. Es el cumplimiento de la promesa que Dios hizo, de escribir su ley en nuestros corazones (Jer 31, 33)El propiciatorio era una lmina de oro puro, que estaba cubriendo el Arca, sus extremos estaban ocupados por dos querubines de oro macizo que formaban un solo cuerpo con l, uno frente al otro cubrindolo totalmente (xodo 25, 17-22). El propiciatorio es el lugar donde la Misericordia de Dios se haca presente y mostraba su amor al pueblo. El Corazn de Mara es un admirable propiciatorio porque es el lugar donde Dios se ha reconciliado con su pueblo, es el lugar que dio cabida a su Hijo y su Divina Majestad se ha vuelto propicio a los hombres, y su infinita Misericordia se ha compadecido de nuestras miserias. El Altar de los holocaustos, que se encontraba en el exterior del Templo, era hecho de acacia, cuadrado, del que sobresalan en sus cuatro ngulos, cuatro cuernos que significan la firmeza y estabilidad, por dentro era hueco y estaba tapado por una rejilla de bronce. Si somos templos vivos, nuestro corazn es el mejor lugar para el sacrificio (1 Cor 6, 19; 2 Cor 6, 16). San Juan Eudes alude en San Agustn, san Gregorio el Grande y varios otros santos Padres la afirmacin que el Corazn de Mara es verdadero altar de los holocaustos donde arde el fuego del divino amor, que muestra su firmeza y estabilidad inquebrantable en su estado de gracia y santidad dada por las tres virtudes teologales, fe, esperanza y caridad. Est adornado por las cuatro virtudes cardinales, justicia, fortaleza, prudencia y templanza. El Corazn de Mara residi siempre vaco de todo amor propio y de todo lo terreno, donde solamente ardi el fuego del santo amor. Ella ofreci incesantemente a Dios oblaciones de amor, de alabanza, de accin de gracias, de holocausto, de expiacin por los pecados del mundo, todo lo que ella era, lo que tena, lo que poda, ofreci a Dios el mismo sacrificio que su Hijo Jess le ofreci en el Calvario.11. Horno de BabiloniaEl Corazn de La Virgen Mara es como el horno narrado en el Captulo 3 del Libro de Daniel. Es un horno que arde y que refresca, que se consume de amor que hacia Dios y caridad hacia los hombres. San Bernardino de Siena lo afirma en que todas las palabras que la Madre del Verbo divino pronunci, recogidas en el santo evangelio, son llamas de amor que brotan de esta hoguera de amor[footnoteRef:37] . Habl, dice l, siete veces, y todas esas palabras son otras tantas llamas de amor que salieron de ese horno de amor. [37: Sermn 9 de la Visitacin. San Juan Eudes tom todo ese texto en el Oficio del Corazn de Mara.]

Palabras de la Virgen MaraLlamas de amor

1. Cmo ser esto posible, si no conozco varn? (Lc 1, 34)Llama de amor que separa. Su pureza hace que se separe de lo efmero y se una y consagra a lo esencialmente puro.

2. He aqu la esclava del Seor, hgase en m segn tu palabra (Lc 1,38)Llama de amor transformante. Su voluntad se transform en la voluntad de Dios.

3. Entr a la casa de Zacaras y salud a Isabel (Lc 1,40)Llama de amor comunicante. La impulsa a derramar su Corazn, transmitir y compartir de la plenitud de Espritu y de gracia de que estaba llena.

4. Magnficat (Lc 1,46-55)Llama de amor jubiloso que colma su Corazn con un regocijo inconcebible por las cosas grandes que Dios hizo en ella.

5. Hijo, por qu nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos andado buscando, llenos de angustia (Lc 2,48)Llama de amor que se regocija, que se llena de gozo grato e inefable por la recuperacin de su amadsimo tesoro.

6. No tienen vino (Juan 2,3)Llama de amor que compadece la necesidad y las urgencias del prjimo.

7. Hagan lo que l les diga (Juan 2,5)Llama de amor que consume por hacer la voluntad del Hijo.

12. El Monte CalvarioPREFIGURACIONES DE LAS PERFECCIONES DE MARA

MUNDO FSICOMUNDO BBLICO

Cielo:Zarza ardiente

Sol:Arpa de David

TierraTrono de Salomn

Fuente MaravillosaTemplo de Jerusaln

MarHorno de Babilonia

ParasoEl Monte Calvario

El Monte calvario nos traslada al momento de la pasin y muerte de Nuestro Seor y nos lleva hasta el Corazn traspasado de la Madre. Esta montaa es el lugar Qu es el Calvario? Una montaa la ms glorioso y digno en la Tierra Santa, as como el Corazn de Mara es el lugar ms glorioso y digno de su cuerpo y alma (Sal 85, 2). El Calvario es el lugar del Sacrificio, como el monte Moriath donde Abraham inmolara a Isaac, como el altar del Sacrificio del Templo de Salomn, como el Corazn de Mara. Tanto en el Calvario como en el Corazn de Mara se ha plantado la Cruz de Jess, se ha derramado la Sangre de Jess. El Corazn de Mara ha sufrido el dolor de su Hijo por amor y compasin, ah su Corazn nos ha recibido como sus hijos en Juan, ah su Corazn ha consolado al Hijo y a los que sufren por Cristo porque est lleno de caridad.

B. El Verbo de DiosJesucristo, el Verbo de Dios es el segundo fundamento de la devocin al Corazn de Mara. Jesucristo es el icono de la sustancia del Padre y es por eso que dentro de la Trinidad Beatsima l manifiesta a la primera persona, tanto en el interior como hacia el exterior. Por lo tanto, Jesucristo es Modelo de las perfecciones divinas cuando son comunicadas al exterior. El Padre se ha dispuesto a hablar por medio del Logos (Juan 1,14). San Juan Eudes al hablar de las perfecciones del Corazn de Mara, se ha auxiliado del Hijo para mostrar cmo el amor del Corazn de Jess por el Corazn de su Madre hace reflejar en ella todas las perfecciones o atributos divinos. En este Corazn es en quien, como en un hermoso espejo (Espejo de Dios), el amor ardiente de Jess hacia su amabilsima Madre reflej todas las perfecciones de su divinidad y de su Humanidad del modo ms excelente[footnoteRef:38] [38: ]

Atributos metafsicosatributos morales

Unidad: Santidad (Pureza)

SimplicidadPotencia (fuerza y poder)

InmensidadSabidura y verdad

EternidadBondad y Divina Providencia

PlenitudMisericordia

Mansedumbre, paciencia y clemencia

Justicia

Soberana

Paz

Felicidad

Celo

La Trinidad de Dios ha tallado su figura y su semejanza de una forma tan excelsa en el Corazn de la Virgen Mara que ella no tiene otro trono en el cielo que la misma Trinidad Beatsima, est tan unida a Dios que ha alcanzado la mxima aproximacin, se ha acabado en unidad con el Padre, el Hijo y el Espritu Santo.El Corazn de Mara es imagen viviente de la Unidad de Dios, as como Dios es uno, no existe otro Corazn de Madre de Dios en toda la creacin. Del mismo modo como el Corazn de Dios es absolutamente nico en su orden y en la excelencia de sus perfecciones que le hacen ser superior a todo en poder, bondad, misericordia, piedad, amor, caridad, virtudes, cualidades, no hay ningn otro Corazn que como el de Mara tenga un amor sin igual para con Dios y que ame a sus hijos con tanta caridad, es por eso que el Corazn de Mara es amado por Dios con un amor incomparable, por es nico. Este Corazn est dominado por la simplicidad, en l no hay doblez de ningn tipo. Participa y se asemeja de la Infinitud y de la Incomprensibilidad de Dios; porque la dignidad, casi infinita, de Madre de Dios ennoblece, eleva todo lo que hay en ella, dignifica, santifica y llena de sus perfecciones de una manera infinita. Es un corazn que es imagen de la eternidad de Dios, se ve manifestada en que ella se ha desprendido completamente de lo temporal y se ha ligado severamente a lo eterno, dejndose llenar completamente de Dios, es por eso que este Corazn virginal de la Madre de Dios es divinamente pleno, pues no ha amado a nadie ms que a Dios, deshabitada y libre de todo lo que no es Dios, ha estado siempre colmada de l (Sal 97, 10; Jn 14, 21), y tambin es santo y puro (Inmaculado), porque no se ha mezclado con nada que no sea Dios y la haga menos noble o menos sublime, siendo Dios infinitamente santo por estar separado y alejado de toda clase de imperfecciones y de todo los que no es l (Sal 119, 80). Dios no niega a nadie su santidad y quien la desee la obtendr (Sant 1, 5), puede parecernos un tatno difcil llegar a esta condicin, pero en verdad, no es imposible vivir de esta manera (1 Jn 5, 3; Mt 11, 30). Esta santidad nos obliga a todos los que nos decimos cristianos a buscarla por todos los medios, escuchando al Espritu Santo por boca del gran Maestro que nos invita a ser santos en todo como l (1 Pe 1, 15-16).San Juan Eudes nos recuerda que las Sagradas Escrituras confiesan con frecuencia el poder universal y la fuerza de Dios (Gnesis 49, 24; Is 1,24; Sal 24, 8-10). La omnipotencia es un atributo universal, porque Dios ha creado todo (Genesis 1,1; Juan 1,3), rige todo y lo puede todo (Sal 135,6), es amorosa porque Dios es nuestro Padre (Mateo 6,9), es misteriosa, porque slo la fe puede descubrirla cuando se manifiesta en la debilidad (1 Co 1,18; 2 Co 12, 9)[footnoteRef:39] [39: CIC # 268]

El Corazn de Dios se ha querido someter al Corazn de Mara, le ha concedido autoridad y poder maternal sobre l. De esta manera el Corazn de Mara no puede carecer de poder frente al Corazn del Todopoderoso (Lc 2, 51), ella como Jacob ha vencido al Todopoderoso (Gnesis 32,29). Por eso el Corazn de Mara contiene igual esta potencia divina dada por el divino creador y nunca ser quitada porque l, jams es separable de su Madre Mara, no se privar jams de lo que tom de su Madre amadsima en sus benditas entraas, y de igual manera l no le quitar jams lo que le dio una vez, todo es posible para el que cree (Mc 9, 22). El Corazn de Mara es todopoderoso en aquel, que siendo su alma y su espritu, es tambin su poder y su fuerza. Parodiando a San Agustn, podremos decir que Jess es la carne de Mara, y a San Juan Eudes en que la sangre de Jess es la sangre de Mara y que por tanto, todas las victorias de su Hijo, las de los ngeles y los mrtires, las de todos los santos que hay en cielo y tierra son en cierto modos las propias victorias del Corazn de Mara.El Corazn de Mara, es tambin expresin de la sabidura y la verdad de Dios. Dios es omnisciente porque lo sabe todo: lo pasado, lo presente y lo futuro, y hasta los ms ocultos pensamientos (1 Sam 2, 3; Dan 13, 42-43; Eclo 23, 29; Salmo 104 [103], 24; Salmo 147 [146], 5; Prov 15, 11; Rom 11, 33; Hb 4, 13; 1 Jn 3, 20). El Corazn de Mara llega a ser trono e imagen de esta misma sabidura, pues el Verbo encarnado, el Sol eterno, aquel que las sagradas Escrituras llaman la sabidura de Dios (1 Cor 1, 21.24) ha asumido el rostro humano y ha hecho su morada este maravilloso Corazn. Lo mismo sucede con el resto de atributos divinos; verdad, Bondad y Divina Providencia, Misericordia, Mansedumbre, paciencia y clemencia, Justicia, Soberana, Paz, Felicidad, Celo, todos estos atributos llenan su Corazn porque en ella habita la divinidad.

C. El Espritu Santo.El tercer fundamento por el cual veneramos el Corazn de la Virgen Mara es el Espritu Santo. Dios nos haba anunciado por medio del profeta la entrega de su corazn, Ezequiel nos declara esta promesa Les dar un corazn nuevo, infundir en ustedes un espritu nuevo, quitar de su carne el corazn de piedra y les dar un corazn de carne. Infundir mi espritu en ustedes y har que se conduzcan segn mis preceptos y observen y practiquen mi norma (Ez 36, 26-27). Estas palabras anuncian que Nuestro Padre Celestial nos dar un corazn nuevo y un espritu nuevo, corazn y espritu que en l son lo mismo. Se nos ha prometido su Corazn.Con este Corazn de Jess que se nos ha dado, llega consigo tambin el Corazn de Mara, pues los dos son inseparables. El evangelista nos dice que donde est tu tesoro ah est tu corazn (Mateo 6,21), Mara tiene por tesoro al Corazn de su Hijo, por lo que el Corazn de Mara est encerrado en el Corazn de Jess y, adems ellos estn enlazados por unidad de sentimientos, de afecto y de voluntad.Nuestro Padre Dios, por amor ha hecho que el Verbo se encarne en Mara y ella ha visto que su Corazn ha producido y dado nacimiento al Verbo. El Verbo increado y encarnado es el Hijo y el fruto del Corazn de Mara antes de ser el fruto de su vientre, ya que primero lo concibi en el Corazn que en el vientre, como dice san Len. Este Verbo admirable quiere que su santa Madre lo produzca por generacin espiritual antes de producirlo por generacin corporal. Que lo forme en su Corazn conforme a estas divinas palabras: que Cristo sea formado en ustedes (Ga 4, 19) Aceptemos, pues, que este Corazn admirable, fuente de la que brot el gran ro, es, en cierto modo, fuente de todos los tesoros inestimables y de las maravillas inenarrables que se encierran en ese divino ro. Como el amor del Corazn maternal de la divina Mara para su Hijo Jess est por encima de toda ponderacin, el martirio doloroso de este amable Corazn no puede expresarse con palabra alguna ni caber en pensamiento alguno. Somos nosotros la causa de todos los sufrimientos de esta Madre afligida. Busquemos los medios de reparar los males que le hemos causado.

VII. Conclusin

La obra que Dios ha realizado en Mara y lo que ha producido en ella, es para nosotros una gran enseanza de vida cristiana. San Juan Eudes expone de manera extraordinaria lo que l ha visto en esta Madre del amor hermoso.Al mirar a Mara logramos contemplar a Dios, ella nos introduce en la revelacin de su grandeza, de su amor, de su Paternidad, en ella contemplamos a Cristo y nos hace escalar paulatinamente por los peldaos de sus misterios, de su nacimiento, de su infancia, de su vida ministerial, de su pasin, de su muerte y de su resurreccin. Nos ensea que ella tambin se convierte en palabras de gozo y de alegra dirigidas en oracin al Padre, al Hijo y al Espritu Santo.La obra de Dios en ella es para nosotros una excelente enseanza, su Corazn es modelo de vida cristiana, pues este es el primer corazn humano donde Cristo ha hecho su morada, unindose tan fuertemente que se han llegado a confundir al punto que el Corazn de Mara se ha hecho imagen perfecta de su Hijo. Cuando nosotros logramos entrar en el Corazn de Mara, alcanzamos conocer los misterios de la Vida de nuestro Seor, pues ah, nos dice el evangelista, se han conservado. Vivir cristianamente, es vivir las virtudes de Cristo, su humildad, su caridad, su amor por Dios. Mara es todo esto, es la esclava del Seor que acepta realizar la voluntad divina en su vida, est enteramente dada a Dios que se ha hecho toda amor por l y por nosotros. No encontramos otro modelo humano de entrega, de rendicin, de vida completa al servicio de Dios. Al venerar este Corazn estamos afirmando que nuestra vida desea hacerse una sola con Dios.La riqueza de la devocin al Corazn de Mara consiste en que ello da una respuesta a las necesidades actuales de las almas, pues el Corazn de Mara, al hacerse Corazn de Jess, se ha llenado del Espritu Santo, que es el mismo Corazn de Jess; es decir, el Corazn de Mara se ha llenado de Amor que viene de la divinidad y se ha derramado para todos. Y ante un mundo que muestra un vaco por la falta de amor, se hace necesario volver nuestros ojos a ese Corazn inflamado del fuego amoroso de Dios para tener una referencia de cmo puede el ser humano ser partcipe de ese fuego de amor con el cual prender y quemar por completo los odios, los resentimientos, la soledad, el abandono, la falta de amor que embarga al mundo entero. En la espiritualidad eudista es familiar la invocacin del Ave Cor, realizada por San Juan Eudes, y una frmula que es ms comn todava es Al corazn del Hijo por el Corazn de la Madre. Estas frmulas nos revelan la gran admiracin por este Corazn, y de cmo esa admiracin no se queda en el sentimiento sino que lleva a un camino que es de encuentro con Cristo. Es que este Corazn es a la vez, el smbolo y la morada del amor de Dios por nosotros, es el ideal de santidad y de todas las virtudes; es el principio de doble maternidad, de su colaboracin en la redencin, de su mediacin universal. Cuando saludamos este Corazn, nos trasladamos rpidamente al momento en que esta mujer privilegiada se encuentra cara a cara con Gabriel, al ngel de Dios, que la ve con respetuosa admiracin y le dice Ave Mara, llena eres de Gracia, ella se ha llenado del amor admirable de Dios y se ha hecho hogar para el Hijo, fermento para el Evangelio, que es el mismo Verbo de Dios.Cmo no, entonces, admirar este Corazn que me est diciendo que yo tambin puedo llenarme de ese amor misericordioso y hacerme de igual manera levadura evanglica, luz para la gente, sal para la tierra. Los constantes cambios que han caracterizado la contemporaneidad del mundo nos han trado efectos, que sin dudas, son producto de la mano de Satans. Hoy vemos familias destruidas, naciones divididas, jvenes sin sentido de la vida, un mundo sin oportunidades, una riqueza acumulada en manos de unos pocos, nios sin derechos a la salud, a la educacin, sistemas socioeconmicos que no dan respuesta a las necesidades de la mayora, un pensamiento que ha dado paso al asesinato, a estar contra la vida y los derechos. Vemos luchas encarnecidas por el poder, por el control de las riquezas naturales, una realidad dominada por la tecnologa que obnubila la mente. El Corazn de Mara traspasado por una espada de dolor, nos lleva de nuevo a la escuela del sacrificio y del servicio, nos marca el sentido del pecado, es el Corazn de la colaboracin en la obra redentora, nos recuerda que fuimos salvados por la accin en la Cruz, levantada sobre el Calvario, al pie de la cual est ella, la Madre Dolorosa, donde la prueba y el sufrimiento han sido tomados en ella y por ella.El mundo contemporneo sumido en la oscuridad slo podr ser permeado por la luz fulgurante que sale del Corazn de Mara, es de ella que nos viene la salvacin, pues Cristo naci de ella, es por eso que debemos recurrir con inquebrantable confianza a ese Corazn, es a la que debemos llevar todas las almas, pues somos responsables ante Dios de una humanidad necesitada, pues a travs de su Corazn que el Corazn de Cristo gobierna al mundo.

VIII. Propuesta de Ejercicio

Al terminar este trabajo, he elaborado una propuesta de ejercicios del Corazn que creo debe trabajarse y mejorarse, para ser presentado en un prximo momento. Aqu dejo un bosquejo de lo que seran los Ejercicios del Corazn.En esta tradicin espiritual Mara es considerada como la primera cristiana, la ms perfecta, porque vive en Jess, por Jess y para Jess; la oracin se dirige entonces a Jess que vive en Mara. Jess de tal modo vive y reina en Mara que es el alma de su alma, el espritu de su espritu, el corazn de su corazn; de suerte que bien se puede decir que el corazn de Mara es Jess (San Juan Eudes)Los ejercicios tienen el objetivo de llevarnos a encarnar en nuestra vida a Cristo, considerando que el Corazn de Mara es un camino para continuar y contemplar la vida de Jess. 1. Normas prcticas para hacer bien el Ejercicio El silencio La reflexin Interiorizacin Comunicacin La oracin

2. Celebraciones Oracin previa a cada meditacin (adoracin, gracias, perdn y entrega) Gracias por los alimentos Santa Misa Oracin eudista del medio da Oracin con los Salmos Lectio divina Santo Rosario y Letanas de la Virgen Oracin para el descanso

3. Ejercicio propiamente dicho Oracin para iniciar el da (al levantarse, al vestirse) Oracin de ofrecimiento de las acciones del da El Principio y Fundamento del ejercicio del Corazn Ave Cor

4. EtapasA. Primera etapa: Reconocimiento de nuestra humanidad Ave Cor (Primera parte) Jesucristo Santo, manso, humilde de Jess y de Mara El ser humano: una historia de amor Capaces de conocer a Dios El Corazn de Dios (Bienaventuranzas) Primera parte del Ave Cor El primer fundamento de la devocin al Sagrado Corazn de Mara: El Corazn del Padre.B. Segunda etapa: Reconocimiento del ser de Dios Segunda parte del Ave Cor (te adoramos ) En dilogo con Dios (Lucas: 1,26-33) Salmo 50; misericordia Dios mo El segundo fundamento de la devocin al Sagrado Corazn de Mara: El Corazn del Hijo.

C. Tercera etapa: La entrega Tercera etapa del Ave Cor (Te ofrecemos nuestro corazn) Dispuestos a servir a Dios y al prjimo (Lucas 1,33-38) Vivir la vida en Cristo Renuncia y adhesin (fe, odio al pecado, desprendimiento al mundo y oracin) Un nuevo camino y un proyecto de vida, planes y proyectos ante Dios El tercer fundamento de la devocin al Sagrado Corazn de Mara: El Corazn del Espritu Santo.

D. Cuarta etapa: Cristo vive y Reina en m Cuarta parte del Ave Cor El ejercicio apenas inicia: A vivir en Cristo La oracin eudista La Salvacin presente en los Sacramentos (ahondar en el bautismo) Preparacin para la Confesin El regalo del Sacramento de la Reconciliacin.

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