el romanticismo en panamá

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El Romanticismo en Panamá Panamá no se mantuvo aislada del creciente movimiento independentista que cobraba cada vez más efervescencia en las colonias españolas del continente americano. Todo lo contrario, también comenzó a conformarse en su territorio un movimiento que apoyó la causa emancipadora, y que, finalmente, cumplió sus aspiraciones al alcanzarse la independencia el 28 de noviembre de 1821. En Panamá, al igual que en el resto de Hispanoamérica, el Romanticismo estuvo muy ligado a los ideales liberales y nacionalistas, por lo cual, las producciones literarias giran (en este período) en torno a estos tópicos. Aunque es en este momento donde se inicia una mayor participación de autores, estos se caracterizan por ser en su mayoría aficionados a las letras y no personas consagradas enteramente a la creación literaria. Entre los primeros poetas románticos panameños podemos mencionar a Manuel María Ayala (1785-1824) y Tomás Miró Rubini(1800-1881). Posteriormente, aparecen José María Alemán (1830-1887), Gil Colunje (1831-1899), Tomás Martín Feuillet (1832-1899), José Dolores Urriola (1834-1883), Amelia Denis de Icaza (1836-1911), Manuel José Pérez (1837- 1895), Jerónimo Ossa (1847-1907), Federico Escobar(1861-1912) y Rodolfo Caicedo (1868-1905). En definitiva, es con las generaciones románticas que el cultivo de la poesía se estableció formalmente en Panamá, y adquirió, desde ese entonces, un carácter marcadamente nacionalista que será el tema de predomino en las composiciones poéticas hasta mediados del siglo XX con la llegada de la poesía vanguardista a Panamá.

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Page 1: El Romanticismo en Panamá

El Romanticismo en Panamá

Panamá no se mantuvo aislada del creciente movimiento independentista que cobraba cada   vez  más   efervescencia   en   las   colonias   españolas   del   continente   americano.   Todo   lo contrario, también comenzó a conformarse en su territorio un movimiento que apoyó la causa emancipadora, y que, finalmente, cumplió sus aspiraciones al alcanzarse la independencia el 28 de   noviembre   de   1821.   En   Panamá,   al   igual   que   en   el   resto   de   Hispanoamérica, el Romanticismo estuvo  muy   ligado   a   los   ideales   liberales   y   nacionalistas,   por   lo   cual,   las producciones literarias giran (en este período) en torno a estos tópicos.

Aunque es en este momento donde se inicia una mayor participación de autores, estos se   caracterizan  por   ser   en   su  mayoría   aficionados   a   las   letras   y   no  personas   consagradas enteramente a la creación literaria.

Entre los primeros poetas románticos panameños podemos mencionar a Manuel María Ayala (1785-1824)   y Tomás   Miró   Rubini(1800-1881).   Posteriormente,   aparecen José   María Alemán (1830-1887), Gil  Colunje (1831-1899), Tomás Martín Feuillet (1832-1899), José Dolores Urriola (1834-1883), Amelia   Denis   de   Icaza (1836-1911), Manuel   José   Pérez (1837-1895), Jerónimo   Ossa (1847-1907), Federico   Escobar(1861-1912)   y Rodolfo   Caicedo (1868-1905).

En   definitiva,   es   con   las   generaciones   románticas   que   el   cultivo   de   la   poesía   se estableció formalmente en Panamá, y adquirió, desde ese entonces, un carácter marcadamente nacionalista que será el tema de predomino en las composiciones poéticas hasta mediados del siglo XX con la llegada de la poesía vanguardista a Panamá.

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Amelia Denis de IcazaNació en la ciudad de Panamá el año de 1836.  Su padre era de origen francés, y su madre panameña. Desde pequeña tenía mucha afición a la literatura y hacía poesías llenas de un natural encanto, sin ningún artificio estudiado, como cantan los pájaros. Colaboró siendo  muy   joven   en   el   periódico   que   editaba   su   padre,   Don Saturnino Denis, en Panamá.

Doña Amelia  es,  en   la  historia  de  nuestra   literatura,   la  primera mujer que escribe versos.  Empero,  su  importancia no estriba en eso.   En   postura   desventajosa   respecto   de   sus   compañeros   de 

generación por virtud de  las  dificultades que  limitaron su acceso a  la  cultura,  su poesía se distingue por un profundo contenido social. Doña Amelia vive en permanente polémica con la sociedad. La injusticia, la hipocresía le hieren de modo particular. Aparte el tema social, su musa no tiene gusto más que para las expansiones domésticas.

Su verso es espontaneidad del momento, respuesta a la sugestión de un instante. Para Doña Amelia no hay problemas poéticos, ni sabe ella de la lucha por lograr la expresión exacta y bella, el   justo matiz del  pensamiento.  Precisamente en esa facilidad para darse, en su  ingenuidad poética, está su mayor virtud. Y ello nos explica lo mejor de su obra, su fuerte contenido político y social. Sorprende el tono de sus poesías, consideradas la sociedad y la época en que le tocó vivir.  Personaje de un escenario  limitado,  donde el  uso de  la "Puerta de Tierra"  indicaba  la persistencia de antagonismos sociales, su canto debió parecer blasfemia o incómodo desenfado a  los oídos de cierta gente.  Con versos declamatorios que a ratos suenan a panfleto,  Doña Amelia   va   pidiendo   justicia   para   todos,   fustigando   remilgos,   exaltando   el   trabajo   y   aun solicitando de dos pueblos sureños en guerra -Chile y Perú-, pongan fin a una lucha para ella insensata por ser lucha entre hermanos.

Tanta rebeldía social, temperamento tan pronto, a la contienda no podían ser indiferentes a los afanes y dolores de la nacionalidad. Natural así que, cuando, ya en las lindes de la senectud, Doña Amelia visita su tierra en 1906, con el objeto de ver a su hija Julia y a sus dos hermanas Matilde Denis y Mercedes Denis v. de Miró, frente a la nueva realidad política, que hipotecaba a una nación poderosa parte del territorio nacional, se sienta herida en su intimidad. Llena de añoranzas y tristes presentimientos escribe entonces las melancólicas estrofas de su canto "Al cerro Ancón", poema que cierra felizmente el ciclo romántico y asegura a la poetisa su definitivo ingreso a nuestro Parnaso.

Murió en Managua, Nicaragua, el 16 de julio de 1911, luego de una vida apasionada y generosa en desdichas, según se desprende del contexto de sus poesías. Fue muy llorada y sentida por sus numerosas amistades que guardan todavía el recuerdo imperecedero de la inmortal poetisa.

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Gil Colunje

Nació  en  Panamá el  1  de   septiembre  de  1831,  hijo  de Manuel Colunje, natural de Popayán y de María Isidra Menéndez, natural de   la   Chorrera.   Hombre   de   origen   humilde,   tuvo   dos hermanos: Juan José,   que   fue   valiente   militar   y   que   murió combatiendo en Chiriquí con el grado de Capitán; y María Teresa, que se caso con un caballero español, don Juan Escarrá.

En 1849 se funda en Panamá una asociación bajo el nombre de “Los Deseosos de Instrucción”,   compuesta   en   su  mayoría   por jóvenes amantes de las letras, que revolucionaron la sociedad en que vivían y dieron gran empuje al cultivo de la literatura patria. Entre esos jóvenes estaba Gil Colunje,   los   cuales   fundaron   un   periódico  modesto   que   llevaba   el  mismo   nombre   de   la sociedad. En este periódico, Colunje publicó su primera obra de literatura, la novela "La Virtud Triunfante", editada en forma de folletín la cual mereció el aplauso de los intelectuales de la época. Considerada como la primera novela romántica del país.

Fue colaborador de varios periódicos de la época tanto en Panamá como en Bogotá. Colaboró con El Fénix, La Estrella de Panamá,  El Panameño;  en  Bogotá  escribió  en El Pasatiempo;   a Lorenzo María Lleras le ayudó en El Neogranadino.  Con Pablo Arosemena y Manuel Moreno redactaron El Pensamiento;   con   Arosemena   publicó  más   tarde El Centinela.   Con   Teodoro Valenzuela y Santiago Pérez lanzaron a la circulación La Tribuna Federal. Cuando Pérez fundó La Defensa, contra la Regeneración, uno de los primeros colaboradores en singularizarse fue Gil Colunje. También colaboro en La Crónica Mercantil y El Tiempo.

Lo que más apasionó a Colunje desde muy  joven,   fue  la  política.  A ella  dedico  las  mejores energías de su existencia. Afiliado desde mozo a las huestes liberales, su actuación en adelante fue de lo más sobresaliente tanto en el Istmo como en el resto de la República de Colombia.

Aun era estudiante Colunje cuando estalló la revolución del 17 de abril de 1854. Como era de esperarse, el Colegio del Rosario tuvo que ser clausurado hasta 1855; y cerradas las puertas, no quedaba a la juventud que allí estudiaba otro camino que unirse a la revolución que asolaba al país. Colunje fue compañero de campamento del poeta Rafael Pombo y luchó bajo las órdenes de los generales Pedro Alcántara Herrán, José Hilario López y Joaquín París. En “Tres Esquinas de Fucha” ocurrió el combate de mayor importancia en que Colunje tomó participación. Asistió al  memorable congreso de Ibagué cuando solo contaba con 23 años de edad.  Terminada  la revolución y vuelto el país a la normalidad constitucional, Colunje regresó a Bogotá a tomar parte en el Congreso, en calidad de representante por el istmo de Panamá, en 1855.

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Tomás Martín Feuillet

Tomás Martín Feuillet, nació el 18 de septiembre de 1832, en casa de Leandra Morales. El recién nacido fue llevado inmediatamente a casa de los esposos Martín-Fevillet., vecinos de Panamá y 

Franceses de origen,  quizá con previo entendimiento,  porque se ha dicho que el niño era esperado. Algunos historiadores afirman que fue su madre biológica, la Sra. Leandra Morales y que nació en La   Chorrera,   datos   que   no   han   podido   ser   comprobados   a cabalidad.   Miró   nos   indica   que   existen   documentos   que autorizan a pensar que fue su padre biológico el Sr. Don Juan Bautista Feraud. Lo cierto es que sus padres adoptivos fueron Don   José  Martín   y  Doña   Juliana   Fevillet,   franceses   ambos, casados en la ciudad de Panamá en 1822.

Desde la muerte de su padre adoptivo, en 1848, Feuillet había heredado   bienes   de   fortuna,   de   modo   que   su   situación económica   era  holgada.   Incluso  mejorará   al  morir  Don   Juan Bautista Feraud, en 1853, cuando se entera de su origen. A partir 

de ese momento una íntima desazón le tortura.

A  pesar de todo, Tomás Martín Feuillet vivía en plena mocedad, su situación  de   hombre   con   haberes   le   constreñía   a   atenderlos,   y   era   poeta. Justamente por estas fechas hace su debut literario. Alemán nos cuenta que sus primeros versos datan de 1854. Colabora en "La Floresta Istmeña", sección poética que empezó a publicar "El Panameño" de 9 de abril de 1856, y es miembro de la "Sociedad Literaria", recién organizada.

El poema más sobresaliente ha sido La Flor del Espíritu Santo, dedicado a la flor nacional de Panamá.   Otros   poemas   que   escribió   destacados   fueron Mi retrato, A la cruz de San José, Recuerdo, ¿Cuánto tienes?, A María, La maldición, Los caracoles, Fe, esperanza y caridad, El Ángel y el niño.

Como escritor fue colaborador de los periódicos El Panameño y El Centinela.

Posteriormente se trasladó a Perú,  donde fue secretario particular  de Julio Arboleda y,  a  su regreso con él de una peligrosa misión, muere asesinado por los indios bijaos en 1862.

José María Alemán

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José María Alemán, nació en la ciudad de Panamá el 17 de marzo de 1830. Estudió en Panamá y en Colombia. Consagrando preferente atención á la política. 

Los versos iniciales de Alemán datan de 1851. Desde entonces colabora en los periódicos. Amigo y   compañero  de   Feuillet,   a   quien,   según  propia   confesión,   ayudo   a   publicar   sus   primeras producciones, aguardará, sin embargo, hasta el año 1866 para imponer su nombre. En efecto, 

en abril  de ese año Manuel  Gamboa edita  "El Céfiro",  nuestro primer periódico literario, del que Alemán será fiel colaborador. Alemán se contagia del espíritu crítico de Gamboa y, extinguido "El Céfiro", editará en 1870 "El Crepúsculo", clara prolongación del anterior. Alemán prosigue aquí su labor personal, que rebasa lo puramente poético para penetrar otras zonas. Escribe prosas didácticas y hace crítica literaria. Sus estudios sobre José Eusebio Caro,   Abigail   Lozano,   Tomás   Martín   Feuillet,   etc.   Revelan curiosidad intelectual y buena información general. Casi toda la labor   de   esos   años   le   servirá   luego   para   integrar   su   libro primero, Recuerdos de Juventud,  editado en Bogotá en 1872, donde reúne trabajos en prosa y veinte de sus primeros poemas.

En   el   año   de   1876   Alemán   publica,   esta   vez   en   su   ciudad natal, Amor y Suicidio, ensayo dramático, en cuatro cuadros y en verso, que estreno la Sociedad Dramática Panameña la noche del 18 de julio de 1876. Esta obra es considerada la segunda obra de teatro panameña.

Según Rodrigo Miró, los mejores frutos de Alemán nos los brinda en su última obra Crepúsculos de la tarde, publicada en Bogotá en 1882, obra de una modalidad culta, donde leemos, entre otros sonetos, uno de clara estirpe quevediana.

Alemán pertenece a la llamada generación de los románticos, la primera generación poética del Istmo.  Y en conjunto con Gamboa es considerado uno de  los  primeros críticos  literarios  de nuestro país.

Julio Ardila

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