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7/30/2019 El rol de la universidad en la formacin de cuadros polticos en la Constitucin del 49 - Mara Melina Guardamagna

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EL ROL DE LA UNIVERSIDAD EN LA FORMACINDE CUADROS POLTICOS EN LA CONSTITUCIN DEL 49

por Mara Melina Guardamagna*

Es curioso que hemos llegado a nuestros daspreparando mdicos, abogados, ingenieros,

pero a nadie se le ha ocurrido que debamos

preparar a estadistas y conductores

(Pern, 1948)

A principios del siglo XX la Argentina pareca encaminarse hacia unfuturo de continuo progreso bajo la gua de una clase dirigente culta e ilus-

trada, dotada de espritu republicano y de instituciones liberales (Zanatta2009). Sin embargo, la crisis poltica y econmica mundial de 1930 provo-c el colapso del viejo modelo y la progresiva intervencin de un Estado cadavez menos prescindente y ms activo. La revolucin que sobrevino en juniode 1943 tambin se hizo en repudio a aquellos polticos profesionales (DeImaz 1964), abogados en su mayora, que no supieron o no pudieron adap-tarse a la coyuntura poltica, econmica y social emergente.

Con el ascenso de Juan Domingo Pern al poder en 1946 surge un

proyecto nacional bajo el rol intervencionista del Estado. La situacin reque-ra cuadros polticos capaces de cumplir con los objetivos de las polticas queestableca la Constitucin de 1949, expresin formal de la doctrina peronista.La elite poltica que hasta entonces haba gobernado el pas, representanteen su gran mayora de los sectores conservadores y liberales de la sociedad,haba perdido legitimidad para la conduccin del nuevo proceso. Por eso seencarga a las universidades, a travs del artculo 37 de la CN, la formacin

* Investigadora y docente del Centro de Innovacin Institucional (CEII) UNCuyo, dirigido

por el Lic. Walter Cueto. Candidata a doctora de la UNSAM y Becaria CONICET,dirigida por el Dr. Arturo Fernndez. E-mail: [email protected].

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poltica de las personas que se ocuparn, habitual y activamente de la direc-cin del Estado, a quienes seguirn pasivamente los integrantes del gruesosector de la multitud ciudadana (Sampay 1951: 17-18). La definicin de

Sampay, uno de los ms importantes inspiradores de la nueva Constitucin,no se refera nicamente a especialistas para la alta burocracia del Estado sinotambin a dirigentes sindicales y partidarios, formadores de opinin pblicay funcionarios capacitados para la direccin de las empresas estatales.

Aunque la poltica de formacin de cuadros del gobierno peronista,fundada principalmente en el ideario que refleja el texto constitucional y quese delega a la universidad, constituye uno de los antecedentes ms significa-tivos en la historia nacional, nunca lleg a implementarse efectiva y

generalizadamente. No obstante, antecedentes como ste demuestran que laformacin y capacitacin de cuadros polticos ha sido una preocupacinrecurrente del Estado argentino, a pesar que las frecuentes y extensas inte-rrupciones al rgimen democrtico, al menos hasta su retorno en la dcadade los ochenta, tornaron inviable la concrecin de dicho proyecto. Por elloestudiar la poltica orientada a la formacin y capacitacin de cuadros polti-cos del gobierno peronista expresada en la Constitucin de 1949 y funda-mentalmente las ideas a partir de las cuales la misma se ha institucionalizado

en cada momento implica retomar algunas discusiones en torno a la funcineducativa y formativa del Estado, sus significados y fines relacionados a lalucha por el poder poltico.

I. El contexto poltico, econmicoy social de la nueva Constitucin

El proceso de reforma constitucional con el cual se derog parcial-mente la constitucin liberal de 1853 (Sampay y Ramella, en Diario deSesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949) y entr en vigen-cia una nueva Constitucin prxima a los principios del constitucionalismosocial, se dio en un contexto de transformaciones del Estado junto a la irrup-cin de la sociedad de masas.

La modificacin de la estructura econmica en la dcada de 1930 ydurante la guerra haba generado cambios en la sociedad. El advenimiento

de las masas y su proceso de integracin estaba en curso signado por lascondiciones histricas del pas. La sociedad que de l iba surgiendo era di-

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nmica y poco tolerante de las jerarquas consolidadas (Zanatta 2009: 19).Jerarquas que correspondan a un orden poltico liberal incapaz de respondera las demandas de insercin poltica, econmica y social de las masas que hasta

entonces haban sido excluidas de la vida poltica nacional. Se trataba de unnuevo Estado que frente a la neutralidad y abstencionismo del liberalismo,consideraba a toda actividad humana como potencialmente poltica (Sampay,en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949).

El justicialismo encarnaba en este contexto la respuesta histrica a lacrisis que se estaba viviendo, crisis de los modelos polticos de la moderni-dad intentando llevar a la prctica con fuerzas renovadas la tradicin delpensamiento de la Grecia clsica. Se propuso la elevacin del hombre a dos de

sus dimensiones esenciales, de ciudadano integrado en la comunidad polticay de persona moral exigida por una tica de la responsabilidad social. Se plan-tea una prctica donde la bsqueda de la construccin de una sociedad justa,libre y feliz, constituye el objetivo fundamental de la accin poltica. Este es elproceso de construccin de la Comunidad Organizada(Pern 1949: 163).

La profundizacin en esos aos de la crisis de legitimidad y de credi-bilidad del orden vigente fue inevitable, ms an por la vigorosa reaccincultural y poltica, de matriz nacionalista y antiliberal (Zanatta 2009: 30)

que fue desarrollndose en el pas. Terminaron hace dos siglos los gober-nantes de la aristocracia; hace menos tiempo terminaron los gobiernos de laburguesa y han de venir los gobiernos populares, que son verdaderamentedemocrticos en los cuales la responsabilidad de las masas trabajadoras, queson la mdula espinal del pueblo, han de tener enorme responsabilidad(Pern 1946, en Altamirano 2001: 192).

De acuerdo a Germani (1962: 235) estas masas ya no estaban ex-cluidas del ejercicio del poder poltico. O por lo menos ya no queran estarlo.

No se trataba de un contexto local, de alcance nacional o latinoamericano:era una situacin general de todas las sociedades contemporneas (Sarlo2007: 41). Desde all deba afrontarse el problema de la integracin de lasmasas del cual existen diversas lecturas. De acuerdo al anlisis de Germani(1962: 252), la misma se inici bajo un gobierno totalitario: El peronismoles haba suministrado a las masas cierta experiencia de participacin polticay social en los aspectos inmediatos y personales de la vida del trabajador,anulando al mismo tiempo la organizacin poltica y los derechos bsicos

que constituyen los pilares insustituibles de toda democracia genuina. Has-ta aquel momento nadie se haba dirigido a las masas populares en su len-

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guaje, nadie se haba acercado materialmente a ellas. Era inevitable enton-ces que la clase obrera argentina se lanzara como un solo hombre tras elcaudillo que pareciera expresarla (Amadeo 1956: 20).

Esa situacin gener un fuerte antagonismo en la sociedad argentina.Por un lado, quienes estaban en contra de Pern, entre ellos el influyentesector de las lites ilustradas, y por el otro, quienes apoyaban al nuevo rgi-men, identificados con el pueblo (Sbato, en Sarlo 2007: 32). Para Arturo

Jauretche el principal antagonismo a superar entre peronistas y antiperonistasse encontraba en este grupo de intelectuales argentinos que no slo eranelitistas sino que utilizaban categoras de anlisis ajenas a la experiencia na-cional (Sarlo 2007). Intelectuales que, como Germani, entendan al peronismo

desde las analogas que trazaban con experiencias totalitarias europeas comoel nazismo y el fascismo.

El desafo de la construccin del nuevo proyecto nacionalista impul-sado por el gobierno peronista y consentido por el pueblo requera la socia-lizacin del poder (Auyero 1973). No obstante, Pern no contaba con cua-dros polticos ni tcnicos formados afines al rgimen capaces de impulsardicha reforma. Toda la administracin pblica, la justicia y la universidaderan netamente antiperonistas (Ramos 1957).

Tal como sostiene Genta, la generacin del 80 haba instituido unrgimen educativo de orientacin modernista, liberal, utilitaria y cosmopo-lita que determin la mentalidad de las generaciones sucesivas, principal-mente de la clase dirigente que hasta 1943 estuvo en el poder: gobernantes,magistrados, educadores y profesionales (1943, en Sarlo 2007). Sin embar-go, los procesos de urbanizacin, industrializacin y la incorporacin polti-ca de amplios sectores de la poblacin estaban generando significativos cam-bios en la estructura de clase y, en particular, en el origen social tanto del

estudiante universitario como de su profesor, as como de las lites intelec-tuales (Germani 1958, en Sarlo 2007: 113) y consecuentemente de la clasedirigente. La movilidad social en el pas alentaba una situacin poltica favo-rable para los sectores sociales ms humildes que comenzaron, en un altoporcentaje, a ocupar cargos pblicos. En su investigacin sobre la conforma-cin de los grupos dirigentes argentinos, De Imaz (1964: 30) afirma quedurante el peronismo los porcentajes de miembros de la clase alta tradicio-nal fueron bajos. Mientras que slo durante este perodo, dirigentes de

extraccin popular u obrera accedieron a las ms altas posiciones polti-cas, datos que reflejan los cambios sociales y polticos que se estaban gestando.



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La clase trabajadora que hasta ahora ha sido espectadora en el Go-bierno, la Administracin y la Legislacin del Estado, debe comenzar a par-ticipar (Pern 1946, en Altamirano 2001: 191). Esta nueva clase poltica

que llega al poder tras el triunfo del peronismo, no reconoce valores adscriptose instaura un rgimen de lealtades completamente distinto al preexistente(De Imaz 1964: 12). De Imaz sostiene, en su estudio, que en 1946 la clasepoltica provena de grupos dismiles que accedan al poder a travs de diver-sos canales de reclutamiento, mientras hacia 1950 el grupo gobernante yaestaba delimitado, con pautas propias, normas y valores de grupo (1964).

Aquellas normas pertenecan exclusivamente al rgimen y la cohesin delgrupo estaba dada por la lealtad absoluta al presidente con lo cual era posi-

ble esperar que el mismo no sobreviviera al lder del cual dependa.Desde el punto de vista ideolgico, ya en 1946 el elenco gobernante

constitua un bloque que representaba a la nica ideologa en el poder. Aun-que en aquel ao no estaba an claramente perfilada, en 1951 tena uncuerpo de doctrina, un orden valorativo propio y abundantes signos, slogansy smbolos partidarios (De Imaz 1964: 33). Durante el gobierno peronistaesta ideologa mantuvo el monopolio de la representacin al absorber a losdems grupos de inters o en el caso de la oposicin, dificultando su propiaexistencia. De hecho, tal como afirma Altamirano (2001), en el marco de larevolucin que se estaba gestando no haba lugar legtimo para los partidos ylos polticos, que aparecan exteriores al organismo social, asociados a la divi-sin artificial y a la pugna mezquina, la politiquera.

Este escenario hizo a muchos suponer que el presidente se rodeara deun nuevo sector de dirigentes polticos profesionales de excelencia. Desde losprimeros aos de gobierno fue sta una de las preocupaciones de Pern quetrat de canalizar a travs de las polticas orientadas a la formacin de cua-dros polticos y las escuelas creadas a tal fin. Se buscaba que el desarrolloterico fuera una caja de resonancia de la realidad nacional dando lugar a unnuevo accionar en el mbito de la formacin, de la organizacin y del desa-rrollo de nuevas prcticas polticas y sociales. Sin embargo, a diferencia delperodo conservador donde la mayora de los dirigentes eran polticos profe-sionales, dedicados por entero a la funcin pblica, en el peronismo huboprincipalmente administradores y hombres identificados con el rgimen,pero no se llegaron a formar polticos profesionales que sobrevivieran a losgobiernos de Pern (De Imaz 1964: 25).



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Quizs sea necesario aclarar que la afirmacin de este autor, a nuestrojuicio slo es vlida en el sentido que el peronismo no alcanz a formar unaclase dirigente a travs de los cursos de capacitacin poltica previstos en la

iniciativa constitucional; no obstante los aos de gobierno otorgaron expe-riencia, extendieron la prctica poltica hacia nuevos espacios de los aparatosestatatales1 e incluso a diferentes expresiones corporativas de la sociedad,incluyendo la propia organizacin partidaria y que en conjunto se expresen el Movimiento Nacional Justicialista. Es decir que finalmente y por uncamino algo distinto el peronismo termin formando sus polticos profesio-nales.

II. Las ideas detrs de la reforma constitucional

Al llegar a la presidencia en 1946, Pern se aboc a fundar un ordenpoltico de acuerdo con los principios doctrinarios de su revolucin, organi-zando a la sociedad argentina sobre bases corporativas (Zanatta 2009). Lareforma de la Constitucin fue, en este sentido, la culminacin del ciclo dereformas sociales y polticas y la formalizacin de la doctrina justicialista

convertida en doctrina de la Nacin (Altamirano 2001: 37). En este senti-do se afirmaba que La Constitucin es un instrumento fundamental de laRepblica, y de acuerdo con sus dictados ha de estructurarse un nuevoorden de cosas y han de consolidarse la revolucin y los postulados quesostenemos (Pern 1948, en Sampay 1975: 477).

El 3 de septiembre de 1948 el Poder Ejecutivo promulg la Ley13233, cuyo artculo 1 estableca la necesidad de reforma constitucional:declarase necesaria la revisin y reforma de la Constitucin Nacional, a los

efectos de suprimir, modificar, agregar y corregir sus disposiciones, para lamejor defensa de los derechos del pueblo y del bienestar de la Nacin(Ramella 2004: 262). A partir de entonces comenzaron a movilizarse todoslos sectores que conformaban el movimiento peronista. La reforma se convir-ti en el nuevo campo de batalla entre el gobierno y la oposicin (Zanatta2009: 130), donde el Movimiento expresaba el combate de la nacin hist-rica y su pueblo por la recuperacin nacional y la justicia social contra la

1 Los aparatos estatales son la forma en que se expresa materialmente la relacin social

de dominacin, es decir, constituyen la expresin material del Estado. Son las institucionesen las que el Estado se encarna, se expresa y se visibiliza (Thwaites Rey 2005).



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oligarqua, el pas cosmopolita y la intelligentsia antinacional (Altamirano2001: 32).

En los primeros meses de 1949 comenz a sesionar la Convencin

Nacional Constituyente en medio de diferencias entre la mayora de con-vencionales peronistas y la minora radical, que con la intencin de impug-nar la ley de reforma termin retirndose de la sesin, acusada de traicionara la parte del pueblo que les dio su representacin (Ramella, en Diario deSesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 396). Finalmentela Constitucin entr en vigencia el 16 de marzo de 1949.

La cuestin en disputa era clara: para Pern, era necesario que el textoconstitucional reflejara los principios del movimiento peronista que respon-

dan a la nueva realidad social, econmica y poltica del pas. El objetivo eraactualizar los contenidos de la vieja constitucin centrados en las libertadesindividuales. La oposicin, en cambio, aunque se mostraba dividida sobre laconveniencia de participar o no en las elecciones constituyentes, estaba con-vencida de que el propsito del Presidente era la construccin de un rgimentotalitario cercano al fascismo que le permitira perpetuarse en el poder(Zanatta 2009: 130).

De acuerdo a Zanatta (2009), la intencin de Pern iba ms all de

fundar un nuevo pacto social entre todos los argentinos. Su ambicin eraencarnar el destino histrico del pas a travs de la doctrina justicialista. Apartir de entonces, las diferencias entre el partido, la nacin y las institucio-nes del Estado fueron todava ms tenues de lo que haban sido hasta enton-ces. La construccin de este proceso histrico requera la creacin de unaverdadera democracia, donde ni el capital ni el proletariado actuasen sobrelas decisiones del gobierno (Altamirano 2001: 28), base de la Tercera Posi-cin, fundamento de la doctrina peronista. Esta democracia estara encarna-

da en el Estado principalmente, poder absoluto del poder poltico, quegobernara sin presiones ni interferencias (Altamirano 2001: 28).Esta es la concepcin poltica e ideolgica que se plasma en la Cons-

titucin de 1949. Un Estado que regula todas las interacciones humanas,porque todas son objeto de la poltica, materia propia de la funcin reguladoradel Estado, pudiendo por tanto convertirse en materia de negocios privados,de objeto de justicia conmutativa, en materia de direccin pblica, en obje-to de justicia social, pues los hombres estn subordinados al Estado para, de

esta manera, resultar coordinados para un mismo fin: el bien comn(Sampay, en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente



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1949: 283). Concepcin que se tradujo luego en los derechos especiales quefueron el centro de innovacin de la nueva carta magna, lugar donde, deacuerdo a Sampay, estaba codificada la ideologa que inspir a los constitu-

yentes de 1853, la del liberalismo. Por eso deca La Constitucin del 53 sefunda en un grave error doctrinario, al postular la neutralidad del Estado,entendido como entidad agnstica y relativista(Sampay, en Diario de Se-siones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 284).

El significativo cambio en la orientacin filosfica de una Constitu-cin a la otra estuvo marcado por estos principios que, entre otros, encarnabala figura del principal idelogo del proyecto de reforma, Arturo Sampay, unconocido jurista catlico que conjugaba el visceral antiliberalismo de los na-

cionalistas con la ambicin de restaurar un nuevo orden cristiano, basado enlas encclicas sociales de los pontfices (Zanatta 2009: 132). La fuerte inspi-racin socialcristiana de la reforma se encarnaba en la crtica hacia la concep-cin individualista de la propiedad. El fundamento doctrinario de la nuevaConstitucin defenda, en cambio, su carcter social limitando los derechosde los propietarios y promoviendo la intervencin en el mercado de trabajoen defensa del salario. Programa en el cual el cristianismo se presentabacomo instancia superadora de la dicotoma derecha/izquierda (Sarlo 2007:

64). En definitiva, para los reformistas ni el comunismo ni el liberalismohaban sido capaces hasta ahora, de atender las necesidades del pueblo.

De acuerdo a la posicin de la Iglesia, tanto en la construccin delsocialismo sovitico y en el nazismo como en el pensamiento demoliberalmoderno se haba perdido la vinculacin entre la realidad social y los valoreseternos. Es indispensable sostena monseor Gustavo Franceschi pre-pararse para una tarea de reconstruccin intelectual y moral que enfrente,por una parte, la crisis de valores y proponga, por la otra, grandes lineamientos

dentro de los cuales los catlicos puedan establecer su compromiso con elsiglo (Sarlo 2007: 59); por eso, en esta lnea de pensamiento se afirmabanuestra doctrina es la doctrina social cristiana, que es la nica que ha sabidoaunar en una armona extraordinaria lo material con lo moral (Pern 1946,en Altamirano 2001: 189).

En un sentido formal, la Constitucin de 1949 mantuvo la estructu-ra orgnica y dogmtica de la de 1853, con el anexo de los nuevos artculosreferidos a los derechos sociales, del trabajador, la familia, de la ancianidad y

de la educacin y la cultura. Tal como sostiene Ramella (2004), no estuvo enel pensamiento de nadie una reforma que destruyera absolutamente toda la



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constitucin anterior. Ello adems se comprueba analizando las clusulasque se mantuvieron de la Constitucin de 1853, las reformadas, las suprimi-das, y las nuevas incorporadas. En este sentido, se mantuvo la clsica divisin

entre la parte dogmtica y la parte orgnica y el sistema republicano, repre-sentativo y federal (Ramella 2004).

Los cambios ms significativos en la orientacin ideolgica de la Cons-titucin quedaron plasmados en el captulo tercero y cuarto de la parte dog-mtica, que se incorporaron. Estos captulos incluan los siguientes artcu-los: el artculos 37 respecto a los derechos del trabajador, de la familia, de laancianidad, de la educacin y la cultura; el artculo 38 correspondiente a lafuncin social de la propiedad; el artculo 39 sobre el capital y la actividad

econmica; y el artculo 40 donde se estableca el derecho de intervencinestatal en la economa, la propiedad nacional de las fuentes de energa y lapropiedad estatal de los servicios pblicos (Constitucin 1949). Estos cam-bios constituyeron lo que Sampay defini como la revolucin peronista,que significaba reformar el orden jurdico existente, incorporndole la revo-lucin sociolgica, pero sin destruirlo (Ramella 2004: 283).

Los sectores que mayor influencia tuvieron en la reforma fueron, comose podr advertir, los catlicos, los nacionalistas y los obreros. La posicin

catlica en sus diversas manifestaciones (catlicos sociales, liberales o peronistas)ocup el centro de la escena. Sin embargo, es importante subrayar que estesector y el de los nacionalistas no actuaron en forma monoltica en apoyo aPern, sino divididos en pro y en contra del peronismo (Ramella 2004).

El sector catlico y peronista estuvo representado por varios de losconvencionales, entre ellos el ms influyente fue Sampay, por la presinejercida por los catlicos sobre stos y por el Episcopado argentino ante elPoder Ejecutivo. Evidencia de ello son las mltiples cartas que en aquel

perodo la jerarqua eclesistica enviara al Presidente y a los convencionalesexhortndolos a introducir determinadas reformas. De acuerdo al ms influ-yente representante de este sector, la nueva Constitucin era mucho ms queun instrumento jurdico, por lo que deba entenderse por su valioso conteni-do y sentido poltico y en su relacin con la situacin social argentina (Sampay1951). La Constitucin era desde esta perspectiva el fruto de un procesodonde se institucionalizaban los objetivos de la poltica nacional, consoli-dndose un plan cultural educacional y un orden econmico social. El Esta-

do que surga de este nuevo orden era gerente del bien comn del puebloargentino(Sampay 1951: 41). Un Estado intervencionista.



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Entre los sectores opositores a la reforma constitucional, los radicalesequiparaban su posicin a la Constitucin de 1853 ubicando al rgimen delgobierno peronista en un totalitarismo de derecha. Mientras desde el parti-

do comunista y desde el socialismo se asociaba la posicin de Sampay, quecoincida con el ideario de las esferas gobernantes y dirigentes del peronismo,cercana a la ideologa del nazismo y del falangismo, alejada de los principiosdemocrticos (Ramella 2004). En definitiva, todos coincidan en la crtica alaccionar del gobierno peronista, en la forma en que se aprob la necesidad dereforma y las ideologas que la sustentaban.

Queda claro que ambas constituciones, la de 1853 y la de 1949, seasentaron en ideologas polticas muy distintas. Para fines de la dcada de los

cuarenta, mientras la primera haba perdido la vigencia de su orientacindemocrtica, la aprobacin de la segunda signific la instauracin de unalnea poltica nueva y autoritaria (Bidart Campos 1956, en Ramella 2004:283) en cuyo prembulo se insertaba la triloga de soberana poltica, inde-pendencia econmica y justicia social (Constitucin 1949), improntas delconstitucionalismo social.

Sin duda, las discusiones plasmadas en los diarios de sesiones de laConvencin Nacional Constituyente reflejan las posturas de los diversos sec-

tores, donde los catlicos tuvieron un rol preponderante. Entre ellos, Sampayrealiza una extensa justificacin de las modificaciones introducidas a los prin-cipios polticos que informan la parte dogmtica de la Constitucin y cons-tituyen la orientacin filosfica del proyecto peronista. La crtica, tal comoya se advirtiera, a los principios del liberalismo burgus que informan laConstitucin de 1853 y a los totalitarismos europeos, constituyen el princi-pal fundamento a partir del cual Sampay presenta los principios polticos dela doctrina peronista que la nueva Constitucin debera formalizar. Por un

lado, nos encontramos con democracias que sucumbieron por la irrupcintotalitaria (Sampay, en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Cons-tituyente 1949: 283), y por el otro, democracias liberales destructoras de lalibertad y el derecho (Sampay, en Diario de Sesiones de la ConvencinNacional Constituyente 1949: 284). Frente a estas posturas opuestas y ex-tremas, Sampay define a la democracia como una criatura cristiana (Diariode Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 283) cuyosprincipios son la libertad, la igualdad y la fraternidad de todos los hombres.

Su preocupacin no radica en la democracia en tanto mecanismo de accesoal poder, sino que va ms all al definirla como unaforma de Estado que



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hace de la felicidad del hombre su causa final y que supone una comuni-dad fundada sobre una concepcin del mundo (Sampay, en Diario de Se-siones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 284). Una visin

cristiana del mundo, la Tercera Posicin, que se encuentra entre el individua-lismo capitalista y el colectivismo totalitario.

En el marco de esta concepcin de la democracia y del Estado que seasienta sobre una poltica social y econmica, familiar y demogrfica(Sampay, en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente1949: 285) la reforma de la parte dogmtica de la Constitucin busca larestauracin del orden natural de la sociedad mediante el vigorizamiento dela familia, el establecimiento de un orden econmico sustentado por la jus-

ticia social, el afianzamiento de la conciencia nacional como nima de ladefensa de nuestra soberana poltica y posibilitar una poltica que tienda alretorno a la tierra(Sampay, en Diario de Sesiones de la Convencin Nacio-nal Constituyente 1949: 285).

El alma de la concepcin poltica que informa la reforma constitu-cional en su parte programtica, es decir, los fines que el Estado persiguepara garantizar a todos una existencia digna del hombre, que requieren afir-macin dogmtica contra toda posible contradiccin y a los que deber aco-

modarse la accin poltica futura, estn dados por la primaca de la personahumana y de su destino (Sampay 1949, en Altamirano 2001: 207).

La idea de una democracia orgnica (Zanatta 2009: 134), ncleoideolgico del peronismo, alienta la concepcin de la sociedad como unorganismo natural de cuyos miembros el Estado espera colaboracin en labsqueda del bien comn. En este sentido, el sistema de conducta, unsistema absoluto de valores(Sampay, en Diario de Sesiones de la Conven-cin Nacional Constituyente 1949: 286) que regir a la sociedad argentina

y a la nueva Constitucin, deber ser el mismo que aliente el sistema peda-ggico nacional, sostiene Sampay, ya que el ideal de formacin personalperseguido por la educacin como el ideal de vida colectiva que la Constitu-cin propone estn determinados por esta misma concepcin del hombre yde la sociedad. Es decir que la educacin tiende a formar a un hombredefinido que pertenece a una nacin dada, a un medio social dado, y a undado momento histrico, procurndole tambin la formacin que requiereesa natural adscripcin a un cierto tiempo y espacio histrico(Sampay, en

Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 285).La educacin que al igual que la democracia y el Estado se piensa bajo una



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concepcin cristiana de la vida guiada por el deber ser hacia la nacin y en labsqueda colectiva del bien comn, constituye en esta reforma el principioa partir del cual se alcanzarn con el tiempo los objetivos propuestos. Es por

ello que, a travs de la educacin la propuesta es resolver el problema de ladespoblacin del campo, de la orientacin profesional de los trabajadores, dela desocupacin, el logro del pleno empleo y la formacin poltica de lasfuturas clases dirigentes que egresen de la universidad.

III. El derecho a la educacin y la cultura:fundamentos polticos e ideolgicos del artculo 37

En las actas del Congreso Nacional de Filosofa el general Pern soste-na queNuestra comunidad tender a ser de hombres y no de bestias.Nuestra disciplina tiende a ser conocimiento, busca ser cultura (Pern 1949:132) y el captulo III de la Constitucin de 1949 sobre los derechos deltrabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educacin y la cultura y suartculo 37 correspondiente a los derechos especiales, seccin IV, disponaquela educacin y la instruccin corresponden a la familia y a los estableci-

mientos particulares y oficiales que colaboren con ella, conforme a lo queestablezcan las leyes. Para ese fin, el Estado crear escuelas de primera ense-anza, secundarias, tcnicoprofesionales, universidades y academias.

Aunque la necesidad de promover la cultura nacional y reformar elsistema pedaggico aparecen en el Prembulo de la Constitucin y en otrosartculos2, en tanto objetivos centrales del proyecto poltico del peronismo,ser a travs del artculo 37, donde se esbocen los novedosos principios dedicha reforma, que introduce un cambio profundo en las finalidades delEstado. Un Estado que se siente instrumento de un alto destino y de unnoble fin, est obligado a dar las normas precisas para la preparacin, educa-cin y formacin de su pueblo. Ser as un Estado previsor que defienda laexistencia geogrfica, poltica y misional de la patria, de cara hacia la luchadecisiva y heroica (Cruz 1950a: 4).

2 De acuerdo a la Constitucin de 1949, el artculo 5 mantiene la obligacin de que lasprovincias aseguren la educacin primaria; el artculo 17 conserva el principio de que elgobierno federal no podr restringir la entrada de extranjeros que tengan por fin introduciry ensear las ciencias y las artes; el artculo 26 establece el derecho de los habitantes de

ensear y aprender; y el artculo 68, inc. 16 establece la obligacin del Congreso en lapromocin de la ciencia y la organizacin de la instruccin general y universitaria.



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Segn el convencional Pablo Ramella (Diario de Sesiones de la Con-vencin Nacional Constituyente 1949), a diferencia de la Constitucin del53 que no contena un verdadero programa educacional, la introduccin de

la cuarta seccin del artculo 37 constituye la reforma ms importante de laConstitucin. En ella se asienta el concepto de una educacin tanto popularcomo de las clases superiores de la sociedad, indispensable para el xito de lasdems reformas a implementar en la bsqueda del bien comn. Nosotroscreemos que la masa debe pensar, que cada ciudadano tiene una responsabi-lidad en la Repblica y que por s debe discernir sobre el partido que debetomar en la lucha, por hacer ms feliz y ms prspera a la Patria; que esnecesario elevar la cultura cvica y social en la masa ciudadana para que a la

par que se supere a s misma ejerza un control sobre los gobernantes; que seauna verdadera autodefensa orgnica de la Nacin (Pern 1948, en Sampay1975: 478).

El principio fundamental de aquel programa pedaggico, tal como seenuncia en el artculo citado y acorde al derecho constitucional contempor-neo, recaa sobre la familia en primer lugar con el apoyo del Estado a travsde establecimientos pblicos y privados resguardados por los principios dela argentinidad y la moral (Ramella, en Diario de Sesiones de la Conven-

cin Nacional Constituyente 1949: 398). Sus bases doctrinarias se encon-traban en el pensamiento de Santo Toms de Aquino para quien el padre esprincipio de generacin, de educacin y de disciplina, y como tal tiene elderecho y tambin el deber de educar a su hijo, principio consubstancialcon la naturaleza humana (Ramella, en Diario de Sesiones de la Conven-cin Nacional Constituyente 1949: 397). Contrario a los principios de ladoctrina liberal, la intervencin del Estado es supletoria de los derechos ydeberes de la familia y de los de la Iglesia, que por mandato divino tiene

tambin la misin de ensear (Ramella, en Diario de Sesiones de la Con-vencin Nacional Constituyente 1949: 398).Esta educacin, obligatoria para la etapa primaria y gratuita, se diri-

ga adems a solucionar el problema del xodo del campo a la ciudad, por loque se fomentaba la vinculacin del nio y del hombre de campo con sumedio. Entre sus caractersticas ms importantes, se tenda al desarrollo delvigor fsico de los jvenes, al perfeccionamiento de sus facultades intelectua-les y de sus potencias sociales, a su capacitacin profesional, as como a la

formacin del carcter y el cultivo integral de todas las virtudes personales,familiares y cvicas (Constitucin 1949, art. 37, seccin IV, inciso 2).



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La orientacin profesional de los jvenes (Constitucin 1949, art.37, seccin IV, inciso 3) era entendida como una funcin social capacitarprofesionalmente a la clase obrera a cargo del Estado. De esta forma se

buscaba a travs de institutos del trabajo contribuir al perfeccionamientode las clases trabajadoras argentinas que hasta hace poco se vean completa-mente abandonadas en este sentido (Ramella, en Diario de Sesiones de laConvencin Nacional Constituyente 1949: 396). Se trataba de una refor-ma del saber proletario como la llamara el convencional Antonio Martn(Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 548).

El mejoramiento de la condicin humana y la preeminencia de losvalores del espritu, imponen la necesidad de propiciar la elevacin de la

cultura y de la aptitud profesional, procurando que todas las inteligenciaspuedan orientarse hacia todas las direcciones del conocimiento, e incumbe alas sociedades estimular el esfuerzo individual proporcionando los mediospara que, en igualdad de oportunidades, todo individuo pueda ejercitar elderecho a aprender y perfeccionarse (Pern 1971, en Altamirano 2001:194). Hasta entonces slo una minora de los argentinos haba podido acce-der a la universidad, hacindose duea del poder intelectual (Martn, enDiario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 548).

Sin embargo, contina Martn (Diario de Sesiones de la Convencin Nacio-nal Constituyente1949: 548), para que la Argentina sea soberana es nece-sario que todas sus capas sociales sean cultas y capacitadas tcnicamente.

En respuesta a ese objetivo, el proyecto peronista contemplaba dostipos de enseanza; por un lado, la capacitacin tcnica, implementada atravs de los cursos de orientacin profesional y de la creacin de la Univer-sidad Obrera. Por el otro, cursos de elevacin cultural destinados a elevar elnivel cultural de la clase trabajadora para que sean capaces de llevar la voz de

la libertad y de la justicia social (Martn, en Diario de Sesiones de la Con-vencin Nacional Constituyente 1949: 548) por el mundo. En esto tam-bin contribuyeron la escuela sindical de la Confederacin General del Tra-bajo y el Ateneo de Estudios Sociales. La premisa era contundente y se ex-presaba en los Deberes del peronista contenidos en la libreta de afiliacinal Partido Peronista: Uno de los deberes de todo peronista es el de capacitar-se para ser ms til al pas.

La enseanza universitaria, adems, se orientaba al servicio y engran-

decimiento de la patria. En este sentido y en comparacin con el nivel pri-mario y secundario, era la ms imbuida del espritu del Estado, porque de



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all han de salir los hombres que regirn luego los destinos de ese mismoEstado (Ramella, en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Consti-tuyente 1949: 398).

IV. La Universidad y la formacin polticade la clase dirigente en la Constitucin de 1949

Es necesario preparar y capacitar a los dirigentes. En los actualesmomentos polticos no se puede prescindir de la capacitacin, es una con-

quista del mundo moderno. Los dirigentes deben ser capacitados y para ellono hay nada mejor que realizar una tarea de capacitacin. Es curioso quehemos llegado a nuestros das preparando mdicos, abogados, ingenieros,pero a nadie se le ha ocurrido que debamos preparar a estadistas y conduc-tores(Pern 1948, en Sampay 1975: 476).Las palabras de Pern reflejan lavisin posteriormente plasmada en el artculo 37 de la Constitucin. Eraabsurdo suponer que quienes tuvieran a cargo el manejo del gobierno nonecesitaran, como en el ejercicio de cualquier otra profesin, un saber espe-

cfico. Sumado a lo cual, la formacin de la clase dirigente se presentabacomo una exigencia del momento histrico que el mundo estaba viviendo, ydel cual la Argentina no estaba ajena (Sampay 1951).

La formacin poltica de la clase dirigente, eslabn central del sistemaeducativo, constitua una funcin esencial de este nuevo Estadointervencionista, y como tal era presentada como una poltica nacional en labsqueda del bien comn y el engrandecimiento de la patria. Nadie cues-tionara el rol que jug la educacin en el proyecto poltico de Pern. Desde

los comienzos de la revolucin, a principios de la dcada de los cuarenta, elsector educativo ya era considerado, por los adeptos al rgimen un armausada por el liberalismo para envenenar a la juventud argentina y desviarladel camino recto de la tradicin catlica (Zanatta 2009: 48). Es por elloque, ms all de las polticas educativas que haban sido implementadas porla clase dirigente liberal, el gobierno peronista se encamin a producir unatransformacin total del sistema pedaggico, para lo cual invirti desde elprincipio importantes proporciones del presupuesto nacional. As el sistema

educativo se convirti en uno de los principales canales de movilidad socialdesde los primeros aos del gobierno de Pern. Muestra de ello es el creci-



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miento de la matrcula universitaria a un ritmo anual superior al 10 porciento (Zanatta 2009), algo en lo que sin duda influy la poltica de elimi-nacin de todos los aranceles universitarios dispuesta por Pern el 22 de

noviembre de 1949 a travs del Decreto 293373 (Jaramillo 2011).El proyecto peronista contemplaba la transformacin de la escuela y

de la universidad en herramientas que permitieran formar nuevas generacio-nes de argentinos en armona con los principios de la revolucin poltica ycultural que se estaba gestando, debido a lo cual los programas, los libros y laseleccin de los docentes fueron amoldados al nuevo curso poltico. A travsde la educacin, el poder del pueblo dejaba finalmente de ser virtual, comosostena Pern: las Universidades, mejorando poco a poco de la enferme-

dad que las corroa, empiezan a cumplir su finalidad fundamental(Ivanissevich 1949: 53). Sin embargo, dice Zanatta (2009), este intentoimplic una nueva y amplia oleada represiva, dirigida a sofocar el climaantiperonista que reinaba en las universidades que resistan fundamental-mente la orientacin poltica e ideolgica de estos cambios.

Pern, contario a la tradicin reformista universitaria de principios desiglo, no tena buena relacin con las clases medias ilustradas que representa-ban a la mayora del estudiantado y de los profesores. En este contexto, el

crecimiento cuantitativo de la matrcula universitaria no fue acompaadopor otras polticas institucionales ms que las encaminadas a asegurar la neu-tralizacin de los opositores al rgimen o garantizar algunas plazas fuertes dela derecha catlica (Sarlo 2007: 85).

Las universidades fueron radicalmente intervenidas y se modificaronlos programas de estudio bajo una visin nacionalista de la historia y de laidentidad nacional. Se privilegi la enseanza de la filosofa tomista enmenoscabo del mtodo crtico de la ciencia moderna y, sobre todo, se inten-

t erradicar el carcter laico que hasta entonces haba sido emblemtico de laenseanza pblica argentina (Zanatta 2009: 48). En definitiva la discusinen torno al papel que la universidad deba tener en la Argentina trascendi,tal como sostiene Sarlo, las dems dimensiones de la vida pblica y poltica

3 Tal como sostiene Jaramillo, el decreto de Pern fue ocultado y desconocido por lamayora de los acadmicos, intelectuales y estudiantes que le atribuyeron la gratuidaduniversitaria a la reforma de 1918. La entrevista donde el ex mandatario explica elsentido de su decisin fue prohibida como todos los documentos de lo sucedido en suprimer y segundo mandato. Recin hace cuatro aos fue sancionada la ley que declara

el 22 de noviembre como Da de la Gratuidad de la Enseanza Universitaria (Jaramillo,en diario Tiempo Argentino, 25 de agosto 2011).



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(2007: 16). Universidad, que de acuerdo a las ideas del gobierno, debaasumir la responsabilidad de formar moral e intelectualmente a los dirigen-tes argentinos, encaminados a salvar el ser nacional, consolidar el orden

justo y afianzar la independencia del pas (Sampay 1951: 53).En el marco de las modificaciones en la orientacin del sistema edu-

cativo, una de las principales preocupaciones de Pern era la educacin tc-nica de la clase obrera. Se proyectaron universidades dirigidas a la aplicacintcnica de conocimiento cientfico, vinculadas a las ocupaciones e industriasregionales especficas y a las necesidades del pueblo argentino y al engran-decimiento espiritual y material del pas, convirtindolas en el ncleo de lavida intelectual regional (Sampay, en Diario de Sesiones de la Convencin

Nacional Constituyente 1949: 287).Iniciativas como la de la creacin de la Universidad Obrera Nacional

y de los Institutos del Trabajo se encaminaban a la formacin de expertospara la supervisin de procesos de produccin y tcnicos capaces modernizarla fbrica y permitir un aumento de la productividad. La investigacin apli-cada y la ciencia pura no figuraron hasta 1955 etapa de modernizacinterica dentro de los objetivos primordiales de la ley universitaria ni de laspolticas para la universidad (Plotkin 1994, en Sarlo 2007), donde se privi-

legiaba el disciplinamiento moral, en un sentido nacional y justicialista. Noes de extraar entonces que Sampay (Diario de Sesiones de la ConvencinNacional Constituyente 1949: 286) se refiriera a la nueva poltica educativacomo un sistema absoluto de valores.

Este fue el contexto en el cual se encarg a las universidades, en elmarco de los derechos especiales incorporados a la nueva Constitucin, laformacin de cuadros polticos y tecnoburocrticos necesarios para el pro-yecto poltico que estaba en curso. Las Universidades establecern cursos

obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultadespara su formacin poltica, con el propsito de que cada alumno conozca laesencia de lo argentino, la realidad espiritual, econmica, social y poltica desu pas, la evolucin y la misin histrica de la Repblica Argentina, y paraque adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en la empre-sa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados por esta Constitucin(Constitucin 1949, captulo III, art. 37, seccin IV, inciso 4).

Al justificar Sampay (Diario de Sesiones de la Convencin Nacional

Constituyente 1949: 287, 288) este artculo, afirmaba que la universidaden tanto rgano del pas estaba obligada a formar a las clases dirigentes que



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egresan de sus aulas: la formacin poltica de todos los universitarios, cua-lesquiera sean sus estudios profesionales, debe constituir el basamento espi-ritual de la universidad, porque de lo contrario esta no ser ms que la cen-

tralizacin burocrtica de las distintas facultades. Formacin que deberabasarse en un saber filosfico prctico a fin de ensear al hombre a conducir-se en una de sus dimensiones ontolgicas, la de animal poltico(Sampay,en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Constituyente1949: 288).Saber que adems sera complementado con el conocimiento que aporta laexperiencia poltica y el de la realidad histrica del pas, a fin de superar laconcepcin burguesa de la vida y las formas de organizacin que le sonpropias (Sampay, en Diario de Sesiones de la Convencin Nacional Consti-

tuyente1949: 288) y agregaba como la vida del hombre es demasiadocorta para hacer acopio de la experiencia necesaria, el poltico debe servirsede la experiencia ajena que registra la Historia, y de all lograr, mediante unageneralizacin relativa y emprica, las reglas de una Praxiloga poltica, reglasemanadas, pues, de un empirismo poltico (Sampay 1951: 30).

A travs de los cursos, la realidad social y poltica ingresara a launiversidad, porque all se formaran no slo profesionales sino tambin cua-dros superiores de la administracin del Estado, una burocracia especializa-

da acorde a las necesidades de un Estado interventor (Sampay, en Diario deSesiones de la Convencin Nacional Constituyente 1949: 288). En estasescuelas de administracin, que seguiran el modelo de las burocracias ingle-sas, se capacitara polticamente a la clase obrera. De esta forma, la intencinde politizar a los sindicatos y alentar el ascenso de los trabajadores a cargospolticos constitua una de las medidas del gobierno orientadas a generar unproceso de socializacin del poder hacia las masas emergentes.

Esta nueva clase dirigente se formara bajo las premisas del bien comn

que supona la existencia de una verdad superior y trascendental a partir de lacual estos jvenes contribuiran a la construccin del buen gobierno (Sampay1951: 13), principio que se fundamentaba en la concepcin aristotlica delhombre y el bien humano al sealar que prepararemos a los argentinospara la vida poltica de una manera positiva, desterrando el agnosticismo pol-tico propiciado por el liberalismo de perniciosos efectos antinacionales queestn a la vista, fortificaremos a los jvenes en el sentido de la comunidadnacional, y los uniremos en una fe viva en las grandes verdades humanas que

forman la base de la Repblica Argentina(Sampay, en Diario de Sesionesde la Convencin Nacional Constituyente1949: 288).



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El fin del gobierno era, de acuerdo a la justificacin que realiza Sampaysobre estos cursos, alcanzar el bien comn por medio del cual se lograra launidad de orden que es el Estado. Bien comn que consista en la prudencia

y virtud virtudes polticas y pblicas con que un gobernante debadirigir a la sociedad hacia la consecucin de sus fines (Suarez Blanco, endiario El Forjador1950a). El buen gobierno supona entonces que quienesejercieran el poder lo hicieran en funcin y en la bsqueda del bien comn,ms all de los mecanismos tcnicos y jurdicos que se utilizaran para elegira quienes ocuparan los cargos o la forma en que se realizara la asignacin defunciones hacia dentro del gobierno. En este sentido, Sampay retoma laconcepcin tica del bien humano de Aristteles, basando la formacin de la

clase poltica en un sistema de valores, que requera que la inteligencia deesta clase fuera puesta al servicio de ese bien, objetivo que slo se alcanzarapor medio del aprendizaje.

La capacitacin de la clase poltica requera un sistema de formacinintelectual y moral, ....idoneidad profesional y recta voluntad para hacer deesa idoneidad una funcin social, para ponerla al servicio de la comuni-dad... (Sampay 1951: 14), virtud especulativa del saber y virtud prcticadel recto obrar (Sampay 1951: 36), labor que la Constitucin encargaba a

las universidades pblicas en las palabras de Sampay cuando expresaba quecon los cursos de formacin poltica, por tanto, nuestras Universidades pre-pararn a los futuros dirigentes polticos, porque de las Universidades salen,en su mayor parte, los argentinos que desempean funciones polticas pro-piamente tales, y darn, tambin, la necesaria formacin poltica a los cien-tficos y tcnicos que de ellas egresan. La formacin poltica de los demsexpertos de funcin social importante en nuestros das, como los dirigentessindicales, los altos burcratas, los periodistas, los dirigentes industriales, se

impartir en las Facultades o Institutos de estudios polticos que indudable-mente crear cada una de las Universidades argentinas (Sampay 1951: 26).Al justificar la necesidad de contar con dirigentes formados e idneos

para el ejercicio de la funcin pblica, Sampay parte de la teora elitista delas clases polticas enunciada por Gaetano Mosca, Vilfredo Pareto y RobertMichels. De acuerdo a este enfoque terico, la existencia de un estamentodirigente en la vida poltica responde a la divisin natural entre gobernantesy gobernados. Es decir que, as como en los hombres existen aptitudes natu-

rales para los diversos oficios que requiere la comunidad, en el oficio poltico,tambin hay hombres cuya tarea propia parece ser la de gobernar a los de-



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ms. Laclase polticaes, en este sentido, el grupo de personas que se ocu-pan, habitual y activamente, de la direccin del Estado, y a quienes siguenpasivamente, los integrantes del grueso sector de la multitud ciudadana

(Sampay 1951: 17).Los contenidos de los cursos se estructuraron a partir de una matriz

disciplinar acorde a los fundamentos de la reforma constitucional y princi-palmente, a las bases ideolgicas de la doctrina peronista: Con una Antro-pologa Filosfica claro est, subordinada a la Teologa , que nos da laidea de bien y de felicidad humana, con la Filosofa Poltica, que nos ofrece lavisin paradigmtica del Estado, su deber ser y la conducta que debe cum-plirse en el Estado en funcin de su bien comn; con el conocimiento de la

realidad actual de la comunidad poltica, engastada en un orbe de civiliza-cin conocimiento que es objeto de las disciplinas sociolgicas, y conelementos de la Historia Poltica nacional y universal, tenemos la formacinintelectual bsica que necesitan poseer los miembros de la clase poltica(Sampay 1951: 33).

De acuerdo a la enunciacin que realiza Sampay en los cursos losalumnos aprenderan: la esencia de lo argentino, la misin del pas en elmundo y la evolucin histrica y la realidad espiritual, econmica, social y

poltica de la Nacin Argentina en la circunstancia histrica de Occidente.En definitiva, a partir de esta fuerte base filosfica y una clara mirada nacio-nalista se formara al pueblo y a los dirigentes encargados de su conduccin

junto a la colaboracin de los sectores intelectuales. En otros trminos, decaPern (1949: 131, 133), el marco terico se debe seguir construyendo paraafianzar este proyecto con la organizacin y expresin de los sectores intelec-tuales, ajenos en ocasiones, a los procesos populares. Aquellos sern los en-cargados de llevar adelante la tarea imprescindible de afianzar, desde lo te-

rico, las acciones que se van cumpliendo en la prctica.

Antecedentes histricos: el civil service ingls,la Escuela Nacional de Administracin de Francia

y el Instituto de Estudios Polticos de Pars

La formacin de cuadros polticos es una preocupacin comn a los

estados modernos. Desde principios del siglo XX, e inclusive con anteriori-dad como es el caso de Inglaterra, gran parte de estas polticas orientadas a la



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formacin de administradores y altos funcionarios pblicos comenzaron aimplementarse a travs del servicio civil de carrera. Constituye ste uno delos antecedentes ms significativos en la poltica implementada por el go-

bierno de Pern en 1949.En el caso de Inglaterra la creciente complejizacin de las funciones gu-

bernamentales durante el siglo XIX gener la necesidad de contar con un apara-to administrativo eficiente. En 1840 la Escuela de Cuadros, que luego se deno-minara Colegio de Servicio Civil, comienza a formar servidores pblicos queluego son incorporados al mbito del Estado. De esta forma laspublic schoolsseencargan de la formacin de la clase poltica del pas. Aos ms tarde y bajo laresponsabilidad del Departamento del Servicio Civil se amplan los exmenes de

admisin de manera universal, para hacia 1914 extenderse a todos los departa-mentos de la administracin pblica, salvo el Servicio Exterior.

Se trataba de una formacin fundada en principios humanistas y reli-giosos, de tipo general y flexible, basada en el principio de que el burcrataingls deba poseer, en primer trmino, lageneral ability, para luego adquirir,principalmente por va de la experiencia, conocimiento especializado, sien-do sta la caracterstica que haba permitido el xito de la clase administrati-va britnica (Laski, en Sampay 1951: 22). La flexibilidad en este tipo de

formacin constituye uno de los rasgos caractersticos del moderno conceptode gestin pblica. Tal como sostiene Sampay, este tipo de formacin se

justifica en el hecho de que es ms importante, an para el experto y eltcnico, tener una firme visin del mundo y una unitaria concepcin polti-ca del destino de Inglaterra, que conocer exhaustivamente las reglas tericasde su tcnica, las cuales se aprenden, ms bien, por experiencia (Sampay1951), despus de todo la labor del tcnico y el experto tiene, ante todo, unsentido poltico: Para la direccin de la administracin se requiere una cul-

tura general, y no especializaciones. En ella es tan grande la parte que depen-de del juicio, del buen sentido, y de la prudencia virtudes que poco tie-nen que ver con el tecnicismo, que la detentacin de los ms altos cargospor hombres cuya formacin era humanista, en el mejor sentido del trmi-no, fue, segn creo, la salvacin del Service(Sampay 1951: 22).

Esta es la visin a la que adhiere Sampay de que quienes dirijan losdestinos de la comunidad poltica, ocupando cargos de direccin y de admi-nistracin, como as tambin en otros estamentos de la sociedad, ya sean

sindicatos u otro tipo de organizaciones, cuenten con una formacin de tipogeneral.



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Tambin el Instituto de Estudios Polticos dependiente de la Univer-sidad de Pars creado en 1945 proviene de la Escuela Libre de CienciasPolticas fundada en 1872. En sus aulas se dictan cursos de formacin pol-

tica a dirigentes sindicales e industriales y periodistas (Sampay 1951) quepaulatinamente se fueron extendiendo al resto de Europa, Estados Unidos y

Amrica Latina. De esta forma cada pas fue desarrollando su propia concep-cin del servicio civil reflejo de su historia, civilizacin, tradiciones y estruc-turas polticas, econmicas y sociales.

Por otro lado la Escuela Nacional de Administracin (ENA) fue crea-da en 1945 por el general De Gaulle como un centro gubernamental dealtos estudios para la formacin de funcionarios pblicos con especializacio-

nes en cada rama de la administracin. Desde el comienzo su principiofundamental fue democratizar el acceso a la alta funcin pblica yprofesionalizar la formacin de altos cargos de la administracin, preservndoseen las contrataciones un criterio meritocrtico y acadmico.

Los cursos de formacin polticaen la Universidad Nacional de Cuyo

Los cursos de formacin poltica y tcnica que, tal como dispona laConstitucin, deban dictarse en todas la universidades nacionales, corrieronen Cuyo una suerte muy distinta a la corta vigencia que tuvieron en otrasinstituciones, como la Universidad de Buenos Aires. En esta universidad losalumnos, en su mayora opositores al rgimen, impidieron el dictado de losmismos (Halpern Donghi 2008).

En la universidad de mitad de siglo, sostiene Halpern Donghi, co-

menzaron a sucederse, cada vez con mayor frecuencia, episodios que eranparte de un orden que se encaminaba a encolumnar a todas las voluntadesargentinas. De acuerdo a las memorias del autor, uno de esos momentos fuela incorporacin con carcter obligatorio de los cursos de formacin polticaa los planes de estudio de todas las carreras ofrecidas por la Universidad deBuenos Aires (Halpern Donghi 2008). Sin embargo, frente a las resisten-cias del estudiantado las autoridades de la universidad decidieron postergarpor un ao la introduccin de los cursos, que finalmente nunca fueron

implementados. En cambio, la Universidad Nacional de Cuyo, en un climamenos conflictivo y opositor al gobierno, fue uno de los centros de estudios



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universitarios tempranamente preocupado por la formacin y capacitacinde la clase dirigente.

Ms all de que la UNCuyo era una casa de estudios relativamente

nueva y sin una larga trayectoria en comparacin con otras universidades delpas, la regin fue un lugar propicio para el desarrollo de aquellos cursos.Seguramente el Congreso Nacional de Filosofa realizado en 1949 en la Fa-cultad de Filosofa y Letras de la universidad donde Pern present las basesde la Comunidad Organizada, junto a los cursos de capacitacin laboral quedesde 1946 se dictaban en el Instituto del Trabajo, tambin dependiente dela UNCuyo, alentaron un clima propicio para que en 1950 se comenzara adar cumplimiento al artculo 37 de la CN.

La creacin del Instituto del Trabajo en 1946 tuvo como finalidadfundamental facilitar el acceso de las clases obreras a una capacitacin laboralde nivel terciario y/o universitario, proporcionndoles conocimientos teri-cos, prcticos y una formacin espiritual orientada a la construccin del biencomn. Por medio de estos cursos se brindaba la oportunidad a todo traba-

jador de poder mejorar su acervo cultural, ingresando al claustro universita-rio, otrora cerrado para las inteligencias de los humildes y trabajadores (Cruz1950a: 3).

En 1950 deca un diario interno del Instituto del Trabajo llamado ElForjador: La Universidad Nacional de Cuyo por primera vez ha hecho entrardentro de los cuadros universitarios al elemento obrero. Por primera vez unaalta casa de estudios toca la trompeta llamndolo e invitndolo a invadir yconquistar el campo que por derecho propio le pertenece. Lo llama al obreropor intermedio de su Instituto del Trabajo. Quiere poder decir frente a cadauno de los que egresan de las distintas secciones: este es todo un hombre, esdecir un hombre completo. Porque el intelectual que slo trabaja con la cabeza

y no sabe ni moverse por no haber hecho nunca ningn esfuerzo musculartil, no es un hombre completo. Todo un hombre es el intelectual que ejercitasu inteligencia, pero sabe tambin defenderse en la vida ganndose el pan conel trabajo de sus manos. Todo un hombre es el obrero que se gana la vida conesfuerzo fsico, pero que frente a cualquiera de los grandes problemas del mun-do sabe la solucin porque ha empeado su inteligencia. En el Instituto delTrabajo por medio de clases de formacin espiritual y de capacitacin tcnicase persigue llevar al alumno a ser todo un hombre.

El ingreso de los trabajadores a la universidad en 1946 fue un avanceen la bsqueda de la justicia social respecto a la igualdad de oportunidades



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de todos los ciudadanos en el acceso a la educacin. Junto al resto de losderechos especiales, fue sta una de las conquistas ms significativas de larevolucin peronista, la justicia hecha a las inteligencias y a las capacidades,

cuyo territorio es base para toda armona estructural de la sociedad (Cruz1950a: 3). La UNCuyo fue la primera universidad en la que se puso enmarcha este tipo de capacitacin tcnica, donde se brindaban los cursos deFarmacia, de Historia del arte, de Dibujantes, de Legislacin social, Idneoen Comercio, y la especialidad en Estudios sociales, que al igual que loscursos de formacin poltica, estaba destinada a alumnos que desearan com-prometerse con los problemas sociales a fin de darles solucin, ya sea desdelas Cmaras Legislativas, desde el Consejo Deliberante o desde la direccin

del sindicato (diario El Forjador1950).El proyecto poltico del gobierno en su afn por socializar el poder

requera integrantes de la clase obrera dispuestos a comprometerse con losdestinos de la nacin (Cruz 1950a: 4); dirigentes capaces de asumir posi-ciones de mando en los sindicatos, una de las columnas ms importantes delmovimiento. En respuesta a ello, a mediados de 1950 se inauguraron, en elmarco del Instituto del Trabajo, los Cursos de Capacitacin Gremial con elobjeto de brindar a los trabajadores una formacin poltica de tipo general,

tal como ya lo explicitara Sampay en la fundamentacin del artculo 37.Ese mismo ao, en respuesta a lo dispuesto por la Constitucin, se

crean los Cursos de Formacin Poltica, bajo las influencias del Servicio Civilingls y francs y los contenidos que all se impartan: Las Universidadesestablecern cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes detodas las facultades para su formacin poltica, con el propsito de que cadaalumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, econmica,social y poltica de su pas, la evolucin y la misin histrica de la Repblica

Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debeasumir en la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados poresta Constitucin(Constitucin 1949, art 37, seccin 4, inciso 4).

La Ordenanza N 37 de la UNCuyo de junio de 1950 marca elinicio de actividades cursos generales y obligatorios de formacin polticapara el conocimiento de la realidad argentina y la edicin de un Boletn deEstudios Polticos que anticiparon la creacin de una carrera de estudiosuniversitarios y de una unidad acadmica especfica para el desarrollo de la

disciplina en la regin. De esta forma el 19 de junio de dicho ao, la re-flexin poltica ingresa efectivamente al mbito acadmico en Cuyo. Por



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medio de la Ordenanza 37 se resolva la organizacin, por parte del rectorado,de cursos de formacin poltica que comenzaran a dictarse ese mismo ao(art. 1). Los mismos seran, de acuerdo a la normativa constitucional,

obligatorios para todos los alumnos que hubiesen ingresado o ingresaran enlo sucesivo a la universidad, siendo un requisito indispensable para la obten-cin de cualquier ttulo universitario la aprobacin de dichos cursos (art. 2).Mientras en el artculo 3 se estableca que los cursos que se dictaran ese aoseran considerados como ciclo preparatorio experimental. Por ltimo, seconfiaba a la Secretara General del Rectorado la edicin del Boletn de Estu-dios Polticos (art. 4), siendo sta la primera publicacin especfica destina-da al desarrollo y difusin de la disciplina en la Regin.

En palabras del entonces Rector de la UNCuyo, Dr. Ireneo Cruz, loscursos de formacin poltica y el Boletn de Estudios Polticos eran la res-puesta de la nueva Universidad, magnfica y generosamente dotada (Cruz,1950 en Dugini y Lpez 1995: 5) para el cumplimiento del artculo 37 dela CN. La UNCuyo asuma de esta forma la responsabilidad constitucionalcon plena conciencia del altsimo papel que en el futuro y en el presenteargentino debe jugar la enseanza, la Constitucin determina claramente sudeber a cumplir en lo que a una ubicacin nacional y por lo tanto profun-

damente humana de la ciencia se refiere. La Universidad Nacional deCuyo que, incluso por su edad y por su asiento regional ha sentido siempreuna ntida palpitacin de la angustia y de la plenitud argentina inicia

jubilosamente el cumplimiento de este deber, destinado a una generacinque en nuestras aulas aprende diariamente, junto con las artes y las letras, elalegre quehacer de continuar y ensanchar esta unidad de destino que es laPatria (Cruz 1950b: 10).

En el origen y en la planificacin curricular de estos estudios queda-

ron involucradas las Facultades de Filosofa y la de Ciencias Econmicas.Mientras en el transcurso de la dcada de los cincuenta el creciente interspor la formacin poltica, social y en administracin de los alumnos impulsla creacin de la Escuela de Estudios Polticos y Sociales, luego Escuela Su-perior para llegar finalmente al ao 1967 cuando se alcanza el rango deFacultad.

La creacin de la carrera respondi a la necesidad de que la Universi-dad contribuyera a la capacitacin adecuada de los empleados del Estado y a

la investigacin y estudio de los problemas especficos de la tcnica adminis-trativa aplicada al servicio pblico. De este modo, poder satisfacer una nece-



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sidad comprobada y llenar una laguna de estudio de las ciencias sociales ypolticas que se cursan en el pas (Rodrguez Arias, en Dugini y Lpez1995). Ideas que no slo fueron el sustento de un proyecto poltico que

requera cuadros dirigentes formados para un Estado intervencionista, sinoque tambin posibilit el desarrollo de la ciencia poltica regional.

V. Conclusiones

Hoy, despus de tantos aos, analizar la poltica orientada a la forma-cin de clase dirigente del gobierno peronista y principalmente el rol que en

ella tuvo la universidad implica realizar un recorrido por el proceso poltico,econmico y social que posibilit, luego de las crisis de 1930, el adveni-miento de la sociedad de masas bajo la proteccin de un Estadointervencionista. Se abra una ventana de oportunidades para un sector de lapoblacin argentina que hasta entonces no haba sido parte de la vida polti-ca del pas.

Supone tambin un anlisis de las ideas que dieron sustento al pro-yecto poltico del peronismo y, consecuentemente a la poltica educativa del

Estado donde la formacin de una nueva clase dirigente era indispensablepara impulsar, en palabras de Gramsci (1971), la creacin de hegemonacultural en la sociedad. Una clase dirigente formada y capaz de llevar a cabola revolucin peronista (Sampay, en Diario de Sesiones de la ConvencinNacional Constituyente 1949).

De esta forma, la poltica educativa plasmada en la Constitucin de1949 y dentro de ella la poltica orientada a la formacin de cuadros polti-cos permiti la institucionalizacin de la doctrina peronista y significativos

cambios en las relaciones de poder entre el Estado y la clase obrera, y entresta y quienes hasta entonces haban ejercido el monopolio del poder polti-co. La universidad fue, en este sentido, la herramienta a travs de la cual sepens la formacin de una nueva generacin de clase dirigente en armonacon los principios de la revolucin poltica y cultural que se estaba gestando,ms all de los resultados finales.

A travs del artculo 37 de la CN se pens una instancia de capacita-cin poltica transversal a la formacin de todas las profesiones, sin embargo

esto nunca se cumpli, ya que el Estado termin impulsando la creacin,dentro de la universidad, de una unidad de formacin especfica para el



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estudio de la poltica y lo social, como fue la Escuela de Estudios Polticos ySociales que luego se transformara en la Facultad de Ciencias Polticas ySociales de la UNCuyo. De esta forma, la lgica de la organizacin universi-

taria que supone la disposicin de los saberes en unidades acadmicas espe-cficas, termin reinterpretando la poltica del gobierno de Pern. Con eltiempo, quienes no optaron por dicha unidad acadmica, no tuvieron for-macin poltica.

Por otro lado, los profundos antagonismos presentes en la sociedadargentina entre quienes apoyaban al gobierno de Pern y quienes no, impi-dieron la continuidad de este proyecto. Ms all de lo cual analizar la polti-ca de formacin y capacitacin de cuadros polticos y tcnicos del gobierno

peronista, su articulacin con las universidades y las ideas que permitieronsu institucionalizacin, constituye uno de los antecedentes ms significati-vos en el estudio de este tipo de polticas en el pas y sobre todo en el anlisisde cules han sido las estrategias educativas en sus dimensiones institucionalese ideolgicas desde las cuales se pens dicha formacin.

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Resumen

La poltica de formacin de cuadros del

gobierno peronista, fundada principalmente

en el ideario que refleja el texto constitucio-

nal de 1949 y que se delega a la universi-

dad, constituye uno de los antecedentes ms

significativos en la historia nacional, ms all

de que nunca lleg a implementarse efecti-

va y generalizadamente. Antecedentes como

ste demuestran que la formacin y capaci-

tacin de cuadros polticos ha sido una pre-

ocupacin recurrente del Estado argentino,

a pesar de que las frecuentes y extensas inte-

rrupciones al rgimen democrtico, al me-

nos hasta su retorno en la dcada de los

ochenta, tornaron inviable la concrecin de

dicho proyecto. Por ello estudiar la poltica

orientada a la formacin y capacitacin de

cuadros polticos del gobierno peronista

expresada en la Constitucin Nacional de

1949 y fundamentalmente las ideas a par-

tir de las cuales la misma se ha

institucionalizado en cada momento impli-

ca retomar algunas discusiones en torno a la

funcin educativa y formativa del Estado,

sus significados y fines relacionados a la lu-

cha por el poder poltico.

Palabras clave

Estado peronismo formacin poltica universidad Arturo Sampay



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Abstract

The most significant background inArgentinean history regarding the policy

of political cadres training was formulated

(although never effectively implemented

or widespread adopted) under the

peronist government, and was based

primarily on the ideology reflected in the

constitutional text of 1949 and delegated

to the university. antecedents like this oneshow that the education and training of

political cadres has been a recurrent

concern of the Argentine state, but the

frequent and lengthy disruptions of

democratic rule, at least until its return inthe early 80s, became the realization of the

project unviable. Based on this precedent,

the study of the policy-oriented training

of political cadres under the Peronist

government expressed in the Constitution

of 1949, and the ideas from which this

policy has been institutionalized in

different moments of Argentine history,requires to regain some discussions about

the educational and formative state, its

meanings and purposes related to the

struggle for political power.

Keywords

State Peronism political training university Arturo Sampay


el rol de la universidad en la formación de cuadros políticos en la constitución del 49 - maría...

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