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Sergio Boisier Etcheverry [email protected] 30/06/2008 EL RETORNO DEL ACTOR TERRITORIAL A SU NUEVO ESCENARIO (UN HOMENAJE A WALTER STÖHR, MAESTRO Y AMIGO DILECTO) Sergio Boisier Ω RESUMEN Esta monografía es, en primer lugar, un modesto homenaje al Profesor austriaco Walter B. Stöhr, eminente economista especializado en la cuestión territorial y de amplia e inolvidable influencia en Chile; bien se podría decir que Stöhr fue el “padre” de la regionalización chilena. Pero más allá de ese reconocimiento y a propósito de un artículo escrito por Stöhr hace veinte años, éste documento intenta poner en la mesa de la discusión las cuestiones estructurales actuales que condicionan la manera de enfocar los asuntos territoriales. La velocidad del cambio en el globo terráqueo es impresionante y los conocimientos adquiridos en el pasado y validados durante años no resisten el huracán del cambio actual. Propongo ahora centrar la atención y nuestra capacidad de decodificación en torno a una docena de procesos y cuestiones que tienen que ser tenidos en cuenta al momento de pretender intervenir sobre los procesos territoriales de cambio: el crecimiento económico y el desarrollo societal. Estos asuntos son: 1.-GLOBALIDAD: la lógica oculta; 2.-COMPLEJIDAD: la ley de la variedad necesaria; 3.-VIRTUALIDAD: traspasando fronteras; 4.-SUBJETIVIDAD: el sujeto individual y el sujeto colectivo y la libertad; 5.-TAMAÑO: tal vez lo pequeño no siempre sea hermoso, pero lo pequeño puede ser muy valioso; 6.-PODER: un juego de suma abierta; 7.-COMPETITIVIDAD: your place or mine?; 8.-VELOCIDAD: la gacela y el león; 9.-ASOCIATIVIDAD: la soledad es mortal; 10.-SUSTENTABILIDAD: territorio y biología, ¿una nueva cohabitación?; 11.- LIDERANZA: distribuida entre muchos; 12.- IDENTIDAD: soy de aquí y no de allá. SUMMARY This paper is a modest homage to the Austrian Professor Walter B. Stöhr, a distinguished economist in the field of territorial development who had a wide and unforgettable influence in Chile; Stöhr was to a large extent “ the father of Chilean regionalization process”. Beside this acknowledgment, my purpose is to update the analysis made by Stöhr, some twenty years ago, on the external conditions which should be taken into account when attemps are made to intervene on territorial social processes, like growth and development. In this paper I am proposing to focus on a dozen processes which must be taken into account when a territorial intervention is designed. These processes are: 1.- GLOBALIZATION: the hidden logic; 2.- COMPLEXITY: the law of the necessary variety; 3.- VIRTUALITY: trespassing frontiers; 4.- SUBJECTIVITY: the individual subject and the social subject and freedom; 5.- SIZE: perhaps small it´s not always beautiful, but small size can be very valuable; 6.- POWER: an open game; 7.- Ω Economista (U. de Chile), Master of Arts in Regional Science (U. of Pennsylvania) y PH.D en Economía Aplicada (U. de Alcalá, Henares), Profesor Titular Asociado, U. Católica de Chile, Profesor Visitante de la U. San Martín, Buenos Aires, de la U. de La Frontera y de la U. de Los Lagos, en Chile. Ex Director de Políticas y Planificación Regionales, CEPAL/ILPES, Presidente Ejecutivo de la Consultora CATS (Centro de Anacción Territorio y Sociedad). Correo: [email protected] . Este documento será usado en varias ceremonias inaugurales de distintos eventos en Argentina, Colombia, Chile y México.

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Sergio Boisier Etcheverry [email protected] 30/06/2008

EL RETORNO DEL ACTOR TERRITORIAL A SU NUEVO ESCENARIO (UN HOMENAJE A WALTER STÖHR, MAESTRO Y AMIGO DILECTO)

Sergio BoisierΩ

RESUMEN

Esta monografía es, en primer lugar, un modesto homenaje al Profesor austriaco Walter B. Stöhr, eminente economista especializado en la cuestión territorial y de amplia e inolvidable influencia en Chile; bien se podría decir que Stöhr fue el “padre” de la regionalización chilena. Pero más allá de ese reconocimiento y a propósito de un artículo escrito por Stöhr hace veinte años, éste documento intenta poner en la mesa de la discusión las cuestiones estructurales actuales que condicionan la manera de enfocar los asuntos territoriales. La velocidad del cambio en el globo terráqueo es impresionante y los conocimientos adquiridos en el pasado y validados durante años no resisten el huracán del cambio actual. Propongo ahora centrar la atención y nuestra capacidad de decodificación en torno a una docena de procesos y cuestiones que tienen que ser tenidos en cuenta al momento de pretender intervenir sobre los procesos territoriales de cambio: el crecimiento económico y el desarrollo societal. Estos asuntos son: 1.-GLOBALIDAD: la lógica oculta; 2.-COMPLEJIDAD: la ley de la variedad necesaria; 3.-VIRTUALIDAD: traspasando fronteras; 4.-SUBJETIVIDAD: el sujeto individual y el sujeto colectivo y la libertad; 5.-TAMAÑO: tal vez lo pequeño no siempre sea hermoso, pero lo pequeño puede ser muy valioso; 6.-PODER: un juego de suma abierta; 7.-COMPETITIVIDAD: your place or mine?; 8.-VELOCIDAD: la gacela y el león; 9.-ASOCIATIVIDAD: la soledad es mortal; 10.-SUSTENTABILIDAD: territorio y biología, ¿una nueva cohabitación?; 11.-LIDERANZA: distribuida entre muchos; 12.- IDENTIDAD: soy de aquí y no de allá.

SUMMARY

This paper is a modest homage to the Austrian Professor Walter B. Stöhr, a distinguished economist in the field of territorial development who had a wide and unforgettable influence in Chile; Stöhr was to a large extent “ the father of Chilean regionalization process”. Beside this acknowledgment, my purpose is to update the analysis made by Stöhr, some twenty years ago, on the external conditions which should be taken into account when attemps are made to intervene on territorial social processes, like growth and development. In this paper I am proposing to focus on a dozen processes which must be taken into account when a territorial intervention is designed. These processes are: 1.- GLOBALIZATION: the hidden logic; 2.- COMPLEXITY: the law of the necessary variety; 3.- VIRTUALITY: trespassing frontiers; 4.- SUBJECTIVITY: the individual subject and the social subject and freedom; 5.- SIZE: perhaps small it´s not always beautiful, but small size can be very valuable; 6.- POWER: an open game; 7.-

Ω Economista (U. de Chile), Master of Arts in Regional Science (U. of Pennsylvania) y PH.D en Economía Aplicada (U. de Alcalá, Henares), Profesor Titular Asociado, U. Católica de Chile, Profesor Visitante de la U. San Martín, Buenos Aires, de la U. de La Frontera y de la U. de Los Lagos, en Chile. Ex Director de Políticas y Planificación Regionales, CEPAL/ILPES, Presidente Ejecutivo de la Consultora CATS (Centro de Anacción Territorio y Sociedad). Correo: [email protected] . Este documento será usado en varias ceremonias inaugurales de distintos eventos en Argentina, Colombia, Chile y México.

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COMPETITIVITY: your place or mine?; 8.- VELOCITY: the antelope and the lion; 9.-ASOCIATIVITY: solitude could be deadly; 10.-SUSTENTABILITY: territory and biology, anew cohabitation?; 11.- LEADERSHIP: socially distributed; 12.- IDENTITY: I belong here, not there.

INTRODUCCIÓN

Algo más de veinte años Walter Stöhr1 publicó un breve estudio titulado ¿Se ha producido una variación en las condiciones externas y un cambio de paradigma en las estrategias de desarrollo regional?, artículo en el cual presentaba las nuevas tendencias en torno a la práctica de intervenir a favor del desarrollo territorial de algunas o de todas las regiones de un país. Ciertamente Stöhr exhibió una notable capacidad para decodificar el entorno a fines de los años 80 y explicar las consecuencias de ello para las políticas territoriales. Haciendo uso de la legítima capacidad de cada uno de nosotros para dar nombre y sentido a diferentes fenómenos, propongo hablar en este caso del nacimiento de las políticas territoriales de segunda generación2, políticas de las cuales Stöhr aparece como uno de los founding fathers. Stöhr apuntó a las siguientes condiciones externas: 1) menores tasas agregadas de crecimiento económico al compararlas con las que prevalecieron desde fines de la II Guerra Mundial; 2) mayor y mejor estabilidad del costo de la energía, el transporte y la movilidad; 3) reducción generalizada de la disponibilidad de fondos públicos; 4) desaparición de los “espacios libres” desde el punto de vista ecológico, económico y político para externalizar el costo del desarrollo; 5) mayor conciencia pública de los aspectos ecológicos y ambientales; 6) disponibilidad de nuevas tecnologías aplicables en modalidades descentralizadas; 7) cambios en la comprensión del desarrollo; 8) mayor presión a favor de la participación local y regional; 9) mayor “turbulencia” del cambio estructural económico mundial; 10) mayor estabilidad relativa de la pequeña y mediana empresa; 11) menor grado de “previsibilidad” y menor “flexibilidad” del desarrollo regional con métodos tradicionales. Como es fácil de observar, algunas de las cuestiones detectadas por Stöhr se han diluido, otras se han mantenido y otras se han acrecentado. Exactamente veinte años después podemos hablar de nuevas condiciones que enmarcan ahora las políticas territoriales de tercera generación, condiciones que serán expuestas a seguir. El “regreso del actor territorial” en América Latina se produjo en la práctica el 22/02/2007, fecha en la que el Presidente de Brasil firmó el Decreto # 6047 que restablece en el Brasil una política territorial nacional, un hecho refundacional que será sin duda imitado.

1 Stohr W., 1989, ¿Se ha producido una variación en las condiciones externas y un cambio de paradigma en las estrategias de desarrollo regional?, ILPES, Programa de Capacitación, Doc. D/114 (traducción del original), Santiago de Chile. 2 Las políticas de primera generación se basaron principalmente en introducir desestabilizadores (por ejemplo, polos) en las regiones periféricas.

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1- GLOBALIDAD: LA LÓGICA OCULTA.

La globalidad, más comúnmente denominada como globalización es un fenómeno multidimensional que envuelve la tecnología, el modo de producción, las finanzas, las migraciones, el comercio, la cultura, las artes y muchas otras expresiones de las relaciones internacionales e interpersonales. Para algunos, la globalización sería una conspiración perversa del sistema capitalista que busca mantener y acrecentar relaciones de dominación y dependencia entre “partes” (países, organizaciones, regiones, etc.) y tal conspiración sería dirigida por una serie de individuos malvados ubicados en los puntos clave de la malla del poder mundial y no cabe sino oponerse a ella. Tecnoindustriales como Bill Gates, especuladores como Georges Soros, intelectuales como Joseph Stiglitz y políticos de variado pelaje como Bush, Sarkosy, Brown, Berlusconi, Merckel y quizás si hasta Alvaro Uribe y Michelle Bachelet configuran la iconografía de los perversos a los cuales se suman a un nivel más bajo, incontables “pseudos” académicos. Sugiero, por supuesto, sacar de la discusión este tipo de absurdo. Globalización es un tema importante en la discusión sobre la naturaleza del orden internacional post guerra fría. No se trata de un concepto ligado a una teoría claramente articulada, pero se transformó, de todos modos, en una metáfora poderosa para describir numerosos procesos universales en curso. Desde nuestro punto de vista una característica relevante de la globalización reside en las múltiples dialécticas que ella provoca, por ejemplo, en la geografía política, al generar diacrónicamente fuerzas que apuntan a la creación de cuasi-Estados supranacionales y cuasi-Estados subnacionales, o en la modificación de la geografía locacional de la industria manufacturera, poniendo frente a frente la creación de un único espacio de mercado global y un enorme abanico de lugares productivos discontinuos en la superficie terráquea. La primera y específica dialéctica macro produce una suerte de esquizofrenia micro en los individuos al tensionarlos entre la necesidad de ser universal y la simultánea necesidad de ser local, en tanto que la segunda da lugar a un modo de producción en red, a una geografía física y económica discontinua, en el plano de la producción manufacturera.

Como ya es bien sabido, existen por lo menos dos maneras de referirse a la globalización: una metafórica y otra más científica, lo cual no niega el carácter científico que puede tener toda metáfora, sólo que ella es siempre circunloquial y a veces hay que descubrir la verdad oculta o disimulada en el lenguaje. En la perspectiva metafórica, Néstor García Canclini fue el primero en disparar al referirse magistralmente a la globalización como “un objeto cultural no identificado”, Zygmunt Bauman lo hace apuntando a ella como “un fetiche, un conjuro mágico, una llave destinada a abrir todas las puertas a todos los misterios presentes y pasados”, Sergio Boisier, a partir del cineasta Luis Buñuel, se ha referido a ella como “un oscuro objeto de deseo” y como “el discreto encanto de la burguesía” y, nuevamente, García Canclini ha sostenido que “todo lo que no es culpa de la Corriente del Niño, es culpa de la globalización”, frase lapidaria y ciertamente bien humorada.

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Como también es conocido, ya el mundo se encuentra dividido entre los anti y los pro globalización, más radicales los primeros y con líderes emblemáticos como Michel Bové o Ignacio Ramonet y más conservadores los segundos, cuyos líderes son organizacionales, principalmente, Banco Mundial, Fondo Monetario, OMC. Los primeros quieren tapar el sol con una mano y los segundos quieren imponer un marco ideológico y político mal llamado Consenso de Washington y sus diez recetas. Hay mucho de folklore, mucho desconocimiento, y mucho autoritarismo en todo este espectro.

La característica central de la actual etapa tecnocognitiva del capitalismo está dada por la simultaneidad de dos fenómenos, que pueden imaginarse como dos curvas en un cuadrante: primero, un ciclo de vida cada vez más corto para cada generación de productos y, segundo, un costo en investigación, desarrollo y mercadeo cada vez proporcionalmente mayor para pasar del producto de generación “n” al de generación “n+1”. Una curva exponencialmente decreciente y otra exponencialmente creciente. Por cierto, la velocidad de generación de nuevo conocimiento se encuentra detrás.

El sistema capitalista, como cualquier sistema biológico o social, posee un imperativo más que “kantianamente” categórico: su reproducción permanente. Para ello debe recuperar a la mayor velocidad posible los recursos gastados en invención, diseño, fabricación y comercialización del producto de generación “n+1” y frente a tal exigencia el sistema no tolera ni tolerará fronteras, aduanas, aranceles, prohibiciones ni mecanismos que entraben el comercio; el sistema requiere un espacio único de mercadeo3. A la luz de este argumento se entiende la frenética carrera por firmar acuerdos de variada naturaleza entre países y se comprende qué es lo que quiere decir la CEPAL cuando habla del “regionalismo abierto”, un juego practicado con entusiasmo por Chile por ejemplo, que como economía pequeña, debe hacer apuestas en todas las mesas de la sala de juego de esta suerte de Casino Mundial.

A manera de síntesis cabe señalar que la apertura externa, quizás si la manifestación más visible de la globalización, obliga a países y regiones a utilizar dicha apertura para colocar sus productos transables en dos nichos del comercio internacional: el nicho de la modernidad de lo transado y el nicho de la competitividad de lo transado Obsérvese, de paso, que “modernidad productiva” es algo intrínsecamente asociado a “innovación”, que a su vez ahora se liga más y más al territorio, lo mismo que “competitividad”. Pero no se confunda esto con la pretensión de fabricar en cada región productos manufacturados de altísima complejidad y diseño industrial, como chips de silicona para procesadores de alta velocidad o cosas semejantes; las manzanas de Río Negro en Argentina o del Maule en Chile, o el café del Eje Cafetero de Colombia, y la carne seca (machaca) de Sonora en México o las molas de la etnia kuna en Panamá pueden transformarse en productos de elevada modernidad mediante la introducción en su producción,

3 Y, paradojalmente, como se observa, múltiples espacios de producción. Naturalmente que la lógica del sistema no coincide plenamente en el corto plazo con la lógica de defensa de las economías nacionales, pero es fácil adivinar cuál será el contenedor que impondrá su modo de organización del mundo.

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de progreso técnico. Ningún territorio está, a priori, fuera de la globalización, ni siquiera se está, a priori, en la periferia de ella.4

Globalización y territorio configuran un par sobre cuya existencia misma hay posiciones encontradas, entre quienes sostienen que la globalización devalúa el territorio y los que sostienen, por el contrario, una revalorización territorial en ella. Según James Simmies,5 los especialistas en esta materia tienden a agruparse entre aquellos preocupados por los papeles cada vez más significativos desempeñados por las grandes corporaciones y aquellos interesados en las empresas más pequeñas, y ambos, con las causas de la aglomeración espacial de las actividades económicas innovadoras.

Un lado del argumento, sostenido por ejemplo, por autores como Froebel, Heinrichs y Kreye, Henderson y Castells, Amin y Robins es que ha surgido una economía global dominada por grandes corporaciones transnacionales. Las decisiones de ellas acerca de dónde ubicar actividades tales como las productivas o de I&D determinan en gran medida qué tipo de actividad económica se aglomera en qué lugar. Así, el territorio se transforma en una suerte de “variable dependiente” en la función de crecimiento innovador.

Otro lado del argumento, representado por ejemplo, por Piore y Sabel, Porter, Scott y Storper, Stöhr, Vázquez-Barquero, Garofoli, Cuadrado-Roura, Maillat, y muchos especialistas latinoamericanos—este autor entre ellos--y del Tercer Mundo en general, es que los lugares y localidades están siendo más, y no menos importantes en su contribución a la innovación y a la alta tecnología.

Los “globalizadores” se apoyan en el hecho evidente de que una fracción importante del capital se está concentrando y centralizando a nivel de la economía internacional y hay abundantes datos que confirman este hecho. Se sigue de este tipo de línea argumental que las localidades, regiones, e incluso países, están siendo “re-diseñados” de acuerdo a la economía global y a sus principales actores: las corporaciones transnacionales. Los “localistas” se apoyan en una significativa reacción del consumo frente a la homogeneización de los bienes y servicios transados y a la respuesta de una parte de las empresas vía la “especialización flexible”, una estrategia de permanente innovación que trata de acomodarse al cambio incesante, en vez de tratar de controlarlo. Especialización flexible que va de la mano con escalas pequeñas de producción y con la necesidad del “aprendizaje colectivo”, fuertemente facilitado por la cercanía geográfica, de aquí en parte, la revalorización del territorio. Surge un nuevo concepto en teoría económica: las economías de la diferenciación.

Es un hecho que ambos argumentos comparten la verdad. La globalización afecta el tamaño (e inevitablemente la localización) de las unidades productivas de dos maneras opuestas y simultáneas. Las economías de escala respaldan el gran tamaño y la concentración territorial en tanto que las economías de flexibilidad

4 Véase el estudio de Iván Silva: Disparidades, competitividad territorial y desarrollo local y regional en América Latina. 2003, ILPES/CEPAL, Serie Gestión Pública, Santiago de Chile. 5 Simmies J. “Innovation, Networks and Learning Regions?” Regional Policy and Development Nº 18, 1997, RSA, J. Kingsley Publishers, London.

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mostradas por Storper6, y de diferenciación, respaldan el pequeño tamaño y la dispersión, pero como el pequeño tamaño aislado tiene una alta probabilidad de fracaso, estas economías empujan también la conformación de NID’s (New Industrial Districts o Nuevos Distritos Industriales).

Desde otro punto de vista, se pueden anotar por lo menos tres argumentos que avalan la tesis de una revalorización del territorio, precisamente en el contexto de la globalización.

Comencemos por un argumento sociológico. Como lo señalara alguna vez Edgar Morin, la modernidad generó en el hombre una metástasis del ego, que lo ha llevado a creer en una nueva ciudadanía para él, la de “ciudadano del mundo”, desprovisto de cualquier lazo atávico que lo identificase con su “terruño”, chico o grande. “I´ Been Moved”, la conocida interpretación de la sigla IBM es una expresión de esta vanidad (de no ser de aquí ni ser de allá ni tener edad ni color de identidad, como en la canción del cantautor argentino Facundo Cabral) porque por el contrario, la mayoría de nosotros ni siquiera somos “ciudadanos nacionales” (salvo en la acepción jurídica de ello). Somos, en la generalidad de los casos, “ciudadanos locales”, viajeros de la proximidad, habitantes de lo cotidiano.

Bastaría hacer una pequeña investigación empírica para mostrar que la abrumadora mayoría de la gente hace uso de su tiempo de vida en un espacio geográfico que, imaginariamente, no supera el área de un círculo de no más de 100 kms. de radio. Allí vive, forma familia, trabaja, obtiene educación y salud, allí se recrea y generalmente termina por ser enterrado en ese mismo espacio, que es el territorio de la cotidianeidad. Es fácil inferir que para cualquier individuo, la realización de su proyecto individual de vida depende críticamente de lo que acontezca a lo largo del tiempo en su entorno cotidiano. Por tanto para todos es de vital importancia que al entorno cotidiano “le vaya bien” ya que así la probabilidad de tener éxito en el proyecto individual de vida in situ aumenta.

Razón demás para envolverse como ciudadano en la gestión de su propio territorio. Obsérvese que un argumento semejante es válido para las PyMES. Obsérvese también el uso de la “recursividad” sistémica en este argumento, de tal manera que causas y efectos se trastocan en el tiempo.

Desde el punto de vista tecno-económico, la valorización del territorio es clara e importantísima. Uno de los efectos más importantes de la Revolución Científica y Tecnológica es, vía micro-electrónica y otros mecanismos, permitir la segmentación funcional y territorial de los procesos productivos sin pérdida de eficacia ni de rentabilidad. Esta es una cuestión clave ya que al ser posible desagregar un proceso productivo en partes componentes, para localizar dichas partes en diferentes lugares discontinuos en el globo, la firma (ahora casi un “holding”) debe examinar cuidadosamente las características de cada lugar para que la “apuesta” tenga un resultado positivo. ¡El territorio puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso en el modo de producción post fordista, en red, o como se llame! Por ello es que la globalización exige ahora finos análisis

6 Storper M., The Regional World, 1997, The Guilford Press, London.

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sociales—aparte de económicos y tecnológicos-- de los múltiples territorios de producción.

No hay que confundir entonces la inevitable desnacionalización industrial comentada por Robert Reich,7 ex - Secretario del Trabajo de los Estados Unidos, con una devaluación del territorio. Se trata de dos cuestiones distintas.

Desde el punto de vista cultural e identitario el territorio también se valoriza, eso sí, dentro de una dialéctica globalizadora producida por la confrontación entre las tendencias homogeneizadoras tanto tecnológicas como culturales y la defensa del ser individual y colectivo. ¿Quién se quedaría impávido ante una pérdida completa de la identidad, reemplazada por una alienación total? ¿Quién vería con indiferencia la pérdida de la nacionalidad a favor de una imaginaria ciudadanía corporativa? ¿Quién preferiría ser “ciudadano de la Coca-Cola o de la Mitsubishi” en vez de ser chileno, o argentino, o francés, por ejemplo? Entre la alienación total y la marginación completa surge el sincretismo y la cultura “híbrida” de García Canclini. Al contrario de lo que sostiene Bauman ser local en un mundo globalizado no es una señal de penuria y degradación social. La síntesis se encuentra más bien en el neologismo de Robertson: glocal: piensa global y actúa local (para la empresa) y piensa local y actúa global (para el territorio). Si Aristóteles nos recuerda que el hombre es un “animal político”, no es menos cierto que es primariamente un “animal territorial” y tal característica de la persona humana aflora con fuerza en la contemporaneidad. Por algo el exilio es considerado como una pena extrema. Si alguien todavía tiene dudas acerca de nuestra irrenunciable naturaleza de “animal territorial”, puede preguntar a judíos y palestinos si acaso el territorio “importa” o no.

Pero las vinculaciones entre globalización y territorio no se agotan en las cuestiones recién mencionadas.

El conocimiento, bien se sabe, es quizás el eje central de la globalización o de la fase tecnocognitiva del capitalismo y de la paulatina conformación de una “sociedad del conocimiento”. Ahora sabemos que existen nuevas y complejas articulaciones entre conocimiento y territorio, que incluyen temas como innovación y territorio, aprendizaje colectivo, conocimiento tácito y codificado, surgimiento de regiones “cognitivas”, amplia categoría que incluye nociones tales como regiones aprendedoras, regiones inteligentes, medios innovadores, etc. 8

La conclusión de esta sección es doble: la globalización corresponde a una fase del desarrollo del capitalismo y como tal, su conducta es una conducta sistémica que opera por encima de las voluntades individuales o colectivas, pero tal característica no la hace ingobernable, puesto que, como todo sistema social, éste termina por corporizarse en sujetos específicos, tanto individuales como colectivos; el territorio juega en la globalización o en esta etapa del capitalismo, un papel más importante que en el pasado. No hay que confundir el territorio con la distancia, ni la 7 Reich R., El trabajo de las naciones. Hacia el capitalismo del Siglo XXI, Javier Vergara, Editor S.A, 1993, Buenos Aires, Argentina. 8 Boisier S., “Knowledge Society, Social Knowledge, and Territorial Management”, Regional Development Studies vol. 9, 2003, UNCRD, Nagoya, Japan y también del mismo autor: El lenguaje emergente en desarrollo territorial, 2002, policopiado, Santiago de Chile.

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geografía con el mapa. Con toda razón, Gregory Bateson decía: “el nombre no es la cosa nombrada ni el mapa es el territorio”.

No estamos predeterminados y bien por el contrario somos nosotros quienes construimos el futuro. Tiene razón la economista venezolana Carlota Pérez cuando dice que “la globalización abre ventanas de oportunidades”. Hay que agregar eso sí, que se requiere conocimiento para descubrir ventanas y para abrirlas, ya que ahora no están aherrojadas con candados sino con claves electrónicas. La globalización, en resumen, no es sino el nombre con el cual se reconoce la fase actual de desarrollo histórico del capitalismo; no es ni una maldición que nos condena de antemano a la opresión ni la tal conspiración. El sistema capitalista, como cualquiera sabe, nace como “proto capitalismo” en Holanda a fines del siglo XVI y se muestra como una capitalismo comercial. Siglo y medio después salta a Inglaterra para modelar la Revolución Industrial y, sin dejar de lado su faceta comercial, se muestra además como capitalismo industrial. Otro siglo y medio o algo más y nuevamente el capitalismo mutará a un capitalismo financiero. Ninguna de las facetas desplaza del todo a la anterior; se trata simplemente de una hegemonía de una faceta sobre otras. A partir de la segunda mitad del siglo XX el capitalismo sufre otra transformación para mostrar una fase propia de un capitalismo tecno-cognitivo como hegemónica. Esta fase la denominamos globalización. Probablemente no se trata del fin de la historia, si se tiene la esperanza de otra fase fundamentalmente ética. 9

2.- COMPLEJIDAD: LA LEY DE LA VARIEDAD NECESARIA De acuerdo a la teoría general de sistemas, todos los sistemas vivos se encuentran en un permanente proceso de cambio hacia estados cada vez más complejos. Este recorrido a la complejidad puede ser exógenamente impulsado por la adaptación al medio (el evolucionismo de Darwin) o forzado por la tensión entre autopoiésis y l´élan vital o impulso vital hacia “afuera”. Cualquiera sea el caso, los sistemas territoriales, algunos de los cuales llamamos regiones se encuentran insertos en idéntica dinámica. Nunca se puede hablar en dos momentos de tiempo del mismo río y una región hoy es distinta de su propio ayer. La cuestión que sigue tal vez sea un mal universal, tal vez sea un mal latinoamericano, o africano, o propio de ciertos países; no importa mucho, pero sí importa destacar que es frecuente observar un corto circuito, una falta de ecuacionamiento, entre la naturaleza de los problemas de la vida real y las propuestas para resolverlos. Se realizan lecturas y se proponen intervenciones simples para corregir problemas complejos. Debiera ser evidente que hay un error de concepción. Los sistemas complejos explican cómo es que se pueden formar propiedades y fenómenos nuevos (emergentes), al interactuar los elementos de un sistema. Estas propiedades no salen de la nada por el hecho de no estar en los elementos. Salen de

9 Desde un punto de vista estrictamente histórico podría considerarse a la globalización como un creciente fenómeno de interdependencia en el mundo, que nace, según algunos, con el nacimiento mismo de la especie humana, andariega y nómada por naturaleza.

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las interacciones entre ellos. De esta forma, se puede explicar la mente emergiendo de muchas interacciones a distintos niveles: entre las neuronas del sistema nervioso, entre el individuo y su mundo, entre distintos individuos, entre el individuo y su sociedad, y entre el individuo y su cultura. Acá se entra al campo de la variedad, (complejidad) que Murray Gell-Mann (1995)10 clasifica en complejidad rudimentaria o algorítmica, de carácter aleatorio, y en consecuencia no comprimible, y en complejidad efectiva, que tiene relación con los aspectos no aleatorios de una estructura o de un proceso.

La variedad es la medida de la complejidad de un sistema. El número de estados que puede producir un sistema es una medida de su variedad y, por tanto, de su complejidad. En un caso muy simple, el refrigerador doméstico sólo puede producir dos estados: frío y no frío; en consecuencia su variedad y su complejidad es mínima, sólo dos.

Una organización compuesta por muchos elementos, personas por ejemplo, puede producir una cantidad tan grande de posibles estados que la predicción del comportamiento del sistema se haga imposible, casi caótica, amenazando la propia existencia del sistema.

Esto significa que los sistemas muy variados y, en consecuencia, muy complejos, como puede ser una sociedad regional, deben ser organizados, dotados de formas de regulación que permitan un grado posible de predicción de su conducta. O sea, que organizar implica siempre controlar, en el sentido de disponer de una capacidad para prever el comportamiento del sistema sin importar su grado de diversidad o complejidad. Este razonamiento se encuentra en la base de la Ley de la Variedad Necesaria de Ashby.

Hay tres maneras de enfrentarse con el problema de cómo controlar un sistema. Se puede reducir la variedad, mediante mecanismos reductores que disminuyan las interacciones entre los elementos del sistema, que reduzcan los estados posibles. Estos reductores, en los sistemas sociales, son normas, valores, costumbres, leyes, pautas culturales, etc. Se puede, alternativamente, amplificar la variedad, aumentando la complejidad del elemento de control hasta equipararla con la del sistema controlado. En el ejemplo del refrigerador doméstico su elemento de control es el termostato, que tiene un grado mayor de variedad o complejidad que un interruptor eléctrico, puesto que el termostato interactúa con el refrigerador, o sea, al pasar del interruptor al termostato se amplificó la variedad. Hay que notar que esta segunda posibilidad, la ampliación permanente, puede llevar a situaciones prácticas imposibles de manejar; por tanto es la reducción de la variedad o de la complejidad del entorno, acompañada de un aumento de la variedad o complejidad del sistema, la forma adecuada de evitar el caos. Hay una tercera manera de tratar la cuestión del control del sistema: absorber la variedad. Se dice que en Occidente se usa como método tradicional de control, la reducción de la complejidad, en tanto que en China se usa la absorción de la complejidad, todo ello debido a patrones culturales diferentes.

10 Gell-Mann M., 1995, The Quark and the Jaguar: Adventures in the Simple and the Complex, ABACUS, New York

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Estas cuestiones parecen demasiado abstractas y alejadas de los problemas concretos del desarrollo de un territorio. No obstante, la globalización, a través de la apertura económica que produce en países y regiones, coloca a los territorios en una relación muy peligrosa con lo que pasa a ser su nuevo entorno: el mundo, que, visto como un sistema naturalmente mayor que cualquier país o región, presenta un grado de complejidad infinitamente mayor que obliga a los sistemas menores a aumentar su complejidad o a reducir la complejidad del entorno, o a hacer ambas cosas simultáneamente, a fin de evitar su desaparición por “inmersión”. En otras palabras, el aumento de la complejidad se transformará en la pieza maestra de toda estrategia territorial de desarrollo. Este tema, la complejidad del sistema y de su entorno, constituyó una de las preocupaciones principales de Niklas Luhmann, quien afirmó que: “hay que distinguir entre el entorno de un sistema y los sistemas en el entorno” (Luhmann). 1997:52)11 Para muchos territorios la globalización puede ser tan amenazante, metafóricamente, como la llama de la lámpara lo es a la mariposa nocturna...¡si la aproximación es poco inteligente!

Según lo expresa David Byrne, (1998)12 la complejidad sistémica no sólo pone de relieve la no linealidad de los procesos reales (por oposición a los modelos matemáticos); además, los procesos reales se muestran en forma evolutiva. Esto significa que estamos tratando con procesos (y con un proceso en especial: el desarrollo) que son fundamentalmente históricos. No son temporalmente reversibles y esto resulta de particular interés precisamente en el desarrollo, como es fácil de entender, ya que una vez que una sociedad se “coloca” en el sendero virtuoso del desarrollo, difícilmente experimentará una regresión. “La física de Newton nos habla de trayectorias que pueden ser expresadas por medio de ecuaciones. Conocidas las condiciones iniciales, tales trayectorias son predecibles y reversibles (...). En esas ecuaciones el tiempo no existe (...). La evolución biológica, por el contrario, es un proceso irreversible” (Arsuaga y Martínez, 2001:331).13 Lo mismo sucede con el desarrollo, que en el lenguaje de la teoría del caos parece ser un “atractor”, pero entendido este concepto no en forma estática, sino más bien como una “sendero” regresivo dinámico. Así como el paradigma positivista, fuertemente newtoniano, abrió espacios a modelos políticos, económicos y sociales14 basados en un tiempo reversible, el nuevo paradigma de la complejidad, operando con un tiempo irreversible, deberá generar modelos sociales y económicos congruentes, entre ellos, modelos de desarrollo, a cuya búsqueda andamos. Habida cuenta del inexorable sendero hacia una mayor complejidad de todo sistema vivo y teniendo presente que la complejidad genera propiedades emergentes del sistema, que son el resultado de la interacción interna producida dentro del sistema y que resultan ser propiedades intrínsecas al todo y no a sus partes y si al mismo tiempo se toma nota que hablamos crecientemente de un desarrollo societal para denotar justamente un fenómeno que será colectivo y no individual ni tampoco la suma de individualidades, podemos aventurar la tesis de ser el desarrollo una propiedad emergente de sistemas sociales/territoriales altamente

11 Luhmann N., 1997, Sociedad y Sistema: la ambición de la teoría, PAIDOS, Barcelona, España. 12 Byrne D., 1998, Complexity Theory and the Social Sciences. An Introduction, Routledge, London. 13 Arsuaga. J. L. e I. Martínez, 2001, La especie elegida, Booket, España. 14 Como fueron los otrora famosos “modelos de la física social” de la escuela de Walter Isard.

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sinapsados y sinergizados, una propuesta a contracorriente y absolutamente heterodoxa y desafiante tanto teórica como prácticamente.15 En resumen, las intervenciones a favor de los procesos de cambio en el territorio—crecimiento económico y desarrollo societal—requieren cumplir con la Ley de la Variedad Necesaria de Ashby: poseer igual grado de complejidad que la cuestión a la que se remiten. El crecimiento económico de un territorio subnacional es una propiedad emergente resultante de las interacciones del sistema en cuestión con su entorno,16 en tanto que el desarrollo es una propiedad emergente resultante de las interacciones internas entre subsistemas del sistema territorial (interacciones sinápticas) y de una energía externa (sinergia cognitiva) orientada a acelerar el proceso, siendo en consecuencia el crecimiento un proceso crecientemente exógeno en tanto que el desarrollo es un proceso endógeno, pero no en su absoluta totalidad.

3.- VIRTUALIDAD: TRASPASANDO FRONTERAS

La virtualización, que se manifiesta de distintas maneras en una diversidad de procesos, es una fuerza motriz que conduce y transforma los fenómenos contemporáneos, afirma Pablo Wong.17 Cita el mismo economista mexicano a Pierre Levy: “Lo virtual, en un sentido estricto, tiene poca afinidad con lo falso, lo ilusorio o lo imaginario. Lo virtual no es, en modo alguno, lo opuesto a lo real, sino una forma de ser fecunda y potente que favorece los procesos de creación…”.18 Un “mundo virtual” es definido como una base de datos gráficos interactivos, explorable y visualizable en tiempo real en forma de imágenes tridimensionales de síntesis capaces de provocar una sensación de inmersión en la imagen. En sus formas más complejas, el entorno virtual es un verdadero espacio de síntesis, en el que la persona tiene la sensación de moverse físicamente. Sin embargo parece ser que el mundo virtual rebasa la simple simulación de los fenómenos. Asimismo, la creciente virtualización de la economía, es uno de los factores relevantes que ha conducido a una nueva geografía del poder en el mundo, como lo sostiene Sassen.19

15 Esta propuesta aparece por primera vez en el trabajo de S. Boisier, 2002, ¿Y si el desarrollo fuese una emergencia sistémica, www.idr.es/publicaciones/desarrollo regional y local y al año siguiente el mismo artículo aparecerá en Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales #138, Madrid; Redes vol. 8 Nº 1, UNISC, Brasil; Reforma y Democracia, Nº 27, Caracas; Cuadernos de Administración Nº 29, FCA, U. del Valle, Cali, Colombia; y como una capítulo del libro El desarrollo en su lugar, Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile. 16 Por tanto y al contrario de lo sostenido por la corriente principal, se trata de un proceso crecientemente exógeno dada la sistemática separación entre la matriz de agentes locales y los agentes externos que toman las más importantes decisiones sobre inversión e innovación. 17 Wong P., “Globalización y virtualización de la economía: impactos territoriales”, 2004, En la frontera del desarrollo endógeno, Patricio Vergara y Heinrich von Baer (eds.), IDER, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile 18 Levy Pierre, 1999, ¿Qué es lo virtual?, PAIDÓS, Barcelona, España 19 Sassen S. , 1996, Loosing Control? Sovereignity in an Age of Globalization, Columbia University Press, New York

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Y cuando aumentan las estructuras virtuales, desde la moneda virtual, la banca virtual, la enseñanza virtual, la medicina virtual y la corporación virtual, ¿por qué no habría de aparecer la noción de territorio virtual y en consecuencia la posibilidad de establecer regiones sin continuidad espacial? En otras palabras, regiones virtuales con una porción de su territorio en un país o continente y otra porción en otro. Precisamente en el año 1993 Boisier20 introduce el concepto de región virtual, como peldaño superior de otros dos tipos de regiones: pivotales, y asociativas. Boisier define la “región virtual” como “el resultado de una relación contractual (formal o no) entre dos o más regiones pivotales o bien, asociativas, para alcanzar ciertos objetivos de corto y mediano plazo”. Las características esenciales de la región virtual, así como las de regiones pivotales y asociativas, se muestran en el cuadro siguiente. Como se puede observar, a diferencia de las regiones pivotales y asociativas, la región virtual tiene una configuración contractual, una estructura complementaria, un tipo de proyecto regional coyuntural, una espacialidad discontinua y una temporalidad pactada, entre otras características. En la noción de región virtual, la contigüidad geográfica no es condición indispensable para lograr la conformación regional. Esta concepción, basada en una visión postmoderna del territorio y las tendencias globalizadoras, rompe de hecho con una serie de rigideces y estrecheces de las conceptualizaciones tradicionales, abriendo un abanico más amplio para el análisis regional de la realidad contemporánea. Por ello, como se mencionó anteriormente, esta novedosa noción de región es particularmente útil para entender y describir procesos territoriales inéditos que están siendo desplegados a raíz de las tendencias de globalización e integración económicas de grandes zonas de comercio mundiales, así como el surgimiento de regiones económicas transnacionales. 21 En concordancia con una de las características básicas de la realidad virtual, según Boisier (op.cit.), “el post-modernismo es el convidado de piedra de los intentos de ‘construir’ regiones con un alto grado de artificialidad inicial”, enfatizando y valorizando la diversidad, la heterogeneidad y la fragmentación, reivindicando con ello la unicidad e identidad del territorio original y menor. Asimismo, consecuencia de los procesos señalados de innovación tecnológica y globalización, en su trabajo destaca la obsolescencia de algunos conceptos ligados a la definición práctica de regiones y regionalización: distancia, fricción del espacio y contigüidad. Por otro lado, el autor señala tres requisitos indispensables de toda región “moderna” (¿o “post-moderna”?): la flexibilidad, la elasticidad y la colapsabilidad. El propósito de poseer estas características es contrarrestar la estructura rígida tradicional de las regiones. La primera se refiere a aspectos normativos que permiten la

20 Boisier S.,”Post modernismo territorial y globalización. Regiones pivotales, asociativas y virtuales”, 1994 Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales #102, Madrid; también en Revista FORO # 25, Bogotá, en revista Estudios Sociales # 80, CPU, Santiago de Chile y, con el título “Crisis y alternativas en los procesos de regionalización” en la Revista de la CEPAL, # 52, 1994, Santiago de Chile. 21 Un análisis mas detallado de la conformación de regiones “asociativas-virtuales” transfronterizas, de carácter formal, en el área de América del Norte pueden encontrarse en: Wong-González P., 1998, “Globalización y regionalización: nuevas estrategias de desarrollo regional transfronterizo”,UBCRD Proceedings Series Nº 33, Planteamiento del desarrollo regional en el Siglo XXI: América Latina y el Caribe, Nagoya, Japón.

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asociación territorial a partir de la voluntad política de las partes; y las dos últimas, se refieren a sus condiciones estructurales que permiten a las regiones adaptarse al entorno, ya sea absorbiendo elementos exógenos, o adecuando su tamaño y organización a las condiciones del medio.

CARACTERÍSTICAS ESENCIALES DE LAS REGIONES PIVOTAL,

ASOCIATIVA Y VIRTUAL

Pivotal Asociativa Virtual Configuración Histórica Consensual Contractual Estructura Compleja Heterogénea Complementaria Construcción Autoconstruida Por construir Selectiva Tipo de planificación Estratégica Gestión Táctica Tipo de proyecto regional Estratégico Político Coyuntural Especialidad Continua Continua Discontinua Motivación societal Autoafirmación Poder+Desarrollo Competencia Temporalidad Permanente Largo Plazo Pactada Descentralización Territorial Territorial+Política Funcional Sistema decididor (P) (O+P) (T+O+P) 1/

1/ Estas categorías corresponden a las utilizadas por H. D. Linstone (1987, Apud Boisier). P: Perspectiva Técnica; O: Perspectiva Organizacional; y P: Perspectiva Personal. Fuente: S. Boisier (1993). A pesar de lo relativamente novedoso de la noción de región virtual, existen ejemplos de una especie de encarnación de esos procesos o, en otras palabras, una muestra de la virtualidad real que se presenta de la conformación de regiones. Desde el punto de vista de territorios organizados, una tipología emergente con los casos novedosos de virtualidad y asociatividad espacial puede ser la siguiente: 1) región virtual: red de regiones; 2) ciudad global: red de ciudades; 3) regiones asociativas-virtuales: transfronterizas; y 4) corredores: económicos, comerciales y de transporte. En Europa, el caso más avanzado de integración económica, se tienen reportadas algunas asociaciones regionales de corte virtual. Por ejemplo, una de las primeras alianzas de este tipo es la región conocida como los “Cuatro Motores Regionales” de Europa, constituida por las regiones de Lombardia, en Italia, Ródano-Alpes,

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Francia, Cataluña, España, y Baden-Wurttemberg, Alemania (Curbelo, 1993).22 Otro ejemplo lo constituye la región italiana de Emilia-Romagna, la cual tiene acuerdos de cooperación con Dinamarca, Valencia (España), los estados alemanes de Baden-Wurttemberg y Hesse, Cracovia (Polonia), y Nueva Jersey (Estados Unidos). Estas asociaciones implican acciones y objetivos varios: intercambio de información y experiencia en materia de desarrollo local; el establecimiento de vínculos de producción, comercio e infraestructura y de lazos en el campo social y cultural; orientaciones, planes y tareas conjuntas de investigación y desarrollo, de energía, transporte y comunicaciones. De igual manera, la región del Ródano-Alpes (Francia) ha desarrollado tres círculos de relaciones internacionales: relaciones extra-europeas con Shanghai, Quebec y Ontario en Canadá, Tunisia y la región Leré en Mali; relaciones con otras regiones europeas, en particular con las ya mencionadas “Cuatro Motores Regionales”; y relaciones transfronterizas con sus vecinos de los Alpes. Otros ejemplos son la llamada organización del Arc Atlantique, formada por regiones o países de Irlanda, Inglaterra, Francia, España y Portugal; la ciudad de Bále región de Suiza, Alemania y Francia; la ciudad de Saarbrucken región de Alemania, Luxemburgo y Francia; o el grupo del “Círculo Ártico”, conformado dentro de Noruega, Suecia y Finlandia.

4.-SUBJETIVIDAD: EL SUJETO INDIVIDUAL Y EL SUJETO COLECTIVO Y LA LIBERTAD

A partir del clásico artículo de Dudley Seers publicado a inicios de los setenta en Brasil,23 los valores y en consecuencia, la subjetividad, comienzan a penetrar intensivamente el pensamiento sobre desarrollo (societal, no meramente económico), al punto de intentarse ahora medir la felicidad.24

Esta creciente subjetividad va de la mano con una recuperación de una visión humanista del desarrollo, en no poca medida influida por el pensamiento de Amartya Sen, Martha Nussbaum, y otros. Va de la mano también con la creciente importancia de la intangibilidad de muchos recursos que ahora son considerados como fundamentales para estimular el desarrollo, por ejemplo, el concepto de capital relacional (Camagni), el concepto de capital territorial (Storper) y el concepto—más amplio—de capitales intangibles (Boisier), entre otros. En el amplio campo de intersección entre ética, valores, y desarrollo, se observan no pocas contradicciones.25 Una muy notoria radica en que en tanto la práctica del fomento al desarrollo, es decir, las políticas, programas y proyectos, muestra una

22 Curbelo J. L., 1993, Las Regiones en la Transición Española: del Pragmatismo al Aprendizaje Colectivo, Madrid, España. 23 Seers D. 1970,“The Meaning of Development”, Revista Brasileira de Economía, 24, 3,Fund. Getulio Vargas, Río de Janeiro, Brasil. 24 El economista y miembro de la Cámara de Los Lores Richard Layard ha sostenido en su libro Happiness: Lessons from a New Science, (London, 2005) que el parámetro de la felicidad de un país reemplace al del crecimiento para medir su progreso. 25 Una lectura muy recomendable en este sentido es el trabajo escrito por Armando di Filippo titulado Sobre los fundamentos éticos y políticos de la economía, (2003), notas de clases, Universidad Jesuita Alberto Hurtado, Santiago de Chile.

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orientación materialista, segmentada, analíticamente cartesiana, invirtiendo sistemáticamente el orden lógico entre fines y medios,26 por otro lado, los referentes intelectuales más citados, como Hirschmann, Sen, Furtado, Streeten, Max-Nef, Goulet, Lebret, y otros, plantean posturas profundamente éticas y remarcan la naturaleza axiológica del desarrollo, como también lo hiciera Seers a fines de los años sesenta. Pensamiento y acción aparecen profundamente divorciados. Como lo señala Crocker:(2004)27 “...estos especialistas están concientes acerca de lo que frecuentemente se llama ´desarrollo´--por ejemplo, crecimiento económico—ha creado tantos problemas como los que ha resuelto. ´Desarrollo´ debe usarse descriptiva tanto como normativamente. En sentido descriptivo, el ´desarrollo´ se identifica usualmente con el proceso de crecimiento económico, industrialización y modernización resultantes en una sociedad a partir del logro de un alto producto nacional bruto (per cápita). Así concebida, una sociedad ´desarrollada´ puede ser celebrada o criticada. En el sentido normativo, una sociedad desarrollada, abarcando pueblos, naciones y regiones, es aquella cuyas instituciones establecidas comprenden o se aproximan a lo que el proponente considera como fines valiosos—más propiamente, la superación de la privación económica, política y social. Para evitar confusión, cuando se significa ´desarrollo´ en sentido normativo, el sustantivo es frecuentemente seguido por un adjetivo tal como ´bueno´ o ´éticamente justificado´ ”. “El desarrollo necesita ser redefinido, desmitificado y arrojado al ruedo del debate moral” escribe el discípulo norteamericano de Lebret, Dennis Goulet (1971, p.xix)28 y para ello nada mejor que recuperar el pensamiento del maestro de Goulet, el cura dominico francés Joseph-Louis Lebret quien en su famosa obra Dinámica concreta del desarrollo dijo: “La mayoría de los expertos no se atreven a enfrentarse con la cuestión de los valores ni, en consecuencia, con la de los objetivos de óptimun humano que hay que proponer.[...] Al no estar resuelto el carácter previo de la escala de valores, gran parte de los escritos sobre el desarrollo y de los estudios concretos para el desarrollo lanzan el mundo a una gigantesca aventura. Son indiscutibles la buena voluntad y la competencia especializada29 de la mayoría de los expertos y de los asociados a la cooperación técnica; pero, si se hiciese el inventario crítico de los esfuerzos y de los gastos inútiles y a veces perjudiciales que se han hecho, debería llegarse a la conclusión de que es necesario examinar de nuevo la noción del desarrollo.30

“Algunos autores que tratan del desarrollo, adolecen de la cortedad de miras de su concepción metafísica. Están aprisionados por una teoría del poseer y de la extensión de la posesión, cuando en realidad habría que subordinarlo todo a ser-más y elaborar

26 Un crítica a la concepción y a la práctica vigente en materia de desarrollo se puede encontrar en Boisier S., “Una (re)visión heterodoxa del desarrollo (territorial): un imperativo categórico”, en Territorios, Revista de Estudios Regionales y Urbanos, # 10/11, 2003/c, CIDER, Universidad de Los Andes, Bogotá, Colombia. 27 Crocker D. A., 2004, Etica Internacional del Desarrollo. Fuentes, acuerdos, controversias y agenda, Institute for Philosophy and Public Policy, School of Public Affairs, University of Maryland, USA 28 Goulet D., 1971, The Cruel Choice: A New Concept in the Theory of Development, Athenaeum, New York 29 Subrayado de este autor. 30 En itálicas en el original.

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una teoría y una praxis del ser-más que comprendiese la utilización civilizadora del poseer.” (Lebret; 1969, 25).31 Más adelante agrega: “El objetivo del desarrollo no puede ser otro que el desarrollo auténtico de los mismos hombres” (Lebret; op.cit.).32 El texto de Lebret debería constituir lectura obligatoria en todo curso sobre desarrollo. En esta línea de reflexión y como punto de partida para estructurar una tesis, podría discutirse la siguiente definición de desarrollo propuesta por este autor hace un par de años: “...hoy el desarrollo es entendido como el logro de un contexto, medio, momentum, situación, entorno, o como quiera llamarse, que facilite la potenciación del ser humano para transformarse en persona humana, en su doble dimensión, biológica y espiritual, capaz, en esta última condición, de conocer y de amar. Esto significa reubicar el concepto de desarrollo en un marco constructivista, subjetivo e intersubjetivo, valorativo o axiológico, y, por cierto, endógeno, o sea, directamente dependiente de la auto confianza colectiva en la capacidad para ´inventar´ recursos, movilizar los ya existentes y actuar en forma cooperativa y solidaria, desde el propio territorio...” (Boisier; 2003/b, 131-161).33

El objetivo de toda propuesta de desarrollo, en todo tiempo y lugar, es crear las condiciones que faciliten al ser humano su tránsito a la categoría espiritual (y biológica por cierto) que denominamos como persona humana. El concepto de persona humana puede parecer, en principio como una tautología, como una redundancia. ¿Acaso no somos personas humanas sólo por el hecho de pertenecer a la especie humana? Podría discutirse que el término persona humana es en sí mismo redundante e implica una tautología, en tanto si se hace referencia a la persona se supone que es integrante de la especie humana y viceversa; sin embargo su contenido y significación apunta a reafirmar la naturaleza espiritual de hombres y mujeres como seres dotados de inteligencia y voluntad y como centros de conocimientos y afectos. Esto es lo que define a la persona, la cual, a su vez, existe, eso sí, en unión con la materia que es la raíz de su individualidad. No se quiere decir con ello que se esté escindido, sino más bien, que es un mismo ser el cual es un sentido persona y en otro sentido es individuo. La persona humana, por lo tanto, es una entidad interactiva e indivisible portadora de su “individualidad” y de su “personalidad”.

De aquí la doble fuente desde la cual se expresa su necesaria sociabilidad como expresión y prolongación de su misma naturaleza: se tiende hacia los demás para entregar o compartir lo que le viene en tanto persona y para satisfacer carencias y necesidades concretas en tanto individuo. La creación, en consecuencia, de una comunidad de personas parece un hecho claro. Esto se escribía tiempo atrás en relación a un enfoque humanista del desarrollo regional (Boisier S., y G. Zurita; 1993).34 31 Lebret J., 1969, Dinámica concreta del desarrollo, Ed. Herder, Barcelona, España. 32 Lebret J., 1969, op.cit. 33 Boisier S., 2003,”Knowledge Society, Social Knowledge and Territorial Development”, Regional Development Studies, vol. 9, UNCRD, Nagoya, Japan. 34 Boisier S. y G. Zurita, 1993,”Gobierno regional y desarrollo económico. El caso de Chile”, ICHE, La descentralización política de Chile, Santiago de Chile.

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Cuando el individuo es un ser humano, es una entidad psicofísica; la persona, en cambio, es una entidad fundada en una realidad psicofísica, pero no reducible enteramente a ella. Finalmente, el individuo está determinado en su ser; la persona es libre y aún consiste en ser tal.

Persona humana, ¿cuáles son las características o dimensiones de este concepto?

Primero, el concepto de persona humana conlleva en sí mismo la noción de dignidad. ¿Qué significa la dignidad como atributo de la persona humana?35 La dignidad intrínseca de la persona humana la hace siempre un “fin” en sí misma, algo que Kant había subrayado en Crítica de la razón práctica. La dignidad de la persona supone por cierto la inexistencia de carencias básicas (en alimentación, en salud, en trabajo, en respeto de los demás); el hombre desnudo está falto de dignidad, porque pierde el pudor (de aquí la metáfora de la hoja de parra); la falta de empleo, más que afectar la corriente de ingresos de las personas, las rebaja en su dignidad de “homen laborens”. La dignidad de la persona supone además la imposibilidad de usar a la persona como un “instrumento” o como “medio”, sin importar el fin que se use como pretexto. No puede aceptarse el machiavelismo bajo ninguna instancia. La dignidad presupone también que jamás la persona humana puede ser considerada como un “factor productivo” como es usual en el discurso económico liberal, ni menos todavía como un “insumo” en alguna abstracta “función de producción” como es frecuente en la teoría económica, particularmente neoclásica.

Por lo demás, en la sociedad del conocimiento se ha reconocido, por consideraciones cognitivas y técnicas, la necesidad de considerar a los trabajadores como “personas” más que como insumos, por la sencilla razón de que las personas aprenden, los insumos no.

Segundo, el concepto de persona humana está asociado a la subjetividad. El término subjetividad tiene dos sentidos. Según uno de ellos la subjetividad es la característica del ser del cual se afirma algo; según el otro, subjetividad es la característica del ser que afirma algo. En el primer caso se enfatiza la relación sujeto/predicado en tanto que en el segundo se apunta al sujeto cognoscente. Cualquiera sea la lectura, la persona humana está dotada de dignidad en la medida en que se posiciona siempre como sujeto, jamás como objeto.

La subjetividad es la trama de percepciones, aspiraciones, memorias, saberes y sentimientos que nos impulsa y nos da una orientación para actuar en el mundo y se construye manejando la tensión entre ella y los sistemas (económico, social, político, etc.), es decir, el sujeto debe construirse no a costa de los sistemas sino en concordancia con ellos.

35 En la ortodoxia judeo-cristiana la dignidad de la persona humana radica en último término, en que el ser humano es creado “a imagen y semejanza” de Dios. Puede agregarse—agnósticamente-- que Dios, a su vez, es creado y representado “a imagen y semejanza del hombre”.

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Las personas y su subjetividad no son un recurso adicional sino un requisito indispensable del desarrollo, recuerda Güell. (1999)36 En tanto sujeto, la persona humana se construye y se autodetermina a sí misma y ya se verán las consecuencias prácticas de ello. Tercero, el concepto de persona humana es inseparable de su sociabilidad. La sociabilidad de la persona humana recupera su carácter esencialmente gregario, ya que sólo se puede ser persona entre personas..37 Tanto así que una lectura cuidadosa de la famosa novela de Daniel Defoe lleva a concluir que Viernes no fue otra cosa que un producto de la imaginación de Robinson Crusoe, un artificio para crear una persona, que le permitiese al marinero inglés seguir siendo persona en la isla solitaria. Esta dimensión requiere que el ser humano reconozca al otro, al “alter”, y al mismo tiempo requiere ser reconocido por éste como igual, como prójimo.38 Estas consideraciones se enmarcan—contemporáneamente—en la racionalidad comunicativa de Habermas, propia de la participación en mundos normativamente construidos y requeridos de interpretación para su funcionamiento, de entender al otro, y también en la racionalidad conversacional de Maturana, el entendimiento y el surgimiento del amor mediante el lenguaje y el diálogo.

Sentimientos colectivos muy comunes en la vida diaria, como el “racismo”, la “xenofobia”, o frecuentes individualmente, como el “autismo voluntario” y el “anacoretismo” impiden el surgimiento de la persona humana. Es importante reflexionar, por ejemplo en América Latina, acerca de la imposibilidad de lograr un verdadero desarrollo de las comunidades indígenas ancestrales en tanto el resto de la sociedad nacional las siga considerando como de “segunda clase”, sin importar sus logros materiales y no materiales, mientras la cultura del “resto” de la población no cambie sus valores. En cambio, la solidaridad (no la caridad) “hace” personas a los seres humanos. “Somos verdaderamente solidarios en la medida en que admitimos que el bien de los demás no depende únicamente de ellos, sino también de nosotros, así como nuestro propio bien no es cosa que nos atañe en forma exclusiva sino que en alguna medida depende de otros” (Aylwin; 1998, 50).39 Cuarto, el concepto de persona humana supone la trascendencia de ella ya que como lo dice Ferrater Mora (2000, 285):40 “Si la persona no se trascendiera constantemente a sí misma, quedaría siempre dentro de los límites de la individualidad psicofísica y en último término acabaría inmersa en la realidad impersonal de la cosa”.

36 Güell P., 1999, Subjetividad social y desarrollo humano, http://www.iigov.org/pnud/bibliote/bib10025.htm 37 Una pregunta molesta en América Latina es si las poblaciones indígenas pre hispánicas llegarán a ser algún día personas dentro de las sociedades nacionales, predominantes blancas, clasistas y racistas. 38 El mandamiento bíblico ya lo enseñaba: “ama a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. 39 Aylwin P., 1998, “ Los desafíos éticos del desarrollo”, Parker C., (editor) Ëtica, democracia y desarrollo humano, CERC/UAHC/LOM Ediciones, Santiago de Chile. 40 Ferrater Mora J., 2000, Diccionario abreviado de filosofía, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, Argentina.

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Por cierto, la trascendencia de la persona deriva directamente de su propia dimensión espiritual, que impide que ella se agote en su propia experiencia vital, proyectándose en el tiempo y en el espacio, a través, por ejemplo, del “carisma”.

La trascendencia nos hace radicar en la memoria de los otros y permite construir historia individual y colectiva.

Para conectar con el desarrollo estas consideraciones fundamentales acerca de la persona humana como centro de la vida social hay que volver a la dimensión de subjetividad y a su expresión concreta: la persona como sujeto que se autodefine y se autodetermina.

Indispensable para ello es que la persona sea libre, que tenga la posibilidad real de ejercer el libre albedrío.

La libertad es el fin primordial del desarrollo, pero también su principal medio para alcanzarlo. Es decir, la expansión de la libertad se logra con más libertades (González.; 2004)41 Ellas pueden calificarse de dos maneras distintas de acuerdo con el papel que juegan: constitutivas o instrumentales.

Las libertades constitutivas son las libertades básicas individuales que constituyen el fin del desarrollo, porque refieren al enriquecimiento de la vida humana, en tanto que las libertades instrumentales son aquellas que contribuyen directa o indirectamente a la libertad general de las personas, puesto que la libertad no es sólo es el fin del desarrollo sino también su principal medio.

No se puede alcanzar un estado de verdadero desarrollo si las personas humanas y las asociaciones naturales de personas (comunidades y/o sociedades, de acuerdo a la clásica distinción de Thoënis) no disponen—a título individual y colectivo—de una libertad y autonomía suficiente para elegir sus propios fines (objetivos) y los medios para alcanzarlos.

Sin embargo, no se trata de una libertad absoluta. La autonomía personal y colectiva está limitada, en primer lugar por una ética, articuladora de medios y fines.

Esta autonomía restringida difiere en consecuencia de la autonomía plena de Rawls quien propone dicho concepto para referirse a dos aspectos definitorios de la persona: la capacidad de proponerse fines y la de poseer un sentido de justicia. Una persona plenamente autónoma sería—a juicio de Rawls—aquella que usa libremente su capacidad racional para alcanzar sus propios proyectos con la única restricción dada por su capacidad razonable de atenerse a normas públicas de justicia.

En segundo lugar, la autonomía y libertad está acotada por el bien común42 o por el interés colectivo. Basta recordar—en un plano más liberal-- el aforismo “mi libertad termina donde comienza la tuya” para entender la imposibilidad del uso irrestricto de la libertad.

41 Gonzalez T. S., 2004, El desarrollo humano como espacio de encuentro nacional, http://www.pnud.org.ve/temas/desarrollo.asp 42 Bien común, que en la doctrina católica se define como “el conjunto de las condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”. Bien común al todo y a las partes y finalidad última del Estado, según Maritain.

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En tercer lugar, la autonomía de las colectividades sociales está limitada por consideraciones de orden tecnológico, como es el caso de la producción de bienes y/o servicios cuya escala de operación supera con mucho la capacidad de la colectividad en cuestión, situaciones en las cuales entra a operar el principio de la subsidiaridad.

La apelación a la libertad, individual y colectiva, enlaza lógicamente con el tema de la descentralización, en sus varias dimensiones.

Formalmente, la definición de democracia apunta a un sistema político en el cual el control político (el poder) se genera mediante procesos electorales masivos, periódicos, libres, secretos, informados; sistema en el cual es reconocible la separación de poderes al interior del Estado, de acuerdo a la clásica fórmula de Montesquieu, poder ejecutivo, poder legislativo, poder judicial. Desde un punto de vista más de sustancia, habría que anotar que en un sistema democrático coexisten dos elementos sustantivos básicos: a) justicia en la distribución del poder político mediante la multiplicación de los centros de decisión tanto a lo largo de líneas funcionales como territoriales y, b) justicia en la distribución de las oportunidades de desarrollo para todos los seres humanos, miembros ellos de la colectividad implícita en el asunto.

Estos dos elementos sustantivos mencionados están indisolublemente ligados a la idea de descentralización. Parece obvio insistir en que una sociedad políticamente descentralizada contiene múltiples centros de decisión independientes, o sea, centros de poder, tantos como sea posible en el contexto de una indivisible unidad mayor. Por otro lado, desde el punto de vista no ya del ejercicio de la autonomía sino desde el punto de vista del usufructo del producto del esfuerzo colectivo, las personas deben disponer—a lo largo y ancho de la geografía—de una cierta igualdad de oportunidades para “apropiarse” de los resultados de la actividad económica y social. A veces se denomina esto como “equidad geográfica” o “igualdad territorial”, siendo esta última expresión un error conceptual.

Por supuesto que en el lenguaje de Amartya Sen esta propuesta equivale a sostener que las “capacidades efectivas”43 de las personas deben ser independientes del espacio geográfico, independencia que no se consigue mediante el subterfugio de negar la geografía, sino por el contrario, mediante su revalorización como instrumento de desarrollo. Ello conduce, como es natural, a reclamar del Estado una posición proactiva con respecto a su propio territorio.

La puesta en práctica de los dos elementos sustantivos de una democracia conduce a postular un modelo de organización de la sociedad basado en el principio político de la subsidiaridad (transferencia de abajo hacia arriba o vertical, de competencias de las cuales una comunidad dada hace renuncia por razones de bien

43 Según Martha Nussbaum las capacidades efectivas o capacidades de funcionar serían: 1) ser capaz de estar libre de enfermedades vitales; 2) ser capaz de estar bien nutrido; 3) ser capaz de poseer una vivienda digna; 4) ser capaz de usar los cinco sentido o de compensar su ausencia; 5) ser capaz de imaginar, pensar, razonar, tener emociones y expresarlas; 6) ser capaz de interactuar con otros y establecer vínculos afectivos; 7) ser capaz de poseer una concepción propia de la buena vida, perseguirla y realizarla; 8) ser capaz de reconocer normas intersubjetivas; 9) ser capaz de educarse y de estar informado en su propio contexto; 10) ser capaz de valerse por sí mismo.

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común o por razones tecnológicas)44 y en el principio ético de la solidaridad (ejercida horizontalmente, es decir, entre entidades territoriales), sin la cual el resultado de la subsidiaridad es agravar las desigualdades sociales.45 Este modelo de organización social puede ser reputado como el único que permite alcanzar un desarrollo de y para la persona humana.

Descentralización y libertad son dos conceptos y procesos que se retroalimentan. La descentralización entrega a los individuos más diversidad en la selección de opciones personales y la amplitud de las opciones disponibles es—ya lo ha demostrado Sen—un indicador de la libertad para ellos; igualmente la descentralización significa más opciones grupales o sociales, algo que tanto Normandin (1997)46 como el PNUD, en sus varios informes sobre desarrollo humano, entienden como un componente del desarrollo.

Desde el punto de vista social hay que tener presente que la descentralización “empodera” a la sociedad para intervenir—como sujeto colectivo—precisamente en el asunto que más le compete e interesa: el complejo de procesos de cambios sociales en su territorio, es decir, el crecimiento económico de él y su desarrollo societal.

Descentralización es un concepto “difuso y confuso” como este mismo autor lo definiese años atrás, que se despliega en la práctica en varios planos que deben ser identificados. La descentralización—en el ámbito del Estado—puede ser: funcional, territorial, política, en todos los casos requiriendo la existencia de una organización poseedora de personalidad jurídica propia, recursos propios y normas propias de funcionamiento. En su primera dimensión, la organización descentralizada sólo puede realizar actividades específicamente definidas y restringidas a un ámbito sectorial dado (p. ej., una empresa pública de generación de energía hidroeléctrica); en su segunda dimensión, la organización descentralizada opera en campos múltiples, pero su acción queda estrictamente delimitada por una demarcación territorial (como es el caso de los ¿gobiernos? regionales en Chile),47 en tanto que en la tercera, la organización se genera a sí misma mediante procesos políticos democráticos, como es el caso de numerosas entidades sociales cuyos cargos son dirimidos de tal manera. Más aún, en la práctica estas tres formas puras de descentralización se combinan por pares generando formas mixtas de entre las cuales la de mayor interés en el contexto de este documento es la descentralización político/territorial, es decir 44 Véase el trabajo de Walter Stöhr , 2001,sobre el concepto de subsidiariedad: “Subsidiarity: A Key Concept for Regional Development Policy”, Walter Stöhr, J. S. Edralin, y D. Mani (eds.) New Regional Development Paradigms (vol.3) Greenwood Press, Westport and London. 45 Como se sabe, en Chile el gobierno militar (1973/1989) “descentralizó” la educación básica y media y la salud básica al traspasar su operación a los municipios, en nombre de una subsidiaridad en extremo liberal. Al no poner en práctica mecanismos efectivos de solidaridad territorial (el Fondo Común Municipal es un mecanismo de esa especie, pero limitado en sus alcances financieros), los municipios “ricos” prestan buenos servicios y los “pobres” servicios de baja calidad. Esto se muestra palmariamente en las evaluaciones usuales de la educación básica y media. 46 Normandin H.P.,1997, “Internacional Cooperation on Government: from principles politics to development pragmatism”, Building Government-Citizen-Bussiness Partnership, edited by S. Taschereau and J.E.L. Campos, Otawa, Canadá. 47 Aunque sobre ello hay mucho que discutir.

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mostrando órganos que surgen de procesos políticos electorales y que se encargan de funciones múltiples en un territorio dado. La descentralización financiera puede considerarse como una cuarta e indispensable dimensión, estrictamente instrumental. El, por así decirlo, “llamado a escena de la descentralización”, hecho desde un punto de vista teleológico, tiene una inseparable compañía en otro llamado a escena, ciertamente instrumental, representado por la inevitabilidad de la descentralización en la globalización y en la sociedad contemporánea. Cuatro fuerzas presentes en la globalización presionan y tienden a generar escenarios propicios a la instalación de sistemas decisorias descentralizados: a) la Revolución Científica y Tecnológica, operando a través de sus notables efectos sobre el modo de producción industrial (producción en red, flexible, difusa, post fondista, etc.), sobre las comunicaciones y sobre los transportes (reducción sustancial del costo de la fricción de la distancia, casi cero en telecomunicaciones). La producción en redes fabriles de plantas no contiguas sobre el mapa exige una considerable autonomía (descentralización) por parte de los gerentes de planta para estar en condiciones de tomar decisiones veloces, clave del triunfo en la actualidad, en tanto que la gigantesca reducción en el costo de transmitir información, incluyendo imágenes en tiempo real, hace innecesaria la aglomeración de tomadores de decisiones en un mismo punto; en cierto sentido “da lo mismo estar cerca que lejos” y si estar lejos acarrea beneficios de otra naturaleza, no hay problema en la dispersión, siempre acompañada de cierta descentralización; b) la reforma del Estado, propugnada en todas partes y cuyo eje central radica en una apuesta política a favor de la sociedad civil, como agente colectivo de cambio y modernización, cuestión que—aparte de la debilidad de la sociedad civil en muchos países—supone de todos modos la devolución48 de la autonomía perdida históricamente por la sociedad civil a manos del Estado y ello no es otra cosa que descentralización; c) las demandas autonómicas de la sociedad civil territorial, como contraparte de la “oferta” puesta encima de la mesa por el Estado, demandas que en algunos casos se transforman en patologías capaces de destruir el Estado-Nación; d) las tendencias privatizadoras de actividades públicas productoras de bienes y/o servicios, tendencias que obedecen a una variedad de posturas ideológicas, pero que, en ciertos casos, estimulan un aumento de la descentralización en la sociedad.49 Estas cuatro fuerzas inductoras de mayor descentralización confluyen en una pregunta y en su respuesta lógica: ¿se puede ser competitivo en la globalización con estructuras decisorias centralizadas? Evidentemente no. Sin embargo existe una dialéctica centralización/descentralización inmersa en la globalización. 48 La OECD habla ahora de “un paradigma de la devolución” (de competencias a favor de los gobiernos locales). 49 Ello sucede cuando el “acto privatizador” crea un nuevo actor decisional en la sociedad en cuestión, aumentando entonces el número de decisores independientes, una cuestión esencial en la teoría económica que sustenta a la economía de mercado. De hecho, es así como se entiende la descentralización en la teoría económica de los precios.

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¿Por qué se coloca tanto énfasis en la necesidad de que tanto el individuo como la colectividad local sean los sujetos que intervienen sobre los procesos de cambio social local a fin de direccionarlos y acelerarlos? ¿Por qué no seguir dejando tal responsabilidad en manos del Estado? La respuesta a tales interrogantes lleva la cuestión directa y nuevamente al campo del pensamiento complejo, del paradigma de la complejidad, y por tanto se articula con la contemporaneidad. Edgar Morin (1994)50 afirma que el paradigma de la complejidad contiene tres principios: el dialógico, el de recursividad, y el hologramétrico. Este último, de raíz aristotélica, postula que así como la parte está en el todo, el todo también está en la parte, un principio que resulta fundamental para justificar una especie de moral cívica, un envolvimiento de la persona en el manejo de los asuntos territoriales. Es muy simple: lo obvio es que toda persona humana está en un (o en su) territorio, ya que no somos seres levitantes; lo que puede no ser tan obvio es que el territorio está en la persona en el sentido de que la realización del proyecto individual de vida de cada persona depende fuertemente de la suerte del territorio (tanto más cierto ello al observar que el territorio del cual se habla es el territorio de la cotidianeidad, del día a día, relativamente pequeño siempre) y por tanto es de interés de cada uno (y de todos) que al territorio “le vaya bien” ya que entonces la probabilidad de materializar el proyecto personal aumenta pari passu al éxito del lugar. Cuando las personas y comunidades toman en sus manos el control de su propio futuro—ahora, en la globalización o en la contemporaneidad—surgen con fuerza dos conceptos operacionales: asociatividad, y velocidad. Hay que tomar nota que la enorme mayoría de los territorios, relevantes, organizados, no meros recortes en el mapa, son territorios justamente proxémicos, de la cotidianeidad, casi íntimos mirados desde fuera del globo terráqueo; son, de hecho, territorios de pequeño tamaño, más parecidos al antiguo concepto francés de pays que al concepto moderno de región51; por otro lado, una vastísima mayoría de los establecimientos productivos a lo largo y ancho de todo el mundo, clasifica como micro y pequeñas empresas. Según Alburquerque, (2001, 29)52 en promedio y considerando 11 países de América Latina, el estrato de la micro y pequeña empresa (hasta 50 personas ocupadas) representa el 96 % del número de establecimientos y el 57 % del empleo.

50 Morin E.,1994, Introducción al pensamiento compleo, GEDISA, Barcelona, España. 51 Dos observaciones al respecto. Una, los mejores ejemplos de desarrollo amplio y acelerado en las últimas décadas son Finlandia e Irlanda en Europa, Taiwán y Corea del Sur en Asia y Costa Rica en América Latina, todos ellos de pequeño tamaño, con lo cual a la “hermosura” reclamada por Schumpeter habría que agregar la conveniencia para el desarrollo, algo que Peter Drucker ha hecho notar. Segunda, el gobierno francés valoriza y estimula mediante políticas, a los “pays” de Francia y a su asociatividad. Véase el libro Les pays de N. Portier, DATAR, Documentation Française, 2002, Paris. 52 Alburquerque F., 2001,, Guía para agentes. Desarrollo Económico Territorial, Fundación Universitaria, Sevilla, España.

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Como se ha dicho, lo que puede complicar la existencia y dificultar el éxito en la globalización no es el tamaño sino la soledad. Pero siendo la asociatividad vital para la inserción exitosa de la MyPE en la globalización, el partenariado no lo es menos para articulaciones virtuosas entre el Estado (en todos sus niveles geográficos) y la sociedad civil ni tampoco es una necesidad menor para los propios territorios en la “nueva geografía” dictada por la lógica de ordenamiento territorial del capitalismo tecnológico (globalización). Surge con fuerza una nueva geografía, física sí, pero principalmente virtual, dando origen a asociaciones de territorios contiguos o no, regiones pivotales, asociativas y virtuales, en la lexicografía introducida por este autor y comentada en páginas anteriores. Por otro lado y como ya es de sobra entendido, la velocidad para avizorar los cambios en el entorno, para detectar oportunidades y para tomar decisiones resulta clave en una globalización que parece girar y avanzar (la figura implícita, un espiral, no es una casualidad) a una velocidad exponencial. Y ello es igualmente válido para individuos, organizaciones y territorios. Ambos asuntos, asociatividad y velocidad requieren flexibilidad estructural. Personas y organizaciones y territorios anquilosados y burocráticos están destinados al estancamiento o a desaparecer. Incluso la geografía política de los países ya no puede ser el resultado rígido e inmutable de la arbitrariedad de los cartógrafos del Estado; ahora debe ser flexible y sintonizarse con los requerimientos espaciales de la globalización.53

Estas consideraciones reclaman un nuevo “contrato social” entre el Estado y la sociedad civil, con un nuevo esquema de distribución de responsabilidades sociales que coloque a la sociedad civil como el principal agente del proceso de cambio social, asociada a un Estado con un papel proactivo, no sólo interviniendo compensatoriamente. Como se dijo, el principal propósito de este partenariado es optimizar la intervención de la sociedad sobre los procesos de cambio de su territorio, crecimiento y desarrollo. Es importante colocar esta propuesta doctrinaria en el contexto de la sociedad del conocimiento, una expresión usada correctamente para describir un contexto en el cual el crecimiento económico depende cada vez más del conocimiento y en que el bienestar (individual y colectivo) depende cada vez más de valores. Emerge la intangibilidad y la subjetividad tanto de causas como de efectos en perfecta recursividad y entender ello supone la creación de nuevos marcos cognitivos, que deben ser en lo posible socializados—como lo sugiere Yehetzel Dror—aunque el conocimiento difícilmente perderá por completo su estructura piramidal y jerárquica. ¿Y qué hay del sujeto colectivo, territorio o región? Una verdadera herejía para el marxismo ortodoxo que cortó varias cabezas (Lefeber, Soja, Castells) por sostener la posibilidad de un sujeto territorial o regional que transformado en un actor

53 Por ello es razonable la demanda de varias provincias chilenas que reclaman por una nueva estructura regional, pero al mismo tiempo hay que ser imaginativo para “no tirar el agua sucia con el bebé”.

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colectivo necesariamente desplazaría a la lucha de clases como motor del cambio social, aunque tal desplazamiento fuese puramente circunstancial. Oscar Madoery, en un reciente libro producto de su Tesis Doctoral54 afirma: “…el territorio local es un espacio de construcción política. No es algo que esté por fuera de los sujetos, sino que es un sistema de acción social intencional […], un espacio de construcción social. El territorio local supone poder y si no es planteado como estrategia, el territorio no se efectiviza, marcando el paso de una visión geográfica a una política de territorio local. Lo significativo de esta interpretación es que permite enlazar los procesos sociales, económicos, tecnológicos, culturales con las prácticas políticas y con las estrategias de los actores”. Bastante tiempo atrás Boisier había introducido el concepto de construcción social regional, sosteniendo que en no pocos casos (y Chile sigue siendo el ejemplo más notorio) las regiones son construcciones jurídicas (decreto o ley según quien legisle, el Ejecutivo o el Legislativo) muy artificiales, casi construcciones ex nihilo como lo señalase en alguna oportunidad el politólogo chileno Eduardo Palma, o construcciones de jure como lo ha sostenido este autor. En cualquier caso y admitida alguna racionalidad detrás del acto regionalizador, habría que convenir en que mediante tal acto sólo se ha creado un contenedor, presumiblemente casi sin contenido, y que en consecuencia un proceso deliberado de construcción del contenido—la construcción social de la región—en no pocas veces acompañada también de una construcción política, se transforma en una tarea prioritaria. La construcción social regional no es otra cosa que la transformación de una sociedad territorialmente localizada, que, en virtud de su segmentación y oposición de intereses, subordinación y dependencia, etc., opera como objeto, en otra, caracterizada por la consolidación de intereses territoriales, por su expresión mediante un proyecto político consensuado, por la cristalización de un movimiento social territorial, por su fuerte identidad ligada a valores sui generis del lugar, es decir una transformación que deviene en la configuración de un sujeto territorial/regional. Por definición, un sujeto, sea individual, sea colectivo, se entiende como un ente capaz de autodefinirse y de autoconstruirse. La segunda de dichas aproximaciones conduce a una concepción del territorio, según la cual, éste ya no sería el simple receptáculo pasivo de las actividades humanas, sino un sujeto activo y determinante de los procesos de desarrollo. Como bien apunta Scout:: “Uno pudiera decir, incluso, que la cuestión central de la economía política clásica acerca de la riqueza de las naciones está siendo transformada en el mundo actual en la pregunta acerca de las fuentes y la dinámica de la riqueza de las regiones”55. No se puede ser sujeto, no importa si individual o colectivo, sin la libertad propia del libre albedrío. No se trata sin embargo de una libertad absoluta, conducente según Popper precisamente a su abolición por una dictadura; la libertad, por 54 Madoery O., 2008, El otro desarrollo. El cambio desde las ciudades y regiones, UNSAM EDITA, Buenos Aires, Argentina. 55 Scott, Allen J. (1998), Regions and the World Economy, the Coming Shape of Global Production Competition, and Political Order, Oxford: Oxford University Press, p.160.

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amplia que sea, es siempre relativa, a, en primer lugar, la libertad del otro, o debido a razones de bien común e incluso tecnológicas. Pero la esencia argumental es fuerte y clara: sin libertad no pueden los seres humanos alcanzar la subjetividad propia de la persona humana y no pueden los territorios organizados ser sus propios operadores de su futuro. En consecuencia, sin libertad no hay desarrollo, si es que estamos entendiendo bien las cosas. Esa contradicción fue determinante en el fin de los “socialismos reales”. La libertad se expresa también en una amplia descentralización que ponga en operación los dos principios organizacionales de la sociedad ya comentados: el principio político de la subsidiariedad (que bien entendido consiste en la transferencia de poder de abajo hacia arriba) y el principio moral de la solidaridad territorial (hacia los lados). La globalización contiene fuerzas que empujan la descentralización en todos los ámbitos decisorios, contrariamente a la visión simplista de ella que presupone la supremacía total de fuerzas homogeneizadoras y centralizadoras y concentradoras.56 La dialéctica surge al contraponer estas fuerzas con otra, ni más ni menos, la cultura, entendida tanto en un sentido lato como en un sentido político y administrativo, cultura que al menos en América Latina contiene fuerzas que buscan mantener el statu quo centralista y dependiente. Romper esta dialéctica en una síntesis que favorezca la autonomía personal y colectiva no es tarea fácil, como una simple mirada al panorama descentralizador (en América Latina) permite constatar. ¿Por qué se coloca tanto énfasis en la necesidad de que tanto el individuo como la colectividad local sean los sujetos que intervienen sobre los procesos de cambio social local a fin de direccionarlos y acelerarlos? ¿Por qué no seguir dejando tal responsabilidad en manos del Estado? La respuesta a tales interrogantes lleva la cuestión directamente de vuelta al campo del pensamiento complejo, del paradigma de la complejidad, y por tanto se articula con la contemporaneidad. El principio hologramétrico, postula que así como la parte está en el todo, el todo también está en la parte; es un principio que resulta fundamental para justificar una especie de moral cívica, un envolvimiento de la persona en el manejo de los asuntos territoriales. Es muy simple: lo obvio es que toda persona humana está en un (o en su) territorio, ya que no somos seres levitantes; lo que puede no ser tan obvio es que el territorio está en la persona en el sentido de que la realización del proyecto individual de vida de cada persona depende fuertemente de la suerte del territorio (tanto más cierto ello al observar que el territorio del cual se habla es el territorio de la cotidianeidad, del día a día, relativamente pequeño siempre) y por tanto es de interés de cada uno (y de todos) que al territorio “le vaya bien” ya que entonces la probabilidad de materializar el proyecto personal aumenta pari passu al éxito del lugar.

56 Hay que tener cuidado con las palabras. En la globalización y particularmente en el ámbito de la producción manufacturera coexisten estructuras descentradas (segmentos de una cadena de valor que son remitidos a territorios periféricos) con estructuras concentradas (otros eslabones de la cadena que, contrariamente al caso anterior, se mantienen en territorios centrales) y con estructuras tanto descentralizadas como centralizadas, ambas desde el punto de vista de la toma de decisiones. Por algo es que se afirma que la globalización es una matriz de alta complejidad.

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Cuando las personas y comunidades toman en sus manos el control de su propio futuro—ahora, en la globalización o en la contemporaneidad—surgen con fuerza dos conceptos operacionales: asociatividad, y velocidad. Hay que tomar nota que la enorme mayoría de los territorios, relevantes, organizados, no meros recortes en el mapa, son territorios justamente proxémicos, de la cotidianeidad, casi íntimos mirados desde fuera del globo terráqueo; son, de hecho, territorios de pequeño tamaño, más parecidos al antiguo concepto francés de pays que al concepto moderno de región;57 por otro lado, una vastísima mayoría de los establecimientos productivos a lo largo y ancho de todo el mundo, clasifica como micro y pequeñas empresas. la cita de Alburquerque58 en párrafo anterior. Para muchos segmentos del mundo real se puede parafrasear a Churchill: asociarse o morir. Como se ha dicho, lo que puede complicar la existencia y dificultar el éxito en la globalización no es el tamaño sino la soledad. Pero siendo la asociatividad vital para la inserción exitosa de la MyPE en la globalización, el partenariado no lo es menos para articulaciones virtuosas entre el Estado (en todos sus niveles geográficos) y la sociedad civil ni tampoco es una necesidad menor para los propios territorios en la “nueva geografía” dictada por la lógica de ordenamiento territorial del capitalismo tecnológico (globalización). 5.- TAMAÑO: TAL VEZ LO PEQUEÑO NO SIEMPRE SEA HERMOSO, PERO LO PEQUEÑO PUEDE

SER MUY VALIOSO

Varios especialistas se preguntaban—en la década de los años noventa—acerca de los factores explicativos del éxito de un cierto número de territorios, o regiones, o países en el contexto de la época, el contexto analizado por Walter Stöhr. Una inquietud tal como esa no podía dejar de lado una aguda observación de Peter Drucker, quien había anotado que todos los países exitosos en sus esfuerzos de desarrollo por allá por los ochenta, eran países de pequeño tamaño, una cuestión intrigante para los territorialistas, que habíamos abogado por regiones de gran tamaño.

Fue Marshall Berman59 quien develó, para quienes nos formamos como planificadores en el década de los sesenta, nuestra impronta cultural como planificadores fáusticos, émulos de las andanzas del famoso Doctor de Goethe y de su demoníaco socio. En efecto, en ese texto maravilloso de relectura de la modernidad a la luz del Fausto, Berman hace de Fausto el primer planificador regional de la historia, con las manos manchadas de sangre por el asesinato de 57 Dos observaciones al respecto. Una, los mejores ejemplos de desarrollo amplio y acelerado en las últimas décadas son Finlandia e Irlanda en Europa, Taiwán y Corea del Sur en Asia y Costa Rica en América Latina, todos ellos de pequeño tamaño, con lo cual a la “hermosura” reclamada por Schumpeter habría que agregar la conveniencia para el desarrollo, algo que Peter Drucker ha hecho notar. Segunda, el gobierno francés valoriza y estimula mediante políticas, a los “pays” de Francia y a su asociatividad. Véase el libro ya referido Les pays de N. Portier. 58 Alburquerque F., op.cit. 59 Berman M., 1991, Todo lo sólido se desvanece en el aire, SigloXXI, México.

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Filemón y Baucis, en la búsqueda insensata y loca de un territorio grande y homogéneo en el cual recrear el paraíso, un territorio en el cual la igualdad ex ante era la condición de la felicidad humana. Todos fuimos, en mayor o en menor grado, discípulos de Fausto; todos buscamos (y quizás si los chilenos en primerísimo lugar), crear regiones grandes y tan homogéneas como fuese posible. Berman también sindicará a José Stalin como el discípulo contemporáneo más aplicado de Fausto. Autores como el académico español Juan Ramón Cuadrado Roura60 y también Boisier61 se han planteado el desafío de investigar—el primero de ellos-- acerca de las características compartidas de las regiones ganadoras en la Unión Europea durante la década de los noventa en tanto que el segundo ha hecho un esfuerzo similar, pero puramente especulativo. Cuadrado Roura ha puesto su atención en los aspectos infraestructurales (posición geográfica, transportes y comunicaciones, tejido productivo) y organizacionales (gobierno, cultura, calidad de la fuerza de trabajo, etc.) en tanto que Boisier ha apuntado más bien a las características que deberían tener las organizaciones públicas y privadas del territorio para actuar eficazmente con su entorno (velocidad decisoria, flexibilidad, maleabilidad, resiliencia, inteligencia, autonomía, identidad) afirmando al mismo tiempo que la mayoría de estas características están inversamente asociadas al tamaño (un concepto difuso si no se le califica), más frecuentemente pequeño que grande, del territorio que las cobija, coincidiendo entonces con la observación de Peter Drucker62 quien sostiene que “En realidad los verdaderos éxitos sin precedentes de los últimos treinta años han sido países muy pequeños”. También en el caso de Cuadrado, su conclusión más importante es que la mayoría de las regiones ganadoras en la UE durante los años noventa mostraban un tejido productivo muy asociado a tamaños micro y pequeño en los establecimientos y concluye también en la importancia en tales casos de la cultura local. La cuestión del tamaño del territorio ya había inquietado a algunos académicos hace un par de décadas atrás y también al ILPES63 que realizó una interesante investigación sobre planificación en países de pequeño tamaño. Si bien no es posible hacer apuestas totales a favor de un tamaño u otro ya que como se comentó la globalización estimula tanto las fusiones para aprovechar economías de escala como la producción flexible de pequeña escala para aprovechar las economías de la diferenciación, constituye un hecho que lo pequeño dispone de amplios espacios en la globalización y ello resulta de primera importancia para la enorme mayoría de los territorios/regiones a lo largo y ancho del globo.

60 Cuadrado Roura J.R., 1994, “Regional Disparities and Territorial Competition in the EU”, J. r. Cuadrado, Peter Nijkamp, and Per Salvá (eds.), Moving Frontiers: Economic Restructuring, Redgional Development and emerging Networks, Avebury, London, England. 61 Boisier S., 1994, “Post modernismo territorial y globalización: regiones pivotales y regiones virtuales”, Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales # 102, M. de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente, Madrid, España. 62 Drucker P., 1993, La sociedad post capitalista, Sudamericana, Buenos Aires, Argentina. 63 ILPES: Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social, un órgano del sistema de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de las NN.UU. Véase Martin J., 1981, Planificación en países de pequeño tamaño, ILPES, Santiago de Chile.

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6.- EL PODER: UN JUEGO DE SUMA ABIERTA Aún el mejor proyecto de futuro para una región debe ser “sacado del gabinete de las utopías”, como podría haber dicho el sociólogo Marshall Wolfe, figura icónica del pensamiento clásico de la CEPAL. El poeta y diplomático brasileño Thiago de Melo diría probablemente que “hay que sacar la palabra desarrollo del pantano engañoso de las bocas” tal como se refirió a la libertad en Los estatutos del hombre. En efecto, se requiere poder para transformar la palabra en acción; en este caso se requiere poder para la región, lo que supone la existencia de un receptor socialmente adecuado, que no puede ser sino la propia sociedad organizada, de manera que el poder adquirido sea usado democráticamente y no a favor de la oligarquía local o de cualquier otro actor social particular. Todo país es—desde un cierto ángulo—un sistema territorial compuesto por numerosos subsistemas denominados provincias, departamentos, estados, regiones, etc. Como tal, el sistema país está sometido a las reglas regulares del funcionamiento sistémico, entre ellas, la así llamada ley de la desmaximización, un axioma que establece que no es posible optimizar simultáneamente el resultado del sistema como un todo y de cada uno de los subsistemas componentes en igual lapso. Si el “resultado” del sistema es, por ejemplo, la maximización de la tasa de crecimiento económico global del país, no todas las regiones (o cualquier otro tipo de partición) podrán maximizar su propia tasa, y siempre habrá sub sistemas que exhibirán tasas mayores y tasas menores que el promedio.64 El sistema establece sus propios mecanismos cibernéticos para operar de esta manera, mecanismos que ejercen control de unos sub sistemas sobre otros, generando una estructura piramidal de control, en rigor, una estructura piramidal de dominación y dependencia entre ellos. Este sistema de control establece mecanismos cuantitativos para frenar la expansión de ciertos sub sistemas y acelerar la expansión de otros. En ciertos casos esta dominación es en extremo sutil y hasta perversa porque coopta a las clases dirigentes para acoplarlas a un modelo que si bien estimula el crecimiento del sub sistema dominado, le impone al mismo tiempo un estilo funcional a los intereses del sub sistema dominante, sin mayor relación con los intereses de la población del dominado.65 De manera que cuando el analista se asombra al descubrir que una determinada región muestra un crecimiento histórico muy por bajo de la media y muy por debajo de su propio crecimiento potencial en función de su constelación de recursos, en vez de culpar al clima, al imperialismo internacional o a la pereza de la población, más le convendría reflexionar sobre el patrón de dominación/dependencia oculto tras las cifras. Patrón que en definitiva es el resultado de una distribución asimétrica del poder entre las partes, cualquiera sea 64 De aquí que a este autor le parezca una simplificación extrema la diferenciación entre territorios “ganadores” y territorios “perdedores” sobre la base del criterio de su ritmo de crecimiento. 65 Cualquier parecido con la estructura de relación histórica moderna entre el estado de Sao Paulo y el Nordeste brasileño es mucho más que una mera casualidad.

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la fuente del poder, ya que sólo tal asimetría explica las relaciones de dominación y dependencia, desde las relaciones de pareja hasta las internacionales. Se sigue que para todo territorio, con la excepción de aquel ubicado en la cima de la pirámide, acumular poder para así modificar su inserción en la estructura nacional de dominación/dependencia, se transforma en una cuestión estratégica vital. ¿Cómo puede acumular poder una región de la periferia remota en un país altamente centralizado, para extremar la cuestión?, ¿No se entraría acaso a un juego de suma cero de alto riesgo de conflicto dado que el poder es un stock?, ¿No es éste el fundamento implícito de la parquedad de la descentralización en muchos casos? Hay que abandonar de inmediato la afirmación intencionalmente errada del párrafo anterior. El poder no es un stock, sino un flujo y por tanto una redistribución de poder no lleva necesariamente a un juego de suma cero, sino a un juego de suma abierta. Hay dos formas de acumulación de poder para una sociedad territorial. Primeramente, dicha sociedad puede aumentar su poder en tanto esté inmersa en un proyecto descentralizador nacional. Por ejemplo, en Chile, las regiones controlaban en 1990 el uso de alrededor de un 8 % de la inversión pública del país, en el año 2007 ese guarismo se había elevado a casi un 60 % y ello es el reflejo de un proceso nacional que apuesta a la descentralización;66 es evidente que las regiones han aumentado su poder. En segundo lugar, y mucho más importante, es que según lo afirma Anna Arendt, “el poder surge entre los hombres cuando éstos actúan unidos”, postulado que la cultura popular ha expresado desde antiguo como “la unión hace la fuerza”. En lenguaje más científico, eso quiere decir que el consenso social y político en una sociedad la “empodera” autónomamente, le confiere poder. Entonces la cuestión se remite a la pregunta: ¿cómo se logra el consenso?.67 En nuestra perspectiva la respuesta es: mediante la instalación de procesos de conversaciones sociales profesionalmente estructuradas. El constructivismo lingüístico entra en escena de la mano de Maturana, Echeverría y otros. 68 Por supuesto que el poder y su construcción como una cuestión lingüística es una cuestión inextrincablemente unida la existencia de actores, individuales, colectivos y territoriales. El “consenso social y político” se logra conversando profesionalmente con personas de carne y hueso y por tanto es preciso conocerlas integralmente (nombre, función social, identificación, etc.).

66 Se pueden hacer varias acotaciones a esta afirmación y quizás si en términos más preciso la cifra actual disminuyese en alguna medida. Este autor ha criticado la veracidad de las cifras anotadas, pero no se puede negar que en este caso la descentralización avanza. Galileo diría “e pur si muove”, aunque a regañadientes. 67 Que no debe confundirse con una utópica unanimidad. 68 Véase Boisier S., 2001, Conversaciones sociales y desarrollo regional, Ed. Universidad de Talca, Talca, Chile.

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Michel Crozier69 sostiene que la “acción colectiva” no es un fenómeno natural que surge de manera espontánea, sino un constructo social, creado, inventado y diseñado por los actores sociales para resolver problemas específicos. Francisco José Mojica70 comenta: “Los actores se encuentran por doquier. Para determinarlos y precisarlos tenemos que situarnos en un campo determinado y a un nivel específico. El campo depende del tema que estemos abordando. En el desarrollo regional, los actores pertenecen a cuatro grupos: Estado, producción, saber, y comunidad . El nivel es dos tipos, endógeno y exógeno. En el nivel interno estarán los protagonistas y antagonistas de los cambios que operan internamente en la región…A nivel exógeno se sitúan los actores de fuera de casa, casi siempre los protagonistas nacionales, latinoamericanos, mundiales”. En el libro El difícil arte de hacer región71, Boisier desarrolló extensamente este tema en el contexto del proyecto de futuro para la Región del BíoBío (Chile) realizado por las NN.UU a solicitud del gobierno chileno. Con posterioridad y con base en la misma experiencia el ILPES desarrolló un sofware (ELITE) que permite identificar y asignar una cuota de poder a cada actor relevante de la región72. ELITE es un sistema construido para registrar de manera sistemática la información, que permite analizar el papel del sistema institucional y de los actores públicos y privados presentes en una determinada región o localidad, habida cuenta de la creciente importancia de las redes, el capital social y las sinergias, en las versiones más actuales de análisis y diseño de políticas regionales y locales. La primera aplicación del sistema ELITE a un caso práctico, se encuentra en Boisier et. al 73.

7.- COMPETITIVIDAD: YOUR PLACE OR MINE?

¿Compiten los territorios (o regiones)?, ¿Tiene sentido hablar de competitividad territorial? Una revisión rápida de la literatura muestra que estas preguntas no tienen respuestas consensuadas; por ejemplo, la socióloga industrial chilena Cecilia Montero74 señala que no son los territorios los que compiten. . Por el contrario, este autor ha sostenido una opinión inversa, que es importante reproducir, si es que, como se sospecha, Cecilia Montero no está sola en esta postura.

69 Crozier M., 1977, L´acteur et le systéme, Seuil, Paris, France 70 Mojica F.J., 1997, “Juego de actores y estructuras de poder”, E. Ortegón y J. Medina (compiladores): Prospectiva: costruccoión social del futuro,ILPES/Universidad del Valle, Cali, Colombia 71 Boisier S., 1992, El difícil arte de hacer región, Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolmé de Las Casas, Cusco, Perú 72 Véase en el sitio de la CEPAL (www.cepal.org) el vínculo con el ILPES/manuales/Técnicas de Análisis Regional 73 Boisier S., et.al., 1995, “Sociedad civil, actores sociales y desarrollo regional” Centro de Estudios Urban Regionales (CEUR), U. del BíoBío/ILPES, Doc. 95/14, Serie Investigación, ILPES, Santiago de Chile 74 C. Montero y P. Morris: “Territorio, competitividad sistémica y desarrollo endógeno. Metodología para el estudio de los Sistemas Regionales de Innovación” ILPES/Universidad del BíoBío, 1999: Instituciones y actores del desarrollo territorial en el marco de la globalización. Ediciones de la Universidad del BíoBío, Concepción, Chile.

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Un efecto de la globalización, en cuanto fase tecnocognitiva actual del sistema capitalista, reside en la búsqueda a cómo de lugar, de un ordenamiento mundial tipificado por la existencia de un solo espacio de mercadeo y de múltiples territorios de producción.75 La racionalidad detrás es triple: gasto exponencialmente creciente en I & D & i para pasar del producto de generación “n” al de generación “n+1”, ciclo de vida exponencialmente decreciente de cada generación de productos, e imperativo “súper kantiano” de reproducción del sistema, que obliga al propio sistema a recuperar sus recursos lo más rápido posible. La forma de competir cambia: la competencia internacional por mercados, capital y tecnología deja de estar asociada únicamente a los países y comienza a asociarse fuertemente a ciudades y a sus hinterlands, o regiones. En efecto, ahora todos los territorios compiten entre sí por los mismos elementos y ello explica, entre otras cosas, el surgimiento del marketing territorial (alguien calculó, sin mayores refinamientos, que existen 5.239 “regiones” en el mundo. ¿Cómo lograr que la Región de Aysén, en Chile, sea reconocida e identificada por sus potenciales clientes, sin mercadeo?). En rigor los territorios son directa e indirectamente competidores y competitivos. Lo son en forma indirecta en tanto son contenedores de actividades que compiten en el mercado global y que tal vez lo hagan competitivamente precisamente por las condiciones de entorno que el territorio organizado provee, y lo son en forma directa en tanto tienen unicidad e identidad, lo que los lleva a competir en forma agregada, como Parma en Italia, o La Rioja en España, sobre la base de un producto típico, de una marca, de una denominación de origen, o como tantas regiones que en la búsqueda de capital, tecnología, y mercados, se presentan a sí mismas de una manera distintiva, Ile de France para inversiones de alta tecnología, Las Baleares en España para turismo, Aysén en Chile para ecoturismo, etc. Asimismo puede hablarse, en el caso de los territorios, de una competitividad hacia adentro y de una competitividad hacia fuera. Hay que entender la competitividad “hacia adentro” (my place) como la capacidad de un territorio para atraer factores de crecimiento hacia él (capital, conocimiento, capital humano, demanda externa e, incluso, efectos favorables por parte del cuadro de la política económica y por parte del proyecto “país” o proyecto nacional, si existe), en tanto que hay que entender la competitividad “hacia fuera” (your place) en la forma usual, es decir, como la capacidad del territorio (de su tejido productivo) para colocar sus productos competitivos en forma creciente en el comercio mundial. Obsérvese que en tanto la segunda forma de competitividad es relativamente conocida, no sucede lo mismo con la primera, que supone un verdadero cambio cultural por parte de los gobiernos territoriales en relación a su aproximación a la atracción del crecimiento.76 Bien, si los territorios compiten—algunos competitivamente—entonces hay que cuantificar y medir. 75 Otra monografía preparada por el autor (Globalización, integración supranacional y procesos territoriales locales: ¿hay sincronía?) discute inicialmente esta cuestión. 76 He sugerido cambiar la pasiva cultura “de trampero” de muchos gobiernos por una agresiva cultura de “cazador”, como lo hacen varios gobernadores de estados en el Brasil, por ejemplo, Jaime Lerner (Paraná) con la Regie Renault, una operación de US $ 740 millones que resultó en la instalación de la usina en el estado de Paraná.

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Hay no pocas formas de medición de la competitividad, algunas lo hacen desde un punto de vista global, otras desde uno local. Entre las primeras destacan las mediciones hechas por The Economist (competitividad de las exportaciones), de la CEPAL (CAN, Competitive Analysis of Nations, para competitividad de las exportaciones), el IMD (World Competitive Yearbook para la competitividad global) y por el WEF (Global Competitive Report para la competitividad global); entre las segundas destacan el Australian Housing Urban Research Institute, el Centre for Urban and Regional Development Studies, University of Newcastle Upon Tyne, y el estudio comparativo de regiones “ganadoras” en la UE del Prof. Juan Ramón Cuadrado, de la U. de Alcalá de Henares,77 presentado más atrás. La competencia de y entre múltiples actores es un dato de la causa. Competencia no es sinónimo de competitividad, está claro, pero es igualmente cierto que la competencia puede estar acompañada de una competitividad bien entendida. ¿Qué significa competitividad bien entendida? La CEPAL, apoyándose en Fernando Fajnzylber, diría que es la que genera equidad; Luis Rubalcaba78, de la Universidad de Alcalá de Henares, sostendría que es la que genera bienestar. Ambas posturas son muy coincidentes, pero no exentas de ambigüedad, de manera que es lícito entrar al debate sugiriendo que una competitividad bien entendida es aquella que se observa en casos en los cuales lo transable (producto manufacturado, servicio, territorio, etc.) muestra en un período de tiempo una ganancia en su posición relativa en el volumen del comercio internacional siempre y cuando ese transable pertenezca a un conjunto más amplio de elementos homogéneos (agrupación, sector) que también muestra una creciente participación relativa en el comercio. A título de ejemplo, los teléfonos celulares han sido productos que han mostrado competitividad en el período 1990/2000 ya que el comercio de estos aparatos se ha elevado desde el 0,003 % del valor total del comercio mundial a un 0,07 % al final de período en cuestión al paso que el comercio la rama “aparatos electrónicos de comunicación” ha experimentado un alza en su participación en el comercio mundial desde un 1,8 % al 3,4 % en el mismo período79. Pero esto no es todo; la expansión ha derivado de una permanente incorporación de progreso técnico (de conocimiento) en la manufactura, que ha elevado la productividad de las firmas fabricantes, las que han traspasado parte de tal aumento a un incremento salarial al paso que han elevado los requerimientos cognitivos de la fuerza de trabajo, no sólo en términos de conocimiento codificado sino también en términos de conocimiento tácito que se vuelve indispensable para el proceso de decodificación. Todo este proceso tiene además, una dimensión territorial. Como se señala en un importante artículo: “Por el carácter sistémico de la competitividad y la naturaleza interactiva de la innovación, concebida como un proceso de aprendizaje en el que se introducen nuevos conocimientos o se combinan conocimientos existentes para generar nuevas competencias, en los últimos veinte años ha venido adquiriendo nueva significación el papel del entorno local y de sus instituciones en el desarrollo de la capacidad 77 Si bien el trabajo en cuestión del Prof. Cuadrado no tiene nada que ver con competitividad, strictu senso, sino que es un ejercicio sobre regiones ganadoras en la UE, una cuestión a todas luces distinta. 78 Luis Rubalcaba: Competitividad y Bienestar en la Economía Española, 2002, Ediciones Encuentro, Madrid, España 79 Se trata por cierto de un ejemplo y de cifras imaginarias sólo para ilustrar el argumento.

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innovadora de las empresas”80 . Nuevamente, el ambiente social y cultural local es un elemento significativo para generar competitividad auténtica, con equidad o con bienestar. Esto es muy importante. Siendo todo como es, la medición es del todo deseable. No obstante hay que tomar nota que los así llamados índices de competitividad, como el índice regional preparado para Chile, no son ni es, medida de la competitividad como tal sino sólo de la potencialidad de ser competitivo. Por ejemplo, en el Ranking de Competitividad Regional de Chile 200181 no se dice que la Región XII (Magallanes) es más competitiva que la Región VIII (Bíobío); lo que las cifras muestran es que las condiciones para lograr competitividad en la Región XII son más marcadas que en la Región VIII. Esta parece una aclaración importante. Exportar o morir, la exhortación de Churchill a Inglaterra se ha complejizado en la globalización, para transformarse en importar y exportar o morir, en ser competitivo hacia adentro y hacia afuera si no se quiere vivir en la periferia de la globalización82 .

8.- SUSTENTABILIDAD: TERRITORIO Y BIOLOGÍA, UNA NUEVA COHABITACIÓN

Una preocupación fundamental de los policy-makers preocupados de cuestiones territoriales tiene que ver con el crecimiento y con el desarrollo de los varios territorios en un marco de política económica restrictiva (para estos mismos propósitos) y en el cual la regla de hierro es que en tanto que el crecimiento económico está en el horizonte inmediato de todo territorio, el desarrollo está en el horizonte mediato y al alcance de sólo algunos de ellos.

Conceptos adicionales, sobre todo aquellos que no provienen del mainstream, sólo entran en el cuadro en la medida en que sean funcionales a los dos objetivos señalados. La prueba de fuego para el nuevo concepto de “bioregión”, por ejemplo, será precisamente esa y por ello es que la primera pregunta es simplemente: ¿qué es una bioregión?

Kenton Miller83 sostiene que en el World Research Institute se ha formulado una metodología rudimentaria para lo que puede ser denominado como “un enfoque bioregional” para planificar y administrar la protección de los servicios ecosistémicos o servicios ambientales, y la biodiversidad, in situ. Tal metodología identifica seis elementos del enfoque bioregional: 1] la escala y el alcance geográfico; 2] las comunidades con intereses en la cuestión; 3] ciencia, tecnología e información; 4] mecanismos institucionales y arreglos gubernamentales; 5] incentivos y políticas facilitadoras y; 6] administración adaptativa, monitoreo y evaluación. El interés focal de la propuesta está en la conservación, no en el crecimiento y desarrollo.

80 Gabriel Yoguel: “Creación de competencias en ambientes locales y redes productivas”, 2000, Revista de la CEPAL # 71, Santiago de Chile 81 El texto se puede encontrar en el sitio hhtp://www.subdere.cl 82 Me refiero a la “nueva periferia” de Cuadrado Roura, la de innovación. 83 Miller Kenton, 1999, What is bioregional planning?, Paper presented to Workshop on Integrated Planning at Different Scales, Perth, Scotland

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Desde el punto de vista del análisis territorial es importante detenerse en el primero de los elementos sugeridos por Miller, la escala y el alcance geográfico de las bioregiones. El autor usa un análisis casi morfológico para describir los cuatro elementos constituyentes de una bioregión: a) áreas centrales, identificadas como sitios que generan servicios ambientales y que poseen elevada biodiversidad y que en consecuencia deben ser protegidas a ultranza; b) zonas de transición, que rodean a las áreas centrales y que tienen por propósito filtrar y aminorar los impactos negativos desde y hacia las áreas centrales; c) corredores, fajas de tierra o de agua para conectar las áreas centrales y las zonas de transición entre bioregiones adyacentes con el propósito de disponer de rutas para la migración y la dispersión de plantas y animales durante su período de crecimiento y evolución; d) matriz consistente en la mayor parte de la tierra y del agua superficial en el mayor de los ecosistemas en el cual las áreas, las zonas y los corredores están localizados. La bioregión es la suma total de estos cuatro elementos. Es el área geográfica que las comunidades y los gobiernos locales consideran como unidad de administración. Esta es una afirmación compleja !

WHAT ARE BIOREGIONS?

“Bio-regions are geographic areas having common characteristics of soil, watershed, climate, native plants and animals...A bio-region refers to both the geographical terrain and a terrain of consciousness – to a place and the ideas that have develop about how to live in that place.” Peter Berg, bio-regional philosopher.

Bio-regionalism seeks to mend the shredded fabric of life, re-weaving the web of relationships between people and place. The core of the human experience, historically and in the bio-regional vision, is the relationship of human communities with their matrix of local and regional nature. Bioregions re-unite nature and society within the context of specific places. The bio-regional approach returns to a sense that form much of the human experience, and was oscured only recently in the industrial era.

A bio-regions natural unity is most powerfully expressed in the watershed. Water joins together biological life in a seamless dance of exchange, so bio-regionalists particularly pay attention to the health, quality, and sources of water. Bio-regionalism aims for a balance in which humans live room to other species, and mesh their activities into natural ecosystems. Bio-regionalists are practitioners par excellence of Aldo Leopold´s land ethics, the first rule of which is, ‘Save all the parts’.

Bio-regions are a social as well as a natural experience, and awareness that comes from relating over time with the particular terrain and landscape. While much human awareness is drawn into an increasingly abstract global world, bio-regionalists pay attention to the macrocosm of the world as manifested in the microcosm of the life-space. This is regarded as crucial to any long-term human habitation of earth.

One can live in several bio-regions, in the sense that the word can be used to described both small, local regions and larger landscapes. Some use the term ‘eco-region’ to describe large-scale bio-regions such as CASCADIA.

From CASCADIA PLANET, http://www.tnews.com/terms/bioregion.def.html

Esta caja recuerda antiguos conceptos de homogeneidad en la definición de regiones, y al mismo tiempo no oculta una dosis de romanticismo. Hasta no hace mucho en la historia de la humanidad, se podía aceptar que el núcleo de la experiencia humana, históricamente y también en la visión bioregional, fuese la relación de las comunidades humanas con su matriz local y regional; la modernidad y la modernización comprendida en ella, escindió al hombre del

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territorio, separó el destino del individuo y el del territorio mediante la introducción de una serie de artefactos como por ejemplo el reloj mecánico que independizó el tiempo del espacio físico (del lugar) e incluso atribuyó género a ambos-- masculino, vital, activo y cambiante, al tiempo y femenino, pasivo, inmutable, al espacio-- por otro lado el telégrafo con la escritura, el teléfono con la voz y finalmente los satélites, hicieron realidad el imaginario de McLuhan. Es cierto que actualmente se observa una vuelta al territorio, particularmente a lo local. En la dialéctica a la cual está sometida la persona humana –la alienación total producto de la globalización y la necesidad de tener raíces, sobre todo territoriales—en esa dialéctica hay una revalorización del territorio. Como se comentó anteriormente, esta revalorización se está presentando en el marco de una geografía múltiple y flexible o de “geometría variable” en la conocida expresión de Manuel Castells, y por tanto en ella es posible encontrar espacio para las bioregiones. Sin embargo, la utilidad de ellas, más allá de la protección de los recursos naturales, de la flora y la fauna, está todavía por demostrarse en los estilos prevalecientes de desarrollo en América Latina.

Hay otros conceptos más o menos cercanos al de bioregión que deben ser introducidos acá. Ecoregiones no serían sino bioregiones de gran tamaño, de acuerdo a lo planteado en la caja anterior. No tiene sentido cambiar una denominación sólo por una cuestión de escala, a menos que pasar de un tamaño a otro envuelva cambios estructurales, cuestión que no se menciona en el recuadro indicado. Lo que se ha dado en conocer como “el Grupo de Umeå” en la universidad sueca del mismo nombre, usa el concepto de región vivencial (una traducción libre de “life region”). Según Råberg: “The preliminary results to which the Group can point so far comprise a comprehensive proposal for a socially sustainable society; it has been named the ecological life-region”. Navegando entre las aguas de la ecología social y de un regionalismo “radical” el objetivo del Grupo ha sido transformar un cierto número de principios eco-sistémicos en orientaciones ligadas a la organización de la comunidad. Cinco principios son expuestos: 1] La organización funcional de la ecosociedad se basa en una perspectiva endógena (la planificación desde adentro de la sociedad civil y al servicio de los intereses de la población local o regional); 2] La organización de la eco-comunidad se realiza de acuerdo a principios de interacción (acción y reacción entre el hombre y el medio o entre el centro y la periferia); 3] Un tercer factor organizativo es la visión holística (el individuo debe tener una visión general de las especies y de los recursos del entorno); 4] La sociedad ecológica, de esta manera, asume la forma de un sistema cualitativo (su propósito es la satisfacción de las necesidades existenciales del hombre por medio de experiencias estéticas, empáticas y sensoriales); 5] Un punto final significativo se asocia a las restricciones dimensionales a la organización del ecosistema del hombre. A pesar de que conceptos como “sistémico”, “holístico”, “cualitativo” y “endógeno” forman parte del vocabulario más actualizado de desarrollo territorial, la propuesta del Grupo de Umeå parece hundirse en la profundidades del fundamentalismo ecológico. Es rescatable, sin embargo, el siguiente argumento del Grupo:

TOSHIBA
Resaltado
TOSHIBA
Resaltado
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LIFE REGIONS AS EURO-REGIONS

“We imagine the life-region to represent a qualitative life territory, the integrity of which it is important, for socio-cultural reasons, to preserve. In the international economic perspective such regions are relatively small-scale units, but they can strengthen themselves by forming sectoral inter-regional coalitions in economic, cultural and social matters.

By forming inter-regional coalitions, the life-regions can become competitive alternatives to metropolitan regions on the international markets. Their socio-territorial stability helps to attract businesses to the municipalities. In addition to its superior quality of life, they can procure for themselves a technological standard equaling that of the metropolitan regions”.

The Life Region, Per Råberg, 1997, (ed.), Routledge Studies in Development and Society, London

Michael Vincent McGinnis, en el primer capítulo del libro Bioregionalism, editado por él mismo, establece ciertas definiciones fundacionales del bioregionalismo, como las que se muestran a continuación.

BIOREGIONS AND BIOREGIONALISM

“Bio-regions encompass diverse cultural areas, homelands, bio-diversity, spiritual and ideological canyons, reveal economic practices, territories of the mind, unique histories of the place, and geographically discrete parts of the earth”.

“Bio-regionalism is a grass-roots doctrine of social and community-based activism that has evolved wholly outside of mainstream government, industry and academic institutions. Bio-regionalism is defined as a body of knowledge that has evolved to inform a process of transformative social change at two levels – as a conservation and sustainable strategy, and as a political movement which calls for devolution of power to ecologically and culturally defined bio-regions”.

M.V.McGinnis, Bioregionalism, Routledge, London and New York, 1999.

En el nuevo vocabulario geográfico que está en proceso de permanente evolución hay que introducir todavía varias categorías territoriales como se examinó en páginas precedentes. La primera categoría corresponde al concepto de región pivotal, denominadas como “pivotales” precisamente por constituir la base de una “jerarquía anidada” de organización territorial. En efecto, dos o más regiones pivotales pueden concertar uniones estratégicas cuando son contiguas, para originar otra categoría mayor, ahora de regiones asociativas, como es el caso de las regiones transfronterizas,. En último término, las regiones pivotales o las asociativas discontínuas pueden hacer cuasi-contratos estratégicos para alcanzar determinados objetivos, dando origen a las regiones virtuales.

El concepto de región sustentable sería asimilable a cualquier región en la cual su desarrollo se ajuste a los patrones de la sustentabilidad; no es la región en sí misma la “sustentable” sino la forma de intervención en ella. Acá cabe toda la cuestión de indicadores de sustentabilidad, como los propuestos por Guimaraes, así como cabe también una enumeración de los elementos estructurales del desarrollo sustentable, tal como se aplican en la propuestas estratégica de desarrollo sustentable del Nordeste brasileño derivada del Proyecto ARIDAS (1995)84. Según este planteamiento, el desarrollo sustentable...”envuelve la conciliación de la

84 Proyeto ARIDAS, 1995, Nordeste. Uma estrategia de desenvolvimento sustentável, Brasília, Brasil

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eficiencia económica, de la equidad social, de la libertad política y de la preservación ambiental en un proceso integrado de evolución social que, considerado globalmente, significará:

# más crecimiento, sustentado y compartido por todos;

# modernización productiva y competitividad, además de una inserción más amplia y dinámica de la región, nacional e internacionalmente;

# más educación y calificación y más salud y habitación, volcadas a una vida más productiva y a un mayor bienestar;

# menos pobreza y menores desigualdades, condiciones para más libertad, más democracia, más justicia social;

# más desarrollo hoy día y también más desarrollo mañana, o sea, desarrollo contemplando el uso racional y equitativo y la conservación de los recursos naturales.

¿Será compatible esta visión integral del desarrollo con el modelo de política económica neo-liberal vigente? Aparentemente no lo es, como lo ejemplifica el mismo país, con relación a la Amazonía.

LAS DOS CARAS DE JANO: CAPITALISMO SALVAJE Y MILITARISMO ECOLOGICO.

MILITARES BRASILEÑOS PROTEGEN LA AMAZONIA

BRASILIA.- Fuerzas del Ejército, la Marina y la Policía Federal intervienen desde ayer en la Amazonía para apoyar una plan de preservación de la gigantesca región selvática, considerada ´pulmón´del mundo y sistemáticamente expoliada por la contaminación y la tala de árboles.

El área en la cual comenzó la acción militar abarca 3 millones de kilómetros cuadrados y el costo de la iniciativa ronda los US $ 5 millones.

El plan fue anunciado después de que Greenpeace denunció en Brasilia que prosigue la explotación maderera indiscriminada, bajo impulso de grandes compañías internacionales.

‘La operación es de emergencia por el alto deforestamiento en la Amazonía, pero nuestra intención es que se transforme en una rutina’, informó el Ministro de Medio Ambiente, José Sarney hijo, quien previno que ‘ las explotaciones de madera ilegales serán sancionadas con todo el rigor de la ley’...

El año pasado la deforestación de la Amazonía alcanzó a 16.883 kilómetros cuadrados, 27 por ciento más respecto a los 13.227 kilómetros cuadrados de 1997.

La cifra total de la destrucción llega a más de medio millón de kilómetros cuadrados, similar a la superficie del estado nortino de Bahía”.

Fuente: El Mercurio, Santiago de Chile, 3 de Junio de 1999

Cuál será el lugar de la bioregión en el Siglo XXI: ¿museo o “show-room”? En el lenguaje de los pleitos judiciales existe un dicho, una suerte de proverbio que dice: “A confesión de partes, relevo de pruebas”, esto es, no es necesario probar nada cuando la parte inculpada confiesa su culpa. Acá se podría decir lo mismo con relación al acoplamiento del bioregionalismo con el mainstream de la política económica, si se toma nota nuevamente de la opinión de McGinnis reproducida en

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la caja correspondiente: “Bioregionalism is a grass-root doctrine of social and community-based activism that has evolved wholly outside of mainstream of government...”.

A pesar de la considerable y creciente fuerza del movimiento medio ambientalista en todo el mundo (por de pronto, ya tiene el medio ambiente un día onomástico, el 5 de Junio y las NN.UU. están tomando una posición más activa en este campo) es claro que aún no logra un lugar central en el discurso de política económica del neo-liberalismo, aunque la cuestión del calentamiento global le está abriendo espacio; de otra manera cómo explicarse los innumerables conflictos medio ambientales surgidos en torno a los grandes proyectos sectoriales, sobre todo energéticos o exportadores? Los objetivos de crecimiento, estabilidad, empleo, competitividad, incluso equidad, dominan el escenario y si bien se suele agregar la sustentabilidad, ello parece más un objetivo semántico que real. Dígase de paso que una situación similar se observa con la descentralización territorial, un objetivo central para los regionalistas.

Como lo anota Guimaraes85: “Tomando en cuenta la descripción anterior [acerca de la transición ecológica], no debiera sorprender la ausencia del argumento ecológico en el pensamiento sociológico, político y económico tradicional. No sorprende tampoco la ‘disfuncionalidad’ de la mayoría de las instituciones para afrontar los desafíos de la transición”. De aquí entonces que la propuesta que Guimaraes formula en este trabajo represente una posibilidad cierta de ganar fuerza política territorializando los diversos indicadores ambientales.

Pero los problemas de las bioregiones para aparecer en la agenda política del Siglo XXI no derivan sólo de nacer de “un grito en el desierto”, situación parecida a la de la descentralización territorial, sino también de otras falencias adicionales relativas a la ausencia de estructuras institucionales adecuadas y de actores relevantes, dos elementos básicos en la actual discusión sobre desarrollo.

Como en otros ámbitos, es posible razonar acá en términos estratégicos, poniendo en relieve las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de las bioregiones.

El potencial de las bioregiones como instrumento de política de desarrollo sustentable está estrechamente ligado a la valorización que el mercado mundial confiera a productos o a servicios ambientales, una cuestión sobre la que se puede “apostar a ganador”; en tal sentido su mayor fortaleza reside en su carácter de zonas de resguardo de la biodiversidad. Como se muestra más adelante, los resguardos de la población con respecto al uso de productos industriales (pesticidas, preservantes, etc.) en la cadena alimenticia proveen de no despreciables oportunidades de negocios para territorios como las bioregiones.

85 Guimaraes R., 1998, Aterrizando una cometa: indicadores territoriales de sustentabilidad, ILPES/DPPR, doc. 18/98, serie Investigación, Santiago de Chile

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Por otro lado, las mayores debilidades que presentan las bioregiones están asociadas a la ausencia de sólidas estructuras institucionales ligadas específicamente a su desarrollo (no son suficientes organismos como las Comisiones Nacionales del Medio Ambiente, más protectoras que promotoras) y al escaso grado de organización social que suelen mostrar ya sea por la pura y simple razón de la escasez absoluta de población (como por ejemplo, la Región de Aysén en el Sur de Chile) o por su dispersión o por su carácter nativo más afecto a sus propios modelos de organización social que al tipo de relación, dígase, occidental y “moderna”.

Los límites y la demarcación territorial de las bioregiones no coinciden normalmente con la división político administrativa vigente para efectos de políticas de desarrollo y esto constituye un escollo serio puesto que, sin un ajuste al cual los bioregionalistas probablemente se opongan, la solución pasa por elevar significativamente el nivel de coordinación inter-agencial. Como es sabido, la coordinación es una función exponencial positiva en el sentido de que coordinar cuatro agencias requiere un esfuerzo mucho mayor que el doble de coordinar dos, y los procedimientos de coordinación descentralizada son todavía bastante precarios. Si se sobrepone, en el caso de América del Sur por ejemplo, un mapa de las bioregiones según la precisa caracterización de Kenton Miller a un mapa de las regiones políticamente definidas (por ejemplo, las ahora inexistentes cinco regiones CORPES en Colombia, las quince regiones constitucionales en Chile, las antiguas cinco macroregiones del Brasil, etc.) se apreciará un verdadero caleidoscopio territorial.

Es difícil dar una idea exacta de la complejidad de este problema, pero cualquiera puede intuir que se trata de caminos divergentes, el del crecimiento económico por un lado, y el del proteccionismo del medio por otro. ¿Quizás si otra definición de bioregión podría ser útil? Por ejemplo, supóngase que se dice que una bioregión es una región en cuya estructura sistémica hay un elemento de carácter ecológico que sobredetermina o que condiciona la naturaleza y el funcionamiento regional, por ejemplo, determina la flora, la fauna, el modo de producción, las relaciones sociales, los bienes y servicios producidos y la forma de inserción externa de la región, incluso su cultura. De acuerdo con este tipo de definición, un buen ejemplo de bioregión sería el Nordeste brasileño, una región definida en el plano político y administrativo, en cuya estructura hay un elemento hegemónico: la sequía (el Polígono das Secas) que se configura como el elemento estructurante de la región y en torno al cual se define todo. Quizás si la región de la Costa Atlántica en Colombia sería una bioregión de acuerdo a este criterio, si se considera el Pantano de Atrato como el elemento hegemónico de su estructura o, alternativamente, si la aridez de la Guajira fuese el elemento hegemónico. El Norte Grande chileno --Regiones de Tarapacá y Antofagasta-- pueden ser consideradas como bioregiones si se piensa en el omnipresente desierto. En definitiva lo que acá se propone –tentativamente por cierto—es acomodar las bioregiones a los límites de las regiones políticas de desarrollo de manera de reducir la exigencia de coordinación inter-regional y de forma de aprovechar las estructuras institucionales y la matriz social de las regiones a favor del “componente” bioregional de ellas. La

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preservación de la biodiversidad por ejemplo se lograría más fácilmente en este esquema que en otro que mantuviese la singularidad de las bioregiones. Obsérvese sin embargo que si se acepta una propuesta como la señalada, todavía queda por aclarar el concepto más primigenio de región a secas!

Sobre este tipo de problema es interesante examinar la propuesta elaborada por la Fundación Social de Colombia, que ha construido una tipología de las regiones naturales de Colombia según el índice de desarrollo y sostenibilidad ambiental. En este seminal trabajo se dice (1998, 376)86: “....la tipificación municipal estuvo enmarcada dentro de los conceptos de oferta, demanda y conflictos ambientales, con los resultados expuestos ya examinados. Para efectos de regionalización se optó por agrupar los municipios de acuerdo con sus características ambientales predominantes, especialmente en lo que se refiere a la oferta ambiental con las limitaciones conocidas, como son los límites político-administrativos en sí, ya que rara vez coinciden con provincias ambientales o con límites de áreas equipotenciales desde el punto de vista natural...”

Se determinaron así diecinueve regiones naturales con cierto grado de homogeneidad en el potencial natural al interior, pero con límites difusos (subrayado de este autor), que poco tienen que ver con las cinco regiones CORPES o con las seis regiones según su grado de desarrollo y sostenibilidad social y ambiental.

Independientemente del interés académico de este trabajo, la irritante pregunta para los medio ambientalistas sigue siendo: ¿cuál es la partición territorial que la sociedad, sociedad política más sociedad civil, acepta en la práctica, para fines de crecimiento económico?

En buenas cuentas, se trata de considerar si la validación del concepto de bioregión (para fines de la acción pública por supuesto, no sólo para fines intelectuales) se logrará más fácilmente desde la oferta o bien desde la demanda. Validarlo desde este último punto de vista sería esperar que los consumidores (del único espacio o mercado, propio de la globalización) marcaran una clara preferencia por el consumo de bienes y servicios provenientes de bioregiones, bienes y servicios con la etiqueta “bioregional” por así decirlo. Sin desconocer la creciente, pero todavía insuficiente importancia de la demanda orientada al consumo de productos agropecuarios “limpios”, parece claro que al empresario comprador de microcircuitos electrónicos le importa muy poco si ellos han sido producidos o no en bioregiones, así como poco le interesa esto mismo al consumidor comprador de un televisor.

86 Fundación Social, 1998, Municipios y regiones en Colombia. Una mirada desde la sociedad civil, Fundación Social, Bogotá, Colombia. A juicio de este autor el uso de la palabra sostenibilidad es errado en este contexto; debe decirse sustentabilidad.

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Sin embargo, se dice que existe una gran inquietud entre los agricultores y exportadores norteamericanos de productos modificados genéticamente ante reacciones negativas de los consumidores europeos. Estados Unidos es el principal proveedor en el mundo y éstos han logrado una gran penetración en el mercado interno. A modo de ejemplo, el 45 % del área de siembra de algodón, el 25 % de maíz y el 40 % de la producción estadounidense de granos de soya corresponden a éstos, como resultado de la utilización de semillas modificadas genéticamente. Se dice también que la reacción negativa de los consumidores europeos se debe a la falta de información acerca de las consecuencias del uso de productos genéticamente modificados, tanto para el medio ambiente como para los seres humanos.

Hay aquí en consecuencia un ejemplo claro de una ventana de oportunidad para bioregiones o para regiones simplemente, ajenas a la transgenética; es un ejemplo proveniente del lado de la demanda, interesante, pero limitado en su magnitud.

Validar el concepto de bioregión desde el lado de la oferta significaría introducir un elevado contenido de proteccionismo ecológico en el discurso neoliberal de la política económica, algo que parece poco realista en el contexto latinoamericano actual, pero que representa una posición que no debe ser abandonada simplemente porque hoy día encuentra dificultades.

No será tarea fácil lograr que las bioregiones escapen de una sala de museo en el actual siglo; no parece claro, por otro lado, que pudiesen ocupar un espacio en la sala de exhibiciones, en la galería de las celebridades en el Siglo XXI. De todos modos habrá que intentarlo de la manera más inteligente posible ya que será necesario romper con una tradición de millones de años durante los cuales el hombre se ha esforzado por destruir toda clase de ecosistemas. No hay que confiar en una capacidad infinita de resiliencia de la “nave Tierra”.

9.- VELOCIDAD: LA GACELA Y EL LEÓN

Thomas Friedmann, el tres veces Premio Pulitzer, en su magnífico libro sobre la globalización La Tierra es plana,87 recupera un antiquísimo proverbio del Sahel africano que parece haber sido planteado ayer mismo, para describir la conducta impuesta por la globalización:

“Cuando amanece en África, se despierta una gacela,

la gacela sabe que debe correr más rápido que el más veloz de los leones

para no ser devorada; cuando amanece en África,

se despierta un león, el león sabe que debe correr más rápido

87 Friedman T., La Tierra es plana, 2006, MR Ahora Ediciones, Madrid, España.

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que la más lenta de las gacelas para no morir de hambre.

No importa si eres gacela o león. Lo único que debe importarte

es salir a correr lo más rápido posible al amanecer, para no ser devorado o para no morir de hambre”

Este es el imperativo que impone la globalización y la competencia a los individuos, a las organizaciones, a los territorios y a las naciones. Una buena evidencia histórica de esto es la siguiente. Después de la II Guerra Mundial surge en Europa una preocupación con la situación enfrentada por regiones que se encontraban en clara obsolescencia tecnológica, particularmente asociadas al carbón y al acero, el Ruhr en primerísimo lugar. Surge así el concepto de reconversión productiva para referirse al conjunto de medidas estructurales—algunas de elevado costo social—que había que poner en práctica. La reconversión productiva se transformó en un concepto y en un paquete de intervenciones de excepción, para ser aplicadas en forma excepcional en regiones en situaciones consideradas excepcionales. La velocidad incremental del conocimiento, de las innovaciones, de la globalización y de la competencia transformó en apenas tres décadas o algo así, una política regional (intra regional) de excepción en una política regional (inter regional) indispensable para absolutamente todas las regiones del mundo sin omisión de ninguna. Si Sylicon Valley no se reconvierte durante las 24 horas del día, el estado de Bangalore (India) lo sobrepasará casi inmediatamente. La metáfora africana es sobrecogedoramente certera en la contemporaneidad. El ya antiguo juego computacional PacMan se ejecuta ahora sobre el globo terráqueo y ¡ay del que sea lento! La velocidad aparece vinculada con el tamaño, por un lado, y con la flexibilidad, por otro. La flexibilidad, para corporaciones y para territorios tiene que ver con la capacidad para responder rápidamente bajo distintas escalas de operación, según la demanda del entorno: respuestas de pequeña escala que pueden ser fácilmente internalizadas por el territorio para atender nichos boutiques del comercio internacional y respuestas de gran escala para atender demandas estandarizadas en nichos tipo hipermarkets del comercio internacional; estas respuestas son más factibles y rápidas en contextos culturales en los cuales las actitudes sobre cooperación y asociatividad son profundas. Se sabe, por ejemplo, que el desarrollo del estado de Santa Catarina en el sur del Brasil, probablemente el estado más desarrollado del país (de acuerdo a concepciones actuales sobre desarrollo) se asocia con un patrón cultural basado en la pequeña escala productiva agrícola e industrial acompañada de actitudes muy favorables al cooperativismo, propias de un pasado de inmigración centroeuropea, alemana e italiana. Para citar un ejemplo contrastante de falta de velocidad llevada al extremo basta acotar que siendo la cuestión del bosque nativo en Chile un asunto de la mayor importancia para su explotación racional, preservación y defensa de la invasión por especies arbóreas no nativas (pino radiata insigne y eucalipto), la Ley sobre Bosque Nativo del año 2008 estuvo ¡18 años! en el Parlamento antes de ser

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aprobada. Es obvio que así no se puede “ganar” (como quiera que esta expresión se entienda) en la globalización. En América Latina y particularmente en Chile los controles ex ante, administrativos principalmente y la presunción de culpabilidad ex ante también, y no de inocencia, llevan a la proliferación y exacerbación del control ejercido mediante organizaciones todopoderosas que acaban imponiendo velocidades burocráticamente lentas a los procesos de autorización y revisión y demoran la ejecución. No al control sobre el control para controlar lo que otros controlan. Son tres los factores determinantes de la agilidad (la agilidad es el basamento de la velocidad) de un territorio/región: a) el uso masivo de las tecnologías de la información; b) la estructura misma de la organización (más cerca de la levedad que de la pesadez) y; c) diseño de procesos simples para la toma de decisiones.

10.- ASOCIATIVIDAD: LA SOLEDAD ES MORTAL

Aquello que más complica la supervivencia de las entidades pequeñas (firmas, territorios) no es precisamente su tamaño, sino su eventual soledad. Cuando se apoya el pequeño tamaño (territorial) como una característica funcional a la flexibilidad requerida en la globalización, es indispensable agregar la asociatividad como mecanismo complementario de sobrevivencia. La asociatividad requiere como elemento aglutinante la existencia en el lugar y en la sociedad en cuestión, de un adecuado stock de capital social. La literatura sobre capital social se ha expandido hasta hacerla casi inabarcable. Es bien sabido el interés del Banco Mundial en este tema, interés expresado en el proyecto sobre la definición, el monitoreo y la medición del capital social, proyecto dirigido Ismail Serageldin y uno de cuyos productos más difundidos fue el artículo de Grootaert Social Capital: The Missing Link? El capital social, antes que un concepto con pretensiones de teoría (cuestión que me parece un tanto exagerada) pero es y ha sido una práctica social incrustada en algunas antiguas culturas, como por ejemplo y tal como es señalado por varios autores, en el sudeste asiático, en donde la costumbre de usar créditos rotatorios en un contexto informal es antigua (por ello no debe sorprender demasiado el éxito, loable por cierto, del banquero M. Yunus). De todos modos es un hecho que ahora es perceptible una moda desarrollista basada en el concepto de capital social, cuyo origen se remonta, según algunos, a J. Coleman, según otros a R. Putnam y no falta quien rastree su inicio más atrás, al señalar, a la urbanista norteamericana Lidia Judson Hanifan quien habría usado el término “capital social” por primera vez en 1916. No se trata acá de una competencia. Está claro que Coleman, Putnam, North, Bourdieu, y Fukuyama, le han dado un importante respaldo intelectual y han ayudado a transformar una práctica en una pretendida teoría. Pero la moda no se hubiera impuesto, probablemente, si desde el seno de una de las instituciones pilares del neo-liberalismo—el Banco Mundial—no se hubiese dado la “orden” de

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validar la confianza interpersonal o capital social como el puente imprescindible para viabilizar el trickling down o derrame o chorreo desde el plano macro al plano microsocial, en donde circulan los “bípedos implumes”, en la magnífica expresión de don Miguel de Unamuno para referirse a las personas, legitimando un modelo de política económica sujeto a una creciente crítica mundial. La “orden” se concretó en el conocido y ya citado documento de C. Grootaert cuyo título no puede ser más sugerente: Capital social: ¿el eslabón perdido?. Porque es a partir de la difusión de este trabajo que se produce una verdadera avalancha de “papers”, investigaciones empíricas, y programas y proyectos de intervención. En América Latina por lo menos tres nombres deben ser necesariamente mencionados en este tema, el antropólogo de la CEPAL, John Durston, el economista colombiano Zoilo Pallares y el sociólogo colombo-brasileño Silvio Salej Higgins. No obstante el campo reflexivo sobre capital social ha sido un dominio que, si no fuera por Pierre Bourdieu, sería un monopolio norteamericano (Coleman, North, Putnam, Fukuyama) completo. Hay una suerte de creencia, tal vez subliminal, de haber encontrado nuevamente, porque esto ya ha sucedido en varias oportunidades anteriores, una verdadera piedra filosofal, del desarrollo en el mejor de los casos, o nada más que de la pobreza. Por lo menos para quienes nos hemos especializado en el tema del desarrollo territorial (sería mejor decir en el desarrollo de las personas a través del desarrollo territorial), la piedra filosofal ha sido conocida como, por ejemplo, la teoría perrouxiana de los polos, la teoría northiana de la base exportadora, la teoría perloffiana del mix de dinámica sectorial de las regiones, la teoría friedmanniana centro-periferia, y otro variopinto conjunto de teorías actuales. Como es de sobra sabido, el capital social es un resultado de la existencia de relaciones de confianza inter personales, expresadas en un medio de reciprocidad difusa, es decir, más allá del círculo familiar y del círculo amical, relaciones que se ponen colectivamente al servicio de objetivos legítimos (de otra manera, la mafia italiana sería un referente de primera importancia). El capital social es importantísimo como simiente del desarrollo, pero no lo es más que otras formas de capital, material e inmaterial o tangibles e intangibles. Lo importante en definitiva radica en los fenómenos sinápticos y sinergéticos, más que en los factores específicos, por importantes que ellos sean en sí mismos, una idea que ya había expresado con otras palabras A. Hirschmann, varias décadas atrás. La confianza interpersonal, en medios de reciprocidad difusa y ejercida para el logro de fines legítimos es algo deseable de fortalecer en atención a sus méritos propios, pero un alto nivel de capital social no garantiza en modo alguno ni la superación de un problema específico ni menos, la superación del subdesarrollo. Si así fuera, muchos países asiáticos se ubicarían entre los más desarrollados y localidades de América Latina en donde las culturas pre hispánicas poseedoras de un alto stock de capital social se mantienen, no mostrarían la postración que muestran. Dicho sea de paso, si no fuese así, la isla de Chiloé en el Sur de Chile constituiría un “enigma de desarrollo”.

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En la esfera productiva el cooperativismo, basado aún en los siete antiguos principios de Rochdale, es una muestra palpable del capital asocial en acción. Tal como se citó más atrás, el éxito desarrollistas de algunos lugares de América Latina tiene mucho que ver con este tipo de confianza—capital social—que permite configurar estructuras cooperativas de elevada eficiencia. Lamentablemente el capital social “localizado”, que constituía un importante stock en las comunidades pre hispánicas ha sido una de las víctimas del “encuentro de razas” como eufemísticamente se denomina ahora a la conquista hispano-lusitana.

11.- LIDERANZA: DISTRIBUIDA ENTRE MUCHOS

¿Qué es un líder? , ¿qué es el liderazgo? Según la Fundación Ciudadana para las Américas, las características principales del líder (masculino o femenino) son: a) entiende que la relación entre las personas es de influencia mutua; b) posee la capacidad de influir con sus ideas y argumentos en un número importante de personas, logrando que las metas de todas las personas se vuelvan sinérgicas. El líder es una persona que usa el poder para lograr los objetivos del grupo y no imponer los suyos sobre los de los otros. La materia prima del líder es el poder, entendido éste como la capacidad para influir en las personas y en los eventos que las afectan a ellas mismas. El experto en administración pública y creador del concepto de “gerencia pública”, Yehetzel Dror enumera las condiciones de un líder de la manera siguiente:

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Tanto el crecimiento económico como el desarrollo societal son procesos colectivos, responsabilidad de todos y de elevada coherencia interna. No obstante la especie humana no ha sido capaz de crear una inteligencia colectiva como parecen ser capaces algunos insectos. Esto significa que a la conducción de estos procesos se aplica la primera regla corregida de La granja de los animales de G. Orwell y si bien somos todos iguales …¡hay algunos más iguales que otros! Ellos son los líderes de distintos campos. Para hacer gobierno (no para administrar) se requieren líderes. El poder del líder se basa en sus competencias y en su peso (según lo escribiese Carlos Matus). Ambas dimensiones tienen que ver con sus capacidades (experticia, energía, reputación, coraje), con el control de recursos (comunicacionales, informacionales, logísticos, burocráticos, políticos, y electorales), con el soporte externo y con el nivel de adhesión popular, de las fuerzas sociales y de personalidades. También la capacidad de convocatoria y la oratoria son importantes. Se suele confundir gestión con liderazgo. La gestión se ocupa de hacer frente a la complejidad. Sin una buena gestión, las organizaciones complejas—territorios incluidos—tienden al caos, llegando a poner en peligro su propia existencia. El liderazgo, por el contrario se ocupa del cambio. Uno de los motivos por los cuales el liderazgo se ha ubicado en primera fila, tiene que ver con que el mundo, como producto de la globalización y de su lógica oculta pero decodificable, se ha hecho más competitivo y más volátil.

CARACTERÍSTICAS DE LA LIDERANZA

1.- Concentrarse en estrategias políticas de largo plazo

2.- Enfatizar la creatividad 3.-Iconoclastía y cambio de

opinión 4.- Afán de aprendizaje 5.- Poner énfasis en los

“futuribles”, los diseños ambiciosos y las visiones realistas

6.- Preocuparse por los recursos 7.- Concentrarse en las

instituciones 8.- Reconocer los aspectos legales9.- Reflexionar en términos de

“grandes aventuras”

10.- Pensar en términos históricos sin ataduras con el pasado

11.- Estar preparados para las crisis

12.- Estimar situaciones y procesos

13.- Afrontar profundas complejidades

14.- Apostar por políticas sutiles 15.- Empeñarse en el

razonamiento moral y en el análisis de valores

16.- Distinguir entre normativa y política

17.- Disponer de mejor conexión con el proyecto social político

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No es suficiente que la autoridad política (subnacional) sea un líder; por deseable y conveniente que ello sea, lo que interesa es que el liderazgo, como el conjunto de propiedades o características del líder, estén diseminadas en un amplio conjunto de dirigentes de distintos segmentos de la sociedad local, o sea, que el liderazgo sea efectivamente un liderazgo distribuido y no individual y mesiánico.

12.- IDENTIDAD: YO SOY DE AQUÍ Y NO DE ALLÁ

El verso de la famosa canción del argentino Facundo Cabral “No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni identidad…” debe ser declarado falso de falsedad absoluta. En efecto, en la vorágine de la globalización y en la dialéctica alienación/identidad, el individuo, preso en la crisis de proximidad según lo plantea Pierre Muller, busca reforzar la defensa de su identidad apoyándose fuertemente en el lugar como elemento identitario. En la construcción de su propio ser, el ser humano construye su identidad apelando a una matriz de relaciones (familia, raza, religión) entre las cuales destaca por su fuerza la vinculación a un territorio. El ser de un lugar, el reconocerse en el lugar, es una derivación del carácter territorial del “animal humano” y tan fuerte que, como bien sabemos, el exilio es considerado como una pena máxima y el desarraigo del territorio cotidiano, aún en procesos migratorios internos y voluntarios es una experiencia dolorosa para las personas. No obstante es cierto que la modernidad escindió al hombre del territorio mediante la introducción de la tecnología, al inicio simple y ahora compleja. Todos los artefactos que maravillaron a José Arcadio Buendía allá en Macondo, desde el reloj mecánico hasta el e-mail actual han contribuido a ello: la medición del tiempo se independizó de la observación de las mareas, el telégrafo, el teléfono, la televisión independizaron la transmisión de la escritura, la voz y la imagen, del lugar, para cristalizar en la aldea global de McLuhan.

Este proceso modernizador abrió espacio—según Edgar Morin—para que el hombre desarrollara una verdadera “metástasis del ego”, en la expresión del pensador francés, que lo hizo creerse un “ciudadano del mundo” desprovisto de atávicos lazos territoriales, provinciales y parroquiales. La vanidad del hombre se encontró cómoda en la fuerza de la globalización que persigue, querámoslo o no, el traspaso de las identidades territoriales al mundo funcional, sectorial, completando así el reemplazo de la antigua lógica de regulación social horizontal, basada en el territorio, por otra, vertical, basada en el sector. Ser ciudadano de la Coca-Cola debería ser más importante que ser ciudadano chileno o colombiano. ¿Triunfará la globalización y desaparecerá la identidad social territorial? Pareciera que no, tal como lo dice Thomas Friedman88 (1999) en su magistral libro The Lexus and the Olive Tree. En la globalización se puede gastar una cantidad asombrosa de capital y de inteligencia para construir sofisticados mecanismos e ingenios, pero sigue siendo una cruel realidad, hoy así como miles de años atrás, que judíos y árabes se matan por la propiedad de un árbol de olivo.

88 Friedmann T., El Lexus y el árbol de olivo, 1999. First Anchor Books, U.S.A.

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“En verdad, una razón por la cual el Estado-Nación no desaparecerá jamás, aunque se debilite, es porque es el último árbol de olivo—la expresión última de aquello a lo que pertenecemos—lingüística, geográfica e históricamente. No se puede ser una persona completa sola. Se puede ser una persona rica sola. Se puede ser una persona lista sola. Pero no se puede ser una persona completa sola. Para eso se requiere ser parte de, tener raíces en, un árbol de olivo” escribe Friedman.

Pero, ¿qué hay de la “McDonnalización” como se ha dado en llamar a la devastadora y avasalladora intrusión del american way of life?

“La característica más importante de la cultura de masas global, es su peculiar forma de homogeneización, que no reduce todo a lo específicamente norteamericano o europeo, sino que tiene la capacidad de reconocer y absorber diferencias culturales dentro de un marco general que es, en esencia, una concepción norteamericana o europea del mundo. Hegemoniza otras culturas sin disolverlas, opera a través de ellas. No destruye las culturas locales, las usa como medio. Su idioma universal es el inglés”

Esto es lo que dice Jorge Larraín (2000)89 en un ensayo sobre identidad y globalización. De hecho, la historia muestra que siempre el centro imperial ha impuesto su lengua, pero no siempre al costo de eliminar la lengua vernácula. Pax romana y lex romana, pero lengua nativa acompañando al latín.

La globalización, como se sabe, es una matriz que alberga múltiples dialécticas, paradojas y contradicciones. Una de ellas radica en la oposición entre el peligro de la alineación total y el rescate de “lo local” como nuevo (o recuperado) espacio de solidaridad. Mientras más me universalizo, más me apego a mi terruño, como mecanismo de defensa frente a lo inevitable.

La modernidad, según Pierre Muller (1990),90 ha encontrado su propio Talón de Aquiles en la “crisis de la proximidad”. Los seres humanos, mejor aún, las personas humanas, siguen siendo “sujetos proxémicos”. Las relaciones cara a cara y el tacto jamás serán completamente mediatizadas por la electrónica. El catalán Román Gubern en El eros electrónico explora este asunto para concluir que el espacio mínimo, el territorio íntimo de la alcoba es irreemplazable para el amor. En principio, las formas de acercamiento pueden ser favorecidas por los Chats, que se caracterizan por vincular comunidades virtuales—on line—agrupadas por intereses comunes y cohesionadas por la mutua empatía de sus miembros; aunque no se conozcan personalmente, están unidas por la comunicación escritural, lo que marca de entrada, las relaciones en un plano más conceptual que perceptual. El contacto por Internet reduce la presencialidad física. Hemos pasado de la tercera dimensión, la cual transmite la máxima información emocional, al soporte electrónico que privilegia el oído, la imagen y sobre todo la escritura. ¿En dónde queda el lenguaje no verbal, propio de los mecanismos de atracción con que contamos los humanos?

89 Larraín J., 2000, “Elementos teóricos para el análisis de la identidad nacional y la globalización” CED, ¿Hay Patria que detener? Santiago de Chile. 90 Muller P., 1990, Les Politiques Publiques, P.U.F. Paris, Francia

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Sergio Boisier Etcheverry [email protected] 30/06/2008

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La complejidad o el paradigma de la complejidad, de acuerdo a Edgar Morin se asienta en tres principios: el dialógico, el de recursividad y el hologramétrico que recoge el principio aristotélico de estar la parte en el todo y el todo en la parte. ¿Cómo se aplica esto a la relación entre el ser humano y el territorio? La enorme mayoría de las personas desenvuelve toda su vida en un entorno territorial, en un territorio cotidiano, de muy pequeño tamaño. Arbitrariamente, si bien ello podría ser fácilmente investigado, digamos que tal territorio equivale a un círculo de no más de 50 o 100 kms. de radio. Allí una vastísima proporción de los seres humanos nacen, se educan, trabajan, forman familia, requieren servicios varios y probablemente terminan por ser enterrados allí mismo. Es tan pequeño este imaginario territorio que resulta fácil hipotetizar que las posibilidades de realización personal de cada individuo, el logro de su personal proyecto de vida, está íntimamente articulado con la suerte del territorio. Si a éste le va bien (al territorio) las probabilidades de que al individuo le vaya bien son mayores que si lo primero no sucediera. Esto es un ejemplo del principio hologramétrico: el individuo está, obviamente, en el territorio, y el territorio está en el individuo en el sentido de que la suerte del territorio afecta el logro del proyecto de vida individual. En esta hologrametría se descubre un sólido respaldo al envolvimiento ciudadano en los asuntos locales.

SOBRE EL CONCEPTO DE IDENTIDAD El proceso de construcción social de identidades colectivas estaría marcado por las relaciones de poder, lo que da origen a tres formas distintas de identidad colectiva: la identidad legitimadora, la identidad de resistencia, y la identidad de proyecto (Castells M.; 1999). Se distinguen tres concepciones alternativas de la identidad (nacional): a) la constructivista, que da una importancia clave al discurso y a cómo ello crea sujetos; b) la esencialista que la considera un hecho acabado, un conjunto ya establecido de experiencias comunes y de valores compartidos que se constituyó en el pasado, y c) la histórico/estructural que la define como un proceso en permanente construcción conceptual.

LOS ELEMENTOS DE LA IDENTIDAD REGIONAL

Las comunidades territoriales están constituidas por: 1) creencias, es decir, los miembros pueden reconocerse como coterráneos y hay una cierta reciprocidad de compromisos; 2) continuidad histórica, es decir, la identidad se extiende hacia el pasado y se proyecta hacia el futuro; 3) identidad activa, los territorios son comunidades que hacen cosas en común, toman decisiones, logran resultados; 4) un espacio geográfico particular, que se constituye en la referencia primaria; 5) un sentido de pertenencia, a partir de características compartidas existe una cultura pública que sirve para distinguir la territorialidad o regionalidad de otras formas de identidad personal.

EL CONCEPTO DE CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE UNA REGIÓN Construir socialmente una región significa potenciar se capacidad de auto–organización, transformando una comunidad inanimada, segmentada por intereses sectoriales, poco perceptiva de su identificación territorial y en definitiva pasiva, en otra, organizada, cohesionada, consciente de la identidad sociedad–región, capaz de movilizarse tras proyectos colectivos, es decir, capaz de transformarse en sujeto de su propio desarrollo.

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