el redescubrimiento de la 'ideología': el retorno de lo reprimido en los estudios de los medios

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Análisis de la ideología en losmedios de comunicación desde la perspectiva de los estudios socioculturales

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  • Q Universidad del Cauca 2014 e Fundacin Envin 2014 Q Stuart Hall 2014 Prctica crtica y vocacin pollic;
  • Hall, Stuart

    Sin garantas. Trayectorias y problemticas en estudios culturales / Stuart Hall; - 2 ed.-Universidad del Cauea, Envin 2014 .

    Bibliografa: Ciuda en cada captulo; ndice analtico: p.675-681 682p.

    1. ESTUDIOS CULTURALES 2. CIENCIAS SOCIALES 3. IDENTIDAD CULTURAL 4. D1ASPORA 5. ESTADO 6. GRUPOS ETNICOS 7. MULTICULTURALlSMO

    1. ttulo 11. Universidad del Callca

    ISBN, 978-958-732-148-7

    306.1 H174 - SCDD 23

    Hecho el depsito legal que marca el Decreto 460 de 1995 Catalogacin en la fuente - Universidad del Cauca. Biblioteca

  • 7. El redescubrimiento de la 'ideologa': el retorno de lo reprimido en los estudios de los medios

    a investigacin de la comunicacin de masas ha tenido, por decir lo menos, una trayectoria llena de altibajos. Desde su inicio como rea especializada de la indagacin e investigacin cientfica -aproximadamente, durante las

    primeras dcadas del siglo XX- podemos identificar por lo menos tres fases distintas. La ruptura ms dramtica es aquella que ocurri entre la segunda y la tercera fase. Esto diferencia al perodo enorme de la investigacin conducida dentro de los enfoques sociolgicos de la ciencia conductista estadounidense 'convencional', que comienza en los aos cuarenta y que eStuvo al mando del campo incluso en los aos cincuenta y sesenta, de! perodo de su declive y el surgimiento de un paradigma alternativo y 'crtico'. Este trabajo intenta describir este importante cambio de paradigma, a grandes trazos, e identificar algunos de los e lementos tericos que se han reunido en el curso de la formacin del enfoque 'crtico'. Dos observaciones bsicas deben hacerse con respecto a esta ruptura, en esta etapa del argumento. Primera , aunque las diferencias entre los enfoques convencionales' y 'crticos' podran parecer, a primera vista, principalmente metodolgicas y de procedimiento, esta apa riencia es, segn nuestro punto de vista , falsa. Diferencias profundas en perspectiva terica y en clculo poltico distinguen e l uno del otro. Estas diferencias aparecen por primera vez en relacin con el anlisis de los medios. Pero, detrs de este objeto de atencin inmediato, hay diferencias ms amplias en trminos de cmo las sociedades o las formaciones socia les en general han de ser analizadas. Segunda, la manera ms simple de caracterizar el cambio de perspectivas 'convencionales' a perspectivas 'crticas' en trminos del movimiento es desde, esencialmente, una perspectiva conductista a una perspectiva ideolgica.

    'Sueo vuelto realidad ': el pluralismo, los medios y el mito de la integracin

    El enfoque 'convencional ' era conductista en dos sentidos. La cuestin central que interesaba a los socilogos mediticos estadounidenses durante este perodo era la cuestin de los efectos de los medios. Estos efectos -se asuma- podran identificarse y analizarse mejor, en trnlinos de los cambios que se deca que

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  • Sin J:laranti:ls. Trayectorias y pro blemticas en estudios culturales

    los medios haban efectuado en la conducta de individuos expuestos a su influencia. El enfoque era 'conductista ' tambin en un sentido ms metodolgico. La especulacin sobre los efectos de los medios tena que estar sujeta a los tipos de prueba emprica que caracterizaban la ciencia social positivista. Este enfoque se instal como el dominante en la floreciente investigacin de los medios en Estados Unidos, en los aos cuarenta. Su predominio iba paralelo a la hegemona institucional de la ciencia conductista estadounidense a escala mundial, en los das felices de los aos cincuenta y a principios de los sesenta. Su declive iba paralelo al de los paradigmas sobre los que aquella hegemona intelectual se haba fundado. Aunque las cuestiones tericas y metodolgicas eran de importancia central en este cambio de direccin, sin duda no pueden aislarse de sus contextos histricos y polticos. Esta es una de las razones por las cuales los cambios entre diferentes fases de la investigacin pueden, sin demasiada simplificacin, caracterizarse tambin como una especie de oscilacin entre el polo estadounidense y el polo europeo de la influencia intelectual.

    Para entender la naturaleza de la investigacin meditica en el perodo de la hegemona conductista convencional, y su inters por un conjunto determinado de efectos, debemos entender la manera en que se relaciona, a su vez, con la prinlera fase de la investigacin meditica . Pues, detrs de este inters por los efectos en la conducta haba una tradicin de pensamiento ms larga, menos cientfica y emprica, que ofreca, de modo especulativo, un conjunto de tesis estimulantes acerca del impacto de los medios modernos sobre las sociedades industriales modernas. Con un enfoque bsicamente europeo, su debate mayor asumi un conjunto muy poderoso de efectos, en gran medida directos, atribuibles a los medios. La premisa de este trabajo fue la suposicin de que, en algn momento del perodo del desarrollo capitalista industrial tardo, las sociedades modernas se haban vuelto 'sociedades de masas'. Los medios de comunicacin de masas eran vistos tanto como instrumentos en esta evolucin, como algo sintomtico de sus tendencias ms preocupantes. El debate de 'la sociedad de masas/la cultura de masas' en realidad se remonta, por lo menos, al siglo XVIII. Sus trminos fueron definidos por primera vez en el perodo del ascenso de una cultura comercial urbana, la cual fue interpretada en la poca como una amenaza a los valores culturales tradicionales debido a su dependencia directa de la produccin cultural para sostener un mercado. Pero el debate se reanim de una forma particularmente intensa al final del siglo XIX. Es comCm, hoy en da -y estamos de acuerdo con este punto de vista- descartar en gran parte los trminos en los que se debatieron estos problemas culturales y sociales, asociados con el desarrollo del capitalismo industrial. No obstante, el debate de la cultura de masas efectivamente identific un cambio profundo y cualitativo en las relaciones sociales, que ocurri en muchas sociedades capitalistas, industriales y avanzadas, en este perodo. Aunque la naturalez.1 de estas transformaciones histricas no poda entenderse adecuadamente o teorizarse correctamente dentro de los trminos de la tesis de la 'sociedad de masas ', estos fueron efectivamente

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  • El redes cubrimien lo de la 'ideologa ' ...

    los trminos que prevalecieron cuando el 'debate ' pas de nuevo a primer plano al comienzo de lo que, hoy en da , quisiramos caracterizar como la transicin a los monopolios del desarrollo capitalista avanzado.

    Los efectos por los que ms se interes este enfoque, ms especulativo, pueden ser agrupados bajo tres gruesos encabezamientos. Algunos fueron definidos como culturales: el desplazamiento, la degradacin y la trivializacin de la alta cu ltura como resultado de la diseminacin de la cultura de masas asociada a los nuevos medios . Algunos fueron definidos como polticos: la vulnerabilidad de las masas a los falsos encantos, la propaganda y la influencia de los medios. Algunos fueron definidos como sociales: la desintegracin de los vnculos comunitarios, de gemeinschajt, de los grupos intermediarios de cara-a-cara y la exposicin de las masas a las influencias comercializadas de las lites, a travs de los medios. Una imagen histrica muy especfica lleg a dominar este escenario: la desintegracin de sociedades europeas bajo el doble asalto de la depresin econmica y el fascismo, este ltimo visto en trminos del desencadenamiento de fuerzas polticas irracionales, en el que los medios propagandsticos haban desempeado un rol central.

    La Escuela de Frankfurt dio a esta crtica su elaboracin filosfica ms penetrante. Cuando a raz del fascismo, la Escuela de Frankfurl se dispers y sus miembros se refugiaron en Estados Unidos, trajeron con ellos sus presentimientos pesimistas sobre la cultura de masas. En pocas palabras, su mensaje era: 'puede pasar aqu tambin'. De alguna manera , la ciencia conductista estadounidense -que ya discrepaba con las primeras versiones de esta crtica a la sociedad de masas- sigui, en los aos cuarenta y cincuenta, desarrollando una especie de respuesta desplazada a este reto. Argument que, aunque algunas de las tendencias de la sociedad de masas eran indudablemente visibles en Estados Unidos, haba algunas tendencias compensatorias fuertes. Los grupos primarios no se haban desintegrado . Los efectos de los medios no eran directos, sino mediados por otros procesos sociales. Esencialmente, ante la acusacin de que la sociedad estadounidense mostraba sntomas de una especie de totalitarismo paulatino, los cientficos sociales estadounidenses dieron una respuesta optimista: 'aqu el pluralismo funciona'.

    Quizs ms importantes que la distincin entre predicciones sociales 'pesimistas' y 'optimistas' sobre los efectos de los medios, fueron las distinciones entre los enfoques tericos y metodolgic.os de las dos escuelas. El enfoque europeo era histricamente y filosficamente amplio, especulativo, ofreca un conjunto de hiptesis rico pero muy generalizado. El enfoque estadounidense era emprico, conductista y cientificista. De hecho, las hiptesis propuestas dentro de un marco a menudo se probaban, refinaban y necesitaban en uno completamente distinto. No es de extraar que las hiptesis y las conclusiones no fueran comnensurables. Solo aquellos que creen que hay un conjunto dado e incontrovertible de hechos,

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  • 'JR garantas. Trayecrorias y problemticas en estudios culturales

    mocentes del marco terico en el que se identifican, y que pueden estar sujetos a ,-erificacin emprica segn un mtodo cientfico universal, hubieran esperado que lo fueran. Pero esto es exactamente lo que la ciencia conductista estadounidense

  • El redescubrimiento de la 'i deologa ' ...

    dentro de la teora, sino que fueron enmarcadas y respaldadas como un conjunto de postulados no-examinados, El enfoque debera haber preguntado: 'funciona el pluralismo", y 'cmo funciona el pluralismo?', Por el contrario, afirm: 'el pluralismo funciona' y de all pas a medir, precisa y empricamente, exactamente cun bien se encontraba, Esta mezcla de profeca y esperanza, con un positivismo brutal, prctico y conductista, proporcion un menjurje terico embriagador que, por un largo tiempo, se hizo pasar por 'ciencia pura',

    En este modelo, el poder y la influencia eran trminos idnticos e intercambiables: ambos podan demostrarse empricamente en el punto de la toma de decisin. Ocasionalmente, este reduccionismo se proyectaba sobre un lienzo ms grande y el impacto de los medios se discuta en tnninos de la 'sociedad' en general. Pero esta conexin se realiz de una manera muy especfica y la sociedad se defini de un modo muy limitado. Se asumi una definicin principalmente cultural de la sociedad. Las fonnaciones de clase, los procesos econmicos y los conjuntos de relaciones de poder institucionales, en gran medida, no fueron reconocidos. Se acord que lo que mantena unido a la sociedad eran sus normas. En una sociedad pluraUsta, se asumi que un amplio consenso sobre las nonnas prevaleca por toda la poblacin. La conexin entre los medios y este consenso normativo, entonces, solo poda establecerse en el nivel de los valores. Este era un tnnino difcil. En el 'sistema social' de Parsons (951), tales valores desempean un papel absolutamente crucial, pues los mecanismos de integracin que mantenan el orden social se organizaban alrededor de ellos. Sin embargo, lo que estos valores eran -su contenido y estructura- o cmo se producan, o cmo, en una sociedad moderna, industrial y capitalista, altamente diferenciada y dinmica, haba surgido espontneamente un consenso integral sobre 'el sistema de valores centrales', eran preguntas que no fueron, y no podan ser, explicadas. No obstante, el consenso de valor se supuso. Culruralmente, argument Edward Shils (colaborador de Parsons), este conjunto amplio de valores se comparta de manera tan generalizada que se asign a s mismo el poder de lo sagrado (Shils 1961a: 117). Si algunos grupos, inexplicablemente, an no eran miembros completamente comprometidos del club del consenso, estaban camino a integrarse en l. El ncleo gradualmente absorbera las culturas ms 'brutales' de la periferia (Shils 1961b). As, la emancipacin democrtica de todos los ciudadanos dentro de la sociedad poltica , y la emancipacin econmica de todos los consumidores dentro de la economa de libre empresa, rpidamente seran igualadas a la asimilacin cultural de todos los grupos dentro de la cultura del centro. El pluralismo se apoyaba en estos soportes mut~lamente reforzadores. En su forma ms pura, el pluralismo aseguraba que ninguna barrera o limite de clase estructural obstruira este proceso de asimilacin cultural pues, como 'sabamos' todos, Estados Unidos ya no era una sociedad de clases. Nada impeda el largo viaje de las masas estadounidenses hacia el centro. Esto debe de haber sido muy buena noticia para los negros, hispanos, chica nos, indgenas, italianos de Nueva York, irlandeses de Boston, ilegales mexicanos, japoneses californianos, obreros manuales, albailes,

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  • Sin garanta~ . Trayectorias y problemticas en estudios cul tural es

    vagabundos de Bowery, blancos pobres del sur y Olros elementos recalcitrantes que an se cocinaban a fuego lento en el crisol estadounidense. Es ms (idea reconfortante en las profundidades de la Guerra Fra), todas las dems sociedades estaban muy avanzadas en el continuo 'modernizante'. El pluralismo se volvi, as, no solo una manera de definir el particularismo estadounidense, sino el modelo de la sociedad como tal, inscrito en las ciencias sociales. A pesar de la fonna terica en la que fue propuesta esta construccin destartalada, y las metodologas refinadas a travs de las cuales se confirm su progreso empricamente, el acuerdo poltico e ideolgico que la respald es inconfund ible. Daniel Bell nos asegur, en Eljinal de la ideologa (960), que e l problema clsico de la 'ideologa ' haba sido superado al fin. Habra una gama de conflictos pluralistas de inters y valor. Pero todos podran ser resueltos dentro del marco del consenso plur-alista y sus 'reglas del juego'. Esto se deba esencialmente a que, como lo plante de forma contundente otro apologista, Seymour Upset:

    Los problemas polticos fundamentales de la revolucin industrial han sido resueltos: los obreros han conseguido ciudadania industrial y poltica; los conservadores han aceptado el Estado de bienestar: y la izquierda democrtica ha reconocido que un incremento en el poder general del Estado acarreaba ms peligros para la libertad que soluciones para problemas econmicos 0963: 496).

    La instalacin del pluralismo como el modelo del orden social industrial moderno representaba un momento de profunda clausura terica y poltica. No estaba, sin embargo, destinado a sobrevivir los tiempos difciles de las rebeliones de gueto, los levantamientos de los campus universitarios, la agitacin contra-cultural y movimientos anti-blicos de fines de los aos sesenta. Pero, por un tiempo, prevaleci. Se volvi una ideologa global, respaldada por las credenciales de la ciencia social. Fue exportada con voluntad alrededor del planeta. Algo de su fuerza tiene origen en el hecho de que lo que en teora debera ser el caso, poda demostrar tan convincente y empricamente ser, en efecto, el caso. El 'sueo americano' se haba verificado empricamente. Una gama completa de intervenciones decisivas se llevaron a cabo en pases en desarrollo, en nombre de conducirlos a loda prisa por eSle camino modernizante. A veces se pregunta qu aspecto lendra un momento de acuerdo poltico y hegemona ideolgica: este sin duda sera un buen candid.1lo.

    Los medio. se articularon principalmente de dos maneras con este modelo social cientfico general. En el marco de la campaa/ toma de decisiones, sus influencias fueron rastreadas: directamente, en los cambios de conducla entre los individuos: indirectamente, en sus influencias sobre la opinin que llevaron, en un segundo paso, a diferencias empricamente observables. Aqu, los mensajes de los medios fueron ledos y codificados en trminos de las intenciones y los prejuicios de los comunicadores. Desde que el mensaje se asumi como una especie de concepto

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  • El redcs cubrimicnro de la 'ideologa' ...

    lingstico vaco, fue obligado a reflejar las intenciones de sus productores de una manera relativamente simple. Fue simplemente el medio a travs del cual las intenciones de los comunicadores influenciaron eficazmente la conducta de los receptores individuales. Ocasionalmente, se anunciaban movidas para volver ms completamente social el modelo de la influencia de los medios. Pero estas, en gran medida, pennanecieron en el nivel de promesas programticas incumplidas. Los mtodos para codificar y procesar un corpus inmenso de mensajes de una manera objetiva y empricamente-verificable (el anlisis de contenido) eran inmensamente sofisticados y refinados. Pero, conceptualmente, el mensaje de los medios, como vehculo simblico de signos o discurso estructurado con su propia complejidad y estructuracin interna, pennaneci completamente sin desarrollar en lo terico.

    En el nivel ms amplio, se consideraba que los medios, en gran medida, reflejaban O expresaban un consenso alcanzado. La conclusin de que, despus de todo, los medios no eran muy influyentes se fund en la creencia de que, en su sentido cultural ms amplio, los medios en gran medida reforzaban aquellos valores y normas que ya haban alcanzado un amplio fundamento consensuado. Ya que el consenso era 'una cosa buena', aquellos efectos reforzadores de los medios fueron ledos de una manera benigna y positiva. La nocin de la percepcin selectiva fue introducida posteriormente, para tomar en cuenta el hecho de que diferentes individuos podan traer su propia estructura de atencin y selectividad a lo que ofrecan los medios. Pero estas interpretaciones diferenciales tampoco fueron referidas a una teora de la lectura o a un mapa complejo de ideologas. Fueron, por el contrario, interpretadas funcionalmente. Individuos diferentes podan derivar satisfacciones diferentes y satisfacer distintas necesidades, desde varias partes de la programacin. Se supona que estas necesidades y satisfacciones eran universales y transhistricas. La suposicin positiva que surga de todo esto era, en suma, que los medios -aunque abiertos a influencias comerciales, entre otras- eran, por lo general, funcionales para la sociedad, porque se desempeaban acorde con los valores de esta y fortalecan su sistema nuclear. Es decir, respaldaban el pluralismo.

    Los desviados y el consenso

    Podemos identificar dos tipos de rupturas dentro de esta sntesis terica, que empezaron a ocurrir hacia los ltimos aos del predominio del paradigma, pero antes de estas rupturas, el paradigma fue retado ms profundamente desde fuera de sus lmites. La primera puede ser resumida como la problematizacin del trmino 'consenso' en s. Como hemos sugerido, la suposicin de un consenso integral y orgnico hizo que fueran inaceptables ciertos grupos empricamente identificables. Ya que, en primera instancia, estos grupos no fueron concebidos para estar organizados en torno a principios estructurales o ideolgicos encontrados, se definieron exclusivamente en trminos de su desviacin del consenso. Estar fuer2 del consenso era estar, no en un sistelna-de-valores alternativo, sino simplementt

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  • Sin garantas. Trayectorias y problemticas en estudios culturales

    fuera de las normas como tales: ser sin-norma (normless), y, por tanto, anmico. En una teora de la sociedad de masas, ser anmico se consideraba una condicin particularmente vulnerable a ser excesivamente influenciada por los medios. Pero cuando estas formaciones desviadas empezaron a ser estudiadas ms de cerca, se vio claramente que a menudo tenan enfoques de integracin alternativos. Luego, estos enclaves fueron definidos como 'subculturales'. Pero la relacin de las subculturas con la cultura dominante sigui definindose culturalmente. Esto es, la desviacin subcultural poda entenderse como algo que aprende, se afilia o se subscribe a una 'definicin de la situacin' distinta o desviada de lo institucionalizado, dentro del sistema de valores nucleares. El desviado social (career devianO en una subeultura se haba suscrito de manera definitiva a, digamos, una definicin del consumo de drogas que el consenso dominante consideraba fuera de la nornla (con la excepcin del alcohol y el tabaco que, inexplicablemente, tenan una importancia especial dentro del sistema estadounidense central de valores). Por un tiempo, estas distintas 'definiciones de la situacin' se dejaron simplemente unas al lado de las otras. Los tericos subculturales empezaron a investigar la rica vida subyacente de las comunidades desviadas, sin preguntar mucho sobre cmo se conectaban con el sistema social mayor. Robert Merton (957) es uno de los pocos socilogos que, desde una posicin dentro de la perspectiva estructural funcionalista o de 'anomia', tomaba esta cuestin en serio.

    Pero este pluralismo terico no poda sobrevivir mucho tiempo, pues pronto se vio claramente que estas diferenciaciones entre formaciones 'desviadas' y 'consensuales' no eran naturales sino definidas socialmente, como indic el contraste entre las diferentes actitudes frente el alcohol y la marihuana. Es ms, eran histlicamente variables: los tericos subeulturales apenas tenian la edad necesaria para recordar los das de la Ley Seca, y poclian contrastarlos con el perodo cuando las denniciones positivas de la masculinidad estadounidense parecan requerir una dieta estable de licor fuerte y cigarros extralargos. Lo que importaba era el poder de los que tomaban alcohol para definir a los que fumaban marihuana como desviados. En breve: estaban involucrados asuntos de poder cultural y social -el poder para definir las reglas del juego al que todos estaban obligados a adscribirse- en las transacciones entre los que eran adeptos del consenso y los que eran tildados de desviados. Exista lo que Howard Becker (1%7), uno de los prinleros 'apreciadores' de la desviacin, llamaba una 'jerarqua de credibilidad'. Es ms, tales 'definiciones' eran operacionales. Los desviados fueron identificados y etiquetados de manera definitiva: el proceso de etiquetamiento sirvi para movilizar en su contra la censura moral y la sancin social. Esto tuvo --

  • El redescubrimiento de 13 ' ideologa ', .

    y de aplicacin legal que castigaban, en nombre de la sociedad, a los infractores desviados. Entonces surgi la pregunta: quin tena el poder de definir a quin? Y, ms pertinentemente, en el inters de qu se aseguraba la disposicin de poder entre los que defmen y los defmidos? Al inters de quin 'funcionaba' el consenso? Qu tipo particular de orden especial sostena y sustentaba'

    En realidad, lo que estaba en cuestin aqu era el problema del control social y el papel del control social en el mantenimiento del orden social. Pero esto ya no era simplemente aquella forma de orden social revelada expresivamente en el "acuerdo espontneo de estar de acuerdo en los principios bsicos" de la gran mayora, no fue simplemente el 'vnculo social' que fue impuesto. Fue un consentimiento a un tipo particular de orden social; un consenso alrededor de una forma particular de sociedad: la integracin dentro de las reglas de un conjunto muy definitivo de estruculras sociales, econmicas y polticas y la conformidad con ellas. Fue por el bien de estas estructuras -en un sentido directo o indirecto-que se puede decir que las reglas 'funcionan'. El orden social ahora pareca una proposicin bastante distinta. Implicaba la imposicin de disciplina social , poltica y legal. Estaba articulado con lo que exista; con las disposiciones de clase, poder y autoridad dadas; con las instituciones de la sociedad establecidas. Este reconocimiento problematizaba radicalmente toda la nocin de 'consenso'.

    Ms an , ahora se poda preguntar si el consenso en realidad simplemente surgi espontneamente o si fue el resultado de un proceso complejo de construccin y legitimacin social. Una sociedad democrtica en su organizacin formal, comprometida a la vez por la concentracin del capital econmico y del poder poltico, con la distrihucin enormemente desigual de la riqueza y la autoridad, tena mucho que ganar de la produccin continua del consentimiento popular a su estructura existente, a los valores que la sostenian y respaldaban, y a su continuidad de existencia . Pero esto suscit preguntas respecto al rol social de los medios. Pues si los medios no simplemente reflejaban o 'expresaban' un consenso ya logrado, sino que por el contrario tendan a reproducir aquellas mismas definiciones de la siulacin , que favorecan y legitimaban la estructura existente de las cosas, entonces lo que haba parecido en primera instancia un papel meramente reforzador ahora tendra que reconceptualizarse en trminos del rol de los medios en el proceso de la formacin del consenso.

    Una segunda ruptura, entonces, surgi en torno a la nocin de las 'definiciones de la situacin'. Lo que sugera este tnnino era que un elemento crucial en la produccin del consentimiento era cmo se definian las cosas. Pero esto pone en duda el rol reflexivo de los medios -simplemente mostrar las cosas como eran- y cuestiona la idea transparente del lenguaje que sostenia su supuesto naturalismo, pues la realidad ya no poda verse como simplemente un conjunto dado de hechos; era el resultado de una manera particular de construir la realidad. Los medios definian, y no meramente reproducan , 'la realidad'. Las definiciones de la realidad

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  • Sin guantas. Trayectorias y problcm1ili c as en cSludios culturales

    se mantenan y se producan a todo lo largo de esas prcticas lingsticas (en el semido amplio), por medio de las cuales se represemaban definiciones selectivas de 'lo real '. Pero la representacin es una nocin muy distinta a la de reflejar. Implica el trabajo activo de seleccionar y presentar, de estruClUrar y moldear: no meramente la transmisin de un signiflcado ya existente, sino la labor ms activa de hacer que las cosas signi}quen. Era una prctica , una produccin, de sentido: lo que lleg a ser posteriormente definido como una 'prctica significante'. Los medios eran agentes significadores. Toda una nueva concepcin de las prcticas simblicas a travs de las que se sostena este proceso de significacin intervino en el jardn inocente del 'anlisis de contenido'. El mensaje ahora tena que analizarse, no en trminos de su 'mensaje' manifiesto, sino en trminos de su estructuracin ideolgica. Entonces, siguieron varias preguntas: cmo se lograba esta estructuracin ideolgica' Cmo debe conceptualizarse su relacin a las dems partes de la estnlctura social? En palabras de Bachrach y Baratz, importaba que los medios parecan sistemticamente respaldar "un conjunto de valores, creencias, rituales y procedimientos institucionales predominantes ('las reglas del juego') que operan sistemticamente y consistentememe en beneficio de ciertas personas y grupos a costa de los dems'" (1970: 43-44) . En esta movida hacia tomar en serio el poder de los medios para significar la realidad y para definir lo que pasaba como 'lo real ', la tesis del llamado 'fin de la ideologa' tambin se problematiz radicalmente.

    En parte, lo que involucraban estas preguntas era un retorno del problema del poder al universo impotente del pluralismo convencional, pero tambin un cambio en la misma concepcin del poder. El pluralismo, como ha sugerido Lukes (976), s retuvo un modelo de poder centrado en la nocin de la 'influencia '. A influenci a B para que tome la decisinX. Sin duda , esto era una forma de poder. El pluralismo matizaba la persistencia de esta forma de poder a travs de demostrar que, }'a que en cualquier situacin de toma de decisiones, las As eran diferentes, y las diversas decisiones tomadas no tenan coherencia dentro de cualquier estructura de dominio, ni favorecan exclusivamente a cualquier inters, por tanto el poder en s haba sido relativamente 'pluralizado'. La dispersin del poder, ms lo azaroso de las decisiones, mantena a la sociedad pluralista relativamente libre de un centro-de-poder identificable.' Lukes observa que este es un modelo de poder sumamente conductista y unidimensional. Pero la nocin del poder que surgi de la crtica de la teora del consenso, y que propusieron Bachrach y Baratz, por ejemplo, era de orden muy distinto: "El poder tambin se ejerce cuando A dedica energas a crear o reforzar valores sociales )' polticos y prcticas institucionales que limitan el alcance del proceso poltico a la consideracin pblica de solo aquellos asuntoS que son relativamente inocuos para A" (Lukes 1970: 7); una manera modesta de

    2 Varios huecos en eSle modelo de poder-aleatorio fueron taponados de fOfma poco convincente por la utilizacin discreta de una teor3 de 'elilisl11o democrtico' para actualizar el modelo pluralista 'puro' y hacer que cuadrara ms con las realidades contemporneas.

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  • El redescubrimiento de 1;:1 ' ideologfa '.,.

    plantear la cuestin ideolgica . Lukes plantea este modelo bidimensional de manera an ms clara cuando se refiere a aquel poder ejercido "a travs de influenciar, moldear y determinar las mismas necesidades [de un individuo]" (Lukes 1976: 6). En realidad, e,ta es una cuestin enteramente distinta, un modelo tridimensional. que ha roto completamente con las suposiciones conductistas y pluralbtas. Es el poder que surge de "moldear apreciaciones. cogniciones y preferencias de modo que ellos [los agentes sociales] acepten su rol en el orden existente de las cosas, O porque no pueden ver o imaginar ninguna alternativa a l, o porque lo consideran natural e inalterable, o porque lo valoran como disposicin divina o beneficiosa" (Lukes 1976: 24). Este es un modelo 'ideolgico' del poder, sea cua l sea el nombre que se le d. El paso del modelo pluralista al modelo crtico de la investigacin de los medios implicaba, principalmente, un cambio de un modelo de poder unidimensional a los modelos bi o tridimensionales en las sociedades modernas. Desde el punto de vista de los medias, lo que estaba en cuestin ya no eran los mensajes-de-requerimientos especficos, de A a B, para que haga esto o aquello, sino el dar forma a todo e l ambiente ideolgico: una manera de representar el orden de cosas que dotaba sus perspectivas limitantes de aquella inevitabilidad nanlral o divina que las hace parecer universales, naturales y colindantes con la 'realidad' misma. Este movimiento - hacia ganar una validez y una legitimidad universal para las descripciones del mundo que son parciales y particulares, y hacia fundamentar estas construcciones particulares en lo dado-por-sentado de 'lo real '- es, efectivamente, el mecanismo caracterstico y distintivo de 'lo ideolgico'.

    El paradigma crtico

    Es alrededor del redescubrimiento de la dimensin ideolgica que giraba el paradigma crtico en los estudios de los medios masivos de comunicacin. Estaban implicados dos aspecros: cada uno se trata por separado a continuacin. Cmo funciona el proceso ideolgico y cules son sus mecanismos' Cmo debe concebirse 'lo ideolgico' en relacin con otras prcticas dentro de una formacin social? El debate se desarroll en ambos frentes, simultneamente. El primero, que concerna a la produccin y a la transformacin de los discursos ideolgicos, fue moldeado con fuerza por teoras relacionadas al car

  • Sin garanras. Trayectorias y problemticas en estudios culturales

    se integr la sucesin de conceptos y disciplinas al paradigma en secuencias. Ms bien me preocupar exclusivamente por identificar las lneas generales a travs de las que ocurri la reconceptualizacin de 'lo ideolgico' , y la ntegracin de ciertos elementos tericos clave al marco general del paradigma como tal.

    Inventarios culturales

    Examinar primero cmo funcionan las ideologas. Aqu podemos comenzar con la influencia de la hiptesis de Sapir-Whorf en la antropologa lingstica; una idea que, aunque nunca fue adoptada en detalle, sugiere algunas contnuidades importantes entre el paradigma nuevo y algunos trabajos anteriores, especialmente en la antropologa social. La hiptesis de Sapir-Whorf sugiri que cada cultura tena una manera distinta de clasificar el mundo. Argument que los esquemas se reflejaran en las estruCturas lingsticas y semnticas de sociedades distintas. Lvi-Strauss trabaj una idea similar, aunque gradualmente se interes menos en la especificidad cultural del sistema de clasificaciones de cada sociedad, y se dedic ms a esbozar las 'leyes' universales de la significacin -una 'gramtica ' cultural universal transformacional. comn a tocios los sistemas culturales- asociadas con la funcin cognitiva, las leyes de la mente. As, Lvi-Strauss realiz tal anlisis de los sistemas y mitos culturales de las sociedades llamadas 'primitivas', 'sociedades sin historia', como las llamaba. Estos ejemplos calzaban bien con su universalismo, ya que sus sistemas culturales eran muy repetitivos, al consistir a menudo en el entrelazamiento de diferentes transformaciones de los mismos 'conjuntos' clasificatorios muy Iimiwdos. Aunque claramente el enfoque no se puede aplicar tan bien a sociedades de una transformacin histrica ms continua y amplia, la idea general result ser fructfera : mostr cmo una construccin aparentemente 'libre' de discursos ideolgicos particulares poda concebirse como transformaciones trabajadas, a base de la misma red ideolgica bsiC'd. Al hacer esto, Lvi-Strauss estaba siguiendo la convocatoria de Saussure 0%0) al desarrollo de una 'ciencia general de signos': la semiologa, el estudio de "los signos de vida en el corazn de la vida social" (Lvi-Strauss 1967: 16). Se argument que potencialmente el enfoque poda aplicarse a todas las sociedades y a una gran variedad de sistemas culturales. El nombre asociado de manera ms visible con esta ampliacin de 'la ciencia de los signos' fue el de Roland Barrhes, cuyo trabajo sobre los mitos modernos, Mitologas, es un IOClIS classicus para el estudio de la interseccin del mito, el lenguaje y la ideologa. La extrapolacin siguiente -que sociedades enteras y prcticas sociales adems del l,wguaje podan analizarse tambin 'sobre el modelo de un lenguaje'- se desarroll posteriormente, especialmente en el estructuralismo marxista, aunque el germen de la idea iba a encontrarse en Lvi-StrallSS, que analiz las relaciones de parentesco en sociedades primitivas justamente de esta manera (es decir, sobre un modelo comunicativo: el intercambio de bienes, mensajes y mujeres) (Lvi-Strauss 1%9).

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  • El redescubrimiento de la ' ideologa '" ,

    El hilo estructura lista es, claramente, el ms significativo, tericamente, en este desarrollo. Pero debemos notar que podran encontrarse indicadores similares en enfoques tericos muy lejanos al universo del estructuralismo. Tambin estaba presente en el enfoque de la 'construccin social de la realidad', desarrollado por Berger y Luckmann (966). La teora de la desviacin interaccionista -que sugerimos antes que identific por primera vez la cuestin de 'la definicin de la situacin' y 'quin define a quin?'- tambin se movi, aunque ms tentativa mente, en la misma direccin. El libro de David Matza , El proceso de desviacin, se concluy con una seccin extraa y rebelde, titulada curiosamente 'La significacin'. El trabajo de los etnometodologistas tambin era relevante, con su preocupacin por las estrategias involucradas en las comprensiones de situaciones cotidianas, la forma de narracin prctica a travs de la cual los miembros de la sociedad producan el saber social que usaban para hacerse entender, y su atencin creciente a las estrategias conversacionales.

    En el enfoque estructuralista, el asunto gir alrededor del problema de la significacin. Esto implica, como ya hemos dicho, que las cosas y los eventos en el mundo real no contienen ni proponen su propio significado integral , nico e intrnseco, que luego meramente se transfiere a travs del lenguaje . El significado es una produccin social, una prctica. Se tiene que hacer que el mundo signifiqu.e. El lenguaje y la simbolizacin son los medios a travs de los que se produce el significado. Este enfoque destron la nocin referencial del lenguaje , que haba sostenido al anlisis de contenido previo, donde el significado de un trmino o una oracin particular poda ser validado simplemente a travs de mirar a lo que haca referencia en el mundo real. Por e l contrario, se haba considerado al lenguaje como el medio en el cual se producan significados especficos. Lo que esta idea puso en cuestin, entonces, fue el asunto de qu tipos de significado se construyen alrededor de eventos particulares. Ya que el significado no era dado sino producido, se sigui que diferentes tipos de significado se podan atribuir a los mismos eventos. As, para que un significado se produzca regularmente, tena que ganarse una especie de credibilidad o legitimidad, o darse por sentado. Eso supona marginar, rebajar de categora y deslegitimar las construcciones alternativas. Efectivamente, hubo ciertos tipos de explicacin que, dado el poder de y la credibilidad adquirida por la gama preferida de significados, eran literalmente impensables o indecibles Ccfr Hall, Connell y Curti 1977). Dos preguntas siguieron a esto. Primera, cmo se estableci el discurso dominante como la explicacin, y cmo sostuvo un lmite, una prohibicin o una proscripcin sobre las definiciones alternativas o rivales' Segunda, cmo lograron mantener las instituciones que eran responsables de describir y explicar los eventos del mundo -en las sociedades modernas, los medios de comunicacin , por excelencia- una gama preferida o delimitada de significados en los sistemas de comunicacin dominantes? Cmo se realizaba en la prctica este trabajo activo de privilegiar o dar preferencia?

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  • Sin garantas . Trayectorias y problemticas en estudios culturales

    Esto dirigi la atencin a esos muchos aspectos de la prctica meditica actual que se haban analizado previamente de una manera puramente tcnica. Los acercamientos convencionales al contenido de los medios han asumido que las cuestiones de seleccin y exclusin; el editar juntas distintas versiones; el construir una 'historia' partiendo de una descripcin; el uso de tipos particulares de exposiciones narrativas; la manera en que los discursos verbales y visuales de, digamos, la televisin se articularon para tener cierto tipo de sentido; eran todos asuntos meramente tcnicos. Eran adyacentes a la cuestin de los efectos sociales de los medios solo en la medida en que la mala edicin o los modos complejos de narracin podran llevar a la incomprensin por parte del televidente, y as impedir que el significado preexistente de un evento, o la intencin de la emisora de comunicar claramente, pase de una manera ininterrumpida o transparente al receptor. Pero, desde el punto de vista de la significacin, todos eran elementos o formas elementales de una prctica social. Eran el medio a travs del cual se construan explicaciones particulares. La significacin era una prctica social porque, dentro de las instituciones de los medios, se haba desarrollado una forma particular de organizacin social que permita que los productores (las emisoras) emplearan el medio de la produccin de significado a su disposicin (el equipo tcnico), a travs de' uno de sus usos prcticos (la combinacin de los elementos de significacin identificados arriba) para producir un producto (un significado especifico) (cf~ Hall 1975). La especificidad de las instituciones mediticas se encontraba, por tanto, precisamente en la manera en la que se organizaba una pniclica social para producir, as, un producto simblico. Constnlir es/a explicacin en vez de aquella requera la eleccin especfica de ciertos medios (la seleccin) y de articularlos a travs de la prctica de la produccin de significado (la combinacin). Los lingistas estructurales como Saussure y Jakobson haban identificado, anteriormente, la seleccin y la combinacin como dos de los mecanismos esenciales de la produccin general del significado o del sentido. Algunos investigadores crticos asumieron entonces que la descripcin ofrecida arriba - los productores, combinndose de maneras especficas, usando medios determinados, para construir un producto a partir de las materias primas- justificaba describir la signifiC'dcin como exactamente similar a cualquier otro proceso de trabajo meditico. Efectivamente se iban a ganar ciertas aclaraciones de ese enfoque. Sin embargo, la significacin se diferenciaba de otros procesos modernos de trabajo precisamente debido a que el producto que produca la prctica social era un objeto discursivo. Lo que lo diferenciaba entonces, como prctica, era precisamente la articulacin de elementos sociales y simblicos, si es que se pernte la distincin aqu para los fmes del argumento. Los automviles, naturalmente, tienen, adems de sus valores de cambio y de uso, un valor simblico en nuestra cultura. Pero, en el proceso de la construccin de significado, los valores de cambio y de uso dependen del valor simblico que contiene el mensaje. El carcter simblico de esta prctica es el elemento dominante aunque no el nico. Se les escap esta distincin crucial a los tericos crticos que argumentaron que un mensaje poda analizarse como meramente otro tipo de mercanca (Garham 1979; Golding y Murdock 1979).

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  • El redescubrimiento de la 'ideologa '".

    Las polticas de la significacin

    Como hemos sugerido, mientras ms se acepte que la manera en que acten las personas depender en palte de cmo se definan las situaciones en las cuales actan, y mientras menos se pueda asumir ya sea un significado natural de todo o un consenso universal sobre lo que significan las cosas, entonces ms impoltante se vuelve, social y polticamente, el proceso por medio del cual ciertos eventos se significan recurrentemente de maneras particulares. Este es el caso especficamente donde los eventos en el mundo son problemticos (esto es, donde son inesperados); donde rompen con el marco de nueSLraS expectativas previas sobre el mundo; donde estn implicados intereses sociales poderosos; o donde estn en juego intereses radicalmente contrarios o encontrados. El poder implicado aqu es un poder ideolgico: el poder de significar eventos de una manera particular.

    Para dar un ejemplo obvio: supongamos que cada disputa industrial podra significarse como una amenaza a la vida econmica del pas y, por tanto, en contra del ' inters nacional'. Entonces tales significaciones construiran o definiran los asuntos relacionados con el conflicto econmico e industrial en trminos que consistentemente favoreceran las estrategias econmicas actuales, apoyando cualquier cosa que mantenga la continuidad de la produccin, mientras se estigmatizara a todo lo que rompa la continuidad de la produccin, favoreciendo de esta manera los intereses generales de los empleadores y accionistas que no tienen nada que ganar de la interrupcin de la produccin y dando crdito a las polticas especficas de los gobiernos que buscan restringir el derecho al paro o debilitar la posicin para negociar y el poder poltico de los sindicatos. Para los fines del argumento posterior, notemos que tales significaciones dependen de dar el inters nacional por sentado. Parten de la base de que todos vivimos en una sociedad donde los vnculos que enlazan el trabajo y el capital son ms fuertes, y ms legtimos, que los agravios que nos dividen en trabajo versus capital. Es decir, parte de la funcin de una significacin de este lipa es construir un sujeto al cual se aplica el discurso: por ejemplo, transformar un discurso cuyo sujeto es 'trabajadores versus empleadores' en un discurso cuyo sujeto es el 'nosotros, el pueblo' colectivo. El hecho de que, en general, efeclivamente se signifiquen as las disputas industriales, es una conclusin firmemente respaldada por los anlisis detallados proporcionados posteriormente por la investigacin, por ejemplo, del Glasgow Media Group 0976, 1980). Ahora, naturalmente, una disputa industrial no tiene ningn significado singular dado. Podra, alternativamente, significarse como un rasgo necesario de toda economa capitalista, parte del derecho inalienable de los obreros de retirar su trabajo y una defensa necesaria de los estndares de vida de la clase obrera, es decir, la misma finalidad de los sindicatos, para la cual han tenido que librar una lucha histrica larga y amarga . Entonces, por qu recurrentemente se prefiere el primer conjunto de significaciones dentro del conjunto de maneras en que se construyen las disputas industriales en nuestra sociedad? De qu manera se excluyen las

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  • Sin garantas. Trayectorias y problemticas en estudios culturales

    definiciones alternativas que hemos enumerado? Y los medios, que se supone que son imparciales, cmo cuadran su produccin de definiciones del conflicto industrial, si con su afirmacin de reportar eventos de una manera balanceada e imparcial ; sistemticamente, favorecen una parte en tales disputas? Lo que surge con mucha fuerza de esta argumentacin es que el poder de significar no es una fuerza neutral en la sociedad. Las significaciones ingresan a los asuntos sociales controversiales y enfrentados como una fuerza social positiva y real, afectando sus resultados. Se debe luchar por la significacin de los eventos, pues es el medio por el cual se crean los entendimientos sociales colectivos y, as, el medio por el que el consentimiento para resultados particulares puede movilizarse de manera eficaz. La ideologa, segn esta perspectiva, no solo se ha vuelto una 'fuerza material' real, para utilizar una expresin antigua, porque es 'real' en sus efectos, sino que tambin se ha vuelto un escenario de lucha (entre definiciones enfrentadas) y una apuesta - un premio para ganarse- en la realizacin de luchas particulares. Esto quiere decir que la ideologa ya no puede verse como una variable dependiente, un mero reflejo de una realidad previamente dada en la mente. Tampoco son predecibles sus resultados, mediante la derivacin desde alguna lgica determinista simple. Dependen del balance de fuerzas en una coyuntura histrica particular: de la 'poltica de la significacin'.

    La cuestin de la clasificacin y del encuadramiento era un punto clave dentro de la discusin sobre cmo se sostena una gama particular de significados privilegiados. Lvi-Strauss, inspirndose en los modelos de la lingstica transformacional, sugiri que la significacin dependa, no del significado intrnseco de trminos aislados particulares, sino del conjunto organizado de elementos interrelacionados dentro de un discurso. Dentro del espectro de colores, por ejemplo, la gama de colores sera subdividida de maneras diferentes segn cada cultura. Los esquimales tienen varias palabras para la cosa que nosotros llamamos 'nieve'. El latn tiene una palabra, mus, para el animal que en ingls se distingue con dos trminos, 'rata ' (ral ) y 'ratn' ('mollSe ). El italiano distingue entre legno y basca donde el ingls solo habla de un 'bosque' ('wood). Pero donde el italiano tiene tanto basca como foresta, el alemn solo tiene el trmino nico, wald' Estas no son distinciones de la Naturaleza sino de la Cultura. Lo que importa, desde el punto de vista de la significacin, no es el significado integral de cualquier nico trmino de color -malva, por ejemplo-sino el sistema de diferencias entre todos los colores en un sistema clasificatorio particular; y dnde se posiciona, en un lenguaje particular, el punto de diferencia entre un color y otro. Fue a travs de este juego de la diferencia que un sistema de lenguaje asegur una equivalencia entre su sistema interno (los signific&ntes) y los sistemas de referencia (los significados) que empleaba. El lenguaje constitua el significado a travs de puntuar el continuo de la Naturaleza para volverlo un sistema cultural; tales equivalencias o correspondencias seran, por tanto, marcadas

    3 Los ejemplos son del ensayo de Umbeno Eco (1973).

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  • El redescubrimiento de la ' ideologa ' ...

    de manera diferente. As, no haba ninguna coincidencia natural entre una palabra y su referente; todo dependa de las convenciones del uso lingstico y de la manera en que el lenguaje intervena en la Naturaleza para entenderla. Debemos notar que al menos dos posiciones epistemolgicas bastante diferentes pueden derivarse de este argumento. Una posicin kantiana o neo-kantiana dira que, por tanto, nada existe excepto lo que existe en el lenguaje o el discurso y para l. Otra lectura es que, aunque el mundo existe fuera del lenguaje, solo podemos entenderlo a travs de su apropiacin en el discurso. En aos recientes, ha habido una fuerte guerra epistemolgica alrededor de estas posiciones.

    Lo que significaba, en realidad, era la posicionalidad de trminos particulares dentro de un conjunto. Cada posicionamiento marcaba una diferencia pertinente en el esquema clasificatorio involucrado. A esto, Lvi-Strauss aadi un punto ms estructura lista: que no es la enunciacin particular de los hablantes la que proporciona el objeto de anlisis, sino el sistema clasificatorio que subyace a esos enunciados y desde el que se producen. como una serie de transformaciones variantes. As, a travs de pasar de la narrativa superficial de mitos particulares al sistema o a la estructura generaliva de la que fueron producidos, uno podra demostrar cmo mitos aparentemente diferentes (en el nivel superficial) en realidad pertenecan a la misma familia o constelacin de milOS (en el nivel de la eSlruclura profunda). Si el conjunto subyacente es un conjunto limitado de elementos que pueden combinarse de varias maneras, entonces las variantes superficiales pueden, en su sentido particular, ser infinitamente variadas y producirse espontneamente. La teora corresponde ntimamente, en ciertos aspectos, con la teora del lenguaje de Chomsky, que intentaba mostrar cmo el lenguaje poda ser libre y espontneo, y an regular y 'gramtico'. Los cambios en el significado, por tanto, dependan de los sistemas clasificatorios involucrados y de las maneras en que se seleccionaban y combinaban elementos distintos para crear diferentes significados. No obstante, las variaciones en el sentido superficial de una afirmacin no podan resolver, por s solas, la pregunta acerca de si era una transformacin del mismo conjunto clasificatorio o no.

    Este paso del contenido a la estructura o elel significado manifiesto al nivel del cdigo es un paso absolutamente caracterstico del enfoque crtico. Implicaba una redefmicin de lo que era la ideologa o, al menos, de cmo funcionaba la ideologa . Veron plantea el punto claramente:

    Si las ideologas son estructuras [ ... J entonces no son 'imgenes' ni 'conceptos' (podemos decir, no son contenidos) sino conjuntos de reglas que delerminan una organizacin y el funcionamiento de imgenes y conceptos [ .. . ] La ideologa es un sistema de codificacin de la realidad y no un conjunto determinado de mensajes codificados L .. ] De esta manera, la ideologa se vuelve autnoma en relacin con la consciencia o la intencin de sus agentes: estos pueden estar conscientes de sus puntos

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  • Sin garantas. Trayectorias y problemti cas en estudios culturales

    de vista sobre las formas sociales pero no de las condiciones semnticas Oas reglas y calegonas o la codificacin) que hacen posibles estos puntos de vista [ ... ] Desde esl,~ perspectiva, entonces, una 'ideologa' puede defmirse como un sistema de reglas semnticas para generar mensajes [ ... ] es uno de los muchos niveles de organizacin de mensajes, desde el punto de vista de sus propiedades semnticas [ .. .] 0971: 68).

    Los crticos han sugerido que este enfoque renuncia demasiado al contenido de los mensajes particulares por el bien de identificar su estructura subyacente. Adems, que omite cualquier consideracin de cmo interpretan el mundo los mismos hablantes, an si esto siempre est dentro del marco de esos conjuntos de significados compartidos que median entre actores/hablantes individuales y las formaciones discursivas en las que estn hablando. Pero, siempre que la tesis no se estire demasiado en una direccin estructura lista, proporciona una manera fructifera de reconceptualizar a 1.1 ideologa . Lvi-Strauss consideraba los esquemas clasificatorios de una cultura como un conjunto de elementos formales 'puros' Caunque, en su trabajo anterior, estaba ms interesado en las contradicciones sociales que se articulaban en los mitos, a travs de operaciones combinadas sobre sus conjuntos generativos).

    Los tericos posteriores han propuesto que los discursos ideolgicos de una sociedad particular funcionan de un modo anlogo. Se podra decir, segn este punto de vista, que los esquemas clasificatorios de una sociedad consisten en elementos o premisas ideolgicos. Las formulaciones discursivas particulares seran, entonces, ideolgicas, no por el prejuicio manifiesto ni las distorsiones de sus contenidos superficiales, sino porque fueron generadas desde una matriz o conjunto ideolgico llinitado, o eran transformaciones basadas en ella. As como el narrador del mito puede no ser consciente de los elementos bsicos desde los que se genera su versin particular de este, as las emisoras podran no ser conscientes del hecho de que los marcos y las clasificaciones en las que se inspiraban reproducan los inventarios ideolgicos de su sociedad. Los hablantes nativos usualmente pueden producir oraciones gramticas en su lenguaje nativo; pero solo rara vez pueden describir las reglas de sintaxis en uso que hacen que sus oraciones sean ordenadas, inteligibles para los dems y gramticas en la forma. De la misma manera, las afimlaciones pueden estar inspirndose inconscientemente en los marcos ideolgicos y esquemas clasificatorios de una sociedad y pueden estar reproducindolos -para que parezcan ideolgicamente 'gramaticales'- sin que quienes los hacen sean conscientes de estar haciendo tal cosa. Fue en este sentido que los estructura listas insistieron en que, aunque el habla y los actos de habla individuales podran ser un asunto de individuos, el sistema de lenguaje (los elementos, las reglas de combinacin, los conjuntos clasificatorios) era un sistema social y, por tanto, que los hablantes ef'Jn 'hablados' por su lenguaje, tanto como lo hablaban. Las reglas del discurso funcionaban de modo tal que posicionaban al hablante como si fuera el autor intencional de lo que se hablaba. El sistema del cual dependia esta autora sigui

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  • El redescubrimiento de la ' ideologa ' ...

    siendo, sin embargo, profundamente inconsciente. Los tericos posteriores notaron que, aunque esto des-centraba el 'yo' del autor, volvindolo dependiente de los sistemas de lenguaje que hablaban a travs del sujeto, esto dejaba un espacio vaco donde haba existido previamente, en la concepcin cartesiana del sujeto, el 'yo' todo-abarL

  • Sin garanta s. Traye c torias y problemti c a s en eSludio s culturales

    En otro contexto, argument:

    Cada estrato social tiene su propio csentido comn' y su propio 'buen sentido', que son bsicamente la concepcin ms difundida de la vida y de los hombres. Cada corriente filosfica deja una sedimentacin en el 'sentido comn l esto es el documento de su eficacia histrica . El sentido comn no es algo rgido e inmvil, sino que est transformndose continuamente, enriquecindose con ideas cientficas y con opiniones filosficas que han entrado a la vida ordinaria [ .. . ] El sentido comn crea el folclor del futuro , esto es, una fase relativamente rgida del conocimiento popular en un lugar y momento dado (Gramsci 1971: 326).

    La concepcin fonnalista del 'inventario cultural' sugerida por el estructuralismo no estaba, en mi opinin, disponible como sopone terico para la elaboracin de una concepcin adecuada de la ideologa, hasta que se haba historizado completamente de esta manera . Solo as la preocupacin que inici Lvi-Strauss por las 'gramticas' universales de la cultura empez a proporcionar conocimientos sobre las gramticas histricas que dividan y clasificaban el saber. de las sociedades particulares, en sus inventarios ideolgicos distintivos.

    El estudio estructuml del mito sugiri que, adems de las maneras en las que se clasific y enmarc el conocintiento del mundo social , habra una lgica distintiva en las fonnas en las que los elementos de un inventario podran proporcionar ciertas historias o aflftnaciones sobre el mundo. Segn Lvi-Strauss, la 'lgica de la disposicin' en lugar de los contenidos paniculares de un mito, era 10 que 'significaba'. Era en este ruvel que las regularidades y recurrencias peninentes podan observarse mejor. Por 'lgica', sin duda, no se refea a lgica en el sentido filosfico adoptada por el mcionalismo occidental. Ciertamente, su propsito era demostrar que el mcionalismo era solo uno de los muchos tipos de disposicin discursiva posibles, inlnsecamente en nada diferente, en trminos de cmo funcionaba, de la lgica del llamado pensantiento pre-cientfico o mtico. La lgica aqu simplemente quea decir una cadena aparentemente necesaria de implicacin entre la afinnacin y la premisa. En la lgica occidental, se dice que las proposiciones son lgicas si obedecen a ciertas reglas de la inferencia y de deduccin. A 10 que el analista cultuml se refera con 'lgica' era simplememe a que todas las proposiciones ideolgicas sobre el mundo social se basaban o se fundaban en premisas similares, o se deducan de ellas. Implicaban un marco de proposiciones vinculadas, an si reprobaron el examen de la deduccin lgica. Se tena que suponer que las premisas eran ciertas para que las proposiciones que dependan de ellas fueran aceptadas como verdaderas. Esta nocin de 'la implicacin de las proposiciones' o, como dian los semanticistas, la insercin (embeddedness) de las afim1aciones, result ser de valor trascendental en el desarrollo del anlisis ideolgico. Para plantear esto en su fonna extrema, una aflftnacin como 'la huelga de los fabricantes de herramientas de Leyland hoy debilit ms la posicin econmica de Gmn Bretaa'

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  • El redescubrimiento de la ' ideologa .

    parta de la premisa de todo un conjunto de proposiciones dadas por sentado sobre cmo funcionaba la econona, lo que era el inters nacional, etc. Para que ganara credibilidad, se tena que suponer que la lgica entera de la produccin capitalista era verdadera. Se podra decir mucho de lo mismo sobre cualquier altculo de un bolen convencional de noticias que, sin toda una gama de premisas tcitas o conocimientos dados por sentado. cada afirmacin descriptiva sera literalmente ininteligible. Pero esta 'estfilen,,-. profunda' de presuposiciones, que volvi ideolgicamente 'gramatical' a la afirmacin, rara vez se hizo explcita y era en gran medida inconsciente, ya sea para los que la utilizaban para entender al mundo o para aquellos de los que se requera que lo entendieran. Ciertamente, la misma forma declarativa y descriptiva de la afirmacin invisibiliz la lgica tcita en la que estaba clavada. Esto dio a la afirmacin una obviedad no cuestionada y un valor de verdad incuestionable. Lo que eran, en realidad, proposiciones sobre cmo eran las cosas, desaparecieron y adquirieron la afrrmacin significativa de declaraciones meramente descriptivas: 'los hechos del caso'. Estando ocluida la lgica de su implicacin, las oraciones parecan funcionar por s solas. Parecan estar libres de proposiciones, ser afmnaciones naturales y espontneas sobre 'la realidad'.

    El efecto realidad

    De esta manera, el paradigma crtico empez a diseccionar la llamada 'realidad' de! discurso. En el enfoque referencial, se pensaba que el lenguaje era transparente a la verdad de 'la realidad misma'. que meramente transfera este significado de origen al receptor. El mundo real era tanto el origen como la justificacin de la verdad de cualquier afirmacin sobre l. Pero en la teora del lenguaje convencional o constructivista , la realidad lleg a entenderse, por e! contrario, como el resultado o el efecto de cmo se han significado las cosas. Era debido a que una afirmacin generaba una especie de 'efecto de reconocimiento' en el receptor, que se tomaba o 'Iea ' como una afirmacin emprica simple. El trabajo de formulacin que la produca aseguraba esta clausura del crculo pragmtico de saber. Pero este efecto de reconocimiento no era un reconocimiento de la realidad detrs de las palabras, sino una especie de confirmacin de la obviedad, de lo dado por sentado, de la manera en que se organizaba el discurso y de las premisas subyacentes de las que la afirmacin, de hecho, dependa. Si uno considera las leyes de una economa capitalista como fijas e inmutables, entonces sus nociones adquieren una inevitabilidad natural. Cualquier afirmacin que est as insertada parecer, meramente, una afirmacin sobre 'cmo son las cosas realr;'ente'. El discurso, en breve, tuvo el efecto de sostener ciertas 'clausuras', de establecer ciertos sistemas de equivalencia entre lo que se poda suponer sobre el mundo y lo que se poda decir que era verdadero. 'Verdadero' significa creble, o al menos capaz de ganar credibilidad como una exposicin de los hechos. Los eventos nuevos, problemticos o preocupantes, que abrieron una brecha en las expectativas dadas por sentadas

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  • Sin garantas. Trayectorias y problemticas en eSludios cul tural es

    sobre cmo debera ser el mundo, se podan entonces 'explicar' a travs de darles las formas de explicacin que haban servido 'a efectos prcticos', en otros casos. En este sentido, Althusser posteriormente iba a argumentar que la ideologa, a diferencia de la ciencia, se mova constantemente dentro de un crculo cerrado, produciendo no conocimiento sino un reconocimiento de las cosas que ya sabamos. Haca esto porque tomaba exactamente como un hecho ya establecido las premisas que deberan haber sido puestas en duda. An ms tarde. esta teora iba a ser complementada por las teoras psicoanalticas del sujeto que intentaban demostrar cmo ciertos tipos de exposicin narrativa construyen un lugar o una posicin de saber emprico, para cada sujeto, en el centro de cualquier discurso: una posicin nica o punto de vista rtico desde el cual el discurso 'tiene sentido'. Por consiguiente, defini tales procedimientos narrativos, que establecieron una clausura emprico-pragmtica en el discurso, como pertenecientes todos al discurso del 'realismo'.

    De manera ms general, sugiri este enfoque, los discursos no solo hacan referencia a s mismos en la estructura del saber social ya objetivado (lo 'ya conocido') sino que establecan al espectador en una relacin de complicidad entre el saber pragmtico y la 'realidad' del discurso mismo. 'El punto de vista ' no se limita , por supuesto, a los textos visuales: los textos escritos tambin tienen sus posiciones de saber preferidos, Pero la naturaleza visual de la metfora de punto de vista hizo que fuera particularmente apropiada para aqueUos medios en los que el discurso visual pareca ser dominante. La teora se elabor de manera ms completa, por tamo, en relacin con el cine; pero aplicaba, sin ms, a la televisin tambin, el medio dominante del discurso y de la representacin social en nuestra sociedad. Gran parte del poder de la televisin para sigrtificar se encontraba en su carcter visual y documental, su inscripcin de s misma como meramente una 'ventana al mundo', que muestra las cosas como son realmente. Sus proposiciones y explicaciones fueron sustentadas por haber basado su discurso en 'lo real', en la evidencia de los ojos de uno. Su discurso pareca particularmente un discurso naturalista de los hechos, la afirmacin y la descripcin. Pero a la luz del argumento terico esbozado arriba, sera ms adecuado definir el discurso tpico de este medio no como naturalista sino como llafura/izado: no basado en la naturaleza sino produciendo la naturaleza como una especie de garanta de su verdad. El discurso visual es particularmente vulnerable en este aspecto porque los sistemas de reconocimiento visual de los que depende estn tan ampliamente disponibles, en cualquie r cultura, que parecen no involucrar ninguna jntervencin de codificacin, seleccin o disposicin. Parece reproducir el verdadero rastro de la realidad en las imgenes que transmite. Esto, por supuesto, es una ilusin - la 'ilusin naturalista '- ya que la combinacin del discurso verbal y visual que produce este efecto de 'realidad' requiere los procedimientos de codificacin ms hbiles y elaborados: montar, vincular y coser los elementos, trabajndolos para que sean un sistema de narracin o exposicin que 'tenga sentido'.

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  • El rcdescubrimicnlo de la ideologa . ..

    Este argumento se relaciona con la clsica definicin materialista de cmo funcionan las ideologas. Marx, como recordarn, argument que la ideologa funciona porque parece fundamentarse en la mera apariencia superficial de las cosas. Al hacer esto, reprime cualquier reconocimiento de la contingencia de las condiciones histricas de las que dependen todas las relaciones sociales. Las representa, por el contrario, como fuera de la historia: incambiables, inevitables y nanlfales. Tambin disfraza sus premisas como hechos ya conocidos. As, a pesar de sus descubrimientos cientficos, Marx describi incluso la economa poltica clsica como 'ideolgica', en ltima instancia, porque tomaba las relaciones sociales y la forma capitalista de organizacin social como el tipo de orden econmico, nico e inevitable. Presentaba por tanto la produccin capitalista como 'encerrada en leyes naturales eternas, independientes de la historia'. Las relaciones burguesas eran entonces metidas clandestinamente 'como las leyes inviolables sobre las que la sociedad est fundada en abstracto'. Llam a esta eternalizacin o naturaUzacin de condiciones histricas y cambios histricos 'un olvidar'. Su efecto, argument, fue reproducir, en el corazn de la teora econmica, las categoras del sentido comn vulgar burgus. Las afirmaciones sobre las relaciones econmicas perdieron as su carcter condicional y fundamentado , y parecieron simplemente surgir de 'cmo son las cosas' e, implcitamente, 'cmo deben ser para siempre'. Pero este 'efecto de realidad' surgi precisamente del carcter circular y sin presuposiciones, y de la naturaleza auto-generadora y auto-confimladora , del mismo proceso de representacin.

    La 'lucha de clases en el lenguaje' Posteriormente, dentro del marco de un enfoque ms lingstico, tericos como Pecheux (975) iban a demostrar cmo la lgica y el sentido de los discursos particulares dependan de que hagan referencia, dentro del discurso, a estos elementos pre-construidos. Tambin cmo el discurso, en sus sistemas de narracin y exposicin, haca que sus conclusiones se adelanten, lo cual le permita realizar ciertos significados potenciales dentro de la cadena o lgica de sus inferencias, y cerrando otras posibilidades. Cualquier hilo discursivo particular estaba anclado dentro de todo un campo discursivo o complejo de discursos existentes (el 'interdiscurso'); y estos constituyeron los pre-significados de sus afirmaciones o enunciaciones. Claramente, lo 'preconstituido' era una manera de identificar, lingsticamente, lo que, en un sentido ms histrico, Gramsci llam el inventario del 'sentido com.n'. As, una vez ms, se forj el vnculo, en el anlisis ideolgico, entre los asuntos lingsticos o semiolgicos, por un lado, y el anlisis histrico de las formaciones discursivas del 'sentido comn' por el otro. Al hacer referencia, dentro de su sistema de narracin, a 'lo que ya se conoca'. los discursos ideolgicos se justificaron a s mismos en las reservas comunes del saber en la sociedad y, adems, las reprodujeron selectivamente.

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    Dado que el significado ya no dependa de 'cmo eran las cosas' sino de cmo se significaban las cosas, se sigui, como hemos dicho, que el mismo evento poda representarse de distintas maneras . Ya que la significacin era una prctica, y 'la prctica' se defina como "cualquier proceso de transformacin de una materia prima en un producto especfico, una transformacin efectuada por un trabajo humano particular, usando ciertos medios (de 'produccin')" (A1thusser 1969: 166), tambin se sigui que la significacin involucr una forma de labor, un 'trabajo' especfico: el trabajo ue la produccin ue significado, en este caso. El significado no era, por tanto, determinado, digamos, por la eStfUctura de la realidad misma, sino que tena como condicin que el trabajo de significacin fuera realizado con xito a travs de una prctica social. Se sigui, tambin, que este trabajo no necesariamente necesitaba ser efectuado exitosamente: ya que era una forma 'determinada' de trabajo, era sujeto a condiciones contingentes. El trabajo de Significacin era un logro social - para usar la terminologa etnometodolgica por un momento- su resultado no se derivaba de una manera estrictamenle predecible o necesaria de una realidad dada. En esto, la teora emergente discrepaba significativamente tanto de las teoras del lenguaje del reflejo o referenciales encarnadas en la teora positivista, como del tipo de teora del reflejo tambin implcita en la teora marxista clsica del lenguaje y las superestructuras.

    Tres lneas de desarrollo importanles siguieron a est.:1. ruptura con las primeras teoras del lenguaje. En primer lugar, uno tena que explicar cmo era posible que el lenguaje tuviera esta referencialidad mltiple al mundo real. Aqu, la naturaleza polismica del lenguaje -el hecho de que el mismo conjunto de significantes poda acentuarse de diversas maneras en esos significados- result ser de valor inmenso. Volshinov plante este punto mejor cuando observ:

    12 existenda reflejada en el signo no est meramente retlejada sino refractada. Cmo se detenruna esta refracdn de la existencia en el signo ideolgico? Por un cruzarse de intereses sociales orientados de manera diferente en cada signo ideolgico. El signo se vuelve una escena de la lucha de clases. Esta multiacentualidad social del signo ideolgico es un aspecto muy C1ucial [ ... ] Un signo que ha sido retirado de las presiones de la lucha social-

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    Allhusser (971), que transpuso algo de este tipo de pensamiento a su teora general de la ideologa, tendi a presentar el proceso como demasiado uniacentual, demasiado adaptado funcionalmente a la reproduccin de la ideologa dominante. Efectivamente, era difcil , desde la lnea de base de esta teora, discernir cmo algo que no sea la 'ideologa dominante' pudiera alguna vez ser reproducido en el discurso . El trabajo de Volshinov y Gramsci ofreci una correccin importante para este funcionalismo a travs de reintroducir al dominio de la ideologa y al lenguaje la nocin de una 'lucha por el significado' (que Volshnov prob tericamente con su argumento sobre la multiacentualidad del signo). Lo que argumentaba Volshinov era que el dominio de la lucha sobre el significado en el discurso tena, como su efecto o resultado ms pertinente, impartir un "carcter eterno, de supraclase, al signo ideolgico, para extinguir o llevar hacia adentro la lucha entre juicios de valor sociales que ocurre dentro de l, para hacer que el signo sea uniacentual" 0973: 23). Para volver por un momento al argumento anterior sobre el efecro de realidad, el punto de Volshinov era que la uniacentualidad -donde las cosas parecan tener solo un significado dado, inmutable y 'de supraclase'- era el resultado de una prctica de clausura: el establecimiento de un sistema de equivalencia logrado entre el lenguaje y la realidad, que el dominio efectivo de la lucha por el significado produca como su efecto ms pertinente. Estas equivalencias, sin embargo, no se daban en la realidad, ya que, como hemos visto, la misma referencia puede significarse de diferentes maneras en sistemas semnticos distintos, y algunos sistemas pueden constituir diferencias que otros sistemas no tienen manera de reconocer o puntuar. Las equivalencias, entonces, se aseguraban a travs de la prctica discursiva. Pero esto tambin significaba que tal prctica era condicional. Dependa de que se cumplieran ciertas condiciones. Los significados que haban sido efectivamente asociados tambin podan ser desasociados. La 'lucha en el discurso' consista, precisamente, en este proceso de articulacin y desarticulacin discursiva. Sus consecuencias, en el resultado final, solo podan depender de la fuerza relativa de las 'fuerzas en la lucha', el equilibrio entre ellas en cualquier momento estratgico, y la realizacin efectiva de la 'poltica de la significacin'. Podemos pensar en muchos ejemplos histricos pertinentes donde la realizacin de una lucha social dependa, en un momento particular, precisamente, de la desarticulacin efectiva de ciertos trminos clave -por ejemplo, 'la democracia', 'el imperio de la ley', 'los derechos civiles', 'la nacin ', 'el pueblo', 'los hombres' ('Mankind')- de sus asociaciones previas, y su extrapolacin a nuevos significados, representando el surgimiento de nuevos sujetos polticos .

    El tercer punto, entonces, concerna a los mecanismos dentro de los signos y el lenguaje que haca posible la ' lucha '. A veces, la lucha de clases en el lenguaje ocurra entre dos diferentes trminos: la lucha, por ejemplo, por reemplazar el trmino 'inmigrante' con el trmino 'negro'. Pero a menudo la lucha tom la forma de una acentuacin distinta del mismo trmino: por ejemplo, el proceso por medio del cual el color despectivo 'negro' se volvi el valor elevado 'Negro'

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    (como en 'Black is Beautiful' ,'lo negro es bello']). En el segundo caso, la lucha no era por el trmino en s mismo sino por su significado connotativo. Barthes, en su ensayo acerca del 'mito ', argument que el campo asociativo de los significados de un solo trmino -su campo de referencia connotativo-era, por excelencia, el mbito a travs del cual la ideologa invada el sistema de lenguaje. Lo haca a travs de explotar el 'valor social ' asociativo, variable y connotativo del lenguaje. Por mucho tiempo se malinterpret este punto, se argumentaba que los significados denotativos o relativamente fijos de un discurso no estaban abiertos a la acentuacin mltiple, sino que constilllan un sistema de lenguaje 'natural '; y solo los niveles connotativos del discurso estaban abiertos a una inflexin ideolgica distinta. Pero esto era simplemente un malentendido. Los significados denotativos, naturalmente, no estn sin codificar; ellos, tambin, implican sistemas de clasificacin y reconocimiento de una manera muy parecida a como lo hacen los significados connotativos; no son signos naturales sino motivados'. La distincin entre denotacin y connotacin era una distincin analtica, no sustantiva (efr. Carmago 1980a; Hall 1980a). Sugera, solamente, que los niveles connota tivos del lenguaje , siendo ms abiertos y asociativos, eran particularmente vulnerables a inflexiones ideolgicas contrarias o contradictorias.

    Hegemona y articulacin

    La verdadera sorpresa final desagradable no resida all, sino en una prolongacin, en gran medida inadvertida, del argumento de Volshinov. Pues si la lucha social en el lenguaje poda llevarse a cabo por el mismo signo, se sigui que los signos (y, por una extensin mayor, cadenas enteras de significantes, discursos enteros) no podan asignarse, de una manera determinada, permanentemente a ninguna parte en la lucha. Por su puesto, una lengua nativa no se distribuye en partes iguales entre todos los hablantes nativos sin tener en cuenta la clase, la posicin socio-econmica, el gnero, la educacin y la cultura: ni est distribuida al azar la competencia para desempearse en el lenguaje. El desempeo y la competencia lingstica estn distribuidas sociaLmente, no solo por clase sino tambin por gnero las instituciones clave -a este respecto, la pareja familia-educacin- desempean un papel muy significativo en la distribucin sociaL e1el 'capital' cu ltural, en el que el Lenguaje desempeaba un papel crucial, como han demostrado tericos como Bernstein o Bourdieu. Pero, an donde el acceso aL mismo sistema de lenguaje se poda garantizar para todos, no se suspenda lo que Volshinov llamaba la 'lucha de clases en el lenguaje'. Por supuesto, el mismo trmino, por ejemplo 'negro\ perteneca tanto a los vocabularios de los oprimidos como a los de los opresores. Por lo que se luchaba no era por la 'pertenencia de clase' del trmino, sino por La inflexin que podra drsele, por su campo connotativo de referencia . En el discurso del movimiento negro, la connotacin despectiva de 'negro = la raza despreciada' poda invertirse para

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    formar su opuesto: 'negro = bello'. As, hubo una 'lucha de clase en el lenguaje'; pero no una en la que discursos enteros podan asignarse sin problemas a clases o grupos sOCIales enteros. Por consiguiente, Volshinov argument:

    L1 clase no coincide con 13 comunidad del signo. es decir, con la comunidad que es la totalidad de los usuarios de un mismo conjunto de signos para la comunicacin ideolgica. As, varias clases distintas usarn el misrno lenguaje. Como resultado, acemos orientados de manera diferente se cnlzan en cada signo ideolgico, El signo se vuelve escenario de la lucha de clase 0973: 23).

    Este fue un paso importante: las ramificaciones se trazan en pocas palabras ms adelante. Pero uno podra inferir, inmediatamente, dos cosas de esto. Primero, ya que la ideologa poda realizarse a travs de la acentuacin semntica del mismo signo ideolgico, se sigui que, aunque esta y el lenguaje estaban vinculados ntimamente, no podan ser la misma cosa. Se tena que mantener una distincin analtica entre los dos trminos. Este es un puntO que los tericos posteriores, que identificaron la entrada del nio en su cultura lingstica como el mismo mecanismo que la entrada de e;te en la ideologa de su sociedad, no demostraron. Pero los dos procesos, aunque evidentemente estn conectados (uno no puede aprender un lenguaje sin aprender algo de sus inflexiones ideolgicas actuales) no pueden identificarse ni equipararse de esa manera perfectamente homloga. Los discursos ideolgicos pueden ganar, para sus maneras de representar el mundo. sujetos que ya han adquirido lenguaje, es decir, sujetos que ya estn posicionados dentro de una gama de discursos existel1les, hablantes plenamente sociales. Esto subray la necesidad de considerar la 'a rticulacin' de la ideologa en el lenguaje y el discurso y a travs de ellos.

    Segundo, aunque el discurso poda volverse escenario de lucha social, y todos los discursos implicaban ciertas premisas claras sobre el mundo, esto no era lo mismo que atribuir las ideologas a las clases de una manera fija , necesaria o determinada . Los trminos ideolgicos y elemelllos no 'pertenecen' necesariamente a las clases de esta manera definitiva, y no se derivan necesaria ni inevitablemente de esta posicin de clase, Un mismo trmino elemental, 'la democracia ' por ejemplo, poda articularse con otros elementos y condensarse para formar ideologas muy distintas: la democracia del Occidente Libre y la Repblica Democrtica Alemana , por ejemplo. El mismo trmino poda desarticularse desde su lugar dentro de un discurso y articularse en otra posicin: el reconocimiento por parte de la Reina del homenaje de 'su pueblo', por ejemplo; frente a ese sentido del 'pueblo' o 'lo popular' que tiene un significado de oposicin a todo lo que connota la lite, los poderosos, el gobernante, el bloque de poder. Lo que importaba era la manera en la que diferentes intereses o fuerzas sociales podran llevar a cabo una lucha ideolgica para desarticular un significante de un sistema de significados dominante o preferido. y rearticularlo dentro de otra

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    cadena de connotaciones distinta. Esto podra lograrse formalmente, por otros medios. El cambio de 'negro = despreciado' a 'negro = bello' se logra a travs de la inversin. El cambio de 'cerdo = animal con hbitos sucios' a 'cerdo = polica brutal' en el lenguaje de los movimientos radicales de los aos sesenta, a 'cerdo = cerdo machista' en el lenguaje del feminismo, es un mecanismo metonmico de deslizar el significado negativo a lo largo de una cadena de significantes connotativos. Esta teora de 'ninguna necesaria pertenencia de clase' de los elementos ideolgicos y las posibilidades de lucha ideolgica para articular/ desarticular e l significado era una idea inspirada principalmente en la obra de Gramsci, pero desarrollada considerablemente en escritos ms recientes de tericos como Laclau (977).

    Pero la 'lucha por el significado' no se desarrolla. exclusivamente, en las condensaciones discursivas a las que son sujetos diferentes elementos ideolgicos. Tambin estaba la lucha por el acceso a los mismos medios de significacin; la diferencia entre aquellos testigos y portavoces acrediwdos que tenan un acceso privilegiado. por derecho propio, al mundo del discurso pblico y cuyas afirmaciones llevaban la representatividad y la autoridad que los permita establecer el marco o los trminos primarios de un argumento, en contraste a aquellos que tenan que luchar para ganar acceso al mundo del discurso pblico, cuyas 'definiciones' eran siempre ms parciales, fragmentarias y deslegitimadas; y quienes, cuando s ganaban acceso, tenan que desempearse con los trminos establecidos de la problemtica en juego.

    Un ejemplo simple pero recurrente de este punto, en el discurso actual de los medios, es el de plantear los trminos del debate sobre los inmigrantes negros a Gran Bretaa como un problema 'de nmeros'. Los portavoces liberales o radicales de asuntos de raza podan ganar todo el acceso fsico a los medios que eran capaces de reunir. Pero seran constreidos con mucha fuerza si tenan que argumentar, entonces, dentro del terreno de un debate en el que 'el juego de nmeros' se aceptaba como la definicin privilegiada del problema. Entrar al debate en estos trminos era equivalente a dar credibilidad a la problemtica dominante: por ejemplo, 'la tensin racial es el resultado de demasiadas personas negras en el pas, no un problema de racismo blanco'. Cuando la lgica del 'juego de nmeros' est operando, pueden plantearse argumentos contrarios con la contundencia de la que es capaz cualquier persona que habla: pero los trminos definen la 'racionalidad' del argumento, y constrien cmo se desarrollar el discurso 'libremente'. Un contraargumento -que los nmeros no 5011 demasiado elevados- demuestra lo contrario, pero inevitablemente, tambin reproduce los trminos dados del arg!lmento. Acepta la premisa de que el argumento 'trata de nmeros'. Los argumentos contrarios son fciles de montar. Cambiar los trminos de un argumento es sumamente difcil, ya que la definicin dominante del problema adquiere, a travs de la repeticin, ya travs del peso y la credibilidad de quienes la proponen o subscriben, la garanta

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    del 'sentido comn'. Se considera que los argumentos que se atienen a esta definicin del problema se deducen 'lgicamente'. Los argumentos que buscan cambiar los trminos de referencia se leen como argumentos que 'se desvan del punto'. Entonces parte de la lucha es por la manera en la que se formula el problema: los trminos del debate y la 'lgica' que conlleva.

    Un caso similar es la manera en que el 'problema del Estado de bienestar' ha llegado, en la era de la recesin econmica y el monetarismo extremo, a definirse como 'el problema del gorrn ', en lugar de como 'el problema de los nmeros inmensos de personas que podan reclamar prestaciones legalmente, y necesitarlas, pero no lo hacen', Cada marco tiene, por supuesto, consecuencias sociales reales. El primero establece una lnea de base desde la que se pueden desarrollar las percepciones pblicas del 'problema negro' -vinculando una explicacin antigua a un aspecto nuevo-. El siguiente estallido de violencia entre negros y blancos tambin es visto por tanto como un problema 'de nmeros'-dando crdito a los que proponen la plataforma poltica de que 'todos deberan ser mandados a casa', o de que los controles inmigratorios deben fortalecerse-o La definicin del Estado de bienestar como un 'problema del solicitante ilegal' sirve mucho en una sociedad que necesita convencerse de que 'no podemos pagar el bienestar', que 'debilita el carcter moral de la nacin ' y, por tanto, que el gasto del bienestar pblico debe reducirse drsticamente, Otros aspectos del mismo proceso -por ejemplo, el establecimiento de la gama de asuOlOS que requieren atencin pblica (o como se conoce ms comnmente, la cuestin de 'quin establece la agenda nacional')- se elaboraron como parte de la misma tentativa de ampliar y rellenar, precisamente, lo que nosotros podramos querer decir al afirmar que la significacin era un lugar de lucha social.

    El hecho de que uno no podra leer la posicin ideolgica de un grupo social o individuo desde la posicin de clase , sino que tendra que tomar en cuenta cmo se llevaba a cabo la lucha por el significado, implica que la ideologa dej de ser un mero reflejo de las luchas que tenan lugar o que eran determinadas en otro sitio (por ejemplo, en el nivel de la lucha econmica). Esto dio a la ideologa una independencia relativa o 'autonoma relativa '. Las ideologas dejaron de ser simplememe la variable dependiente en la lucha social; por el contrario, la lucha ideolgica adquiri una especificidad y una pertinencia propia, pues necesitaba ser analizada en sus propios tmlinos, y con efectos reales sobre los resultados de luchas particulares. Esto debilit, y al final derroc por completo, la concepcin clsica de las ideas como establecidas enteramente por otros factores determina mes (por ejemplo, la posicin de clase). La ideologa podra proporcionar conjuntos de representaciones y discursos a travs de los que vivimos, "de manera ilnaginaria, nuestra relacin con nuestras condiciones de existencia reales" (Althusser 1969: 233). Pero era tan 'real' o 'material' como las llamadas prcticas no ideolgicas, porque afectaba su resultado . Era 'real ' porque era real ell sus efectos. Era determinada , porque dependa de que se

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    cumplan otras condiciones. 'Negro' no podra ser convertido en 'negro = bello' simplemente a travs de desear que fuera as. Tuvo que volverse parte de una prctica organizada de luchas, requiriendo la acumulacin de formas colectivas de resistencia negra as como el desarrollo de nuevas formas de consciencia negra. Pero, a la vez, la ideologa tambin era determinante, porque, dependiendo de cmo se llevaba a cabo la lucha ideolgica, los resultados materiales se afectaran de manera positiva o negativa. El papel tradicional de los sindicatos es asegurar y mejorar las condiciones materiales de sus miembros. Pero un movimiento sindica l que haya perdido la lucha ideolgica, y que haya sido exitosamente demonizado como 'enemigo del inters nacional', sera uno que podra ser limitado, contenido y restringido por medios legales y polticos. es decir un movimiento, en una posicin ms dbil en comparacin con otras fuerzas en el escenario social , y as menos capaz de llevar a cabo una lucha exitosa en defensa de los estndares de vida de la clase obrera . En el mismo perodo en el que estaba siendo propuesto el paradigma crtico se tuvo que aprender esta leccin de la manera ms difcil. Las limitaciones de una lucha sindical que persegua objetivos econmicos, exclusivamente, a costa de las dimensiones polticas e ideolgicas de la lucha se revelaron con claridad, cuando fueron obligados a llegar a aceptar una coyuntura poltica donde el mismo equilibro de fuerzas y los trminos de la lucha haban sido profundamente alterados por una campaa ideolgica intensiva realizada con fuerza , sutileza y persistencia peculiar por la Derecha radical. La teora de que la clase obrera estaba adscrita permanente e inevitablemente al socialismo democrtico, al partido laborista y al movimiento sindical , por ejemplo, no poda sobrevivir un perodo en el que la intensidad de las campaas de Thatcher que precedieron a las elecciones generales de 1979 se adentr de manera estratgica y decisiva , precisamente, en sectores importantes del voto de la clase onrera (Hall 1979, 1980b). Uno de los puntos de inflexin clave en la lucha ideolgica fue la manera en que se consigui significar la rebelin de los trabajadores, menos pagados, del servicio pblico contra la inflacin, en el 'Invierno del Descontento' (" Winter al Discanten!") de 1978-1979; no como una defensa de los estndares de vida y diferenciales desgastados, sino como un ejercicio cruel e inhumano del 'poder sindical ' desmedido, dirigido contra los indefensos enfermos, ancianos y moribundos y, de hecho, los 'miembros del pblico ordinario' muertos pero an sin enterrar.

    La ideologa en la formacin social

    Este podra ser un punto conveniente en el argumento para dirigirnos, brevemente. al segundo hilo, concerniente a la manera en la que se conceba la ideologa