el receptor crítico y los medios de comunicación de multitudes. maría belén garcía muñoz
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1 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
Mara Beln Garca Muoz
Educacin y comunicacin en el ciberespacio
Mster en Comunicacin y Educacin en la Red. UNED
La construccin de la realidad a travs de los medios de comunicacin.
El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
Los medios de comunicacin de masas ejercen una influencia indudable,
estudiada y archisabida en nuestra sociedad. Los medios tradicionales, radio,
televisin y prensa escrita, ofrecen al gran pblico una realidad mediada, que
se impone y se instala de forma irremediable en nuestras estructuras de
pensamiento, creando un conglomerado de estereotipos, principios, valores,
usos y costumbres, modas, opiniones y patrones que conforman nuestra
concepcin del mundo social. A este entramado de conciencia y conducta
sociales se suma ahora Internet, cuyos efectos y posibilidades son diferentes a
los de los medios tradicionales, aunque comparte con ellos ciertas
caractersticas y objetivos. Efectos y posibilidades que ya podemos atisbar,
pero cuyo alcance est todava por verse.
En la poca actual, de imperante globalizacin, el papel influyente de los
medios de comunicacin y el de los profesionales que trabajan en ellos est
cambiando y ms que nunca. Esto se debe a mltiples factores, entre ellos, los
niveles de democratizacin de la informacin a los que se ha llegado, los ms
altos jams alcanzados por el hombre en sociedad, sobre todo desde la
aparicin de la Web 2.0, en la que todo receptor es a la vez emisor y viceversa.
Pero, no es el nico motivo del cambio, pues rie, al menos en igualdad de
condiciones a la hora de explicar las necesarias transformaciones en la prensa,
con el factor econmico, que mueve tanto a la sociedad global, como a los
medios de comunicacin que se insertan en sta. Por otra parte, las diferentes
ideologas ciudadanas, cuyo pensamiento es cada vez ms crtico de forma
irremediable debido a esos niveles de democratizacin informativa y, por
supuesto, a los niveles, tambin cada vez ms altos, de acceso a la educacin,
forman un mundo de tensiones ideolgicas que mantiene hilado el tejido de
conflictos y acuerdos que forman la sociedad. El objetivo de una sociedad
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democrtica debe ser crear personas cada vez ms crticas y dialogantes. Los
medios de comunicacin de masas, junto a las escuelas, han de ser los
instrumentos para cambiar el concepto de masa por el de multitud, donde una
totalidad de individuos pueda buscar puntos de encuentro desde su
pensamiento crtico propio.
Pero, cul es el papel del periodista dentro de los medios de
comunicacin y cules son sus posibilidades y sus limitaciones reales a la hora
de desarrollar su ejercicio? Lo primero que debemos hacer es conocer el poder
y las funcionalidades que desempean o pueden desempear los medios de
comunicacin, para despus analizar quines los controlan, qu o quienes les
influyen y qu le exigen al periodista las empresas mediticas para las que
trabaja. Una vez sentadas estas bases, aunque en estas pginas slo
podamos hacerlo a grandes rasgos, podremos pasar a analizar el papel del
periodista y cules son o deben ser sus funciones y cualidades para alcanzar el
objetivo final, que no debera ser otro que formar receptores crticos (Kapln).
El estereotipo fortuito y los refuerzos mediticos. Los mass media y el
efecto bola de nieve
Una de las primeras preguntas que debemos formularnos es cul es el
papel de los medios de comunicacin de masas en la produccin y difusin del
pensamiento social. La primera reflexin terica que nos encontraremos ser
responder a la siguiente pregunta: Qu hay de intencionado y de fortuito en la
formacin de nuestro pensamiento social estereotipado?, es decir, qu
voluntad detentan los que controlan los medios de comunicacin y otras
instituciones de poder econmico, poltico y social en la construccin de esos
patrones de opinin y conducta y cul es el xito que pueden tener cuando
aplican esa voluntad para conseguir un objetivo?
Los estereotipos no son, ni mucho menos, del dominio de los mass media,
sino que ms bien los medios de comunicacin participan de esos estndares
al igual que el resto de entes sociales. Cul es entonces su gran papel
estereotipador? No lo es tanto como creadores de modelos de conducta o de
pensamiento, aunque en ocasiones lo sean, al igual que pueden serlo otras
entidades sociales; lo que es indudable es que son los mayores amplificadores
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y tienen un papel central como reforzadores de esos patrones, en lo que
conocemos como el efecto bola de nieve; nos ayudan u obligan a formar o en
ocasiones a deformar la realidad que construimos dentro del conjunto social y
tambin como individuos que viven y participan de esa sociedad. Podramos
decir sin miedo a equivocarnos que, independientemente de dnde proceda el
germen del pensamiento social, los medios de comunicacin son la argamasa
de la estructura de ese pensamiento colectivo coetneo en el que viven. Ese
germen o semilla de los estereotipos puede proceder directamente de los que
ostentan el poder poltico o econmico, que tratan de conducir as a la
poblacin, o tambin de los que quieren ostentarlo, de los diferentes colectivos
o gremios de la sociedad, de sucesos que impactan en la conciencia social, e
incluso de historias cotidianas que de manera casi fortuita se amplifican.
Cierto es que no falta intencionalidad de entre los diferentes agentes de
poder, ya sea poltico, social, econmico o cultural, a la hora de generar
estereotipos afines a sus intereses y de intentar crear patrones de conducta
acordes con sus objetivos. Hay numerosos estudios que ponen de manifiesto
cmo un grupo de cabezas pensantes con una meta concreta ha intentado y/o
conseguido cambiar la opinin pblica aprovechando su conocimiento sobre los
parmetros de la conducta y las emociones humanas y, sobre todo, utilizando
los medios de comunicacin como altavoces para amplificar y extender sus
propsitos al pblico.
Chomsky y Ramonet reflejan un ejemplo de esto al recordar cmo la
Comisin Creel, en Estados Unidos, durante el mandato de Wilson y en el
ecuador de la Primera Guerra Mundial se encarg de manipular a la opinin
pblica para hacerla belicista. Esta comisin, de la que formaban parte los
miembros ms inteligentes de la comunidad, como ellos mismos se llamaban,
consigui que una poblacin pacifista y tranquila quisiera involucrarse en la
guerra. Estas cabezas pensantes se vanagloriaban por ello, aunque para
conseguir su objetivo inventaran atrocidades nunca cometidas por el enemigo,
entre otras tcticas de manipulacin empleadas.
Matterland, recuerda las palabras de Edward Bernays, sobrino de Freud, y
uno de los participantes de la Comisin Creel. Segn Matterland su conclusin
no puede ser ms abrupta: Si se consiguiera comprender el mecanismo y los
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resortes de la mentalidad colectiva, acaso no podran controlarse y
movilizarse las masas a discrecin sin que se dieran cuenta? [. .. ] La
manipulacin consciente, inteligente, de las opiniones y de los hbitos
organizados de las masas desempea un papel importante en una sociedad
democrtica. Quienes manipulan este mecanismo social imperceptible forman
un gobierno invisible que dirige realmente el pas y aade que las minoras
inteligentes deben, permanente y sistemticamente, someternos a su
propaganda pues nos gobiernan en virtud de su autoridad natural, de su
capacidad para formular las ideas que necesitamos.
Estas ideas, repetidas a lo largo de la historia una y otra vez y realizadas de
mltiples manifestaciones, desde los estudios de la anatoma criminal a los de
propaganda del rgimen hitleriano, cuya base filosfica es tan opuesta a la que
se le presupone a la democracia, estn no obstante detrs de esta democracia
desde su nacimiento, o al menos de su surgimiento en el pensamiento
occidental, ligado a las polis griegas y a los filsofos que han marcado el rumbo
de la conciencia colectiva occidental. Son diferentes versiones y
materializaciones de la sociedad ideal de Platn representada en el Mito de la
caverna.
Lippmann situaba en las sociedades democrticas dos tipos de ciudadanos,
los activos y el rebao desconcertado al que hay que domesticar, como
explican Chomsky y Ramonet. Tomando prestados sus trminos, diremos que
precisamente hay que hacer nfasis sobre el rebao y tratar no de domesticarlo
sino de educarlo para que sea crtico, de manera que todos seamos
ciudadanos activos en la medida en que queramos serlo y que tengamos los
mecanismos necesarios para adquirir la informacin significativa y el
pensamiento crtico necesarios para garantizar que lo que queremos parte de
nuestra propia conciencia y no es un reflejo irreflexivo de la conciencia
colectiva.
El influyente educador brasileo Paulo Freire, analiza varios tipos de
educacin en sus postulados sobre la pedagoga del oprimido. Asegura que
existe una educacin bancaria que, precisamente sirve para la domesticacin
de las personas y que consiste en que los que saben depositan ese saber en
los que no saben, de modo que se perpetan las reglas del orden vigente en
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una sociedad, que siempre interesarn a los que estn arriba de la estructura.
Hoy en da la poblacin es tomada desde el lado de sus opiniones, formas de
hacer, comportamientos, hbitos, temores, prejuicios, exigencias, todo aquello
sobre lo qua se puede influir mediante la educacin, las campaas y las
convicciones, segn deca Focault. De esta manera, uno de los principales
resortes para programar y domesticar la conciencia del rebao est en las
escuelas y en los medios de comunicacin. Como seala Matterland se ha
pasado de una sociedad de soberana, en la que el soberano ejerca poder
dentro de los lmites de un territorio, a una sociedad de la disciplina, que se
ejerce sobre el cuerpo de los individuos, con su connivencia. Matterland
recuerda las palabras del socilogo Norbert Elas que destaca este perverso
adoctrinamiento impuesto pero consentido, eso s, de forma involuntaria,
irreflexiva e irracional. Elas deca que quienes estn sometidos a la disciplina
estn atrapados en una situacin de poder de la que ellos mismos son
portadores. Son uno de los eslabones de la mquina disciplinaria, aade
Matterland, el resultado del flujo y reflujo de condicionantes externos e
internos que ha desembocado progresivamente en el reforzamiento de la
dependencia y la servidumbre que se traducen en una reglamentacin y
restriccin de la vida afectiva, mediante cualquier forma de auto-control o, lo
que es lo mismo, mediante autocoacciones, concluye Elas.
De esta manera, la sociedad, bajo el yugo del partenalismo, trata de
inculcar sus clases sociales y sus rdenes convenciendo al individuo de que es
lo mejor para s mismo.
Cabe hacer un breve inciso para tratar de entender las sociedades
democrticas. La democracia es la soberana del pueblo aunque no tienen
nada que ver con el sistema econmico que, sin embargo, mueve todas las
parcelas de la vida social. Una democracia puede aceptar que haya clases
econmicas diferentes. El sistema financiero y econmico no es nico, pues la
democracia no va necesariamente aparejada a un orden econmico concreto, y
tener o no tener, en cuestin de dinero, es algo objetivo, palpable y que marca
diferencias entre ciudadanos. Eso es comprobable e ineludible. Sin embargo,
no necesariamente hay que abordar el plano econmico para poder abordar
otras reformas de calado. Hasta ahora, las diferentes teoras polticas y formas
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de organizacin humana han estado vinculadas a la economa, los medios de
produccin y la industria de las sociedades, un ejemplo claro lo representa el
marxismo como alternativa al capitalismo, sin embargo, la democracia, hoy en
da asociada casi indiscutiblemente al capitalismo, no tiene por qu ir de la
mano de ste y puede desarrollarse por s misma. Qu se espera de una
sociedad democrtica? Que todos los individuos sean iguales a la hora de
decidir y para ello, todos han de tener un pensamiento propio. El fin en s
mismo de una sociedad democrtica debe ser ir aparejada a una sociedad sin
clases educativas y culturales, es decir, no podra existir una democracia
verdadera si las personas no tuvieran el mismo acceso a la educacin y a la
informacin, en su ms amplio sentido. Esta igualdad formativa debe ser as al
menos desde un punto de vista social, no se trata de que todos seamos
acadmicos o profesores, sino de que todos tengamos las mismas habilidades
crticas para enfrentarnos al mundo que nos rodea, de incentivar el desarrollo
de las capacidades cognitivas, creativas y analticas de cara a poder examinar
y enjuiciar lo que nos rodea sin manipulaciones ni engaos. Eso debe ser
patrimonio de todos y de ah la importancia de que los sistemas educativos y
los medios de comunicacin asuman el gran papel que han de jugar en el
proceso.
Pero, cmo separar las clases econmicas, de las clases culturales,
sociales, de los diferentes niveles educativos? Lejos de lo que pueda pensarse,
los estudios revelan que el nivel econmico de una familia no es tan
determinante en el nivel de estudios de sus miembros. Como ejemplo, un
estudio de Marta Rahona, de la Universidad de Extremadura, revela cmo el
nivel de estudios del padre o la madre del educando juegan un papel
determinante a la hora de que el joven realice o no estudios universitarios, de
manera que es el nivel educativo de los padres el factor clave, muy por encima
del nivel econmico de stos.
Hagamos un parntesis para conocer las tesis de Gabriel Tarde, sobre la
psicologa colectiva, tal cual refleja Matterland en Un mundo vigilado. Tarde
refuta los postulados de la psicologa de las multitudes desde su proyecto de
construccin de una interpsicologa o psicologa intermental cuyo quicio lo
constituyen las leyes de la imitacin.
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La imitacin es la argamasa social, es un elemento de cohesin
incuestionable, la necesidad de aceptacin e integracin van ntimamente
ligadas a la imitacin, tambin gran parte del aprendizaje del ser humano, no
slo en las etapas tempranas, sino a lo largo de toda su vida.
Pero En virtud de qu milagro tantas gentes, antao dispersas,
indiferentes los unos respecto de los otros, se han solidarizado, se han
agregado en una cadena magntica, dan los mismos gritos, corren juntos,
actan concertadamente?, se pregunta Tarde y responde: En virtud de la
simpata, fuente de la imitacin y principio vital de los cuerpos sociales. Un
puado de lderes despierta a esta potencia adormecida, la dirige hacia un
punto determinado. Pero Tarde afirma adems que por muy noble y legtima
que sea la finalidad que mueve a una multitud, su formacin siempre es, por un
lado, importante, un verdadero retroceso en la escala de la evolucin social. El
magistrado aade adems que la lucha de clases que nace y se fortalece en el
transcurso de los perodos de crisis engendra el espritu de clase, esa forma
ampliada y moderna del espritu de clan; y all donde se refuerce el espritu de
clase, crece el desprecio por los derechos de los individuos que pertenecen a
una clase extranjera.
Tomamos estas ideas como premisa de que la existencia de clases y los
reforzadores de stas siempre provocarn una reaccin contra los que vienen
de fuera al grupo de pertenencia. La meta ideal de la democracia debera ser
conseguir abolir las clases culturales, potenciar unas mismas habilidades
crticas para todos los individuos que integran la sociedad. Y aqu, slo la
educacin a edades ms tempranas y los medios de comunicacin tienen
realmente la llave para ayudar a potenciar conciencias crticas, con Internet a la
cabeza, como el medio ms democrtico, libre y capaz de esquivar censuras
de cuantos existen en nuestra sociedad.
Si Durkheim defina la educacin como la accin que los adultos ejercen
sobre los ms jvenes, deberamos decir que el periodismo es la accin que
los adultos ejercen sobre otros adultos. El socilogo francs deca que cada
sociedad, tomada en un momento determinado de su desarrollo, dispone de un
sistema educacional que se impone a los individuos con una fuerza por lo
general irresistible y aada : Existen unas costumbres a las que nos vemos
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obligados a someternos. Si tratamos de soslayarlas en demasa, acaban
vengndose sobre nuestros hijos. stos, al llegar a la edad adulta, no se
encuentran en condiciones de vivir en medio de sus contemporneos, por no
comulgar con sus ideas . Esas mismas ideas son fcilmente extrapolables al
efecto que los medios de comunicacin y las corrientes de opinin pblica
ejercen sobre la sociedad. Eso no quiere decir que todos debamos ser iguales.
En palabras de Durkheim: no podemos y no debemos entregarnos todos al
mismo gnero de vida, segn nuestras aptitudes tenemos funciones diferentes
que cumplir.
Ahora cabe preguntarse cules son esas funciones. Y nos centraremos en
las del periodista que tiene, da a da en sus manos, la labor de contribuir a
generar, a amplificar, consolidar o hacer tambalear determinados patrones,
conductas y corrientes de opinin o a no hacerlo. No olvidemos, sin embargo,
que se trata de un slo copo en medio de la gran bola de nieve que arrastra y
conforma el pensamiento social de su tiempo.
El periodista-docente y los medios como educadores sociales. Hacia una
tica distinta.
En primer lugar hay que decir que el periodista, como individuo de la
sociedad, est tambin sometido al pensamiento social de su tiempo, a sus
principios ms implcitos y a los valores que se dan ms por sentado en la
sociedad, los que aceptamos de manera ms tcita e incuestionable. Por lo
tanto, la primera labor del periodista como profesional ser poner en tela de
juicio todo cuanto le rodea, todo lo que ya sabe y lo que de nuevo aprende,
cualquier corriente de opinin y cualquier informacin que le llegue, slo as
podr ser lo suficientemente crtico para no dejarse manipular l mismo.
En este punto, cabe destacar que gran parte del efecto reforzador del
pensamiento estereotipado parte de los propios periodistas que no se
cuestionan en demasa el crdito o las intenciones de sus fuentes o de las
informaciones que les llegan, bien por falta de inters, por credulidad, por falta
de tiempo o de motivacin, los porqus deberamos dejarlos a un lado porque
daran para otro estudio mucho ms extenso y pormenorizado en el que habra
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que analizar muchas variables sociales y psicolgicas de estos profesionales y
de su entorno.
Siendo nosotros crticos hacemos ms crticos a todos los dems. Esa es
una premisa que, aunque con tintes simplistas o idealistas, es ms que cierta.
El ser humano es un ser social y una de sus bases es la imitacin, en su
concepto ms cientfico y ligado a nuestro desarrollo y aprendizaje. Nunca
podr ser lo mismo para el redactor mostrar una informacin facilitada por un
actor social, que publicarla una vez que esa informacin ha sido contrastada
con todos los actores implicados en el caso.
Muchas veces, sin embargo, los periodistas o la empresa para la que
trabajan dependen de esos suministradores de informacin econmicamente o
estn de acuerdo ideolgicamente con ellos y eso les lleva a utilizar la
informacin de forma parcial, sin contrastar o incluso de forma
conscientemente manipuladora. No entramos aqu a valorar si algn
profesional o medio de comunicacin quiere hacer uso de tcnicas de
manipulacin o informacin falsa porque eso se escapa de los objetivos de este
ensayo y apunta directamente a la moralidad y conducta humana, a veces
incluso a cuestiones delictivas que aqu no tratamos de abordar.
Lo primero que hay que hacer es tomar conciencia de que no todos
pensamos igual, no todos creemos en los mismos sistemas de valores, ni en
los mismos sistemas econmicos, no comulgamos las mismas ideas polticas ni
tenemos los mismos objetivos y metas en la vida, no tenemos el mismo sentido
de la justicia, ni siquiera de qu es lo que nos hace sentir felices. Pero las
sociedades, dentro de su conglomerado ineludible de tensiones, se mueven y
han de moverse sobre el afianzamiento de algunos puntos bsicos o pilares en
los que asentarse y la gente que las conforma ha de aceptarlos, bien de forma
activa o de una manera tcita. En el momento en que eso no sucede, el
conflicto estalla y se pueden llegar a generar las conductas ms violentas y
deshumanizadas, a pesar de que sea incoherente usar esa palabra pues son
humanos los que las piensan y ejecutan. Despus de un conflicto de semejante
magnitud, se llega a una organizacin ms estable, que unos aceptarn como
triunfadores y otros por miedo, rara vez se alcanzan acuerdos en el sentido
estricto de la palabra.
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Al periodista no le corresponde, sin embargo, alzarse con el papel del
educador salvador de las conciencias al estilo de la caverna de Platn, nada
ms lejos. El periodista es uno ms de la sociedad que est ejerciendo de
intermediario entre personas de esa misma sociedad, pero, por su papel de
intermediario no quiere decir que sea un mero altavoz, de otro modo todos los
medios de comunicacin funcionaran cortando y pegando las notas remitidas
por los gabinetes de prensa de cada administracin, institucin o empresa. La
labor del periodista es precisamente la de ser reflexivo e incitar a la reflexin,
tratando de introducir cada informacin en un caleidoscopio y girarla hasta
poder ver de ella todos sus colores y posibilidades. Despus debe tener la
honestidad y la capacidad suficiente para poder hacer llegar eso al pblico.
La objetividad imposible y la verdad mltiple
La verdad no es nica. La Real Academia de la Lengua Espaola define
verdad como conformidad, por un lado de las cosas con el concepto que de
ellas forma la mente y, por otro de lo que se dice con lo que se siente o se
piensa. Aade la RAE que adems es la propiedad que tiene una cosa de
mantenerse siempre la misma sin mutacin alguna y el juicio o proposicin
que no se puede negar racionalmente. La verdad que aparece en los medios
de comunicacin, un verdad social relacionada con la sociedad en todos sus
planos, bebe un poco de todas estas proposiciones y es, por ello, mltiple. Ante
un mismo hecho, el ser humano adopta mltiples posturas, interpretaciones,
influirn su ideologa, sus emociones, sus conocimientos, etc., y las diferentes
apreciaciones o anlisis que ofrezcan los medios de comunicacin no implican,
en ningn caso, que no sean verdaderos, a no ser que, intencionadamente se
hagan pblicos datos falsos.
La objetividad es un concepto archiestudiado por los futuros periodistas en
las universidades y aunque hace aos que se iniciaron sus intentos por
desterrarlo, lo cierto es que an hoy sigue siendo un paradigma de la profesin
periodstica. Segn la RAE, algo objetivo es aquello perteneciente o relativo al
objeto en s mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de
sentir y agrega que es algo desinteresado, desapasionado y que se refiere a
lo que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce. Pero puede el ser
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humano conocer algo fuera de s mismo?, es posible hablar de algo sin tener
en cuenta nuestra manera de pensar o de sentir?, deben o pueden los medios
de comunicacin ofrecer noticias desinteresadas y desapasionadas? Hoy en
da no slo se est hablando de que la objetividad es imposible sino que es
indeseable.
Lo que requieren los medios son periodistas veraces, es decir, honestos,
que cuenten las noticias, interpretadas, s, pero conforme a lo que piensan y
sienten, con datos verdaderos.
El verdadero problema surge con lo que se oculta. Lo que se oculta, si se
hace a conciencia y con un objetivo claro de controlar la opinin pblica,
constituye una manipulacin en toda regla que puede ser equiparable a la
aportacin de datos falsos de forma intencionada.
La ocultacin impide al receptor crearse una opinin propia emitida desde
un juicio verdaderamente crtico. La tica periodstica debe recomponerse
desde esta perspectiva, no slo desde el punto de vista del emisor, donde ha
estado focalizada siempre, sino desde el punto de vista del receptor. La
ocultacin de lo que ocurre puede venir por mltiples motivos, a veces por
desconocimiento, a veces con o a veces sin intencionalidad, pero lo que se
trata no es ya slo de exigir al periodista una moral lo bastante fuerte para no
edificar noticias con cimientos ocultos de forma deliberada, sino que se trata de
que el receptor sepa que se enfrenta a eso, de manera que se hace
indispensable que tanto las instituciones educativas como las periodsticas
sean capaces de generar lectores, oyentes, televidentes e internautas crticos
que corrijan esas desviaciones de la verdad desde su propio conocimiento.
El receptor crtico, el reto educativo de la escuela y los medios de
comunicacin.
Al igual que las concepciones pedaggicas han dado y estn dando un giro
para situar al alumno en el centro del sistema y no al profesor, considerando al
alumnado como el autntico protagonista del proceso de enseanza-
aprendizaje, los medios de comunicacin caminan y han de caminar en ese
mismo sentido. El centro de la informacin no es el periodista, que no es ms
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que un mediador, al igual que el docente, entre la informacin y el receptor,
sino que es ese receptor el protagonista y el epicentro del sistema informativo.
La tica periodstica ha de estar encaminada a crear receptores crticos. Si
es imposible, innecesario y ni siquiera deseable eliminar la subjetividad, la
interpretacin, la mediacin, incluso la ocultacin y la influencia del lenguaje, lo
que necesitamos es crear receptores crticos que sepan que eso existe y
puedan as depurar esas distorsiones en base a sus propios saberes,
ideologas y creencias. De esta manera, no slo los receptores seremos menos
manipulables y podremos aumentar nuestro grado de libertad y de eleccin en
una sociedad cada vez ms democrtica, sino que podremos ser ms crticos
con nuestra propia ideologa de manera que podamos desterrar los
radicalismos ms frreos sea cual sea el extremo al que apunten.
Los receptores hoy da somos emisores con la misma potencialidad que
cualquier otro gracias a que los medios de produccin y difusin de mensajes
son cada vez ms accesibles gracias a Internet y a la web 2.0. Pero el
concepto de emirecs (Jean Cloutier introduce este concepto para destacar
que los emisores son receptores a la vez, y viceversa), no es aqu el que nos
interesa, el hecho de poder ser emisores no nos vuelve ms crticos de por s,
debemos entrenar nuestra capacidad crtica como receptores tal cuales para
poder corregir el sistema de forma constante.
Las mismas concepciones e innovaciones que se aplican hoy da a la
escuela y a los procesos de enseanza-aprendizaje dentro del actual
paradigma pedaggico deben extrapolarse a los medios de comunicacin. Al
igual que lo ms eficaz, fcil y recomendable es que el alumno construya su
propio conocimiento mediante el aprendizaje por descubrimiento, adquiriendo y
asimilando lo que para l sea ms valioso en funcin de lo que ya sabe (lo que
conocemos como aprendizaje significativo y constructivista, que se va
asentando sobre los conocimientos previos y de inters para el alumnado), el
receptor acudir a la informacin que le sea ms significativa y valiosa y
construir su realidad en funcin de sus intereses y saberes. Cul es
entonces el papel de la escuela y el de los medios? Se trata de guiar el
aprendizaje para que sea significativo para el alumno, al igual que hay que
guiar al receptor hacia la informacin significativa. Pero cuidado, esto no
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significa en ningn caso que haya que manipular o conducir a ese alumno o a
ese receptor hacia los objetivos que se marque el propio docente o emisor,
precisamente cuando el profesor o el periodista logran escribir o impartir clases
sin ningn objetivo concreto de cara al estudiante o receptor, le permitirn a
ste pensar por s mismo.
Es importante aprender a pensar. Como dice Robert Swartz pensar es algo
que todo el mundo hace pero no todo el mundo lo hace tan cuidadosa y
correctamente como podran hacerlo. La capacidad crtica es una habilidad de
pensamiento. Para usar la informacin que reunimos tenemos que realizar
buenas conexiones, hacer predicciones viables y establecer conclusiones
apropiadas. Esto requiere un pensamiento crtico y para que esto ocurra,
necesitamos comprender bien y en profundidad la informacin que adquirimos;
exige la utilizacin de habilidades analticas. La educacin y la comunicacin
han de contribuir a desarrollarlas. Finalmente, para desencasillar nuestro
pensamiento y llevarlo a la innovacin, necesitamos desarrollar ideas creativas,
un pensamiento creativo. Por supuesto, necesitamos ser capaces de evaluar la
viabilidad de estas ideas y finalmente utilizarlas para tomar decisiones y
resolver problemas desde un enfoque basado en valores.
Kapln habla de otra comunicacin que ha de ser participativa,
problematizadora, personalizante e interpelante y apuesta por no imitar o
reproducir acrticamente el modelo de los medios masivos hegemnicos.
Decimos que producimos nuestros mensajes para que los destinatarios
tomen conciencia de su realidad, o para suscitar una reflexin, o para
generar una discusin. Concebimos, pues, los medios de comunicacin que
realizamos como instrumentos para una educacin popular como
alimentadores de un proceso educativo transformador. Vamos a pincelar aqu
algunas ideas del autor, que ha defendido una pedagoga de la comunicacin
en s misma. Kapln destaca tres tipos diferentes de modelos educativos
basndose en los postulados de Paulo Freire:
- El que pone nfasis en el contenido, donde el profesor o el
periodista saben y han de depositar ese saber en su alumno o en su
pblico. Es lo que Freire calific de educacin bancaria pues el
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receptor es un mero receptculo donde el educador deposita el
conocimiento. Su objetivo es que el alumno sepa.
- El que pone nfasis en los efectos, cuyo objetivo es que el
alumno haga y que buscara una reaccin o una conducta concreta en
los receptores, en lnea con las teoras conductistas. Tratan de
condicionar, de persuadir y se basan en una ingeniera del
comportamiento.
- El que pone nfasis en el proceso, lo que Freire denomina
educacin liberadora o transformadora que busca formar las
personas para llevarlas a transformar su realidad. Los hombres se
educan entre s mediatizados por el mundo. Es ver a la educacin
como un proceso permanente, en que el sujeto va descubriendo,
elaborando, reinventando, haciendo suyo el conocimiento. Un proceso
de accin-reflexin-accin que l hace desde su realidad, desde su
experiencia, desde su prctica social, junto con los dems. El objetivo es
que el sujeto piense.
Este ltimo es el modelo educativo que ha de guiar al educomunicador,
segn Kapln. Lo que el sujeto educando necesita no es slo ni tanto datos,
informaciones, cuanto instrumentos para pensar, para inter-relacionar un hecho
con otro y sacar consecuencias y conclusiones. El cambio fundamental aqu
consiste en el paso de un hombre acrtico a un hombre crtico.
El lenguaje y su influencia
El lenguaje y el pensamiento estn estrechamente relacionados. La filosofa
a lo largo de la historia de la humanidad ha abordado esta relacin desde
numerosos puntos de vista, y todava sigue enredada en la discusin, con la
pregunta parece ser que casi incontestable de qu es primero, si la gallina o el
huevo. Si el lenguaje es innato o no todava est en debate. El tema ha
generado y genera mucha literatura, desde el conductismo de Skinner, Watson
o Pavlov, que toman el lenguaje como algo adquirido, como la respuesta a
determinados estmulos, contra el que alzan las teoras de Chomsky y su
gramtica generativa, en la que hay gran parte del lenguaje que es innata y
comn a la especie. Son conocidas tambin las concepciones de Piaget y
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Vigotsky sobre la adquisicin del lenguaje en los nios, su relacin con el
entorno y cmo eso afecta al desarrollo del pensamiento.
Las teoras del lenguaje han llegado incluso a servir de bandera poltica. De
las concepciones de Wittgestein sobre el lenguaje como moldeador de la
realidad, se deriv en las teoras de Humboldt, que sirvieron al rgimen de
Hitler para defender un nacionalismo lingstico, basado en que las estructuras
de pensamiento son distintas en funcin de cada lengua y que le sirvi para
defender una patria alemana. Por su parte, Wundt, crey que era imposible de
estudiar esta relacin, ya que no consideraba aplicable el mtodo experimental
a procesos mentales superiores como el lenguaje o el pensamiento. Pero
vamos a dejar aqu un tema que sera de interminable discusin. Huelga decir
que todas las teoras, por dispares que resulten, parten de la misma premisa: la
indiscutible imbricacin entre lenguaje y pensamiento; es ese importante e
innegable vnculo entre el lenguaje y lo que pensamos lo que hay que poner de
manifiesto.
Por otra parte, numerosos estudios en psicologa y psicopedagoga
constatan la relacin o influencia que tiene el empleo del lenguaje sobre
nuestro estado emocional. El empleo de un lenguaje negativo, palabras con
connotaciones pesimistas, el uso del sarcasmo y la utilizacin de forma
cotidiana de conceptos negativos, contradictorios o trascendentes, as como el
empleo de un lenguaje excesivamente intenso de forma continuada, influyen de
manera notoria en nuestros estados de nimo y descontrolan nuestras
emociones. Del mismo modo, un lenguaje positivo, pausado y racional,
contribuye a mejorar nuestra asertividad y nuestra resilencia, procurndonos
adems estados de nimo positivos y relajados. De hecho, este conocimiento
ha derivado en la creacin de cuantiosos programas educativos que incluyen el
entrenamiento lingstico positivo como mtodo para entrenar la asertividad,
mejorar la adaptacin del individuo y modificar estructuras de pensamiento y
conductas inadecuadas, que provocan malestar en el sujeto o problemas
incluso mayores. (Vase, como ejemplo, el Programa Ulises de aprendizaje y
desarrollo del autocontrol emocional para prevenir el consumo de drogas en
adolescentes).
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16 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
La palabra crisis se ha repetido hasta la saciedad en los ltimos aos y ha
contribuido a crear un clima de pnico entre las economas domsticas y
empresariales, que se refuerza como un uroboros de forma constante. Un
ejemplo extrado de la base de datos de un diario de tirada provincial* en
Espaa nos muestra cmo en el ao 2000, la palabra crisis apareci un total
de 95 veces entre todas sus pginas publicadas, 16 de estas veces apareca
en titulares, diez aos despus y tras una evolucin progresiva que se ha
disparado en los ltimos aos, en 2010, la palabra crisis apareci ms de
5.000 veces entre todas sus pginas (el buscador de la hemeroteca de este
diario no permite cuantificar ms de 5.000 registros, por lo que no es posible
saber el alcance real de la cifra), eso s, la palabra apareci 4.371 veces en
titulares. La diferencia es tan astronmica que intentar sacar un porcentaje ralla
lo absurdo pues la palabra ha aumentado su aparicin en titulares un
27.218,75% en una dcada. Un vocablo que, segn los periodistas del propio
diario, antes estaba casi vetado o relegado a cuestiones muy puntuales porque
tena una carga semntica muy fuerte, ahora lo utilizan de forma habitual y esa
misma carga semntica negativa y fuerte resuena a diario en nuestras
cabezas. (Datos extrados del servicio de la hemeroteca del Diario Informacin,
perteneciente al grupo Editorial Prensa Ibrica, peridico de mayor tirada en la
provincia de Alicante)
Nuestro estado de nimo vara en funcin de mltiples factores, uno,
importantsimo es el lenguaje, incluso vara en funcin de nuestra cintica. Un
curioso estudio del psiclogo alemn Fritz Strack, realizado en 1988, revela
cmo un grupo de sujetos expuesto a una serie de vietas humorsticas con un
lpiz sujeto a la boca de forma horizontal, es decir, obligando a la boca a
colocarse en posicin de rer, eran ms propensos a la risa y al humor con
dichas tiras cmicas que los que no haban tenido previamente el lpiz as
colocado. Los estudios demuestran que nuestros movimientos y nuestra
expresin corporal nos hacen ms propensos al optimismo, del mismo modo
que muestran cmo el lenguaje verbal moldea nuestros estados de nimo y
puede conducirnos al optimismo y la seguridad o al pesimismo y al miedo,
mediante el bombardeo constante al que nos someten los mass media.
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17 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
Sin embargo, nadie dicta a un periodista de forma habitual qu debe o no
escribir. Nadie le dice cada da que deba escribir la palabra crisis, sino que ms
bien, el redactor es vctima de los propios estereotipos y pensamientos
irreflexivos de su tiempo, de las autocoacciones, las convicciones adquiridas
de forma pasiva y de las leyes de la imitacin. De ah que lo primero y lo que
siempre debe hacer el profesional de la comunicacin es desarrollar un
pensamiento crtico que ha de acompaarle en su trabajo.
El lenguaje no es slo un vehculo de la informacin, su poder en nuestro
pensamiento va mucho ms all, nos ayuda a generar estrategias de
pensamiento, los universales lingsticos de Chomsky, y las teoras generales
del constructivismo, nos hablan de que el ser humano se hace, pero nace ya
con una serie de cajas, por as decirlo, que le sirven para organizar y poner
orden a sus propias ideas. El lenguaje se imbrica con el pensamiento para
aportarnos aporta habilidades gramticas, de asociacin de ideas, de
generacin de ideas, de organizacin del pensamiento, etc. De ah, la
importancia del periodista que es, en definitiva, quien controla el lenguaje al
que cada da se exponen multitudes de personas.
El papel del educomunicador
Partiendo pues de la importancia del lenguaje sobre el desarrollo del
pensamiento y de que tanto el profesor como el periodista lo usan a diario
como instrumento para comunicar informaciones e ideas, podemos decir que el
profesional de la educomunicacin tiene en sus manos la posibilidad,
importante y real, de contribuir a formar unos receptores cada vez ms crticos.
Una de las preguntas que formula Kapln y que debe hacerse todo profesor
y periodista es: Lanzamos afirmaciones o creamos las condiciones para una
reflexin personal?. Esta puede o debe ser la pregunta del educomunicador
antes de lanzarse a elaborar contenidos en su rutina profesional.
Entonces, qu puede hacer el individuo para contribuir a crear
estereotipos positivos o a desarrollar un pensamiento lo suficientemente crtico
para que los estereotipos estn en continua cuestin?
Sobre qu puede actuar el periodista? Qu puede controlar o hacer?
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18 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
Se resume en una idea con dos vertientes: Mantener siempre un
pensamiento crtico como educomunicadores y, citando a Kapln, tener por
objetivo formar receptores crticos.
Recuperando algunas propuestas de Kapln y aadiendo otras propias,
existen algunas recetas que todo periodista puede aplicar a su trabajo diario,
centrndonos en lo que l s puede dominar, que es la elaboracin directa de
las informaciones peridicas que publica:
- Proponer temas distintos a los hegemnicamente comunes
- Enfocar los temas desde diferentes ngulos
- Seleccionar diferentes fuentes ante temas propios o impuestos
- Contrastar siempre las informaciones en el mismo momento de
presentarlas al receptor, es decir, no esperar a que los aludidos puedan
contestar al da siguiente pues es nuestra tarea presentar la informacin
ms completa al receptor al mismo tiempo para despertar su juicio
crtico.
- Debatir el trabajo en equipo y pedir opinin a los compaeros de
trabajo. Consensuar temas y enfoques con los compaeros (sea cual
sea la relacin jerrquica con ellos, en la medida de lo posible).
- Conocer al pblico al que se dirige (no ser lo mismo escribir para
una poblacin de barrio que para un grupo de empresarios, ser una
publicacin especializada o un medio de comunicacin de masas)
- Empatizar con este pblico en cuanto a la eleccin de temas y del
lenguaje que empleemos.
Pero ah est la verdadera dificultad: Cmo escribir para un medio de
masas generalista con un pblico tan heterogneo?
- Una buena tcnica es ponerse en la piel del empresario turstico,
el funcionario, el obrero de la construccin, el parado, La solucin es
utilizar la empata a la hora de elaborar cada pieza de informacin con
respecto al grupo al que se refiere, con el objetivo de hacer que nuestra
publicacin o programa audio-visual se convierta en un mosaico de
realidades mostradas desde el punto de vista de sus protagonistas.
- No pretender ser objetivo sino honesto.
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19 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
- Interpretar las noticias pero asegurarnos de que el receptor tenga
los elementos suficientes para saber qu es subjetivo e interpretativo.
- Dejar siempre el significado abierto.
- Incorporar a la narracin periodstica el funcionamiento de las
bambalinas del medio de comunicacin. Hay que mostrar los entresijos
de la adquisicin de la informacin, explicar al lector cmo se ha
obtenido cada dato, si ha habido que insistir o no a la fuente, incluir si
alguna fuente no ha querido decir nada, no tener miedo a descubrir los
secretos del engranaje. Es importante destripar los medios de
comunicacin por dentro, incorporar esto a las informaciones, para que
el pblico sepa cmo trabaja el creador de la noticia de manera que
estaremos fomentando un pblico crtico. La misin no es actuar sobre
el pblico, sino actuar nosotros y que el pblico piense y haga lo que
quiera respecto a nuestra actuacin. Debemos ser capaces de mostrar a
los receptores todos los resortes que existen tras la creacin de las
informaciones para que sean libres de interpretarlos y para fomentar la
reflexin.
- No ocultar nunca lo que interpretamos o lo que opinamos. La
objetividad no es posible y no pasa nada por decir lo que pensamos, la
clave est en que el receptor debe saberlo.
- Ser crticos con nosotros mismos, implica que el periodista ha de
ser flexible y estar dispuesto a cambiar y corregir lo que considera que
puede mejorar.
- Abrir canales de comunicacin con los receptores de manera que
estos puedan sugerir temas y realizar comentarios, establecer las
frmulas para que exista una prealimentacin y una retroalimentacin
con el pblico, como seala Kapln.
- Actuar sobre el lenguaje:
- Utilizar un lenguaje acorde al pblico al que se dirige. Aqu la
polmica est sentada. Debemos modificar el lenguaje para que el
pblico nos entienda o es ciertamente tratar al receptor como tonto.
Kapln concluye que s debemos hacerlo aunque habra que puntualizar
mucho. En mi modesta opinin, el fin ltimo es que nos entiendan pero
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20 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
no podemos caer en la soberbia ni en la perpetuacin de estereotipos de
clases. El fin que ha de guiar al educomunicador es hacerse entender
pero no puede haber soberbia ni queriendo lucirse ante un pblico
haciendo uso de un lenguaje rebuscado, ni creyendo que los dems son
inferiores a l y hablndoles como nios. Al respecto, algunas ideas de
Chomsky sobre poltica ponen de manifiesto cmo los polticos hablan a
la masa como si fuesen nios para hacerles sentir precisamente as.
Hay que buscar un equilibrio y dejar siempre una cosa clara, lo que
nosotros pensamos sobre los dems, no tiene por qu ser as, hay que
dejar a las personas que decidan ellas mismas si se interesan por
nuestras informaciones, si el lenguaje es acorde o no con ellos y, en
todo caso, estar en contacto, lo ms directamente posible, con el pblico
para saber corregirnos.
- Primar la asociacin de ideas sobre la mera exposicin, de manera
que se fomente la reflexin.
- Utilizar un vocabulario escogido huyendo de estndares,
estereotipos y convencionalismos.
- Cuidar el empleo de frases hechas: hacer uso de ellas como
recurso estilstico para obtener un tono familiar, humano y dramtico (en
el sentido de la narracin en presente para personas presentes, como
actores todos de un mismo tiempo) pero evitar usarlas por pura inercia y
sin cuestionarnos su uso, as como tratar de no abusar de ellas para no
contribuir a los estereotipos.
- Combinar los recursos dramticos y testimoniales con los datos, las
cifras y los hechos ms neutrales de manera equilibrada en cada una de
las piezas informativas.
En resumen, la clave fundamental est en cuestionarlo siempre todo,
empezando por cuestionarnos a nosotros mismos no slo como
educomunicadores, sino como individuos, cuestionar nuestro propio
pensamiento y empezar por aprender nosotros mismos a pensar de forma
crtica y creativa para despus tratar de fomentar eso en nuestros receptores.
El dilogo sordo y la participacin ilusoria
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21 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
Matizaremos aqu uno de los puntos expuestos sobre el dilogo de los
medios con sus receptores. Kapln se cuestiona si los medios monologan o
dialogan. Parece que avanzamos hacia el dilogo pero debemos plantearnos
aqu hasta qu punto es viable y deseable.
Estamos hoy da todava en los albores de una sociedad de la informacin
y la comunicacin que permita un verdadero dilogo entre los emisores y los
receptores de los medios de comunicacin de masas. Es cierto que hay cierta
interactividad, que los pasos van en esa direccin y que cada vez hay ms
mecanismos de participacin en programas de radio, televisin y peridicos.
Pero, realmente conversan los medios con su pblico? Veamos un ejemplo
en los peridicos. Existen espacios, ya tradicionales, como las cartas al director
o el buzn de sugerencias, que se han ido incrementando cada vez ms con la
revolucin digital: las noticias permiten comentarios de los lectores, las
sugerencias llegan a la delegacin correspondiente en tiempo real, gracias al
correo electrnico, incluso se organiza algn que otro chat, por ejemplo, con
polticos, con expertos en algn tema de actualidad o con algn periodista del
medio. Sin embargo, estas ltimas manifestaciones, ms dialogantes son
todava muy espordicas, casi testimoniales. Se est generando hoy en da
una participacin ilusoria que, si bien es un primer paso, debe ir ms all si se
quiere hablar realmente de dilogo entre pblico y peridico, es decir, si
queremos llegar al emirec en su concepcin ms purista dentro de los medios
de comunicacin. Ahora bien, es esto necesariamente lo que debera ocurrir?
Los medios de comunicacin de masas son por antonomasia medios
generalistas que apuntan a todos los mbitos de la vida de forma algo somera
y sirven una informacin, casi con dosis de entretenimiento a los espectadores.
Si bien habra que cambiar ciertamente esta concepcin para tener como
objetivo incitar a la reflexin, no todos los mecanismos que creemos en una
sociedad de millones de personas permitirn una comunicacin horizontal pura
entre sus actores.
Eplogo
La principal conclusin de estas lneas, humildemente incorporadas al
pensamiento que muchos han trazado ya, es que la nica va posible para la
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22 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
libertad de pensamiento es crear un pensamiento crtico y que la escuela y los
medios de comunicacin tienen el papel y la obligacin de ser los cauces para
la implantacin del pensamiento crtico de masas.
No es incongruente pensar que la masa, es decir, la poblacin, el conjunto
de los individuos y de sus conciencias personales y sociales, puede ser crtica,
creativa y heterognea, puede ser una multitud, un conglomerado de individuos
y no una masa de los mismos, donde todo se mezcla en una sola cosa. En ese
camino se ha de intentar fomentar un sentido realmente democrtico de la
informacin y del pensamiento social, de manera que no hay que buscar la
neutralidad en las informaciones, sino que las personas sepan que no hay
neutralidad en las mismas. Lo que se le ha de exigir, tanto a un profesor como
a un periodista es honestidad y espritu crtico y un objetivo por encima de
cualquier otro, que su alumno o su receptor sea crtico y juzgue por s mismo.
Una de las posibilidades que, se incorpora cada vez ms en algunos
programas y publicaciones, aunque todava hoy de forma ms testimonial que
sistemtica, es destripar la propia labor del periodista, reflejar todos los pasos
que da en la obtencin de la informacin (quin dice qu, quin no dice nada,
cmo lo dice, dnde, en qu tono, en qu contexto, con qu lenguaje, etc.), es
decir, aadir cuantos ms elementos sean posibles para que el receptor crtico
pueda reflexionar libremente.
No hay que obcecarse en pretender una objetividad imposible sino en que
el receptor sepa que no existe, ya que el fin de los medios de comunicacin de
multitudes es informar y crear receptores crticos, lo que permitir a todos los
individuos analizar cualquier discurso entendiendo La manipulacin, la
ocultacin y el intento de conducir a las personas hacia cualquier pensamiento
no slo son cuestionables moralmente sino que resultan obsoletas y fuera de
tiempo en una sociedad cada vez ms crtica debido a los niveles de
democratizacin de la informacin que ha impulsado de manera decisiva
Internet. La red se alza as como una de las bazas fundamentales en el
desarrollo de estas habilidades de pensamiento crtico y creativo. La web 2.0,
donde todos somos emirecs nos permite hablar ya de unos medios de
comunicacin de multitudes, ms constructivistas y cognitivos, que ayuden a
las personas aprender a pensar de forma crtica y creativa, y que debern
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23 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
desbancar a los medios de comunicacin de masas, de ideologas conductistas
y obsoletas. Al igual que vemos hoy un desencanto cada vez mayor con la
poltica y con los poderes econmicos, los medios de comunicacin que no
sepan unirse a la sociedad crtica en la que viven, que no sepan pasar de
dirigirse a la masa para dirigirse a la multitud, perdern el respeto de unos
receptores que han de ir, cada vez con mayor facilidad gracias a la libertad de
Internet, a la creacin de una colectividad creativa, crtica y reflexiva, una
colectividad con un pensamiento cada vez ms realmente democrtico. La
principal labor de estas lneas es, como ocurre con la concepcin pedaggica y
comunicativa que propugna, dejar el significado abierto, incitar a la reflexin, a
la crtica y a la creatividad al que las reciba desde sus propios pensamientos y,
siguiendo la estela de tantos otros, apostar por construir una sociedad ms
equilibrada y acorde con todos sus individuos desde la educacin y el
desarrollo de un autntico pensamiento crtico al alcance de todos.
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24 El pensamiento crtico y los medios de comunicacin de multitudes.
Bibliografa
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Torre. Madrid.
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Comas, M., Moreno, G. y Moreno, J. (2002) Programa Ulises: Aprendizaje y
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