7/23/2019 El raid del Moto Club Peruano: camino al sur en motocicleta

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A26 l  País El Comercio

 domingo 24 de mayo del 2015

ARCHIVO HISTÓRICO DE

En 1940, cuatro motociclistas peruanos realizaron el viaje más largo en moto, partiendo desde Lima aBuenos Aires, cuando aún no existían carreteras. Una hazaña que muchos consideraron irrealizable.

El raid del Moto Club Peruano:

camino al sur en motocicleta

Cuatro rugidos hicieron vibrara Argentina. Eran las 8:30 de lanoche del 23 de mayo de 1940cuando los peruanos Adolfo Ca-milloni, Isaac Perea, HumbertoSalinas y Enrique Carrera Na-ranjo llegaron a Buenos Aires

sobre sus motocicletas: las mis-mas con las que habían partidodesde Lima, cruzado el desiertochileno y atravesado los Andesen una odisea de casi un mes.

La noticia de los cuatro hom-bres del Moto Club Peruano quedecidieron abrir los caminossudamericanos en motocicle-ta ya corría por el continente.

 Al día siguiente de su llegada,mientras eran recibidos por lacordialidad argentina, escu-charon las noticias del terremo-to en Lima. Ellos pensaron en sufamilia y en el quinto motociclis-ta que por un incidente técnicono pudo completar el viaje: Ar-químedes Ojeda.

EL RAID MÁS LARGO

Decenas de limeños se reunie-ron a despedir a los motociclis-tas en la Plaza de Armas. Era el21 de abril de 1940 y el hijo de

 Adolfo Camilloni veía partir asu padre, presidente y fundadordel Moto Club Peruano, hacia elque se convertiría en el recorri-do más largo de la historia reali-zado en moto.

 Aquella vez, eran cinco losmotociclistas que dieron dos

 vueltas al cuadrilátero limeño.Camilloni, empleado del Bancode Londres; Isaac Perea, mecá-nico de motocicletas; EnriqueCarrera Naranjo, funcionario

chalaco; Humberto Salinas, dela Policía Montada; y Arquíme-des Ojeda, un sargento del Ejér-cito, estaban unidos por el mis-mo amor a las motocicletas.

Sin brújulas y con lo necesa-rio para vivir partieron hacia elsur. Pensaron que la carreteraPanamericana Sur les facilitaríael viaje, pero en el límite entre elPerú y Chile encontraron su fin.

 A partir de ahí, se enfrentaron aun reto mayor.

Cada cinco kilómetros de-bían hacer una parada obliga-toria pues, por la dificultad delcamino, los motores se poníanal rojo vivo. El camino a Antofa-gasta acabó con la moto Indiande Ojeda, quien tuvo que regre-sar a Lima en barco.

En el viaje no solo se puso aprueba la resistencia física, sinotambién la voluntad de conti-nuar. Al cruzar por la Cordille-ra de los Andes, los raidistas noencontraron mejor fórmula pa-ra mantener el calor que con loscorreazos de Isaac Perea, el máscorpulento del grupo, quien erael encargado de dar el castigopara evitar el congelamiento.

Camilloni llegó a Argentinacon una fractura en la cara. Trashaberse quedado sin luz, loscompañeros guiaban su caminocuando su moto cayó al barro yCarrera Naranjo, que iba detrás,no pudo evitar pisar su cabeza.

Las anécdotas de estos hom-bres, que originalmente planea-ban regresar por Uruguay y Bo-livia, darían para un libro. Ellosretornaron a Lima el 1 de juliode 1940, 70 días después de lapartida. El recibimiento fue hu-milde y familiar, pues la ciudadse recuperaba del terremoto. Lapromesa del presidente Pradode darles los laureles deportivosse había quedado en el tintero.

 PAMELA LOLI SOTO

  TEXTO

SOBRE DOS RUEDAS. Adolfo Camilloni, presidente del Moto Club Peruano; Isaac Perea; Enrique Carrera Naranjo y Humberto Salinas lograron su sueño de viajar en motocicletadesde Lima hasta Buenos Aires. Por la tremenda hazaña que lograron en 1940, el presidente Prado les prometió los laureles deportivos, pero ello nunca se cumplió.

POR RÍOS. Enrique Carrera Naranjo cruza el río Camarones, en Chile, donde por es-pantar a los mosquitos causaron un incendio de cañaverales que no llegó a mayores.

FRATERNIDAD. Los peruanos fueron recibidos por miembros de motoclubes ar-gentinos y chilenos, quienes prometieron devolver el saludo con otro raid.

RELIQUIA.Adolfo Cami-lloni hijo guar-da el controlde rutas queacompañó asu padre en el

largo recorridoen moto. En lalibreta se en-cuentran se-llos y firmas delos límites pordonde cruza-ron.

FORTALEZA. Aunque la dificultad del camino mermaba la voluntad de los motociclis-tas, ellos dieron grandes muestras de perseverancia para continuar el recorrido.

BUENOS AIRES. Isaac Perea y Enrique Carrera Naranjo llevan elcintillo “MCP” (Moto Club Peruano) en su llegada a la capital argentina.

“Retornaron el 1 de julio de 1940, 70días después de la partida, cuandoLima se recuperaba del terremoto”.

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