el quijote de la mancha

31
Don Quijote de la Mancha

Upload: emetk

Post on 19-Jun-2015

815 views

Category:

Education


0 download

DESCRIPTION

Introducción al Quijote para 3º ESO

TRANSCRIPT

Page 1: El quijote de la mancha

Don Quijote de la Mancha

Page 2: El quijote de la mancha

Estructura de la obra1ª PARTE (1605)

El ingenioso hidalgo Don Quijote de la

Mancha

2ª PARTE (1615)El ingenioso caballero Don

Quijote de la Mancha

52 capítulos

1ª salida: capítulos 1- 6

2ª salida: capítulos 7-52

74 capítulos

3ª salidaCapítulos 1-74

1614Quijote

apócrifo de Avellaneda

Page 3: El quijote de la mancha
Page 4: El quijote de la mancha

ARGUMENTO

Un pobre hidalgo manchego, Alonso Quijano “el bueno”, enloquecido por la lectura de libros de caballerías, se cree un caballero andante ydecide lanzarse al mundo con el fin de hacer prevalecer en él la justicia, la bondad y la paz; pero, tras un sinfín de aventuras, de las que normalmente sale golpeado, burlado y humillado, regresa finalmente derrotado a su aldea donde enferma gravemente, recupera la cordura, hace testamento y muere cristianamente.

"Don Quichote", Adolf Schröedter. Óleo sobre lienzo, 46 x 54 cm (1834)

Page 5: El quijote de la mancha

Tanto en el Prólogo de la I Parte como en el de la II, Cervantes muestra la idea de que su creación obedece a la necesidad de criticar los libros de caballería, cuya popularidad resultaba ya perniciosa para el buen gusto y el buen seso del público:

“(...) es una invectiva contra los libros de caballerías (...) la obra no mira a más que a deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías (...) aborrecidos de muchos más” (I Parte) De la I a la II Parte de El Quijote observamos la evolución de la historia, del personaje y del punto de vista del autor. Cervantes supera y trasciende el propósito inicial de hacer un libro de burlas y finalmente escribe la gran novela universal, objeto de muy distintas interpretaciones en distintas épocas.

INTENCIÓN INICIAL DEL AUTOR PARODIA O IMITACIÓN BURLESCA DE LOS LIBROS DE CABALLERÍA

Page 6: El quijote de la mancha

Ruta de Don Quijote

Page 7: El quijote de la mancha

Su nombre es Dulcinea, su patria el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad por lo menos ha de ser princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas; que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve; y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que sola la discreta consideración puede encarecerlas y no compararlas(…) capítulo XIII- 1ª parte.

Dulcinea

Page 8: El quijote de la mancha

En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre—, pero de muy poca sal en la mollera(…)Decíale entre otras cosas don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas alguna ínsula y le dejase a él por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza que así se llamaba el labrador, dejó su mujer e hijos y asentó por escudero de su vecino.(…) cap VII

(…) Junto a él estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro a su asno, a los pies del cual estaba otro rétulo que decía «Sancho Zancas», y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga grande, el talle corto y las zancas largas, y por esto se le debió de poner nombre de «Panza» y de «Zancas», que con estos dos sobrenombres le llama algunas veces la historia(…) Cap. IX

Sancho Panza

Page 9: El quijote de la mancha

Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza (…)cap. I- I parte.Quedó don Quijote, después de desarmado, en sus estrechos greguescos y en su jubón de camuza, seco, alto, tendido , con las quijadas que por de dentro se besaba la una con la otra: figura, que a no tener cuenta las doncellas que le servían con disimular la risa (que fue una de las precisas órdenes que sus señores les habían dado) reventaran riendo (…) Cap XXI II parte.

Page 10: El quijote de la mancha

I SALIDA: Alonso Quijano, transformado en Don Quijote, “…subió sobre su hermoso caballo Rocinante y comenzó a caminar sobre el antiguo y conocido Campo de Montiel…”

II SALIDA: “…Sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese; en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían aunque los buscasen…”

Page 11: El quijote de la mancha

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto de ella concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los días de entre semana se honraba con su vellorí de lo más fino.

Page 12: El quijote de la mancha

El ingenioso hidalgo…Su primera salida dura tres días. Sale solo, es armado caballero en una venta. Libera a un muchacho de los malos tratos de su amo, se encuentra con unos mercaderes toledanos y es apaleado por un mozo de mulas. Molido y maltrecho es recogido por don Alonso, vecino de don Quijote, que lo lleva de regreso a su casa.

—Mire vuestra merced, señor,

pecador de mí, que yo no soy don

Rodrigo de Narváez, ni el

marqués de Mantua, sino Pedro

Alonso, su vecino; ni vuestra

merced es Valdovinos, ni

Abindarráez, sino el honrado

hidalgo, el señor Quijana.

—Yo sé quién soy —respondió

don Quijote—

Page 13: El quijote de la mancha

 Cap VIII Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento,

—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes5, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla7.

Page 14: El quijote de la mancha

… Cuando yo oí decir «Dulcinea del Toboso», quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote. Con esta imaginación, le di priesa que leyese el principio, y haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo… `[…]Apartéme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor, y roguéle me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese. 

Cap IX: Estando yo un día en el Alcaná de Toledo…

Alcaná: zona donde estaban las tiendas de mercaderes

Page 15: El quijote de la mancha

…Esto diciendo, se entró por medio del escuadrón de las ovejas y comenzó de alanceallas con tanto coraje y denuedo como si de veras alanceara a sus mortales enemigos. Los pastores y ganaderos que con la manada venían dábanle voces que no hiciese aquello; pero, viendo que no aprovechaban, desciñéronse las hondas y comenzaron a saludalle los oídos con piedras como el puño. Don Quijote no se curaba de las piedras, antes, discurriendo a todas partes, decía:—¿No le decía yo, señor don Quijote, que se volviese, que los que iba a acometer no eran ejércitos, sino manadas de carneros?

Cap XVIII Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor don Quijote, con otras aventuras  dignas de ser contadas

Page 16: El quijote de la mancha

Que trata de la alta aventura y rica ganacia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero

Cap XXI

De allí a poco descubrió Don Quijote un hombre a caballo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro, y aun él apenas le hubo visto, cuando se volvió a Sancho y le dijo:- (…)si no me engaño, hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino, sobre que yo hice el juramento que sabes.

Page 17: El quijote de la mancha

De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir

Cap. XXII

Cuenta Cide Hamete Benengeli autor arábigo y manchego, en esta gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia, que Don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaban venían hasta doce hombres a pie ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos. (…) y que así como Sancho Panza los vio dijo: Esta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras. ¿Cómo gente forzada? preguntó Don Quijote. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente?

Page 18: El quijote de la mancha

En esto oyeron un gran ruido en el aposento y que don Quijote decía a voces:—¡Tente, ladrón, malandrín, follón, que aquí te tengo y no te ha de valer tu cimitarra!Y parecía que daba grandes cuchilladas por las paredes. Y dijo Sancho:—No tienen que pararse a escuchar, sino entren a despartir la pelea o a ayudar a mi amo; aunque ya no será menester, porque sin duda alguna el gigante está ya muerto y dando cuenta a Dios de su pasada y mala vida, que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabeza cortada y caída a un lado, que es tamaña como un gran cuero de vino.—Que me maten —dijo a esta sazón el ventero— si don Quijote o don diablo no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre.

Cap XXV

Page 19: El quijote de la mancha

Hecho esto, con grandísimo silencio se entraron el cura y el barbero adonde él estaba durmiendo y descansando de las pasadas refriegas. Llegáronse a él, que libre y seguro de tal acontecimiento dormía, y, asiéndole fuertemente, le ataron muy bien las manos y los pies, de modo que, cuando él despertó con sobresalto, no pudo menearse, ni hacer otra cosa más que admirarse y suspenderse de ver delante de sí tan estraños visajes; y luego dio en la cuenta de lo que su continua y desvariada imaginación le representaba, y se creyó que todas aquellas figuras eran fantasmas de aquel encantado castillo, y que, sin duda alguna, ya estaba encantado, pues no se podía menear ni defender: todo a punto como había pensado que sucedería el cura, trazador desta máquina. Sólo Sancho, de todos los presentes, estaba en su mesmo juicio y en su mesma figura; el cual, aunque le faltaba bien poco para tener la mesma enfermedad de su amo, no dejó de conocer quién eran todas aquellas contrahechas figuras; mas no osó descoser su boca, hasta ver en qué paraba aquel asalto y prisión de su amo, el cual tampoco hablaba palabra, atendiendo a ver el paradero de su desgracia; que fue que, trayendo allí la jaula, le encerraron dentro, y le clavaron los maderos tan fuertemente que no se pudieran romper a dos tirones. 

Cap XLVII

Page 20: El quijote de la mancha

Pero el autor desta historia, puesto que con curiosidad y diligencia ha buscado los hechos que don Quijote hizo en su tercera salida, no ha podido hallar noticia de ellas, a lo menos por escrituras auténticas; sólo la fama ha guardado, en las memorias de la Mancha, que don Quijote, la tercera vez que salió de su casa, fue a Zaragoza, donde se halló en unas famosas justas que en aquella ciudad hicieron, y allí le pasaron cosas dignas de su valor y buen entendimiento. Ni de su fin y acabamiento pudo alcanzar cosa alguna, ni la alcanzara ni supiera si la buena suerte no le deparara un antiguo médico que tenía en su poder una caja de plomo, que, según él dijo, se había hallado en los cimientos derribados de una antigua ermita que se renovaba; en la cual caja se habían hallado unos pergaminos escritos con letras góticas, pero en versos castellanos, que contenían muchas de sus hazañas y daban noticia de la hermosura de Dulcinea del Toboso, de la figura de Rocinante, de la fidelidad de Sancho Panza y de la sepultura del mesmo don Quijote, con diferentes epitafios y elogios de su vida y costumbres.

Page 21: El quijote de la mancha

—Déme vuestra grandeza las manos, señor don Quijote de la Mancha, que por el hábito de San Pedro que visto aunque no tengo otras órdenes que las cuatro primeras que es vuestra merced uno de los más famosos caballeros andantes que ha habido, ni aun habrá, en toda la redondez de la tierra. Bien haya Cide Hamete Benengeli, que la historia de vuestras grandezas dejó escritas, y rebién haya el curioso que tuvo cuidado de hacerlas traducir de arábigo en nuestro vulgar castellano, para universal entretenimiento de las gentes.Hízole levantar don Quijote y dijo:—Desa manera, ¿verdad es que hay historia mía y que fue moro y sabio el que la compuso?—Es tan verdad, señor —dijo Sansón—, que tengo para mí que el día de hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia: si no, dígalo Portugal, Barcelona y Valencia, donde se han impreso, y aun hay fama que se está imprimiendo en Amberes; y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga.

Page 22: El quijote de la mancha

Cap. XDonde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar a la señora

Dulcinea1, y de otros sucesos tan ridículos como verdadero

—¡Oh canalla! —gritó a esta sazón Sancho—. ¡Oh encantadores aciagos y malintencionados(…) haber mudado las perlas de los ojos de mi señora en agallas alcornoqueñas y sus cabellos de oro purísimo en cerdas de cola de buey bermejo, y, finalmente, todas sus faciones de buenas en malas, (…)aunque, para decir verdad, nunca yo vi su fealdad, sino su hermosura, a la cual subía de punto y quilates un lunar que tenía sobre el labio derecho, a manera de bigote con siete o ocho cabellos rubios como hebras de oro y largos de más de un palmo.

Page 23: El quijote de la mancha

Don Quijote miró a su contendor y hallóle ya puesta y calada la celada, de modo que no le pudo ver el rostro, pero notó que era hombre membrudo y no muy alto de cuerpo. Sobre las armas traía una sobrevista o casaca de una tela al parecer de oro finísimo, sembradas por ella muchas lunas pequeñas de resplandecientes espejos, que le hacían en grandísima manera galán y vistoso; volábanle sobre la celada grande cantidad de plumas verdes, amarillas y blancas; la lanza, que tenía arrimada a un árbol, era grandísima y gruesa, y de un hierro acerado de más de un palmo.

Caps. XII-XV: el caballero de los espejos

Page 24: El quijote de la mancha

CAPÍTULO XXIIDonde se da cuenta de laI grande aventura de la cueva de

Montesinos, que está en el corazón  de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha

(…) Se acercó a la sima, vio no ser posible descolgarse ni hacer lugar a la entrada, si no era a fuerza de brazos o a cuchilladas, y, así, poniendo mano a la espada comenzó a derribar y a cortar de aquellas malezas que a la boca de la cueva estaban, por cuyo ruido y estruendo salieron por ella una infinidad de grandísimos cuervos y grajos tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerrarse en lugar semejante(…)

Page 25: El quijote de la mancha

Caps. XXVI-XVII: Maese Pedro

(…)Desenvainó la espada y de un brinco se puso junto al retablo, y con acelerada y nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a este, destrozando a aquel, y, entre otros muchos, tiró un altibajo tal que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán. Daba voces maese Pedro, diciendo:—Deténgase vuesa merced, señor don Quijote, y advierta que estos que derriba, destroza y mata no son verdaderos moros, sino unas figurillas de pasta…(…)

Page 26: El quijote de la mancha

CAPÍTULO XLI De la venida de Clavileño, con el fin desta dilatada aventura

—Querría yo saber, señora Dolorida —dijo Sancho—, qué nombre tiene ese caballo.

- (…)Se llama Clavileño el Alígero, cuyo nombre conviene con el ser de leño y con la clavija que trae en la frente y con la ligereza con que camina; y, así, en cuanto al nombre bien puede competir con el famoso Rocinante.(…)

Page 27: El quijote de la mancha

Digo, pues, que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que el duque tenía. Diéronle a entender que se llamaba «la ínsula Barataria», o ya porque el lugar se llamaba «Baratario» o ya por el barato con que se le había dado el gobierno. Al llegar a las puertas de la villa, que era cercada1, salió el regimiento del pueblo a recebirle, tocaron las campanas y todos los vecinos dieron muestras de general alegría y con mucha pompa le llevaron a la iglesia mayor a dar gracias a Dios, y luego con algunas ridículas ceremonias le entregaron las llaves del pueblo y le admitieron por perpetuo gobernador de la ínsula Barataria.

CAPÍTULOS XLV-LIIIDe cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula ---Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho

Panza

Page 28: El quijote de la mancha

En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. Llegaron a su playa la víspera de San Juan, en la noche (…) —Bien sea venido a nuestra ciudad el espejo, el farol, la el norte de toda la caballería andante, donde más largamente se contiene; bien sea venido, digo, el valeroso don Quijote de la Mancha: no el falso, no el ficticio, no el apócrifo que en falsas historias estos días nos han mostrado, sino el verdadero, el legal y el fiel que nos describió Cide Hamete Benengeli, flor de los historiadores

CAPÍTULO LXIDe lo que le sucedió a don Quijote en la entrada de Barcelona,

con otras cosas que tienen más de lo verdadero que de lo discreto

Page 29: El quijote de la mancha

Y una mañana, saliendo don Quijote a pasearse por la playa armado de todas sus armas, vio venir hacia él un caballero, armado asimismo de punta en blanco, que en el escudo traía pintada una luna resplandeciente; el cual, llegándose a trecho que podía ser oído, en altas voces, encaminando sus razones a don Quijote, dijo:- Vengo a contender contigo y a probar la fuerza de tus brazos, en razón de hacerte conocer y confesar que mi dama, sea quien fuere, es sin comparación más hermosa que tu Dulcinea del Toboso

CAPÍTULO LXIIIIQue trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas

hasta entonces le habían sucedido

Page 30: El quijote de la mancha

CAPÍTULO LXXIIIIDe cómo don Quijote cayó malo y del testamento que hizo y

su muerte—¡Ay! —respondió Sancho llorando—. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía. (…)—Señores —dijo don Quijote—, Yo fui loco y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía (…)

Hallóse el escribano presente y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió(…)

Page 31: El quijote de la mancha

Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero.

Mª Dolores Vicente