el psicoanálisis y las humanidades (2)

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Articulo de Abraham Godinez Aldrete, sobre el Psicoanálisis y las humanidades.

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  • El psicoanlisis en tiempos de la barbarie

    Abraham Godnez Aldrete

    Con el establecimiento meditico de la cultura de masas en el Primer

    Mundo despus de 1918 (radio) y despus de 1945 (televisin), y en

    mayor medida an con las actuales revoluciones de las redes de

    informacin, la coexistencia de las personas en las sociedades del presente

    ha sido establecida sobre nuevas bases. stas son, como se puede mostrar

    sin dificultad, decididamente postliterarias, postepistologrficas y, en

    consecuencia, posthumanistas. Quien considere que el prefijo post en

    estas frmulas es demasiado dramtico, puede sustituirlo por el adverbio

    marginalmente, de manera que nuestra tesis sera sta: las modernas

    sociedades de masas slo pueden producir ya su sntesis poltica y cultural

    marginalmente por medios literarios, epistolares y humanistas.

    Peter Sloterdijk

    En Reglas para el parque humano, Sloterdijk explica que las humanidades nacieron

    como una fuerza opuesta a la crueldad. En el Imperio Romano, surgieron movimientos

    humanistas como una resistencia al anfiteatro. La lectura de los clsicos constitua una

    propuesta contraria a la atraccin que ejerca el circo romano. En el Coliseo no se

    representaban los conflictos humanos, los espectadores miraban efectivamente el modo en

    que moran los gladiadores. Fascinados por la sangre, los romanos se reunieron en

    espectculos de la crueldad hasta el ao 405 D.C. En este contexto surgi un movimiento

    humanitas que quera rescatar al hombre de la barbarie, para ello era necesario leer a los

    griegos. En el Renacimiento se retomaron los propsitos humanistas. En Italia se utiliz el

    trmino umanista para referirse a los maestros de las llamadas Humanidades que se

    dedicaban a las artes liberales: Historia, Poesa, Retrica, Gramtica (incluyendo

    Literatura) y Filosofa. En la Modernidad, el humanismo se constituy como un proyecto

    cuyo objetivo era proponer a la juventud la lectura de los csicos y transmitir a las nuevas

    generaciones los textos nacionales. Las humanidades se convirtieron en un modelo escolar

    y educativo.

    Despus de la Segunda Guerra Mundial, los proyectos humanistas fueron

    abandonados. De modo progresivo, el modelo escolar dej de estar fundado en la

  • enseanza de las humanidades. Ahora la educacin se organiza mediante competencias y

    los conocimientos se obtienen cada vez ms a travs de las TIC. Sloterdijk dice que

    vivimos en una poca post-humanista. Esto significa que el lazo social ya no es

    principalmente un asunto de Filosofa, Literatura, Historia; ha finalizado la poca en que la

    lectura tiene un lugar central en la cultura.

    El abandono de las humanidades ha conllevado el desarrollo de una sociedad

    tcnica. Las lecturas comunes ya no son Filosofa o Literatura, sino revistas de moda,

    manuales de procedimientos, libros de autoayuda, best seller, desparpajos en las redes

    sociales El cuidado que los antepasados tuvieron por los clsicos ahora es desechado a

    favor de la vanidad y el progreso. Se pretende compensar el abandono de las

    humanidades con una propaganda sobre los valores. El resultado es un aumento de la

    barbarie que se encubre con un discurso pseudomoral. El hombre ya no se preocupa por

    comprender el mundo e ilustrarse, se esfuerza por hacer negocio y parecer bueno. Si el

    humanismo se pregunta por los modos en que se puede llegar a ser verdaderamente

    humano, en la poca post-humanista los hombres han desechado cualquier pregunta por los

    medios: se dice que el fin los justifica, siempre y cuando los procedimientos puedan

    maquillarse.

    La poca post-humanista, en el tiempo de la muerte de Dios, ha dejado un

    desconcierto que se manifiesta como carencia de smbolos pacificadores y como

    acostumbramiento a la barbarie. Mxico es un pas en el que se necesita tener suerte para

    no acabar en un cuarto de tortura, en una casa de secuestro, en la lista de desaparecidos o

    en el SEMEFO. Algunos tendrn la oportunidad de llegar a la vejez, y lo ms probable es

    que sea en medio del desamparo, la indiferencia y la pobreza, sin derecho al jbilo que

    puede otorgar lo que en otras generaciones se llamaba jubilacin (la mayora de los

    mexicanos jvenes ahora trabajan sin derechos laborales, sin vacaciones y sin plan de

    retiro).

    En la sociedad contempornea importa el negocio; no, la existencia humana. Desde

    esta perspectiva, el psicoanlisis es un oficio marginal: su principal inters, el cuidado de la

  • experiencia humana, no tiene mayor importancia en las macro-estructuras polticas y

    econmicas. Aunque sobrevive al margen, el psicoanlisis no puede olvidarse de la

    tradicin de la cual surgi. A finales del siglo XIX y a principios del XX, Freud se interes

    en el estudio de las Humanidades. An despus de la Segunda Guerra Mundial, En El mito

    individual del neurtico (1953), conferencia dada en el Colegio filosfico Jean Wahl,

    Lacan dice que el psicoanlisis puede concebirse como un arte liberal. A diferencia de las

    mltiples sectas psicoteraputicas que pululan en las sociedades contemporneas, el

    psicoanlisis es un heredero de una vieja tradicin que resiste a la barbarie con la lectura de

    los autores clsicos, la reflexin filosfica, la revisin histrica, la interrogacin tica, la

    conservacin de la experiencia potica y la creacin esttica.

    Sabiendo que no debe desatender las preguntas por los principios de la experiencia

    humana, un psicoanalista debe ser un estudioso de la Filosofa, la Historia, la Literatura y el

    Arte. En la situacin de una masacre nacional, ojal que el psicoanlisis sobreviva como

    una prctica letrada en donde la palabra tiene valor, ojal que la experiencia psicoanaltica

    persista para que los marginados puedan ser escuchados por los herederos de una antigua

    tradicin, ojal que la posibilidad de hablar del dolor interminable y de las heridas

    irreparables pueda detener la sucesin de sangrientas venganzas.

    Abraham Godnez Aldrete

    Guadalajara, Jal. Primavera, 2015