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    EL PRNCIPE NUEVO Y LA DEMOCRACIA. LA VIDA DECASTRUCCIO CASTRACANI DE NICOLS MAQUIAVELO Y SUSIMPLICANCIAS PARA EL CONCEPTO DE GOBIERNO POPULAR

    por Gabriela Rodrguez*

    Este artculo toma como objeto de anlisis una biografa que NicolsMaquiavelo dedic a un condotierode la ciudad de Lucca,La vita de CastruccioCastracani (Machiavelli 2005, Maquiavelo 2006). El objetivo no es slomostrar a Castracani como un exemplumdel prncipe nuevo y sus virtudessino tambin plantear una lectura diferente de la relacin entre el liderazgopersonal y la democracia. Entonces, un texto generalmente ignorado por lacrtica especializada como La vida de Castruccio Castracanies el punto de

    partida para recuperar el concepto de gobierno popular en clave republicanomaquiaveliana y realizar una crtica interna a las concepciones de la demo-cracia liberal que predominan en el anlisis politolgico.

    Para cumplir con este objetivo, se emplea una herramienta heurstica,los momentos conceptuales, que venimos aplicando en otras investigacionessobre las relaciones entre democracia y repblica y sus usos en los discursosde las elites polticas e intelectuales argentinas (Rodrguez 2011). Ms allde la referencia de los textos ya clsicos The Machiavellian Moment de J.G.A.

    Pocock (2008) o Le momento Guizot de Pierre Rosanvallon (1985), nuestradefinicin de momento conceptual se alinea con la de Gonzalo Capelln deMiguel:

    As cuando nos referimos a un momento conceptual deun concepto X (por ejemplo el momento sociolgico de laopinin pblica) estamos postulando un tipo ideal que nospermite comprender con ms claridad un material emprico

    * UBA-CONICET-IIGG. E-mail: [email protected].

    POSTData18, N2, Octubre/2013,ISSN 1515-209X,(pgs. 215-246)

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    complejo al que asignamos perfiles definidos en la compara-cin con otras circunstancias anteriores o posteriores a la mis-ma serie (...) En principio, parece que el momento conceptual

    define la clase de todos los momentos conceptuales que comoherramientas hermenuticas que se utilizarn en la historia delos conceptos (Capelln de Miguel 2011: 115).

    Los momentos conceptuales vinculan la dimensin conceptual conuna materialidad emprica que incluye no solamente corpus escritos sinotambin instituciones y actores polticos y sociales. Inspirados en la HistoriaConceptual de R. Koselleck (2006) y en cierta medida los aportes de la

    Historia Intelectual del pensamiento poltico de Q. Skinner (2005) y P.G.A.Pocock ([1975] 2008), estos tipos ideales permiten iluminar las relacionesentre conceptos polticos desde una perspectiva diacrnica pero informadasincrnicamente. Esta herramienta heurstica permite tambin proponerconceptualizaciones que sean interesantes no solamente para el trabajohermenutico sobre determinados textos y conceptos sino tambin la teorapoltica contempornea y el anlisis poltico de los problemas de nuestrotiempo (Lesgart 2005). La pertinencia y actualidad de este enfoque

    epistemolgico que articula el anlisis conceptual con la innovacininstitucional para la investigacin en ciencia poltica queda ratificado por lostrabajos ms recientes de referentes internacionales de la disciplina comoTerence Ball (1999), John McCormick (2003, 2007), Hanna Pitkin (1999),Paul Rahe (2006), Pierre Rosanvalon (1985), Kari Palonen (2003), AndreasKalivas (2007) o Joao Feres Junior (2011).

    El mismo tipo de ejercicio poltico-conceptual realizamos conMaquiavelo y su vida de Castracani. Ms all de la diferencia entre repbli-

    cas y principados establecida en el captulo II de El prncipe (Maquiavelo1997, Machiavelli 2009), el republicanismo maquiaveliano reivindica tantoel poder popular como el liderazgo personal en su carcter de condicin deposibilidad de la unidad italiana. La vita de Castruccio Castracanies no sola-mente un exemplum de esta tensin maquiaveliana entre repblica,institucionalidad, participacin popular, novedad y liderazgo personal sinotambin de un tipo particular de republicanismo que no puede ser fcil-mente asimilado con la concepcin moderna de gobierno representativo.

    En tal sentido, postulamos una categora que, si bien aparece enMaquiavelo, es ms rica si se la piensa con Maquiavelo: el gobierno popular.

    Gabriela Rodrguez

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    Esta nocin se transforma no slo en una herramienta conceptual para abor-dar el republicanismo maquiaveliano desde la dada novedad-institucin sinoen una nocin que interpela a las teoras modernas y contemporneas de la

    democracia desde sus tensiones y contradicciones.En esta hiptesis de lectura sobre La vida de Castruccio Castracaniy

    en esta apuesta conceptual por el gobierno popular han influido dos debatestericos, distintos, pero en algn sentido, complementarios: el republicanoy el populista.

    Por un lado, si bien la hermenutica conceptual de la Escuela deCambridge es fundamental en nuestro planteo, disentimos con la interpre-tacin predominante en muchos de los neorrepublicanos como P.G.A. Pocock,

    Philip Pettit (2010) o Maurizio Viroli (1999), de hacer de Maquiavelo undefensor del vivere civiley de una repblica institucionalmente esttica yaristocrtica. Esta concepcin deriva, como bien puntualiza John McCormick(2003), en una visin conservadora de las instituciones maquiavelianas queactivan el poder popular, y termina siendo funcional a la interpretacin libe-ral representativa (madisoniana) de la democracia y la repblica1. Sin em-bargo, tampoco nos resulta convincente, como sostiene este ltimo, reem-plazar el Maquiavelo republicano elitista por uno democrtico-populistasino que sostenemos que la repblica en el autor de losDiscursosy otrosrepublicanos clsicos y modernos no se reduce exclusivamente al gobiernorepresentativo tal y como lo conoce la teora liberal de la democracia. Peropara que este sentido de la repblica haga sentido, lo popular no puedesolamente ser una dimensin pasiva de la poltica, sino que su actividad searticula con instituciones y liderazgos que no solamente contienen el poderpopular y su voluntad innovadora sino que en determinadas circunstanciasson su condicin de posibilidad.

    Por el otro, el populismo con su polisemia incluye desde elparticipacionismo rousseauniano-arendtiano criticado por Philip Pettit en

    1 McCormick identifica esta tradicin con la concepcin madisoniana de la repblicademocrtica moderna como forma superadora de la democracia clsica. Desde el puntode vista de este terico poltico estadounidense la concepcin madisoniana es herederadel pensamiento republicano renacentista, pero no del democrtico Maquiavelo sinodel aristocrtico Guicciardini. Por eso, no sin irona sostiene que por sus supuestos

    valorativos acerca de la repblica, el libro de Pocock debiera haberse llamado no TheMachiavellian Momentsino The Guicciardinis Moment(McCormick 2003: 616).

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    su Republicanism2hasta una caracterizacin sociolgico-discursiva de las ex-periencias polticas latinoamericanas del siglo XX al XXI (Aboy Carls 2012),representa terica e institucionalmente un problema para la democracia li-

    beral y republicana. Pero este problema no radica, como suele creerse, en elhecho de que liberalismo, por un lado, y populismo, por el otro, tensionena la democracia contempornea evitando que sea tan polticamente activa oinstitucionalmente consistente como pudiera ser. Por paradjico que suene,democracia liberal y democracia populista son menos diferentes de lo quesuele creerse y lo que el republicanismo puede ofrecer no es ser, como parecesostener Pettit (2010: 80-109), el mejor justo medio entre ellas, sino mos-trar una repblica en disputa conceptual y polticamente consigo misma.

    De este conflicto surgir la audacia terica para debatir los alcances y lmitesde las democracias contemporneas, resignificando no slo las relaciones entreliberalismo y populismo sino tambin reactualizando la nocin de gobiernopopular. Y en eso como en tantas otras cosas, Maquiavelo es un exemplumaseguir.

    Este artculo est estructurado en cinco partes, adems de esta intro-duccin. En la primera se presenta la versin maquiaveliana de la vida deCastruccio, su uso poltico-literario de la crnica histrica. En la segunda se

    analiza qu tipo de virtudes polticas ejemplifica este prncipe de la repblicaindependiente de Lucca, cul es su relacin con la fortuna y la virt. En latercera seccin se analiza el sentido poltico de los exempla maquiavelinos y laparticularidad de Castracani entre ellos. En el cuarto apartado se relacionan losconceptos de innovacin, institucin, poder personal y popular. Y finalmente,se instala una discusin sobre las potencialidades de la categora del gobiernopopular en clave maquiaveliana en el debate democrtico contemporneo.

    I. De la crnica al relato maquiaveliano:quin es Castruccio Castracani?

    La vida de Castruccio Castracanies un texto tardo en la produccin deNicols Maquiavelo. Pero, sus temas, sus personajes e incluso alguno de los

    2 All Pettit rechaza la identificacin de la repblica con la democracia en su versin

    populistaque identifica extraamente con la concepcin arendtiana de la polis, la sobera-na popular rousseauniana o las formas clsicas de democracia directa (Pettit 2010).

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    referentes para construir la semblanza del prncipe, o ms precisamentedel condotiero, estn presentes en su pluma hace casi una dcada. De hecho,al final de esta nouvellebiogrfica, Maquiavelo sintetiza (y ficcionaliza, ya

    que, por empezar, hace morir a su personaje principal tres aos antes delfallecimiento del Castruccio real), la vida de Castracani y explica por qu setrataba de una vida ejemplar, poltica y tericamente hablando:

    Vivi cuarenta y cuatro aos y se comport como unprncipe en cualquiera de los lances de la suerte. Y como eranmuchos los recuerdos de su buena fortuna tambin quiso quehubiese algunos de su mala fortuna, por lo que las cadenas que

    sufri en prisin todava se ven colgadas en la torre que era sucasa, puestas all por l para recordatorio de su adversidad. Yporque en vida no fue ni inferior a Filipo de Macedonia, padrede Alejandro, ni a Escipin de Roma, muri a la edad de am-bos; y sin duda los habra superado a ambos si en vez de Luccahubiese tenido como patria a Macedonia o Roma (Maquiavelo2006: 78-79)3.

    Pero para comprender el simbolismo de la figura de Castruccio parael pasado y el presente poltico que Maquiavelo interpreta es importanterecuperar algo de historia. Y esta historia tiene dos sentidos complementa-rios. La primera refiere al contexto histrico (la Historia con mayscula, oHistory) en el cual Maquiavelo se decide por escribir este relato, y la segundaa los acontecimientos que l hilvana dentro del relato mismo para narrar suversin de la vida de Castracani. Esa es la historia que los angloparlantesllaman storyy Hannah Arendt (1996: 208) define y pone en accin en La

    condicin humana del siguiente modo:

    3 El texto original en italiano es el siguiente: Visse XXXXVII*, e fu in ogni fortunaprincipe. E come dalla sua buona fortuna ne appariscono assai memorie, cos volle cheancora della cattiva apprisseno; perch le manette con le quali stette incatenato inprigione si veggono ancora oggi fitte nella torre della sua abitaziones, dove da lui furonomesse acci facerssino sempre fede della sua avversit. E perch vivendo ei non fuinferiore n Fillippo di Macedoni, padre di Alessandro, n Scipione di Roma, e mornella et delluno e dell altro, ei sanza dubbio arebbe superato luno e laltro se, in

    cambio di Lucca, egli avessi avuto per sua patria Macedinua o Roma. (Machiavelli2005: 301).

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    Pero la razn de que toda vida humana cuente sunarracin y que en ltimo trmino la historia se convierta en ellibro de narraciones, con muchos actores y oradores y si auto-

    res tangibles, radica en que ambas son resultado de la accin.

    Siguiendo esta caracterizacin nos detendremos primero en eldaimonmaquiaveliano cuando se decide por narrar la vida de Castracani para luegoanalizar cmo el relato de los hechos y palabras de Castruccio nos revelan uninesperado daimon4que hace de un personaje histrico conocido pero nodemasiado admirado o admirable (segn el cronista de que se trate) en unexemplumque moderniza en un sentido clsico las vidas ejemplares de Suetonio

    y Plutarco. Este relato o storytiene un narrador pero su rol como autor-productor es diferente porque no se trata de un producto salido de lasmanos humanas (Arendt 1996: 208) sino una historia de un nuevo co-mienzo que ya se haba puesto en accin en el momento que para soportarsus penas5Maquiavelo decide contarla y empezar con ella a hacer rodar a lafortuna, de nuevo.

    En ambos recorridos nos vamos apoyar, adems de en el propio textode Maquiavelo, en bigrafos de Maquiavelo como Maurizio Viroli, en cro-

    nistas de la poca de Castracani como Giovanni Villani ([1363] 1991)6

    , yen dos comentaristas, que a diferencia de la mayora de la crtica hicieron deeste relato maquiaveliano objeto de anlisis terico poltico o literario comoMcFarland (1999) y Bondanella (1972).

    Nicols Maquiavelo llega a Lucca en julio de 1520 para resolver elcaso del mercader de esa ciudad, Michele Guinigi cuya quiebra haba perju-dicado a varios mercaderes florentinos. No es ya el segundo secretario de la

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    Etimolgicamente el daimon (Daivmwn

    )es la divinidad, el destino. Arendt (1996:203) prefiere la versin socrtica donde el daimones lo divino presente en cada hombreque devela su verdadero ser. En el captulo III de La vida del esprituArendt (2002:153)cita a Maquiavelo (2000:188) cuando afirma que la virtud humana se muestra en lasgestas y permite establecer un paralelismo entre ambos en sus concepciones de la accincomo reveladora del quin del agente.

    5 Arendt (1996:199) comienza el captulo 5 deLa condicin humana con un epgrafe deIsak Dinersen (seudnimo de la escritora Karen Blixen) que dice Todas las penaspueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas.

    6 Tras la muerte de Villani en 1348 su Cronica Universalefue continuada por su herma-

    no y su sobrino. Los episodios relativos a la vida de Castracani fueron escritos en vida delcronista original.

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    cancillera (el puesto lo perdi con la cada de la repblica de Pier Sonderini)sino un simple ciudadano. Maquiavelo se dirige a esta ciudad a resolver unproblema entre particulares por un pedido de Julio de Medici, futuro Cle-

    mente VII. Finalmente nuestro autor no lograr recuperar su puesto diplo-mtico, haber estado preso por ser partidario del rgimen depuesto y suvnculo con los humanistas de Orti Oricellari7que conspiraron contra larestauracin de los Mdici no lo ayudaron demasiado. Pero lograr el encar-go de una obra sobre la historia de su ciudad con la que cerrar su produc-cin y un caso ms para poner a prueba su hiptesis interpretativa de lapoltica, sus actores e instituciones. Durante su estancia en Lucca escribe unSumario de los asuntos de la Ciudad de Lucca. Esa visita fue la excusa para que

    Maquiavelo les regale a sus amigos otro de sus frutos de ingenio y fanta-sa, Vita di Castruccio Castacanique:

    Ms que de una historia o una biografa se trataba de unimaginativo relato de un hombre que desde una humildsimacondicin logr, gracias a su fuerza y resolucin, su virt, hacercosas grandsimas y convertirse en prncipe (Viroli 2002: 234)8.

    Presente que algunos de esos amigos humanistas republicanos su-pieron apreciar como tal, y otros, como Zanobi Buondelmonti, criticaronpor su falta de rigor historiogrfico al hacer uso y abuso de dichos inventadospuestos en boca de Castruccio. Esta observacin tambin se har presente enlas interpretaciones de los tericos polticos y maquiavelistas de los siglos XXy XIX que tendern en su mayora a desestimar este texto dentro del corpusmaquiaveliano, como Skinner (1998). Quizs ni unos ni otros terminaronde comprender el sentido conceptual y poltico de este exemplum

    maquiaveliano.La Tabla 1 presenta un resumen que contiene una comparacin entrelos acontecimientos relatados en la crnica histrica y en el relato

    7 En ese grupo Maquiavelo haba discutido los Discorsiy haba dedicado sus reflexionescontrarias a la tirana. Tambin all haba estrenado su pieza teatral La Mandrgora.

    Algunos de ellos protagonizaron una conspiracin contra los Medici en 1521 de la queNiccol hizo todos los esfuerzos posibles por distanciarse.

    8 La versin original en italiano versa: Pi che una storia e una biografia, il ritratto

    immaginato di un uomo che da umildissima condizione riusc grazie alla sua virt a farecosse grandissime e diventare prncipe (Viroli 2000: 194).

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    maquiaveliano. La misma reformula un esquema presentado por JosephMacFarland (1999:143) en su artculo Machiavellis Imagination of ExcellentMen: An Appraisal of Lives of Cosimo Medici and Castruccio Castracani

    publicado enAmerican Political Science Review. A diferencia de MacFarlandnuestro objetivo no es mostrar las alteraciones cronolgicas del relatomaquiaveliano respecto de la vida histrica de Castracani sino su funcionalidadterica y argumental para construir un exemplumpoltico.

    En lo que refiere a los hechos narrados por la crnica Maquiaveloproduce dos alternaciones estructurales que tienen un sentido argumental yterico.

    La primera es adelantar el episodio imperial e incorporar otro en-

    cuentro con Ludovico, que en la versin maquiaveliana se llama Federicopara colocar todos seguidos los triunfos de Castruccio sobre los florentinos.De esta manera, se permite avanzar sobre una hiptesis de lectura quehaba desarrollado en los Discursosy sobre la que volver en las Historiasde Florencia: la impericia poltico-militar de los gobernantes de esa ciu-dad. Desde el punto de vista del tiempo del relato esta modificacinsirve para dar ms dramaticidad a los acontecimientos que se narran ymostrar un in crescendoen los rasgos personales de Castracani que cada

    una de estas acciones revelan. Desde el punto de vista terico-poltico, lanarracin de las acciones blicas y el adjudicar a un muy joven Castruccioel triunfo es el medio que Maquiavelo encuentra para transmitir su sabi-dura respecto de la conduccin de ejrcitos. En las contiendas blicas deCastracani se replican los anlisis delArte de la Guerra(Maquiavelo 1989)pero ahora aplicados a un caso ms cercano al tiempo histrico deMaquiavelo que las hazaas de los cnsules romanos y sus soldados. Deesta manera, Maquiavelo logra, con ms pericia que en su propia vida,

    poner en accin sus consejos militares, ya que cuando organiz las mili-cias florentinas bajo encargo de Pier Sonderini no consigui ms queretrazar la derrota de Prato en 1512, y poco le sirvieron sus conoci-mientos de las cosas antiguas con las experiencias modernas (Maquiavelo1997, 2000).

    La segunda alteracin de la crnica tiene que ver con la conspiracinde los Poggi, que como tal no existi, aunque otra familia, los Quartegiani,haya tratado de desplazar a Castruccio del gobierno de Lucca. Maquiavelo

    coloca esta escena en el momento en que Castracani se transforma, gracias ala acclamatio del pueblo primero y el apoyo imperial despus, en algo ms

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    que un condottiero: es el prncipe de Lucca, que sigue siendoinstitucionalmente una repblica9. Ahora bien, la conspiracin de los Poggicristaliza una serie de consejos que Maquiavelo vena dando para la conserva-

    cin de los stati10sean stos repblicas o principados: las conspiraciones nosuelen resultar porque si son pequeas no tienen el poder suficiente y si sonamplias terminan siendo descubiertas (Maquiavelo 2000).

    Entonces podemos decir que los cambios en la cronologa deMaquiavelo no fueron hechos solamente por el placer de la ficcionalizacinsino para transmitir una enseanza poltica. La funcionalidad de la secuencianarrativa que alcanza el clmax con los triunfos de Servalle y Fucecchio es darcuenta del arte de la guerra que Maquiavelo consideraba ms efectivo (uso de

    la infantera, aplicacin selectiva de la caballera, eleccin coyuntural entre ladefensa y el ataque) pero tambin dar una leccin de poltica. Castrucciomuere antes de estabilizar el statode Lucca cuando la estrella de su fortunaapaga y pierde la vida, como todo hroe trgico que se precie de tal, en unevento fortuito que demuestra que por virtuoso que se sea la ambicin exce-siva (hybris) es castigada y que todo lo que se haga por evitar el final no hacesino desencadenarlo. Sin embargo, a diferencia de Cesar Borgia sabe, graciasa la educacin maquiaveliana a los prncipes, lo que le est pasando. Y al

    saberlo, aun sin haberlo evitado, deja un extrao legado: los derrotados porla fortuna pueden revertir su historia, si al escribir la Historia se nos permitealgo ms que la cronologa.

    Para cerrar este apartado, y recuperando la distincin arendtiana en-tre Historia e historia antes mencionada, se puede concluir que la adapta-cin ficcional de la crnica hecha por Maquiavelo revela un Castruccio cuyo

    9 Maquiavelo afirma que en la Toscana hay tres repblicas, Florencia, Siena y Lucca, y

    otras tantas ciudades que aspiraban recuperar su libertad. Ninguna de las tres dej deser considerada una repblica, que en este caso se usa como sinnimo de gobiernopopular, aunque todas ellas estaban lo suficientemente corrompidas como para necesi-tar de un poder regio para poner freno a la ambicin y la corruptela de los poderosos.Todava no encontr la Toscana el hombre que pudiera hacerlo, aunque Castracani yPetrucci (ver infra), estuvieran ms cerca del gran hombre providencial que los Medici(Maquiavelo 2000: 170).

    10 Para Skinner (2003: 29-36, 68) lo statoen Maquiavelo preserva una ambivalenciaconceptual ya que refiere tanto a la persona que gobierna (status del que gobierna),como el rgimen poltico, y de a poco se asocia con una estructura institucional inde-

    pendiente del magistrado temporalmente a cargo de ella. Con Hobbes lo statopasa a serel Estado como persona artificial.

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    daimonno se limita a un sagaz lder militar o un personaje colorido de la bajaEdad Media italiana, sino en la encarnacin personal de un modo de con-cebir la poltica. Se trata claramente de un exemplum de un tipo de poltico

    y de un momento conceptual maquiaveliano. Pero esa historia es escritadentro de una Historia que Maquiavelo construye a la vez que relata y en ellasu propio daimonse revela de manera sorprendente. Por ello resulta intere-sante que su encuentro con la historia de Lucca y su prncipe se produzcagracias a su labor diplomtica. Para Maquiavelo su teora poltica es tan par-tcipe de su actividad como funcionario de su statoo mandatario de unprncipe como lo eran sus lecturas de los clsicos antiguos. Entonces podra-mos preguntarnos, aun a riesgo de causar el encono de Leo Strauss (1984:

    225), si Maquiavelo no es a su modo un ejemplo de un sabio que devienepor pasin y no por consecuencia de la escatologa histrica de la moderni-dad judeo-cristiana y hegeliana en funcionario11, y en ese devenir, no slodemocratiza los secretos de la poltica clsica sino funda una praxis polticaque no deja de ser vital y lcidamente terica.

    III. Virtudes yvirtde un condotiero:

    variaciones del momento maquiaveliano

    El relato de las acciones de Castruccio Castracani culmina con sumuerte. Y esa es la oportunidad para poner en sus propias palabras, ya que elmoribundo emite su propia oracin fnebre, una sntesis de sus virtudes ylas consecuencias de su virtpara el statoque deja como herencia:

    Por eso deberas seguir mi consejo, encontrar la manera

    de sacar provecho de mis fatigas y peligros; lo que ser ms fcilsi recapacitas sobre estos recuerdos mos. Y tendrs una doble

    11 No puede decirse que el modelo de sabio funcionario maquiaveliano sea idntico al deKojve pero vale la pena recordar sus reflexiones al respecto que fueron parte de supolmica con el propio Strauss: Adoro este trabajo. Para el intelectual, el xito ocupa ellugar del logro. Si se escribe un libro, se obtiene xito, es todo. Aqu es diferente [conaqu se refiere a su trabajo diplomtico], porque hay logros. Le he dicho el placer quesent cuando mi sistema aduanero fue aceptado. Es como una forma superior de juego.

    Se viaja, se pertenece a una elite internacional, que ha reemplazado a la aristocracia, y seconocen personas que no son novatos (Kojve 2003: 56).

    Gabriela Rodrguez

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    deuda conmigo: te he dejado un reino y te he enseado comomantenerlo (Maquiavelo 2006: 70)12.

    Vale decir que en esta declaracin Castracani muestra unautoconciencia mucho ms maquiaveliana que la de otras figuras polticas, apartir de las cuales se han construido slidas interpretaciones sobre la inno-vacin conceptual maquiaveliana para la teora y la praxis republicana. Poreso, proponemos recuperar esta matriz analtico conceptual neorrepublicanaque tiene en Skinner (1998) y Pocock (2008) dos referentes13. Y lo haremoscon la intencin de mostrar cmo en los hechos y en los dichos de Castracani,por ms estereotipados que stos sean, se ponen en juego problemas polti-

    cos propios de un momento maquiaveliano.Skinner (1998) y Pocock (2008) coinciden, a pesar de que uno desta-que la influencia neo-romnica y otro la aristotlica, en lo innovadoras de lasconcepciones maquiavelianas de fortuna y virty en el impacto que ambastienen en el republicanismo atlntico. Y otra extraa convergencia es quepara ejemplificar el uso de estos y otros conceptos (virtudes en plural, stato,conflicto,ordine) o figuras (prncipe, legislador, fundador) ninguno se refierea La vida de Castruccio Castracani. Esta omisin resulta enigmtica si se tiene

    en cuenta que en este relato se pone en juego muy ostensiblemente la rela-cin entre virtudes y virty se encarna la antinomia convergente entre lainnovacin personal y la continuidad institucional, dos rasgos distintivos delos machiavellian momentsa la Pocok y a la Skinner.

    Respecto de la fortuna estos representantes de la Escuela de Cambridgeresaltan hasta qu punto los humanistas, y dentro de ellos Maquiavelo, recu-peran y re-significan la tradicin antigua. As se abandona, o al menos se

    12

    El texto original en italiano es el siguiente: A che bene, per il consiglio mio, che tu tiVolga, e tingegni per questa via di goderti le fetiche e pericoli miei, ricordi. Ed arai adavere meco duoi obrighi; luno, che io tho lasciato questo regno; laltro, che io te loinsegnato a mantenerse (Machiavelli 2005: 297).

    13 Sintticamente puede decirse que el Maquiavelo de Pocock (2008), por ms elitista quesea en trminos de McCormick (2003: 619-626), abraza el republicanismo comocausa y se transforma en su referente. Para Skinner (2003), la situacin es ms ambivalenteporque Maquiavelo innova tambin en transicin de una concepcin clsica del statohacia el Estado moderno, y entonces es un antecedente del desplazamiento que seproduce en la teora poltica moderna (especialmente en la contractualista) de la preocu-

    pacin por el rgimen poltico al inters por el fundamento de la legitimidad del ordenpoltico ahora estatal.

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    matiza, la concepcin cristianizada de Boecio donde la fortuna era sinnimode la providencia o era una mitologizacin de la que se servan aquellos quepensaban que la historia era catica y rechazaban su dimensin escatolgica

    (Skinner 1998, Pocock 2008). La virt maquiaveliana es entre otras cosas eltimmingo, mejor dicho, el sentido de la oportunidad que de la que se sirve elhombre poltico para seducir a esta voluble mujer, que como toda mujer quese precie de tal (al menos para el renacentista Maquiavelo) se deja ser amadacon ms placer por los jvenes y audaces. O para decirlo en trminos de

    Althusser (2007: 221) mientras la virtes la figura de la conciencia, la fortu-na es la espontaneidad insondable, imprevisible y negativa. Pero ese vir, quesabe atraer a su favor, al menos temporalmente, los vaivenes de la fortuna, no

    es el hombre ni el ciudadano clsicamente virtuoso. Tiene otras virtudes ytiene fundamentalmente otra virt, mantener o conservar lo stato, aunquemuchas veces para hacerlo deba expandirlo y termine condenado por supropia hybris como Castruccio o como los romanos por la dificultades intrn-secas de la forma poltica imperial que, a diferencia de Dante, Maquiaveloestaba lejos de admirar14.

    Si no en la virt y en la fortuna, en las virtudes hay una clara diferenciaen estos dos intrpretes de Maquiavelo y su momento. Para Skinner (1998:

    50-56) de las virtudes clsicas o ms precisamente estoicas porque se lasdebemos a Cicern y Sneca, Maquiavelo deja de lado o invierte bsicamen-te tres: la liberalidad, la magnanimidad y la honestidad. Aunque no parecie-ra particularmente avaro en sus acciones y sus dichos, ninguno de ellos tes-timonia que Castruccio haya sido particularmente generoso con su dinero ocon el de las arcas pblicas. Incluso se atreve a criticar a quienes tienen casasgrandes o comen de ms (Machiavelli 2005, Maquiavelo 2006). Podra de-cirse que en trminos arquitectnicos estaba ms interesado en dar un ejem-

    plo poltico (dej en su casa la cadenas donde estuvo prisionero para recordarun momento en el que le fue adversa la fortuna), que en embellecer suciudad. Respecto de la honestidad, sagaz generando divisiones en las ciuda-des que quera conquistar y hbil en desbaratar conspiraciones, Castrucciono estaba demasiado preocupado por mantener la palabra empeada, si estono era necesario (Machiavelli 2005, Maquiavelo 2006). Tampoco se mues-

    14 Sobre la relacin terica entre Maquiavelo y Dante, vase Peterman (1987). Los gelfos

    eran en las guerras religiosas de los siglos XII, XIII y XIV los partidarios del Papa y losgibelinos del emperador germnico.

    Gabriela Rodrguez

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    tra por dems piadoso, ya que no slo es parte de la faccin gibelina queapoyaba al emperador, sino que con un dejo neorromntico que Maquiaveloinventa o subraya, su amor a la patria precede su fe en la iglesia universal. Y

    finalmente, durante la conspiracin de los Poggio, Castracani muestra a laBorgiacmo no es adecuado ser magnnimo cuando se quiere dar una lec-cin a los enemigos actuales y advertir a los por venir (Machiavelli 2005,Maquiavelo 2006). Esta creencia se refuerza en sus propios dichos cuandofrente a la pregunta de por qu haba mandado matar un viejo amigo, diceque cuando decidi hacerlo, ya no lo era, era un enemigo nuevo (Machiavelli2005, Maquiavelo 2006). Aunque Skinner no termine de afirmarlo explci-tamente, cabe remarcar que Maquiavelo no predica el abandono de las virtu-

    des cardinales platnicas (prudencia, justicia, templanza, fortaleza). Castrucciono se presenta como en exceso afecto a la concupiscencia, aunque es bastanteliberal en lo que respecta a la conducta sexual de los ciudadanos de Lucca aquienes no condena ni por tener amantes sin casarse ni por frecuentar pros-tbulos, aunque les recomienda que no entren en esos establecimientos cuandopuedan ser vistos. Es prudente, en el sentido astutamente maquiaveliano, noes particularmente injusto y es valiente, en el ms clsico de los sentidos.Quizs lo nico que puede reprochrsele en este ltimo aspecto es que sus

    ansias de honor y gloria lo hacan emprender acciones por dems audaces,sin las cuales, vale decirlo, no hubiese sido un ejemplo de liderazgo militar nitampoco hubiese ejercido su virtde manera tal de doblegar, al menos en elmomento final, a la diosa fortuna. Ciertamente Maquiavelo reconoce que nopracticar algunas de ellas (especialmente la templanza) puede ser tolerable sino pone en riesgo la supervivencia del stato(Skinner 1998: 119). En esto,como tantas otras cosas Castruccio Castracani era un ejemplo a seguir.

    Para Skinner este cambio de valorizacin de las virtudes es una revo-

    lucin copernicana de Maquiavelo. Pero esa revolucin no radica en que conel prncipe moderno aparezca un tipo de hombre excepcional sin prece-dentes. En su visin, si gracias a la fortuna y a cierta pericia de sus funda-dores, Roma contaba con leyes y ciudadanos virtuosos, necesitaba de lde-res con cualidades de mando militar y civil para expandirse y sobrevivir.Por ende, para Skinner no existe un hiato insondable entre el Maquiavelode El prncipey el de Los Discorsi, idea que por momentos en Pocock parecepersistir (Skinner 1998). Y es esta lnea skinneriana que Castruccio no es

    slo un caso ejemplar del prncipe nuevo modernamente innovador sinotambin un lder cuya virtud puede servir para impedir la corrupcin o el

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    desastre de un statoque ni antes ni despus de su paso por el poder abando-n la forma republicana15.

    Para Pocock (2008) por su lado, la inversin moral maquiaveliana

    importa menos por su fidelidad al legado reorromntico y estoico sino porsu impacto en la propia figura del vir, que deja de ser un ciudadano que vivecon otros para transformarse en un hombre excepcional bastante prximo altirano clsico. La muerte del vivire civilees para Maquiavelo, al menos en laversin de Pocock, lo peor que puede pasar en poltica (Pocock 2008). Y esoslo le pasa a las repblicas, ya que los prncipes cuanto mucho puedenperder su stato, aunque si este no es slo el status del prncipe sino tambinuna unidad poltica, Maquiavelo, en su versin proto-hobbesiana, no lo creera

    tan poco. De todas formas, la paradoja radica en que quien mata el vivir civilecolectivo al pretender encarnar en uno lo que corresponde a muchos puede,dentro y fuera de las repblicas, transformarse en su salvador. Optandopor el Maquiavelo tradicionalmente republicano, Pocock elude el proble-ma poltico que sintetiz tan bien la frase de Aron: la repblica teme tantoa los grandes lderes que siempre termina recurriendo a salvadores (Novaro2000: 271). Pero Pocock no puede dejar de reconocer que su propia concep-cin de la virtparcialmente no moral termina hermanando a los hombres

    de los Discorsicon el gran hombre de El prncipe (Pocock 2008: 272). Elprncipe impone una forma a la fortuna al alterar los acontecimientos con supropia intervencin y rompe con la legitimidad tradicional mientras que losciudadanos romanos lograron, mediante la institucionalizacin de la virtudcvica, dotar de estabilidad a laspoliso statihumanas, cuya materia primapor su humanidad es tan voluble. Justamente los liderazgos en la repblica,sin ser nunca cesaristas16, tienen que estar ah si se quiere garantizar una delas premisas centrales de Maquiavelo para explicar la grandeza de Roma: la

    continuidad en el cambio.A pesar de sus virtudes y quizs por su virt, el Castacanimaquiaveliano muere repentinamente sin haber estabilizado su statoy sin

    15 Al menos hasta la llegada de Napolen, que transform a la ciudad en dominio regio desu hermana Elisa en 1805, Lucca sigui siendo repblica.

    16 Maquiavelo es un anticesarista declarado, si por esto se entiende alguien que se opone altiempo de movilizacin poltica que hizo Julio Csar, inspirado en el mal ejemplo de losGracos, de la plebe urbana romana (Maquiavelo 2000). Eso no impidi que tuviera

    una versin, por momentos, idealizada de otros csares, pero s devela la tensin queexiste en su repblica popular entre el pueblo y laplebs. Ver infra.

    Gabriela Rodrguez

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    haber consolidado ninguna alianza poltica duradera. Sus dichos finalesms dignos de un filsofo socrtico (Strauss 1984) que de un condotierosanguinario no alcanzan para matizar su desafortunado final. Es entonces

    Castruccio Castracani ejemplo de un momento conceptual fallido? Justa-mente para abordar ese punto abordaremos la cuestin de los exempladonde se pone en evidencia cmo Maquiavelo entiende y produce unainnovacin conceptual y poltica.

    IV. Ejemplos de polticos y poltica de los exempla

    La escritura de La vida de Castruccio Castracani surge de una misincasi diplomtica a Lucca que Maquiavelo emprende a pedido de Julio deMedici, futuro papa Clemente VII. A su regreso, ste ltimo encargar alautor de El prncipeuna versin de la historia de su ciudad natal. Por esemotivo, y por el hecho de que La vida de Castruccio Castracaniy laHistoriade Florencia (Maquiavelo 1979) fueron escritas casi contemporneamente,se las suele comparar cuando de relatos de prncipes se trata. Ciertamentepuede decirse que Castruccio Castracani en un caso, Cosme Medici en el

    otro (Maquiavelo 1979), operan como figuras contrastantes. Pero, aunqueMaquiavelo no lo diga, Castruccio y Cosme tenan algo en comn: ambosse apoyaban en el pueblo, aunque el partido del Medici fuera ms plebeyoque popular. Lo malo en el caso de Cosme es que la derrota de los grandestenga por consecuencia la sujecin definitiva de Florencia a la autoridadpapal, como antes, en los tiempos de Castracani, lo haba estado al reinode Npoles. Por cristiano, esteta, magnnimo, poco belicoso, Cosme nopuede, a juicio de Maquiavelo, refundar el ordinerepublicano florentino y

    mucho menos constituir un tipo ideal de prncipe que revele la originali-dad del momento conceptual maquiaveliano de la repblica y de la teorapoltica. Por eso, Maquiavelo, y nosotros con l, vamos a recurrir a otrosprncipes renacentistas que tienen mucho ms que ver con el exemplum deCastruccio Castracani que Cosme pero tambin que el favorito deMaquiavelo, Csar Borgia.

    En El prncipeno hay ninguna mencin al condotiero de Lucca peros hay dos importantes referencias a otro gobernante que no es el hijo del

    papa Alejandro IV y que resulta, al final, mucho ms exitoso que l en lo quela conservacin de lo statose refiere: Pandolfo Petrucci. Catalogado en algu-

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    nas biografas como tirano, epteto tambin aplicado a Castruccio17, elprncipe de Siena es conocido por Maquiavelo en 1503, en ocasin de unalarga entrevista que tiene con el duque Valentino al que haba visto por vez

    primera dos aos antes. Pandolfo es, entre los exempla modernos, es decircontemporneos a Maquiavelo, el ms parecido a Castruccio: entiende quela fortuna es variable y que el buen prncipe debe saber aceptar sus vaivenes.

    Y por ende ambos, si no suscribiran, comprenderan bien la siguiente sen-tencia del autor de El prncipe: Concluyo pues, que puesto que la suertecambia y los hombres se obstinan en sus actitudes tienen xito mientras semuestran acordes, y fracasan cuando son discordes (Maquiavelo 1997: 158)18.

    Por ello, Petrucci gobern su ciudad sirvindose de quienes en princi-

    pio se mostraron como sus enemigos y que necesitaban de su apoyo paramantener su condicin (Maquiavelo 2000) Hay otro rasgo de Pandolfo, lacapacidad de elegir buenos consejeros (testimoniada en su eleccin de Anto-nio da Venafro como ministro)19, que no queda tan claro que Castracanicompartiese (en el relato de Maquiavelo parece decidir siempre solo) pero

    17 Queda para futuros trabajos el anlisis del concepto antiguo de tirana y la manera enque el mismo es apropiado en el Renacimiento. Vale mencionar a ttulo ilustrativo quela tragedia Edipo Reyse denomina originalmente Edipo, Tirano, debido no tanto al

    modo en que Edipo ejerca su autoridad en Tebas sino a su legitimidad de origen:siendo el hijo del rey, al no saberlo, llega al poder como prncipe nuevo y se apoya en suingenio al develar el enigma de la esfinge. En losDiscorsiMaquiavelo se refiere a la tiranacomo forma desviada de la poltica regia pero no hace referencia ni a Pandolfo ni aCastruccio (Maquiavelo 2000). Kalivas (2007) hace un aporte interesante en su an-lisis de la relacin entre la figura republicana del dictador y su asimilacin con la figuraantidemocrtica del tirano, no ya en la Modernidad sino en la Antigedad. Sinembargo, su erudito trabajo diluye las ambigedades en la Grecia clsica respecto de lastiranas del siglo VI que fueron en muchos casos condicin de posibilidad de las

    democracias del siglo V que las transformaron conceptual y polticamente en su antino-mia.18 La versin original italiana de la presente cita es: Concludo, adunque, che varindo la

    fortuna, e stando li homini ne loro modi obstinati, sono felice mentre concordanoinsieme, come dicordano, infelice (Machiavelli 2009: 132).

    19 En el captulo XXII de El prncipe,sostiene que hay tres tipos de inteligencia: la quedistingue por s misma, la que distingue la que otro comprende (una excelentsima yotra excelente), y la que no comprende ni por s misma ni por otros (intil). Castracanitendra las dos primeras, Pandolfo al menos la segunda, y el emperador Maximiliano de

    Austria, es un ejemplo de la tercera por su impericia para gobernar y por ser tan

    influenciable por cualquiera que lo aconsejara que era incapaz de decidir (Maquiavelo1997).

    Gabriela Rodrguez

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    que la sagacidad de sus dichos finales y su sentido de la autocrtica es proba-ble que su bigrafo tambin se la adjudicase.

    En los Discorsiaparecen dos referencias a Castruccio. La primera se

    repite en el Libro II de laHistoria de Florencia, y relata cmo Castracanivence en 1325 a los florentinos que debieron aceptar el vasallaje del rey deNpoles, Roberto, para que los defendiera, infructuosamente, del asolamientodel condotiero a tierras toscanas (Maquiavelo 2000, Machiavelli 2005). Laotra referencia ampla la cuestin para demostrar cmo los ciudadanos deFlorencia, valientes en las guerras lejanas, no lo eran cuando atacaban suterritorio y de all deriva Maquiavelo en consejo general, que Castruccioaplica (en la toma del Castillo Serravale para organizar la defensa contra los

    florentinos como si fuese el desfiladero de las Termpilas), que a quien tengabien organizado su pueblo le conviene esperar la guerra en su territorio,mientras que se encuentre en la situacin contraria debe preferir combatirfuera de l. Todas estas menciones son complementarias a lo que Maquiavelohaba escrito en El arte de la guerraya que se encuentran en el libro II de losDiscorsi, dedicado casi por entero al debate acerca de cul es la mejor organiza-cin militar para que un repblica pueda ser estable internamente y expansiva,o cuando menos no fallidamente defensiva como Florencia, en su poltica

    exterior. Y reaparecen en la Vida de Castruccioque parece hacer todo bien comocapitn militar mientras que los florentinos hacen todo mal (ver supra).En este punto vale la pena detenerse en el sentido de los exempla

    maquiavelianos y en especial en el exemplumde Castracani como un casodonde Maquiavelo se sirve de un rasgo caracterstico de la historiografa hu-manista que tiene importantes precedentes clsicos como medievales.Maquiavelo encuentra en Castruccio un arquetipo que encarna en personalos conceptos y observaciones analticas centrales de su teora poltica. Con-

    trariamente a lo que sostiene uno de los analistas ms reconocidos de la obrade Maquiavelo en el mundo anglosajn, el italianista John HumphreysWhitfield (1969), la vida de Castruccio Castracani no es un texto menor quenada aporta a la concepcin maquiaveliana de la poltica. Ni tampoco comocree MacFarland (1999) un fallido contrapunto de un prncipe casi nadaejemplar como Cosme el viejo. Castruccio es un arquetipo, como afirmaBondanella (1972: 392):

    Contrariamente a la visin de Whitfield, los ajustes ycorrecciones que Maquiavelo hace en la narracin de la vida de

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    Castruccio son aquellas que subrayan las cualidades ejempla-res del hombre, y hacen de l un mito, un prncipe arquetpico.Lejos de ser una pieza de aprendizaje para la narracin histri-

    ca, un pasatiempo de verano, este trabajo es la culminacin deuna tendencia estilstica hacia la presentacin de descripcionesde caracteres que Maquiavelo haba comenzado a practicar tantemprano como sus misiones diplomticas y que continu a lolargo de su obra20.

    Desde el punto de vista narrativo se trata de un arquetipo porquecomo ya se pudo observar en la ficcionalizacin maquiaveliana de la crnica,

    comparte algunos rasgos ideal tpicos de los exemplatan caractersticos de laEdad Media tarda y el Renacimiento: el personaje tiene un origen bajo uoscuro, un rito de pasaje a la adultez donde se muestran sus cualidades, elapogeo, el final y cierta forma pstuma de redencin. Pero, al igual que en El

    prncipecon sus mltiples exemplaeste apego por el modelo clsico de narrarcon finalidad pedaggica la trayectoria de polticos virtuosos al modo de

    Aristteles o Jenofonte no deja de estar tensionado por otras cualidades queadjudica a los personajes con cuyas vidas ejemplifica sus enseanzas. Y esa

    tensin no slo radica en la relacin entre las virtudes y la virto el cambioevaluativo respecto de los valores que necesita un orden poltico sino en suevaluacin del carcter tirnico o no del mismo. En ese punto vale recordarque a diferencia de la tradicin griega (del siglo V en adelante) y medieval,Maquiavelo no considera que la tirana se defina por falta de legitimidad deorigen, las caractersticas intrnsecas de la persona del tirano o algunos de susmodos, aun los poco cristianos de ejercer el poder. Su visin, ms romana,si aceptamos la hiptesis de Kalivas (2007) de que fueron los historiadores

    griegos del siglo I Dionisio y Apio de Alejandra los primeros en asimilardictadura con tirana, admite la convivencia de instituciones populares con

    20 La traduccin es nuestra. El original es el siguiente: Contrary to Whitfields views, theadjustment and corrections Machiavelli makes in narration of Castruccios life are thosewhich underline the exemplarities qualities of the man and which make him amythological figura, an archetypical prince. Far from being a prentice-piece of a historicalnarrative , a summer months diversion, this work is the culmination of a stylistictendency toward the presentation of character sketches which Machiavelli began to

    practice as early as his diplomatic dispatches and which he continued throughout hiswork.

    Gabriela Rodrguez

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    dictadores legales y comandancias poltico-militares. Tanto en los Discorsicomo El prncipese apela al poder personal para fundar un orden poltico opara reformar las costumbres o leyes corrompidas que impiden el vivere civile.

    Maquiavelo sabe las causas que hacen que las repblicas se vuelvan tiranas(que la divisin, proactiva si se canaliza institucionalmente, se torne facciosa)e identifica como tiranos algunos polticos, a su juicio para nada ejemplares,como Csar. Pero eso no implica que renuncie a la idea de que las institucio-nes populares y los liderazgos polticos no son incompatibles21.Y Castracanisintetiza esa antinomia, y lo hace innovando en el sentido de la ejemplaridadpoltica maquiaveliana.

    Lo que distingue a Castracani no es el hecho de que ni su conducta

    personal ni su rgimen son para Maquiavelo tirnicos, porque tampoco apli-ca ese epteto a otros prncipes o condotieri que llegaron al poder con mane-ras iguales o peores a las de Castruccio y se mantuvieron en l usando armastan o ms crueles que l. Lo que diferencia a Castracani tampoco es su mayorxito en la conservacin de su statoporque su muerte devela su propia debi-lidad, como la de Alejandro IV y la eleccin de Julio II, la de Csar Borgia. Ladistincin del Castracani maquiaveliano radica en que tiene autoconcienciade las limitaciones de su legado. Y en eso, el daimon que revela no es tanto el

    del protagonista de los hechos narrados sino del narrador que descubre y nosdescubre con irnica seriedad que no hay poder ni saber que puedan contrala contingencia de los asuntos humanos. Entonces puede decirse queMaquiavelo le suma a su Castracani otros rasgos que permiten contrastar aeste condotierocon otros exemplaprincipescos empleados por el mismo enotros momentos de su obra y cerrar con Castruccio un ciclo de relatos devidas de polticos, asumiendo ahora con toda radicalidad el impacto de la

    21 En este punto seguimos la hiptesis de McCormick (2003, 2007) que admite unademocracia maquiaveliana con liderazgos e instituciones populares que conviven sinsubordinarse las segundas a los primeros como en el caso de la democracia representati-va, y nos distinguimos de la postura de Kalivas (2007) que dice que la repblica puedeasimilar figuras temporales de la tirana (el dictador romano, por ejemplo, o los presiden-tes fuertes a la Washington) pero la democracia no. Sin embargo, hay un aporte de lalectura de este ltimo que puede servir para complejizar la genealoga de las institucio-nes populares romano-maquiavelianas que tanto pondera McCormick: las leyes deValerio Publicolae (primer cnsul de la repblica romana con Bruto) que consagraron

    los tribunales populares fueron acompaadas por la propuesta del senado deinstitucionalizar un dictador para evitar los tumultos del pueblo (Kalivas 2007).

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    fortuna en los asuntos humanos e innovando conceptualmente en el sentidode la prudencia poltica. Este arquetipo no slo sintetiza los atributosesperables de un buen lder sino tambin con en la Oracin Fnebre de

    Pericles, como Tucdides, se expresa en boca de Castracani el legado polticomaquiaveliano.

    Si hubiese credo, hijo mo, que lafortunatroncara enmedio del camino a lagloriaque tantos sucesos felices me pro-metan, me habra fatigado menos y te habra dejado un Esta-do menor, menos enemigos, menos envidia (...) No debes po-ner esperanzas en nada que no sea tu esfuerzoy el recuerdo de

    mi virtudy la reputacin que esta victoria te deja, la que teayudar, si sabs usarla conprudencia, lograr un fcil acuerdocon los florentinos y desconcertarlos con la derrota (Maquiavelo2006: 68-69)22.

    En sntesis, el prncipe nuevo maquiaveliano forma parte de un mo-mento conceptual donde fortuna y virtud, tantas veces en contradiccin, setransforman a instancias de la virt, en antinomias convergentes. Pero tam-

    bin el personaje conceptual del prncipe nuevo revela la necesidad de cam-bio que necesita todo orden poltico (entonces lo stato), especialmente re-publicano, para su preservacin. Si la virtud poltica no se democratiza (esdecir, de si la virtud de uno se convierte en virtud de muchos) y el carismapersonal no se transforma en ley (en el sentido de institucin histricamentelegitimada y no formalista o instrumental), la herencia de los afortunados(real o aparentemente) no es otra que la decadencia.

    Por esta ambivalencia que la hace necesaria y afortunada, pero tam-

    bin, desafortunada, y cuando es desvirtuada, peligrosa, el prncipemaquiaveliano es una figura del poder personal que sin ser antirepublicanani mucho menos apoltica necesita de algo ms para que la poltica y susordinepuedan renovarse y sobrevivir: que el apoyo popular se transforme enpoder popular.

    22

    El destacado es nuestro. Para la versin en italiano, vase Machiavelli (2005: 295-297).

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    V. El prncipe nuevo y la democracia: poder personale instituciones populares en el republicanismo maquiaveliano

    Si en La vida de Castruccio Castracani, como casi siempre en los asun-tos humanos, la fortuna triunfa, este hecho no testimonia exclusivamente elcreciente pesimismo antropolgico maquiaveliano. Ese triunfo representatambin la posibilidad si no de fundar, esa es tarea del legislador, cuya lanest en el futuro ms que en el presente (Pocock 2008), de comprendercmo el buen poltico transforma la decisin ocasional en virtud. Y esavirtud no es otra que la institucionalizacin de un orden poltico que seestabilice y expanda no por neutralizar sino por cobijar el conflicto que le es

    co-constitutivo.Maquiavelo no es un terico de la democracia ni en el sentido clsiconi en el moderno. En sus textos se encuentran muy pocos usos del trmino,lo cual no sera ms que anecdtico, pero tampoco hay una preocupacinpor la democracia como rgimen poltico ni como fundamento de legitimi-dad del poder. Sin embargo, su republicanismo conflictivo e institucionalistay su decisin poltico-terica de hacer visibles los secretos del poder y lasacciones del saber tienen una potencia democratizadora tal que es intil

    resistirse a ella. Lo ms aconsejable, como prudentemente adverta Tocqueville(1996) frente a la revolucin democrtica moderna, es reconocer que elmomento maquiaveliano est aqu para tensionar las relaciones conceptualesque damos por establecidas de una vez y para siempre y para poner en cues-tin nuestra preferencia por un cierta institucionalidad cuya gnesis histri-ca hemos olvidado. De hecho, su conceptualizacin de las instituciones po-pulares y de las relaciones de los liderazgos con el pueblo no se reduce a unaidealizacin conservadora del modelo romano o a la aceptacin realista de

    que un prncipe no odiado era lo nico esperable de esa alianza poltica. Porel contrario, Maquiavelo aboga, dentro de la tradicin republicana y sinnegar algunas de las prcticas de lo que ms tarde se denominar gobiernorepresentativo, por un gobierno popular cuyas instituciones, estables porestar sujetas al cambio, protegen las libertades del pueblo de las ambicionesde los grandes y permite a los liderazgos innovar sin depender slo de susvirtudes personales23.

    23

    Esta interpretacin del gobierno popular est inspirada, especialmente en su dimensinantioligrquica, en el planteo de John McCormick y su lectura de los Discorsi. Nuestra

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    En Lavida de Castruccio Castracaniel rol del pueblo se limita a reco-nocer en los momentos cruciales, cuando Castruccio asume el mando tras lamuerte de Guinigi, tras la conjura de los Poggi y cuando convoca dos veces a

    su valor para vencer a los florentinos superiores en nmero, las cualidades desu liderazgo. Si en El prncipeMaquiavelo aconseja, especialmente a los hom-bres nuevos de la poltica, apoyarse antes en el pueblo que en los grandes porsu fidelidad, tambin establece que antes que el amor (pero nunca el odio),lo que debe procurar el prncipe es ser temido para no ser desafiado. Que elpueblo, o ms que nada los grandes heridos que pueden organizar con sushabilidades de zorros el poder popular leonino, lo teman es necesario para elprncipe, pero ni a uno (el prncipe) ni otro (il populo) ese vnculo suele

    bastarles. Esto se explica por dos razones. Primero, el pueblo debe ejercer,mucho ms en una repblica que en un principado donde el acuerdo tcitoproto-hobbesiano deprotego ergo obligopuede funcionar sin ningn adita-mento, su facultad de juzgar quin tiene mejores cualidades de mando. Eneso y en la seleccin de los grandes lineamientos polticos, incluidos loscambios que un ordinenecesita para persistir, es donde el pueblo es muchoms prudente que cualquier grande como se dice en los Discursos (Maquiavelo2000). Segundo, el xito, sobre todo en trminos de poltica exterior y de

    defensa, de una comunidad poltica depende de la capacidad de conduccinde un liderazgo confiable para una fuerza militar compuesta antes que porprofesionales por ciudadanos-soldados. En su versin romana, ms cvica yclsica, o en su versin moderna, ms delegativa, estos son siempre parte delpueblo y no se conforman a obedecer si esto no significa luchar por unacausa valiosa y ser reconocidos por ese liderazgo a quienes reconocen unacapacidad de sacrificio igual o mayor a la propia que incluso puede, en elcaso de las formas polticas ms virtuosas estar institucionalizada, como la

    devotioconsular romana24

    . En ese mundo, como en la New Model ArmydeCromwell, las diferencias jerrquicas del mando no justifican las distincionesa la hora de hacer uso de la palabra pblica y actuar a travs de ella. Pero cabe

    diferencia central con este autor radica en que para nosotros el gobierno popular no esuna alternativa populista al republicanismo maquiaveliano sino que es compatiblecon esta tradicin. Sobre los usos del gobierno popular y su identificacin con laestructura institucional de la Roma Antigua, el rgimen de Girolamo Savonarola y enmenor medida la repblica que tuvo a Pier Sonderini como gonfaloniero, ver Maquiavelo

    (2000).24 Sobre la figura de la devotioconsular, vase Agamben (2003).

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    preguntarse si esas virtudes del mando y el orden militar pueden trasladarseen la forma de gobierno civil que sea moderna, activa y popular.

    Castruccio Castracani impone temor pero tambin admiracin, sabe

    reconocer las diferencias que una repblicaclsicamente antigua cobija sinservirse de las mismas de manera desigualitaria:

    era de una modestia inestimable, no se le vea realizar acto odecir palabra que no fuese conveniente, y era reverente con lossuperiores, humilde con los iguales, gentil con los inferiores.Estas cualidades hacan que no solamente toda la familia de losGuinigi, sino la ciudad entera de Lucca, lo amase (Maquiavelo

    2006: 32)25.

    En eso el prncipe nuevo en versin Castracani es muy distinto deaquellos que se imponen despticamente, a partir de hacer de sus sbditostan desiguales respecto de l como trgicamente iguales entre ellos. Perociertamente no hay en la descripcin de Lucca que se presenta en La vida deCastruccio Castracaniun anlisis de aquellos ordinique posibilitaban unaparticipacin activa del populo raso ms all de la acclamatioal lder o la

    seleccin de aquellos que tengan las mejores cualidades para el ejercicio delas magistraturas. Sin embargo, como puntualiza McCormick (2007), ladescripcin de esas instituciones como el tribuno de la plebe, las acusacio-nes, el juicio popular, el veto o la revocatoria, y en algunos casos la dictadura,es central en los Discursos sobre la primera dcada de Tito Liviopara sostener lahiptesis de que lo que hizo fuerte a la Roma republicana fue el conflicto declases y no su neutralizacin. Si bien en la semblanza de Lucca falta unasociologa poltica que permita comprender el contexto institucional y la

    estructura de clases de esta repblica y su condotieroejemplar, persiste la ideafuerza de que liderazgo y repblica no son contrarios asimtricos, y de allpuede deducirse la idea de que un gobierno popular institucionalizado perono desacralizado de novedades singulares, pueda hacerlos complementarios.

    Sin embargo, hay una cuestin que no puede eludirse. Si bien identi-ficar aquellas instituciones maquiavelianas donde se expresa el gobierno po-pular en acto o mostrar cmo este ltimo no es incompatible con los liderazgosen tanto y en cuanto estos no reduzcan la relacin con el pueblo a la acclamatio,

    25 Para la versin en italiano vase Machiavelli (2005: 282).

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    no hay ni en La vida de Castruccio Castracani ni mucho menos en los Discur-sosuna apuesta clara de Maquiavelo por el populismo como forma poltica.Sin entrar aqu en detalles sobre las tensiones internas del populismo, enten-

    dida por la confianza en la clarividencia poltica del pueblo y la valorizacinesttica de los modos de ser de las clases populares, en la obra de Maquiavelo,hay que decir laplebs, especialmente la urbana fcilmente movilizable por lasconsignas cesaristas, opera como lmite26. Se trata de un lmite poltico,social y hasta cultural de la versin ms democrtica de Maquiavelo que,como la virtuosamente aristocrtica, es falsa, si se la postula como radical.

    Castruccio tiene otros rasgos ms que lo hacen un personaje singular: susagaz irona y su sentido de la autocrtica. Estos rasgos lo hacen ms

    maquiaveliano que a cualquiera de los otros prncipes, cnsules o jefes militaresque el florentino admir. Gracias ello, Castruccio se revela como un hombrecapaz de saber qu pudo haber hecho mejor para preservacin de su statounavez que concluya su vida biolgica (no haberlo ampliado tanto) y qu debihacer (y lamentablemente no hizo) para lograr una rutinizacin adecuada desu carisma. Pero sobre todo esa irona aplicada a s mismo se denota en elreconocimiento del prncipe Castracani de que cualquiera de los ciudadanosde Lucca, que aunque por momentos se comportaron como sbditos, no aban-

    donaron nunca la actitud propia del vivire civile, poda darle una leccin devida y de poltica, que al menos para l eran lo mismo. Y en esas lecciones delpueblo raso al lder popular Castruccio se revela como prudente y Maquiavelocomo populista, si por eso se entiende alguien que cuestiona los criterios de

    26 Este populismo maquiaveliano o, mejor dicho para evitar el deslizamiento conceptual,su preferencia por el gobierno popular antes que por la repblica aristocrtica se observa ensus valoraciones de la repblica veneciana que mucho ms estable que la florentina no esejemplar ni modlica como es la moderadamente plebeya Roma anterior al siglo I antes

    de Cristo. Pero tampoco hay que olvidar que en su versin del sueo de Escipin Maquiavelooptaba pasar vida ultraterrana en el infierno con los sabios y figuras polticas del pasadoque en el cielo con los pobres bienaventurados (Pires 2008). Es muy interesante remarcarque, a pesar de su plebeyismo encarnado en la frase del proemio de El prncipesobre laimportancia que tiene la perspectiva desde abajo para los de arriba pero sobre todo lamirada desde arriba (siempre oculta por el arcanum) para los de abajo en la poltica,Maquiavelo es muy crtico de varios de los referentes del partido popular romano. El

    prncipe (Maquiavelo 1997) en contraste con Discorsi(Maquiavelo 2000). QuizsMaquiavelo, podra aventurarse, tena ms como modelo del sujeto poltico activo alciudadano soldado arraigado a la tierra del cordn agrcola que rodea a la citantes que a

    las clases populares urbanas, sin tierra ni dioses tutelares. Sin embargo, en otros momen-tos, esa mismaplebsmuestra una extraa clarividencia poltica.

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    gusto y distincin otorgados por la legitimidad cultural27. Este populismomaquiaveliano implica que toda comunidad entre un prncipe y un puebloconduce al buen camino de la estabilidad de la forma poltica? Para nada.

    Maquiavelo rechaza las versiones cesaristas del populismo (por su violenciadestructora y su condescendencia) y mantiene una valoracin positiva de losplaceres, incluso ms que de las virtudes, que un hombre clsico (vir) deba saberdisfrutar. Estos placeres, sin una forma poltica relativamente estable, son quim-ricos pero, sin una forma poltica algo cvica, son totalmente prescindibles.

    Castruccio, quizs consciente que al serle la fortuna adversa al final yel tiempo, por casi moderno poco propicio, no pens en la posibilidad detransformar el apoyo popular en un poder popular institucionalizado en

    gobierno que cada vez que la ocasin lo ameritara, supiera reconocer la nove-dad que condotieri del futuro vinieran a atraer. Su bigrafo ciertamente tam-poco lo hizo en forma taxativa, pero nos leg conceptos y figuras conceptua-les que permiten pensar virtuosamente (en el sentido de la virt) si no llegla ocasin de hacerlo.

    VI. Hacia una conceptualizacin del gobierno popular

    En esta instancia podemos afirmar que La vida de Castruccio Castracanies un exemplumdel arquetpico prncipe maquiaveliano porque presenta uncompendio de sus virtudes y un ejercicio pleno de su virt. Tambin el hechode haber sucumbido, como el propio Maquiavelo segn el relato de Viroli(2000, 2002), a los vaivenes de la fortuna lo transforma en un retrato de unpesimismo antropolgico maquiaveliano que no hace sino crecer con los aos.En este sentido no deja de resultar extrao que los neorrepublicanos atlnticoscomo Pocock y Skinner lo hayan excluido de su momento maquiaveliano. Sin

    embargo, en el marco de nuestra investigacin nos interesan otras dimensionesde esa ejemplaridad de La vida de Castruccio Castracanique tambin ilustranun momento conceptual tanto o ms innovador que the Machiavellian moment.

    Primero, con esta versin de El prncipe, escrita despus de los Discorsi,Maquiavelo deja en claro nuevamente que no hay una absoluta incompati-bilidad entre la repblica como forma poltica y el liderazgo. Y esto sucedetanto en caso de Roma, modelo poltico por excelencia, como en el muchomenos ejemplar caso de Lucca, que a pesar de sus defectos est ms cerca de

    27 Seguimos aqu la caracterizacin sociolgica-cultural de Grignon y Passeron (1991).

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    la estima maquiaveliana que la aristocrtica Venecia. Una buena repblica esuna combinacin entre la estabilidad y la expansin, y para que ello seaposible, tiene que haber lugar para el cambio. Y ese cambio, al menos en los

    tiempos modernos o tardo-medievales que a Maquiavelo y a Castruccio lestocaron vivir, suele venir encarnado en una figura personal singular. Enton-ces, en este punto, y en un texto casi ignorado por el propio historiadoringls, la hiptesis de Skinner (1998) sobre la continuidad conceptual entreEl prncipey los Discorsino pierde vigor.

    Segundo, el prncipe nuevo encarna la novedad poltica en su figurapersonal. Este elemento innovador y expansionista de la virtmaquiavelianasegn Pocock (2008) encuentra en Castracani un caso singular que combina

    cosas antiguas como el origen oscuro con cosas modernas como el contextotardo-medieval donde se sita su vida y los prncipes con los que se lo com-para. Pero tambin en esta historia Maquiavelo dota al pueblo de un rolsimilar al de la fortuna en su capacidad de elegir a un prncipe y juzgar suscapacidades. Ciertamente a diferencia de los ordineromanos, con su consti-tucin mixta, su sistema electoral y sus instituciones antioligrquicas(McCormick 2003, 2007), la participacin popular en la vida poltica deCastracani se limitaba a la acclamatioo el reconocimiento de las cualidadesdel prncipe y a conformar las milicias ciudadanas que toda comunidad

    poltica que se precie de tal requiere para no perecer en manos de ejrcitos sincompromiso patritico. As pues, ms all de ser una fuerza necesaria para laorganizacin militar, no pareciera ser un demasiado activo poder activo. Cmotransformar ese poder popular para que pueda en accin y de esa manera nomueran ni el vivere civilerepublicano ni la democracia que no es concebidaexclusivamente como delegativa y representativa?

    Y ste es el tercer punto que queremos destacar: el carcter populardel republicanismo maquiaveliano. Para que la repblica no termine, por

    liberal o por aristocrtica, por formalista o por clasista, siendo despopularizadaes necesario recordar que la forma de gobierno del pueblo que Maquiaveloreivindica es a la vez participativa e institucionalista y no rechaza la innova-cin poltica, incluso cuando sta llegue a travs de un personaje singular.Desde all el gobierno popular es algo ms que un sinnimo del gobiernorepresentativo, la democracia liberal y la repblica moderna, pero no es re-fractario a la institucionalidad, si por esta se entiende algo ms que un meca-nismo de seleccin de liderazgos o un formalismo jurdico. En este sentido

    coincidimos con la crtica de McCormick (2003, 2007) al republicanismoque termina siendo funcional a una versin mnima de la democracia o el

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    gobierno representativo pero preferimos, a diferencia de l, rescatar lo popu-lar en Maquiavelo antes que el populismo por las derivaciones que ha tenidoeste concepto en el debate terico y la prctica poltica de las democracias

    contemporneas, especialmente en Amrica Latina y por el rechazomaquiaveliano sino al tumulto al plebeyismo cesarista. Maquiavelo, comoreconoce el propio McCormick (2007), favorece esta eleccin cuando hace dela siguiente frase donde compara el Gran Consejo de Florencia con la Guardiade los Ocho el ncleo argumental de su teora del gobierno popular:

    Pero despus de cambiar este orden por mutacin delEstado, crearon ocho ciudadanos para que ejercieran el oficio del

    antiguo enviado y as el procedimiento, de malo que era, se con-virti en psimo, por lo que decamos antes de que los pocos sonpartidarios de los pocos y los poderosos (Maquiavelo 2000: 156).

    Y esto es posible porque para Maquiavelo la repblica no es el gobiernode los pequeos comits sino del pueblo entre cuyas virtudes est saber quhacer para conservar lo stato, reconociendo cundo y cmo debe confiar esamisin a una figura singular y cundo retirarle institucionalmente esa confian-za sin renunciar nunca al compromiso activo en la vida poltica y su gobierno.

    Y todo eso lo hace Maquiavelo sin dejar de ser un republicano sino sindolo deuna manera innovadoramente singular e institucionalmente popular.

    En conclusin, desde la cosmovisin maquiaveliana presentada eneste artculo no se considera incompatibles ni la repblica con el liderazgo,ni la novedad fundacional o el acontecimiento poltico singular con lainstitucionalizacin, ni la eleccin o el reconocimiento de la necesidad y elmagnetismo del poder personal con la vida poltica activa. Sin embargo, nopuede decirse que exista en la teora poltica de Maquiavelo una conceptua-

    lizacin de esta alternativa, de estas antinomias que l hace converger, sinoque el camino para encontrarla est en la reconstruccin de sus exempla.Reflexionando a partir de ellos, y tomando a Castracani como arquetipo,podemos concluir que es factible pensar una categora de gobierno popularque recupere la dimensin institucionalista del republicanismo, desde unaperspectiva no formalista sino histrica a la vez que se apropie del liderazgopersonal del principado para innovar polticamente toda vez que sea necesa-rio. El gran desafo es encontrar ordineque no operen como muros de con-

    tencin de aquello que conservadoramente se quiere evitar sino sea la condi-cin de posibilidad para los cambios conceptuales y polticos por venir.

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    TABLA 1La vida de Castruccio Castracani28

    28 En la tabla figuran las pginas de referencia: tipografa normal para la edicin en espaol

    (Maquiavelo 2006), itlica para la edicin italiana (Machiavelli 2005). En la columna relativaa la crnica de Villani se ponen entre parntesis los aos correspondientes a cada etapa.

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    Resumen

    Este artculo toma como objeto de anlisis unabiografa que Nicols Maquiavelo dedic a uncondotiero de la ciudad de Lucca que tienepor nombreLa vita de Castruccio Castracani.

    A partir de all se aborda el sentido de Castracanicomoexemplumdel prncipe nuevo y sus vir-tudes para explorar hasta qu punto sus argu-mentos habilitan una lectura diferente de larelacin entre el liderazgo personal y la demo-cracia. Tomando como eje un texto de

    Maquiavelo generalmente ignorado por la cr-tica terico poltica especializada, proponemosrecuperar el concepto de gobierno popular.Esta nocin no slo habilita una alternativa ala dicotoma entre democracia liberal ypopulismo sino tambin opera como una for-ma poltica democrtica legitimada en la no-vedad encarnada en una figura personal, siem-pre dentro de la matriz republicanamaquiaveliana.

    Palabras clave

    Maquiavelo repblica democracia gobierno popular liderazgo personal

    Abstract

    This papers object of analysis is a biographydedicated by Machiavelli to a condottieri ofthe city of Lucca, a book with the titleLa vitade Castruccio Castracani. Based on this work,the main objective of the paper is to studyCastracani as an exemplumof the new princeand itsvirt, and also to explore the possibility

    of making a different lecture of the relationshipbetween personal leadership and democracy.

    Thus, out of this work of Machiavelli, generallyignored by specialists, we suggest to retrievethe concept of popular government. Thisnotion is not only an alternative to thetraditional dicotomy between liberaldemocracy and populism, but it also acts asform for a democracy that is legitimized in the

    novelty incarnated by a personal figure, alwaysin the republican matrix of Machiavelli.

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    Key words

    Machiavelli republic democracy popular government personal leadership

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