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    El poder curativo de las crisis y el sertranspersonal:

    Reflexiones sobre mi propiaexperiencia

    Rosa M Garca ValeroOnl Diciembre 2009

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    1. Introduccin

    El encuentro con la terapia transpersonal ha supuesto para m una autenticaliberacin, pues gracias a ella he conseguido dejar atrs una de las etapas ms amargas de mivida y he aprendido a ver el dolor desde un punto de vista distinto. Me he reconciliado con l, lehe abrazado y le he dejado marchar. No pienso recordarle como tal dolor, me quedo slo con loque al final me ense, lo que puedo reciclar para usar en mi nuevo continuo presente.

    Reconozco que en algunas ocasiones, algo en mi interior se ha revelado, y es que nada seconsigue sin esfuerzo. Los antiguos patrones, los miedos, los apegos, han sido difciles dereconocer y dominar. Tanto o ms difcil result dejarlos marchar, pero cuando aprend cmohacerlo, la sensacin de ligereza, de alivio, me ha acercado a lo que ms ha anhelado siempremi corazn: la libertad.

    Este trabajo deviene de la fusin entre mi experiencia interior, mi experiencia con losprofesionales sanitarios (tan faltos de herramientas que funcionen de verdad!), lo que hesentido, lo que he ledo, y la ayuda de un nutrido grupo de reconocidos terapeutastranspersonales, a los que admiro profundamente. No s, igual algn da alguno de nosotrostambin escribe un libro con los resultados de sus investigaciones y su trabajo.

    Doy las gracias a la Escuela. Me ha gustado hacer este curso. Durante los cuarenta das delProceso de Educacin de las Emociones, he experimentado maravillosas sincronas entre lostextos diarios y mi vida. Tantas, que algunas noches, mientras escriba, lo observaba todo y nopoda evitar rerme al releer y recapitular, y verme reflejada en el tema del da.

    La experiencia con mis compaeros, ahora hermanos, en Kai Zen, es algo que siempre llevaren mi corazn. A menudo, cuando los das parecen no ayudar en nuestro nuevo trabajo desalvar el mundo, me acuerdo de vosotros y sonro, pero no puedo evitar alguna que otra

    lagrima, es todo tan difcil y tan distinto aqu fuera!

    Desde aqu mis eternas gracias a mi tutor, Jos Mara Llamas, aunque l ya lo sabe, por habersabido escucharme y por haberme enseado a mirar mi vida y mi mundo con comprensin y

    amor. Por ensearme a encontrar el equilibrio y la paz, y por ayudarme con mi maltrechaautoestima.

    Yo, como todos, llevo an demasiado peso en la mochila, y esto slo ha sido el primer paso.Pero un primer paso, cuando llevas trece aos intentando caminar, sin conseguirlo, es todo unlogro. Ah me veo yo ahora, como si estuviera en una pista de atletismo. Tengo que correr,acabar corriendo, porque tras este primer paso, viene el segundo y despusla meta.

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    2. Mi ExperienciaNadie recorre con sus propios pies

    la senda que lleva hacia l,Sino que camina con los pies de lquien va hacia su Morada

    Maestro Maqrebi

    El diagnstico preliminar fue: Trastorno de ansiedad generalizado con descompensacindepresiva. Se deriva a consulta de Psiquiatra y Psicologa para inicio de tratamientofarmacolgico y sesiones de terapia que sern valoradas y ajustadas por sus especialistas.

    Eso deca el informe de Javier, mi mdico de cabecera. Ins, el nombre de la psiquiatra que measignaron y quien me recet antidepresivos, ansiolticos e hipnticos para intentar calmar ladepresin, las crisis de ansiedad y el insomnio.

    Pasaron meses, y despus, aos. Concretamente trece aos, desde Enero de 1997, a

    principios de Junio de 2010. Las bajas por depresin han sumado un total de 6, cada una porun mnimo de 8 meses, aunque alguna ha llegado hasta el tope legal. No conseguamantenerme estable durante mucho tiempo, aunque lo intentaba con todas mis fuerzas.Llegaba un momento en el que no poda seguir luchando y volva a hundirme dentro de mmisma.

    En una de esas crisis, me vi obligada a dimitir del cargo que ostentaba en mi empresa y quetanta ilusin me haba hecho aceptar un ao antes. Ins fue tajante en esto: nada de presinlaboral.

    Me convert en una persona asustadiza, llena de miedos irracionales. Estaba, mental yfsicamente, agotada. Me distanci de mis amigas hasta perderlas. No poda comunicarme connadie, no saba qu decir. Mi forma de hablar se torn imprecisa, titubeante. Llegu adespreciarme por mi incapacidad para salir de esa situacin.

    No poda dormir, y cuando lo consegua, tena tremendas pesadillas de las que me despertabaan ms asustada de lo que estaba durante las horas de vigilia.

    Apenas poda comer, y cuando lo haca era muy lentamente, porque me atragantaba con casitodo. Tena miedo de morirme ahogada, por eso inici una dieta lquida a base de leche,zumos, purs, sopas, y yogur. A veces intentaba tomar algo slido, pero lo normal es queacabara llorando y tirando la comida, absolutamente desesperada. Adelgac casi 10 kilos.

    Pas as trece aos, con algunos parntesis en los que recobraba la esperanza de curarme demi enfermedad, para despus volver a caer ms profundamente todava.

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    En ningn momento me plante en serio el suicidio; aunque a veces pensaba en ello, no fueuna alternativa real para m. A pesar de todo mi sufrimiento, segua creyendo firmemente que lavida es un regalo, y yo no suelo devolverlos, aunque no todos me gusten. Para m ha sido msvaliosa la intencin y el cario que los objetos. Y segua pensando igual.

    No toda mi fortaleza desapareci despus de todo, an tena coraje para decidir seguir viva,luchando contra algo que no poda identificar, pero mis crisis de llanto seguan. No poda

    conducir, no poda leer un peridico, ni sentarme delante del televisor. Cualquier cosa queoliera a violencia me provocaba tanta ansiedad que tena que aislarme en la otra punta de micasa, donde no se escuchara nada, slo mi respiracin, intentando volver a su ritmo natural.

    No s a cuantas horas de psicoterapia he acudido a lo largo de todo este tiempo. He visitado asiete psiclogos distintos. Y lo nico que puedo decir es que, a pesar de la buena fe y losesfuerzos de algunos de ellos, no consiguieron ayudarme. Slo mejoraba un poco, quizs parano defraudar, pero al final, resultaba ser algo absolutamente pasajero y frustrante.

    Bien es cierto que mi infancia fue dura, con claras falta de atencin y de amor, y excesos deviolencia e incomprensin. Mi adolescencia y los aos de mi vida adulta hasta este momento,no haban sido tampoco ni felices ni estables. Muchas desgracias, muchas prdidas, muchodolor. Pero mi principal problema no estaba ah, eso era algo que poda intuir.

    Le un montn de libros sobre espiritualidad, sobre qu es la vida realmente, cmo manejarnosaqu Muchos libros que me ayudaron a darme cuenta de que me estaba acercando al

    verdadero problema, pero segua sin saberlo resolver.

    Descubr que me senta enfadada conmigo misma, por la falta de costumbre de atender mispropias necesidades, por no escuchar a mi cuerpo ni a mi mente, por automutilarmeemocionalmente para no perder tiempo conmigo, a causa de mi constante desvelo por laspersonas que vivan a mi alrededor.

    Era yo misma quien intentaba revelarse contra esa parte de m que ejerca de carcelero. Era yola que no me permita ser, ni sentir, ni pedir, ni quererme. Era yo la que jams se habapreguntado qu esperaba de la vida, cmo quera vivir, quien quera ser. Haba encerrado muyprofundamente mis necesidades y ahora aporreaban la puerta de mi corazn. Haba pasadolos ltimos trece aos de mi vida luchando con el enemigo ms implacable, el ms cruel decuantos pudiera haber tenido: yo misma.

    Queris saber qu pienso sobre la terapia tradicional despus de subido este tramo deescalada, en esta especie de K2?

    Pues me resulta un poco decepcionante, aunque a la vez liberador, pensar que el psicoanlisisy las psicoterapias de orientacin psicoanaltica agonizan. Sus tcnicas estn anticuadas, son

    lentas y poco eficaces. Su lenguaje se ha quedado obsoleto. No hay alma en el psicoanlisis,solo estructuras rgidas. No puede llegar a suficiente gente, y en el caso de los pocos a los quellega, el enfoque gastado, lento y frio de esas terapias no es suficiente. En la terapia tradicionaluna neurosis sustituye a otra. Los buenos resultados se miden segn el funcionamiento

    externo, no segn la paz y la alegra interiores. No se produce transformacin alguna, ni en elindividuo ni en la sociedad.

    Freud y sus discpulos hicieron importantes contribuciones para ayudarnos a comprender elfuncionamiento de la mente, la existencia del inconsciente, la sexualidad y el anlisis de lossueos, pero el psicoanlisis no tiene races espirituales y no sirve para liberar la naturalezaespiritual de los seres humanos. No llega a las preguntas y los temas que de verdad importan.Para mis terapeutas, el objetivo era que yo volviera a funcionar con normalidad, pero no era lo

    que yo buscaba. Mis necesidades eran, ahora lo s, encontrar la paz interior y la felicidad.

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    La mayora de los terapeutas que conozco trabajan intentando reparar el ego herido de laspersonas. Segn ellos, nuestro ego queda profundamente lastimado por haber tenido unospadres demasiado crticos y poco atentos o amorosos, por traumas infantiles, por mala salud,etc. En un momento de mi vida me convencieron de que eso era as. Antes de ir a terapia, yonunca haba culpado a mis padres, ni a mi infancia, ni a mi pasado en general, de mi estado,de mi tristeza y mis mltiples y, para m, manifiestas incapacidades. As, encontr a quienculpar de mis problemas, pero no los resolv. En algunos casos la terapia funcion durante untiempo,- en general, corto-. A los pocos meses de tener el alta, volva a caer. Ahora comprendoel porqu de esa situacin: No eran los mtodos de la psicologa los que me haban hechomejorar, sino el especialista en s. Las veces en las que consegu conectar con mi terapeuta,

    las ocasiones en las que sent su afecto, su escucha y su comprensin sin juicio, hicieron mspor m que todo el manual del DSM-IV TR ( manual diagnostico y estadstico de lasenfermedades mentales). Al extinguirse la relacin una vez finalizado el tratamiento, teniendoahora potenciales culpables de mi lamentable estado, y encontrndome indefensa, sin haberaprendido a buscar en mi interior, sin saber comprenderme, ni ser objetiva conmigo misma, midepresin volva a aparecer, incluso con ms fuerza.

    Creo que mi encuentro con la terapia transpersonal no fue casual, siento que algo me llev

    hasta ella cuando comprend que no haba cura para m, ni en la psiquiatra, ni en la psicologaconvencional. Los tratamientos tradicionales no me iban a hacer nada ms. A estas alturas mehaban diagnosticado un trastorno de ansiedad crnico, tena concedida una invalidez parcialen el Instituto de Servicios Sociales de mi comunidad autnoma, y haba sido condenada atomar medicacin de por vida.

    Nunca dej de buscar, volv a leer y releer, decidida a encontrar la solucin a mis problemas.Gracias a la sabidura de otros, comenc a alcanzar mi propia sabidura, mi verdaderaidentidad. Las conclusiones sobre lo que he aprendido son las que siguen, aunque no todas laspalabras son mas. Podra llenar un montn de folios ms, pero no lo expresara mejor, porqueen el fondo todo es muy, muy sencillo. Necesit mucho empeo para encontrar el camino, yesto es lo que aprend:

    Aprend que la fe es una fuerza activa, un poder invisible, como el amor. Es una creenciallevada a la accin en el momento presente, que nos permite adoptar una actitud positiva y deesperanza incluso ante reveses aparentemente irremediables.

    Dios obra de manera annima, invisible, a travs del poder de la fe, el amor y la gracia, y nosenva con frecuencia su gracia divina a travs de agentes humanos que ejecutan actos debondad no aleatorios.

    Estamos en este planeta para aprender a ser seres espirituales dentro de un cuerpo fsico, aadquirir conciencia de nuestro propsito superior. La vida en la tierra slo consiste en aprendera utilizar adecuadamente el poder personal. Dar y recibir son artes que se aprenden. Aprendera usar el poder personal significa adquirir conciencia de qu hacemos con nuestra energa y aquien se la entregamos. Tambin supone estar dispuestos a someternos a la gua divina, quegeneralmente se nos presenta en forma de intuicin. Si encontramos nuestra brjula interior yactuamos segn sus dictados, podremos desarrollar plenamente nuestro poder y cumplir lamisin vital para la que nacimos.

    Muchas personas se resisten a or los mensajes que les enva su intuicin, a menudo porqueno quieren afrontar los cambios que tendran que hacer si los escucharan y actuaran segn esagua. Es determinante saber que todo lo que hacemos importa. No existe un acto de servicio obondad que sea insignificante. Buda ense: Lafelicidad es la acumulacin del bien.

    El poder de un slo deseo puede cambiar la vida de una persona. Y una vez que abramos lamente y el corazn a la posibilidad de la respuesta, la obtendremos, aunque no se trate de larespuesta que queramos o no llegue en la forma que esperbamos.

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    Todos tenemos una comunidad espiritual invisible que nos apoya, pero tambin tenemos elpoder de salir de nosotros mismos y crear ms sentido, ms actos de bondad no aleatorios. Yel bien que hacemos inevitablemente acaba beneficindonos.

    Carl Jung describi la madurez como un despertar a la necesidad de vivir una vida de propsitoespiritual, en vez de limitarse a colmar las necesidades bsicas de la supervivencia fsica, o aperseguir el placer. Jung vio a todas las personas como hroes de su propio viaje vital, que

    emprendan el camino hacia una mayor conciencia espiritual.

    El espritu humano necesita desarrollar la generosidad y la compasin para mantenerse sano.Necesitamos responder a las vulnerabilidades de otras personas en el proceso de sanarnos anosotros mismos. El ejercicio de la empata y la compasin, as como la realizacin de buenasobras, hace que el cuerpo y el espritu prosperen.

    El resplandor que obtenemos al ayudar a los dems no es slo una sensacin fsica agradable:es la energa de una gracia sanadora que se desplaza entre el dador y el receptor,beneficiando a ambos. Nos necesitamos unos a otros. No estamos diseados para sercompletamente independientes, sino para dar y recibir. Uno no puede aumentar la comprensinde s mismo y su bienestar y, al mismo tiempo, mantenerse aislado del resto de la humanidad.No podemos pretender tener una vida ms sana y espiritual si nos mantenemos alejados de lavida que nos rodea. El viaje del yo tambin implica el viaje del otro, porquetodo es amor.

    El amor lleva a la comprensin. La comprensin lleva a la paciencia. Cuando aceptamos estasverdades eternas se detiene el tiempo. Y todo pasa aqu y ahora. Las regiones ms profundasde nuestra mente no estn sujetas a las leyes temporales normales. Sucesos del pasadopueden afectarnos todava con aguda inmediatez. Las heridas del pasado influyen en nuestrohumor y en nuestra conducta como si nos las hubieran infligido ayer, y a veces su fuerzaaumenta incluso con el tiempo. La comprensin puede ayudar a cicatrizar esos traumas delpasado. Dado que la mente ms profunda no est sujeta a las condiciones habituales deltiempo y el espacio, los sucesos del pasado pueden reescribirse y reformularse. La causa y el

    efecto no estn ligados tan inextricablemente. Los traumas pueden deshacerse y los efectosperjudiciales, invertirse. Puede darse una curacin profunda, incluso cuando se interpongangrandes distancias o hayan pasado muchos aos de dolor y sufrimiento.

    Del mismo modo que el amor aporta una profunda curacin a las relaciones, la comprensinnos ayuda a reducir el miedo. La comprensin abre una ventana por la que la brisa del amor selleva suavemente las dudas y las ansiedades, refresca el alma y nutre las relaciones. Losmiedos suelen referirse a hechos que ya han sucedido. Proyectamos esos miedos en el futuropero, en realidad, lo que tememos ya ha terminado. Lo nico que tenemos que hacer esrecordar. La comprensin es lo que cura, y a travs de ella se renueva y se manifiesta el amor.Al ir comprendiendo nos deshacemos de los miedos. Al ir deshacindonos de los miedos,desaparecen los obstculos que nos impiden alcanzar el amor y ste fluye con libertad ennuestro interior y entre nosotros.

    Estar en un estado fsico es algo anormal, estar en estado espiritual es natural en nosotros.Recordar que somos almas, que somos inmortales y que existimos siempre en un vasto mar deenerga, es la clave para llegar a la alegra y la felicidad. No competimos con ninguna otraalma: cada cual tiene su propio sendero. Se trata de un viaje en grupo hacia la luz de laconciencia. Las almas tienden una mano con amor y compasin. Somos seres inmortales queno mueren nunca y nunca se separan energticamente de los que aman, aunque, disfrazadosde humanidad, resulta muy difcil recordar que somos almas y no simples cuerpos fsicos.

    Cuando despertamos a la idea de que todos somos seres espirituales, cambian nuestros

    valores y por fin podemos ser felices y estar en paz. Slo pueden conservarse los tesoros delespritu. La felicidad no tiene sus races en el poder o la fama, slo en el amor.

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    La felicidad nace en nuestro interior, no en el exterior, no del reflejo de lo que creen los demsde nosotros. Nuestro objetivo es recordar. Hay que despertar, salir de la rutina, vivir en elpresente. Podemos mantener la conciencia de ser seres divinos que pueden disfrutardirectamente de la alegra, del amor, de la compasin infinita, de profundas sensaciones deseguridad y paz. Somos inmortales y siempre amados. Somos el amor. El amor es la energaque llena todos los tomos de nuestro ser y no hay nada que temer.

    Somos seres espirituales en un vasto mar espiritual habitado por otros muchos, muchsimoscomo nosotros. El amor es el agua de ese mar. El amor es una energa, la ms alta y pura. Ensus vibraciones ms altas, el amor posee tanto sabidura como conciencia. La energa es loque une a todos los seres. El amor es absoluto y eterno.

    Dos de nuestros objetivos principales durante la vida son la redencin y la consecucin de lapaz interior. Al decir redencin me refiero a libertad. Hay muchos caminos que llevan a laredencin. Al redimirnos reclamamos y conseguimos el destino de nuestra alma. Utilizo dichotrmino para referirme al proceso de iluminacin y liberacin, del ciclo de la vida y la muertefsicas. La redencin es un proceso gradual que nos lleva inexorablemente a nuestro hogarespiritual. Una vez liberada, el alma puede decidir regresar al plano fsico para ayudar a los

    dems en su recorrido hacia la redencin. Pero no basta con alcanzar la paz interior. Laexperiencia monstica o asctica sirve para lograr un fin, pero no es el fin en s. Alcanzar unestado de calma estando en el Tbet es algo admirable, pero no supone ms que el principio.La vida en un mundo fsico requiere actos fsicos: tender la mano a los dems para aliviar susufrimiento y ayudarles en su camino; practicar la empata y la compasin, ayudar a curar elplaneta, a sus habitantes y sus estructuras, ensear adems de aprender.

    La recompensa a todo esto consiste en hacer las cosas, pero en hacerlas sin esperar nada, enhacerlas desinteresadamente.

    Albert Einstein dijo: Un ser humano es parte del todo que llamamos Universo, una parte

    limitada en el tiempo y el espacio. Est convencido de que l mismo, sus pensamientos y sus

    sentimientos, son algo independiente de los dems, una especie de ilusin ptica de suconciencia. Esa ilusin es una crcel para nosotros, nos limita a nuestros deseos personales ya sentir afecto solamente por los pocos que tenemos cerca. Nuestra tarea tiene que serliberarnos de esa crcel, ampliando nuestro circulo de compasin, para abarcar a todos losseres vivos y a toda la naturaleza.

    Los frutos de nuestras aptitudes y nuestras obras deben compartirse en toda la comunidad,entregarse despus de haber tomado lo necesario para nuestras familias, entregarse desde lacompasin y el afecto hacia los dems. La actitud compasiva de cada individuo es la queentrega, los resultados de sus obras.

    Centrarse en las diferencias entre la gente, en lugar de considerar lo que tenemos en comn,

    tarde o temprano lleva inevitablemente a la violencia. Tenemos miedo del otro. Proyectamosnuestro odio personal, nuestros fallos y nuestros errores en l. Le culpamos de nuestrosproblemas arreglando al otro, a menudo con alguna forma de violencia.

    Para acabar con esto es tan urgente como importante que la raza humana empiece acomprender y aceptar el hecho de que en toda persona existe en forma latente un mbitodel Ser que se encuentra ms all de la experiencia comn: la transpersonalidad.

    La transpersonalidad es el mbito del ser donde reside una cualidad superior. Tal cualidades inicialmente recesiva, pero no debe entenderse por ello que se trata de un donexcepcional y reservado a unos pocos. La dimensin transpersonal se encuentra a dis-posicin de cualquiera que la intente desarrollar con disciplina, el uso de la propia

    energa y mediante las tcnicas oportunas.

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    La primera y ltima certeza del hombre es- o debera ser- el S Mismo: el centro de gravedaddel cual es imposible prescindir y del que resulta peligroso alejarse. Esta concepcin esconsecuencia de la comprensin de la diferencia entre lo que es relativo y lo que espermanente en el ser humano. La comprensin de que la energa del hombre esidntica a la energa que compenetra todo el Universo.

    Si consideramos a las personas que nos rodean, podemos darnos cuenta de que no se

    encuentran en el mismo grado de desarrollo psicolgico y espiritual. Es fcil constatar quealgunas de ellas se encuentran aun en un estadio casi primitivo, otras algo ms avanzadas, yotras an ms evolucionadas, hasta llegar a algunas,- en nmero ms reducido -, que hansuperado lo que consideramos la normalidad humana y han alcanzado un estado mental yespiritual que podramos describir como iluminado. Sean cuales sean las causas de estasdiferencias, tal pluralidad en el desarrollo interior entre los hombres es til e incluso necesario.

    Esta diversidad da ocasin a los diferentes tipos de relacin entre los individuos: relacin deautoridad y de obediencia, de enseanza y de aprendizaje, de opresin y de rebelin, que danlugar a experiencias didcticas y enriquecedoras. Si en la humanidad todos nosencontrsemos en el mismo nivel, estas acciones y reacciones vitales no existiran; la vidasera mucho ms sencilla, pero tambin ms montona, menos estimulante, menosinteresante, ms aburrida y, en gran parte, fracasara en su propsito.

    Si nos ponemos a la bsqueda de la primera y original manifestacin de la divinidad en elalma del hombre primitivo, encontraremos que consiste en la sensacin de un oscuro podersobrenatural, pavoroso e incomprensible, frente al cual el hombre se siente dbil,dependiente, esclavo e incluso abrumado. La manifestacin de Dios representaba untremendo misterio para el hombre primitivo, y su potencia y majestuosidad, le provocaban unestremecimiento de paralizante temor. Cuanto ms desnuda resplandece ante l lagrandeza de Dios, ms se le revela su propia miseria.

    As pues, en esta primordial experiencia de lo divino se da un absoluto dualismo y unaextrema trascendencia. El Poder y la Divinidad son concebidos como algo externo y contra-puesto al hombre.

    A medida que se va desarrollando, el hombre adquiere una conciencia gradualmentemayor de los poderes que posee. Empujado por las necesidades primordiales de la vida,el hombre ha ido desarrollando poco a poco sus poderes: la fuerza y la destreza fsica,primero; el ingenio y la inteligencia, despus, aumentado cada vez ms sus habilidadestcnicas y desarrollando un creciente dominio sobre la naturaleza que ha ido afianzndose eintensificndose de una forma rapidsima.

    Paralelamente, el individuo ha ido desarrollando poderes sobre los dems hombres.Aparecen as, y a tenor de los distintos tipos de civilizaciones: el jefe de la tribu, los reyes pri-mitivos, los soberanos y despus los jefes de las comunidades, de los partidos y de lasmasas. El tipo de poder psicolgico que desarrollan estos ltimos es muy interesante y

    est compuesto por diversos elementos: atractivo personal, fe en uno mismo, resolucin,valor, audacia y facilidad de palabra.

    De este modo en el hombre se desarrollan cada vez ms el ansia de dominar, la ambicin, latendencia a la auto-afirmacin y a utilizar el propio poder, llegando en algunos casos al gradode convertirse en una pasin arrolladora que le hace afrontar incomodidades y riesgoshasta incluso poner en peligro su propia vida.

    Segn sigue el curso de su evolucin espiritual, en el hombre aparece un intenso sentimientode que existen poderes an mayores latentes, que debe y puede desarrollar. Al principioesta tendencia a la afirmacin de los poderes interiores se manifiesta de forma errnea; y elerror fundamental es el de dirigirse exclusivamente hacia el exterior, hacia el dominio de lanaturaleza y de sus congneres. Pero despus el hombre descubre que para poderdominar a los dems necesita de un cierto dominio sobre s mismo: ante todo sobre su propio

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    cuerpo y sus sentidos y despus sobre las pasiones, emociones, sentimientos y la propiamente. De este modo puede llegar a alcanzar un notable grado de auto-dominio. Sinembargo, existe el peligro de que se desarrolle en l el yo personal separado y, porconsiguiente, el orgullo, etc.

    Posteriormente, el hombre va perdiendo inters por el mundo exterior, mientras que elinters por el autodominio tiende a mantenerse. Esta es la fase en la que valora el

    autodominio y se retira a su interior, donde halla la propia satisfaccin en s mismo, peroan est posedo por sentimientos de orgullo y de separatividad.

    Otra fase, es la del descubrimiento en uno mismo de poderes mgicos o sobrenaturales. Larealidad de estos poderes es indudable. No slo se habla de ellos en todas lastradiciones religiosas, sino que en el mundo moderno su existencia ha sido constatadaincluso cientficamente, llegando a afirmarse que si los diferentes poderes psquicosmanifestados por algunas personas se reunieran en una sola, tendramos un sersobrehumano, un gran Ser, un Iniciado, como los fundadores de las religiones.

    Los poderes sobrenaturales se desarrollan espontneamente y sin haberlos buscado en quiense eleva espiritualmente y descubre el Centro del propio ser. En este caso los poderes sonconcedidos naturalmente y en cantidad, y el hecho de que la persona haya adquirido eldominio sobre su naturaleza inferior garantiza que har un buen uso de ellos.

    Lo que caracteriza el verdadero desarrollo espiritual sano y puro es el sentido de la unidad dela vida, cuando el espritu individual y el Espritu universal se encuentran ntimamenterelacionados; es la superacin de la separatividad. El Espr itu es unidad y universalidad.

    Cuando se alcanza este estado surge con lo Divino una nueva actitud de dependencia y deobediencia muy distinta a la del hombre primitivo. No se trata ya de una dependencia uobediencia externa, nacida de la separatividad, sino interna, que nace de la obediencia alDios interior, al Espritu que anida en nosotros; es una llamada de la personalidad al Espritu

    profundo que sta reconoce como propio, como su verdadero ser.

    Esta actitud espiritual se halla perfectamente reflejada en la expresin cristiana: Hgase TuVoluntad, que es unitiva y expresa una alegre adhesin e identificacin de la voluntadpersonal con la Voluntad Universal. Esta unificacin comporta una gran sensacin de se-guridad, de regocijo, de beatitud y de paz.

    En esta unificacin se renuevan y acrecientan los diferentes poderes del alma. Se trata depoderes reales sobre el mundo y sobre los dems, pero son poderes benficos que nosometen, sino que suscitan, atraen y revelan energas encaminada a hacer el bien. El hombreempieza a comprender la belleza y bondad del maravilloso plan divino, se identifica con laVoluntad de Dios y, por consiguiente, voluntariamente colabora conscientemente con l. As,

    el hombre conserva una elevada dignidad personal, pero ausente de ningn tipo de orgulloo ambicin y en perfecta unin con el resto de los dems espritus en un solo Espritu.

    Cmo se alcanza este estadio? Cmo se suscita este poder espiritual? Los mtodos paraello son los mismos que requiere cualquier realizacin espiritual: silencio, recogimiento,sosiego y obediencia de la personalidad; despus, aspiracin y comunin interior; finalmente,la afirmacin una continua y renovada afirmacin que nos ayuda a liberarnos de lapersonalidad y del mundo exterior.

    Cuando se ha conseguido esto, cuando se ha suscitado el poder espiritual, se puede decirque ya se ha hecho todo, porque despus el poder acta por s mismo.

    Esto nos demuestra lo errado que es la agotadora vida moderna, que origina tantasreacciones contrarias. En cambio, el otro mtodo acta desde el interior. A este respecto,

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    Es el estado de liberacin que los orientales llaman Nirvana. En l, todo deseo o anhelopersonal es consumido; todo apego, quemado; y todo temor, disipado. El espritu, asvinculado, alcanza un sutil y formidable poder: es capaz de la accin sin accin a la que nadapuede resistirse.

    A primera vista, parece que nos adentremos en un mundo muy distinto del que se mueve anuestro alrededor, alejado del ruido de los coches, del silbido de las sirenas, de los agobiantes

    problemas econmicos; pero esta lejana es menor de lo que creemos. Lo que solemos vernormalmente en la vida moderna es una fachada. Detrs est la vida de las almas en pena;ocultos tras las luchas externas estn los conflictos de las fuerzas psquicas y espirituales. Traslas personas que consumen bebidas alcohlicas en exceso, tras aquellos que apuestan en lassalas de juego o que se degradan con la droga, cuntas de estas almas atormentadas noestn intentando huir as del acoso de una crisis espiritual? Y en las clnicas, en losmanicomios, quin puede decir cuntos incomprendidos e ignorantes de su situacin estnatravesando las terribles pruebas de la disolucin interior, de la noche espiritual?

    Cuntos errores funestos, cuntos dolorosos e innecesarios conflictos y complicaciones sepodran evitar si estas almas se comprendiesen a s mismas y fuesen comprendidas por los

    dems? Por eso, hablar en nuestros das de crisis espirituales, es algo que responde a una ne-cesidad urgente y es un deber para quienes tengan la ms mnima experiencia o conocimiento.

    A esta humanidad, preocupada tan slo por la bsqueda exterior del bienestar y de la propiasatisfaccin, sedienta de poder, hay que hacerle ver que todas las conquistas que puedarealizar sobre la naturaleza, todo el dominio de la materia, tienen, como mucho, un valorinstrumental, un significado simblico; pero que slo mediante el despertar del alma profunda,podr alcanzar el hombre el verdadero poder, la paz segura, la libertad que es su autentica,aunque casi siempre, inconsciente aspiracin.

    El desarrollo espiritual del hombre es una aventura larga llena de dificultades y de peligros. Elloimplica una purificacin y transmutacin radicales, el despertar de toda una serie de facultades

    anteriormente inactivas, la elevacin de la conciencia a niveles antes inalcanzables, y su largaexpansin hacia una nueva dimensin interna.

    Una mutacin tan importante se desenvuelve a travs de varios estadios crticos, acompaadosde disturbios, tanto neuropsquicos, como fsicos o psicosomticos.

    Estos disturbios, aunque pueden parecer similares a los producidos por otras causas, tienen enrealidad un significado y un valor totalmente diferentes y, por ello, slo pueden sanarse cuandose tratan por medios bien diferentes.

    Los trastornos producidos por causas espirituales son actualmente cada vez ms numerosos,ya que el nmero de personas que, consciente o inconscientemente, son presionadas por

    exigencias espirituales tambin es cada vez mayor.

    Adems, a raz de la mayor complejidad del hombre y a causa de los obstculos que crea sumente crtica, el desarrollo espiritual se ha convertido en un proceso interno difcil y complicado.Por este motivo, es oportuno dar una visin general de las alteraciones nerviosas y psquicasque tienen lugar en los diversos estadios del desarrollo espiritual, y ofrecer algunas in-dicaciones sobre el modo ms apropiado y eficaz para su curacin.

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    3. Roberto Assagioli

    Segn el Psiquiatra italiano Roberto Assagioli, (1888-1974), en el proceso de realizacinespiritual pueden observarse cinco estadios crticos:

    I. Las crisis que preceden al despertar espiritual;

    II. Las crisis producidas por el despertar espiritual;

    III. Las reacciones que siguen al despertar espiritual;

    IV. Las fases del proceso de transmutacin;

    V. La noche oscura del alma.

    I. Crisis que preceden al despertar espiritual

    Para comprender bien el significado de las experiencias interiores que suelen preceder aldespertar del alma, es preciso recordar algunas de las caractersticas psicolgicas del hombrecomn.

    Este, ms que vivir, se puede decir que se deja vivir. Se toma la vida tal y como viene, y nose plantea ningn problema en cuanto a sus orgenes, a su valor, o a sus objetivos. Si se tratade una persona vulgar, se ocupar simplemente de apagar sus propios deseos personales,procurarse placeres para sus sentidos, llegar a ser rico o satisfacer sus propias ambiciones. Si

    posee una moral ms elevada, subordinar sus propias satisfacciones personales al cumpli-miento de los deberes familiares y civiles, sin preocuparse por conocer los cimientos de esosdeberes, su orden jerrquico, etc. Tambin puede declararse religioso y creyente en Dios,pero su religin es exterior y puramente convencional, y slo se siente en su sitio cuando haobedecido las prescripciones formales de su Iglesia y ha participado en sus ritos.

    El hombre corriente cree implcitamente en la realidad absoluta de la vida ordinaria y se sientedominado por los bienes terrenales, a los cuales atribuye un valor positivo. Considera que lavida ordinaria posee un fin en s misma, y aunque tambin cree en un paraso futuro, talcreencia es totalmente terica, como se evidencia en el hecho de que desea ir all... lo mstarde posible!

    Pero puede suceder que este hombre ordinario se vea sorprendido por un cambio imprevistoen su vida interior. A veces es consecuencia de una serie de desilusiones, no es raro que seproduzca despus de un fuerte choque moral, como puede ser la prdida de algn ser amado.Pero en algunas ocasiones tambin se produce que sin ninguna causa aparente, y en mediodel xito o del bienestar econmico (como le sucedi a Tolstoi). La persona empieza a percibiruna vaga inquietud y a sentir insatisfaccin, como un sentimiento de prdida; pero no se tratade la prdida de algo concreto, sino ms bien de algo vago, difuso, que ni siquiera l mismosabra cmo definir. Poco a poco se adiciona una sensacin de irrealidad, de que la vidaordinaria es banal; los intereses personales, que antao tanto le preocupaban, pierden suimportancia y su valor. Se afrontan nuevos problemas y la persona empieza a cuestionarse elsentido de la viday el porqu de tantas cosas que antes aceptaba como algo natural: el porqu

    del sufrimiento, tanto del propio como del ajeno; la justificacin de tantas desigualdades, elorigen de la existencia humana y de su final.

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    La percepcin interna de la realidad del Espritu y de su compenetracin con el alma humanaproporciona al que la experimenta un sentido de grandeza y de ampliacin internas, junto conla conviccin de que se participa de algn modo de la naturaleza divina. En las tradicionesreligiosas y doctrinas espirituales de todas las pocas, se pueden hallar numerosos testimoniosy confirmaciones, a menudo expresadas de forma considerablemente audaz.

    En la Biblia encontramos una frase explcita y concisa: No sabis que sois Dioses? . Y San

    Agustn dice: Cuando el alma ama algo, a ello acaba asemejndose; si ama las cosasterrenas, deviene terrena; mas si ama lo divino (podramos decir) deviene Divina?.

    La expresin ms extrema de la identidad de naturalezas entre el espritu humano, en su puray real esencia, y el Espritu Supremo est contenida en la enseanza central de la filosofaVedanta: Tat twam asi (Tu eres Ello) y Aham evam param Brahmn (En verdad yo soy elsupremo Brahmn).

    Es necesario reconocer con claridad y tener siempre presente la gran diferencia existente entreel espritu individual en su naturaleza esencial - el Yo superior - y la personalidad ordinaria, elpequeo yo que habitualmente conocemos. No reconocer esta distincin acarrea toda unaserie de peligrosas consecuencias. El error de todos aquellos que son presa de tales ilusioneses el de atribuir al propio yo personal las cualidades y poderes del Espritu. Se trata de unaconfusin entre la realidad relativa y la Realidad absoluta, entre el plano personal y elmetafsico. En otros casos, la imprevista iluminacin interior provocada por el despertar delalma, determina una exaltacin emocional que se expresa de forma desordenada.

    Aquellos que son de tipo activo, dinmico o combativo, impelidos por la excitacin deldespertar, pueden llegar a asumir el papel de profeta o de reformador, creando movimientos ysectas.

    En algunas almas nobles, pero demasiado rgidas, la revelacin del elemento trascendente ydivino del propio espritu suscita una exigencia de adecuacin completa e inmediata a la

    perfeccin. Pero en realidad, tal adecuacin no puede darse ms que a la conclusin de unalarga y gradual obra de transformacin y de regeneracin de la personalidad; de ah que estaexigencia puede provocar reacciones depresivas y de desesperacin autodestructiva.

    En algunas personas predispuestas a ello, el despertar se acompaa de manifestacionespsquicas y paranormales de diverso gnero. Estas personas suelen tener visiones, general-mente de seres elevados o angelicales, o bien escuchan voces, o se sienten impulsadas autilizar la escritura automtica. El valor de los mensajes as recibidos es muy diverso de uncaso a otro. Por ello, deben examinarse y seleccionarse objetivamente; sin prejuicios, perotambin sin dejarse subyugar por el modo con el que se han recibido, ni por la presunta autori-dad de quien afirme ser su autor. Al margen de la presunta autenticidad y valor intrnseco detales mensajes, est el hecho de que son peligrosos porque pueden turbar fcilmente, e incluso

    gravemente, el equilibrio tanto mental como emocional.

    III. Las reacciones que siguen al despertar espiritual

    Estas reacciones se producen generalmente pasado un cierto tiempo. Aparecen cuando sereconoce la necesidad de una regeneracin total de la personalidad. Es un perodo muyazaroso y gratificante, repleto de cambios en los que se suceden la luz y la oscuridad, la alegray el sufrimiento. Es una transicin, una salida de la vieja condicin sin haber alcanzado todavafirmemente la nueva. La persona comienza a desarrollar un marco conceptual ms coherenteque le permite entender mejor lo que observa y vive, y que le sirve, no slo como medio paraguiarse hacia un conocimiento ulterior, sino tambin como fuente de serenidad y orden enmedio de las circunstancias cambiantes de la vida.

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    Jung ha descrito este tipo de crisis con trminos contundentes:

    "Ser 'normal' es un ideal esplndido para los fracasados, para todos aquellos que todava nohan encontrado una manera de adaptarse. Pero para las personas que tienen muchas mscapacidades que la mayora, y para las cuales nunca ha sido difcil obtener xito y realizar la

    parte correspondiente de su labor en el mundo, la restriccin de ser normal significa la cama deProcusto, un aburrimiento insoportable, una esterilidad y desesperanza perjudiciales. Enconsecuencia, existen tantas personas que se vuelven neurticas porque son slo normales,como personas que estn neurticas porque no pueden volverse normales".

    Uno de los mayores servicios que podemos hacer a los que luchan en el camino, es ayudarlesa conservar siempre presente ante sus ojos la visin de la meta. Tener una visin de antemanoy un anticipo del estado de conciencia caracterizado por la alegra, la serenidad, la seguridadinterna, un sentimiento de poder tranquilo, una comprensin clara y un amor radiante. En susaspectos superiores es la realizacin del Ser esencial, de la comunin y de la identificacin conla Vida Universal.

    Este estado de gozo puede durar ms o menos tiempo, pero est destinado a terminar. En estepunto la personalidad ordinaria, tan slo ha sido adormecida temporalmente, pero no ha muertoni se ha transformado. Adems, el fluir de luz y de amor espirituales es rtmico y cclico, por loque antes o despus disminuye o cesa.

    Esta experiencia interna de reflujo es muy penosa y en algunos casos puede provocar seriostrastornos. Las tendencias inferiores se despiertan reafirmadas con ms fuerza que antes;todos los escollos, los escombros, los desechos que haban sido cubiertos por la marea, re-aparecen nuevamente.

    Tras ese despertar, la persona se juzga a s misma con mayor severidad y se condena muchoms rigurosamente que antes. A esto tambin puede inducirla el hecho de que a menudo

    ciertas tendencias e impulsos son ahora estimulados y se despiertan oponindose a las nuevasaspiraciones espirituales, resultando ser una amenaza.

    A veces estas reacciones van tan lejos, que la persona llega hasta a negar el valor y laveracidad de la reciente experiencia interior. En su mente surgen tal serie de dudas y decrticas que siente la tentacin de considerar todo lo ocurrido como una ilusin, una fantasa. Lapersona se torna entonces amargada y sarcstica; se burla de ella misma y de los dems, y legustara renegar de sus propios ideales y aspiraciones espirituales. Sin embargo, por muchoque se esfuerce en ello, ya no puede retornar al estado anterior: ha tenido una visin y su be-lleza permanece en ella, y no puede olvidarla. Ya no puede adaptarse a vivir la vida ordinaria yse siente invadida de una nostalgia que no le da reposo. A veces las reacciones producenataques de desesperacin e intentos de suicidio.

    La cura de tales reacciones excesivas consiste sobre todo en impartir una clara comprensinde su naturaleza e indicar cul es el nico medio a travs del que se pueden superar. Se debecomprender que el estado de gracia no poda durar para siempre, que esta reaccin esnatural e inevitable. El reconocimiento de que este descenso o cada es un acontecimientonatural, al cual todos estamos sometidos, reconforta, alivia y anima a disponerse con msnimos para el ascenso a la conquista de la verdadera identidad: somos seres espiritualesviviendo una experiencia humana.

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    IV. Proceso de transmutacin

    Esta fase consiste en realidad en la transmutacin y regeneracin de la personalidad. Es un

    proceso largo y complejo, compuesto por diversas fases de purificacin, encaminadas aremover todo aquello que obstaculiza la accin de las fuerzas espirituales; fases de desarrollode las facultades interiores que haban permanecido latentes o demasiado dbiles; fases en lasque la personalidad debe permanecer firme y dcil, dejndose trabajar por el Espritu ysoportando con valor y con paciencia los inevitables sufrimientos. Se trata de un perodo llenode cambios, de alternativas entre la luz y las tinieblas, entre la alegra y el dolor.

    Las energas y la atencin de quien est pasando por ello a menudo estn tan absortas por esatarea que le resulta difcil hacer frente a las exigencias de su vida personal. Por ello, pareceque la persona ha empeorado y vale menos que antes. Debido a ello, su trabajo interior se ve amenudo afectado por los juicios y la incomprensin por parte de los dems, de los familiares,de los amigos e incluso de los mdicos, que no se ahorran observaciones mordaces sobre los

    hermosos resultados de sus aspiraciones e ideales espirituales que lo hacen dbil eineficiente en la vida prctica. Estos juicios resultan bastante penosos, y quien es objeto deellos puede resultar trastornado y dejarse dominar por las dudas y el desaliento.

    Esto tambin constituye una de las pruebas que deben ser superadas. En particular, ensea avencer la sensibilidad personal, a adquirir independencia de juicio y a mantener una conductafirme.

    Por ello tal prueba debera ser asumida sin rebelin, incluso con serenidad. Por otro lado, siaquellos que rodean a la persona sometida a dicha prueba comprenden su estado de nimo,pueden serle de gran ayuda y evitarle muchos sufrimientos innecesarios.

    En realidad se trata de un perodo de transicin: un abandonar un viejo estadio sin haberalcanzado todava el nuevo. Se trata de una condicin parecida a la del gusano que estexperimentando el proceso de transformacin que le har convertirse en una alada mariposa:debe pasar antes por el estado de crislida, que es una condicin de desintegracin y deimpotencia.

    Pero el hombre no puede desarrollar esta transmutacin protegido y recogido en el interior deun capullo. Debe permanecer, sobre todo en nuestros das, en su puesto y seguir resolviendolo mejor posible sus propias obligaciones familiares, profesionales y sociales, como si en l noestuviese sucediendo ningn cambio. No debe por ello sorprendernos de que una obra as decompleja sea en ocasiones causa de trastornos psquicos y nerviosos, como por ejemplo:

    agotamiento nervioso, insomnio, depresiones, irritabilidad, intranquilidad, etc. A su vez, estostrastornos, y dada la gran influencia de la psique sobre el cuerpo, tambin pueden llegar aprovocar diferentes sntomas fsicos.

    Para curar estos casos, es necesario comprender la verdadera causa y ayudar al enfermo conuna sabia y oportuna accin psicoteraputica, porque las curas fsicas y los medicamentospueden ayudar a atenuar los sntomas y trastornos fsicos pero, evidentemente, no puedenactuar sobre las causas psicoespirituales.

    A veces, los trastornos son provocados o agravados por los excesivos esfuerzos personalesque realizan los que aspiran a la vida espiritual con el fin de forzar su propia evolucin interior,esfuerzos que ms que una transformacin lo que producen es una represin de los elementos

    inferiores, as como una intensificacin de la lucha junto con su correspondiente excesivatensin nerviosa y psquica. Estas personas deben darse cuenta de que, la parte esencial deesta labor de regeneracin, es realizada por el espritu y sus energas, y que una vez atradas

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    dichas energas mediante su fe, sus meditaciones y un adecuado comportamiento interno, ydespus de haber procurado eliminar todo aquello susceptible de obstaculizar la accin delespritu, deben aguardar con paciencia a que dicha accin se desarrolle en su alma.

    Otra dificultad debe ser superada en los perodos durante los cuales la afluencia de fuerzaespiritual es amplia y abundante. Y es que esta fuerza puede ser fcilmente malgastada en unaexcesiva emotividad y en una actividad febril. En otros casos puede suceder que sea frenada y

    controlada en exceso, con lo que apenas puede llegar a manifestarse v, al almacenarse cadavez ms, llega a alcanzar una fuerte tensin que puede llegar a provocar toda una serie detrastornos y agotamientos internos, al igual que una corriente elctrica demasiado fuerte puedefundir los plomos e incluso llegar a provocar un cortocircuito.

    Por consiguiente, es preciso aprender a regular adecuada y sabiamente el flujo de las energasespirituales, evitando su dispersin, pero no por ello dejndolas de emplear activamente enobras internas y externas.

    V. La noche oscura del alma

    Cuando el proceso de transformacin psicoespiritual alcanza su estadio final y decisivo,

    produce a veces un intenso sufrimiento y una oscuridad interna que fue denominada por losmsticos cristianos como la noche oscura del alma. Sus caractersticas hacen que se parezcamucho a la psicosis depresiva o melancola. Dichas caractersticas son: un estado emocionaldepresivo, que puede llegar incluso hasta la desesperacin; un acusado sentido de la propiaindignidad, tendencia a la autocrtica y a la auto condena que en algunos casos puede llevar ala conviccin de que se es un caso perdido o condenado; una penosa sensacin de impotenciamental; un debilitamiento de la voluntad y del autodominio; una sensacin de disgusto y unagran dificultad para actuar. A pesar de las apariencias, esta extraa y terrible experiencia no esun estado patolgico; sus causas son espirituales y posee un gran valor espiritual.

    A esta experiencia, le sigue una resurreccin espiritual que pone fin a todo sufrimiento y a

    todo trastorno, los cuales son recompensados con creces que constituye la plenitud de lasalud espiritual.

    El tema escogido nos obliga a ocuparnos casi exclusivamente de los aspectos ms penosos yanormales del desarrollo interior, pero aquellos que siguen el camino de la elevacin espiritualno tiene que sufrir ms trastornos nerviosos que los hombres ordinarios. Por ello, resultaoportuno aclarar bien los siguientes puntos:

    1) En muchos casos, la evolucin espiritual se desarrolla de una forma bastante msgradual y armnica de lo que hemos descrito, de manera que las dificultades sonsuperadas y los diferentes estadios se van sucediendo sin que tengan lugar reaccionesnerviosas ni fsicas.

    2) Los trastornos nerviosos y mentales de los hombres y mujeres ordinarios, son amenudo ms graves y ms difciles de soportar y de curar que los producidos porcausas espirituales. Los trastornos de las personas ordinarias suelen ser producto delos violentos conflictos que tienen lugar entre las pasiones o los impulsos inconscientesy la personalidad consciente; o bien, de la rebelin contra ciertas condiciones o per-sonas contrarias a sus deseos y a sus exigencias egostas

    3) Los sufrimientos y trastornos de aquellos que siguen el camino espiritual, aunque aveces tambin puedan llegar a ser graves, en realidad no son ms que reaccionestemporales o el desecho de un proceso orgnico de evolucin y de regeneracininterior. Por ello, a menudo desaparecen espontneamente cuando se resuelve la crisisque los haba provocado, o bien ceden con ms facilidad a una cura adecuada.

    4) Los sufrimientos producidos por la bajada de la marea o el reflujo de la ola espiritual seven ampliamente recompensados por las fases de afluencia y de elevacin, as comopor la fe en la importante finalidad y en la elevada meta de esta aventura interior.

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    Esta visin constituye una poderosa inspiracin, un autentico manantial de fuerza y de valor.Por ello, se debe recordar esta visin lo ms vivamente y lo ms a menudo.

    Pero, ahora debemos descender de estas alturas para volver a la vida cotidiana. Considerandola cuestin bajo un punto de vista estrictamente mdico y psicolgico, es preciso darse cuenta

    de que aunque los trastornos que acompaan a las distintas crisis del desarrollo espiritualparecen, en un primer examen, muy semejantes y a veces incluso idnticas a las padecidas porlos enfermos ordinarios, en realidad sus causas y su significado son muy diferentes y en ciertosentido incluso opuestos, por lo que en consecuencia el tratamiento tambin debe de serdistinto.

    Por regla general, los sntomas neuropsquicos de los enfermos ordinarios suelen tener uncarcter regresivo. Estos enfermos no han sido capaces de realizar los necesarios ajustesinternos y externos que forman parte del desarrollo normal de la personalidad. Por ejemplo,stos no han logrado desprenderse de los apegos emotivos con respecto a sus padres,permaneciendo en un estado de dependencia hacia ellos o hacia aquel o aquella que los estsustituyendo.

    A veces, en cambio, su incapacidad o escasa voluntad para hacer frente a las exigencias y alas dificultades de la vida normal, familiar y social hacen que, aun sin darse cuenta, busquenrefugio en una enfermedad que les sustraiga de esas obligaciones. En otros casos, se trata deun trauma emotivo: como, por ejemplo, un desengao o una prdida que no saben aceptar yante la que reaccionan con una enfermedad.

    En todos estos casos se trata de un conflicto entre la personalidad consciente y los elementosinferiores que suelen actuar en el inconsciente, resultando en la victoria de estos ltimos.

    En cambio, los males producidos por la tarea del desarrollo espiritual tienen un carcternetamente progresivo. Estos son resultado del esfuerzo por crecer, por el impulso hacia lo alto;son el resultado de conflictos y de desequilibrios temporales entre la personalidad consciente ylas energas espirituales que irrumpen desde lo alto.

    De todo ello resulta evidente que el tratamiento para los dos tipos de enfermedades debe sertotalmente diferente.

    Para el primer grupo, la labor teraputica consiste en ayudar al enfermo a alcanzar el nivel delhombre normal, eliminando las represiones y las inhibiciones, el miedo y los apegos,ayudndolo a trascender su egocentrismo, sus falsas evaluaciones y su deformado conceptode la realidad para llegar a alcanzar una visin objetiva y racional de la vida, a la aceptacin desus deberes y obligaciones, y a una justa apreciacin de los derechos de los dems. Los

    elementos no desarrollados adecuadamente, no coordinados ni contrapuestos, deben serarmonizados e integrados en una psicosntesis personal.

    En cambio, para los enfermos del segundo grupo, la labor curativa consiste en de producir unajuste armnico, favoreciendo la asimilacin y la integracin de las nuevas energasespirituales con los elementos normales preexistentes, es decir: acometer una psicosntesistranspersonal alrededor de un centro interior ms elevado.

    As pues, est claro que el tratamiento apropiado para los enfermos del primer grupo esinsuficiente e incluso puede ser perjudicial para los del segundo. Si el paciente se pone en ma-nos de un mdico que no entienda sus sufrimientos y que niegue o ignore las posibilidades desu desarrollo espiritual, en lugar de disminuir, sus dificultades aumentarn. Este mdico puede

    devaluar o escarnecer las aspiraciones espirituales del enfermo, considerndolas como vanasfantasas o interpretndolas de una forma materialista. De esta forma, el paciente puede serinducido a creer que hace bien al reforzar el cascarn de la propia personalidad y al rechazar

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    las constantes llamadas de su alma. Pero esto slo puede agravar su estado, hacer msamarga su lucha y retrasar la solucin.

    En cambio, un mdico que a su vez persiga la va espiritual o que al menos tenga una claracomprensin y una apreciacin adecuada de la realidad espiritual, puede resultar de granayuda para los enfermos de este tipo.

    Si, tal y como suele suceder a menudo, ste todava se encuentra en la fase de insatisfaccin,de inquietud y de una inconsciente aspiracin; si ha perdido todo inters por la vida ordinaria,pero todava no ha recibido la luz de la Realidad Superior; si busca alivio en direccionesequivocadas, entonces la revelacin de la verdadera causa de su mal y una eficaz ayuda paraencontrar la verdadera solucin pueden facilitar y acelerar considerablemente el renacimientodel alma, lo cual constituye una parte esencial de la curacin.

    Cuando una persona se encuentra en la segunda se le har un gran bien explicndole laverdadera naturaleza y funcin de sus experiencias, avisndola de que stas son nece-sariamente temporales y describindole las posteriores vicisitudes de la peregrinacin. De estaforma, la persona estar preparada cuando sobrevenga la reaccin y se ahorrar una parteconsiderable del sufrimiento que produce la sorpresa de la cada, y las incertidumbres y eldesnimo que de ella se derivan.

    Si no se ha recibido tal preaviso y se ha comenzado el tratamiento durante la reaccindepresiva, el enfermo puede ser muy aliviado mediante la explicacin de que se trata de unestado temporal del cual resurgir con toda seguridad.

    En el cuarto estadio, el de los incidentes de la ascensin, que es el ms largo, la labor deaquel que ayuda al enfermo tambin resulta mucho ms compleja. Sus principales aspectosson:

    1) Explicar a aquel que sufre qu es lo que le est sucediendo e indicarle el comportamientoadecuado a seguir.

    2) Ensearle la forma de dominar las tendencias inferiores sin que sean reprimidas y relegadasal inconsciente.

    3) Ensearle y ayudarle a trasmutar y sublimar las propias energas psquicas

    4) Ayudarle a conservar y a utilizar creativamente las energas espirituales que afluyen a suconciencia

    5) Guiarlo en la tarea de reconstruccin de su personalidad.

    Durante el estadio de la noche oscura del alma es bastante difcil poder prestar ninguna

    ayuda, porque quien se encuentra en ella se ve envuelto por una nube tan densa y se halla taninmerso en su propio sufrimiento que la luz del espritu no alcanza a su conciencia. La nicaforma de poder animarlo y prestarle alguna ayuda es repitindole hasta la saciedad que setrata de una experiencia transitoria y no de un estado permanente, que es lo que tiende a creerquien en ella se encuentra y lo que ms desesperacin le produce. Tambin es beneficiosoasegurarle que su dolor posee tan gran valor espiritual y le aportar tantos bienes que despusllegar incluso a bendecirlo. De esta forma, se le ayudar a soportar y a aceptar su sufrimientocon paciencia y resignacin.

    En algunos casos el tratamiento puede resultar algo ms complicado debido a que en elenfermo existe una mezcla de sntomas progresivos y de sntomas regresivos. Se trata de ca-

    sos de un desarrollo interior irregular e inarmnico. Estas personas pueden alcanzar unelevado nivel espiritual en algunos aspectos de su personalidad, pero ser esclavas en otros demanas infantiles, o bien, hallarse dominadas por complejos inconscientes. Incluso se podra

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    decir que en la mayora de aquellos que recorren la va espiritual se encuentran vestigios ms omenos importantes de limitaciones de este tipo.

    De hecho, en la mayora de los casos existe un claro predominio ya sea de los sntomasregresivos, ya sea de los progresivos. No obstante, la posibilidad de que sntomas de ambosgrupos se encuentren entremezclados en el mismo enfermo tambin debe ser tenida en cuentay conviene que cada molestia sea estudiada e interpretada con esmero a fin de acertar con la

    verdadera causa y encontrar por lo tanto el tratamiento adecuado.

    A travs de todo cuanto hemos explicado, resulta obvio que para curar de forma eficaz ysatisfactoria las molestias nerviosas y psquicas que acompaan al desarrollo espiritual, senecesita una doble serie de conocimientos y de prcticas: la del mdico experto enenfermedades nerviosas y en psicoterapia, y la del serio estudioso o peregrino de las vas delEspritu.

    Esta doble competencia normalmente no suele ir asociada. Pero, dado el rpido crecimiento delnmero de personas necesitadas de semejantes cuidados, todos aquellos que estncapacitados para hacerlo tendran que estar dispuestos y prepararse a emprender esta buenaobra.

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    4. EL DESPERTAR DEL ALMA

    El despertar del alma, el primer destello de la nueva conciencia espiritual que transformar y latotalidad del ser, constituye un acontecimiento de fundamental importancia y valor en la vidainterior del hombre.

    La mayor parte de la humanidad no ha alcanzado todava este estadio de evolucin; es ms,por regla general, lo ignora o directamente niega su existencia. Pero en todas las pocas y entodos los lugares han existido almas a las que les ha llegado la luz y nos han dejado suconmovedor testimonio.

    Quien lea y compare entre s las vivencias de los despertados, encontrar muchas

    diferencias de lenguaje, de tono o incluso de forma de interpretar sus experiencias. Pero unestudio ms profundo demostrar que estas diferencias no son substanciales, y que se debena las condiciones fsicas, de carcter, y culturales de la persona, a su educacin y a losdiversos matices y limitaciones que derivan de la poca en la que vive. Y encontrar que bajoesas diferencias subyace una identidad fundamental, un autentico consenso al describir loscaracteres esenciales del despertar. A menudo, encontramos las mismas expresiones, lasmismas imgenes e incluso idnticas palabras en documentos muy alejados entre s, tanto enel tiempo como en el espacio. Tal consenso es bastante significativo y constituye una firmedemostracin de la validez y de la universalidad de esta experiencia interna.

    Para dar una idea ms precisa y ms viva de esta experiencia, resulta oportuno citar con ciertaamplitud uno de los casos ms notables y significativos: el caso de Tolstoi. He aqu lo que

    escribi en sus Confesiones:

    ... Hace cinco aos que algo extrao empez a manifestarse en m. Al principio tuvemomentos de estupor: la vida se detena como si yo ya no supiese cmo vivir ni quhacer, me senta inquieto y me pona triste. Pasados estos momentos, continuabaviviendo como antes. En seguida, estos momentos de perplejidad se volvieron cadavez ms frecuentes, pero adoptando siempre la misma forma. Estos momentos en losque la vida se detena se manifestaban siempre con las mismas preguntas: Por qu?Y bien? Y despus? Al principio me parecieron preguntas intiles, sin sentido; creaque se trataba de cosas conocidas y que si un da me empeaba en resolverlas, lohara con facilidad; que ese momento no era el adecuado, pero que podra

    encontrarles respuesta tan pronto lo deseara. Pero las preguntas se presentaban cadavez con ms frecuencia, cada vez ms apremiantes, exigiendo una respuesta ypunzndome siempre en el mismo sitio, hasta que estas preguntas sin respuesta seextendieron como una nube negra. Me ocurri lo mismo que le ocurre a cualquiera quecae enfermo a causa de una enfermedad mortal: al principio aparecen algunossntomas menores del mal, a los cuales el enfermo no presta atencin; poco a pocoestos sntomas van hacindose cada vez ms frecuentes y se renen en unsufrimiento nico y continuo; ste aumenta y el enfermo, antes de haber tenido tiemponi de darse cuenta, se encuentra con que lo que pareca una simple indisposicin esalgo de la mayor importancia: la muerte.Esto es lo que me sucedi. Comprend que no se trataba de una indisposicinpasajera, sino de algo mucho ms grave, y de que el hecho de que se repitierasiempre la misma pregunta haca necesario responderla. Intent hacerlo. Laspreguntas parecan tan absurdas, tan simples e infantiles! Pero tan pronto las estudie intent resolverlas, me convenc inmediatamente: primero, de que no eran infantilesni estpidas, sino las cuestiones ms serias y profundas de la vida; y despus, cuando

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    hube reflexionado profundamente, que no poda resolverlas. Antes de ocuparme demis posesiones en Samara, de la educacin de mi hijo o de la publicacin de uno demis libros, deba saber por qu haca todo esto: hasta que no supiese el porqu, nopodra hacer nada, no podra vivir. Cuando me pona a pensar en la organizacin demis asuntos, que era algo que por aquel entonces me preocupaba mucho, deimproviso me venan a la mente estas preguntas: Y bien? Tengo seis mil acres detierra en Samara, y trescientos caballos. Y despus?, y me desconcertabatotalmente y ya no saba qu pensar. O bien, apenas empezaba a reflexionar sobre laforma de educar a los nios, me preguntaba: Por qu? O cuando pensaba en la famaque me haban proporcionado mis obras, me deca: Y bien? Ser ms clebre queGogol, que Puskin, Shakespeare, Moliere y todos los escritores del mundo... Ydespus? Y no poda responder nada.Las preguntas no daban tregua; requeran una respuesta inmediata. De noresponderlas, no poda vivir. Y no hallaba ninguna respuesta. Senta como si el sueloque me sostena huyera bajo mis pies, que no haba nada a lo que pudiese aferrarme,que aquello por lo que haba estado viviendo ya no exista, y que ya no me quedabanada. Mi vida se detuvo. Poda respirar, comer, beber, dormir, ya que me hubieseresultado imposible no respirar, no comer o no dormir. Pero esto no era vida, ya que nosenta ningn deseo que me satisficiera lo suficiente. Y aun cuando deseara cualquiercosa, saba con antelacin que de mi deseo, satisfecho o no, no se derivara cosa

    alguna. Si se me hubiese presentado un hada, dispuesta a satisfacer cada uno de misdeseos, no hubiese sabido qu pedirle. Si en un momento de embriaguezreencontraba, no ya el deseo, sino la costumbre del deseo, apenas volva a mi estadonormal me daba cuenta que se haba tratado de un engao, que no tena nada quedesear.Llegu a un punto en el que, aun estando sano y feliz, senta que ya no poda seguirviviendo. Una fuerza invencible me empujaba a despojarme de la vida de una u otraforma, pero no se puede decir que quisiera matarme: La fuerza que me empujaba msall de la vida era ms poderosa que eso, ms completa, ms general; era una fuerzaparecida a mi antigua aspiracin por la vida, pero en sentido contrario.Esto me suceda en una poca en la que, bajo todos los aspectos, tena todo lo quese considera que proporciona la completa felicidad. Todava no haba cumplido loscincuenta aos, tena una esposa que me quera y a la que yo adoraba, unos hijos

    excelentes, una buena posicin que, sin esfuerzo alguno por mi parte, seguaprosperando; era ms que nunca respetado por todos mis parientes y conocidos; losextraos me colmaban de elogios y, sin pecar de vanidoso, poda asegurar que minombre era uno de los ms clebres. Adems, no slo no estaba loco ni enfermomentalmente, sino que tena una fuerza moral y fsica como pocas veces haba podidoencontrar entre mis compaeros. Fsicamente, podra haberme puesto a segar comoun campesino; intelectualmente, hubiese podido trabajar ocho o diez horas seguidassin fatigarme lo ms mnimo.En tal estado llegu al punto de no poder seguir viviendo, pero tena tanto miedo a lamuerte que hube de usar todo tipo de artificios sobre m mismo para no quitarme lavida.

    Cul es el significado de estos extraos estados interiores? Se trata acaso de hechosexclusivamente morbosos, producto del cansancio o del desequilibrio de la mente y del cuerpo?Las personas que resultan afectadas pueden liberarse de ellos y volver a ser igual que antes?

    No. No se trata slo de trastornos nerviosos, ni esos hombres volvern jams a ser comoantes; pero, tarde o temprano, un nuevo conocimiento interior los liberar de su penosacondicin y los transformar completamente.

    No es fcil, o mejor dicho, es casi imposible para alguien que no haya tenido ningunaexperiencia directa llegar a comprender en toda su plenitud qu es y qu significa este granacontecimiento interior. Todos cuantos han intentado hablar de ello coinciden en lo difcil queresulta cualquier descripcin, y en la incapacidad de las palabras ordinarias para expresar un

    hecho semejante, tan diferente de cualquier experiencia comn. Sin embargo, todos hansentido la necesidad y el deber de atestiguarlo.

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    Dichos testimonios han sido expresados mucho mejor mediante su propia vida y sus obras quea travs de las palabras. La transformacin de la totalidad del ser que se revela en sucomportamiento, la influencia que ejercen sobre los dems e incluso su propia apariencia fsicaes ms elocuente que cualquier expresin verbal. Por ello, ninguna descripcin puedeaproximarnos mejor a este acontecimiento que el profundo conocimiento de sus vidas y, sobretodo, de su relacin personal con ella; aunque tambin podemos llegar a intuir algo de lo quehan experimentado a travs de la lectura de sus escritos, ya que con frecuencia, hanconseguido infundir en las viejas palabras nuevos significados.

    La primera y tambin ms frecuente de sus manifestaciones es una extraordinaria ydeslumbrante sensacin de luz.

    La conversin de San Pablo, segn los Hechos de los Apstoles, comenz con la visin deuna luz en el cielo que deslumbraba todo a su alrededor. El doctor R. M. Bucke, al contar entercera persona su propia experiencia interior, la describa as: De repente, y sin ningn tipode advertencia, se encontr rodeado, por as decir, de una nube como de fuego. Por unmomento pens en un incendio, en una conflagracin imprevista de la ciudad, pero pasadosunos instantes comprendi que la luz estaba en l.

    El poeta Walt Whitman describi tambin esta misma experiencia con la breve, pero eficazfrase: Luz rara e indecible que ilumina incluso a la propia luz.

    Sin embargo, la expresin ms sencilla y a la vez ms poderosa por su desnuda concisin es laque se encuentra en el clebre amuleto de Pascal, el trozo de pergamino en el que,alrededor de un tosco dibujo de la cruz llameante, describi en unas breves frases el testimoniodirecto del despertar de su alma: El ao de gracia de 1654, lunes 23 de noviembre, da deSan Clemente... desde las diez y media de la noche hasta las doce y media de la noche,fuego.

    El significado de estas sensaciones de luz y de fuego podr ser fcilmente comprendido

    cuando incorporemos las dems caractersticas del despertar espiritual. El efecto de la nuevaluz es la transfiguracin del mundo visible: cada ser, cada objeto, adquiere una nueva belleza yse comprende el sentido su existencia.

    La apariencia de las cosas se transform, afirmaba Jonathan Edwards al describir su propiaconversin. Pareca como si cada cosa tuviese una impronta de calma y de dulzura, con unaapariencia de gloria divina. La excelencia de Dios, su sabidura, su pureza y su amor, parecanestar presentes en todas las cosas: en el sol, en la luna y en las estrellas; en las nubes y en elcielo azul; en la hierba, en las flores y en los rboles; en el agua y en toda la naturaleza.

    Junto a esta transfiguracin de naturaleza externa tambin se produce una iluminacin interiorgracias a la cual el alma descubre nuevas verdades y resuelve en un momento de intuicin

    aquellos problemas que la haban atormentado. Ve el universo como un Todo viviente y sereconoce como una partcula indestructible de ste; mnima, pero necesaria; una notaconectada con las dems para componer la armona csmica.

    El alma siente cmo en esta suprema Unidad cada contraste y cada desarmona serecomponen, es la verdadera naturaleza del mal. Este le parece irreal, en el sentido de que,aun cuando grave y penoso para quien lo padece, es algo transitorio; ve el mal como laausencia del bien, como desarmona, como un desequilibrio destinado a desaparecer. Lamirada del alma iluminada, percibe cada hecho y cada acontecimiento en relacin con todo lodems, y contempla cmo el universo est sostenido por una perfecta justicia y por una infinitabondad.

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    En muchos casos, a esta manifestacin universal de lo Divino se le aade una viva sensacinde la presencia de alguien, de un ser superior invisible pero intensamente real, mucho msverdadero que cualquier cosa visible.

    A esta luz de conocimiento corresponde una poderosa y arrolladora efusin de nuevossentimientos. El Universo, aparece maravillosamente bello y en su contemplacin, el almaresulta invadida por un sentimiento de estupor y de admiracin, seguido por gozo exultante as

    como por una enorme sensacin de paz.

    Un sentimiento de gratitud se alza hacia el Creador y el corazn se llena de amor hacia El yhacia todas sus criaturas. As, totalmente absorta en esta visin y en estos sentimientos, elalma se ha olvidado de s misma; sin apenas darse cuenta, ha trascendido sus lmites y susmiserias y, cuando vuelve a mirarse, se maravilla al percatarse de que todas las penas, todo elmiedo y toda la desesperacin que la envolvan, han desaparecido; el peso que oprima sucorazn, su descontento, sus sentimientos de inferioridad y de culpabilidad, han dejado deexistir; se siente ligera, dilatada, invadida por una nueva sensacin de seguridad y de fuerza.Entonces, al conocimiento, al sentimiento, a la visin y al amor, se une una total adhesin de lavoluntad, con el propsito de todo su ser de transformarse de acuerdo con este nuevo ideal, de

    purificarse y de regenerarse totalmente, de cumplir desde entonces en adelante, siempre y entodo, con la voluntad del Espritu.

    Tras haber pasado as unos instantes en las sublimes alturas donde resplandece la luz delespritu, debemos regresar a la oscuridad de la vida terrenal. Ahora estaremos mucho mejorpreparados para poder llegar a comprender tanto el significado como la funcin del duroperodo que precede al despertar del alma. Ahora podremos darnos cuenta del hecho de quees el propio aproximarse al despertar lo que determina la crisis interior.

    Considerando la intensidad y el alcance de estos sufrimientos, espontneamente surge estapregunta: no podran ser evitados, al menos en parte? No se podra facilitar y abreviar elsendero hacia la luz? S, esto puede hacerse. Mientras algunas experiencias fundamentales

    son absolutamente necesarias y no pueden ser sustituidas por ninguna enseanza o ayudaajena, muchas penas y tropiezos podran evitarse por medio del conocimiento de los senderosdel alma y, sobre todo, por medio de la ayuda directa de un gua que ya haya recorrido estossenderos y vivido estas experiencias.

    Ahora conviene dar una breve respuesta a otra pregunta: Qu le sucede al hombre despusde que sus ojos se han abierto a la visin espiritual?

    Tras la decisiva experiencia mediante la cual el alma se despierta, sta empieza realmente unanueva vida: se siente impulsada por una ardiente voluntad de hacer el bien, experimenta lanecesidad de hallarse en perfecta armona con la vida universal, as como de obedecer en todoa la divina voluntad. En un primer momento, mientras est todava bajo la impresin y el

    estmulo del Espritu, es posible creer que podr hacerlo con facilidad, con un simple acto devoluntad. Sin embargo, sufre enseguida un amargo desengao. La naturaleza humana resurgecon sus hbitos, sus tendencias y sus pasiones, y la persona comprende que debe de cumplirun largo, laborioso y complejo trabajo de purificacin. Debe emprender una peregrinacin atravs de su naturaleza inferior para conocerla, dominarla y transformarla. Pero los frutos deesta obra son admirables: nuevas y ms intensas iluminaciones y mayores revelacionesrecompensarn al alma purificada.

    Estas son las grandes etapas de la peregrinacin del alma y pocos han llegado a recorrer todosu largo en esta vida, pero el conocer estas posibilidades de desarrollo, y el saber que algunoshan conseguido llevarlo a cabo, constituye para todos nosotros un gran alivio as como una in-

    vitacin para que despertemos tambin algn da.

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    Aquel que ha experimentado un primer resplandor de la luz del espritu siente cmo en supropia alma surge la intensa aspiracin de recibir cada vez ms luz y de permanecer parasiempre en este estado sereno. Por eso, intenta seguir escalando la cima y, movido por elentusiasmo de la primera revelacin, cree poder seguir avanzando recto y seguro, pero nadams lejos de la realidad. Pronto comienzan las dificultades, materializadas especialmente por laatraccin y las tentaciones de los sentidos.

    En el momento de la iluminacin, el hombre no siente tales atracciones; parece como si todovnculo terrenal hubiera sido despedazado. Pero no es as: el alma, se da cuenta de que sunaturaleza inferior se despierta y se rebela, plantndose ante el hombre y obstaculizando sucamino. Sin embargo el alma iluminada no se deja vencer por la atraccin de los sentidos, ysostenida por sus aspiraciones, espera triunfar.

    Muy pronto nuevos obstculos se presentan ante el hombre, causndole ms profundosrecelos. El orgullo espiritual le invade cuando ste descubre en s mismo una nueva fuerza yun nuevo poder, y logra vislumbrar la posibilidad de desarrollo que se abre ante s. Pero conello desarrolla ese sentido de separacin que es la anttesis de la espiritualidad, y levanta unagran barrera en su propio camino. A esto no tarda en unirse la codicia. Ella representa el

    principio mismo de la separatividad y del egosmo, la ambicin de vivir, la raz de los deseos delalma individual.

    As, el hombre, despus de haber constatado la dificultad de la vida, tras haber sufrido su pri-mer desengao, pierde su presuncin, y reconoce su debilidad e impotencia. Adquiereentonces la humildad, que le permite poder ser ayudado. Y, en cuanto la ha logrado, la ayudallega.

    Esta es la gran ley de la vida y del espritu, que a menudo olvidamos en los momentos de duday de desnimo, pero que siempre deberamos recordar: la ayuda superior est siempredispuesta y nunca nos es negada; nosotros somos los nicos obstculos que la mantienenapartada. Lo que ocurre es que no sabemos o no queremos creerlo as.

    Pero, en qu consiste verdaderamente esta ayuda? Y, de dnde proviene?

    Este principio se podra definir exactamente como la discriminacin espiritual que los hindesllaman Viveka, que es el poder que posee la razn humana para reconocer el buen camino aseguir, y para guiar a la personalidad, animndola y ayudndola a evitar todo peligro.

    Pero, quin mueve e inspira este poder? El primer impulso de ayuda proviene de la sabiduradivina, con tal intensidad, que el alma puede recibir la ayuda superior. Pero la sabidura divinano se le manifiesta directamente: El hombre, enredado todava en el velo de la materia, nopuede contemplar directamente la suprema verdad, entonces surgen el poder del conocimientoinnato en el hombre normal. Este poder de conocimiento y de discriminacin es el que deber

    conducir al alma durante la primera parte de su peregrinacin, por el largo camino depurificacin a travs de los reinos de su naturaleza inferior.

    Las enseanzas que imparten las escuelas de Oriente y de Occidente que tienden a desarrollarla verdadera y pura espiritualidad afirman que toda pasin y deseo egosta nos hace esclavosde las fuerzas inferiores. Nos ensean tambin que cualquier manifestacin de egosmo, esseparativa por naturaleza, mientras que el desarrollo espiritual consiste en la gradual ysucesiva superacin de toda separatividad, en la armonizacin de los distintos elementos ensntesis superiores, como preparacin para una unin consciente con el Principio universal, ypara la realizacin de la unidad en todos los planos y en todos los aspectos.

    Tambin se puede llegar a la misma conclusin examinando esta cuestin desde el punto de

    vista de los poderes que comportan las distintas fases del progreso espiritual. Las dificultadesque conllevan la obtencin de estos poderes son grandes. Deberemos aprender a utilizar de

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    una forma sabia las fuerzas del universo. Pero, cmo podremos aspirar a ello si an seguimossiendo esclavos de las pequeas fuerzas de nuestra personalidad?

    La obediencia a los principios morales, es lo nico que nos hace verdaderamente libres,mientras que toda inmoralidad, aunque se halle encubierta por una aparente libertad, nosvuelve ms esclavos cuanto ms engaados e ignorantes seamos de nuestras cadenas.

    Son innumerables las advertencias en este sentido por parte de aquellos que han logradoalcanzar las cumbres hacia las que nosotros volvemos la mirada, y desde Buddha hasta Jess,y desde los sabios hasta los grandes msticos cristianos, toda alma iluminada asegura que haobtenido la victoria a travs de la purificacin de la personalidad y mediante la eliminacin delegosmo.

    De todo ello se desprende que, quien avanza por la va del espritu, no slo debe observar losgrandes principios ticos de la humanidad, sino que tambin debe poseer una moral ms puray ms consciente que la del hombre comn y ordinario.

    Al aumentar los conocimientos referentes a las leyes de los planos superiores, se asumennuevas responsabilidades. Aqul que ha aprendido que los pensamientos, los sentimientos y

    las afirmaciones de la voluntad son fuerzas vivas y poderosas realidades de los planos sutiles,es ms responsable al utilizar estas fuerzas internas que aqul que desconoce todo esto.

    Por ello resulta de lo ms cierto aquello que dijo Toms de Kempis, el autor de La imitacin deCristo: Quanto plus et melius, tanto gravius judicaverit nisi sanctius vixeris (Cuanto ms ymejor seas, ms severamente sers juzgado si no vives santamente).

    La purificacin es un tema que abarca varios aspectos y distintos campos de aplicacin. Si ennuestro interior hemos vuelto la mirada hacia la luz, ya hemos aplicado en alguna medida lapurificacin.

    El primer paso consiste en la purificacin del cuerpo fsico. Los medios son muy conocidos:

    utilizacin del agua; aire puro; exposiciones al sol; dieta sencilla, equilibrada y siempreadaptada a la propia constitucin; evitar el tabaco, el alcohol, las drogas, etc. Esta prctica esnicamente preliminar y tiene por objeto hacer ms fciles y seguras las sucesivas exigenciasde la purificacin

    Se puede decir que los sufrimientos, las enfermedades y los problemas que aquejan a lahumanidad tienen su principal origen en los deseos egostas y en la bsqueda de lasatisfaccin personal. Esto es algo que el Buddha indic, y lo formul claramente en sus cuatroNobles Verdades para indicar las causas del sufrimiento y para demostrar el camino de laliberacin.

    Todos los hombres son empujados por algn tipo de deseo, desde los relativos a los placeressensuales hasta las aspiraciones ms idealistas. El deseo es la raz comn de tres causas deapegos y de esclavitud: la atraccin de la materia, los mltiples tipos de ofuscamiento emotivo ylas ilusiones mentales. Todos ellos se encaminan o se combinan para crear un apegofundamental que es el que nos ata a nuestra naturaleza: la identificacin con la personalidadque esconde al verdadero yo.

    Siempre se ha reconocido el poder que tiene la imaginacin para condicionar la vida interna yel comportamiento externo del hombre. Su poder se basa en el elemento motor inherente acada idea y a cada imagen. La imagen acta como una fuerza estimulante de la actividadmental y del surgimiento de emociones y de sentimientos.

    Las grandes multinacionales saben de la gran importancia de la imaginacin y la explotan agran escala para sus propios fines, utilizndola para apelar a los instintos y a las necesidadesfundamentales que, por lo dems, son las inferiores.

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    Las tcnicas publicitarias y el arte estn mucho ms desarrollados que aquellos que se usanpara perseguir fines ms dignos. Ello ha producido un refuerzo artificioso de los estmulosencaminados a obtener placer junto con el deseo de poseer una gran cantidad de objetosintiles. De ello se derivan los problemas de la sociedad de consumo y, por reaccin, lacreciente rebelin contra ella, sobre todo por parte de muchos jvenes.

    Los mtodos y las tcnicas para realizar la purificacin son muy numerosos. Algunos son de

    aplicacin generalizada; otros son ms especficos y se dirigen a tipos particulares deimpurezas. La eliminacin de las ilusiones mentales hace necesaria la comprensin de la doblenaturaleza de la mente.

    La mente analtica, dada su propia actividad,- sobre todo si resulta estimulada por lasimpresiones, los impulsos, los deseos o las emociones-, provoca un constante torbellino depensamientos y de conceptos errneos, casi siempre de carcter egocntrico.

    La mente superior sinttica nos proporciona una visin muy clara de aquello hacia lo que sedirige. Adems de esta capacidad de percepcin directa, tambin tiene la facultad de reconocere interpretar directamente las intuiciones que aparecen en el mbito de la conciencia. Estosignifica la eliminacin de todas las impurezas del canal que une el yo personal con eltranspersonal. Significa la purificacin de toda la personalidad, as como una desidentificacinconsciente de ella mediante el cultivo de la indiferencia a sus pretensiones, producindose enconsecuencia una progresiva identificacin con el S Mismo.

    El hecho de alcanzar un cierto grado de purificacin individual permite cooperar en la gran obrade purificacin grupal y planetaria. La atencin que en la actualidad despierta la ecologa nosdemuestra el reconocimiento de la importancia de este deber; pero ello se encuentra tan sloen estado inicial y debe recorrer todava un largo camino, hasta que las devastaciones llevadasa cabo por el hombre puedan ser reparadas.

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    5. METODOS PARA LIBERARNOS DEL MIEDO

    Quien se dispone a recorrer la va del espritu debe superar obstculos de tres rdenes:mentales, emocionales y volitivos. Los obstculos emocionales suelen ser los ms frecuentes.No es raro, adems, que los obstculos mentales o intelectuales como las dudas o elescepticismo sean provocados o acentuados por los emocionales o por los volitivos, siendoaquellos los pretextos tras los cuales se ocultan los miedos de los que ni siquiera somosconscientes.

    De entre los diferentes obstculos emocionales destaca sobre todo del miedo. El miedo esrealmente la emocin ms difusa, pero todos somos o hemos sido vctimas del miedo en ungrado u otro. Adems, puede alcanzar una gran intensidad y a conllevar efectos colaterales.

    Se puede afirmar que del miedo se derivan la mayor parte de los males y de los sufrimientosque afligen a la humanidad. El miedo no tiene medida ni lmites: se puede tener miedo de todo.Es una variable que adopta innumerables formas. Muchos son los males que hacen sufrir a loshombres, pero todava son mucho mayores las desgracias, los accidentes o los cataclismosque no han llegado a suceder ni ocurrirn jams. Sin embargo, hacen sufrir a aquellos que lostemen tanto o ms que si fuesen reales, ya que en su imaginacin stos son sufridos innumera-bles veces.

    Pero el miedo no slo produce sufrimientos internos, con frecuencia nos hace cometeracciones perjudiciales, tanto para nosotros como para los dems, y nos induce a adoptaractitudes crueles y violentas. Es por ello que tiene un profundo sentido la aguda observacin de

    Montaigne:

    Slo hay una cosa a la que debamos temer y es... el miedo!

    Siendo el miedo un veneno que intoxica la vida del hombre, vale la pena movilizar nuestrasfuerzas y facilitar el cambio que nos permita librarnos de esa espina. Podramos decir queexisten cinco tipos principales de miedos que son el fundamento de los cinco instintos bsicos:

    El primero es el instinto de conservacin, que tiene como raz el miedo a la muerte.

    El segundo es el impulso sexual, que surge del miedo a la soledad y de la sensacin de estarincompletos.

    El tercero es el instinto gregario, y tambin l tiene su origen en el miedo que experimenta elsujeto al sentirse individuo separado, lo que le induce a buscar seguridad en sus asociacionescon los dems.

    El cuarto es la tendencia a la autoafirmacin. Esto podra parecer el polo opuesto del miedo,pero un anlisis ms profundo muestra que una de sus races es el miedo a no ser apreciados,reconocidos o valorados en lo que merecemos.

    El quinto es la tendencia a indagar, la sed de saber suscitada por el miedo a lo desconocido yal misterio.

    Cmo podemos librarnos del miedo? Existen dos grupos de medios los medios psicolgicosy los medios espirituales los cuales actan a distinto nivel. Los ms eficaces son los

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    segundos; pero tambin los primeros son tiles, y son adems de aplicacin ms sencilla y porello ms oportunos en ciertos c