el pájaro cultural · expresar su emoción, ca-mino inobjetable de su poesía. sus versos, bien...

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El Pájaro Cultural N° 121 Septiembre del 2018 Publicación del Noroeste $ 50 Ana, la encantadora de palomas Fotografía de Tincho Escándar

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El Pájaro CulturalN° 121 Septiembre del 2018

Publicación del Noroeste $ 50

Ana, la encantadora de palomas Fotografía de Tincho Escándar

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La Supervivencia

El invierno les llega a todos, no hay razón para negarlo...Pero siempre tenemos el corazón en alguien,a veces, es inevitable el instinto ,de a ratos,nos olvidamos de la belleza del paisaje,a veces, quizás nosotros solos nos ponemos el disfraz del ciego.No! no importa! El amor siempre es creativo,el que ama gana y el que no pierde.O tal vez fueron aquellas ganas las que nos hicieron amar tanto.No lo sé...Aún así, sobrevivimos al frío de aquel invierno en soledad.

Facundo Vallejo Zenzano

Consejo Editorial

Juan Ahuerma Salazar

Embajador Itinerante

Aníbal Aguirre

GráficaAlejandro Ahuerma

Nicolás Picatto

Notas

Justo Salim

Luis Albeza

Miguel Rosales

Hugo Gaspar López

José Sajama

Facundo Vallejos

Emilio Fernando Martínez

Diego Ramos Cayón

Sebastian Diez

Web: Luz Vidasl

Corresponsal en Europa

Silvia Reina

Correo: Elpajaroedito-

[email protected]: 3876089510

El Pájaro en la Web

Sttp://www.elpajaro-

cultural.com

EditorialNada más atinado, para estos tiempos que corren, que esta obra maestra de Don Sanca Dávalos, adonde expone, en una parábola tan colorida como cinematográfica, la patética condición existencial del hombre y la relojería inútil de la Opería en el ejercicio de la puta burocracia.

Cola de gatoJuan Carlos Dávalos

Don Roque Pérez es el hombre más flemático de Salta. Tiene 40 años. Hace 20 que está empleado en una oficina de la Casa de Gobierno. Es solterón, metódico, cum-plidor y beato.Su vida es simple y redundante, como el rodar monótono de los días provincianos, o bien como la marcha circular y pacífica de un macho de noria.La historia de este hombre contiene dos etapas, separadas entre sí por un aconteci-miento trascendental que dejó en su espíritu una perplejidad perdurable.La primera etapa comprende su juventud, los diez años que pasó de dependiente en la tienda de Don Pepe Sarratea. La segunda etapa comprende su madurez, sus veinte años de empleado público.Con una sonrisa indefinible y calmosa, mientras fuma un cigarrillo, Don Roque Pé-rez cuenta su caso a un grupo de aficionados.Cuando él era dependiente, barría las vereda todas las mañanas, plumereaba los estan-tes y aguardaba al patrón, que se presentaba a las ocho.Sarratea despachaba personalmente, detrás del mostrador; pero si había que bajar algu-na pieza de un alto estante colocaba la escalera y el dependiente se encaramaba por ella.A las nueve de la noche Sarratea despedía a sus contertulios del barrio, guardándo-se el dinero en su bolsillo y se marchaba a su casa.. Entonces el dependiente tranca-ba la puerta de la tienda, rezaba un rosario y se metía en la cama.Una noche entre las noches, Roque Pérez después de acostarse dirigió la vista al techo, y vió que colgaba una cola de gato por una rotura del cañizo.El agujero quedaba perpendicularmente sobre su cabeza, naturalmente, a sus narices.-¿Qué será eso? –pensó el dependiente- ¿Qué será…? Apagó la vela y se durmió.Varias noches después del descubrimiento, Roque Pérez volvió a mirar la cola de gato.Al cabo de una hora de contemplación, pensaba: “qué será esa cola?”. Y se decía, “ma-ñana voy a poner la escalera para ver lo que es…” Y apagaba la vela y se dormía.Todas las mañanas, al despertar Roque Pérez se desperezaba y miraba la cola de gato. La miraba todas las noches al acostarse y siempre pensaba: “en uno de estos días voy a poner la escalera…”Pero Roque Pérez era indolente, con esa profunda indolencia de los pueblos palúdi-cos. Él había tenido una idea: aquella cola de gato debía significar algo.Para saber qué era, había tiempo.Así pasaron dos años, y pasaron cinco años, ¡y pasaron diez años! El señor Sarratea murió de tabardillo; los herederos liquidaron el negocio; Pérez tuvo que abandonar la vieja casuca.Salió de allí con quinientos pesos de sueldo economizados y se contrató en la tienda de enfrente.A poco de esto, alquiló la casa de Sarratea un boticario alemán que llegara a Salta con su mujer.Lo primerro que hizo el boticario, naturalmente, fue preocuparse de la limpieza del chiribitil, para instalar su botica.Un día el boticario entró a la trastienda, y al revisar las paredes y los techos, vio la cola de gato. El alemán llamó a su mujer y le mostró aquello. Pidieron prestada una escalera en la tienda de enfrente. Roque Pérez, en persona, trajo la escalera. El boti-cario, ayudado por Pérez, la afianzó sobre un cajón para que alcanzace, y se trepó.Mientras que el pobre Roque sostenía la escalera, el boticario, allá arriba, asió de la cola y tiró, y cayó al suelo una moneda de oro. Tiró más, y cayeron algunos cascotes y varias monedas. Luego, metiendo el brazo en el agujero del techo, sacó un zurrón de onzas de oro, y se lo arrojó a su mujer, buscó más y encontró otro zurrón, y car-gando el pesado fardo, bajó al suelo.-Bueno –dijo el alemán todo sofocado entregándole a Pérez una monedita-. Aquí tiene Usted su propina. Y gracias por la escalera.Ahora, Don Roque, ante la rueda de empleados, da un chupón formidable a su ci-garrillo, sonríe con calma, y con las barbas llenas de humo dice:-Entonces fue cuando comprendí que mi destino era ser empleado público.

Fotografía de Alejandro Ahuerma

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Las letras del Tango y sus Poetas

ESTEBAN CELEDONIO FLORES (Bs.As.1896-1947)

Por Rafael Flores Montenegro Ilustrado por Nicolás Picatto

Tango y Literatura

En el año 1914, en un con-curso ofrecido por el diario Ultima Hora un joven poe-ta obtiene el primer premio por una composición a la que tituló Por la pinta. Era un tangazo, o la letra para un tangazo que aún no había sido pergeñado. Al parecer fue Carlos Gardel quien ad-virtió el acontecimiento y -en el año 1919- se encargó, con su guitarrista José Ri-cardo, de ponerle música. El poeta no planteó reparos a que se cambiara su título por el de MARGOT. A par-tir de entonces se estableció una estrecha colaboración y amistad con el cantante quien incluyó 21 temas de Esteban Celedonio Flores en su repertorio. Desde nuestro punto de vista este tango que uti-liza voces del lunfardo con una maestría irreprochable inaugura la puesta en esce-na de una imagen de la mu-jer a quien largamente se acusará de cambiar su suer-te de pobre o proletaria, por la de mantenida por uno o más adinerados. “Desde lejos se te juna, manya, em-broca (según el intérprete)/pelandruna abacanada…” Desde lejos se advierte po-bre, aunque vaya enjoyada de regalo… Así comienza

el relato que con tena-cidad irá cargando a la protagonista de observa-ciones que desnudan su condición de trepada al lujo y el bienestar por los favores de sus amantes ricos. Luego de describir “cómo ha cambiado su suer-te” agrega que no fue un engaño lo que a esa vida la arrojó. Que ella rodó por su propia culpa, dice,

do “Ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot”. Desde luego para realizar la descripción tan precisa de la nueva vida bacana de la mujer, el protagonis-ta de la palabra tiene que haber podido ingresar… aunque fuera de mirón, al mundo del lujoso cabaret y restaurante donde sitúa a su protagonista. Interesa-ría preguntar cómo ha lle-gado él a esos ascensos. O al menos cabría sospechar que tampoco pudieran ser muy santos los medios empleados. Es un tango

inspirada en una historia personal que le contó su amigo Fernando Nunzia-ta. El título es nada menos que MANO A MANO, de los primeros y por siempre más famosos del cantante. El poeta aún no ha cumpli-do los 22 años, pero el texto alude a una experiencia ge-neral de la vida. Está escri-to en dos hemistiquios de dieciséis sílabas, o en octo-sílabos bien medidos y na-rra en tono confidencial el pasado amoroso que com-partió con una mujer que ahora aparentemente se ha dedicado a la vida fácil de

Orquesta Típica: Obra de Nicolás Picatto.

cuando un “cajetilla, mag-nate, la afiló”, la tentó en ese camino. Finalmente le dice que entretanto su madre continúa traba-jando de lavandera para poder “parar la olla” de la comida familiar en el con-ventillo. Tras la denuncia del rumbo elegido por la muchacha inclinada al lujo y el placer sin pa-rar mientes en los costos “morales”, la narración nos indica que el poeta-acusador era un hombre que estuvo enamorado de ella en otro tiempo, cuan-do compartían la pobre-za. Por eso acaba dicien-

que ha creado una tipolo-gía harto repetida, que lla-mará en la década de 1940 a la autocrítica memorable de otro grande: Homero Expósito en su título Per-cal. Sin embargo, a pesar de la nefasta tipología alu-dida, goza de excelente salud entre los cantantes actuales que lo incluyen en sus repertorios. Pesa la bella conjunción de letra y música, inclusive entre in-térpretes provenientes de otros géneros musicales. Al año siguiente, en 1920, Gardel se prenda de otra letra recientemen-te escrita por E. C. Flores,

mantenida. Lo revisa, de-clara que no guarda rencor y le promete camaradería en el atardecer de la vida. Sobre todas las cosas que puedan analizarse de este tango, la crítica social, cier-to clasismo afirmativo, los brochazos desdeñosos, el pronóstico pesimista, me interesa señalar la ternura y amistad del final. Allí se lavan las faltas y se eleva el espíritu en el barro de lo real. Tras de tan promiso-rio comienzo, E. C. Flores dio curso a una prolífica producción poética que so-brepasa la cincuentena de

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tangos cantables. Mencio-naremos Muchacho, Medio-día, El bulín de la calle Ayacu-cho, Atenti Pebeta, Audacia, La Mariposa, y muchos más. En general fueron poemas musicalizados, reunidos luego con otros textos en dos volúmenes publicados en vida del autor: Chapa-leando Barro, y Cuando pasa el organito. Interesaría señalar que afronta la puesta de principios permanentes en sus textos. Declara que su musa es de los arrabales, la que corresponde a su canto. Inclusive siendo ad-mirador y discípulo de los modernistas, en especial Darío y Nervo, cuando estos se “afrancesan” o se tornan “parnasianamente cursis”, toma distancia y como el boxeador que era, les pega en la mandíbula porque aquello no forma ya parte del espectáculo. La suya es la musa miston-ga:Que ignora la cuita de la princesitaQue pecó indiscreta con el ru-bio paje,Pero que se apena porque Mi-longuitaHa dado un mal paso y hoy llora su ultraje.Luego tomará partido de identificación con los hu-mildes y desheredados:Porque vi el desfile de las in-clemenciasCon mis pobres ojos llorosos y abiertos….Y cuando debe apostrofar al señorito, en su tango Muchacho, dice: Si tenés sentimientolo tendrás adormecidopues todo lo has conseguidopagando como un chabón.No hay concesiones en su postura. Así declara: No le canto al perfumado nar-doni al constelao azul del firma-mentoYo busco en el suburbio sen-timientoy para cantarle a una flor le canto al cardo.

Destacable es su devoción por el idioma español en la variante propia riopla-tense a la que él llama el criollo. Era, a todas luces,

la lengua en la que podía expresar su emoción, ca-mino inobjetable de su poesía. Sus versos, bien medidos, con los efectos de palabras del habla co-loquial que los sitúa en posiciones insustituibles por el lenguaje llamado académico.A lo largo de los años, li-teratos en general, y dis-tinguidos poetas del tan-go han señalado su obra como la más auténtica en la historia del género.

Acerca del tango CO-RRIENTES Y ESMERAL-DA, una memoria (1922)

Fue un poema escrito por E.C. Flores en 1922 y tuvo que esperar hasta 1933 cuando la música de Francisco Pracánico lo echó al ruedo de la fama. Tenemos la primera gra-bación registrada por Osvaldo Pugliese con la voz de Roberto Chanel en 1944 y no necesitamos seguir buscando, aunque nos consta que hay otras versiones excelentes tam-bién.Es el tango de una esqui-na, emblemática frontera entre la ciudad decente, bien pensante y de riñón cubierto, con la maldi-ta, del pobrerío festivo y a veces pendenciero. En esa frontera los malevos se trenzaban con los ni-ños bien por el territo-rio urbano de la noche. Una vez, el cajetilla Jorge Newbery practicante de boxeo, antes que un gua-po sacara su faca “lo calzó de cros”, certero puñetazo en la mandíbula que deja tendido en la lona al más pintao… La primera refe-rencia de las cuantiosas escenas que puedan ha-berse dado en este cruce de caminos, conjetural y paradigmático. El teatro Odeón -donde hoy se es-traga una torpe playa de estacionamiento de co-ches- ponía obras del Si-glo de Oro Español, por ello manda la Real Aca-demia, a la que el tango ya no consultaba porque había decidido escribir

CORRIENTES Y ESMERALDA (1933)

Amainaron guapos junto a tus ochavascuando un elegante los calzó de crossy te dieron lustre las patotas bravasallá por el año novecientos dos…

Esquina porteña, tu rante canguelase hace una melange de caña, ging fitz,pase inglés y monte, bacará y quiniela,curdelas de grapa y locas de pris.

El Odeón se manda la Real Academia,rebotando tangos el Royal Pigall,y se juega el resto la doliente anemiaque espera el tranvía para su arrabal.De Esmeralda al norte, del lao del Retiro,franchutas papusas caen en la oracióna ligarse un viaje, si se pone a tiro,gambeteando el lente que tira el botón.

En tu esquina un día, Milonguita, aquellapapirusa criolla que Linning mentó,llevando un atado de ropa plebeyaal hombre tragedia tal vez encontró…

Te glosa en poemas Carlos de la Púay el pobre Contursi fue tu amigo fiel…En tu esquina rea, cualquier cacatúasueña con la pinta de Carlos Gardel.

Esquina porteña, este milonguerote ofrece su afecto más hondo y cordial.Cuando con la vida esté cero a cerote prometo el verso más rante y caneropara hacer el tango que te haga inmortal.

Música y Letra: Francisco Pracánico y Celedonio Flores.

con las palabras que habla la gente. Allí el teatro, la cita ocasional para las pros-titutas francesas que “caen a ligarse un viaje”, un cliente; la bohemia que gasta sus últimas chirolas en tangos tocados en los cabarets veci-nos… Allí el mercadeo de la droga, los naipes, la quinie-la y las ilusiones varias… donde un día Milonguita se encontró con el hombre tragedia, el “hombre que está solo y espera”. Contursi, pa-dre del tango canción, los poetas Linning y De la Púa,

observaron en esa esqui-na como en un Aleph, los ríos profundos de la ciu-dad. No falta el petimetre, el cacatúa que a fuerza de gomina y poses sueña con parecerse a Gardel. El poeta sólo ofrece que un día, cuando esté en empa-te a cero con la vida, ha-cerle el tango que faltaba, el que le haga inmortal.De las numerosas versio-nes existentes, insistimos en nuestra preferencia por la de Pugliese

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Héctor Rodríguez es Licen-ciado en Antropología por la Universidad Nacional de Salta (UNSa). Desde 2005 es Profe-sor Extraordinario, Categoría Consulto, de esa Casa de Es-tudios. En la UNSa también se desempeñó como Profesor Adjunto Regular a cargo de las cátedras de Antropología Eco-nómica y de Antropología Eco-lógica, de la Carrera de Antro-pología. Contacto: [email protected] Buenos días. En base a su for-mación como antropólogo, ¿cómo caracterizaría a la pro-vincia de Salta?Salta es una provincia que se caracteriza por su diversidad étnica y ambiental. Dentro de estas, se destaca la diversidad étnica, que incluye a diversos pueblos. Hay diversidad por-que existen diferentes ecosis-temas y diferentes modos de organización económica y so-cial. Los pueblos indígenas res-ponden, se organizan, a partir de ocupar distintos niveles del medio ambiente. Por un lado podemos mencionar a los pue-blos de las zonas altas, andinos propiamente dicho, los llama-dos kollas que se encuentran en la Puna. Y pueblos que están en los valles intermontanos, en los Valles Calchaquíes: los diagui-ta-calchaquí. Estos últimos tie-nen una situación muy particu-lar: no todos se han reconocido como indígenas. Las acciones llevadas a cabo por la Colonia, y luego por la escuela argenti-na, ha hecho que a muchos de estos pueblos se les arrancara la memoria étnica. No son ni siquiera pueblos bilingües. Son pueblos de habla castellana, con sus regionalismos particu-lares. De Religión Católica, con presencia de cultos andinos, como la Pachamama. ¿Y en las zonas bajas qué pue-blos se encuentran?La zona baja se puede separar en dos ecosistemas, que son la selva y el chaco. En la región selvática, lo que se llama Yun-gas, se incluye a gran parte de Orán. Esta zona se caracteri-za por ser el lugar por donde ingresaron pueblos de origen amazónico. Un buen ejemplo son los guaraníes, que ingre-saron por la parte de Orán. Se los conoce como guaraníes oc-cidentales, o ava guaraní y se desplazan por sus propias ca-

racterísticas económicas. Ante-riormente también se los llama-ba chiriguanos o chaguancos. Eran agricultores y trabajaban en zonas cañeras. La gran ma-yoría proviene de familias que han entrado al territorio de Sal-ta en diversas oleadas desde épocas prehispánicas y hasta la actualidad. ¿Hay alguna oleada que se des-taque por sus características?Una gran oleada que no pode-mos dejar de nombrar ha sido la famosa guerra de Bolivia contra Paraguay. Una guerra con características muy es-peciales, tanto en sus causas como en su desarrollo final. La guerra llevó a que estos pue-blos guaraníes radicados en Bolivia secularmente, hayan sido vistos por el ejército bo-liviano como traidores, por la sencilla razón de que hablaban guaraní al igual que los para-guayos, que eran los enemigos en esa guerra. Entonces fueron perseguidos y han irrumpido en masa, en lo que fue la última gran oleada, hacia 1934. ¿Y anteriormente?A fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, ya tenemos la pre-sencia de obrajes madereros y el desarrollo de los ingenios azucareros en la zona del nor-te de Argentina. Sabemos de Tucumán, sabemos de El Ta-bacal, más o menos todos por esa época, que absorbieron un gran ingreso de pueblos indí-genas guaraníes. Que por un lado venían de ser derrotados por el ejército boliviano, en una guerra de persecución donde el ejército boliviano apoyó a las haciendas que existían en Boli-via, y éstos vinieron en masa. Y también se debe tener en cuen-ta que los ingenios en Argen-tina pagaban mejores salarios que los hacendados bolivia-nos. Entonces por los mejores salarios, podían comprar más mercaderías y vivir mejor. Eso llevó a que los guaraníes, como los Chané –otro grupo étnico de origen amazónico y de ha-bla guaraní también- vieran a la Argentina como una tierra de promisión, algo que ya esta-ba en su propia cultura: la bús-queda de la Tierra sin Mal. Ven en la Argentina esa tierra de promisión y le llamaron Mba-porenda, que quiere decir “la tierra del trabajo”, o la tierra donde hay trabajo. Si lo pensa-mos, es curioso lo que estamos

viviendo actualmente en esta “tierra del trabajo”, tan con-tradictorio…¿Y dónde se ubican estos pue-blos de origen selvático ac-tualmente?Están dispersos a través de la Ruta Nº 34, desde Pocitos has-ta la zona de los ingenios, la parte del “botín” de Jujuy, que son los ingenios Río Grande, de La Mendieta, Esperanza, Ledesma –el más poderoso de todos-. Entonces es una zona donde van a ingresar. Des-pués con la maquinización de la producción de caña de azúcar, esos pueblos indíge-nas quedan sin ese trabajo que buscaban, pero encontraron otras formas y quedaron radi-cados en esos sectores, donde todavía están. ¿Y cuál es la tercera región donde habitan pueblos indí-genas en Salta?La tercera región, en el caso de Salta, es el chaco. En el chaco no podemos hablar de inmigración. El chaco, en pri-mer lugar, es un gran ecosis-tema, como lo es la selva, y abarca parte de Salta, Santia-go del Estero, todo Formosa, y la Provincia del Chaco. Y fuera del país está el chaco pa-raguayo y parte de Bolivia, el oriente boliviano. En el chaco argentino se asientan pueblos autóctonos, prehispánicos. Para el caso de Salta el pueblo más conocido es el pueblo wi-chí, antes llamado mataco, un nombre que se le daba habi-tualmente. Los antropólogos usaban muchísimo esa pala-bra, hoy en día ya no la están usando. El pueblo wichí, los tobas, los nivaklé (o chulupí), los tapuy. Todos estos pue-blos están en Salta pero tam-bién en las otras provincias (Chaco, Formosa) y en otros países (Bolivia, Paraguay). Usted fue profesor de la cáte-dra de Antropología Econó-mica durante muchos años. ¿Cuáles serían las diferencias entre las nociones de trabajo que tiene el Estado o las em-presas, y las nociones propias de los pueblos indígenas?Entre los pueblos indígenas, el trabajo es un conjunto de actividades para la reproduc-

ción del grupo doméstico. El trabajo en estas sociedades es un trabajo familiar, nosotros llamamos grupo doméstico a la unidad productiva. Esta unidad suele ubicarse en un lugar apto para poder cultivar, cazar. Combinan: caza, culti-vo, recolección de frutos del monte y, para sus medicinas,

recurren a las plantas o yuyos. Son sociedades que viven de la biodiversidad ambiental. Sea una choza o cabaña lo que ellos construyan, lo van a ha-cer con materiales propios del entorno. Su medicina es toma-da del medioambiente, su ali-mentación del medioambiente. El grupo doméstico es la uni-dad que trabaja para poder re-solver esos problemas de sub-sistencia. ¿Y dónde trabajan todos? De acuerdo a sus posi-bilidades. Indudablemente, el matrimonio principal tendrá el peso mayor del trabajo. Si hay caza, los hombres tienen el peso mayor de la caza. Según como combinen y qué tipo de explotación sea. Porque no es lo mismo la selva, que el cha-co, que la zona andina. Pero en todo opera ese mecanismo de vivir de la biodiversidad

Salta, 08 de agosto de 2018

Entrevista con Héctor RodríguezEntrevistadora: Macarena Ossola

Salta: Diversidad y desigualdad desde la Antropología Económica.

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medioambiental.¿Y qué sucede en las sociedades capitalistas?Nosotros en la sociedad capi-talista separamos la unidad de consumo de la unidad de pro-ducción. La unidad de produc-ción típica, característica de la sociedad capitalista, es la em-presa. Y la familia o el individuo

son la unidad de consumo. Eso lleva a la necesidad de dinero, que tiene ya su larga historia. Pero imaginemos el grupo do-méstico antes de la irrupción de la sociedad capitalista, ese gru-po doméstico tiene también sus consumidores y sus producto-res. Los que están en condicio-nes de producir, o de trabajar. Aunque sea la nena que cuida al bebé más chico mientras la madre ayuda en un cultivo y el padre salió a cazar, está traba-jando. Está haciendo un trabajo. Porque todo conlleva a la su-pervivencia del grupo, a la ali-mentación del grupo.¿Y qué pasa cuando irrumpe la sociedad occidental, con su for-ma diferente de contemplar al trabajo?El problema grave es que hay formas diferentes de interac-tuar con el entorno natural, y

se entra en pugna, y unos se imponen sobre los otros. Voy a aclarar algo: también entre los pueblos indígenas exis-ten estos choques de despla-zamientos de unos por otros. Los guaraníes desplazaron de la zona de selva a los wichí. Lo que caracteriza a la irrup-ción de la sociedad occidental es la extrema violencia. Eso se puede rastrear desde la época de la conquista. Una extrema violencia que generó la des-trucción de comunidades. No simplemente desplazamientos. Destrucción de comunidades, organización distinta de las co-munidades para obtener de allí producción que sea extraída y llevada a los dominadores. El arrebatamiento de tierras úti-les, que sí obliga a desplazarse a muchos a zonas más pobres. De hecho, están los indígenas hoy en día en las zonas más pobres del país. Y lo peor que les puede ocurrir es que descu-bran riquezas en sus tierras, de pronto, que puedan ser explo-tables, económicamente renta-bles. Porque entonces los van a volver a correr. Imagínense lo que sería descubrir un pozo de petróleo en el Lote Fiscal Nº 55 (Departamento Rivadavia) en este momento. La petrolera va a entrar arrasando.¿Y los campesinos o pueste-ros?, ¿cuál sería su rol en estas situaciones? La presencia del campesinado se puede ver como otro tipo de irrupción, que no es la irrup-ción empresarial-occidental, sino una irrupción que tiene que ver con etapas previas al desarrollo del capitalismo en la Argentina. Que viene de la época de la Colonia, por un lado, pero ya no está más la Co-lonia. Los pueblos campesinos son muy variados. Yo diría que hasta son más variados que los pueblos indígenas. Porque muchos de estos pueblos cam-pesinos son pueblos indígenas que han perdido su memoria, o pueblos indígenas que mantie-nen algo de su memoria étnica pero se han tenido que adaptar a nuevas condiciones de vida que no eran las tradicionales. O simplemente eran lo que lla-mamos “criollos”, en general, descendientes de poblaciones españolas, pero ya no españo-les. ¿Y en el chaco de hoy en día, a quiénes se llama criollos?En el chaco es interesante el proceso de los criollos. Si pen-samos en la etapa Colonial, en esa época el chaco no fue con-quistado, o apropiado por los españoles. Fue una zona que se llamó frontera, que se conoció como frontera. Todavía en Salta tenemos un departamento que se llama Rosario de la Frontera. Esa frontera, no significa una

división limítrofe, como enten-demos ahora, no. Esa frontera es un lugar no controlado. Lu-gar de enfrentamiento. Donde hay “otros”. Entonces el chaco fue una zona de frontera y lo que había eran correrías, in-cursiones, que se daban, por un lado, de españoles para conseguir mano de obra entre los pueblos chaquenses. Y por otro lado incursiones de los pueblos chaquenses, que eran cazadores –y después algunos adoptaron los caballos– y ve-nían y tomaban las vacas a los españoles. Entonces era un ir y venir de ese tipo de cuestio-nes. Pero lo interesante eran estos que eran capturados en esas “entradas al chaco”, como se las llamaba. Los in-dígenas eran sometidos y lle-vados a las fincas o haciendas de los españoles como mano de obra. Eran todos mano de obra. Los indígenas eran mano de obra, ¿y los criollos?Y los criollos o mestizos son los que van a ganarse la vida en el monte chaqueño pas-toreando sus vacas. Algunos son hijos que tienen los pa-trones de las haciendas con criadas indígenas, que no lo-gran insertarse en la estructu-ra productiva de la hacienda. Y muchas veces las vacas se las provee la misma hacien-da. Eso no puedo asegurarlo, pero es muy probable. Y van con sus vacas y se genera lo que se llama ese pastoreo va-cuno a campo abierto, que lo encontramos todavía en toda la región chaqueña. Hoy en día la figura paradigmática es el puestero. En una investiga-ción que hicimos hace muchos años, encontramos que una gran cantidad de estos pues-teros venían de Santiago del Estero. O sea que podíamos hablar de un movimiento de esta gente hacia Salta, en una dirección sudoeste-nordeste. ¿Y estas personas provenien-tes de Santiago del Estero, se desplazaron en algún momen-to histórico particular?Se trata de criollos de Santiago del Estero que se encontraban en situación de pobreza, to-dos empobrecidos. Han sido empobrecidos por este mo-vimiento de la Colonia, pero después, cuando llega la Ge-neración del ’80 hay otro em-pobrecimiento. Entonces esta población aparece aquí luego

del saqueo de los quebrachales en Santiago del Estero. ¿Cómo fue ese proceso de sa-queo de los quebrachales?Tiene que ver con procesos económicos. Con la aparición del ferrocarril y el uso de dur-mientes de quebracho colora-do proveniente de Santiago del Estero. La creación de fe-rrocarriles en la Argentina, si alguien la quiere estudiar tiene que buscar la obra de Scalabri-ni Ortíz sobre Historia de los Ferrocarriles en la Argentina. Los ferrocarriles son origina-riamente instalados por los in-gleses. No lo hicieron para el progreso argentino. Cuidado con eso. Lo hicieron para resol-ver problemas de la economía inglesa en su competencia y desarrollo industrial. Inglate-rra no tenía suficiente materia prima en su territorio y tenía que buscarla en otros espacios. En muchos casos fueron las co-lonias. Pero hubo dos lugares muy aptos para obtener esa materia prima: uno fue Argen-tina y el otro Nueva Zelanda. Estos ferrocarriles, creados por los ingleses, entre otras cosas lo que utilizaron fueron los durmientes de quebracho co-lorado. Y lo sacaron del chaco, especialmente de Santiago del Estero. Eso significó deforestar Santiago del Estero. Defores-tar Santiago del Estero, o cual-quier otro lugar, es eliminar la población que está viviendo allí en ese medioambiente de su biodiversidad. Porque casi siempre coincide que las zonas deforestadas son aquellas don-de se asientan las poblaciones más empobrecidas: los campe-sinos y los pueblos indígenas.¿Y cuál sería el rol del Estado?Y ahí viene el rol del Estado. El problema serio es justamente el rol del Estado. El Estado no protege, a pesar de la legisla-ción existente. Y de acuerdo a las Constituciones, a los conve-nios internacionales que obli-gan constitucionalmente al Es-tado a defender a los pueblos indígenas que habitan en el país. En estos casos no lo hace. Prefiere arbitrar, pero arbitrar con un ojo cerrado, es decir, ar-bitrar a favor de las empresas. Lo hace invocando el desarro-llo, el progreso, el crecimiento, la creación de puestos de traba-jo. Pero en realidad, despojan y empobrecen a los pueblos indí-genas y a las familias campesi-nas.

Salta, 08 de agosto de 2018

Entrevista con Héctor RodríguezEntrevistadora: Macarena Ossola

Salta: Diversidad y desigualdad desde la Antropología Económica.

8 El PájaroCultural

Apuntes sobre la época de oro del radioteatro en Salta (II)Por Lalo Subirana Farré (Fotografías de Archivo)

El joven Subirana Farré con Paco de la Guerra

En Teatro Unitario o Interpreta-do por radio, grabamos con Don Arturo Wayar Tedínb casi todo el repertorio del Teatro rioplatense, de Alejandro Casona y del Teatro universal y, por supuesto, de auto-res salteños, todo eso en Radio del Estado, Filial Salta, cuando sus ins-talaciones estaban en calle España al 700, donde hoy es una enorme playa de estacionamiento junto al Instituto Provincial del Seguro. Era algo así como Las Dos Carátulas que se trasmitía desde Buenos Ai-res y hasta el día de hoy, pero con elenco salteño. Dos de esas obras, creo que Vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, y Cuando Zeus está ausente, del autor salteño Carlos Matorras Cornejo, fueron seleccionadas para trasmitirlas desde Buenos Aires en el ciclo de Las Dos Carátulas.Mientras ensayábamos en el am-plio patio de Radio del Estado, en ese edificio de calle España, sien-do director de la misma don Raúl Aráoz Anzoátegui, una tarde llegó –por primera vez estaba en Salta-, acompañada de la cuñada de don Raúl, creo que era Mariela Reyes, la Sra. Perla Chacón, que algún tiempo después fundara el desa-parecido Teatro Estudio Phersu. Conversó largamente con Don Arturo Wayar Tedín y con los inte-grantes del elenco que en ese mo-mento estaban presentes.En ese mismo lugar, España al 700, estaba L.V.9 Radio Provincia de Salta, que al llegar a esta provin-cia Radio del Estado, hoy Radio Nacional, se tuvo que trasladar a la calle Deán Funes N° 28, para se-guir desde allí sus trasmisiones, y transformándose en la década del ´60 en Radio General Güemes de Salta. Había logrado aquella em-presa de Salteños la concesión de la onda.***Entre otras cosas, recuerdo que Fa-chenzo, el maldito, compañía que encabezaba Pepe Martín, se estaba trasmitiendo en L.V.9. esde los es-tudios de calle España, y como ya venía a ocupar ese lugar Radio del Estado, recuerdo que para termi-nar la novela, se debieron trasmitir capítulos dobles por día. Era un éxito arrollador, tanto que se dice, no sé si habrá sido cierto o no, que cuando Pape Martín salía de la radio, luego de la novela, alguien atacó al “villano” y lo golpeó. Noticia que salió publicada en La Vanguardia de Barcelona. Nunca supe si fue verdad o solamente un “golpe” publicitario.Como se acostumbraba a llevar la misma obra, en versión teatral, a los barrios y pueblos, Fachenzo, el maldito fue presentado en el esce-nario al aire libre que tenía la So-ciedad Italiana de Salta.Todos los seguidores querían sa-ber cómo terminaba la trama de esta novela, viéndola primero en teatro antes de que pasaran por la radio los capítulos finales.Aquél día, junto a mi padre, fui-mos a la Sociedad Italiana, estre-nando un traje. Se largó un diluvio,

pero nadie se movía bajo la lluvia para ver el final. Consecuencia, en-tré en el espectáculo con un traje de pantalón largo y salí con un panta-lón tres cuartos, se había acortado por el agua que había subido más de 30 centímetros. Casi a nado lle-gamos a casa aquella noche… Pero qué importaba, ya sabíamos el final de Fachenzo, el maldito.

Mi debut profesional, si así puede llamarse, fue de casualidad. Mien-tras ensayábamos en el viejo patio criollo de L.V.9 con el elenco del teatro vocacional Cervantes, depen-diente de la Escuela de Comercio Dr. Adolfo Güemes, la obra Martín Güemes, el Señor Gaucho, conducido por Don Arturo Wayar Tedín, se acercó Mirta Novar, que en el hora-rio de las 18,15 estaba interpretando junto a su elenco El llanto de la payasa, un melodramón o culebrón, como le dicen en España, que concentraba la atención de todos los salteños. Le preguntó a don Arturo cuál de esos chicos podía hacer un “bolito” al día siguiente. Don Arturo me señala a mí. Inmediatamente de terminado el ensayo con el elenco del colegio, Don Arturo, libreto en mano, me marca lo que yo tenía que decir al día siguiente, que era: “Voz: (provo-cador) Y a vos… quién te dio vela en este entierro…”Eso era todo lo que tenía que decir. Don Arturo me lo remarcó hasta el cansancio y hasta que logró lo que quería.Al día siguiente, todos pendientes de mi debut profesional, y dije mi bocadillo, pero al revés: “Voz: (pro-vocador) Y a vos… quién te dio en-tierro en esta vela…”Elías Antar, creo que se desmayó de risa. Julio Chocobar en el control de sonido, tirado en el suelo, era muy gracioso, y yo no sabía qué hacer. Durante unos segundos el Lei-Mo-tiv de la novela quedó de fondo has-ta tanto todos se repusieran.Y hablando de Elías Antar, mi ad-mirado amigo, como en otras nove-las taquilleras, especialmente las de Juan Carlos Chiappe, unos capítulos antes de su finalización se los dejaba grabados, y se salía de gira.Una vez nos tocó actuar en la Socie-dad Española de General Güemes. En su escenario modesto y técnica-mente regular, pero que servía bien para llevar la obra de cada pueblo que, aunque no se crea, se agolpaba para entrar a las funciones. Antar te-nía una escena de pelea con otro in-térprete… Se enredaron con una si-lla y desaparecieron por el fondo… solamente se sintió un fuerte golpe seco. ¿Qué había pasado? El escena-rio, hacia atrás, no llegaba a la pared, nadie se había dado cuenta, y entre el espacio del telón de fondo (esce-nografía) y la pared del salón había como dos metros. Allá fueron a pa-rar, fuera del ring, la humanidad de Elías Antar con su “adversario”.Estas giras hacía la Compañía en los pocos medios de comunicación de la época. Así es que se contrataban los servicios de dos viejos taxis u au-tos de alquiler que tuvieran portae-quipaje. Allí iban los integrantes, la

escenografía y el vestuario. Uno de los choferes era un morocho enor-me, mulato y muy gracioso. Le ha-bían puesto de apodo Lumumba.Las giras de la Compañía, justo en los momentos culminantes de la radionovela, resultaban una forma interesante de difundir también el teatro, ya que a pesar de su sencillez se trabajaba con honestidad profe-sional. Se recorrían los pueblos del interior, trabajando en asociaciones culturales, en escenarios de escue-las, etc. Y aquí, en la capital, en el escenario del Convento San Fran-cisco, San Alfonso, Cine Teatro Bal-carce, Cine Teatro Alberdi, ya con mejor escenografía y utilería y, por supuesto, era infaltable trabajar en el Politeama Park del Sr. Capó, co-nocido también como el Dr. Chalita. También en los escenarios de la So-ciedad Italiana y la Sociedad Espa-ñola.Justamente, en el escenario de la Sociedad Española, se repitió en directo el último capítulo de El ga-lleguito de la cara sucia, con Paco de la Guerra, Juan de la Cruz Morata, José Rosas, Maris Elizabeth Alcán-tara, Oscar del Valle, Mirtha Novar, Fernando Ledesma, el “Petiso” Pe-dro Salas y los impecables relatos de un grande, Carlos Skaf. El que escribe estas líneas también fue de la partida. Al final del capítulo, con presencia del público, se sirvieron rosquitas españolas y mistela, en el salón, festejando el casamiento del “Galleguito”, con lo cual terminaba la novela.Con El León de Francia ocurrió algo similar. Lo recuerdo aunque yo no trabajé en ese exitoso radioteatro. Desde la esquina donde se encon-traba la casa anunciadora, Calzados Mayo, el León de Francia, acompa-ñado por el elenco, repartió rosas encarnadas a las damas y no faltó, por supuesto, el caballo blanco que siempre acompañó al León de Fran-cia. El Capitán Felipe de Borgoña, encarnado por Oscar del Valle (ése fue el personaje que lo hizo, por de-cir así, famoso como villano), tam-bién estaba allí.Las giras del elenco permitían pues una mejora económica en los suel-dos de los artistas que, aparte de contar con el ingreso de la Emisora en paga por su trabajo, les permitía otros ingresos por sus actuaciones

en teatro. Cuando se salía de gira, como muchos de los artistas, for-maban parte de otros elencos (en los horarios de 11,05; 14,05; 16,05; 18,05 y 22,05). Se debían dejar gra-bados los capítulos de diferentes horarios. Cuando se grababa en Deán Funes 28, L.V.9, había que esperar después de medianoche, cuando el estudio y la cabina de control estuviesen desocupados; es decir, al cierre de la trasmisión, que se extendía hasta las seis de la mañana.Más tarde, cuando la nueva em-presa propietaria de L.V.9 Radio General Güemes de Salta, adquirió el solar de calle Caseros 460, que luego pasó a ser Casa de la Cultura (adquirido a la empresa por el go-bierno de la provincia durante la gestión de Antonio Nella Castro), se armó allí un estudio de graba-ciones que permitió grabar, duran-te bastante tiempo, generalmente a partir de las 21:00 horas de cual-quier día.Como una anécdota recuerdo que se decía que allí había fantasmas y asustaban. En una oportunidad estábamos grabando por la noche con la compañía que dirigía mi querido amigo Oscar del Valle. El técnico era en esos momentos nada menos que el pulcrísimo operador Raúl Francisco López. En un mo-mento, creo que era más allá de la medianoche, se comenzaron a es-cuchar ruidos como de cosas que se arrastraban y venían desde el fondo, desde donde ocupara años más tarde el salón Juan Carlos Dá-valos.Los ruidos cada vez más cercanos y más fantasmales en medio de la oscuridad de esa casona que esta-ba casi destruída. Nosotros estába-mos grabando en las habitaciones que estaban cerca de la calle. Na-die quedó allí, ni en el micrófono ni López en el control. Al momen-to descubrimos que el gracioso de siempre era nada menos que Julio Chocobar, que se había escondido en la obra en construcción y co-menzó a mover cosas para asustar-nos.Fue un momento muy tenso, y luego por supuesto muy gracioso (luego de casi masacrarlo a Julio). Lo festejamos todos.En Deán Funes 28 también pasó

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algo similar. El encargado de abrir a la mañana se encontraba para comenzar la trasmisión a las seis, dentro del edificio, y sintió ruidos extraños que nunca se supo de dón-de provenían. Y cuando llegaron el locutor y el operador para abrir la trasmisión, Maldonado, creo que se llamaba, estaba en la puerta de la radio, con el plumero en la mano, sin poder entrar porque las llaves habían quedado dentro. También estaba Kike Morata, que parte de sus labores en radioteatro y estuvo algún tiempo leyendo los informa-tivos de la mañana temprano, ya que luego entraba a trabajar en El Trust Joyero Relojero, que estaba en la entrada de la Galería La Con-tinental, hasta que luego se fue a estudiar medicina a Tucumán. De este estudiante de medicina logra-mos un excelente Director de Tea-tro.Algunos actores se vieron obliga-dos a usar pseudónimos, según el horario en que trabajaban, como para que no sea muy repetitiva la cosa y de acuerdo al personaje que interpretaba: de bueno, de malo, de joven, de viejo, en fin… el encanto de la radio.En una de las novelas, aparte de mi nombre, con el cual actuaba, es-cucho en el reparto dos nuevos ar-tistas, Eduardo de Mendoza y Tito Dreus. Le pregunto a Don Arturo Wayar Tedin (o César Córdoba o César Cancino), quiénes eran esos nuevos actores, y Don Arturo me responde: “Usted, porque en los otros capítulos hay bolos que usted los cubrirá”. Fue muy gracioso. Mi nombre verdadero y esos seudó-nimos, los heredé entonces de mi admirado amigo y maestro Arturo Wayar Tedín.Otros dos programas de éxito que la gente creo nunca olvidó, eran protagonizados por Moisés Rosas, hijo de José Rosas, actor veterano de radioteatro. Se trataba de un guión semanal que escribía especialmente Juan Carlos Lago. El programa se llamaba Casferín, un niño terrible, que junto a sus “padres” y un “ami-go” bueno, que me tocó interpretar a mí, se difundía los sábados al me-diodía con gran éxito. Eran histo-rias que comenzaban y terminaban en esa hora de programa.El auspiciante de este ciclo que duró varias temporadas era Casa Fernández, un importante negocio de relojería, artículos del hogar y radios, de la época, que estaba en la calle Caseros, casi enfrente de Ga-lería Margalef. Casa Fernández, de allí el nombre de Casferín, un niño terrible. Casferín o Moisés Rosas se

recibió de abogado y creo que ter-minó siendo juez.Los domingos al mediodía iba otro programa cómico escrito por César Perdiguero, con ideas también de Juan Carlos Lago. También aus-piciado por Casa Fernández, salió con los mismos autores del radio-teatro: El Fernand Park de diver-siones, cuya duración era de algo así como de 90 minutos. Oscar del Valle fue el principal actor cómico con su manifiesta versatilidad. Era admirable su imitación perfecta del personaje de Luis Sandrini “Feli-pe”, diría que perfecto.Mientras que Juan Carlos Lago-marsino, en la parte técnica a bordo del Autito de la suerte, recorrería los barrios de la ciudad realizando trasmisiones desde exteriores, con diversos concursos y premios.En este programa yo solamente ha-cía las copias del libreto que debían estar en la radio a las 9 de la maña-na del día domingo. Se llegaba jus-to, porque como era un programa de bromas, chistes, etc., de la actua-lidad, recién en la tarde del sábado me entregaba el original Don César Perdiguero. En la cabina de control, el inefable Julio Chocobar.Dos novelas que siempre recuerdo fueron las que técnicamente lleva-ron más tiempo en su presentación.Para la presentación de Viva Za-pata, Don Arturo pidió a todo el elenco llevar cada uno dos piedri-tas. Cada uno, desde un sonido que casi ni se escuchaba hasta llegar al máximo, vibrantemente, mientras se golpeaban las piedras in crescen-do, se decía, hombres y mujeres: “Zapata, Zapata, Zapata, Zapata…”, hasta llegar al punto máximo, don-de un locutor o una voz decía, caba-llo al galope mediante, “Viva Zapa-ta”. Los relatos fueron del excelente Omar Villalba.Cuando se puso en el aire El Fan-tasma de la Ópera, versión libre de Don Amadeo Rodolfo Sirolli, fue necesario preparar entre los va-rones del elenco y Julio Chocobar algo así como una gran araña cons-truida con botellas de sidra que, en un momento culminante de la obra, se debía desplomar para dar el efec-to justo. La primera se destruyó en la primera caída, y no dio el efecto deseado, así que armamos otra que salió muy bien, y para dar la sen-sación de un teatro vacío, la estre-llamos en un pasillo que conducía desde el primer patio de la radio al patio criollo que estaba al lado de la cabina de control. Allí, Julio Choco-bar puso un micrófono…, y el efec-to salió perfecto ¡Qué alegría!Dos bellas radionovelas que me ol-

vidé de comentar fueron: Mariane-lla, la novia del río, versión libre de la obra de Benito Pérez Galdós Ma-rianella. Bellísima, una verdadera joyita que se ponía al aire de lunes a viernes a las 16,05 horas. La otra, Cuéntame tu vida, de una ternura y una belleza cautivantes. Hasta la música original de esta película, adaptada por la pluma maestra de Alfredo Lima, era de un encanto poco común.Pasado un tiempo, como cada ho-rario tenía su música característica anunciando, por decir así, el hora-rio de la novela, Don Arturo, en el horario de las 18,05, cuando su seu-dónimo era César Córdoba, adoptó la música de Cuéntame tu vida, co-nocida también como “Concierto del hechizo”, para identificar su horario.Las programaciones de los radio-teatros eran anuales. El señor Da-vis, conocido como “El Gordo Da-vis”, era el productor publicitario de L.V.9 Radio General Güemes de Salta. No había, en esa época, casi ninguna otra agencia de publici-dad.Las principales firmas auspiciantes de radioteatro por muchas tem-poradas fueron: Tienda San Juan, la Tienda del Pueblo y Calzados Mayo. Infaltables.En esa buena época de la radio nada se improvisaba.No había programas groseros, de peleas entre participantes, los po-líticos tenían su medida, y la radio era en verdad un vehículo de so-bria información, entretenimientos, buena música y muchas otras cua-lidades, perdidas en estos tiempos.Si bien es cierto que técnicamen-te se ha progresado muchísimo, el contenido de lo que trasmiten las radios es hueco, pésimo, sin interés, sin cultura.Todos los programas y radionove-las pasaban por Mesa de Lectura, que estaba a cargo de José Fernán-dez Molina, que garantizaba la cali-dad de lo que iba al aire, sin grose-rías de ninguna clase.Si algo se “escapaba” mal, el con-trol de aire se encargaba de hacerlo saber al director, y entonces Pepe Martín, Don Félix Alear o Miguel Paulino Tato, o Mariano Fernández Molina, se encargaban de hacer “la advertencia” para que no volviera a suceder.En la radio, especialmente en el es-tudio mayor que tenía la capacidad para unas 60 personas de público sentadas para asistir a algunas tras-misiones, todo el mundo debía es-tar correctamente vestido, los hom-bres con traje y corbata.Una vez yo fui de corbata pero con campera, y uno de los directivos me llamó la atención… “Traje y corbata”.Pero mi mejor recuerdo de todo este mundo encantado de la radio-fonía, de esos bellos tiempos, fue el respeto mutuo de todos los que in-tegrábamos esa gran familia.Los mayores cuidaban de los más jóvenes o de los más chicos, nunca nada fuera de lugar.Don Arturo Wayar Tedín fue un genio, porque él siempre decía “No hay que quemar a la gente”, por eso el rol que le encomendaba a cada uno era a su medida, más impor-tante o menos… pero que todo sa-liera perfecto. Muchas veces, la pri-

mera figura en otras novelas estaba haciendo los efectos especiales en la sala. Y eran otros los que encabeza-ban el reparto.Siempre nos recordaban una fra-se célebre de Schuman: “Si en una orquesta sinfónica todos quieren ser primeros violines, no habría orquesta sinfónica”. Con esto nos querían decir que de acuerdo a las posibilidades, capacidades y com-promisos, se asignaban los roles.El cumplimiento en los horarios, en la preparación del libreto, la disci-plina, fueron los motivos princi-pales del éxito, cosa que también pregonaba e impuso Francisco de la Guerra.Los cinco horarios de radioteatro iban al aire directamente en vivo, era una gran responsabilidad, sola-mente se grababan aquellos capítu-los que tenían que irradiarse cuan-do el elenco estuviera actuando en el teleteatro, como expliqué más arriba.Los primeros grabadores eran de alambre, más tarde reemplaza-dos por las cintas magnetofónicas abiertas. No eran muchos los que había en Salta, especialmente en ca-sas particulares. La radio tenía dos o tres buenísimos y yo traje uno de España en 1957, marca Ingra, in-dustria española, que también ali-viaba algunas veces las necesidades de la radio.Radio del Estado, que de la calle España al 700 se traladó después al primer piso de una antigua y seño-rial casona de la calle Mitre, entre General Güemes y Avenida Belgra-no, y luego al edificio del viejo co-rreo, tenía dos enormes grabadores o magnetófonos de cinta abierta, parecían más bien un “lavarropas” que un grabador; eran de color verde y sirvieron por muchísimos años, eran equipos “perfectos”.Me olvidaba de una anécdota. Mientras salía al aire Viva Zapa-ta, simultáneamente se inició la gira en teatro. Se debutó en el sa-lón Parroquial de San Francisco (yo solamente actuaba en la radio, no en el teatro esta vez). Todos los ensayos salieron perfectos. En una escena,Alberto Ruiz extraía un tre-mendo revólver, con balas de fo-gueo por supuesto, con el cual de-bía disparar varias veces y matar a alguien (no recuerdo quién era el otro personaje). Lo cierto es que, justamente en esa función de San Francisco, no funcionaron las balas de fogueo. Y como tenía que ma-tar o matar, le tiró por el cuerpo el pesado revólver al adversario para que muriera de alguna forma… Salvó la situación maravillosamen-te bien. Entonces, a Don Arturo –comiéndose las uñas a un costado del escenario- luego del percance le agarró un ataque de risa.Y una de las grandes radionovelas que se trasmitía desde Buenos Ai-res, que creo duró algo más de dos años, fue El amor tiene cara de mu-jer, escapada de la pluma de una maestra del radioteatro como lo fue Nené Cascallar.Esto es solamente muy poco de lo que mi mala memoria recuerda.

Eduardo Subirana FarréLalo, Piuman, Eduardo de Men-

doza, Tito Dreus.Salta, 4 de Abril del 2.000

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Ana NadalEscritora tucumana, en estos días está a cargo, junto a otros amigos del poeta, de la re-construcción de la obra de Francisco Pancho Galíndez, que incluye la edición de su No-vela inconclusa y la realización de un video con testimonios sobre su vida y su poesía.

Esperaremos...

EsperaremosEsperaremos esperanza.Hemos de quedarnoshasta que Diosdecida gastar lágrimas.

Esperaremos con una sinfoníade cucharas vacías.Esperaremos engendradospara un furor de hachazos.Esperaremos de pie y todos los días.Esperaremos sin más ;porque es inevitableque la tierra tengadeseos de mujer enamorada,que el pan arribe desde el trigo;¡así !Esperaremos afilando los sue-ñoshacia la fatalidad de los gati-llos.

El pan de cada día

Hoy , también hoyhe azotado con palabras a mi alma,he dejado mi marca de mujer , plasmadasobre la frente que me sostiene ,pensativa , larga ...

La Tarea

A fuerza de los golpesrepetidossobre mícomo un rezo,pude quedarme tristey morirsolitaria y callada.

Fue menester andarsobre un mar de refranestiránicos y duros:arrancarse de cuajo

el viejo escapularioy quedarse desnudamostrando el corazón.

Poemas sin título

I

Porque aunque no lo quieras,así me odies o me llames loca;Yo te acuso!

Te acuso porque miras pasar indiferentesin el más leve dejo de tristeza,sin gestos ni sonrisas ...Sin asco ... Mi verdad.

Qué quieres, que me embobe en tu pantalón de colores?Qué quieres, que me pierda metida en tu sonrisa?O esperas que salude al alba con tus besos?

Todas mis ansias quedan muy tristes en mis ojos,todo se torna oscurocuando en algún sitio de la ciu-dad crecidame sale al paso un niño vestido de miseria.

No puedes eludirme!

Si mi voz no gritaralo dirían las calles.Si mi pluma quedara muerta o áridahabría una "loca triste" que lo escriba.

Mi verdad es de hierro!Se levanta potente y majestuo-sa.Te mutila!

II

Oye muchacho amigo !Tú que puedes vivir tranquila-mentesin penas ni temores.

Tú que tienes la gracia de las flores.Tú que pasas riendo por la ca-llesin que te importe el mundo.A ti te hablo !Quiero decirte cosas que tu ni presentías.Quiero poner en tu mirada la verdad más sonora.La brutal !La que tiene raíces en la calle!Una verdad que gasta perfiles de mentira.

Tal vez tú no pensaste, que ja-más en tu mundonaciera una verdad que te des-troce ...Pero se mueve y gime,te golpea en el rostroy te hace seniír infame.

Allá sobre los bordes de tu ciu-dad que triunfaporque tiene carcasa de cultura;Allá donde la noche se cierracuando el sol te acaricia;donde los niños crecen murién-dose hacia adentro;donde la flor del hambre se cultiva solay no deja dormir con su perfu-me ...

Allá está mi verdad !

III

Puedo escribir al fincomo una idiota :Extraño el cuerpo que se esca-pa, me sujeto al ritmo de un tam-borparche de cielo y cuerpo de montañarozo la lunacon mis manos con mi extraña dulzuraluego me siento al borde de mis propias uñassueño con luminosos puntoscanto una canción que no pre-cisa voz ,hasta quedar muy tristeEl regreso me dueleporque me dejó allá.

IV

Nervio de luzcentral para los brazos.Las mujeres apetecen milési-masreliquias. Sueñan espumosasquieren seguridad ; sillas equi-libradas con la hora y los ayes.Nervio de luz central para los brazos.Las mujeres se caminan de piese hurgan el huecose mastican cansadas epidermisse cruzan la mirada con secas cachetadasse ocultan el ombligose lamen la gargantase beben el vinagre ruidoso de los años.Ay ! Mujer !la soledad camina con su ácidola soledad invadeapenas un gemido.Ácidos salivales corren como lenguas de fuego por tu alturavan borrando tu huellavan cercando como duros pa-trones sus dominiostu antiguo abecedariotu saltarín idioma de ademanesla soledad se incubala soledad pone sus huevosde espantola soledad ha puesto huevos de espantoen tus encías.

El silencio camina patilargo.

Volver a empezar: Tinta y Aguada de de Luis Vivas

11 El PájaroCultural

Salta, tan linda que encajona

Poema de Guadalupe Rufino

Dibujo de Maximiliano Mariani

Esto no es un pueblo,ya es una ciudadtodo es diferente si hablamos de mentalidad.“Cultura” en los teatros,“cultura” para el turismoy a la cultura de los ancestrostrabajan para mandarla al abismo,la nutren con el hambre de viejos y niñosalláaa en el monte, pasando fríoacá la indiferencia mata, pero no importatotal “ellos no tienen nada”.Ah! Pero esto es una ciudad, sino la quieran tratar de pueblo,las calles del centro bien bonitasuna cámara en cada esquina,Salta ya se modernizó,aunque nadie sepa quién a las pibas mató,aunque al vendedor ambulantecomo enemigo lo trateny al artista callejerolo persigan por todas partes.Y la Iglesia? Bien gracias,solo le importa la tarascaIglesia y Estadohipócritamente de la manocuras pedófilos aconsejandoal gobernante que esta al mando, y ambos

nos dirigen como el pastor a su ganado.Esto no es un pueblo, ya es una ciudades una pretendiente de la alta sociedadbusca, busca pertenecercon esa figura extraña, ese gaucho de papelcuyo poncho es el cinismoy la oligarquía su ideología,un discurso lleno de palabras vacías,Juan Manuel Urtubeygobernante a sangre fría.

TONADAS CHAPACASDesde la Ciudad

hermana de Tarija

Fotografía de Alejandro AhuermaMañana me voy pa' Saltame voy a carnavalear,si la plata allá me falta voy a cobrar pa' cantar.

Ahora que has vuelto de viajecontame como te ha ido,dime si en tu equipajealgo bueno me has traído.

Por aquí los carnavalesya no son como en mi pagose volvieron comercialescada cual paga su trago.

Pa' que la planta crezcase la tiene que regar,pa' que el amor permanezcabien se lo debe tratar.

Mi caballo es como el vientome lleva a cualquier lugar,me adivina el pensamientoadonde quiere llegar.

A mi Patria yo la quieroy la voy a defender,de cualquier politiqueroque la quiera someter.

Vidita te quiero tantoel amarte es un delirio,no verte me causa penano tenerte un martirio.

Soy andante soy viajeroes mi manera de ser,ando por el mundo enterotodo quiero conocer.

Oiga señora pulperaquiero que a atenderme venga,más chichita yo quisierade la mejor que usted tenga.

Qué mala suerte tengola plata me anda faltando,apenitas me mantengodía y noche trabajando.

Ahora pa' ser dirigenteno hace falta tener cencia,hay que engañar a la gentevalerse de su existencia.Con mi yunta y mi aradosoy un pobre agricultor,la plata no me ha alcanzadopa' ser algo mejor.Soy curandero famosomujeres puedo curar,curar hombre es costosono se dejan manosear.

Oiga señora pulpera,saque yambuy y la taba,jugar por chicha quisieraporque mi plata se acaba.

Hay amores del pasadoque me han vuelto ha preguntar,si ando libre o estoy casadopa' volver a empezar.

Mi aradito de maderasiempre me hace renegar,se me rompe la tilerame deja a medio sembrar.

Cantar y bailar yo quierodivertirme sin medida,la alegría es lo primeroporque es muy corta la vida.

Mi caballo se ha escapadoy ahora no quiere volver,porque conmigo ha ganadosolamente pa' comer.

Los perros del vecindariosiempre me quieren morder,porque me ven a diariocon diferente mujer.

Saúl Perales GuerreroDel libro: TONADAS CHAPACAS

PAICHO - Tarija.