el patrimonio mundial peruano visto desde altamira

8/6/2019 El patrimonio mundial peruano visto desde Altamira

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El patrimonio mundial peruano visto desde Altamira

Dedicado, en su onomstico, al Dr. Arturo Ruz Estrada

El 16 de septiembre de 2004 Jos A. Lasheras Director del Centro de Investigacin del Arte del

Paleoltico del Museo de Altamira (http://museodealtamira.mcu.es) se diriga a los integrantes delCongreso Iberoamericano Proteccin Jurdica del Patrimonio Arqueolgico reunido en Mrida(Espaa) para exponer sobre sus experiencias de gestin en la denominada Capilla Sixtina del arterupestre mundial.

Aunque la historia de su descubrimiento es conocida, recordaremos algunos hechos relevantes en elmarco de esta reflexin para aquilatar mejor las enseanzas que la gestin de ese Patrimonio de laHumanidad puede guardar para sus pares del Per. Su hallazgo tuvo connotaciones azarosas para sudescubridor cientfico desde el comienzo. Marcelino Sanz de Sautuola (1831-1888) un hidalgoilustrado como lo llama ahora uno de sus descendientes interesado en ciencias naturales ms queprehistricas, la visit por primera vez en 1876, sin embargo, el descubrimiento del techo pintado dela cueva con los extraordinarios bisontes o saln de los polcromos data de 1879 (Garca, 2004).

Fig. 1. Llanuras frente a la colina de Altamira (Foto: V.F.H.)


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Las circunstancias de las primeras miradas modernas sobre estas representaciones rupestres rozancon la leyenda. Mara Sanz de Sautuola, hija del inquieto cntabro, fue en realidad la autora delhallazgo en circunstancias que acompa a su padre en una visita de estudios al campo. La pequeaestatura de la nia le permiti adentrarse ms all del vestbulo de la cueva y, observar a la luz de lalmpara, las rojas figuras que llam bueyes. Posteriormente, a pesar del escepticismo y la crtica de

la ciencia europea de entonces, Marcelino S. de Sautuola sostuvo la autora prehistrica de lashermosas escenas, afirmacin que publica en uno s Breves apuntes sobre algunos objetosprehistricos de la p rovincia de Santander (1880). El tiempo le dara la razn, a pesar de que noalcanz a ser testigo de la reivindicacin de su reputacin.

Fig. 2. Placa que recuerda la declaratoria de Altamira como Patrimonio Cultural de la Humanidad en

1985 (Foto: V.F.H.).Altamira estara destinada a ser punto de referencia mundial en el desarrollo de la habilidad ysensibilidad artstica del hombre prehistrico. Por la extraordinaria belleza de sus logros estticos y suantigedad (18,000-15,000 aos) atrajo la atencin de los cientficos y el pblico en general, desde suhallazgo hasta el presente. A lo largo de su historia moderna, esta estacin rupestre ha pasado poretapas que implicaron modificaciones a la topografa interna de la cueva para hacerla ms accesiblea las visitas. As , se rebaj el piso natural y se colocaron muretes y columnas para asegurar su


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estabilidad y permitir la concurrencia masiva de visitantes unos 174,000 en 1973 que, incesantes,ascendan la colina predispuestos al asombro e incitados por esa mezcla seductora de lo antiqusimo ylo bello.

Para quienes se dedican al estudio de las cuevas y cavernas ms an si estuvieron clausuradas u

ocultas es claro que cualquier ingreso al mundo subterrneo conlleva peligros de modificaciones,tanto ambientales como biolgicas. Las alteraciones e incesantes visitas a Altamira produjeron suefecto ineludible. Evaluaciones actuales resultaron en el dilema de cerrar la cueva al turismo oexponerse al deterioro y la prdida irreparable de sus representaciones rupestres. Se cierra su accesoal pblico en general en 1977 y, a partir de entonces, se toman medidas para gestionarla einvestigarla cientficamente con fines conservacionistas.

Fig. 3. Entrada cerrada. Altamira, Espaa.

Lasheras seal la reticencia de las autoridades y poblacin en general ante estas impopularesmedidas. Se argumentaba que era un atentado contra el turismo y la economa regional; temoressustentados en el prejuicio antes que en estadsticas confiables. En 1982 se reabre Altamira con la


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indicacin de un tope mximo de 8,500 visitas anuales. Entre 1992- 93 se concibe la idea de una neo -cueva o rplica a escala natural o uno en uno de la llamada cocina (antesala) y el gran saln delos bisontes principalmente, en el marco de un moderno centro de investigacin y difusin delcontexto cultural que permiti la creacin de las excepcionales pinturas rupestres.

El objetivo era evitar definitivamente el efecto que las visitas implicaban para la conservacin del arteprehistrico de Altamira. En 1997 se crea el consorcio que se encargara de construir el nuevo MuseoNacional y Centro de Investigacin, el cual se inaugur en el ao 2001. Actualmente, el ingreso a lacueva de Altamira est prohibido dentro de ella nicamente se realizan actividades de control ymonitoreo ambiental y, para quien acude a este santuario del arte rupestre mundial solamente lequeda el consuelo de una rplica, e imaginarse, desde el hermoso paisaje que permite la colina deAltamira, los rebaos de bisontes y caballos pastando en las llanuras cantbricas de las postrimerasdel Pleistoceno.

Las implicancias cientficas de su descubrimiento rebasaron la imaginacin de los ms destacadosexponentes de la prehistoria europea de ese entonces, pero el turismo y las previsiones que debentomarse ante el incremento de este fenmeno social y su impacto en los bienes culturales es unaproblemtica relativamente reciente. Lasheras dej en claro que la investigacin deba ser la basepara la conservacin, explicacin, valoracin y difusin de las pinturas rupestres de Altamira. Espaa,como Estado, lo aprendi amargamente en un sitio Patrimonio de la Humanidad bien acotado y suigneris. En el contexto de su crecimiento y logros econmicos fundamentalmente en la segundamitad del s. XX supo asimilar esta enseanza invirtiendo importantes recursos en la puesta en valorde sitios histrico-arqueolgicos que tuvieron como objetivo primordial crear destinos tursticosdiversificados.

No vamos a sealar los requerimientos de coordinacin interinstitucional, tcnicos y econmicos que

implic la propuesta y ejecucin de la neo -cueva de Altamira pero cabe sealar que losayuntamientos y comunidades autnomas coordinaron estrechamente con el ente estatal rector de lacultura de ese pas. Comentamos, sin embargo, algunos aspectos que a nuestro juicio puedenconstituir enseanzas y puntos en comn entre la experiencia de Altamira y los sitios Patrimonio de laHumanidad del Per, pues con ser tan diferentes y en primera instancia incomparables tienencoordenadas comunes en su relacin a la sociedad actual, que las interpreta, las usa y hasta puedeconstituir un factor que acelera su deterioro.

El Per se adhiri a la Convencin del Patrimonio Mundial en 1982 y ostenta cuatro sitios Patrimoniode la Humanidad con carcter arqueolgico: el Santuario Histrico de Machu Picchu (que goza de la

doble consideracin de bien mixto cultural y natural), la ciudadela de barro de Chan Chan, el templode Chavn de Huntar y los geoglfos de Nazca y Jumana. Como lo expresara Nuria Sanz especialista deWHC/UNESCO para Amrica Latina y el Caribe en el Congreso Iberoamericano ya sealado, seobservaban serios problemas de gestin, puesta en valor y conservacin para los tres primeros sitiosmencionados y a la luz de las recurrentes noticias periodsticas el suscrito agregara el cuarto. Porotra parte, desde 2002 el pas est involucrado en un esfuerzo conjunto con Argentina, Bolivia, Chile,Colombia y Ecuador en la inscripcin del Qhapaq an -Camino Principal Andino en la Lista delPatrimonio Mundial, iniciativa que cuenta por su singular carcter integrador con el auspicio del


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Centro de Patrimonio Mundial. Todos los sitios mencionados son destinos tursticos nacionalesimportantes y Machu Picchu lo es a nivel mundial.

Fig. 4. Chan Chan. En primer plano, el Dr. Arturo Ruz Estrada (Foto: V.F.H.).

Ad portas de la culminacin del presente gobierno el balance sobre la gestin eficaz y moderna de lossitios Patrimonio de la Humanidad en el Per no ha mostrado un cambio cualitativo importante. Sinembargo, dentro de esos lmites se han producido mejoras que son importantes de resaltar. Porejemplo, Chan Chan (http://www.chanchan.gob.pe/chanchan.html) es un sitio patrimonio mundialque por su extensin y caractersticas siempre ha presentado complejos retos de gestin y manejo.Desde hace algunos aos, el gobierno le asigna importantes recursos anuales, los mismos que hanpermitido mitigar sus crnicos problemas de conservacin, de origen tanto natural como antrpicos.Tal vez, uno de los materiales ms vulnerables y difciles de conservar sea el barro; ms an si estpermanentemente expuesto a la intemperie como aquellos que ahora observa el visitante en el nicopalacio o complejo arquitectnico puesto en valor Nik An (ex Tschudi).


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Fig. 5. Chan Chan. Audiencia en pleno proceso de tratamiento (Foto: V.F.H.).

Una de las recientes estrategias para superar algunos aspectos de este problema ha sido la aplicacindel principio de replicar una serie de delicados relieves de barro para protegerlos. Mediante rplicasexactas de fibra de vidrio se ocult el original cubrindolos para conservarlos por ms tiempomanteniendo sus condiciones fsicas estables. Como lo explica la nota a disposicin pblica en el website de este proyecto especial gubernamental(http://www.chanchan.gob.pe/noticias/2.NOTA_WEB_MAYO_2011.pdf) el principio y la tcnica hansido tomados de la experiencia de Altamira. En este caso, el objetivo final es poner a la vista delpblico y en el contexto arquitectnico original de las denominadas audiencias valiosos e inditosrelieves que, de otro modo, hubieran enfrentado un inexorable proceso de deterioro una vez

destapados . Por sus caractersticas, y la combinacin de lo original con lo replicado, esta es unaexperiencia indita en el Per.
http://www.chanchan.gob.pe/noticias/2.NOTA_WEB_MAYO_2011.pdfhttp://www.chanchan.gob.pe/noticias/2.NOTA_WEB_MAYO_2011.pdf


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Fig. 6. Chan Chan. Frisos tratados, vista final (Foto: V.F.H.).

Por otro lado, al conmemorarse un siglo de su descubrimiento cientfico, y de acuerdo a unareconocida historiadora, la Presidencia tard seis aos en firmar el Plan Maestro del SantuarioHistrico de Machu Picchu, no obstante ser por todos conocido que algunas localidades como AguasCalientes y Santa Teresa que se encuentran en el mbito declarado, muestran un crecimientoincontrolable o exigen mayores demandas de infraestructura. A esto sumamos que el sitioarqueolgico ha alcanzado su mxima capacidad de visitas diarias, dos mil quinientas personas, queingresan y transitan en un asentamiento que fue concebido para que cuatrocientos o seiscientoshabitantes desarrollaran actividades en gran parte vinculadas al servicio y el ritual de la panaca (familia) de Pachacutec. En palabras simples, se ha alcanzado el lmite de la explotacin turstica de

Machu Picchu pero nuestra sociedad ejerce sobre l una presin en aumento y difcil de contener. Adiferencia de Altamira, Machu Picchu es irreplicable.


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Fig. 7. Machu Picchu. Vista desde el Huayna Picchu (Foto: V.F.H.).

La ltima dcada ha estado signada por el crecimiento econmico sostenido en el Per que, sin

embargo, no ha tenido correlato con el diseo de polticas culturales con prioridades tcnicas bsicascomo, por ejemplo, el saneamiento fsico-legal de los sitios Patrimonio de la Humanidad o elinventario informatizado de fondos culturales musesticos, bibliogrficos o archivsticos. Ciertamente,el Per posee importantes monumentos histricos, arqueolgicos y naturales dignos de engrosar estalista referencial de logros universales, sin embargo, sus credenciales actuales no parecen avalarlo paragarantizar una gestin eficaz y moderna de lo que ya tiene proclamado como tal, o, lo que pretendenominar o postular a la lista de Patrimonio Mundial que, adems del Qhapaq an, podra incluir alSantuario de Pachacamac o el centro histrico de la ciudad de Trujillo.


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Actualmente, asistimos al cierre por escandalosas prdidas o robos de fecha incierta de laBiblioteca Nacional del Per y al Archivo General de la Nacin. Ante la indolencia de los gobernantesde turno y la complicidad de algunos directivos de confianza que no toman las medidas necesariaso no las exponen y solicitan con firmeza una mayor exigencia originada en la ciudadana e

instituciones no gubernamentales parece un requisito sine quanon que obligara a las autoridadespertinentes a la aplicacin de polticas culturales claras y modernas que nos eviten prdidas, robos orestricciones de acceso radicales que, como hemos visto, han sucedido en lugares de inters y estatusmundial como Altamira.

Lic. Victor Falcn HuaytaLima, 10 de julio 2011

Referencia mencionada:Garca, Miguel ngel2004 Altamira y otras cuevas de Cantabria. Slex. Madrid.

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