el país de la canela es la segunda novela de la trilogía que escribió el poeta

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El Pas de la CanelaDesarrollo de los puntos de anlisis del texto.1. Contextualizacin: La novela histrica contempornea. El Pas de la Canela (2008) del poeta, novelista y ensayista colombiano: William Ospina, es el segundo libro que compone la triloga de novelas histricas sobre las primeras expediciones al Amazonas que escribi el autor; la primera Ursa (2005) y la tercera La serpiente sin ojos (2012). William Ospina, al igual que otros escritores latinoamericanos contemporneos como Miguel Otero Silva, Abel Posse o Napolen Baccino de Len, vuelca su mirada hacia el perodo de la Conquista y colonizacin del continente para reescribir las Crnicas de Indias y reconstruir el periodo a partir de nuevos referentes y nuevas propuestas de interpretacin como en el caso de la movilizacin de los sujetos histricos del lugar que han ocupado tradicionalmente en el discurso histrico hegemnico o de las narraciones en la voz de sujetos subalternos que no han sido representados por la historiografa tradicional. Las crnicas de Indias y dems testimonios histrico-literarios, adems de ser la prueba de las expediciones, reflejan el imaginario de Occidente de la poca que se alimenta en estos mitos sobre el extrao y maravilloso espacio amaznico de las tierras incgnitas. La primera expedicin por el Amazonas tuvo lugar el ao 1540 y fue comandada por Francisco de Orellana junto a Gonzalo Pizarro gracias a que ste se haba obsesionado con el mito sobre la existencia del bosque rojo: El pas de la Canela ese maravilloso bosque que dotara a su descubridor de enormes cantidades de la tan apreciada especia. William Ospina retoma el contenido de la crnica que escribi sobre la expedicin Fray Gaspar de Carvajal titulada Descubrimiento del Ro de Orellana.

2. El pas de la Canela Gonzalo Pizarro comanda la expedicin hacia el mtico bosque y posteriormente se incorpora a sta su primo Francisco de Orellana desde Quito para ir por la cordillera de Los Andes, adentrarse en la selva y descender accidentalmente hasta el ro Amazonas; viaje testimoniado por Gaspar de Carvajal quien tambin form parte de la travesa. William Ospina retoma la crnica de Carvajal en El Pas de la Canela y construye el enunciado con una nueva perspectiva histrico- literaria cargada de una sensibilidad nica expresada en la fineza esttica con que narra y que evidencia un fuerte deseo y amor por hacer un poco de justicia con las culturas originarias del imperio Inca y amaznicas que antes no fueron valoradas ni respetadas, sino profanadas, saqueadas y asesinadas como en el caso de la muerte de Atahualpa el Dios del Sol una cruel traicin por parte de Francisco Pizarro. 2.1. Sobre la construccin del enunciadoEl autor construye el enunciado a la manera de las crnicas de Indias como en un diario de navegacin que el narrador escribe para dar testimonio a su interlocutor Pedro de Urza y convencerlo de que no realice la expedicin hacia el Pas de las Amazonas.En cuanto a la esttica de la novela, el autor utiliza un estilo barroco en el sentido de que se entrelazan dentro del relato tiempos y culturas dismiles y diversas en espacios de tiempo distendidos que reflejan su erudicin sin impedir que ordene los acontecimientos de forma clara y que hace que la lectura sea dinmica y de fcil comprensin.

2.2. La construccin de una perspectiva mestiza Esta vez la primera expedicin al Amazonas est narrada en la voz de un mestizo joven hijo de una mujer inca y de un espaol que form parte del viaje hacia el Pas de la Canela para internarse en el extrao y maravilloso ro Amazonas.Este joven adolescente que participa de la expedicin y posteriormente la testifica no vena desde la vieja Europa como los dems colonizadores, sino desde la isla La Espaola en donde recibi los cuidados y, en cierta forma, la cultura de Amaney su madre junto con la educacin de Gonzalo Fernndez. Decide ir a conocer las tierras por donde anduvo su padre, que al parecer sera Marcos de Aguilar, con las que haba quedado maravillado gracias a las descripciones que le hizo de lo que haba presenciado en las expediciones de conquista del imperio Inca. Sin tanto afn por obtener riquezas, sino por la necesidad de reencontrarse y de reafirmarse en la experiencia de un viaje que no tena un destino claro.Esta voz que se dirige a Pedro de Ursa por medio de una carta con la excusa de querer convencerlo de que no realice el viaje que pretende hacia la Amazona, es la que habla desde una perspectiva interna, desde el interior del viaje que le permite captar el espritu de una cultura mltiple, diversa, pero unificada y en total comunin con el eminente espacio natural de la selva y la vida propia del ro, de la serpiente sin ojos; sinuosa, enmaraada y autnoma. Desde este plano subvierte las concepciones y percepciones que tuvieron los primeros expedicionarios, ya que fija su mirada en aspectos que tienen que ver con la belleza y sabidura de la selva y sus habitantes; antes no descritos en las crnicas, el autor, adems, incluye el conocimiento y la valoracin contempornea sobre la selva y las culturas amaznicas.De esta manera William Ospina reconforta y maravilla cuando representa la sabidura y esa otra forma de pensar, de creer y de vivir de las culturas inca y amaznicas en oposicin a la razn o las razones de los conquistadores, quienes ya haban invadido con sus deseos, ambiciones e imaginacin el continente antes de llegar.

2.3. Destruccin del imperio IncaEn primera instancia describe el esplendor y la historia de la destruccin del imperio Inca donde rememora la mtica imagen de la ciudad que tena la forma y aspecto de un puma de oro que se poda contemplar desde las cumbres andinas. La ciudad sagrada, hogar del Dios Sol, estaba dotada de una amplia belleza; con los templos que situaban el universo en la tierra: el templo del Sol, el templo de la Luna, la cmara de las Estrellas, el templo de la Lluvia, la cmara del Arcoris, signo mgico de los incas y estandarte en las campaas de guerra, junto a todas las riquezas con que se adornaba la maravillosa ciudad; las lminas de oro con que se cubran las piedras de las terrazas, las joyas que adornaban los templos, las imgenes sagradas, las creencias y costumbres de la cultura inca, etc. Sin embargo, en toda esta belleza los conquistadores no pudieron apreciar ms que mercancas y, el pillaje, la profanacin y la muerte acabaron no slo con lo construido, sino con lo ms preciado: su Dios viviente Atahualpa y una noche ms grande que las noches se instal en las almas (Ospina, 2012; 18).Tal destruccin tambin tiene una explicacin legendaria para los conquistados que tiene que ver con la sucesin de hechos acaecidos que tambin formaran parte de una profeca inca que comienza con la disputa de los dos Soles donde Atahualpa derrot a Huscar; hecho que dara pie a la continuacin de la tragedia con la aparicin de las tropas de Francisco Pizarro.La destruccin y barbarie con que actuaron los saqueadores tambin tiene una explicacin desde el contexto en el que se sitan; el autor devela la precariedad que los envolva y los males que la ambicin haba sembrado en ellos. Como si slo nuestra barbarie pudiera abrirle camino a nuestra civilizacin (50) Formaron parte de los conquistadores un conjunto de hombres que venan huyendo de la precariedad y pobreza de Europa como del estancamiento de Espaa y ya se advirti sobre la calidad de stos que () no traan libros ni rezos en la memoria, sino rias de yeguas y lobos, negras carniceras bajo los planetas helados del amanecer () Slo esa violenta madeja de ayeres puede explicar el miedo sobrenatural que esos hombres lograron infundir en el alma de un mundo. (87)2.4. Comienzan el viaje hacia el Bosque RojoGonzalo Pizarro dirige la arrogante expedicin donde iban cientos de jinetes espaoles, cantidades enormes de perros, de cerdos y llamas junto con los cuatro mil nativos que fueron horrorosamente asesinados por Gonzalo Pizarro, una cantidad enorme de seres humanos sacrificados por la locura extremada y la ambicin de un criminal de proporciones.2.5. Quito: La puerta de los sueosEn Quito comienzan el recorrido por los Andes para llegar al Pas de la Canela, guiados por ese mito absurdo de encontrar en abundancia la especias tan deseadas y fue el lugar en donde escucharon historias increbles sobre las tierras incgnitas. Es de gran importancia sealar que el autor deja ver la importancia que se le otorga al discurso como constructor de realidades y como propulsor y conservador de la cultura en cualquier forma en que se representen como es el caso de los cantos, leyendas, creencias y saberes de los nativos () slo cuando se convierte en relato el mundo al fin parece comprensible(Ospina, 2012; 101).

3. La sabidura de las culturas originarias y de la selva representadas en la obraNo quisieron evitar la tragedia en que termin la expedicin y sus odos se cerraron ante la advertencia que les hizo un nativo. En la voz del protagonista se narra el momento en que le pregunta a uno de los hombres de cobre qu tan lejos estaba de Quito el pas de los caneleros y la respuesta que obtuvo fue que () la tierra no sabe demorarse en un solo pensamiento y que detrs de las montaas lo que estaba era el reino de la gran serpiente, pero que ni siquiera los indias conocan su extensin (80). Ellos no conceban la existencia de bosques que contuvieran una sola especie. 3.1. La selvaTienen razn los indios cuando dicen que la selva piensa, que la selva sabe, que la selva salva a los que quiere y destruye a los que rechaza (87).Y efectivamente recibieron en parte el castigo merecido quienes cometieron tan graves asesinatos; Gonzalo Pizarro, como muchos de los conquistadores, padeci circunstancias extremas como el hambre, la desesperacin, la locura, la traicin y la desaparicin de sus riquezas, similar destino corrieron Orellana y Carvajal a quienes al momento de llegar por el mar a Cubagua son confundidos por una embarcacin de tuertos en su maltrecho bergantn Cuando los bosques se hacan cada vez ms espesos y la tierra ms hmeda los encontr el ro y comenz el viaje que los tuvo extraviados en la incertidumbre, el miedo, el hambre y el terror a los conquistadores que no se haban preparado para realizar un viaje por aguas ni mucho menos por tan inconmensurable ro, an as el ro constitua un piso ms seguro que las tierras de la selva. Todo lo que vieron durante los interminables meses de navegacin no tena cabida ms que en los discursos preconcebidos que tenan sobre lo paradisaco e infernal; la voluptuosidad de la naturaleza, los sonidos que nunca desaparecan, los colores, el clima eran asimilados bajo esas concepciones.En el encuentro con tribus amaznicas advirtieron que esas personas vivan en armona con la selva porque eran parte de ella y no dueos ni explotadores; ellos procuran que la selva no los sienta. De inigualable belleza y sensibilidad son las historias de las tribus que tenan una sabidura e increble percepcin del mundo reflejada en sus creencias; como aquella que cuenta sobre la existencia de unos ancianos que permanecan quietos y en silencio esperando a convertirse en rboles o cuando hablan sobre la enfermedad que haca que los rboles fueran extremadamente bellos. Sin duda los extremeos que llevaron a cabo esta odisea se encontraron con un otro extrao e incomprensible incluso en la actualidad de la sociedad antropocntrica.Una vez que se alejan de las tribus del rey Apara conocen la fiereza y magnitud de las tribus amaznicas y, cuando pensaron con horror que se acercaban al fin del mundo y caeran al abismo llegan a la desembocadura del Amazonas en el mar Caribe.

ConclusinLas voces presentes en el enunciado en estudio y la forma en que el autor expresa el relato permiten la representacin sobre la primera expedicin del Amazonas desde la perspectiva del conquistado, del invadido y permiten a travs de la sensibilidad del estilo del autor reafirmar el valor de las culturas originarias del continente; accin que la literatura lleva a cabo con ests novelas de temtica histrica que reescriben nuestro pasado.

Bibliografa y textos consultadosAnsa, Fernando: Reescribir el pasado. Historia y ficcin en Amrica Latina. Mrida (Venezuela):CELARG, Ediciones El otro, el mismo, 2003.Ospina, William: El Pas de la Canela.(Barcelona) Mondadori, 2012.Pizarro, Ana: Amazona: El ro tiene voces. Fondo de Cultura Econmica, 2009.

Nombre: Paula Fuentes Espinoza.