el oficio de sociólogosas (y politólogosas) en las administraciones públicas

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EL OFICIO DE SOCIÓLOGOS/AS (Y POLITÓLOGOS/AS) EN LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Bruquetas Callejo, Carlos. Universidad de Jaén ([email protected] ) Díaz de los Santos, Cayetana. Instituto Andaluz de la Mujer ([email protected] ) Martín Gimeno, Rubén. Universidad Carlos III de Madrid ([email protected] ) Navarro Ardoy, Luis. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla ([email protected] ) Área V. Administración y Gestión Pública GT.5.3. Los recursos humanos ante los nuevos retos de la gestión pública RESUMEN: El objetivo de esta comunicación es reflexionar sobre el desempeño de dos disciplinas fundamentales para el conocimiento de la realidad social, la sociología y la ciencia política, dentro de las Administraciones Públicas. Se cuestionará su especificidad, y se describirán escenarios en los que se observa la relación entre las administraciones y la investigación social/política. Para ello intentaremos ilustrar qué pueden aportar estas disciplinas, y no otras, dentro de las administraciones públicas por su forma específica de acercarse a la realidad social y reflexionaremos sobre las oportunidades para su mayor integración en la cultura de la organización pública. Por último, mostraremos la visión de los propios profesionales sobre su actividad, a partir de experiencias concretas dentro del sector público. Palabras clave: oficio, cultura de la organización, sociología, experiencias, administración pública. Nota biográfica de los autores: La presente comunicación ha sido elaborada por cuatro profesionales de las ciencias sociales con experiencia en las Administraciones Públicas. Aunque cada uno de ellos/as desarrolle labores distintas, el nexo para esta comunicación es la reflexión sobre cómo se integran sus disciplinas en las tareas de las agencias públicas y a la inversa, qué pueden aportar a éstas desde su formación. 1

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Díaz de Guijarro, Eduardo

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  • EL OFICIO DE SOCILOGOS/AS (Y POLITLOGOS/AS) EN LAS ADMINISTRACIONES PBLICAS

    Bruquetas Callejo, Carlos. Universidad de Jan([email protected])Daz de los Santos, Cayetana. Instituto Andaluz de la Mujer([email protected])Martn Gimeno, Rubn. Universidad Carlos III de Madrid([email protected])Navarro Ardoy, Luis. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla([email protected])

    rea V. Administracin y Gestin Pblica

    GT.5.3. Los recursos humanos ante los nuevos retos de la gestin pblica

    RESUMEN: El objetivo de esta comunicacin es reflexionar sobre el desempeo de dos disciplinas fundamentales para el conocimiento de la realidad social, la sociologa y la ciencia poltica, dentro de las Administraciones Pblicas. Se cuestionar su especificidad, y se describirn escenarios en los que se observa la relacin entre las administraciones y la investigacin social/poltica.

    Para ello intentaremos ilustrar qu pueden aportar estas disciplinas, y no otras, dentro de las administraciones pblicas por su forma especfica de acercarse a la realidad social y reflexionaremos sobre las oportunidades para su mayor integracin en la cultura de la organizacin pblica. Por ltimo, mostraremos la visin de los propios profesionales sobre su actividad, a partir de experiencias concretas dentro del sector pblico.

    Palabras clave: oficio, cultura de la organizacin, sociologa, experiencias, administracin pblica.

    Nota biogrfica de los autores: La presente comunicacin ha sido elaborada por cuatro profesionales de las ciencias sociales con experiencia en las Administraciones Pblicas. Aunque cada uno de ellos/as desarrolle labores distintas, el nexo para esta comunicacin es la reflexin sobre cmo se integran sus disciplinas en las tareas de las agencias pblicas y a la inversa, qu pueden aportar a stas desde su formacin.

    1

  • NDICE

    RESUMEN: El objetivo de esta comunicacin es reflexionar sobre el desempeo de dos disciplinas fundamentales para el conocimiento de la realidad social, la sociologa y la ciencia poltica, dentro de las Administraciones Pblicas. Se cuestionar su especificidad, y se describirn escenarios en los que se observa la relacin entre las administraciones y la investigacin social/poltica. .............................. 1

    INTRODUCCIN ................................................................................................................... 3 ESTADO DE LA CUESTIN: LOS ESTUDIOS DE SOCIOLOGA Y CIENCIA POLTICA Y SU PRESENCIA PROFESIONAL EN LAS ADMINISTRACIONES ...................................... 4 QU USOS SE LE OFRECE A ESTAS DISCIPLINAS DENTRO DE LA ADMINISTRACIONES? ....................................................................................................... 14 LA INFLUENCIA DE CULTURA ORGANIZACIONAL DE LAS ADMINISTRACIONES EN LAS FUNCIONES DE SOCILOGOS Y POLITLOGOS .................................................. 20

    El discurso de la eficiencia y la eficacia en la gestin de las Administraciones Pblicas .......................................................................................................................................... 21 Eficacia, eficiencia y posibles dilemas ticos de las y los socilogos/politlogos en las administraciones ............................................................................................................... 23

    REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS .................................................................................... 29

    2

  • INTRODUCCIN

    El paradigma de gestin pblica dominante en Europa durante ms de cien aos ha

    sido el burocrtico, con toda su carga de control y toda su obsesin por evitar la

    arbitrariedad y reducir la discrecionalidad del empleado publico; en suma, por reducir

    su libertad (opcin plenamente coherente con la legitimidad racional-legal y su

    inseparable seguridad jurdica [Weber, 1963]). Esta citacin parece no haberse

    modificado en gran medida en los ltimos aos, pues el trabajo del personal de la

    Administracin Pblica sigue rigindose en gran medida por preocuparse de cumplir,

    en el ejercicio de su cargo, la Ley y seguir las instrucciones y procedimientos

    marcados. Se puede decir que el o la empleada pblica se ha promovido una tica de

    naturaleza convencional (Kohlberg, 1981), que no plantea ni grandes debates ni

    encendidas crticas; basta la lealtad institucional, la profesionalidad, la obediencia y

    el respeto a las rdenes recibidas para tener la conciencia tranquila (Villoria, 2007:

    111). Las grandes incertidumbres morales quedan para los puestos de alta

    responsabilidad que suelen ejercer las y los representantes polticos.

    La visin crtica que suele asociarse al o a la profesional de la sociologa y la ciencia

    poltica parece no encajar demasiado en una determinada tica que sigue

    predominando en la agencia pblica. Quiz este aspecto pueda estar relacionado con

    la escasa presencia de profesiones de la sociologa o la ciencia poltica dentro de las

    Administraciones Pblicas, como podr comprobarse en el primer epgrafe de la

    comunicacin. Si uno de los campos fundamentales de estudio de estas disciplinas es

    la ciudadana, por tanto, la presencia de este grupo de profesionales debera estar

    garantizada, al menos no ser minoritaria.

    Con estas ideas en mente, la comunicacin tratar de aproximarse a los usos que se

    le ofrece a la disciplina sociolgica y politolgica dentro de la Administracin Pblica.

    Quiz sea pertinente mencionar que lo que se sabe en este sentido sea ms bien

    poco. Se conocen, sin duda, las grandes lneas maestras, especialmente en cuanto

    estn diseadas por los textos legales, programas, pero parece cierto que lo que se

    sabe es poco ms. Incluso desde el punto de vista sociolgico nos falta an una visin

    completa de la teora de la organizacin administrativa y, por otra parte, no cabe

    ignorar las diferencias existentes entre lo dispuesto en la legislacin y lo que sucede

    de un modo efectivo en la realidad.

  • La comunicacin concluye con un apartado dedicado a experiencias concretas de

    profesionales de la sociologa y ciencia poltica dentro de algunos organismos pblicos.

    Quiz lo que all se cuenta pueda servir de reflexin sobre lo que desde estas

    perspectivas se puede aportar a esta gran empresa que es la Administracin Pblica.

    ESTADO DE LA CUESTIN: LOS ESTUDIOS DE SOCIOLOGA Y CIENCIA POLTICA Y SU PRESENCIA PROFESIONAL EN LAS ADMINISTRACIONES

    La finalidad de esta primera parte de la comunicacin es la aproximacin a la situacin

    laboral en Espaa de los y las profesionales de la sociologa y la ciencia poltica. Una

    mirada que en ningn caso podr llegar a ser exhaustiva y de actualidad, al ser muy

    poco frecuentes las cifras de insercin laboral en funcin de la titulacin alcanzada. La

    situacin ideal sera contar con informacin actualizada y exhaustiva del tema, aunque

    en el mbito en el que nos movemos las investigaciones brillan por su ausencia. Esta

    realidad reclama perspectivas y herramientas operativas que permitan conocer en

    mayor medida el mercado de trabajo de insercin de los y las licenciadas en sociologa

    y en ciencia poltica. La idea de un Observatorio permanente de mbito nacional sobre

    insercin laboral podra reducir las limitaciones expresadas.

    Nos valdremos, por tanto, de la informacin disponible, que fundamentalmente

    procede de estudios parciales realizados en algunas Universidades espaolas y en

    Colegios Profesionales, as como de la explotacin estadstica en diferentes periodos

    de la encuesta de Enseanza Universitaria en Espaa del Instituto Nacional de

    Estadstica.

    En todo caso, con la informacin utilizada y que seguidamente pasaremos a comentar,

    creemos es suficiente para una aproximacin a la realidad laboral de los y las

    profesionales de la sociologa y la ciencia poltica en Espaa. La atencin estar

    puesta, en ltima instancia, en conocer los sectores que ms ocupan profesionales de

    estas titulaciones, permitiendo de esta forma valorar el papel que juegan las

    Administraciones Pblicas en este sentido. Dejaremos de lado, por lo tanto, otro tipo

    de cuestiones como la temporalidad en el empleo, el tipo de jornada de trabajo o las

    situaciones de infracualificacin o sobrecualificacin, variables que a pesar de

    resultar interesantes no forman parte de los objetivos de la comunicacin.

  • Acercarse a la insercin laboral de los y las profesionales de la sociologa y la ciencia

    poltica debe llevarnos en un primer momento al anlisis de este tipo de titulaciones, a

    su grado de implantacin en Espaa y a cmo ha ido evolucionando en los ltimos

    aos. Se presentar, en suma, una foto fija y otra dinmica.

    Las Estadsticas de la Enseanza Universitaria en Espaa muestran de manera clara

    que nos encontramos con un tipo de enseanza que ha ido perdiendo alumnado

    durante los ltimos aos. Un descenso que se inicia en el ao 2000 y que no para de

    reducirse hasta la actualidad; ao tras ao se constata un nmero menor de alumnos

    y alumnas matriculadas en sociologa y en ciencias polticas.

    Las grficas siguientes confirman el descenso del alumnado matriculado y que finaliza

    los estudios de ciencias polticas y sociologa en las universidades espaolas. La

    primera refleja cmo las universidades espaolas inician el curso 2006-2007 con un

    31% menos de alumnado matriculado en ciencias polticas y sociologa que en el curso

    1996-1997. Este descenso tambin se aprecia en el alumnado matriculado en

    enseanzas de tercer ciclo de esta rama de estudios. La segunda grfica refleja otras

    peculiaridades como que el descenso de estudiantes es una tendencia general en la

    universidad. Pero tambin se aprecia que en las ramas que estamos analizando la

    diferencia entre estudiantes que se matriculan y finalizan es mucho mayor.

  • Grfica 1. Nmero de estudiantes que se matriculan en Ciencias Polticas y Sociologa (1996-1997 a 2006-2007)

    26.125 26.219 25.391

    21.81319.920

    18.020

    0

    5.000

    10.000

    15.000

    20.000

    25.000

    30.000

    1996/97 1997/98 1998/99 1999/00 2000/01 2001/02 2002/03 2003/04 2004/05 2005/06 2006/07

    Fuente: Elaboracin propia, Enseanza Universitaria en Espaa, INE.

    Grfica 2. Evolucin en tantos por ciento del nmero de estudiantes y personas que se licencian en Ciencias Polticas y Sociologa (1996-1997 a 2006-2007)

    0%

    50%

    100%

    150%

    200%

    250%

    1996/97 1997/98 1998/99 1999/00 2000/01 2001/02 2002/03 2003/04 2004/05 2005/06 2006/07

    Estudiantes Estudiantes Cc. Polticas y Sociologa

    Licenciados/as Licenciados/as Cc. Polticas y Sociologa

    Fuente: Elaboracin propia, Enseanza Universitaria en Espaa, INE.

    Estos primeros anlisis permiten establecer un marco general de referencia en el que

    se encuadra la titulacin de sociologa y ciencias polticas. Segn se desprende de los

    libros blancos que viene publicando la ANECA, es posible establecer una clasificacin

    de las titulaciones en funcin del nmero de alumnos y alumnas: elevada (entre diez

    y veinticinco mil alumnos), media (entre cinco y diez mil alumnos) y baja (menos de

  • cinco mil alumnos). Utilizando los datos de matrcula del curso 2006-2007, el ttulo de

    sociologa y el de ciencias polticas estaran entre las de matrcula elevada,

    compartiendo ranking con titulaciones como derecho, farmacia, psicologa, filologa o

    administracin y direccin de empresas.

    Por tanto, a pesar de las respuestas decrecientes en su matrcula total desde el inicio

    de esta serie, la titulacin de ciencias polticas y sociologa todava goza de cierta

    popularidad en las matrculas de las universidades espaolas. Desde el punto de vista

    comparativo, se constata una implantacin suficientemente consistente como para

    haber alcanzado una matrcula comparable a las de otras titulaciones con una

    trayectoria universitaria mucho ms dilatada en el tiempo. Estableciendo una nueva

    comparacin junto a titulaciones con diferente nmero de alumnos pero con

    afinidades en contenidos (aunque con perfiles profesionales diferenciados), se aprecia

    tambin cmo estas titulaciones ofrecen una situacin equiparable a las restantes,

    excluyendo las que presentan posiciones extremas en la evolucin de su matrcula,

    como es el caso de Historia y de Geografa (tabla 1). En este marco conviene no

    olvidar lo anteriormente mencionado, y que tambin se refleja en la tabla siguiente,

    es decir, el nmero decreciente de matrculas en cada uno de los cursos de los ltimos

    aos.

    Tabla 1. Evolucin del total de estudiantes, por titulaciones

    2000/01 2001/02 2002/03 2003/04

    Humanidades 10.440 10.110 9.598 8.856

    Geografa 7.670 6.599 5.790 5.043

    Historia 22.608 25.736 25.186 28.211

    Historia del Arte 16.916 16.398 15.150 14.303

    Filosofa 10.004 9.510 8.764 8.720

    Periodismo 15.980 15.915 11.003 16.240

    Sociologa 11.857 11.041 9.722 9.882

    Ciencia Poltica .. .. 9.205 14.303

    Fuente: Elaboracin propia, Libro Blanco del ttulo de grado en humanidades, ANECA.

    En todo caso, no es lo mismo iniciar los estudios que finalizarnos, pues sern estos

    ltimos los que en realidad lleguen a formar parte del mercado laboral en el rea de

  • sociologa y ciencias polticas. En esos ltimos once aos, desde 1996 hasta el 2007,

    un total de 25.695 personas estaran en posesin del ttulo de licenciadas en ciencias

    polticas y sociologa, pudindose ser consideradas potenciales trabajadores. Este

    nmero supondra el 2,4% del total de potenciales trabajadores con titulacin

    universitaria de licenciatura que habran entrado a formar parte del mercado laboral

    en estos ltimos once aos.

    Estas cifras son una primera aproximacin a la situacin de la titulacin de sociologa

    y de ciencias polticas como ramas de estudios en las universidades espaolas. Es un

    primer anlisis que refleja el descenso en el nmero de alumnos y alumnas

    matriculadas, pero tambin manifiesta que siguen siendo carreras universitarias de

    matrcula elevada al compararlas con otras titulaciones afines.

    La cuestin que, por el momento, permanece en el tintero son las trayectorias

    profesionales de estas personas licenciadas en ciencias polticas o en sociologa. Como

    se coment al iniciar el epgrafe, los datos que existen son escasos para establecer un

    anlisis exhaustivo de la insercin laboral. Sin embargo, durante el ltimo quinquenio

    se han realizado algunos estudios que permiten aproximarnos a la realidad emprica

    en la que se desenvuelve la prctica profesional de las y los titulados en sociologa y

    en ciencias polticas. La mayor parte de esta informacin procede de investigaciones y

    estudios realizados por universidades espaolas y por el Colegio Nacional de

    Politlogos y Socilogos. Se trata de investigaciones que abarcan sus respectivos

    distritos universitarios, por lo que ninguna alcanza el carcter del mbito nacional, a

    excepcin del estudio realizado por el Colegio Nacional de Politlogos y Socilogos.

    Por ello, hay que advertir en todo caso acerca de su carcter parcial desde el punto de

    vista territorial, de las titulaciones representadas y cuestiones que se abordan o,

    incluso, de la naturaleza estadsticamente no representativa de las muestras

    manejadas.

    De la informacin revisada sobre las titulaciones que nos ocupan relativa a su

    insercin laboral, conviene sealar algunos aspectos:

    De la encuesta de incorporacin a la vida activa de las y los universitarios de la

    Universidad del Pas Vasco se desprende la escasa presencia en puestos de

    responsabilidad entre profesionales de las ramas que estamos estudiando. En

    concreto, de las promociones que terminaron en el ao 2000 se computa el

  • porcentaje de puestos con responsabilidad de direccin o jefatura, que en el

    caso de ciencias polticas es del 5,7% y en el de sociologa del 8% (Encuesta de

    incorporacin a la vida activa de los/as universitarios/as de la UPV/EUH, Egaila,

    S.A., Observatorio del mercado de trabajo. Fecha: 2001- 2004).

    Es en empresas privadas donde la mayor parte de estos y estas profesionales

    encuentra su primer trabajo (49%), seguido de la Administracin (28%), en

    especial de la Administracin Central. Para ms de un tercio de las personas

    encuestadas, el ltimo trabajo se realiz en empresas de carcter privado y un

    29% en algn tipo de administracin. Las personas ms jvenes, mujeres y

    socilogos/as, son los que trabajan en mayor medida en empresas privadas,

    frente a mayores de 45 aos, hombres y politlogos/as, que lo hacen en la

    administracin. Los campos de inters profesional son en mayor medida la

    investigacin (cuantitativa-cualitativa), recursos humanos, docencia y

    Administracin (Censo para el Colegio Nacional de Politlogos y Socilogos,

    Demomtrica. Fecha: 2001).

    La tasa de ocupacin supera el 80%, siempre mayor entre aquellas/os

    profesionales que se encuentran colegiados. En ambos casos, ciencias polticas

    o sociologa, y como puede fcilmente comprobarse en la siguiente grfica, son

    bajos los porcentajes de aquellas personas que podemos denominar como

    activas pero sin empleo remunerado (Libro Blanco del ttulo de grado de

    ciencias polticas y de la administracin, sociologa y gestin y administracin

    pblica)1.

    Grfica 3. Distribucin por situaciones de empleo/desempleo de los profesionales de sociologa y ciencia poltica

    1 Los resultados proceden de una encuesta realizada sobre insercin laboral en el marco del ttulo de grado de ciencias polticas y de la administracin, sociologa y gestin y administracin pblica. La muestra fue de 1287, con varias submuestras: 263 encuestas a personas licenciadas en la titulacin de Sociologa; 200 para la titulacin en Ciencias Polticas y de la Administracin; 224 para los Diplomados en Gestin y Administracin Pblica. Todos egresados de los ltimos cinco aos. A estas submuestras se aaden dos submuestras de colegiados, 300 del campo de Sociologa y 300 de Ciencias Polticas.

  • 74,5 77,6

    23,513,3 20,2 13,4

    2,0 2,3 2,3 5,4

    84,5 81,2

    0%

    10%

    20%

    30%

    40%

    50%

    60%

    70%

    80%

    90%

    100%

    Lic.Polticas Col.Polticas Lic.Sociologa Col.Sociologa

    Activo y ocupado Activo pero sin empleo remunerado Otros y Nc

    Fuente: Elaboracin propia, Libro Blanco del ttulo de grado en ciencias polticas y sociologa, ANECA.

    Al conocer la forma en que este grueso de titulados/as asalariados/as se distribuye en

    diferentes sectores de actividad, que es lo que fundamentalmente nos interesa,

    advertimos la presencia mayoritaria en la empresa privada. Por el contrario, unos dos

    tercios de profesionales de la sociologa o la ciencia poltica trabajan en la

    Administracin Pblica (en sus mbitos Central, Autonmico o Local). Al mismo

    tiempo se aprecia una notable estabilidad en las proporciones de trabajadores de la

    Administracin Pblica dentro de las cuatro submuestras.

  • Grfica 4. Distribucin por sectores de actividad de los profesionales de sociologa y ciencias polticas que son asalariados

    3,8 4,0

    33,831,9

    32,2

    33,7

    61,7 53,7 62,744,6

    0,8 0,9 1,1 1,0

    20,713,40%

    20%

    40%

    60%

    80%

    100%

    Lic.Polticas Col.Polticas Lic.Sociologa Col.Sociologa

    Universidad o Centro Superior de Investigacin Administracin Pblica (Centr.Aut. o Local)

    Empresa Privada Otros

    Fuente: Elaboracin propia, Libro Blanco del ttulo de grado en ciencias polticas y sociologa, ANECA.

    En relacin al total de trabajadores de la Administracin Pblica (categora que

    excluye el campo de la Universidad) nos encontramos con una proporcin aproximada

    del 42% de asalariados de la Administracin Local, entre el 30 y el 35% de la

    Autonmica y, finalmente, entre el 20 y el 30% de la Central. Se producen en todo

    caso diferencias entre los campos de Sociologa y Polticas (con mayor presencia de la

    Sociologa en el mbito Central, menor en el Autonmico y semejante en el Local) y

    prcticamente ninguna entre las y los licenciados y colegiados de cada uno de ellos

    (Libro Blanco del ttulo de grado en ciencias polticas y sociologa. pp. 143).

    Entre las investigaciones consultadas referidas a las titulaciones objeto de estudio,

    advertimos el descenso generalizado en el nmero de alumnos y alumnas que se

    matriculan en las titulaciones de sociologa o de ciencia poltica. Se trata de un

    descenso que tambin se observa en otras titulaciones de la misma rama, con lo que

    no debemos atribuirlo slo a la sociologa o a la ciencia poltica. Nos encontramos,

    adems, con una tasa de ocupacin elevada, supera el 80%, si bien con trabajos en

    mayor medida dentro de la empresa privada (56%) que en alguna de las

    Administraciones Pblicas (33%).

    En la Relacin de Puestos de Trabajo (RPT) de la Junta de Andaluca Sociologa

    aparece en un total de 58 ocasiones como titulacin requerida para el desempeo de

  • un puesto, y suma un total de 75 plazas. A gran distancia, la ciencia poltica es un

    requisito formal en slo 7 casos. La debilidad de las titulaciones es bien visible, sobre

    todo si consideramos otras materias aparentemente afines como la Psicologa (512

    plazas) o el Trabajo Social (612). La Junta de Andaluca, como toda la administracin

    pblica espaola, est subdividida en cuerpos. Todas las plazas donde se especifica

    como requisito el ttulo de Sociologa o Politologa estn incluidas dentro del cuerpo

    facultativo (P-A2), aqul del cual se espera el cumplimiento de funciones de carcter

    ms tcnico que administrativo.

    La exigencia de una titulacin determinada para ocupar un puesto en el organigrama

    de la Junta de Andaluca se realiza en una estructura de costes y beneficios en que la

    inclinacin por determinadas titulaciones (requerimientos de orden tcnico o por

    prestigio, en el sentido que le dan las y los prestidigitadores) no son los nicos.

    Algunas argumentaciones que hemos escuchado en torno a esto indican que si se

    especifica demasiado un cierto perfil, en el caso de que el puesto se quede vacante,

    puede ser difcil de cubrir. Afirmacin que puede ser tanto una razn como un

    argumento.

    Tabla 2. Recuento de aparicin de algunas titulaciones en la RPT de la Junta de Andaluca. Apariciones y porcentaje sobre el total de facultativos

    Titulacin Apariciones Porcentaje

    sobre P-A2Sociologa 58 2,2%

    Ciencias Polticas 7 0,3%

    Ciencias Polticas y Sociologa 4 0,1%

    Psicologa 512 19,1%

    Trabajo Social 612 22,9%

    Medicina 303 11,3%

    Arquitectura 798 29,8%

    P-A2 2675Derecho 897Fuente: Sistema de Informacin de Recursos Humanos, Sirhus.Nota: Respuesta mltiple: los porcentajes no suman cien

    En cambio, a estas y estos autores no les cabe duda de que s se priman

    determinadas titulaciones por delante de otras, lo que se infiere de un simple

    recuento, y que esto es un criterio de mayor relevancia que el arriba especificado

  • riesgo de no cubrir la plaza. Otra argumentacin habitual se centra en que la titulacin

    puede ser til para cerrar un puesto, es decir, se establece para dar mayores

    oportunidades a ciertas personas candidatos en los concursos.

    En todo caso, cuando se reclama una determinada titulacin suele hacerse en

    compaa de algunas alternativas, para que, cuando quien ocupa el puesto se

    desplace por un concurso (cosa que suceder indefectiblemente segn se acumulan

    los cursos y trienios), no se quede una vacante imposible de cubrir por demandar algo

    demasiado especfico. As, de los 58 puestos descritos, slo en 5 de ellos se establece

    la Sociologa como la nica titulacin demandada, mientras que, en los restantes

    casos, se puede optar a ellos con otras titulaciones, como Psicologa (38 veces),

    Trabajo Social (19) o Pedagoga/ Psicopedagoga (19), siendo otras combinaciones

    menos habituales.

    Tabla 3. Titulacin nica para el cierre del puesto

    Combinacin de Sociologa con... Apariciones

    Psicologa 38

    Trabajo Social 19

    Psicopedagoga/ pedagoga 19

    Arquitecto 8

    Econmicas/ empresariales 4

    Geografa e Historia 4

    Fuente: Sistema de Informacin de Recursos Humanos, Sirhus.

    Como consecuencia de lo cual, tngase en cuenta que esta cifra no expresa el nmero

    de funcionarias/os facultativos o de otra clase que poseen la titulacin de Sociologa,

    que pueden ser ms o menos que la cifra de 75. Especialmente llamativa es la

    presencia de Psiclogos/as en una consejera llamada Igualdad y Bienestar Social.

    No Bienestar Psicolgico. Con 236 plazas de facultativo, en prcticamente todas

    ellas se cierran los puestos para la titulacin en Psicologa o Trabajo Social, mientras

    que para Sociologa slo es aceptada en 26, y la Ciencia Poltica en ninguna.

    Tabla 4. Relacin de puestos y plazas profesionales en la RPT por Consejeras

    Plazas Puestos % Plazas % PuestosECONOMA 3 3 5,2% 4,0%EMPLEO 10 18 17,2% 24,0%GOBERNACIN 1 1 1,7% 1,3%

  • IGUALDAD 26 30 44,8% 40,0%JUSTICIA 1 1 1,7% 1,3%SALUD 8 12 13,8% 16,0%MEDIO AMBIENTE 1 1 1,7% 1,3%VIVIENDA 8 9 13,8% 12,0%TOTAL 58 75 100,0% 100,0%Fuente: Sistema de Informacin de Recursos Humanos, SIRHUS.

    QU USOS SE LE OFRECE A ESTAS DISCIPLINAS DENTRO DE LA ADMINISTRACIONES?

    Es posible imaginar los diferentes contextos en los que la pregunta para qu sirve la

    sociologa? puede ser formulada. Los diversos oficios estn desigualmente

    justificados en su existencia y desigualmente trabajados por la cuestin de la utilidad

    social. En este sentido, podemos empezar este apartado reflexivo con dos elementos

    significativos relativos a la disciplina sociolgica.

    En muchas ocasiones el status de la sociologa no est garantizado. En primer lugar,

    por el discutido carcter cientfico de las llamadas ciencias blandas, la cercana y

    parentesco de la sociologa con las humanistas. En esta disciplina, los lmites entre el

    saber comn y la ciencia, son ms imprecisos que en cualquier otra, probablemente

    debido a su carcter abierto y organizacin plural, debido a que con frecuencia su

    estructura se organiza de acuerdo a la sensibilidad de sus diversos pblicos2. En

    segundo lugar, por el elemento relativo a la participacin de la sociologa (ms all de

    las voluntades de las y los actores concretos) en las luchas por la imposicin de

    visiones del mundo. Hecho que, en ocasiones, puede facilitar la relacin con la

    poltica, y abre un posible debate sobre la tensin entre la objetividad y la implicacin

    social de la disciplina.

    Ahora bien, el mbito al que nos dirigimos, la Administracin Pblica, es una instancia

    heterognea que ofrece diferentes espacios para el desarrollo de la prctica

    sociolgica (y politolgica). Es decir, encontramos en la misma estructura general,

    tanto espacios no cientficos como espacios exclusivos de investigacin cientfica

    (pensamos en el Instituto de Estudios Sociales Avanzados, IESA; en el Centro de 2 La sociologa no es una disciplina homognea y en ella cabra diferenciar divisiones en el trabajo sociolgico. A grandes rasgos, estos tipos de trabajo sociolgico surgiran de la articulacin de dos grandes dimensiones: el conocimiento que se genera con la sociologa (conocimiento para qu?) y la audiencia a la que se dirigen dichos conocimientos (conocimiento para quin?). Para profundizar en la divisin analtica del trabajo sociolgico, ver Burawoy, M. (2005), Por una Sociologa Pblica, Poltica y Sociedad, Vol. 42, n. 1. pp. 197-225.

  • Estudios Andaluces; la Universidad o incluso en el Instituto de Estadstica de

    Andaluca, IEA; si nos centramos en Andaluca). De este modo, la Administracin

    Pblica conecta dos grandes tipos de sociologa que pueden considerarse diferentes

    polos de produccin sociolgica.

    De una parte encontramos la sociologa cientficamente til cuyo ideal3 es la

    autonoma de la persona que investiga que no debe responder a la demanda de las o

    los mandatarios polticos, administrativos o comentadores mediticos. De otra parte,

    consideramos la sociologa socialmente til, que responde a las funciones externas

    de la sociologa y generalmente se encuentra sujeta a coerciones profesionales muy

    estrictas, y debe actuar de manera rpida y breve. Lo que se presta mal a los

    meandros del pensamiento y de la sutileza de los argumentos invocados (ahora nos

    referimos a puestos que se insertan dentro de la lgica interna de la administracin,

    como puede ser el de asesor/a de informacin social til para niveles superiores de

    direccin, o analista productor/a de datos de diversa ndole y alcance).

    Estos polos conectan la investigacin sociolgica con la relacin ms general que debe

    mantener la sociologa con la demanda social (legitimada), entendida como el

    sistema de expectativas de la sociedad respecto a los problemas cotidianos que

    actualmente la solicitan (Castel, R., 2002: 92)4. Esta relacin ha sido ampliamente

    discutida tanto en la ciencia poltica como en la disciplina sociolgica.

    La sociologa anuncia este debate proclamando una corriente especfica de la

    disciplina: la llamada sociologa pblica5. Y la ciencia poltica mantiene un debate

    3 Lo cierto es que en la ADMINISTRACIONES este ideal no se cumple y debera ser ampliamente discutido. Sin embargo, dejemos que lo que tendra que ser el escenario ideal articule el argumento que sigue y en las siguientes lneas ya retomaremos las coerciones polticas que sufre la Administracin Pblica incluso en las instancias en las que necesariamente debera otorgarse la total autonoma de las y los investigadores cientficos.4 Citado en Bernard Lahire (dir.) (2006), Para qu sirve la sociologa?, Siglo XXI Editores, Argentina.5 Michael Burawoy define la sociologa pblica como aquella que aboga por vincular las lneas de investigacin a problemas sociales relevantes y porque sus resultados trasciendan a la opinin pblica. De este modo, por sociologa pblica suele entenderse aquella forma de concebir la prctica del trabajo sociolgico que persigue trascender a la audiencia especializada habitual de la disciplina y captar la atencin de colectivos ms amplios. Esta orientacin suele implicar dos facetas. Por un lado, trabajar en problemas de investigacin que sean lo suficientemente relevantes para colectivos sociales extensos. En segundo lugar, contribuir a una amplia difusin de los resultados de la investigacin.

  • similar, centrando su atencin en el anlisis de las polticas pblicas y la posicin que

    el o la politloga tiene en este proceso6.

    Siguiendo esta lnea podemos caracterizar la sociologa socialmente til como una

    produccin que tiende hacia la crtica social, generando conocimientos que

    proporcionan una toma de conciencia sobre determinados problemas sociales. Es

    decir, cuestiona de forma sutil o evidente el orden establecido y nos acerca a una

    desvalorizacin e implica una valoracin. Por el contrario, la sociologa

    cientficamente til, fruto de las instancias presuntamente ms autnomas y con

    carcter cientfico, se dirigira haca una crtica sociolgica, que se abstiene de valorar

    lo que relativiza. Como sugiere Claude Grignon (2001), la crtica sociolgica se

    contentara con poner de manifiesto o desvelar los mecanismos sociales ocultos, cuyo

    producto son las valorizaciones (normas, creencias), conquistando una posicin

    semejante a la de rbitro.

    Desde esta perspectiva y teniendo presente que esta divisin es un ejercicio de

    clasificacin, es frecuente encontrar, como en lneas anteriores hemos mencionado,

    cierta tensin entre la poltica y los usos de la investigacin. De forma ms concreta,

    se plantea la existencia de tensiones en la forma de entender la sociologa y la

    politologa como ciencias eminentemente polticas, que se hallan crucialmente

    involucradas y entrampadas en estrategias y mecanismos de dominacin simblica.

    El modo de articulacin tambin se discute, con precedentes tan sealados como

    Walter Lippmann (1922). En una visin ms general, Bourdieu expone como incluso la

    epistemologa es fundamentalmente poltica: La teora del conocimiento es una

    dimensin de la teora poltica, porque el poder especficamente simblico de imponer

    los principios de construccin de la realidad -en particular de la realidad social- es una

    dimensin principal del poder poltico (citado en Bourdieu y Wacquant, 2005: 89).

    6 Aqu se plantea la dualidad de enfoques de naturaleza tecnocrtica y activista, o lo que Torgenson (1995) denomina un anlisis de polticas postpositivista. Se aborda la necesidad de una comprensin poltica de las polticas, es decir, la conveniencia de que se relacionen tanto la hermenutica e interpretacin de los datos empricos para conceptuar y explorar de alguna forma la complejidad, como la exigencia de hacerlo desde una perspectiva crtica hacia la legitimidad del contexto poltico y social. Un anlisis de polticas que, en definitiva, presta ms atencin a la relacin entre el gobierno, el Estado y la sociedad, y tambin las cuestiones formativas como lneas maestras de una investigacin que mejore las contribuciones del campo de las polticas al entendimiento del mundo y cmo cambiarlo, su objetivo principal (Nelson, 2001: 847. Citado en Losada Trabada, A., 2003: 65).

  • De este modo podemos pensar que, por la misma naturaleza de su objeto y la

    situacin de sus practicantes en el sector dominado del campo del poder7, la ciencia

    social no puede ser neutral, desapegada, apoltica incluso cuando se desarrolla en las

    instancias ms cientficas. Nunca alcanzar el estatuto de no controvertido de las

    ciencias naturales; y prueba de ello son los constantes encuentros que tienen con

    formas de resistencia y de vigilancia (tanto internas como externas) que amenazan

    con desintegrar su autonoma.

    () La idea de una ciencia neutral es una ficcin, y una ficcin interesada, que nos permite hacer pasar por cientfica una forma neutralizada y eufemstica de la representacin dominante del mundo social que es particularmente eficaz en su aspecto simblico porque es parcialmente irreconocible. Al descubrir los mecanismos sociales que aseguran el mantenimiento del orden establecido y cuya eficacia propiamente simblica descansa en el no reconocimiento de su lgica y efectos, la ciencia social toma partido en las luchas polticas (Bourdieu y Wacquant, opus. cit.: 89).

    De este argumento se desprende que el dilema especfico de la ciencia social sobre el

    progreso hacia una mayor autonoma no implica un progreso hacia la neutralidad

    poltica.

    Por otra parte, pero en la misma lnea, sera tambin interesante recapacitar sobre

    por qu en el mbito de las Administraciones Pblicas lo que no es cuantificable

    suele carecer de sentido y de carcter cientfico. De hecho, es posible afirmar que la

    investigacin cualitativa se encuentra en una situacin minoritaria y casi marginada

    respecto a la prctica de toda investigacin cuantitativa y uso de sus resultados.

    Debido a que los mtodos de investigacin cualitativos constituyen un paradigma de

    investigacin diferente y menos difundidos, su incorporacin a los procedimientos

    habituales de estudio que realizan las Administraciones Pblicas se encuentra an

    muy poco valorado. La habitual pregunta a responder ante las administraciones

    cuando se presentan estudios cualitativos es su grado de representatividad o incluso

    la de la evaluacin de su calidad. Son situaciones que podran extrapolarse a otro tipo

    de empresas o instituciones poco habituadas a tratar con estudios de carcter

    cualitativo. No hay que olvidar que, ahora ms que antes, estamos inmersos en una

    7 Para Bourdieu, el campo es un espacio social formado en torno a hechos que condensan acciones sociales (es una de las manifestaciones de la interaccin entre los niveles micro macro). Las prcticas de los agentes en un campo especfico varan en funcin de los recursos que estn implicados en su elaboracin, a saber, los tipos de capital. Sobre la Sociologa de Bourdieu puede verse Bourdieu y Wacquant, 1992.

  • sociedad en la que parece que lo que vale es lo que puede cuantificarse, lo legtimo es

    slo aquello que puede cuantificarse.

    No entraremos a valorar aqu la existencia de muchas preguntas sesgadas en los

    estudios de opinin. No insistiremos en la necesidad de contar con preguntas bien

    formuladas. No haremos reproches a los cuestionarios que no cuentan con categoras

    de respuesta exhaustiva y excluyente. No entraremos a cuestionar la

    representatividad de las muestras. No entraremos a criticar, en general, ningn

    aspecto tcnico que a menudo se hacen a las encuestas de opinin.

    La finalidad de esta parte de la comunicacin s ser, por el contrario, llamar la

    atencin brevemente sobre la importancia de mantener un control o equilibrio entre

    las diferentes tcnicas de anlisis de la realidad social. Adems, debemos considerar

    la posible distancia entre las intenciones de las y los productores y los usos reales

    de las y los consumidores (comunidades eruditas, medios, partidos o sindicatos,

    Estado, cuerpos profesionales implicados en las investigaciones, o simples

    particulares), ya que en ocasiones este tipo de producto cuantificado se presta

    fcilmente a una legitimacin interesada.

    Volviendo a los argumentos que Bourdieu expresa en este mbito, cuanto ms

    cientfica se torna la sociologa tanto ms polticamente relevante se vuelve, aunque

    slo sea una herramienta negativa (un escudo contra formas de mistificacin y

    dominacin simblica que nos previene rutinariamente de convertirnos en agentes

    polticos genuinos).

    Esto es interesante sobre todo cuando pensamos que al apoyarnos en una

    modelizacin estadstica y en la formalizacin matemtica, al dotarse de un

    vocabulario tcnico especializado, el discurso de los expertos escapa a las facilidades y

    a las trampas del lenguaje natural (Grignon, 2001: 150). En el caso del Centro de

    Investigaciones Sociolgicas, el nmero de investigaciones cualitativas que se

    encuentra en el catlogo es de 62, sobre 5.542 que componen el fondo. Y es que

    incluso el agenda setting de las ciencias sociales tiene consecuencias metodolgicas

    (que a su vez realimentan un determinado modo de reflexin).

  • Respecto a la eleccin de los temas de estudio, resulta llamativa la reflexin acerca de

    hasta qu punto las problemticas que surgen a la luz estn subordinadas a una

    demanda y preocupacin poltica de tipo particular. Bourdieu trat la cuestin a partir

    del anlisis de encuestas nacionales sobre la opinin de la poblacin francesa respecto

    al sistema de enseanza, concluyendo que en un periodo de cuatro aos (1968 a

    1972, aproximadamente) se haban planteado ms de doscientas preguntas sobre el

    sistema de enseanza, frente a menos de veinte durante un periodo de ocho aos

    (entre 1960 y 1968) (Bourdieu, 1972). Tambin es el caso, por ejemplo, de las

    referencias que existen al trmino Administracin en las preguntas del CIS. En aos

    anteriores a 1995 no aparecen estudios ni preguntas relacionadas con la agencia

    pblica. Ser a partir de finales de 1995 cuando el CIS comienza a incorporar en sus

    estudios referencias especficas al papel que las administraciones juegan en diferentes

    contextos de la sociedad (Navarro Ardoy, 2004: 10).

    Por tanto, no parece arriesgado afirmar que quiz esta abismal diferencia se deba a

    una determinada demanda e inters cuyo origen fundamental sea el de convertirse en

    una cuestin-problema poltico de actualidad. Esta cuestin, por tanto, nos lleva a

    valorar hasta qu punto los centros que realizan encuestas de opinin se guan por

    sus intereses particulares o ms bien por un inters poltico en su forma ms

    inmediata. Y no olvidemos el efecto temtico que tienen actualmente los Programas

    Marco y otros instrumentos de financiacin de la UE.

    A modo de conclusin en este epgrafe podemos decir que se reconoce la oposicin

    weberiana entre erudito y poltico. Es decir, para pasar de la crtica social a la crtica

    sociolgica, es preciso que la divisin de los papeles y del trabajo sea

    escrupulosamente respetada, que el o la erudito se abstenga de juzgar y decidir8.

    Nuestro trabajo sociolgico no consiste en tomar decisiones (nadie nos ha votado), ni

    tampoco en promover determinados valores morales. Pero s nos corresponde analizar

    cientficamente qu consecuencias tienen las diferentes actuaciones posibles y cules

    son los caminos abiertos para que las sociedades acerquen las realidades a sus

    propias opciones. De este modo, el pasaje de la crtica social a la crtica sociolgica

    confiere a la sociologa la posibilidad de poner de manifiesto los mecanismos sociales 8 Tomar una posicin poltica prctica es una cosa, analizar cientficamente estructuras polticas y doctrinas de partido es otra (). El establecimiento de los hechos, la determinacin de las realidades matemticas y lgicas y, por otra parte, la respuesta de los interrogantes que conciernen al valor de la cultura () o incluso aquellos referentes a la manera en que habra que actuar en la ciudad, constituyen dos tipos de problemas completamente heterogneos (Weber, 1963: 81-82).

  • ocultos que estn en el origen de toda produccin simblica, implcitamente,

    postulando que las creencias polticas, estticas o morales son ilusiones. De esta

    forma se debera poder acudir al anlisis weberiano de la legitimidad; preguntarse

    por qu y en qu condiciones los dominados/as se someten a la autoridad

    reivindicativa por las y los dominadores (Weber, 1963:10), sin que suponga una

    cuestin propiamente anarquista.

    As, considerando que la sociologa estudia por qu ocurren determinadas tendencias

    (fenmenos) sociales, las teoras sociolgicas actuales nos proponen no limitarnos a

    describir esos hechos, y nos proporcionan elementos para analizar qu acciones los

    promueven y cules los evitan. Nuestra disciplina cumple su tarea especfica: facilitar

    a personas y grupos una comprensin cientfica tanto de sus sociedades como de las

    actuaciones que se emprenden para reproducirlas o transformarlas.

    De este modo, si pensamos en el necesario carcter democrtico que legitima y aviva

    la Administracin Pblica, es decir, sobre las funciones necesarias de atencin a la

    ciudadana, el o la profesional de sociologa se presenta como aquella persona que

    dentro de la lgica productiva no cientfica, tiene las herramientas para otorgar un

    carcter reflexivo y crtico de anlisis de la realidad social. Estas herramientas son las

    que vinculan los dos niveles de produccin sociolgica antes mencionados. De una

    parte, la sociologa cientficamente til aporta herramientas de anlisis, de otra, la

    sociologa socialmente til conecta con un pblico ms amplio e interviene en las

    bases de la reforma social de forma que contribuye a introducir en el debate pblico

    aspectos que por la forma de ser presentados consideran al agente social como un

    actor de su propia realidad.

    LA INFLUENCIA DE CULTURA ORGANIZACIONAL DE LAS ADMINISTRACIONES EN LAS FUNCIONES DE SOCILOGOS Y POLITLOGOS

    En este epgrafe intentaremos reflexionar sobre algunos aspectos relativos al modo en

    que la cultura organizativa de las administraciones puede influir en las prcticas

    profesionales de socilogos/as y politlogos/as. Lo haremos principalmente desde dos

    perspectivas: la eficacia y eficiencia que pueden desempear en su labor y los dilemas

    ticos que salen a la luz ante posibles contradicciones entre la cultura de las

    organizaciones y la tica profesional de estas disciplinas. Como veremos, son aspectos

  • relacionados entre s y que pueden influir en su labor cotidiana dentro de las agencias

    pblicas.

    Antes, en el epgrafe que sigue a continuacin, nos parece imprescindible realizar una

    breve contextualizacin sobre los discursos vigentes acerca del modo en que han de

    gestionarse las Administraciones Pblicas.

    El discurso de la eficiencia y la eficacia en la gestin de las Administraciones Pblicas

    Para realizar un anlisis adecuado sobre la evaluacin de productividad de la

    Administracin hay que investigar el logro de los objetivos de la accin pblica y la

    adecuacin de los recursos disponibles a tales logros (Beltrn, 1991). Esto nos remite

    a los conceptos de eficacia y eficiencia. Por eficacia entendemos el grado en que se

    alcanzan los objetivos establecidos para cualquier accin. La eficiencia, por su parte,

    mide el coste al que se han conseguido tales objetivos, de modo que una actividad

    ser ineficiente cuando an habindose llevado a cabo la accin convenida esta no se

    ha realizado optimizando los recursos. Ambos aspectos, en especial la eficiencia,

    remiten a su vez a la productividad, concepto propio de la economa de mercado y

    que desde hace unas dcadas ha terminado por implementarse en la evaluacin de las

    actividades pblicas.

    El origen de los discursos y debates acerca de la productividad en el seno de las

    Administraciones Publicas, tiene como contexto ms general el de la crisis del Estado

    de Bienestar. El origen de tal crisis va de la mano de otra: la surgida en el sistema

    capitalista a mitad de los aos 70. Hasta este punto de corte, las estructuras del

    mercado y las polticas de bienestar del Estado conjugaban sus estrategias para

    mantener el crecimiento econmico y garantizar ciertos servicios de manera universal.

    Con el cambio de ciclo, el creciente dficit del sector pblico redujo la capacidad del

    Estado para financiar las anteriores polticas y con ello surgi de manera paralela el

    discurso neoliberal en el que se negaba su capacidad como regulador del sistema en

    su conjunto.

    El modelo mixto quedaba as en entredicho, y la ideologa ms crtica en este sentido

    fundamentaba sus argumentos en el crecimiento exacerbado de la burocracia, cuyo

    desarrollo vendra dado por una lgica inherente a su propia naturaleza: la asuncin

    de responsabilidades por parte de las Administraciones Pblicas generara nuevas

  • exigencias que ampliaran las atribuciones de gestin de la burocracia y ahogara el

    espacio social necesario para la libre competencia.

    Como producto de este contexto surgen desde la vertiente neoliberal distintos autores

    y autoras que tejen un cuerpo de ideas que se ha venido a denominar como la Teora

    Econmica de la Burocracia. Para el tema de esta comunicacin, la importancia de

    esta teora es que en ella est el germen de que los discursos y lgicas de la

    productividad propias del mercado y la empresa se incardinen en las Administraciones

    Pblicas: la idea sobre la que se cimienta toda su argumentacin es que la gestin

    privada es ms eficiente que la burocrtica o pblica.

    Las ideas de Niskanen, uno de los mximos representantes de esta lnea de

    pensamiento, nos pueden servir de ejemplo para mostrar algunos de los fundamentos

    de esta teora. Este autor centra su anlisis en las y los directores de una agencia

    pblica. Segn Niskanen, burcratas, con el objetivo de maximizar sus propios

    intereses (salario, poder, prestigio, etc.) intentan maximizar el presupuesto de la

    agencia que dirigen. Esta lgica llevara una racionalidad reida con la eficiencia

    asignativa de recursos, ya que se producira un desajuste entre los servicios y bienes

    requeridos por la sociedad y un exceso de oferta ofrecida por la agencia. Dicho de

    otro modo, la racionalidad burocrtica de estas/as directores de agencia produce una

    gestin ineficiente a causa de una excesiva produccin de bienes y servicios que ni el

    Parlamento (rgano que asigna los recursos) ni la sociedad (beneficiaros de los bienes

    y servicios pblicos) demandan (Niskanen, 1976).

    En definitiva, el prisma desde el que observa la actuacin de las Administraciones

    Pblicas la Teora Econmica de la Burocracia es el de la productividad ineficiente

    entendiendo esta como la maximizacin de recursos sin una lgica productiva. Esto

    llevara directamente a dos consecuencias; la primera es que hay que instaurar

    lgicas de la eficiencia propias del mercado y la empresa; la segunda, que hay que

    reducir el gasto pblico para lograr esta eficiencia.

    Sin embargo, estos argumentos olvidan una serie de aspectos que conviene tener en

    cuenta cuando hablamos de las Administraciones Pblicas. En primer lugar, el estudio

    de la productividad y el rendimiento de las agencias pblicas se debe abordar desde

    un enfoque distinto. Para saber si la gestin de una empresa ha sido positiva basta

    con mirar su balance entre beneficios y prdidas y compararlo con las empresas con

  • las que compite o bien con su productividad en otros momentos del tiempo. Sin

    embargo, en una agencia pblica, el presupuesto viene dado por un rgano de

    asignacin (el Parlamento) y la eficiencia slo se puede medir si la consecucin de los

    objetivos con ese presupuesto se ha cumplido. La lgica es distinta: mientras que en

    las empresas la productividad se mide en trmino de rendimiento en el mercado, en

    las agencias pblicas se mide en rendimiento ante la ciudadana. Miguel Beltrn

    resume de manera precisa estas diferencias:

    La racionalidad del burcrata no es la del mercado, entre otras razones porque nunca se atribuyen en el mercado responsabilidades tan amplias como en la Administracin del Estado (la salud pblica, la educacin, el orden pblico y cosas as) con una asignacin de recursos tan limitada. La racionalidad del burcrata, pues, hay que buscarla en el mbito poltico de las organizaciones pblicas, que es en el que desarrollan su actividad profesional. Lo nico que cabe sugerir aqu es que no se trata de una racionalidad que conduzca a una mayor o menor eficiencia que la del mercado, sino que es diferente y, quiz, ms compleja (Beltrn, 1986).

    Por tanto, el estudio de la productividad en las agencias pblicas ha de llevarse a cabo

    desde otras perspectivas, como bien nos dice este autor, quien aboga porque el

    anlisis de polticas pblicas (policy analysis) se convierta en una herramienta

    estructural para evaluar la eficacia y eficiencia de este tipo de organismos.

    No es este texto el espacio para deliberar sobre el modo en que se podran articular

    este tipo de valoraciones. Nuestra lnea de reflexin es otra y remite a un tipo de

    cuestin radicalmente distinta. Lo que nos interesa analizar es cmo se puede evaluar

    la eficiencia y la eficacia en las labores desarrolladas por las y los socilogos y

    politlogos dentro de la administracin. Como veremos, es un tema complejo con

    muchas dimensiones; nos conformaremos con analizar algunas de ellas no sin antes

    acotar tambin algunos aspectos.

    Eficacia, eficiencia y posibles dilemas ticos de las y los socilogos/politlogos en las administraciones

    A lo largo de todo este texto hemos estado reflexionando en trminos de lo que

    Weber denomina como tipos ideales, es decir, conceptos heursticos plausibles que

    permiten establecer categoras de anlisis aplicables al estudio emprico (Weber,

    1958). De este modo hemos venido hablando de Administracin Pblica como algo

    nico an sabiendo de la heterogeneidad existente dentro de este tipo de

  • organizaciones. Igual nos ha ocurrido con la sociologa y ciencia poltica, profesiones

    distintas entre s y que pueden contar con muy diversas atribuciones dentro de cada

    una de ellas. En este sentido, y para entender de manera correcta el anlisis que

    viene a continuacin, hay que realizar otra especificacin relevante: nuestras

    reflexiones no incluyen a la actividad desarrollada por aquellos y aquellas

    profesionales de la sociologa y la politologa que ocupan algn cargo de direccin o un

    puesto ejecutivo dentro de la agencia pblica (jefaturas de servicio, entre otras), sino

    que nicamente se remiten a profesionales que realizan un papel tcnico en puestos

    inferiores. Es importante tener presente este aspecto porque el campo social en el que

    desarrollan sus prcticas y estrategias cada uno de ellos es distinto.

    Una vez aclarado este particular, nos encontramos con una primera dificultad para

    nuestro objetivo. Este no es otro que medir la eficacia y la eficiencia de las labores

    que desempean. Hay ciertas actividades como la produccin de bienes en donde es

    ms fcil observarlo: bastara con analizar la cantidad de ellos producidos y su

    calidad. Ms difcil es medir la calidad de un servicio directo, pero herramientas como

    la satisfaccin de las personas usuarios, por ejemplo, ante la educacin o la sanidad,

    puede darnos datos para evaluar la eficacia del servicio e indicadores concretos de su

    productividad y eficiencia (alumnado matriculado, o que repiten del lado de la

    educacin, o nmero de operaciones con xito y nmero de mdicos por habitante por

    el lado de la sanidad). Sin embargo, el trabajo de las y los socilogos/politlogos en

    numerosas ocasiones no tiene que ver con este tipo de tareas. Sus funciones no son

    como el de un enfermero o una profesora ni tan siquiera tiene que ver, por ejemplo,

    con el de una persona empleada de la administracin de justicia que est realizando

    un trabajo que terminar siendo de acceso directo para el pblico. Por el contrario, en

    numerosas ocasiones las y los socilogos/politlogos trabajan en mayor grado con

    vistas a los objetivos intermedios de la agencia pblica en la que trabajan, que en los

    objetivos finales que esta propia agencia desarrolla respecto a las y los

    usuarios/ciudadanos.

    En una empresa privada la diferenciacin entre estos dos niveles de objetivos es

    mucho menor. Aunque se pueden dar excepciones, en su seno todas las personas

    trabajadoras actan dentro de su funcin con el objetivo global de que su empresa

    sea ms productiva. La organizacin de las administraciones es distinta a la de las

    empresas pero tambin en ellas se producen relaciones de competencia. Las distintas

    agencias pblicas compiten entre s, pero a diferencia de las empresas que pueden

  • abrirse nichos de mercado, los recursos pblicos estn demarcados de antemano por

    los presupuestos aprobados por los Parlamentos, por lo que el espacio de competencia

    est limitado a priori.

    De hecho, un buen nmero de los recursos de las agencias pblicas se dedica a

    actividades para la bsqueda de mayores recursos a travs de promocionar el bien o

    servicio que oferta (mediante notas de prensa, actividades pblicas, gastos de

    imagen, etc.) con el fin de asegurarse una asignacin superior en la prxima partida

    presupuestaria (Faith, 1980). Y es precisamente en este tipo de funciones en el que

    en muchas ocasiones las y los socilogos/politlogos son muy tiles para las agencias

    pblicas a travs de dos tipos de actuaciones. En primer lugar, por su conocimiento de

    la realidad social y el funcionamiento del sistema poltico. Este tipo de profesionales

    pueden detectar problemas y necesidades sociales en los que es necesario la

    actuacin de la agencia para ofrecer un bien o un servicio, lo que permitira a la

    direccin de la agencia realizar movimientos estratgicos con fundamento que

    permitan justificar una ampliacin de los presupuestos ante las y los polticos que en

    ltimo trmino gestionan los presupuestos. En segundo lugar, pueden desenvolverse

    con destreza en lo que podramos denominar como political advertising o, dicho de

    otro modo, ayudar a la agencia a mostrar a la opinin pblica el trabajo realizado de

    una manera certera, ya que conocen en mayor medida que otros/as profesionales los

    mecanismos que configuran la realidad social.

    Si volvemos a la pregunta inicial (cmo se puede medir la eficacia y la eficiencia de las

    funciones de socilogos/as y politlogos/as en las Administraciones Pblicas), y

    aunque no podamos dar una respuesta final debido a la diversidad de cometido que

    pueden desarrollar este tipo de profesionales, s que podramos decir de manera

    general que su productividad viene en gran medida determinada por sus capacidades

    para detectar necesidades pblicas insuficientemente atendidas y, con relacin a ello,

    en favorecer las estrategias de expansin presupuestaria de las agencias pblicas en

    las que desarrollan su actividad.

    Sin embargo, cumplir con estos dos criterios puede derivar en dilemas valorativos, ya

    que en momentos concretos ambos intereses (de la agencia y de la ciudadana)

    pueden ser percibidos por el o la profesional como contradictorios. Este tipo de

    planteamiento nos hara entrar de lleno en el terreno de la tica. Cada vez son ms

  • las personas dedicadas a la investigacin que creen imprescindible incluir en el estudio

    de la gestin de las administraciones y en el de la labor desempeada por las y los

    trabajadores pblicos, la dimensin tica. Esta perspectiva de anlisis afirma que es

    imprescindible crear un marco tico de manera previa a los criterios de eficiencia y

    eficacia con el fin de asegurar que los principios fundamentales de democracia y

    equidad que estn en la base de los servidores pblicos, quedan preservados

    (Subirats, 1996).

    Derivado de ello, las y los autores que adoptan este tipo de enfoque, rebaten la

    concepcin de las administraciones como agencias neutras, carentes de intereses

    polticos, cuyo principal objetivo es producir bienes y servicios pblicos de manera

    eficiente dando la espalda a aspectos valorativos y conflictivos de la democracia. Esta

    concepcin, afirman, dista mucho de ser neutra ya que engarza plenamente con las

    concepciones neoliberales (Waldo, 1952).

    Por tanto, y volviendo a los dilemas ticos que se le pueden presentar a las y los

    profesionales de la sociologa y de la ciencia poltica en el desarrollo de su trabajo

    dentro de las administraciones, es comn que puedan surgir conflictos de valores

    profesionales y organizacionales (Villoria, 2007). Como bien establece Villoria, este

    tipo de dilemas no simplemente tienen que ver con las caractersticas profesionales y

    del carcter de cada individuo sino tambin, y de manera decisiva, la cultura

    organizacional de cada agencia configura en gran medida las actitudes y valores ticos

    de sus trabajadores y trabajadoras. Este autor, siguiendo el modelo establecido por

    Hood, modelo que a su vez fue tomado de la obra de la antroploga Mary Douglas,

    establece cuatro tipos posibles de gestin dentro de las organizaciones pblicas:

    1. La va fatalista, cuyas caractersticas principales son la baja cooperacin entre

    sus miembros y una fuerte normatividad.

    2. La va jerrquica con una fuerte normatividad fundamentada en un fuerte

    proceso de socializacin y una gran cohesin interna.

    3. La va individualista, con un alto nivel de atomizacin entre sus miembros que

    persiguen de manera aislada sus intereses, con una normatividad laxa y con

    alto grado de negociacin.

  • 4. La va igualitaria, que son organizaciones caracterizadas por una fuerte

    socializacin, baja normatividad, elevada participacin y altos niveles de

    cooperacin.

    Ninguno de estos modelos o tipos ideales suponen una receta que asegure el ejercicio

    de la actividad pblica de una manera ms eficiente. Tampoco ninguno de estos

    modelos garantiza que no se presenten dilemas ticos entre las y los trabajadores

    pblicos o desajustes ms graves como posibles casos de corrupcin. Sin embargo,

    para el tema que nos ocupa, s parece a simple vista que hay algn modelo que puede

    favorecer la actividad de las profesiones sobre las que estamos reflexionando; de los

    modelos de cultura de la organizacin que propone Hood, el cuarto, que denomina

    como igualitario, presenta caractersticas ms cercanas al correcto desempeo de la

    sociologa o de la ciencia poltica. Si buscamos los motivos que justifican esta

    afirmacin, podemos al menos enumerar los siguientes:

    1. Este tipo de instituciones permiten establecer en mayor grado una tica de los

    fines, y no de los medios (Ibid; 2007). De este modo, y en relacin con lo

    anteriormente expuesto en lo relativo a la eficiencia, si las y los profesionales

    de la sociologa/politologa pueden realizar sus tareas de prospeccin de la

    realidad social minimizando la mediacin de aspectos tales como la bsqueda

    de recursos en competencia con otras agencias pblicas, podrn articular

    informes o diagnsticos ms cercanos a las demandas reales de la ciudadana.

    2. Las organizaciones con estas caractersticas no se guan nicamente por valores

    instrumentales de productividad empresarial. El ejercicio de estas profesiones

    no podra realizarse en un marco institucional basado en estos principios ya que

    a veces es necesario un contexto de reflexin sin las urgencias del mercado,

    para dimensionar las necesidades y demandas sociales en toda su complejidad.

    3. Un modelo de organizacin jerrquica con una fuerte estructura piramidal no es

    compatible con un marco institucional que permita la actitud crtica necesaria

    para evaluar correctamente las decisiones de los directivos de las agencias y,

    en ms alta instancia, las decisiones de las y los representantes polticos.

  • 4. Por ltimo, este tipo de instituciones favorece en mayor grado la actividad

    cientfica, y en especial la de las y los cientficos sociales. Para desarrollar la

    labor cientfica es necesario no estar sujeto a estmulos externos que influyan

    en la interpretacin de la realidad que se est explorando. Asimismo, tambin

    es necesario ponderar los propios valores; en este sentido y utilizando trminos

    de Norbert Elias, estaramos ante el dilema entre el compromiso y el

    distanciamiento que todo cientfico social tiene que afrontar cuando intenta

    estudiar la realidad social:

    Los cientficos sociales no pueden dejar de tomar parte en los asuntos

    polticos y sociales de su grupo y poca, ni pueden evitar que estos los

    afecten. Adems, su participacin, su compromiso, constituyen una de

    las condiciones previas para comprender el problema que han de resolver

    como cientficos. () As pues, ste es el problema con el que se topan

    todos aquellos que estudian este o aquel aspecto de los grupos

    humanos: Cmo es posible mantener inequvoca y consecuentemente

    separadas ambas funciones, la de participante y la de observador?

    Cmo pueden los cientficos sociales, en tanto que conjunto profesional,

    establecer en su trabajo cientfico el predominio indiscutido de las

    funciones de observador? (Elias, 1983).

    Las respuestas a estas preguntas son complejas pero un elemento necesario para que

    las y los cientficos sociales puedan ejercer la reflexividad y la observacin con niveles

    equilibrados de compromiso y distanciamiento, pasa sin duda porque desempeen sus

    trabajos en organizaciones con una cultura tica que de cobijo a la libertad de

    planteamientos cientficos, aunque estos no estn de acuerdo con los planteamientos

    dominantes.

    En conclusin, instituciones que favorecen la circulacin de ideas con una estructura

    jerrquica porosa a la negociacin de las decisiones y, en definitiva, con estructuras

    que favorecen la equidad y la participacin, parecen ser las ms proclives para el

    ejercicio de la sociologa y de las ciencias polticas. Y esta reflexin quizs sea

    extensiva a cualquier ejercicio de la actividad pblica.

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    RESUMEN: El objetivo de esta comunicacin es reflexionar sobre el desempeo de dos disciplinas fundamentales para el conocimiento de la realidad social, la sociologa y la ciencia poltica, dentro de las Administraciones Pblicas. Se cuestionar su especificidad, y se describirn escenarios en los que se observa la relacin entre las administraciones y la investigacin social/poltica.INTRODUCCINESTADO DE LA CUESTIN: LOS ESTUDIOS DE SOCIOLOGA Y CIENCIA POLTICA Y SU PRESENCIA PROFESIONAL EN LAS ADMINISTRACIONESQU USOS SE LE OFRECE A ESTAS DISCIPLINAS DENTRO DE LA ADMINISTRACIONES?LA INFLUENCIA DE CULTURA ORGANIZACIONAL DE LAS ADMINISTRACIONES EN LAS FUNCIONES DE SOCILOGOS Y POLITLOGOSEl discurso de la eficiencia y la eficacia en la gestin de las Administraciones PblicasEficacia, eficiencia y posibles dilemas ticos de las y los socilogos/politlogos en las administraciones

    REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS