el nortecito

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EL NORTECITO Era una niña de bien, no, que niña bien, si siempre fue rebuzno y saboteo y salirle con peloteras a mi mama. Pero leía mis libros-Clarisolcita- Por: f l o w Ella patino fuera del norte porque descubrió, no en palabras y menos en conscientes actos, que a la final, las convivencias con los niños de bien del norte de Cali, terminaban siempre desenformadas entre una gran sonrisa de superficialidadesa la larga, el frío filo de cómo el nortiche de la época, saca y taja sus amistades de una forma rutinariamente tan mezquina, y tan egoísta, que a la larga lo terminan es asociando, a lo bien, solo con otros iguales a él; y esto lo hace aun sabiendo el nortiche que en otras partes de la ciudad viven y cohabitan seres humanos con otros colores y menos cantidad de combustible Pero mejor cambiemos de tema y volvamos a Clarisolcitaporque en aquel día, ella vio que sus alrededores se encontraban solitarios, y como que tocaban a su puerta nuevos sabores, mas al no tener con quien compartirlos, entonces se encaminó Sexta arriba como en automático, hasta cuando se dio cuenta y vio que estaba sobre la Quintadel puente para allá… en el punto donde por tolerancias arquitectónicas y de diseños se tocan las dos calles más importantes

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Un encuentro entre Andres Caicedo y Clarisolcita en la Cali de los 70's

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Page 1: EL NORTECITO

EL NORTECITO

Era una niña de bien, no, que niña bien,

si siempre fue rebuzno

y saboteo y salirle con peloteras

a mi mama. Pero leía mis libros…

-Clarisolcita-

Por: f l o w

Ella patino fuera del norte porque descubrió, no en palabras y menos en

conscientes actos, que a la final, las convivencias con los niños de bien del norte

de Cali, terminaban siempre desenformadas entre una gran sonrisa de

superficialidades… a la larga, el frío filo de cómo el nortiche de la época, saca y

taja sus amistades de una forma rutinariamente tan mezquina, y tan egoísta,

que a la larga lo terminan es asociando, a lo bien, solo con otros iguales a él; y

esto lo hace aun sabiendo el nortiche que en otras partes de la ciudad viven y

cohabitan seres humanos con otros colores y menos cantidad de combustible…

Pero mejor cambiemos de tema y volvamos a Clarisolcita… porque en aquel día,

ella vio que sus alrededores se encontraban solitarios, y como que tocaban a su

puerta nuevos sabores, mas al no tener con quien compartirlos, entonces se

encaminó Sexta arriba como en automático, hasta cuando se dio cuenta y vio

que estaba sobre la Quinta… del puente para allá… en el punto donde por

tolerancias arquitectónicas y de diseños se tocan las dos calles más importantes

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de Cali, allí donde se rozan por la vena que va desde donde quedaba el Teatro

Bolívar al final de la Sexta, hasta el ano del Inter…

Allí en plena Quinta, a eso del San Antonio… que sobre esta calle en ese

entonces botaba un puñado de casuchas feas, con tipos guavalosos de estómagos

gigantescos abiertos e inflados que fabricaban hacia afuera miradas ascosas que

enturbiaban hasta al viento, y que las empujaban a ver si encajaban y

alcanzaban a la melena rubia que cargaba esa pelada, como le decían a

Clarisolcita entonces, cuando todavía salpicaba su brillo a dondequiera…

Pero antes de que sus piececitos blancos abandonaran la frontera del nortecito,

apareció un tipo larguirucho, piernas flacas entre blujines y camiseta,

desgarbado él, con gafas gigantescas y mechas largas… levanto la mano como

saludando y dijo:

- hola, soy Andrés, vivo en San Antonio, a vos como te llaman?

- Clarisol –dijo a secas, como sospechando del tipejo

- Pareces como perdida

- El norte sucks, ya nadie vibra como antes, están tan saturados de las

cosas que hacen, que se encierran en sus pequeños mundos… -cerro

ella los ojos y continuo, están como muertos… -su voz sonó esta vez

como resquebrajada…

- Fresca hermana, venga la llevo a un parche súper-chévere, no queda

en el nortecito… a mí también me toco buscar otros horizontes, soy de

Arboleda, que es como parte de ese “Nortiche” high class de mierda…

- Donde queda ese parche que decís… -dijo Clarisolcita en esperanzas.

Page 3: EL NORTECITO

- En la mitad de la ciudad, no es sur, ni centro y menos el oriente,

mucho menos el norte poluto y vulgar, es un lugar central, donde se

reúnen los mejores creadores de ideas, después de la explosión de

Lola Palluza, se llama Ciudad Solar…

- Si claro, los otros duermen en laureles podridos o sucios cegados por

la explosión… se fue Lola y nos dejo solos…

- Que te gusta hacer a vos, -le dijo Andrés como cambiándole el tema

mientras bajaban al frente de esa capilla vieja al comienzo de la quinta

- Yo soy como enredadera de night club, es todo lo que sé hacer, bailo

plano, lleno y con puente pero en solitario

- Bacano… que más te gusta –le dijo como queriendo sacarle del fondo,

lo oculto que no sale sino en épocas de traumas…

- El cine

- Ah, ahí si bailamos juntos y parlamos el mismo idioma…

- Me gustaría hacer mi propia película

- Sobre que…

- Sobre mi vida de enredadera nocturna en ese nortecito maldito

- Yo escribo guiones de cine y estudio teatro con Buenaventura… -

emocionado Andrés se prolongaba, por ahí hay un man Nicholls de

una agencia de publicidad, me presta una cámara a veces cuando me

da por esas, te gustaría sentarnos en esa panadería a ver como

unimos cables –la sonrisa cautivante de Andrés estaba contagiando el

ambiente, mientras que el viento revolvía esa melena rebelde que

traía en carboncillo dibujada como ondas alrededor de sus gafas.

- No sé, -decía melancólica Clarisolcita, parecía que ya nada le llamaba

la atención , el brillo de su pelo se había ido quedando pegado poco a

Page 4: EL NORTECITO

poco entre sabanas de muchas camas de numerosos parches que aun

ni recordaba al mirarse en el espejo… ese espejo era su lente de

cámara con sus blow-ups y close-ups a las marcas que le dejaba la

rumba y el descontrol entre la piel de su cara… miro Clarisolcita hacia

abajo, encontró en la mesa barata de panadería caleña de esquina de

barrio, un sentir vacío y plástico al tocar el elemento con forma de

mueble donde se sentaba… levanto lentamente sus ojos tiro a un lado

el pandebono mordisqueado y vio al flaco gafufo ese, larguirucho que

acaba de conocer, y en un espacio de 1/8 de segundo, rechazo la

remota idea de tal vez brincar con él entre cualquier catre o cualquier

pastizal húmedo, sobre una madrugada de monte o junto al

cementerio del bajo norte, allá en ese lote feo, cerca de una lapida

donde se leía “Que Viva la Música” sobre un mármol barato comprado

de segunda en la olla donde cocinan las ratas de la Dieciséis todo lo

que se le roban a los despabilaos que no saben que Santiago de Cali es

maldito para todos los entrelazados en cualquiera maldad… miró bien

a los ojos de Andrés y se le fueron pudriendo poco a poco en el mirar

las formas hasta que solo un esqueleto le hablaba como desde ultra

tumba

- Vamos chicaaa, eeestaaas, bieeennn ¿??? –pensamientos de Pance y

del gringo que degollaron por huevon se le atravesaban a

Clarisolcita… no de los que matan las guerrillas, esos son sapones,

sino ese rosadito boludo, que hace de inocentón cuando está de visita

en tierra latinoamericana, su sangre había rebotado en piedras del río

Pance, no la había podido absorber la tierra todavía, la sangre se

devolvía clamando a gritos, buscando un hábitat, y gota a gota, al

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frente de ella, un segundo más tarde recuperaba el esqueleto de

Andrés sus formas humanoides , esta vez tenía el aspecto del gringo

rosadito muerto y la sombra de la pendeja pero buenota de la María

Lata Bayò, con esa cara de estúpida que puso cuando vio que

Clarisolcita no era el anhelo de un Pellar sobre el Valle del Renegado,

sino la pesadilla de sangre de un gallinazo sobre piel infiltrada en

tierra ajena.

- Sí, claro –le dice ella, ahora ya veo mejor, me gustaría hacer una

película sobre mi vida… llevo la marca de una muerte lenta que

identifica al drogo de mi generación, que pasó veloz como relámpago

dentro de una sociedad vulgar y poluta… atravesándola como flecha

maldita de una forma especial…

- Tenes ideas macabras, empotradas detrás de esa melena rubia…

- Nada en mi es de confianza, le eché de todo a la olla y soy la prueba

del producto… salsa de mi confusión

- Terminate pues esa gasimba y nos pisamos donde los publicistas a ver

como es con la cámara filmadora

- Nada de libretos chimbos gomosos de rutina escolástica… simon?

- Simon pelada, a lo bien, en vivo y en directo sin escamas

Bajaron un rato por entre el nortecito, de vuelta, miraron al frente del lujoso

lugar y preguntaron por Hernán… salió el viejo barbudo con ese caminao que

lleva y la sonrisa que no se le despega aun después de unas cuantas rumbas de

polvo loco, que hubo mijito -nos decía, como les va… y esa princesita que te

acompaña?, vengan nos sentamos tranquilitos en mi oficina, y me cuentan que

viento les trajo por estos lares…

Page 6: EL NORTECITO

Andrés se acordó de la historia que les había contado Hernán, aquel día que

filmaban unas tomas a un concierto de rock en el Pedregal con el Mayolo y el

Diego León: había confesado él haber matado un negro por allá por entre algún

cañaduzal, sobre cualquier carretera nocturna del Valle del Cauca, mientras

conducía su convertible a mas de 200 por hora a oscuras y perico… claro que él

no sabía si lo que paso fue real o producto de su imaginación… aunque recuerda

haberse dado con algo… detuvo el auto más adelante, retrocedió al punto de

coalición rápidamente, el olor a caña era lo único real, como testigo de la escena,

las estrellas miraban desde la vía Láctea. Cuando enfoco las luces del automóvil

sobre la carretera, se acuerda que vio un bulto, puso en neutro y bajo

lentamente, se acerco al montículo y vio que era como el cadáver de un negro…

al segundo, sombras similares se le acercaban y le rodeaban como

preguntándole sobre la transgresión… era de madrugada y no debería haber ni

un alma, estaba en la mitad de ningún lugar… pero allí, a su rededor, le

susurraban sombras oscuras con manos ásperas de trocar cañaduzales, machete

al cinto y olor a muerte en las miradas que reflejaba la encadelillante luz del

carro. Hernán solo recuerda haber volado hacia el automóvil rápidamente,

temeroso, no, temeroso no, muerto de la paranoia y el terror y corrió hacia Cali

… a los tres días, tratando de recordar, no sabía si había vivido lo que imaginó o

era solo producto de su rumba y el exquizo sulfúrico del polvo. Decía que a los

meses le dio por pasar por el sitio que recordaba, y creía haber visto la huella

oscura de algo y los quemones de unas llantas, y en una esquina del camino,

huellas descalzas de pies gruesos que miraban la escena invisible de un crimen

de una tal vez muerte no anunciada.

Recogieron la cámara y Clarisolcita salió con ganas de vomitar del lugar, el

pericazo que se había pegado, le había revuelto la existencia interna a tripas en

Page 7: EL NORTECITO

revolución en contravía… al Che Guevara, lo habían encontrado por allá en una

selva Boliviana, pero decía el Grillo que lo iban a asesinar, porque vivo en una

cárcel latinoamericana, no le convenía a los gringos. Las ordenes del Tío Sam a

los generales títeres bolivianos, eran de muerte, muerte hacia el silencio… lo que

no supieron los CIAs, fue que luego de la balacera , entre el humo, nacieron los

símbolos sobre camisetas de un líder, un pensador, un ideólogo, un héroe

solitario… pero para Clarisolcita, todo ese borolo se le venía en forma de vomito

en el baño de la agencia de publicidad, y ella vomito verde y lo dejo en el piso a

propósito, por aquello que pensaba que una publicidad no era arte, era como el

mata-arte vendido a la extensión y expansión de un sistema con licencia para

ocultar la verdad cruda a un pueblo con afiches bonitos de algo burgués y

ridículo en el nombre del biyuyo que todo lo traspoyaba…

Andrés filmaba el verde del vomito, siguió a Clarisolcita desde ese día por todos

lados, aun le filmo la escena cuando Ricardito la visito aquella tierna mañana en

su cuarto, y el día que Clarisolcita se desnudo todita y luego se tiro sobre una

piedra grande y blanca del Río Pance, sin temor a nadie, ni del sol, y Ricardito

solo estimaba en mirarla. Las tomas al espejo no las hacia Andrés, la cámara se

la llevaba Clarisolcita y dentro su intimidad, la colocaba en una esquina, o sobre

un asiento, o sobre lo que fuera, hasta en el piso, y la dejaba rodar… rodaba y

rodaba hasta que consumía los carretes de la filmadora que Nicholls pagaba

sodandose el revelado, los close-ups y el polvo loco que se les pasaba por entre

las venas cuando editaban… a veces era difícil sacar a Clarisolcita de esos huecos

donde se iba a vivir, que cogía como hogares pasajeros a su tumultuosa soledad

que le opacaba el alma. Una amiga de ella me dice que ahora parece un cadáver

buscando gotas de sangre que caen sobre el pavimento, rellenando su existencia

Page 8: EL NORTECITO

frente a un espejo y metiendo de todo, hasta pega… por eso Andrés le termino

diciendo el ultimo día que se vieron, que ella se parecía más a la heroína que él

se metía. Apago e hizo clic-off la cámara, y se apago para siempre la Siempre

Viva.

Fin