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ESTADO DEL MUNDO 55 O A S I S , N ° 10 El mundo árabe después del 11 de septiembre Azzedine Rakkah* Ceri – Sciences Po. correo electrónico: martí[email protected] * Fecha de entrega, 15 de julio de 2004. Fecha de aceptación, 25 de octubre de 2004.(Traducido del francés por María Yolanda Medina) 1 Abdallah Saaf. Le discours strat égique arabe. Constantes et variations . Cahiers du Lumiar. 1994. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 provocaron una colosal onda de choque en la comunidad internacional. En Estados Unidos, Europa y el mundo ára- be-musulmán, se impuso una lógica de se- guridad, que llevó a la formación de una amplia coalición, a la que se unieron esta- dos deseosos de participar en la “guerra contra el terrorismo”, lanzada por la ad- ministración Bush. Paralelamente al sur- gimiento de esta coalición, se definió un “Eje del mal”, y se estableció la misión de vencerlo. Si bien es demasiado pronto para poder extraer las consecuencias políticas, sociales, económicas y militares de esta nueva estrategia con respecto al mundo árabe, hay dos estados que están viviendo transformaciones más o menos profundas, todas ellas inherentes a la nueva estrategia global de la “guerra contra el terrorismo”: Iraq y Libia. NUEVOS TEMORES Desde los atentados del 11 de sep- tiembre, los estados árabes se han visto confrontados con nuevas amenazas en el campo de la seguridad. Con anterioridad a estos hechos, el concepto de seguridad se articulaba alrededor del problema israe- lí-palestino (Líbano, Siria, Palestina), de diferendos territoriales (Iraq/Kuwait; Marruecos/Argelia; Sudán/Egipto), del apoyo al terrorismo y a la imposición de embargos (Libia, Sudán) y, finalmente, de la violencia islamista (Argelia) 1 . Pero, en los últimos años, los estados árabes han visto emerger nuevas formas de inseguridad:

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Page 1: El mundo árabe después del 11 de septiembre - Dialnet · ESTADO DEL MUNDO 58 6 Bernard Lewis. Que s´est-il passé? L´Islam, l´Occident et la modernité. Paris. Gallimard, 2002

Capítulo 1E S T A D O D E L M U N D O

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El mundo árabe despuésdel 11 de septiembre

Azzedine Rakkah*

Ceri – Sciences Po.

correo electrónico:

martí[email protected]

* Fecha de entrega, 15 de julio de 2004. Fecha de aceptación, 25 de octubre de 2004.(Traducido del francéspor María Yolanda Medina)1 Abdallah Saaf. Le discours strat égique arabe. Constantes et variations. Cahiers du Lumiar. 1994.

Los atentados del 11 de septiembrede 2001 provocaron una colosal onda dechoque en la comunidad internacional. EnEstados Unidos, Europa y el mundo ára-be-musulmán, se impuso una lógica de se-guridad, que llevó a la formación de unaamplia coalición, a la que se unieron esta-dos deseosos de participar en la “guerracontra el terrorismo”, lanzada por la ad-ministración Bush. Paralelamente al sur-gimiento de esta coalición, se definió un“Eje del mal”, y se estableció la misión devencerlo. Si bien es demasiado pronto parapoder extraer las consecuencias políticas,sociales, económicas y militares de estanueva estrategia con respecto al mundoárabe, hay dos estados que están viviendotransformaciones más o menos profundas,todas ellas inherentes a la nueva estrategia

global de la “guerra contra el terrorismo”:Iraq y Libia.

NUEVOS TEMORES

Desde los atentados del 11 de sep-tiembre, los estados árabes se han vistoconfrontados con nuevas amenazas en elcampo de la seguridad. Con anterioridada estos hechos, el concepto de seguridadse articulaba alrededor del problema israe-lí-palestino (Líbano, Siria, Palestina), dediferendos territoriales (Iraq/Kuwait;Marruecos/Argelia; Sudán/Egipto), delapoyo al terrorismo y a la imposición deembargos (Libia, Sudán) y, finalmente, dela violencia islamista (Argelia)1. Pero, en losúltimos años, los estados árabes han vistoemerger nuevas formas de inseguridad:

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2 Dawod Hosham. “L´Arabie Saoudite: un royaume en péril”, Pensée, No. 335, 2003.3 El presidente sirio, Bachar El Assad, en entrevista concedida al diario libanés Al Safir, manifestó claramentelas preocupaciones de Siria. La revista Maghreb-Machrek (No. 175, 2003) publicó un resumen en el queprecisa: “La entrevista tiene como propósito crear solidaridad en torno a Siria, que ha medido la amenaza que secierne sobre ella. Hay que demostrar que los planes estadounidenses e israelíes están en marcha y no se limitarán a laetapa iraquí. Detrás de los discursos beligerantes sobre el triunfo de la justa causa y del rechazo a doblegarse, aparecenlas verdaderas inquietudes: Siria sabe perfectamente que es un objetivo potencial en el futuro; también sabe que suposición en el Líbano se ve amenazada; y está consciente de las sanciones que podrían recaerle tras la reactivación del“Syrian Accountability Act”, p. 115.

Otros estados tratan de sacar provechodel nuevo orden árabe que se perfila.La diplomacia egipcia hace lo posiblepara ser vista como el Estado mediadorentre Oriente y Occidente y espera de-sarrollar una nueva renta con el “cho-que de civilizaciones”. Jordania y los“pequeños” estados del Golfo viven unperíodo de bonanza económica y asis-ten a la revalorización estratégica de susituación geográfica, ambos fenómenosestrechamente relacionados con la po-lítica de reconstrucción de Iraq.

BLOQUEOS POLÍTICOS

Y ECONÓMICOS: FUENTE

DE AMENAZAS ESTRATÉGICAS

El informe del PNUD (2002) sobreel “desarrollo humano en el mundo ára-be”, redactado por expertos árabes, con-tiene una nueva fuente de incertidumbrepara la estabilidad del sistema internacio-nal. Los autores señalan que la poblacióndel mundo árabe, estimada en 280 millo-nes en el año 2000, pasará a cerca de 480millones en el 2020, crecimiento demo-gráfico que ocurre en un contexto carga-do de consecuencias políticas. En efecto,

La amenaza y la violencia de Al-Qaeda,que vuelve frágiles a estados árabes quehasta entonces no se habían visto afec-tados por la violencia (Arabia Saudita,Marruecos)2.El temor a una confrontación directacon los Estados Unidos, como conse-cuencia de la invasión y el posterior de-rrocamiento del régimen de SadamHussein (Siria, Líbano, Sudán)3.El temor a una democratización forza-da, con consecuencias políticas inciertas.

Las fuertes conmociones observadasse han traducido en la elaboración de nue-vas estrategias:

Los estados calificados por el Departa-mento de Estado como terroristas, sehan ido ajustando a la nueva situacióninternacional, con mayor o menor ra-pidez, para no quedar incluidos dentrodel grupo de países miembros del lla-mado “Eje del mal”. El análisis detalla-do de Libia muestra claramente elproceso de transición de un régimenpreocupado e impaciente por escapar,a toda costa, de la política de la admi-nistración Bush.

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4 Anthony H. Cordesman. “The Bush Administration has touched upon all these issues in its call for democracy inthe Arab world, but the end result has been slogans rather than substance... The end result is that the Administration´sefforts have generally appeared in the region to be calls for regime change favourable to the US, rather than supportfor practical reform”. The Transatlantic Alliance: is 2004 the year of the Greater Middle East?”, en CSIS.ORG.“La Administración Bush ha tocado todos estos temas en su llamado a la democracia en el mundo árabe. Sinembargo, el resultado final han sido eslóganes más que contenido... El resultado final es que los esfuerzos desarrolladospor la Administración en la región han sido más bien llamados a un cambio de régimen que le sea favorable a losEE.UU. en vez de constituir un apoyo a reformas prácticas”.5 “In a matter of only a few years, Palestine will be one of two new Arab democratic states. The other neonatal Arabdemocracy will be Iraq. These unthinkable developments will revolutionize the power dynamic in the Middle East,powerfully adding to the effects of the liberation of Afghanistan to force Arab and Islamic regimes to increasinglyallow democratic reforms. A majority of Arabs will come to see America as the essential ally in progress liberty in theirown lands”. Michael Kelly. Washington Post. Junio 26. 2002. Ver “Democracy Mirage in the Middle East”. CarnegieEndowment for International Peace. Octubre 2002. “En cuestión de dos años, Palestina sera uno de los dos nuevosestados árabes democráticos. La segunda democracia árabe en nacer será Iraq. Estas evoluciones insospechadas cambiaránradicalmente la dinámica del poder en el Oriente Medio, sumándose vigorosamente a los efectos de la liberación deAfganistán para forzar a los regímenes árabes e islmámicos a que permitan mayores reformas democráticas.

el mundo árabe sigue marcado por carac-terísticas profundas que obstaculizan sudesarrollo: ingresos bajos, inversiones re-ducidas, analfabetismo, condición de lamujer, etc. Las economías de los paísesárabes siguen siendo improductivas, engeneral, y al ritmo actual, se necesitarían120 años para que el nivel de ingresos seduplicara. A pesar de las riquezas petrole-ras, el peso económico de los estados ára-bes tiene pocos efectos en las sociedades.Por ejemplo, en 1999, el PNB de los paí-ses árabes, 530 mil millones de dólares,no alcanzó al de España, que fue de 595mil millones de dólares. Observacionescomo ésta resultan tanto más inquietan-tes cuanto que la juventud de las socieda-des árabes no logra imaginar que lasituación pueda mejorar, en razón de losbloqueos políticos y económicos de los re-gímenes autoritarios. Dentro de esta pers-pectiva, la preocupación de los países

occidentales ya no sólo tiene que ver conlos “estados terroristas”, sino que está re-lacionada más bien con la consideraciónde que estos estados producen “socieda-des peligrosas”, y son terrenos fértiles parala organización terrorista de Al-Qaeda.

Siguiendo el mismo orden de ideas,la lucha contra Al-Qaeda se está llevandoa cabo paralelamente con un trabajo depromoción de la democratización en elmundo árabe. Según la administraciónBush, el desarrollo del antiamericanismoy del antisionismo procede de la propa-ganda de los estados árabes4 autoritarios.¡Una vez liberadas de la servidumbre e in-tegradas en regímenes democráticos, lassociedades árabes ya no tendrán razonespara compartir “el odio” hacia los EstadosUnidos5! En últimas, los atentados del 11de septiembre de 2001 y la guerra en Iraqmarcaron los riesgos que los bloqueos po-líticos y económicos en los países árabes

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6 Bernard Lewis. Que s´est-il passé? L´Islam, l´Occident et la modernité. Paris. Gallimard, 2002.7 Burhan Ghalioun. Islam et politique. La modernité trahie. Paris. La découverte, 1977.8 Abdelwahab Meddeb. La maladie de l´Islam.‘Paris. Seuil. 2002. Hamadi Redissi. L´exception islamique. Paris.Seuil, 2004.9 Daniel Brumberg. Moyen Orient: l´enjeu démocratique. Paris. Michalon, 2003.10 En octubre de 2003, el ejército argelino firma un acuerdo de cooperación con el ejército turco. Para elgeneral Ozkok “este acuerdo bilateral permitirá a los dos ejércitos establecer y mantener una paz global en la regióny posibilitará también la diversificación de los otros espacios de cooperación militar”. ¿Esta cooperación será acasoel preludio de una definición más amplia del papel del ejército argelino? Tras la visita a Argelia, del generalCharles F. Wald, comandante adjunto de las fuerzas estadounidenses en Europa, la prensa argelina resaltó que:“Los Estados Unidos esperan que los dos ejércitos representen, en el futuro, los dos cerrojos de una estrategia de defensaen el Mediterráneo. Uno para la ribera occidental y el otro para la oriental”. Le Quotidien, 4 de octubre de 2003.

implican para el sistema internacional.Entre los factores que explicarían dichosbloqueos se encuentran factores históri-cos6, políticos 7 y religiosos8.

Paradójicamente, el Iraq de SadamHussein es el primer Estado árabe en su-frir un cambio radical como consecuen-cia de los atentados del 11 de septiembrede 2001. La administración Bush acusa alrégimen iraquí de connivencia con la redAl-Qaeda y de fabricar armas de destruc-ción masiva que podrían servirle a los te-rroristas. Después, el Estado iraquí seconvierte en el símbolo de una nueva po-lítica hacia el mundo árabe-musulmán. Laadministración Bush inicia la promociónde la democracia, incluso si ello implica eluso de la fuerza9. El objetivo es “liberar”sociedades sometidas a regímenes dicta-toriales a fin de favorecer el desarrollo denuevos valores: democracia, libertad y li-beralismo. Se lanza el debate en el mundoárabe: ¿Se podrá imponer la democracia?Y ¿Sería ella viable?

La invasión de Iraq, el derrocamien-to del régimen de Saddam Hussein y la

ocupación, dan al traste con todas las pre-visiones que se habían hecho sobre Iraqdurante el embargo. Libia es el segundoEstado árabe en efectuar rápidamente ajus-tes para acomodarse a la nueva situacióninternacional. El levantamiento definiti-vo del embargo, en diciembre de 2003, esproducto de la aceptación, sin condicio-nes, de las reivindicaciones del Consejode Seguridad. De manera inesperada, laLibia de Gadafi pone fin a su política deadquisición de armas de destrucción ma-siva y anuncia la apertura de Libia a refor-mas políticas y económicas. Ciertamente,desde 1999, fecha de la suspensión delembargo, Libia había ido marcando loshitos de su reinserción en la comunidadinternacional, pero no cabe duda que laguerra preventiva en Iraq surtió un efectoacelerador. Por último, Argelia, que salede una guerra civil asesina, se orienta deli-beradamente hacia el “modelo turco”. Elacercamiento con los Estados Unidos pro-duce como corolario la decisión del ejér-cito argelino de convertirse en “la Turquíadel mundo árabe”10.

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11 “El porvenir del mundo árabe es, según el redactor del diario Kuwaití El Watah, un futuro de confrontacionesnacionales. Después de la caída de Sadam, ningún régimen árabe, incluyendo Libia y Siria, tratará de dar algunamuestra de hostilidad hacia los Estados Unidos”. “Se cierran las últimas boutiques de eslóganes árabes”. Newsweek,10 de octubre de 2002.

Los cambios que afectan a Iraq, Libiay Argelia son sintomáticos de las transfor-maciones que están ocurriendo en el mun-do árabe, las cuales, además, pueden serinterpretadas desde perspectivas opuestas.Es así como para los partidarios de unnacionalismo virulento, antisionista y an-tiestadounidense, estas transformacionesmarcan el fin de las utopías nacionalistasy tercermundistas que surgieron en losaños sesenta y setenta11. En fin de cuen-tas, según ellos, es el final del “frente delrechazo”. Otros ven allí la victoria de lascompañías petroleras que, tras el períodode nacionalizaciones de los años setenta,recobran, con las reformas económicas deinspiración liberal, los mercados perdidos.De hecho, estos cambios son particular-mente reveladores de los impasses que en-frentan estos regímenes, con una enormeriqueza petrolera, pero profundamentedebilitados en el plano político, económi-co y de seguridad.

FINAL DE UN SÍMBOLO

Durante las dos últimas décadas, losaparatos de seguridad del Estado iraquí,del argelino y del libio han sido objeto deimportantes transformaciones. Durante ladécada de los setenta, en cada uno de lostres países, la formación de los aparatos

de seguridad se fundamentaba en la vo-luntad política de establecer las condicio-nes para el desarrollo de una potenciaregional. Iraq, Libia y Argelia respectiva-mente, fortalecidos por el maná petrole-ro, trataban de dotarse, en proporcionesdiferentes, de los atributos de las poten-cias militares. Las secuelas de la coloniza-ción británica en Iraq, de la italiana enLibia y de la francesa en Argelia, habíanmarcado profundamente las elites y losdirigentes militares de estos tres estados.Todos ellos crearon repúblicas de corte“socialista”, marcadas por una ideologíaprogresista. Los aparatos de seguridad es-tarán en el núcleo de estos estados y guia-rán, a través de los instrumentos políticos,los diferentes programas socioeconómicos.

Además, sus dirigentes compartiránuna misma desconfianza hacia las socie-dades, y desarrollarán actitudes populis-tas y demagógicas para ocultar el desdénque sienten por la sociedad civil. Durantelos años ochenta y noventa, estos ejércitos“nacionales”, populares y republicanos, sevuelcan contra sus pueblos, reprimiéndo-los. En Iraq, los kurdos y los chiítas seránlas principales víctimas de los aparatos deseguridad del régimen. En Argelia y enLibia, los islamistas serán víctimas de unapolítica de erradicación. Progresivamen-te, los aparatos de seguridad de los tres es-

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tados serán sometidos a embargo. El em-bargo total al Iraq de Sadam Hussein em-pezará tras la invasión a Kuwait en 1990.La Libia de Gadafi será sometida a em-bargo parcial después de los atentados per-petrados contra dos aviones. Y un embargomoral caerá sobre Argelia, imposibilitan-do el diálogo con sus dirigentes mientraspersista la política de erradicación de losislamistas. Sometidos a embargos, enfren-tados a guerrillas, y debilitados financie-ramente por el desplome de las economías,los aparatos de seguridad resistirán. Des-pués del 11 de septiembre, la trayectoriade cada uno de estos estados empezará aser divergente. Argelia, y más especialmen-te Libia, iniciarán un acercamiento muymarcado hacia los Estados Unidos, y esta-blecerán una política de cooperación enmateria de lucha antiterrorista. Iraq, encambio, se convertirá en el símbolo ymodelo de la política de los neoconserva-dores de la administración Bush.

IRAQ: EMBARGO,

DERROCAMIENTO DEL

RÉGIMEN Y RECONSTRUCCIÓN

Antes de experimentar la ocupación,Iraq fue sometido a un embargo total, conconsecuencias que se sienten en el Iraq dehoy. Durante cinco años, después de laguerra del Golfo, Iraq fue sometido a unembargo total cuyos efectos socioeconó-micos fueron desastrosos para la pobla-ción. La administración de EstadosUnidos decidió, de conformidad con los

términos de la resolución 687 de Nacio-nes Unidas (3 de abril de 1991), imponerun embargo casi total sobre Iraq. El siste-ma se asemeja mucho más a un castigocolectivo que a sanciones económicas pro-piamente. De esta manera, Iraq es someti-do al embargo más severo del siglo. Incluso,el propio Tratado de Versalles no había idotan lejos. Es cierto que los vencedores am-putaron el territorio alemán, obligaron alvencido a pagar las reparaciones y obstacu-lizaron su poderío militar, pero nada impi-dió que se restablecieran relacionescomerciales normales ni que se reconstru-yera su infraestructura. En Iraq, la comu-nidad internacional prohibió el materialnecesario para la restauración de las plan-tas de tratamiento de aguas o de las cen-trales eléctricas, so pretexto de que podríantener un “doble uso” civil y militar. Es cier-to que Iraq recibió autorización para ex-portar una pequeña cantidad de petróleo,al precio fijado por la ONU, pero la acti-tud de los Estados Unidos hizo que el su-ministro fuera prácticamente imposible.

Además, se impuso un bloqueo amedicamentos básicos y productos ali-mentarios, argumentando que podríanservir para la fabricación de armas quími-cas. Por ejemplo, debido a la falta de in-haladores, el asma pasó a ser unaenfermedad mortal. Se estima que qui-nientos mil niños menores de cinco añospagaron con sus vidas los rigores del em-bargo. En 1996, interrogada ante las cá-maras acerca del costo humano de lassanciones y de los quinientos mil niños

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12 Hosham Dawod. “Le pouvoir irakien, dix ans après la guerre”. Esprit. No. 2, 1998.13 Françoise Rigaud. “Irak: le temps suspendu de l’embargo”. Critique Internationale. No. 11, 1998.

muertos, Madeleine Albright, tomada porsorpresa respondió: “Creemos que eso valela pena”. En 1995, la FAO y UNICEF

anunciaron que cuatro millones de ira-quíes vivían en estado de “pre-hambruna”y que la vida de un millón de ellos, parti-cularmente niños, se veía amenazada.

Aunque a partir de 1996, las autori-dades iraquíes recibieron autorización paravender 2 mil millones de dólares de pe-tróleo cada seis meses, monto que en 1998fue llevado a 5 mil millones, y en 1999 sesuspendieron los topes, el mal ya estabahecho. Con el fin de supervisar la resolu-ción “comida contra petróleo”, una plé-tora de inspectores recibe el encargo decontrolar la aplicación de las condiciones:el 25% de los ingresos van para Kuwaitcomo reparación de guerra; la venta delpetróleo iraquí está a cargo de compañíasde negocios (83%); y el principal com-prador (el 60% de las exportaciones estánbajo control de la ONU) es el mercado deEstados Unidos.

Sin embargo, Iraq logra obtener 2.5mil millones de dólares al año por fueradel control de la ONU, gracias al desarro-llo del contrabando con los países veci-nos. Se estima que unos 110.000 barrilesdiarios salen hacia Jordania en más de2.000 camiones; 80.000 barriles diariosson exportados hacia Turquía; y 40.000barriles diarios parten hacia la península,

principalmente hacia Dubai. Pero el paísmás beneficiado con este contrabando fueSiria, que recibió cerca de 250.000 barrilesdiarios y que, como productor de petró-leo, pudo exportar su producción y aten-der las necesidades de consumo internomediante la llegada del petróleo iraquí.

Con el propósito de alimentar a lapoblación, desde 1996, el régimen logra elrepunte de la economía iraquí, acudiendoa “técnicas de evasión” de las sanciones. Elrégimen logra eludir la política de conten-ción de los Estados Unidos invalidando asíla hipótesis según la cual las sanciones loirían debilitando progresivamente12. Loulo-uwa el Rashid13 describe los tres períodosque le permitieron al régimen lograr unarecuperación económica. En 1995-96, esel período de la inflación; el gobierno acu-de a la emisión de moneda como modode redistribución, pero provoca la caídadel dinar iraquí (¡1.500 dinares por undólar!) De otra parte, el gobierno utilizalas reservas estratégicas acumuladas duran-te la guerra contra Irán, y los bienes to-mados a Kuwait durante la invasión. Enotras palabras, durante este periodo, elrégimen hace uso de sus reservas. Precisa-mente durante este tiempo, el gobiernoalienta el contrabando y desregula el co-mercio exterior. El segundo período,1997-1998, se caracteriza por la explosióndel comercio exterior, que se traduce en

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14 International Crisis Group. “Irak: Building a new Security Structure”. No. 20, 2003. Donna Miles “Iraqi CivilDefense Corps Grows in Number and Role”. American Forces Press Service. http:www.defenselink.mil/cgi-bin.

importaciones masivas de productos y bie-nes de consumo. El mercado muestramejoría y la escasez de bienes y productosde los años 1993-1995 se va alejando. Eltercer período comienza a partir de 1998y se caracteriza por una disminución delos compromisos del Estado (privatizacióndel sector socialista, autofinanciamientode las empresas, autosuficiencia financie-ra, remuneración de los funcionarios deacuerdo con el rendimiento, etc.). El ré-gimen logra satisfacer parte de las necesi-dades de la población.

Según los baatistas, la política extran-jera de los Estados Unidos estaba directa-mente influida por Israel. El pretexto dederrocar a Sadam Hussein oculta, de he-cho, la voluntad americano-israelí de des-truir “el potencial geopolítico” de Iraq paraque el Estado retorne a la órbita de losEstados Unidos, como había sucedidodurante la época del llamado “Pacto deBagdad” (acuerdo firmado en 1955 entreIraq, Turquía, Pakistán e Irán, bajo la in-fluencia anglo-americana, y del que Iraqse retiró en 1959). Dentro de esta pers-pectiva, los Estados Unidos utilizaron aIraq durante la guerra contra Irán por serun país que amenazaba los intereses esta-dounidenses en Arabia Saudita y en Israel.Una vez debilitado el potencial de Irán,los israelíes ejercen presión sobre los Esta-dos Unidos para frenar la última amenazaregional en contra de sus intereses. La in-

fluencia de Israel resultaría determinanteen la política extranjera de los EstadosUnidos. En realidad, para las autoridadesdel régimen de Sadam Hussein es difícilentender cómo la administración Bushrelaciona a Al-Qaeda con el régimen deSadam Hussein, cuando se sabe la repre-sión que desarrolla contra los islamistas.

Las ambigüedades que justifican laguerra preventiva en Iraq van a la par conla certeza de que el derrocamiento del régi-men iraquí es tarea fácil. En efecto, conexcepción de los fieles al régimen, ni la po-blación ni, sobre todo, el ejército, bloqueanel avance de las tropas estadounidenses. Deahí que por la facilidad con que la “coali-ción” derrocó al régimen de Sadam Hus-sein, las tropas de Estados Unidos pensaronque, tras instalar un aparato de seguridadiraquí capaz de garantizar la seguridad enel territorio, su permanencia en Iraq seríacorta. La conformación proyectada de lastropas iraquíes debía comprender 226.700hombres repartidos así: “71.000 police; 40.000Iraqi Civil Defense Corps; 40.000 army per-sonnel; 25.700 border patrol personnel; 50.000facilities protection”. En enero de 2004, elnúmero global de efectivos sería de206.60014. Esta nueva composición de lastropas iraquíes se inscribe dentro de un pro-ceso de desbaatización del Estado iraquí y,sobre todo, de la disolución del ejército ira-quí por parte del administrador, EstadosUnidos. La exclusión forzada de los solda-

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15 Jean-Pierre Luizard. La question irakienne. Paris, Fayard, 2002.16 Jean-Pierre Luizard. La formation de l’Irak contemporain. Paris, CNRS, 1991.

dos del régimen de Sadam Hussein refre-naría las semillas de la resistencia, pero so-bre todo, sacudiría la formación históricadel ejército iraquí, de mayoría sunita.

Entre 1920 y 1968 se gesta el Estadoiraquí actual15. En 1962 ocurre un corteque modifica profundamente al Estado: elsurgimiento del ejército iraquí como eje delEstado-nación y como instrumento de re-presión de los opositores. Este ejército, esen-cialmente sunita, inicia la represión contralas tribus árabes chiítas, los asirios, los kur-dos y, más adelante, los comunistas. Estapolítica va a la par con el desarrollo de unsentimiento nacional árabe. Dentro de estaperspectiva, el Estado - nación se funda-menta en el arabismo, a expensas de lasélites persas presentes desde el imperio oto-mano hasta los mandatos británicos16. Labase étnica (árabe sunita) del Estado-na-ción se hace manifiesta, aunque no hayaninguna constitución que legalice dichoprincipio. La toma del poder por parte delpartido baatista acelerará considerablemen-te el proceso. El derrocamiento del régimende Sadam Hussein puso fin a este ascensohistórico de los sunitas dentro del Estadoiraquí y los sumió en la incertidumbre y elmiedo a sufrir la venganza de las comuni-dades que violentaron.

En esas condiciones ¿será viable elsurgimiento de un aparato de seguridadno sunita? ¿Acaso este cambio político ra-

dical podrá favorecer realmente la conso-lidación de un aparato de seguridad ira-quí moldeado por completo por las tropasestadounidenses? La resistencia frente a laocupación estadounidense muestra que alas fuerzas de seguridad iraquíes les cuestatrabajo aceptar combatir a su población.Según el general Martín Dempsey, el 10%de las fuerzas de seguridad iraquíes se vol-vió en contra de las tropas de la coalición.La violencia actual hacia las tropas esta-dounidenses hace que el momento seapropicio para evaluar la aptitud y la con-vicción de las nuevas fuerzas de seguri-dad iraquíes para tomar o no a su cargola política de seguridad en Iraq. Así loconfirman todos los testimonios. Las tro-pas de Estados Unidos se mantienen ale-jadas de los grandes centros urbanos, ylas patrullas no se atreven a circular, nisiquiera en Bagdad. La imposibilidad delas tropas de EE.UU. para establecer uncontacto directo con la población deja elcampo libre para los miembros de la re-sistencia iraquí.

LA RESISTENCIA FRENTE A LA

OCUPACIÓN ESTADOUNIDENSE

En abril de 2004, según un sondeo, lamayoría de los iraquíes desean que las tro-pas de Estados Unidos se retiren despuésdel 30 de junio. Sin embargo, muchos se

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17 Iraq Center for Research and strategic Studies. “Results of public opinión poll”. http://www.iri.org/pdfs/iraq_poll.18 Kenneth M. Pollack. “After Saddam: Assessing the Reconstruction of Irak”, en foreignaffais.org., enero 12,2004.

sienten inquietos ante esta partida17. Dehecho, la resistencia iraquí es producto denumerosos factores contradictorios. Enprimer lugar, es el resultado de haber apar-tado a los miembros de las fuerzas de se-guridad del régimen de Sadam Hussein,que ven aquí la oportunidad para mostrarque, sin ellos, Iraq no podrá ser conduci-do hacia la seguridad. El enfoque ideológi-co del Pentágono, dentro de su voluntadde desbaatizar el Estado, cueste lo quecueste, tiene un precio que la violencia an-tiamericana cobra a diario. Oficialmente,la administración anuncia una cifra de másde 5.000 combatientes. El segundo factortiene que ver con la brutalidad extremacon que las tropas estadounidenses tratana la población (arrestos, humillaciones, tor-turas, etc.). La incapacidad para estableceruna relación de confianza, fue provocan-do, lenta pero firmemente, el rechazo ha-cia las tropas estadounidenses que, en elespacio de un año, pasaron del estatus deliberadoras al de ocupantes. Además, eldesencadenamiento de un conflicto con-tra la milicia chiíta de Muqtada Sadr am-plía el espectro de los opositores armadosante la ocupación estadounidense.

Finalmente, la inserción de grupos is-lamistas radicales como Al-Qaeda, en gue-rra contra los Estados Unidos, encuentraen Iraq un terreno con posibilidades ilimi-

tadas. En conjunto, estos grupos de resis-tentes evolucionan dentro de un contextosocial y económico que mejora permanen-temente. Es innegable que la inyección de18 mil millones de dólares para le recons-trucción se siente entre la población18. Lapuesta en funcionamiento de las infraes-tructuras de base (agua, energía eléctrica,redes de transporte terrestre), el aumentodel poder de compra de los funcionarios, yla recuperación del consumo, indican cla-ramente que, en el plano económico y so-cial, la población iraquí está viendoindiscutiblemente mejorar su nivel de vida.

El desafío de la reconstrucción y elmejoramiento de las condiciones de vidade los iraquíes es crucial porque será de-terminante en el apoyo que la mayoría delos iraquíes le brinde o le niegue a la resis-tencia. Porque, si la degradación de la si-tuación económica es producto de lasguerras desencadenadas por Sadam Hus-sein, la memoria colectiva de los iraquíesrecuerda que fue el período del embargo,impuesto por la ONU, el que provocó unaverdadera hecatombe humana.

¿QUÉ CONSECUENCIAS, UN AÑO

DESPUÉS DE LA OCUPACIÓN?

¿Qué desean los iraquíes un año des-pués del derrocamiento del régimen de

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Sadam Hussein? La mayoría quiere verpartir a las tropas estadounidenses cuyoestatus de “liberadores” se ha visto pro-fundamente afectado. Numerosos obser-vadores iraquíes recalcan, sin embargo, queuna partida precipitada sumiría a Iraq enuna guerra civil. Por eso, la mejor solu-ción sería que las Naciones Unidas se im-plicaran a cabalidad para que las tropasestadounidenses sean remplazadas por sol-dados internacionales, percibidos comomucho más neutrales. Las consecuenciasregionales de la ocupación estadouniden-se se hacen sentir, y la opinión pública delos países árabe-musulmanes está defini-tivamente convencida de que los EstadosUnidos no actúan en Iraq en beneficio delos iraquíes, ni en aras de un mejor porve-nir para los árabes. El apoyo incondicio-nal de G. W. Bush a la política de ArielSharon refuerza la creencia en una Amé-rica profundamente antiárabe.

Falta confrontar los objetivos de lapolítica en Iraq con la realidad un añodespués. El régimen ha sido derrocado, losiraquíes se han visto conducidos a definirsu constitución y a esperar pacientementeantes de recobrar completa soberanía. Enel plano económico, han sucedido profun-das transformaciones que pueden mejo-rar realmente las condiciones de vida dela población. Queda pendiente el tema dela resistencia y de la violencia antiameri-cana. Es necesario poner de presente laimprovisación de la ocupación, que nodeja de generar cierta preocupación en laregión, ya que el terrorismo se está con-

virtiendo en la principal amenaza. Paísesque habían permanecido libres de este fe-nómeno, ahora se ven enfrentados al te-rrorismo. Los países del Golfo, reunidosen el Consejo de Cooperación del Golfo,ratificaron un pacto antiterrorista cuyoprincipio había sido anunciado en diciem-bre de 2003. Sin embargo, es en Libia endonde, con posterioridad a la guerra en Iraq,se han iniciado los cambios más rápidos.

LIBIA: LA CONVERSIÓN

DE UN “ESTADO TERRORISTA”

Desde la suspensión del embargo, enabril de 1999, Libia inició numerososcambios en su política interior y exteriora fin de recobrar su lugar en el conciertode las naciones y obtener el levantamien-to definitivo del embargo. Marginada du-rante una década debido a las acusacionesen su contra por su responsabilidad en losatentados de Lockerbie y de la aerolíneaPan Am, desde hace cuatro años Libia estáhaciendo un giro. Ahora, pasado el em-bargo, el país desea resueltamente poner-le un fin a la política revolucionaria de losaños setenta y ochenta. Durante los últi-mos años, Gadafi ha tratado de cambiarsu imagen ante la comunidad internacio-nal: el fin del panarabismo, su conversiónal papel de “sabio en África”, y la volun-tad política de un acercamiento con losEstados Unidos, son los hechos sobresa-lientes. A estas nuevas orientaciones di-plomáticas, se adicionan importantesmutaciones sociales y económicas que re-

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calcan la necesidad de una mayor apertu-ra de la Jamahiriyya libia. En septiembrede 2003, la política de normalización ade-lantada por Gadafi desde hace cuatro añosse traduce en el levantamiento definitivodel embargo contra Libia.

Entre abril de 1999 y septiembre de2003, Libia finalmente se plegó a las exi-gencias del Consejo de Seguridad al acep-tar reconocer su “responsabilidad civil” enlos atentados de Lockerbie e indemnizara las familias de las víctimas. Además, des-pués de las negociaciones con los EstadosUnidos y con los británicos, Libia aceptóacabar con su programa de armas de des-trucción masiva y permitir la supervisiónde arsenales por parte de la AIEA. Tres fac-tores explican por qué Libia aceleró suproceso de normalización. Primero quetodo, el deterioro de las condiciones so-cioeconómicas internas durante el embar-go provocó la toma de conciencia de losdirigentes libios de que mantener el em-bargo se traduciría en un debilitamientodel régimen. Dentro de esta perspectiva,el precio para pagar por el levantamientodel embargo sería menor que mantener-lo. Además, Gadafi temía que, por el im-pulso de la guerra preventiva en Iraq, Libiaquedara en la lista de los países definidospor la administración Bush como el “Ejedel mal”. Finalmente, la voluntad de Ga-dafi de que Libia se reincorpore a la co-munidad internacional aparece como unaetapa preparatoria a su sucesión. Desde1999, Seif el Islam, surge como el sucesordesignado por Gadafi.

Después de años de negociaciones,intimidaciones y presiones, Libia decidereconocer su responsabilidad en los aten-tados del Boeing de la Pan Am, que ex-plotó sobre Lockerbie (Escocia) endiciembre de 1988, y del DC10 de la UTA,que explotó en septiembre de 1989 cuan-do sobrevolaba Níger, y acepta indemni-zar a las familias de las víctimas, lo que levale el levantamiento del embargo porparte de la ONU. En efecto, el 31 de mar-zo de 1992, el Consejo de Seguridad ha-bía adoptado la resolución 748, queobligaba a Libia a responder a las exigen-cias del Consejo en el sentido de suspen-der la ayuda a los grupos terroristas, y leimponía sanciones económicas que com-prendían el embargo, la reducción del ni-vel de las misiones diplomáticas en elextranjero, e impedía la exportación de ar-mas hacia el Jamahiriyya. El 11 de noviem-bre de 1993, el Consejo de Seguridadamplió las sanciones y prohibió la expor-tación de algunos elementos petroleros,congeló los activos libios en el extranjeroy las reservas bancarias libias, y cerró lasoficinas de líneas aéreas en el extranjero.

De hecho, desde abril de 1999, elembargo sobre Libia había sido “suspen-dido”. Tras un acuerdo con Kofi Annan,secretario general de la ONU, Libia habíaaceptado entregar a dos sospechosos delatentado de Lockerbie para que compare-cieran ante un tribunal internacional enlos Países Bajos. Quedaba pendiente, paraobtener el levantamiento definitivo delembargo, que Libia resolviera definitiva-

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19 Moncef Djaziri señala que: “Tras la explosión, el 21 de diciembre de 1988, del Boeing de la compañía Pan Am,cuando sobrevolaba Lockerbie, en Escocia, provocando la muerte de 270 personas, durante tres años, bajo la égida delos estadounidenses, se llevó a cabo una investigación criminal, en colaboración con jueces escoceses (70 países visitados,15.000 actas y más de 20 millones de dólares en gastos), llegando a conclusiones que implican a Abdel Basset Ali al-Meghrahi y Amin Califa Fhîma, dos ciudadanos libios”. Annuaire de l’Afrique du Nord. Ediciones CNRS, 1998.20 Abdallah Elzragh, primer consejero de la Embajada de Libia en Brazzaville, Ibrahim Naeli y Arbas Musbah,miembros de los servicios secretos, Abdelsalam Issa Shibani, responsable técnico de los servicios, AbdalsalamHamouda y Abdallah Senoussi, cuñado de Gadafi, antiguo número dos de los servicios secretos.

mente los contenciosos con el Consejo deSeguridad. Entre la suspensión y el levan-tamiento definitivo del embargo (abril de1999 y diciembre de 2003) algunos obstá-culos impidieron la solución de los litigios.Libia siempre se había negado a aceptar suresponsabilidad en los dos atentados. Unahipótesis inicial apuntaba hacia Irán y Siriacomo probables responsables de estos dosatentados. Finalmente, con la mediaciónsaudí, Libia se vio forzada a aceptar el en-juiciamiento de los dos sospechosos delatentado de Lockerbie. Logró obtener queel proceso no se realizara en los EstadosUnidos ni en el Reino Unido como lo re-clamaban ambos países, sino en La Haya,ante un tribunal internacional. En estejuicio salomónico, uno de los dos sospe-chosos fue condenado y el otro absuelto19.¡Para Libia, lo más importante era queGadafi no fuera considerado, como jefede Estado, responsable de las acciones te-rroristas de los agentes pertenecientes a susservicios! Una vez eliminada la hipótesisde una acusación contra el coronel Gada-fi, y teniendo la certeza de que no seríajuzgado, Libia entró en un proceso denegociación para la indemnización de lasfamilias de las víctimas.

PRECIPITACIÓN DE FRANCIA

Desde el punto de vista de las autori-dades libias, el caso de Lockerbie ya esta-ba resuelto y quedaba pendiente negociarel monto de las indemnizaciones que se lepagarían a las familias. Faltaba aclarar elatentado del vuelo de Níger. Aunque losseis sospechosos libios habían sido identi-ficados por el juez Bruguière, ellos se ne-gaban a asistir al juicio20. En marzo de1999, fueron condenados a perpetuidadpor contumacia (ausencia de los acusados).En abril de 1999, el Consejo de Seguri-dad votó la suspensión de las sanciones.Francia votó a favor. Las familias de lasvíctimas se sintieron “chocadas”; queda-ron con “la sensación de haber sido aban-donadas por el gobierno francés”. Laactitud francesa resultaba incomprensible:¿por qué las autoridades francesas no lo-graban ejercer suficiente presión para ob-tener, como los Estados Unidos y losbritánicos, que los sospechosos se presen-taran al juicio? Ciertamente, el hecho deque un cuñado de Gadafi estuviera en lalista de los sospechosos, dificultaba la ta-rea del juez Bruguière. De hecho, la au-sencia de presión de las autoridades

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francesas se explicaba también por la vo-luntad política de encontrar una soluciónamigable entre las autoridades francesas ylibias, independientemente de las reivin-dicaciones de las familias de las víctimas.

El monto de la compensación finan-ciera impuesta tras la condena del tribu-nal penal de París, fue de 211 millones defrancos (de los cuales 73 millones para laparte civil demandante), es decir 35.000dólares por víctima. Naturalmente, el go-bierno libio había aceptado el monto. Paralas autoridades francesas y libias se habíavolteado la página. La suspensión del em-bargo y la buena voluntad francesa frentea Libia llevó a las empresas francesas a es-perar un ingreso vigoroso al mercado li-bio. En el otoño de 2001, el ministro dela cooperación visitó Trípoli. Las necesi-dades económicas libias eran colosales. Elúnico obstáculo para este arreglo era laindignación de las familias de las víctimasque, además de la condena por contuma-cia de los acusados, encontraban indignoel arreglo franco-libio. La indignación lle-garía hasta la opinión pública cuando lasfamilias de las víctimas del atentado deLockerbie obtuvieron una suma muy su-perior a la convenida en el arreglo franco-libio: 2.7 US.

A partir de ese momento, la posiciónfrancesa cambia y, paradójicamente,Francia, que había intercedido a favor dela reincorporación de Libia, amenaza conbloquear el levantamiento del embargoen la ONU, si Libia no revisa la indem-nización para las familias de las víctimas.

¡Sin embargo, para los libios, el caso dela Pan Am parecía asunto concluido! Dehecho, las presiones de Estados Unidos yGran Bretaña, en el contexto de la gue-rra preventiva en Iraq, llevaron a Gadafia indemnizar a las familias de las vícti-mas de Lockerbie. En realidad, este nue-vo contexto internacional, hizo que lasautoridades libias favorecieran momen-táneamente el acercamiento con los Es-tados Unidos y con el Reino Unido. Laintransigencia tardía de las autoridadesfrancesas, junto con la amenaza de blo-quear el levantamiento del embargo,molestaron a Libia, pero la obligaron aindemnizar “honorablemente” a las fami-lias de las víctimas de Pan Am. Duranteel verano de 2003, se establecieron ne-gociaciones directas entre el colectivo defamilias de las víctimas y la Fundaciónde Seif El Islam. Libia aceptó entregar 1millón de dólares a cada familia y, comocontraprestación, el colectivo de familias,renunciaría a cualquier acción judicial su-plementaria. En septiembre de 2003, elConsejo de Seguridad votó el levanta-miento de las sanciones contra Libia.

EL EFECTO IRAQUÍ

El tercer factor que explica el por-qué del cambio de política en Libia estárelacionado con los efectos de la guerrapreventiva en Iraq. Desde 1986 Libiahabía sido sometida a un embargo unila-teral por parte de los Estados Unidos.Mucho antes que Sadam Hussein, Ga-

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21 Le Figaro, 28 de abril de 2003.

dafi era considerado como el “enemigonúmero uno”. La satanización de que fue-ra objeto Gadafi bajo R. Reagan se detu-vo, pero Libia permaneció en la lista deestados terroristas del Departamento deEstado. La guerra preventiva en Iraq cam-bia radicalmente la percepción que el ré-gimen libio tenía de las relacionesinternacionales. Para los libios, la guerrapreventiva en Iraq aparece como la ilus-tración del poderío supremo de los Esta-dos Unidos. Hasta entonces, Libia habíapodido gozar del apoyo de los países eu-ropeos, en especial cuando la administra-ción Clinton quiso ampliar las sancionescontra Libia. Para el régimen, es claro quesi Alemania, Rusia y Francia no pudie-ron “impedir” la guerra en Iraq, es sen-cillamente porque el unilateralismo deEE.UU. no tiene límites. Según Gadafi21:“Cuando Bush haya terminado con Iraq,muy pronto estaremos en la mira. Muy pron-to se sabrá si Irán, Arabia Saudita y Libiatambién serán objetivos. Entonces, ya nohabrá ninguna ambigüedad en la políticaestadounidense. Será un nuevo colonialis-mo... Bush no sigue la lógica. Viniendo deél, nada es predecible. Por eso, se puede espe-rar cualquier cosa. Hoy día nadie puede de-cir: ‘Estaré o no estaré en la mira’”. La guerrapreventiva genera cierta incertidumbre queno deja de preocupar a la Jamahiriyya.

Justo después del derrocamiento delrégimen de Sadam Hussein, la convicción

de que el objetivo de los conservadores dela administración Bush es acabar con to-dos los regímenes árabes nacionalistas yantiisraelíes, se abre camino entre los diri-gentes árabes. Aquello que fuera apenasuna hipótesis inquietante (el derrocamien-to de Sadam Hussein por la fuerza) se con-vierte en una realidad dramática, porqueel régimen de Gadafi queda ante la pers-pectiva incierta de convertirse en el si-guiente objetivo. Además, los medios decomunicación adelantan una campañaque le atribuye al régimen de Gadafi ca-pacidades nucleares y balísticas, que traena la memoria de los libios aquella campa-ña sobre la posesión de armas de destruc-ción masiva por parte del gobierno iraquí.En realidad, los dirigentes libios tienen laimpresión de que los argumentos utiliza-dos por la administración Bush para in-vadir y derrocar al régimen de SadamHussein son totalmente aplicables a Libia:acusaciones de la administración Bushacerca de un eventual programa nuclear oquímico libio; un Estado terrorista; y undictador antiisraelí.

De hecho, se toma en serio la convic-ción de los dirigentes libios de que la ad-ministración Bush tiene realmente un planpara “remodelar” el Medio Oriente. Laimposición de la democracia en Iraq esvista como una etapa que debería condu-cir a la democratización del mundo árabey, por lo tanto, desde el punto de vista li-

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bio, a su debilitamiento22. La democrati-zación es percibida como un modo políti-co que tiende a anclar al mundo árabe enlos valores de Occidente y, como conse-cuencia, a detener el “combate contra elEstado de Israel”. Para los dirigentes libiosno cabe duda de que la política de la ad-ministración Bush tiene como propósitogarantizar la seguridad de Israel y, por lotanto, derrocar los regímenes que desarro-llan programas militares que podrían ame-nazar al Estado de Israel.

Además de creer que la política de laadministración Bush tiene como propó-sito derrocar los regímenes árabes dicta-toriales, el temor libio también creciódebido al surgimiento del “frente” anti-libio en los Estados Unidos. AbdelrahimSaleh, Director Ejecutivo de la AmericanLibyan Freedom Alliance le escribió al pre-sidente George Bush: “The tragic events ofSeptember 11th proved, beyond any doubt,that freedom and democracy in the Arabworld are as essential as ever for a secure Ame-

rica... For more than thirty-four years, Lib-yans have been brutalized by the rule of theTyran Muammar Gadhafi. Like Saddam,Gadhafi invaded a neighboring country,actively sought to acquire WMD, engaged interrorism and regional conflicts, and usedreligion to justify his oppressive tactics. He iscurrently engaging in inciting hatred againstcoalition forces in Iraq... As a result, the Li-byan question must be at the top of youradministration’s agenda in the fight againstterrorism. Like the Iraqis, the Libyans de-serve a chance to put Gadhafi on public trialto answer for his hennious crimes againstLybians and non-Lybians23”. Paralelamentea esta carta, la prensa publicaba encuestasincendiarias acerca del régimen de Gada-fi24. Sin embargo, durante la década de losochenta, Libia ya no formaba parte delpaisaje mediático. No se necesitaba mu-cho más para inquietar a un régimen, ago-tado ya por una década de embargo.

Siendo éstas las circunstancias, la Li-bia de Gadafi reaccionó rápidamente. En

22 En la Tercera Teoría Universal, Gadafi refuta la democracia y el pluripartidismo, y se pronuncia a favor deun igualitarismo político y económico. Se prohíben los partidos políticos porque: “El partido le permite a unaminoría apoderarse del poder que le pertenece al pueblo. Ingresar a un partido es traicionar al pueblo. El militantede un partido es un traidor”. Entonces, el pueblo se expresa a través de los congresos populares fundamentales.23 ALFA’s letter to President Bush. “Los trágicos sucesos del 11 de septiembre probaron, más allá de cualquier duda,que la libertad y la democracia en el mundo árabe son más esenciales que nunca para garantizar la seguridad de losEstados Unidos... Durante más de treinta y cuatro años, los libios han sido sometidos brutalmente al régimen deltirano Muammar Gadafi. Como Sadam, Gadafi invadió un país vecino, busca activamente adquirir armas dedestrucción masiva, está implicado en el terrorismo y en conflictos regionales, y hace uso de la religión parajustificar sus tácticas opresivas. Fomenta e incita constantemente al odio contra las fuerzas de la coalición enIrak... Como resultado, la cuestión Libia debe encabezar la agenda de su administración en la lucha contra elterrorismo. Como los iraquíes, los libios merecen la posibilidad de llevar a Gadafi a un juicio público para queresponda por sus odiosos crímenes contra libios y no libios”.24 Ver el artículo de Claudia Rosett, “Deal with the Devil”, publicado en el Wall Street Journal, diciembre 31de 2003.

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25 Departamento de Estado, 27 de diciembre.

forma espectacular, el coronel Gadafianunció la terminación de su programade armas de destrucción masiva y la aper-tura de los arsenales para que inspectoresde la AIEA realizaran visitas. El 27 de di-ciembre de 2003, la Casa Blanca comuni-có que, tras negociaciones secretas conLibia, se había llegado a los resultados es-perados: “Libia reveló a los Estados Unidosy al Reino Unido información importanteacerca de su programa de armamento nu-clear y químico y sobre sus actividades deinvestigación en armas biológicas y misilesbalísticos. También se comprometió a:

Suprimir todos los elementos de sus pro-gramas de armamento químico.Informar a la Agencia Internacional parala Energía Atómica acerca de todas susactividades en el campo nuclear.Suprimir los misiles balísticos de alcancemayor a 300 Km.Aceptar las inspecciones internacionalesdestinadas a garantizar la adhesión deLibia al Tratado de no-proliferación dearmas nucleares.Destruir todas las reservas de armas y demuniciones químicas.Autorizar inmediatamente inspecciones,así como la supervisión destinada a ga-rantizar la ejecución de todos los compro-misos adquiridos.Tal como el presidente Bush lo dijo hoy,Libia también deberá participar de llenoen la guerra contra el terrorismo.

Los Estados Unidos y el Reino Unido tu-vieron relaciones difíciles con Libia, y aúnpersisten algunos problemas. Sin embar-go, Libia adoptó una medida importantey, como consecuencia, ha comenzado ahacer lo necesario para unirse a la comu-nidad internacional. A medida que el paísse vaya convirtiendo en un país más pací-fico, podrá constituir una fuente de esta-bilidad en África y en el Medio Oriente”25.

Las negociaciones secretas entre losEE.UU. y el Reino Unido con Libia llega-ron a este resultado inesperado. El anun-cio espectacular de Gadafi, aparecefinalmente como un resultado benéfico dela guerra en Iraq. A decir verdad, desde lasuspensión del embargo, en 1999, Libiaestaba buscando los medios para reincor-porarse de lleno a la comunidad interna-cional. Su voluntad de normalizar susrelaciones con los Estados Unidos fue evi-dente apenas sucedidos los atentados del11 de septiembre de 2001.

BÚSQUEDA DE LA

NORMALIZACIÓN

DE LAS RELACIONES

CON LOS ESTADOS UNIDOS

En 1999, Ronald E. Neumann recal-caba precisamente los objetivos de la po-lítica de los Estados Unidos con respectoa Libia: “US policy and policy goals vis-à-vis Libya have remained consistent through

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26 “Neumann on US policy toward Libya”, Testimony before the Senate Foreign Relations Subcommitte for NearEastern and South Asian Affairs, Ronald E. Neumann.http://www.useu.be/ISSUES/neum0504.html“La política de los EE.UU. y los objetivos políticos con respecto a Libia han sido consistentes a lo largo de tresadministraciones. Nuestros objetivos han consistido en ponerle término al apoyo libio al terrorismo, evitar la capacidadde Trípoli para obtener armas de destrucción masiva y frenar las ambiciones regionales de Gadafi. Desde Lockerbie,hemos agregado nuevos objetivos, incluyendo que los responsables sean llevados ante los tribunales... Libia, confrontadocon las sanciones de las Naciones Unidas y de los Estados Unidos, y con el consecuente aislamiento político, hareducido su apoyo al terrorismo y ha tratado de distanciarse de los grupos terroristas... Libia ha desterrado a laOrganización Abu Nidal, destruyendo su infraestructura y tratando de eliminar cualquier presencia de estaorganización en el país... Estamos conscientes de los pasos positivos que Libia ha dado, pero quedan aún aspectos enlos que Libia debe actuar. Nosotros esperamos un apoyo claro y concreto de Libia al proceso de paz, incluyendo losprincipios fundamentales del proceso de Madrid. A este respecto, estamos muy atentos a las conversaciones de Libiacon la UE y a la posible participación, con Israel y la Autoridad Palestina, en el proceso de Barcelona. En el futuro,quisiéramos que Libia se uniera y participara en diferentes acuerdos internacionales antiterroristas”.27 Yahyia H. Zoubir. “Libya in US foreign policy”, en Third World Quartely, vol. 23, No. 1, 2002.

three Administrations. Our goals have beento end Libyan support for terrorism, preventTripoli´s ability to obtain weapons of massdestruction and contain Qadhafi´s regionalambitions. Since Lockerbie, we have addedadditional aims, including bringing the per-sons responsible to justice... Faced with UNand US sanctions, as well as the attendantpolitical isolation, Libya has reduced its su-pport for terrorism and sought to distanceitself from terrorist groups... Libya has expe-lled the Abu Nidal Organization, uprootingits infrastructure and seeking to eliminateany ANO presence in Libya... We recognizepositive steps Libya has taken, a number re-main on which Libya must act: we also seekclear and concrete Libyan support for thePeace Process, including the underlying prin-ciples of the Madrid process. In this regard,we are closely watching Libya´s talks withEU and possible participation, with Israeland the Palestinian Authority, in the Barce-lona Process. Looking to the future, we would

like Libya to join and comply with certaininternational anti-terrorism conventions”26.Las condiciones de EE.UU. para un acer-camiento fueron establecidas desde 1999.Pasarían cuatro años antes de que Libiarespondiera plenamente. Los atentados del11 de septiembre de 2001 le dieron a Li-bia la oportunidad de mostrar su compa-sión hacia las víctimas y, sobre todo, dereconocer la legitimidad del derrocamien-to del régimen de los talibanes.

De hecho, la iniciación de contactosdirectos entre libios y estadounidenses sedará en el terreno del petróleo. En febrerode 2000, el gobierno estadounidense otor-ga autorización a algunas compañías petro-leras de EE.UU. para que reinicien contactosen Libia con las autoridades locales. Las fir-mas Conoco, Occidental, Maratón y Ame-rada Hess, toman contacto con lasautoridades libias27. Sin embargo, el lobbypetrolero no logra hacer ceder a la admi-nistración Bush. En realidad, tal como lo

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señala Lisa Anderson: “Es importante re-cordar, sin embargo, que el costo de mante-ner sanciones es muy bajo para un político–hay que decir que el tema de Libia no tocaa un electorado interno; sólo a la industriapetrolera, que tiene pocas posibilidades deobtener que las relaciones entre Estados Uni-dos y Libia pasen a ocupar una posición dealta prioridad- mientras que el costo de susupresión podría ser bastante alto, en la me-dida en que se siga asociando a Libia consus posiciones antiisraelíes. Por lo tanto, esposible que el país siga sometido a las san-ciones de Estados Unidos hasta que Gadafisalga definitivamente del escenario. Despuésde todo, la política de Estados Unidos haciaCuba muestra que los Estados Unidos tienenuna enorme capacidad para perpetuar san-ciones durante décadas y hacer que el retirode un hombre se convierta en una condiciónpara la suspensión de dichas sanciones”28.

Con la administración Bush, Libiavuelve a ser un desafío político. La guerracontra el terrorismo y los estados hampo-

nes inquieta a la Libia de Gadafi, que temeformar parte de la lista del “eje del mal”(Iraq de Sadam Hussein, Irán y Corea delNorte). Además, paralelamente a las ame-nazas de guerra preventiva en Iraq, Libiaacepta adelantar negociaciones secretascon la administración Bush. El derroca-miento del régimen de Sadam Husseinacelera las negociaciones, que concluyenen diciembre de 2003 con el anuncio deGadafi de abandonar sus programas dearmamento nuclear. A decir verdad, el in-terés libio por la administración Bush erasimple: demostrar que su guerra preventi-va en Iraq tiene efectos benéficos en la lu-cha contra la proliferación de las armas dedestrucción masiva.

Sin embargo, el levantamiento de lassanciones impuestas por la ONU no vaacompañado de la terminación de las san-ciones impuestas por los Estados Unidos.El 2 de enero de 2003, Georges Bush re-nueva la “prórroga del estado de emergen-cia nacional con relación a Libia”29. En

28 Lisa Anderson. “La Lybie de Kadhafi”, en Maghreb-Machrek, No. 170, 2000.Para Yiftah Shapir, especialista israelí en proliferación, las declaraciones de Sharon acerca de Libia son infundadas:“No tengo acceso a los documentos de los servicios secretos, pero hace tiempo que no encuentro la más mínimamención a programas nucleares en Libia. Es claro que, desde mediados de los años 80, Gadafi quería ya dotarse delarma nuclear. Le había ofrecido 5 millones de dólares en efectivo al capitán de un submarino ruso a cambio delsubmarino y de las armas –ofrecimiento que fue rechazado por el capitán-. También, a finales de los años 60, losrusos habían construido un reactor de investigación, del que se sospechaba que servía para desarrollar armas nucleares,lo cual nunca fue confirmado. El reactor dejó de funcionar hace tiempo. Es cierto que Libia posee misiles, pero estámuy retrasada en el campo nuclear. Bastante lejos de Irán y de Iraq”. http://www.tauc.ac.il/jcss/Proche-orient info.29 El 2 de enero de 2003, el presidente G. Bush anuncia:“El 7 de enero de 1986, el presidente Ronald Reagan decretaba el estado de emergencia nacional debido a la necesidadde hacerle frente a la amenaza única y extraordinaria que representaba, en el plano de la seguridad nacional y de lapolítica extranjera de los EE.UU. la política y el comportamiento del gobierno libio. El 8 de enero de 1986, elpresidente adoptaba medidas suplementarias a fin de congelar los activos libios en los Estados Unidos. Desde 1986,cada año, el presidente le transmitió al Congreso, y publicó en el diario oficial, un concepto relativo al mantenimiento

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del estado de emergencia. La crisis entre los Estados Unidos y Libia, que dio lugar a la declaración de emergencianacional del 7 de enero de 1986, no ha sido resuelta todavía... En consecuencia... prorrogo durante un año, el estadode emergencia nacional con respecto a Libia”. El Majallah, 19 de noviembre de 2000. En 2003, Aysha se puso elvelo. Es el presidente de la Federación Internacional de Fútbol y del club El Ahly de Trípoli y, desde hace poco,jugador en el campeonato italiano.

otras palabras, el reconocimiento por partede Gadafi de la “culpabilidad de Libia” enel atentado de Lockerbie, la indemniza-ción a las familias de las víctimas, y elanuncio de la finalización de su programade armas de destrucción masiva, no bas-tarán para que sean levantadas las sancio-nes impuestas por los Estados Unidos. Detodas formas, el acercamiento entre Libiay los Estados Unidos es evidente desdehace tres años; pero es poco probable quese llegue pronto al restablecimiento de lasrelaciones diplomáticas. En efecto, paralevantar las sanciones de Estados Unidos,la administración Bush insiste en la nece-sidad de que Libia acepte el proceso depaz en el Medio Oriente (reconociendo, porlo tanto, al Estado de Israel) y participe másactivamente en la lucha contra el terroris-mo. Paradójicamente, en un contexto in-ternacional marcado por el temor alterrorismo, Libia se ha vuelto un país es-tratégico en la lucha contra el terrorismo.

LUCHA CONTRA EL

TERRORISMO: EN BUSCA

DE LA EXPERTICIA LIBIA

Finalmente, fue la actitud de Libiafrente a los ataques terroristas del 11 deseptiembre de 2001 contra los EstadosUnidos lo que aceleró el acercamiento que

se estaba gestando. Recién sucedidos loshechos del 11 de septiembre, el coronelGadafi condenó los atentados y recono-ció la legitimidad de los Estados Unidospara derrocar el régimen de los talibanesen Afganistán. Sin embargo, la coyunturainternacional hubiera podido dar a pen-sar que el antiamericanismo en Libia noalentaría una política de aproximación enlas relaciones entre los dos países. La ex-pectativa libia en el sentido del restableci-miento de las relaciones con los EE.UU.es visible en las diferentes corrientes de lasociedad. De hecho, Libia, como Argelia,Sudán y Siria, se unirá a la lucha contra elterrorismo que los Estados Unidos lanza-rán tras los atentados. Desde 2001, nu-merosos encuentros han tenido lugar entrelos dirigentes libios y anglo-americanos.

El papel de Libia en el desenlace de latoma de rehenes en la Isla de Jollo, porparte del grupo islamista de Abou Sayaf,anunciaba su reposicionamiento. Al ob-tener la liberación de los rehenes, graciasa la mediación de dirigentes libios, hacíamejorar su imagen en el plano internacio-nal. Paralelamente a esta operación me-diática, Libia también demostraba sucapacidad para influir en los movimien-tos islamistas. En la lucha mundial contrael terrorismo, esta aptitud le permitirá aLibia inscribirse en la coalición de los es-

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tados en guerra contra el islamismo. Y,desde hace tres décadas, la lucha contra elislamismo es un desafío de la Jamahiriy-ya. En los últimos años Libia ha acumula-do una “experticia” acerca del islamismo,que Moussa Koussa, antiguo jefe de loscomités revolucionarios del exterior, nodeja de resaltar en sus encuentros con sushomólogos occidentales. Por su situacióngeográfica y, sobre todo, gracias a la inmi-gración árabe y asiática, Libia dispondríade fuentes de información nada despre-ciables sobre las redes islamistas. Los arres-tos arbitrarios de sudaneses, pakistaníes,argelinos, tunecinos, etc., le permitiríanal régimen libio nutrirse con información.A estas prácticas viene a agregarse el papelde la Da’wa islamiyya y la influencia de laFundación Internacional para la Caridadde Seil el Islam.

Más recientemente, Libia se destacóen lo que sería el desenlace de la toma derehenes europeos por parte de un grupoislamista argelino en el Sahara. De acuer-do con la prensa argelina, la liberación delos 15 rehenes europeos (10 alemanes, 4suizos y un holandés) del GSPC fue pro-ducto de la mediación libia. Frente alempeño argelino inicial de hacer la parti-ción de la zona de Illizi, en donde estabanretenidos los rehenes, los países europeosinteresados prefirieron pagar un rescate deentre 15 y 20 millones de euros a travésde la mediación libia30. De otra parte, la

visita realizada el 15 de mayo de 2003 porAbdelaziz Bouteflika a Trípoli, muy pro-bablemente facilitó un acuerdo entre Li-bia y Argelia con respecto a los rehenesdel GSPC. Las autoridades argelinas acep-taron una “puerta de salida” para los rehe-nes, permitiéndoles salir del territoriorumbo a Libia, después de que fueran libe-rados. Poco a poco, Libia está convirtién-dose en mediador para la liberación de losrehenes retenidos por grupos islamistas.

Desde la expulsión de Abou Nidal,Libia no ha dejado de dar muestras debuena voluntad en materia de lucha con-tra el terrorismo. El régimen, desde siem-pre, forma parte de la lista de estadosterroristas del Departamento de Estado delos Estados Unidos. La Fundación para laCaridad, de Seif El Islam, ha tenido éxitoen sus intentos de cambiar este sello de“Estado terrorista”, trabajando a favor dela liberación de rehenes. Sin embargo, hayque decir que la imagen de Gadafi estátan estrechamente asociada al régimen quesólo su remplazo permitiría verdaderamen-te cambiar la imagen del régimen.

PREPARACIÓN DE LA SUCESIÓN:

HUMANIZACIÓN DEL RÉGIMEN

Los sorprendentes anuncios de Ga-dafi para dar vuelta a la página de una Li-bia revolucionaria no han sido suficientespara eliminar la imagen negativa de Ga-

30 Le Quotidien d’Oran, 8 de julio de 2003.

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dafi, particularmente en los Estados Uni-dos. Por eso, desde hace tres años, el régi-men está desarrollando una verdaderaestrategia para mejorar la imagen de Li-bia. Ejemplo simbólico de esta política esla enorme mediatización de los niños en-fants du Guide, que tratan, cada uno a sumanera, de transformar la imagen de supaís. Mediante sus actos, están contribu-yendo a humanizar un régimen conside-rado como un “Estado hampón”. Por suparte, Seif El Islam se encarga de embelle-cer la imagen internacional de Libia, mien-tras que Saidi responde a la demanda socialinterna. El primero hace la promoción deLibia en el exterior, y el segundo trata desatisfacer o encarnar las aspiraciones de lajuventud (organización de la Copa Mun-do de Fútbol en África). La inversión deSaidi en el fútbol es una verdadera estra-tegia en la medida en que se trata de undeporte muy popular, y porque el estadiorepresenta un lugar en donde las expre-siones políticas pueden manifestarse demanera ostensible. Finalmente, Aysha, lahija de Gadafi, también participa en lahumanización del régimen. Muy contro-vertida, la hija de Gadafi está en la mirade algunos libios, quienes la acusan, debi-do a su look (rubia al estilo de CindyCrawford), de no representar a “musul-manes y libios”. Un artículo publicado enla revista saudí El Majallah despertó lacólera de Gadafi contra el periodista –pa-lestino- que, de manera muy humorísticale declaraba su amor a Aysha en los si-guientes términos: “He decidido amarte.

¡Oh! ¡Yaisha! Y te pido directa y oficialmen-te la mano; porque tú eres tu propia respon-sable ante la Tercera Teoría Universal. Te lodigo con toda franqueza: estoy dispuesto ahacer lo que sea para que te conviertas enmi mujer... Estoy listo y decidido a ir antelos tribunales de la historia y testificar quetu padre, el líder revolucionario, no se opusoa la decisión de detener el suministro de pe-tróleo al mundo occidental en 1973, y que setrata apenas de un cruel rumor... Prometoayudarte a escribir un nuevo libro que po-drías llamar El Libro Rubio, que será, en elsiglo XXI, la versión del Libro Verde. Tam-bién podremos cambiar de verde a amarilloel color de la bandera libia. Pero, Aysha, telo digo con fuerza: yo pondría algunos lími-tes. ¿Será acaso concebible que el futuro lí-der de la revolución vaya vestido de blue jeansy ropa americana?”

No cabe duda de que la visibilidadde los hijos de Gadafi en el escenario me-diático es porque él está preparando lasucesión. Dentro de esta perspectiva, SeifEl Islam aparece como el heredero desig-nado. Desde la suspensión del embargo,en abril de 1999, su importancia ha idoaumentando permanentemente. A travésde su Fundación Internacional para laCaridad, trabaja en favor de la liberaciónde rehenes retenidos por grupos islamis-tas (Abu Sayyaf, El Para), indemniza a lasfamilias de las víctimas de los atentadosde Lockerbie y de la Pan Am, y adelantanegociaciones secretas sobre el abandonode las armas de destrucción masiva. Dehecho, representa la corriente de dirigen-

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tes libios que quiere ponerle término alpanarabismo de Libia que no le ha traídomás que perjuicios. Cercano al primerministro Chokri Ghanem y a MoussaKoussa, jefe de los servicios de seguridad,reorienta, con éxito, la política de Libiaen dirección de la normalización de lasrelaciones con los países occidentales.Manifiestamente, Seif El Islam se ha ro-deado de dirigentes que pueden ayudarlea consolidar sus posiciones ante la even-tualidad de suceder a su padre.

INCERTIDUMBRES DE UN

RÉGIMEN QUE SE AGOTA

Las sanciones de la ONU debilitaronprofundamente la Jamahiriyya Libia tan-to en el plano económico como político.Desde la suspensión de las sanciones, Ga-dafi anunció la reorientación de la políti-ca interior y exterior de Libia. En 2000,ante el Congreso General del Pueblo, Ga-dafi reconoció el fracaso de la Jamahiriy-ya e hizo su aggiornamento. La conmocióninternacional tras los atentados del 11 deseptiembre y la guerra preventiva en Iraqhacen que Gadafi sienta temor a sufrir lasuerte de los talibanes y del régimen deSadam Hussein. Gadafi mide la magni-tud de estos cambios internacionales yacepta indemnizar a las familias de las víc-timas de los atentados y pone fin a su pro-grama de armamento nuclear. Ellevantamiento definitivo de las sancionesde la ONU hace posible que Libia se rein-tegre al escenario internacional.

¿Existe la posibilidad de que estos ace-lerados cambios políticos vayan acompa-ñados de una oposición al régimen, y queincluso conduzcan a su inestabilidad? Enefecto, la prueba del fracaso de la Jamahi-riyya no es suficiente para una poblaciónhastiada de las elecciones catastróficas desu líder. Dentro de esta perspectiva deapertura de Libia, las cuestiones relativasa la corrupción, al control de las riquezaspetroleras por parte de una familia y a laineficacia de un poder en el campo eco-nómico, no tardarán en emerger. Despuésde más de treinta años, la legitimidad deGadafi es profundamente cuestionada, yla sucesión organizada en beneficio de suhijo, Seif El Islam, está lejos de alegrar a lamayoría de los libios. Además, la reorien-tación de la política libia genera descon-tento entre los comités revolucionarios,que son los Guardianes de la Revolución.Nada indica que aprueben, en el futuro,las decisiones de Gadafi y, mucho menos,la sucesión de Gadafi en cabeza de Seif elIslam. Naturalmente, sólo una aperturapolítica de Libia permitiría la real adhe-sión de la población a un régimen que, porel momento, se ve marcado sólo por su as-pecto tribal. El fin de la Jamahiriyya abreun período de incertidumbre que hay queesperar que resulte benéfico para los libios.

CONCLUSIÓN

Las nuevas amenazas emergentes afec-tan profundamente la política de seguri-dad de los estados árabes autoritarios. La

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guerra preventiva en Iraq, el terrorismo deAl-Qaeda, y la promoción de la democra-cia, generan inquietud entre los dirigen-tes autoritarios. Las amenazas tradicionales(Israel, fronteras, etc.) parecen menos pre-ocupantes frente a la incertidumbre quegenera la viabilidad de los regímenes. Elrápido derrocamiento del régimen de Sa-dam Hussein y su encarcelamiento cons-tituyen fenómenos tan sorprendentescomo preocupantes. Ante estas nuevasamenazas, Libia abre el camino, normali-zando sus relaciones con los Estados Uni-dos y aceptando incorporarse a laasociación entre Europa y el Mediterrá-neo. Argelia quisiera convertirse en ele-mento estratégico del dispositivo de laOTAN en el Mediterráneo, y se coloca bajola tutela formadora del ejército turco. Si-ria se preocupa ante la perspectiva de quela administración Bush le imponga san-ciones (Syrian Accountability Act). Sudáninicia negociaciones con sus opositorespara lograr la paz. Marruecos y España,tras los atentados de Madrid, a pesar de susdiferendos históricos, reactivan la coopera-ción en el campo de la seguridad.

¿Acaso estos cambios se inscriben den-tro de una perspectiva estratégica? ¿Seráapenas una política de ajuste a un contextoinquietante en razón de nuevas amenazas?Es importante admitir que la evolución dela situación en Iraq pesará vigorosamenteen lo que serán las evoluciones de los es-tados árabes autoritarios. El éxito de losEstados Unidos en Iraq (estabilizar, re-construir y democratizar) repercutirá, sin

duda, en el conjunto de los regímenes ára-bes autoritarios. El fracaso estadouniden-se en Iraq los obligaría a acercarse a losEstados Unidos a fin de combatir a losprincipales beneficiarios de un eventualfracaso en Iraq, es decir, los movimientosislamistas radicales. Entre el yunque de losEstados Unidos y la hoz islamista, los re-gímenes autoritarios árabes se ven obliga-dos, cualquiera que sea la evolución deIraq, a reformarse a fin de incorporarse alas asociaciones de seguridad americano-europeas.