el mosntruo del miedo
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Virginia es una niña muy, muy miedosa..¿cómo puede acabar con sus miedos?TRANSCRIPT
EL MONSTRUO DEL MIEDO GABRIELA RUBIO
Gabriela Rubio (España) Escritora e ilustradora de numerosos
cuentos infantiles, galardonada en varias oportunidades. En
1990 recibió el premio Lazarillo de la Ilustración. Nueve años
después, el Premio Apel Les Mextres de literatura infantil ilustrada.
Se ha desempeñado como coordinadora de la revista La Ilustración
y del curso de postgrado Ilustración para Publicaciones Infantiles y
Juveniles, entre otros tantos cargos. Algunas de sus publicaciones en Alfaguara
son: ¿Raro yo?, El monstruo del miedo, El león en el desván y
Edú se compra un coche.
Virginia es una niña demasiado precavida para sus seis años. Es también una niña miedosa. Siente temor por los coches, los insectos, los perros, la
oscuridad y hasta por las espinas del pescado. Sin embargo, en buena parte
todo es culpa de la protección exagerada de los adultos. ¡Menos mal que un
monstruo la ayudará a cambiar!
Virginia es una niña de seis años, blanca, rubia y de aspecto frágil, sobreprotegida por sus
padres y sus abuelos, quienes la cuidaban de las espinas del pescado, de las ramas de los
arbustos, de los perros, de los autos, de la pelota, en fin, de todo.
Esto ha hecho de Virginia una niña muy insegura y terriblemente miedosa. Tenía miedo
de las caídas, de las picaduras de insectos, hasta de vampiros que realmente eran polillas.
Cada vez que alguna pequeña sombra en su dormitorio la asustaba, Virginia llamaba a su
mamá o a su papá, mientras ella se escondía debajo de las sábanas o de la almohada.
Sin embargo, todo esto cambió cuando un extraño forastero se
dirigió hacia ella y le obsequió una flor. Sólo debía cuidarse de la única espina que
tenía. Todos sus temores desaparecían cuando tocaba la rosa.
Una noche, Virginia tuvo miedo, y al tratar de tocar la rosa, la tiró del jarrón y se
hincó con la espina. Antes de que gritara pidiendo ayuda a sus padres, el extraño forastero volvió a aparecer y le dijo que olvidara
sus temores, que todo se solucionaría si ayudaba al
Monstruo del Miedo.
Cuando este apareció en su habitación, ella llamó a sus padres, pero no la
escucharon. Y mientras más gritaba, más crecía el monstruo. Al estar cara a cara frente a él,
Virginia se dio cuenta de que este era tan miedoso como ella. Al ayudar al monstruo, Virginia dejó de tener miedo y
pesadillas.