el misterio del a-380

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Page 1: EL MISTERIO DEL A-380
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ELMISTERIODELA-380

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MARGOTTECHANNINGwww.margottechanning.com

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Alapersonamásvalientequeheconocido.Teechomuchodemenospapá.

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ÍNDICEDOSNOTASDECHANTAJE

PRESENTACIÓNPRIMERAHORASEGUNDAHORATERCERAHORACUARTAHORAQUINTAHORASEXTAHORA

SEPTIMAHORAOCTAVAHORAYCONCLUSIONES

EPILOGO

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DOSNOTASDECHANTAJE

Enalgúnlugar,haceunmes,alguienescribíaelsiguientecorreo…

“Si no quieres que entregue a la prensa las pruebas de tus crímenes,deberás estar en el Airbus A-380 que saldrá de Londres con destino aWashingtondentrodeunmes,eldíaochodeoctubre.Cogeasientoenprimeraparaquepodamoshablar,yduranteelviajeteexplicarécómovasacompensarloquehiciste.

Llevo años deseandovertemorir, pero ahora creo que eso es demasiadobenévoloparatiporquemuriendotelibraríasdelcastigoquetemereces,asíque,demomento,meconformaréconpartedeldineroqueconseguisteasesinandoatantosinocentes.Yapensarédequéotramaneraterminarásdepagartudeuda.

Porsiestáspensandoennoacudiralacita,terecuerdoquenosolotengopruebas de tus numerosos sobornos, también de que eres el responsable de lamuertedecientosdepersonas.

Nosvemosenunmes.”

Mientrastecleabalasegundadireccióndecorreoelectrónicoalaqueibaaenviar la nota de chantaje, sonrió pensando en lo que les esperaba a los dosmonstruosquelasrecibirían,aunqueloquehabíaplaneadonocompensaríatodoelsufrimientoquehabíanprovocado.

Cuando mandó la segunda, salió de la cuenta de correo que acababa decrearyquesedestruiríaenmediahora,yselevantóparavestirse.Teníaqueirseatrabajarenseguidasinoqueríallegartarde;cuandovolvieraacasaseguiríaconla lista de cosas que tenía que preparar para el vuelo, porque aún le quedabamuchoporhacer.

Nadieibaaolvidar,nunca,loqueocurriríaeneseavión.

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PRESENTACIÓN

Despuésdeaccederalasaladeembarqueydeverlacantidaddegentequehabíaenlacolaesperandoparaentrarenelavión,decidieronsentarseenunosasientosquehabíajuntoaungranventanal.

—VoyaaprovecharparadecirleaBobqueestamosembarcando—Nataliamiró con las cejas enarcadas a Isabel, en una pregunta sin palabras que estacontestó,

—EssuamigodelF.B.I.—suspiróalverqueNatalianoseconformabaconunaexplicacióntanparca.Queríasabermás,comosiempre,yesomuchasveceschocabaconlaformadeserdeGermán,quecasinuncacontabaloquelepasabaporlacabeza—noshabuscadounhotelalladodelrío,alpareceresdeunprimosuyoquenosvaahacerunbuenprecio.Además,Bobvaa ir a recogernosalaeropuertoparallevarnosallíypresentarnosasuprimo.Peroencuantoestemosinstalados alquilaremos un coche—Roberto y Natalia asintieron, y todos segiraronhaciaGermánqueleíaenvozaltaunmensajedesuamigo,

—Me pide que le disculpemos, pero que nos va a llevar al hotel uncompañeroporqueéltienequesalirdeWashington,

—¿Un compañero? —Germán asintió y se puso de pie mirando a sualrededor,luego,volvióamirarlapantalladesumóvilduranteunossegundos,ylevantólavistaparaobservardenuevoalaspersonasqueesperabanenlafiladeembarque.

—Esperadunmomento—sedirigióalfinaldelafila,deteniéndoseanteunchicoaltoyrubio.Ledijoalgoquehizoqueelotrolomiraraasombradoyquesacara el móvil del bolsillo de su chaqueta; leyó algo en la pantalla y,sorprendido,sonrióaGermánylediolamano;unmomentodespués,losdossedirigíanhaciaelloscharlandoamigablemente,

—Perobueno¿yésequiénes?—Isabelqueríamuchoa suamiga,peroaveceseramuypesada.

—No tengo ni idea—ella también estaba extrañada de verlos hablar eninglés como si se conocieran de toda la vida. Cuando llegaron junto a ellos,Germánlespresentó,

—Este esFred, el amigodeBob—todos se levantaronpara saludarle—éltampocolosabía,peroteníaunmensajedeBobpidiéndolequenosllevealhotel—el americano parecía totalmente desconcertado, pero también que intentaba

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asumir lo ocurrido con la mayor naturalidad posible—ya le he dicho quepodemoscogeruntaxi,quenosepreocupe.

—Bob me ha mandado el mensaje hace bastante rato, pero estabadespidiéndome demi novia y no lo he visto—Isabel sonrió al contemplar sussonrientesojosazules—nomeimportallevaros,mepilladecaminoacasa, además, el hotel está bastante lejos del aeropuerto. Pero la razón másimportanteporlaquetenéisquevenirconmigoesque,sinolohacéis,Bobmemata,segúnsuspropiaspalabras—todosrieron,yNataliadijo:

—¿Qué os parece si nos colocamos en la fila?, ya no hay tanta gente—todossemovieronhaciaelmostrador,yNatalianodesperdiciólaoportunidad.

—¿Tu novia es inglesa?—Isabel lamiró intencionadamente para que nosiguieracotilleando,peroalamericanonopareciómolestarle.Afortunadamentelacolasemovíarápidamente,porloqueFrednoestaríaasudisposiciónmuchotiempo.

—Sí,trabajaenlabibliotecabritánicaenLondres,ycomoellahabíavenidodosveranosamicasadurantelasvacaciones,ahorametocabaamíviajaraquí.

—Mirad, unmostrador solo para los de primera—señaló Isabel—nomeextraña,conloquecuestaelbillete—miróaNataliaqueasintió,porquehabíanmiradolospreciosparaversiselospodíanpermitir,aunquefueraporestavez.Lamentablemente no era así, y después de recuperarse del ataque de ansiedadque habían sufrido al ver lo que costaban, decidieron que para ellos viajar enbusinesseramásquesuficiente.

Yacasiestabanenelmostradory justoenesemomentopudieronverporprimeravezelavión,

—Pero ¡este bicho es enorme! ¿cuántos pasajeros caben ahí?—GermánsonrióalescucharlapreguntadeIsabel,mientrasaceptabaunchicledeNatalia,quelosrepartíaentreelgrupoincluyendoaFred,paraaliviar lapresióndelosoídoseneldespegue.

—Unos600,sepuedemontarcondiferentesconfiguracionesdesdefabrica,según las especificaciones de la compañía que lo compre—Roberto se habíapuestoenplanenciclopedia;consusgafasnuevasylamiradatanseriaparecíamásempollónquenunca,inclusomásqueenelcolegiocuandoyalellamabanasí.Germán recordaba ladevecesque sehabíapeleadoconalgúncompañeroporque le llamaban cuatro ojos. Isabel echó a Germán una mirada divertidacomosisupieraloqueestabapensando,mientrasRobertoseguíahablandosobrelas características del avión—en el que vamos a viajar nosotros no está almáximo de su capacidad, porque han dejado bastante espacio para primera yparabusiness.Aunquenolocreáis,hayalgunaconfiguraciónconlaquepuedenviajarmásde800personas.

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—¿Y eso, como lo sabes?—ante la pregunta de Isabel,Natalia puso losojosenblanco,porqueyaestabahartadelaviónytodavíanohabíansubido.Ellahabía tenidoque escuchar aRoberto toda la retahíla en casadesdehacíadías,incluso lohabía amenazado condejarlodormir solo con el folletodel aviónyellairseaotrahabitación,deloplastaquesehabíapuesto.

—Internet —afortunadamente tuvo que callarse porque le pidieron sutarjeta,entonces,NataliaeIsabelseñalaronaunaparejaquepasóanteelloscongafasdesol,yquesedirigíaalmostradordeprimera.Laazafatamuysonriente,después de comprobar sus tarjetas de embarque, les dejó pasar. Todos losmiraron fijamente especialmente Natalia ya que, si su novio era un friki contodoslosinventosyaparatosquecreabaelhombre,ellaloeraconlosfamosos.

—¡ArlenaStar, yMadBrake!—Roberto lamiróde reojo, porquepor sutonodevoz era como si degolpehubieravuelto a ser una adolescente. Miróluego aGermán, pero este estaba observando sonriente a las dosmujeres quecuchicheabansobrelapareja.RobertodecidiópincharunpocoaNatalia,alfinyalcabo,hacíahorasquenolohacía.

—¿Quiénesson?—IsabelyNataliasevolvieronindignadas,comosielquenoloshubierareconocidofueraunaafrentapersonal.

—¡Roberto!, no me creo que no los hayas reconocido—inspiróprofundamente para poder seguir hablando, porque la indignación hace queconsumasmásoxígeno—¡sondosactoresfamosísimos!

—Bueno…tampoco te pasesNatalia, ella puede, él…lo fue hacemuchosaños. Pero también hace mucho que no sale en los medios por su trabajo,precisamente—Germánechóuncapotea suamigoporqueeramuyconscientede la fuerza que tenían Isabel y Natalia juntas. Y los hombres se tenían queayudarparapodersobrevivirendeterminadascircunstancias.

—Pues yo creo que es un logro que haya conseguido mantenerse en laindustria y que no terminara siendo un alcohólico o drogadicto, después de lainfancia que tuvo siempre entre cámaras y alejado de su familia—Nataliajustificabaaaqueldesconocidocomosifueraalgúnparientesuyo,peroIsabellomiróconlosojosentrecerradosporquesabíaloqueestabahaciendo,yGermánledevolviólamiradasonriente,

—¡Mira,mira!—NataliadiouncodazoaIsabel,yvieronpasaranteellasaun hombre de unos 70 años, con una rubia explosiva de 30 como máximo,colgadadesubrazo.Traselloscaminabaunhombrecercanoalosdosmetrosyqueestabacuadrado;cuandolovio,IsabelsevolvióaGermánylesusurró,

—La escoba—Germán asintió tan interesado como ella, siempre estabanmuypendientesdelosmiembrosdeseguridadqueseencontrabanencualquiersituación; “escoba” en su jerga, significaba guardaespaldas. PeroGermán, que

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habíareconocidoalhombrequeibaprimero,sabíaquelollevaría,—EsJerryBurton—todoslomiraronconlabocaabierta,porquenosabían

cómo era físicamente. Tenía tanto poder, que no solía verse su imagen y casinadieconocíasuaspecto.

—Es cierto, yo también lo he visto alguna vez, y es él—Fred, que habíapermanecidocalladohastaelmomento,noparecíadudar.Entonces,Robertosevolvióhaciasuamigoparapreguntarle:

—¿Cómolosabes?—TuvounproblemaenunavisitaaEspaña,ymeasignaroncomoapoyoen

lainvestigación;nohabléconél,peropudeverlobien.Esél,yelladebesersunuevamujer

—¿Laexconejita?—todossonrieronalescucharaNatalia;seguíanparadosallíporquelaazafataleshabíadichoqueesperaranunmomento.Mientras,porel mostrador de primera acaba de pasar el multimillonario y detrás de él lohicieronotrascuatroparejas,antesdequelaazafatalesdijeraquepodíanpasar.

—Nomepuedocreerque losdeprimera tenganunaazafataparaellos,yademásquenoshaganesperarparaquepasenantes—Isabelparecíaindignada,peroGermánlacontestócontonosereno,

—Isabel,sipiensasindignarteporlasdiferenciassocialesesteviajesenosvaahacermuy largo—ellahizounamuecaporqueél tenía razón, seobligóacambiardeactitudy lobesóen lamejilla, sabíaqueavecesera terriblementegruñona.

—Tienes razón, perdonad—sonrió apesadumbrada, pero ninguno habíatenido en cuenta sus palabras porque ya la conocían, y por fin entraron en elavión.

—Chicos, comienza la aventura—Natalia dio un beso en la mejilla aRobertoytodossonrierondecididosadisfrutar.

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PRIMERAHORA

Germándejó el folleto que le había dado la azafata a un ladoy observó lo quehabíaasualrededor,que leparecíabastantemás interesante.Estabansentadosenlafilanúmero20,enbusiness,enelpisosuperiordelavión,yapesardequelos billetes eran bastante caros, tenía que reconocer que en la anchura de losasientosyenlosespaciosentreestossenotabacadaeuroinvertido.Delantedeellos,aunpardemetrosdedistanciaypegadosa lasparedesdelavión,habíaseisbañosydespués, trasunaspuertas translúcidas,seencontrabanloscatorceafortunadospasajerosdeprimera.Fredestabasentadoensumismopiso,peroenlazonadeturista,bastantemásatrás.

Estabansentadosenlapartecentral,GermánconelpasilloasuizquierdaeIsabelasuderecha,yacontinuaciónNataliayRoberto,queestabaal ladodelotropasilloporqueloscuatroasientosestabanjuntos.

—¿Quiere usted leer un periódico?—estaba tan ensimismado, que no sehabíadadocuentadequelasazafatasyaestabanrepartiendolaprensa;preguntóalosdemás,ycogieronunpardeperiódicosquecomenzaronaleerlaschicas,mientras que él y Roberto se entretenían con los móviles a la espera de quedespegaran.Al escuchar el ruido de las puertas de primera levantó la vista, ypudover aunhombreyunamujerde aproximadamente50años, discutir conuna azafata por algo relacionado con un tubo de cerca de unmetro de largo.Desdedondeestabanopodíaescucharlos,perolaazafataparecíaquerersubireltuboalportaequipajes,yqueellossenegabanahacerlo.Unmomentodespuésacudió el piloto, que cogió entre susmanos el cilindro para devolvérselo a lapasajeraalavezqueledecíaalgoalaazafata,entonces,éstaasintióysefue.Lapasajerafinalmente,locolocóenposiciónverticalaladerechadesuasiento.

Comoseguíanabiertaslaspuertassefijóenladisposicióndelosasientos;estaban distribuidos en tres grupos, siendo independientes los de los extremosquedabanalasventanas,mientrasquelosdelcentroestabanagrupadosdedosen dos.También se dio cuenta de que, el primero, estaba ocupado porArlenaStar y en el asiento que estabamás cerca vio a JerryBurton; a continuación,pegadaalasientodelmillonario,estabaJohannasumujer,yjuntoalaventanaseencontrabaelguardaespaldasdelapareja.

Enlasegundafila,empezandopor la izquierdadenuevo,sesentabaMadBrake, el novio de Arlena, y a los demás no los conocía, mientras que los

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primerosdelasfilas3yla4empezandodenuevoporlaizquierdaeranlaparejadeltubo.Después,unaazafatacerrólapuertaynopudoseguirmirando,

—Te han dejado sin entretenimiento—sonrió a Isabel sin contestar, peroella le dijo con picardía—espero que no se te ocurra meterte en algunainvestigación,queestamosdevacaciones—élnopudoevitarcontestarla

—Parece que es culpa mía que haya asesinos en el mundo—hizo unamueca.

—No,pero¿porquépasanesascosassiemprea tualrededor?,nisiquieranospodemosirunfindesemanasinquepasealgo—negófirmeconlacabeza—aquí no va a ocurrir nada, pero si ocurriera que se encarguen otros, la policíabritánica,porejemplo.

—Si hubiera algún asesinato, lo llevarían ellos—sonrió sabiendo que eraaltamente improbable que ocurriera algo así, pero no podía evitar hacerlarefunfuñar un pocomás—además, al ser una compañía británica, seguramentellevaránaalgúnpolicíaabordo—seencogiódehombros,ylasonrióconmaliciaantesdedecir—tranquilízate,yavieneeldesayuno.

Isabellomiródesdeñosamente,peronoibaadarleelgustodedecirquenocomería nada porque, volvía a tener hambre a pesar de que ya habíandesayunado.Eltemadesucapacidadparacomeracualquierhoraeramotivoderisaparatodossusamigos.

Germán se bebió su vaso de zumo, porque le gustaba demasiado el caféparabeberesacosa indescriptibleque lehabíanservido.Creíafirmementequedeberíaserdelitointentarenvenenardeesaformaaunhombre.

—¿ConocisteaBobcuandoestuvisteenQuántico?—miróaNatalia,queesperabaquerespondieramientrasRobertoeIsabelojeabanlosperiódicos.

—Sí,esagenteespecialdelF.B.I.ytambiéndaclasesenlaacademia.Nosentendimosmuybiendesdeelprincipio.

—¡Quésuerte!—Sí—sonrió—lociertoesquelotuvefácilporquelegustamuchoEspaña,

inclusohaidovariasvecesaveranearconsufamilia.—¿Alsur?—No, al contrario de lo que suele ocurrir con los extranjeros, le gusta

AsturiasmásqueCádizoMarbella.TambiénmedijoqueconocíaBarcelonayquelehabíagustadomucho,peroquenoconoceMadrid—Natalia lomiróconlosojosentrecerrados—yélsonrióalverla

—Tranquilízate,quenohamatadoanadie,creoquepodemosaceptarquevisiteBarcelonaantesqueMadrid.

—Sí, pero imagino que le habrás dicho queMadrid es tan bonito comoBarcelona,omás—aseguróNatalia;Isabelsonrióalescucharasuamiga,aunque

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hacíacomosisiguieraleyendo,peroGermánlaconocíamuybien.—Leheinvitadoaquevenga,paraquelocompruebe.Mediahoradespués,observabaasualrededorextrañado,porqueapesarde

quehacíabastanteratoquetodoslospasajeroshabíanterminadodedesayunar,nopasabanadiearecogerlasbandejas.

—Hace por lomenos veinteminutos que no se ve a ninguna azafata poraquí—Isabel dejó caer el susurro en su oído y él asintió, entonces observaroncómoseabríanlaspuertasdeprimeradenuevo,ysalíaotraazafataalaquenohabíanvistohastaentonces.

Era alta, morena y de aspecto distinguido, dio dos pasos para entrar enbusinessy cerró con cuidado lapuerta tras ella; al ver cómo lohacíaGermánirguió la cabezaconcuriosidad,porqueestaba segurodeque intentabaocultaralgo que ocurría en primera. Se paró unos segundos frente a ellos ymiró unpapelquellevabaenlamano,entoncesGermánpudoobservarcómoletemblabael pulso y sumirada de terror, pero la azafata respiró hondo y se dirigió condeterminaciónporelpasillohacialosasientosdeturista.

MinutosdespuéslaazafatavolvíaaprimeraseguidaporFred,yesteechóunamiradaaGermánalpasarquehizoquealpolicíaselepusieranlospelosdepunta.

—¿QuépasaGermán?—Isabel,NataliayRoberto lomirabancomosi élsupiera algo. Se inclinó hacia ellos para poder susurrar y que no lo escucharanadiemás.

—Nolosé,perohaidoabuscaraFred,asíquemeimaginoquehapasadoalgogordo.

—¿Cómoqué?—era la típicapreguntadeNataliaque tedabanganasdecontestar mal, afortunadamente Isabel le dijo algo en voz baja. Germánmiróhaciasuizquierdaalescucharunruidometálico,yvioadosazafatasmuyseriasque pasaban con el carro recogiendo las bandejas del desayuno. Fred debíahaberles pedido que continuaran con su trabajo con normalidad para que lospasajerosestuvierantranquilos,lomismoqueélhabríahecho.

—Chico listo—murmuró—siguió vigilando las puertas de primera, y porfin, después de otros veinteminutos salió Fredmirando sumóvil y se dirigióhaciaél.Germánse levantóporquesabíaque, fuese loque fuese,noconveníaque lo escucharan todos los pasajeros, y se apartaron un par de metros parahablar.

Fredestabapálidoysinaliento,eraevidentequelasituaciónlosuperaba,—Germán,mediceBobqueleaselmensajequetehamandado—élcogió

elmóvildesubolsillo,y lohizo.Enarcó lascejasextrañadoyvolvióa leerlo,porquenopodíadarcréditoaloqueveíaenlapantalla.

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—Esperaunmomento—volvió a su asientoy se agachóparahablar consus amigos—escuchad, tengoque ir a primera; al parecer tienenunproblema,deltipodelosquesolemosocuparnos—mirabadirectamenteaIsabelqueteníala boca abierta incrédula, sobre todo después de la conversación que habíanmantenidounratoantes—seguramentetenecesite,peroprimerovoyaecharunvistazo—ellaasintióysusamigoslosobservaronmuyserios.ÉlvolviójuntoaFredhaciéndoleunaseñaparaquefueradelante,ymientrasloseguía,repetíaensumenteelmensajedesuamigoBobdelF.B.I.,

“Germán, han asesinado a dos personas en primera, necesitamos que tehagascargodelainvestigaciónhastaqueelaviónaterrice.Acabodehablarporteléfono con el piloto, y en este momento su compañía le está dandoinstrucciones,paraqueélyel restode la tripulacióncolaborecontigo.Nohaynadiemás aquien recurrir, porquenovaningúnpolicía en el avión.Luego tellamaré,ahoraestoysolucionandoeltemadeladichosajurisdicción,quecomoteimaginarásesunalocura;ademáslosinglesesvanallamaratugobierno,paracontarles lo que ocurre. Pide a Fred lo que necesites, tiene instrucciones deayudarteentodoloquepueda.MuchasgraciasGermán,noolvidaremosesto”—levantó la vista porque ya atravesaban las puertas, que una azafata cerró trasellos.

Lazonadeprimeraocupaba,aproximadamente,un terciode laplantadelavión, y sin embargo allí solo viajaban 14 personas. Los asientos estabanseparados unos de otros por un metro de distancia aproximadamente, y cadapasajero podía aislarse del resto cuando quisiera mediante una mampara, quehacíaquenosevieradesdefueraloqueocurríaensuasiento.Fred,yGermánfuedetrásdeél,sedirigióhaciaunodelosasientosqueestabanenelcentro,yque tenía la mampara cerrada. El americano la abrió, y Germán pudo ver uncuerpotapadoconunamanta,aúnsentadoensubutaca.

—Este es uno de ellos, espera que me acaban de dar el listado de losnombresdeprimera—miróunahojaarrugadaquehabíasacadodesubolsillo—sellamabaAlexanderBrown,perocreoque…queeraconocidocomoAlexanderBig—susurró,Germánmientraslevantabalamanta,preguntó,

—¿Esunalias?—Frednegóconlacabeza,visiblementenervioso.—No—bajó aún más la voz—era un actor porno, Alexander Big era su

nombre artístico—Germán asintió sin decir nada, porque se dio cuenta de queFredlohabíareconocido,yobservóelcadáver.Parecíarondarlostreintaaños,eramoreno,yestabaenbuenaformafísica.Seinclinóparaobservarlosojos,yaquelosteníaabiertosypudoobservarenellosmidriasis,oaumentodeldiámetrodelapupila;entoncesinspiróprofundamenteynolesorprendióelfuerteoloraalmendrasamargas,

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—¿Sabessihavomitado?—levantóunpocomás lamanta,yvioque lasmanosdelmuertoestabanagarrotadasenformadegarra.

—Nolosé—Germánmiróelrostrodeaquelpobrechicoporúltimavezyvolvió a cubrirlo, luego se quedó apoyado en la mampara unos instantespensando,ymiróaFred.

—¿Yelotro?—Fredasintióysedirigióalaprimerafiladeasientos,allí,enelsegundoempezandoporlaizquierda,habíaotrocuerpotapadoyGermánrepitiólamismabreveinspección.Eneste,eloloraalmendrasamargaseramásfuerte, y nohacía falta que le dijeranquien era, se tratabade JerryBurton, elmultimillonario del que había estado hablando con sus amigos en la sala deembarque.MiróaFredqueestabaasulado,esperandoqueledijeraloqueteníaquehacer,

—Fred¿aquétededicasenelF.B.I?—necesitabasabersilepodíaservir.—Soy informático—alver la caradeGermánseexplicó—siesnecesario

tambiénsédispararporsupuesto,peronosuelollevararmas,nolasnecesitoenmitrabajoynomegustanmucho.

—No tepreocupes, tepuedoasegurarqueenestecasopuedessermuchomásvaliosocomoinformáticoqueusandounapistola,yenmuchosotroscasostambién—elmuchachoasintiónervioso—Bien,veamos,primerohayquellevarlos cuerpos a algún otro sitio, no es conveniente que los demás pasajeros losveanoesténtancercadeellos,yademásmegustaríaqueunamigodelosquemeacompañanlosestudiasecontranquilidad,aunquetendráqueserdemanerasuperficial. Es médico y trabaja en el Centro Nacional de Toxicología, a lainvestigaciónmeayudaráIsabelqueesmicompañerahabitual,ytúyNatalia,laotra amiga que viene con nosotros nos apoyaréis con el tema informático.También tenemos que encontrar una habitación o algún sitio donde podamosinterrogaralagente,eimaginoquetúserás,almenosdemomento,elenlaceconelpilotoylasazafatas—esperóunossegundoshastaqueFredasintió,indicandoque estaba conforme con todo—ahora voy a explicárselo amis amigos, y tú,mientras, ve a hablar con el piloto y dile que nos tienen que dejar algún sitiodondepodamosdejarloscuerpos,quetenemosqueinterrogarlesatodosyquebusquenunahabitacióndondepodamoshacerlo—decidióaclararlomásporqueFredteníacaradeestaralgosobrepasado—esdecir,unlugarparaloscuerpos,yotroparalosinterrogatorios¿deacuerdo?—Fredasintióysacóunticketdeunbolsillo donde apuntó lo quedecíaGermány, cuando terminó, se fue hacia laescalera que subía hasta la cabina de los pilotos,mientrasGermán se daba lavueltavolverasuasientoalmenosporunosminutos.

Lo sentía mucho por sus amigos porque estaban de vacaciones, peronecesitabasuayuda.

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SEGUNDAHORA

Se sentó pensativo en su asiento e Isabel, al ver que Natalia cogía aire parapreguntarlealgo,lediounsuavecodazoylamirónegandoconlacabeza,paraque lo dejara tranquilo unos instantes. Conocíamuy bien cómo funcionaba lacabeza de Germán, y necesitaba un momento de tranquilidad, ahora mismoestaba organizándolo todo en sumente y cuando lo tuviera todo encajado, sepondría en marcha y lo haría de la manera más eficaz posible. Los tres lomirabancomosifueraasacarunavaritayhaceralgúntrucodemagiaanteellos,poresolosmiróconlascejasenarcadasyunasonrisairónicaenlacara,

—Isabel, por favor cámbiame el sitio— susurró.Cuando se sentaron conlos asientos cambiados, cogió su móvil y buscó el bloc de notas, que solíautilizarparasuscasos.Antesdecomenzaraescribir,lesavisó,

—Sitenéispreguntashacedlasenvozbajaporfavor,noquieroquenadienosescuche—acontinuación,escribióenelmóvil,alavistadetodos:

“Han asesinado a dos pasajeros de primera, y Bob me ha pedido queempiececonlainvestigación”

Lostressequedaronmirándoloesperandoquedijeraalgomás,porloquecontinuó:

“Metemoquenosénadamás,ymesientoobligadoaayudar,pero,yyaséquepedírosloesunaputada,mevendríamuybienvuestraayuda”

—Por supuesto—Isabel contestó enseguida tal y como él esperaba, yNataliayRobertosemiraronduranteunsegundoantesdequeelladijera,

—Cuenta con nosotros, ¿qué tenemos que hacer?—él asintió sonriente,porquesiempresepodíacontarconellos.

—Primero vamos a ir Isabel y yo, creo que será mejor que no noslevantemos los cuatro a la vez, nuestros vecinos de la izquierda ya muestranmuchacuriosidadhacianosotros.

—Deacuerdo—RobertoyNataliaasintieron,enelpasadohabíanaprendidoquenohabíamejorinvestigadorqueGermán;todosteníanunafeciegaenélyharíanloquedijerasindudarlo.

—Entonces, entramosnosotros,y, si osparece, endiezminutosvenís losdos,lediréaunadelasazafatasqueosdejenpasar.YalehepedidoaFredquebusque un sitio para dejar los cadáveres, y otro para los interrogatorios; porcierto,Natalia¿hastraídotuordenador?

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—Sí,lollevoenelbolso,yasabesquenopuedovivirsinél.Mehetraídoelpequeño,peroesigualderápidoytienelamismacapacidadqueelgrande.

—Perfecto, tráetelo, el avión tienewifi así que podrás trabajar con él sinproblemas. Isabel vamos a levantarnos como si fuéramos al baño,ydesde allípasaremosaprimera.

—Bueno,enrealidadamímevienebieniralbañoprimero—elintentodebromanosurtióelefectoesperado,únicamenteNataliaesbozóunasonrisa.

Fredseguíanervioso,Germánmiróalrededor,yobservódoscosas:queloscadáveresyanoestaban,yquelospasajeroscuchicheabanentreellosmientraslosobservabanconcuriosidad.Seimaginóquenosabríanmuybienquépensar,aunquetodavíanoleshabíadadotiempoaasustarse.

—Entre el copiloto y yo hemos llevado los cadáveres arriba—Fred selimpióelsudordelafrenteconunkleenex—encimadenosotros,allíestánlosdormitorios de la tripulación. Según las reglas de la compañía, tieneninstruccionesdedescansarmediahoracadacuatrodeviaje, cuando losvuelossuperen las ocho horas.Detrás de vosotros, a la izquierda hay dos puertas, laprimerahabitaciónesunasaladecineyladealladoesunrestaurante—Isabellanzóunaexclamacióninvoluntaria,

—¡Perdón! —se mordió el labio inferior arrepentida—es que me hasorprendido.

—Sí—continuóFred—decineodereuniones,porquehayunamesapegadaalaparedconvariassillas,yenelcentrodelasalaestánlasbutacasparaelcine.Delasdosmehaparecidoelsitiomásadecuadoparalosinterrogatorios.Venidaverla—losiguieronyentraronenunasalaqueeratalycomolahabíadescrito—luego,FredmiróaGermánaquienleparecióqueelsitioestababien—¡ah!yelpilotomehadichoquequierehablarcontigo,antesdenada.

—Sí,meparece bien, porque ademásmegustaría interrogar primero a latripulación—miróaFred—imaginoquetendremosaccesoalabasededatosdelF.B.I., por si necesitamos cualquier tipo de información—el jovennodudó enresponder,

—No creo que haya problema, además en la planta de arriba hay unordenador,

—¡Estupendo! de todasmaneras,Natalia trae el suyo, pero así seréis dostrabajando.Siendo tú informático,yconociendoel sistemadelF.B.I. será todomuchomásrápido.Ahoravendrán¿puedesdeciralasazafatasquelesabranlapuerta?

—Claro¿necesitasalgomás?—No, empezaré con el piloto, me imagino que será mejor—Fred se

encogiódehombros

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—Es posible, además me ha parecido que al comandante Peterson le hamolestadoespecialmentequelehayandichoquenoestáalmando.

—Ya me lo imaginaba. Por cierto, tengo una duda ¿por qué razón estállevandoestoelF.B.I.,ynolapolicíainglesa?,alfinyalcabo,esunacompañíabritánicaytodavíavolamossobresueloinglés,oalmenosesocreo.

—Desde hace un par de años existe un acuerdo confidencial decolaboración entre mi país y Reino Unido, mediante el cual si ocurrieracualquiertipodepercanceenunavióndecualquieradelosdospaísesy,sienelvuelohubieraunpolicía,yaseainglésoamericano,estaríaobligadoacolaborarenlainvestigación—suspiró—Bobmehadichocuandomelohacontadoporqueyotampocolosabía,quecomoyonoeraunagentedecampo,teibaapedirquenosayudaras;dicequeeresunodelosmejoresinvestigadoresquehaconocido—losojosdeFredbrillaronconentusiasmocuandocontinuó—tambiénmehacontadoqueteofrecierontrabajoenelF.B.I.cuandoestuvistehaciendoelcursoenQuántico,yséqueesonoeshabitual—GermánmiródereojoaIsabelqueloobservaba con el ceño fruncido—bueno, voy a decir que dejen entrar a tusamigos.Oshedejadounpardecuadernosybolisenlamesa—Isabelesperóaquesalieraantesdeexplotar,

—¿Es verdad? ¿te ofrecieron trabajo? —estaba mirándole bastanteenfadadayconlasmanosenlascaderas,enesemomentoselacomeríaabesos.

—Sí—lamiróconunaligerasonrisa.—¿Porquénomehabíasdichonada?—Porquemelopensé,comomucho,durantecincominutos,peroenseguida

supequenomeapetecíahacerlo.—¿Espormí?—élseencogiódehombroscomorespuesta—noseteocurra

dejarpasarningunaoportunidadpormiculpa,noquieroserresponsabledeeso—Germánsonrióconternuraylecogiólamanoentrelazandosusdedos,

—¿Acaso te gustaría que hubiera aceptado?—ella se mordió los labiosantesdedecir

—No,pero—antesdequepudieracontinuar,escucharonabrirselapuertayentraronRobertoyNatalia,seguidosdeFred.

—¡Chicos hay que ver qué mal viven los ricos! —los comentarios deNataliasiempreconseguíanrelajarlatensión.

—Comencemos,Natalia, arribahayunordenador, creoque lomejor seráque trabajesconFred,quees informático.Tieneuna listacon lospasajerosdeprimera,yquieroquebusquestodalainformaciónquepuedassobreellos;Fred,túbuscaenlabasededatosdelF.B.I.,paraempezartodoloquetenganacercade los fallecidos. ¿Alguna duda?—los dos negaron con la cabeza, y entoncesGermánsevolvióhaciaRoberto—necesitoqueechesunvistazoa loscuerpos,

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creoquehansidoenvenenados,peroquieroqueme loconfirmes.Fred tedirádóndeestán.

—Noquerrásque leshaga la autopsia—sonrió,pero erauna sonrisa algoacojonadaporqueGermáneracapazdetodo.

—No,meparecequeconunexamensuperficialmepodrásdecirhastaelveneno que han utilizado—volvió a mirar a Fred—por favor, acompaña aRobertoydile aNataliadondepuede instalarseconelordenador,y cuando lohayashechoantesdequetepongastúconeltuyo¿puedesavisaralpilotoparaquevenga?—Fredasintióylostressefueron,mientraselloscolocabanlamesaylassillasenelcentrodelasala,delantedelaprimerafiladebutacas.

—Vamosaciegas,porquenovamosatenerpruebaspericiales—seencogiódehombros—tendremosqueguiarnosporlaintuiciónyhacerloquehacíanlospolicíasantiguamente,hablarconlossospechososlasvecesqueseannecesariasyestarmuyatentos.

Adam Peterson, el piloto, les hizo esperar veinte minutos, en los queestuvieron pensando quién llevaría el interrogatorio; finalmente y debido a suexperiencia, decidieron que lo hiciera Germán primero, y, como siempre, siIsabelqueríapreguntaralgoque lohicieracuandoquisiera.Por fin seabrió lapuertayentróelpiloto,veníaconeluniformecompletoincluidalagorraquesequitóalveraIsabel;eramoreno,alto,yconlosojosverdesyhubierasidounhombremuyatractivo,sinofueraporunacicatrizbastantefeaqueledeformabael labio superior, y que le daba una apariencia permanente de enfado. Sepresentaronmutuamente,yGermánlehizoungestoparaquesesentara.TeníarazónFred,elpilotoparecíacontrariado

—No puedo faltar mucho tiempo de la cabina—Germán asintiócomprensivo,

—Intentaré tardar lomenosposible; iréalgranosi leparece,háblemedelcopiloto…¿tienepocaexperiencia?

—Al contrario, es un tipomuy preparado, incluso ha sido piloto en otracompañía, pero se pasó a esta porque quería llevar uno de estos—señaló a sualrededor.

—¿Y eso es normal? —era una manera de romper el hielo como otracualquiera,peroelpilotolevantóunacejadebidoasupregunta.

—Los pilotos podemos ser bastante frikis, sobre todo los que queremosserlo desde niños. No es raro que nos cambiemos de ruta y en ocasiones decompañía,inclusoperdiendodinero,sinosobsesionamosconllevarunaviónenconcreto—seencogiódehombroscomosinoesperaraqueGermánloentendiera—sí,creoqueesalgonormal,paranosotrosclaro.

—¿Yustedlohahechotambién?—noparecióentenderlapregunta,porlo

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queseexplicó—quierodecir,sitambiénsehacambiadodecompañíaparapoderllevaresteavión.

—¡Ah!,no—negósorprendidoporlapregunta—yoyatrabajabaaquí,yyateníamuchas horas de vuelo como comandante cuandome lo ofrecieron. Porsupuestodijequesí,habríaestadolocosinolohubierahecho.

—Entiendo, si le parece empezaremos con las preguntas relativas a losucedido—noesperóaque lecontestara—¿conocíapersonalmenteaalgunodelosdosfallecidos?

—No, bueno, había oído hablar del señor Burton por supuesto, pero nosabíacómoerafísicamente.

—Esdecir,que laprimeravezque lohavistoha sidocuandohavistoelcadáver.

—Noexactamente.Habíamosdespegadohacíapocosminutos,cuandobajea hacer una visita a los pasajeros de primera, es una norma de la compañíacuando volamos en este avión.Entonces, el señorBurton se acercó amí paradecirmequequeríavisitarlacabina—Germánentrecerrólosojos,ahoraentendíaporquéestabaelpilotoenlaescenaquehabíavistoantes,desdesuasiento.

—Porcasualidadhevistoquehatenidoquemediarenunadisputadedospasajerosconunaazafata…—Adamvolvióaencogersedehombros—

—Sí, son un matrimonio de origen francés, creo que trabajan comoprofesoresdeuniversidad,ydesdequehacemosestarutavuelanconnosotrosunpardevecesalaño.Noqueríanquelaazafatasubierauncilindrodeplásticoalportaequipajes, preferían tenerlo a su alcance. Según las normas de seguridadtodoslosobjetosdebenestarahí,paraquenopuedangolpearalospasajerosencasodeturbulencias,porejemplo—seencogiódehombros—perosuresistenciaa separarse de las pinturas que llevan dentro es comprensible, porque si lesocurrieraalgonopodríandarlasconferenciasoloqueseaquehaganconellas.Por eso les autoricé a llevarlas junto a ellos—Germán apuntó todo parapreguntarmástardealosimplicados.

—¿YJerryBurtonsubióluegoaverlacabina?—Sí, subió casi enseguida, por su forma de hablar me pareció el típico

millonario.Estabaacostumbradoahacerloqueledabalagana,enestetrabajoheconocidoaalgunosasí.

—Entiendo,¿ysecomportódealgunamaneraextrañamientrasestuvoallí?—No,normal,peroeraunpatoso,inclusohizoalgunabromacomosifuera

agolpearlosinstrumentosdelavión,hastaquele tuvequedecirquehicieraelfavor de no tocarlos. Kevin y yo, cuando salió, coincidimos en que erainsoportable—Germánmirólalista

—¿Kevineselcopiloto?

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—Sí—Germánasintió—¿Yalotrofallecido,AlexanderBrown,loconocía?—No, porque saludé a todos en general; suelo dar una pequeña charla al

recibirloscuandoyaestánsentados,peronisiquierarecordabasucaracuandohevistoelcadáver.

—Unaúltimapregunta,mehasorprendidoalgolalistadelospasajerosdeprimera,¿eshabitualquecoincidancuatroactoresenelmismovuelo?

—Habitualmentelaempresadejaaalgunosfamosos,siellos lopiden, losasientosdeprimeraapreciodeturista,acambiodequediganenlaprensaquehan viajado con nosotros y que les ha gustado. Publicidad barata—Germánasintió.

—Deacuerdo,puespormiparte—miróaIsabelquenegóconlacabeza.Aél le pasaba lo mismo, sin datos y al comienzo de la investigación, era muycomplicadosaberquémáspreguntar—estodo,muchasgraciasseñorPeterson.

—Adam,porfavor,simellamaspormiapellido,meparecequeterefieresamipadre,queeraprofesor.

—Deacuerdo,Adam,yosoyGermán—¡Vaya nombrecito! —el policía rio, porque conocía la dificultad que

suponíaparalosinglesesylosamericanosdecirsunombre,laprimeraletraparaelloseraimpronunciable.Elpiloto,porfinrelajado,lesdijoantesdeirse—ahoraosenvíoaKevin.

—KevinCameron—mientraselcopilotodecíasunombre,sonrióaIsabelyGermánenarcólascejasalvercómoellasemordíaloslabiosmientrasescribía,intentandomantenerse seria. Siempre hacían lomismo, el que no interrogabaintentaba apuntar absolutamente todo, incluyendo los gestos o cualquier datoreseñable.Eramuyhabitualque,alagranmayoríadeloshombresqueconocían,selesfueranlosojosdetrásdeella.Germánloentendía,y,aunquenolehacíagracia,noleafectabaensutrabajo.

—¿Conocíasalosfallecidos?—No, bueno, a Jerry Burton unosminutos antes cuando subió a cabina,

peronohabléconélporquesolohablabaconelcomandante—sedirigióaIsabelpara decirle, siempre sonriendo—era un clasista—Isabel sonriómirándolo consus rasgadosojos colormiel, eramorenaydepielmuyblanca,y estabaclaroque a Kevin le gustaba lo que veía. Germán se distrajo durante unmomentopensandoque,eraextrañoqueelpilotonosehubierafijadoenella.

—¿Hizo algo extraño en la cabina?—el copiloto lomiró algo distraído,peroenseguidavolvióacentrarse.

—Estuvotocandolosinstrumentos,hastaqueAdamletuvoquedecirquenolohiciera,quelospodíaestropear.Lesentómuymalysefueenseguida,al

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salirsechocóconGracequeibaallamarparaentrar,yyocreoqueselefuelamano,aunqueellanodijonada.

—¿Quéquieredecirqueselefuelamano?—tantoGermáncomoIsabellomirabanasombrados,

—Sí,mepareció ver que le tocóunpecho, perono sé…—se encogiódehombros.

—¿Elladijoalgo?—No,yalehedichoqueno.—¿YlohablasteistúyAdam?—No,Adamestabadeespaldascomprobandoelpaneldeinstrumentos,por

loqueestoysegurodequenovionada—pareciópreocupadoderepente—esperonohaberlebuscadounproblemaaGrace,quizásmehayaequivocado.

—Por supuesto que no, no te preocupes—le quitó importancia al asuntopara tranquilizarlo—¿recuerdas alguna otra cosa que te haya llamado laatención,enloquellevamosdeviaje?

—No, lo normal—hizo una mueca como si se arrepintiera de haberhablado.

—¿Quéeslonormal?—Bueno,me imaginoqueosacabaréisenterando…elcasoesqueunade

lasazafatasfuma,ycuandoestababuscandoelalfilerdemicorbata,queyocreíaquesemehabíacaídoporlazonadelasescaleras,notéunfuerteoloracigarrilloquesalíadelbañodelaizquierda.TodavíanoselohedichoaAdam,porqueaesachicayalehandadounaviso,yesmuyposibleque,alapróximalaechendelacompañía—soloseoíaelrasgueodelbolideIsabelalescribir,unsonidoquealpolicíaleresultabarelajante.

—Comprendo,¿ycómosellamalaazafataquecreesqueeslaresponsable?—dudóunmomento,perolodijo

—Becca—Muchasgracias,¿algomás?—Queyorecuerde,no.—Siteacuerdasdealgomás,porfavordínoslo,amí,oamicompañera—

señalóaIsabel,yelpilotovolvióasonreírla.—Claro,adiós—cuandosefue,élsevolvióhaciaIsabel,—Bien,sigamosconelresto,peroantes—Fredlehabíatransmitidoqueel

F.B.I.ylacompañíaqueríanqueseinterrogaraenseguidaalospilotosyqueseles molestara lo menos posible, y a él le había parecido lo más lógico—megustaríaqueinspeccionarasafondolaescena—Isabelselevantóguardándoselalibretaenelbolsillotraserodelvaquero,peroantesdequepudierairseGermánseacercóaella,

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—Sientoquehayaocurridoestoennuestrasprimerasvacacionesjuntos,deverdadquelosientoIsabel—ellatomósucaraconambasmanosylesonrió,

—Estábien,yahabrátiempoparadisfrutar,alfinyalcabo,sonsoloochohoras—lediounbesoligeroenloslabiosysefue,

—Eseme lo darás como es debido cuando aterricemos—aseguró, lo quehizoqueellasoltaraunacarcajadaantesdesalir,yGermánlasiguióencuantoconsiguió borrar la sonrisa de tonto que se había instalado en su cara.Queríasubiraverelpisodearribaantesdecontinuarconlosinterrogatorios,

La habitación donde se habían instaladoNatalia yFred era algo pequeñaperosuficiente,cadaunodeellosestabatrabajandoensuordenador,yparecíanllevarsebien.

—Holachicos¿cómovais?—Nataliaestabacontenta,porqueleencantabainvestigar.

—Bien,Fredyaestábuscandoenlasbasesdedatosalosfallecidos—bajólavozcomosiFrednoestuvieraallado—Germán…¡enelF.B.I.tienen10basesdedatosdistintas,cadaunadeellasespecíficaparauntipodebúsqueda!

—¡Increíble!—contestóconironía,yNataliahizounamuecaalescucharlo—Yaséqueparezcounaniña,peroesquenomepuedoimaginartrabajar

con esosmedios a tu alcance—vio lamirada que le dirigió Germán y dijo—¡vale,yamecallo!

—Entonces, ¿ya tenéis algo para empezar?—Germán enarcó las cejas alvercómoFredmovíalacabeza,

—Hayunproblema,noséporqué,perolaimpresoranofunciona.—No sabía que hubiera una impresora—Fred asintió con cara de

preocupación—pero no importa mándalo a nuestro móvil o descárgalo en elordenador,yloleeremosdesdelapantalla—peroFredseguíamirándoleconcaradepreocupación—¿qué?¿quépasa?—elamericanodejódemirarelordenador,einspiróhondoantesdehablar.

—Nosésirecordarásloocurridohaceunpardeaños,cuandounoshackershicieron aterrizar un avión—tantoGermán comoNatalia asintieron, porque lanoticia había abierto los telediarios de todo elmundo— se hicieron pasar porcontroladoresaéreosypolicías,yunodeellosinclusosuplantóaundirectivodela compañía aérea. En fin, que, entre todos convencieron a los pilotos de quellevaban una bomba a bordo—Germán lo recordaba perfectamente; todavíanadie se explicaba cómo un grupo de veinteañeros, habían sido capaces deinterceptarlascomunicacionesdelavióny,además,deengañaralosdospilotos.

—Claroquemeacuerdo,consiguieronquerealizaranunaterrizajeforzosoenmediodelanada,enDakotadelNorte.

—Desde esemomento, entre los hackers está demoda intentar superar a

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esos imbéciles y, las compañías aéreas y otros organismos han reforzado susmedidasdeseguridad.

—¿Enquésentido?—En el de las comunicaciones.Tomemos este avión como ejemplo, aquí

solo se puede recibir información externa a través de la impresora que tieneinstalada,yquecuentaconunsistemadeseguridadincreíblementesofisticado.

—Nomelopuedocreer,¿soloatravésdeunaimpresora?—Sí, por eso tenemos un problema, porque solo pueden mandar la

informaciónalaimpresoradelaviónyalnofuncionar…yasabeselresto.—¡Puesquelomandenauncorreodeunodenosotros!—Cualquierarchivoqueseenvíeaotrolugarquenosealaimpresorase

retendrá durante 48 horas antes de ser entregado, según las normas de lacompañía.

—¿Quédices?¿quesolopuedenmandaresainformaciónaunaimpresora,noauncorreoelectrónico?—noleentrabaenlacabeza—¡peroesunalocura!imagínate que les tienen quemandar información confidencial…yo que sé, lapolicía¿cómoloharían?—Fredseencogiódehombros

—La central de la policía británica tieneunade estas impresoras, por situvieranquerecibirinformaciónurgentesobreunodelosvuelos.Yacualquierotroorganismoque tenganque enviarle informaciónde lamanerahabitual, sehace, pero cuandohayanpasado48horas.Ya lo sé, es una locura, peronadiequierequevuelvaaocurrirlodeaquelvuelo.Porsupuesto,estamoshablandodeexpedientes,órdenesfirmadasdelacompañía,esdecirarchivos—seencogiódehombros—séqueescomplicado.

—¡Increíble!—se pasó lamano por el pelo—en fin, ¿eso en cuanto a lainformaciónde la compañía, peroy ladelF.B.I.?—la expresióndeFredhizoqueGermánsupieraquenoleibaagustarlarespuesta.

—Hacepocosmesesque estamosutilizandoelmismo sistema,dehecho,casitodaslasagenciasfederalesdeEstadosUnidoslousan.Sinoconseguimosquefuncionelaimpresora,¡olvídatedelosexpedientesdelospasajeros!

—¿Puedeshacerquefuncione?—Almenospuedointentarlo,poralgoestudiéinformática,aunqueestano

esmiespecialidad…—Estábien,ponteconeso—Fredsevolvióyabrióunarmarioqueestabaal

alcancedesumano,delquesacóunacajametálicaquedepositóenlamesa.—¿Está ahí dentro?—asintiómientras que pulsaba un botón en la parte

delantera de la caja, que hizo que abrieran dos puertas y que pudiera verse laimpresora.

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—Sí,aquíestá—lasacóylapusoanteélobservándolaconatención—¿Lleva mucho tiempo estropeada? —el americano se encogió de

hombros.—He preguntado a Kevin, el copiloto y me ha dicho que él creía que

funcionaba.Yomehedadocuentaporquehayunnúmeroenlabasequeessuclave de identificación y que he mandado al F.B.I. para que supieran dondeenviar la información; pero por más que lo envían, no llega nada, y aquí, alrecibir los datos, se enciende esta luz naranja que significa que no puedeimprimir,siestuvierabienlaluzseríaverde—señalóelpilotoqueparpadeaba—Germánasintióydecidiócambiarde temaporquenoentendía la lógicadeesesistema.

—Está bien, ¿y tú has conseguido algo con las redes sociales?—Nataliaasintió,

—Nosoloconlasredes,algunosdeellossalenhabitualmenteentodotipodepublicacionesporserfamosos,asíquehepodidoenterarmedealgunascosasdesuvida…porcierto,¿hasinterrogadoalaviudadeJerryBurton?

—Todavíaestoyconlatripulación,¿porqué?—Heleídoqueellaeslaherederadelmaridoporqueélnohatenidohijos,

y,aparentementehaymuchodineroenjuego¿no?—Esoparece,muyinteresante¿quémás?—Losfrancesessonprofesoresdeuniversidad,teníasqueversuFacebook,

sonunosfrikis.—Ya—Yotradelasparejassonescritoresdenovelaspolicíacas,peroestosson

belgas—sonrió—comoPoirot,eldeAgathaChristie.—Vale—afirmóconlacabezamientrasseguíaanotandoloquelecontaba.—Y, viendo la disposición de los pasajeros en las butacas, me he dado

cuentadequeJerryBurtonysumujersehabíancambiadodeasiento.—¿Quiénes?—levantólavistadelpapeldistraído,yfruncióelceñocuando

ellalorepitió—JerryBurtonysumujer.—Es curioso—lo apuntó y sonrió al decir a Natalia—sí que has

aprovechadoeltiempo,¿algomás?—Demomento,no,peroestoyseguradequeencontrarémáscosas.—Yotambiénloestoy,porcierto¿Robertosiguearriba?—Nataliaasintióy

duranteunfugazmomento,Germánpudoveralgodepreocupaciónensumirada—¿Ocurrealgo?—ellasonrióynegóconlacabezavolviendolavistaala

pantalla.—Sidescubrísalgomásestoyabajoenlasaladecine,peroantessubiréa

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ver a Roberto—cuando se fue, Fred tenía la nariz metida en la impresora yNataliaseguíacotilleandoenlasvidasajenas,algoqueleencantaba.

Estaba a punto de subir con su amigo, cuando escuchó su nombre, eraGrace,Fredyalehabíaavisadodequeeralajefadelasazafatas.

—Estoyaquí—bajóaverlayseencontróconellaalpiedelasescaleras—LellamauntalRobert,mehadichoqueesdelF.B.I.—¿Porteléfono?—ellasonrióantesuextrañeza.—Sí, tenemos teléfono vía satélite en el avión, de hecho, todos los

pasajeros de primera tienen uno en los asientos. Pero este es uno de los de latripulación,estáenlacocina

—Estábien—seacercóhastalacocina,ycogióelaparato;alverquepodíaalejarse porque era inalámbrico, volvió a las escaleras para tener algo deintimidad.

—¿Hola?,soyGermán—escuchóunaseriederuidos,yenseguidalavozdesuamigodiciendo sunombre conunacento espantoso, loque lehizo sonreír,comosiempre.

—¡Herrrrrman,amigo!,¿cómoestás?—Bien,Bob,conunbuenlíoaquíarriba,estabadeseandohablarcontigo.—¿Cómovanlascosas?—Estoy interrogando a la tripulación, en unosminutos empezaré con las

azafatas.Quierohacermeunaideageneraldeloocurrido,yasabesquecadaunodaráunaversióndistinta,peroesopasasiempre.

—Creíque tepondríasprimerocon laviudadeBurtony laotrachica, lanoviadelactor.

—No,prefieroqueesténmástranquilasantesdehablarconellas.—¿Puedesconfirmarsihasidoasesinato,omuertenatural?—No creí que fuerais tan inocentes en el F.B.I.—sonrió— siento ser tan

cínico, pero en cuantome enteré de que había dos cadáveres, sabía que habíasido asesinato. Han sido envenenados y creo que han utilizado cianuro, peroestoyesperandoqueloconfirmeRoberto,yasabesquiénes.

—Sí,porsupuesto¿hasencontradoelcianuro?—Eres un cachondo Bob. Espero que no pienses en serio que puedo

encontrar un frasco de cianuro en este pedazo de bicho. El asesino lo habráescondidobien,aunque,porsupuesto,másadelanteregistrarétodoelequipaje.Seguramentelosllevaréalasaladondeestoyhaciendolosinterrogatorios,yasíregistraremostodalazonacontranquilidad.

—Bueno,túdirigeslainvestigaciónyteagradecemosmuchísimoquenosestéshaciendoestefavor.Mijefequierequetedigaquesabequeesimposibleque averigües quién ha sido antes de aterrizar, pero que te lo agradece

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igualmente.Sobretodo,loquemástememosesquesedescontrolelasituación—suamigosuspirófrustrado—¡Noveaslaquesehamontadoaquí!¡Yyoquemehabía cogidounpardedíasdevacaciones!Esto esuna locura, estamosalhablapermanentementeconlosinglesesquenoquierenquesesepaquenohabíapolisenelavión,porqueelgobiernobritánicodijoquesiempreiríaunoenlosvuelosdelargadistancia—Germánmiróasualrededorantesdedecirle,

—Sí,yotambiénestabaconvencidodequehabríapolicíaabordo.—Nosotros,despuésdelosatentadosdel11-S,siemprelosllevamoseneste

tipodevuelos.Encualquiercaso,muchasgraciasGermán,yaleshedichoqueereslapersonamásadecuadaparaestetipoderesponsabilidad;aquínoestabanmuy convencidos de que tú te encargaras, pero es normal, están todosacojonados—Germánsecercioródequenoloescuchabanantesdedecir,

—Bob,tengounmalpresentimiento,nocreoqueestosehayaterminado,essolounaintuición,pero…

—¡NomejodasGermán!,¡hazloquesea,peroquenomueramásgente!,sihace falta encierra a todos los de primera—Germán susurró la siguientepregunta,

—¿Quiéntedicequehasidootropasajeroynoalguiendelatripulación?— su amigo se quedó estupefacto durante unos minutos, lo que hizo que nosupieraquécontestar,

—Hombre…eso es una locura, ¿qué quieres decir, que el piloto o unaazafata sehanvuelto locosyestánenvenenandoa lospasajeros?,Germánporfavor,soluciónalo,yaesbastantemaloloquehaocurrido—Bobmaldijoduranteunos segundos antes de decirle—Me imagino que no sabes lo que te voy acontar,peroesalgoquepuedeafectara la investigaciónydebessaberlo.JerryBurtonhasidoduranteañosunimportanteproveedordelejércitoamericano,dehecho, así fue como hizo su fortuna—Bob se quedó pensativo un par desegundos,peroGermánsabíaquenolehabíacontadolomásimportante

—Sigue,porfavorBob.—Sí,elcasoesqueteníaunavistaenelcongresolasemanaquevienepara

quehablarasobreunospresuntossobornosaaltosmandosdelejército,poresoveníaaWashington.Yserumoreabaqueibaatirardelamantayatraicionaravariosdelosmilitaresalosquehabíauntadoalolargodesucarrera,acambiodenoiraprisión.Nosésisabesqueunodeellosviajacontigo,yquetambiénestácitadoenelcongreso—GermánsacólacopiadelalistadepasajerosquelehabíahechoFred,ylamiróconelceñofruncido,

—¿ElGeneralJohnRace?—Sí,tambiénestásiendoinvestigado.—¡Quécasualidadquevuelenjuntos!,¿noteparece?

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—Esopensamosnosotros.—¿QuésuministrabaJerryBurtonalejército?—Principalmente material para intervenciones quirúrgicas, era el único

proveedorde todos loshospitalesmilitares—suamigovolvióaquedarsemudounossegundos,seguramentevalorandocómodecirlelosiguiente—todavíanoesoficial,perotambiénestásiendoinvestigadoporquegranpartedelinstrumentalquevendíaeradefectuoso,ypodríahaberprovocadonumerosasmuertesenlosquirófanosdelejército.Todomuyfeo.

—¡NomejodasBob!,esoamplíalossospechososenmilesseguramente—se pasó la mano por el pelo y cerró un segundo los ojos respirando hondo,porque no serviría de nada que se enfadara— ya me estás haciendo unabúsquedaaversialguiendelavión,tieneohatenidorelaciónconlosmilitares,ademásdelgeneral. ¡Vayahistoria!YademásyamehadichoFredquenomepodéis mandar la información a menos que arregle la impresora. Bob, si nopuedesenviarmelosdatos, llámameymedas la informaciónverbalmente,¿deacuerdo?

—Sí, sí, tranquilo, siesnecesario te lodirépor teléfono,no tepreocupes¿quieresquebusquesoloenlosdeprimera?—Germánmiróunmomentoasualrededorporquelehabíaparecidooírunruido,peroseguíasolo,

—No, comprueba todo el pasaje, por favor. Pero empieza con los deprimera—colgó enseguida y se quedó mirando el teléfono, luego volvió a lacocinaadevolvérseloalaazafata.

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TERCERAHORA

—Grace,mepreguntabasi lespodríaisdardecomeralgoa lospasajeros,hayqueintentardistraerlos.

—Sí, quizás unasgalletas y algode fruta—enseguida se hizo cargode lasituación—y les podemos dar opción a una película gratis—Germán ya habíavistoquetodoslospasajerosdeprimerateníanunapantalladeveintepulgadasensusasientos.

—Sí,loqueseteocurra,peroqueesténentretenidos.—Claro,ahoramismonosponemosconello.—Bien,enunosminutososavisaremosparahablarconvosotras.Muchas

gracias—ellaasintiómientrashablabaconotradesuscompañerasyabríanunaneveradedondecomenzaronasacarcomida.

PorfinpudosubirlasescalerasysiguiendolasindicacionesdeFredcuandoestuvofrentealacabinagiróalaizquierda,despuésanduvounoscincometroshasta llegar ante una puerta que estaba entornada. Era una habitación con eltechomuy bajo tanto, que él sentía que lo rozaba con el pelo ymedíametroochenta.Había doce literas, y en las dos últimas camas estaban tumbados loscadáveres,yentreellosseencontrabaRobertodepieyconlosojoscerrados.Alverloseacercóaéllomásdeprisaquepudo,porqueestabamuypálido,

—¡Rober!¿quétepasa?—suamigoabriólosojosalescucharloymoviólacabezacomosinopudierahablar,peroGermánnoestabaparatonterías—¡Dimequé tepasa,hombre!—alverlo tambalearse, losujetódelbrazoa tiempoparaque no se cayera redondo, y lo acercó a otra litera que estaba alejada de losmuertos.

—Ven,siéntate—apesardequetemblaba,seresistíaasentarse.—Aquíno,Germán—susurróalavezqueelsudorlecaíaporlabarbilla,y

allínohacíacalorprecisamente—tengoclaustrofobia—él lomiróatónito,perosin decir nada, lo sujetó por la cintura para sacarlo de allí. Fue implacabletirandodeél,hastaqueconsiguióquebajaralasescaleras,entoncesloapoyóenlapared.Esperófrenteaélunossegundos,mientrasobservabacómosuamigorespirabahondoconlosojoscerrados,intentandotranquilizarse.

—Roberto, ¿tevendríabienunwhisky, agua, loque sea?—élasintió sinmirarlo,

—Aguafría,porfavor—GermánmiróaGracequeestabaasulado,porque

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sehabíaacercadoalpiedelasescalerasaloírlos,yquevolvióalacocinaaporelagua.

—Mientras te la traen, siéntate en las escaleras—él lo hizo, metiendo lacabezaentrelaspiernas.Gracevolvióenseguida,conunabotellaheladadeaguamineral,yGermándesenroscóeltapónyseladioaRoberto.Éstebebióuntragolargoyalobservarlesetranquilizó,porquealmenosyanoestabaverde;sesentóasuladoyesperóhastaqueestuvolobastantebienparahablar.

—¿PorquénolehasdichonadaaFred,oamí,cuandohasvistoellugardondeestabanloscuerpos?—resoplóenfadado—noteníaniideadequetuvierasclaustrofobia,norecuerdoquetepasaraenelcolegio,

—No fui consciente de ello, hasta que fui a bucear hace cinco años aLevanteconunosamigos,esedíacasimedauninfartocuandonossumergimos.Desde entonces intento no entrar en lugares muy pequeños, o con el techodemasiadobajo.CuandohesubidoconFred,semehaaceleradoelcorazónyheempezado a sudar, pero he hecho ejercicios de respiración, y pensaba que lopodría aguantar.Pero cuandohas llegadoya semeestabanublando lavista—sonriódandountragolargodeagua—estabafatal.

—¡Eresincreíbletío!,noentiendoporquénomelohasdicho—apretólasmandíbulascontrolándoseparanoregañarlo,porquenoeraelmomento—¿estásmejor?—Robertoasintióconunasemisonrisa

—Te he asustado de verdad, ¿eh?—el muy cabrón parecía divertirse alpensarlo, en ese momento no parecía tener más de 14 años. Germán le miróaguantandolasganasdemandarleahacerpuñetas.

—Veo que ya estás bastante recuperado, así queme imagino que podrásdecirmealgosobrelasdosmuertes—suamigoasintiódenuevoserio.

—Sí,loshanenvenenadoyteníasrazón,hasidoconcianuro.Porsupuesto,nosepuedeasegurarhastaquenoseleshagalaautopsia,peroestoyseguro—volvióatomarotrotragodeagua.

—Bebe, pedazo de cabrón, que tienes que estar medio deshidratado—suamigosonrióporelinsulto,porquesabíaqueeraproductodelapreocupación—estoydeacuerdocontudiagnósticoy¿aquéhoracreesqueleshabrándadoelcianuro?—Robertolomirócomosileestuvieratomandoelpelo

—Lo sabes perfectamente—sabía de primera mano los enormesconocimientosqueteníaGermánsobrevenenos,yaqueunadesusaficioneserasuestudio,

—¿Entre uno y quince minutos antes? —Roberto asintió—es un casointeresanteporque,enprincipio,noparecequelosdosmuertostuvieranrelación,pero,enfin,voyaseguirconlasazafatas.

—¿Quéquieresquehagayo?—Germánlomiróvalorandosuaspecto,

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—Vete conNatalia un rato y ayúdala, si quieres puedes ir apuntando lascosasquevayadescubriendo—sabíaquesunoviaseríalaquemejorlocuidaríaytodavíaseguíamuypálido.

DespuésdelainformaciónquelehabíadadoBobteníaunasganasenormesdehablarconlospasajeros,perolaexperiencialehabíaenseñadoque,eramuyimportante seguir un método en los interrogatorios, porque así se cometíanmenoserrores.FuealacocinaypidióaGracequeloacompañara,estabasegurode que, al ser un mando intermedio entre pilotos y azafatas, conoceríaprácticamente todo lo que ocurría en el avión. Cuando pasaron entre lospasajerosvioaIsabelylehizounaseñaparaquelosacompañara,

—MuchasgraciasporvenirGrace,siéntateporfavoreintentaréirlomásdeprisa que pueda—había decidido hacerlo debido al poco tiempo del quedisponían,

—Teloagradezcoporquecadatreintaminutostengoqueestardisponible,normalmente soy yo la que va a comprobar a los pilotos—Germán frunció elceñoextrañado

—¿Yesoquésignifica?—Quecadamediahoraaproximadamente,vamosacabinaapreguntarsise

encuentran bien o necesitan algo.Es parte de nuestro trabajo, normalmente lohacelasobrecargoojefadecabina,quesoyyo;perosinopuedo,porlarazónquesea,selopidoaunademiscompañeras.

—Entiendo,no tepreocupes,nocreoque tardemos tanto.Primero,quierosabersillevasmuchotiempoenestaruta.

—Ochoaños.—¿SiempreconAirbus?—¡Queva!,anteslahacíamosconunBoeing,tambiéneragrande,perono

tanto como este. Aquí vamos 24 azafatas, aunque en primera solo estamosdestinadas4,ylasotrasveintetienenotrosobrecargo.

—¿Conocíasantesdeestevueloaalgunodelospasajeros?—A decir verdad, sí, a una pareja francesa que son profesores de

universidad. Suelen viajar con nosotros, puede que tres veces al año—miró aIsabel—danconferenciaspor todoelmundo.Ellame lo explicóunavez, creoquesededicanaenseñardemanerapráctica,lasdiferenciasentreeloriginalylacopiadealgunaspinturas.Yporlovistotienenmuchoéxito,porquelagentequevaaverlossediviertemuchoyaprendealavez.Creoqueesoesloquehacen.

—Sí,alparecerhantenidounadiscusiónconunaazafataestamañanaporel sitio donde querían tener las pinturas, no querían que las subieran con elequipajedemano—ellasonriódivertida,

—No,nuncaquieren,meparecequetienenmiedodequeselasperdamos,

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oalgoasí.Lasdejansiemprealladodelasiento,enunhuecoquehayjuntoalaventanilla.

—Sí,lohevisto—Escuriosoquealgunademiscompañerasdiscutieraconellos,nomehe

enterado.HadebidosercuandoestabapreparandolosdesayunosconMegan—se quedó unos segundos pensativa—la única que no los conoce, es Becca,porqueeslaprimeravezquevuelaconnosotros.

—¡Ah! ¿sí?—Isabel levantó la cabeza paramirarla con atención cuandoescuchó la contestación—¿y la han cambiado de avión por alguna razón enespecial?

—Sientodeciresto,pero…—seencogiódehombros—vieneexpedientadade otro vuelo por fumar en los baños, yo creía que con nosotros no lo habíahecho…esocreía,peroalparecerhavueltoalasandadas,aunquelohanegadocuandoselohepreguntado.Sivuelveahacerlolaecharánalacalle,elcomitédisciplinariohasidomuyclaro.

—Comprendo,y¿cómosabesquehafumado?—Hace un rato he pasado a revisar los baños, y en uno de ellos olía a

quemado.Kevin,elcopiloto,quevolvíadecogerunpardebotellasdeaguaparaél y paraAdam,me ha confesado que había visto salir a Becca unmomentoantes—sonrió recordando—el pobre ha pasado mal rato, pero al final hadecididocontármelo,porquenopodemosconsentirqueestetipodeactuacionesperjudiquenalacompañía.

—Y¿hashabladoconBecca?—Sí,haceunosminutos,porsupuestoellalohanegado.Sabelograveque

es,ademásmehapedidoporfavorquenoloincluyaenelinforme—levantólasmanosconlaspalmashaciafuera—aldíasiguientedeaterrizar,tengoqueenviaruninformecontandolasincidenciasdelvuelo,silashubierahabido.Tambiénelpiloto tiene que mandar otro, los dos se comprueban para asegurarse quedecimoslomismo.

—Entiendo,cambiandodetema…creoqueaprimerahoraJerryBurtonhasubido a cabina, a petición suya—Grace se puso rígida e irguió la cabeza, nohabíaquesermuylistoparasaberquehabíapasadoalgo.

—Sí,—Y, al parecer, ha tenido una conducta inapropiada contigo—pareció

sorprendidaporelcomentario—Nocreíquenadiesehubieradadocuenta.—¿Quéhaocurrido?—Mehatocadounpechoalentrarenlacabinay,aunqueenseguidameha

pedidodisculpasenvozbajacomosihubierasidodemanerainvoluntaria,porsu

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mirada me he dado cuenta de que lo había hecho adrede. Siento que hayamuerto,peroeraunviejoverdeasqueroso.

—Entiendo,¿yhaocurridoalgomásestamañanaque tehaya llamado laatención?

—¿Apartedequesehayanmuertodospasajeros?—Isabelcontuvolarisa,haciendo como que tosía, peroGermán le echó unamirada para que se dieracuentadequenoleengañaba.

—Sí,apartedeeso.—Pues,pocoantesdemorirelseñorBrown,tuvounafuertediscusióncon

suacompañante—Germánlamirófijamenteinstándoleahablar—noescuchéloque se decían, porque cuandome acerqué por el pasillo se callaron, pero ellaestabamuyenfadada.

—Muy interesante,otracosa,¿mientraspreparáis losdesayunosestáis lasdosazafatas,enestecasotúyMegan,juntascontinuamente?

—Sí, ¿por qué? —Germán no contestó, pero no hizo falta porque ellaenseguidasediocuentadeloquequeríadecir.

—Yunaúltimapregunta,¿losdesayunosestánpersonalizados?,¿esdecir,cuandosalendelacocinalosdesayunosdeprimerayasabéisparaquienescadauno?

—En primera y en esta ruta sí, porque les preguntamos qué quierendesayunarysepreparanlasbandejaspersonalizadas—lemiróalosojosantesdeañadir—meimaginoquelapreguntaesparasabersi,desdelacocinapodríamoshaber envenenado a una persona en concreto, ¿no? —Germán sonrió sinresponder, y ella suspiró elegantemente antes de contestar—Imagino que, sihubiéramosestadounadelasdossolas,habríamospodidohacerlo

—Cuando las bandejas se recogen…¿se guardan como las de los demáspasajeros,esdecir,conlastazas,losvasos…losplatos?

—Sí, la diferencia es que la vajilla que se presenta en primera es deporcelana,yladelrestodelaviónesdeplástico.

—¿Ypodríasaberquébandejacorrespondeacadaunodelospasajeros?—ellasequedópensativaunmomento,yluegoasintiólentamente.

—Sí,creoquesí,porquesiemprelasrecogemosenelmismoorden.—¿Lasrecogistetú?—No,enestaocasiónfueBecca,mistrescompañerassevanturnandopara

hacerlo—aclaró—Estábien,unaúltimaduda,¿suelenviajarmuchosfamososconvosotros?—Sí, creo que la compañía vende los billetes mucho más baratos a los

famosos que viajen con nosotros, a cambio de que hagan propaganda de lacompañía.Poresosiempreviajanconnosotrostantosactores.

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—Entiendo,muchasgraciasGrace.Porfavor¿puedesavisaraBecca?—laazafataselevantóysefueconunasonrisatensa,

—¡Quéganas teníadevolvera trabajar!—Isabeldejócaerelcomentariocuandoyasehabíaido,losdossemiraronseriosporquepensabanlomismo.

—Sí,ocultaalgoonolegustanlospolis.—Olasdoscosasalavez.

Becca López era una mujer morena, de rasgados ojos negros y tez

aceitunada,todoloquelahacíamuyatractiva.—Buenosdías,noshandichoqueestuprimervueloenestaruta,¿pediste

tú el cambio? —ella asintió mordiéndose el labio, se le notaba que estabapreocupada por algo, si era por un cigarro o por un asesinato era algo queGermántendríaquedescubrir.

—Creoquetuvistealgúnproblemaenelotroaviónenelquesolíastrabajar,quehizoquetecambiaranaeste…—ellaagrandólosojosasustadayagachólamirada.

—Becca,elmenordemisproblemasesquehayasfumadoenelbaño,peronecesito saber la verdad—lamujer volvió a mirarlo de frente, y se decidió ahablar.

—Nofuiyo,señor.SelodijeaGrace,lasobrecargo,queyonohabíasido,peronomehacreído.Cuandomecambiarondevuelo,dejédefumar.Entoncescreí queme echarían de la compañía yme tomémuy en serio la advertencia,mire—sedesabrochólamangadelablusayleenseñóelbrazo,dondepudieronverunparchedenicotina—lohedejado,perocomoestáenmiexpediente, sialguienfumaenalgúnsitiotodospiensanquehesidoyo—parecíadesanimada.

—¿Quién ha podido ser, si no has sido tú? ¿alguna de las otras azafatasfuma?—ellaseencogiódehombros

—Podríaserunode lospasajeros,al finyalcabo,haocurridoenunodesusbaños,noenlosnuestros.

—¿Vosotrostenéisotrosbaños?—Sí señor, tenemos prohibido usar los de los pasajeros, salvo ocasiones

concretas.—¿Quéocasiones?—Pues si por necesidades del servicio no pudiéramos abandonar nuestro

puesto.Losnuestros están arriba, junto a la habitacióndel ordenador, peronotienenningúncarteldesdefuera,nocomolosdelospasajeros.

—Entiendo, una cosa más, ¿has notado algo extraño esta mañana enprimera,quequierascomentarnos?

—Bueno,cuandollegaronalaviónelseñorBurtonysumujer,estuvieron

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unosminutos discutiendo porque él quería sentarse en el asiento de ella, y alfinal lo hizo; pero ella estabamuy enfadada, y luego…—semordió los labioscomosidudarasiseguirhablando,

—¿Sí?—Buenoel señorBurton llamóparaque fuéramosyme tocaba amí, así

que fui yo. Estaba muy enfadado porque decía que no le habíamos puestosuficiente zumo—frunció el ceño al recordar— era muy maleducado. Meinsultó,peroaquínopuedescontestaraningúnpasajerotedigaloquetediga—seencogiódehombrosalrecordar—asíquefuicorriendoaporlajarradezumoy le llené el vaso;me acuerdode que,mientras lo hacía, deseé con todasmisfuerzasquelesentaramal.Nomeextrañaquesumujernoparecieradisgustadacuandomurió.

—¿Nolloraba,niparecíatriste?—¡Oh,síquelloraba!,mástarde,cuandotodoslamiraban,peroyoestaba

cerca cuando se dio cuenta de que habíamuerto. Se asustó al principio, peroenseguidameparecióqueestabamuytranquila,porsupuestocuandovioquelospasajeros se dieron cuenta de que se habíamuerto sumarido,montó un buennumerito.

—Comprendo, creo que también has tenido un problema con la parejafrancesaporsuspinturas…

—¡Sí! —puso los ojos en blanco—¡qué mujer más pesada!, no habíamaneradeconvencerlaparaquemedejaraponereldichosotuboarriba.Luegohavenidoelcomandanteylehadejadosalirseconlasuya,¡silohubierahechoyomehubieracaídolabronca!

—Imagino que sí,muchas graciasBecca. Si no se te ocurre nadamás…mándanosaotracompañeratuya,laquequieras—sedespidiódeellossaliendodeprisadelahabitación

—Estoyseguradequesíquehafumadoenelbaño—élsevolviósonrientehaciaIsabelalescucharla,yésta,cuandoviosuexpresiónsecabreó—¡quérabiamedacuandohaceseso!—sesorprendióalescucharlaúltimafrase,porquenoteníaniideadeaquéserefería.

—¿Elqué?—lamirabaasombrado—Cuandoescuchamoslamismaconversación,ytúdeducestresmilcosas

másqueyoquenisiquierasoycapazdeimaginar—leseñalóconelboliantesdedecir—¡esunascotrabajarconalguiencomotú!—seinclinóhaciaellacadavezmássonriente,perovolvióaponersederechoalescuchar lapuerta,eraotradelasazafatas.

NiMeganBrown,niKyraWilson,lasotrasdosazafatas,pudierondecirlenada que le sirviera; todo había sido normal, y no habían notado nada que se

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saliera de lo corriente en lo que llevaban de vuelo.Cuando la última de ellassalió de la habitación, suspirósabiendoquehabíanperdidolosúltimosveinteminutos,aunquenoteníanmásremedioquehablarcontodos.

—Ha llegado el momento de empezar con los pasajeros—Isabel leobservaba esperando instrucciones—vamos a registrar a la vez sus equipajesporquenopodemosperdermástiempo,cuandovenganquetraigansuscosasytúteencargarásdeinspeccionarlos.Peroantes,quieroquepongáisencadabolsoomaletaunanotaparasaberaquiénpertenece.Robertotepuedeayudar,asísedistraerá.

—Estábien,—Además, por si alguno tiene la tentación de “olvidarse” de parte de su

equipaje,quieroquehagasunarelaciónconlosbultosdetodosyqueempiecesconlosdelosasesinadosysusmujeres¿algunaduda?

—No,ninguna,voyabuscaraRoberto.—Teacompaño,porquequierohablarconNataliayFred.Subiócorriendo lasescaleras,porqueel tiempose leechabaencima,yse

dirigióalahabitacióndelordenador.—¿Cómovaischicos?—Natalia lepasóuna listaconuna letra imposible

dedescifrar.—Noentiendonada,¿teimportatraducir?—ledevolviólahoja,porquele

resultabaimposibleentenderalgo.—Demomento,apartedelGeneralJohnRaceydeJerryBurton,nohemos

encontradoanadiequesepuedarelacionarconelmundomilitar.—Mundo militar, que expresión más bonita—Fred los observaba

asombradodesurelación—vale,¿quémás?—AlexanderBig,bueno—resoplóporlarisadeFred—quierodecirBrown,

yaséqueBigessunombreartístico…elactorpornovamos,alparecereraalgoagresivoconsunovia.

—¿La pegaba? —Germán no aguantaba a los tíos que pegaban a lasmujeres.

—No,montabanunasbroncastremendasagritos,perosinviolenciafísicaytodo terminaba cuando venía la policía, a la que generalmente llamaban losvecinos,peroluegoellanoponíadenuncia.

—Unarelacióntóxica.—Sí,cuandohesubidoellallorabacomounamagdalena,¿lahasvisto?—Sí,alpasar,creoquelasazafatasleshandadountranquilizanteaellaya

lamujerdelmillonario—eraunachicamorena,muyguapa,aligualquelaviudadeJerryBurton,aunqueestaúltimaerarubiaplatino.MiróaFredquetecleaba

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enelordenadorcomoloco.—¿Cómo va lo de la impresora? —el americano lo miró con cara de

desesperación—Estamosmirandotodoslostutorialesqueencontramos,perodemomento

nohahabidosuerte.Tenencuentaquenohearregladonuncaunadeéstas,nisiquiera la conocía por dentro; además, yo soy programador no técnico dehardware,nimeacuerdodeloqueestudiésobreestoenlacarrera—sepasólamanoporelpelo,totalmentefrustrado.

—Está bien, haz lo que puedas. Si no puedes, tendrán que dictarnos losexpedientesporteléfono;encualquiercaso,haremosloquepodamos.

BajóenbuscadeIsabel,queestabaescribiendoensucuadernolarelaciónde todo lo que había en los portaequipajes y a quién pertenecía, y despuésRobertoibacolocandounaetiquetaencadabulto.Lospasajeroslosobservabantrabajaratónitos,éldiolosbuenosdíasatodoscruzandolazonadeprimera,yseacercóhastaIsabelparasusurrar:

—Quiero empezar conMadison Pretty—ella asintió y le pidió aRobertoquecontinuarasolo,entonceslosdosseacercaronalaactrizqueteníacorridoelmaquillajedelosojos,hastaelpuntodequeparecíaunmapache.Isabelsesintiómalporquenadie,yseincluíaellamisma,lehubieradichoqueteníalacaraasí,poreso,leavisóenvozbaja:

—Madison,tenemosqueinterrogarte—lachicaasintióasustada—perocreoquetesentirásmáscómodasivasalbañoaarreglarteunpocolacara—ellalamiró sin entender, por lo que Isabel se inclinó hacia ella aún más —tienescorrido el maquillaje, quítatelo si quieres y échate crema, te sentirás mejordespués,créeme.Peronotelleveselneceserentero,sóloeldesmaquillanteylacrema—lamujer asintió y cogió de su neceser lo necesario, conmovimientosnerviosos.

—¿Tardará mucho?—Germán se metió la mano derecha en el vaquero,observándoladesaparecertraslapuertadelbaño

—Cincominutoscomomucho,losiento,peronopodíadejarquesiguieraasí.Lasmujerespodemossermuycabronas—Germánlamirósorprendido—esalgoquevosotrosnoentendéis.

Salióenseguidaconlacaralimpia,laayudaronacogersuneceser,subolsoylamochiladeAlexanderBrownque,porsupuesto,seguíaenelportaequipajesysedirigieronalareciénconvertidasaladeinterrogatorios.Porloqueacababade ocurrir, Germán hizo un gesto a Isabel para que dirigiera ella la sesión,mientras él revisaba el equipaje.Lomásnormal era que confiaramás en ella,Isabelleexplicóbrevementeloqueibanahacer,paraquenosepreocupara,

—Madison, vamos a comprobar tu equipaje, pero lo harámi compañero

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delantedeti,¿tienesalgunapregunta?—No.—¿Te encuentras bien para responder a unas preguntas? —ella asintió,

aunquenodejabadejugarconunanilloenormequellevabaenlamanoderecha.—Bien,veamos,¿llevabasmuchotiemposiendoparejadeAlexander?—Sí, cuatro años—Isabel la observó sinmaquillaje y es que parecía tan

joven…—Pero¿quéedadtienes?—Veintiuno.—Entoncesempezasteconélcon…—Diecisiete años—Germán, al escucharlo, levantó la vista de la gran

cantidaddepotinguesquehabíaenelneceser,peroenseguidavolvióalosuyo.Abriómetódicamentetodoslosfrascosytubos,ylosolió,peronoencontrónadaextraño.

—Erasmuyjoven,¿no?—Madisonsonriócontristeza,recordando.—Sí,perodesdeloscatorcesupequenoqueríaquedarmeenmicasa.Mi

familiatieneunagranja,ydesdesiempreheodiadoesavida.—Ya.¿YtúyAlexanderosllevabaisbien?—Sí,yoqueríaque tuviéramosunniñoporqueAlexaveceseraunpoco

alocado,yestoyseguradequeconunhijohubieramadurado.—¿Cuántosañosteníaél?—Treintaydos—Madison se sonóy se limpió losojos, Isabel,viendoel

estadodesupañuelo,lediounolimpio.—¿Solíaisdiscutir?—ellaasintiódespuésdeunmomento—¿porqué?—Avecesmeengañabaconotrasmujeres…peroyosiempreloperdonaba

—volvióallorar.—TranquilaMadison,continúacuandopuedas.—Siempre le amenazaba con dejarle, pero luego no era capaz porque lo

queríademasiado,yéllosabía.—¿Ysiempretrabajabaisjuntos?—Alprincipiosí,aunqueúltimamentesolomellamabanamí,poresoélse

enfadaba tanto. Algunos directores decían que tenía muy mal carácter y quehabíamilesdeactoresmás jóvenesdeseandotrabajar;yo ledijemuchasvecesque teníaque tenermáspaciencia,peroerasuperiorasusfuerzas,nosepodíacontrolar—sequedóalgodistraída,eIsabelvolvióalataque.

—Nos han dicho que esta mañana también habéis discutido ¿es así?—MadisonnocontestóyGermánsesentójuntoaellasporquenohabíaencontradonada,apartedeunacantidadincreíbledecosméticos.Noseimaginabaparaquépodíanservirtodasesascosas.

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—VamosMadison,enseguida tedejaremosenpaz,peronos lo tienesquecontar—GermánescuchabaelinterrogatoriomuyorgullosodeIsabel,aunquenolodemostraba.

—Discutimosporque,encuantoelviejoselevantóysefue,AlexsesentójuntoaArlenaparahablarconella—teníalavozroncadetantollorar,yGermánnoqueríanipensarcómoestaríasineltranquilizante—estuvounosminutosconellaycuandoelmillonariovolvió,loechódesuasiento.Entoncesledijeloquepensabadeloqueacababadehacer,fuehorrible,porqueestábamosdiscutiendocuandosemurió—miróaIsabelrecordandoloocurrido,ypareciómásasustadaquenunca—derepentehizounruidocomosiseahogara,ysucuerpocomenzóamoversecomosi tuvieraunataqueoalgoasí,secayóalsueloysemurió—todavía no parecía creérselo— esa chica que se sienta detrás demí, Rose, esenfermerayfuemuyamable.Searrodillóparaintentarayudarle,peronopudohacernada,fuelaquemedijoqueestabamuerto.Ahoraestoyseguradequelediounataqueporladiscusión.

—Esonoesverdad,Madison.Nosabemosseguroporquéhamuerto,peronoesporqueestuvieraisdiscutiendo,teloaseguro.

—¡Ah!,¿no?—lamirabaagradecida.—No,yunacosamás,¿sabesporquéfueahablarconlaseñoritaStar?—

volvióaasentir.—Sí, ellos se conocían desde hacía años—dudó unos segundos antes de

continuar—aunque casi nadie lo sabe, Arlena al principio de su carrera, fueparejadeAlex.

—¿Erannovios?—Sí,también,peromerefieroaqueempezaronalavezenelcineporno,

creoquehicierontrespelículasjuntos.—¿Yseguíanmanteniendorelación?—¡No,¡quéva!,sellevabanmuymal,peroavecesnosencontrábamoscon

ellaenalgunasfiestasdegentedelcineoensitiosasí.—¿Hasnotadoalgomásenelrestodelospasajerosquetehayallamadola

atención?—Creoqueno—aGermán leparecíaqueseestabaquedandodormida,el

sedantenoeratansuave...—MuchasgraciasMadisonpuedesvolveratuasiento;sinecesitamosalgo

mástelodiremos,y,porfavorsirecuerdasalgomás,dínoslo.—Claro,muchasgracias.Saliódelahabitaciónsinserconscientedelabombaquehabíasoltado.—Que una estrella del cine a nivel mundial como Arlena Star haya

empezadoenelcineporno,ynoquieraquesesepa,cosadeltodológica,parece

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un buen motivo para asesinar—Isabel asintió totalmente de acuerdo—así quedespués de hablar con la viuda de Burton, hablaremos con la señoritaArlenaStar.

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CUARTAHORA

La viuda de JerryBurton, antigua conejita de la revistaPlayboy, era unamujermuyexuberante,conunpechoridículamentedesproporcionadoencomparacióncon el resto de su cuerpo. Sus ojos eran de un color azul muy claro, casitransparente y el pelo color platino; entró acompañada por su guardaespaldas,JackOsborne.Germán,alverlo,selevantóparahablarconél,

—Jack,sinoleimporta,esperefuera—peroelgrandullónsenegó,—Prefiero estar aquí—se sentó en una de las butacas del cine, pero el

policía se colocó frente a él sin dudarlo, sabía cómo tratar a esos tiposacostumbradosahacerloquelesdabalagana.

—Levántese y salga, por favor—no solía ponerse serio, pero cuando lohacía, Isabel no sabía cómo conseguía que todo su cuerpo irradiara peligro.Osborne sorprendido al notar el cambio de actitud del español, casi no se lopensóyselevantó,entoncesmiróduranteuninstanteaJohannaBurtonysalió.Cuando lo hizo, se llevó con él la tensión de la habitación, yGermán volviótranquilamentea lamesadondeesperabaunaboquiabiertaJohanna,ysesentófrenteaellamientrasIsabelrevisabasuspertenencias,

—Es la primerapersonaque consigueque Jackhaga algoquenoquiere;inclusoJerry,cuandoJackseponíabruto,leteníaalgodemiedo.

—Pareceraroteniendoencuentaquesumaridolepagabaelsueldo,¿no?—Sí,peroaJerrylegustabamuchoquetrabajaraparaél,porquesiempre

decía que Jack es lo mejor como guardaespaldas que se puede tener, es unantiguo marine, ¿sabe? —Germán miró de reojo a Isabel que por su actitudestaba pensando lo mismo que él, otro antiguo militar en el avión, aquelloparecíaunareunióndecolegas.

—Antes que nada, quiero decirle que sentimos molestarla en estascircunstancias, ¿está usted más tranquila? —la pregunta tenía una carga deironía, porque Johanna parecía estar notablemente relajada teniendo en cuentaqueacababadeperderasumarido,peroellanocaptólasegundaintención.

—¡Sí, mucho mejor!, ¡qué amable por preguntar! —asintió con cara deseriedad—teníamuchocariñoaJerry,apesardequetodoelmundopensabaquenoeraasí.Muchosdecíanquemehabíacasadoconélporsudinero—moviólacabeza incrédula ante la maldad de la gente, y entonces dijo lo que menosesperabaGermán—¡quétontería!,puesclaroquemecaséconélporqueerarico,

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pero tambiénmegustaba comoera—bajó el tonodevozunpoco—podía serbastantetacaño,peroconmigonoloera,asíqueleteníaquequereralafuerza,¿no le parece?—Germán no aparentó lo sorprendido que se sentía, le parecíahaberentradoenunmundoparalelo,muchomássurrealistaqueelreal.Apesarde que la miró fijamente, no encontró ninguna muestra de que estuvierahaciendounpapel.No,esamujereraasí.

—Supongo que tiene razón, le importaría decirme todo lo que recuerdesobreloocurrido…

—Claro,todohapasadojustodespuésdeldesayuno—antesdeseguirlanzóunpequeñogemido,comosifueraunagatitaindefensa,queéldecidiópasarporalto—yasehabíamuertoelotrochicounratoantes,cuandoJerryhacomenzadoa sentirse mal, ha sido muy desagradable porque se llevaba las manos a lagarganta y daba manotazos como si no pudiera respirar. Me he asustado unmontónymehe levantadoapedir ayuda,hasta creohabergritado, aunquenoestoysegura;yentonceshavenidoesachicaqueestásentadadelantedemí,laquehabíaintentadoayudaralotrochico,laenfermera.

—Ahoraquelonombra,creoqueAlexanderBrown,pocoantesdemorirsesentóasuladoparapoderhablarconArlenaStar…—ellaseinclinóconlosojosbrillantes.

—¡Desdeluego!,yonoqueríaescuchar,peroestabatanaburridaquelohehechocasisindarmecuenta—Germanasintióconmiedodehablarporquesiladistraía—élhablabamuybajito,perocreoqueleestabapidiendodinero.Ellaseha enfadado mucho, y le ha acusado de seguirla, entonces él ha dicho algoparecidoaque se atuviera a las consecuencias;no lohepodidooír todo,peroestoy segura de que la estaba amenazando—Germán estaba pasmado, aquellamujer era una fuente de información continua y sin filtros. ¡Era perfecta!,siempreycuandonohubieramatadoasumarido,claro.

—Muchasgraciasporcontárnosloy¿pudoescucharalgomás?—No,soloqueélinsistíayellasenegabadiciéndolequesehabíaacabado.—¿Sabeaquésereferíaconesafrase?—ellaseencogiódehombros,—Yocreoquehablabadedinero,peroenseguidavolvióJerryqueseenfadó

alveralchicoensubutaca,yledijoquesefuera—miróaIsabelqueyaestabasentada junto a Germán, intentando hacerle entender—era muy gruñón, seenfadabaportodo.

—¿Llevabanmuchotiempocasados?—Tresaños—sequedómirandoelenormebrillantequellevabaensumano

derecha,—¿Ysabesiteníaalgúnenemigo?—Claro, muchos—sonreía como si estuviera orgullosa de ello—muchas

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veces me contaba, cuando veíamos a alguien en la tele o en una fiesta, decuantasmanerasloshabíaengañadooputeado.EraunchicomuymalomiJerry,menosconmigo,conmigoseportabamuybien.

—¿Cómoconsiguióhacerserico?—Vendía cosas. Solía decir que, cuando era joven podía vender lo que

quisieraacualquiera.—¿Conocíanaalgunodelospasajerosantesdevenir?—Nocreo, exceptoaArlena,porquehabíamoscoincididoconellavarias

vecesyaJerrylecaíamuybien—seinclinóparasusurrarles—esoesloqueéldecía,peroyocreoquelegustaba,aunqueellanolehacíanicaso.Poresomehizocambiarmiasientoconelsuyo,porquequeríaestarasulado.

—¿Yusteddiscutióconél,lemolestóeso?—Alprincipiosí,peroluegomedicuentadequemegustabamáselnuevo

sitio—lemiróconpicardía.—¿Yeso?—Porque no me apetecía nada estar sentada al lado de Arlena, ya tenía

bastante con aguantarla cuando nos la encontrábamos en las cenas de algunosamigos¡Esunacreída!

—Entiendo¿ymepodríadarelnombredealgunode losenemigosdesumarido?

—Lo siento, no tengo ni idea—negó con la cabeza—pero seguro quenuestro abogado sí, porque es el que sabe todo eso, ¡Jerry incluso recibióamenazasdemuerte!—miróaGermán—deberíanhablarconél.

—¿Tieneustedsuteléfono?—ellaserioalescucharlapregunta—¡No,por favor!, ¿paraqué iba aquereryo el teléfonode ese señor tan

aburrido?—seencogiódehombros,peroenestaocasiónaGermán leparecióqueleocultabaalgo.

—Bueno,conseguiremossuteléfonodeotramanera.Unaúltimapregunta¿porquénohasubidoaverlacabinadelospilotosconsumarido?

—Porque no quería, me parece un rollo—pero al contestar desvió lamirada,estabasegurodequeocultabaalgo.

—Creo que eso es todo—miró a Isabel que cerraba su libreta, y sedespidierondeelladándolelasgraciascomoatodoslosdemás.

A continuación, decidió hablar con JackOsborne por el simple hecho dequeestabaalotroladodelapuertaesperandoasujefa,asíque,alverle,lepidióquesequedaraunosminutos.Johannaleechóunamiradapreocupadaysefue,esamiradaledijomásaGermánsobresurelación,quetodasudeclaración.

—Bien, señor Osborne, espero que colabore y no tendremos ningúnproblema—selodijoeneltonomáscivilizadoposible,yelotrohombreleechó

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unamiradamalhumorada,peroasintió.—¿CuántotiempollevabatrabajandoparaelseñorBurton?—Cincoaños—estabanervioso,semovíacontinuamenteenlasilla,como

sinoseencontraracómodo.—Esdecirque,cuandosecasóconJohanna,ustedyatrabajabaparaél.—Sí—¿Y,segúnsuopinión,teníanunarelaciónnormal?—Noséloquequieredecir—perosílosabía—¿Sellevabanbien?—Sí—seencogiódehombros—comotodas lasparejas,devezencuando

discutían,perolohabitualenestoscasos.—¿Conocióustedal señorBurtonmientrasestuvoen losMarines?—eso

provocóqueJack lomirara fijamente,comosi intentaraadivinarcuántosabía.Germánalverquenocontestaba,insistió.

—SeñorOsborne…nocreoqueseaunapreguntamuydifícil.—Es que no sé qué coño hace un español llevando esta investigación de

mierda—se levantó y se dirigió a Germán con expresión agresiva, al verlo,IsabeltambiénlohizoporqueOsborneeraunhombreenorme,peroGermánlehizo un gesto con lamano para que se sentara y él se levantó despacio paraenfrentar al americano.El exmarine le sacaba quince centímetros y almenosveintekilos,perosehabíavistoenpeoressituaciones,

—Como saben, tengo autorización de su gobierno para encargarme delcaso, almenoshastaque lleguemos a suelo americano ¿Tiene algúnproblemaconeso?

—¡Sí,claroque lo tengo!—debíapensarque,comoestabanenunavión,nopodíanhacerlenada.

Germánhabíaconocidoaalgunoshombrescomoél,lostípicosgallitosqueutilizan su tamaño para amedrentar a los demás o por lo menos lo intentan.Estabanlosdosfrenteafrentemirándosealosojos,yGermánestabasegurodeque habría pelea, pero, en ese momento se abrió la puerta y entró unadesquiciadaJohannaBurton,

—¡Jack,porfavor!—sinhacercasodelospolisseacercóaélylepusounamanoenelbrazoderecho,yesesimplegestohizoqueélserelajara.Entonceslamujer de Jerry Burton, mirándolo a los ojos, le dijo—tranquilízate por favor,hazlo pormí—dudó unos instantes, pero finalmente asintió. Ella, muchomástranquila,sevolvióaGermányledijo,

—Por favor, me gustaría quedarme; me imagino que querrá preguntarlecosas sobre nosotros, pero no los molestaré—Germán los miró a los dos, yaceptó.Ya lo sabía, pero esta era la confirmación de que tenían una relación.

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Jack Osborne volvió a sentarse y el resto del interrogatorio se desarrolló sinproblemas.

—ConocíaJerryBurtonhacesieteaños,yoentoncesestabaenlosMarinesyunpardeañosdespuéstuveunosproblemasconunsuperior—consugenio,aGermán no le extrañaba—por consideración a mi buen expediente, meaconsejaron que renunciara, para no tener que expulsarme. Lo hice, y pocodespués,élmeofrecióestetrabajo—miróunmomentoaJohanna,quesehabíasentadojuntoaél—eratranquiloyestababienpagado,asíque,acepté.

—Comprendo, y ¿cuánto tiempo hace que—los señaló—ustedes dosmantienenunarelación?

—Unosmeses—duranteunsegundoGermánviounachispadesorpresaenlacaradeella,peroenseguidabajólamirada.

—¿Ysujefelosabía?—Nuncamelodijoconpalabras,perocreoquesí—sonrióirónicamente—

elviejohacíatiempoquenopodíahacernadaenlacamaconningunamujer,apesar de que tenía las manos muy largas. Si le apetecía le tocaba el culo acualquierchicaquetuvieseallado,inclusoseintentópropasarconArlenaStaren una fiesta, aunque también es cierto que ese día estaba bastante bebido.Cuandoellalohavistoenelavión,selehacambiadolacara.

—Imaginoqueustedsísabecómoconsiguiósufortuna—eraimposiblequenolosupiera.

—Porsupuesto,durantemuchosañosfueproveedordelejército,poresoloconocí. Vendía todo lo que se utiliza en un quirófano, absolutamente todo, ellíquidodesinfectante,lasbatasdesechables,ylapartidamásgordadetodas,ladel instrumental quirúrgico. Mi superior en esa época era el encargado deautorizar esos pagos, por lo que pormismanos pasaronmuchas facturas.Losdosse ibanmuchodecomidaydeviaje juntos, inclusoyolosheacompañadoalgunavez—Germánasintiómirándolofijamente,porqueeseeraelhombrequeteníanquellevaralacomisióndeinvestigación,yseaseguraríadequeBoblosupiera¡Menudopiezaestabahecho!

—Entiendo, ¿y escuchóusted si huboalgúnproblema, con losmaterialesquevendía?—volvióaencogersedehombros

—Había rumores, pero la gente es tan envidiosa, que en cuanto ven aalguiencondinerovanaporél.

—¿Yesosenvidiososquédecían?—Que el instrumental quirúrgico que vendía era, en su mayor, parte

defectuoso.—¿Yesoeranormal?,quierodecir,suponiendoqueelrumorfueracierto,

¿nohabíacontrolesdecalidadoalgoasí?—noteníaniideadecómofuncionaba

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enesetemaelejércitoamericano,nielespañol,laverdad.—¡No,¡quéva!,perosehacíaninformesregularmente,ysialgúnproducto

dabaproblemassedejabadecomprardemanerainmediata,y,generalmente,secortabatodarelaciónconelvendedor.

—Ya—losdoshombressemiraronsabiendoquenoestabacontando todoloquesabía—creoqueJerryBurtonibaaWashingtonporqueteníaunavistaenelCongreso,¿estabapreocupado?

—Másquepreocupado,yodiríaquecabreado.Noleentrabaenlacabezaque,despuésdetantosañosleinvestigaran,ypormásquehabíallamadoasusamigos congresistas, nadie quería saber nada. Creo que, por primera vez,pensabaqueeraposiblequesudineronolesirvieraparasalirdelatolladero.

—¿Dóndevivíanhabitualmente?—En un castillo en Escocia, lo había comprado hace un año cuando

empezaron susproblemascon la justicia.Vivir ennuestropaís sehabíahechoinsoportable,losperiodistaslehacíanlavidaimposible.

—¿Sabesiconocíaaalgunodelospasajerosdeprimera?¿hanotadoalgoextrañoensurelaciónconellos?—JackOsborne,queeramuchomászorrodeloqueparecía,lomiróconunasemisonrisairónicaantesdecontestar,

—Comoyalehedicho,queyosepasoloconocíaaArlenaStar—volvióasonreírantesdehablar,Germánlomirófijamenteporqueestabaintentandojugarconél—ycuandose levantóavisitar la cabina, sedirigióalpasajeroqueestádelantedemí;luego,cuandohemoshabladoporlodelosmuertosynoshemospresentado,élmismohadichoqueerageneral.

—¿Nolohabíavistonunca?—Haciendo memoria, puede ser que lo hubiera visto en mi cuartel, es

posible que, alguna vez, haya visitado a mi antiguo coronel. Pero no estoyseguro,deesohacemuchotiempo—Germánlesonrióencantadodepillarleenotramentira,loquehizoqueOsbornesepusieraseriorepentinamente.

—¿Ypudoescucharloquehablaban?—No,bajómucholavozparaquenolooyera,perosípudeverqueJerry

eraelquehablabayelgeneralasentía.—Deacuerdo,muchasgracias señorOsborne,nadamásdemomento—él

asintió algo sorprendido porque le dejara marcharse, y dejó pasar a Johannaantesdesalirtrasella,ycerrarlapuertaconsuavidad.

—¿Qué pensabas hacerle cuando te has enfrentado a él? —Germán sevolvióhaciaIsabelinterpretandoperfectamentesutonodeirritación.Sumujer,quizálamásfuertequehabíaconocido,sehabíaasustadoporél.Ledieronganasdecogerlaenbrazosyllevárselaacualquiersitiolejos,perotodavíatendríanqueesperarunashoras,antesdepoderhacerconellatodoloqueteníaenmente.De

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momentolasonrióintentandotranquilizarla,—Habíapensado,dadalaposicióndelosdosysualtura,queestaríabien

un buen rodillazo en los huevos. No tenemos armas, ni esposas, así que hedecididosercreativo.

—Ya—Isabel contóhastadiezparanogritar.Enel fondo sabíaque teníarazón,pero,apesardesutrabajo,nohabíapodidoevitarponersetensaalverleenfrentándoseaaquelarmariodedoscuerpos.

—Notepreocupesquerida—elmuycabronazosonreía,estabatantranquilo—Sabíaquenoibaapasarnada,seestabahaciendoelgallitofrenteaella.Ylodelgolpeen laspartesnoblesescierto,ningúnhombrepodemos resistirlo—lomiróasombradaperonoporloqueleestabacontando,sinoporquesoloenlosmomentosdemayor intimidadhabíaescuchadoaGermán llamarlaasí.Eraunhombremuycariñoso,peroenprivado.

—¿Yahoraqué?—Cambio de planes, hablemos con el general. Te habrás dado cuenta de

queelguardaespaldashaestadomintiendodurantecasitodaladeclaración—ellaapretólosdientesenfadada.

—Solo lo he notado cuando ha hablado sobre el general, pero estoyacostumbradaaquesemepasencosasquetúnotassinesforzarte—rezongó,yGermán se rio con ganas al ver su enfado. Una de las cosas de las que másdisfrutaba en elmundo era quitarle los cabreos, pero tendría que esperar parahacerlohastaqueestuvierandenuevosolos.Ellalomiróprometiendovengarsealescucharsurisaydijo—voyaavisarle.

—Te acompaño.Yo se lo diré, así puedes coger sus cosas y traerlas—notenía claroqueungeneralnopusierapegas aque le interrogaran,ymenosunextranjeroquenoteníajurisdicciónsobreél.

—Deacuerdo.Peroelgeneralselevantóencuantosedirigióaélylosacompañósinhacer

objeciones,aunqueparecíaestarmuytenso.John Race, era un hombre de unos cincuenta años de edad, mucho más

jovenqueJerryBurton,conelpelogrismuycortoyvestidoconunosvaquerosyun polo. Se notaba que hacía deporte regularmente, porque tenía unamusculaturamuydefinida,ynoteníabarriga.Germánleinvitóasentarse,yéllohizocruzandounapiernaconelegancia.

—Buenosdíasgeneral.Sunombrees JohnRace, ¿noes así?—él asintiósinhablar.

—Bien,¿puedopreguntarleporelmotivodeesteviaje?—miróaGermánsinexpresiónenlacara,noparecíahaberleafectadonadaloocurrido,loqueerabastanteextraño.

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—He pasado unos días en Londres, y vuelvo a mi casa. Vivo enWashington.

—Comprendo, y ¿podríadecirnos si conocía a JerryBurton antesde esteviaje?

—Noshemoscruzadoenalgunaocasión.—Ya, ¿y nos puede decir qué le ha dicho esta mañana cuando se ha

acercadoasuasiento?—lapreguntalesorprendió,aunqueserehízoenseguida—Me preguntó si quería acompañarle a ver la cabina de los pilotos,

lógicamente le dije que no, porque no tenía ningún interés—Isabel le hizo ungestoparaquefueraasulado,Germánlohizoymiróenelbolsodemanodelmilitar que le enseñaba.Enunabolsadeplástico como lasde los congelados,habíaunajeringuillayunfrascoconunlíquidotransparentesinetiqueta,habríaqueanalizarlo,perolaaparienciaerasospechosa.

—General—cogiólabolsaconunpañuelodepapelqueledioIsabel—¿mepuededecirquéesesto?—élseencogiódehombros,

—No tengo ni idea, eso no es mío—frunció el ceño al ver de dónde lohabíansacado—siestoesunamaniobraqueutilizanensupaísparahacerhablara laspersonasqueestán interrogando, lepuedoasegurarqueconmigonovaafuncionar—apesardesudiscurso,Germánnotóqueletemblabaunpocolavoz.

—¿InsisteendecirquenoconocíabienaJerryBurton?—Sí—porsuformadeapretarloslabios,Germánsupoqueyanodiríanada

más,entonceshizounaseñalaIsabelyseapartaronunpoco.—¿Yahoraquéhacemos?,¿podemosencerrarloenalgúnsitio?—Nocreoquehayanadaseguroenestazonadelavión,yno lovamosa

dejar con losmuertos, además, serámejor tenerlo a la vista. Ve a pedir a lasazafatasunasesposas,debendetenerunpardeellasporsihayalgúnproblemaconunpasajero.Yomequedoconél—Isabelasintióysaliódelahabitación,yGermánsesentófrentealmilitar.

—Ha cometido una tontería al mentirnos, sabemos lo de la vista en elCongresoalaqueestáncitadosustedyelseñorBurton,yademásviajanenelmismoavión¿nocomprendequeesamentiraseibaadescubrir?,y,apareceesoensubolsa.Estotienemalapinta,general—lomiró,peroelmilitarseguíaenlamismaposición, erguidoymirando al frente.AGermán le sorprendióque, derepente,hablara,

—¡Está bien! —se pasó la mano por la cabeza casi rapada al cero—esciertoquenosconocíamosyquelosdosestábamossiendoinvestigados,peroyonohematadoanadie.Siquisieramataraalguien,nuncaloharíaasí,¡estopareceuna broma, si tengo belonefobia, por Dios! —Isabel, que entraba en esemomentoconunas esposas en lamano, lomiróconel ceño fruncido,y luego

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observóinterroganteaGermán.—Fobiaa las jeringuillas—aclaró,mientrasvolvíaamiraralhombrepara

ampliarlainformación—imaginoqueestarádiagnosticado.—Porsupuesto,hablenconmimédico,elcoronelFrankArwell,llevoaños

yendoaterapia.—De acuerdo, de todas maneras, mientras lo comprobamos, lo

mantendremosinmovilizadoasuasiento—mirófijamentealgeneralylehablóconsuavidad—general,esporseguridad;esperoquenonosdéproblemas,serádurantepocotiempo,mientrasconsultamosconsumédico.

—Estábien—dejóqueloesposaran,yluegoGermánledijoaIsabel,—Quédateaquíconél,voyarribaparahablarconelpilotoyconFred—ella

asintióLlamócon losnudillos a lapuertade la cabina, y cuandodijoquién era,

salióelpiloto,quesequedóenelumbralescuchándole,—Adam, he esposado al general. No sé si debes comunicárselo a la

compañía,nosotrosahoraselodiremosalF.B.I.,aunque,sinceramente,nocreoque sea el asesino—Germán admiró la sangre fría del piloto que se mantuvomuytranquilo.

—¿Porquépiensasquenohasidoél?—Hemos encontrado una sustancia sospechosa en su bolsa, y una

jeringuilla. Pero al parecer tiene fobia, por la que está siendo tratadomédicamente, a las jeringuillas; de hecho, cuando le hemos enseñado la quehabíaensubolsa,sehapuestopálido.AhoralediréaFredsipuedelocalizarasumédicoparahablarconél.

—Comprendo,sí, locomunicaremosahoramismo,yteagradezcoquemelo hayas dicho tan pronto—Germán se dio la vuelta y fue a la habitación delordenador.Fredteníamediodesmontadalaimpresora,yNatalialeayudabaconlas piezas, Roberto parecía seguir buscando tutoriales en internet, pero noparecíanencontrarnada.LeexplicóloocurridoaFred,pidiéndolequedejaralodelaimpresoraunmomento

—Necesito que hables con Bob, tienen que comunicarse con alguien delejército que confirme el diagnóstico psicológico del general—el americanoasintiómientras cogía sumóvil ymarcaba, y Germán volvió a la planta bajadonde todavía había mucho que hacer. Cuando estuvo de nuevo junto a losasientosdeprimera,sesituóenelpasillocentraldirigiéndoseatodos:

—¡Escúchenmepor favor, soy el investigador designadopor la compañíamientrasdureelvuelo!,lespidoquecooperenynoselevantenamenosqueseapara ir al baño, muchas gracias a todos, ahora continuaremos con losinterrogatorios.

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—¿Eselasesino?—lamujerqueestabasentadaaladerechadeJohnRace,queeralaenfermeraquehabíaintentadosocorreralosdosfallecidos,observabaal general asustada.Mientras, élmantenía la vista al frente sinmirar a nadie,igualderígidoquecuandoGermánhabíaestadointerrogándolo.

—Demomentonolosabemos—secolocójuntoaArlenaStarparadirigirseaella—megustaríahablarconusted,señoritaStar—laactrizasintió,encantadadeserelcentrodeatención.Lospocosmetrosque laseparabande lasala, loscaminóexactamenteigualquesiestuvierasobreunaalfombraroja.

A Arlena Star los periodistas la solían describir como la nueva AvaGardner, era unamujer no demasiado alta, morena, con el pelo corto y unosenormesojosverdes.Sufiguraestaballenadecurvas,siendolatípicamujerquevolvíalocosaloshombres,y,aunqueGermánveíasuatractivo,élpreferíaunabellezamássutil.

—Siéntese Arlena, por favor—ella asintió pestañeando, mientras selimpiaba una lágrima inexistente del ojo derecho. Isabel, al verla, resopló yGermánevitómirarasucompañera,

—Discúlpeme, pero todo esto ha sido tan desagradable…no estoyacostumbrada—Germándejóquehablara—esospobreshombres,estoyaterradasolodepensarqueelasesinoestáentrenosotros¡Menosmalquelohancogido!Nuncasemehubieraocurridopensarqueelgeneraleraelculpable,¡esincreíblecómoengañalagente!—miróaGermánconaspectoafligidoycuandovioquenocontestaba,sequedóensilencio.

—Si laentiendo,peropermítamequeempecemoscon laspreguntas—ellaasintiódemalagana—loprimeroquenecesitamossaber,essiconocíaaalgunodelospasajerosantesdelvuelo—ellavolvióapestañearconaspectoinocente.

—Bueno,porsupuesto—riocomosilapreguntafueraunatontería—aminovio,MadBrake—noapartabalavistadeGermán,quesinceramenteesperabaquefueramejoractrizensutrabajoqueenlavidareal—estoyseguradequeloconocen, elpobrenoatraviesa sumejormomentoprofesional, pero todavía esfamoso—decidió pasar por alto la maldad que destilaba el comentario, ycontinuó,

—¿Yanadiemás?—ellanegóconlacabeza,conaspectotriste.—No, creo que no, bueno, el viejo que se sentó a mi lado…—sonrió

divertida—¡qué gracioso!, hizo a su mujer que se levantara del asiento, parapodersentarseamilado—miróaIsabelsonriente,perolapolicíanoledevolviólasonrisa,y laactrizsorprendidavolvióamiraraGermán—decíaqueeraunfan, pero en realidad era como un pulpo; creo que le gustaban demasiado lasmujeresjóvenes,teniendoencuentasuedad.Séqueeramillonarioymesonabaalgosucara,peronorecuerdohaberhabladoconélantes,puedequeenalguna

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fiesta…—Sí,noshandichoqueintentópropasarseconustedhacepoco,esextraño

quenolorecuerdeconclaridad—ellaseechóhaciaatrásenlasilla,yabandonósuactitudinocente,pareciendomalhumorada.

—¡Claroquelorecuerdo!¡eraunviejoasqueroso!,cuandohevistoquesesentabaami lado, casimedaunataque. ¡Tenerqueaguantarlo todoelviaje!,menosmalque…

—¿Sehamuerto?—completólafrasequehabíadejadoamediasaldarsecuentadeloqueibaadecir,peroellanoentróaltrapo,solosemordióloslabiosmientrassemirabalasuñaspintadasdecolorrojosangre.

—¿Algún pasajeromás que conozca?—miró aGermán como si quisieraaniquilarloconlamirada,

—No.—También nos han dicho que usted y uno de los fallecidos, Alexander

Brown,fueronparejaartísticaypersonalhaceaños,yquerodarontrespelículasparaadultos—suexpresiónvolvióacambiarpasandoaestarasustada.

—¡Estábien,sí!—levantólavozporloquesevolviómuchomáschillona—¡Es verdad! conocía a Alex, y era un cabrón—respiró hondo intentandotranquilizarse, y volvió a bajar la voz—elmuy cerdo disfrutaba pinchándomeporquelejodíaquehubieratenidoéxito.Ydesgraciadamentetambiénesciertoque rodamos juntos tres películas vergonzosas, que he intentado retirar de lacirculación,peroquenohepodido.

—Entonces,esacertadodecirqueustedessellevabanmal…—¡No!,¿porquédiceeso?,élmepinchaba,peroyolollevababien,enel

fondoleguardabamuchocariño—miróaGermánalosojosantesdeañadir—enelfondoerabuenapersona,pero legustabadar imagende tipoduro—Germándecidióquenoiríanuncaaverunadesuspelículas,erademasiadomalacomoactriz.

—Siseteníancariño¿porquésesepararon?—Alexqueríaseguireneserollodelporno,peroyono—volvióamirarse

laslargasuñasperfectamentearregladas—nuncaheocultadoquesoyunamujerambiciosayademásqueríaserrespetadacomoactriz,ymedicuentadeque,siseguíahaciendoesaspelículas,nuncaloconseguiría.

—¡Quécasualidadqueseencontraranenelavión!—La verdad es que sí, yo vuelvo a casa porque he estado haciendo

promoción en Europa de mi última peli, y él me imagino que estaría devacacionesoalgoasí.Fueunasorpresaencontrármelo.

—¿Recuerdahabervistoalgosospechosoenelrestodelospasajeros?—No,exceptolaslágrimasdecocodrilodelaúltimanoviadeAlex,¡perosi

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él se lapegabacon todas lasquepodía!—Isabel seguíaapuntando,aunque loqueleapetecíaeradarleunbofetón,¡quélenguatenía!

—Escuriosoquelosdospasajerosconlosqueustedteníaproblemashayanmuerto¿noleparece?—ellanocontestó,yapretólos labiosseguramenteparaevitarinsultaraGermán.Éstedecidióterminarconellademomento,

—Muybien,puesnadamásporahora,puedevolverasuasientoygracias,Arlena.

—Graciasa tiGermán—seacercóaély lediodosbesos, riendodespuéscomounaadolescente—séqueenEspañaossaludáissiemprecondosbesos,sinecesitasquehablemosdenuevoavísame,estaréencantada—Germánsonriósindecirnada,ycuandosaliólaseñoritaStar,sediolavueltaparaescucharaIsabel.

—Noshamentidotodoloquehaquerido.—Sí,escierto—volvióamirarlalistadelospasajeros—creoquedebemos

seguir conMadBrake; esposibleque lleve la contrariaa sunoviaenalgunosaspectos.

MadBrakeseguíasiendounhombremuyatractivo,eIsabelentróhablandoconélymuysonriente,loquehizoqueGermánfruncieraelceño.

Despuésdepresentarse,elactorsesentóyelpolicíacomenzóahablar:—Megustaríasabersirecuerdaalgoextrañodesdequeentróestamañana

enelavión,loqueseaquelellamaralaatención—elactorsequedópensativo.—Hayalgo,peroestoysegurodequenotieneningunaimportancia,nosé

si…—Dígamelo,porfavor,ydecidiremossilatiene,—Nomegustametermeenlavidadenadie,ynoquierocrearproblemas,

perocreoqueenestascircunstanciashayquecontartodoloquesesepa.—Nopuedoestarmásdeacuerdoconusted.—Aprimerahorahe idoalbaño,y luego,porpurocotilleohesubido las

escaleras por las que se va a la cabina de los pilotos—miró a Isabel con unasonrisadeculpa—yaséquenodeberíahaberlohecho,perohasidounimpulso—seechóelfamosopelorubio,queahorallevabacasisobreloshombros,haciaatrásymiróconunosinvitadoresojosnegrosaIsabelduranteunmomento,paraluego continuar—cuando estaba al final de las escaleras he escuchado unosruidos,queveníandelahabitaciónqueteníaenfrente—porsudescripción,eralahabitacióndelordenador—yalacercarmemehedadocuentadequeeraunaparejaqueestabafollando—sonriócomounniñoalterminarlafrase,segurodequeloshabíaescandalizado

—¿Hapodidoverquiéneseran?—Lamujer del viejo rico y su guardaespaldas, lo sé porque he esperado

escondido detrás de la escalera a que salieran. Los he visto perfectamente

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mientrasbajaban,ellalohahechoprimeroyunpardeminutosdespués,éllahaseguido—se hizo un silencio durante unos segundos antes de que intentarajustificarse—yaséquesoyuncotilla—Germáncontinuó,

—Ya¿algunaotracosaquelehayallamadolaatención?—Bueno,sí,peronocreoquetengaimportancia,ademáshasidosolouna

sensación.—Inténtelo,porfavor,esposiblequenossirva.—Hahabidounmomento, cuando estábamos todos recién sentados antes

dedespegar,quemehesentidocomocuandoestoyapuntoderodarunaescena.—¿Aquéserefiere?—No lo sé, como si todos fuéramos actores y siguiéramos un guion.He

miradoamialrededor,peronohevistonadararo,creoqueesunatontería—seencogiódehombrospareciendoalgoavergonzadoporhaberlocontado.

—¿Cuáleselmotivoporelquehaceesteviaje?—ArlenahaestadohaciendopropagandadesunuevapelículaenEuropa,y

me pidió que la acompañara, y, como probablemente sabrá, últimamente notengodemasiadotrabajo.

—¿SabíaqueellayAlexanderBrownseconocían?—Sí, elladicequeeraunpesado,por lovisto lo conociócuando losdos

empezaban y, desde entonces ha sido como una piedra atada a su cuello.Procuraba no encontrarse con él, porque siempre le estaba pidiendo favores odinero.

—Yella lehabíacontadoque…—lafrasedeGermánseviointerrumpidaporFred,queentrócorriendoyseparóanteélrespirandoagitadamente.Estabamuypálidocuandoledijo:

—¡Elgeneralestámuerto!

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QUINTAHORA

JohnRaceestabaespatarradoenelasiento,conlacabezaechadahaciaatrásylasmanosaferradasconfuerzaalosbrazosdesubutaca.Teníalabocaabiertaenloque parecía un último intento por gritar, los ojos abiertos ymuy rojos, y unajeringuilla clavada en el pecho.Al ver su expresión cualquiera podía ver que,durante susúltimos instantesdevidahabía sentidoungranmiedo.Los signosproducidospor el fallecimientoenel cuerpoeran losmismosqueen losotrosdoscadáveres,exceptuandolosojosqueestabanmuyirritados,ylabocaabierta.El resto de los pasajeros, y las azafatas estaban de pie, junto a la paredmásalejada del cadáver, como si alguien los hubiera castigado.Las únicas que noestaban junto al grupo, eran la enfermera y Grace, la sobrecargo, que en esemomentoestabanalladodelmuerto.GermánledijoaFred,

—SubeabuscaraRobertoyaNataliaporfavor,ybajadlostres—peroél,antesdehacerlo,lesusurró:

—Venía a decirte que el general no había mentido, su médico haconfirmado que era imposible que sostuviera una jeringuilla, ni siquiera conguantes,quenuncahavistouncasotanagudodebelonefobiaentodasucarrera—Germánasintió.No le sorprendía,porquedesdequeelgeneral lodijo, supoqueeraverdad.Despuésdepensarunossegundos,sevolvióhaciaIsabel:

—Llévateatodosalasaladecine,peroquedejensusbolsos;ycercióratede que no hay ninguno que esté cerrado con llave, porque vamos a revisarlostodos.Quedaosallíysitienescualquierproblemaavísame,aunqueiréenseguida—lamiróalosojosmuyserioantesdedecir—Isabel,quenosemuevanadiedeallí—ella asintió y fue a por los pasajeros que quedaban, y que estabanvisiblementenerviosos.

—¿EsustedRose?—lamorena,queesperabajuntoaél, lesonrióapesarde la tristeza que transmitía su cara.AGermán le pareció familiar, lo que eranormaldeverlaporallí.

—Sí—leestrechólamanoconfirmezayluegolomiróconadmiración—yustedeselpolicíaqueintentaaveriguarquiéneselasesino.

—Sí,discúlpemeunmomentoRose—GermánhizounaseñaaGraceparaqueseapartaraunpocoypoderhablarasolas,

—Grace por favor, cuéntele al comandante lo ocurrido, y dígale que, encuantopueda,subiréahablarconél—ellaasintióylepreguntó—¿necesitaalgo

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más?—negóysevolvióaacercaraRose,queseguíajuntoalcuerpo,esperando.—Imaginoquehavistotodoloocurrido¿puedecontármeloporfavor?—

señalóalgeneral,queyateníaloslabiosmoradosyseguíaconlosojosabiertos;era bastante desagradable verlo, pero no se los quería cerrar hasta que loexaminaraRoberto.

—Sí,cuandovolvíadelbañoleheescuchadogritaryheabiertosupuerta,peronohepodidohacernadaporayudarle—suspiró—nosepuedeimaginarlasganasquetengodebajardeesteavión.

—Nomeextrañay¿ningúnotropasajerosehalevantadoparaayudar?—No,perohayque tenerencuentaque tenía lapuertacorrederacerrada,

yo leheescuchadogritarporquepasabaasu ladoenesemomento.Sihubieraestado sentada en mi asiento—lo señaló, porque era el más cercano—aunqueestabajuntoalsuyo,nocreoquemehubieraenterado.Elproblemaesquecasitodos los pasajeros teníamos las puertas cerradas—lomiró fijamente con unasemisonrisa—imaginoqueestamosbastanteasustados.

—¿Habíahabladoconélduranteelviaje?,comousteddice,erasuvecinamáscercana.

—Pues no, ya le he dicho que hemos estado todos bastante aislados ennuestrosasientos.Sinoespormí,nosécuándonoshabríamosenteradodesumuerte—señaló la jeringuilla que sobresalía del pecho irónicamente—seguramentelohabríandescubiertolasazafatascuandolehubierantraídoalgo…—élasintió,porqueteníarazón.

Germán la observó, parecía tener unos treinta años y era unamujer queresultabasimpática,principalmenteporsusonrisa.Levantólamiradaalescucharruidodepasos,eranRoberto,NataliayFred.

—Disculpeunmomento—seacercóaellosylesdijoaNataliayaFred,—Chicos, necesito que registréis los bolsos, las mochilas, todo lo que

encontréis.Séqueesmuyposiblequeelasesinohayaescondidoelvenenoenalgúnsitiodelavión,perohayqueintentarlo.

—¿Volvemosaregistrartodoslosqueyahabíaisregistrado?—Sí, porque es posible que lo haya escondido en uno de los que ya

hayamosregistrado,asíquequieroquelosvayáisbajandodelosportaequipajes,ylosvayáismirandounoauno.Tranquilamente.Todos,desdeelprimerohastaelúltimo,yesovaletambiénporlosbolsosdemanodelasmujeres.

—Roberto,venporfavor—seacercaronalgeneral,yledijo—necesitoquelo examines, y fíjate bien en los ojos y la nariz—Roberto enarcó las cejas yasintió,inclinándosehaciaelcadáver.

Volviójuntoalaenfermeraquelosobservabaconcuriosidad,ysesentaronenlosasientosdeJerryyJohannaBurton,paranomolestaraRoberto,

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—BienRose,cuéntemecondetalleloquerecuerde.—Heidoalbaño,yalvolverheescuchadounaespeciedegrito,peromuy

débil—entrecerrólosojosintentandorecordar—ymehaparecidoqueprocedíadelasientodelgeneral,porloqueheabiertolapuertayhevistolajeringuilla—seencogiódehombros—perohe llegado tardeporqueya le costaba respiraryestaba convulsionando. Enseguida ha colapsado y le ha fallado el corazón,entoncesheempezadounmasajecardíacoylabocaaboca,peronohaservidodenada—meneólacabeza—esteviajeesunapesadilla.

—¿Havistoaalguiencercadelgeneralcuandohavueltodelbaño?—No,anadie.—Ycuandointentósocorreralosotrosdospasajeros¿tambiénlosencontró

convida?—No.Enesecasomeenteréporquegritaronsusvecinos,perocuandome

acerquéyaestabanmuertos.Elvenenoquehanutilizadoseacualsea,debedesermuyrápido.

—¿Habíasvistocasosasíantes?—No, afortunadamente, mis pacientes suelen ser niños—él se quedó

mirándola inquisitivo, hasta que ella contestó con una sonrisa—trabajo en unhospitalinfantil.

—Entonces no verásmuchos casos como estos—miró hacia el general yluegoelasientoenelquesesentabaella—hasestadosentadajuntoaéltodoelviaje,¿hayalgoquepuedascontarme,algoquetehayaextrañado?

—¿Sobreél?—Sobreloquesea,agradeceríacualquierinformación.—Loúnicoquerecuerdoesqueelmillonariohavenidoparahablarconél

unavez,peronoheoído loquedecían.Porel tonoenelquehablabanmehaparecidoquediscutían,aunquenolevantabanlavoz.

—Estosasientossonmuycaros,¿Cuántocobraunaenfermera?—ella riosinpoderevitarlo

—No lo suficiente, te loaseguro—Germánsonrió—en realidad,meestoygastandoeldineroqueteníaahorradoparamiboda,queibaaserelañopasado—seencogiódehombros—peronuncaserealizó.

—¿Quéocurrió?—Alparecer al novio le gustabamásunademis amigasqueyo, así que

anulé la boda y el viaje de unmes al Caribe, que ya estaba pagado. Con eldineroquemedevolvieron,decidíviajarporEuropacomosifuerarica—apesardeloduroquedebíahabersidoloquecontaba,sonreíaconvalentía—heestadotressemanasrecorriendoalgunospaíseseuropeosenlosmejoreshoteles.Ylosvuelos de ida y vuelta ami país, los contraté en primera, por eso estoy aquí,

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porquedecidísacaralgobuenodelpeormomentodemivida.—Losiento,¡vayatíomásestúpido!—Yatienelosuyo,miamigaesunahijadeputa,aunqueélnolosabe,y

estoy segura de que ya está haciéndole la vida imposible—Germán, distraído,apartólavistahaciaRobertoqueloesperabaaunospasosdedistancia.

—Muchas gracias Rose, volveremos a hablar más tarde, pero ahora porfavorvealasalaconlosdemás—seacercóasuamigomientraslaenfermeraseiba.

—¿Quéteparece?—Tienesrazón,lohanrociadoconalgúntipodesprayparalizante,poreso

tiene la zona de los ojos y la nariz tan irritada; imagino que habrá sido parapoderclavarlelajeringuillaconelveneno.Lossíntomastambiénsondecianuro,¡joderGermán, sevan a cargar a todos losdeprimera!—miró al policía algonervioso,peroésteloagarrósuavementeporelbrazo.

—Tranquilízateamigo,asínomeayudas.—¡Ya lo sé!, pero es desesperante, llevamos ya un montón de tiempo

trabajandoenestoytodavíanosabemosnada—Germánsonrió—Roberto,escucha,llevamoscincohorasdeinvestigación.Enelmejorde

loscasos,uncasocomoestetardaenresolversesemanas,mesesoinclusoañossiesqueseresuelve,yesocontodoslosmediosqueaquínotenemos.Estamoshaciendo todo lo que podemos ¿de acuerdo?—Roberto asintió pasándose lamanoporelpelo—¿estásmástranquilo?

—Sí,perdona,tienesrazón.Dimeenquémástepuedoayudar.—Nada,ahorasubiréconFredelcadáverarriba.—No,loharéyo—Germánlomirónegándose,yleseñalóconlacabezaa

Natalia,—ComomevoyallevaraFred,echaunamanoaNatalia—Robertodudósi

insistir, pero al ver la expresiónde su amigodesistióy fue a buscar aNataliaque,comotodos,tambiénestabapreocupada.

El policía volvió junto al general y desabrochó las esposas, algo quetampocohabíaqueridohacerhastaqueRobertoloviera.FredsecolocójuntoaGermán en silencio, al ver que fruncía el ceño y se alejaba un par de pasosobservandoalmuerto,luegosevolvióhaciaelamericano.

—Fred,siéntateaquí—lehizosentarseenlabutacaquehabíajuntoaellos,ladeRosePinkerton—yahora,voyamatarte—RobertoyNataliaseacercaronporque sabían que se le había ocurrido algo—pero antes, recuerda que estásatado,¿deacuerdo?

—¿Quétengoquehacer?—Intenta repeler mi ataque, pero no puedes mover las dos manos

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libremente, una de ellas está unida al asiento y la otra no. Vamos, yo soy elasesino—sacóde subolsillo trasero sumóvil—estoesun sprayparalizante, terocíoconélynopodrásdefenderteenpocossegundos—hizounruidocomosiexpulsaraungasconelmóvil,mientrasconlamanoizquierdasujetabalamanolibre de Fred, estuvo así unos segundos, hasta que preguntó dirigiéndose atodos…—¿os habéis dado cuenta?—pero todos negaron con la cabeza—nopuedoclavarlelajeringuillasitengoelsprayenunamanoyconlaotrasujetolasuya.Lológicoseríallevarlajeringuillalomásaccesibleposible,peronocreoqueelbolsillo…—eltenerquesujetarlamanodeFredquenodejabadepelear,hacíaquenotuvieraelpardesegundosnecesariosparabuscarensubolsillo—tengouna idea,voya llevar la jeringuilla en laboca— sacó subolígrafoquesujetóconlosdientesyseretiróunpardepasos.

—Empecemos de nuevo—Fred asintió yGermán volvió a echarle el gasconelmóvil,luego,lotiróalsueloyloempujóconelpieparaquequedarabajolabutaca,entonces,quitándoselajeringuilla-bolígrafodelaboca,selaclavóenlabarrigaprovocandoquetodosseloquedaranmirandoconlabocaabierta—asíescomolohizo,porfinhevistocómopiensa.Poresohamuertotanasustado,noolvidéisel terrorquesentíapor las jeringuillas,yhavistoqueelasesino leibaaatacarconuna—lacaradeasombrodetodosaumentócuandoseacercóalabutacadelmuerto,ysepusoacuatropatasbuscandoalgodebajodelasientoqueencontrósegundosdespués,

—¡Aquíestá!,¿alguientieneunpañuelodepapel?—Natalialeacercóuno,yelpolicíadepositóenélunatomizadorpequeñodecristal,queyaestabavacío—Robertoseacercóacogerlo,y loolió, levantando luego lacaraconelceñofruncido.

—Creíqueseríaspraydepimienta,peronoloes,noreconozcoelolor—loenvolviócuidadosamenteenelpañueloyselodevolvióaGermán.

—Lodejaremosarribaconloscadáveres,¿vamosFred?—eljovenasintió,algopálido.Germánloentendía,eraunagentequetrabajabaconordenadores,yquedebíadeestarbastanteimpresionado.Antesdecogeralgeneral,selollevóaparteylepusounamanoenelhombro—Fred¿teencuentrasbien?

—Sí, es solo que—se encogió de hombros—esto es duro, a pesar demitrabajo,nuncahabíatocadoaunmuertoyhoyyamehatocadocargarcontres,peroestoybien.Estoestáhaciendoquemereplanteemivida.

—Siteencuentrasmal,buscoaotroquemeayude.—No, no—negó con la cabeza—puedo hacerlo.Gracias por preocuparte

Germán—cogió al general por los pies—Vamos, subámosle—entre los dos losubieronaldormitoriodelatripulación.

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Cuando volvieron a bajar, ayudaron a Roberto y a Natalia a terminar deabrirlosequipajes,ycuandocerraronelúltimobolso,elladijo:

—Ya está todo, aquí no había nada—miró a Germán esperando sussiguientespalabras.

—No, todo no está, falta el equipaje de la tripulación. Fred, por favor,preguntaaGracedóndelotienenyponerosconél.Sinoencontráisnada,seguidcon lovuestro—miróaNataliayRoberto—encuantopueda, iréahablarconvosotros.YFred,necesitoquefuncioneesaimpresora—sinesperarunmomentomás, sedirigióa la saladondeestaban todosesperando,peroantesdeabrir lapuertasevolvióhaciasusamigosparaañadir—ahoratraeremosdenuevoalospasajerosaquí,parapoderseguirconlosinterrogatorios.

Afortunadamente,llegóatiempoparaevitarunlevantamiento.Tresdelospasajeros,queestabanmuynerviosos,rodeabanaIsabelquemanteníalacalmaapesardelaagresividaddealgunodeellos.Germánseintrodujoenelcírculoacodazoshastacolocarseanteella,enfrentándoseaArlenaStarya laparejadeprofesoresfranceses,queeranlosquelaestabangritandoapocoscentímetrosdesucara,

—Échense hacia atrás, por favor—el profesor, un cincuentón barrigudomediocalvoycongafas,lecontestó:

—Ysinolohacemos¿qué?—Entoncesme temo que tendré que encerrarles en algún sitio donde no

puedan hacer daño a nadie, y,me temo que, por desgracia, solo hay un lugaradecuadoenelavión,queeslahabitacióndondetenemosloscadáveres.Unsitiobastante incómodosobre todosi tienenclaustrofobia, asíque, si insistenen suactitud, vamos arriba—instantáneamente, los tres retrocedieron sin decir nadamás, aunque si lasmiradasmatasen, el policía habría caído fulminado—bien,veoqueningunoquiereque lo lleveallí—levantó lamiradayalzóalgo lavozpara dirigirse a los demás, que los observaban callados—¿algunos de ustedesprefiere estar en esa habitación?—al no recibir contestación, se volvió haciaIsabel que estaba muy tranquila. Su admiración hacia ella creció en esemomento, al ver que no había perdido los nervios, de hecho, al ver lopreocupadoqueestaba,lesonrióparatranquilizarle,yledijo,

—Estoy bien, tranquilo—él asintió sin poder hacer nada más porque noestabansolos.Sehabíaasustado,ynoeranormalquelohiciera;comoresultadodeesaemoción,ensumiradasehabíainstaladounadurezaquenoerahabitual.Isabelsehabíasorprendidoalverconcuantarapidezsehabíacolocadoanteellaparaprotegerla,yalnotarensuexpresiónqueloocurridolehabíapreocupadocasimásqueaella.Sabíaque laquería,pero,sóloenocasionescomoesta,sedabacuentadehastaquépunto—¿quieresquelosllevefuera?

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—No,quédateaquí—susurró, luegomiróa losoncepasajerosdeprimeraque quedaban, y les dijo—vuelvan todos a sus asientos, por favor. ExceptoIsabelleOlivier—observóalamujerdemedianaedadquelanzóunamiradaasumarido como si le pidiera algo, pero este cuadró lamandíbula sin decir nada.Todos salieron, y la mujer francesa sacudió su melena gris perfectamentepeinada,algonerviosa.

—Siénteseporfavor,señoraOlivier—LlámameIsabelle,porfavor—Por supuesto Isabelle—la llamaría por su nombre, pero no pensaba

tutearla. Ella se sentó con una elegancia, que contrastaba con la actitud queGermán había presenciado al entrar. Se colocó frente a ella y la preguntódirectamente—¿ha ocurrido algo extraño o digno de mención, aparte de lasmuertes,quehayaobservadoduranteelvuelo?

—No,laverdadesqueno,exceptuandolapatéticapersecuciónalajovenactrizporpartedelmillonario.Desdemiasientopodíaverperfectamentecomobabeabaelviejoconella.¡Quelcochon!—Germánnonecesitóqueletradujeraelinsulto,lorecordabaperfectamentedelcolegio.

—Creo que ha tenido un problema esta mañana con sus pinturas, ¿lorecuerda?

—No,¿aquéserefiere?—¿Nohatenidounadiscusiónconunaazafataporqueellaqueríasubirlas

alportaequipaje?—No,nohahabidotaldiscusión,sololehedichoquepreferíatenerlasala

vista.Noséquiéneselembusteroquelehacontadoeso“monsieur”,peronoescierto.

—NomelohacontadonadiemadameOlivier,hesidotestigodirecto,yhasidounadiscusiónfuerte,dehecho,hatenidoqueirelpilotoparaautorizarqueustedsequedaraconlaspinturas.

—Ya—hizo unmohín intentando hacer ver que se lo tomaba con humor,aunqueestabamolesto—bueno,esevidentequehaocurridoporqueesachicaesmediotonta,lehedichovariasvecesquesolemosviajarenestevuelo,yquesuscompañeras sabenquenosgusta tener laspinturas a lavista.Nuncahabíamostenido ningún problema, es posible que el problema real haya sidomi acentofrancés…—antesdequeacusaraalaazafatadeodiaralosfranceses,siguióconelinterrogatorio.

—Comprendo,creoqueustedysumaridosonprofesores,—Sí,enlaEscuelaNormalSuperiordeParís—dijoconorgullo,Germánno

pudoevitarpreguntarleconciertamaldad:—¿Esunauniversidad?—ellaledevolviólamiradaconalgodedesprecio,

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y él sonrió en respuesta. Isabel dio la vuelta a la hoja de la libreta en la queescribía,ylamiradadespreciativadelafrancesatambiénlaalcanzóaella.

—¡Es la universidad más importante de Francia y una de las másimportantesdelmundo!¡HanestudiadoenellatrecePremiosNobel!—parecíatanindignadaquesepusocolorada.

—Ya,ya,loentiendo,unauniversidadmuyimportante—asintiócomosiledieralarazón,ycontinuó—ycuéntemeporfavor,quétipodeconferenciasdanusted y sumarido—ella hizo un esfuerzo para seguir hablando educadamenteconellos,aunqueeraevidentequeloqueleapetecía,eramandarlesalosdosalamierda.

Germán creía que en el caso de la señora Olivier, se juntaban doscondicionesmuypocodeseables: lasuperioridadquesentíanalgunosfrancesessobre los españoles, y, además, la de ser profesora de una universidad tansumamente importante según sus palabras, circunstancia que seguramente leharíacreersesuperioratodalahumanidad,unacombinaciónpeligrosadesdesupuntodevista.Yporlaformadehablardesumarido,estedebíaserigualopeor.

—Intentamosenseñara losasistentesa lasconferencias,conayudadeuncuadro y su copia, los aspectos más básicos que tienen que observar cuandovayanaunmuseoaadmiraralgunaobra.Nosgustapensarquedespuésdeasistiraunadenuestrasconferencias,nosoloapreciaránmáseltrabajodelpintor,sinoque seríancapacesdedistinguirunoriginaldeunacopia,por lomenosde lasmásburdas—Germántuvounaidearepentina,

—¿Haypinturasfalsasenlosmuseos?—Sí,desgraciadamentehayalguna,loqueocurreesque,enlamayoríade

los casos, los museos no lo reconocen públicamente. Por eso precisamentenuestra universidad, que está muy concienciada en este terreno, nos permiterealizarestosviajesencualquierépocadelaño.

—Comprendo, lasconferenciasdebenestarmuybienpagadas,parapoderviajar en primera—señaló a su alrededor para resaltar el lujo del avión. Lafrancesasepusocolorada,peronoporvergüenza,sinoporlaindignación.

—Loúnico que cobramos es el precio del viaje, y unas dietas durante eltiempoqueestamosallí.

—Qué generosos, ¿podría ver sus pinturas por favor? —ella frunció elceño,peroasintióalverquelospolisesperabanensilencio.

—¿Voyaporellas?—Sí,porfavor—Isabelselevantóparaacompañarla—La acompañaré para que la dejen traerlas—Germán asintió mientras

salían,yesperósuvueltamirandoalolejos,pensativo.Unaidealerondabalacabeza,perotodavíanoteníaningunasolidez,prácticamenteeraunalocura.Se

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frotó el cuello porque lo tenía rígido, movió los hombros en movimientoscircularesintentandorelajarlo,hastaquevolvieron.

—Aquíestán—lafrancesaleenseñóuncilindrodeplásticodeunosveintecentímetros de diámetro, y bastante largo, como los que utilizaban losarquitectosparasusplanos.

—Ábralo por favor—sabía que sus compañeros lo habían echado unvistazo,porquelehabíandichoquehabíadostelasalóleoenrolladasconmuchocuidadoconpapeldeseda.

La profesora depositó el cilindro en lamesa y lo abrió, luego, despacio,sacólasdostelasylasdejófrenteaél.Acontinuación,explicó:

—Son dos copias distintas, una es “El almuerzo de los barqueros”, deRenoir, y la otra “Los lirios” de Van Gogh—Germán las acercó a él y lasdesenrolló del todo. A simple vista le parecieron impresionantes, él no eraningúnexperto,perocreíaqueestabanmuybienpintadas.

—¿Ynuncahantenidoningúnproblemaconloscuadros,enlasaduanasdelosdistintosaeropuertos?

—No—ella sonriómás tranquila—llevamos un certificado delDecano denuestra Facultad de Bellas Artes, que acredita que son copias. Siempre lollevamosencimaparanotenerproblemas.

—Megustaríaverlo—ellaasintió.—Porsupuesto,lostengoenmibolso—loabrió,ysacóunacarteradepiel

dedondeextrajounpapelconaspectooficial,yseloentregó.Germánlomiró,peroestabaescritoenfrancés,ysufrancésdelcolegionoledabaparatanto.Lodejósobrelamesaysacósumóvil.

—¿Quéhace?—Voy a hacer una foto para que me lo traduzcan—cuando la hizo, le

devolvióeldocumento.—¿Siempretrabajanconlasmismascopias?—No,vamosvariando,dependededondetrabajemos.—Es decir, para asegurarme de que lo he entendido bien, lo que hacen

ustedesesexplicaralagentecómodiferenciarunacopiadeunoriginal.—Lohasimplificadodemasiado,perobásicamenteesoesloquehacemos.—Puesmeencantará ir a unade sus conferencias en algúnmomento—le

devolviólastelassonriendo—muchasgracias.Ellarecogiótodoysaliódejándolossolos.GermánsevolvióaIsabelyle

dijo,—¿Quéopinas?—Que es una gilipollas y que estoy harta de los franceses que se creen

superioresatodoelmundo—élnopudoevitarunarisitaaloírla.

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—Eresunencanto,despuésdeescucharlaesoesloquesacasenclaro.Muybien.

—Parecesunzorroapuntodeatraparalagallina.—¡Yaquisierayoestarapuntodeatrapara lagallina!,estoylejísimosde

eso;pero comobuenzorro, empiezoaoler el rastro—suspiró—tendremosquehablar con elmarido, ¿no te parece?—Isabel se levantó para avisarle y pocodespuésentróconél.Germánloinvitóasentarse,ylomirócomosiloacabaradeconocer.

—SellamaustedGustaveMoreau,¿escorrecto?—élasintiósinhablar—noshadichosuesposaquesonprofesoresdeBellasArtes.

—Perdoneseñor,peroyosoycatedráticode laEscuelaNacionalSuperiordeParís,nosoyprofesor—Isabelresopló,peroGermánsiguiósonriendoporquesabíaqueesolocabrearíamás.

—LoapuntaréseñorMoreau.Megustaríaquemedijerasihavistoalgunacosaextrañaduranteelvuelo.

—Bueno,nomucho,perosíaesechico,elquehamuertoelprimero…—AlexanderBrown—Sí,encuantosehalevantadoelviejorico,elchicosehalevantadopara

irasentarseensusitiojuntoalamujerdespampanante.—¿ArlenaStar?—Sí,laactriz.—¿Yhaestadomuchotiempoconella?—elhombrecontestóenseguida.—No,pocosminutos,hegirado lacabezaparaverlosunavez,yparecían

discutir.Luego, al ratodevolver a suasientohaempezadoaencontrarsemal,pero me imagino que la jovencita que viajaba con él se lo habrá dicho. Sellevaba lasmanos a la boca como si no pudiera respirar, lo sé porque estabasentadoenlabutacaquehabíaamiizquierday,aunqueélestabaenlafilatresyyoenlacuatro,loveíaperfectamente.

—Comprendo,¿algunacosamás?—Solo una, como imagino que estará en contacto con los dueños de la

aerolínea, les puede decir que vamos a denunciarles, porque este trato esinadmisible.

—Muybien—volvióaasentirsonriente—¿tienealgomásqueañadirseñorMoreau?

—No,nadamás—Bien, pues entonces puede marcharse, no lo necesitaremos más. De

momento—el francés elevó la nariz todo lo que pudo y salió de la habitaciónseguidoporlasmiradasdelosdospolicías.

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Querid@lector@:

SoyMargotteChanning,laescritoradeestanovela,antesquenada,tepidodisculpaspor interrumpir tu lectura,esperoqueestésdisfrutandode lahistoriatantocomoyoalescribirla.

Quiero invitarte a participar en un concurso, para ganar una de las tresnovelas que voy a sortear a final demes. Si estás interesad@, para participarsolotienesqueenviarmeuncorreoelectró[email protected],contunombreyelcódigosecreto:“MISTERIO380”

Muchasgraciasportuatención,y¡felizlectura!

MargotteChanning

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SEXTAHORA

Voyahablarconelpiloto,meimaginoqueestarámordiéndoselasuñasoapuntode bajar para clavarme un machete—se dirigió hacia la puerta, pero le diotiempoparaescucharlaburlonacontestacióndeIsabel.

—Bueno, si no puedes evitar que te clave algún instrumento punzante,procura que no sea en ninguno de mis sitios favoritos—la miró a punto decontestarla,peroellayaestabareleyendosulibreta—mientras,voyarevisarlasdeclaraciones.Vayarollonotenerlosexpedientes.

—Losé, estecasoesunaputa locurademasiadoestamoshaciendo, estoydeseandoqueaterricemos—sepasólamanoporelpelo

—Meextrañaqueeljefenotehayallamado.—Amítambién,peroesposiblequepiensequeyatenemosbastante.Ahora

nosvemos.ElcomandantePetersonpareciórespirartranquilocuandoabriólapuertade

lacabinaylovio,segiróhaciaelcopilotoyledijo,—Kevin, me voy a tomar ahora mi media hora de descanso—el otro

hombre,sonrióysaludóaGermándesdesupuesto,a laderechadelpiloto—sipasacualquiercosaestamosenlahabitacióndelectura.

Salieron de la cabina, y giraron a la izquierda entrando en una mini-habitación conunamesa y dos bancos anclados al suelo.Cuando se sentaron,GermánobservóaGracesubirlasescaleras,queteníaenfrente,conunabandejaconcafé.

—¿Cómo sabías qué estábamos aquí? —tanto el piloto como Gracesonrieronconunacomplicidad,queGermánreconoció.Esaarmoníanoerafrutosolodetrabajarjuntos,lareconocíaporqueeralamismaqueélsentíaconIsabel,porqueerasucompañeraysu…novia.Sesorprendióasímismoporelapelativoquelahabíaadjudicadosinpensarlo,nuncaanteslahabíallamadoasí,yaqueleparecíaunapalabrademasiadopequeñaparadefinirloquesentíaporella,paraélerasumujer.

—Nolosabía,peroalcomandantelegustamuchoelcafé,yhetraídoparalosdos.

—Pero¿cómosabíasquenosíbamosasentarparahablar?—No lo sabía seguro, pero…—se encogió de hombros, pero el piloto la

despidióantesdequepudieraseguirhablando,

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—Muchas gracias Grace—ella dejó la bandeja para que se sirvieran, yluegosefue.

—¿Quieres?—Adammantenía la jarra en alto con el líquido caliente, yGermán asintió, aunque temblaba solo de pensar en lo que le servirían. Encuantovioelcolordeloquesolosepodíadefinircomoaguasuciallenandosutaza,pidiólecheyazúcarparaocultarelsabor,perocuandoloprobósupoquenoteníasolución.Adamalverlosonriódivertido.

—Alosespañolesosmatamoscuandooshacemosbebernuestrocafé.—¿Yavosotrososgusta?—élserionegandoconlacabeza—¡Quéva!,ademásyonosoyeltípicoinglésquetomateatodashoras,a

mímegustaelbuencafé.Fuerteynegro.—Comoyoentonces—dejó la tazaen lamesadespuésdedarunsorbo—

queríainformartesobrecómovatodo, como es lógico imagino que estás preocupado ¿se han comunicado con

vosotrosporradio?—¿Estásdebroma?,cadaquinceminutos tengoquecontactarconellosy

decirlescómovatodo;estánacojonados,ynosoloellos.Lasazafatasestánmuyasustadas,meimaginoquecomolospasajeros.

—Sí,ellostambién,buenotodosno,claro—seentendieronenseguida.—¿Tienesideadequiénpuedehabersido?—Todavíano, aunque tengovariasposibilidades.Por cierto, quenecesito

quemeconsigasunainformacióndelacompañía.—¿Quéinformación?—Todoslosvuelosquehayanrealizadoconvosotroslosdeprimera,sies

quehanhechoalgunomás,fechasydestinos.Ytambiénlosdelatripulación—pensóunmomento—enlosúltimosdosaños,porejemplo.

—Nocreoquenosladensinunaorden,laproteccióndedatos…—Germánlevantólamanoparaquenosiguiera.

—Conozco las leyes—bajó la voz—perome imagino que se podrá hacerunaexcepción, sobre todo teniendoencuentaque tenemosunasesinoabordoque,encualquiermomentopuedemataramáspersonas—lomirómuyserio—estoyhaciendotodoloquepuedoaligualquemisamigos,soloospidoalgodecolaboración.

—Esverdadloquedicendeti.—¿Elqué?—leextrañólaafirmación.—El agente del F.B.I. con el que hablé primero, me dijo que tenías tu

maneradeconseguirlascosas,ylaúltimavezquehehabladocontierraleshecomentadoquemesorprendíaquenosetehubieranrevolucionadolospasajeros.PeroRobertThompsoncreequeeresunaespeciedeSuperman—Germánsonrió,

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halagadoapesarsuyo.—Nimuchomenos,perosoymuypesado.—Dudoqueesaseatuprincipalcualidadcomoinvestigador,peroestábien,

transmitirétupeticiónyencuantotengasurespuestatelacomunicaré.—Estupendo.Tengootrapregunta, ¿podríamosaterrizarantesde llegaral

destinosi fueranecesario?—el ingléssepusorígidoy lomiróasombrado—sinecesitasmirarelmapaoalgodetiempo…—elpilotoloobservabacomosiloestuvieravacilando

—¿Esunabroma?conozcoperfectamentelaruta,nohayningúnpilotoquetengadosdedosdefrentequenoseconozcadememoriaelitinerariodevuelo—sonriótravieso—enmediahoraaproximadamente,habremospasadoelAtlánticoNorte,ypodríamosaterrizarenNuevaEscocia—Germánfruncióelceño

—¿Canadá?—elpilotoasintió,aúnmásserio—puescreoquehallegadoelmomentodequepreguntessipodríamosaterrizarallí—elcomandanteseinclinóhaciaélparadecirle

—¿Esposiblequehayamásasesinatos?—Por supuesto que es posible, además, como nos temíamos no hemos

encontradotodoelveneno—moviólacabeza—¿quieresquellamealF.B.I.?—seguramentelomásefectivoseríahablarconBobdirectamente.

—No,no,meharíanpicadillosinohabloprimeroconlacompañía,déjamequeloconsulteconellos.

—Deacuerdo,perosinoteimporta,esperoaquíaquelohagas,losiento,peroeltiempoapremia—elpilotoasintióysefuealacabina—Germánsaliódela habitación y dio unas cuantas vueltas por el estrecho pasillo mientrasesperaba,aunqueencincominutosteníalarespuesta.

—Ya está—le hizo una seña para que entrara en la habitación, aunqueningunode los dos se sentó—sehannegado.Mehandichoquehan aceptadoque lo investigue el F.B.I. porque hay un acuerdo de colaboración, pero queprefieren que no aterricemos enCanadá.Y, además, desdemi punto de vista,creoqueparaloscanadiensessupondríamosungraveproblema,quenosécómoaceptarían.Heaprovechadoyleshepedidolosdatosdelosvuelos,peromehandichoquesololomandaríanalaimpresora—Germánasintiódándoselavuelta.

—Estábien,dilesquecuandolostenganquenosavisen.—Perosilaimpresoranofunciona…—Losé—sedirigióalahabitacióndelordenador—avísameencuantoesté

esainformación—Deacuerdo.Elcorazónse leacelerócuandovioqueFred tenía la impresoradenuevo

montada,yestabahaciendopruebas.

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—¿Lahasarreglado?Fred,¡eresungenio!—RobertoyNataliaqueseguíantrabajandoconelotroordenadorsonrieronalverlo.Fredparecíaalgoaturullado,como si no estuviera acostumbrado a las alabanzas, y estiró lamano derechaparaqueGermánobservara lo quehabía en ella.Eraunplástico finodeunoscincocentímetrosqueestabapartidoendos,yqueparecíaquehabíanvueltoaunir.

—¿Quéeseso?—Unapestañasinlaquelaimpresoranofunciona,lahepegadoconceloy

hehechounaprueba,ydemomentofunciona.Peronoséloqueaguantará.—¡Estupendo!,voyadecirleaAdamquenosmandenunainformaciónque

lehepedido,yFred—loseñalóconelíndice—¡queenvíenlosexpedientesdelosquehemoshabladoantes!—segiróasusamigos—Natalia,¿ospodéisponerabuscaren Internetcualquier informaciónqueencontréisdeJerryBurtonyelGeneral?ynecesitoconocerel testamentodeBurton,comoesoserá imposibledeconseguirdesdeaquí,megustaríahablarconsuabogado—Nataliaapuntabaensu libreta furiosamente,conaspectodeestarencantada;hasta talpuntoqueRobertoledijo:

—Cariño,¿podríasalmenosaparentarquenodisfrutastantocontodoesto?—ellalesacólalenguayluego,guiñóunojoaGermán.Robertoteníarazón.

AlllegarabajoleesperabaIsabel,queleenseñóunabolsatransparenteconalgúntipodematerialquemadoyretorcidoensuinterior.Éllacogió,yabriólabolsaparaolerelplásticoquehabíadentro,

—¿Dóndelohasencontrado?—contestóconairetravieso.—Herebuscadoenlabasuradelosbaños,esunaguarrada,perohepensado

quenohabíamosmiradoallí.Enrealidad,buscabaelveneno.—¿Ylospasajeros?—Tranquilo, las azafatas están dando de comer a las fieras—él volvió a

mirarlabolsa.—Esgomaquemada,esoseguro—cogiendolabolsalasacudióunpocoy

volvió a olerlo, luego le preguntó—¿tú confundirías esto con el olor de uncigarro?

—Yocreoquenadieloconfundiría.—¡Exacto!—Isabelsonrióalvercómolebrillabanlosojos—puesmanosa

laobra,terminemosconlaprimerarondadeinterrogatorios.—Deacuerdo.

Brooklyn Taylor era unamorena de 25 años con los ojos grises; parecía

asustadaalsentarsefrenteaél,almenosteníalasmanosfuertementeunidasysumirada transmitíamiedo. Isabel carraspeó yGermán lamiró, entonces ella le

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echóunamirada para avisarle de que fuera cuidadoso, y él asintió levemente,aunqueelavisonoeranecesario.

—BuenosdíasBrooklyn—Hola—casinoselaoía.—Cuéntanosporquéhacesesteviaje.—Heterminadomisestudios,yvuelvoamicasa.—¿Dóndehasestudiado?—EnOxford. —¡Qué suerte! —la chica asintió mientras en su cara apareció por un

instanteunatímidasonrisa.—Debesermuycaroestudiarallí—seencogiódehombros—No mucho, lo más caro es estudiar un máster, pero yo no he hecho

ninguno.—¿Quécarrerahasestudiado?—Me gustaría ser maestra de educación infantil, y por eso he estudiado

filologíainglesa,aunquetodavíanohedecididosienmipaís,harélacarreradeEducaciónInfantiloladePedagogía.

—Comprendo, ¿no tienes prisa por trabajar? —Brooklyn se mordió loslabios

—No,mi padre…bueno, tiene dinero. Siempreme ha dicho que no hacefaltaquetrabaje,peroyoquierohacerlo.Meaburrosinhacernadaysiempremeha gustado estudiar—Germán pensó en el precio del billete de primera, teníacuriosidad…

—¿Puedopreguntarteaquesededicatupadre?—Claro—vaciló un momento—tenemos un rancho, con ganado y…

petróleo,enTexas.—Ahora lo entiendo—la sonrió—muchas gracias por decírmelo, y

cuéntame, ¿has visto algo en el vuelo esta mañana, que te haya llamado laatención? —se quedó pensativa unos instantes, para acabar negando con lacabeza.

—Nosé,norecuerdonada.—Porejemplo¿hashabladoconcualquierade tusvecinasdeasiento?—

Germánmiró la lista—a tu izquierda estáRose, la enfermera, y a tu derechaIsabelle,laprofesorafrancesa.

—Sí, Rose es simpática, además, en cuanto ha visto que había alguienenfermo, enseguida se ha levantado para intentar ayudarlos.Y eso a pesar deque,cuandohatropezadoestamañanacercadeJohanna,lamujerdelseñorquese hamuerto, la ha insultado. Yo la he oído, pero Rose no la ha contestado,aunqueyohenotadoquelehasentadomal.

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—¿Lehagritado?—Sí,sumaridonoestabaenesemomento,meparecequeseacababadeir,

seguramente al baño.YRoseha tropezado conunode losbolsosde Johanna,quehabíadejadoenelsueloporqueestababuscandoalgoenelportaequipajes,yademásdequeesculpasuya, la insulta.Cuandomástarde,hemoshabladolospasajerosentrenosotros,hemoscoincididoenqueJohannaesunamaleducada.

—¿YsabesdóndeibaRose?—Albaño,havueltoenunosminutos.YocreoqueJohannaestabanerviosa

ylohapagadoconella.Sino,noesnormal,¡silaqueestabaentorpeciendoelpasoconsuequipajeeraella!

—Y¿quémepuedesdecirdeIsabelle,laprofesora?—Nada,esmuyantipática,niellanisumaridohablanconnadie,soloentre

ellosysiempreensusurros.—Puedeserporquehablanenfrancés,ynoquierenquelagentesemoleste

porello.—Sí,esposible.Sientohaberhabladomaldeellos,porfavor,nolotenga

encuenta,estoyseguradequesonbuenaspersonas—suspiró—lohedichosinpensar,estoybastantenerviosa.

—Al contrario, te agradezcoquehayas sido sincera, no te preocupes quenadievaapensarmaldeti…—antesdequepudieracontinuar,seabriólapuertayentróMadBrakeconcaradeestarpreocupado.Germánlomiróesperandoqueledijeraquelohabíahechopresentarseallí,yelactorlohizo:

—Quería saber si ya habéis terminado con Brooklyn, o si hay algúnproblema—Germánenarcólascejasmirandoalosdos,lachicamirabaalactorconojosdeadoración,peroenseguidaapartólamiradamuycolorada,mientrassusurraba—¡qué amable! —y Mad mantuvo el contacto visual con Brooklynhasta que ella apartó la mirada. Germán, reconociendo la situación, decidióaprovecharla,y lehizoungestoparaquesesentaraa su lado,por supuestoelactorlohizoencantado—Brooklynesunabuenapersonaymuytímida,ynomeparecebienqueestéaquísolasinnadiequeladefienda…

—No te preocupesMadpor favor, están siendomuy amables conmigo—volvieronamirarsedetalmanera,queaGermánleentraronganasdeirseydedejarlossolos.

—Encualquiercaso,yahemosterminadoBrooklyn,siquieres,tepuedesir—ellaasintiósonriente,ylesdijo

—Muchas gracias, es verdad que habéis sido muy amables—salióacompañada por el actor, que la trataba como si fuera algo excepcionalmentedelicado.

Cuandosefueron,lospolicíassemiraronsonriendo,hastaqueIsabeldijo:

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—Bueno,despuésdeveresto,podemosdecirquetodavíaexisteelflechazo¿no?,silopiensas,esmuyromántico—élasintiósonriendoalgoirónico,

—Sí,claro,siemprequenoimaginemosqueélconoceelestadofinancierode su padre.Además, habría que preguntar aArlena Star si a ella también leparece romántico—Isabel le dio un codazo en el estómago que hizo que sedoblara en dos, antes de levantarse a por el matrimonio belga al que habíandecididointerrogaralavez.

Era de esas extrañas parejas que, después de largos años de convivenciaterminaban pareciéndose, los dos llevaban el pelo corto y blanco y gafas conmonturametálica,ademásde irvestidosconpantalóny jerseydecolornegro.Aparentabantenersesentaaños,yllevarjuntosdoscientos,aproximadamente.

—Buenosdías—élcontestóalsaludosonrienteyseñalólasdossillasquehabíancolocadoalotroladodelamesa,frenteaélyaIsabel.

—Buenosdías,siéntenseporfavor,sonustedesPierreyJeanLachaise,¿escorrecto?

—Sí, desde luego, somos nosotros—contestó el marido, pero antes dehacerlo,miróasumujercomosilepidierapermiso.

—Ysonustedesbelgas,¿noesasí?—Sí,esoes—losdosestabanserios,peroalamujer,devezencuando,se

leescapabaunasonrisadesuperioridad.—¿Puedo preguntarles a qué se dedican?—Natalia ya se lo había dicho,

porqueenBélgicaeranmuyconocidosporsutrabajo.—Somos escritores de novela policíaca—esta vez habló lamujer, con un

tonocomplacienteenlavoz,Germánhabíainterrogadoademasiadagenteparanodarsecuenta.Enestoscasoseramejordejarleshablar.

—¡Quéinteresante!lesdebedeirmuybien,porquelosbilletesdeprimerade este avión sonbastante caros—ella se encogiódehombrosdelicadamente,todomuy…belga.

—Bueno,meparecedemalgustohablarsobredinero,peroesteviajenoslopaga nuestro editor. Volamos por trabajo, para promocionar nuestra últimanovela.

—Entiendo,y¿eslaprimeravezquevanaEstadosUnidos?—elcomenzóahablar,apesardequeellalehabíalanzadounamiradaparaquenolohiciera.

—¡Qué va!, ¡si su padre era americano!—Germán e Isabel se quedaronsorprendidos al ver que Jean Lachaise apretaba los labios con rabia. Pasadosunossegundos,alverquenoteníamásremedioquehacerlo,seexplicó.

—MipadreeraunmilitaramericanoqueestuvodestinadoenBruselas,enelCuartelGeneraldelaOTAN,en1955.Permanecióallíunpardeaños,yluegovolvióasupaís.Mimadreyélyaerannoviosporentonces,decidieroncasarsey

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sefueronjuntossunuevodestino.YonacíenAmérica,peronorecuerdonadadeaquellaépoca,porquemipadremuriómuyjoven,ymimadreyyovolvimosaBélgica.

—¿Puedopreguntarledequémuriósupadre?—Fue un accidente, murió por intoxicación de monóxido de carbono—

Germánlaobservóconelceñofruncido,—¿Ensucasa,oeneltrabajo?—Encasa, loencontrómimadre—Germánasintió,aunquesuintuiciónle

decíaquementía.—Y ¿cómo se llamaba su padre? —ella dudó un momento, pero le

respondió.—ArcherBronson—Isabelloanotó,Germánlovioporelrabillodelojo.—Bien, muchas gracias, ahora, si no les importa contarme si recuerdan

habervistoalgoextrañoduranteelvuelo—semiraronyellavolvióaencogersedehombros,luegolecontestóconunasonrisairónica

—Me imaginoque se refiereaalgoextrañoapartedequeasesinena trespersonas—otragraciosa,habíavariosabordo.

—Efectivamentey…porcierto—se leocurrióotrapreguntade repente—tengounacuriosidad,sonustedeslaúnicaparejadetodoelaviónqueviajaenasientos separados, es bastante curioso, la señora Lachaise delante y el señorLachaisedetrás¿esporalgunarazónenespecial?

—Eranlosúnicosasientosdisponiblesenprimera.—Entonces—la miró a los ojos—¿no ha visto nada extraño que quiera

compartirconnosotros?—Si lo hubiera, tendría que habérselo contado en su momento, si no lo

hubierahechonoseríaunabuenaciudadana,¿noleparece?—eraevidentequeestabadisfrutando,asíqueGermándecidiódejarquecreyeraquesehabíasalidoconlasuya.

—Por supuesto—se levantó—no tenemos nada más que preguntarles,muchasgracias—Isabellomiróasombrada,peronodijonada—siselesocurrealgo más, díganmelo por favor—la señora Lachaise parecía sorprendida eincluso decepcionada, pero se levantaron y se fueron. En cuanto salieron,GermánsevolvióaIsabel

—SubeahablarconFred,¡quieroelhistorialdelpadredeellaenseguida!—¿Creesquepuedeserella?—No lo sé, pero sabe algo y nos hamentido con lo del padre, o por lo

menosnonoshacontadotodalaverdad.—¿Podríanserlosdos?—Germánmoviólacabezadudando.—No lo sé, perohayquevigilarlos, ella se creemuy lista, y eso esmuy

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peligrosocuandohayunasesinocerca.PregúntaleaFredsiyatienealgodelainformaciónquelehepedido,ysiesasímelabajas.

—¿Ytú?¿quévasahacer?—Ya sabes que necesito pensar cuando estamos a estas alturas de una

investigación,mevoyasentarenelasientodeBurton,desdeallípuedovertodala zonadeprimera— lamiró sombrío—intentaré empezar a colocar laspiezasdelrompecabezasquetenemoshastaahora,aunquenosonmuchas.

—Tencuidado—élasintió,ycogiósumanoacercándolaaél,hastaquesusdos cuerpos estuvieron pegados. Después la besó apasionadamente. Cuandolevantó la cabeza, recorrió su querido rostro, y sonrió al notar que se habíasonrojadounpoco,losuficienteparaestarmuchomásbellaaún.

—¿Yestoaqueviene?—leencantónotarquelefaltabaunpocoelaliento.—Aquetequiero,noloolvides,yaqueyotambiénnecesitoquetútengas

cuidado—ellalevantóeldedoíndiceyconél,recorriósucejaderecha,luegolobesóenlamejillayconunaúltimasonrisasemarchó.

Germándejócaer susbrazosvacíosdenuevo, tensospor lanecesidaddeencerrarlaentreellosynodejarlasalirhastaquedesaparecieraelpeligro.

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SEPTIMAHORA

Abriólosojosalescucharunmurmullocercadeél,yvioqueJohannaBurtonsehabíalevantadoyestabajuntoalabutacadesuguardaespaldashablandoconél,seguramente creyendo queGermán se había dormido. Intentando concentrarsedenuevovolvióa cerrar losojos,pero Isabel lo interrumpióminutosdespués,veníaabrazadaaun tacodefoliosrecién impresosen losque todavíasepodíaolerlatinta,yconcaradesatisfacciónseinclinóhaciaél:

—Aquí tienes, si quieresvete a la salayyomequedoaquí.Arriba estáncomolocosimprimiendotodoloqueestállegando,haytantainformaciónquenosésinosdarátiempoaleerlotodoantesdeaterrizar—Germánselevantóconunnuevo chute de energía, y cogiendo las hojas le hizo un gesto para que loacompañaraalasala,

—¿EstátodolodelF.B.I.?—No.DiceFredquecreequeestá todo lode lacompañía,peroquefalta

partedelodelF.B.I.—seencogiódehombros—Bobhaaseguradoquemandarálo que falta enseguida, pero que se están retrasando algunos por temas deconfidencialidad,

—¿Yeso?,¿porqué?—Al parecer, dos de los pasajeros fueron adoptados, y tardarán un poco

másenconseguirloshistoriales,ylosdelosmilitarestambiénporquetienenquemandárseloselejército.

—Bien, pues empezaré con esto—antes de que Isabel saliera ya habíaempezadoaleer.

Loprimeroquecogióeralainformacióndelosvuelosrealizadosporestospasajeros con la compañía en los dos últimos años; cuando llevaba veinteminutos leyendo,encontró la informacióndedosdeellosybuscó lasciudadesdedestinoeninternetconsumóvil,yalverelresultadomandóunwhatsappaFred para no tener que dejar de leer; algo innecesario porque el americanoentrabapocodespuésenlasalaconelmóvilenlamano,

—EsBob, estaba hablando con él para pedirle los datos del abogado delseñor Burton, y me ha dicho que necesita hablar contigo—Germán estiró elbrazosinmoverseparanoperdertiempo.Fredesperódepie,yentróIsabelconuna tazade café,quedejó junto a lamano izquierdadeGermánporquehabíanotadoqueestabamuycansado.

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—Hola Bob—escuchó lo que le decía—bueno, bien no va, porque yatenemos tres muertos, pero vamos, va…—hizo una mueca porque su amigo,nervioso,noledejabaacabarlasfrases—almenosyasoloquedahoraymediadevuelo,yluegoostocaavosotros—sefrotólosojosagotadoeIsabelhizounamuecaalverlo—sí,necesitohablarconelabogadodeJerryBurton—escuchóunmomentoloquedecía—claro,nomeimporta,daleminúmero,loimportanteesquepuedahablarconél.Perodilequerespondaamispreguntas,aversiluegono me va a contar nada—escuchó durante unos segundos antes de volver acontestar—está bien, sí, te llamoen cuanto sepa algo.Gracias, hasta luego—devolvióelteléfonoaFredyseechóhaciaatrásenlasillaestirándose,leardíanlosojosyledolíalaespalda.Eraunestupendocomienzodevacaciones…

—¿Algomás,Fred?—Nataliaestáconloquelehasencargado,peroyohepedidounfavoraun

compañeroparaquemeenviaraelhistorialquequerías,yacabadellegar.Sacóunpardehojasdesuvaquero,queestabandobladasencuatro,

—Gracias Fred—alargó la mano y las cogió, estirando los papeles—elamericanosequedódepieesperandosu reacción,porqueélyahabía leído lassorprendentes noticias.Cuanto terminó,Germán se quedópensativounpar desegundosyluegoledijo:

—DileaNataliaquedejeloqueestáhaciendoyquesepongaconlaseñoraLachaise,quierosabertodoloquehayasobreella.Todo.Sitieneredessocialesquierovertodoloquehayapublicado,quehusmeeportodoslados,ysitúestáslibreayúdala.Noshamentidodesdeelprincipiosobrelamuertedesupadre,ynocreoqueestétantranquilacomoaparentaporloocurrido—CuandoFredsefue,Isabelestirólamanoparaqueledejaralashojasymientrasloleía,Germánrepasólahistoriaensumente.

El padre de Jean Lachaise, americano y militar de profesión, habíaparticipadoenlaintervencióndelaRepúblicaDominicanaen1965.Enunadelas operaciones que realizaba con su grupo de operaciones en uno de lospoblados más peligrosos, huyó atemorizado abandonando a sus compañeros,segúndeclararonéstos.Suhuidaprovocóquemurierantressoldados,yqueaélloexpulsarandelejércitocondeshonor;mesesmástardecuandoyahabíavueltoacasajuntoasufamilia,sesuicidóysumujervolvióaBélgicaconsuhija.

Germáncreíaque,apesardesuapariencia,laescritoranohabíaperdonadoalejércitoamericano,ni loharíanunca.Yelodioeraunode losmotivosmáspoderososparaasesinar.

—¡Vayahistoria!—Isabelsacudiólacabezaantesdevolverairse—mevoya vigilar—Germán agachó la cabeza y siguió leyendo porque el tiempoapremiaba;devezencuandoapuntabaenunpapelqueteníaal lado, losdatos

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quelellamabanlaatención,porqueleserviríanparaunfuturointerrogatorio,oporquequeríapensarmástardesobreellos.Cuandoterminósequedómirandoalvacío analizando la teoría que, casi sin darse cuenta, se había formado en sumentedurantelaúltimahora.

Ya sabía por qué se habían producido los asesinatos y quién los habíacometido,aunquetodavíanoconocía todos losdetalles.Otrapersonaquizás,alosdoshechossorprendentesqueacababadedescubrirenlosexpedientesdelospasajerosloshubierallamadocasualidad,peroélnocreíaenlascasualidades.Selevantó de repente y se movió con rapidez hacia las escaleras, cuando iba acomenzarasubirescuchólavozdeJeanLachaisequelellamaba;separóylamiró, estaba sentada en su sitiohabitual en laúltimabutacade laderecha.Seacercóyellaledijo,

—Me gustaría volver a hablar con usted, porque hay algo que quierodecirle.

—Estupendo,dígame—ellanegóconlacabeza,mientrassepeinabaconlosdedos.

—No,necesitocincominutos,vayaaloqueseaquetengaquehacerqueyonomemoverédeaquí—lamiró,peroellagirólacabezahacialaventanilla.

—Creoqueesmejorquemelocuenteahora.—nosupoporqué,peroleparecíamejorqueselodijeraya.

—¡No se preocupe, que nome voy a ir a ningún sitio!—cuando se diocuentadequelevantabalavoz,bajóeltonoylehablóconuntononormal—porfavor, váyase. Le esperaré aquí, y cuando vuelva le contaré lo que sé delasesinatodelgeneral—GermánmiróaIsabelquelomirabaextrañada,peronocreyóquelosdemáslohubieranescuchado,yaquetodos,exceptolaescritoraeIsabel,teníanlasmamparascerradas.Apesardequesentíaunhormigueoenlanucaqueleavisabadequealgonoibabien,subióparahablarconsusamigosycomentarlesalgunasde lasdudasque lehabíansurgidocon losexpedientes,ycon las quenecesitaría ayuda.Se paró unmomento junto a Isabel, que seguíasentadaenelasientodeJerryBurton,elquemásvisibilidadteníasobreelresto,yledijo:

—Manténlosojosabiertos,noséquélepasaaesamujer,perosabealgo.

—Sí, ya la he oído, parece que quería que nos enteráramos todos.No tepreocupes,yolavigilo—élasintióconsemblanteserioporqueseguíasintiendoese cosquilleo en la nuca. Echó un último vistazo a la escritora que seguíamirandoporlaventanilla,ysubiólasescalerasdedosendos,paraentrarenlahabitacióndelordenador,

—¿Cómovais?—entregóaNatalia lahojaconlasdudas,explicándolelo

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quenecesitaba.Robertolediootromontóndehojasimpresasquecogiódándosela vuelta para bajar de nuevo, cuando, de repente, escucharon unos gritosterriblesprovenientesdelaplantadeabajo.

—¡Mierda!—corrióhacia lasescaleras tirandolashojas,yal llegarabajosequedótotalmentedesorientado,yaquenohabíaluz.Buscóatientassumóvil,aguantandocomopudolosempujonesdesusamigosquebajabandetrásdeélyse tropezaban con su espalda, y que pedían perdón al hacerlo. Se reiría si nofueraporquetemíaloqueencontraríancuandoencendieranlaluz.

—¡Fred!—apuntóconla luzdesumóvil,yvioquetodoelmundohabíacogidoelsuyoylosusabanamododelinternas.EntoncesescuchóungritodeIsabelycorrióhaciasubutacaalumbrándola,peroestabavacía.Conelcorazónsaliéndoseleporlaboca,gritódesesperado:

—¡Isabel!—¡Aquí! —cuando contestó, pudo volver a respirar. Caminó deprisa

intentandoaislarsedelosgritosdeterrorquelerodeaban,Isabelestabaalfinaldeprimera, juntoa labutacadeJeanLachaise.Cuando llegóasu lado,ella lesusurró:

—Está muerta—maldijo entre dientes, mientras observaba la cara desorpresa de la señora Lachaise. El cuchillo que tenía enterrado en el corazónparecíaunodelosqueseutilizabanparalascomidas,seinclinóhacialaheridaapuntándolaconlaluzdelmóvil,yvioquecasinohabíasangre.

—Noseloesperaba—Isabeltodavíamirabalaexpresióndelamuerta.—No—se volvió hacia Fred y sus amigos que estaban a su alrededor—

Fred,buscaalasazafatasyhablaconellasparaverquiénpuedearreglarlodelaluz. Si ellas no lo saben, habrá que hablar con los pilotos, alguien debe sabercómo solucionarlo—el joven americano salió corriendo alumbrándose conunalinterna,mientraslospasajerosseguíangritando.

—Creíaqueeraella,merefieroalaasesina—Isabelcasinosediocuentade que estaba hablando en voz alta, —¿y tú? —Germán movió la cabezadudando.

—Cuandohabléconellaynosenteramosdelodesupadre,noteniegoquesí,perocuandolopensébienmedicuentadequenohabíatenidooportunidaddehacerloenlastresocasiones.Aunqueestoysegurodequesabíaquiénera,ytambién de que, al principio no pensaba decirlo, pero que luego cambió deopinión; evidentemente el asesino se dio cuenta, y decidió matarla sobre lamarcha.

—Esdecir,¿quénoestabaplaneado?—Nocreoquetodoshayanestadoplaneados—suspiró—no,hahabidodos

quenoloestaban,esteesunodeellos.Deboseguirleyendotodalainformación

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que tenemos y luego tengo que pensar, por lo menos, cuando entregue lainvestigaciónalF.B.I.,queestélomásadelantadaposible.Yaséquenovamosaresolverelcaso,peronopermitiréquehayamásasesinatos.

La luz se encendió poco después, y los pasajeros se levantaron de losasientosdirigiéndosehaciaélmientrasgritaban,Germánsabíaqueesaconductala provocaba el miedo, pero si no quería que nadie saliera herido, tenía queconseguirqueestuvieranrazonablementecalmados,

—¡Permanezcan todos en sus asientos! —dio la orden sin gritar y leobservaronconnerviosismo,peroalverquesemanteníaerguidoymuyserio,sefueron sentando uno a uno hasta que estuvieron todos en sus asientos y ensilencio.Isabelpermanecíaasulado,observandosusexpresiones.Enlosrostrosdetodos,sinexcepción,sepodíadistinguirelmiedo,

—IsabelyNatalia,porfavor,¿podríaisintentartranquilizaralospasajeros?ydepasoqueoscuentensihanvistoalgo—lasdosasintieronysefueron,ysedirigióalamericanoquehabíabajadodenuevoencuantoseencendiólaluz.

—Fred,porfavor,quédateparaayudarasubiralaseñoraLachaisecuandoRobertoterminedeexaminarelcadáver,aunquenocreoquehayadudassobrelacausade lamuerte. ¡PorDios, esto empieza aparecerunamorgue!Luegomecontarás lo de la luz, ¿te parece?—el americano observó que todos estabanpendientesdeloquehablaban,yentendió.

—No te preocupes, en cuanto Roberto termine, la llevamos arriba—Germánsequedóunosminutosobservando trabajar a suamigo,mientrasveíallorarasuviudoaquienNataliaintentabaconsolar.Entoncesalguienlollamó,

—¡SeñorCortés!—levantólamirada,eraelpilotoqueloesperabaalpiedelasescaleras,yquelehacíaungestoparaqueseacercara.Lohizo,peroantesledijoaIsabel—vamosavolverainterrogaratodos,mientrastantonoseteocurramoverte de aquí. Los dos miraron apenados al señor Lachaise que se habíalevantado a pesar de lo que le decíaNatalia, y estaba observando a sumujermientraslecaíanlágrimassilenciosasporlacara.

—Ocúpate de él, por favor—Isabel asintió y el subió las escalerasacompañadodelpilotoqueledijo

—YamehacontadoFredloocurrido,yohesidoelquehevueltoadarlaluz.Teníasrazón,estonohaterminado,¿creesqueseguirámatando?—Germánseencogiódehombros

—¿QuéquieresAdam?,tengomuchoquehacer—elpilotosediolavueltaycomenzóasubirlasescaleras,

—Ven, quiero explicarte comohanhecho lo de la luz—en lugar de subirhastaarriba, separóenelúltimoescalón,yalargóelbrazohacia la izquierda.Alumbrándoseconunapequeñalinternaquesacódelbolsilloyqueenfocóhacia

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lapared,introdujounallavecuadradaenunpequeñohueco,ypartedelaparedsedeslizó.Germánseacercóypudovervariosautomáticos, erauncuadrodeluces, aunque bastantemás sofisticado que los que se veían habitualmente enunacasa.

—¿Es loqueme imaginoque es?—elpiloto asintióy señalóunode losautomáticos,

—Ésteeseldelazonadeprimera—Germánasintió.—Yopensabaqueestosololopodríanhacerdesdelacabina,—Esporsinopuedencomunicarconnosotrosencabinayhubieraalguna

emergencia,paraquelopuedanhacerdesdefuera,—Entonces,¿loconocenlasazafatas?—Sí,perolallavesololatenemos,lasobrecargoyyo.—Entiendo,esdecirqueúnicamenteunodelosdoshabéispodidoapagarla

luz—elcomandantepareciómomentáneamentesorprendido,peroluegoasintió.—Sí—¿Ynohasperdidodevistalatuyaenningúnmomento?—No,siemprelatengoenelbolsillointeriordemichaqueta.—Entiendo, preferiría que no comentaras nada sobre esto, como

comprenderásesmuyimportante.—Sí—Sabesloquesignifica—Sí—miró alrededor e inspiróhondo—quealguiende la tripulación está

enelajo,yquesospechasdemíydeGrace.—Vamosalahabitacióndelectura,seránsolounosminutos—sesentaron

enfrenteunodeotro—quieroquemedigastodoloquesepasdeGrace—elpilotosemovióincómodoenelasientoysemirólasmanos;tardóencontestar,hastaqueGermánsevioobligadoadecir,

—Siloqueteechaparaatrásesvuestrarelación,séqueexistecasidesdeelprincipio,asíquesiquieresempiezaporahí—elcomandanteenarcólascejasysequedócalladounossegundos,seguramenteestabapensandosi leserviríadealgomentir.

—No creía que fuera tan evidente, no creo que ninguno de nuestroscompañeroslosepan.

—¿Ycómohacéisenlosviajesparaquenoseenteren?—Los pilotos y los sobrecargos tenemos habitaciones individuales, las

azafatassinembargoestánenhabitacionesdobles,osiloprefierentriples.—Entiendo,asíquecuandoviajáisnotenéiscompañerosdehabitación.—Mira,yoestoycasadoytengotreshijos—Germánobservólaalianzaque

llevabaenlamano,yelcomandantesiguiósumirada—sí,yalosé,piensasque

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soyunhipócrita—seencogiódehombros—mimujertambiénespiloto,ycasinonosvemos.Seguimosjuntospornuestroshijos,perohacemuchotiempoqueno tenemosunverdaderomatrimonio, apesardeelloprefieroquemi relacióncon Grace no se sepa. Me gustaría que siguiéramos volando juntos, y si lacompañíaseenteranossepararían—miróalpolialosojos—teagradeceríaquenodijerasnada

—Si no afecta a la investigación, no lo haré, pero me gustaría que mehablaras sobreGrace. Intenta serobjetivo¿creesqueesde confianza?—sabíaque no sería totalmente sincero, pero era posible que se le escapara algoimportantesinquerer.

—Pondríalamanoenelfuegoporellasindudarlo,ysitedigolaverdad,tampococreoquehayasidonadiedelatripulación.

—¿Ytucopiloto?—Nocreo,¿quérazónpodríatenerparaasesinaraesagente?—levantóla

cabeza con brusquedad—¡qué tontería, si cuandomataron a esas personas, yoestabaconél!No,esimposible.

—Cuandosehanapagadolasluces¿Estabaislosdosencabina?—seirguióantesdecontestar

—No,élsí,peroyoestabafuera.—¿Enelbaño?—Noexactamente—alescucharleseimaginólodemás.—¿EstabasconGrace?—asintiórápidamente,—Sí, yo iba al baño y nos encontramos por casualidad, estuvimos…

hablando—Germánnopudoevitarenarcarlascejasalescuchareltitubeo—unossegundos después, cuandovolvía a la cabina, escuché los gritos de primera; apesardequequeríabajarparasaberquéocurría,entrésiguiendo lanormativa.Ya sabes que tenemos obligación de encerrarnos allí durante cualquieremergencia,porseguridad.

—Sí,losé—GermánselevantóyAdamhizolomismoimitándolo—vuelvoabajo, más tarde hablaré de nuevo con Kevin. Mientras bajaba las escaleras,examinólaparedqueocultabaelcuadrodelosautomáticos.

Se dirigió a la cocina donde encontró a las azafatas cuchicheando entreellas;habíancambiadomuchodesdelaprimeravezquehabíahabladoconellas,ahoraestabanasustadasaligualquelospasajeros.Apesardequequedabasolouna hora para aterrizar, todos tenían miedo de lo que pudiera pasar en esetiempo,loqueeracomprensible.Seguramenteseríaelúnicovuelodelahistoriaenelquealosdeprimera,lesgustaríaestarenclaseturista.

Graceseadelantóunpasoalverleyélnotóqueestababastantepálida.—¿Necesitasalgo?—élasintió

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—Sí,megustaríavolver ahablar contigo—ellaasintió,mientras lasotrastresazafataslosobservabanpreocupadas

—Vamosalosjumpseat—salierondelacocina,ycaminaronunospasosaladerechapasandolasescaleras,hastallegaralapareddelavión,dondeestabanlos cuatro asientos plegables que las azafatas usaban en el despegue y elaterrizaje.Germán se sentó en un extremo y ella en el otro, porque el policíaqueríaversucaramientrashablabaconella,

—Grace,heestadohablandoconAdam,yaséquemantenéisunarelación—pareciósorprendida,porqueseguramentenoesperabaqueAdamloadmitiera—tambiénmehaexplicadoquelaúnicamaneradeapagarlaslucesesconlosautomáticosquehayenlasescaleras,yqueseabreconunallavequesolotenéistúyél—ellaasintiódespaciocomosicomenzaraapreocuparsedeverdadporloquelepudieraocurrir,

—Losé,nodejodepensarenello,comosigaasímevoyavolverloca—miróaGermánmordiéndoseloslabiosyconlosojoshúmedos

—Unodelosdostienequeserelqueapagólasluces…amenosquehayamásllaves.Además,creoque,enlosasesinatoshaydospersonasimplicadas.

—Noentiendocómohapodidoocurriresto—agachólacabezamirándoselasmanos,apretandolaunacontralaotraconfuerza.

—Lo mejor para los dos sería que confesarais, estoy seguro de que lostribunaleslotendríanencuenta—ellanegóconlacabezaysiguiómirándoselasmanos.Germándecidióapretarlemáslastuercas,eraevidentequesabíaalgo,ynosearriesgaríaaquesiguieranasesinando—imagínateloquesufriráAdamenlacárcelalejadodesushijos—alescucharlosepusotanpálida,quepensóquesedesmayaría.Momentosdespuéssehabíaroto,

—Estábien,loconfieso,fuiyo,yoasesinéatodos,yapaguélaslucesparapodermataralabelga—respiróhondoylomiróconlosojossecos.

—Nocreoquelohayashechotúsola.—Puesteequivocas.—Estábien,dimeporquélosmataste—Me caíanmal, todos ellos—intentó sonreír, aunque solo se dibujó una

muecaensucara.—Quieroquemedigaspasoapaso,cómocometistelosasesinatos—nole

cuadraba,estabamintiendo,eraimposiblequelohubierahechosola.—No,yanodirénadamás.Cuandoaterricemos,hablaré,perodelantede

miabogado.Germán no tenía más remedio que detenerla. Utilizó las esposas que le

había dado ella misma para inmovilizar al general, y la llevó a la sala deinterrogatorios bajo la asombradamirada de todos. Cuando estuvo sentada, la

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inmovilizólamanoconelbrazodelabutaca.—¿Estás cómoda? —movió con rigidez la cabeza, aunque no lo miró,

Germán sedio lavueltay abriendo lapuertavio a Isabel, queesperaba fuera.Salióyhablaronmediantesusurrosalladodelapuerta.

—¿Esella?—Demomento ha confesado los cuatro asesinatos—Isabel abrió la boca

asombrada.—¿Ylahascreído?—Germánseencogiódehombros,—Nolohahechosola,esoestáclaro,creoqueestáprotegiendoaAdam,

porque están liados.Peromehadichoquenodirá nadamás, amenosque suabogadoestépresente.

—¡Increíble! ¿y ahora qué? —Germán observó a los pasajeros que lomiraban desde sus asientos, aterrorizados, excepto elmarido de JeanLachaisequeloestaballamando.

—Voy a hablar con el señor Lachaise, y luego, si no me ha llamado elabogadodeBurton,tendréquellamarle.Yatengosuteléfono,melohamandadoBoby,además,mefaltamuchopor leer.Peronomevaadar tiempoa…—derepente,sequedórígidoalverelgestodeunodelospasajerosmientrashablabaconotro,esegestolerecordóalgo;maldiciendocogiósumóvilytecleódeprisaunmensaje,cuandoviolacontestaciónselaenseñóaIsabelqueledijo,

—¿Cómolosabías?—élnegóconlacabeza—No estaba seguro, ha sido una intuición. Ya sabía yo que esto no me

cuadraba,voyahablarconLachaise,mientras,quédateconGrace.Se acercó al belga, que parecía haber envejecido diez años,

afortunadamenteRobertoyFredyasehabíanllevadoasumujer.—SeñorLachaise¿seencuentraustedbien?—elhombreasintiómientras

selimpiabalosojosconunpañuelodepapel—¿hayalgoquemequieradecir?—Sí, es sobre mi esposa, quiero que sepa que pertenecía a varias

asociaciones que luchan contra el ejército americano, se lo digo porque meimagino que ahora lo descubrirán; pero a pesar de todo era incapaz de hacerdañoanadie,enelfondoeramuybuenapersona—Germánlodudaba,peronoleiba a llevar la contraria en ese momento. Había visto muchas veces cómo,cuandosemoríaunserquerido,sufamiliasolíaidealizarlo.

—Nosepreocupe,loqueyopiensenotieneningunaimportancia.Perosiletranquilizaloqueyoopino,nocreoqueellatuvieranadaquevercontodoesto—elhombrerespirótranquiloalescucharlo,yselimpiólanariz.Germánsintióvibrar su móvil, era una llamada, y el que llamaba era el abogado de JerryBurton.

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OCTAVAHORAYCONCLUSIONES

EchóunúltimovistazoaGraceque, lógicamente, seguíasentadaen labutacaysaliócerrandolapuertaconllave,porquenoqueríamássustos.Pidióalabogadoqueesperaraunmomentoyentróenelrestaurantequehabíajuntoalasaladecine.Habíacuatromesas redondas,cadaunaconcuatrosillasysesentóen lamáscercanaalapuerta,frentealabarra.Estabatodomuylimpio,perovacío,aunque ya le habían explicado que ese comedor solo se utilizaba cuando losvueloserandemásde12horas.

—Yapuedohablar,dígame—duranteunossegundosnooyónadaexceptoruidos,hastaquelellegóunavozmasculina

—¿Hola?,¿esustedelseñorCortés?—Sí,soyyo,yusteddebeserelabogadodeJerryBurton.—Sí,me llamoGeorge Collins. Acabo de hablar con el F.B.I, yme han

notificadolamuertedeJerry,¿escorrecto?—Sí,asíes,hamuertohaceunasseishoras.—Entiendo la situación señor Cortés, me la ha explicado un tal agente

Donovan que dice conocerle, pero necesito saber si lamuerte ha ocurrido demanera natural, o ha sido provocada—Germán pensó durante unos segundos,pero si quería información tendría que corresponder en algún sentido, y encuantoaterrizaranloibaasaberigualmente.

—Me temo que ha sido asesinado, señor Collins, sobre eso no tenemosningunaduda.

—Entiendo, aparte del resto de consideraciones, que esto ocurra en estemomentosuponeungrancontratiempo.

—Yameloimagino—seimaginóquesereferíaalavistaenelCongreso.—No,nolocreo,soyabogadodeJerrydesdehacequinceaños—Germán

escuchabaconatenciónporquelavoztardababastanteenllegar,eintuíaqueibaa escuchar algo importante—se da el caso de que Jerry iba a cambiar sutestamentoalvolveraWashington,yaquehabíadecididodivorciarse.

—¿Ellalosabía?—Metemoquesí.Encontrademiconsejo,selodijoestandoenEuropa;

hace un par de días que hablé con él, yme confesó que se lo había dicho enmediodeunadiscusión.MireseñorCortés,yoconocíaelcarácterdeJerryysuambición,peroloquelepuedoaseguraresquenoeratonto.Sabíadesdehacía

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tiempoquesumujerselapegabaconelguardaespaldas,peroenciertamanerateníaqueaguantarlo,porqueJackOsborneibaadeclararasufavorenlavistadelCongreso.

—¡Vayalío!—Sí,poresolehepreguntadosilohabíanasesinado.—Entiendo,y¿mepuededeciralgosobrelosanónimosquehabíarecibido

el señor Burton? según me ha dicho su mujer, llevaban mucho tiempoamenazándolodemuerte.

—Sí,segúnelinformedelinvestigadorprivadoquehabíacontratadoJerry,los anónimos parecían proceder del entorno de algunas de las personasfallecidas,segúnsusfamilias,porelusodematerialsupuestamentedefectuosovendido por Jerry al ejército, y utilizado en quirófanos militares—cuandohablabas con abogados, al final siempre salían muchos “supuestos” en laconversación,fueracualfueraelidiomaenelquesehablara.Germánteníaquetratar a menudo con ellos por su trabajo, con más frecuencia de la que legustaría.

—Comprendido, pues nada más señor Donovan, muchas gracias porhabermeatendido.EstoysegurodequeelF.B.I.másadelante,hablaráconustedparaampliarsudeclaración.

—De todos modos, estoy saliendo hacia el aeropuerto, creo que lleganustedesenunahora,¿esasí?

—Sí, el piloto me ha confirmado hace un rato que llegaríamos según elhorarioprevisto…asíquehastaluego.

—Sí,adiós.Colgó sabiendoque la explicacióna loocurridonoera tan sencilla como

parecía,escuchandoalabogado.VolviójuntoaGrace,porqueapesardequenole había dichonada, no se creía su confesión y estaba decidido a averiguar laverdad.Laazafatateníalacabezaapoyadaenelrespaldodelabutaca,ycuandoleescuchóentrar,volvió lacarahacia lapared,peroGermányahabíavisto lahuelladelaslágrimasensusmejillas.Seacuclillófrenteaella,ylepreguntó:

—Necesitoqueseassincera—ella,apesardesusesfuerzosporcontenerse,volvióallorar—cuéntamelaverdadGrace.

Germánesperó,admirando,comosiempre,lacantidaddecosasincreíbleseirracionalesqueelserhumanoescapazdehacerennombredelamor.

Isabel entró poco después, en contestación al mensaje que le habíamandado,

—Voy a subir conGrace a la habitación del ordenador—Isabelmiró a laotramujer,perolaazafataagachabalavistaavergonzada—temandaréaNataliayaRoberto,porquequieroqueosquedéisvigilandolazonadeprimera,después,

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quieroquetúlesdigasalospilotosyalasazafatasquelaasesinaesGraceyquelahemosdetenido,yquecuandoaterricemos la entregaré alF.B.I.—Grace lomirabaconloslabiostemblandomientrasintentabanollorar,eIsabelasentía—Adam querrá verla, pero diga lo que diga, contéstale que no puede hasta queaterricemos,niélninadie.Mequedaréconellahastaquesalgamosdelavión,asíevitaremosquehayamásmuertes.

—Estábien, si es loquequieres,yomeencargo—élasintióy salióde lasala llevando a Grace del brazo, ella caminaba con las manos esposadas,mientrasera taladradapor lasmiradasde lospasajeros.Talcomohabíadicho,mandóa susamigoscon Isabel,yFred sequedómirandoa la azafataatónito.GermánledijoaGracequesesentarajuntoalamericano,yéllohizofrenteaellos.

—¿Tienestodoloquetehepedido?—élasintióylepasóunashojas.—Acabo de imprimir los últimos expedientes que nos han mandado de

Quántico—Germánleyólosnombresyrespiróprofundamente,¡porfinhabíanllegado!

—Por cierto, Grace ¿tendrán algún problema tus compañeras durante elaterrizaje,porquetúnoestés?—noselehabíaocurridohastaesemomento.

—No,ninguno—habíacontestadosusurrando,peroestabamástranquila.Germánsesumergióenlalectura,yleyólosdosexpedientesdelosniños

adoptadosprimero,terminandoenpocosminutos.Después,sequedómirandoaFred, que no parecía entender la importancia de la información que le habíaentregado.

—Necesito que busques información sobre los padres biológicos de estosdoshermanos,sinomeequivocoahíencontraremoselmóvildelosasesinatos.

—Lo tienes todo en la última hoja—efectivamente, después de leerla, seentendíatodo.

—Me lo imaginaba—miró pensativo a Grace—evidentemente hay queesperaralaterrizajeparaaclararlotodo,porquenovoyaponerenpeligroanadiemás—laazafatalomirabaconlosojosabiertosdeparenpar.

—¿Qué quieres decir?, ¡Adam no ha sido, te lo aseguro, he sido yo!—Germánselevantóycerrólapuertaparaquenadielosescuchara.

—Grace,¡yaestábien,contrólate!Ahoralomásimportanteesqueelaviónaterrice sin problemas, no voy a consentir que pongas en riesgo la vida deningunodelospasajeros—respiróhondoantesdecontinuar,paranolevantarlavoz—porfavortranquilízate,sino,sintiéndolomucho,teamordazaré—lamujercomenzó a llorar y Germán lo sentía, pero ahora mismo la protección de lasvidasdelospasajerosestabaporencimadetodolodemás.Fredlomirabacomosisehubieravueltoloco,peroGermán,todavía,nopodíaexplicarnada.

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AdamhabíavueltoasupuestocomounautómatadespuésdequeledijeranqueGraceeralaasesina;cuandolapolicíaselohabíadicho,habíanotadocómolerecorríaunescalofríoalimaginarlaenlacárcel;noloresistiría,estabaseguro,al igual que lo estaba de que era inocente. En cuanto aterrizaran lucharía conuñasydientes,paralibrarladeesaestúpidaacusación¡Ojaláningunodelosdoshubieracogidonuncaenesevuelo!

—Adam, ¡lo siento mucho! —miró a Kevin que no lucía su habitualsonrisa, y que parecía sinceramente afectado. Era un buen compañero, y leagradecíaquesepreocuparaporél.

—Gracias—aunque volvió la vista hacia el panel de vuelo, continuómirándolo de reojo—¿desde cuándo lo sabes? —el copiloto se encogió dehombros,

—Creo que, desde el último vuelo a Singapur, en aquella cena fuisteismenoscomedidosdelohabitual.

—Escierto,bebimosdemasiado.—Sí, todos lo hicimos, pero era normal. Fue un vuelo terrible, primero

aquellahorribletormentayluegoelfallodelmotorderecho;recuerdoqueenlacena estábamos todosmuy nerviosos, lo único que queríamos era olvidarlo loantesposible.

—Sí.—¿Quévasahacer?—Demomentohayqueaterrizar,luegoyaverécómoestánlascosasyharé

lo que pueda por ayudarla—Kevin asintió comenzando a revisar losinstrumentosquelecorrespondían,porqueelaterrizajeseríasoloquinceminutosdespués.

Germán salió de la habitación unmomento para llamar aBob, tenía queprepararunpardecosasquenecesitaba,ycasinohabíatiempo.PeroBobledijoque,cuandoaterrizaran,estaríatododispuesto.

En cuanto tocaron tierra el comandante pidió a los pasajeros quepermanecieran sentados, y a continuación, entraron en al avión veinte agentesdelF.B.IcapitaneadosporBob,quesubieronalpisodearribadirectamente.SedirigieronaGermánque losesperabadepieen lazonadeprimera,conGracecogidadelbrazo.Bobloabrazófuerteyrápidamente,encantadodeverleporfin,

—¡QuéalegríaverteGermán!,aveceshetenidomiedodequeelasuntosetefueradelasmanos,pero,enelfondo,sabíaquepodríasconello—sonreíaaúnincrédulo—sialguienpodíaerestú—miróalaazafata,mientraslospasajerosylasotrasazafataslosobservaban—entonces¿estaeslaasesina?

—Sí¿podemosbajar?—Claro—sedirigióalospasajeros—señoresporfavor,cojansusbolsosy

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acompáñenos,incluidaslasazafatasylospilotos.Todoelgruposedirigió,enuntensosilencio,alautobúsquelosllevaríaa

la terminal.Despuésdeun trayectomuycorto, sebajaronyallí los esperabanotrostantosagentesquelos llevaronhastaunahabitaciónconsuficientessillasparatodos.Estabancolocadasenfilamirandohaciaunadelasparedesdelasala,comosihubieranidoaescucharunaconferencia.Germánayudóasentarseenlaprimera a Grace, y Adam se sentó a su lado echando una mirada de odio alpolicía,mientras que con sumano cubría las de ella.Grace agachó lamiradaemocionadaalverquelatratabaasíporprimeravezenpúblico.

Germánsentíaque,por fin, todoencajabaensucabeza,aunque laúltimapiezalohubierahechoapenasunosminutosantes.Secolocófrentealassillas,aunos dosmetros de distancia, y observó a los agentes del F.B.I. que tomabanposiciones siguiendo las instrucciones de Bob, y luego a sus amigos que sesentaronenlasegundafila,detrásdelospasajerosdeprimera.EsperóaqueBoblehicieraungestopara indicarlequeestabanpreparados,y,entonces,empezó.Pasó por delante de todos, mirándolos a los ojos, y volvió a colocarse en elcentro mientras buscaba las palabras adecuadas en su cabeza. Inspiróprofundamenteycomenzó:

—Hepedidoqueesténtodoslospasajerosylatripulaciónpresente,porque,hastaestemomento,todosustedessonsospechososdeloscuatroasesinatos—sequedóunmomentopensativo,recordando—cuandomurióAlexanderBig,estuveun tiempo despistado porque no lograba imaginar cómo lo habíanmatado, nisiquieraveíaclaroningúnmóvil—sonrióaArlenaStar,queestabamáserguidaque nunca—fue bastante más tarde, hablando con Madison Pretty, su novia,cuando se me ocurrió uno, en el que no había pensado hasta ese momentoporquemefaltabainformación¿noesciertoseñoritaStar?—lamujerlomiróconojosvengativos,mientrasapretabaloslabios,ydespuésdeunossegundossedecidióacontestar,

—No sé a qué narices se refiere usted, la verdad, pero no tengo por quéresponderasuspreguntas—inspiróhondopor lanariz,decididaanoconsentirqueesehombresiguieramolestándola—aquínotienejurisdicción,estoyseguradequeelF.B.I.…—miróaBobpidiendoayuda,peroestelainterrumpió,

—Perdone señorita, pero como les he explicado antes de bajar del avión,soy el agente especial Robert Donovan del F.B.I. y estoy al mando de lainvestigación—lamirócondurezacolocándosealladodeGermán—yohesidoel que he pedido ayuda al señor Cortés en nombre de nuestro gobierno. Lespuedoasegurarquehemos tenidomuchasuertedequeaceptaraayudarnos,asíqueleruegoausted—entoncesmiróalosdemásparaquefueranconscientesdesu apoyo al policía—y a todos que colaboren, si no quieren atraer sospechas

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sobreustedes—volvióasusitio juntoa laparedparanoestorbaraGermán,ytambiénparapoderseguirvigilandoatodos.

—Estábien—lasuperestrellaserindió,aunquealgopálida.—Todos conocemos a la señoritaArlena Star, es una de las actricesmás

famosasymejorpagadasdelmundo;perolaseñoritaStar,conotronombreporsupuesto,comenzóenelmundodelainterpretacióndeunamanera,digamos…nodemasiadobienvistapara lamayoríadelpúblico,¿noesverdad?—ellanoconfesónada,sinoquesequedómirandoalfrentedemaneraaltanera,einclusolevantólabarbilla

—¡Es verdad!, ¡Alex me lo contó! —Madison se levantó con los ojosenrojecidos de tanto llorar; a pesar de cómo era su novio, era evidente que lecostaríamuchosuperarsumuerte.Agotada,ysinfuerzas,volvióadejarsecaerensuasiento,

—SeñoritaPretty—eltonodevozdeGermánsesuavizóalhablarconella,eIsabelsonrióalescucharlo.Unadelascosasquemáslegustabandeélerasucapacidadparalacompasión—¿esciertoqueAlexanderchantajeabaalaseñoritaStar?—lamuchachalomiróintentandocontrolarse;sinmaquillaje,parecíasolounachicajovenymuytriste.Cuandopudohablar,confesó,

—Sí,escierto.Haceunosaños,cuandoArlenayaerafamosa,seencontróconellaenunapremier,yArlenaactuócomosinoleconociera,incluso,ledijoa su representantequenoquería saludarlo.Alex escuchó la conversacióny seenfadómucho—miróaGermánintentandojustificarasunovio—medijoquenoibaapermitirquelotrataraasí,cuandoellahabíaempezadoenelpornoconél—susojos,llenosdelágrimas,noseapartarondeGermánenningúnmomento—yoloqueríamuchoyporesoledijequeloolvidara.Podríamoshabersidofelices,teníamos una buena vida, pero él estaba obsesionado con hacerle la vidaimposible—GermánasintióymiróaArlena,

—Amímepareceunabuenarazónparamataraalguien,esevidentequelaseñoritaStarnoqueríaquesesupieracómohabíaempezadosucarrera—laideadelchantajeselehabíaocurridodespuésdelaconversaciónconMadison,ydequevariostestigosledescribieranlaactituddeAlexconArlena.

—¡Yonolomaté!—laactrizselevantómirandoatodos,retándolos,peroel resto de los pasajeros apartaron lamirada, convencidos de su culpabilidad.Solo mantuvo su mirada Mad Brake que se había sentado junto a BrooklynTaylor, cuyamanomanteníaagarrada—además,¿porquémataríayoalviejo?,noteníanadaencontradeél.

—Siéntese señorita Star, ahora llegaremos a esa parte, es mejor que setranquilicese loaseguro—porprimeravez, la famosaactrizparecióunamujernormalysemordióellabiopreocupada.DespuésdemiraraBob,sesentó.

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—En un caso de asesinato, una de las partes más importantes de lainvestigaciónesanalizarelescenariodelcrimen,yenestecasoformanpartedeél,lospasajeros,lasazafataseinclusolospilotos.Ydesdeelprincipiomellamóla atención que, entre todos ellos, había varias personas que no eran lo queaparentaban. Eso no quiere decir que sean los asesinos, pero para poderdescartarloscomosospechosos,hayquesabersisussecretostienenalgoqueverconloocurrido.

—Unadelasactitudesquemásmesorprendieron,fueladeJohannaBurtoncuandomuriósumarido—laexconejitadeplayboy,queseestaba limandolasuñas,levantólacabezasobresaltadaymiróasualrededor—paramíeraevidentedesdequelosvijuntos,quesuguardaespaldaselseñorOsborneyellateníanunarelación…digamos especial, y que aprovechaban cualquier ocasión paramantener un encuentro sexual. Un pasajero los escuchó en una de lashabitacionesquehayjuntoalacabina,yluegolosviosalircolocándoselaropa—Jack Osborne sonreía, pero Johanna miraba a Germán con aspecto depreocupación—por esome sorprendió enterarme de que se había sentidomuyafectada,yde formamuyescandalosapor lamuertede sumarido;unhombrequeporloquehancontadoalgunostestigoslatratababastantemal—ellamiróaJackqueseencogiódehombrosdespreocupadamente,ycontestó,

—Estamosliados,esverdad,peroyalehecontadoqueelviejolosabía,yledabamorbo.Ellaesmuchamujerparaunhombredesuedad,yélnopodíadarleloquenecesitaba.

—Podría ser, si no fuera porque he hablado hace un rato con GeorgeCollins,elabogadodelseñorBurton,quienmehaconfirmadoquesuclienteibaadivorciarseyqueencuantovolvieraaWashingtonteníapensadomodificarsutestamento, para no dejar nada a la señora Burton—sonrió irónicamente—ytambiénmehadichoqueellayalosabía—Johannacomenzóallorar,peronadielehizocaso,inclusoJackOsbornelesusurró:

—¡Cállate,malditaseas!¡tedijequeeraunalocurahacerloenelavión!—Bobseadelantó,decididoadetenerlos,peroGermánlevantóunamanoparaqueno lo hiciera. Sorprendido, el federal volvió a apoyarse en la pared, deseandosaberquiéneraelasesino.

—Hasta aquí podríamos suponer que sabemos quiénes han asesinado aJerryBurtonyaAlexanderBig,suponiendoquehansidodosasesinosdistintos,con móviles diferentes, y que el que hayan ocurrido a la vez sea fruto de lacasualidad—sonriómirandoatodos—peroesmuypocoprobable,ademáscomoyosiempredigo“lascasualidadesnoexisten”—negóconlacabezafirmemente,loquehizosonreírasusamigosquelehabíanescuchadomuchasvecesesafrase—nomecreoquematenadospersonas,dosasesinosdistintosprácticamentea

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lamismahorayenelmismositio.Esimposible,yademásconelmismoveneno,cianuropotásico,unvenenodifícildeconseguir.

Todosloescuchabancallados,absortosensuexplicación:—Volvamosalasdosmuertes.Ocurrieroncuandopusieronlosdesayunos,

Jerry Burton insistió en ver la cabina de los pilotos, y se fue sin que leacompañara su mujer. Entonces, Alexander Brown ocupó su asiento, parapincharduranteun ratoaArlenaStar,queúltimamente se resistía apagarle lacuotadechantajequeleexigía.Discutieron,aunquenadieescuchósobrequé,yelseñorBigenunmovimientoquizásderebeldíaoparareírsedelseñorBurton,hizo algo que le costó la vida.Bebió parte de su zumo de naranja, y, cuandovolvióelmillonariovolvióasuasiento—observóatodos,quelomirabanconlabocaabierta.

—CuandoJerryBurtonsesentó,discutióconsumujer,yllamóalaazafataparareclamarporquelehabíanllevadoelvasodezumomediovacío.Entonces,laazafata,BeccaLópez,queeranuevaenelservicioyalrevésdeloquehubierahechocualquieradesuscompañeras,rellenóelvasoynoletrajootro,limpioylleno—se paró frente a Roberto, que ahora entendía tantas preguntas de suamigo,sobrelasdosisletalesdecianurodependiendodelaedadyelfísico.

—Por eso al principio no me imaginaba que los hubieran matado de lamismaforma,porqueladrogaactuómuchomásdeprisaenelcasodeAlexanderBigqueeneldeJerryBurton.Ynoeralógico,Alexandereraunhombremuchomás joven, estaba sanoypesaba almenosveintekilosmás, tendría quehaberagonizado durante mucho más tiempo que Jerry Burton—Madison sollozó yGermán,lepidiódisculpasporlaexpresión—elmotivoporelqueBurtontardómásminutos enmorir fue que bebiómenos cantidad de veneno que el señorBrown.Esaeslaúnicaexplicaciónposible.Esdecir,quelamuertedeAlexanderfueproductodelazary,sobretodo,desumalacabeza—sevolvieronaescucharlossollozosdeMadison,peroélcontinuó,

—Por lo tanto, si lamuerte deAlexander fue accidental, la intención eramatar a Jerry Burton, y de momento ya sabemos quién tenía un móvil. Peroaparte del problema con sumujer, el señorBurton tenía otromás serio con lajusticia. Aparentemente había conseguido gran parte de su fortuna vendiendoinstrumentalmédicodefectuoso,loquehabíaproducidonumerosasmuertes;porestemotivoestabacitado,dentrodeunosdías, aunavista enelCongreso.Lainvestigación del congreso está intentando probar que, durante años el señorBurton estuvo vendiendo material defectuoso, mientras algunos mandosmilitares hacían la vista gorda a cambio de sobornos. Mantengan esto en lacabeza,ypiensenenelsiguienteasesinado,elgeneralJohnRace—Bobparecíaapuntodeque se le salieran losojosde lasórbitas, al igualquea todos losdel

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F.B.I.,asombradosporloquehabíadescubiertoenochohoras—Germánvolvióadarunospasosdisfrutandodelsilencioantesdecontinuar,

—ElgeneralJohnRace,tratóconJerryBurtonduranteañosensutrabajo,dehecho,él también teníaque tomarparteen lavistaquese ibaacelebrarenWashington. Como dato adicional quiero informarles de que, durante elinterrogatoriodelgeneral,encontramosunfrascodecianuroyunajeringuillaensuequipajedemano—miróa todosdenuevo,admiradopor labrillantezde lamentedelasesino.

—Esofueuntoquemagistral,porqueelasesinopusoesapistafalsaenelbolso del general sabiendo que tenía unmóvil, puesto que se rumoreaba queJerryBurtonibaallegaraunacuerdoconlafiscalía,implicandoalrestodelosacusados. Aparentemente habíamos encontrado una prueba irrefutable de suculpabilidad,peroelverdaderoasesinonosabíaqueelgeneralteníafobiaalasagujas,yque,segúnpalabrasdesupsicólogo,seríaincapazdetocarunaagujahipodérmica ni siquiera con guantes. Si hubiéramos encontrado sólo el frascocon el cianuro habría sidomuchomás creíble, pero cuando él vio la aguja sepusopálido,nisiquierapodíaniverlasinalterarse.

—Poco después de su muerte, mi compañera—señaló a Isabel con unasonrisa,loquehizoquetodoslamiraranyellaentrecerraralosojosprometiendovenganza—encontróensucarteraunanotamuyinteresante,quepasoaleerles:

“Sinoquieresqueentreguealaprensalaspruebasdetuscrímenes,deberásestarenelAirbusA-380quesaldrádeLondrescondestinoaWashingtondentrodeunmes,eldíaochodeoctubre.Cogeasientoenprimeraparaquepodamoshablar,yduranteelviajeteexplicarécómovasacompensarloquehiciste.

Llevo años deseandovertemorir, pero ahora creo que eso es demasiadobenévoloparatiporquemuriendotelibraríasdelcastigoquetemereces,asíque,demomento,meconformaréconpartedeldineroqueconseguisteasesinandoatantosinocentes.Yapensarédequéotramaneraterminarásdepagartudeuda.

Porsiestáspensandoennoacudiralacita,terecuerdoquenosolotengopruebas de tus numerosos sobornos, también de que eres el responsable de lamuertedecientosdepersonas.

Nosvemosenunmes.”

Cuandoterminódeleerescuchóloscuchicheosdetodos,yobservóaBobquelomirabaconaspectodeenfadado,Germánsabíaqueseestabaconteniendoparanopedirlelanota.

—Notienefirma,peroelquelaenvióestáaquí—seacercóaBobyse la

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entregó con una sonrisa de disculpa—lomás lógico es pensar que, ya que elgeneral recibió una, Jerry Burton también habría recibido otra, aunque no laencontramosentresuspertenencias—separóanteJohannaBurtonquelomirabaasombrada—¿sabesisumaridorecibióunanotacomoesta?—ellaasintió

—Esmuyposible,nomelodijo,perohaceunosmesesdescubríquetuvoquehacerunpagogordoporquelehacíanchantaje.Además,haceunasemanatuvimosqueviajardesdeNuevaYork,dondeestábamospasandolatemporadaaLondres, para poder coger este vuelo. A pesar de que discutimos porque meparecíaunatontería,noquisodecirmeporquéteníamosquehacerlo,ytampocoquisovenir solo. IntentéquedarmeenNuevaYork, pero tuvimos tal discusiónque tuve que acompañarlo—Germán, entonces, se metió las manos en losbolsillosymiróaBob.SuamigohizoungestoaunodesusagentesquesesituódetrásdelsabelleOlivieryGustaveMoreau,y,sinquesedierancuentalesquitóel tubo con las pinturas, que estaba colocado entre sus dos asientos. CuandoIsabellevio el brazoque se llevaba el cilindro, se levantógritando como si laestuvieranmatando:

—¡Oiga!,suelteeso,¿quéhace?—selanzóhaciaelagente,peroGermánlasujetóporelbrazo

—No empeore las cosas señora Olivier, lo sabemos todo—la profesora,mudaporprimeravez,sequedódepiejuntoasumaridoquetampocosabíaquédecir.

Enesemomentoentróenlahabitaciónunhombrecillopequeño,calvo,congafas,yextremadamentedelgado.AlveralacantidaddeagentesdelF.B.I.quehabía,sequedóalgodesorientadohastaquelollamóBob.

—¡Peter!, ¡por aquí! —Germán a quien le había entregado el agente elcilindro,estabasacandoconextremocuidadolaspinturas,ydejándolasencimade la mesa. Primero colocó la de los lirios de Van Gogh, mientras Bobacompañabaalexpertoalamesa;elhombre,alverlateladecerca,setambaleóyelagente,extrañado,loestabilizósujetándoloporelbrazo.

—Estoybien,espor la impresión—sacódeunbolsillouna lentecomo laque usan los joyeros y, poniéndosela en el ojo derecho, se acercó a la pinturainclinándosetodoloquepudosinllegararozarla.Conelceñofruncido,volvióaquitarse la lente, y recorrió con la vista la pintura centímetro a centímetro.Luego,volvióaponerselalenteyaobservarlaconella,finalmente,selaquitóysepusolamanoderechaenlacabeza,incréduloanteloqueveía.

—¿Ybien?—Bobnosecaracterizabaporsupaciencia,elhombrecillo lomiró,abriólabocaycarraspeó;después,porfin,seatrevióahablar.

—Porsupuestohayquehacerletodotipodepruebascientíficasyforenses,pero,creoqueeseloriginalde“LosLirios”deVanGogh—meneólacabeza,sin

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creerloqueélmismoestabadiciendo—aunquenoveocómopuedeser,porqueeloriginalestáenelGettyCenterenLosÁngeles—elexpertoempezóasudarantelasimplicacionesdeloqueestabaocurriendo.

—¿Quépreciopodríatenersifueraeloriginal?—Petersacóunpañueloyselimpiólacaradesudor.

—No lo sé, incalculable, se rumorea que se vendió al museo por 40millonesdedólares,aunquenuncasehasabidolacifraexacta.Hoy,seguramenteesacantidadsemultiplicaríaporcincocomomínimo,peroesimposiblesaberlo—BobenarcólascejasasombradoymiróaGermán,quesonreíaensilencio—peronoesposiblequeseaeloriginal,nolohanrobado—anteelsufrimientodelexperto,Germándecidióintervenir.

—Yoseloexplicaréenseguida,simelopermite.Peroantes,porfavor,sinoleimportaanalizarelotrocuadro,creoqueestarádeacuerdoenque,enestecasoesunacopia,aunquedemuybuenacalidad—Bobenrollólatelaylametióen el cilindro con toda la delicadeza de la que fue capaz, y esperaron lassiguientespalabrasdelexperto.Elmatrimoniodeprofesoreshizounintentodemoverse hacia la salida, pero dos agentes se colocaron a su lado, y ellos sesentarondenuevo,derrotados.

—Esmuy buena—asintió sonriendo—el pintor es un genio, pero es unacopia—Germánasintió,yvolvióacolocarsefrentealosfranceses.

—Este viaje tenía una doble finalidad para estos dos profesores yestafadores,unaparaentregar“Loslirios”alamericanoqueseloencargóhaceunaño,ylasegunda,paradarelcambiazode“ElalmuerzodelosBarqueros”deRenoir,queseencuentraen laColecciónPhillipsenWashington. Imaginoquehanquedadoenestaciudadconelcompradorde“LosLirios”,elencontrarseenelavióndurantelosasesinatoshasidomalasuerte,sino,probablementenoleshabríamospilladoenmuchotiempo,oquizás,nunca.

—Meresistoacreerquenadie,enningunadelasaduanasquehanpasadoensusviajes,hayasospechado—Bobestabaasombrado.

—Tenían un sistema muy bien montado. En realidad, son profesores deverdadenunade lasuniversidadesmásprestigiosasdeFrancia,además llevanun documento expedido por esa universidad, que certifica que los lienzos quellevan son copias. Me temo que estamos tratando con un engranaje máscomplicado de lo que parece, creo que podría estar de acuerdo incluso elfirmantedelcertificado,esdecirelrectordelaUniversidad,quees lamáximaautoridad.Y tambiénme parece imprescindible que tengan algún cómplice enlosmuseosdondepeganelcambiazoaloscuadros.

—Pero¿cómolohacen?—Muy simple, ellos van a dar una conferencia para que la gente pueda

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distinguirentreunacopiayunoriginal.Parapoderdarla,porlógica,tendránquehaber enmarcado la copia exactamente igual que el original. Durante laconferencia colocan los cuadros juntos, para que los asistentes puedan ver lasdiferenciasmientrasdansu“clasemagistral”,yenunmomentodado,ayudadospor un trabajador del museo pegan el cambiazo, quizás al devolverlo. Estoysegurodequelohacencontotaltranquilidad.Sifuerayo,mehabríaaseguradodetenerlacomplicidaddelexpertodelmuseoenestetipodecuadros,paraestarsegurodequenadieseenteraba,almenosdemomento.

—Ahoraibanaentregarunoyarobarotro.Seguramenteguardanelbotínduranteunosmesesounaño,hastaquedecidenquelaentregaessegura.Graciasalainformaciónfacilitadaporlacompañíaaérea,hemospodidocomprobarquevisitaron el centro Getty hace un año aproximadamente, entonces debió sercuandorobaronelVanGogh—miróasuamigo—metemoquetendréisqueiratodos los museos que hayan visitado para dar sus conferencias, y que algúnexpertocompruebelosoriginalesqueutilizaron.

—¡Tedijequedebíamosparar,urracacodiciosa!¡Podríamosestarviviendocomomillonarios,maldita!—elcatedráticoMoreau,queestaba fuerade sí, seabalanzó hacia su mujer con los brazos extendidos como si quisieraestrangularla,perovariosagenteslosrodearonyselosllevaron—Bobmientras,agarrabaelcilindroconlasdosmanos,mirandoasuamigoconelceñofruncido,estabadeseandoquetodoterminaraya;alverlo,elespañolasintióparahacerlesaberquequedabapoco.

—Elcasodelaspinturasnotienenadaqueverconlosasesinatos,poresomehaparecidomejoraclararloparaquenonosdistrajera.Analicemosunsucesoocurridoenelavión,aparentemente insignificante,peroquemeabrió losojos.Hayunaazafata,nuevaenestaruta,quehasidoacusadadefumar,algoqueestáterminantemente prohibido por la compañía—Becca agachó la cabezaavergonzada—pero la persona que la acusaba—Grace lomiraba intrigada—seequivocó,porqueelolorquesalíadelbañonoeraeldeuncigarro,sinodeunguantequehabíanquemadoparaposteriormentetirarloalabasura—Gracequeseguíaesposada,sediolavueltaparamirarasucompañerayledijo:

—Lo sientoBecca—Adammiraba aGermán como si quisieramatarlo, yaunquealpolicíalehizogracia,continuócomosinolohubieranotado

—Elguanteloquemóelasesino,lohabíausadoparanodejarhuellasenelfrasco de cianuro y la jeringuilla que utilizó para asesinar a Jerry, yaccidentalmenteaAlexander.Lasdospruebas incriminatorias, lasmeteríamástardedentrodelbolsodelgeneralparainculparlo—recorriólosrostrosdetodos—aunquenolesirviódenada,porqueporlafobiaalasagujasquesentíaJohnRace,supimosdesdeelprincipioquenopudoserél.Cuandoelasesinoseenteró

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deque,apesardesusesfuerzos,nohabíaconseguidoincriminarle,nolopudosoportar.Paraélnoerasuficientequetuvieraqueacudircomoimputadoaunavistahumillantealasemanasiguiente,simplementequeríaquesufrieracomoélhabía sufrido—siguió caminando despacio, como al azar, hasta que se colocódelantedelaenfermera,quelesonrió—bueno,él…oella,¿verdadRose?—lomirósorprendida.

—¿Quéquieredecir?—Quecuandovolviódelbañonose inclinósobreélporque loescuchara

pedir ayuda, sino que lo hizo paramatarle.Y para que no se defendiera y nopudiera delatarla, primero le echó un gas paralizante y luego le clavó lajeringuillaconelcianuro,perotuvounproblemaconelquenohabíacontado—Roseseguíasonriendocomosinoleentendiera—teníaquesujetarlelamanoqueestabalibre,yaunqueustedesunamujermuyfuerte,llevabaelgasenlamanoizquierdayen laotra la jeringuilla…No,nopodía sujetar lamanodelgeneraltambién,ysinolohacía,nopodríaclavarlelajeringuilla,entoncespensórápidoy tiró el gas al suelo, al fin y al caboya lo había utilizado así que le dio unapatadaalfrascoparaquerodaradebajodelasiento.Nolepreocupóporquepensóquelorecuperaríamástarde,yentonces,conlamanoizquierdasujetósumano,y con la derecha le clavó la jeringuilla inyectándole el cianuro—miró a losdemásqueestabanatónitos—ningunodeustedespodíaverloqueocurríaporqueel general, como casi todos, tenía las mamparas cerradas. Cuando empezó agritar fue cuando ella le roció los ojos con gas, y pocos segundos después leinyectó el veneno. Luego, cuando dijo que lo estaba socorriendo en realidadestabaesperandoaquemurieray,sialgúnpasajeroseacercaba,soloteníaquedecirlequenolohicieraconalgunaexcusamédica.Nopodíapermitirquenadiehablaraconélmientrasvivía,teníaqueesperaraqueelcianurohicieraefecto—BrooklynqueestabasentadaalladodeMad,asintióconenergía.

—¡Sí,yointentéentrarparaayudar,peromedijoquenolohicieraparaquepudierarespirarmejor,queasíestaríamástranquilo!

—Sí,peronotuvoqueesperardemasiadoporqueladosisqueleinoculóeraletalenmuypocosminutos.

—¡Esmentira!¡yonosoylaasesina!—sevolviósonriendoatodos,peroelrestodelospasajeroslamirabansinsaberquépensar—¿cómoibayoamatarala escritora?, ¡yo no pude apagar las luces! ¡Todos sabemos que ha sido esaazafata!—señalóaGraceaquienGermánestabaquitándolelasesposas,antelaatónitamiradadeellamismaydeAdam.

—Es cierto que las luces no las apagó ella, pero tampoco fue Grace—señalóalaazafata,queporfinestabalibre—porqueteníaotrocómplice.

—¿Quéquieresdecir?—Bobparecíaapuntodesufrirunataque.

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—Quesucómplice,desdeelprincipio,hasidoKevinCameron,elcopiloto—todossevolvieronhaciaél,queestabasentadoalfinaldelaprimerafila,conlaspiernascruzadasyquesonreíamirandoalespañol.

—¡Quédice!,¡sinisiquieratengolallavedelcuadrodeluces!—Germáncolocóanteél,parapodermirarloalacara

—Porsupuestoqueno,perohatenidoaccesoaella.—¡No!,¡queselodigaAdam!,yonuncalahetenido.—Adam salió unosminutos para reunirse conGrace, y usted de acuerdo

conRose,searriesgó.Enesemomentoteníanpuestoelpilotoautomático,Adamme lo dijo, y usted le quitó la llave de su chaqueta, porque dentro del aviónningunode losdos la llevabapuesta, sinoque las teníancolgadasdetrásde lapuerta de la cabina. Apagó las luces como había quedado con Rose y volviócorriendoalacabina,dejandolallaveensusitiojustoatiempoparaqueentraraAdam,queseencerróconustedsiguiendolasnormasquetienenparacasosdeemergencia.

—Nosabeloquedice…—Germánnoledejóseguir.—Mesorprendió,desdeelprincipio,quefueraustedelquehabíaavisado

deloloracigarroenelbaño.CuandohabléconBecca,estuvesegurodequenohabíafumado,sinembargo,ustedaseguróqueolióelhumocuandoellasalíadelbaño—se encogió de hombros—además, yo ya estaba casi seguro de quesolamente alguien de la tripulación pudo meter el cianuro en el avión. Susequipajessonrevisadosdemaneraaleatoria,ynocontantaatencióncomolosdelos pasajeros. Pero lo que me confirmó que había alguien de la tripulaciónimplicado, fue la rotura de la impresora, porque estaba rota antes de quellegáramoslospasajeros.

—¿Porquéibayoaromperlaimpresora?—Porquedespuésdeloocurridohaceunpardeaños,cuandounoshackers

obligaronaunaviónaaterrizarcomobroma,todoslosavionesestánequipadosconunsistemadeseguridadmuyespecial.Paradarles laordendeaterrizarencualquier lugarquenoseaelplanificadoen la ruta, tienequeserporescritoatravés de esa impresora, y si no pueden recibirla, el aterrizar o no por algunaemergencia esdecisiónde losdospilotos, que tienenqueponersede acuerdo.Ustedseencargaríadequeelaviónnoaterrizaraantesdetiempo,yasípodríanconsumar su venganza. No querían que interviniera la policía de ningún paísantesdetiempo¿Noesasí?—PeroKevinnofuecapazdecontestarytampocodeseguirsonriendo.

—Cuando se apagaron las luces, Rose sabía que tenía que darse muchaprisa,yaqueenseguidaGraceoAdam,segúnlehabíacontadoKevin,volveríanasubireldiferencialqueélhabíabajadodelcuadrodeluces.Cogióelcuchillo

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decarnequehabíarobadopreviamentedelacocinayconlaluzdesumóvil,seacercóaJeanLachaisequegritóencuantolavio,porqueellayasabíaqueustedhabíamatadoalgeneral,¿noesasí?—secolocódenuevofrenteaellamirándolafijamente—ellavolvíadelbañodetrásdeustedaunqueustednosediocuenta,ysequedóasombradacuandousteddijoquehabíaoídogritaralgeneral,yqueporesosehabíaacercadoasuasiento.Ellanohabíaoídonada,perolodejópasarporque, por sus propias razones, odiaba a los militares americanos—Rose lomirabaconlabarbillalevantadayapretandoloslabios,muyenfadada.

—Pero ¿cómo? —Adam, el comandante, se levantó y preguntó a sucopiloto—Kevin,¿porqué?—noselopodíacreer—noloentiendo,noentiendoporquéunpilotoharíaalgoasí,yellaesenfermera,¡porDiossanto!

Germán esperó en vano a que alguno de los dos hablara, y como no lohicieron,decidióaclararlomásincreíbledeaquellahistoria.

—Ahora lesvoya contaruna tragediaocurridahacemásde treinta años,provocadaporunhombrequecreíaquepodíacometerlosabusosquequisiera,yquenuncapagaríaporello.Enaquelentonces, JerryBurtonyaeraunhombrerico que utilizaba sus influencias y su dinero, para poder vender instrumentalquirúrgico,ahorasabemosquedefectuoso,alejércitoamericano.Unodelosquese vendieron a Jerry Burton fue un joven John Race, que por entonces erateniente,yque,undíayporcasualidad,fuetestigodelfinaldelaviolacióndeunasecretariadelabase,porpartedelmillonario—GermánmirabafijamenteaRosey aKevin, esperandouna reacciónpor suparte—ella lodenuncióy citócomo testigo a John Race que lo negó todo, porque el millonario le habíaprometidoque,siloayudaba,llegaríamuylejosenelejércitoyqueleharíarico,ylocumplió.

—Lamujer,destrozadayhumillada,volvióasucasaparaencontrarseconsu marido, también militar, y que hasta ese momento la había creído, y que,pensando que le había engañado, cogió su pistola reglamentaria y la mató,suicidándosedespués.

—Erandospersonasinfelicesyegoístas,porquenodebieronhacertalcosadejando dos hijos de doce y siete años, Bruce y Anette, que encontraron loscadáveresalvolverdelcolegio—Germánsintióundoloragudoal igualque lehabíaocurridoalleerelexpedientedelosdosniños,imaginandoloquedebieronsentir—elestadoamericanosehizocargodeellos,yaquenoteníanmásfamilia,y ocurrió lo que solía pasar entonces con los hermanos, que los separaron.Fueron adoptados por familias muy diferentes, una de ellas, con más podereconómico,fuecapazdepagarlacarreradepilotoparasuhijo,ylaotra,muchomás humilde no pudo pagarle los estudios de enfermera a la chica, pero ellaconsiguióhacerlotrabajando.

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—¡Y estoy muy orgullosa de ello!, mis padres adoptivos no son malaspersonas,peronoteníamosnadaquever;mefuideallíencuantopude,ydecidíencontraramihermano.

—Poresopuso toda suenergíaen trabajarpara laAgenciadeProteccióndelMenor, que es donde custodian los expedientes de los niños adoptados, ysegúnmehanexplicado,desdedondese lesvaloraenprimer lugarpara sabercuálpodría ser su familia adoptivamás adecuada. Hededucidoque lode serenfermerafueparapodertrabajarallí.

—Sí,mecostóaños,perofinalmenteloconseguí.Teníaquehacerlo,eraelúnicositiodesdedondeseteníaaccesoalosexpedientesdelosadoptados.Tardémucho,pero loencontré,encontréaBruce—Kevinse levantóparaacercarseaella,perounagenteloimpidiócolocándoseanteélylepidióqueextendieralasmuñecas para ponerle las esposas, y él dejó que lo hiciera sin rebelarse. Suhermana, al contrario, se lanzó como una leona para luchar contra los dosagentesquelocustodiaban,peroKevinledijo:

—TranquilaAnette,sabíamosqueestopodíapasar,perotodavíapodemosluchareneljuicio.Piensaquehemosconseguidoloquequeríamos,porquehanmuertoloshijosdeputaquemataronanuestrospadres—KevinsevolvióhaciaGermán dirigiéndose a él—éramos una familia feliz, normal, hasta que esemonstruo violó a mi madre. A partir de entonces, solo recuerdo tristeza ylágrimas,todosestábamosdestrozados—suspiróybajólavistaalsueloysiguióhablando—todosesperábamosesejuicionecesitandojusticiaydeseandoseguircon nuestras vidas, entonces el teniente Race se retractó ymi padre le creyócuando dijo que ella había consentido. Y no pudo asumirlo, un par de díasdespuésdequesedictaralasentencia,matóamimadreysesuicidó.Dejóunanota que cogí de sumano, que aún estaba caliente.Mi hermanita estaba amilado,nosabrazamostemblandoyrecuerdoquehorasdespuésllaméalapolicía.Esemonstruo nos destrozó la vida solo por un capricho, y eso temarca parasiempre. Cuando Anette me encontró, decidimos vengarnos, y asumir lasconsecuencias de lo que hiciéramos, ¿verdad hermanita? —ella asintió mástranquila,ytambiéndejóquelepusieranlasesposas,fuecomosiderepentelehubieran inyectado un sedante. Desde ese momento se comportó como unautómata.

Se los llevaron ante lamirada asombradade todos, yBob se acercóparaabrazaraGermán.

—Pero¿cómoimaginastequeeranhermanos?—Tienenlamismasonrisa,aunqueparezcaincreíblemedicuentaporeso,

yademássonríenmuyamenudo.Desgraciadamenteloqueélhadichoescierto,les han destrozado la vida, me temo que ninguno de los dos está muy

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equilibrado,ylaverdadesquenomeextraña—moviólacabezatriste.—¡Hasidoincreíble!,¡esperaaqueseenterenmisjefes!,notevanadejar

marcharte del país, estoy seguro de que te pagarán lo que pidas para que tequedes a trabajar con nosotros—Germán sonrió y se giró hacia sus amigos,observandoconarrepentimientosuscarasdecansancio,

—Ahora mismo solo queremos descansar, por favor Bob llévanos a esehotelquenosprometiste,

—Perohaymontonesdecosasquenostienesqueexplicar.—Mañanatelocontarétodo,ahoranecesitamosdescansar,hasidoelpeor

vuelo de mi vida—cogió a Isabel de la mano y salió seguido por Natalia,Roberto,yporlamiradadetodoslospresentesqueloobservabanaúnincrédulosporloqueacababandepresenciar.

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EPILOGO

Isabel levantó la cabeza de la almohada, y lo buscó en la penumbra de lahabitación;estabaamaneciendo,ysintiócómolarecorríaunescalofríoalverlanieblaatravésdelventanalquehabíafrentealacama.Observólahabitaciónylo encontró, estaba desnudomirando la calle a través del cristal, bebiendo unvaso de agua con la mano apoyada en la pared. Lo observó unos instantesrecreándoseensucuerpodelgadoyalavezmusculoso,peroél,comosiempre,parecía tenerun radar en loquea ella se referíaygiró la cabeza sonriendoalverladespierta.Diounúltimosorboalagua,yseacercóasulado,sesentóenlacamaycogiendosumanoderecha,labesó.

—¡Buenosdíasdormilona!,¿cómoestás?—ellatambiénsonriócomounabobasinpoderniquererevitarlo;estarconGermánhacíaquesonriera,eraasídesencillo.

—Bien,algocansada—élasintió,eranormal,despuésdelapalizadelaviónylainvestigación,ycuandollegaronalhotel,despuésdeunaducha,sefueronloscuatroadarunavuelta,para intentardespejarseyacostumbrarsealhorariodelaciudad.

—¿Quieresdormirmás?—ellalomirófijamente,porqueteníaalgoextrañoenlamirada;parecíanervioso,expectante,loqueladecidióasalirdelacama.

—No,peronecesitocomer, estoyhaciendounesfuerzo tremendoparanogruñirte,yameconocescuandoestoycansadayhambrienta.

—Losé,pontealgoencimayvamosadesayunar—él tambiéncomenzóavestirse.

Isabelseestiróunmomentoenlacama,yluegoselevantó.Sevistieronensilencio, y salieron de la habitación. Cuando estuvieron sentados ante unventanaldesdeelquesepodíaverelrío,élsedecidióahablar,

—Tengoquecontarteunacosa—lomiróesperando.—Anoche,cuandoentrasteconNataliaaveresatienda,mellamóAmaro.—Sitehadichoquetenemosquevolver,nopiensohacerlo—lehizogracia

suexpresióndeenfado.—No, tranquila—miró la taza de café y compuso unamueca porque era

pocomásqueaguacalientemarrón,yvolvióamirarlaa losojos—vaahabercambiosenlabrigadayqueríacomunicárnoslo,ypedirnuestraayuda—Isabel,queestabacomiendohuevosconbacon,lomiróconelceñofruncido,aunquenoporellodejódecomer.Masticótranquilamenteytragóayudadaporelzumode

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naranja,—¿Yeso?¿quécambios?—élseencogiódehombros.—Nomecontódemasiado,pero,por loquepudeentender,ayer tuvouna

reunión con su jefe, todo ha estado provocado por lo ocurrido con AsuntosInternos,ylaresolucióndeesecasoyeldeÁvila…—seencogiódehombros—noséporqué,peroenelMinisteriohandecididoqueestemosdirectamentebajosuautoridad,sinningúnotromandodepormedio—esoeratanraroqueelladejóbruscamenteeltenedorenelplato.

—¿No será que quieren que desaparezca nuestra brigada? —Germán laobservóantesdeañadir,

—Enpartetienesrazón,peroporquevanacrearungruponuevo,enelqueestaremos solo los tres,Amaro, tú y yo. El caso es que nos van a triplicar elpresupuesto, y van a añadir una partida importante para contratar agentesexternos,

—¡Quédices!—Germánsonreíaincrédulo.—Sí—rioporlobajoalcompartirconellaloquelehabíadichosujefey

amigo—dice Amaro que cree que, lo que les ha decidido a ofrecernos estetrabajo,eslaposibilidaddecontrataraLeo.

—¿Yeso?—PorqueelGobiernohacemuchotiempoquequierecontratarlesinéxito,

yestapodríaserunamaneradeteneraccesoaél—Amaro,sujefeenlaBrigadadeHomicidiosyDesaparecidosdelCuerpoNacionaldePolicía, lehabíadichotambién que el ministro estaba asombrado porque Leo les hubiera ayudado aresolveruncaso,sincontraprestacióneconómica.

Leo era un joven universitario que estaba estudiando su segunda carrera,siendo la primera, que había terminado en un tiempo récord, IngenieríaAeroespacial. Había intentado ficharle la NASA sin éxito, porque no leinteresabademomentovivirenU.S.A.Leosindudaeratodounpersonaje,ylaúnica razón por la que los había ayudado, era porque le gustaban lasinvestigacionespolicialesapesardeque,segúnsuspalabras,élseríaincapazderealizarlas

—Esincreíblelodeesechico.—Sí,yme imaginoque tambiénpodremoscontratar, cuandonecesitemos

suayuda,aNataliayRoberto.—Isabelenestaocasiónlomiróconunamuecadivertida

—Me dejas alucinada. Parece todo demasiado bueno, entonces ¿por quétienescaradepreocupación?

—PorqueelF.B.I.quierequetengaunareuniónconellos,yapesardequelehedichoaBobdequeestamosdevacaciones,hainsistido.

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—¡Dios!, ¡Qué locura! —él asintió y comenzó a desayunar mientrasobservaba a sus amigos que se acercaban por detrás de Isabel, y segundosdespués,sesentabanjuntoaellos.

—¿Qué?¿Algonuevo?—todosintentabanmantenereltonofestivo,apesarde la tristezaquehabíansentidoalsalirdelaeropuertoeldíaanterior.Germáncomunicó lasnoticiasdelnuevo trabajo a sus amigos, que se alegraroncon laposibilidaddetrabajarjuntosenalgúnmomento.

—¿SabíaisqueelAirbusA380mide73metrosde largoy24dealto?—todos,incluyendoNataliasevolvieronamiraraRoberto,queleíaunfolletodelavión,yque,antesusmiradasasombradassejustificódiciendo

—Vale, vale, pensé que os podría interesar—la única que se atrevió acontestarlefuesunovia,

—Cariño, yo te quiero, pero a veces eres un verdadero friki. Para que tequedeclaro:nocreoqueningunoqueramosescucharhablardeldichosoaviónenuna larga temporada—todos rieron divertidos al escucharla y comenzaron adecidirloqueharíandurantelasvacaciones.

Germán sonriómientras bebía un trago de zumo, observando aNatalia eIsabelqueestudiabanunmapadelaciudadydecidíanquéverprimero.Robertolomiróylevantósuvasodezumoenunbrindissilencioso.

Elpolicíavolvió lavistaal ríoysonriófelizporencontrarsedenuevoenaquella maravillosa ciudad, que se había quedado enganchada a su corazóncuandolavisitóporprimeravez.Terminóelzumoylodejósobrelamesa,luegodijosonriente:

—¿Nos vamos?, tengo mucho que enseñaros—se levantó y extendió lamanohaciaIsabel,quelacogióytambiénsepusodepie.RobertoyNatalialossiguierondeslumbradosporlasonrisadeGermán,aquiennoerafrecuenteversonreír de esamanera. Pero no todos los días uno está de vacaciones en unaciudadqueleencantaconlapersonaalaqueama.Germáneraconscientedesusuerte,eibaaaprovecharla.

FIN