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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez El ministerio de Pablo: Cumpliendo la Palabra de Dios Escritura: Colosenses 1:24-25 Código: 2137 John MacArthur Quiero pedirle que abra su Biblia en el primer capítulo de Colosenses. Para aquellos de ustedes que están visitando, quiero decirle que nosotros aquí en Grace Community Church estamos comprometidos con estudiar las Escrituras; y eso significa que simplemente vamos de libro en libro. Hemos estado estudiando ya durante los siete años que he estado aquí y a lo largo del Nuevo Testamento y a lo largo del Antiguo Testamento en nuestros estudios a la mitad de la semana. Y nos encontramos en un libro muy, muy importante llamado el libro de Colosenses. Este pequeño libro no es muy largo, sólo tiene cuatro capítulos. Fue una carta escrita por el apóstol Pablo, quien escribió trece de los libros del Nuevo Testamento. Fue escrito a un grupo de creyentes en una ciudad llamada Colosas. No una ciudad de importancia tremenda, no obstante, una ciudad de algo de importancia. Y en esa ciudad en particular fue fundada una pequeña Iglesia. El hombre responsable fue un hombre llamado Epafras; y aparentemente, él fue el pastor inicial de esta pequeña congregación en esta ciudad, una ciudad que estuvo en un trío de ciudades incluyendo Laodicea, Hierápolis, como también Colosas en el valle Lico. El apóstol Pablo está escribiéndoles porque están atravesando algunos problemas. La Iglesia está siendo confrontada con algunas personas que están enseñando doctrina falsa acerca de la persona del Señor Jesucristo. Y es muy importante que el apóstol Pablo escriba esta carta para corregirlos. Ahora, como usted sabe, si usted ha estado con nosotros para nuestro estudio del primer capítulo, Pablo acaba de terminar, conforme llegamos al versículo 23. Él acaba de terminar una afirmación poderosa acerca de la persona y obra del Señor Jesucristo. Realmente, es una refutación de los falsos maestros que estaban negando la deidad de Cristo. Esto es, negando que Él era Dios. Negando Su poder para salvar. Ellos habían dicho que Cristo no era Dios.

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

El ministerio de Pablo: Cumpliendo la Palabra de Dios

Escritura: Colosenses 1:24-25

Código: 2137

John MacArthur

Quiero pedirle que abra su Biblia en el primer capítulo de Colosenses. Para aquellos de

ustedes que están visitando, quiero decirle que nosotros aquí en Grace Community Church

estamos comprometidos con estudiar las Escrituras; y eso significa que simplemente vamos

de libro en libro. Hemos estado estudiando ya durante los siete años que he estado aquí y a lo

largo del Nuevo Testamento y a lo largo del Antiguo Testamento en nuestros estudios a la

mitad de la semana. Y nos encontramos en un libro muy, muy importante llamado el libro de

Colosenses.

Este pequeño libro no es muy largo, sólo tiene cuatro capítulos. Fue una carta escrita por el

apóstol Pablo, quien escribió trece de los libros del Nuevo Testamento. Fue escrito a un grupo

de creyentes en una ciudad llamada Colosas. No una ciudad de importancia tremenda, no

obstante, una ciudad de algo de importancia. Y en esa ciudad en particular fue fundada una

pequeña Iglesia. El hombre responsable fue un hombre llamado Epafras; y aparentemente, él

fue el pastor inicial de esta pequeña congregación en esta ciudad, una ciudad que estuvo en

un trío de ciudades incluyendo Laodicea, Hierápolis, como también Colosas en el valle Lico. El

apóstol Pablo está escribiéndoles porque están atravesando algunos problemas. La Iglesia

está siendo confrontada con algunas personas que están enseñando doctrina falsa acerca de

la persona del Señor Jesucristo. Y es muy importante que el apóstol Pablo escriba esta carta

para corregirlos.

Ahora, como usted sabe, si usted ha estado con nosotros para nuestro estudio del primer

capítulo, Pablo acaba de terminar, conforme llegamos al versículo 23. Él acaba de terminar

una afirmación poderosa acerca de la persona y obra del Señor Jesucristo. Realmente, es una

refutación de los falsos maestros que estaban negando la deidad de Cristo. Esto es, negando

que Él era Dios. Negando Su poder para salvar. Ellos habían dicho que Cristo no era Dios.

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Que simplemente era uno de muchos espíritus igual a muchos otros espíritus y que es sólo Él

no podía reconciliar al hombre con Dios. Sólo Él no podía llevar a los hombres a la comunión

con Dios. Y Pablo niega eso.

Pablo dice: Cristo es mayor, y está mucho más allá de cualquier otro ser creado. Él no es sólo

como cualquiera de los otros espíritus u otros ángeles u otros seres. Del versículo 15 del

capítulo 1 hasta el versículo 19 en el capítulo 1 es una afirmación acerca de quién es

Jesucristo. Él dice que Él es la imagen del Dios invisible. El primogénito de toda creación o el

prototokos, el primordial de todos. Porque por Él fueron todas las cosas creadas en los cielos

y en la tierra visibles o invisibles, sean tronos o dominios o principados o potestades. Y claro

que todas estas son designaciones de ángeles y diferentes rangos de ángeles. Todas las

cosas fueron creadas por Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas. Y por Él todas las

cosas subsisten. Él es la cabeza del cuerpo, la Iglesia. Él es el principio o el prototokos de los

muertos. El primordial que fue resucitado para que todas las cosas Él tenga la preeminencia.

Porque agradó al padre que en Él habitara toda la plenitud de la deidad.

Ahora, ahí hay una gran afirmación acerca del hecho de que Jesucristo es Dios, que Él es

único. Que Él es, de manera singular, Aquel a quien Dios ha ordenado para que gobierne al

mundo y gobierne a la Iglesia y gobierne al universo.

En segundo lugar, los herejes habían negado el poder de Jesucristo para salvar a los

hombres. Y en el capítulo 1, versículos 20 al 23 Pablo dice que Cristo puede reconciliar a los

hombres con Dios. En el versículo 21, “y a vosotros también que erais en otro tiempo extraños

y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.” Y entonces,

en esta afirmación del versículo 15 al 23 Pablo está finalizando en términos simples la verdad

acerca de Cristo. Él es Dios y Él tiene la capacidad de salvar. Ésa es verdad grandiosa.

Ahora, observe que en el versículo 23 Él termina con la palabra ministro. Pablo ha dicho que

con respecto a esta verdad acerca de Cristo, de la cual él acaba de hablar, él fue hecho un

ministro. El término ministro entonces da lugar a los pensamientos de Pablo para la siguiente

sección. Porque en los versículos 24 al 29, él describe su ministerio. Él dice: “yo fui hecho un

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ministerio.” Y después, él entra a una descripción de lo que es el ministerio involucra y que es

un ministerio para proclamar al Señor Jesucristo.

Frecuentemente, en las cartas de Pablo, y estoy seguro que usted lo ha visto de vez en

cuando conforme lo hemos hecho nuestros estudios, frecuentemente en sus cartas, se

detiene para explicar su ministerio. Frecuentemente, Pablo dice ‘soy un apóstol, hago esto y

hago aquello de esta manera. Así es cómo opero, así es cómo funciono. Y él vuelve a

presentar un punto muy, muy fuerte y una, y otra, y otra y otra vez del estilo y tipo y enfoque

de su ministerio. Lo hace por muchas razones.

Lo hace por una razón y es defender su derecho de hablar por Dios. Él dice de vez en cuando

‘soy un enviado de Dios’. Al final del versículo 23, él dice: ‘fui hecho ministro. Yo no escogí

esto. Yo fui hecho un ministro.’ Y esto debe darle algo de credibilidad, algo de influencia al

hablarles a ellos. Él lo dice entonces para defender su derecho de hablar por Dios o

establecer su autoridad. Él también lo dice para expresar la maravilla que él tiene en su mente

de que Dios lo llamó. Él estaría de acuerdo con lo que Isaías dijo cuando estuvo ahí arriba. Y

dijo que el Señor lo había llamado al ministerio y que él no entendió eso, pero fue algo acerca

de lo cual él estaba extremadamente emocionado.

Ahora, así es con Pablo. Él reitera continuamente la verdad de su ministerio porque es algo

tan emocionante para él. Y es más que tan sólo una defensa, también es algo que es

emocionante para él. Y él quiere que la gente lo oiga. No como un maestro auto estilizado,

auto designado, sin credenciales, como mucho de los que existían en el mundo. Si no que él

quiere que lo oigan como el vocero de Dios.

Y entonces, él repetidamente acredita su ministerio. Ahora, recuerde que en la ciudad de

Colosas, a la cual fue escrita la carta, hubo falsos maestros atacando el Evangelio. Estaban

atacando la verdad de Cristo. Y Pablo regresa contra esas personas y lo defiende. Y

entonces, él siente que debe acreditar su ministerio. Él debe afirmar su derecho de ser creído.

Debe decir ‘esto es lo que soy y esto es lo que Dios me ha llamado a ser. Oigan lo que digo.’

Él quiere que escuchen con confianza. Entonces, es importante para él hacer eso.

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En el capítulo 1, versículo 1, él dice: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios.” Y

esa es una afirmación de que él es uno enviado de Dios. Y aquí, él añade más fuerza a eso al

detallar cuidadosamente sus ministerios, para que entiendan por qué escribe como él escribe.

Y así, puedan estar más abiertos a creer lo que él dice.

Ahora, conforme comienzo a ver este pasaje, en cierta manera me enfoqué en la afirmación al

final del versículo 27. Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Y pensé, bueno, voy a

construir el sermón en base a este tema. Y entonces, tenía eso en mi mente y comencé a

estudiar. Y pasaron varias horas de estudio y me di cuenta de que realmente ése no es el

tema de lo que él está diciendo. Ese es un tema en lo que dice, pero no es el tema. El tema

que él tiene en mente a lo largo de estos versículos es simplemente presentar una mirada

detallada de su ministerio.

Y lo que aprendí en este pasaje me pareció tan emocionante, porque realmente usted aquí

tiene ocho aspectos diferentes de ministro, del ministerio del siervo de Dios. Ocho aspectos

diferentes que deben caracterizar la vida de cualquier persona que sirve al Señor Jesucristo.

Cualquier persona que es llamada a enseñar o predicar o ministrar dentro del marco del

cristianismo. Hay ocho.

Ahora, en esta noche vamos a ver cuatro y la próxima semana vamos a ver el resto de las

otras cuatro. Y cuando terminemos, tendrá un patrón hermoso del ministerio como Pablo lo

ve. Es una porción tremenda de las Escrituras porque esto es lo que él hace cuidadosamente

en estos versículos.

Ahora, para comenzar, punto número uno: la fuente del ministerio. Conforme Pablo ve su

ministerio él quiere hablar de la fuente del mismo. Y usted lo ve en el versículo 23, cerrando la

última porción, en el versículo 25 también. Observe al final del versículo 23 esa afirmación:

“del cual yo Pablo,” y lo cual en referencia el Evangelio, ahí atrás, a la mitad del versículo, “el

Evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo,

del cual yo Pablo fui hecho ministro.”

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La palabra ministro no es un término elevado. Es un término muy, muy bajo. Es la palabra

diákonos, la cual significa siervo. Fui hecho un siervo. Ahora, ¿cómo es que Pablo fue hecho

ministro? ¿Cómo es que él fue hecho un siervo? Regrese al capítulo 26 de Hechos y quiero

mostrarle algo.

Ahora, recuerde que Pablo nunca dijo ser un apóstol auto designado. Pablo nunca dijo haber

descubierto un día su llamado sentado ahí en su escritorio pensando ‘bueno, podría ser un

químico o podría criar caballos o podría ser un granjero o podría construir edificios o podría

ser un ministro. Ahora, evaluemos las ventajas y desventajas y demás. Veamos si me vuelvo

un químico. Siempre está el peligro que podría hacer que explotara… Si fuera un criador de

caballos, siempre está el peligro de que mis caballos no salieran muy bien y demás…’ Él no lo

hizo así. Él, de hecho, había decidido lo que él quería hacer en su vida y eso es que quería

matar a cristianos. Y entonces, buscó hacer eso. Y a donde quiera que iba, él estaba

respirando amenazas y estaba matando a cristianos.

Y un día, iba camino a Damasco haciendo lo que él normalmente hacía. Simplemente, se

levantó en la mañana, de ocho a cinco de la tarde matando cristianos. Y él iba camino a

Damasco. Y a mitad del viaje, conforme se acercaba a la ciudad, él fue cegado por una luz del

cielo. Dios lo arrojó al piso, comió polvo, se despertó en su ceguera y dijo: “Señor, ¿qué

quieres que haga? Y el Señor dijo: vas a ser un apóstol a los gentiles.”

Ahora, eso no es hacer lo que quieres hacer en tu carrera. Ahora, observe Hechos 26:13.

“cuando a mediodía, oh rey,” y aquí él está diciéndole a Agripa cómo todo esto sucedió; él

estaba dando su testimonio personal, “cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una

luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban

conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en

lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el

aguijón.”

Cuando ellos solían tener un buey trabajando en un campo, para mantener al buey en la

dirección correcta y que no pateara, colocaban algo así como espuelas en los tobillos, en la

parte de abajo de las patas del buey. Y si el buey pasaba, era malo para él. Y entonces, el

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buey aprendía y no pateaba. Y entonces, el Señor le dice: ‘es difícil que tú pelees en contra de

esto, que me resistas, que me patees en contra de Mí.’ “Yo entonces dije: ¿Quién eres,

Señor?” Él reconocía que Él era el Señor. Quería un título más específico. “Y el Señor dijo: Yo

soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he

aparecido a ti,” ahora observe la siguiente palabra, “para ponerte por ministro.”

Ahora, Pablo no escogió ser un ministro. Él fue hecho un ministro. “y testigo de las cosas que

has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a

quienes ahora te envío.” Pablo te he escogido para ir a los gentiles. Y ahora has sido hecho

un ministro.

Y quiero decirles algo. Esa es una afirmación bastante fuerte. Y me puedo identificar con esto,

como ustedes saben. Eso es exactamente lo que el Señor me hizo. Me sacó de un auto que

iba a 120 km/h y me resbalé por todos lados. Desperté cuando todo se había acabado y habló

a mi corazón y dijo: “MacArthur, ahora estás en el ministerio.” Y yo dije: “muy bien. Lo que Tú

digas. Tú vas a pelear así, entonces, renuncio.” Y eso es precisamente lo que pasó. Estuve

tres meses en cama para que esa decisión fuera asimilada por mi corazón. El Señor hace

ministros. Sus ministros son aquellos que son llamados. Él lo ha hecho a lo largo del Antiguo

Testamento, lea la historia de los profetas. Usted no tiene a profetas auto designados, son

llamados por Dios.

Ahora, Pablo, vuelve a hacer esto claro una y otra vez a lo largo de su ministerio y en el

capítulo 15 de Romanos, en el versículo 15, “no obstante, hermanos, he escrito con mayor

atrevimiento debido a la gracia que me es dada por Dios para que sea el ministro de

Jesucristo a los gentiles.” La razón por la que soy tan atrevido al escribir a ustedes, gentiles,

es porque el Señor me ha hecho un siervo a ustedes, gentiles. Únicamente estoy cumpliendo

con mi ministerio. Únicamente estoy cumpliendo lo que Dios me ha llamado a ser.

En 2 Corintios 3:4 leemos otra vez: “y tal confianza tenemos mediante Cristo hacia Dios no

porque seamos competentes en nosotros mismos para pensar algo de nosotros mismos, sino

que nuestra competencia viene de Dios.” No que tengo confianza en mí mismo, dice él. En

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otras palabras, mi confianza viene porque mi suficiencia viene de Dios. Esto es lo que él está

diciendo. Dios me ha llamado a esto y Dios me ha equipado para esto.

Segunda de Corintios capítulo 4, versículo 4, “en quien el Dios de este siglo ha cegado las

mentes de los que no creen para que no les resplandezca la luz del Evangelio glorioso de

Cristo, quien es la imagen de Dios para que no les brille,” el Dios de este siglo es Satanás. Él

cegó los ojos de los hombres. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo

Jesús como Señor y a nosotros, vuestros siervos debido a Jesús.” Es Jesús quien me hizo Su

siervo. Es Jesús quien me metió en esto.

Observe el capítulo 5 de 2 Corintios, versículo 18. Y todas las cosas son de Dios, quien nos

reconcilió consigo mismo por Jesucristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Si yo

predico que un hombre puede reconciliarse con Dios es porque Dios me ha dado ese

ministerio. Y yo diría esto: usted no escoge el ministerio que Dios desea para usted. Dios lo

escoge. Usted es obediente o desobediente. En 1 Timoteo encontramos en el capítulo 1,

versículo 12: “doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor quien me fortaleció, escuche,

teniéndome por fiel, colocándome en el ministerio.” Pablo dice: “estoy aquí porque él me puso

aquí.”

Primera de Timoteo capítulo 2, versículo 5: “porque hay sólo Dios y un sólo mediador entre

Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se entregó a sí mismo en rescate por todos de

lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.” Escuche: para esto he sido ordenado predicador

y apóstol y maestros de los gentiles. Ha sido ordenado por Dios. Esto no es algo que yo

escogí en base a mis sentimientos. En 2 Timoteo 1:11 dice: “para lo cual he sido designado

predicador y apóstol y maestro de los gentiles,” repitiendo los mismos tres términos.

Ahora, ¿quién hizo a Pablo ministro? Dios. ¿Quién es entonces la fuente del ministerio? Dios.

Sean cuales sean los dones que usted ha recibido para operar dentro del cuerpo de Cristo,

¿quién le dio a usted esos dones? Según 1 Corintios capítulo 12 el Espíritu Santo da a todos

los hombres como él quiso. Es el Espíritu de Dios quien se manifiesta a sí mismo en los dones

del Espíritu para que podamos ministrar. Es Dios quien nos llama. Es Dios quien nos coloca

en el ministerio, no es algo que escogemos.

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Observe de nuevo en Colosenses capítulo 1, versículo 25, porque usted tiene de nuevo los

mismos términos. Colosenses 1:25 dice: “de la cual he sido hecho ministro.” Aquí está de

nuevo, “de lo cual fui hecho ministro según la administración de Dios que me fue dada para

con vosotros para que anuncie cumplidamente la Palabra de Dios.” Observe esto: fui hecho

ministro según la administración de Dios que me ha sido dada. Deténgase ahí.

La palabra administración, oikanammios, noikus es ley o gobierno. Oikas es casa. Significa

gobernar una casa, significa ser un administrador de las posesiones de alguien más. Significa

gobernar en nombre del dueño. Se refiere a alguien a quien se le ha dado una gran

responsabilidad. Dios es dueño de Su Iglesia. En Su casa, Su templo. Y Dios dice: quiero

designarte para que gobiernes en Mi nombre a Mi Iglesia. Sugiere que se le ha dado un gran

patrimonio que administrar. Eso es la palabra, lo hace, para lo cual he sido siervo según la

administración. O si usted quiere una buena palabra para esto, según la responsabilidad dada

por Dios. O si quiere otra manera de decirlo, la responsabilidad dada por Dios que yo recibí.

Es una responsabilidad divina, dice Pablo. Es el plan de Dios. Es la Iglesia de Dios. Es el

Evangelio de Dios. Es el Cristo de Dios. Es el mensaje de Dios. Es de la verdad de Dios, es la

Palabra de Dios. Y, él dice, mira, Pablo. Quiero que la administres. Estoy en el ministerio

porque Dios me ha colocado ahí. Soy un administrador.

Se acuerda de nuestro estudio de 1 Corintios capítulo 4, no es cierto, de hace unas cuantas

semanas atrás. Así pues, tengan a los hombres como los servidores de Cristo, dice Pablo,

administradores de los misterios de Dios. Soy un administrador. Un administrador no es dueño

de nada. Administra algo para alguien más. El dueño de la casa tenía a un administrador en

esos días que administraba su casa entera. Y así era cuando usted tenía un patrimonio

grande. Y entonces, así el dueño podía ir donde él quisiera ir. El administrador se encargaba

de todo: empleo, sueldos, cuidar de la proposición en la casa, asegurarse de que todo se

hacía. Una responsabilidad muy grande.

Entonces, él dice: ‘pero es necesario,’ en 1 Corintios 4:2, ‘que los administradores sean

hallados’ ¿qué? ‘Fieles’. Y simplemente, cumple con la tarea. Entonces, Pablo dice: “Dios me

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ha dado una tarea, Dios me ha dado una responsabilidad Divina. Y tengo la obligación de

cumplirla. Dios es la fuente de mi ministerio.”

En 1 Corintios 9, hace unas semanas atrás, estudiamos un par de versículos que le dan un

buen entendimiento de esto. Primera de Corintios 9:16: “porque, aunque predique el

Evangelio, no tengo nada de qué me pueda enorgullecer. No tengo nada de qué jactarme,

causarme que me gloríe, porque me es impuesta necesidad. Y ay de mí si no predicara el

Evangelio.” ¿Se acuerda que hablamos de eso? Pablo dice: “miren, no se me acerquen y me

digan ‘Oh, Pablo, eres un ministro. Oh, Pablo qué ser humano tan maravilloso y tan humano

eres.” Él le va a decir a usted: “mira, yo iba camino a Damasco haciendo lo que yo quería

hacer y me metieron en esto. No me des palmadas en la espalda. Yo no lo pedí y ahora es

una situación en la que, si yo no lo cumplo, estoy en muchos problemas. Entonces, no me des

palmadas en la espalda. No tuve nada que ver con eso. Probablemente, es mucha más

responsabilidad de la que yo quisiera tener.”

Él dice en el versículo 17: “si lo hago con disposición, entonces tendré una recompensa. Pero

es contra mi voluntad. Es estrictamente una responsabilidad que se me ha encomendado. Eso

es todo. Es algo que se me dio y no lo pedí, pero estoy en muchos problemas si no lo cumplo.

Así que no me des palmadas en la espalda. Ora por mí.”

En Gálatas capítulo 2, versículo 7, Pablo dice, por el contrario, cuando ellos vieron que el

Evangelio de la incircunsición o el evangelio que va a los gentiles me fue encomendado.

Vamos a detenernos ahí. Eso es todo lo que queremos, esa frase. Él dice: “el Evangelio a los

gentiles, me fue encomendado. Yo no tuve alternativa.”

En Efesios, capítulo 3, él dice: “por esta causa yo, Pablo, prisionero de Jesucristo, por

vosotros gentiles, si habéis oído de la administración o si habéis oído de la responsabilidad

que Dios me ha dado, como por revelación Él me dio a conocer el misterio.” Y después, él dijo

en el versículo 7: “de lo cual fui hecho ministro por Su gracia.” En otras palabras, deben saber

que Dios me ha llamado y Dios me ha hecho un prisionero de Cristo, estoy encadenado a

Cristo. No puedo soltarme, tengo esta responsabilidad tremenda de revelar la verdad que Dios

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me da, de administrar los misterios. Esas son las verdades de la Palabra de Dios. Fui hecho

un ministro.

En Tito 1:7, “un obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios.” Cualquier persona

en el ministerio. Obispo significa un pastor, no lo que llamamos un obispo eclesiástico, el

término simplemente tiene que ver con un pastor, un anciano. Es ser un administrador de

Dios.

Dios nos ha llamado a una responsabilidad tremenda. Y esa es la razón por la que, sin

importar quién usted sea como cristiano, el Espíritu de Dios le ha dado a usted ciertos dones.

Y si Él le ha dado a usted esos dones, Él entonces lo ha llamado a ministrar esos dones y

usted necesita hacer eso. Es una responsabilidad seria.

Si usted posee un don del Espíritu, entonces usted posee algo que le pertenece a Dios. Y

usted debe ministrar eso. Usted debe administrarlo a aquellos que están en necesidad de ello.

Primera de Pedro 4:10: “cada uno según el don que ha recibido, esto es todos nosotros,

adminístrenlo como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”

Todo cristiano ha recibido dones espirituales. Vamos a entrar a esto en el capítulo 12 de

Primera de Corintios en la mañana, pronto. Todo cristiano ha recibido dones. Si usted los

tiene, entonces, minístrelos. Como buen administrador, como un administrador, usted tiene

ese don, no es de usted. Usted lo va a usar y administrarlo para la gloria de Dios. Si usted

tiene un don del habla, entonces hable conforme a las palabras de Dios. Si usted tiene un don

de servicio, entonces sirva conforme a la capacidad que Dios da, para que Dios sea

glorificado. La fuente de todo el ministerio de Dios. Nosotros no escogemos eso.

Entonces, ¿qué estoy diciendo? Estoy diciendo que usted más vale que examine su propio

corazón para ver a qué lo ha llamado Dios a hacer. Más vale que usted examine su propio

corazón para ver cuáles son sus dones espirituales, hay diversidad de dones, pero el mismo

Espíritu. Diferencias de administración, pero el mismo Señor. Diversidades de operaciones,

pero es el mismo Dios haciéndolo todo. Hay dones diferentes aquí, cada uno de ustedes es

diferente. Pero a usted se le ha dado una administración y es de Dios y Él es la fuente de este

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llamado y la fuente de este don. Y más vale que usted use eso porque usted es un

administrador de eso.

Algún día, cuando usted enfrente a Jesucristo, el registro de su administración va a ser qué

hizo usted con los dones que le fueron dados. ¿Va a ser como el siervo que lo sepultó en el

piso en el suelo y va a decir “sabía que eras difícil de enfrentar y entonces, simplemente lo

sepulté y me aferré a él o va usted a ser aquel que multiplicó la administración?” Entonces, en

cualquier ministerio, sea cual sea, Dios nos llama, Dios nos equipa, Dios nos designa, quizás

no tan dramáticamente como la experiencia en el camino a Damasco que Pablo tuvo, pero es

igual de verdadera.

Pero usted pregunta: “John, ¿cómo sabes que Dios me está llamando el ministerio?” Usted

recibirá el mensaje si Él lo está llamando a usted, créame. De una u otra manera. Necesita

estar escuchando y después, respondiendo como Pablo lo hizo con las palabras: ¿qué

quieres, que ¿qué?, que yo haga? Entonces, la fuente del ministerio de Dios. Él dice “yo fui

hecho ministro,” versículo 23. Versículo 25, “fui hecho ministro según una responsabilidad

dada por Dios.”

En segundo lugar, y esto realmente es grandioso, él no sólo habla de la fuente del ministerio,

sino del Espíritu del ministerio. Conforme servimos al Señor Jesucristo reconociendo que Dios

nos ha llamado, ¿cuál debe ser nuestra actitud? ¿Cuál debe ser el Espíritu en el cual

servimos? Versículo 24, escuche esto. Simplemente le voy a leer una frase: “ahora me gozo.”

¿Cuál es el Espíritu del ministerio? Gozo. Una palabra de cuatro letras: gozo. El Espíritu del

ministerio es gozo. Sea cual sea nuestro ministerio, vamos a disfrutarlo. Creo que hay una

realidad triste que muchos cristianos que ministran no tienen la actitud correcta. ¿Sabe eso?

Simplemente, no hay suficientes cristianos gozosos. Simplemente, no hay suficientes

cristianos felices. Es como la pequeña niña que vio a mula y dijo con tristeza: “ella debe ser

una cristiana maravillosa.”

¿Sabe una cosa? Hay muchas personas a quienes se les ha dado una responsabilidad

tremenda por parte de Dios, pero están cumpliéndola quejándose. Digo, “¿qué hace?” “Oh,

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estoy sirviendo al Señor,” usted sabe. Simplemente, es agonizante. ¿Dónde está el gozo? Es

una triste realidad que muchos pastores han perdido el gozo del ministerio. No tienen la

actitud correcta. Son como Jonás, ¿verdad? Aun cuando va bien, titubean, están enojados,

están resentidos, están amargados. Usted dice “sí, pero es difícil el ministerio. Es difícil tener

gozo.” ¡Oh! Piense en esto: si usted llega a pensar que su ministerio es difícil y no puede

encontrar gozo, escuche estas palabras: “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de

nuestra fe, quien por el gozo que fue puesto delante de él, ¿qué? Soportó la cruz

menospreciando el oprobio. ¿Por qué lo hizo? Por el gozo que fue puesto delante de Él. Jesús

nunca perdió el gozo de lo que estaba haciendo. Nunca. Nunca.

¿Por qué debe perderlo usted? Usted no ha sufrido hasta la sangre aún, él dice, o no ha

muerto en su servicio. Con frecuencia, usted habla con alguien, inclusive con otro pastor que

le va a decir: “oh, he perdido el gozo del ministerio.” ¿Sabe lo que eso significa? Eso para mí

no significa que tienen malas circunstancias, eso significa que su relación con el Señor está

mal, ¿se da cuenta? Porque usted no pierde el gozo a menos de que pierda al Señor. Y si

usted pierde al Señor, ¿tengo que rehacer mi teología? ¿Se da cuenta? Hay gozo en el

ministerio.

Oh, es fácil desanimarse por las circunstancias. Pablo lo vivió. Él dijo: “tengo tristeza continua

y pesadumbre de corazón con respecto a mi pueblo, Israel.” Pero él nunca perdió el gozo

interno. Hablamos de esto. El elemento de gozo personal fue el espíritu de su ministerio.

Adonde quiera que él fue se estaba regocijando. ¿Se da cuenta de que cuando él escribió a

los filipenses, él estaba regocijándose mientras que estaba en la cárcel? Y le he contado de

esa cárcel. Era un agujero en el suelo, la prisión en donde simplemente dejaban caer a los

prisioneros en ese lugar. Y después, cuando habían metido a 40, abrían el desagüe. Y el

desagüe pasaba por todos ellos y dejaban se secara; y después, comenzaban con otros 40. Y

ahí estaba cuando él escribió: “estad siempre gozosos, otra vez digo, regocijaos.”

Alguien estaba probablemente sentado ahí pensando “este hombre está loco, ¿por qué está

tan feliz? No tenía nada que ver con las circunstancias. Él tenía una relación con el Dios vivo

que era perpendicular y que trascendía más allá de todas las circunstancias. Le dije hace

unas semanas atrás que el gozo es la confianza profunda de que Dios está en control de mi

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vida. Y eso no cambia. De ahí viene el gozo. Cuando yo veo que alguien ha perdido el gozo,

no me preocupo. No quiero hablar si algo ha pasado con el Señor. El gozo de Pablo fue

generado debido a lo que Cristo había hecho por él. Y le voy a decir algo más, mantenga esto

en mente. La humildad general gozo. ¿Sabe una cosa? La humildad general gozo en este

sentido. Pablo siempre pensó de sí mismo como alguien tan indigno que inclusive tener el

privilegio de morir por Jesucristo fue causa de gozo, porque él ni siquiera pensaba que era

digno de eso. Cuando usted pierde el gozo, usted llega a pensar que usted es demasiado

bueno como para estar sufriendo lo que está sufriendo o estar enfrentando lo que usted está

enfrentando. Y esa es la perspectiva equivocada.

Él dice: “oigan, ahora me regocijo.” Usted dice: “sí, probablemente ahora estaba en lugar

maravilloso,” pensaría usted. ¿Sabe dónde estaba? En la cárcel. Allí estaba, en la cárcel. Se

acuerda usted de él en la cárcel en Filipos con sus pies y sus manos ahí en el cepo en el

medio de la noche en el calabozo de más adentro. ¿Qué estaba haciendo? Cantando. Pablo

se regocijó, aunque él estaba encadenado en Roma. Ninguna circunstancia podía afectar su

confianza profunda de que Dios estaba en control de su vida. Y hombre, eso trajo satisfacción

y el espíritu del ministerio, amados, es gozo. Los cristianos simplemente deben estar

estallando de gozo en medio de cualquier cosa. Y eso es lo que el mundo va a ver. Y van a

pensar ¿qué está mal con estas personas?

Estaba leyendo a Arístides, él es un griego, y él está haciendo un comentario de los cristianos.

Y él no podía entenderlo. “Es sorprendente,” él dice. “Cuando un bebé muere, se regocijan por

alguien que pasa en el mundo sin sufrimiento.” Él dijo: “cuando uno de ellos muere, llevan su

cuerpo por las calles y cantan himnos de alabanza como si fuera alguien que simplemente

tomó un viaje de un lugar a otro.” Él no lo podía entender.

Los cristianos gozosos son absolutamente dramáticamente eficaces en el mundo. El Espíritu

del ministerio es el gozo. Colosenses aquí en el capítulo 2, versículo 5, Pablo está en la cárcel

en Roma aquí encadenado a un soldado romano conforme escribe. Y él dice: “porque, aunque

estoy ausente en la carne, sin embargo, estoy con vosotros en el Espíritu, gozándome y

viendo su orden en la perseverancia de su fe en Cristo.” Este hombre no fue afectado en

absoluto porque su gozo siempre estuvo basado en lo perpendicular.

14

En Primera de Tesalonicenses, él escribe, creo que es en el capítulo 2, versículo 19; él dice:

“Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois

vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en Su venida?” Escuche, él se regocijó por

Dios. Y él se regocijó por el resto de la gente. Y como consecuencia, lo que le pasó a él no

importó. Y usted dice: “no me importa lo que enfrente;” cuando veo que ustedes conocen al

Señor Jesucristo y que van a estar ahí en la segunda venida, estoy tan feliz. No me importa lo

que me pase a mí. Eso es lo que él está diciendo. Esta pequeña carta de Filemón en el

versículo 7, él dice: “tenemos gran gozo.” Y aquí él es otra vez un prisionero cuando él

escribió esto. Él siempre habla de gozo cuando está en la cárcel. Él dice: “tenemos gran gozo

porque los corazones de los santos son refrescados por ti, hermano. Cuando oigo de ti,

Filemón, estoy tan contento por ti.” Siempre tuvo gozo en su relación con el Señor. Y después,

en sus relaciones con la gente. Y entonces, no importó lo que le paso a él porque él era total,

absolutamente alguien no egoísta.

Cuando usted ve a alguien sin gozo en el ministerio, es porque son egoístas y creen que

merecen algo mejor de lo que tienen. Y si realmente vieran sus corazones, ni siquiera

merecería lo que tienen, ¿verdad? Esa es la razón por la que Pablo mantuvo su gozo, porque

cualquier cosa que enfrentara, inclusive el sufrimiento, era algo más de lo que él pensaba que

era digno de recibir. Y le voy a decir algo. Una vez que el gozo se acaba, usted está en

problemas, usted está en muchos problemas porque todo lo que usted trate de hacer va a ser

obras, legalismo. Y va a tener poco efecto.

Al principio de la carta a los Filipenses, él escribe, él dice, de nuevo la misma idea, él está en

la cárcel. Entonces, en el versículo 13 dice: “mis cadenas en Cristo son manifiestas en todo el

palacio.” En otras palabras, es maravilloso ser un prisionero porque todos estos soldados que

encadenan a mí se están salvando y llevan el mensaje de regreso al palacio. Y muchos de los

hermanos en el Señor, cobrando valentía por mis cadenas, son mucho más valientes para

hablar la palabra. En otras palabras, hay otros cristianos que no pueden ver lo que puedes

hacer como prisionero, que ya no están tan preocupados por ello. Ellos ven que desde que he

sido un prisionero, se ha salvado todo tipo de gente aquí en la cárcel. Y entonces, han

15

cobrado más valentía para predicar, pensando que, si ellos terminan en la cárcel, también van

a disfrutar del tiempo aquí.

Y él dice: “hay otras personas que van por todos lados condenándome y diciendo que estoy

en la cárcel porque el Señor me tuvo que guardar porqué eché a perder mi ministerio. Y en

cierta manera, es un juicio. Y algunas personas inclusive están tratando de añadirle aflicción a

mis cadenas.” Él dice en el versículo 16, en este tipo de crítica, “pero algunos me aman. Pero

no me importa. Si Cristo es predicado, en eso” ¿qué? “Me gozo y me regocijaré aún. El

espíritu del hombre: sin vacilar y el espíritu del ministerio: gozo.

¿Cuáles son los ladrones que le roban el gozo? ¿Las circunstancias, la gente? La gente son

ladrones, le roban el gozo, ¿sabían ustedes eso? Si los deja, las cosas, las preocupaciones

son el peor ladrón. ¿Y cuáles son las guardias que protegen su gozo? Humildad, devoción a

Cristo, confianza en Dios. Esas cosas. Usted dice sí, pero la cárcel quizás donde estuvo Pablo

estaba bastante bien. No estaba tan mal. Quizás, por eso tuvo tanto gozo. Oh, ¿en serio?

Observe Colosenses 1:24 de nuevo. “Ahora me gozo en lo que padezco.” Ahora, espera un

momento, Pablo. De hecho, ¿te regocijas en tu padecimiento? Oh, sí. Sí. ¿Por qué? Porque

son por vosotros.

Y, en segundo lugar, cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones en Cristo por Su

cuerpo que es la Iglesia. Ahora, este es un versículo muy confuso a primera vista. Permítame

explicárselo. Y esto nos lleva al tercer punto. Hemos visto la fuente del ministerio, el Espíritu

del ministerio, aquí está el sufrimiento del ministerio. El sufrimiento del ministerio. Él dice: “me

estoy regocijando en lo que padezco. Porque es por vosotros y cumplo en mi carne lo que

falta de las aflicciones de Cristo.

Ahora, esto realmente ha sido malinterpretado. Ahora, hay algunas personas que dicen que

Cristo, cuando murió en la cruz, no finalizó todo el sufrimiento. Esta es, hablando en términos

generales, la postura católica romana que más sufrimiento es necesario para cumplir lo que

queda del sufrimiento de Cristo. Y esa es la razón por la que ellos enseñan que los santos

deben sufrir. Y usted encuentra a muchas personas, hay algunas que son muy devotas, que

usan cinturones con clavos en ellos.

16

Conocí a un hombre que pasó años y años con pequeñas rocas dentro de sus zapatos y con

tachuelas. Hay muchas, muchas personas que van y encienden velas y demás para sacar a la

gente del purgatorio. Porque tienen que ir al purgatorio a sufrir un poco para expiar por el

pecado. Porque tienen que cumplir o terminar la cantidad de lo que queda del sufrimiento de

Cristo. De ahí viene todo eso, ¿se da cuenta? Que los sufrimientos de Cristo tienen que ser

complementados o suplementados por Pablo y por usted y por el resto de la gente.

Ahora, usted pregunta qué hay acerca de los que son súper buenos. Bueno, como puede ver,

si son súper buenos en esta vida, según la teología católica, pueden alcanzar suficiente mérito

en esta vida como para ir directamente al cielo. Y después, si a usted le quedara algo extra, lo

colocan en lo que es llamado el tesoro del mérito y aplicárselo alguien en el purgatorio que lo

necesite. Eso es verdad. Eso es lo que es llamado el tesoro del mérito. Y la idea es que usted

tiene que continuar sufriendo y sufriendo y sufriendo y demás para expiar el pecado. ¿Cree

usted que eso es lo que Pablo está diciendo? Porque ese sería un golpe fatal a lo que él

acaba de decir. Porque él acaba de decir que Cristo, por la sangre de Su cruz, mediante Su

muerte, nos ha presentado, versículo 22, mediante la muerte, nos presentó ¿qué? santo e

irreprensible y ¿qué? Y sin mancha. Mediante Su muerte.

Entonces Pablo, no va a contradecir todo lo que él acaba de decir. Y Pablo está enfrentando

una herejía en Colosas que insistía que la muerte de Cristo y la vida de Cristo tenían que

estar suplementada por el ascetismo y las obras humanas de cualquier manera. Él

ciertamente no va a decir esto. De hecho, la palabra para padezco aquí no se usa en ningún

lugar para describir el sufrimiento de expiación de Cristo. Usted dice: “bueno, ¿está diciendo?”

Muy bien, veámosla.

“Me gozo en lo que parezco por vosotros.” Ahora, esto se relaciona directamente al hecho de

que él es prisionero, conforme él es un prisionero cuando él escribe Colosenses. El capítulo 4

nos dice conforme lo vemos en Roma y él hace ciertas referencias a su situación, sabemos,

sin lugar a dudas que él es un prisionero. Ahora escuche, en hechos 9:16 al apóstol Pablo se

le dijo algo al principio. Este es el capítulo que habla de su conversión. Versículo 16: “le voy a

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mostrar cuánto tiene que sufrir por Mi causa.” Desde el principio mismo Dios dijo: Pablo, vas a

pagar un precio alto. Vas a ser un prisionero a lo largo de tu vida.

¿Y sabe usted que es lo que es maravilloso de Pablo? Él nunca se vio a sí mismo como

prisionero de Roma. Cada vez que él habla de ser prisionero, él dice: “yo soy prisionero de

Jesucristo.” Él siempre lo vio así. En Filemón 1: “Pablo, prisionero de Jesucristo,” Filemón 9:

“ahora, prisionero de Jesucristo,” Filemón 23: “mi colega, prisionero en Cristo Jesús.”

Entonces, él siempre se está viendo a sí mismo no como un prisionero de los Romanos, un

prisionero de los hombres, un prisionero de alguien más que de Cristo. Y todo esto es un

cumplimiento de profecía. Entonces, él dice: “oigan, yo me regocijo en mis padecimientos por

ustedes. Es lo que el Señor predijo. Simplemente, me ayuda más a creer en Él más, porque

eso es exactamente lo que Él dijo que pasaría. Lo veo cumplido.” ¿Por qué se regocijó?

Observe: “en lo que padezco por vosotros,” al final del versículo 24, “es por causa de Su

cuerpo, el cual es la Iglesia.” Estoy sufriendo por causa de ustedes, por causa de ustedes.

Usted pregunta en qué sentido.

Vea Filipenses 1:29: “porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo no solo que creáis

en Él, sino que también padezcáis por Él.” Sufrir por causa de Él. Pablo dice: no sólo Dios ha

determinado que sufra por causa de Cristo, sino también lo ha determinado para ustedes. Voy

a sufrir por Él. Ustedes van a sufrir por Él, por causa de Él. Y eso significa debido a Él. La

primera Iglesia, sufrió. Realmente, sufrieron. Pablo dijo: “me gozo en esto. Me emociona.”

Usted pregunta cómo es posible que un hombre esté emocionado por el sufrimiento. Bueno, le

voy a dar cinco pequeños pensamientos aquí. Cinco causas para gozarse en el sufrimiento.

Número uno, nos acerca a Cristo. Nos acerca más a Cristo. ¿Sabe una cosa? Pablo quería

acercarse lo más que pudiera a Cristo. Filipenses 3:10: “A fin de conocerle, y el poder de Su

resurrección y ¿Qué? La participación de Sus ¿Qué? Padecimientos.” Usted pregunta en qué

sentido. Cuando sufrimos por causa de Cristo, esto es cuando el mundo nos rechaza a causa

de Cristo, se burla de nuestro Cristo, en un sentido, ese sufrimiento nos ayuda a entender lo

que Jesús atravesó, ¿no es cierto? Porque en Juan 15 y 16 Jesús dice: “si me aborrecieron a

mí, los van a aborrecer a ustedes. Si Yo sufrí, ustedes van a sufrir.” Y en 2 Timoteo 3:12,

todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.”

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Y entonces, nos ayuda a entender más acerca de Él. Nos ayuda, como dice Hebreos 3:13,

salir de la puerta y llevar su menosprecio con Él. Entonces, creo que hay gozo en el

sufrimiento porque nos acerca al entendimiento de Cristo.

En segundo lugar, cuando sufrimos nos trae la certeza de la salvación. El sufrimiento nos trae

la certeza de la salvación en un sentido. Primera de Pedro 4:14: “si sois vituperados por el

nombre de Cristo y de gloria, bienaventurados sois porque el Espíritu de Dios reposa sobre

vosotros.” En otras palabras, cuando usted sufre, usted tiene esa confianza tremenda de la

presencia del Espíritu de Dios. Y eso es algo que nos afirma.

Entonces, el sufrimiento puede traer gozo al apóstol Pablo, a cualquier cristiano, porque lo

identifica con Cristo, porque le trae un sentido de la presencia del Espíritu de Dios, lo cual le

asegura que el pertenece a Dios.

En tercer lugar, trae una recompensa futura. Cuando usted está dispuesto a ser fiel a Cristo y

a ser valiente y hablar la verdad y sufrir las consecuencias, algunas veces, todos de vez en

cuando, Dios promete una recompensa. Escuche Romanos 8:18: “los sufrimientos del tiempo

presente no son dignos de compararse con la gloria que será revelada,” versículo 17: “si

sufrimos con Él, seremos glorificados con Él.” Hay un sentido en el que el sufrimiento ahora

será recompensado el día que esperamos en el futuro. De hecho, en 2 Corintios 4:17, “esta

ligera aflicción momentánea obra, lleva a cabo, un peso mucho más excelente y eterno de

gloria.”

Entonces, el sufrimiento puede traer gloria, porque nos identifica con Cristo, porque trae

certeza de la presencia del Espíritu de Dios, una confianza de salvación, trae una recompensa

futura.

En cuarto lugar: resulta en la salvación de otros. Resulta en la salvación de otros. Recuerdo

cuando escribí el libro La Voluntad de Dios no Está Pérdida, el tiempo de la vez cuando

prediqué y sufrí creo que al punto de quizás uno de los tiempos más difíciles de persecución

en mi vida. Y a través de eso, hubo gente redimida. En Filipenses 2:17 él dice: “si soy ofrecido

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como un sacrificio por vuestra fe, me gozo y regocijo.” En otras palabras, si ofrezco mi vida y

ustedes se salvan, eso es gozo. Hay un precio que pagar, él dice, pero está bien. Los

resultados valen la pena. Entonces, podemos regocijarnos en el sufrimiento porque nos

acerca a Cristo, trae certeza de salvación, trae una recompensa futura y resulta en la

salvación para otros.

Y creo un quinto; simplemente tengo que incluir esto. Y lleva a una frustración terrible por

parte de Satanás porque él está tratando de hacer lo que pueda por estorbarnos junto con sus

buenos resultados. Ataca el reino de las tinieblas. En Hechos 9:16, él dice: “cuántas cosas

sufridas por causa de Su nombre.” Llegará su gloria; rebotará para la gloria de Cristo.

Ahora, habiendo dicho esas cinco cosas, Colosenses 1:24 añade otra razón y esto nos lleva

de regreso al texto. Él dice: “no sólo me gozo en lo que padezco porque me acerca a Cristo, a

partir de otros pasajes vimos esto, me trae certeza de salvación, trae una recompensa futura,

resulta en la salvación de otros, frustra a Satanás. Pero me estoy gozando porque cumple en

mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo.

Lo que él quiere decir es esto: miren, estoy recibiendo en mi cuerpo lo que busca ser para

Cristo. Esto no significa que no hay nada que le falte a la expiación. No significa que de

alguna manera menosprecia el valor de la muerte de Cristo, significa esto: los enemigos de

Cristo nunca estuvieron satisfechos con lo que le hicieron a Jesús. ¿Sabe eso? Odiaron a

Jesús con un odio insaciable. Querían añadir al sufrimiento de Él. Y tan pronto como Jesús

ascendió de regreso al cielo y ya no estuvo aquí más, el mundo lo odió tanto. ¿Y a quién

atacó al mundo? A la Iglesia, ¿no es cierto? Comenzaron a perseguir a la Iglesia. Y a

perseguir a la Iglesia, y a perseguir a la Iglesia. ¿Y por qué estaban atacando a la Iglesia y

quemando a la Iglesia en la estaca y arrojando a la Iglesia a los leones? ¿Por qué? ¿Porque

odiaban a esas personas como individuos? No. Fue porque estaban en el lugar de Cristo. Y

debido a que Cristo ya no estaba, atacaron a la gente que estaba en el lugar de Él. Eso es lo

que esto significa.

Pablo está diciendo: “miren, el mundo ya no está persiguiendo a Cristo, pero debido a que Él

no está aquí, lo que falta en lo que quieren hacerle a Él, yo lo estoy recibiendo en mi cuerpo y

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estoy en su lugar, quien estuvo en mi lugar; y eso es causa de gozo. Recibir los golpes que

tenían la intención de afectarlo a Él, que eran para Él, pero yo recibo, me hace feliz. Si

Jesucristo pudo colgar de la cruz y tomar mi pecado y el castigo que yo merezco, creo que

puedo recibir unos cuantos golpes por causa de Él. Eso es lo que él está diciendo.

Y como puede ver, en este sentido, todos los cristianos están en el lugar de Él. Conforme los

enemigos de Cristo atacan a Cristo, nos atacan a nosotros. Y lo que falta en sus mentes en la

aflicción que Cristo merece nos lo dan a nosotros y con gozo debemos decir: “Si puedo recibir

un golpe por Jesús quien recibió todos los golpes por mí, eso causa de gozo.”

Como puede ver, en Hechos 9 Jesús le dijo a Pablo conforme él estaba en el camino a

Damasco, leímos en el 26:2, él dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué persigues a los cristianos? ¿Es

eso lo que él dijo? ¿Qué fue lo que dijo? “¿Por qué me persigues?” Como usted puede ver,

cuando Saulo mató a los cristianos, ¿a quién realmente estaba atacando? A Cristo. Pero

debido que Él no está aquí, Pablo dice cuando se lo hacen ahora a él, yo recibo los golpes. Yo

cumplo en mi carne las aflicciones que el mundo busca hacerle a Cristo.

En 2 Corintios 1:5, Pablo dice: “porque, así como los sufrimientos de Cristo abundan en

nosotros, los sufrimientos en Cristo abundan en nosotros.” ¡Qué gran afirmación! El mundo

nos persigue. Llevamos Su sufrimiento. Y él habla en tantos lugares de eso. Él dice en

Gálatas 6:17, afirmación hermosa, “llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Los golpes

que he recibido han sido recibidos porque el mundo no puede atacarlo a Él.”

Pablo dice, todo esto por vosotros, por la Iglesia. Todo esto para ganarlos a Cristo. Todo esto

para madurarlos en Cristo. Todo por ustedes. Ustedes son el objetivo en esto. Yo pago un

precio para ganar gente a Cristo. Yo pago un precio para edificar la Iglesia. Me apedrean, me

golpean.

En 2 Corintios 11:23 él dice lo que ha sufrido: en azotes sin número, esto es que lo flagelaron,

en cárceles más, en peligros de muerte muchas veces. De los judíos, cinco veces he recibido

40 azotes menos uno, eso es 39. Tres veces he sido azotado con varas. Una vez apedreado.

Tres veces he padecido naufragio. Una noche y un día he estado como náufrago en altamar.

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En caminos, muchas veces en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi

nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el

mar, peligros entre falsos hermanos, en trabajos y fatigas, en muchos desvelos, en hambre y

sed. En muchos ayunos, en frío y en desnudez. Él hizo todo esto por causa de la Iglesia y en

todo este tiempo, él ministró trabajando para ganarse la vida. A pesar de todo eso, él no sólo

se ganó la vida, sino la vida de aquellos que viajaron con él que hizo todo eso por causa de la

Iglesia.

Y él dice: “estoy dispuesto a hacer un sacrificio, en Hechos 20:22, estoy ligado, voy a

Jerusalén. Y no sé lo que me va a pasar fuera de que el Espíritu Santo me dice que en toda

ciudad que me esperan cadenas de aflicción. Yo sé que cuando llegue a Jerusalén voy a

enfrentarlo. Pero ninguna de estas cosas me mueve, ni estimo mi vida como algo de valor

para mí mismo con tal que acabe mi carrera con ¿qué? Con gozo. No voy a dejar que mi

espíritu cambie debido a que el espíritu de mi carrera es gozo. Voy a terminar esto con gozo,

el cual recibí del Señor Jesús para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios. Y no me

importa lo que alguien haga, no va a cambiar. Voy a sufrir cualquier cosa por causa de la

Iglesia. Estoy dispuesto a edificar la Iglesia a costa de lo que sea. Inclusive, a costa de mi

propia vida.” Y un día, fue verdad. Un hacha descendió en el sol y separó su cabeza de su

cuerpo.

Él dice: “soporto,” 2 Timoteo 2:10, “todo lo soporto por causa de los escogidos para que ellos

puedan obtener la salvación que es en Cristo Jesús.” Voy a hacer lo que sea porque la gente

se salve. Voy a hacer lo que sea para que crezcan, voy a ir a cualquier lugar, haré lo que

tenga que hacerse y diré lo que tenga que decirse. Al confrontar a los perdidos y al edificar al

cuerpo, Él sufrió. Pero después de todo, Él les dijo a los ancianos Efesios en Hechos 20:28:

“mirad por vosotros y por todo este rebaño que el Señor ha comprado con ¿qué? Con Su

propia sangre.” Y Pablo siempre pensó que, si el Señor derramó Su propia sangre por la

Iglesia, Pablo podía derramar un poco de la suya por ellos también.

Entonces, él dice, no sólo soy un siervo del Señor, soy un siervo de la Iglesia también. Y

sufriré. Él lloró. Sabía usted que dice en Hechos 20 que él lloró. Que él lloró por su ministerio.

22

Lágrimas. Él les amonestó noche y día hasta las lágrimas. Él sufrió internamente como

también externamente - no solo persecución sino ansiedad interna por la Iglesia.

¿Cuál es la fuente del ministerio? Dios. ¿Cuál es el Espíritu del ministerio? Gozo. ¿Cuál es el

sufrimiento del ministerio? Es la disposición al salir y aceptar los golpes del mundo que tienen

la intención de dañar a Cristo y regocijarse en que usted inclusive es contado digno de ello.

En cuarto lugar y lo último de lo que vamos hablar. Pablo presenta el espectro del ministerio.

Esto es hermoso. Al final del versículo 25: “para que anuncie cumplidamente la Palabra de

Dios.” Es una afirmación fantástica. El espectro del ministerio: para que anuncie

cumplidamente de la Palabra de Dios o para darle un espectro completo a la Palabra de Dios.

Pablo simplemente está diciendo, simplemente quiero hacer lo que Él me llamó a hacer. Lo

que Dios me ha dado que yo haga, lo quiero hacer. Y entonces, me gozaré porque ese es el

espíritu correcto. Sufriré porque esto tiene que pasar al cumplir el espectro del ministerio.

Pablo quería cumplirlo.

Le acabo de leer Hechos 20 donde dice: “ninguna de estas cosas me mueve, porque no

estimo mi vida como de valor para mí mismo. Sólo quiero terminar el ministerio que Dios me

ha dado. Eso es todo. Sólo quiero terminarlo.” Eso es lo único que él tenía en su mente,

terminar el ministerio. ¿Y quiere saber algo? Lo hizo. Y el ministerio de ese hombre toca al

mundo. ¿Sabe que todavía está tocando al mundo en este momento mediante las cartas que

él escribió? “Sólo quiero terminar el ministerio. Yo sólo quiero hacer lo que Él me llamó a

hacer. Cumplir Su Palabra.” ¿Qué significa eso? Cumplir la Palabra de Dios. Creo que

primordialmente significa la Palabra de Dios al llamarlo directamente a él, al llamarlo el

ministerio.

De manera secundaria, significa cumplir todo lo que la revelación de Dios es. Enseñarla toda.

Creo que lo que él está diciendo aquí es “quiero enseñar toda la palabra de Dios a toda la

gente a la que Dios me ha llamado.” ¿Al mundo entero? No necesariamente. Pero la palabra

entera a todo el mundo al que Dios me envíe. Quiero enseñar la palabra entera a ese mundo

que Dios me da. Eso es exactamente lo que él tiene en mente.

23

Ahora, al final de su vida en 2 Timoteo 4:2 y en adelante, en cierta manera habla de eso. Y

cuando se acaba, él está a punto de morir, versículo 7, él dice: “he peleado la buena batalla,”

me encanta, “he acabado la carrera. He guardado la fe.” ¿Peleaste continuamente? Oh sí,

tuve que pelear. No fue fácil. Y nunca cambió lo que creí. Guardé la fe. ¿Y qué? Terminé la

carrera.

¿No le gustaría a usted decir eso? No le gustaría llegar al final de su vida y decir Dios, ya

acabé. Ya me puedo ir. Cuando quieras, estoy listo, ya me puedes sacar de aquí. ¿Cómo lo

hizo? ¿Cómo es que el hombre lo cumplió? ¿Cómo es que el hombre pudo terminar la obra

que Dios le dio? ¿Cómo es esto posible? Porque él dijo, ‘simplemente quiero hacer una cosa,

ahora observe esto, cumplir la palabra de Dios. Sólo quiero hacer lo que él me llamó a ser.

Entregar la palabra entera a la gente que me ha llamado a alcanzar.’

Quiero decir algo que es muy importante aquí, quiero que entienda esto. Algunos ministros, y

realmente veo esto, que se exceden en este punto. Y también nosotros como cristianos, creen

que tienen que ganar al mundo entero. Tenemos que alcanzar a todos, quieren estar por

todos lados. ¿Y sabe lo que sucede? Su ministerio está por todos lados y es así de profundo.

No hace mucho. Piénselo. El apóstol Pablo afectó al mundo y todavía está afectando al

mundo. El hombre solo tomó tres viajes misioneros. Es correcto, tres. ¿Y sabe que esos tres

viajes misioneros fueron a los mismos lugares? Un área pequeña del Mediterráneo, un área

pequeña, la primera vez., la segunda vez, avanzó un poco más. Mismo terreno. Un pequeño

paso más. La tercera vez, mismo terreno. Un poquito más allá. Él simplemente dijo: “me

gustaría llegar a Roma.” Y él llegó allí como prisionero a cargo del gobierno romano. Eso es

todo. Así de lejos llegó. Simplemente, tres viajes pequeños.

Sin embargo, el hombre afectó al mundo entero. ¿Cómo hizo él eso? Piense en Jesús. ¿Se

da cuenta de que Jesús nunca se fue? Jesús nunca se subió a un barco y se fue algún lugar.

Él se quedó ahí en el área de Israel, Galilea, Jerusalén, Galilea, Jerusalén. Eso es todo.

¿Cree usted que él tuvo un sentido de ganar al mundo? Más vale que lo crea, pero él nunca

se fue de donde estaba.

24

Usted pregunta cómo él pudo alcanzar al mundo si nunca se fue de donde estaba. Porque él

sabía cómo. David McKenna dice que los mesías autoproclamados son megalomaníacos. Su

sentido de misión no tiene límites, quedan cortos de conquistar al mundo y conquistarlo ahora.

Ante la más pequeña señal de que sus esfuerzos están siendo frustrados, normalmente

responden con enojo y locura. Como puede ver, Jesús tuvo una economía tremenda de

esfuerzo. Él supo cómo hacer lo que Él quiso hacer en límites.

Ahora, permítame decirle esto porque creo que es muy importante y necesita oír esto.

Necesita recordar esto. Jesús limitó Su ministerio. Porque no es qué tan amplio es, sino qué

tan profundo es. Dios dice: “tú encárgate de la profundidad, Yo me encargaré de la amplitud.”

Observe los límites que Jesús colocó en Su ministerio. Límite número uno: Él dice solo haré lo

que el Padre me muestre hacer. Límite uno, en cualquier ministerio, la voluntad de Dios,

¿verdad? La voluntad de Dios. Y le voy a decir que hay todo tipo de personas que están

soñando en todo tipo de cosas fantásticas y están corriendo por todos lados haciéndolas y

Dios no tiene nada que ver con eso. Y en lugar de pasar su tiempo haciendo lo que Dios

quiere que hagan, y para lo que Dios los retó que hicieran, andan por todos lados y

normalmente lo quieren hacer, normalmente es una megalomanía. Normalmente es un

problema de ego cuando se estira demasiado. Juan capítulo 5, versículo 30, eso es

precisamente lo que Jesús dijo que Él quiso hacer únicamente lo que el Padre le dio que

hiciera. No busco Mi propia voluntad sino la voluntad de Mi Padre. Entonces, el primer límite

que él colocó en su ministerio fue el límite de la voluntad de Dios.

La segunda fue el límite del tiempo. Él tuvo un tiempo límite. Cuántas veces ha leído en el

Evangelio de Juan “Su hora no había llegado aún.” Él tuvo un sentido del tiempo de que hubo

ciertas cosas que tenían que hacerse en ciertos momentos y hasta que fue el tiempo correcto

y el tiempo del Padre y la voluntad del Padre, Él no las hizo. Esto colocó límites en Su

ministerio en términos de la voluntad de Dios y en términos de tiempo. Y le voy a decir una

cosa -cuando lo hizo, cuando fue el tiempo correcto, fue algo emocionante, ¿no es cierto?

Hombre, cuando Él finalmente dijo “ha llegado Mi hora,” hombre, eso fue emocionante.

25

El tercer límite que Él colocó en Su ministerio que veo en la Biblia es el objetivo de Su

ministerio cuando Él vino por primera vez al mundo en Mateo 9:13, Mateo 10, Él dijo: “no he

venido sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Únicamente, voy a hablarle a los

judíos. Usted pregunta por qué, por qué se limitó a sí mismo de esa manera. Él cerró el círculo

de Su ministerio. La voluntad del Padre, un tiempo especial, un pueblo especial. Él quiso

alcanzar a los judíos.

Inclusive, voy a ir un paso más allá de esto. Él sólo quiso alcanzar a un tipo de judíos. Usted

pregunta qué tipo. “No he venido a llamar a justos sino,” ¿a quién? “A pecadores al

arrepentimiento.” Él no quería a los hipócritas súper religiosos, Él quería los que reconocieron

su pecado. De nuevo, el espectro de Su ministerio es limitado aún más.

Otra cosa que limitó Su ministerio, no sólo la voluntad del Padre, el tiempo, gente en

particular, sino el tema. A lo largo del ministerio de Jesús, la gente trató de presionarlo para

que hiciera afirmaciones políticas. “¿Qué crees acerca del César?” ¿Y qué dijo? Con mucho

cuidado Él evitó cualquier involucramiento político y él dijo: “dad al César las cosas que son

del César y dad a Dios las cosas que son de Dios.”

Como puede ver, Él se rehusó a verse forzado a involucrarse políticamente, porque este no

fue su propósito. Y sé que Él tuvo sentimientos fuertes acerca de esto, pero Él lo evadió

debido a que Él tenía límites en Su ministerio.

¿Sabe algo más? Él se limitó a sí mismo en la gente que Él discipuló. Marcos capítulo 5 Él

sanó a un maníaco. Y después que Él curó a un maníaco, Él maníaco cayó a Sus pies y se

aferró a Él y estaba vestido y en su juicio cabal, él dijo, quiero ir contigo. Y Jesús le dijo ¿qué?

No. Tú te quedas aquí. Regresa a tu propia gente.

¿Por qué no se lo llevó? Como puede ver, los megalomaníacos, los locos, necesita muchos

discípulos. Como puede ver, porque ellos necesitan arrastrarlos por todos lados para

mostrarlos. Jesús, Él sabía a cuántos podía manejar, Él conoció a muchos y eso es todo lo

que Él quiso. Él siguió limitando y limitando y los límites a Su ministerio son asombrosos. Y,

sin embargo, Jesucristo afectó al mundo.

26

El apóstol Pablo dice en Romanos capítulo 15, yo también tengo límites. No me atrevo a

hablar de ninguna de esas cosas que Cristo no ha hecho en mí. Mi límite es que sólo hablo de

lo que Dios ha hecho en mi vida, no es teoría. Y le voy a decir algo más, versículo 20: “me he

esforzado por predicar el Evangelio no en donde Cristo fue nombrado.” Tengo otro límite. Sólo

voy a lugares que son lugares nuevos para el Evangelio.

Escuche. Los hombres que afectan al mundo colocan límites en su ministerio que les permiten

hacerlo con profundidad. Pablo regresa a las mismas personas tres veces. Jesús trabaja con

los mismos 12 hombres tres años. Y en últimas, afecta al mundo. Apréndalo. Hay un espectro

en el ministerio. El espectro que usted va a tener en su ministerio no se relaciona con qué tan

rápido viaje, sino que se relaciona con qué tan profundo trabaja usted. Usted preocúpese por

la profundidad y Dios lo esparcirá.

Y yo puedo darle un testimonio personal de eso. Yo estoy absolutamente asombrado por el

ministerio que Grace Community Church tiene por todo el mundo, conforme la gente viaja de

aquí y se llevan cintas y materiales, conforme aprenden de los maestros y esparcen el

mensaje.

Recibimos correos de todo el mundo. Sin embargo, tenemos este ministerio aquí. Entre más

profundo va esto, mayor será su amplitud. Escuche: ¿qué significa dar espectro completo al

ministerio? ¿Qué significa cumplir la palabra de Dios para su vida? Significa esto: obedecer la

voluntad de Dios en el tiempo de Dios. Hacer lo que Dios lo ha llamado a usted a hacer.

Enseñar la Palabra entera a aquellos a quien Dios le ha dado a usted para que lo haga y dejar

que Él se preocupe por extenderlo. Si tan sólo pudiera hacer eso, estaría satisfecho.

Entonces, Pablo presenta su ministerio. La fuente es Dios. El espíritu es gozo. El sufrimiento,

bueno, eso es a favor de Cristo y por causa de la Iglesia. Y el espectro es el mundo entero, al

mundo a quien Dios me ha llamado a servir. Y después, por Su Espíritu, extenderlo al mundo

que va más allá de eso.

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Le voy a decir una cosa, esas son únicamente cuatro de las características del ministerio.

Tenemos cuatro más. Pero si aquellos que son de Dios estuvieran comprometidos con estas

cuatro, ¡qué cosa tan revolucionaria se volvería la Iglesia! Oremos.

Gracias Padre Nuestro por esta noche en un buen tiempo de comunión. Simplemente, es

emocionante estar juntos. Quiero agradecerte por el don que me has dado y el ministerio,

enseñarles a estas personas amadas, preciadas. Gracias por cada persona aquí en esta

noche. Cada una de ellas especialmente hechas objeto de Tu amor, al que Tú quieres traer a

Ti para que conozcan la plenitud de vida. Te doy gracias por su fidelidad, por el hecho de que

regresan semana tras semana para oír y aprender y compartir y adorar y tener comunión.

Cuánto me has enriquecido, cuánto gozo tengo debido a Ti, debido a ellos.

Oro porque nunca esté demasiado preocupado por mí. Oro porque Tú nos enseñes, que Tú

eres quien nos coloca en el ministerio y Tú eres el que nos equipa. Y la única respuesta que

podemos tener en cualquier servicio que realicemos, sin importar cuales sean las

circunstancias, es gozarnos porque lo que enfrentemos es más de lo que merecemos, aún si

es sufrir por causa Tuya. ¡Qué gozo tan dulce es este! Ayúdanos a darnos cuenta de que nos

has dicho que simplemente debemos llenar el vaso que nos ha dado y hacerlo bien y

correctamente. Y después, Tú lo pasarás a otras personas para que el mundo lo vea.

Ayúdanos hacer siervos obedientes, a que hablemos las palabras de Dios y a ministrar en la

capacidad que Tú has dado. En el nombre de Jesús. Amén.

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