el miedo a la calle. ivonne macassi león (coord.), 2005

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  • 5/26/2018 El Miedo a La Calle. Ivonne Macassi Le n (Coord.), 2005

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    EL TEMOR A LA CALLE. La seguridad de las mujeres en la ciudad

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    EL MIEDO A LA CALLELa seguridad de las mujeres en la ciudad

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    Introduccin

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    302/M122v

    Macassi Len, Ivonne; coord.El miedo a la calle : la seguridad de las mujeres en la ciudadLima: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristn; Centro de Intercambio y Servicios para elCono Sur, 2005.117 p.

    VIOLENCIA EN CONTRA DE LA MUJER / SEGURIDAD CIUDADANA /POLTICAS PBLICAS /

    Copyright: Centro De la Mujer Peruana Flora TristnParque Hernn Velarde 42Telf: (51-1) 433-1450 / 433-2000 / 433-2765Fax: (51-1) 433 9500

    E-mail:[email protected] Site://www.flora.org.pe

    Lima Per

    ISBN: 9972-610-80-2

    Hecho el depsito legal en la Biblioteca Nacional del Per N 2005-8410

    Coordinacin: Ivonne MacassiEdicin y estilo: Juan Jos Beteta

    Diseo de cartula: Mariella Mujica

    Diagramacin e impresin: Ali arte grfico publicaciones SRL.Amrico Vespucio 107 Covima La MolinaTelf: 349 6636

    Junio de 2005

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    EL TEMOR A LA CALLE. La seguridad de las mujeres en la ciudad

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    Introduccin

    CAPTULO 1LA VIOLENCIA QUE NO SE VE

    1. Cmo se hace invisible la violencia hacia las mujeres?2. Las situaciones de violencia que sufren las mujeres en las ciudades.3. Las consecuencias.4. Insuficiencia de los enfoques tradicionales de seguridad ante la violencia urbana contra las mujeres.5. Qu estrategias podemos construir entre todos y todas?

    CAPTULO 2AGRESIONES A LAS MUJERES EN LA CIUDAD

    I. VOCES DE ROSARIO

    DELAMANOCONELPELIGRO.LAPOLICAAUSENTE.LACONSTRUCCINDELAPERCEPCINDEINSEGURIDAD.TEMORDEVERDADYDEODAS.ELCRCULOEQUVOCODELMIEDO.

    ELDESCONOCIMIENTODIARIO.MINIMIZACINDELRIESGOPORLASAUTORIDADESYPORLOSVARONES.LARELATIVIZACINDELDAOYLASCONSECUENCIASENLAVIDADELASMUJERES.LAAGRESINAMUJERESCONDUCTORAS.VIOLENCIASEXUALENLASCALLES.VIOLENCIAENELTRANSPORTEURBANO.LADINMICASOCIALENLOSESPACIOSPBLICOS.REACCIONESIMPREVISTAS.MODIFICACIONESDELACOTIDIANEIDAD.LADOBLEVICTIMIZACINENELENTORNOFAMILIAR/INSTITUCIONAL.

    SINRETORNO: ELDESPUSDELAVIOLENCIASEXUAL.

    ndice

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    Introduccin

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    Violencia e inseguridad en las ciudades.Las causas.

    La violencia urbana.

    Vctimas y agresores.Lugares peligrosos.

    Horarios riesgosos.

    La violencia hacia las mujeres en los espacios pblicos.Estereotipos que invisibilizan.Situaciones amenazantes.Violencia sexual en las calles, pero tambin en los hogares.Causas de la violencia de gnero.Las consecuencias.

    Qu hacer?Las responsabilidades.Polticas integrales.En conclusin

    II. VOCES DE VILLA EL SALVADOR Y SAN JUAN DE LURIGANCHO.

    TRABAJO, INGRESOSEINSEGURIDAD.LOSDELITOSMSFRECUENTESYLASMSPROPENSASASUFRIRLOS.DELITOSSEXUALES.

    ENMOTOTAXIS.ACOSOSEXUALENTRABAJOYESCUELA.PANDILLAJE.OTRASSITUACIONESPROCLIVESPARAAGRESIONES.VIOLENCIAFAMILIAR.ESTEREOTIPOS.CULPANDOALAVCTIMA.

    ELTERMMETRODELAINSEGURIDADENSANJUANDELURIGANCHOPOCACONFIANZAENLAPOLICA.

    Las preocupaciones diarias.La ciudad.Concepto de seguridad e inseguridad.La delincuencia.Las vctimas.Precauciones en las calles.El peligro del (retorno al) hogar.Otras medidas de seguridad.

    ENCUESTASDEOPININ.Privacin de derechos.

    Recomendaciones.En conclusin

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    CAPTULO 3CMO HACER VISIBLE EL PROBLEMA

    1. Trazando estrategias en Rosario.

    1.1. Compartir experiencias y asimilar conocimiento.

    1.2. Elaborar participativamente las estrategias.Sensibilizacin de la sociedad sobre la violencia hacia las mujeres.Diseo, mantenimiento y mejoramiento del espacio pblico.

    Articular y potenciar los mecanismos de participacin y monitoreo.

    1.3 Logrando compromisos.

    2. La seguridad femenina en Villa El Salvador y San Juan de Lurigancho.Movilizando las redes.

    2.1 Sensibilizar y capacitar.Acompaando la reflexin de las mujeres.Incidiendo en las autoridades locales.

    2.2. Construccin de estrategias con perspectiva de gnero.

    Influenciar en las polticas pblicas locales.

    Posicionar el enfoque de gnero mediante actividades de sensibilizacin y capacitacin.

    2.3 Compromisos y avances con las autoridades locales.

    3. Difusin de los resultados.Foro Regional.Otros espacios de difusin.

    CAPTULO 4LOS AVANCES LOGRADOS

    1. ROSARIO.Impactos a futuro.Logros inmediatos.

    Algunos obstculos.

    2. VILLA EL SALVADOR Y SAN JUAN DE LURIGANCHO.Los primeros frutos.El mediano plazo.

    3. APORTES COMUNES EN AMBAS EXPERIENCIAS.

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    Introduccin

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    CAPTULO 5OBSTCULOS A SUPERAR

    I. DE VUELTA A CASA?

    Susana Villarn

    Descubriendo el velo de temor.Un punto de partida.Prioridades en seguridad ciudadana.Espacio pblico: salir o regresar?Roles y estereotipos de gnero.Infraestructura pblica y riesgos para la seguridad.Delitos sexuales y violencia familiar.Las autoridades ausentes.

    Participacin.

    II. ENFOQUES DE SEGURIDAD CIUDADANA DESDE LAS VOCESFEMENINASManuel Piqueras

    1. Lima Metropolitana: violencia, infraccin y delito.Vctimas y victimarios: gnero y edades.Victimarios.Vctimas.La rutina del cachuelo, los estudios y el hogar.Das de descanso.La ciudad y las zonas peligrosas en las percepciones de las mujeres.

    2. Discriminacin y violencia contra la mujer.La morada.La destruccin de la morada.La supervivencia cotidiana.Violencia directa y difusa.Una reflexin: violacin y abuso sexual en la calle y en la casa.Nuevamente replegadas al espacio domstico?

    3. El debate sobre las causas de la violencia.El rol de la autoridad.Equidad y participacin de la mujer en la seguridad ciudadana... pero no slo de lamujer.

    III. EL PROGRAMA REGIONAL CIUDADES SIN VIOLENCIA CONTRALAS MUJERES, CIUDADES SEGURAS PARA TODOSLiliana Rainero

    Violencia de gnero por pases.Tipos de violencia.

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    La ciudad como espacio de conflicto social.La violencia de gnero.Patrones comportamiento y estereotipos de gnero en la ciudad.Efecto domin.

    Invisibilizacin de la violencia urbana.Enfoques limitados sobre seguridad ciudadana.

    Alternativas en tensin.El espacio urbano no es neutro.Participacin de los involucrados.Polticas con perspectiva de gnero.

    ANEXO 1LA SEGURIDAD COMO UN DERECHO HUMANO

    ANEXO 2

    DIFUSIN DE LOS AVANCES DEL PROYECTO

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    Los preocupantes ndices de violencia urbana han colocado a la seguridad ciudadanacomo una prioridad de los gobiernos y la opinin pblica en nuestros pases. Diaria-mente, las noticias nos traen historias de violaciones y asaltos perpetrados en las calles yhasta en taxis y otros vehculos de transporte pblico. Las autoridades vienen respon-

    diendo con polticas policiales de corte represivo y punitivo, sin considerar las opinio-nes y experiencias de la mitad de la poblacin: las mujeres.

    Ellas conviven con una sensacin de agresin cotidiana en las calles, expresada en insi-nuaciones sexuales, ser miradas como objeto sexual, ser afectadas por comportamien-tos corporales que invaden su intimidad, sufrir mayor dao durante asaltos, robos o servejadas, entre otros peligros. Situaciones que, al observarse de manera aislada, parecie-ran anecdticas; pero sumadas configuran un escenario de temor casi permanente quelimita y obstaculiza el libre uso y disfrute del espacio pblico por las mujeres.

    Si aadimos a ello los maltratos que padecen en sus mismos hogares tendremos una

    imagen de la real dimensin del problema. En el Per, por ejemplo, 60 de cada 100mujeres son vctimas de violencia fsica, sicolgica y sexual por sus parejas, segn datosoficiales1. De otro lado, la Polica Nacional del Per reporta que el nmero de denunciasrecibidas en las comisaras de Lima Metropolitana y el Callao sobre violencia familiar seincrement casi en 30 por ciento, entre 1999 y 20042. Estas cifras son slo la punta de uniceberg; diversos estudios revelan que solo una de cada cuatro mujeres vctimas deviolencia familiar presenta denuncia ante la polica3.

    El problema es cmo lograr que las polticas de seguridad ciudadana incorporen alter-nativas que consideren esta situacin de agresin latente y manifiesta vivida por lasmujeres cotidianamente, tanto en los espacios pblicos como en los privados. Este fueel desafo que se plante el proyecto Ciudades Seguras para las Mujeres, CiudadesSeguras para todos, llevado a cabo por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristn endos distritos de Lima Metropolitana, en el Per y el Centro de Intercambio y Serviciospara el Cono Sur (CISCSA) en la ciudad de Rosario, en Argentina; con el patrocinio delFondo Fiduciario en Apoyo de las Actividades para Eliminar la Violencia contra la Mujer(UNIFEM).

    Introduccin

    1 Instituto Nacional de Estadstica e Informtica (INEI), Encuesta Nacional en Demografa y Salud (ENDES), Lima: INEI,2000.

    2Datos de la Oficina de Estadstica y Planificacin de la VII Regin Policial de la Polica Nacional del Per.3

    Organizacin Mundial de la Salud (OMS), Violencia Sexual y Fsica contra las mujeres en el Per. Estudio multicntrico sobrela violencia de pareja y la salud de las mujeres, Lima: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristn, Universidad PeruanaCayetano Heredia, 2002.

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    Introduccin

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    La violencia de gnero no est reconocida y menos tipificada como problema de seguri-dad urbana, siendo una de las limitaciones fundamentales para el ejercicio de la ciuda-dana por parte las mujeres. Pese a ser tema de conversacin diaria en los medios decomunicacin y en los mismos hogares o centros de trabajo, es notorio el desconoci-

    miento de los daos y riesgos que sufren las mujeres en la ciudad en el marco delagravamiento de una violencia social fuertemente marcada por la violencia sexual con-tra ellas. De all la importancia de desmontar la invisibilizacin de esta realidad inclu-yendo la incorporacin del enfoque de gnero en el desarrollo de polticas pblicassobre seguridad ciudadana.

    Uno de los objetivos fundamentales del proyecto, por tanto, estuvo enfocado en evi-denciar la estrecha conexin que existe entre seguridad ciudadana y la violencia hacialas mujeres, tanto en las calles como en los hogares (violencia familiar); y cmo sta esproducto de un sistema sociocultural que las ubica en un contexto de subordinacin.La situacin requiere de urgentes medidas por parte de la ciudadana en su conjunto,pero en especial, de las autoridades encargadas de la implementacin de las polticas deseguridad ciudadana, para prevenir y erradicar conductas que afectan los derechoshumanos de las mujeres.

    La lgica del programa consisti en crear conocimiento, informar, sensibilizar y capaci-tar a funcionarios pblicos, organizaciones de mujeres y de la sociedad civil en esteproblema. Se organizaron talleres con estos grupos buscando identificar los problemasde violencia urbana hacia las mujeres desde su propia experiencia; asimismo, que com-partan y adquieran informacin, debatan alternativas, tracen estrategias apropiadas,incluyan el enfoque de gnero en las polticas de seguridad ciudadana y asuman com-

    promisos al respecto.

    La secuencia de actividades se inici con la elaboracin de diagnsticos en ambas ciuda-des, que daban cuenta de las percepciones de las mujeres sobre este problema. Unsegundo momento fue la realizacin de los eventos de sensibilizacin y capacitacin,

    basados en estos diagnsticos y en los aportes brindados tanto desde el Estado como dela sociedad civil. Esta fase concluy con el diseo de estrategias consensuadas paraenfrentar la violencia contra las mujeres en los espacios pblico y privado. Impliccompromisos de las autoridades para incluir el enfoque de gnero en las polticas deseguridad urbana. Luego de ello, sigui la difusin de estos compromisos y acuerdos.

    La presente publicacin hace un resumen de los conceptos claves para entender laviolencia contra la mujer en las urbes, explica el por qu de esta invisibilidad, los enfo-ques seguidos por las autoridades hasta el momento, la situacin de vida de las mujeres,sus efectos y alternativas propuestas desde su experiencia. El segundo captulo presen-ta el diagnstico obtenido mediante estudios cualitativos y cuantitativos de opinin ypercepciones que sobre la violencia contra la mujer se han recogido en los dos grandesespacios urbanos en los cuales se desarroll el proyecto. El tercer captulo describe lasprincipales actividades efectuadas con los actores involucrados en el tema y que giranen torno a la sensibilizacin, capacitacin, formulacin de estrategias y difusin de lasalternativas para considerar las demandas especficas de las mujeres en materia de se-

    guridad ciudadana, recuperacin y disfrute del espacio pblico. El cuarto captulo re-sume las conclusiones e impactos logrados, adems de las propuestas y compromisos

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    establecidos con las autoridades para avanzar en el camino de tener ciudades ms segu-ras para todos. Finalmente, el libro se cierra con los anlisis de tres destacados especia-listas en el tema.

    Este trabajo es un nuevo paso en el esfuerzo de poner al descubierto la violencia degnero que afecta a las mujeres en la ciudad y elaborar polticas de seguridad urbanaque consideren sus necesidades, desde el mismo diseo de los espacios pblicos, suiluminacin y condiciones para una circulacin libre y segura, hasta el desmontaje delos estereotipos de gnero que limitan la comprensin del problema y la ejecucin deacciones apropiadas.

    Tanto el CISCSA como el CMP Flora Tristn desean agradecer al Fondo Fiduciario enapoyo de las Actividades para Eliminar la Violencia contra la Mujer (UNIFEM) por supor su apoyo para la realizacin de esta publicacin.

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    Uno de los grandes problemas en nuestros das es la prdida de la calle como el espaciode socializacin principal. Las brechas sociales cada vez ms marcadas entre los quemenos tienen y los que ms poseen se traducen, por un lado, en la aparicin de barriosenrejados, cerrados y hasta amurallados, con servicios de seguridad privados y, por elotro lado, el incremento de bolsones de pobreza urbana carentes de servicios bsicos ydnde su poblacin es estigmatizada como causante de delitos. Esto enfrenta a la socie-dad civil entre s, mientras que la impunidad y abuso de autoridad reiterados generan eldescrdito de la justicia estatal. Se afecta as la convivencia, la tolerancia y la solidaridad,capital social que constituye la base misma de la democracia.

    Las cifras de la violencia en nuestra regin son concluyentes. El ndice de asesinatos esdos veces superior a la media mundial: 22 homicidios por cada cien mil personas, con-tra un promedio global de 10,7 por ciento. Per supera esta media correspondindole el11,5 por ciento. El ndice de asesinatos creci entre 1984 y 1994 y el costo de la violenciaen la regin es de 2,1 por ciento del producto bruto interno 4.

    Amrica Latina es una de las regiones donde la violencia de distinto tipo caracteriza asus sociedades. La violencia poltica se combina con la violencia social, la urbana, ladomstica y hasta la tnica o racial. Sin embargo, en los distintos pases de la regin sesiguen aplicando polticas basadas en enfoques criminalsticos, que privilegian accio-nes de represin y que tienen a la base indicadores de delitos comunes como son losrobos, asaltos, homicidios. No se toma en cuenta la complejidad de las situaciones deviolencia y no se considera una perspectiva preventiva y de promocin de los derechoshumanos.

    Pese a los avances en el derecho internacional, refrendados en las legislaciones naciona-

    les, que reconocen la violencia contra las mujeres como una violacin a los derechoshumanos y una grave manifestacin de desigualdad entre hombres y mujeres, todavapersiste una invisibilidad social de este problema; sobre todo en el mbito pblico.

    4Organizacin Panamericana de la Salud (OPS), Programa de Anlisis de la Situacin de Salud, 1997, citado por

    el Banco Mundial, Crimen y Violencia como Temas de Desarrollo en Amrica Latina y el Caribe , 1997, en:lnweb18.worldbank.org/LAC/LAC.nsf/

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    1. Cmo se hace invisible la violencia hacia las mujeres?

    Una primera forma de invisibilizar la violencia de gnero es el desconocimiento de la

    magnitud de la violencia cotidiana vivida por las mujeres en las ciudades y tambin porel alto grado de tolerancia hacia estas conductas. Hay cinco situaciones que se configu-ran en estereotipos de gnero para ignorar expresamente o justificar la violencia degnero en las calles tanto por funcionarios del Estado como de la sociedad civil.

    El primero son los gestos, chistes, burlas y agresiones verbales, el ser miradas comoobjeto sexual y los comportamientos corporales invasivos de la intimidad. Estas con-ductas no son consideradas como plausibles de ser sancionadas y, por tanto, no sonvisibles para la sociedad y las instituciones pblicas. Tales comportamientos machistasse aceptan (o ignoran) socialmente al asumirse de facto abiertamente o no, consciente-mente o no que ocurren all donde la mujer es percibida ocupando una situacin su-

    bordinada frente al varn.

    En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, se relativiza o minimiza el daoy las consecuencias de estas agresiones para las mujeres (no fue grave no la viol).Aqu se perciben estos hechos como actos sin consecuencias relevantesy se asume que lasmujeres deben aceptarlos dada su condicin subordinada. Por tanto, el que se presen-ten o cuestionen aparece como algo excepcional y, por ello mismo, terminara siendoaceptado como la prueba de que se trata de hechos ocasionales o tolerables; todo lo cualconduce al silenciamiento u ocultamiento del problema.

    En esa lnea, y en tercer lugar, esta violencia es considerada como fenmeno individualy psicopatolgico (el agresor es un enfermo) ocultando que se trata de un comporta-miento social y cultural. Cuando no se minimiza las conductas agresivas se pasa alextremo opuesto, considerando al ofensor nuevamente como un caso individual, ex-cepcional y vctima de alguna patologa. De esta manera, se oculta el hecho de que lapermisividad para ejercer esta violencia radica en el convencimiento de que las mujeresocupan un lugar subordinado en el hogar y en la sociedad.

    Pero quizs el ms perverso estereotipo de gnero para ocultar este problema es laculpabilizacin de las mujeres por la agresin y maltrato de que son objeto, implicandouna doble victimizacin y, como consecuencia, un silenciamiento futuro de sus voces

    (t te lo buscaste, t lo provocaste). De esta forma, se presenta a la vctima comoculpable y responsable de la agresin sufrida, duplicando la violencia ejercida contraella y pretendiendo disminuir su autoestima. Esta situacin estereotpica se presentatanto en las dependencias policiales como en el propio hogar (por parte del entornofamiliar). La invisibilidad del problema se agudiza al empujar a la vctima a aceptar lasituacin de subordinacin y violencia en su fuero interno.

    En quinto lugar, el estereotipo se refuerza al ser asociado y focalizado en ciertos tipos demujeres. As, la violencia familiar se relaciona con las mujeres pobres, mientras que elabuso y acoso sexuales (al igual que las violaciones) se asocian, por ejemplo, con las

    mujeres jvenes. Esto refuerza los prejuicios existentes en la materia.

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    La violencia que no se ve

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    Otra situacin, especialmente preocupante, es que no se logra articular la relacin queexiste entre seguridad ciudadana y la violencia en el mbito familiar ejercida contra lasmujeres. Muchas de ellas manifiestan que estar en sus casas les da cierta seguridad, sinembargo, la mayora de agresiones la sufren en este espacio. En ese sentido, el creciente

    reconocimiento de la violencia domstica y/o intrafamiliar debe conectarse con la agre-sin hacia las mujeres en la ciudad para lograr un enfoque global del problema.

    En consecuencia, para implantar una poltica de seguridad ciudadana realmenteinclusiva e integral se deben operar tres transformaciones fundamentales: 1) promoverun compromiso de la sociedad con el propsito de generar un cambio social y culturalen favor del respeto a la integridad fsica y tranquilidad emocional de las mujeres en losespacios pblicos y privados, 2) incluir la voz y experiencia de las mujeres en los lugaresde discusin y decisin sobre polticas de seguridad urbana y 3) incluir una perspectivade gnero y que no est reducida a lo delictivo.

    Estamos frente a un asunto complejo que implica o involucra mltiples factores y varia-bles. Las polticas del Estado destinadas a garantizarla deben encaminarse a la recupera-cin del espacio pblico como espacio privilegiado de socializacin, inclusin e interaccinciudadana, aspectos que deben incorporarse por ser fundamentales para las mujeres.

    2 . Las situaciones de violencia que sufren las mujeres en las ciudades.

    Hemos visto ya cmo el derecho a la ciudad por parte de las mujeres es obstaculizadopor la sensacin de inseguridad y el temor a ser agredidas, limitando su movilidad y

    autonoma para el uso, disfrute y apropiacin de la urbe; particularmente, en determi-nados horarios y lugares considerados o percibidos como peligrosos.

    La inseguridad de esos sitios tiene que ver con el diseo urbano; por ejemplo, conterrenos o reas vacas, sin mantenimiento, poco o mal iluminados y con escaso o nulotrnsito de personas (sin control social), entre otras caractersticas fsicas. Pero, adems,se relaciona con lo que all ocurre; es decir, la presencia de pandillas o de varones conactitudes agresivas que se apropian de calles u otros espacios urbanos para el consumodel alcohol o drogas. Asimismo, los lugares peligrosos normalmente no cuentan conredes sociales de proteccin entre vecinos/as y/o distintos grupos sociales, o estn

    habitados por gente que no se identifica mucho con el lugar en que vive.Las mujeres reconocen como sitios inseguros algunos parques, mercados, paraderos devehculos de transporte pblico, reas descampadas, el centro de la ciudad, cruces decalle y en semforos cuando se transita en vehculos.

    Otra caracterstica de la violencia urbana, desde las voces de las mujeres, es que losagresores son mayormente varones. Se borran las fronteras, entonces, entre la violenciavivida en el espacio privado (ejercida por individuos del crculo familiar cercano) y laagresin en el espacio pblico (efectuada por desconocidos).

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    Captulo 1

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    Por otra parte, los relatos de las mujeres hacen referencia a que cuando son vctimas dedelitos como robos, asaltos o arrebatos, stos tienen como plus una mayor violenciafsica o verbal y la posibilidad de abuso sexual o violacin. Con el agravante de que ellopuede ocurrir en lugares que en teora deberan ser ms seguros, como los vehculos

    de servicio pblico.

    En todos estos casos se suma la (arriba mencionada) doble victimizacin que sufren lasmujeres luego de hechos de este tipo, al intentar dar cuenta o denunciar estas agresio-nes en las dependencias policiales y hasta en las judiciales.

    3. Las consecuencias.

    La agresin hacia las mujeres no acaba en el mismo hecho violento, sino que sigue

    actuando a travs de sus consecuencias, ya que ellas desarrollan sentimientos que aten-tan contra su autoestima y seguridad; al mismo tiempo que modifican su vida cotidia-na, restringiendo sus movimientos en la ciudad y los espacios pblicos, as como laparticipacin poltica, cultural, el esparcimiento y, en algunos casos, hasta abandonan eltrabajo o los estudios. En el siguiente cuadro se resume la secuela emocional que pade-cen las mujeres y que se extiende en el tiempo hasta mucho despus de ocurrida laagresin.

    No salir, encerrarse en casa.

    SENTIMIENTO

    MODIFICACIN DE LA VIDA

    COTIDIANA

    CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA

    Miedo, terror, desesperacin

    (paraliza/desprotege).

    Desconfianza.

    MIEDO/PELIGRO

    El miedo se vuelve as un compaero cotidiano e inseparable de las mujeres, alimentadopor experiencias propias o ajenas, muchas veces traumticas, de peligro latente o mani-fiesto, cuando no de agresiones graves. En consecuencia, este problema debe ser aten-dido por las polticas pblicas y la planificacin urbana.

    Cualquier acto de violencia sufrida por una mujer afecta a todas, ya que estn expuestasa esta agresin por pertenecer al mismo gnero; por tanto, la situacin de tensin creceincluso en aquellas que no han sufrido hechos de violencia contra la mujer ya que stosse relatan en la interaccin social o por los medios de comunicacin.

    Dejar de trabajar y/o estudiar.

    Cambio de rutinas/recaudos.

    Impotencia.

    Sentirse ridcula.

    Clera, indignacin.

    Vergenza, humillacin, prdida

    de la dignidad.

    Anularse como mujer.

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    Si tales situaciones no son abordadas correctamente ni se disponen recursos sociales einstitucionales para ello, se multiplicarn las acciones defensivas y las estrategias indivi-duales, lo que implica mayor restriccin de movilidad para las mujeres en la ciudad. Porel contrario, las acciones afirmativas de la ciudadana por los derechos de las mujeres

    aportarn a su autonoma, libertad e impulsarn a construir respuestas basadas en laresponsabilidad social.

    4. Insuficiencia de los enfoques tradicionales de seguridad ante la violenciaurbana contra las mujeres.

    Para una mujer puede resultar ms seguro, por ejemplo, la iluminacin de un parque ocalle, antes que coloquen all un polica. Igualmente, la realizacin de actividades veci-nales o comunitarias a determinadas horas podran ser medidas ms apropiadas que un

    vigilante nocturno; el cual, eventualmente, podra atacar verbal o fsicamente a las mu-jeres en un determinado espacio urbano. Al ignorarse completamente la realidad coti-diana de las mujeres que transitan por la ciudad, las polticas de seguridad no resultaneficientes o, peor an, no defienden los derechos humanos bsicos de gran parte de lapoblacin.

    Las estrategias de seguridad ciudadana, tanto a nivel preventivo como asistencial, nosuelen reconocer que existen estas demandas especficas provenientes de las mujeres. Ycuando lo hacen, asumen enfoques inadecuados. Examinemos algunos de ellos.

    Empecemos por la concepcin asistencialista. En este enfoque, las instituciones y servi-cios se crean para atender la situacin post-agresin; es decir, cuando las mujeres se hanconvertido en vctimas, no disponen de estrategias ni recursos para la prevencin de lasagresiones, ni para la promocin de su derecho a vivir en una ciudad sin violencia.

    Como consecuencia y complemento de esta concepcin reactiva tenemos la perspecti-va victimista. Las mujeres son tratadas solamente como vctimas y no como ciudadanascon autonoma y decisin respecto de sus vidas.

    El enfoque delegativo, en cambio, representa un avance con respecto a los dos anterio-res; pese a ello, se trata de una nocin limitada. En este esquema se crean organismos

    especficos y se capacita a su personal con el objetivo de proveer una atencin adecuadaque no implique una doble victimizacin de las mujeres. Sin embargo, no se aborda laestructura institucional en su conjunto (judicial, policial, servicios sociales, etc.), la cualmantiene concepciones errneas acerca de la violencia contra las mujeres.

    Finalmente, existe el enfoque que enfatiza la violencia en los espacios privadoshistrica-mente invisibilizada y reconocida slo recientemente, que ha tenido como efecto nodeseado una nueva invisibilizacin de la violencia hacia las mujeres; esta vez ejercida enel espacio pblico de la ciudad.

    Por otra parte, las respuestas de la sociedad civil, salvo contadas excepciones, son indi-viduales y reactivas. Se propone as el incremento de medidas de seguridad tradiciona-

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    les, mayor control policial, la adquisicin de ms patrulleros, el reforzamiento de laseguridad en los domicilios particulares y su entorno; incluyendo enrejado de calles, laaparicin de condominios privados y nuevas urbanizaciones cerradas, que vacan anms el espacio pblico como mbito de socializacin, fragmentando las relaciones socia-

    les.

    5. Qu estrategias podemos construir entre todos y todas?

    A partir de lo planteado, se hace necesario incorporar la perspectiva y la experiencia delas mujeres en la planificacin de polticas pblicas de seguridad en la ciudad.

    Proponemos contrastar y diferenciar la mirada sobre las mujeres: de objetos (depen-dientes de) a ciudadanas (autnomas). Esto permitir avanzar en lineamientos de pol-

    ticas que favorezcan su empoderamiento y plena participacin en la construccin deciudades democrticas y equitativas. En el cuadro se pueden apreciar las diferenciasentre estas dos grandes visiones sobre el tema de la seguridad ciudadana para las muje-res.

    La seguridad mediante autonoma y libertad:EL ENFOQUE AUTONOMISTA (o de empodera-

    miento)

    Las mujeres deben ser el centro de la intervencin: de : a

    Objeto : Sujeto Beneficiarias : Expertas

    Raz del problema : Protagonistas

    La seguridad mediante dependencia yrestriccin:EL ENFOQUE PATERNALISTA

    Los agentes de intervencin desempean unpapel de:

    Los agentes de intervencin desempeanun papel de:

    Convence a las mujeres de que no tienenrazn de tener miedo.Fomenta la dependencia de la proteccin.Considera a las mujeres responsables dela inseguridad.Se propone cambiar las creencias y el com-portamiento de las mujeres.Culpabiliza a las mujeres en caso de inci-dentes.Relaciona la inseguridad nicamente alas estadsticas sobre los crmenes repor-tados.Contiene mensajes contradictorios (da ins-trucciones pero dice que no hay por qutener miedo).

    Establece los lazos entre inseguridad, violen-cia hacia las mujeres y desigualdad.Cuenta con las fuerzas y las capacidades delas mujeres.Reconoce que las mujeres tienen razn de te-ner miedo.Se basa en la experiencia de las mujeres sobrela materia de intervencin.Destaca la responsabilidad de los hombres yde la comunidad.Considera que las mujeres poseen las solu-ciones.

    (Fuente: La seguridad de las mujeres. De la dependencia a la autonoma, CAFSU, Montreal, Canad, 2002).

    Expertos que dicen a las mujeres qu hacer.Protectores.Poseedores de soluciones.

    Apoyo.Escucha.Acompaamiento.

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    La violencia que no se ve

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    Los medios de comunicacin juegan un papel muy importante en el anlisis, construc-cin y lectura social que se realiza de la violencia hacia las mujeres en la ciudad, ascomo en los estereotipos de gneros que siguen sustentando la misma. Muchas veceslos medios presentan una imagen que subvalora a las mujeres, reforzando los prejuicios

    que ocultan la violencia de gnero. La opinin pblica que los medios van creando(favorable, hostil o indiferente) influye, entre otros factores, en el compromiso polticocon el problema, la asignacin de recursos para su solucin y el apoyo para programasespecficos de prevencin.

    En consecuencia, las estrategias para una ciudad sin violencia contra las mujeres debencontemplar un enfoque integral que explique sus causas, la ubique como un problemasociocultural, tanto en espacios pblicos como privados y que oriente posibles respues-tas no restringidas al mbito policial y/o judicial. Un segundo factor es la inclusin delos aspectos referidos a la asistencia a las vctimas, a la prevencin de la violencia y lapromocin de los derechos de las mujeres, incluido el derecho a disfrutar de una ciu-dad segura y habitable. No debe olvidarse tampoco la responsabilidad de los distintosactores en el mbito estatal, como los ministerios, los gobiernos locales y sus dependen-cias, los rganos judiciales, las organizaciones de la sociedad civil y especialmente lasorganizaciones de mujeres que trabajan y promueven sus derechos.

    En este marco, un elemento bsico es la necesidad de que las respuestas institucionalesincluyan la perspectiva de gnero; as como establecer plazos (corto, mediano, largo)para su resolucin, articulados en una secuencia de acciones a ser abordada a partir dela evaluacin y monitoreo de los logros. En suma, se requiere que estas propuestas estnintegradas en un plan de seguridad ciudadana que se aplique en coordinacin con las

    organizaciones de la sociedad civil y, especialmente, con las organizaciones de mujeres.

    Adems, la propuesta debe considerar al menos tres grandes reas de intervencin. Enprimer lugar, estrategias de sensibilizacin. Es decir, campaas a travs de distintosmedios de comunicacin que permitan desplegar acciones propositivas en el campo delos derechos de las mujeres, desarticulando mitos y creencias en torno al tema. Estasestrategias deben apuntar a generar conciencia respecto a la responsabilidad social y delEstado en este asunto y considerar su prevencin como parte insoslayable de la agendapblica.

    En segundo lugar, estrategias para el diseo urbano, el mantenimiento y mejoramiento

    de la infraestructura barrial y sus entornos que contemplen las recomendaciones de lasmujeres, expresadas entre otros en los distintos estudios que presentamos en estapublicacin; a saber: iluminacin y sealizacin adecuadas, mixtura de usos que garan-ticen el control social de la calle y los espacios en distintos horarios, recorridos deltransporte pblico que respondan a las necesidades de movilidad de las mujeres, segu-ridad en los paraderos, plazas y parques. Para ello, es necesario involucrar en el diseo,evaluacin y seguimiento de las propuestas urbanas a los habitantes y en particular a lasmujeres como expertas.

    Finalmente, estrategias para articular y potenciar los recursos existentes en la adminis-

    tracin local y otras jurisdicciones estatales, as como en las organizaciones de la socie-dad civil, especialmente las comprometidas con los derechos de las mujeres. Todo esto

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    significa recuperar los recursos institucionales estatales existentes y que se encuentrantrabajando en relacin con este problema. En suma, la seguridad urbana demanda ge-nerar espacios de gestin para disear propuestas consensuadas entre la comunidad ylos gobiernos locales, articulando esfuerzos, intereses y visiones diversas que permitan

    consolidar los lazos existentes.

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    CAPTULO 2Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    La invisibilizacin de la violencia contra las mujeres es tan fuerte que ni siquiera existenestadsticas suficientes al respecto. Las cifras sobre seguridad ciudadana muchas veces

    no estn desagregadas por gnero ni las manifestaciones de este fenmeno han sidotipificadas. Por ello, uno de los primeros objetivos del proyecto fue generar conoci-miento en la materia, realizando investigaciones cualitativas (grupos focales) y cuanti-tativas (encuestas de opinin) en dos distritos de Lima Metropolitana, en Per, y en laciudad de Rosario, en Argentina. El objetivo era recopilar informacin que ayudara avisibilizar el tema y ofrecer alternativas.

    Lo ms sorprendente de estas investigaciones es el resultado. Pese a utilizar tcnicas deestudio y universos distintos en una ciudad con respecto a la otra, las indagacionesarribaron a conclusiones similares5. En ambas se manifestaron las mismas percepcionescon respecto a la violencia contra las mujeres en los espacios pblicos, sus causas, con-

    secuencias, caractersticas, espacios, agentes, situaciones y propuestas; as como en re-lacin con otras formas de violencia. Igualmente, se observ la persistencia de determi-nados estereotipos a propsito de temas como la doble victimizacin o la presunta inde-fensin por debilidad de las mujeres, con respecto a los varones.

    Ciertamente, hubo algunas diferencias entre una ciudad y otra, pero fueron divergen-cias de grado y nfasis, derivadas de las diferentes caractersticas de la investigacin enuno y otro caso6. En concreto, el estudio realizado en Rosario permiti obtener mayorvolumen de informacin dado que el universo de estudio involucr a todos los princi-pales sectores socioeconmicos y grupos de edad, pero tambin a grupos profesionales,funcionarios, organizaciones de mujeres y de la sociedad civil, incluyendo trabajadorassexuales, nios y jvenes e incluso grupos mixtos de varones y mujeres.

    5 En Rosario se utiliz, dentro de la metodologa cualitativa, grupos focales de discusin que estaban integradospor funcionarios/as pblicos/as y por organizaciones de la sociedad civil, as como por mujeres y varones dedistintas extraccin socioeconmica y franja etaria. El objetivo fue establecer las lneas argumentales de losdiversos involucrados a travs del dilogo y el debate, permitiendo captar el posicionamiento de los distintosgrupos con respecto a la resolucin del problema. En los dos distritos limeos, en cambio (y dentro de la mismametodologa), se aplic la tcnica de los grupos de enfoque en sesiones slocon mujeres de niveles socioeconmicosbajo y medio de dos grupos etarios. Aqu se busc identificar las percepciones de las mujeres mediante dinmicasgrupales guiadas. Adicionalmente, en el marco de la metodologa cuantitativa, se realizaron encuestas deopinin a mujeres de ambos distritos limeos. Estas diferencias hacen que los estudios no puedan ser comparablesdel todo.

    6 No obstante, debe considerarse tambin que en Lima las encuestas confirmaron y precisaron los resultados de laindagacin cualitativa, lo cual refuerza el sentido y contenido de las percepciones comunes entre las mujeres.

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    En los dos distritos limeos, en cambio, slo se trabaj con mujeres de recursos econ-micos bajos y medios, nicamente de dos rangos de edad; adems, se realizaron encues-tas de opinin a mujeres de ambos distritos, lo que no fue el caso en Rosario. Sin embar-go, en lo esencial, se lleg a resultados muy parecidos7, lo cual sugiere que existe un

    conjunto de problemas sobre seguridad en la va pblica para las mujeres que no estsiendo contemplado por las autoridades, hacedores de polticas y los agentes del orden.

    En este captulo presentamos los resultados de estas investigaciones, as como revelado-res dilogos y testimonios tomados de los citados estudios. Inicialmente, se ofrecenalgunos extractos de lo conversado en los grupos focales y, luego, las conclusiones decada uno de estos estudios para cada ciudad (y, en el caso de San Juan de Lurigancho, seaade parte del anlisis de la encuesta realizada).

    I. VOCES DE ROSARIO8.

    Rosario es la segunda ciudad ms importante de la Argentina, con 1.011.642 habitantes9

    y sede de CISCSA. All se formaron 16 grupos focales de discusin, dos de los cualestuvieron dos sesiones, es decir, 18 sesiones grupales en total durante junio y julio de2004. Estaban integrados nicamente por mujeres o eran mixtos (es decir, de varones ymujeres), incluyendo funcionarios municipales, organizaciones de mujeres, jvenes ensituacin de calle10, acadmicos/as, legisladoras, agentes de seguridad, trabajadorassexuales, mujeres y jvenes (tanto de sectores medios como empobrecidos) y nios/asde sectores empobrecidos.

    El anlisis de lo trabajado busc reconstruir las lneas argumentales de cada uno de losgrupos y cmo estas se refuerzan o modifican en las interacciones y confrontaciones deposiciones frente al tema. As como identificar las distintas concepciones existentesacerca de la violencia hacia las mujeres, sus causas, expresiones en la ciudad y posiblesrespuestas sociales e institucionales.

    En estos dilogos, las mujeres y varones de Rosario, de distinta situacin socioeconmica,discutieron sobre la violencia cotidiana en la que transcurre la vida en esa ciudad argen-tina. Aparecen las percepciones de tensin, temor y peligro que en determinados mo-mentos o situaciones pueden resultar realmente insoportables. Se explicitan vivenciascomo el desconocimiento o minimizacin masculinos pero tambin desde el Estado y

    de una polica ausente o agresiva de la violencia que rodea a las mujeres en los espacios

    7Las divergencias de resultados con Rosario sugieren que en los dos distritos limeos las consultadas tenan unamenor conciencia de ciudadana y daban una mayor prioridad a los problemas econmicos sobre los de seguridad;es posible que estos distintos nfasis tambin se deriven de las diferencias sociales entre los universos de estudioimplicados en cada ciudad.

    8Basado en CISCSA, Percepciones sobre la violencia urbana hacia las mujeres en la ciudad de Rosario-Argentina (Informe dela Investigacin Cualitativa), Rosario, 2004.

    9Poblacin estimada para el Gran Rosario al 30.6.2000 por el sitio web de la municipalidad provincial de esaciudad, www.rosario.gov.ar

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    Por personas en situacin de calle se entiende a los grupos de jvenes desempleados o desarraigados,vendedores/as informales (incluyendo nios/as) y trabajadoras sexuales.

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    pblicos y privados; desde la violencia sexual hasta las agresiones de choferes en eltrfico citadino11.

    DELAMANOCONELPELIGRO.

    Dentro del espacio urbano y especialmente en los barrios empobrecidos, las mujeressealaron la violencia de estar conviviendo con el peligro en forma cotidiana, en rela-cin a bandas organizadas y aguantaderos 12.

    M1: Y yo la miro a mi hermana que tiene un novio que es de La Cermica13, y chorea ylleva cosas a mi casa, bicicletas. Y en mi casa vivimos yo y ella noms, porque mi mam se fue,

    y estamos las dos viviendo en casa. Y yo por ah me da miedo, porque el pibe va a mi casa,usa mi casa de aguantadero.Y yo se lo digo a mi hermana, pero viste como es mi hermana?:loca. Capaz que un da viene la polica y me llevan presa a m.

    M2: Te van a llevar a vos.M1: Por todas las cosas que estn en el aguantadero me llevan presa a m, pero yo no voy air [a denunciarlo]. Si yo voy y [lo] denuncio a la polica, despus sabs qu? Tengo queaguantarlo groso. Por eso tengo miedo. Tendra que ir [a la polica], sabes qu? Es re-

    jodido. Es re-jodido.(Mujeres de sectores empobrecidos.)

    LAPOLICAAUSENTE.

    En el grupo de mujeres vecinalistas se discuti tambin la actitud de la polica, que nohaca nada respecto de una banda organizada, mientras el propio comisario les haba

    explicado la relacin de esta banda con el poder poltico de turno:

    M1: A raz de eso, la vecindad nunca [discute]el tema de la seguridad. Si vamos a lo queuno puede pensar desde la polica y todo eso, no nos sentimos protegidos ni tampoco nosinvolucramos, ni queremos [estarlo]. Por eso todo lo que sali en la provincia el ao pasado,que convocaron por el tema de la seguridad cmo se llama esto?Varias: Comunitaria.

    M1: Comunitaria. Nosotros dijimos no, porque sabamos con qu bueyes estbamos arando.Yo no iba a ir a denunciar a un vecino, por ms que lo conozca y s que est en la droga,

    si despus me va a pasar la factura y me mata.Y me pas el ao pasado en una escuela,que veo una camioneta con unos tipos con unas armas largas as, otro auto atrs, y le pregunto

    a la directora quines son? No, [si]son los padres del alumno tal. Porque como este tipo matal hijo del otro (ese alumno que se muri hace no s cunto), tienen miedo que se arme lo;entonces todos vienen armados. Un comando frente a la escuela buscando al hijo para quela otra banda no se lo mate. Te imagins? qu te vas a meter vos en eso?

    (Vecinalistas.)

    11Los dilogos y testimonios estn en cursivas y han sido transcritos con un mnimo de edicin (la cual tambinaparece indicada), sealndose al final de cada parte el grupo focal al cual pertenecen las participantes; lasnegritas son de las investigadoras de CISCSA.

    12Lugar donde se guardan o depositan objetos robados, en este caso, bicicletas.13Nombre de un asentamiento precario de la ciudad de Rosario.

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    LACONSTRUCCINDELAPERCEPCINDEINSEGURIDAD.

    La ciudad de Rosario se percibe como insegura, aun cuando en algn grupo se sealque tendra un nivel menor de inseguridad si se compara con Buenos Aires, la capital

    del pas. Estas referencias de los grupos de discusin se condicen con los resultados dela encuesta poblacional que aplic CISCSA en el ao 2003 en Rosario14.

    M: Yo por ejemplo, como mam, como mujer no me siento protegida y siempre tengomiedo. Yo antes caminaba bien, pero ahora estoy as (gira su cuerpo como mirandopara todos lados). Mirando para todos lados,porque no hay seguridad y, en Rosario, no s,

    yo a otro lugar no voy. Rosario es terrible. Y [la inseguridad est]no solamente en una villa;est en una villa, en el centro o en cualquier barrio...(Consejo Asesor.)

    TEMORDEVERDADYDEODAS.

    Es interesante sealar que esta percepcin de inseguridad se construyepor experien-cias de peligro y violencia vividas por los participantes y por conocimiento de situacio-nes que han padecido otras personas, lo que predispone a percibir determinadas situa-ciones como peligrosas y reaccionar en consecuencia.

    MG: [T]engo una hija de 17 aos y cuando tiene contraturno tiene que ir a la tres de la tardey no hay nadie en la calle y muchas veces o sea, como una vez ya le pas que la sigui unhombre en bicicleta y dems, nosotros la tenemos que acompaar. Y cuando vuelve de unatecnicatura que est haciendo a las 8 de la noche, la vamos a buscar aunque el colegio quede a

    cinco cuadras, por todo este tema de la intranquilidad; que uno ve que hay quioscos quevenden bebidas alcohlicas donde estn los chicos, uno no sabe si estn tomando al-cohol dems, molestan.

    (Agentes de Seguridad.)

    M1: () [C]uando salgo con el auto por avenida Pellegrini me tengo que acordar que porOvidio Lagos no puedo pasar ms por all aparecen los muchachos en el semforo.

    Nunca me hicieron dao, pero tengo miedo.

    (Mujeres de sectores medios.)

    M: A m me pas, yendo al Cine, yendo al Monumental, cruzo la calle y me encuentro con un

    montn de muchachos y estaban todos drogndose con pegamento y que s yo. Y vino unhombre y me dijo: no, vyase para ac. Eran las 8 y media de la noche, no era tan tarde, yuno tiene terror,viste? Cuando uno est tranquilo y yo vengo, compro, pero llega la horaen que cierran los negocios y a uno le agarra la desesperacin.

    (Mujeres de sectores medios.)

    14La mayora de la poblacin encuestada manifest sentirse insegura (84 por ciento), presentando las mujeres unmayor porcentaje en la percepcin de inseguridad (9,5 por ciento ms que los varones). Asimismo, son ellas lasque modifican en mayor medida que los varones sus rutinas diarias por razones de inseguridad: 73,4 por cientode las mujeres frente a 59,2 por ciento de los hombres. Esta encuesta fue realizada en el marco del programa

    regional Indicadores Urbanos de Gnero-Instrumentos de gobernabilidad urbana, apoyado por UNIFEMRegin Brasil y Cono Sur.

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    ELCRCULOEQUVOCODELMIEDO.

    El miedoes la sensacin subjetiva del peligro y, como especficamente plantean las ex-periencias canadienses en relacin a la seguridad y a las mujeres, es importante atender

    a las expresiones que los grupos hacen con relacin a este par indisoluble. El miedo, enocasiones, funciona como una alerta que no siempre es adecuada a las situaciones realesya que puede generar una interpretacin incorrecta de las mismas, como se evidenciaen los siguientes testimonios:

    M3: Y yo creo que ese miedo para mM2: (interrumpiendo) lo transmitimos, lamentablemente,M3: Lo transmitimos. Yo creo[que]es interesante lo que decs: cmo uno [lo]reproduce y elmiedo tambin te genera una hostilidad. Hostilidad contra todo lo desconocido, todo lo distinto[lo]refuerza no? Medio como un crculo vicioso. La indiferencia y despus la hostilidad. Por-que vos ya tens miedo a todo. Inculcado. Entonces tratas de mantenerte en tu crculo, en tusector, en tu espacio, donde te sents segura()

    M1: Pero aparte[cmo afecta al]cuerpo, cmo te reacciona el cuerpo antes. La cosa [esa]dela cartera. A m me pas la otra vez: cuando me estoy bajando del taxi vienen dos pibes encimadel taxista. A m me entr una desesperacin, digo le roban, me roban a m, sacarn unrevlver.Me baj del taxi y los pibes [lo que]queran [era]ir al hospital, estaban todosdesesperados. Y mi reaccin fue saltar del taxi. Porque no sabs, porque escuchs.

    (Legisladoras.)

    M: No sabes que a m me pas que cuando el mnibus no pasaba ac por Baigorria, yo tena

    que ir hasta Rucci; yo no tena miedo, eran 15 cuadras hasta la parada. Y un da iba caminandopor la vereda, por Manuel Garca, y vienen dos seoras, me parece que porteras de ac de laescuela, y me dicen ten cuidado, porque ac en la esquina dobl uno. No me conocan y mevean con la mochila. Yo llevaba la mochila al hombro, ten cuidado porque en la esquina dobluno en bicicleta, con gorrita y nos pareci sospechoso. Yo de ah, llegu a la esquina, mir paraall, vi la bicicleta que se iba. A lo mejor era una persona que se iba a trabajar. Pero a m mequed el miedo, porque ellas me hicieron tener miedo, y no pas nada.Vieron doblar una

    persona, me alertaron, est bien me alertaron, pero [me]hicieron tener miedo. De ah en ms,yo todos los das miraba esa esquina, miraba la otra, porque a lo mejor(Mujeres de sectores empobrecidos.)

    ELDESCONOCIMIENTODIARIO.

    Hay una serie de situaciones que son vividas y sentidas por las mujeres como violentas;las cuales, sin embargo, no son identificadas como delictuales y, por tanto, no sonvisibles para la sociedad y las instituciones pblicas. Este desconocimiento se liga, fun-damentalmente, a una concepcin de violencia que se centra en las agresiones fsicasque tengan consecuencias en el cuerpo de las vctimas. As, opera ignorando elavasallamiento de derechos e intimidacin como una violencia que afecta a la vida coti-diana y desconociendo estas agresiones como formas especficas de la violencia sexualhacia las mujeres.

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    En el grupo de agentes de seguridad, las mujeres policas reconocieron la falta de capa-citacin que en general tienen los agentes policiales para asumir la necesidad de actuarfrente a estas violencias; y, por otra parte, la falta de procedimientos institucionales, demarco legal que les permita actuar frente a esta problemtica.

    MINIMIZACINDELRIESGOPORLASAUTORIDADES

    MP: [E]sta mujer, Mara, la podramos haber tenido nosotras en la comisara de la mujer ovos en tu comisara plantendote que los muchachos de la esquina le dijeron ven mamita. Yocreo que ac el tema de la sensacin de inseguridad la falta de seguridad pasa por qu le pasaa esta mujer si va a la comisara, por ejemplo. Si va a la comisara tiene que, hay dos caminosque se me ocurren ahora.

    MG: O si encuentra un polica en la calle.MP: Uno es que el polica que la recibe, que recibe el testimonio que ella le diga, y eso anosotros nos entristece como polica porque los conozco a ellos como funcionarios y s queestn representando muy bien a la polica de las comisaras. Lo ms triste [es]que le diga,

    pero seora, eso no es delito, djese de joder. Y por otro lado, si le buscamos el marco

    legal de esto, y qu tenemos?, un cdigo de faltas, y eso qu te implica? Poner en funcio-namiento todo el aparato policial y judicial para la substanciacin de un sumario; ah a quvamos?, y quizs a lo mejor parece tonto lo que estoy planteando, pero eso significa 10 o 12hojas, la impresin de la computadora, el trabajo del sumariante que al momento de estartomando, en vez de estar tomando la denuncia por la molestia podra tambin estar en el temadel robo que est ocurriendo en ese momento al carnicero de la esquina.(Agentes de Seguridad.)

    YPORLOSVARONES.

    Por otra parte, en el grupo de varones empobrecidos, este prejuicio se evidenci envarios momentos de la discusin, minimizando la situacin y no comprendiendo lareaccin de las mujeres:

    V1: La mujer siempre piensa antes de contar a los hombres de lo que pasa, a qu mujer no legritaron algo en la calle. No nos cuentan todo, nos mienten.V2: Son palabras.V1: Bueno, pero hay mujeres que lo toman a mal,puede ser que venga el marido a decirlesalgo.

    V3: Bueno, no s, que te peguen a vos, pero por qu me van a pegar a m si yo no dije nada.V1: No s. Por ah la mirs con ojos libidinosos y la mujer se siente ofendida o sea,todo depende de la Mariana. ()V4: Estamos hablando de que no pas nada.(Varones empobrecidos.)

    Son las mujeres, en cambio, las que en sus discusiones, van a deconstruir esta situacin,reconociendo el impacto y la gravedad de estas violencias en sus vidas cotidianas.

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    LARELATIVIZACINDELDAOYLASCONSECUENCIASENLAVIDADELASMUJERES.

    Este pretexto basado en una situacin esterotpica se vincula claramente con el anterior,pues el desconocimiento de algunas formas de violencia implica, a su vez, que no se

    vean sus consecuencias. En varias oportunidades, se disculp esta situacin bajo la ex-presin de no fue grave no la viol.

    (Despus del relato de una participante de una situacin en que un varn le toca la cola a suhija, sigui el siguiente dilogo:)

    MG2: No fue grave lo que hizo el chico, probablemente la conducta de l pase por ah solamen-te, no es grave, no la viol.

    MP: No s cul es el perfil patolgico. Hasta, hasta, a lo mejor no te gusta lo que te voy adecir, a lo mejor como travesura lo hizo,para hacerse l, pero

    MG2: Pero lo que pasa es que la sensacin, el malestar, el dao que le hizo a tu hija, esmayor de lo que l en realidad hizo, porque en realidad no es tan grave tampoco lo que

    hace, sin minimizar la situacinVP:No estamos hablando de un violador,por ejemplo.

    MG2: Claro, capaz que nunca hace nada ms que eso(Agentes de Seguridad.)

    LAAGRESINAMUJERESCONDUCTORAS.

    Una de estas violencias cotidianas, no identificadas como delitos, es la que se ejercecontra las mujeres que conducen vehculos; y fue sealada por las mujeres de sectoresmedios, como se ilustra a continuacin:

    M1: [M]e pasa personalmente, yo manejo y en cuanto a la agresin porque vos sosmujer y ests manejando, de tirarte autos encima, de insultarte porque te ven que vos

    sos una mujer que ests al volante. Eso es continuo. Y no es porque uno maneje mal. Puedodecir que hace 20 aos que manejo y no tuve nunca ni un accidente ni una multa, pero s hetenido que soportar muchas situaciones de eso. Ni hablar si es de noche y vens sola.

    M2: Es un peligro.M1: Y no lo veo contemplado ah, y no sera un caso como delito, porque qu vas adenunciar vos? que te tiraron el auto encima? No te van a tomar la denuncia. Y es algoque yo no veo dentro de las otras situaciones.Coord.: Puede ser dentro [de la categora]de ser humillada.

    M3: Y en cocheras y semforos creo que hay ms arrebatos en mujeres tambin.M1: Pero no slo el arrebato,[es]el hecho de ponerte en una situacin peligrosa porquevos sos mujer y ests manejando.

    (Consejo Asesor.)

    VIOLENCIASEXUALENLASCALLES.

    Se expusieron situaciones cotidianas con una marca evidente de violencia sexual,comoen el siguiente testimonio donde ciertas miradas de algunos varones son vividas violen-tamente.

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    M2: Yo cuando vengo del colegio a la noche y veo hombres tomados, siento miedo; s, soy mujer,y a [esa] hora de la noche no hay nadie en la calle.M1: Yo me siento violentada cuando no me ven como un ser humano, cuando me vencomo una mujer que pueden tocar, una cuestin fsica, y no como un ser humano.

    Coord.: Cmo una persona que te invade?M1: No, no, cuando alguien me mira como mujer objeto sexual, una cosa as y no como elser humano que soy, ah me siento violentada.Coord.: Qu tienen las dems para decir me siento violentada cuando?

    M3: Cuando hay discriminacin, discriminacin hacia una mujer, discriminada por cmo estvestida. Porque una mujer a veces cuando esta vestida con una pollera cortita, se piensan quesomos unas prostitutas, o algo re-bajo. Y no es as.

    M4: O un pantaln ajustado.M3: O un pantaln ajustado, y no es as, o est pintadaM5: Ha pasado que yo, estando embarazada, esperando el colectivo, los pavotes no se dancuenta que vos tens una panza debajo de la campera y se paran y te dicen guasadas, hasta quevos reaccionas y le decs tmatela. Pasa eso tambin. O cuando vos ests por bajar delcolectivo y el colectivero arranca y te deja con una pata arriba, entends? Pasa por todas esascosas.

    M1:Claro, sos mujer, no penss, no nada. Ellos te pueden decir lo que quieran.(Mujeres de sectores empobrecidos.)

    VIOLENCIAENELTRANSPORTEURBANO.

    El transportefue sealado en los grupos de mujeres de sectores medios como un lugardonde se ejerce una forma de violencia de ndole sexual en contra de las mujeres: el

    rozarse de los varones contra las mujeres, a fin de excitarse sexualmente. Esta violenciano es denunciada por las mujeres, ya que ellas se sienten avergonzadas ante la situacin(una doble victimizacin, pero esta vez simultnea: ser mirada por los dems mientrasno se recibe ninguna ayuda).

    M: [E]n eso de apoyarse, de recostarse sobre una, a m me ha pasado, no ahora, pero scuando tena 15 aos, en los colectivos. Yo creo que hay que pensar en otras estrategias, no slolas legislativas, porque algunas como la ley de violencia ya est [vigente]. Pero, por ejemplo,cuando a una chica la invade corporalmente un hombre, que esa chica pueda decir

    seor, deje de apoyarme, o recurrir a otras y otros que estn ah.

    (Consejo Asesor.)

    M1: Yo iba sentada en un asiento de a dos, pero ya me haba sentado en este, as, no con laventana, en este (hace seas de que estaba en el asiento del pasillo). Subieron todas las

    patotas y yo me qued en ese lugar. No me mov. Si me pedan permiso se sentaban contra laventana. Entonces, todos borrachos, drogados y afines Se complet un poco el mnibus.

    Algunos iban parados, porque despus ellos bajaban en otros pueblos ms cerca, y uno se merecuesta porque quera hablar con el otro borracho muy as (hace seas de que le tirael cuerpo encima).Entonces, un instante aguant y despus le dije si por favor pudieras, nome gustara que ests apoyado, porque eh No, no deseo que ests apoyado. Y entoncesempez, la rubia no quiere que la apo! Empezaron no es cierto? Entonces digo yo, seor,

    ahora qu hago?... entonces agarr, me par, y del pasillo, estara tres o cuatro asientos

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    detrs del chofer, le digo, chofer, por favor, le ordeno, no s con que (algunas se ren), quevayamos a la primera seccional de polica. Entonces me levanto, y le dije al tipo, yo no soynadie, es decir, no soy un abogado por favor, si con esto no resulta, hasta usted va a perder lacabeza ac, as que haga el favor, vamos a la primer seccional. Se aperson uno de la banda al

    chofer, qu le dijo? No s, pero a la mitad del campo se bajaron todosM2: Eran todos hombres?M1: Todos hombres, y atrs de todo iba un cana sentado, en el mnibus, que yo cuandosub ni me haba percatado de que haba un cana, y ni una palabra Sali bien, sali

    bien, podra haber salido inmediatamente te cuento. Cuando los vi bajar a los tipos.Corr enseguida ah!, perdnempezaron a molestar a una piba joven. Y ah tam-

    bin haba que, necesitaba y nadie dice nada. Nadie dice nada.(Mujeres de sectores medios.)

    LADINMICASOCIALENLOSESPACIOSPBLICOS.

    Las mujeres, en general, sienten que la calle llena de genteimplica una menor posi-bilidad de violencia hacia ellas, apareciendo como un factor protector la existencia deotras personas en el espacio pblico, ya que implicara una ayuda potencial en caso deestar en peligro. Esta percepcin coincide con experiencias desarrolladas en otras ciu-dades.

    El dilogo siguiente, adems de hacer referencia a este factor, seala como seguros aquellosespacios que convocan a una diversidad de grupos sociales, tanto en lo socioeconmicocomo en sexo y edad.

    M1: ()[U]n espacio que se me figura a m como seguro es un parque lleno de gente.Un parque de Av. La Costa, por ah, o la Isla, y ah estamos mezclados, estamos todos. Enese tipo de espacios, en principio, como que te relajs, bajs el nivel de tensin.M2: De estar contenido.

    M1: De estar contenido, porque son los espacios ms abiertos, los espacios de encuentro,donde uno va sin demasiado miedo a que te roben, mirs al chico, pero todo es una

    cuestin de relx. Y creo que son esas cosas, espacios de encuentros, los que posibilitan almenos que no estemos as a [merced de]este miedo de todos contra todos. Porque no todo elmundo est dispuesto a daar al otro. La mayora de la gente no tiene intencin de daar alotro, la mayora de la gente no tiene la intencin de quitarle algo al otro o de agredir. Lo que

    pasa es que, bueno, una vez que se instala el temor y que todo extrao te termina pareciendo

    una persona peligrosa, entonces es un caldo fantstico para que(Legisladoras.)

    Sin embargo, la presencia de gente en las calles no siempre puede resultar un factorprotector para las mujeres. Es el caso de la apropiacin de los espacios pblicos porparte de algunos grupos especialmente de jvenes varones que los transforma enlugares ms bien de inseguridad.

    M1: La ocupacin del espacio pblico que no le permite otro espacio, la barrita que dice: estacalle es ma, yo estoy, vos no ests.

    ()M2: El centro se ha vuelto inseguro por falta de gente, no as en los shopping.

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    M3: Por un lado le proponemos actividades, horario y por otro lado, el diseo puede brindar[relx], si es que la sociedad tiene una opinin acerca del diseo El tema es quin se apropie,no es lo mismo una plaza lo subjetivo que [es que]alguien me haya preguntado si me gusta[o]no me gusta, si le sirve o no le sirve. Ms que si el diseo es bueno o malo, es cmo se dio

    el proceso del diseo para que alguien lo ocupe. El tema de seguridad es quin ocupa el espacio,lo ocupa? (risas)el que saca poder del espacio, lo usa para delinquir o si su propio barrio vatomando ciertos recaudos ocupando los espacios.(Funcionarios/as pblicos/as.)

    REACCIONESIMPREVISTAS.

    En los distintos hechos de violencia que las mujeres relataron, los sentimientos y emo-ciones asociados a estas situaciones transitaron desde el miedo, el terror, la desespera-cin a la impotencia y la desconfianza en los dems, pasando por la bronca y la indig-nacin.Asimismo, apareci la vergenza y la humillacin, as como el sentirse ridcu-la,especialmente en situaciones de doble victimizacin.

    M1: Yo una situacin muy fea que viv [fue caminando con mi hija], no es porque sea mi hijapero realmente es hermosa. bamos caminando a las 5 de la tarde, en la esquina de mi casa,barrio Campbell y Barra, y la mala costumbre de venir caminando por la calle; ella vena a la

    par ma y viene uno en bicicleta y le toca la cola de tal maneraque yo nunca en mi vida pensque poda tener una reaccin. Lo agarr de la remera, le di tantas patadas, le pegu, ledije de todo. Empezaron a salir los vecinos y yo, mi hija me deca dejlo, mi hija lloraba, encimase senta mal, es como que ella senta vergenza, como que tena la culpa de que la hayantocado, y no quera que nadie se enterara. Pero fue una cosa tan fea, yo estuve meses con la

    sensacin de que me seguan.VP: Fea para usted, imagnese la otra parte que usted le dio (se re, algunas de las mujerestambin).

    M1: Lo mat Cuando pas todo eso [fue]que el tipo agarr la bicicleta y se fue, [mientrasque]yo no poda volver a mi casa porque no tena fuerza ni en los brazos ni en las piernas, Yal otro da, como yo estaba con alpargatas finitas, de verano me dolan todos los dedos de los

    pies, estaba que me mora. No s cmo fue que reaccion as, pero estuve meses con delirio depersecucin. Bajaba con la bolsa de la basura y me fijaba que no venga alguien y continua-mente [tena]esa sensacin de que me estaban siguiendo. Porque el pibe, cuando se fue,donde lo vea lo conozco, me dijo ya te voy a encontrar. Entonces, esas cosas son horribles,son realmente horribles y la sensacin de mi hija de sentirse culpable, se senta avergonzada,

    como que ella haba provocado queM2: Haba propiciado esa situacin.(Agentes de seguridad.)

    MODIFICACIONESDELACOTIDIANEIDAD.

    Las modificaciones ms fuertes se refieren a la restriccin que sufren los movimientosde las mujeres en la ciudad, adoptando conductas de retraimiento, como el no transitaro rodear algunas zonas de la ciudad o de su propio barrio y no salir en horarios noctur-nos o de madrugada. Estas conductas, finalmente, terminan atentando contra su liber-

    tad y su capacidad de acceso al capital cultural, social y econmico; pero, sobre todo,

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    tienden a retraerlas al mbito domstico, limitando sus posibilidades de participacinciudadana.

    M1: Creo que el espacio pblico ms usado es, en los barrios, la mujer no sale despus de

    las 6 de la tarde. Ni las mujeres, ni los nios, ni los ancianos. Se encierra todo el mundo. Saleel hombre, el que va a jugar a la pelota a la plaza con un grupo de chicos. El que ocupa elespacio a la noche no es la mujer.

    M2: La mujer siempre anda en grupos, es raro que ande una sola andando por la calle.M1: O sabe que se expone; la que no tiene ms remedio va sola.M4: Va con previsin, por que sabe que se est exponiendo.M5: El porcentaje es mayor.M3: Te vas restringiendo. En el centro mis hijos viven en un lugar que saben que al centro,centro, no pueden ir ni locos porque algo puede pasar. Vas creando mecanismos de auto preser-vacin y mi hija va teniendo aprensin.(Funcionarios/as pblicos/as.)

    LADOBLEVICTIMIZACINENELENTORNOFAMILIAR/INSTITUCIONAL.

    La doble victimizacin se conecta con la responsabilizacin y culpabilizacin a las muje-res, pues alude a que ellas no encuentran lugares de contencin, porque no son credasen tanto vctimas y se las culpa tanto de sus acciones como de la violencia de la que sonobjeto. Se agrega, adems, en el caso de la violencia domstica, las creencias de queexistira un componente masoquista que explicara por qu las mujeres continan enesta situacin y, en el caso de la violencia sexual, el supuesto consentimiento de la mu-

    jer. A continuacin, el extracto de la discusin en un grupo que ilustra la conexin

    entre doble victimizacin y culpabilizacin a las mujeres de la violencia:

    M1: Cuando van a la polica y no se la toman a la denuncia, por ms golpes que tengan.M2:No se la toman la denuncia.Coord: Y adems de la denuncia est esto que deca ac la seora de que se puede llegar adecir vos te la buscaste, como dando a entender que

    M3: La culpa es de la mujer.M2: S, s.M4: Y si una mujer fue violada y fue con una pollera corta, olvidate. Ella se la busc porqueestaba provocando, y

    M3: O un pantaln demasiado ajustado o una ropa demasiado provocativa.

    M4: Y, sM2: Convengamos que las chicas que salen de los colegios, yo no soy ninguna puritana, megusta la moda, me gustan las cosas bien, pero eso de llevar las polleritas que llevan a veces, no,no me gusta.

    M5: Y los shorcitos de los hombres nosotros no le metemos mano!(Risas, hablan todas juntas.)

    M5: Nosotras, mano no metemos nunca, ellos s.

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    M1: Una cosa es que a una no le guste verlas con la pollera tan corta y otra cosa es que lasviolen porque estn con la pollera corta. A m me parece que vos tengs con la pollera corta notens un cartel que diga ven a violarme.

    M2: No, no, no, pero si

    M1: Es como dice ella, si vos vens al parque y estn los muchachos corriendo con shores y vosno te le tirs encima (se re).(Consejo Asesor.)

    SINRETORNO: ELDESPUSDELAVIOLENCIASEXUAL.

    La violencia sexual y, especficamente, la violacin, aparece como una violencia de lacual no hay retorno a la vida que se llevaba antes del hecho. Si bien los relatos sealanque toda violencia implica consecuencias, la violacin apareci como una experienciaque deja marcas indelebles. Estas huellas se remiten a una sexualidad violentada, pro-ducindose en algunas de las afectadas un rechazo a sus sensaciones de placer anteposteriores experiencias sexuales y tambin a las relaciones con varones.

    En una de las sesiones de las mujeres de sectores empobrecidos, ante un testimonio deviolacin de una de las participantes, se dio un espacio de contencin grupal para estamujer, donde fue de gran importancia para todas las participantes que este hecho pu-diera ser tanto enunciado como escuchado, testimoniando de este modo la ausencia deespacios sociales donde esto pueda ser acogido.

    M1: Yo tena 11 aos, yo tena mi mam que trabajaba todo el da y me dejaba sola a m y a mihermano, fui violada por un chico de 15 aos, y yo le deca a ella que no te olvidas

    nunca de eso porque vos cuando ests con tu pareja, ah solos, te cuesta tener relacio-nes, o cuando tens tu primer novio te cuesta muchas cosas, no te olvidas nunca de

    eso. Hasta ahora yo tengo 27 aos y me cuesta olvidarmeCoord: Primero te quiero agradecer que confes en nosotros y nos cuentes esto, es muy valioso

    para nosotrasM1: No S, porque yo tengo una nena de ocho aos y tengo miedo de que le pase eso a mihijaCoord: Es importante lo que nos est diciendo, ella se incluye en una situacin que deja huellas

    para siempre.M2: Es valiente.M1: A cualquier chica le puede pasar esto tengo calor porque me da (risas nerviosas,

    apagadas) porque me da vergenza, peroM3: No te tiene que dar vergenza.M1: Yo lo cuento y me agarra la vergenza porque mi mam se enter, saben cundo seenter mi mam? Hace cinco aos, porque nunca le cont. Yo le cont a mi abuela que hace unao se muri. Ella saba y me llev al gineclogo, porque como yo era seorita tena miedo deque me quedara embarazada y no me qued embarazada. Pero pasa eso y nunca te vas aolvidar de eso.(Mujeres de sectores empobrecidos.)

    Estos son algunos testimonios de situaciones y vivencias padecidas por las mujeres en

    Rosario, las que tambin ofrecen pistas para una interpretacin del problema. A conti-nuacin se exponen las conclusiones del estudio en esta ciudad argentina.

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    Violencia e inseguridad en las ciudades.

    En Rosario hay una sensacin de violencia generalizada, que no se reduce a la denomi-nada violencia urbana. Si bien se hace referencia a lo que comnmente se llama delin-

    cuencia y, especialmente, con respecto a delitos contra la propiedad, no se agota enesta concepcin. La violencia en tanto abuso de poder sobre un/a otro/a que est enuna posicin desigual apareci en las descripciones de las distintas violencias que sien-ten y viven los y las participantes: la discriminacin social e institucional, la desproteccindel Estado y la ausencia de garantas de sus derechos como ciudadanos; de igual formaque la pobreza, la desocupacin y las desigualdades econmicas, as como las violenciasinterpersonales, especialmente la violencia familiar.

    Las causas.

    Sus causas se analizaron en dos sentidos principales. Por una parte, la violencia que seha ejercido sobre algunos sectores poblacionales generara ms violencia y, por otra, eldeterioro de los valores, la falta de contencin y de educacin brindada por la familia alas generaciones ms jvenes. Esta ltima causa fue propuesta, particularmente, pormujeres de instituciones confesionales, donde el discurso sobre la familia como institu-cin principal se hizo presente tanto en el anlisis de las causas, como en su posicin ypropuestas frente a este problema. Sin embargo, en algn momento de las discusiones,las mujeres en general se hicieron eco de esta concepcin, lo cual revelara que ellas sehan socializado como guardianas de la familia.

    Tambin se incluy una mirada acerca de la fragmentacin social, la ruptura de los

    vnculos sociales y la soledad consecuente, como factores que promueven o permiten lairrupcin de la violencia en los espacios cotidianos. Asimismo, se discutieron el consu-mo de drogas y la influencia de los medios de comunicacin como elementos agravantes.Hubo intervenciones minoritarias que remitieron a la violencia como constitutiva de lanaturaleza humana.

    La violencia urbana.

    Rosario es percibida como una ciudad insegura y en relacin a la violencia urbana sesealan robos, asaltos, arrebatos y, en menor medida, asesinatos; ello tanto en los espa-cios pblicos como en los propios domicilios.

    Vctimas y agresores.

    Las vctimas preferenciales son las mujeres, as como personas de avanzada edad, puesse asume que estos grupos estn ms indefensos frente a las agresiones. Los jvenesvarones son identificados, predominantemente, como los que realizan actos de violen-cia y delincuencia; especialmente si son de sectores empobrecidos y si, adems, estnconsumiendo alcohol y/o drogas. Por su parte, los participantes pobres, especialmentelos que trabajan o estn en situacin de calle, sealaron a la polica como un actorviolento hacia ellos.

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    Lugares peligrosos.

    Los lugares considerados ms peligrosos son los asentamientos precarios y reas deborde social, zonas de fractura fsica (vas de ferrocarril, puentes, accesos a barrios) y

    vacos urbanos (terrenos baldos y otros sin mantenimiento ni infraestructura). Lascaractersticas fsico-territoriales de los espacios ms riesgosos son la falta de ilumina-cin, el exceso de follaje, la falta de mantenimiento, las calles estrechas y sin salidas, laavenida de circunvalacin en zonas despobladas, los ya mencionados baldos y zonasde fractura fsica. Otro factor que incrementa el peligro es lo que ocurre y se expresaall; es decir, la ausencia de personas y/o su ocupacin por parte de algunos grupos devarones con conductas agresivas o en situacin de alcoholismo y drogadiccin.

    Ciertamente, se menciona a las zonas urbano-marginales en gran medida por estar es-tigmatizados socialmente, se asocia pobreza con delincuencia; percepcin que se refuerzapor las condiciones fsicas de esas reas.

    Estos factores de mayor peligrosidad fueron sealados por mujeres y varones. Sin em-bargo, las mujeres fueron ms detalladas y precisas en la descripcin de los mismos.

    Los sectores de bajos ingresos sienten mayor inseguridad no slo en los lugares por losque transitan, sino en los propios barrios donde viven. El estar conviviendo con el peli-gro (aguantaderos, bandas, etc.) se hizo patente en sus dilogos. Dentro de este seg-mento de poblacin, las personas en situacin de calle son las que presentan unavulnerabilidad mayor, pues estn expuestos a todo tipo de violencia.

    Horarios riesgosos.

    Si bien, la posibilidad de ser agredido o atacado estara latente en todo momento, algu-nos participantes especialmente de sectores empobrecidos y en relacin con la salida altrabajo sealaron un mayor riesgo en la noche o la madrugada, especialmente por laausencia de personas en la va pblica (falta de control social).

    La violencia hacia las mujeres en los espacios pblicos.

    Hay un escaso reconocimiento de la violencia de gnero que se plasma en la vida coti-

    diana de la ciudad. Las mujeres enunciaron rpidamente la violencia que se ejerce enlos espacios familiares o domsticos, as como el conocimiento de los recursosinstitucionales que est ofreciendo el municipio de Rosario. En este sentido, la percep-cin de inseguridad generalizada apareci como un obstculo para el reconocimientode la violencia especfica que se ejerce contra las mujeres.

    Estereotipos que invisibilizan.

    Adems de este factor contextual, se logr identificar en las interacciones grupales cin-co situaciones configuradas como estereotipos de gnero que construyen esta

    invisibilidad y manifiestan, de alguna forma, una cierta legitimacin social de la violen-

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    cia contra las mujeres en la ciudad. Estos son: 1) el desconocimiento de las experienciasde violencia cotidiana que viven las mujeres, especialmente de ndole sexual, 2) larelativizacin del dao que implica en sus vidas, 3) la limitacin de la violencia de gne-ro a ciertos hechos delictivos o algunos grupos sociales, 4) la culpabilizacin de las mu-

    jeres por las conductas agresivas de las que son objeto y, por ltimo, 5) la patologizacinde la violencia hacia las mujeres.

    Estas situaciones estereotpicas fueron en alguna medida identificadas por las muje-res, aunque muchas de estas aparecieron en las discusiones grupales, especialmente,por parte de los varones. Esto marca la necesidad de trabajar la dimensin cultural quesigue justificando esta violencia.

    De todas formas, la violencia de gnero fue ms reconocida por las mujeres que por losvarones, distinguindose los distintos lugares en que se ejerce: el mbito laboral, lasinstituciones del Estado y especialmente las judiciales, las organizaciones sociales ycomunitarias, la familia, los espacios pblicos de la ciudad.

    Situaciones amenazantes.

    Tambin se identificaron las situaciones de peligro para las mujeres. Ellas se sienten msvulnerables ante delitos tales como robos y asaltos, en los que se presenta mayor violen-cia por ser mujeres. Adems se mencionaron insultos o ironas que se reciben cuandoconducen automviles, con claras connotaciones sexistas. Las mujeres acadmicas se-alaron que el propio diseo de la ciudad es agresivo para las mujeres en tanto nocontempla sus necesidades (por ejemplo, calles mal iluminadas, zonas descampadas,

    entre otras); mientras que los/as habitantes de los asentamientos irregulares sealaronespecficamente algunas caractersticas del tramado urbano como favorecedores dehechos delictivos: los ingresos y pasadizos estrechos, callejones sin salida, etc.

    Si bien no se ejerce directamente contra ellas, el robo de bebs o nios fue un miedoexpresado por las mujeres de sectores empobrecidos y que tiene como consecuenciauna mayor presin para limitar su movilidad.

    Violencia sexual en las calles, pero tambin en los hogares.

    La violencia sexual en la ciudad fue una de las preocupaciones ms sentidas por parte

    de las mujeres. Si bien el abuso y la violacin fueron los ms mencionados (incluso porvarones), son nicamente las mujeres las que pudieron identificar las distintas expre-siones de esta violencia: insinuaciones sexuales, comportamientos corporales invasivosen el transporte pblico y ser miradas como objeto sexual.

    La violencia sexual se ejerce en relacin a todo el colectivo de mujeres, sin distincin deedad ni de condicin econmica. Las mujeres sealaron permanentemente esta idea,as como que los agresores no entraran en una determinada caracterizacin social. Estonos habla de una modificacin de algunos estereotipos que existen acerca de esta clasede violencia.

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    Por otra parte, la violencia de familia fue ampliamente discutida por las mujeres de losdistintos grupos y se sealaron distintas situaciones donde el padre haba sido agresorde sus propias hijas mujeres, incluyendo el abuso sexual. Es interesante mencionar quelas consejeras del presupuesto participativo manifestaron que una de las temticas que

    buscaron colocar como prioritaria en las discusiones de su rea fue el de la violenciafamiliar. La violencia de pareja fue especialmente mencionada por las mujeres a partirde experiencias propias y ajenas, de violencia fsica, verbal, sicolgica, sexual y, en me-nor medida, econmica.

    Causas de la violencia de gnero.

    Las causas de la violencia de gnero fueron poco discutidas por los grupos. Si bien seseal la vigencia de un orden patriarcal en las instituciones y la dinmica social, lasreferencias ms fuertes fueron a una supuesta debilidad fsica y hasta psquica de lasmujeres. Esta ltima concepcin dificultara pensar en acciones que nuevamente noresponsabilicen a las mujeres de las violencias de las que son vctimas.

    Un factor agravante que se mencion fue el de los medios de comunicacin, especial-mente los masivos, calificados como violentos y agresivos hacia las mujeres, a partir dela construccin y transmisin de estereotipos mediante imgenes publicitarias. En esesentido, las propagandas donde las mujeres aparecen semidesnudas junto a cualquierproducto (como una conexin a Internet, por ejemplo) y la participacin como figurasmeramente decorativas de algunos programas televisivos, fueron algunos de los ejem-plos sealados. Esto trae como consecuencia la desvalorizacin de las mujeres por partede la sociedad, internalizando en las propias mujeres esta imagen devaluada.

    Las consecuencias.

    La violencia hacia las mujeres no se restringe a los hechos violentos anteriormente des-critos, sino que sigue actuando a travs de sus consecuencias, pues ellas desarrollansentimientos de miedo y terror que atentan contra su autoestima y seguridad. Lo cuallas lleva a modificar sus rutinas diarias y tomar una serie de precauciones; especialmen-te, el retraimiento, que limita sus movimientos en la ciudad y su apropiacin de losespacios pblicos. En ocasiones, algunas se refirieron a la prdida de proyectos vitalestales como estudiar o trabajar, o la participacin social y poltica.

    La doble victimizacin, ejercida en gran medida por el Estado a travs de las institucio-nes policiales y judiciales, as como por las familias y el mbito comunitario, se conside-ra una de las formas como se prolonga la violencia sufrida y fue nombrada insistente-mente por las mujeres.

    Se pudo visualizar por algunas mujeres el fenmeno de backlash15. A partir de hechosconcretos pudimos ver que toda situacin de violencia sufrida por una mujer, especial-mente si sta ocurre en defensa de sus derechos, impacta en el colectivo de mujerescomo situacin a las que estn expuestas todas por pertenecer al mismo gnero.

    15Backlashes un trmino acuado por la periodista Susan Faludi en su libro con ese ttulo, que se refiere al efecto de

    bumerang que sufren las mujeres cuando se liberan y donde los poderes patriarcales asumen sus reivindicacionespara quitarles el poder.

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    Agresiones a las mujeres en la ciudad

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    Qu hacer?

    Se pueden sealar dos posiciones bsicas donde se ubican las acciones pertinentes paraenfrentar la violencia de gnero: una, centrada en la necesidad de hacer cumplir y

    defender los derechos de las mujeres al uso y disfrute de la ciudad, mientras otra soste-na la necesidad de adaptarse a la situacin violenta que se vive y, en consecuencia, lasmujeres eran las que deban tomar las precauciones necesarias para evitar mayores cos-tos.

    La tensin entre posiciones aparentemente antagnicas gui la construccin de conoci-miento grupal. Los ejes de discusin transitaron entre el derecho a salir y el miedo; y si

    bien hablaron de la necesidad de tomar recaudos, se resistan a la idea de tener queabandonar el espacio pblico.

    Las responsabilidades.

    Muchas integrantes reconocan la necesidad de la presencia de la sociedad civil comocontralor en el tema de las respuestas dadas a la violencia, en cambio otras agregabanque es responsabilidad del Estado.

    Fueron las mujeres organizadas en espacios comunitarios y sociales quienes sostuvie-ron la urgencia de una responsabilidad compartida, tanto del Estado como de la socie-dad civil, enfatizando la importancia y necesidad de la participacin ciudadana espe-cialmente femenina en el diseo del espacio pblico, garantizando la accesibilidad atodos; igualmente en el diseo de dispositivos que propicien encuentros entre mujeres,

    para hablar y reflexionar sobre esta problemtica.

    Polticas integrales.

    En este sentido, al evaluar las respuestas sociales e institucionales dadas a la violencia degnero hasta el momento, postularon la necesidad de construir polticas integrales, queno solo incluyan la asistencia a las mujeres vctimas, sino que tiendan en su conjunto ala prevencin de la inseguridad y la violencia.

    Las mujeres valoraron las polticas implementadas por el municipio, como el TelfonoVerde (para denunciar agresiones hacia las mujeres), los talleres de reflexin y conten-

    cin para mujeres y el refugio en situaciones de emergencia; aunque tambin plantea-ron, como destacamos anteriormente, la necesidad de avanzar en respuestas ms inte-grales, comprometiendo en esta tarea a otros sectores.

    Debe destacarse que las polticas represivas no se incluyeron dentro de las demandas delos grupos; la institucin policial fue criticada no slo por su falta de eficiencia, sino porla corrupcin instaurada en la misma. Fue, asimismo, sealada como una de las institu-ciones que ejerce violencia hacia los sectores ms desprotegidos de la sociedad y, enespecial, hacia las mujeres.

  • 5/26/2018 El Miedo a La Calle. Ivonne Macassi Le n (Coord.), 2005

    Captulo 2

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    Aparece como necesidad imperiosa el desmantelamiento de la indiferencia social antela violencia contra las mujeres, expresada en el no te metas, de manera que se incor-pore como una problemtica que atae a toda la sociedad. Igualmente, el bregar por losderechos de las mujeres y, especialmente, atendiendo a su autonoma econmica y so-