el manzano que queria ser estrella

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Leyendas digitales- Medioambiente Fran Merlini, Andrés Rodulfo y Gastón Cáceres Primero B7 de nov. n un bosque muy extenso, había un manzano que contemplaba cada noche el majestuoso cielo estelar. Su imaginación volaba a años luz y de día suspiraba en la verde pradera: Cómo quisiera ser estrella”, exclamaba. Viendo a las aves ascender en el cielo, les preguntaba: ¿Dónde duermen las estrellas de día? Las aves se sonreían:No. Las estrellas no duermen, es solo que la luz del Sol no nos permite divisarlas.El pequeño manzano se quejaba interiormente: ¡Yo quiero ser estrella!Y se la pasaba preguntando a todos los animales y plantas: ¿Las estrellas vuelan?, ¿Duran para siempre?y todo referido sobre ellas. El tiempo pasó, y el árbol creció. Sus raíces se volvieron profundas; su tronco muy firme con grandes hojas en la copa hasta que dio ricos y jugosos frutos. Un día de un caluroso verano, una familia que estaba de vacaciones, se refugió bajo su enorme sombra. En medio de la charla, los hijos preguntaron qué tan lejos estaban las estrellas de allí. El padre respondió:” ¡Muy cerca, casi que las estamos tocando!Los niños no entendían, pero luego el señor agarro una manzana del árbol y la corto horizontalmente, sin separar los pedazos. El manzano, como curioso que era, se asomo y presto atención a la explicación: Las estrellas están en todas partes, en el cielo y en la Tierra. ¿Pero cómo?preguntaron los hijos. El padre abrió la manzana y del centro salió una perfecta estrella. El árbol, maravillado por ese momento, se le removió toda la sabia de su cuerpo y se dio cuenta, que desde su corazón había una única y verdadera estrella. Desde ese día, el manzano era una galaxia entera de estrellas en su interior. E SI SE CORTA HORIZONTALMENTE

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Una manzana cortada horizontalmente, y del centro sale una estrella

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Page 1: El manzano que queria ser estrella

Leyendas digitales- Medioambiente

Fran Merlini, Andrés Rodulfo y Gastón Cáceres Primero “B”

7 de nov.

n un bosque muy extenso, había un manzano que contemplaba cada noche el majestuoso

cielo estelar. Su imaginación volaba a años luz y de día suspiraba en la verde pradera:

“Cómo quisiera ser estrella”, exclamaba.

Viendo a las aves ascender en el cielo, les preguntaba: “¿Dónde duermen las estrellas de día?

Las aves se sonreían:” No. Las estrellas no duermen, es solo que la luz del Sol no nos permite

divisarlas.”

El pequeño manzano se quejaba interiormente: “¡Yo quiero ser estrella!” Y se la pasaba

preguntando a todos los animales y plantas: “¿Las estrellas vuelan?, ¿Duran para siempre?” y todo

referido sobre ellas.

El tiempo pasó, y el árbol creció. Sus raíces se volvieron profundas; su tronco muy firme con

grandes hojas en la copa hasta que dio ricos y jugosos frutos.

Un día de un caluroso verano, una familia que estaba de vacaciones, se refugió bajo su enorme

sombra. En medio de la charla, los hijos preguntaron qué tan lejos estaban las estrellas de allí. El

padre respondió:” ¡Muy cerca, casi que las estamos tocando!” Los niños no entendían, pero luego

el señor agarro una manzana del árbol y la corto horizontalmente, sin separar los pedazos. El

manzano, como curioso que era, se asomo y presto atención a la explicación: “Las estrellas están

en todas partes, en el cielo y en la Tierra”. “¿Pero cómo?” preguntaron los hijos. El padre abrió la

manzana y del centro salió una perfecta estrella.

El árbol, maravillado por ese momento, se le removió toda la sabia de su cuerpo y se dio

cuenta, que desde su corazón había una única y verdadera estrella.

Desde ese día, el manzano era una galaxia entera de estrellas en su interior.

E

SI SE CORTA HORIZONTALMENTE