el macizo colombiano: una región en permanente construcción

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El Macizo colombiano es una región biodiversa, pluriétnica y multicultural. El proyecto “Huellas e Imágenes del Macizo” asumió el reto de realizar talleres de formación audiovisual con jóvenes de la región. Esta cartilla es el resultado de la investigación realizada durante esos talleres y de la posterior realización de seis documentales en la zona.Los procesos de poblamiento, las dinámicas económicas, las manifestaciones culturales, el sentido del territorio y del medio ambiente, la historia de las organizaciones populares y la incidencia de las bonanzas de diverso tipo que han vivido sus pueblos, fueron las temáticas abordadas durante la investigación y el rodaje de los documentales.

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EL MACIZO COLOMBIANO:

UNA REGIÓN EN PERMANENTE CONSTRUCCIÓN

Documento de investigación y acompañamiento al material audiovisual que hace parte

de la maleta documental Maciceña

Carolina Del Cairo Silva

Huellas e Imágenes del Macizo

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EL MACIZO COLOMBIANO:

UNA REGIÓN EN PERMANENTE CONSTRUCCIÓN

Documento de investigación y acompañamiento al material audiovisual que hace parte

de la maleta documental Maciceña

Carolina Del Cairo Silva

Huellas e Imágenes del Macizo

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© Derechos reservados ProyectoDinamizar procesos culturales y sociales mediante la apropiación de herramientas de comunicación audiovisual con jóvenes de los municipios de San Sebastián, Sucre, Almaguer, Bolívar y Santa Rosa.

© AutoraCarolina Del Cairo SilvaAntropóloga

Revisión técnica del documentoEquipo de talleristas proyecto “Huellas e Imágenes en el Macizo”

FotografíasEnrique Ocampo Castro

Diseño de la Maleta Documental MaciceñaEnrique Ocampo Castro

Revisión de Textos Astrid Perafán LedezmaOscar LosadaMartín Alonso LosadaRicardo Monroy del C.

ISBN: 978-958-44-2968-1

ImpresiónDiseño Gráfico e Impresiones,Calle 4 # 1-91 Popayán

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Agradecimientos ......................................................................11PRIMERA PARTEEl Macizo Colombiano: Una región en permanente construcción ................................................... 15Introducción ............................................................................ 15Un recorrido por el Macizo Colombiano ............................... 17

Los Procesos de poblamiento desde la historia local ....... 18El período Colonial ....................................................... 20Las economías extractivas, las dinámicas sociales y políticas .......................................................... 23La conformación de pueblos asociados con creencias culturales ........................................................................ 27Otros momentos de fundación ........................................ 30

La incidencia de los caminos en los procesos de poblamiento y en el establecimiento y desarrollo de la economía local y regional ....................................... 34Caminos prehispánicos ................................................... 35Caminos reales ............................................................... 37Vías carreteables ........................................................... 45

Dinámicas económicas locales ........................................ 51Los Modelos de macro y microverticalidad andina ........ 52Los ciclos productivos ..................................................... 57Algunas prácticas sobre el territorio que han repercutido negativamente en el estado actual de la producción en el Macizo Colombiano ................... 60

TABLA DE CONTENIDO

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Consecuencias de la implantación de los cultivos de coca y amapola en el Macizo Colombiano ................ 66La economía actual ......................................................... 81

El Macizo Colombiano, territorio diverso ....................... 97El territorio: un escenario mítico y simbólico .............. 100El territorio: un escenario organizativo, político e identitario ................................................................... 107La concepción medioambiental del territorio ...............118

El Macizo Colombiano: más allá de una región, un proceso organizativo en construcción permanente ... 128El Macizo Colombiano: una región de contrastes y entramados culturales ................................................. 141

Conclusiones ......................................................................... 158Bibliografía ........................................................................... 160SEGUNDA PARTEProceso de formación: Apropiación de herramientas de investigación y audiovisuales .......................................... 169Introducción .......................................................................... 169El Proyecto Huellas e Imágenes del Macizo Colombiano .. 172

Metodología empleada durante la fase de formación .... 173Talleres itinerantes y proceso de formación ................. 173Fase de investigación ................................................... 175Fase de apropiación de herramientas de producción audiovisual ........................................... 177

Metodología empleada para la producción del documento de investigación .................................... 179Metodología empleada para la producción audiovisual 181

El contenido de la Maleta Documental Maciceña ............... 182¿Qué es una tertulia Maciceña? .................................... 183Sugerencias para la realización de las tertulias Maciceñas ............................................ 183Pasos a seguir para la realización de la tertulia Maciceña ....................................................................... 184

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Fichas de los videos documentales ................................ 184Tema: Economía ........................................................... 184Tema: Territorio ............................................................ 185Tema: Cultura ............................................................... 185Tema: Organización ...................................................... 186Tema: Bonanzas ............................................................ 186Tema: Poblamiento ....................................................... 187Tema: Política ............................................................... 188Tema: Cultura ............................................................... 188

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AGRADECIMIENTOS

El resultado de este documento de investigación es fruto del esfuerzo aunado de cada uno de los estudiantes del proyecto “Huellas e imágenes del Macizo”, de todos los

miembros de las comunidades visitadas a lo largo del recorrido emprendido durante la fase de formación, investigación y pro-ducción audiovisual y del diálogo permanente entre el equipo de talleristas.

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PRIMERA PARTE

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EL MACIZO COLOMBIANO: UNA REGIÓN EN PERMANENTE

CONSTRUCCIÓN

Introducción

Recorrer el Macizo Colombiano fue la propuesta con la cual el proyecto “Huellas e Imágenes” inició el proceso de formación de los jóvenes y la fase de investigación

en la región. En este sentido, no sólo se pretendió capturar con imágenes (vídeos y fotografías) la cotidianidad de los pueblos transitados sino que también se dio paso a que múltiples voces con acentos diversos hablaran desde sus conocimientos sobre aspectos relacionados con la cotidianidad en la que viven. Al-gunos hicieron uso de los recuerdos y de las experiencias para reconstruir en el discurso vivencias experimentadas por ellos mismos o por otras personas, que dejan ver la riqueza de lo oral como un elemento perpetuador de conocimiento, de historias, de tradición, de cambio. Para otros hablar sobre el Macizo Co-lombiano resultó ser el detonante de sus emociones, con cada palabra dejaron fluir un sinnúmero de sentimientos que eviden-ciaron diversos estados de ánimo, pero sobre todo el sentido de pertenencia que han ido construyendo día a día sobre su terri-torio.

De esta manera, no sólo las imágenes recogidas a lo largo de este año hablan por sí solas, sino que para todos resultó de suma importancia escuchar a los pobladores del Macizo refiriéndose a sus pueblos, a la economía, a la cultura y a muchos aspectos que los estudiantes del proyecto consideraron importantes para ser abordados desde la investigación. En este sentido, es importante recalcar que el proceso de investigación de los documentales que

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acompañan la Maleta Documental Maciceña, así como este texto, son el esfuerzo conjunto de talleristas y estudiantes, que con el apoyo de cada una de sus comunidades nos permitieron llegar a sus casas y, sobre todo, adentrarnos en sus percepciones particula-res y comunitarias sobre las dinámicas de sus localidades.

En el recorrido por el Macizo Colombiano tuvimos la posibi-lidad de acercarnos a dialogar con pobladores de diferentes lo-calidades de los municipios de Almaguer, Bolívar, Santa Rosa, San Sebastián, Sucre, Mercaderes, El Patía (Cauca), San Loren-zo y Taminango (Nariño), y abordamos desde su memoria local aspectos que dan cuenta de eventos sucedidos desde finales del siglo XIX. Inclusive, para algunos pobladores, ciertos sucesos se remontan varios siglos atrás. Lo interesante de este proceso, entre muchos otros aspectos, es analizar cómo en el discurso de es-tas poblaciones aún permanecen eventos sucedidos hace mucho tiempo y que no fueron presenciados por ellos. Esta situación de alguna manera deja ver cómo en el presente se sigue reinterpre-tando y perpetuando la historia de sus comunidades, mostrando acontecimientos que, sin querer cuestionar si sucedieron o no, en su imaginario, en su percepción y en su cultura, son realidades que los han marcado como pueblos del Macizo Colombiano.

Durante el proceso de investigación y la fase de producción audiovisual desarrollada entre los estudiantes del proyecto y el equipo de talleristas, se obtuvo gran variedad de información relacionada, entre muchos otros temas, con los procesos de co-lonización, las coyunturas económicas, la importancia de los caminos en el poblamiento, la comercialización de productos cuando las vías de comunicación eran incipientes, los cambios y transformaciones sucedidos con la implementación de cultivos como la coca y la amapola, las creencias culturales, las festivi-dades, las manifestaciones artísticas, las crisis económicas, la organización local y las movilizaciones.

Por eso el material obtenido, que buscaba abarcar los seis temas de investigación planteados por los estudiantes (1. cul-

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tura, 2. territorio y mitos, 3. organización y participación, 4. bonanzas, 5. economía, y 6. poblamiento), es bastante diverso y podría analizarse desde múltiples perspectivas y posturas. En consecuencia, la construcción de este texto es un instrumento para que sean los pobladores quienes cuenten desde su expe-riencia cómo han vivido a través de la historia, y cómo lo hacen actualmente. Sobre esta realidad nos permitimos organizar el texto de tal manera que sirva de consulta y para que, trabajado junto con los documentales, produzca en la comunidad espacios de diálogo, intercambio, concertación y reflexión frente a las formas y a las prácticas asumidas alrededor de diversos sucesos y acontecimientos como pobladores del Macizo.

Metodológicamente, este escrito parte de las narraciones de los pobladores. Y es a partir de los eventos que fueron contan-do que se abrieron ventanas que permitieron entablar diálogos con autores de diferentes áreas de la investigación. Esto con el propósito de mostrar que a través de las narraciones recogidas en la actualidad, se pueden establecer relaciones históricas para conectar esos episodios como resultado de procesos sucedidos a través del tiempo, y que se constituyen en marcas de la historia de las comunidades que hoy habitan el Macizo Colombiano.

Un recorrido por el Macizo Colombiano

Cuando se habla del Macizo Colombiano, muchas personas lo asocian con la estrella hidrográfica del país: ése es el slogan que nos han vendido de esta región. Sin embargo, el Macizo Co-lombiano también es un territorio donde conviven varios grupos étnicos que con sus diferencias y similitudes hacen de este lugar un territorio diverso a nivel socio cultural, ambiental y geográ-fico. No hay que desconocer que el nacimiento de ríos como el Magdalena, el Cauca, el Caquetá y el Patía –que se desprenden del Macizo Colombiano hacia los cuatro puntos cardinales y re-corren zonas de páramo, valles y montañas, atravesando alturas

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que oscilan entre los 500 y 4.000 m.s.n.m-, son condiciones que intervienen, por un lado, en el comportamiento, el imaginario y las formas de vida de los pobladores de este inmenso territorio (Groot de Mahecha y Mora Camargo, 1989: 159) y por el otro, en la biodiversidad de fauna y flora representativa de esta re-gión.

El Macizo Colombiano es una de las regiones del país donde confluyen diversos grupos humanos, entendiéndolo tanto como espacio geográfico y como las construcciones que los pueblos han hecho alrededor del lugar en términos simbólicos, ideoló-gicos, políticos, ambientales, culturales, etc. Está habitado por poblaciones negras, mestizas e indígenas, que han vivido desde tiempo atrás el poblamiento de sus localidades de forma disímil, transitando por esta región, fundando pueblos cerca de los ríos, en sitios de paso obligado, o en lugares donde sus creencias cul-turales así lo establecieron.

Actualmente, los pobladores de esta inmensa región que cubre 53 municipios de los departamentos del Cauca, Putumayo, Ca-quetá, Nariño, Tolima y Huila, son conscientes de la importancia que tiene para el país el estar ubicados en un territorio estratégi-co en términos ambientales. Esta realidad también fue percibida tiempo atrás por pobladores que llegaron a estas zonas atraídos en diferentes épocas por el oro, la quina, el caucho, la madera, la coca y la amapola, hitos que permanecen arraigados en la me-moria de algunos pobladores porque se convirtieron en eventos que de una u otra manera marcaron la historia de la región.

Los Procesos de poblamiento desde la historia local

Cuando hablamos de procesos de poblamiento, es necesario re-currir a la historia, la etnohistoria, la antropología o la arqueo-logía como disciplinas a través de las cuales podemos obtener datos mucho más aproximados sobre quiénes, dónde y cuándo habitaron determinada región geográfica. El establecimiento de

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secuencias cronológicas basadas en métodos de datación aplica-dos a hallazgos arqueológicos es una de las posibilidades que se tienen para establecer fechas; al igual que la revisión de fuentes documentales o datos de archivos sirven para la reconstrucción de estos procesos, junto con las narraciones y recuerdos que tie-nen los pobladores de sus historias locales. Lo que pretendemos es resaltar la percepción de los pobladores que habitan el Macizo Colombiano, para que sean ellos quienes cuenten a través de sus voces qué conocen de los pueblos que hoy habitan, qué saben de las historias de la región y cómo a través del tiempo se han ido incorporando con la apertura de rutas de comunicación en la economía y en las dinámicas socioculturales del país. De esta manera, intentamos que sean los mismos habitantes del Macizo quienes tomen la palabra a través de este escrito, que desde su sentir narren estos y otros procesos, y en la medida en que sus discursos vayan fluyendo se teja un historia a múltiples voces, en la que prime el sentir y la vivencia del poblador, quien a tra-vés de su discurso da la posibilidad de remitirse a documentos escritos, elaborados básicamente por investigadores sobre esta región del país, con el objeto de conocer otras versiones sobre la misma temática.

Los narradores locales reconocen que el poblamiento de al-gunas zonas del Macizo Colombiano ha respondido a múltiples eventos. Existen localidades que en este aspecto contrastan con otras por las causas que llevaron a que los pobladores decidieran ubicarse en determinado lugar. Para unos el poblamiento es con-secuencia de los procesos de conquista y colonización sucedidos en el país con la llegada de los españoles, obviamente, sin desco-nocer que antes de la penetración española ya había poblaciones asentadas en varios lugares. En otros, el poblamiento responde a procesos de colonización motivados por diversas coyunturas económicas, sociales y políticas que han sucedido a lo largo de la historia del país. También el establecimiento de los pueblos es fruto de las creencias culturales arraigadas fuertemente en la

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idiosincrasia de los habitantes del Macizo Colombiano y, final-mente, en algunos es la sumatoria de las causas anteriores.

El período Colonial

Poblaciones como Almaguer, Lerma y Mercaderes narraron historias asociadas con esta versión. En el caso de Mercaderes el poblamiento, según la historia local, es consecuencia de las transacciones económicas realizadas hace muchos años en este lugar, cuando a Colombia fueron arribando españoles e ingleses que buscaban ampliar las fronteras y llegar a otras zonas del país. El sitio donde hoy está ubicado el municipio se convirtió en paso obligado hacia otras regiones y en escenario de transac-ciones económicas entre mercaderes provenientes de diversas localidades, de ahí el origen de su nombre.

Cuando vinieron los mercaderes aquí ya habían chozas en este parque que hoy en día se llama General Santander… Aquí ve-nían mercaderes porque entre Quito y Bogotá y entre Quito y Mercaderes había varias horas de diferencia, era más cercano Mercaderes, este lugar era el punto de concentración de los mercaderes que venían del Perú, Bolivia, Ecuador, gente de Venezuela y Bogotá, eso fue antes de 1815. Inclusive Merca-deres es más nuevo que Almaguer, uno de los municipios más viejos del departamento del Cauca. Pero cuando los mercade-res llegaron aquí ya había indios… Dicen que en ese tiempo todas las casas eran de paja y nunca hubo una organización para construir el pueblo… Mercaderes se construyó por donde venía el camino real que venía de Pasto hacia Popayán… por ahí se fueron ubicando las casas (Guillermo León Valencia, Mercaderes, abril 17 de 2007).

Autores como el historiador Gonzalo Buenahora (2003) plan-tean que no existen pruebas reales de que antes de 1551 Belal-cázar, o alguno de sus hombres, hubieran explorado el Macizo Colombiano, aunque existen versiones de que para 1535 Belal-cázar, Ampudia y Añasco en su ruta hacia Popayán pasaron por La Cruz. También podría pensarse que el camino hacia Popayán

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pudo realizarse desde Sibundoy al Valle del Patía y posterior-mente a Popayán. El mismo autor plantea que es posible pensar que el paso de los españoles por el Macizo Colombiano se llevó a cabo en 1551 cuando:

…por mandato de Francisco Briceño, juez de residencia enviado por la Audiencia de Santa Fe, una hueste al mando del conquista-dor Vasco de Guzmán – partiendo de Pasto – avanzó al norte de La Cruz y en una pizarra a 2.300 m de altura, prácticamente en medio del Macizo Colombiano, fundó una ciudad (Romoli, 1962), Guzmán la habría nombrado ciudad César, probablemente en ho-nor de Francisco César, uno de los primeros que penetraron al Valle del Cauca desde el golfo de Urabá (Ibíd.: 23 – 24).

Un año más tarde, esta ciudad fue rebautizada con el nombre de Almaguer, que durante la época de la colonia entró a formar parte de aquellos lugares en los cuales incursionaron las expedi-ciones emprendidas por los conquistadores, que como muchas otras expediciones buscaban extraer oro, “conocer el territorio, fundar y poblar” (Díaz, 1994: 53).

En cumplimiento de estas obligaciones los conquistadores a órdenes de Pizarro debían poner especial empeño en fundar ciudades para asegurar y garantizar la autoridad del lejano Rey y sustentar el poder civil y militar de los adelantados – go-bernadores. Desde ellas se inician nuevas conquistas, nuevos poblamientos, que significan la puesta en práctica del verda-dero plan de conquista y expansión de la frontera imperial hispano-cristiana… Esto explica por qué, al dominar una co-marca y lograr un primer sometimiento de sus habitantes, el paso siguiente era fundar una ciudad que, por las condiciones en que se hallaban, rara vez pasaba de ser un campamento, pero a la postre se convertían en ejes de la vida colonial. Por ello la conquista de la Gobernación de Popayán se desarro-lla simultáneamente con la fundación de numerosas ciudades: Cali, Villa de Ampudia (Jamundí), Popayán, Timaná, Pasto, Cartago, Anserma, Arma, Antioquia, Buga, Almaguer, Toro, y otras ciudades que tuvieron efímera existencia. Fundadas en su mayoría por Belalcázar, o bajo sus órdenes, constituyeron

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los inicios de los centros administrativos hispánicos, desde los cuales se impuso el sistema colonial en el cual la explotación del oro fue una de las más importantes actividades (Ibíd.).

El objetivo primordial de este imperialismo era el dominio de los pueblos, que pasaron a convertirse en esclavos, sirvientes y explotados. Este tipo de poblamiento respondió a la búsque-da por parte de los españoles y de los ingleses de incorporar nuevas localidades, dentro de la visión que para ese momento se tenía de la colonización. Mientras que para los españoles resultaba interesante crear colonias, para los ingleses primaba el interés de conformar instituciones, aunque para el caso de América Latina, fue la modalidad española la que imperó e impulsó la construcción de los Estados Nacionales:

La construcción de los Estados Nacionales de América Latina, durante el siglo XIX y principios del XX, fue un proceso lleno de dificultades, no obstante que ya existían avances en tal sentido, tanto del Estado como de la futura nacionalidad, logrados en el período colonial. Como herencia del proceso colonial espa-ñol y portugués quedaron preparados muchos elementos de la estructura necesaria para esa construcción: valores universali-zantes compartidos por un núcleo importante de la población; instituciones legitimadas; territorios de pertenencia vagamente definida; una lengua y una religión oficialmente generalizadas (Domínguez y Gómez, 1994: 11).

En este sentido, el comportamiento del poblamiento en la época de la colonia hasta cierto punto fue semejante: inició con los procesos de ocupación, la fundación de pueblos, la desin-tegración familiar, los procesos de aculturación y mestizaje y la disminución de la población nativa como consecuencia de las formas de dominación. Aunque cada proceso guarda sus particularidades, también se diferencian unos de otros por las consecuencias, los cambios y los impactos que generaron en la población y en las dinámicas sociales de aquel momento, y que han repercutido en las dinámicas actuales.

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Las economías extractivas, las dinámicas sociales y políticas

El segundo caso es el poblamiento como respuesta a diferentes coyunturas económicas, sociales y políticas. Un ejemplo cla-ro de la fundación de localidades que se desarrollaron a partir de estas dinámicas, sucedidas en las últimas décadas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, es El Carmelo, corre-gimiento del Municipio de Santa Rosa. A diferencia de otros municipios del Macizo, Santa Rosa está más próximo al depar-tamento del Putumayo. Por esta razón, se incorporó en las diná-micas que para ese tiempo se desarrollaron en el sur del país y que estuvieron relacionadas con las economías extractivas de la quina y el caucho. Como consecuencia, El Carmelo en su época se conoció como El Almorzadero, y fue fundado por coloniza-dores que llegaron a este sector del país atraídos por el interés de trabajar en estos cultivos o a raíz de las diferencias políticas que para ese momento vivía Colombia.

Yo soy nacido aquí en el Carmelo, pero mis papás son de una fa-milia venidera, porque casi de aquí, el personal de aquí ninguno es criollo de aquí sino de una familia venidera porque esto ha sido una colonización. Mi familia ha sido de Santiago, porque a Santiago han venido es familiares de por allá de otras partes antes de la guerra de los mil días, la última guerra civil, una guerra política y después de esa guerra ha entrado personal para acá y han colonizado por aquí…Conversaban los mayores que aquí ha sido una parte montañosa y que por motivo de la negociación del caucho, que han entrado a extraer caucho para acá abajo, a la parte más caliente… y que en ese tiempo lo han sacado a espalda cargando los bultos, cuando ya se secaba eso, lo han sacado, la leche la sacaban haciendo como bolas y de ahí la han puesto en canastos, así para cargar. Aquí (se refiere a la localidad de El Carmelo) ha sido el punto de ellos quedarse o de almorzar, por eso en ese tiempo que ya empezaron a coloni-zar le han puesto el nombre de “El Almorzadero” y ya después cuando se empezó a colonizar, siguieron trabajando los colonos

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(Maximiliano Semanate, El Carmelo, Municipio de Santa Rosa, mayo 8 de 2007).

Santa Rosa, además de ser uno de los municipios del Macizo Colombiano, hace parte de un espacio geográfico que se conoce como la Bota Caucana. Esta región esta subdivida en Alta y Baja; Santa Rosa está ubicada en la Alta Bota Caucana y las localida-des situadas en la cuenca del río Caquetá hacen parte de la Baja Bota Caucana. Por su proximidad y semejanza geográfica con poblaciones de los departamentos del Caquetá y el Putumayo, ha experimentado algunos de los eventos sucedidos en estos depar-tamentos a pesar de hacer parte del departamento del Cauca.

Investigadores como Ramírez (2001: 33), han emprendido estudios en esta región del país y aunque están más enfocados hacia el departamento del Putumayo, es claro que el escenario de estudio toca de manera directa a los habitantes de la Baja Bota Caucana. Sin embargo, como lo demuestran los historiado-res locales, la Alta Bota Caucana también vivió muchos de estos procesos. Es interesante ver el trabajo emprendido por Ramírez, quien diferencia ciertos períodos de colonización asociados con el poblamiento del Putumayo. Estos períodos corresponden a: Ciclos extractivos (quina y caucho) sucedidos a finales del siglo XIX y mitad del siglo XX, la violencia política en el país entre 1946 y 1962, la fiebre petrolera entre 1963 y 1976, la expansión de los cultivos de coca entre 1977 y 1987 y, por último, entre 1988 y la actualidad aparecen en las dinámicas locales eventos asociados con la disminución del precio de la coca, el narcotrá-fico y el resurgimiento de la coca como oportunidad económica para muchos pobladores.

Dentro de las narraciones recogidas entre los habitantes de El Carmelo y de la cabecera Municipal de Santa Rosa, aparecen también eventos que dan cuenta de algunos de los períodos es-tudiados por Ramírez. Aunque para este caso no se tiene clara la periodicidad en la que se llevaron a cabo. Lo que intentamos recalcar de los relatos de estos pobladores es que dentro de sus

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narraciones hacen explícitos una serie de sucesos que resultan importantes para ellos y que, de la misma manera que lo expone Ramírez, aparecen asociados con el poblamiento de su muni-cipio. Por ejemplo, don Maximiliano Semanate reconoce que Santa Rosa se conforma por pobladores colonos migrantes de otros sectores del país, que huyendo de las guerras políticas o motivados por incorporarse dentro de las dinámicas económicas que para ese entonces se estaban generando en este sector del país, vieron allí una oportunidad para comenzar una nueva vida. Sin embargo, la guerra política a la que nos remonta don Maxi-miliano dista muchos años del período establecido por Ramírez. Para don Maximiliano, habitante de El Carmelo, el arribo de sus padres a esta localidad fue consecuencia de la guerra de los mil días. Si tomamos en cuenta este suceso, estaríamos hablando de una guerra civil que vivió Colombia entre 1899 y 1902 como consecuencia de las diferencias entre el Partido Conservador y el Liberal1 . Lo que resulta interesante analizar no es en sí el su-ceso como tal, sino las causas que generaron el poblamiento. En este sentido, don Maximiliano introduce otro nuevo elemento que también es referenciado por Ramírez y que está asociado con la extracción del caucho y la quina.

Autores como Domínguez y Gómez, (1994), han emprendi-do estudios en la Amazonía colombiana sobre los procesos de poblamiento y la articulación de esta región con la nación en un período que va desde 1750 a 1933. Estos autores diferen-cian dentro de su investigación una serie acontecimientos de la 1 “El conflicto fue un enfrentamiento entre miembros del Partido Liberal

colombiano contra el gobierno conservador del presidente Manuel An-tonio Sanclemente, a quién se acusó de gobernar de forma autoritaria, excluyente y poco conciliadora. El brusco cambio provocado por la derogación de la Constitución de Rionegro de 1863 (que estableció un sistema federal), por la centralista Constitución de Colombia de 1886 (establecida bajo el mandato de Rafael Núñez) además de los violentos intentos de cooptación y hegemonización del control del estado por parte de los conservadores, provocó la violenta respuesta del bando Liberal” http: es.wikipedia.org

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historia del país, que consideran han marcado la ocupación de la Amazonía colombiana y que, para el caso que nos interesa, están ligados con la quina y el caucho. De la misma manera, Pineda (2003) aborda otro estudio en el Putumayo acerca de las fiebres extractivas de estos productos. Indudablemente al muni-cipio de Santa Rosa también llegaron este tipo de economías y con ellas algunos colonizadores provenientes de otras regiones del país.

Mis papás no han sacado caucho, ellos han entrado es después, ellos estaban es después, de cuando hubo la comercialización de la quina, yo también trabajé en eso… (Maximiliano Semanate, El Carmelo, Municipio de Santa Rosa, mayo 8 de 2007).

La extracción de la corteza de la quina en el país por mucho tiempo estuvo liderada por la Compañía Colombia, sobre todo en la vertiente occidental de la cordillera Oriental, donde lle-garon a emplear entre 1500 y 2000 trabajadores. Debido a su decaimiento hacia 1871, esta compañía y algunos trabajadores independientes decidieron emprender la búsqueda del árbol de la quina hacia las vertientes andinas del alto Cagúan y Orte-guaza, llegando así al municipio de Santa Rosa, de donde se extrajeron en ese año dos mil bultos de quina. En años poste-riores la extracción del producto la lideraron varias empresas extractivas como la Casa Elías Reyes y Hermanos, Leonidas Pardo y Simón Hurtado. Se calcula que éstas en 1872 comer-cializaron aproximadamente quince mil bultos, por más de dos millones de pesos oro (Domínguez y Gómez, 1994). Aunque no aparece referenciado en el trabajo realizado por estos autores el número aproximado de pobladores que llegaron a trabajar en la extracción de la corteza de quina, sí hacen evidente que varios pueblos y caseríos fueron consecuencia de su auge, al tiempo que la disminución del producto trajo consigo el despoblamien-to de algunos sectores, como fue el caso de Santa Rosa.

…el agotamiento de ese producto y las consecuencias de las fre-cuentes guerras civiles, que caracterizaron la historia del país

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durante la segunda mitad del siglo XIX, habían producido la ruina, el despoblamiento y el menoscabo de poblaciones como Santa Rosa, antiguo centro quinero y del cual un viajero que por allí pasara a comienzos del siglo XX, expresó: “El caserío esta compuesto solamente de una pobre iglesia y de cinco o seis casas, éstas y la iglesia pajizas, y todas en ruina por obra de la guerra, pero en su distrito se encuentran más de sesenta habita-ciones anexas a sementeras. Debió su origen a los trabajadores de quina y es fundación por consiguiente nueva, compuesta de gente de los pueblos de Santiago, Rosal, San Sebastián, y otros de la provincia de Caldas. No hay un individuo mayor de veinte años que haya nacido allí, excepto los de una familia que se estableció en esos bosques antes de la explotación quinera (Ro-cha, 1905: 14 en Domínguez y Gómez, 1994: 158).

Este modelo económico fue fundamental para el poblamien-to de El Carmelo. Por la necesidad de comercializar la quina cuando todavía no había carreteras y los caminos eran trochas, los pobladores se vieron obligados a llevarla a cuestas hasta los centros de acopio ya establecidos. Surge entonces esta localidad como el lugar en el cual los trabajadores y/o comerciantes so-lían almorzar en los días de camino que debían recorrer; poco a poco algunos de los cargueros se fueron quedando en el camino, construyeron casas y así nace “El Almorzadero”, cuyo nombre ahora es El Carmelo.

La conformación de pueblos asociados con creencias culturales

Una tercera causa de la aparición de pueblos en el Macizo se re-laciona con las creencias culturales que tienen los pobladores de su región. Es usual que muchos pueblos se hayan fundado justo en lugares donde han aparecido imágenes relacionadas con sus creencias religiosas. Es tan fuerte este reconocimiento que cada localidad tiene su virgen o santo patronal y a ellos se les celebra en determinada época del año una fiesta.

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En el recorrido por diferentes localidades, escuchamos a muchos pobladores hablar de las “vírgenes remanecidas”, que es como denominan a las vírgenes que han aparecido en deter-minados lugares. Tal es el caso de la virgen del Rosario, que apareció en el corregimiento de El Rosal del municipio de San Sebastián, y la virgen Mamaconcia en el resguardo de Caquiona del municipio de Almaguer.

Esta parroquia es antiquísima tiene como 300 años de estar ejercien-do como parroquia a nivel eclesiástico. Nuestro pueblo a nivel civil es antiquísimo y eclesiástico desde que la virgen fue hallada en el sitio donde hoy es el parque, antes eso había sido montaña y en esa época existían dos grupos nativos de indígenas: uno aquí en la localidad y el otro en Pueblo Viejo. Esto antes se llamaba San Juan de Iscansé y estos indígenas se disputaban en poblar aquí y otros en poblar allá… Adonde está ahora el parque se venían unas ovejitas que eran de la señora Rosalía. Ella tenía 90 años. Esas ovejitas todas las tardes se venían del sitio el Rodeo y eso le despertó mucha curiosidad a ella, ahí no había prado, sino que había hojarasca, musgo. Entonces ella con el bordón empezó a buscar y encontró la imagen al pie de un ar-bolito, era la imagen de la virgen del Rosario, la manifestación de su existencia. Los nativos primero observaron en medio de la montaña una rosa blanca, luego un lago, y luego las ovejas que al descubrirla cumplieron su misión… La señora regó la noticia que llegó a am-bos grupos, los que vivían en San Juan se vinieron derecho a llevarla para que estuviera allá y allá le construyeron una choza temporal; mientras le construían la capilla la pusieron en la choza y al otro día la fueron a ver y ya no estaba, no la encontraban sino en el sitio donde se apareció por primera vez. La llevaron como por tercera vez y se les vino otra vez y ya comprendieron que ella quería unir ambas comunidades… Esa noticia los nativos la llevaron a la provincia de Almaguer y el primer obispo declaró ya sagrado y ordenó realizar una capilla que luego se cayó… y le construyeron una nueva iglesia donde hoy se encuentra… Ella de allí no se volvió a salir… cuando la virgen se apareció ya habían casitas pequeñas y poquitas, de paja, en vista de eso se unieron las comunidades y se dedicaron a construir más casitas (Rafaela Guamanga, El Rosal, Municipio de San Sebas-tián, abril 24 de 2007).

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En general, las historias recogidas enuncian que cerca de don-de vieron las imágenes de las vírgenes por primera vez ya había pequeños poblados. Sin embargo, estos poblados muchas veces debieron desplazarse al sitio donde la imagen apareció, porque al querer trasladar la imagen a los poblados ya conformados las “imágenes no se amañaban” y volvían a aparecer en el mismo lugar donde habían sido encontradas por primera vez. Por lo tanto en aquellos lugares los pobladores decidían levantarle un techo o capilla, también construían casas, dando así paso a un nuevo poblamiento. Es interesante ver que en la concepción cultural de estos pobladores, el surgimiento de sus pueblos es recontextuali-zado a tal punto que identifican como momento fundacional los eventos asociados con la aparición de las vírgenes remanecidas.

Autores como Zambrano y López (1993) han investigado las historias de las vírgenes remanecidas y el papel que han jugado en la concepción cultural de estas poblaciones:

Las vírgenes del Macizo Colombiano son reconocidas como las patronas de las comunidades donde se aparecieron; son motivo de veneración y respeto por parte de sus habitantes, quienes ge-neran comportamientos sociales en torno a ellas. Las imágenes o íconos corresponden a la virgen María; no obstante, las comu-nidades del Macizo Colombiano han reapropiado las imágenes y sus significados y hoy están lejos de constituir un elemento cultural hispano, vale decir, con la carga y connotaciones histó-ricas y épicas de esa tradición. En estas comunidades el término remanecido significa ser nativo de un determinado lugar. Para los Yanaconas, tanto como para los habitantes del Rosal y San Juan, las imágenes remanecidas comunican el sentido de perte-necer al territorio, de fundarse en un sitio, de organizarse un es-pacio en el Macizo Colombiano, y los relatos de las apariciones marcan un tiempo histórico, el contacto y el inicio de otra época en la historia de estas comunidades (Ibíd.: 43-44).

Existen otras historias de las vírgenes y su movilidad: es el caso de las de Pancitará, Caquiona y San Juan, que según los pobla-dores son hermanas y se visitan entre ellas. La evidencia es que

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aparecen sus vestidos sucios o con cadillos pegados, luego de hacer el recorrido en la búsqueda de sus hermanas.

… Lo que pasa es que dicen que las tres vírgenes: o sea la virgen de Pancitará, la virgen de Caquiona y la virgen de San Juan han sido hermanas y que entonces ellas se visitaban, que temporal-mente se visitaban. Porque cuentan que en una ocasión encontra-ron a la virgen de San Juan con abrojos en el vestidito y lo mismo pasó con la de aquí, que le encontraron unos cadillos, entonces dicen que posiblemente a veces ellas se iban de visita por ser her-manas y pasa de que hubo que dejarles unas campanas. Cuando se supo de estas imágenes, las comunidades francesas como que regalaron unas campanas y han mandado las nueve campanas para la iglesia. Entonces las campanas llegan y entonces tenían que repartírselas y dicen que posiblemente la virgen de Pancitará pues trató como de buscar ella las mejores campanas y las esco-gió y luego viene la de San Juan y dijo “éstas son las mías” y las escogió y la de Caquiona le dejan las últimas. Entonces dicen que la de Caquiona salió favorecida porque le tocaron las mejores campanas, son más claritas, más sonoras, en cambio las otras son más roncas, entonces eso es lo que dicen de las vírgenes (Oscar Bolaños Beltrán, Caquiona, mayo 22 de 2007).

Un rasgo importante de estas historias es el sentido que se le da a las imágenes hasta el punto de humanizarlas. Incluso el hecho que una virgen visite a la otra podría entenderse como un punto de encuentro no sólo de las imágenes sino de las poblaciones, que de hecho es uno de los objetivos de las fiestas patronales locales, cuando a través de las alumbranzas los pobladores de veredas y municipios vecinos propician el encuentro de las imá-genes en determinada localidad.

Otros momentos de fundación

Las causas del poblamiento son múltiples. Un ejemplo de esto se puede evidenciar en el corregimiento de Lerma donde, según los historiadores locales, existen tres teorías alrededor de su fun-dación: una de ellas está relacionada con la llegada de esclavos

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a la zona una vez obtienen su libertad, la segunda reseña el paso de Jerónimo de Lerma cuando se dirige hacia el sur y la terce-ra se refiere al terremoto sucedido en Almaguer. Estas teorías emergen asociadas con la aparición de San Antonio de Padua, santo remanecido y patrono de la localidad.

… Una de las teorías está asociada con San Antonio de Papua. Porque de algotra (sic) forma las teorías, para que le vamos cogiendo el hilo, es que cuando en la época de la esclavitud, que fue antes de 1851, José Hilario López, presidente de la Re-pública de Colombia decreta la libertad definitiva de los escla-vos, entonces por aquí en los alrededores había unas grandes haciendas de los más ricos de Popayán, de apellido de un señor Joaquín Mosquera. Entonces el señor en esa hacienda tenía una especie de ciudadela con los esclavos, donde tenían sus campa-nitas, elaboran su capilla; entonces el señor Mosquera les da la libertad y los negros echan hacia este territorio. Entonces uno lo comprueba cuando encuentra familias muy antiguas que son descendencia de negros, aunque aquí usted en Lerma no va a ver un negro ahorita, pero sí hay familias que tienen esa des-cendencia (Se refiere a la ascendencia). Explicamos también esa teoría en el sentido de que hay en las veredas del corregimiento familias netamente negras, como en Aguas Frescas. La teoría de los negros, también se complementa en el sentido de que los negritos trajeron los santicos, todas las imágenes de santos que hay en la iglesia, ¿Me entiende?... y alrededor de las imáge-nes y las campanas se construyó la primera iglesia, pero no la construyeron ahí donde está hoy, sino en el marco de la plaza. Entonces ahí es donde empieza a jugar el papel San Antonio como santo remanecido. La verdad es que no se sabe como en-contraron a San Antonio ni nada, sino que tenemos la versión que es un santo remanecido y por eso se construyó Lerma. La teoría de los esclavos es una y hay otra teoría de la formación del pueblo de Lerma, del territorio lermeño y es que un colono llamado Jerónimo de Lerma, de origen español, tenía este sitio, como sitio de paso hacia las tierras del sur de América, entonces el hombre utilizaba a Lerma como un sitio de descanso y tenía gente que andaba con él. Tenía sus animales ¿no?...Dicen que

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aquí Lerma era con muchos árboles, que había una portada a la entrada del pueblo, ¿si me entiende? era como un sitio de descanso, esa era la otra teoría, la de Jerónimo, que se asentó aquí y empezó a construir las casitas y todo eso. La otra teoría, la tercera que también es fuerte, es que cuando hubo un terre-moto en Almaguer, en esa época esto pertenecía a la provincia del gran Caldas o del gran Cauca… Ocurrió ese terremoto y la gente se desplazó porque Almaguer se hundió y la gente se fue desplazando hacia estos territorios con el afán también de culti-var el maíz y explotar las minas de sal que quedaban acá. Pero esas tres teorías pobladoras se conjugan con la de San Antonio de Padua, como Santo remanecido (Luis Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).

La narración anterior introduce el poblamiento que hicieron las comunidades afrocolombianas en la región. En este sentido, es importante resaltar el trabajo realizado por múltiples investi-gadores en el Valle del Patía, enfocados en diferentes aspectos históricos y actuales en este sector del Macizo. Para citar un ejemplo, Zuluaga (1998), retoma el trabajo realizado por Ussa (1989), quien basado en historias locales recogidas en el Patía, habla de tres períodos históricos en el poblamiento del Valle del Patía: el primero hace referencia a la Época de los Antiguos, que es la colonización española y los asentamientos que confor-man los grupos negros cuando huyen de la colonia; el segundo período lo han denominado el de los Hombres Históricos y se asocia a la consolidación de los aspectos socioculturales de los pobladores y por ultimo, el período actual, ligado a momentos específicos de la historia reciente del Patía, aproximadamente alrededor de la década del 30 del siglo XX y años posteriores.

La Época de los Antiguos se corresponde con la Conquista Es-pañola y la Resistencia de los Indios Sindaguas: Aquí se dice que la tribu que existió aquí, me parece que la denominaban los patingas, entonces esos eran los primeros pobladores…pues según tengo entendido cuando los españoles cruzaron por aquí, aquí pasaron sus ratos de azar, porque el indio patinga era un indio supremenete rebelde, era que cuando yo creo que pasó

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Añasco, Ampudia y Belalcázar, ellos pasaron sus azares aquí, ésta era una región libre y como era un clima malsano, por eso tampoco tomaron mucho interés los españoles en meterse ahí… (Eliodoro, en Ussa, 1989:44, en Zuluaga, 1998:184) Igualmente comprende el período de asentamiento de negros huidos en el Patía y su lucha por construir una sociedad cimarrona, con-testataria frente a las autoridades coloniales, y defensora de la libertad de los negros: Unos venían de Panamá, venían de va-rios puntos de la nación, venían de Barbacoas, otros venían de Chocó y aquí encontraban libertá y aquí se establecían, porque hubieron apellidos que pa más o menos ya no se recuerdan ni existen a esta fecha, esos negros se volcaban huyéndole al yugo español y entonces venían y aquí encontraban libertá,…esos eran libres, preferían más bien hacerse matar… yo creo que la dicha del español era obtener muchos esclavos. (Eliodoro, en Ussa, 1989:44, en Zuluaga, 1998:185). Este período dura, qui-zá, hasta 1749, el momento en que el mulato Fabián Hernández donó un territorio para que en él se construyera una iglesia, consagrada a Nuestra Señora del Valle y se distribuyeron lotes para constitución del pueblo de San Miguel de Patía. El período de los Hombres Históricos es aquel en el que se consolidaron las características sociales y culturales de la sociedad patiana. Los valores de la comunidad se personifican en hombres que, por artes mágicas, adquieren cualidades y poderes singulares, que con frecuencia se utilizaban en beneficio de la comunidad. A esta época la sucede el período actual y tiene un momento específico de iniciación: la guerra con el Perú. Sus comienzos rondan por las décadas de 1930 a 1950 y están relacionados con hechos claros: la construcción de la carretera, el desarrollo de El Bordo, la llegada de extraños del interior. El significado tam-bién es claro: es el comienzo del derrumbe de sus costumbres y su cultura. Es un período desastroso en el que se añoran los tiempos de los hombres históricos (Zuluaga. 1998:185).

Resulta importante mencionar los trabajos emprendidos por Zu-luaga (1998) y Ussa (1989) porque en las narraciones recogidas con los pobladores de Capellanías no se pudo establecer infor-mación relacionada con acontecimientos históricos de la fun-

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dación del pueblo. Esto no significa que los pobladores de esta localidad desconozcan la historia de sus poblaciones, que es un tema que queda pendiente por ahondar y que muy seguramente se puede abordar en una próxima investigación.

Sin importar cuál sea la causa que motivó el poblamiento de determinada localidad, hay que resaltar cómo siguen siendo re-creados estos eventos a través de los relatos y cómo las nuevas generaciones se siguen apropiando de sus historias. Incluso, a pesar de que esta permanencia no signifique que muchas de las personas que llegan a determinado lugar se radiquen totalmente en él, en razón del carácter coyuntural, complejo y dinámico del poblamiento. Actualmente, debido a las dinámicas sociales y económicas del país, hay movilidad permanente como res-puesta a trabajos relacionados principalmente con las labores de recolección y cosecha que impulsan migraciones transitorias de trabajadores en determinadas épocas del año. Para el caso del Macizo, esta movilidad está relacionada con las cosechas de café, de coca y amapola en menor proporción (este aspecto lo relacionaremos más adelante). De igual manera, los fenómenos actuales de desplazamiento por el conflicto armado son tam-bién causa de nuevos y constantes fenómenos de poblamien-to, que traen como consecuencia cambios del imaginario en las poblaciones receptoras y también en quienes llegan a radicarse temporal o permanentemente en determinado territorio, o entre quienes deciden retornar a sus sitios de procedencia.

La incidencia de los caminos en los procesos de poblamiento y en el establecimiento y

desarrollo de la economía local y regional

Los caminos, para muchos pobladores del Macizo Colombiano, han sido una de las posibilidades que han tenido de ser visibiliza-dos por el gobierno nacional. Sin embargo, muchas localidades se encuentran todavía aisladas, por lo que han gestionado la apertura de caminos y posteriores carreteras en su visión de hacer parte tam-

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bién de una región y de una nación. Por eso, muchas de ellas han hecho uso de los caminos trazados en otras épocas como punto de articulación con otras localidades a través de relaciones familiares y/o comerciales. Este ideal ha sido el propulsor de procesos de organización y participación que, entre otras cosas, posibilitaron la apertura de vías y con ellas el establecimiento de escuelas, de relaciones comerciales, la llegada de servicios públicos, etc.

Si bien en las narraciones de los pobladores del Macizo no hay referencias a los caminos trazados antes de la conquista y la colo-nización, vamos a tomar el período prehispánico como punto de partida para tratar de evidenciar la importancia que han tenido los caminos y las vías en el desarrollo de los pueblos. Es común en los narradores que hagan referencia a los caminos reales, porque para unos, fue la causa del poblamiento de sus localidades, y para otros, fue la posibilidad de establecer relaciones comerciales con otros pobladores cuando la apertura de las carreteras distaba mu-cho de ser real. En la actualidad, todas las localidades visitadas han sentido como un logro el hecho de contar con carreteras que comunican, aunque este logro se vea perturbado muchas veces por el estado de deterioro y abandono en el que muchas de ellas se encuentran, hasta el punto de hacerlas intransitables.

Caminos prehispánicos

En los procesos de poblamiento es indudable el papel que ha ju-gado la apertura de caminos en la incorporación de los pueblos dentro de la visión de nación. Antes de la conquista y coloni-zación, en Colombia existían pequeños poblados denominados Cacicazgos2 que fueron habitados por nativos de las distintas

2 “Los cacicazgos eran agregaciones de personas organizadas a través del parentesco, de tamaño e importancia diferenciada, que compar-tían un patrimonio territorial de límites nebulosos pero identificables, obedecían a un “jefe” que sobresalía en un examen a simple vista, y poseían la misma lengua y estructuras simbólicas alrededor de curan-deros o chamanes” (Buenahora. 2003: 29)

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regiones donde se ubicaban. En torno a estos cacicazgos exis-te una singularidad con respecto a la importancia y el uso que los pobladores dieron a los caminos. Para algunos arqueólogos, los caminos en esa época cumplieron un papel fundamental en los procesos de comunicación, a tal punto que consideran que determinados cacicazgos hicieron parte de grandes complejos culturales que evidencian rasgos comunes, motivados también por orígenes comunes. Para otros arqueólogos, los cacicazgos no llegaron a conformar grandes complejos: el que participaran e hicieran parte de algunas redes de intercambio de alimentos y objetos no implicaba que compartieran un origen común, por el contrario, resaltan el que se hayan desarrollado elementos co-munes en contextos diversos (Langebaek: 1995). Incluso quie-nes apoyan esta posición consideran que los caminos antes de la época prehispánica no fueron tan importantes en la articulación y conformación de redes económicas a gran escala:

A partir de información arqueológica y etnohistórica sobre los caminos prehispánicos de Colombia quiero sugerir que las comu-nicaciones entre las diferentes subregiones del país antes de la lle-gada de los españoles tenían poca importancia en la formación de redes amplias de interacción económica (Langebaek, 1995:35).

Aunque no niegan la comunicación entre cacicazgos, conside-ran que ésta se dio sólo entre poblaciones cercanas y no entre poblaciones muy distantes, porque de haber sido así, que lo demostraran. Sin embargo, aunque para esta época no existen aún evidencias contundentes que ratifiquen que realmente los caminos en la época prehispánica comunicaban regiones dis-tantes, sí existen algunas evidencias que llevan a pensar que los caminos fueron importantes desde el punto de vista ceremonial, para la comunicación entre aldeas y para el intercambio de pro-ductos en zonas no tan distantes, pero sí diversas desde el pun-to de vista ambiental. Sobre este aspecto, autores como Obe-rem (1981), Salomon (1986), citados por Langebaeck (1995), consideran que el desplazamiento de poblaciones desde y

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hacia diferentes pisos térmicos se llevó a cabo para intercambiar productos procedentes de diferentes alturas. Esta actividad co-rresponde a un patrón de poblamiento estudiado primordialmente en Ecuador, que se ha denominado práctica de microverticalidad (aspecto que retomaremos más adelante), dando cuenta de la for-ma como se accede a los recursos en la zona andina, no sólo del Ecuador sino también de otros países, incluyendo Colombia:

Este concepto, planteado para los Andes ecuatorianos, implica el desplazamiento a lo largo de distancias supremamente cortas orientado a que cada comunidad solucionara de manera autó-noma el acceso a recursos básicos (Oberem (1981); Salomón (1986), citados por Langebaeck (1995): pág.: 38).

Al respecto, en Colombia, existen evidencias arqueológicas y crónicas que hablan de la presencia de estos caminos prehispá-nicos: para el caso del suroccidente colombiano, del que hace parte el Macizo, se habla de la existencia de caminos en el valle del río Cauca, en la cordillera central y en el alto Magdalena, dándole mayor confiabilidad a las evidencias arqueológicas de este último sector.3 A pesar del hallazgo de estas evidencias, no se puede pensar que las operaciones comerciales que se realiza-ron antes de la conquista y la colonia son resultado de un gran complejo de comunicaciones; por el contrario, llevan a concluir que los mercados que se establecieron en el sur del país fueron resultado de encuentros entre cacicazgos poco distantes y tam-bién que los grandes complejos culturales son consecuencia de la conquista española (Ibíd.).

Caminos reales

El arribo de los conquistadores a Colombia trajo consigo la comunicación de territorios que estaban aislados. Se da paso a la apertura de los “caminos reales”, que por un lado buscaban

3 Para ampliar esta información ver: Langebaek (1995) Los Caminos Aborígenes. Caminos, mercaderes y cacicazgos: circuitos de comuni-cación antes de la invasión española en Colombia.

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comunicar a las poblaciones nativas para explotarlas y por el otro, integrarlas a los centros de población que ya empezaban a conformarse en el país como Tunja, Popayán, Pasto, Santa Fe de Antioquia y Santa Fe de Bogotá (Arciniegas, 1995).

Caminos Reales, aquellos por donde circulaba el soberano, es decir, el Estado, en realidad eran pocos. En un principio se trató de los que fueron abiertos por orden expresa de la Corona para trasladar el situado fiscal y eran, por lo tanto objeto de cuidado y vigilancia especiales (Useche, 1995:11).

Estos caminos, conocidos también como de herradura, fueron recorridos con recuas de caballos, bueyes y mulas cuando era posible, pues muchas veces lo quebrado del terreno los hacían intransitables, cobrando la vida de personas y animales. Con el tiempo estos caminos se fueron haciendo más importantes para la comunicación y la articulación de los caseríos con los núcleos poblaciones, pues con ellos los españoles mantenían el dominio sobre los territorios desde el punto de vista económico, militar, religioso y administrativo.

Es en buena parte la conquista española la que impone violen-tamente la integración del territorio actual de Colombia en una unidad geográfica, muy precaria en sus años coloniales, pero que se va consolidando a partir de los rituales administrativos centralizados en Santa Fe de Bogotá… La sociedad española, que trataba de restablecer su comunidad cultural en los nuevos espacios americanos, y dependía para su seguridad y existen-cia del apoyo de la metrópolis, tuvo que dar desde temprano un gran valor al sistema de comunicaciones que enlazaba sus diversos enclaves. La administración colonial tomó como una de sus funciones más importantes el estímulo a estos caminos y la apertura de vías que sirvieran de apoyo a los procesos para someter al indio y completar la integración del territorio sujeto a la Audiencia de Santa Fe (Melo, 1995:56).

En Colombia existieron caminos reales que comunicaban a Santa Fe de Bogotá con el resto del país: hacia el sur con Pasto, en el occidente con Buenaventura, hasta el oriente con Cúcuta y

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Villavicencio y en el norte con Cartagena y Santa Marta. En el Macizo se plantea un camino que comunicaba al Perú con Santa Fe de Bogotá, pasando por Ecuador y Popayán.

En el Alto Cauca, Sebastián de Belalcázar fundó la ciudad de Popayán en 1536 como punto de enlace con la ciudad de Quito y el Perú. Este camino, el Real del Perú, debía llegar hasta Santa Fe de Bogotá a partir de Popayán, ya sea cruzando el Maci-zo Colombiano para alcanzar el valle del Magdalena, o hacia el norte, por el valle del Cauca hasta Cartago, para cruzar la cordillera por el Quindío y llegar luego al valle del Magdalena (Llanos, 1995:47).

Precisamente sobre este camino real, uno de los pobladores de Mercaderes narró lo siguiente:

Mercaderes es fundado por el español Juan de Palomino quien era el adelantado de Sebastián de Belalcázar… aquí se encon-traba ya un mercado de trueque de indios. Los españoles pasan entre 1535 y 1536 cuando pasan a Cali y en 1537 fundan a Po-payán y se regresan y hacen todo el poblamiento por acá y el pueblo empezó a crecer. Por aquí dicen que el pueblo era por la parte de Maravillas, pero el poblamiento ya comienza a darse por la parte de la iglesia, allí comienzan las primeras chozas y empieza a crecer… Las casas se ubicaban a los dos lados del camino real que iba hacia el sur, lo que hoy es la carretera pana-mericana… (Fabio Velasco, Mercaderes, abril 18 de 2007).

Dos siglos más adelante se menciona la importancia del camino de Almaguer, que comunicaba el actual departamento del Cauca con el Huila. Sobre esta ruta existen innumerables descripciones, asociadas con las dificultades del camino sobre todo durante el paso por el páramo. El cronista Fray Juan de Santa Gertrudis –un español que llegó al colegio de la Virgen de Gracia, en Popayán, en el año de 1757, y que fue asignado como misionero en el Pu-tumayo, de donde viajó luego a Quito y Bogotá- describe su paso por el camino real que comunicaba Almaguer con el Huila:

…Los parajes por donde se pasa, que yo he pasado 2 como diré, son tan rígidos, que es muy raro el día en todo el año en que

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raya allí el sol desde Guanacas hasta Hierbas Buenas. Su rigi-dez se conoce en que desde Guanacas hasta Hierbas Buenas no se andan 10 pasos en que no se encuentra mula muerta. Y no son sólo las mulas las que allí mueren sino también la gente, y este es el páramo del cual vulgarmente se dice que allí muere la gente riendo. Cuando llueve o esta el día toldado, entonces es el tiempo de pasar, porque entonces está el páramo algo apacible. Pero en estando el día despejado, entonces está malo, y es muy regular que las mulas que haya dentro, las más mueren empara-madas, y para fiar mula al páramo es menester que ella sea tal. Allí no hay nieve nunca, pero pasa un aire tan sutil y frío, que penetra los huesos. El beber allí vino o aguardiente es veneno, porque mata más presto. Allí lo que sirve sólo es beber agua fría. Cuando el páramo está rígido el frío provoca a hacer gestos de la cara, que por esto dicen que mueren riendo, por los visajes que hacen… (Santa Gertrudis, 1970: 180 - 181).

Esta descripción, realizada hace dos siglos, no es muy distante de la que recuerdan algunos pobladores que actualmente habi-tan el Valle de las Papas:

Antes de la colonización, antes de la colonización religiosa, los mayores que cruzaban desde el Cauca, el Huila, desde el Ecua-dor a Colombia y pasaban a Venezuela a hacer los intercambios de conversatorio, de conocimiento y de comida, ellos cuando dentraban a este sitio, sitio bravo, sitio de páramo, ellos hacían, ellos pedían un permiso y las personas que no lo hacían, cuando iban tres pasaban dos. Aquí quedaron cientos de personas dán-dose ese reto sin pagar permiso y murieron en el páramo, aún todavía persiste esa historia… (Milo Anacona Álvarez, Valen-cia, septiembre 15 de 2007).

A diferencia de la descripción que para su época hizo Fray Juan de Santa Gertrudis, atravesar hoy los páramos requiere prepa-ración especial, porque connota un gran simbolismo por parte de quienes comparten mitos o leyendas de este camino real. El camino existe en la actualidad, es real y tangible para quienes lo transitan, pero las historias que hay detrás de él, relacionadas con los sueños, las percepciones y el significado que le han dado

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los pobladores de la zona, es muy diferente al de colonizado-res y cronistas que lo asociaron con supersticiones y alabanzas al demonio. La diferencia radica en la visión de quienes han poblado estas tierras por años, que lleva implícita su identidad como pueblo, con la que le dan sentido a su territorio. Allí se incluyen los caminos: por eso las ofrendas y rituales que se le brindan a la naturaleza en algunos sectores, con el propósito de transitar el camino sin percances.Así como este camino, han existido muchos más que han po-sibilitado en distintas épocas el desarrollo de transacciones comerciales, como también el paso de guerreros, expedicio-narios, investigadores y comunidades actuales, que los siguen manteniendo vivos:

Durante las guerras de conquista del siglo XVI y a lo largo del período colonial, los caminos del Alto Magdalena integraron o al menos comunicaron dos de las regiones más ricas de Colom-bia, el valle del río Cauca (Gobernación de Popayán) y el valle del Magdalena (Gobernación de Neiva), con Santa Fe de Bogo-tá, capital del Nuevo Reino de Granada… La obra Maravillas de la Naturaleza, de Juan de Santa Gertrudis, indica que los caminos del Alto Magdalena no sólo fueron importantes econó-mica y políticamente, sino que cruzaron las tierras del Macizo Colombiano, con ecosistemas de gran valor para todo el país. En él se localiza el nacimiento de cuatro importantes ríos (Mag-dalena, Cauca, Patía y Caquetá) y de muchos de sus afluentes de cuyas aguas dependió y aún depende, un alto porcentaje de la población colombiana… (Melo, 1995:56).

Algunos caminos reales, en épocas más recientes y antes de la apertura de las carreteras, siguieron siendo importantes. Fina-lizando el siglo XIX y entrado el siglo XX, fueron rutas por las que transitaron en su momento misioneros, comerciantes y familias de indígenas y campesinos que llegaron a poblar otras regiones, por allí siguieron manteniendo relaciones de parentes-co e intercambio con las familias que dejaban, y más adelante relaciones comerciales.

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En el siglo XVIII el camino de Almaguer, que cruzó el Maci-zo Colombiano por el valle de Las Papas, hasta San Agustín y Pitalito, fue importante para comerciantes y misioneros. En los comienzos del siglo XX fue la ruta que siguieron familias de indígenas y campesinos de resguardo del sur del Cauca y de La Cruz, Nariño, que llegaron a colonizar los bosques y montañas de San Agustín, preservados como un extenso latifundio desde tiempos coloniales y dieron origen a los habitantes actuales con su propia identidad cultural (Llanos, 1995:50).

Pobladores actuales del Macizo mencionan caminos por los cuales transitaron a pie o en lomo de mula con el propósito, en-tre otras actividades, de llevar sus mercados a localidades como San Sebastián, Bolívar y San Agustín, los núcleos comercial-mente más desarrollados de la zona. Estos caminos, por lo tanto, hacen parte de la experiencia vivida de estas poblaciones. Por ellos muchos llegaron, se dieron a conocer ante el gobierno na-cional y sobre todo, mantuvieron transacciones comerciales en-tre diferentes localidades. Por ejemplo: de Capellanías, ubicada sobre las riberas del río San Jorge, se llevaba sal producida en la localidad hacia Bolívar, Galíndez, El Estrecho y La Carbonera, incluso los habitantes de Lerma bajaban a comprarla:

Eloy Angulo trabajaba aquí, el aquí fue inspector y después se fue. Él vivía donde Pilar, él murió hace rato, él sacaba sal. Es que aquí todo el mundo de los viejos hacía eso y venían de acá, de lo frío, a cambiar ese poco de sal con turrones de maní, con café. Y uno ponía en un mate, en esas balanzas que son dos ma-tes y aquí iba un mate con tres cuerditas y en este mate ponían el turrón y en el otro la sal, y si pesaba más el turrón le echaban más sal a la sal y así hasta que pesara lo mismo. Era al cam-bio, unos cambiaban al peso y otros al vendido, otras veces lo vendían, se cambiaba la sal con fríjol, con café en pepa, eso en polvo le revuelven sangre de vaca, eso al principio en Bolívar le vendían pura sangre a uno (Maria Dedicación Sandoval, Cape-llanías, mayo 3 de 2007).

De El Rosal los pobladores se dirigían a Bolívar a abastecerse de sal, arroz y velas. De Valencia se sacaban bultos de papa ha-

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cia San Sebastián y cebada y trigo a Popayán, y muchas veces se intercambiaban con otros productos:

Íbamos a vender la papa al Huila, la sacábamos en caballo. Gastábamos un día, íbamos a quedarnos a San Antonio o a las Juntas. Allá habían tres partes de quedarse, de allí iba uno a quedarse un punto de Pradera, de allí llegaba al Purutal, ya van tres días y de allí ya llegaba a San Agustín. Al otro día, entonces uno aprovechaba a llegar era el día domingo o el día sábado tempranito, porque el día domingo ya era mercado, entonces no-sotros vendíamos la libra de papas allá, el kilo por 25 centavos y yo era el ventero, tendría por ahí de 7 a 8 años porque eso fue hágale hasta que nos formamos. Después del daño del cultivo de papa, mi papá se agarró a sembrar trigo y cebada, entonces cambió la ruta, tocaba echar a Popayán, era más lejos. De aquí íbamos a Guachicono y de ahí íbamos a quedarnos al pie del volcán de Sotará en un punto Turupamba, de allí pasábamos a Paispamba al molino, de Paispamba así enseguida del molino y allí nos quedábamos, de allí íbamos a quedarnos a Chiribío, de allí ya dentrábamos a Popayán a las 10 de la mañana. Este viaje lo hacíamos cada seis meses porque las cosechas de ceba-da eran cada seis meses y todo el producto lo llevábamos allá. El trigo llegaba a Moscopán y la cebada llegaba a Bavaria, mi papá llevaba la arrieriera, siempre eran 10, 14 cargas así, nos íbamos con un peón, yo era el tenedor de los caballos mien-tras cargaban, el oficio mío no alcanzaba pa más. En ese tiempo como que se vendía la arroba a 6 pesos en Popayán, era mejor el trigo y la cebada que la papa. Con esa plata se compró esto (se refiere al terreno en el que habita), se solventaba la alimen-tación y ya fue aumentando mi papá pa comprar las fincas. De allá traíamos la sal, como cosa más especiales traíamos el cho-colate, del Huila se traía panela, sal, no más ”(Costaín Anacona Anacona, Valencia; mayo 22 de 2007).

Según Llanos (1995), citando a González (1977:82), las difi-cultades del camino de Guanacas llevaron a que muchos años después esta ruta fuera reemplazada por la carretera que actual-mente comunica la ciudad de Neiva con Garzón – Paicol – Pital - La Plata – Santa Leticia – Puracé – Popayán.

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De Lerma se comercializaba con el Bordo ganado y con Po-payán productos como el maíz, el maní y los huevos de campo:

Mi abuelo Rafael cuenta que el siempre ha trabajado con gana-do, que él a veces llevaba 50, 60 reses entre unos 10 vaqueros hacia Timbío, que eso era por caminos de herradura y gastaban 3 o 4 días en llevar ese ganado allá… Nos contaban que don Evangelista y otro señor llevaban huevos a Popayán caminan-do, se cargaban un canastado de huevos de los que se daban por aquí y los llevaban a Popayán y allá los intercambiaban con cominos, botones, agujas, se hacía un intercambio y así se comenzó a generar el comercio aquí, el mercado aquí en Lerma (Luis Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).También le cuento que en esos tiempos que el comercio y toda esa vaina de ferreterías, de todo eso se transportaba era a lomo de mula. Este camino era un camino que llamaba Camino Na-cional, era un camino bien arreglado hasta Bolívar y de Bolívar pasaba a Pasto, imagínese a lomo de mula. Por aquí pasaban diario hasta 10 recuas de mulas. Cada recua la componían entre 40 y 50 mulas y aquí en la quebrada eso se copaba, todos los días se copaba de toldas y los arrieros que descansaban allí… de Popayán en ese tiempo se traían lozas que hacían de barro, bien bonita, bien pintadita, que brillaba, traían cazuelas para fritar, traían ollas, platos para comer, todas esas cosas… Yo me quedo aterrado de la gente tan guapa para cargar desde aquí y de aquí se iban cargando maíz, maní, todas esas cosas y de allá traían sus cositas para venderlas. Esos canastos los hacían ellos de guadua con esa calceta de guadua, eso limpiaban bien esa espina y los acomodaban, lo más bonito y luego de esos chiros viejos hacían un rollete acá en la espalda para que no les tallara y que llegaban a Popayán, por jornadas a Popayán. El avío que ellos usaban era el “aco” de maíz, tostaban el maíz y eso dizque era el alimento de ellos… (Aquileo Tello, Lerma, abril 17 de 2007).

De cualquier forma, estos caminos son los que han posibilitado la articulación entre poblaciones, a pesar de las largas jornadas que debían emprender para lograr abastecerse de los víveres necesarios. Los pobladores, tanto hombres como mujeres, los

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transitaron a pie o en mula por 300 años. Poco a poco, por la necesidad de las mismas poblaciones de poder mantener una economía básica e impulsar su “desarrollo”, se generaron proce-sos de organización desde las mismas comunidades, que dieron como resultado la apertura de vías carreteables.

Vías carreteables

Muchas de las vías carreteables que actualmente conocemos se trazaron sobre algunos caminos reales ya establecidos. Así, se fueron configurando en el país mayores puntos de comuni-cación y articulación entre diferentes poblaciones, municipios, departamentos y regiones. Hacia el año 1930, el gobierno de Enrique Olaya Herrera aportó mucho a este proceso porque –motivado por las dinámicas que para ese momento vivía el país relacionadas con las vías ferroviarias- se apoyó el trazado de estas vías, aunque los resultados sólo se vieron unas décadas más adelante:

La fecha de 1930 tiene algo de arbitraria, pero es convenien-te en la medida en que fue entonces cuando la construcción de carreteables, que había alcanzado cierto ritmo continuo desde el gobierno de Rafael Reyes, y se había acelerado en la terce-ra década del siglo, se convirtió en el propósito principal de los planes viales del gobierno nacional: la crisis y el cierre del crédito internacional impedían seguir gastando en ferrocarri-les, que empezaban a perder atractivo frente a la movilidad del motor de gasolina, capaz de remplazar a la mula para el tramo entre la zona productiva y el ferrocarril, y a la capacidad de los transportadores privados, que lograron que buena parte de los recursos públicos se orientaran a construirles la infraestructu-ra, mientras se abandonaba en la práctica la red ferroviaria a la capacidad de mantenimiento de la propia empresa transpor-tadora y la red de caminos de herradura a los recursos de los gobiernos regionales y locales, cuando no a la buena voluntad y al trabajo colectivo de los vecinos… (Melo, 1995:16).

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En la actualidad la apertura de estas vías para algunos sectores del país, sobre todo para las zonas ubicadas sobre las cordilleras o zonas montañosas, no ha sido una realidad, por lo tanto los caminos de herradura siguen siendo importantes en los procesos de comunicación, articulación y comercialización.

Algunos de los pobladores del Macizo que se han visto be-neficiados con la apertura de vías, recuerdan los procesos orga-nizativos que llevaron a cabo en sus comunidades para lograr que las carreteras llegaran a diferentes sectores. Es el caso, por ejemplo, de los habitantes de El Rosal, quienes recuerdan cómo lograron que la carretera pasara por su localidad:

La carretera llego en el año 1950, si mal no recuerdo… Mire que un pueblo vecino no quería que la carretera pasara por aquí, sino que quería que pasara por un punto llamado Guayacundo, hacia la cabecera municipal de San Sebastián, eran opositores al progreso de El Rosal. Entonces aquí la Junta Comunal que en ese tiempo estaba conformado por Helena Girón, por Elvía Galíndez, por un tal Joel Muñoz, Reinaldo Timaná, Rodolfo Ga-líndez, Jeremías Jiménez que estaba muy pollito todavía, pero no obstante era un dedicado líder comunal, Alfredo Girón, ellos y sobre todo Helena Girón tenían un amigo que era de Bolívar, no me acuerdo el nombre ni el apellido, pero era muy influyente, ellos elevaron un memorial. El doctor Arcesio Quisoboní Pérez, que era de aquí y fue representante a la Cámara, hizo un me-morial bien redactado y lo firmaron todas estas comunidades de acá, incluso de Santiago, de Paramillos, de El Rosal, de San Juan, de Los Milagros, de El Carmen, de La Playa, y lo enviaron a Bogotá, en donde lo estudiaron muy minuciosamente y vino una comisión… En el memorial pedían la construcción de la ca-rretera, que enlazara estos pueblos, que por acá era más pobla-do que los otros sectores de por allá que eran menos poblados, de por allá por donde iba el trazo de la carretera que querían llevarla al punto de Guayacundo y entonces mandaron la co-misión. Aquí se recibieron a los doctores, pues mejor dicho a “boca de qué querés”, aguardiente, parejas, para hacer ciertos bailes y un señor Francisco Gómez prestaba todas las caballe-

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rías que tenía para traerlos, se les hacía un recibimiento como un cepillito ¿no? Pues para lograr que la carretera llegara para acá y entonces de allá determinaron que sí, que debía alzarse la carretera porque ya venían elevando los cortes a un punto del Agua Gorda, por debajo están los vestigios todavía de ese trazado, entonces de Bogotá ordenaron levantar, ir levantando el trazado hasta que diera aquí a El Rosal… (Alfonso Pérez, abril 26 de 2007).

En Santa Rosa vivieron la apertura de algunos tramos de la ca-rretera por la gestión que en determinada época hicieron los Mi-sioneros para lograr la comunicación entre localidades:

…Precisamente el Padre Isidoro de Moncleaurt trabajó en el año 1950, de ahí para acá estuvo. Ese padre si era muy aguerrido, muy trabajador, trabajaba como cualquier varón y muy financis-ta porque el padre Isidoro hizo arreglar el camino de Santa Rosa a Descanse. En ese tiempo se echaban tres días para llegar a Descanse y ahora ya se entra en un día. El padre trabajaba como cualquier ingeniero, trabajaba con la brújula. De Santa Rosa para entrar a San Juan de Villalobos, gastamos 15 días en esa montaña abriendo camino, eso fue en 1960, yo estuve 15 días con el padre andando en la montaña, a mí con él me gustaba andar bastante… Él no daba sino como quien dice el ánimo para todos y él tenía buena entrada en la gobernación de Popayán y él pedía auxilio. Él fue a anunciarle a la gobernación y le dio plata para hacer el camino de Santa Rosa a Descanse. Y él no se dejaba un centavo sino que eso todo lo trabajaba y él para hacer esos tra-bajitos se iba a Popayán a pedir y él hacía preparar almuerzos y hacía preparar jugos para la sed, porque a él el guarapo no le gustaba, no le gustaba ver un borracho y nosotros si tomábamos guarapo a la tapada… El camino que sale a Betania a la carre-tera que sale de Pitalito a Mocoa, no es trazado por el padre Isidoro sino que lo trazaron entre primero los cazadores y ya des-pués de estar la trocha se pedía ayuda a la gobernación y por las trochas se escogían las partes mas directas, y de ahí ya vienen los topógrafos y con el aparato van midiendo y van trazando por la parte más derecha que tiene, y en esa forma está trazado el cami-no para Descanse y ese si fue hecho por el padre Isidoro. Todo el

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trayecto de Santa Rosa a Descanse lo hizo el padre Isidoro con ayuda del departamento y él administró esa plata. Eso fue tal vez después del año 60, porque en 1960 fue la entrada de acá debajo de Villa Mosquera a Sanjuán de Villalobos. Eso fue en 1960 en un mes de octubre, casi gastamos el mes metiéndole para allá, yo fui con el padre, ese camino era por Santa Clara una vereda que hay por acá arriba, este camino no era por Mocoa, era de aquí para abajo… (Maximiliano Semanate, El Carmelo, Municipio de Santa Rosa, mayo 8 de 2007).

A pesar de que poco a poco diferentes localidades ubicadas en el Macizo han contado en su momento con la apertura de vías carreteables, articulándose con otras regiones, estas vías no son las mejores para todas las localidades, sin desconocer que indu-dablemente han sido beneficiosas, sobre todo en los aspectos re-lacionados con los procesos de comercialización y desarrollo de los distintos corregimientos y veredas que conforman los mu-nicipios. Para algunos habitantes de esta región del país, vivir en el Macizo significa estar aislados de las dinámicas del país. Por ejemplo, el mismo municipio de Santa Rosa, aunque cuenta con una vía carreteable, su estado no es el mejor. En la actua-lidad sigue siendo una vía destapada muy distante en tiempo de la capital del departamento, lo que dificulta en gran medida la comercialización y el desarrollo de la región. La situación es crítica en El Rosal: que por momentos queda aislado por el estado del trayecto que cruza la quebrada de Saraconcho, que sin importar la época del año se crece, taponando la entrada y salida de vehículos con pasajeros, de donde se derivan todo tipo de problemáticas.

Otro caso muy particular es el de Capellanías, un asenta-miento de población afrocolombiana ubicado en el municipio de Bolívar. Para llegar existen dos rutas: la primera, es la vía carreteable El Bordo - Guayabillas - Carbonera, donde hay que cruzar el río San Jorge sobre el sector conocido como La Playa. Allí hay un puente que debido a las inclemencias del tiempo y a la falta de mantenimiento estuvo recientemente sin

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servicio cerca de 10 meses, dificultando el acceso hacia otras zonas del Macizo. Por lo tanto, se improvisó sobre el río un puente peatonal elaborado en guadua que permitió el paso de los pobladores. Si el río no estaba muy crecido, algunos vehí-culos grandes lo atravesaban, con las dificultades y los riesgos que esto implica. Una vez se llega a Guayabillas se deja la vía principal que conduce a Bolívar para tomar una desviación por una carretera en mal estado que conduce a La Carbonera, des-de donde hay que continuar la ruta a pie o en caballo a través de algunos caminos que se tienen hace mucho tiempo. Esta última fase del recorrido implica cruzar el río San Jorge y un par de quebradas antes de llegar a Capellanías, si el clima lo permite. Si el clima es favorable, en determinadas épocas del año se puede tener acceso a Capellanías por una trocha transi-table en vehículos camperos, pues vehículos más grandes no pueden recorrer la vía por obvias razones.La segunda ruta de acceso a Capellanías se hace por río. En la vía Panamericana, a la altura de El Estrecho, existe un punto llamado La Manguita, desde donde se recorre, a pie o a Caballo, caminos en mal estado que conducen primero al río Guachico-no, posteriormente al río San Jorge y finalmente al río San Bin-go que se une con el San Jorge, a la orilla del cual se encuentra Capellanías. El paso por esta ruta implica vadear 15 veces el río sobre distintos sectores y recorrer las playas que se forman, como es obvio en épocas de invierno el acceso resulta muy pe-ligroso para quienes siguen esta ruta.Aunque el acceso a Capellanías sigue siendo difícil, existen en este corregimiento cerca de 25 jóvenes que diariamente em-prenden camino hacia La Carbonera para poder cumplir con sus labores escolares:

…Hacia la parte de abajo nos toca cruzar el río, el mismo río 15 veces, para salir a Galíndez o salir a El Estrecho. La otra vez teníamos dificultades que eso se nos perdía, y pues ahorita a La Carbonera, es trocha, pero si no se puede en carro vamos a

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caballo, pero pues vamos prácticamente por lo seco… De todas maneras la trocha es favorable porque si no puede entrar carro, pues en caballo, pero un camino de herradura es horrible para andar, peligroso. Pero mientras ahorita que no podamos pasar en carro pero por ahí nos vamos a caballo o a pie. Ahorita hay 22 niños estudiando en La Carbonera y se van y se vienen todos los días… En el verano que el río no está tan crecido ellos lo cruzan porque hay un camino de herradura que es más cerqui-ta. En este momento deben estarse gastando prácticamente una hora u hora pasadita, en verano entre 25 y 30 minutos por lo que ahorita hay mucho barro y no rinde… (Herney Angulo, Capella-nías, mayo 3 de 2007).

El estado de las vías que recorren el Macizo fue una de las ra-zones que llevaron a las comunidades a movilizarse tres veces y alzar su voz de inconformidad y protesta por la desidia del Gobierno Nacional:

…El paro de Rosas en 1991, donde alrededor de 15 municipios se tomaron la vía durante 9 días, ahí fue la noticia más grande y ahí fue donde básicamente el Gobierno empezó a tratar de to-carse porque eso ya fue noticia internacional. De todas maneras se firmaron unos acuerdos, unos se cumplieron otros no… Estos acuerdos buscaban satisfacer las necesidades básicas de educa-ción, salud, de vivienda, de vías… Luego se vinieron otros pro-cesos de movilización… porque de todas maneras el gobierno nos ha tenido muy abandonados. En todas esas negociaciones se ha venido siempre negociando la carretera de la vía a Bolívar. O sea el anillo vial del Macizo y eso en todas las movilizacio-nes aparecía, aparecía esa necesidad hasta que por fin se logró negociar, que es lo que se está ampliando y pavimentando para Bolívar… (Jaime Solarte, Mercaderes, abril 18 de 2007).

En la actualidad, el mejoramiento de las vías carreteables que hay y la apertura de nuevas rutas de comunicación, son algunos de los sueños de estos pueblos. Por ellas no sólo se transita: por ellas se comunica, se crea sentido de pertenencia a un territorio y hacia otros territorios, se generan relaciones, se intercambian percepciones, se propician encuentros entre pobladores, se dan

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cambios y transformaciones de las comunidades, se amplía el comercio y se aumenta la posibilidad de desarrollar nuevas rela-ciones sociales y económicas. En otras palabras, los pueblos se articulan, y a través de ello se suscitan una cantidad de dinámicas poblacionales que han marcado la historia de las comunidades.

Dinámicas económicas locales

El Macizo Colombiano es considerado como un lugar estraté-gico desde varios puntos de vista. Uno de ellos está relacionado con su geografía, que hace de esta región un espacio diverso a nivel biológico y cultural. Debido a estas características, encon-tramos varios pisos térmicos sobre los que se han dado, a través del tiempo, gran variedad de actividades socioeconómicas. Ha sido interés tanto de arqueólogos como de etnohistoriadores el querer dilucidar cómo eran las actividades económicas de los pobladores ubicados sobre Los Andes colombianos, ecuato-rianos y peruanos en épocas prehispánicas. Los hallazgos han permitido esclarecer en cierta medida cómo eran los sistemas de subsistencia de la época y de esta manera comprender su relación con las dinámicas socioeconómicas actuales.

Hablar del comportamiento económico del Macizo remite di-rectamente a hablar de la economía de Los Andes. Por lo tanto, es necesario retomar los estudios y planteamientos hechos por varios investigadores que, guardando sus especificidades, han aportado alrededor de un concepto que han denominado “com-plementariedad ecológica” para explicar las formas de adapta-ción de las poblaciones a determinado medio y las formas de acceso a los recursos.

Sin desconocer las dinámicas económicas ejercidas por los ca-zadores - recolectores, entran en el panorama otras prácticas eco-nómicas asociadas con la agricultura intensiva y el intercambio de productos. Los hallazgos arqueológicos llevan a pensar que las dinámicas económicas de poblaciones ubicadas en los An-

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des colombianos responden a patrones poblacionales estudiados también en Ecuador y Perú. Es importante resaltar los aportes que los investigadores han hecho con el objeto de comprender el comportamiento de los grupos humanos y el acceso a los re-cursos que el medio ofrece. De esta manera, se plantea que las dinámicas económicas de las poblaciones ubicadas sobre los An-des están sujetas directamente a la obtención de recursos produ-cidos en diferentes pisos térmicos, lo que indudablemente sugiere comportamientos de movilidad que van a variar de acuerdo a las distancias que se requieran para acceder a dichos recursos. A esta relación se le ha denominado “Complementariedad Ecológica”. Entre muchos autores, se reconoce el trabajo desarrollado por Murra dentro de los estudios emprendidos en torno a las formas empleadas por los grupos humanos para obtener los recursos ne-cesarios del medio en el cual interactúan (Herrera: 1999).

Los modelos de macro y microverticalidad andina

La complementariedad ecológica plantea que existen, entre otras formas de acceder a los recursos, dos modalidades de organiza-ción socioeconómica: la macro y microverticalidad. La macro verticalidad se refiere al acceso a recursos en pisos térmicos con marcadas diferencias altitudinales. Según Udo Oberem citado por Buenahora (2003), los rangos altitudinales de la macro ver-ticalidad significarían recorrer grandes distancias que requeri-rían, entre otros, varios días de camino, estableciendo relaciones con otros asentamientos ubicados a lo largo de esas distancias. Mientras que la microverticalidad está dada en distancias más cortas que sugieren la apropiación de recursos también en dis-tintos pisos térmicos más próximos entre sí:

microverticalidad quiere decir que los habitantes de un pue-blo tenían campos situados en diferentes pisos ecológicos al-canzables en un mismo día con la posibilidad de regresar al lugar de residencia por la noche (Oberem, 1976:54, citado por Herrera 1999:2).

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Desde épocas prehispánicas los hallazgos arqueológicos en el Macizo Colombiano sugieren que el comportamiento pobla-cional alrededor de la obtención de recursos del medio estuvo asociado con la modalidad de microverticalidad, modalidad que hasta el presente sigue siendo desarrollada por algunas pobla-ciones enclavadas en esta región. Ante la ausencia de fuentes, se propone que la microverticalidad para el caso del Macizo Co-lombiano probablemente se realizó de dos maneras: el acceso directo a los recursos y el intercambio de los mismos. Para ello, autores como Buenahora (2003), plantean que la geografía del Macizo posiblemente permitió el acceso a diferentes pisos alti-tudinales, basado en cinco aspectos fundamentalmente:

En primer término, la cercanía del Macizo Colombiano al al-tiplano tuquerreño y por tanto la influencia del Ecuador y del Perú (cf. Infra). En segundo lugar, sitios del Macizo a más de 2.000 m de altura, aptos para la agricultura como Guachico-no, Caquiona, el valle de las papas (papallactas) y Pancitará, siempre han sido especializados en tubérculos; en ellos se intentó sembrar granos después de la conquista (Romoli, 1962) y son terrenos similares a los del valle de Atriz: los pisos térmicos es-tán delimitados explícitamente en el paisaje. En tercer lugar, los pasos naturales entre los pisos térmicos y por tanto las rutas de movilización son los ríos. Estos corren encañonados haciendo cortes que permiten el labrado de caminos longitudinales a los espolones o contrafuertes que brotan del cordón magistral. Al otro lado de éstos y no existe otra posibilidad – se han construido las carreteras. En este ámbito la altitud es determinante en la va-riedad y calidad de los productos de la tierra… En cuarto lugar, el contacto a la altura del Macizo entre las llanuras del este y la costa occidental es tan factible como en otras latitudes: hay sólo 335 kilómetros entre el mar y las planicies selváticas, lo que hace que el tramo sea el más corto entre la costa y la amazonía en toda Suramérica. Esto hace posible la comunicación, más aún contan-do con la Hoz de Minamá que rompe la cadena montañosa acce-diendo a las llanuras del Oeste. La distancia entre el Pacífico y la Amazonía aumenta a 350 km al penetrarse en Ecuador donde la

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cordillera sólo cuenta con dos ramales (la oriental emerge sólo en algunos tramos), para ensancharse superlativamente en el Perú (Troll, 1958; Oberem, 1974). En quinto lugar, y como para corroborar todo el asunto, a lo largo de la cordillera Occidental Vergara y Velasco encuentran diez pasos naturales, el más alto de los cuales, el de Panga, tiene 2.875 m, y el más bajo, la Hoz de Minamá, 380 m. En la cordillera Central existen veintisiete pasos naturales: el de mayor altitud, el de Santa Isabel, tiene 4.420 m y el de menor, el de Guamacó, 500 m. Se destacan aquí los pa-sos del Macizo Colombiano, como el de Letrero, el camino entre Santa Rosa y San Agustín por Quinchada, el cañon del Caquetá y el paso que une Santa Rosa con Tajumbina (Restrepo, 1975). En la cordillera Central están los pasos de Guanacas, Moras y Delicias (Cortés, 1985) y los del Quindío y Barragán, a la altura de Cartago, que comunicaron los valles interandinos durante el periodo colonial. En la cordillera Oriental, la más larga, existen cincuenta y seis pasos, el más alto de los cuales, el de Santurbán, tiene 3.900 m, y el más bajo, el de Sargento, 1.400 m (Buenaho-ra, 2003:36-38).

Sin embargo, aclara el mismo autor, hay que demostrar median-te estudios las formas en las que los grupos prehispánicos ubi-cados sobre el Macizo Colombiano accedieron a los recursos y todas las variables y cuestionamientos que de allí se derivan.

Sin perder de vista la modalidad de microverticalidad y pen-sando que es un modelo que a través del tiempo se ha manteni-do, obviamente con los cambios que se han generado por múlti-ples factores como las consecuencias de la conquista, el trazado de caminos reales, las dinámicas económicas instauradas por los españoles, la apertura de vías carreteables, las variaciones climáticas, etc., el acceso a los recursos obtenidos en diversos pisos térmicos es una realidad cotidiana en las comunidades ac-tuales. Si antes de la conquista y por la ausencia de evidencias, aún no se ha podido esclarecer con certeza si los pobladores del Macizo Colombiano ubicados en tierras altas y bajas inter-cambiaban o accedían a recursos como la sal, la papa, el ají, el algodón, el maíz, la ahuyama, la quinua, etc., y aun más, qué

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mecanismos utilizaron, en la actualidad es posible reconstruir las dinámicas económicas ejercidas por distintos grupos pobla-cionales durante la época colonial. A través de los manuscritos y documentos elaborados por los mismos españoles, se muestra no sólo las actividades que ejercían las poblaciones alrededor del acceso a los recursos que brindaba el medio, sino también el sometimiento al que se vieron sujetas estas poblaciones en sus trabajos forzados dentro de las minas, y a través de todo el siste-ma económico implantado por los españoles que, desde varios puntos de vista, transformó las dinámicas económicas y sociales de los grupos nativos con los cuales fueron entrando en contacto mediante su avanzada en el país.

Precisamente Buenahora (2003), refiriéndose al tributo que las poblaciones nativas rindieron a los españoles, retoma un do-cumento de 1570 en el cual Rodrigo Pérez, un encomendero, le cuenta al visitador García de Valverde lo siguiente:

…podrán dar (los indígenas de Joan Ambo (sic) y Quiña) has-ta un pesso de oro cada yndio y algunas aves porque se crían muchas en sus tierras por ser calientes y con bien pueden dar alguna cabuya por que la ay en su tierra en mucha cantidad… y los indios quillacinga deste valle que es a la redonda desta ciudad (Pasto) pueden hazer sementeras de trigo y mahíz porque no tienen necesidad de dormir fuera de sus casas ninguna noche sino que trabajando un rato del día se buelven a ellas… (Zajec, 1990:57 en Buenahora, 2003:45 ).

Como este testimonio pueden existir muchos más, sin embargo lo que queremos vislumbrar con este escrito son las formas de acce-der a los recursos que se siguen manteniendo a través del tiempo. Si en la época de la colonia los españoles anotaron tipos de prác-ticas de obtención de recursos que dan cuenta, sin saberlo, del modelo de microverticalidad, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX estas prácticas siguieron manteniéndose. Incluso, en la actualidad, son cotidianas para muchos pobladores del Macizo y para otros son modelos, que a través de procesos educativos se

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están retomando, como es el caso de las escuelas agro ecológicas del Macizo caucano y del norte de Nariño.4

Hay que reconocer que el modelo de microverticalidad a través del tiempo ha experimentado cambios y transformaciones y mu-chos de estos cambios están relacionados con la apertura de carre-teras. En la actualidad, algunos pobladores del Macizo reconocen que antes de la apertura de muchas de las vías de comunicación, las relaciones económicas que se emprendieron en otras zonas se realizaron transportando a pie o a lomo de mula los produc-tos en largas jornadas de recorrido. Si en la actualidad se sigue manteniendo el acceso a recursos en diferentes pisos térmicos, las carreteras para algunos han acortado las distancias, por eso las dinámicas económicas han experimentado cambios relacionados directamente con la forma de acceder a los recursos.

Es importante resaltar que no sólo el modelo de microver-ticalidad hace parte de las formas como los grupos asentados en el Macizo Colombiano acceden a los recursos, pues para el municipio de Santa Rosa, y sobre todo para las localidades ubi-cadas en cercanías de los Departamentos del Putumayo y el Ca-quetá (Media Bota Caucana), se reconoce que el uso del suelo está relacionado con la agricultura itinerante o rotatoria, lo que supone el acceso a los recursos a través de la siembra de culti-vos que permiten por algunos períodos el descanso de la tierra y la recomposición del suelo. Es el caso de poblaciones como Mandiyaco y Santa Marta en el corregimiento de San Juan de Villalobos:

En este sentido, las prácticas agrícolas tradicionales desarro-lladas por los grupos indígenas corresponden a la agricultura

4 Estas escuelas se constituyen en espacios de encuentro e intercambio de saberes populares, que permiten implementar alternativas de pro-ducción tradicional que asociadas a nuevas tecnologías generan pro-cesos de seguridad alimentaria, la recuperación de semillas nativas, recuperación de formas tradicionales al rededor del comercio (Trueque y cambio de mano) y la construcción de redes de producción solidaria y orgánica.

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itinerante o rotatoria, que se caracteriza por la rotación de cul-tivos de un lugar a otro, por la diversidad de especies, el tiem-po de descanso de la tierra y la utilización de áreas de bosque maduro para el establecimiento de chagras de cultivo, donde la preparación de la tierra se da por tumba y descomposición y tumba y quema (Correa, 1990); esta forma de manejo del suelo se desprende del ecosistema amazónico típico de tierra firme (Del Cairo y Perafán, 2003: 8).

Específicamente, este tipo de prácticas la desarrollan los grupos indígenas que allí habitan, que comparten territorio con colo-nos provenientes de otras regiones del país, de ahí que también existan poblaciones de campesinos y colonos que hacen uso del modelo de microverticalidad.

Los ciclos productivos

El modelo de microverticalidad empleado por estas poblacio-nes no es el aporte más importante que los habitantes del Maci-zo Colombiano han realizado a la economía de la región, pues también hay que reconocer los conocimientos de las comuni-dades, relacionados directamente con los períodos de siembra y cosecha de la gran variedad de productos que cultivan en las diferentes zonas.

Eso, se dan cuenta de la luna que no esté tierna, la luna tierna está en lo que parece un cabellito, bien delgadita, entonces esos días no sirven para sembrar porque a todo le sale pollilla, le sale gorgojo y para cortar la madera la misma cosa, entonces esperan la luna buena, la creciente, la luna llena para sembrar y en tiempo que esté lloviendo y así se cultivan las cosas. La luna creciente es buena para sembrar, la luna llena también y la menguante también, pero cuando está recién creciendo no pue-den sembrar nada, hay que esperar como unos 8 días o 10 días y ya puede sembrar lo que quiera, así se siembra ahora porque como los viejos ellos sí sabían todo eso y ya se daban cuenta. Si llovía y no volvía a llover no había que sembrar porque la semilla se perdía, si seguía lloviendo sí y así siempre lo hacen

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todavía. Para cosechar no hay problema. Antes se quemaba la tierra para sembrar, paliaban bien y donde tocaba rozar, roza-ban y quemaban, ahora como ya poco los dejan, el INDERENA ya no deja quemar, entonces ellos ya solo dejan el monte ahí que se pudra no mas y siguen sembrando común y corriente, lim-pian bien y siembran lo que están enseñados a sembrar (Edgar Gómez, Almaguer, mayo 17 de 2007).

Al respecto, la riqueza de conocimientos acumulados a lo largo de generaciones le ha permitido a muchos pobladores campe-sinos, afrocolombianos e indígenas emprender sus actividades agrícolas, basados en el estado del tiempo. Esto significa que de acuerdo a la ubicación geográfica que se tenga y de acuerdo al cultivo que se desee sembrar, van a tener en cuenta el ciclo lunar y las épocas de lluvia y sequía.

La variedad de creencias y prácticas que existen sobre las formas de sembrar y cosechar es tan diversa como los productos que se cultivan y como las poblaciones que lo siembran, incluso en un territorio común hay diferencias en las formas de cultivar el mismo producto. Para algunos pobladores sigue siendo supre-mamente importante cultivar teniendo en cuenta las variaciones climáticas y por supuesto el estado de la luna, mientras que para otros pobladores estos no son factores que influyen para nada en la calidad del producto, ni en el desarrollo de las cosechas y cultivan sin prestarle atención a las fases lunares.

.... dicen muchos que en la luna no hay que sembrar, que uno no siembra en la luna... ja ja ja, y nosotros sí tenemos como fe en eso, porque decimos que si sembramos una mata en mala luna, la mata no va a crecer bien. Sí, entonces en eso sí. Es cierto por-que en luna nueva las matas se van en puras raíces y no se da nada y si se siembra en buena luna las matas van a crecer bien y a dar buen fruto, por lo menos la yota, la papa... Las verduras se siembran cuando llega el verano... agosto, septiembre o noviem-bre o diciembre, para enero se puede sembrar el repollo porque no lo tulle el invierno… (Adela Guamanga, Vereda la Agencia, Municipio de Santa Rosa, julio 4 de 2001).

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Algunas comunidades como los Yanaconas5, ubicados en varios puntos del Macizo Colombiano, han mantenido en su imagi-nario conocimientos relacionados con las prácticas alrededor de la siembra de diferentes productos. De hecho, las siembras no dependen única y exclusivamente del calendario lunar y de los pisos térmicos en los cuales se siembra, pues dentro de sus concepciones culturales aparecen otra serie de elementos que entran en juego en el momento de las actividades agrícolas y que están relacionadas con lugares que ellos han denominado “silvestres o socializados”

Otra diferenciación es la de los lugares silvestres y los lugares socializados: Los primeros son concebidos como habitats fríos, de flora sin domesticar y con la presencia de cocos, nombre genéri-co dado a los animales ariscos y a los seres espirituales dueños de los recursos del entorno, a través de los cuales se intenta regular normas sociales y ecológicas por medio de las enfermedades de susto y mal viento. Los segundos, sitios socializados son aquellos que expresan actividad permanente de los hombres, tales como el pueblo, la vivienda y las parcelas (Cerón: 1993:60)

Dentro del pensamiento de los Yanaconas existen otras clasifica-ciones relacionadas, también, con los cultivos de los diferentes pi-sos térmicos, asociadas a categorías culturales de alimentos frescos y calientes. No necesariamente un alimento fresco es sembrado en las zonas frías y un alimento caliente en las zonas cálidas. Por el contrario, los alimentos calientes como el maíz se siembran en zo-nas frías y en las zonas calientes se siembran plantas frescas.

Lo interesante de este tipo de prácticas y del uso que hacen algunos pobladores de la tierra, es justo la manera en que a tra-vés del tiempo se siguen conservando ciertas prácticas agrícolas tradicionales que, más allá de garantizar o no buenos resultados

5 “Los yanaconas se distribuyen en los resguardos de Rioblanco, en el municipio de Sotará; Guachicono y Pancitará en el municicipio de la Vega; Caquiona en el municipio de Almaguer y San Sebastián en el municipio del mismo nombre, y en las comunidades de Frontino, El Moral y El Oso, en el municipio de la Sierra” (Zambrano, 1993: 26).

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en las cosechas, son saberes que llevan implícitos conocimien-tos ancestrales. Sin embargo, sin importar si este tipo de conoci-mientos influyen positiva o negativamente sobre los productos, existen para las mismas comunidades asentadas en el Macizo otras prácticas que han repercutido negativamente en el estado actual de la economía de esta región del país.

Algunas prácticas sobre el territorio que han repercutido negativamente en el estado actual de la producción

en el Macizo Colombiano

Hoy es común escuchar a la gente hablando sobre la importancia que tiene el Macizo como región estratégica a nivel biodiverso en el país. Incluso, muchos que conocen el territorio se atreven a pensar que esta región de Colombia, aparte de ser rica en la producción de agua, lo es también en flora y fauna. Sin embargo la realidad no es tan alentadora. En la actualidad, son muchas las veredas de esta inmensa región que enfrentan crisis de agua, esterilidad en la tierra, pérdida de fauna y flora nativas, y todo esto repercute directamente en el estado actual de la economía del Macizo.

Es cierto que aún existen municipios que basan su economía en la variedad de productos que se cultivan en los diferentes pisos térmicos. Por citar un ejemplo, el municipio de Sucre tiene veredas localizadas en diferentes alturas en donde se cosechan productos de clima frío, templado y cálido:

Aquí nuestro municipio presenta bastante variación climática porque va desde los 980 hasta los 3000 metros sobre el nivel del mar. En la zona cálida, en la parte baja de acá predomina lo que es caña y en este momento se está trabajando con arroz, cacao y lulo de la zona caliente. Lógicamente también se anexa lo que son cultivos de pan coger como es el maní, el fríjol, maíz y en al-gunas zonas lo que es piña. En la zona media a fría el principal cultivo es café, lógicamente en toda la zona encontramos caña también y cultivos frutales de tomate a campo abierto, tomate de

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árbol, encontramos lulo, plátano y cítricos en general (Alfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007).

Aunque en la actualidad algunas localidades puedan gozar de la diversidad de productos que ofrece la tierra, valdría la pena preguntarse si en épocas no muy lejanas los productos que se obtenían eran de la misma calidad de los que hoy se producen. Y si las prácticas agrícolas que hoy realizan son las mismas a las ejercidas por generaciones anteriores. Ante estos interrogan-tes y muchos más que pueden derivarse del estado actual de la calidad de la tierra en la región, muchos pobladores reconocen que lo que hoy se produce es muy diferente a lo que se produ-cía no hace muchos años, atribuyéndole esta situación a varios aspectos entre los que se resaltan: los procesos de colonización, la extracción maderera, el uso de químicos y la implantación de cultivos como la coca y la amapola.

A Mercaderes se le cataloga como capital maicera del país por las cosechas que tuvo antes de 1950 hasta el año de 1975 y 1980… Le comento que aquí hubo entidades como el IDEMA, se me escapan otras, que venían a comprar el maíz. A diario se iban 500 mulas que llegaban de los campos cargadas de maíz. Por espacio de unos 3, 4, meses… En esa época se daban dos cosechas que se decía la del primer bordón y la del segundo bordón. La del primer bordón empezaba a preparase la tierra desde el mes de agosto, en septiembre en las primeras aguas se sembraba, se le hacía la limpieza en octubre, se le hacía otra más adelante, pero ya en noviembre y diciembre ya teníamos el choclo y a finales de febrero o marzo se extendía la cosecha hasta junio o julio. En enero o febrero empezaba otra vez la preparación cuya cosecha se venía en los meses de agosto, era casi todo el año la cosecha… Lo que sucede es que la gente no analizó, sino que empezó a cosechar y a cosechar más y más, entonces el que sembraba 7 arrobas quiso sembrar 10, 12, 15, el que sembraba 20 o 30 quiso sembrar más y empeza-ron a tumbar la montaña, a deforestar y con eso comenzaron a secarse las quebradas, los yacimientos de agua. Ese fue el

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gran error que cometieron en esa época (Arnulfo Fernández, Mercaderes, abril 17 de 2007).

Municipios como Santa Rosa han experimentado en varias de sus localidades procesos de colonización impulsados por la arti-culación en los procesos económicos que para ese momento vi-vía el país, como la extracción de quina, caucho y madera, cada uno en períodos diferentes. Economías extractivas que dejaron como consecuencia, entre otras muchas más, la devastación de grandes extensiones de tierra y con ellas la pérdida de muchas especies de fauna y flora en la región.

...y que los gremios que dentramos en ese tiempo, casi todo era gente aserradora que no era sino detrás de los palos. Eso aquí Semana Santa dentran camiones a llevar madera porque todavía están sacando madera, no en la misma cantidad, no porque ya... Eso se sacaba por trocha, se dentraba por trocha, y se sacaba por trocha. Lo mismo que la bestia, aquí como se usaban, se usan empalancados, se hacen caminos de puros palos, por ahí se va el ganado, se va la madera. Aquí hubo hasta bueyes pa sacar made-ra hacia arriba hasta donde venía el carro y la gente de la made-ra fina... Entonces él, la madera se sacaba en bestia, en bueyes y hasta onde venía el carro. Era gente que echaba un día, llevando una rastra de cedro, pero como el cedro siempre ha tenido buen precio porque es madera fina. Lo que es el cedro, el comino, son maderas finas, entonces el aserrador vive de todos esos palos. Aquí están sacando a un día de camino de pu allá están sacando cedro aquí a la carretera de gente que le gusta ese destino y vive de eso... A mí nunca me ha gustado el aserrío, yo aserré cuando no habían máquinas, a serrucho así, yo aquí aserré. Aquí hay un señor que tiene una tienda, allí cerquita donde vinieron ustedes, ya jecho, se llama Héctor Giraldo. Yo aserré con él, cuando es-taban las compras de madera de aquí parriba así nos sacábamos 80, hasta 82 bloques semanales con él pa venderla y él puso una tiendita y ahí vive él. El hombre tiene platica, el hombre conse-guía platica y la tienda (Salomón Silva, San Juan de Villalobos, Municipio de Santa Rosa, agosto 10 de 2001).

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Aunque la extracción de la madera conllevó al menoscabo de bosques y selvas, a tal punto que en la actualidad los pobladores reconocen que ya no existen especies de las que encontraron a su arribo al municipio, la actividad se sigue realizando. Aunque son conscientes de la importancia de la conservación del me-dio ambiente, para algunos prima la necesidad económica para sostener a sus familias y siguen talando árboles, aunque de una forma controlada, obviamente en menor proporción porque el recurso se está agotando.

Hay gente en el Carmelo que vive también de la madera, de eso también, eso van y cortan sus palos y también de eso mis-mo sacan a vender, de eso sobrevive la gente también… (David Guamanga, El Carmelo, mayo 7 de 2007).

La extracción de madera es un caso particular en el municipio de Santa Rosa. Los municipios visitados, como San Sebastián, Almaguer, Sucre y Bolívar, han vivido otro tipo de problemáti-cas que han repercutido directamente en la economía de la re-gión. Obviamente Santa Rosa tampoco escapa a esta situación, ligada directamente al uso de agroquímicos en los cultivos. Corregimientos como Valencia, en el municipio de San Sebas-tián, han sido reconocidos en la región por el tipo de prácticas agropecuarias desarrolladas en la localidad. Por un lado, son grandes productores de papa, y por el otro, existen grandes te-rrenos dedicados a la ganadería. Sin embargo, las cosechas de papa que allí se producen y que abastecen al mercado local y también gran parte del mercado del país, están contribuyendo inmensamente al deterioro del medio ambiente y a la infertili-dad de los suelos. Muchos pobladores de la zona son conscien-tes de esta realidad.

Un problema grave con la situación de Valencia es que ya no existe semilla de papa nativa, mientras que hace unos 30 o 40 años la semilla era limpia y no requería sino de los cuidados necesarios para garantizar buenas cosechas. Hoy un cultivo re-

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quiere de grandes proporciones de agroquímicos para responder con una buena producción.

Lo que hizo que desmejorara la papa fue que vinieron las semillas mejoradas, entonces comenzaron a traer abono y pues el abono principió fue con la Caja Agraria: que siembre papa que yo le doy la garantía, que no se qué y no se cuándo y le daban las semillas y le daban el abono, pero al principio empezaron así poquito: a dos bultos de semilla le echaban uno de abono, hoy está al dos, es decir, que a un bulto de semilla hay que echarle dos de abono; es-tamos en la inversa ya, ¿Más las fumigaciones? Ahorita cultivar una hectárea está como a 8 millones, a 12 millones la hectárea. Si yo quiero sembrarme una hectárea de papa tengo que tener 12 millones y dónde los consigo, me pongo a jornalear, el alcalde me da por lo menos el ataúd pero no me presta la plata, todo está diferente (Neftaly Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

Estos eventos, según los pobladores, también ocurrieron en mu-nicipios como Mercaderes, que en determinada época fueron reconocidos en el país como uno de los municipios que más agroquímicos empleaba en los cultivos6.

Yo me desempeñé como vendedor almacenista en la Caja Agra-ria y le puedo decir, por ejemplo, que por un taller que nos die-ron en Popayán, en una ocasión le decía al subgerente que me enviara los herbicidas y los plaguicidas con tiempo para que no se me estacionara y un compañero manifestaba que la venta de Mercaderes en plaguicidas era muy mínima y el subgerente de producción agrícola le dijo que estaba equivocado porque Mercaderes estaba dentro de los cinco municipios más lleno de matamalezas, lo que es aterrador, porque uno entiende qué es lo que hace el matamalezas: esterilizar la tierra. Y estaba entre los 5 municipios más vendedores del país, cuando en el país eran 924 almacenes. Pues eso es bastante, por un lado positivo, pero por otro lado negativo porque cortada esa matamaleza lo que hicimos fue dañar la atmósfera y eso con los químicos han

6 Al querer constatar este tipo de información no fue posible establecer si realmente Mercaderes empleó en determinada época tanto agroquí-mico como lo plantea el señor Arnulfo Fernández

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hecho el problema que hay de los grandes veranos… (Arnulfo Fernández, Mercaderes, abril 17 de 2007).

Otro de los factores que ha repercutido en la disminución de productos agrícolas está relacionado con la escasez de agua que viven muchas poblaciones. Es cierto que esta región del País es reconocida como la estrella fluvial Colombiana, incluso como la esponja hídrica de Colombia, pues en su geografía nacen los principales ríos del país y porque es atravesada por corrientes de agua que surcan diferentes localidades. Sin embargo, resulta contradictorio saber que, ante tanta riqueza hídrica, existan en la región zonas donde este recurso se está agotando.

La localidad del Valle de Jambimbal, en el corregimiento de El Rosal, del municipio de San Sebastián, es un ejemplo fiel de esta problemática. Sus pobladores se ven obligados a transportar agua en pomas desde El Rosal, lo que refleja la infertilidad de la tierra y por ende la escasez de recursos. Aquí los pobladores se sostienen económicamente de lo poco que se logra producir:

…el problema es que en las partes bajas de este corregimiento hay mucha escasez de agua. Entonces aquí como los períodos de lluvia son intensos y los de verano también son muy marcados, entonces no se puede trabajar productos, cultivos que sean de larga vida, porque cuando llega la época de verano se pierde y también los proyectos ganaderos, tampoco se puede trabajar con especies mayores, digámoslo así, pues porque en la época de verano hay muchas crisis por cuestión de pastos… para aba-jo tenemos un acueducto pues que está funcionando ahí a me-dias, donde hay personas que el agua le está llegando cada tres o cuatro días y tienen que dejar la llave abierta uno o dos días para poder llenar un balde de unos 30 litros (Homero Alexis Gaviria, El Rosal, abril 26 de 2007).

Como los anteriores ejemplos han existido y existen en el Macizo otra serie de factores que han influido en la situación económica por la que hoy atraviesan sus pobladores. Se habla también de procesos de deforestación, de quemas no controladas, de semi-llas introducidas y de cambios climáticos, que también han gene-

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rado impactos en las prácticas agrícolas y en la producción local. Quizá uno de los mayores impactos que ha sufrido la economía de esta región en las últimas décadas es la incursión de cultivos como la coca y la amapola, que en muchas localidades llegaron a sembrarse a gran escala, modificando en cierta manera las prácti-cas agrícolas y las dinámicas sociales de las poblaciones.

Consecuencias de la implantación de los cultivos de coca y amapola en el Macizo Colombiano

No hay que desconocer que cultivos como la coca han sido tra-dicionales y milenarios para algunas comunidades de este sector del país, que la han empleado como parte de su cultura, en la realización de rituales y en las prácticas médicas tradicionales. Inclusive quienes no la sembraban llegaron a formar parte tam-bién de la “Cultura del mambe”:

Mi abuela también trabajaba el oro, antes la sal no se vendía sino que la cambiaban así por víveres, por fríjol, por panela, por maní, por coca. Y entonces la coca se la traían así a los mascadores y ellos el huevo de coca lo cambiaban para ellos mascar, se iban. Y el que no tenía con qué comprar el huevo de coca venía y llevaba un atado de leña al fondo y ahí ya le daban el huevo de coca. Antes no le decían libra sino huevo de coca. (María de los Ángeles Quintana, Capellanías, mayo 3 de 2007)

En la actualidad no es usual ver a los pobladores mambeando, pues esta tradición se ha ido perdiendo de las prácticas cultura-les en la medida que los mayores han muerto. Pero lo cierto es que hoy los cultivos de coca se han incrementado y han adquiri-do otra connotación que dista mucho de la tradicional.

Desde hace algunas décadas, cuando se inicia en el país la siem-bra de grandes extensiones de coca y amapola, se suscitan una serie de transformaciones sociales alrededor de estos cultivos. Si en un principio la coca era empleada por algunos pobladores para atenuar las grandes jornadas de trabajo y las grandes distancias que se recorrían, posteriormente adquirió otro carácter, que para

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muchos pobladores no tenía relación alguna con la cultura del mambe. Es más, para algunos era desconocido el hecho de que la hoja de coca haya sido masticada por generaciones antecesoras.

Actualmente, con respecto a la implantación de estos culti-vos no sólo en el Macizo Colombiano sino en todo el país, se podrían tener dos lecturas: una basada en la visión oficial y otra en la visión de los cultivadores. La primera de ellas, estaría más encaminada a explicar las consecuencias de estos cultivos en su relación con los procesos de narcotráfico y por consiguiente con el conflicto armado. La segunda, estaría enfocada a trabajar desde la visión de los sembradores las dinámicas locales que se han suscitado alrededor de estos cultivos, que para muchos po-bladores está muy lejos de la versión oficial. Sin embargo, para una u otra, los cultivos de coca y amapola desde hace un tiempo se han convertido en un fenómeno con tanta fuerza que pasaron a ser un problema en el país.

En este sentido, países como Colombia le han apostado a po-líticas nacionales de erradicación de estos cultivos que han cata-logado como de uso “ilícito”, emprendiendo acciones dirigidas a acabar con su siembra, bajo la mirada y el apoyo de otros paí-ses que buscan controlar su economía también “ilícita”. Cuando estos cultivos empezaron a crecer en el país, el Estado buscó es-trategias para su control. Inicialmente se formularon propuestas encaminadas a la sustitución de estos cultivos, a través del apo-yo de entidades internacionales que implementaron programas de desarrollo alternativo, amparados en el ideal de ofrecerle a las comunidades sembradoras de coca y amapola otras opciones económicas que contribuyeran a la reducción de los cultivos y al fortalecimiento económico de los campesinos.

A pesar de los esfuerzos realizados, muchas de estas pro-puestas no tuvieron el éxito que se esperaba. Aunque se logró en pequeña escala la reducción de algunas plantaciones, los esfuerzos no fueron suficientes y estos cultivos no dejaron de sembrarse. Pobladores que participaron activamente de este tipo

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de propuestas consideran que no tuvieron el éxito que se espe-raba porque dentro de los planes de sustitución de este tipo de cultivos resultaba muy difícil competir con productos agrícolas producidos “legalmente”. Las dificultades para comercializar-los, justamente por las vías de comunicación en mal estado o simplemente inexistentes, incrementaban el valor del produc-to y cuando se lograba su venta, muchas veces se pagaba por debajo del precio real. En contraposición, cuando se tenía una producción de coca o amapola, los cultivadores muchas veces no tenían que salir a buscar dónde vender la producción, ni a quién vendérsela, pues en la mayoría de los casos, los compra-dores arribaban a las zonas de cultivo a realizar la transacción económica. Paralelamente, muchas personas que se unieron a los proyectos de sustitución de cultivos y lograron niveles de organización importantes en sus comunidades, vieron cómo estos proyectos fracasaron una vez dejaron de recibir asesoría y acompañamiento por parte de las entidades u organizaciones implicadas, añadiendo que la rentabilidad de los productos “le-gales” era mínima con respecto a las ganancias obtenidas a tra-vés de la coca o la amapola.

Por ahí en el 86 en adelante ya empezó la amapola, en el 90 fue la bonanza. Un gramo costaba 1.200 pesos, 1.500 pesos; se llegaba el caso de que en una navidad, en una fiesta patronal se tomaban 300 canastas de cerveza y faltaban y la plata pues llovía y la gente se acostumbró a un trabajo fácil de conseguir… Según me doy cuenta, pues en ese tiempo el maíz no se cultivaba casi, se traía de los demás municipios o de otros departamentos, y se compraba porque pues imagínese usted, había plata y pues con plata quien se iba a poner, digamos a esperar harto tiempo para sembrar una mata de maíz, si el otro producto está saliendo a los tres meses y es más rentable, pues obvio que la gente optaba por algo que diera más ganancia… El maíz requería más tiempo, o sea usted vendía una libra de maíz le daban 500 pesos y si vendía una libra de goma de amapola le daban por ahí unos 300.000 pesos, enton-ces póngase a ver… (Reunión en el corregimiento del Carmelo, Municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

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Frente a esta situación y ante la mirada externa, en el año 1999 se desarrolló un seminario taller internacional que involucraba a países andinos productores de “ilícitos” como Bolivia, Colom-bia y Perú, con el propósito de orientar conjuntamente políticas de desarrollo alternativo más viables y ajustadas a la realidad de cada país. Esta actividad fue importante porque en cierta medida permitió evaluar y unificar criterios frente a las formas como cada país venía abordando el problema de los “ilícitos”, y las maneras de seguir abordándose este tipo de problemáticas, que en Colom-bia afectaban fuertemente los departamentos de Caquetá, Cau-ca, Putumayo y Guaviare entre otros. (Soberon, 2002: 22). Los países que participaron del evento consideraron importante que el abordar este tipo de propuestas de desarrollo alternativo debía fundamentarse a través de los siguientes elementos:

…El desarrollo alternativo como parte del programa nacional de desarrollo, aunque este último, en algunos todavía es una pro-mesa antes que una realidad. Segundo, el carácter integral del desarrollo alternativo. No se trata de actividades exclusivamen-te agropecuarias, sino que deben comprender infraestructura, salud, educación, para mejorar el nivel de vida de la población. El tercer punto, garantizar la participación popular en el dise-ño, la ejecución y la evaluación de los proyectos que se ejecuten. Cuatro, cada país puede y debe tener un enfoque particular que responda a cada realidad. Quinto, la financiación no debe venir solamente de la cooperación internacional y en la medida de lo posible, los gobiernos y los beneficiarios deben participar en el proceso de concentración de recursos. Finalmente los proyectos deben tener una orientación de mercado (Ibíd. 23).

Sin embargo, y pese a los nuevos esfuerzos del Gobierno Nacio-nal, las plantaciones de coca y amapola siguieron creciendo en el país, al punto que la población, atraída por las ganancias que generaba rápidamente, decidió dejar de sembrar los productos de pan coger y dedicarse única y exclusivamente a su producción. Dos ejemplos de esta situación se pueden tomar de los municipios

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de San Sebastián y Sucre que, como muchos otros, no escaparon al auge de los “ilícitos”:

Aquí en el Rosal, pues la gran mayoría, no todos, pero sí una gran porcentaje de gente dejó los cultivos tradicionales… Eso como que surgió de un momento a otro, por eso la gente pelaba el café, el maíz, la caña y sembraba coca y después surgió la amapola con fuerza… A ver, hubo deficiencia en la producción por los cultivos ilícitos, que siempre marcó la historia del Rosal ¿no? Realmente los cultivos de la coca tuvieron su auge alre-dedor de unos 15 años, entonces la gente pues se dedicó a eso. Inclusive la gente de lo frío casi se pasa a vivir a lo caliente por el cultivo de la coca y después, hace tiempo, algunos 10 años o más años, pero el dato no lo sé exactamente, pero entonces tuvo auge la amapola y entonces uno miraba cómo la gente de lo caliente se fue a cultivar la amapola a las partes frías y entonces eso hizo que se descuidaran esos cultivos de pan coger, los cul-tivos de primera necesidad. Entonces pues la gente se dio en los cultivos ilícitos como un medio de supervivencia, que era más rentable que los cultivos alimenticios… (Saúl Girón Cetuche, El Rosal, abril 24 de 2007).En el cálculo que hicimos en el plan agropecuario calculamos que se desplazará cerca de 800 has de cultivos tradicionales desplaza-das, tanto no solamente en cultivos sino también en lo que es po-treros, porque esta zona en la zona baja es productora de ganado y ganado de doble propósito. En esa zona hubo bastante desplaza-miento, cerca de 400 has fueron desplazadas. Lógicamente como aquí no hay propietarios de extensiones inmensas, el máximo pro-pietario aquí tendrá 200 hectáreas por mucho, los productores de tierra y los dueños de tierra son aparceros, uno dos hectáreas, entonces a veces se miraban grandes extensiones de coca pero no eran de uno solo, sino que como eran continuos los cultivos y eran continuos los dueños, no era una economía que como en muchas zonas la gente se llenaba rapidito el bolsillo y compraba, carros lujosos y etc, etc, acá era más bien como el sustento de las familias… (Alfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007).

El incremento de los “ilícitos” en el Macizo Colombiano desata otra serie de procesos a nivel local que repercuten en el panorama

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nacional. Como bien se enunció anteriormente, existen dos mi-radas con respecto al proceso de los cultivos de coca y amapola: una, la versión oficial y otra, la mirada local o de los mismos culti-vadores. Mientras los productores locales veían en los cultivos de coca y amapola la posibilidad de mejorar su situación económica, el gobierno catalogaba a estos cultivadores como narcotraficantes y, más allá de las visiones encontradas que se tiene del cultivador, lo cierto es que el sembrar coca o amapola se convirtió en la po-sibilidad para muchos de mejorar sus condiciones económicas, si por ello se entiende que, según los mismos pobladores, pudieron adquirir electrodomésticos, mejorar sus viviendas e incluso soste-ner otros cultivos de pan coger.

…Aquí en Lerma hay tres etapas históricas que son marcadamen-te diferentes…una de ellas es la del 79, 80 y 81 donde entra ya el otro uso de la coca y marca la historia porque hay plata, al haber plata hay compra de electrodomésticos, las casitas se mejoran, armas, carros, aquí es histórico lo de los carros, si casi se calcula que lo de los carros, más de la mitad del pueblo pudo haber tenido un carro o moto (Luís Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).…cuando estaba en bachillerato, en esa época empieza el auge de la coca, nosotros estábamos en el bachillerato y la gente ya tenía plata y la gente tomaba, tenían armas, la gente derro-chaba la plata, entonces uno se da cuenta de que hay buena plata, yo recuerdo que hasta en la casa hubo cultivo de coca… Eso representó un cambio económico, por lo menos para mí sí, porque gracias a Dios por eso fue que pude estudiar, porque de no haber coca en la casa, no me hubieran podido sostener, porque el terreno de maíz no da. Los terrenos por aquí no son, tienen un alto porcentaje de esterilidad, de erosión y entonces las producciones son bajas y así uno no puede pensar en irse a estudiar a Popayán y que lo sostengan con la parte agropecua-ria, eso no da, pero gracias a Dios a mí me pudieron sostener por que habían unas maticas de coca por ahí… Lo positivo de estos cultivos yo vería como una sola ventaja y es que en algunas familias mejoró mucho las condiciones económicas, el nivel de vida medio lo mejoró, algunos supieron mejorar los

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recursos, otros no, pues como todo… (Saúl Girón Cetuche, El Rosal, abril 24 de 2007).

Paradójicamente este “mejoramiento” trajo consigo una serie de problemáticas de orden social y también económico, que repercutieron directamente en las dinámicas sociales de las co-munidades. Se podría pensar que los “cultivos de uso ilícito” viven dos momentos que transforman las dinámicas locales: el primero de ellos, está asociado con el proceso de implantación de estos cultivos, que trae como consecuencia la pérdida de cul-tivos tradicionales, tanto así que en muchas zonas se dejaron de sembrar los alimentos de autoconsumo para sembrar coca o amapola, y en este caso los pobladores preferían comprar lo que anteriormente ellos mismos sembraban. De la misma manera, algunos sembradores vieron en estos cultivos la posibilidad de ganar dinero con menos inversión y menos trabajo del que re-queriría un cultivo tradicional, y quienes no sembraron llegaron a jornalear en estos cultivos atraídos por el pago diario que di-fícilmente obtendrían jornaleando durante una semana con una actividad lícita.

…Aquí ya la mayoría de personas se dedicó a sembrar esos pro-ductos y eran muy pocos los que sembraban los productos de la canasta familiar, por lo tanto los mercados de aquí pues los invadieron con productos venideros, como de la zona de Pasto. Por lo menos la papa que se consumía aquí era de Pasto, la za-nahoria, la cebolla, todos esos productos, pues digamos las hor-talizas eran productos que se podían cultivar aquí, pero en ese tiempo los traían de otras zonas… En ese momento había más variedad de productos y más movimiento en el mercado, pues porque también habían más recursos, más facilidad de adquisi-ción por parte de los campesinos… (Homero Alexis Gaviria, El Rosal, abril 26 de 2007).

Paralelamente, con el recurso obtenido con estos productos, al-gunos pobladores incursionan en la compra de armas, que suma-do al consumo de alcohol y a los negocios que durante el auge vivieron algunas poblaciones, dan como resultado un proceso

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de violencia que involucró a jóvenes, adultos y mayores. Loca-lidades donde anteriormente la vida era muy tranquila se vieron inmersas en nuevas dinámicas mediadas por el factor dinero, y a partir de allí se desencadenaron un sinnúmero de conflictos relacionados con la misma comercialización del producto en bruto para algunos, o procesado para otros, deserción escolar, problemas familiares, alcoholismo, etc., y que dejó como saldo un gran número de muertos, familias desplazadas y familias con la ausencia de algunos de sus miembros

…Yo en ese tiempo estaba todavía muy niña, pero mis papás en ese tiempo han tenido una cantina y ellos fueron unos de los que cerraron la cantina. Ellos cuentan de la problemática que hubo, sobre todo de la violencia, inclusive nosotros fuimos de las fami-lias que nos tocó irnos porque fuera de la casa mataron a un se-ñor y entonces ya nos tocó irnos para el Valle. Y recuerdo mucho a mi papá desesperado porque el tenía hijos varones y vimos la situación difícil y nos fuimos, pero la vida en la ciudad es también muy difícil y nos tocó devolvernos para acá… (Sobeyman Ortiz, Lerma, abril 17 de 2007).…Llegó un momento en que esa hoja del uso ilícito empieza a decaer, decaer, decaer y genera otra vaina, otro proceso: el pro-ceso de violencia aquí. Entre el 83 y el 88, la gente se empieza a matar, como quedó mal acostumbrada, como había tanta plata y ya no la había luego, entonces dijeron “no, aquí hay que re-buscársela como sea”, se robaron, se tumbaron, se mataron, se volvieron drogadictos ¿eh? Los robos eran cotidianos, aquí era normal que cada jueves hubieran 3, 2, 1 muerto, entonces era un fenómeno de descomposición social en este territorio. Imagínese los problemas que vive Colombia, pero lo vivíamos aquí, enton-ces a raíz de eso nace otra etapa que es la del proceso comunita-rio… (Luís Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).

El segundo momento que repercute negativamente en las diná-micas locales, aparece asociado con las consecuencias que deja el quebranto del producto. Para algunas localidades, el proceso de decaimiento inicia cuando los cultivos empiezan a requerir del uso de agroquímicos para poder garantizar una nueva pro-

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ducción, para otras en el momento en que el precio del produc-to baja notablemente, y para otras en el momento en el cual el Estado entra a ejercer una postura severa frente al cultivador y a través de los procesos de erradicación manual o fumigación aérea, emprenden un arduo trabajo no sólo en el Macizo Co-lombiano sino en todo el país, bajo el propósito de ponerle fin al cultivo de los ”ilícitos”.

Sea cual fuere el motivo de este decaimiento, lo cierto es que algunos de los problemas sociales que se derivaron de este proce-so están asociados con múltiples dificultades: en primer lugar, el campesino, al ver que sus cultivos fueron erradicados o fumiga-dos a través de las políticas nacionales, tuvo que enfrentar la cruda realidad de no tener como garantizar su sustento familiar, porque no contaba –o por lo menos algunos no contaban- con cultivos de pan coger, otros se acostumbraron a jornalear recibiendo a cam-bio una remuneración que distaba mucho del pago que recibían por un jornal de trabajo. También percibieron cómo sus cultivos tradicionales se vieron afectados por los agroquímicos empleados en las fumigaciones, algunos migraron a zonas donde los cultivos de “uso ilícito” todavía podían ser una opción de trabajo y otros se vieron inmersos en problemas de hurto y delincuencia.

...ahora ya hay gente que no tiene con que remesiar y se dedican al robo, usted debe de haber escuchado que atracaban las buse-tas, todavía atracan, gentes que se enseñaron así. Antes de que llegara la coca se sembraba café, caña, el guineo, el maní, el garbanzo, todo eso, fríjol. Pero yo no sé qué era lo que le pasaba a la gente, tenía que estar con esa coca y ahora no hay nada de eso porque ya no los dejan trabajar con coca… Eso siempre en el mercado era bueno, todo el mundo remesiaba bien, con sus arrobas de arroz, los que menos tenían un bulto de papas, una arroba de arroz, manteca, sal, azúcar, todo eso y ahora ya nadie puede. Ahora esperan que la gente compre pa robarse la costa-lilla de remesa… Aquí siempre pasa eso, por eso ahora pasa la policía por la plaza controlando, salen en los caminos a quitar la remesa, quitar plata, eso siempre dejan unos días y vuelven a

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atracar buses siempre lo hacen, por la noche y por la mañana… Y por allí abajo, por Villanueva, la misma cosa, por ahí peor, porque hay un paso que siempre se daña, siempre hay derrumbe y ahí siempre están ellos listos pa robar… (Edgar Gómez, Alma-guer, mayo 17 de 2007).

Tanto las causas como las consecuencias de la siembra de cul-tivos como la coca y la amapola son múltiples y casi se po-dría citar un ejemplo por localidad. Aunque en algunas zonas como Sucre, Lerma y Santa Rosa tuvo mayor impacto, según sus pobladores, en otras como Valencia y Capellanías su apo-geo no fue tan marcado, sin que esto signifique que allí no se establecieron este tipo de cultivos. Sin embargo, una situación que puede marcar una gran diferencia entre unas localidades y otras son los procesos organizativos que en el ámbito local se desarrollaron con el objeto de hacerle frente a esta situación. El caso que resulta diferente entre varias localidades es el vivido en Lerma, donde hace algunos años la misma comunidad deci-de organizarse por las consecuencias negativas que se estaban derivando del cultivo de coca y retomar mediante un proceso las riendas de su comunidad.

…A raíz del fenómeno de descomposición social nace otra etapa que es el proceso comunitario, desde el 88, que mínimamente hoy, podemos decir que no existe un proceso comunitario como tal, pero si habemos algunos líderes, algunas personas que que-remos como que eso no se acabe… Como Lerma estaba sumido en ese proceso de violencia y descomposición social, la idea era erradicar eso de acá y gracias a Dios eso salió. Una de las familias de acá logró que uno de sus hijos estudiara filosofía, y el hombre cuando estaba terminando su carrera miró como con esa angustia de ver al pueblo que se estaba deteriorando acá, que se estaba acabando por la violencia y decidió trasladarse para acá a ver que podía hacer por Lerma. Entonces el compa-ñero Walter Gaviria, que fue rector de este colegio, dice: “pues empecemos a reunir a la gente a ver que plantean”, entonces nos reúne a los comerciantes, al inspector, a los profesores y algo-tras personas como de influencia en la comunidad: don Roberto

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Quiñónez, Luís Velasco, Miguel Velasco, Miguel Ortiz, Leonar-do Navia, los amigos de él. Como él se creció aquí, él llamó a la gente que se creció con él, llamó a un grupo y empezaron a deci-dir qué hacer por Lerma, porque esto era una vaina muy tenaz. Entonces algunos dicen que para salvar a Lerma entonces había que construir obras de infraestructura como el alcantarillado, el acueducto, la energía. Otros decían que no, que para salvar a Lerma había que pedir al ejercito o construir un puesto de policía aquí, hasta que por ahí aparecen las palabras del viejo Roberto Quiñónez, que en paz descanse, dice: “Vea hermano aquí con la gente que está dañando no se puede hacer nada”, como el era gallero, dijo: “aquí hay que nidar nuevos huevos para sacar nuevos pollos”. Entonces ahí se les ocurría crear un colegio para las futuras generaciones, porque en ese tiempo solo había una escuela. Entonces ya Walter empieza a echar el cuento a la gente y ésta responde muy bien, y alrededor de esa organización recogen estudiantes… Hasta que poco a poco, con el trabajo de la comunidad, se logró cerrar las cantinas durante 10 años del 88 al 98, porque se decía que las cantinas era el foco de la violencia. Cuando la gente estaba en estado de embriaguez era cuando más ocurrían las muertes, entonces la gente empie-za trabajando así y poco a poco se consolida el trabajo en el colegio. Y entonces uno podría decir que hubo tres pilares fun-damentales para el éxito de ese proceso comunitario: primero, la educación; segundo, la cultura generando identidad y sentido de pertenencia y tercero, la participación comunitaria… (Luís Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).

Si en Lerma el “orden” fue reestablecido por la misma comu-nidad, en Valencia le hicieron frente al conflicto local a través de la iniciativa de constituirse legalmente como Cabildo in-dígena, figura que logró apaciguar en cierta medida el proce-so de conflicto, que para la época en la que el auge de estos cultivos era una realidad, se hacía más visible en términos de “desorden social”.

…entonces en el año 1999, nos hemos organizado como indíge-nas, porque ha habido una razón, porque el Estado no tiene pre-sencia en el territorio y los grupos al margen de la Ley, como los

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cultivos ilícitos forman un desorden aquí, todo el mundo siem-bra, todo el mundo toma, todo el mundo coge plata y compra armas y pelea y de todo. Entonces, se forma un desorden social y nosotros decimos ¿qué vamos a hacer? Lo único que nos podían dar una autonomía, por lo menos de hacer justicia, sobre todo de calmar, era un cabildo, porque los cabildos tienen la guardia. Y esa fue la única solución de que nosotros pudimos parar eso, mientras llegó el Estado y solucionó eso con el ejército, solucio-nó no, porque ya cuando el Estado vino, ya estaba calmado el problema con el cabildo, ya estaba todo casi arreglado… (Her-nando Anacona Álvarez, Valencia, mayo 23 de 2007).

Habitantes de El Rosal, Santa Rosa y Almaguer aseguran que durante el periodo de violencia más fuerte, el control sobre los problemas sociales que se presentaban en la comunidad lo ejer-cían los grupos armados al margen de la ley, ante la ausencia del Estado representado en sus fuerzas militares.

…con esos cultivos la gente perdió inversión ahí, ¿entonces cómo fue aquí? Los grupos al margen de la ley en ese tiempo nos hacían trabajar en cosas comunitarias y los trabajos que se hacían era para el bien de la comunidad, y antes con la amapola, como ella daba plata, la gente comenzaba a matarse y a darse machete cada ocho días por la mucha plata. Y dentró la guerrilla y ella comenzó a dar orden, y ya a la llegada del ejército ya no había tanta vio-lencia en estos lugares… Ellos (se refieren a la guerrilla) le decían a uno que trabajara que porque todo el tiempo, de hoy a mañana, no va a haber amapola, y que cuando llegara la otra ley teníamos que volver a sembrar maíz, que teníamos que aprender a sembrar desde ahora. Y no, todo el mundo pues sembrando amapola… En el año 95, 98 no me recuerdo, cualquier problema en la comuni-dad ellos le llamaban la atención a la gente para que entendiéra-mos, si algunos estaban tomados de aguardiente ellos lo bañaban en alguna ducha o así, y le decían: “si va a seguir molestando lo volvemos a bañar”, y no pasaba mas de ahí. Y ya nos íbamos educando, nos enseñaron a trabajar, a sembrar… (Reunión en El Carmelo. Municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

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Tal vez esta fue una de las situaciones que llevó a la versión ofi-cial a considerar a los cultivadores de coca y amapola como nar-cotraficantes y aún más, como cómplices de los grupos al margen de la Ley, situación que desde la versión comunitaria nada tiene que ver con la realidad que tuvieron que enfrentar. La versión co-munitaria, asentada en la realidad de haber vivido y presenciado estos procesos, considera que están en medio de una problemática nacional que, independientemente del actor que venga a reesta-blecer “el orden”, los va a catalogar como “auxiliadores de los grupos al margen de la ley” o como “auxiliadores de la Policía o el Ejército Nacional”. Esta va a ser otra problemática en sus dinámicas actuales, porque ante la imposibilidad de elegir, se ven inmersos en una realidad que difícilmente pueden eludir.

…nosotros les decíamos: ustedes dicen que somos sapos de los guerrilleros, ahora algún día ustedes se van y ellos vuelven y nos van a decir ustedes son sapos del ejército, y con dos tiros en la frente arregladito… Y a veces muere gente inocente. Yo les decía al ejército, cuando venían los otros y pedían tinto, si había yo les brindaba un tinto, y ahora es lo mismo: si hay tinto les sirvo y si no, pues nada. Ahora ellos entienden, dicen eso es verdad. Antes eran tercos, que el que había hablado con la guerrilla era guerri-llero. A uno le decían que los hijos eran de guerrilleros, pero gra-cias a Dios, aquí en el Carmelo nadie tuvo hijos de ellos (Reunión en El Carmelo. Municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

Para muchas localidades, la llegada del Ejército o de la Policía Nacional, tras su ausencia en determinados períodos de tiempo, se da cuando el Estado decide poner en marcha las políticas de erradicación de los cultivos de coca y amapola, a través de las fu-migaciones áreas o la erradicación manual. En localidades donde anteriormente el orden era establecido por “la ley de izquierda”, se empiezan a evidenciar situaciones de temor frente a la avanzada militar dirigida por el Gobierno Nacional. Poco a poco las comu-nidades, cultivadoras o no de coca y amapola, ven cómo sus cul-tivos de sustento familiar se ven afectados por los agroquímicos empleados en los procesos de erradicación de “cultivos ilícitos”.

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Para quien cultivaba coca o amapola inicia el proceso obligado de decirle no más a este tipo de cultivos, y aunque en un principio el Gobierno trató de concertar con las comunidades estrategias para su erradicación, por ejemplo en Sucre, muchos pobladores optaron por seguir cultivando, y cuando menos pensaron llegó la fuerza pública a sus localidades a arrancar mata por mata.

…La propuesta viene desde antes de las fumigaciones y de la erradicación. Con el alcalde Lauro Montilla se hizo una propues-ta para presentársela al mismo presidente cuando vino a Popa-yán. La intención era que la gente se comprometiera a erradicar paulatinamente su cultivo y a cambio de eso tuviera un beneficio económico y productivo a la vez, o sea, que le dieran un bono en efectivo para la remesa, lógicamente, y que le financiaran un cultivo equis o de animales, lo que fuera. Desafortunadamente en el recorrido que hicimos sólo 30 familias aceptaron la propues-ta y el resto dijo que no, que ellos continuaban. Cuando ya vino la fumigación dijeron: “¿no que la Alcaldía tenía que hacer la propuesta? ¿Que por qué no salió la propuesta?”. Lógicamente ellos no la apoyaron. Cuando vino la erradicación nuevamente se intentó parar la erradicación. Usted sabe que cuando se manda una cuadrilla de 400 hombres es muy difícil decirles salgan, ya ahí no hay nada que hacer. En ese momento las propuestas venían desde allá, en este momento la han retomado líderes de cada una de las zonas, lógicamente enfocados, porque primero viene la ne-gociación de erradicación, segundo viene la fumigación, tercero viene la erradicación manual, cuarto, si persisten en la siembra de coca ya viene la expropiación de tierras. En este sentido, pues hay gente que dice vamos a trabajarle a otras cosas, aunque en otras zonas vamos a encontrarla. La propuesta fue socializada acá y en la gobernación, pero no tuvo peso suficiente porque de-bía ir para 200 personas y sólo 30, 35 personas dijeron que sí. En este momento, se incrementa la cantidad de personas, pero ya no podemos negociar donde ya erradicaron, y si decimos que en un sitio determinado volvieron a sembrar, entonces ya la aplicación es a otro nivel para ellos, entonces tendría que ser en zonas donde ni erradicaron, ni fumigaron y no estaban identificadas dentro de los procesos (Alfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007).

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En Caquiona vivieron el proceso de erradicación de manera di-ferente. Algunos pobladores lo catalogan como un proceso que generó inconformidad en los habitantes, no por el hecho de aca-bar con las plantaciones, porque eso era algo que se sabía iba a suceder, sino por la forma en la que se llevó a cabo. En esta localidad, los habitantes vieron vulnerados sus derechos y, por tal motivo, se enfrentaron con las cuadrillas de erradicadores.

Directamente el gobierno llegó a fumigar, primero que todo. Des-pués mandaron ya la Policía Antinarcóticos, ¿creo que eran?, que vinieron ellos mismos a rozar la amapola, sin concertación con las comunidades, o de pronto hubieron algunos diálogos, pero, diga-mos, las autoridades de los cabildos nunca se pusieron de acuerdo con las familias, para que de pronto las mismas familias hicieran eso y entonces se esperó a que pasara el tiempo, pasara el tiempo, y ya vino el mismo Estado a erradicar. Hubo diálogos y también hubo daños, porque también hay que denunciar esta parte de que en una de las veredas, vinieron, dañaron las puertas de la casa de la Junta de Acción Comunal, violaron esos recintos, esta poli-cía se ha llevado parte de utensilios como ollas, loza que la gente en actividades había conseguido, ellos utilizaron eso y se fueron llevando todo, entonces sí hubo violación de derechos humanos ahí por parte de la fuerza pública para estas comunidades…Eso se lo denunciaron, pero no sé la respuesta en que quedó, pero sí hubo denuncia. No, ahí sí en parte atropellaron, acuérdese cuan-do vinieron la Fiscalía de Popayán, eso aquí hubo un desorden bravo el día domingo, ha sido una lucha como de tres horas entre los mismos indígenas con la fuerza pública, traídos de Popayán. Hubo enfrentamiento porque se iban a cargarse los vehículos so-bretodo motos, pero claro que habían motos mal habidas, pero en-tre esas habían motos que eran muy legales y a la gente le quitaron eso. Por eso fue un tropiezo bastante fuerte, gracias a Dios, de ahí para acá no volvieron, no han venido… (Oscar Bolaños Beltrán y Andrés Pino Muñoz, Caquiona mayo 22 de 2007).

Actualmente, los procesos de erradicación de cultivos de “uso ilícito” siguen desarrollándose en algunas zonas del Macizo Co-lombiano. Donde los cultivos fueron erradicados las comunida-

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des se vieron obligadas a retomar sus cultivos tradicionales, con todas las consecuencias que para muchos dejó la erradica-ción y con las dificultades que para otros significa el empren-der nuevamente el cultivo de plantas tradicionales, que en la actualidad se ven muy afectados por la infertilidad de los sue-los, la falta de comercialización, la crisis económica para sos-tener algunos cultivos que permitan el mantenimiento de las familias, etc. Hoy, para algunos pobladores, la siembra de coca o amapola deja como experiencia que este tipo de cultivos, aunque sí propició algún tipo de solvencia económica, generó también consecuencias negativas en sus comunidades. Desde sus experiencias han tratado de propiciar acciones a nivel co-munitario, y con el apoyo de entidades locales y externas, han emprendido la búsqueda de estrategias que permitan mejorar sus condiciones económicas, por medio de la conformación de grupos productivos en el ámbito agrícola y pecuario, la expe-rimentación con proyectos alternativos y la conformación de grupos asociativos diversos.

La economía actual

Los cultivos de uso ilícito no atrajeron a todos los pobladores, no todos se dedicaron a su siembra. Quienes no lo hicieron, y al-gunos que sí, siguieron sembrando los cultivos tradicionales de pancoger, basando su economía en actividades de tipo agrope-cuario. Por eso sería ilógico pensar que la explotación de coca o amapola fue una actividad exclusiva en el Macizo Colombiano, aunque quienes no se dedicaron a su cultivo también vivieron las consecuencias durante y después de su siembra. Tampoco todos se dejaron llevar por la violencia y las problemáticas que estos cultivos suscitaron en la población, al contrario, algunas locali-dades que ya venían implementando procesos de organización social en la búsqueda de nuevas alternativas económicas, aprove-charon la coyuntura y siguieron creando estrategias que buscaban garantizar su sostenimiento y el de sus familias. Es así que pese

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a todas las consecuencias originadas por la implementación de cultivos de uso ilícito en el Macizo Colombiano, podemos decir que existe una variedad de actividades productivas en la región por fuera de lo que ha representado a nivel económico la siem-bra de la coca y amapola.

El Macizo Colombiano tiene una economía en menor propor-ción ligada al latifundio, como en la localidad de Valencia, con grandes cultivos de papa y cría de ganado en altos índices; y, en mayor proporción asociada al minifundio con cultivos como la papa, el maíz, el plátano, la yuca, el trigo, el café, la caña, el fríjol, algunos frutales y gran variedad de hortalizas. Estos cul-tivos se producen en diferentes pisos térmicos y, como se enun-ció anteriormente, muchas poblaciones tienen la posibilidad de sembrar en diferentes alturas, lo que les permite obtener una variedad de alimentos para su sostenimiento y, a menor escala, para la comercialización.

…básicamente los pueblos de estas zonas viven de la agricultura que es una agricultura pues de subsistencia prácticamente, una agricultura donde las personas pues cultivan los productos que se adaptan aquí a la zona y que son para satisfacer sus necesi-dades básicas, productos como el maíz, la papa, el trigo, ahora se esta implementando mucho lo que es el cultivo de la quinua… (Homero Alexis Gaviria, abril 26 de 2007).

En algunas localidades este tipo de actividades agrícolas esta acompañado, en menor medida, con la producción pecuaria: la cría de cerdos, gallinas, cuyes, peces y ganado complementa la economía de la región. En otras localidades como Valencia pre-domina, además del cultivo de papa, la cría de ganado y aunque esta no es una labor para el común de los pobladores, sí repercu-te en las dinámicas económicas locales y departamentales.

En Valencia se ve una ganadería extensiva manejada por pro-pietarios foráneos, quienes han adquirido tierras y las han dedi-cado -además de la siembra de papa- a la cría de ganado; caso diferente del pequeño agricultor cuyos terrenos, si es que los

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tiene, los emplea también para pequeños cultivos de papa, siem-bra de hortalizas y tenencia de algunas vacas para la obtención de leche o queso para el consumo familiar.

Esta situación ha generado inconformidades en los poblado-res locales, porque consideran que es difícil competir con los grandes propietarios en el mercado, a esta situación se suma que la falta de recursos económicos no les permite sostener cultivos grandes, lo que logran producir a pequeña escala es destinado para el autoconsumo y en ocasiones para abastecer mercados cercanos.

Aquí pues los grandes dinerales que tienen viven de los nego-cios, comprando y vendiendo ganado, otros del comercio, del consumo… Una familia para poder vivir aquí tendría que tener siquiera las 30 a 40 hectáreas la cabeza de familia para repar-tirles de a 6 hectáreas a cada persona, en una hectárea cabe una huertica, una vaquita y la rotación de la vaquita de leche, mientras que los ricos tienen miles de cabezas de ganado, crías de caballo, por lo menos los payaneses ellos ya no le compran a uno un animalito, ustedes están pidiendo muy caro, ese animal esta feo, ellos dicen traigámoslo de Popayán, echan sus 2, 3 ca-mionados y nosotros que garantía tenemos… (Neftaly Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

A diferencia de Valencia, otras localidades como el Rosal en el municipio de San Sebastián; el Morro, Capellanías y Lerma en el municipio de Bolívar; Paraíso y El Crucero en el municipio de Sucre; El Carmelo y Santa Rosa en el municipio de Santa Rosa; Almaguer y Caquiona en el Municipio de Almaguer, viven en la actualidad una economía netamente minifundista en donde una porción de la producción es destinada para el consumo fami-liar y otra para la comercialización. Sin embargo, por múltiples factores esta comercialización no se realiza a gran escala, entre ellos los pobladores resaltan: la ausencia de tierras, las dificulta-des para transportar los productos y llevarlos a otros centros de mercado, las condiciones climáticas que en muchas ocasiones

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repercuten en los productos, las condiciones del suelo, y el esta-do de las vías, entre otros.

Un caso que muestra claramente la falta de comercialización es el que viven los pobladores del municipio de Santa Rosa, quienes debido a las dificultades en las vías no pueden llevar a otros mercados los productos que allí se cultivan, el acceso a este municipio es difícil, por carretera destapada y sólo cuentan con una ruta de bus que llega una sola vez al día, dificultando la salida y entrada de productos de manera constante

Aquí el día de mercado es el día domingo y el que quiere ven-der sus productos tiene que llevarlos a Santa Rosa y allá los vende, también traen productos de otras partes, cambiamos por ejemplo maíz con papa, aquí viene un señor de Santiago que le decimos el papero, el viene a cambiarnos, el nos da un tarradito de papa y uno le da un tarradito de maíz, otros traen cebolla, frutas, uvas, mangos, mandarinas, naranjas, de todo traen. La cebolla por ejemplo se da acá, pero no la cultivamos, mejor di-cho la compran los que no la cultivan, por ejemplo los que tie-nen algún puesto, porque el que es trabajador, que es agricultor todo cultiva para el autoconsumo, el que compra es el que tiene puesto o así, son los empleados.El ganado también, los que tienen pues venden, eso sacan así en camiones para Popayán, pero pues los que no tenemos ¿pues que?, pero aquí como entonces la mayoría no tenemos así en abundancia, si acaso alguna vaquita la utiliza para la leche, para la casa, para autoconsumo.Ahora el clima ha afectado las cosechas, el cambio de clima, ahora no se puede dejar descansar la tierra como antes, eso ya no se hace ahora, no ve que ahora ya hay mas población, mas gente, se utilizan a veces químicos y eso hace mal porque siem-bra maíz y cuando le echa por ejemplo algún abono como 10 – 30 – 10, o sea la mazorca es grande pero esta la pura calceta, no grana, no da fruto… donde echamos 10 – 30 – 10 o triple 15, todo eso, la mazorca se ve bonita, abundante, la mata es grande hasta 2 o 3 mazorcas en una mata pero no tienen grano… el café se da acá pero lo que pasa es que no lo sembramos por falta de

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recursos, de pronto, y de técnica… por falta de dedicación, falta de dedicarse a eso, si uno se dedica, uno lo cultiva claro, pero la gente no esta dedicada a eso todavía… lo que pasa es que aquí cultivamos de todo una sola mata, entonces no cultivamos una sola cosa, o sea tenemos como una producción en cantidad pero se nos daña porque no tenemos mas a donde ir, como transpor-tarla para comercializar a otros municipios… (Reunión en El Carmelo. Municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

Localidades como Capellanías atraviesan por una problemática similar, con la diferencia de que en Santa Rosa existe una ruta de bus diaria, mientras el acceso a Capellanías, como se enunció anteriormente, se hace a pie, a lomo de mula, a caballo y en pe-queños camperos, cuando la trocha lo permite; sin que esto repre-sente que exista una ruta de carros constante y permanente en la zona, los productos que aquí se cultivan, destinados para comer-cialización, salen de la localidad básicamente atravesando el río, ya sea hacia Carbonera, El Estrecho, Galíndez o El Bordo

…Acá lo de comercializar nos toca a lomo de mula y acá es una zona muy maicera, de allá pacá otra vez nos venía en el tiem-po que sale el maíz a veces mas que todo es verano y se tiene la trocha bien y se tiene la posibilidad de usar carro, mientras que antes tiempo, gente que lo sacaba hasta en la cabeza, el que no tenía un caballo, no conseguía quién le alquilara o le prestara, le tocaba sacar en la cabeza… Acá prácticamente el fuerte acá es el maíz, a pesar de que es una tierra productiva lo que sembremos acá en tierra caliente se da, lo mas fuerte es el maíz, se comercializa en la Carbonera por lo de la cercanía, porque hacia la parte de abajo nos toca cruzar el río, el mismo río 15 veces, para salir a Galíndez o salir al estrecho, la otra vez teníamos dificultades que eso se nos perdía, y pues ahorita a la carbonera, es trocha, pero sino se puede en carro vamos a caballo, pero pues vamos prácticamente por lo seco… (Herney Angulo, Capellanías, mayo 3 de 2007).

Otros municipios, como Sucre, consideran que el desarrollo económico de la región esta limitado por la falta de centros de acopio que cumplan la función de comprarle al campesino la

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producción y que ayuden a ampliar las redes de comercializa-ción; también a la intervención de intermediarios en las dinámi-cas económicas; y, a la falta de nuevas opciones de formación ajustadas a la oferta de productos de la zona, que le permitan al campesino organizarse alrededor de nuevas propuestas de capa-citación, para competir sanamente con productos transformados por ellos mismos.

Uno de los factores que vemos es que acá primero no existe un centro de acopio, primero existe mucho intermediario, mucho intermediario en esta zona para todos los cultivos, incluso para el café existe la cooperativa de café y lo de café orgánico y exis-ten compradores que van hasta la finca y le dicen: le adelanta tanto por su cosecha y les pagan por debajo de los precios que realmente debían pagarle. Otra cosa que afecta por ejemplo en café, es como cultura, no llevan bien el proceso adecuado por-que son muy buenos cafés, pero la gente hace mal las lavadas o venden el café prácticamente recién lavado, entonces están perdiendo todo ese valor agregado. En los frutales, no hay un centro donde puedan hacer transformación de los mismos fruta-les, vienen venden la mora en 1000, 500 pesos una libra y ellos mismos compran un jugo hit o un jugo postobón por 1000 o 1500 pesos… (Alfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007).

La economía del Macizo Colombiano no esta basada únicamen-te en la explotación agrícola, en algunas localidades los pobla-dores se han dedicado a otro tipo de actividades; en Capellanías, por ejemplo, aún en la actualidad hay familias que extraen sal y oro de forma tradicional. Estas actividades complementan sus labores agropecuarias.

La extracción de oro involucra sobre todo a las mujeres, que en tiempo de verano ante la necesidad de obtener un recurso económico adicional, deciden irse en grupo a emprender esta actividad. La extracción de sal es mínima en esta localidad, pues no son muchas las familias que se dedican a ello, se viene reali-zando a lo largo de varias generaciones e involucra desde tiem-po atrás a todo el núcleo familiar, de esta manera se ha logrado

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mantener la tradición. El proceso de extracción de sal, es una labor que implica varios días de preparación previos a la labor de obtención del mineral y consideramos importante narrar el proceso, precisamente porque en la actualidad es una tradición tendiente a desaparecer:

…Por ejemplo tira primero la leña un día antes, después barro el fondo, achico el pozo porque viene el tiempo de invierno, después le echo agua al fondo y le meto la carga de leña y lo pongo arder, después de que ya hierve le meto candela y le meto candela por ahí unos tres días y después de tres días vengo, consigo una baba de guasito y le meto una baba de guasito, después poco a poco va consumiendo y de lo que ya consume queda la sal y sale un agua que parece como cuando uno seca arroz que el aceite se queda en-cima y la sal queda debajo, después vengo y la dejo a fuego lento, consigo ceniza, saco ceniza del mismo fondo y la saco del fondo y con un trapo voy sacando la sal poco a poco cuando la sal ya co-mienza a tetiar, después le saco el aceite en una vasija y ya vengo revuelvo y lo cargo, lo pongo otra vez a hervir para que me saque de nuevo la sal, en ocasiones saco media arroba, en ocasiones 5, 10, cuando lo hiervo bien saco la media arroba, la libra la vendo en 5.000, la media de aceite en 10.000… Yo aprendí de mi abuela, porque yo me crié con mi abuela, ella se iba pa Lerma y cambiaba por maní, fríjol, panela, todo lo que le cambiaran y entonces ella se murió y yo quede con esa tradición y yo compre el fondo… Eso me alcanza pal sostenimiento, la comida, yo cocino en verano, ya cocino hasta que llueva y ya me voy pal Bordo y la vendo pal ga-nado, porque también sirve pal ganado, da abundancia de leche. De aceite se sacan tres o cuatro medias, la gente viene la busca o sino yo voy al Bordo y sino la gente se da cuenta y la mando, yo empiezo a cocinar después del 30 de junio. El arroyo sale de abajo y ya cuando voy a cocinar lo boto, saco el agua y lavo y después ya me pongo en dos días dejo que aclare, lo desocupo con un mate, dejo que llene y cocino… La sal se cocina en un material especial que se llama bronce… se bate con una concha de mate de totumo, uno por ejemplo cuando ya esta el fondo lavado uno lo descasaca con una conchita y allí ya queda clarificada el agua y ya después uno saca la sal, toca cebarlo, hay que cebarlo todos

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los días y todo el día pa que le de sal, hay que echarle agua una y otra vez, toca estar todo el día, de noche por ahí hasta las 11, al otro día vuelvo y lo prendo, le echo agua, hierve y vuelvo y le echo. Mis hijos y misia Marcelina, mi tía Dedicación, saben pero no cocinan, Carmen también, porque yo le presto el fondo a ella cuando es tiempo de invierno y ella hace un lave, cocina su sal y me lo entrega otra vez a mi. Los hijos míos saben todos, porque yo hasta a la mas pequeña le enseñe, el marido mío corta la leña y en ocasiones la tiramos por agua abajo y me pongo yo con los hijos a tirarla hacia el fondo, uno la tira así por la agua y la leña baja y acá se desembarca y cuando ya esta desembarcada, la ti-ramos hacia el fondo en la cabeza o de pronto si hay palos muy pesados toca tirarlos en bestia y sino cuando no se puede así, toca tirar palo tiradito que uno encuentra allí. Como yo la cocino y yo misma la vendo, de pronto hay días que me da y hay otros días que no me da, por que hay días que esta buena la venta y hay días que esta mala, pero aquí la gente compra muy poco porque aquí la gente le gusta la sal cruda, pero esa sal es la mejor porque por ejemplo las personas que sufren de la presión comen de esa sal y esa sal no tiene mucho yodo. En el verano hago sal, todo el verano antes de que dentre el invierno, la tengo aquí y voy a venderla al Bordo, o así gente me encarga, los ganaderos me encargan y yo les vendo, yo cada 8 días saco 2 arrobas, de eso vivimos y de lo de la agricultura, lo que sembramos lo comemos, el maíz lo lle-vamos a vender a Carbonera, no se vende muy bien, es barato pa lo que uno tiene que trabajar, en ocasiones se le daña y yo pues cuando se daña el maíz el trabajo que yo hago es cocinar mi sal pa comer… Aquí se siembra yuca, plátano pal consumo, porque aquí el plátano no tiene casi comercio, porque la mayoría tiene sus matas de plátano, cuando hay verano uno si lleva del bulto y toca irse a lavar oro… Las que sabemos nos vamos para Puerto Iliaco, en ocasiones nos va bien, en ocasiones nos va mal, vamos todos los días a las 6 de la mañana y venimos llegando a las 6 de la tarde y ya cocinamos, nos vamos toda la semana, en oca-siones no encontramos nada. Todas sacamos de un solo hueco, pero cada cual echa su mate y a la que le fue bien le fue bien y a la que le fue mal le fue mal, si nos va mal, nos va mal a todas, si nos va bien, nos va bien a todas, en ocasiones los hombres van a

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ayudarnos a descapotar, por ejemplo el marido mío, porque por aquí los que lavamos somos muy pocos yo me voy con mi familia a lavar. Cuando nos va bien hacemos hasta 100.000 pesos y lo vendemos en el Bordo, eso lo hacemos en época de verano, yo por ejemplo cuando se pone la cosa dura yo me voy pal agua, que no compran ni sal, yo me voy a lavar oro. Cuando es invierno que no se puede ni sal, ni oro, eso queda uno aquí como embotellado, porque si le toca por acá por la Carbonera, eso es un barrial, se daña la carretera, queda uno embotellado que uno que no puede hacer casi nada… (Maria de los Ángeles Quintana, Capellanías, mayo 3 de 2007).

Así como la extracción de sal o de oro son actividades que se emprenden para mejorar las condiciones económicas de las fa-milias, en momentos en los que las actividades agropecuarias se dificultan, también existen otra serie de estrategias que se desarrollan a nivel local, ligadas directamente a los procesos de organización comunitaria que se vienen fortaleciendo en las diferentes comunidades asentadas en el Macizo Colombiano. Desde hace algunos años y como consecuencia de las políti-cas de erradicación de cultivos ilícitos, llegaron a esta región instituciones y organizaciones de carácter gubernamental y no gubernamental que, sin estar necesariamente ligadas a estas po-líticas, quisieron emprender procesos de desarrollo local, basa-dos en actividades sobre todo de tipo agropecuario.

Desde alguna u otra forma, el conflicto armado en Lerma llega con la bonanza. Lo tradicional se mantuvo antes de la década de los 70, finalizando la década de los 70 llega la transformación de la coca como producto de uso ilícito y cuando la bonanza coquera entra en decadencia llega el conflicto armado, es como el orden cronológico y después del conflicto armado viene el proceso or-ganizativo, aquí hay algo que nosotros décimos toda crisis genera un proceso, cuando quedamos acá nos erradicaron la coca, que la gente dice: ¿bueno y ahora de que vamos a vivir?, eso llevó a que nos empezáramos a organizar, a preguntarnos con dificultades y de allí nace lo de ASPROLER, un grupo que está pensando en lo productivo… (Luis Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).

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De esta manera, en el Macizo Colombiano se han emprendido un sinnúmero de proyectos en diferentes municipios que dan cuenta de estas dinámicas. Por ejemplo, los pobladores actuales hablan de los procesos de recuperación de semillas nativas que generalmente han partido de organizaciones externas, quienes a través del montaje de proyectos con grupos comunitarios, organizaciones locales, escuelas y colegios, le han apostado a que las comunidades experimenten con nuevas propuestas, co-nozcan los productos de la región que se cultivaron en épocas pasadas y sobre todo que se den cuenta de la importancia que muchos de ellos tienen en el mejoramiento de la nutrición.Municipios como San Sebastián y Santa Rosa desde hace algu-nos años han venido trabajando alrededor de la recuperación de semillas andinas con el apoyo de instituciones como la GTZ, el Proyecto Bota Caucana y el proyecto PANES; en este sentido es importante resaltar que muchos de estos proyectos llevan en ejecución entre 6 y 8 años y aún se siguen manteniendo, obvia-mente con altibajos en los procesos organizativos, de asesoría y acompañamiento, pero en términos generales los grupos confor-mados le siguen apostando a este tipo de propuestas.

En Santa Rosa existe el grupo de mujeres ASPROSAN, que es la Asociación de productores de chachafruto, o sea que este grupo organizado mas que todo estaba organizado por gente que per-tenece a la vereda la Soledad… ese grupo se conformó por ahí en 1998 o en el 2000, en esos años se conformó ASPROSAN… el chachafruto es un árbol nacido en Santa Rosa, hace unas vainas grandes, le dicen chachafruto o fríjol grande, poroto también le decimos y ese produce una harina muy alimenticia… Diomar Guamanga fue quien vino a organizar eso a través de la GTZ que estuvo dando bastante asesoría, hasta que consiguieron la maquinaria, sino que hubo un problema, secuestraron a uno de los señores de la GTZ y como era una entidad Norte Americana, no era ni colombiana, hasta luego pescado… ellos (los de AS-PROSAN) todavía se reúnen y están haciéndole unos muros a la

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casa (Lilian Margot Ruiz, El Carmelo, municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

Otras proyectos, que son propuestas cotidianas en los municipios, están fundamentados en el manejo de cultivos limpios, a través de la puesta en marcha de programas que buscan desarrollarse en el país, con el propósito de minimizar las consecuencias negativas en el deterioro del medio ambiente y del tan sonado calentamien-to global, que más allá de garantizar una comercialización a gran escala, lo que proponen está fuertemente dirigido a posibilitar mejores condiciones de salud para las poblaciones.

Sin embargo, existen pobladores que, aún sin necesidad de todo el despliegue relacionado con la recuperación del medio ambiente, han venido cultivando también por generaciones de manera orgánica y de esta forma han mantenido sus cultivos de pancoger; incluso sus conocimientos los han llevado a realizar control de plagas con el uso de recursos naturales:

Antes no se usaban ni abonos ni químicos, ahora hay gente que si utiliza pero yo les he dicho no hay que utilizar químicos por-que la tierra se esteriliza, la tierra se cansa, yo les he dicho que lo que si se puede hacer es el abono natural, de basuras, de es-tiércol de gallina, de curí, de caballo, todo eso, pero el químico no… (Edgar Gómez, Almaguer, mayo 17 de 2007).

De todas formas no son muchos los pobladores que tradicional-mente han venido sembrando de esta manera y hay que recono-cer el esfuerzo de muchas instituciones que hoy en día le están apostando a esta serie de medidas, que poco a poco gana más seguidores. Desde hace algunos años el municipio de Sucre ha venido trabajando con cultivos de café orgánico y en este mo-mento tienen garantizada una comercialización de exportación.

Los principales cultivos pues tenemos el café, cerca de 2000 hec-táreas de momento en el municipio, tanto de café orgánico como café tradicional, el café orgánico se ha exportado ya por medio de COSURCA, aquí existe una organización ASPROSUCRE, que tiene cerca de 230 usuarios ya certificados como producto-

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res orgánicos… Aquí como tal, la producción en Sucre no está como para una comercialización para exportar, lo único que se saca para exportar es el café, pues porque por medio de AS-PROSUCRE, por medio del Comité de Cafeteros, el café si sale para otros sitios. (Alfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007).

Paralelamente, a éste como a otros municipios llegan propues-tas encaminadas al mejoramiento de la economía local. Mientras unas comunidades le apuestan a proyectos dirigidos a explotar productos propios de la región, otras incursionan con nuevas pro-puestas en las que prevalecen la cría de especies menores como cerdos, pollos de engorde, gallinas ponedoras, explotación piscí-cola, etc. Proyectos que, sumados a los procesos de organización local, apuntan también a la generación de estrategias de fortaleci-miento comunitario. En Valencia desde hace varios años se viene manejando un proyecto de cría de peces que, a diferencia de los desarrollados en otras localidades, está encaminado también a la cría de alevinos. Los resultados de este proyecto dejan ver que cuando los procesos son concertados con la comunidad y cuentan con el acompañamiento necesario para que las comunidades se apropien del conocimiento y lo pongan en práctica, resulta más viable su sostenimiento a través del tiempo.

Hemos venido trabajando ya en un grupo hace más o menos 12 años y en esta planta hace año y medio, esta idea surge cuando estaba antes la CRC y otras entidades que habían en Popayán, que fueron las que nos ayudaron aquí para esta planta y de ahí vino unos alemanes que son los que ya nos dejaron aquí esta planta y de allí para seguir trabajando para todos los grupos que hay, la GTZ…ellos financiaron la planta, nos dieron capa-citaciones y nosotros acá se ayudó fue con la mano de obra. Socios de este proyecto somos mas o menos unos 450, porque somos 5 grupos… (Eva Jojoa, Valencia, mayo 22 de 2007).

Así como existen múltiples proyectos de tipo agropecuario, que han funcionado en diferentes localidades, también existen otra serie de proyectos que, a pesar del esfuerzo y el recurso inver-tido tanto por las instituciones como por las comunidades, han

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fracasado o presentan algunas dificultades en su funcionamien-to. Muestra de ello es el desaprovechamiento de los recursos que brinda el medio, así como la falta de asesoría y acompaña-miento constante a las comunidades para lograr el sostenimiento de los procesos a través del tiempo, mientras logran apropiarse de los conocimientos y consiguen fortalecer sus procesos orga-nizativos internos y emprender paulatinamente los proyectos de manera autónoma.

Pues aquí se quiso organizar el grupo ASPROFRUT, un grupo de jóvenes que el SENA preparó en la transformación de frutas y ellos armaron su grupito ahí y han venido trabajando, están legalmente conformados y han venido trabajando en esa parte-cita, el grupo funciona si, pero a media marcha, o sea el objetivo del grupo es transformar la fruta que se da en el corregimien-to, pero ahorita ellos se dedican a hacer sandis, aunque ellos tienen toda la maquinaria necesaria, sino que ellos manifiestan que les hace falta recursos para poder funcionar, y los sandis que actualmente hacen son artificiales… les hace falta materia prima, no empezaron desde allí antes de formarse como grupo, era tener lo de las frutas… ellos yo creo que sacan un producto casi propio de ellos que era de piñuela y la piñuela se da acá, pero lo sacaron a mostrar a Popayán a una feria de eso y no les funcionó, si tuvo acogida pero entonces no hay la materia pri-ma, solo en cosecha y no pudieron seguir… para que estas em-presas funcionen de una u otra forma también tienen que tener capital y competirle a otras empresas y a multinacionales, eso es una cuestión difícil… por eso es que es difícil competir cuando no hay comercialización. Aquí por ejemplo se formó el grupo de piscicultura, hay unos compañeros que producen peces, pero como grupo dejaron de funcionar porque no encuentran como una salida al comercio o como un apoyo por parte del Estado, no lo hay, ese grupo quebró (Luis Alberto Gómez, Sobeyman Ortiz, Guillermo Meneses, Lerma, abril 17 de 2007).

No sólo los proyectos que se promueven y no logran sostenerse dependen del acompañamiento institucional, algunos poblado-res son conscientes de que existen otros elementos que inciden

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negativamente en la conformación y sostenimiento de los gru-pos productivos locales, que dependen en un gran porcentaje de las mismas comunidades. Tal vez el aspecto que resulta más general para muchas poblaciones está ligado con los procesos organizativos locales y la falta de liderazgo de algunas personas, que en cierta medida han frenado o impedido el fortalecimien-to y la puesta en marcha de nuevas alternativas económicas en las localidades; sin embargo, con los años estas dificultades se han ido resolviendo paulatinamente y hoy, en localidades donde los procesos de organización resultaban difíciles, se están ade-lantando con éxito procesos de organización local alrededor de la búsqueda de nuevas opciones, que incidan directamente en el ámbito económico. Para citar un ejemplo, en el municipio de Santa Rosa hace siete años se hablaba de las dificultades de participación y liderazgo, en la actualidad se habla del fortale-cimiento de grupos locales, conformados por iniciativa de las mismas comunidades, que en los últimos años han venido traba-jando de manera autónoma y constante en el municipio.En el año 2001

... a la gente no le gusta organizarse, no le gusta participar, sino que quiere estar sólo, ningún día participa en reuniones, aunque se los invite, ellos no, ellos a lo contrario critican por allá a la espalda, ellos no les gusta, ellos quieren ser ellos, ellos quieren vivir solos allá, aislados de los demás… Lideraz-go hay, por ejemplo en la vereda hay liderazgo, claro que esta-mos apenas como quien dice empezando, empezando a liderar y queriendo llevar la vereda así, la vereda, nuestra comunidad y que realmente es lo que si poco quiere la gente participar en ese liderazgo, si uno dice: a ver compañeros usted acompá-ñenos, hay veces que a la hora dicen que sí pero después a la hora de un compromiso entonces sacan la mano, entonces ya no van, entonces ahí es donde ya vienen fallando... (Olmedo Jiménez y Josias Urrutia. Lideres del Grupo de paneleros y de Piscicultura, Vereda la Agencia, Municipio de Santa Rosa, 4 de julio del 2001).

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En el año 2007…Ahora tenemos en el Carmelo el grupo ASMUDEC, que es la Asociación de Mujeres para el Desarrollo Agropecuario del Carmelo, somos 16 mujeres que nos hemos organizado para tra-bajar en productos para podernos sostener nosotras mismas, ya como para no comprar en Santa Rosa, sino que nosotras mismas sembramos y cuando hay nos repartimos todo entre nosotras mismas… si hay en cantidad pues se vende a la misma comuni-dad… este grupo se conformo hace 3 años, pero la personería jurídica la tenemos ya hace como un año… también está el gru-po de las comunas, no tienen personería jurídica, pero son gru-pos que se organizan para trabajar en cambio de mano… acá hay 3 grupos de comunas organizados y a varios nos gusta eso, porque el trabajo les aumenta y el ahorro de la alimentación es bueno… (Reunión en la vereda el Carmelo, municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

Este tipo de grupos comunitarios son formas de organización que se crean en las localidades, la fuerza de trabajo organiza-do se denomina de diversas maneras; se posibilita así que di-ferentes miembros, no necesariamente de una misma familia, emprendan trabajos conjuntos para contribuir directamente al mejoramiento de sus condiciones económicas; por un lado, un trabajo en comunas, mingas, intercambio de manos, va a posi-bilitar que la labor que se realice requiera menos tiempo que el que frecuentemente demanda y, por otro lado, va a permitir a quienes hacen parte del grupo, devengar el pago de un jornal a cambio de su fuerza de trabajo.

El jornaleo es una modalidad de trabajo que se generaliza para toda la región del Macizo Colombiano, las diferencias en esta modalidad están dadas por los trabajos que se desempeñan y el valor que se paga en cada localidad por el desarrollo de la labor para la cual se contrata; tal vez esta opción es la que mayor ocupación genera en la región, esto no significa que todas las poblaciones dependan exclusivamente de esta actividad, pero en ciertos casos posibilita una entrada económica adicional a

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los pobladores, más cuando lo que producen no alcanza para comercializar o no puede ser comercializado, por los factores que ya se enunciaron y que están asociados con la oferta del producto, las dificultades de transporte, la falta de competencia con respecto a los grandes agricultores, entre otros.

El jornaleo es una actividad desarrollada tanto por mujeres como por hombres jóvenes y adultos, se emplean bajo esta modalidad de trabajo sobre todo en épocas de cosecha; en oca-siones esto implica el desplazamiento de las personas, no sólo hacia otras localidades del mismo municipio, sino también a municipios cercanos o a otros departamentos; esta situación in-fluye directamente en la estabilidad económica familiar, pues cuando es la cabeza del hogar quien viaja a desarrollar la activi-dad, los demás miembros de la familia deben suplir el trabajo de quien se marcha, para poder generar recursos que les permitan el sostenimiento familiar. Este tipo de prácticas ha influido ne-gativamente en muchos núcleos familiares, ya que ha generado la ruptura de las relaciones, pues algunos de los miembros de la familia migran y por diferentes circunstancias no regresan, dejando que quienes se quedan busquen otras alternativas para salir adelante, con las dificultades y las limitaciones que el me-dio les proporciona.

Una de las actividades económicas que demanda más em-pleos de jornaleros en determinadas épocas está asociada con el trabajo que, para algunas zonas no sólo del Macizo Colombiano sino de otras regiones del país, generan las cosechas de café y en algún tiempo las cosechas de coca y amapola, que reper-cutieron en la mentalidad de los trabajadores, generando trans-formaciones en la relación del jornalero con respecto a quien trabaja, pues para muchos de ellos ha resultado difícil adaptarse nuevamente al pago de un jornal dentro de un cultivo lícito, con respecto al pago que recibían por su trabajo en los cultivos de coca y amapola, diferencia que es notable y a la que han tenido

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que adaptarse nuevamente y más cuando los procesos de control del Estado sobre este tipo de cultivos no dejan otra opción.

…quienes se acostumbraron al repele se vieron afectados en el sentido en que primero ellos se acostumbraron a un empleo fácil en donde les pagaban 12.000, 13.000 pesos por una arroba de coca, y en el día se podían estar sacando 4 o 5 arrobas de coca y ya usted los invitaba o quería contratar para sacar una limpieza a un potrero o a una finca y ya no iban, o pedían exageradamen-te, entonces ellos fueron los mas afectados, porque usted hace 5 meses atrás le decía a una persona vaya a la finca y desyerbe el cultivo y se le pagan 15.000 pesos se le reían, ahora estas personas lo buscan a uno y le dicen voy por 13, voy por 13.000 pesos, esas familias si fueron bastante afectadas por que se de-dicaron única y exclusivamente a eso… (Alfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007).

La región del Macizo es apta para la producción de gran variedad de cultivos pero, como otras partes de Colombia, sigue teniendo necesidades de desarrollo económico en sus municipios. Aunque a través de los años, como consecuencia de las movilizaciones desarrolladas, se haya logrado la ejecución de algunas propuestas y proyectos que las comunidades solicitaron al gobierno nacional -según sus pobladores-, y se haya dado cumplimiento a algunos compromisos, en la actualidad las comunidades consideran que todavía deben seguir buscando nuevas alternativas que les per-mitan lograr un desarrollo económico, que no sólo beneficie a los grandes propietarios de tierra y comerciantes, sino también al pe-queño agricultor que sigue atravesando muchas de las problemá-ticas consignadas dentro de los acuerdos firmados con el Estado, en las movilizaciones emprendidas en el Macizo Colombiano, y que, hasta la fecha, siguen sin ser ejecutados.

El Macizo Colombiano, territorio diverso

Cuando se habla de territorio en el Macizo Colombiano, las poblaciones allí asentadas lo asumen desde dos perspectivas: la primera de ellas está asociada con la concepción geopolítica

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que tienen de esta importante región colombiana; la segunda desborda los límites geográficos e incursiona en la construcción social, que han asumido desde el pensamiento y el sentir como territorio. En términos geográficos, los pobladores del Macizo Colombiano conocen cuáles municipios hacen parte de esta re-gión formada por dos de los tres ramales de la cordillera de los andes, que en Colombia se divide creando las cordilleras occi-dental, central y oriental, siendo estas dos últimas las que se lo-calizan en este territorio biodiverso, multiétnico y pluricultural.

El Macizo Colombiano se encuentra localizado en la zona alta, donde la Cordillera Central se divide en dos grandes ramales: La Central y la Oriental. Constituye por tanto un territorio de gran biodiversidad y riqueza cultural, donde confluyen los eco-sistemas Andino, Amazónico y Pacífico, lo cual le otorga una alta complejidad biofísica y socioeconómica. Las áreas de pára-mo en esta región equivalen a 3.036,92 Km2, que representan el 21% del total de área de páramos del país…De acuerdo a la ca-racterización física, biótica y socioeconómica de la ecorregión del Macizo Colombiano, realizada por el IDEAM en el marco del Convenio Intercorporativo Macizo Colombiano, durante el 2003, dicha ecorregión del Macizo está ubicada en la zona alto andina; entre los 1° y 2° Norte se desprende la Cordillera Oriental de la Central, y hacia el occidente, los poderosos rama-les volcánicos de la Sierra de los Coconucos separan los valles del Patía y del Cauca (Borbón, 2005: 132).

En general, los habitantes del Macizo Colombiano consideran que su territorio extenso es representativo en Colombia, precisa-mente por las características del ecosistema. Entre los elementos que resaltan hacen referencia particular a sus pobladores, al na-cimiento de los ríos más importantes del país, a la presencia de áreas de páramo y a la ubicación de múltiples lagunas localiza-das en esta inmensa región geográfica. Para algunos pobladores el territorio no es simplemente el pedazo de tierra donde viven, más allá de esto el territorio es un espacio que ellos mismos han significado desde su sentir cultural, es el lugar que a lo largo de

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los años han recorrido y caminado las generaciones antecesoras y que, seguramente, transitarán las generaciones venideras do-tándolo de nuevos significados.

O sea, el territorio para mí representa el pedazo de tierra donde vivimos toda la comunidad, pero también el territorio es el agua, el aire, dos cosas muy importantes que tenemos y quizás una de las menos contaminadas del país y del mundo. El territorio tam-bién para mí es la gente, grandes pequeños, hombres, mujeres, jóvenes, viejos niños, eso también entraría dentro del territorio… (Lilian Margot Ruiz, El Carmelo, 2 de septiembre de 2007).

En términos generales la concepción de territorio, para los pobla-dores del Macizo, varía entre los que lo asocian con los aspectos geográficos y quienes los han dotado de otros significados. En este sentido, aquellos que asumen el territorio desde su sentir, lo hacen de dos maneras: la primera de ellas corresponde a una concepción mítica en la que están presentes mitos, leyendas e historias, así como muchas manifestaciones socioculturales articuladas con el territorio, como las fiestas tradicionales, la música, etc.; la segunda está asociada a quienes asumen el territorio desde una visión or-ganizativa y política. Sin embargo, esto no significa que los unos excluyan a los otros; por el contrario, aunque no lo hacen evidente en la oralidad si lo hacen evidente en la cotidianidad, las visiones se entremezclan en el diario vivir y es esta relación la que le da sentido a las comunidades, pues a través de ellas se refleja gran parte de su identidad y simbología.

A continuación se presenta por separado esta concepción te-rritorial, basada en ejemplos concretos de las comunidades que habitan el Macizo. Esto no significa que los grupos que se citan sean quienes manejan exclusivamente cada concepción territo-rial. Aunque en la cotidianidad unos grupos hacen mayor re-ferencia a unos aspectos, tanto los afrocolombianos como los indígenas y los campesinos han construido su concepción te-rritorial a través de relaciones establecidas entre la visión que involucra lo mítico con lo organizativo, lo político y lo ambien-

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tal, lo que en conjunto muestra que la concepción territorial está dotada de una gran simbología, que marca la diferencia entre unos grupos y otros.

El territorio: un escenario mítico y simbólico

Comunidades como los Yanaconas, ubicados tanto en Valencia como en Caquiona, asocian el territorio con referentes espaciales como las lagunas, los páramos y las montañas y cada uno le da un significado diferente a estos lugares. En el caso de Valencia los páramos y las lagunas o “cochas” son espacios territoriales muy importantes dentro de su cultura y por eso son considerados lu-gares sagrados. Quienes comparten esta visión, acceden a ellos a través de rituales realizados por personas encargadas de hacerlos dentro de la comunidad, estos rituales buscan armonizar al hom-bre con la naturaleza, propiciando la búsqueda de un equilibrio.

…Bueno en el significado mítico de las cochas, cocha Magdale-na, cocha Santiago, San Patricio, Cusiyaco, es un respeto a esos patronos culturales de nuestra cultura, yo diría que así como las personas necesitan respeto, esos espacios también necesitan respeto, para nuestra cultura son sitios sagrados, sitios donde tenemos que ir a hacer pagamentos por los agradecimientos que nos ofertan o nos dan a nuestra Pacha Mama tierra, el resto del mundo, es el que equilibria el frío y equilibria el calor… (Milo Anacona Álvarez, Valencia, septiembre 15 de 2007).

La búsqueda del equilibrio entre el hombre y la naturaleza es quizá uno de los más grandes retos que tienen actualmente las comuni-dades indígenas, pues más allá del simbolismo que esto connota, tienen que enfrentarse cotidianamente no sólo a las inclemencias del tiempo sino también al uso que las mismas comunidades han hecho del medio, desde tiempo atrás. Para quienes no comparten este tipo de creencias, acceder a un páramo, atravesar una laguna se convierte en una difícil travesía y así ha sido desde tiempos his-tóricos, no sólo por las dificultades de los caminos sino también por las variaciones climáticas, en donde el frío según las historias

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locales ha cobrado la vida de transeúntes y animales que los atra-vesaron y que aun conociendo estas historias, decidieron ignorar-las, catalogándolas como rituales paganos dirigidos al demonio. Sin embargo, han sido precisamente estas historias las que siguen alimentando la cotidianidad de las comunidades, que comparten estas concepciones y las que las llevan a seguir multiplicándolas a lo largo de las generaciones.

Ya en la colonización religiosa católica, en la piedra el letre-ro, era el sitio más profundo, era el epicentro donde estaba esa energetización de equilibrio del hombre y la naturaleza, ahí nuestros mayores nos dan la leyenda, nos cuentan la leyenda al lado de la tulpa, que venía un padre religiosos de la parte cató-lica y llegando a la piedra del letrero, donde se encuentra con el diablo y el hace una ceremonia religiosa y coge al diablo y lo amarra y le pone una cantidad de penitencias. Una penitencia está enfocada al cerro de los tres tulpas que le pasa una gran barra de cera y que nivele todos los tres filos que están cerca de la laguna y lo suelta, el empieza a picotear ese cerro donde hoy quedan tres tulpas, se le acabo la barra y no pudo. Luego le da la otra penitencia, es que le pase cocha Magdalena a co-cha Santiago en una susunga, o sea en un pedazo muy grande, el hace el ejercicio y no puede. Tercera dicen que si el hace la figura de la cruz católica lo sueltan, entonces el diablo no hace esa figura sino que hace un signo, como una raya en forma de o alargada y una ele enroscada, sobre eso ya el cura lo deja amarrando en un árbol de mandul que todavía existe seco, semi seco y desde allí empieza a pasar la gente frecuentemente y no muere, entonces el páramo bravo empieza a amansarse esa es la leyenda de este territorio… (Milo Anacona Álvarez, Valencia, septiembre 15 de 2007).

Precisamente en la búsqueda de ese equilibrio surgen estas his-torias y rituales como elementos mediadores entre la cultura y la naturaleza, donde el hombre trata de generar ese tipo de relaciones a través del pensamiento. En el imaginario de los Yanaconas se refiere, entre otros aspectos, al amansamiento de ciertos espacios que dentro de su territorio son considerados como “bravos”. Un

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territorio “bravo” es identificable por los Yanaconas como esos sitios que no pueden ser fácilmente dominados por el hombre, es por esta razón que se buscan estrategias culturales para tratar de acceder a ellos; en el caso de los Yanaconas se habla de los rituales de amansamiento a través de los cuales el hombre domina su terri-torio, que ya es capaz de comprender desde su propio lenguaje.

Cuando una persona es capaz de leer el lenguaje de los pára-mos, las montañas y las lagunas, es capaz también de interpretar las señales de la naturaleza. Por eso, cuando un Yanacona va ac-ceder a determinado lugar, está pendiente del cielo, de la lluvia, de las nubes, del viento, de los rayos y de los truenos, porque más allá de descifrar los códigos de la naturaleza, interpreta los códi-gos culturales que le indican si es o no conveniente penetrar en ese lugar. Para otros Yanaconas no son sólo las manifestaciones de la naturaleza las que muestran, también los sueños indican si las personas pueden o no pasar por determinado lugar.

La laguna de Cusiyaco, vea yo le sé, porque a yo me la había estado haciendo bien buena y con yo no pudo, pero en el sueño. Hay una piedra bien grande a la entrada a la laguna, no es cerca de la laguna, allí dizque yo estaba en esa piedra y era en el sueño, cuando acordaba era que yo está en el centro de la laguna, pero en el sueño y bueno ya me despierto y pensé que será que me quie-re hacer la laguna allá en el centro, como que fue un jueves o un viernes, el sábado me fui con los perros, la escopeta y me paré en la piedra, me bajé, llegué a la laguna, tomé agua y santo remedio y a uno de Rioblanco la sola agua lo asustó y se murió, flojo de sangre, lo espantó… Ahora viera usted en el sueño, en el sueño era bonito soñar, él llegaba y yo le cogía de la nuca y él me ras-paba con la pata aquí los puños, vea al otro día vea, yo amanecía como raspado de mora y sentía el dolor porque me aruñaba. A la otra noche era un gato negro, a la otra noche un toro negro, yo corría alto y cuando me despertaba que cansado que estaba, a la tercer noche ya llegaba otra vez el animal, se paraba, lo cogía de la nuca y me raspaba, eso era en el sueño y yo le estaba cogiendo miedo. Ya ve que por ese camino yo cogí miedo, yo por ahí no pude pasar más…Después me había esperado allá en el potreo

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de día, yo iba a cazar por allá un jigua y como por ahí pasaban leones, yo dije un león, pero yo no vi nada, cogí como a 20 metros y veía como que iba atrás, ya iba como 40 metros, cuando sentí que me habían vaciado un baldado de agua de la espalda pa bajo y saque la peinilla y ese día me jodió, me espantó y si no es por un médico que sabia curar el espanto me jode, es cierta la cosa, llegó el medico, me sobó un poquito de aguardiente y tabaco, a las 12 de la noche ya estaba despierto y él estaba dormido y lo hacía pujar y se despertó y dijo jueputa, si era legítimo, estaba echado a mitad de camino, usted si es muy fuerte. Era en que en ese tiempo yo no andaba con virgencita ni nada… (Costain Anacona Anaco-na, Valencia, mayo 22 de 2007).

Los Yanaconas conocen el lenguaje de la naturaleza, por eso cuan-do estas comunidades penetran en estos territorios, lo hacen con permiso de la misma naturaleza, con el mayor respeto posible, en silencio y en tranquilidad, esto en cierta medida va a garantizar un buen paso y debe ser agradecido a la misma naturaleza.

…Si tú llegas a esos sitios con bastante frecuencia te vas volviendo familiar de ellos, pero si tú llegas de vez en cuando a estos sitios, ellos no se, uno va perdiendo el equilibrio, ellos necesitan que lle-guen despacio, con mucha precaución, para que ellos no manden tanto frío, no manden tanta lluvia, no manden tanta nube, entonces hay que llegar muy despacio, hay que llegar con más frecuencia también a visitarlos a hacer pagamentos de agradecimiento al territorio y no solo aquí en el Macizo en diferentes partes del país, desde la Sierra, desde la Guajira, el Macizo, la Amazonia, la Ori-noquía, el Chocó y la parte andina de aquí de América. Si uno no va con esa precaución simplemente te devuelves bastante tullido, bastante húmedo como lo podemos observar el día de hoy, bas-tante lluvia y no ves nada, no se dejan ver. Hay que abrir también un espacio de camino, en el camino hay que abrir una puerta que solamente los mayores, los que vivimos aquí en la montaña sabe-mos donde está y como dentramos, si tu dentras al pololón como decimos acá no ves nada, te devolvés en las mismas… y contar con suerte, cada suerte, cada equilibrio, cada persona permite que las cosas se den en la laguna, en la montaña, en la cochita laguna… (Milo Anacona Álvarez, Valencia, septiembre 15 de 2007).

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Los Yanaconas no solo “amansan” el territorio a través de sus rituales, también lo hacen a través de su paso por un sitio, por eso, los caminos que son frecuentemente transitados ayudan en el “amansamiento” de los sitios “bravos”. Lo mismo suce-de cuando las poblaciones llegan a habitar un determinado lu-gar, esto genera familiaridad con el territorio y por lo tanto su “amansamiento”, siempre y cuando lo hagan de tal manera que no se pierda ese equilibrio con la naturaleza, que es el que va a garantizar la armonía entre el hombre y su entorno.

Sin embargo, este tipo de relaciones también se hace eviden-te en las poblaciones afrocolombianas y campesinas; aunque no manejan el discurso de la misma manera como lo hace el indígena, su concepción territorial también esta marcada por historias, mitos y leyendas que hacen evidente la identidad de sus pueblos. En el caso de las poblaciones campesinas existen innumerables historias, mitos y creencias asociadas con el te-rritorio, como por ejemplo: la historia de la Turumama que es una mujer con grandes senos que se le aparece a los hombres y que para muchos es protectora de los bosques, esta historia es muy generalizada en localidades como Mercaderes y Lerma; otra historia que es muy común en esta región es la que habla del duende, de quien se dice se lleva a los niños y los encanta y esconde cerca de las fuentes de agua, el duende es un persona-je común, según las creencias culturales, en municipios como Sucre, Mercaderes, Bolívar, Almaguer, San Sebastián y Santa Rosa, las experiencias que han tenido las poblaciones alrededor de él son diferentes, aunque guardan ciertas semejanzas como por ejemplo, el sonido que hace se asocia con un lloriqueo, sus pies están volteados, usa un sombrero grande, es pequeño, y encanta a los niños a través del juego.

En localidades como Santa Rosa se habla de historias rela-cionadas con un indio que se convertía en jaguar y que en de-terminada época dejó despoblada a Santa Rosa porque se comió a casi todos los habitantes de la localidad; en municipios como

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Sucre se cuenta la historia de una mujer que se aparece cerca a los ríos precisamente porque su hijo se ahogó; en El Rosal se habla del carro fantasma que es una chiva que recorre por aire los cerros y lleva en sus puestos esqueletos; como estas historias emergen muchas más, cada una con personajes diferentes. Sin embargo, algunas de ellas aparecen asociadas específicamente con referentes territoriales importantes en cada localidad, algu-nas de ellas están relacionadas con el diablo, este es el caso de la localidad de Lerma, alrededor del Cerro se narra una historia en la cual el patrono de Lerma San Antonio de Padua, reta al diablo, para establecer un dominio sobre el territorio:

Lo que pasa es que como San Antonio es el santo de la devo-ción de Lerma, entonces de acuerdo por ejemplo a si una familia se ve beneficiada por un milagro que le pidió, hay gente que sí esporádicamente hace esa alumbranzas a San Antonio; sino se espera para que todos celebren esa fiesta patronal el 13 de junio. Yo creo que lo de San Antonio es un elemento y que me ha venido causando una espinita a mi como profesor, es que es un tema de investigación ahí, que hay que seguirlo profundizando porque incluso alrededor de San Antonio y el diablo hay una leyenda también que es muy bonita, dicen que ellos jugaban tejo, que el tejo es un juego tradicional de acá, del cerro de Lerma, ellos jugaban del cerro de Lerma al de Bolívar, dicen, que así mismo que San Antonio hizo una apuesta con el diablo, una apuesta para ver quien ganaba, el que ganaba el juego era quien se-guiría teniendo dominio en todo este territorio…¿Yo no sé si ha visto jugar el tejo que jugamos acá nosotros?, es poner un palito en un sitio determinado y en otra distancia otro, a pegarle con piedra, el que quede mas cerca o lo tumbe ese es el ganador. Se hacían allá San Antonio y el diablo y desde ese cerro a tirar al de Bolívar, entonces cuando más fallaban, si le tiraban al ojo pegaban en la ceja, esa era como la vaina, una vez ganaba el diablo y otra San Antonio y que eso se desafiaron jugando tejo y otra vez jugando naipe, que jugando dados pero ninguno queda-ba tabla, siempre hasta que por ahí en una ocasión el San Anto-nio lo venció y ya quedó San Antonio dominando este territorio

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y también eso, es otro elemento que hace que San Antonio sea el Patrono, pero eso es un elemento de investigación que queda allí pendiente. San Antonio ha hecho muchos milagros en este pueblo. (Luis Alberto Gómez, Lerma, octubre 4 de 2007).

Otras historias asociadas con el diablo hacen referencia a los pactos que algunos pobladores hacían con él, este tipo de histo-rias son comunes en localidades como Lerma en donde las de-nominan con el nombre de “compactos”, o en Capellanías que las llaman historias de los “empautaos”:

…Ese señor Juan de Dios dizque tenía muchos pactos, él dizque usted lo veía aquí y se escondía y él iba en el camino y él iba más atrás y usted lo veía allí y en un segundo se desaparecía, decían que él tenía pacto con el diablo, él era normal pero él trabajaba con eso. Otro señor José Reyes también trabajaba con eso, él tenía pacto con el diablo, él era de aquí pero se había ido para el campo, el venia acá a tomar y cuando ya se le acababa la plata él salía pa’ fuera y cuando dentraba, ya dentraba con unos billetes que le traqueaban y cuando iba bailando era inclinado y cuando sonaba un disco que a él le gustaba que le decían debajo del palo de mango, que él decía que vivan todititos los diablos y hacía paradas raras, él era normal, los ojos se le tapujaban cuando decía que vivan todititos los diablos y echaba peos, la gente no le tenéa miedo, era una persona normal, era negro, él la boca la tenia florecida, porque el diablo le había metido un azotón. Un día como que él ya no quería seguir en eso, enton-ces dizque él estaba acostado en la cama y entonces dizque se acostó la mujer y ella como le gustaba rezar y entonces el diablo como que lo había querido sacar por la chimenea de la casa, eso lo contaba mi abuelo, dizque le decía a la mujer: así este gran puta, a rezar arrecha que me llevan toditos los diablos. Emeterio hijueputa, reza hijueputa que me sacan los diablos por la chime-nea, y entonces que la finadita se puso a rezar, cuando dizque oyó un estallido que sonó por detrás de la casa y ahí ya quedó el señor en tranquilidad y ya se enfermó y ya no siguió con la idea de los diablos sino que ya se salió de eso, pero el día que ese señor se murió eso hizo una tempestad que llovió piedras por todos lados y unos truenos que hacían y la gente decía que

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eso era que porque él era endiablado. Él no entraba a la iglesia, la esposa rezaba mucho, pero ella no decía nada por que ella le tenia miedo, él murió hace como unos dos años hace… (María de los Ángeles Quintana, Capellanías, mayo 3 de 2007).

Cuentan los mayores a través de la historia oral que en el Valle del Patía, en donde se ubicaron las poblaciones afrocolombia-nas, se aparecía el duende y el diablo. Una de las historias más escuchadas en las poblaciones afrocolombianas del Patía es la de los “empautaos”, que adquiere diferentes matices de acuer-do con el pacto que la persona hiciera con el diablo. Porque el diablo dotaba de aptitudes especiales a la persona de acuerdo con los fines que buscaba, por ejemplo se habla de grandes mú-sicos, grandes cazadores, fuerza sobrenatural que reflejaban en las peleas, etc. Dicen los pobladores, que los pactos se hacían a cambio de otorgarle el alma al diablo, es por eso que cuando el diablo decidía no conceder más el don, trataba de llevarse a la persona a como diera lugar.

Todas estas historias, narradas y vividas tanto por indígenas como campesinos o afrocolombianos, son hechos reales en sus comunidades y a través de ellos se establece una relación estrecha no sólo con la misma población, sino también con el territorio en el que habitan. Es en este sentido que los pobladores dotan de sig-nificado a ciertos lugares como los ríos, los cerros, las cuevas, etc. y a través de ellos ejercen también control sobre su territorio.

El territorio: un escenario organizativo, político e identitario

La concepción territorial para los indígenas del Macizo Colom-biano, aparte de reflejar algunos aspectos de su imaginario aso-ciado con espacios sagrados y míticos, también hace parte de su concepción política y organizativa. A diferencia de otras comu-nidades que también habitan el Macizo Colombiano, una gran población de indígenas que pueblan esta inmensa región, están organizados bajo la figura de resguardos o comunidades civiles.

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Otros aunque no hacen parte de algún resguardo, han conformado cabildos, que en cierta medida son los que garantizan la organiza-ción comunitaria, que no está necesariamente ligada a un territo-rio indígena, pero si al auto reconocimiento como indígenas. En la actualidad existen comunidades Yanaconas que han migrado por fuera de sus territorios ancestrales y se han asentado en ciuda-des como Bogotá, Cali y Popayán.

…Los cabildos también se forman urbanos, se forman sin te-rritorio, y no son resguardo, no están dentro de un territorio que se llama resguardo, pero si existen en otra parte, como aquí que estamos dentro de un territorio que es propiedad, como los cabildos que están en las ciudades de Cali, Bogotá, Popayán y otros, solamente necesita es hacer parte de una etnia, nosotros pertenecemos a la etnia Yanacona… (Hernando Anacona, Va-lencia, mayo 23 de 2007).

Los Yanaconas, tanto de Valencia como de Caquiona, consideran que el territorio al estar concebido y organizado bajo la figura de resguardo o cabildo garantiza ciertas ventajas para sus poblacio-nes. Caquiona hace parte de uno de los cinco resguardos ances-trales de los Yanaconas; esto en términos organizativos refleja la antigüedad del resguardo, mientras que el Valle de las Papas o Valencia, aunque no es reconocido como resguardo ancestral, se diferencia de otras comunidades porque en la actualidad esta bajo el propósito de conformarse como resguardo, ya cuenta con un cabildo organizado desde hace aproximadamente una década.

…La etnia Yanacona básicamente son los resguardos de Rio-blanco, Guachicono, Pancitará, Caquiona y San Sebastián que son los 5 resguardos ancestrales, pero como la gente ha emigra-do, ha salido de los resguardos, se fueron a otras partes, o de los resguardos se han venido nuestros papás para acá, entonces reconocemos que somos indígenas aunque no tengamos el te-rritorio de Resguardo, pero en esa lucha estamos, para hacer que nuestro valle sea un territorio de resguardo, eso es un poco difícil, es una lucha, es un enfrentamiento con algunos campesi-

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nos, pero el tiempo lo dirá, pero para allá vamos… (Hernando Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).…Con los cabildos ancestrales somos Yanaconas, somos una rama de ellos y ellos nos respetan a nosotros y nosotros los respe-tamos a ellos. Nosotros todos los cabildos estamos en el mismo ni-vel, porque somos los mismos, nosotros no somos diferentes a los Yanaconcas, somos un cabildo simplemente organizado y somos los mismos, simplemente como digamos respetando a los cabildos ancestrales, porque ellos son organizados mucho mas antes, en-tonces pues desde ahí uno puede decir ellos nos mandan… (Jhon Roger Chilito Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

Una de las ventajas que las comunidades indígenas ven al estar organizadas desde su legislación propia, es que a través de su con-cepción cultural buscan, entre otros aspectos, la armonía del hom-bre con la naturaleza. Es una ventaja en el propósito de contribuir con el cuidado y protección de su territorio, del cual ellos forman parte integral, en este sentido han contado con el apoyo de algu-nas instituciones externas, que se han articulado con esta visión.

Para el indígena el estar conformados como resguardo es si-nónimo de autonomía en términos territoriales, porque desde su propia legislación, sus creencias y sus normas culturales y sociales puede manifestar sobre el espacio en el que habitan su imaginario territorial, que más allá de involucrar aspectos mí-ticos y simbólicos, lo involucra a él como parte activa de ese medio en el cual interactúa.

Los Yanaconas de Valencia, se autoreconocen como “Guar-dianes de las montañas sagradas”, no sólo por las montañas que los rodean, sino también por los páramos que son importantes dentro de su cosmovisión, sobre todo porque consideran que su territorio, el mismo que denominan con el nombre de la “Coro-na del Macizo”, es el que ve nacer los ríos Magdalena y Caquetá que atraviesan el país, además de una gran cantidad de lagunas que ellos mismos protegen. El término “Corona del Macizo” se refiere a que están ubicados en la parte más alta del Macizo, sin

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embargo el nombre con el cual se refieren a su territorio admi-nistrativamente no es el de Valencia, es el del Valle de las Papas, porque en lengua, papallacta significa tierra de las papas y para ellos esa es la tierra del encanto.

…La corona del Macizo Colombiano es la parte más alta que tie-ne el Macizo, o sea que nosotros estamos en la parte más alta, por eso algunos dicen “la corona del Macizo”, “la puerta del Maci-zo”, “la casa del Macizo”, nosotros nos identificamos como “la corona” por estar más alto, estamos como a 3000 metros sobre el nivel del mar, nosotros decimos “Corona del Macizo Colombiano, corregimiento del Valle de las Papas, este corregimiento se llama Valencia, pero no nos gusta porque ese nombre se lo han colocado por hacerle un homenaje o yo no se qué cosa, a un presidente, a Guillermo Valencia, entonces para nosotros existe otro nombre que es el Valle de las Papas, que es un valle y produce mucha papa. Papallacta es tierra del encanto, una tierra muy bonita. La ventaja es que nosotros estamos en el corregimiento donde nacen el Magdalena y el Caquetá y tenemos páramo, tenemos cordille-ra, tenemos agua, humedales, fauna, flora, y tenemos una riqueza también cultural, algunos ignoran eso, si fueran de ellos ya las hubieran tumbado y hay otros que las poseen y la conservan y hay que oponerse a eso, eso hace un mal porque dañan esa riqueza…(Hernando Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

Los Yanaconas ubicados en Caquiona y Guachicono se auto-reconocen como Hombres de Páramo y Montaña, se asumen como parte de su territorio, no son ajenos a él, por ello se con-sideran “Guardianes del Macizo”. Ser Guardián del Macizo, es ser cuidador de las montañas, los páramos, las lagunas, los frai-lejones, los bosques, los animales y del agua, en otras palabras, ser protector del medio ambiente.

…Para nosotros nuestros territorios son sagrados, y nosotros lo seguimos defendiendo. Lo importante es seguirlo defendiendo porque pensamos que nuestra madre tierra es la fuente de rique-za y es la fuente de nosotros mismos para poder sobrevivir, si no-sotros no defendemos esto, pues lógicamente de pronto tenemos otra vida totalmente diferente que no va a ser la adecuada para

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nosotros, por eso tenemos que seguir siendo Guardianes, de pronto hasta que nosotros muramos, no sabemos en otros años que ira a pasar, pero por ahora seguimos siendo eso… (Oscar Bolaños Beltrán, Caquiona, 5 de septiembre de 2007).

Los campesinos, aunque no cuentan con la figura de cabildo o resguardo, también hacen uso de otras formas locales para organizar su territorio; en muchas localidades el territorio es de-limitado precisamente por referentes específicos como los na-cimientos de agua, las quebradas, los cerros, que para muchos marcan las fronteras territoriales locales y que muchas veces difieren de los límites que aparecen consignados en los mapas de sus localidades, de los cuales muchas veces ellos no han sido participes. Es interesante ver en estas comunidades que la orga-nización del territorio se da por esos referentes que tienen sen-tido en su imaginario y que, muchas veces, desborda los lími-tes geográficos en la división política y administrativa. En este sentido, el territorio va hasta donde su caminar los ha llevado y es precisamente ese caminar, donde adquieren gran importancia los referentes geográficos, que son los que lo demarcan; es por ello que para los campesinos hablar de territorio se ha conver-tido en la posibilidad de derribar fronteras culturales que los separan de los indígenas y los afrocolombianos y esta es una razón fundamental para que dentro de su concepción territorial involucren también otras comunidades diferentes a las suyas, pero con quienes comparten un mismo territorio denominado Macizo Colombiano.

Para los afrocolombianos un referente que se hace evidente, sobre todo en la localidad de Capellanías, tiene que ver con las formas organizativas, ligadas a las africanas, que estos grupos han generado a través del tiempo, sin desconocer que una vez se radican en determinado espacio, empiezan a construir dinámi-cas propias de organización alrededor de éste.

La mayoría de nosotros somos de aquí, mis papás, los abuelos, hemos nacido y nos hemos criado aquí, nosotros hemos hecho

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resistencia de no salir de acá de nuestro terruño de estar con-viviendo entre los nuestros, acá por lo menos lo de desplaza-miento, la gente sale por que toca estudiar y salir a trabajar… (Herney Angulo, Capellanías, octubre 12 de 2007).Acá los blancos son solo los profesores, antes se habían ajuntados negros con blancos, a mí no me gustó el blanco, yo me críe después que llegó ese poco de blancos allá pero a mi no me gustó, pero que se revuelva la familia mía eso a mi si me gusta porque salen muy chusquitos los niños, pero a mí no me gusto. Tengo nueras blancas, me gustó la amistad pero no me pareció revolverme con un blanco, que se revuelvan ellos; sí, porque yo en Patía tengo familias negras y hay blancos, también mulatas. Allá donde yo me aumenté eso em-pezó a llegar mucha gente blanca, eso la Carbonera era una vega, y eso después ya lo hicieron pueblo y empezó a llegar gente y lo organizaron. El señor que se estableció primero allá era un señor que se vino solo de allá de Florencia y venían los sobrinos de allá a visitarlos, y tuvo ese señor cabros y marranos, ¡virgen santísima!, el no tuvo familia y el le daba comida a la gente para que prepa-raban, mientras que se organizaban, y después fue llegando gente de otras partes y fueron construyendo, eso fue viniendo y llegando gente de otras partes, venían del Rodeo, de la Mesa. Donde le di-cen Carbonera Alta, allá era el propio Carbonera entonces acá le llamaban era paradero cuando yo era niña. La alta era la propia Carbonera y antes llamaban paradero y paraderito y le pusieron ese nombre por una quebradita que corre y se ajunta y una señora que era de Bolívar y ella cocinaba sal aquí y ella se iba a buscar leña y donde es la casa de Plinio, ahí había un barranquito, y allí ponía el montón de leña para embarcarla y buscaba peones hasta que llegara aquí a Capellanías y a veces amanecía en el agua el embarque porque no alcanzaba el agua o ya se anochecía… (Ma-ría Dedicación Sandoval, Capellanías, mayo 3e 2007).No se porque le pusieron Capellanías, seria Simón Bolívar que le puso, yo no si el vino aquí a pelear, Simón dizque paso por aquí, no se si sería cerca o sería lejos, porque eso no me alcanzo a decir mi tía Cira, ni mi tía Magdalena. Es que la vieja Magdalena mu-rió como de noventa y pico, y murió hace como dos años y mi tía Cira ya iba a completar los 100 años. Es que como le quiero decir

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la gente llego aquí. Por que venían de otras partes y se posesio-naban aquí, tal como la familia de parte de madre, ellos venían de Barbacoas con un poco de muchachas que se jovenciaron aquí y cada cual se fue acompañando, uno no es que sea de acá, la mata de la gente vinieron de otra parte y ya se fueron juntándose con los de aquí y tuvieron hijos con los mismos de aquí. Mi papa mío dizque me hizo en Popayán, entonces de allá de Popayán dizque vino mi papa y le dijo a la mamá de el y le dijo: Ninfa Peralta, ese engendro que va a tener es mío, cuando nazca y ya este grandecito se lo quita, no se lo vaya a dejar, pero como el murió antes de que yo naciera, yo tengo mucha familia de Bolívar y ya se vinieron acá a Capellanías a vivir aquí y después se fueron para Galíndez, no se por que se vendrían…De la fundación de Capellanías casi no se, casi no me doy cuenta la que sabía bien sabroso era Rosa Elia y doña Dedicación, los profesores viejos si, el finao José Reyes Amaya, Fortunato Gómez, Constantino Enríquez, yo me acuerdo de los profesores pero de la fundación de Capellanías yo no me recuerdo. Es que yo casi no me acuerdo, es que cuando a uno lo estaban criando a uno no le daban tiempo de irse a reunir con los viejos”. (Martha Peralta, Capellanías, mayo 3e 2007).

En este sentido, autores como Romero (1998) consideran que un referente importante dentro de la construcción territorial es específicamente el componente social y familiar, que va marcar ciertas pautas alrededor de la organización y conformación de los pueblos y por ende en la concepción territorial.

Los esclavos se hicieron parientes más allá de la simple repro-ducción biológica del grupo, siendo lo más definitivo los recono-cimientos sociales de los integrantes de un grupo de trabajo como integrantes de una comunidad... Estos procesos son complejos de esclarecer y de comprender sino se está provisto de cierto conoci-miento de las condiciones que tanto el proceso esclavista comenzó a generar para sostener un control y ejercicio social y económico sobre sus esclavos, como también las reacciones y creaciones que de parte de estos se gestaron no solo para enfrentar la esclavitud, sino y sobre todo para desarrollarse como pueblos, como comuni-dades y darse su propia organización, diferente eso sí, al resto de comunidades del territorio (Romero, 1998:107).

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Es así que dentro de las comunidades afrocolombianas la orga-nización social para acceder a determinados lugares fue el pro-ceso que dotó de simbología a estos espacios, hasta el punto de hacerlos territorios; porque el acceso a ellos se hacía, y se sigue haciendo, a partir de múltiples actividades, que se han distribuido a lo largo de su historia a través de esas relaciones comunitarias.

“Se asumió entonces el espacio productivo como un espacio de trabajo al cual de manera organizada en pequeños grupos iden-tificados por ramajes de descendencia, se pudiera acceder a sus recursos sobre las bases de reciprocidades. Se estaba entonces ante el acceso de los recursos por reconocimientos de derechos basa-dos en la descendencia y el parentesco. Formada una comunidad, establecidas familias se identificó la pertenencia a un espacio, el cual fue sufriendo modificaciones que hacían de éste un territorio, es decir que se entremezclaban espacios de asentamiento, espacios de ocupación para actividades económicas de agricultura, minería, cacería, y espacios sociales de lubricación de las relaciones de la comunidad. Todo ello daba lugar a un sentido de pertenencia a un territorio en tanto espacio, habitación, ocupación, uso y prácticas culturales que allí se realizan.” (Romero, 1998:122)

Aunque el Macizo Colombiano ha estado habitado por diferentes grupos humanos, para muchos pobladores ubicados por fuera de esta geografía empieza a adquirir importancia cuando la UNES-CO hace algunas décadas declara esta región como “Reserva de la Biosfera”, por las características de este importante ecosistema en el país, que cuenta con gran diversidad étnica y ambiental.

Hace mas de dos décadas, se dio un paso significativo para su con-servación; previendo su imparable deterioro y como una forma de iniciar su protección, la UNESCO lo declaro en 1979 “Reserva de la Biosfera”. Hoy más que nunca, cuando se han encendido las alarmas por la grave afectación que padece, el país entero e incluso el mundo han volcado la mirada sobre este ecosistema, centro de toda la red hidrográfica de Colombia, en cuyo territorio habita una gran diversidad de fauna y flora silvestre que engalana la majestuosidad de sus paisajes (Borbón, 2005: 131).

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Pese a que los ojos del mundo están puestos, según los pobladores del Macizo, sobre los territorios que ellos habitan, este interés re-cae sólo en la protección de los recursos naturales que le aportan al planeta. Para muchos de sus habitantes este reconocimiento se centra específicamente en las riquezas ambientales y desconoce un componente importante del territorio, que está asociado espe-cíficamente con la diversidad de grupos asentados en la región.

Ser habitante del Macizo tiene una connotación diferente para los indígenas, los afrocolombianos y los campesinos. Los indígenas consideran que ellos son parte activa del territorio y por ello se autoreconocen como “Guardianes del Macizo”, sin embargo ser protector de su territorio es un responsabilidad grande que adquieren ellos frente al medio y frente a la misma comunidad, precisamente en Valencia ésta es la visión bajo la cual están trabajando para la conformación del Resguardo.

…La política de nosotros es lo ambiental, el fuerte de nosotros como cabildo es lo ambiental, por eso es que tenemos tanta aco-gida con la CRC, con Parques y otros, porque eso es importante para nosotros, y sobre eso hemos tenido apoyo y nosotros nos declaramos guardianes de las montañas sagradas… (Hernando Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).…Ser guardianes del Macizo no es ser un orgullo, ser guardianes del Macizo es ser guardianes de la tierra, nosotros, nuestra Pacha Mama, nuestra mama nos parió en este territorio en donde frotan las tres vertientes: atlántica, amazonia y pacífica para ayudar a proteger todo lo que es el Macizo y todo lo que es la tierra. Enton-ces nosotros le hacemos un llamado a las comunidades campesi-nas, a las comunidades indígenas, a las comunidades afros y a las organizaciones sociales de que todos tenemos que ser guardianes de la tierra, guardianes de un Macizo, porque sin estos guardianes empezaría a desaparecer el Macizo y empezaría a desequilibrarse mas lo que es nuestra Pacha Mama a nivel de todo el mundo… (Milo Anacona Álvarez, Valencia, septiembre 15 de 2007).

Para los afrocolombianos, específicamente para los habitantes de Capellanías, el territorio esta asociado al río, que se consti-

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tuye es un referente importante del espacio en donde habitan y también de las formas de organización comunitaria, porque más allá de ser el afluente de donde toman el agua, es también el referente que los comunica con otras localidades y es donde se generan y desarrollan espacios de socialización, encuentro y en general la cotidianidad de este pueblo.

…Primero que todo a Capellanías el corregimiento lo hace bo-nito la gente, una gente tan amable, tan querida, tan bonita que tiene y un pueblo tan acogedor y a demás la riqueza que tenemos en nuestro pueblo, estamos bañados por dos ríos los cuales son el San Bingo y el San Jorge, que eso es algo muy maravilloso. El río en la vida de nosotros juega un papel muy importante por-que pues yo entiendo que nosotros sin este, como le digo, como le llamamos a esto, no podríamos vivir sin esta agua que es lo mas importante porque de todas maneras uno sin agua estaría como en un desierto y no podríamos vivir sin ese factor que es lo mas importante en estos momentos... (Ana Dulfay Quintana, Capellanías, octubre 12 de 2007).

La concepción territorial en esta localidad también adquiere un sentido de pertenencia, ligado a la concepción política que le han dado al territorio, en términos de estar ubicados dentro del Macizo Colombiano. Para algunos habitantes de Capellanías ser del Macizo Colombiano trasciende la geografía y se involucra estrechamente en el sentir de una región, rompe fronteras espa-ciales e ideológicas y crea lazos entre los pobladores de diferen-tes grupos étnicos. Se reconocen no sólo como pertenecientes a esta región, sino también como agentes importantes y activos de los movimientos sociales que han emprendido las diferen-tes localidades del Macizo y que están asociados con el CIMA (Comité de Integración del Macizo), una organización que para muchos genera y fortalece las redes sociales y crea sentido de pertenencia e identidad en esta región colombiana.

…Pues nosotros, no solamente para mi, nosotros lo entendemos el Macizo prácticamente como una organización, una organiza-ción que al principio cuando recién se empezó el CIMA…nosotros

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estábamos en oscuras, estaba el compañero Filiberto que fueron los primeros que comenzaron en esto por ejemplo aquí en lo del Macizo, que el estaba como cabildante de aquí del corregimiento y el se murió con la idea de ir a conocer supuestamente ese pueblo del Macizo, el pensaba que era un pueblo cuando le hablaban así, el pensaba que era un pueblo y decía cuando es que me van a llevar a conocer el pueblo del Macizo y de eso para acá nosotros lo vemos como una organización, porque prácticamente a través de eso nos formaron, nos enseñaron a conocer nuestros valores e igual se empezaron a lograr cosas, desde ahí empezamos, tuvimos la oportunidad de ir organizando cosas como juntas de acción co-munal, como cabildos, como cualquier organización que se llame, entonces para nosotros eso es algo muy importante... entonces no-sotros eso lo llevamos en la sangre y a cualquiera de nosotros escuchamos el himno del Macizo es como que nos da erizadera, entonces nosotros eso lo tenemos es como un escudo prácticamen-te (Herney Angulo, Capellanías, octubre 12 de 2007).

Para las comunidades el territorio, aparte de estar asociado con los referentes geográficos, hace parte de un sentimiento que asumen como forma de vida. Para los indígenas, campesinos y afrocolombianos, la concepción del territorio está ligada al sentido de región que han ido construyendo a través del tiempo, desde sus organizaciones locales y de base, los encuentros en el Macizo, las movilizaciones y todas las actividades que han rea-lizado. Buscan generar sentido de pertenencia e identidad con respecto a la diferencia étnica y de pensamiento y a las manifes-taciones que hacen de esta región un territorio diverso.

…A ver yo tengo un concepto de territorio mas que todo del Maci-zo Colombiano como que es un lugar importante de vida no sola-mente para el Cauca, Nariño sino para el mundo porque tengo el conocimiento que ahí comienza el pulmón del mundo y como tal pues tiene unas riquezas, las debemos estimar, las debemos cui-dar, pero para ello, yo siempre considero que hay unos elementos que le he llamado, que es importante en nuestras comunidades: Reforestar el cerebro, el Corazón y el Alma, ¿por qué el cerebro? Porque pues requiere tener conocimientos tanto teóricos como

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prácticos, recorriendo la región, leyendo todo lo que se haya investigado acerca del potencial en el Macizo Colombiano, ¿el corazón? pues porque cuando uno conoce esta región empieza a quererla, empieza a amarla y le da aún mas por comprometerse de lleno, a hacer importantes trabajos, no solo reforestación en el sentido de que hay que sembrar árboles sino de sembrar cultu-ra, de sembrar compromiso, de sembrar muchas cosas positivas en las generaciones que hay, ¿Por qué reforestar el alma? Por-que es que cuando uno empieza uno a querer, se desarrolla ese sentimiento, ese amor más profundo y le duele cualquier cosa, cualquier daño que le pase a nuestra región, a nuestro territorio especialmente del Macizo y lo mismo también se alegra cuando uno comienza a cosechar esfuerzos, a cosechar triunfos como mo-tivación de esto, entonces si sumamos esos tres elementos de las tres reforestaciones del cerebro, el corazón y el alma, pienso que seremos una generación importante, que nos la juguemos toda por defender esto, que yo siempre digo que es el pulmón del mun-do (Jaime Solarte, Mercaderes, septiembre 30 de 2007).

El concepto de territorio en el Macizo es tan diverso como las poblaciones que lo habitan. Mas allá de ser el espacio ocupa-do por familias que tienen sus viviendas y sitios de cultivo en las diferentes zonas, es el lugar donde las poblaciones han ido edificando, a través del tiempo, su relación con el medio y con otras poblaciones. También están buscando a través de diferen-tes organizaciones construir un concepto de región que abarque el Macizo como territorio, cobije sueños, ideales, pensamientos, formas de ser y de actuar de unas poblaciones que se sienten identitariamente ligadas con su territorio, desde el punto de vista geográfico, social, cultural y ambiental.

La concepción medioambiental del territorio

Ser parte del Macizo es sentirse maciceño o maciceña, significa asumir un compromiso no sólo frente a la misma comunidad, sino también frente a la responsabilidad que se tiene con el sosteni-miento y protección del medio ambiente. Desde hace unos años,

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esta región ha sido reconocida y publicitada como la “estrella hi-drográfica del país”, pero desde hace muy pocos meses los pobla-dores sienten que su región está siendo vendida a multinaciona-les, que, en el interés de apropiarse de los grandes potenciales que ostenta la región, quieren adueñarse de sus riquezas.

…Nosotros queremos decirle no por ejemplo al TLC, no a las ex-plotaciones de los territorios indígenas y las minas, por ejemplo se sabe que te arreglan las carreteras es con el fin de preparar el espacio para luego dentrar las multinacionales a explotar y entonces lo que hay en los territorios indígenas son intocables, así sea que el Estado diga que lo subterráneo le pertenece al Estado, entonces, los indígenas decimos: ¡no, los territorios in-dígenas son intocables, eso no se puede!… (Hernando Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

Esta reflexión no sólo la hacen las comunidades indígenas, muchos de los pobladores del Macizo manifestaron este pen-samiento, que en la actualidad ha adquirido mayor fuerza a raíz de diversas propagandas que se están trasmitiendo por te-levisión en el país, en las cuales se hace referencia específica-mente al potencial hídrico que posee el Macizo Colombiano.

…Yo pienso que en este momentico es como una imagen y todo lo que se pasa por televisión es como vender ¿cierto? Ade-más de que son propagandas que han organizado cierto tipo de multinacionales que tienen que ver con el consumo del vital liquido que es el agua y nos hacemos esta pregunta ¿Por qué a estas alturas de la vida el gobierno?, porque ahí aparece el logotipo del gobierno y de agua cristal, ¿por que esas propa-gandas del Macizo Colombiano y porque esos interrogantes?, entonces en este momentico yo pienso que nos están vendiendo hacia el exterior con esta imagen del Macizo Colombiano (An-drés Pino Muñoz, Caquiona, mayo 22 de 2007).…Por eso inclusive, es el miedo, uno al llegar y dejar esto acá, porque es que eso es lo que nos van a quitar, porque es que acá estamos en una riqueza y más que uno sabe que prácticamente aquí donde estamos es el pulmón del mundo y así como esta-mos y tenemos riquezas…tenemos el agua, tenemos esmeral-

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das y de esas riquezas es que se vienen a apropiar… Bueno a nivel de agua tenemos el río Caquetá que es uno de los mas im-portantes de Colombia, ¿si? Y la cantidad de quebradas y ríos más pequeños. Nosotros gracias a Dios no sufrimos por agua, otra cosa importante que tenemos es el oxigeno, nosotros res-piramos aire puro…otra riqueza importante que tenemos es la mina de oro de Curiaco, esas son las cosas mas importante que tenemos en nuestro municipio y que sin embargo que nosotros como municipio no estamos aprovechando nada de eso, todo se lo están llevando, como miramos la mina de oro que se la están llevando, así nos ha de suceder dentro de algunos años con el agua y con el oxigeno (Reunión en el corregimiento del Carmelo. Municipio de Santa Rosa, mayo 7 de 2007).

El pensamiento que algunos tienen sobre que gobierno está vendiendo su región, ha suscitado reuniones locales, bajo las cuales los pobladores se han congregado y han manifestado su inconformidad frente al gobierno colombiano, como en el caso de Caquiona, allí hace aproximadamente un año manifestaron a través de un comunicado por escrito sus inquietudes al Esta-do colombiano.

….La inconformidad de las comunidades es precisamente que en un momento se les llama para dialogar, para conversar, pero digamos en esa parte ha sido cero para nosotros, creo que no pasa en otras comunidades, nosotros hemos tenido reuniones grandes con agencias bolivianas, por ejemplo Bolivia tuvo la misma historia y ellos han venido a alertarnos, a mirar que podemos hacer. Nosotros como medida acá nos hemos pronun-ciado ante el Estado, que nosotros en ningún momento estamos dando nuestro punto de vista, es que es cierto, esto es comunita-rio y tenemos unos títulos, que por lo menos se nos respete eso y cuando alguna cosa se vaya a hacer que por los menos nos llamen para conversar, pero no que nos traten de un momento a otro a decir que el Macizo es del Estado… nosotros nos manifes-tamos, se hizo a través de los medios escritos, se pronunció eso y se mando un paquete hará un año, donde nos pronunciamos acerca de eso, estamos como alertando porque sabíamos que eso iba a pasar y verdad nos salió, de que el Macizo de pronto

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lo tienen candidatizado para vender… (Oscar Bolaños Beltrán, Caquiona, mayo 22 de 2007).

Aunque hasta la fecha esta es la situación que vislumbran las comunidades como el posible panorama, respecto a las riquezas naturales a futuro, en la actualidad no existe un conocimien-to certero, que constate que esa es realmente la intención del Gobierno colombiano. La historia, a través de los años, será la encargada de mostrarle a los pobladores no sólo del Macizo Co-lombiano, sino también del resto del mundo si los habitantes de esta región estaban en lo cierto; obviamente los habitantes del Macizo argumentan su visión, porque consideran y visualizan que la escasez de agua en los próximos años es la que va a ge-nerar las nuevas guerras territoriales y, al estar ellos ubicados precisamente en una zona rica en potencial hídrico, los pone en la mira del mundo entero.

No sólo el Macizo Colombiano es rico en agua, también es importante a nivel ambiental por la presencia de páramos y la variedad de fauna y flora. Esto ha llevado a organizaciones e instituciones con incidencia en esta zona a emprender acciones de protección sobre este ecosistema estratégico, que no escapa, como otras zonas del país, al deterioro ambiental que en la ac-tualidad está viviendo el mundo entero, como consecuencia de múltiples factores. Entre estos las comunidades resaltan el uso de agroquímicos, la implantación de cultivos de coca y amapo-la, las fumigaciones aéreas, los cultivos extensivos, la coloniza-ción y la escasez de tierra que ha llevado a las comunidades aquí asentadas a hacer uso también de algunos territorios protegidos por ellos mismos, ejerciendo presión sobre el territorio y am-pliando cada vez más la frontera agrícola.

…Antes había mas montaña y nosotros éramos los Guardianes del Macizo, porque nos interesaba el Macizo, además porque había muy poca familia, en ese tiempo, la familia no crecía tan-to como ahora, era como mas lento, en ese tiempo éramos los guardianes, hombres de páramo y montaña, decíamos que éra-

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mos los frianos, decíamos hombres de páramo y montaña, que yo me acuerdo que ese libro lo escribió Vladimir Zambrano y decíamos “hombre nosotros somos montaña y los Guachicone-ños decíamos nosotros somos del páramo…nosotros mismos de-cíamos: nosotros somos los defensores de la parte alta, que por eso, hemos luchado, pero en vista que el Estado no nos ha hecho caso, nos ha tocado irnos trepando hacia el frío, invadiendo la montaña… (Oscar Bolaños Beltrán, mayo 22 de 2007).

Un factor que ha incidido en el deterioro del Macizo Colom-biano está asociado con la escasez de tierra; la tenencia de la tierra es quizá uno de las problemáticas que en la actualidad ha influido negativamente en la devastación de ese territorio. Las comunidades reconocen que en la búsqueda de ubicarse en un espacio, para establecer sus viviendas y lugares de cultivo, se ha ido modificando el paisaje, se han talado árboles dejando desprovistas las montañas de su capa vegetal, se ha cazado ani-males acabando poco a poco con la diversidad de fauna, se han propiciado quemas que arrasan con especies nativas de flora, se ha incursionado en el territorio con la siembra de cultivos que, en pequeña o en gran escala, han requerido del uso de agroquí-micos que han influido en el deterioro de ese territorio, generan-do entre otros aspectos variaciones climáticas, infertilidad de los suelos y escasez de agua.

…Bolívar Cauca es un municipio de grandes territorios, pero en el verano la escasez de agua, se nota, se siente, especialmente en los últimos tiempos y esto obedece a que la gente en primer lu-gar no tiene una consciencia ecológica bien fundamentada, que le hace falta entender muy bien lo que es el desarrollo sosteni-ble, de igual manera muchas de las autoridades que les compete estar al tanto de la situación de la problemática ambiental y de la escasez del agua no se percatan muy bien del asunto, sino que simplemente se han convertido en funcionarios y de ahí en adelante no se sabe absolutamente que se puede hacer. Lo cierto es que en época de verano, especialmente en este año, nosotros hemos tenido racionamiento hasta por 4 días dándole así el espacio a cada barrio. Bolívar cuenta en este momento con 23

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barrios y esos barrios sufren frecuentemente la escasez de agua como les dije en la época de verano… (Augusto Hoyos, Bolívar, octubre 16 de 2007).

En este sentido el tipo de tenencia de tierra es un factor funda-mental del deterioro ambiental. En el caso de Valencia se habla de las diferencias que se tienen sobre el acceso a la tierra, mientras los terratenientes poseen grandes extensiones de tierra dedicadas a la explotación de papa o a la ganadería, el pequeño agricultor se ve limitado en su territorio, no sólo porque no tiene espacio donde emprender sus actividades agropecuarias cotidianas, sino también porque no tiene como heredarle tierra a sus hijos, que en términos culturales es una de las funciones que cumplen los padres, cuando sus hijos conforman un nuevo hogar.

…Los problemas los tenemos desde un principio porque la es-casez de tierra ya esta peor que en un resguardo, porque ya hay mucha generación y un padre de familia dice: yo tengo 5 hijos y tengo 2 hectáreas de terreno y pa trabajar? y pa mantenerse? y pa mantener animal? y esos hijos ya se forman y forman 5 familias y se salen también por la escasez de tierra y la escasez de trabajo, el que estudia se queda por obligación.… (Neftaly Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

Así, muchas familias se ven obligadas a acceder a nuevos terri-torios que protegidos o no, mansos o bravos, sagrados para unos o simplemente espaciales para otros, son empleados, muchas veces en contravía con las concepciones que sobre el territorio tienen, para la ubicación de sitios de vivienda y zonas de culti-vo. Poco a poco se generan procesos de erosión, contaminación por agentes agroquímicos, quemas, alteración de las fuente hí-dricas y, en general, deterioro del espacio físico.

Un ejemplo de esta realidad es la que vivió Lerma hace mu-chos años, cuando se modificó el paisaje de su localidad por la deforestación que los mismos pobladores hicieron sobre el cerro de Lerma, hoy reconocido como lugar simbólico y representati-vo de su comunidad. Hasta hace algunas décadas era símbolo de

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la fauna y flora propia de esta región, pero que en la actualidad deja ver las consecuencias del desconocimiento que, hace algu-nos años, tenían los pobladores sobre el cuidado y protección del medio ambiente.

…Otra de las partes históricas de este cerro es cuando desen-cantan el cerro, si usted le pregunta acá a un mayor de acá de la comunidad que si el ha subido acá a esta cima, ellos le van a decir que no, por el respeto que le tenían acá a esta mole de roca, pero en un tiempo llegan los misioneros a Lerma, misioneros católicos y determinan junto a mucha comunidad que hay que venir acá a desencantarlo, suben acá hacen una misa, pero en ese recorrido de todo ese trayecto de esos 250 metros que tiene de acá a la cima, capturan a un par de diablos, un diablo y una diabla y la gente como impresionada por tener al par de diablos ahí, entonces los amarran y se dan cuenta que una de las distracciones de los dia-blos aquí, era jugar tejo desde esta cima, allá al cerro de Bolívar al sur y que usted ve están a la misma altura, esa era la distrac-ción de ellos, bueno hacen la misa, bendicen a los diablos y les ponen una penitencia, que ellos volverán a tener dominio sobre este cerro el día que lo tumben con una barra de cera y trayendo agua desde el río San Jorge para remojarlo, pero esa agua la iban a traer en una susunga, es una tarea imposible, pero diablo es diablo y se le midieron y empezaron a trabajarle, por eso ellos le dieron esta figurita, de tanto trabajarle, esta figura de cono acá a la montaña, pero se cansaron porque esto es una montaña muy grande y la dejaron ahí por que se rindieron y dejaron que…por-que San Antonio lo trajeron los misioneros y como que dijeron los diablos ‘dejemos a San Antonio que siga dominando este cerro’. A partir de ahí es que la gente, los jóvenes como usted, los niños, empezaron a subir, pero también empieza una parte que es como negativa y que es la destrucción del cerro, del medio ambiente, empiezan las candelas a arder en estas lomas, empiezan a cazar los animales, talar los árboles de la reserva, por aquí me cuenta mi abuelo que había mucha guagua, mucho venado, mucho bui-tre, mucha pava, que son los, y los micos que son los animales representativos de esta reserva. A partir de este momento comenzó a destruirse el cerro, yo creo que esa es una de las partes que

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perdimos cuando se desencanto el cerro… (Luis Alberto Gómez, Lerma, octubre 4 de 2007).

Esta es una razón fundamental para que las instituciones, orga-nizaciones y comunidades comprometidas con esta zona, estén en una búsqueda constante de estrategias, que permitan contri-buir de primera mano en la protección de los recursos natura-les que la catalogan como “Reserva de la biosfera”. El Macizo Colombiano, como se ha enunciado a lo largo de este escrito, tiene gran importancia ambiental a nivel mundial. Las acciones que se emprendan sobre el territorio, sean positivas o negati-vas, repercuten directamente en el sostenimiento ambiental del planeta, eso en la actualidad es a lo que le están apostando las comunidades ubicadas en el Macizo

…Entonces nosotros le hacemos un llamado a las comunidades campesinas, a las comunidades indígenas, a las comunidades afros y a las organizaciones sociales de que todos tenemos que ser guardianes de la tierra, guardianes de un macizo, porque sin estos guardianes empezaría a desaparecer el macizo y empeza-ría a desequilibrarse mas lo que es nuestra Pacha Mama a ni-vel de todo el mundo… (Hernando Anacona, Valencia, Valencia septiembre 15 de 2007).…Entonces, ¿cuál es el llamado que nosotros siempre hacemos? En primer lugar a las instituciones educativas para que se con-cienticen a los estudiantes en primer lugar desde el preescolar, la primaria y la secundaria y que sean ellos los artífices de con-servar el medio ambiente con el recurso fundamentalmente el agua. A las autoridades, pues que también tomen carta en el asunto, a los señores concejales, que la plata que esta destinada para el manejo del medio ambiente que es el 1% de los recursos forestales pues que lo asignen y no lo empleen absolutamente en otra cosa. Aquí es de suma urgencia que los territorios aledaños a las diferentes micro cuencas tanto del Helechar como de Palo Blanco sean territorio municipal para que la gente lo mantenga y lo conserve como se hizo en Marsella, Risaralda. Así mis-mo crear para el municipio de Bolívar, en las diferentes fuentes de agua, crearlas como zona de reserva forestal para que este

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preciado líquido y la especie faunística tampoco se nos acabe. Pensamos que nosotros haciendo este trabajo en la recupera-ción de los bosque nativos y manteniendo el equilibrio, natural-mente podremos dar una alternativa de solución a la escasez de agua… (Augusto Hoyos, Bolívar, octubre 16 de 2007).

Pese a la importancia que tiene el Macizo en términos ambien-tales, su deterioro es una realidad. Aunque las comunidades poco a poco van creando conciencia al respecto, para algunas poblaciones esto resulta mucho más difícil que para otras, por la diferencia de concepciones que hay sobre el territorio que para muchos es compartido, pero significado y protegido de maneras diversas. Este es el caso de los Yanaconas, que habitan el valle de las papas, que comparten territorio con personas ajenas a su comunidad, que al no ser indígenas operan bajo otros patrones culturales, que según los mismos Yanaconas marcan una nota-ble diferencia en la forma de concebir la protección del medio ambiente, que para muchos esta atravesada por el valor econó-mico que le han dado al territorio versus el valor simbólico que tiene para otros.

El constituirnos como resguardo significa tener autonomía al 100% porque ahorita no tenemos autonomía en todo el terri-torio, tenemos autonomía por el hecho de ser indígenas, pero en otras partes, en otras cosas perdemos la autonomía porque nuestro territorio no es netamente indígena, que nosotros tenga-mos con el valle de las papas ya un resguardo, ya somos autó-nomos de defenderlo, sin pedirle permiso a nadie, sin tener ese temor que diga el campesino algo en contra, porque ellos igno-ran todo lo que nosotros hacemos. El territorio es lo máximo, es el espacio donde la comunidad vive, donde la comunidad hace su ley, donde la comunidad comparte sus saberes, donde la co-munidad tiene los sitios sagrados, donde la comunidad tiene sus mitos, sus leyendas, sus costumbres, todas esas cosas, el territo-rio tiene sitios sagrados y los respetamos, tenemos las lagunas, cementerios antiguos de gente que habitaba hace mucho tiempo, cerros, los mismos páramos, las montañas; para nosotros todo es sagrado, porque nuestra madre tierra es sagrada también. Lo

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que pasa es que al territorio hay que darle ese nombre de ser sagrado, es como darle ese respeto, todos los territorios son sa-grados, toda la madre tierra es sagrada, pero algunos la valoran mas, algotros la valoran menos y otros la valoran nada, eso es, nosotros nos diferenciamos en que tenemos que acostumbrarnos en que para hacer algo en el territorio, en la tierra, en el bosque, pedimos permiso, por lo menos somos conscientes de que vamos a cortar el árbol y pedimos permiso, pero algotras personas no, llegan le bolean hacha o motosierra o químicos o lo que sea y les interesa es lo económico y no la importancia que tiene la natura-leza… (Hernando Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007).

Aunque las maneras de concebir el territorio, y por tanto su pro-tección, tienen sentidos diferentes para las comunidades, esto no significa que sólo el indígena asuma un papel conservacio-nista sobre su entorno. La comunidad indígena es consciente que muchas de las prácticas que han ejercido sobre el territorio, también han contribuido en su deterioro.

…ahora estamos comenzando una lucha porque oímos que el Macizo es la fuente de vida del pueblo colombiano y si nosotros mismos la ayudamos a destruir pues, va a haber prejuicio ha-cia nosotros. Ser Guardián del Macizo significa proteger, antes nosotros no permitíamos que nadie se metiera aquí, inclusive éramos muy celosos con eso que estamos haciendo ahora, no nos gustaba dar información absolutamente a nadie, como éra-mos desconocidos, además nadie se metía por aquí …entonces éramos guardianes, pero después de un tiempo mucha gente se interesó por el Macizo y comenzaron las visitas al Macizo, me acuerdo tanto inclusive los mismos gringos permanecían por acá y nos endulzaron tanto, nos daban plata, que les hiciéramos conocer, que les ayudáramos por acá con bestias, y de ahí para acá nos comenzó ya a entrar mucha gente por acá, sino éramos solos, eso ha sido una desventaja, sobre todo la vía carreteable que ha sido una desventaja grande sobre todo para comenzar a desmontar el Macizo, inclusive de aquí llevaron madera para Cartón Colombia, cuantas toneladas no se llevaron, pero noso-tros no pudimos hacer nada, por que los Cabildos desconocían las normas internas, los gobernadores antes no conocíamos las

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normas, simplemente se regían a través de un alcalde, pero nun-ca hacían fuerza por hacer valer la ley que ellos tenían, Caquio-na fue uno de ellos, en 1993 que fui gobernador fue una lucha para independizar Caquiona de Almaguer, porque pensó que Al-maguer era el único que podía mandar sobre nosotros, pero yo afortunadamente ya había estudiado y ya conocía el 246, que es el que nos facultaba a nosotros, nosotros gobernamos y lucha-mos por eso… (Oscar Bolaños Beltrán, mayo 22 de 2007).

Sin embargo, vale la pena reconocer que tanto los indígenas, como los afrocolombianos y los campesinos, poco a poco se han ido concientizando del cuidado y protección del Macizo Co-lombiano. Con el trabajo aunado de sus comunidades y algunas instituciones de carácter local y regional siguen reflexionando alrededor de propuestas encaminadas a garantizar un equilibrio entre el hombre y la naturaleza, equilibrio que no es exclusivo de las comunidades indígenas, sino de todos los habitantes del Macizo Colombiano.

El Macizo Colombiano: más allá de una región, un proceso organizativo en construcción permanente

A lo largo de este escrito se ha hecho énfasis en las diferentes concepciones que sobre el Macizo Colombiano tienen sus po-bladores, sin embargo no hay que desconocer que a nivel local, regional y nacional el Macizo Colombiano ha sido reconocido desde hace algunas décadas por los procesos de organización, que se han llevado a cabo internamente y que han convocado tanto a indígenas, como campesinos y afrocolombianos, bajo un objetivo común relacionado directamente con la búsqueda de mejorar sus condiciones de vida.

Para algunos pobladores y estudiosos de los movimientos so-ciales en Colombia, referirse a los procesos de organización del Macizo Colombiano, los lleva a asumir estos procesos basados en dos miradas, que involucran las percepciones, ideales, obje-tivos y visión que tiene tanto el Movimiento CIMA (Comité de

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Integración del Macizo Colombiano) como el CMY (Cabildo Mayor del pueblo Yanacona) asociados, en su orden, con comu-nidades campesinas y con comunidades indígenas. Pese a que estos dos movimientos tienen ideologías claras y precisas, no necesariamente el CIMA aglutina a poblaciones campesinas y el CMY a poblaciones indígenas Yanaconas, pues cada uno de estos movimientos, así como otras organizaciones locales que han ido surgiendo a través del tiempo, involucran a pobladores diversos tanto étnica y culturalmente como afrocolombianos, campesinos que se autorreconocen como indígenas o viceversa. Aunque existen algunas diferencias entre estos movimientos, también existen puntos en los cuales convergen y es precisa-mente estos escenarios en común los que los llevan a pensar el Macizo como una región en construcción.

A finales de la década, en 1999, por medio del proyecto Gober-nabilidad cultural en Colombia, de la Universidad Nacional, se inició la investigación sobre el proceso y dinámica de la produc-ción de la identidad colectiva maciceña, teniendo en cuenta la pugna ideológica de dos movimientos – integración del macizo y recuperación yanacona – que aunque antagónicos en la arena política, se vinculan en cuanto a la pretensión de construir re-gión en el Macizo Colombiano (Zambrano, 2001: 260).

En la historia del Macizo han sido muchas las organizaciones que se han creado. Las causas de su surgimiento han sido múl-tiples, los ideales y objetivos bajo los cuales se constituyen son tan diversos como las personas que hacen parte de ellas. Algunas de estas organizaciones han permanecido en el tiempo y, aunque no todas logran una sostenibilidad y permanencia, existen varias que pese a las dificultades han logrado perseverar, manteniendo una búsqueda constante del mejoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones que representan.

Mirando un poco la historia del municipio de Almaguer, que fue uno de los municipios gestores de la organización social y la movilización de aquí junto con Santa Rosa y San Sebastián, empezó la gente con un sentir de preocuparse por su gente, por

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sus veredas, sus corregimientos y municipios y empezaron a unir pensamientos y a forjar pues organización y nuevos modelos de gobierno. Empezó la gente a participar a través de los conce-jos de los alcaldes y hubo un ejercicio muy importante y muy bueno en nuestro municipio y en todo el sur del Cauca, quizás la gente llego a pensar en ese momento de que la organización era una de las formas de salida al olvido de nuestros pueblos y se actuó con rapidez pero así mismo con inmadurez a la hora de ejercer los gobiernos, eso nos llevo a la gente de ese entonces a cometer errores de gobernabilidad y a caer en trampas de po-litiquería… y quizás muchos de estos lideres que se les puso en diferentes cargos públicos llegaron a cometer errores y llegaron inclusive a dejarse influenciar por cosas externas a lo que la gente quería. Estos ejercicios, hicieron de que la organización social, de que ese intento o esa sed de la gente por hacer sus cosas llegaran incluso a decaer… Se cometieron muchos errores y eso en Almaguer siempre ha estado presente, a pesar de que ya han pasado muchos años, pero han aprovechado la gente que ha estado pues de acuerdo a la gobernabilidad tradicional, a cobrársela a la organización y a decir que no funcionó, que no sirvió el ejercicio de gobernabilidad de las mismas comunidades y creo que esto pasó no solamente en Almaguer sino en todos los municipios del Sur del Cauca donde se hicieron estos ejerci-cios… creo que también influyó los gobernantes de más arriba, por ejemplo los gobernadores y representantes a la Cámara y al Senado, influyó para que esto también decayera, porque lo que hicieron los gobernantes de ese entonces fue cerrarle las puertas a los gobernantes de los municipios a los alcaldes y concejales, de tal manera que la gestión de ellos se viera muy opacada, que no resaltara, entonces eso hizo que la gobernabilidad, que esa intención de gobernar y seguir gobernando decayera un poco el proceso… y que Almaguer como forjador al principio de la organización también decayera un poco, y pues ahí estamos, de todas maneras, el sentido de organización o de trabajo comuni-tario es innato, o sea lo tiene cada persona y afortunadamente esas personas no se han acabado, siguen existiendo, siguen tra-bajando con la gente y tratando de seguir, de levantar otra vez la organización y tratando de tomar las alcaldías y los concejos

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e instituciones como herramientas de trabajo para la misma co-munidad o sea el sentir de organización, el sentir de goberna-bilidad por parte de las comunidades no se ha acabado, ahí a estado. (Albeiro Galindez, Almaguer, octubre 17 de 2007).

Uno de los movimientos que ha logrado posicionarse a nivel nacional, ha sido el Comité de Integración del Macizo Colom-biano –CIMA-, porque ha sido gestor de una serie de procesos que se han desarrollado en el Macizo, ha convocado y sumado un sinnúmero de pobladores que han aunado esfuerzos con el propósito de apostarle desde varios ámbitos al fortalecimiento organizativo de esta región colombiana. No sólo desde el punto de vista político, también cultural, ambiental, de formación etc., basado en objetivos y fundamentos que son de suma importan-cia para el movimiento y para las comunidades que están bajo su área de influencia.

…Bueno ahí hay que hablar de varios procesos, uno del proceso CIMA como tal frente a la unidad y la ampliación del proceso a otros municipios, en ese momento Patía éramos nuevos en el CIMA, nuevos como organización, nuevos como movimiento, había ya algunos lideres con antecedente CIMA, pero realmente el trabajo CIMA como tal en el municipio no era consolidado y hay que hablar del proceso de las diferentes organizaciones que participaron en colectivo como la gran marcha de las organi-zaciones del sur occidente. Hablar del proceso CIMA significó en ese momento llegar con los principios y los fundamentos de toda la organización CIMA a otras comunidades e involucrarlos también en unas actividades conjuntas de gestión con el CIMA y también implicó que se empezaran a gestar nuevos procesos, nue-vas alianzas. Nosotros en ese momento como Patía que realmente estábamos hablando de un proceso nuevo CIMA, nos empezamos también a denominar para ser incluyentes de otros procesos de aquí locales como unidad Patía y Unidad Patía fue un referente, alianza, hermandad CIMA y municipio de Patía. En términos de los otros procesos con las otras organizaciones sociales implicó también un estrechamiento de ese tejido social en el departamento del Cauca y en el sur, que luego tuvo unos acumulados que se fue-

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ron reflejando después en propuestas políticas y de ahí del sur oc-cidente salió la alternatividad como movimiento político y social en el Cauca (Carlos Muñoz, El Bordo, septiembre 13 de 2007).

Aunque los movimientos sociales que se han gestado en el Macizo Colombiano responden a procesos de organización que se desarro-llan a nivel local al interior de veredas, corregimientos y munici-pios, han sido de gran repercusión en el departamento del Cauca. Esto no sólo por las grandes movilizaciones que se han dado sobre la vía Panamericana y que han agrupado a un sinnúmero de perso-nas entre indígenas, campesinos y afrocolombianos, sino también porque estás movilizaciones han evidenciado la gran capacidad organizativa de estas poblaciones, en términos logísticos, de las propuestas y peticiones planteadas al Estado colombiano. Esto muestra una gran diferencia entre las formas como las poblaciones conciben sus políticas de desarrollo versus la mirada del Estado:

Los movilizados buscaban que el gobierno se comprometiera a girar recursos, a incorporarlos dentro del Plan de Desarrollo y a definir mecanismos para proyectos de inversión. Demostraron la ineficacia del Estado para atender los sectores marginales de la sociedad y la debilidad de las políticas de desarrollo, dejaron en evidencia que mientras las comunidades tienen planes a lar-go plazo, el Estado y su dirigencia son cortoplacistas, sin metas nacionales concretas y sin iniciativas para impulsar las regiones (Zambrano, 2001: 262).

Precisamente bajo ese ideal se llevan a cabo las movilizaciones en el Macizo Colombiano, movilizaciones que ponen en un mis-mo plano a poblaciones diversas, articuladas o no a movimientos y organizaciones locales, que se han sumado a estas propuestas como partícipes de un mismo movimiento regional que ha bus-cado a través de los años que el Estado dé una respuesta real a las necesidades de los pobladores en términos de educación, salud, infraestructura, economía, medio ambiente, etc.

Los movimientos de organización en el Macizo Colombiano empiezan a gestarse alrededor de la década de 1980, momento

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en el cual las poblaciones allí asentadas hacen evidente la mar-ginalidad a la que se veían sometidos precisamente por causa del olvido estatal (Barreda, 2007: 4). A lo largo de esta década existen importantes eventos que han reunido a muchos poblado-res alrededor de necesidades comunes.

En el año 1986, cuando el actual municipio de Sucre era aún un corregimiento del Municipio de Bolívar, se llevó a cabo una movilización a Popayán en la cual solicitaban, entre otros as-pectos, mejorar el estado de la carretera, la construcción de un acueducto, la dotación de servicios médicos y la electrificación (El Liberal, 1986). Un año mas tarde el municipio de Santa Rosa emprendió una marcha hacia Popayán pretendiendo reco-rrer 244 kilómetros, con el objeto de buscar una solución frente a su aislamiento con respecto a la red vial, la carencia de escue-las, vías, redes telefónicas, ausencia de centro de salud, etc. Esta marcha fue interrumpida en Guachicono y después de ocho días de diálogo entre el Gobierno y los pobladores de la Bota Cau-cana se logró la firma de un acuerdo bajo el cual el gobierno se comprometió a aportar más de dos mil millones de pesos a esta región (El Liberal, 1987).

Después de ocho días de diálogo entre el gobierno y los campe-sinos de la Bota Caucana, al sur del departamento, se llegó a un arreglo en el cual el primero de éstos se comprometió en aportar mas de dos mil millones de pesos para obras varias en esa apar-tada región, informó una fuente oficial de la gobernación…Se indicó que el acta en mención consta de 15 pliegos, donde se mencionan construcciones de vías, puentes, acueductos, centros de salud, escuelas, servicios comunitarios, entre otros de igual importancia para la región… (El Liberal, 1987: Pág. 1).

Las movilizaciones han sido recurrentes a lo largo de la historia en esta región del país; de múltiples formas los habitantes del Macizo han dado a conocer sus necesidades ante el Gobierno Nacional. Como los dos ejemplos anteriores, en el año de 1988, se podrían citar otros, entre los que se destacan el intento de

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toma del Claustro de Santo Domingo en Popayán por parte de 50 campesinos de Almaguer, motivados también por el aban-dono estatal (El Liberal, 1988); la toma del parque central de Argelia por parte de 1.000 campesinos, debido a que el gobierno departamental no dio respuesta a las peticiones hechas por estos pobladores alrededor del arreglo de las vías, la prestación de servicios básicos, la educación y la salud (El Liberal, 1988); la ocupación de Almaguer por parte de 3.000 campesinos que reclaman al gobierno departamental el incumplimiento de los acuerdos firmados el año anterior a través del “acta de La Vega” alrededor del mejoramiento de la red vial, los procesos de salud rural, la dotación de escuelas, la electrificación, la telefonía, en-tre otros aspectos (El Liberal, 1988).

Cuando trabajé en Almaguer, allí empiezo a vivir y a sentir que es el Macizo y para qué es y empiezo a tomar un amor propio y a mirar donde se extiende el Macizo, todo lo bueno y lo malo que le estaba empezando a ocurrir. Luego se viene un proceso en el cual yo participo: las movilizaciones, porque empezamos a entender de que el Macizo a pesar de ser una zona tan rica, tan importante fuente de vida para Colombia y el mundo, estaba muy abandonada por los gobiernos, entonces decidimos a taponar la vía y fue así como en 1986 habíamos tomado la decisión munici-pio por municipio de salir a taponar la vía y hacer conocer a nivel nacional e internacional lo que le está pasando al Macizo, con su gente importante, inteligente, con sus ríos, sus lagunas, pero esta-ba en el abandono total y fue cuando por ejemplo Almaguer nos íbamos moviendo a Rosas, pero nos detuvo la policía en la Vega y permanecimos 7 días ahí; en ese mismo momento los compañeros de la Bota Caucana y Santa Rosa, habían tomado la decisión sin nosotros saber de tomarse la Lupa, aquí al lado del Bordo, pero los detuvieron en Guachicono; en la misma semana exactamente, en los mismos días. Ahí fuimos noticia, se dieron las negociacio-nes algunas cumplidas, otras incumplidas… (Jaime Solarte, Mer-caderes, abril 17 de 2007).

En la década de los 90 existen tres movilizaciones con gran re-percusión nacional: una a principios de la década, otra a media-

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dos y una al final, cada una de ellas deja clara la petición que los pobladores del Macizo hacían al Gobierno con respecto a que brindara soluciones reales a los problemas sociales y eco-nómicos de sus localidades. En el año de 1991 se lleva a cabo el paro de Rosas, que logró reunir aproximadamente a 30.000 pobladores de las veredas y corregimientos de los municipios de Almaguer, La Vega, Santa Rosa, La Sierra, Rosas, El Bordo y San Sebastián, quienes ocuparon cerca de 3 kilómetros de la vía Panamericana por un periodo de 6 días (El Liberal, 1991). En el mes de agosto de ese mismo año se da inicio una vez más al bloqueo de la Panamericana en dos sectores básicamente: en Rosas y el Bordo, en esta ocasión los pobladores solicitaron al Gobierno Nacional, la solución a problemáticas dadas a conocer con anterioridad y a lo largo de las movilizaciones sucedidas:

La movilización comenzó a las 6 de la mañana y los dirigentes de este sector departamental, solicitan ante el Gobierno Nacio-nal entre otras cosas: inversión para los hospitales de Rosas, La Vega, San Sebastián y Almaguer. Además, convertir al Hos-pital del Bordo, en un centro asistencial que esté en capacidad de atender los casos graves que se presentan en los municipios aledaños. De otro lado, solicitan que el Gobierno Nacional por medio de la empresa Ecopetrol, ingrese a la Bota Caucana a explorar las riquezas petrolíferas que existen en la zona, pero rechazan que sean las compañías extranjeras quienes se encar-guen de dichas explotaciones. Así mismo, aducen los dirigentes, que esa región se encuentra abandonada a nivel vial y que re-quieren del compromiso del Estado colombiano para que se ha-gan inversiones tendientes a mejorar esas carreteras. En cuan-to a la educación, piden que se funde lo que denominaron “la Universidad del Macizo” con facultades de agronomía y todo lo relacionado con el campo. (El Liberal, 1991, Pág.: 1 y 14).

Después de casi una semana de mantener el paro de Rosas que inició el 20 y terminó el 27 de agosto de 1991, quedan entre los logros de la organización de los pobladores del Macizo Co-lombiano los acuerdos firmados por el Gobierno Nacional, la

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creación del Comité de Integración del Macizo Colombiano – CIMA y la esperanza de que el Gobierno cumpliera con lo pactado. En el mes de octubre de 1992 se presenta otra movili-zación, que bloquea la vía Panamericana en Timbío con cerca de 15.000 personas, pertenecientes a 18 municipios, bajo la cual se negociaba con el Gobierno Nacional el mejoramiento de las necesidades más apremiantes para las mismas comunidades.

…En 1991 los líderes del Macizo, decidimos marchar juntos, to-das las regiones hacia un mismo lugar, fue cuando se da el paro de Rosas en 1991, donde alrededor de 15 municipios taparon la vía durante 9 días, ahí fue la noticia mas grande grande y ahí fue donde básicamente el gobierno empezó a tratar de tocarse, porque ya fue noticia internacional, de todas maneras hay se firman otros acuerdos, unos se cumplen, otros no; esos acuer-dos apuntaban a satisfacer las necesidades básicas de educa-ción, salud, de vivienda, de vías, de todo eso y también donde empieza a reconocerse de que aquí estaba el inicio del pulmón del mundo, luego se viene otro proceso de movilización que fue cuando marchamos otra vez, ahí aumentaron los municipios, fuimos como 18 municipios e hicimos el paro de Timbío, hicimos una negociación inicial de 22 días en frío como se dice, porque primero se negoció y luego nos movilizamos, porque el Gobier-no creía que no estábamos listos para ir a la vía, entonces para firmar los acuerdos dijo: pónganme gente en la vía a ver si es cierto y claro el Gobierno nos pidió 2.000 y le aparecimos como 15.000 en Timbío, estuvimos como 3 días... y de eso queda algu-nos recuerdos para Mercaderes, queda la construcción del co-legio, el barrio la Colina, la telefonía, la dotación del hospital, algunas aperturas en vías y así , pero siguen los incumplimien-tos… (Jaime Solarte, Mercaderes, abril 17 de 2007).

Durante el mes de septiembre de 1996, después de haber firmado en años anteriores acuerdos con el Gobierno Nacional, el Macizo Colombiano una vez más vuelve a ser noticia porque los voceros del Gobierno, con el propósito de evitar una nueva movilización, deciden reunirse con los voceros del Macizo, con el objetivo de buscar una solución a los pactos firmados con anterioridad.

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Con la firma del acuerdo todos ganamos, el consenso al que llegaron los representantes del gobierno y los voceros de la se-gunda movilización del Macizo Colombiano del sur del Cauca y del norte de Nariño, que por más de 20 días estuvieron buscan-do una salida concertada a las necesidades de la región. Ganó el gobierno, porque fortaleció los mecanismos civiles para la resolución de conflictos; la comunidad porque se logró el im-pulso de proyectos que buscan la satisfacción de las necesida-des de la región; también ganaron los movimientos comunales porque demostraron su poder de organización; y el Comité de Integración del Macizo Colombiano, Cima, porque fortaleció su presencia en la zona. El acuerdo firmado por las partes es de aproximadamente 100 mil millones de pesos, de los cuales 75 mil se invertirán en la realización del anillo vial del Macizo Colombiano, que unirá a los departamentos de Cauca, Huila, Caquetá y Putumayo, que permitirá que estos departamentos se integren al occidente del país. En el área de educación y cultura se invertirán ocho mil millones de pesos, de los cuales tres mil en la parte de infraestructura y cinco mil en un plan educativo para la zona. En el aspecto agrario se lograron compromisos por 8.500 millones de pesos, representados en 4.500 hectáreas de tierra, en el plan de contingencia ambiental y proyectos pro-ductivos que se impulsarían. Entretanto en telefonía se inverti-rán 500 millones de pesos, 3.000 millones en vivienda. En salud se invertirán tres mil millones de pesos en obras de infraestruc-tura y el plan de atención básica. En cuanto al área de bienestar social se lograron acuerdos por 500 millones, mientras que en saneamiento básico se destinarán 1.800 millones de pesos. En el sector de electrificación se lograron acuerdos por 350 millones de pesos, pero quedaron algunos aspectos por definirse. Así mis-mo faltan por definirse algunos puntos en saneamiento básico y vías terciarias… (El Liberal, 1996, Pág.: 1 y 3B).

Los procesos de movilización en el Macizo Colombiano han estado motivados por la búsqueda de las poblaciones de mejorar las condiciones que ellos mismos denominan Necesidades Bási-cas Insatisfechas. Pese a que a través de los años vienen tratando de negociar estos aspectos con el Estado, las movilizaciones por

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causa de lo mismo han sido recurrentes; en el año de 1999, se emprende otra movilización del Macizo Colombiano, que logró convocar a poblaciones pertenecientes a muchas localidades del Suroccidente colombiano

…Como siguen los incumplimientos, entonces ya viene el paro de 1999 que es donde nos reunimos el sur Occidente colombia-no y nos metimos a taponar las vías en Galíndez, el Pilón y el Cajibío, donde se sacudió al Gobierno porque le metimos en promedio 30.000 compañeros y así pasan 26 días de lucha en donde se negociaba todo lo del NBI (Necesidades Básicas In-satisfechas), en todas esas negociaciones se ha venido siempre negociando eso, la carretera de la vía a Bolívar, o sea el anillo vial del Macizo y por eso en todas las movilizaciones aparecía esa necesidad, hasta que al fin se logra negociar que es lo que se esta ampliando y pavimentando para Bolívar… (Jaime Solarte, Mercaderes, abril 17 de 2007).

Actualmente la vereda Alto de Mayo, en el corregimiento de San Juanito en el municipio de Mercaderes, es una de las loca-lidades que todavía enfrenta dificultades relacionadas con la au-sencia de energía eléctrica, alcantarillado, acueducto, vías, entre otras. Pese a las promesas pactadas con el Gobierno y aquellas que se suscitan durante las épocas de elecciones, aún no se ha visto que estas se hagan realidad en su localidad.

…Bueno, en cuestión de energía eso si es como un mito, nosotros lo tenemos aquí como una idea de que ya a va a llegar y ya va a llegar, cada que hay elecciones va a llegar, cada que vienen los políticos, ya va a llegar la energía y nosotros hasta posiblemente algunas personas ya han comprado la bombilla, dijeron, y ya nos llevan mas o menos, por ahí yo creo de administración por ahí entre unas 20 o 30 administraciones que nos vienen engañando con la energía… La vía viene siendo de que primero la traía el plan vial, y resulta que no nos habían aceptado ningún proyecto para la vía porque resulta que ya en Bogotá aparecía la vía ya hecha, que ya la habían construido, que ya estaba el proyecto de allá de la Panamericana a Alto de Mayo ya construido, pero era mentira porque llegaba hasta la mitad no más y resulta que

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hubo un político y nos hizo un pedazo (Sandro Figueroa, Alto de Mayo, noviembre 4 de 2007).

Una de las necesidades más sentidas que vive esta población está asociada con la falta de un acueducto, que contribuya a mi-nimizar en gran parte las dificultades a las que deben enfrentarse los pobladores por causa de la ausencia de agua en la localidad. Esta situación los ha llevado a generar formas de organización local con respecto al acceso a este recurso, sin que esto signifi-que que ya tengan solucionada la problemática. Por el contrario, son estrategias que las mismas comunidades generan, con el ob-jeto de solventar mínimamente las situaciones a las que deben enfrentarse diariamente

…Bueno, Alto de Mayo tiene varias problemáticas por no decir to-das, porque Alto de Mayo en primer lugar no tiene acueducto, no tiene nada de saneamiento básico, no tiene letrinas porque como no tiene acueducto tampoco no tiene nada de alcantarillado, aquí se sufre demasiado por el agua. Aquí como se conoce, aquí para bañarnos hay que esperar que llueva, aquí ha pasado mientras está lloviendo la gente está desde las tejas se está echando agua, se está echando jabón para de una vez echarse el baño… para el consumo diario, aquí el problema es de que se gasta demasiado tiempo, el arroyo de donde nos surtimos, más o menos, el se demo-ra unas tres horas para dar las seis pomas que le corresponden a una familia y cada familia tiene derecho a seis pomas no más, lue-go sigue otra, son 18 personas que estamos en un turno suponga-mos el día lunes y 18 familias que están para el día martes, las 18 familias del lunes vuelven a repetir el miércoles y las del martes el jueves, entonces por eso se sufre demasiado, porque resulta que con las seis pomas tiene que bañarse, darle de tomar a los ani-males, a los caballos y tras de eso para el consumo diario, o sea que cuando ya llega de traer el agua, comienza a repartir, cuando se da cuenta es que ya se terminó y al otro día ya no tiene turno, entonces le toca casi a dos horas que queda el río mayo de aquí de nuestra vereda, está situado a unas dos horas y les toca ir allá al río, subir, suben 4 pomas, un caballo sube 4 pomas, pero resulta que cuando llegan aquí el caballo se toma dos, entonces quedan

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dos pomas no más para el consumo, entonces hay otro problema porque es demasiado, porque de todas formas al animal hay que darle porque si no se lo damos se nos muere y eso es lo que único que se tiene, aquí cada familia es lo único que tiene, por eso aquí antes de comprar como se dice por ejemplo un electrodoméstico o algo lo primero que tira las personas a comprar es un caballito, porque ese es el que lo va a salvar, es lo único, ya no nos salvan ni alcaldes, ni gobernadores, ni el mismo presidente sino el caballito (Sandro Figueroa, Alto de Mayo, noviembre 4 de 2007).

En la actualidad, después de haber transcurrido cerca de una dé-cada desde la movilización de 1999, las poblaciones asentadas en esta región del país siguen luchando y organizándose para solventar muchas de las necesidades que fueron firmadas en los acuerdos y que hasta la fecha no a todas se les ha dado cumpli-miento desde el Estado colombiano. Las comunidades, en tér-minos generales, siguen padeciendo necesidades relacionadas con infraestructura, salud, saneamiento básico, educación, me-dio ambiente, comunicación, desplazamiento, economía. Nece-sidades que los pobladores han tratado de solventar desde los recursos y formas de organización local. Y a pesar de las prome-sas hechas y firmadas por el Gobierno, guardan la esperanza de ver el fruto de sus luchas y movilizaciones sociales.

Son esas necesidades las que llevan a estas comunidades a generar alternativas de solución local frente a las problemáti-cas que afrontan. Quizás una de las salidas más efectivas que han encontrado para hacerle frente a ese abandono, que ellos consideran viven por parte del Gobierno Nacional, es la que han alcanzado a través de las formas de organización local, por medio de las cuales han logrado convocar a sus comunidades, generando movimientos de orden regional con repercusión en el ámbito nacional. Pese a que siguen padeciendo necesidades, sus voces y la voz de toda una región han logrado generar es-pacios de encuentro, reflexión, diálogo, proposición, inclusión y concertación entre varias poblaciones que se han unido bajo propósitos comunes, que son los mismos que los llevan a lograr

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avances hacia la construcción de región que ellos mismos deno-minan como región Macizo.

El Macizo Colombiano: una región de contrastes y entramados culturales

El Macizo Colombiano ha sido significado de diferentes mane-ras por los pobladores que habitan esta inmensa región colom-biana, una muestra de ello es toda esa serie de manifestaciones culturales y artísticas que hacen de cada localidad un escenario diverso entre la multiplicidad de expresiones y creencias pro-pias de cada pueblo.

En este texto se ha hecho énfasis en elementos y manifes-taciones que dejan ver aspectos comunes y diferenciales de la identidad de las comunidades asentadas en la región, afrocolom-bianos, campesinos e indígenas. Un elemento importante y fun-damental dentro de la concepción identitaria de estos pueblos, hace referencia a las manifestaciones culturales que denotan sentido de pertenencia, no sólo hacia el territorio sino también hacia un grupo humano específico. A través de sus creencias, ideología y organización propia, marcan contrastes entre estos pueblos que aunque los hace diferentes, también los hace más cercanos, porque es esa diversidad la que los aproxima en térmi-nos de querer conocer y experimentar a través de las vivencias y conocimientos acumulados a lo largo de generaciones, el sentir de un pueblo. Para muchos de los pobladores del Macizo este proceso inicia no sólo cuando se recorre una población, sino también cuando se entra a compartir de su cotidianidad, a través de manifestaciones específicas como las fiestas tradicionales, un plato de comida, la música, una muestra artística, etc.

Anteriormente quedó enunciado que muchos de los pueblos asentados en el Macizo, según su cosmovisión, son consecuen-cia de esas creencias culturales, ese es el caso de las poblacio-nes que se conformaron a raíz de la aparición de las imágenes

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de vírgenes o santos remanecidos, que dieron lugar no sóolo a procesos de poblamiento a nivel local, sino también al arraigo religioso hacia estas imágenes.

Los santos y vírgenes remanecidas no son única y exclusiva-mente de aquí de Caquiona, ya que existen otras imágenes en el Macizo Colombiano, como por decir la virgen de los Remedios de San Juan, la virgen de Candelaria de Pancitará, el santo San Sebastián del resguardo de San Sebastián y obviamente Mama-concia del resguardo de aquí de Caquiona; son historias muy bonitas y muy centenarias, ya que nos cuenta de que a través de la aparición de estas imágenes remanecidas, se cree que se fun-daron estos diferentes pueblos, en el caso de Caquiona, Nues-tra Señora de Caquiona remanece o aparece aproximadamente hace unos 371 años, donde la historia y la leyenda es muy boni-ta… (Andrés Pino, Caquiona, 5 de septiembre de 2007).

Sin embargo, no todas las poblaciones del Macizo Colombiano son fruto de la aparición de estos santos y vírgenes remanecidos. Al igual que las poblaciones que tienen estas creencias, otras tam-bién cuentan con santos y vírgenes, que se constituyen en patronos de sus localidades, como consecuencia de las tradiciones hereda-das a través de siglos por parte de los colonizadores españoles.

…La virgen del Carmen esa si la entramos, otro oficio que a mi me tocó fue traer los santos que hay aquí, esos son traídos de nosotros, fuimos a ayudar a traerlos a Bolívar. La virgen del Carmen esa si la entramos entre un hermano mío llamado Leu-tilio Semanate y mi persona, la trajimos en un cajón entre dos no mas…los santos que hay en Santa Rosa también los ayudamos a traer nosotros, hasta la imagen de Cristo Rey que está encima…esa imagen es de Barcelona España, esa la hizo entrar el padre Isidoro…la dejaron en Bolívar donde venía la carretera, hasta el punto de Río Negro que hasta allí entraba la carretera de allí para acá nos tocó traerla a hombro, en camilla… (Maximiliano Semanate, El Carmelo, mayo 8 de 2007).

De esta manera, se realizan en muchas de las localidades visita-das, fiestas dirigidas a los santos y vírgenes, que se constituyen en los patronos o patronas de los pueblos. Las fiestas patrona-

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les son espacios de encuentro entre diversos pobladores, que se unen con el propósito de conmemorar sus creencias religiosas alrededor de cada santo o virgen, el cual es diferente de acuerdo a cada localidad, por ejemplo en el Rosal (municipio de San Sebastián) la celebración va dirigida a la virgen del Rosario; en Caquiona (municipio de Almaguer) a Santa María de Caquiona o Mamaconcia; en El Carmelo (municipio de Santa Rosa) a la virgen del Carmen y en Valencia (municipio de San Sebastián) a la virgen de las Lajas.

Para hablar un poco de la religiosidad popular del pueblo del Macizo Colombiano, es una de las características que podríamos decir más rica de nuestros pueblos colombianos y sobre todo del sur del Cauca, donde se vive aún esa religiosidad popular y por eso vemos como nuestros pueblos cada día expresan esa religiosi-dad popular, precisamente con las fiestas patronales como es la de la Virgen del Cerro, cuya vocación es nuestra señora de Miseri-cordia, que la celebramos precisamente el ultimo domingo del mes de agosto. De todas maneras es una tradición que se ha venido celebrando desde muy atrás, podríamos decir así desde nuestros abuelos, nuestros mayores, nuestros antepasados, de nuestra cul-tura, es ver como nos han influido esa tradición y de ahí entonces esa fe que se viene dando aún en nuestras nuevas generaciones… (Gabriel Ruiz, Almaguer, 18 de octubre de 2007).

Las fiestas patronales son celebradas por comunidades indíge-nas, campesinas y afrocolombianas. Se llevan a cabo en deter-minadas épocas del año y aparecen asociadas a otra serie de expresiones propias, como las correrías y las alumbranzas. A través del tiempo estas celebraciones han sido motivo de en-cuentro entre pobladores, encuentro que se propicia desde unas semanas antes de la fecha de conmemoración de la fiesta patro-nal. En los días previos a esta fiesta, incluso semanas antes, las imágenes de las vírgenes y santos, emprenden un recorrido a lo largo de las diferentes localidades y veredas que comparten esta tradición y por supuesto su celebración.

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Las correrías son unas manifestaciones de fe a la patrona: Nues-tra Señora del Rosario, es tradicional, eso viene de tiempos in-memoriales, desde que se estableció aquí la población, porque antes no existía esta población, sino que era un caserío deno-minado San Juan de Iscansé, cerca del río Ramos…. Se recorre por veredas cuando ya se acerca la fiesta patronal, unos tres meses antes de la fiesta patronal se hacen las correrías con las imágenes que representan a la patrona, porque la patrona es remanecida, a ella no la sacan del templo sino que hay otras réplicas, entonces las llevan a las correrías de casa en casa y donde termina el día es la alumbranza, y hay rifas, música, jue-gos permitidos y ese aporte económico que realizan lo dan como donación cada vereda para la realización de la fiesta patronal, que se celebra todos los años el 7 de octubre, tradicionalmente, llueva o truene… y la gente se reúne muy devotamente en las casa y hace la alumbranza y por la mañanita dan el albazo que se llama, el recorrido por el rededor de la casa tocando las chi-rimías. Principia por la casa del síndico hasta donde les alcanza el día, y siguen el día siguiente hasta donde acabe, el recorrido puede durar uno, dos días, hasta ocho días, eso es con mucha devoción, con mucho recogimiento, y mucha fe… (Alfonso Ma-rino Pérez, El Rosal, 7 de octubre de 2007).

Las correrías y las alumbranzas son el reflejo de la convicción que tienen los creyentes hacia sus santos y vírgenes, a ellos se les reza, se les canta, se les pide y se les agradece por los favo-res y milagros recibidos. Los pobladores les tienen mucha fe, muestra de ello es que llevan las imágenes de casa en casa como muestra de gratitud y de devoción.

Las alumbranzas aquí en Almaguer con el Sagrado Corazón de Jesús y San Antonio, es algo muy tradicional aquí en Almaguer, en las veredas se realiza en la noche, le colocan velas a San Antonio, al Sagrado Corazón de Jesús, en la noche reparten la comida típica que es el mote, o sea el maíz acompañado de gui-neo, de papa, de carne de ovejo, es una comida para los acom-pañantes, en la noche los músicos de chirimía alegran también esa alumbranza con sus bambucos, con la música tradicional, donde le dan prioridad a lo que es el tambor, la flauta, las ma-

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racas, la charrasca, llegan los campesinos, el síndico, o sea la persona que maneja, el dueño del santo, e invita a todos los ve-cinos, en la noche le rezan toda la noche a la imagen, unos les llevan regalos a San Antonio, al Sagrado Corazón de Jesús, les llevan maíz, les llevan huevos, les llevan a regalar ovejos, por los milagros que hacen… al otro día, el día de la fiesta lo sacan aquí en Almaguer, donde salen unas 45 veredas mas o menos, participando con cada imagen… (Gabriel Ruiz, Almaguer, 18 de octubre de 2007).

En muchas de las localidades donde se celebran estas fiestas, entra a jugar un papel importante las chirimías, que acompañan con música el recorrido que se efectúa a través de las alum-branzas y las correrías. Al mismo tiempo es su música la que propicia el encuentro de muchas de las veredas, que llegan a las cabeceras corregimentales o municipales con el propósito de participar de la festividad mayor, la fiesta patronal. En este sentido la chirimía es motivo de alegría, de unión y jolgorio y son ellas, a consideración de muchos pobladores, las que le dan vida a las festividades religiosas.

…Las chirimías se constituyen como en la esencia de las festi-vidades religiosas…estos grupos siguen vigentes sobre todo en las poblaciones campesinas y alentados por las festividades re-ligiosas, la fiesta patronal en octubre, que la fiesta de diciembre o que la fiesta del sagrado corazón, entonces las chirimías son el alma, pues de esas festividades… la música de la chirimía aquí en el Rosal es solamente instrumental, meramente instrumen-tal… el escenario propicio de las chirimías, donde más se mue-ven es en las fiestas religiosas y las correrías que siguen siendo fiestas religiosas, esas fiestas manifiestan alegría, eso lo entien-de la gente, así lo entienden los fieles o los que son católicos y la música festina es así de alegre. En semana Santa no se vinculan durante el periodo del jueves y viernes santo, no se vinculan las chirimías porque no he escuchado yo, música propicia para esa época de recogimiento, cosa que si pasa en Caquiona, donde las chirimías tienen una música especial para ese tipo de momentos, una música mas solemne, más triste; pero acá en el Rosal, es

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mas bien mas alegre la música, por eso tocan en las festividades religiosas pero donde se expresa alegría… (Rodrigo Iván Hoyos Bolívar, el Rosal, abril 26 de 2007).

La celebración de las fiestas patronales implica una preparación por parte de las diferentes localidades que las celebran. Alrede-dor de ellas se organizan grupos que son quienes se encargan de los preparativos, unos visten las imágenes, otros se encargan de la música, de la comida, de decorar las carrozas, de adornar la iglesia, para que el día de la celebración todo salga tal como se tenía pla-neado, incluso meses antes de las festividades se emprenden acti-vidades para recoger fondos que son invertidos en la celebración.

…Las fiestas patronales aquí en Valencia, en honor a nuestra señora de las Lajas, son un espacio tradicional para encontrar-nos, un espacio donde la gente se reúne con el propósito de ve-nerar a esta imagen que ya lleva posiblemente más de 70 años aquí en la población de Valencia, es un espacio donde todos nos abrimos, diría yo metafóricamente de corazón, para colaborar en ese beneficio, nos organizamos en barrios, en cada barrio existe un coordinador, a quien corresponde, pues organizar la novena, nos repartimos el día, y posterior a la novena se organi-za un acto cultural y es muy satisfactorio para uno ver que son los niños los jóvenes, los adultos quienes participan de los bai-les, quienes participan de los actos culturales, participan de una poesía, gente que uno nunca ve en el transcurso del año, pero que a partir del 6 de septiembre hasta el 15 los ve participan-do… (River Ordóñez, Valencia, 18 de septiembre de 2007).

Aunque las chirimías siguen acompañando las festividades re-ligiosas, incluyendo las alumbranzas y las correrías, en la ac-tualidad han perdido fuerza y muchas de las tradiciones que se hacían en torno a ellas, han dejado de hacerse. Esto ha llevado a muchas localidades a emprender acciones encaminadas a la recuperación de estas prácticas y tradiciones, que por años se han constituido en motivo de identidad de los pueblos.

…La chirimía es digamos parte fundamental en la amenización de las fiestas patronales, antiguamente cada vereda tenía una

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chirimía y en la fiesta patronal pues cada arreglo de la virgen estaba acompañado por una chirimía de la vereda; hoy en día pues no contamos con eso porque la tradición se ha ido perdien-do, ya miramos muy pocas chirimías y esa es la preocupación de nosotros, nosotros estamos tratando de rescatar las chirimías porque vemos que es una tradición que se está perdiendo….Pues antes había una tradición muy bonita, en las veredas se realiza-ba lo que se llamaban las correrías, unos cuatro meses antes de la fiesta patronal, pues cada vereda llevaba la virgen, la patrona y, pues durante una semana o 15 días dependiendo del tamaño de la vereda, pues hacían la correría de casa en casa con la virgen y ahí entraba la chirimía, la parte importante era ella, ella empezaba los recorridos, había una tradición que era como un ritual que ellos hacían cada vez que llegaban a una nueva vi-vienda, era la chirimía la que entraba primero y daba tres vuel-tas en la casa y luego entraba la virgen, pues en ese tiempo yo era muy pequeño y apenas observaba, pero yo no alcancé since-ramente a preguntar que significado tenían esas tres vueltas que ellos daban a la casa y luego si terminaban en la puerta o en el corredor y ya entraba la gente …ahora en las veredas son muy pocas las chirimías que se encuentran… (José Delmar Imbachí, El Rosal, abril 26 de 2007).

A pesar de que muchas manifestaciones que giran alrededor de las festividades religiosas se han perdido o se han transformado con el paso del tiempo, las fiestas patronales siguen manteniendo viva la religiosidad en las poblaciones, a través de ellas se propi-cian también procesos de unidad, de resistencia, de sanación y de cohesión en la población que comparte las mismas creencias.

…Existe una relación de parentesco en las diferentes regiones del Macizo Colombiano, en cuanto tiene que ver con la apa-rición de estas vírgenes y santos remanecidos ya que se cree de que la virgen de Caquiona es hermana con la virgen de San Juan y la virgen de Pancitará y entre ellas desde sus años de aparición ha habido mucha armonía y relación, pero mas que todo es un trabajo entre los síndicos, entre el intercambio de estas imágenes que iban de un resguardo a otro, y últimamente se ha perdido como esa costumbre de visitarse de unas a otras,

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pero siempre se ha tratado de recuperar; inclusive el año pasado vino aquí para la fiesta patronal la visita de la virgen de San Juan, tuvimos la visita del santo de San Sebastián, para tratar de que nuevamente esta armonía no se nos pierda en estas co-munidades…A nuestra virgen de Caquiona se le hacen muchos rituales, entre esos las alumbranzas, que tienen que ver más que todo con los agradecimientos que ciertas personas le dan por favores recibidos o por milagros que nosotros decimos. Es una fiesta muy bonita, donde, las personas que van a hacer la alum-branza vienen y solicitan el permiso al señor síndico, que es el encargado de cuidar las imágenes y todas las pertenencias de la virgen, vienen piden permiso para llevarla a otro hogar y a una determinada casa donde es alumbrada toda la noche, por eso se llama alumbranza, se le prenden velas, se le hacen unos altares bien bonitos, invitan a todos sus vecinos, a la comunidad en general, para que acompañen a rezar, acompañen con ora-ciones, para compartir un plato de comida, sobre todo el plato típico que es el mote con ovejo que llamamos acá, y ahí se reza toda la noche y al otro día la virgen la regresan al templo o si hay más personas que la desean alumbrar, entonces la imagen de la virgen la llevan de casa en casa, decimos para estas fiestas tan sagradas que se hacen acá en el resguardo, mas que todo en los meses, de julio, agosto y septiembre son las alumbranzas… (Oscar Bolaños Beltrán, Caquiona, 5 de septiembre de 2008).

Localidades como Capellanías, un poblado habitado por pobla-ción afrocolombiana, cuenta también con su santo patrono. La celebración que actualmente hacen los pobladores alrededor de esta festividad religiosa, es muy diferente a la que hacían tiempo atrás; la causa de este cambio radica en que la comunidad no cuenta con un cura permanente, que propicie en la comunidad este tipo de encuentros religiosos, que hasta hace algunos años se realizaban con la alborada y la celebración de la misa.

La fiesta de San Juan es la mas importante. El patrono supuesta-mente es San José, pero se hace en San Juan Bautista y esa son las fiestas patronales. Tenemos la dificultad de que los padres poco les gusta venir, toca hablarles con tiempo, se hace albora-

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da, la misa. La parte religiosa se ha perdido, porque antes los padres y las religiosas en lo que era diciembre y semana santa hacían cosas muy bonitas, aquí en diciembre se hacía la novena del niño y estaban los seminaristas o las monjas ayudando a organizar eso, lo mismo en semana santa, toda semana santa venían y se organizaba el vía crucis y todo y ahora es pues un lío. Nosotros hemos visto que los curas siempre han buscado lo fácil, a veces hasta la Carbonera se vienen pero ya acá no, no sabemos si será el tramo de la carretera o será racismo, no sa-bemos. Acá es difícil, que porque se murió alguien que venga el padre, que la misa, que venga alguien lo que llaman la novena, hay que decirles con tiempo a ver si vienen a hacer alguna misa. Si alguien se murió lo velamos y le rezamos toda la noche y lo enterramos, pero no con misa… (Herney Angulo, Capellanías, mayo 3 de 2007).

Aunque la fiesta patronal en la actualidad ha dejado a un lado las manifestaciones religiosas, esto no significa que los pobladores de Capellanías hayan dejado de lado también sus creencias re-ligiosas. Estas se manifiestan en otras actividades que siguen celebrando a nivel comunitario, que se han mantenido a través del tiempo y a lo largo de generaciones, como los “alabaos” y “arrullos” que son cantos que se realizan cuando una persona de la comunidad muere.

… Acá hay una tradición de que el 3 de mayo se le hace el alumbra-miento a la Cruz, eso ha sido una tradición, no se por qué, el todo es llenar la cruz de velas, es prácticamente como el día de las velitas, hoy precisamente se esta celebrando, cómo que están en Rosario no?, pero si no se estaría rezando y cantando música religiosa, aquí todos somos católicos, han venido sectas, vienen los evangélicos hacen su culto, les colaboramos en lo que podemos, los escucha-mos pero somos católicos… Alabaos, la otra vez habían personas que tenían cantos como católicos pero eso mas que todo se hacia cuando alguien se moría, la verdad yo no sé si los antepasados se los inventaban o no sé si habría un libro. Si se muere un niño, los angelitos, en vez de rezo se les canta, creo que son ángeles de los 5 años hacia abajo, según los antepasados porque el niño no tiene

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pecados, ahorita cuando mueren se llevan al cementerio cantándo-les… (Herney Angulo, Capellanías, mayo 3 de 2007).Se les cantaba a los niños, a los angelitos se les llevaba en la cruz y lo bailaban en la batea, los viejos se acabaron y ahora poco se mueren los niños, se murió el angelito, se fue pal cielo divino a rogar por padre y madre y también por sus padrinos. A veces se hace novena cuando la gente se muere y el ultimo día se hacen los Rosarios, a veces es toda la noche y otras veces solo hasta las 12 de la noche, se da marrano o pan, café y se cantan cantos de la iglesia… (Audelina Varona, Capellanías, mayo 3 de 2007).

Actualmente la festividad patronal que se celebra en Capella-nías está asociada a la realización de otras actividades, que tam-bién han acompañado por años la festividad religiosa, como la cabalgata y el desnuque de patos o gallos.

…Ahora se hacen como en casi y todas partes, se mete alguito de cultura pero el resto es rumba venteada, por lo menos noso-tros en la fiesta de San Juan que es una fiesta antigua se hace la cabalgata y lo de pato eso todavía se hace… Los viejos dejaron esa herencia, que cada 24 se le arrancaba la cabeza a los gallos, esto es antiguo, se conserva como que fuera nuevo, cada año hacemos la misma cosa, corremos, bebemos trago y cogemos el gallo… Lo de los patos se arma en la pista donde se arma la cabalgata, se arman dos palos como una portería de fútbol, con una argolla en el centro, se pasa un rejo y en otras partes se deja estático, se mantiene así. Acá las personas lo suben y lo bajan (se refiere al pato o al gallo), es una diversión hacer el juego, el pato se cuelga vivo hasta que últimamente de tanto halarle la cabeza se muere y gana el que quede con la cabeza en la mano, esto se juega mas o menos de la 1 de la tarde a las 6 y 30 de la tarde y la gente exige el juego, los patos lo compran y eso es una tradición por ejemplo si usted se gano un pato, el próximo año debe devolver un pato, o sea que otra vez hay el mismo pato y si se acaban hay que buscar mas… (Herney Angulo, Capellanías, mayo 3 de 2007).

No es solamente en Capellanías en donde las festividades re-ligiosas están acompañadas de otra serie de eventos de carác-

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ter cultural. En todas las localidades visitadas los pobladores hablaron y manifestaron que, dentro de las fiestas patronales, también hay espacio para el esparcimiento. Allí los pobladores comparten bebidas y comidas tradicionales y participan de las fiestas, a través de bailes que no necesariamente están ameniza-dos con música y danza tradicional. Aunque hasta hace algunos años las fiestas patronales exclusivamente se celebraban de esta manera, en la actualidad la música y la bebida tradicional se han mezclado con nuevos ritmos y nuevas bebidas. Esto evidencia las transformaciones socioculturales de los pueblos del Macizo Colombiano. Un ejemplo de esta situación es lo sucedido en la localidad de Lerma, en donde la población impulsada por el ob-jetivo de construir un colegio aprovechó las fiestas patronales, por la gran convocatoria que tenían, e hicieron de este espacio una actividad a través de la cual pudieron obtener recursos eco-nómicos para los fines que buscaban.

…Las fiestas a San Antonio de Padua, en un principio venía la gente y celebraba sus rituales religiosos aquí a San Antonio. Cuando se inició el proceso de Lerma ya se le dio otra mirada a esa fiesta patronal, alrededor de la fiesta de San Antonio; se ne-cesitaba crear el colegio, entonces se necesitaba plata, entonces ya no solamente era el componente religioso, si ya entró a jugar el componente de diversión de la gente, entonces ya se hacían festivales, cabalgatas, reinados de tres días, entonces claro era una entrada económica para poder construir esto… Se conjuga-ba lo religioso con la parte organizativa, en ese tiempo todavía no había parroquia aquí, eso lo hacia mas fácil también, yo me imagino que si en ese entonces hubiera habido sacerdote estable en la comunidad, de pronto no hubiera permitido que se hiciera esa conjugación de lo religioso con lo pagano, digámoslo así… yo creo que también las fiestas tradicionales también han cam-biado, porque poco a poco se ha ido metiendo elementos que no son de la región, porque antes aquí se bailaba el bambuco lermeño, por decir algo, pero ahora se baila el reguetón, el rock, entonces son fenómenos que van cambiando la mentalidad del niño, de pronto un niño de antes pensaba imitar los juegos tra-

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dicionales de los papás, pero ahora no, ahora se ven los niños jugando a ser guerrilleros, policías y tirándose plomo con unos palos y eso es todo lo que ven por la televisión, de alguna u otra forma los medios masivos de comunicación inciden en los cambios culturales de nuestra región… (Luís Alberto Gómez, Lerma, abril 17 de 2007).

En cada localidad los cambios y transformaciones se han vivido de diferentes maneras. Alrededor de las fiestas tradicionales no solamente las festividades religiosas entran a jugar un papel im-portante, también el consumo de bebidas que contienen alcohol. En algunas localidades, como Caquiona, han sido restringidas de acuerdo con normas dadas por el Cabildo; el motivo de esta restricción es el de evitar una serie de problemas que a nivel local se venían presentando por el abuso del alcohol.

…Hay dos formas de consumo, la una es en tiempo de festivi-dades especiales, el día de la madre, el día de los matrimonios, el día de los bautismos de los niños, fiestas especiales como en diciembre y la otra también es en las mingas o los trabajos co-munitarios, que se acostumbra a llevar unas pipas de chicha o guarapo… como único insumo de refrescar la sed en labores de las mingas comunitarias… (Yesid Quinayás, Caquiona, septiem-bre 5 de 2007).

En Valencia aunque el consumo de bebidas alcohólicas no es restringido, el cabildo ha adelantado algunas acciones dirigidas a toda la población, con el fin de generar procesos educativos alrededor del consumo de estas bebidas.

…Una falta grave para nosotros es… aquí hay muchos delitos graves, pero lo que se da mas acá son como desordenes calle-jeros cuando la gente toma, que se sale de lo normal y forma desorden, entonces eso es preocupante, pues porque nunca son lesiones graves, no se aprecia el sacrificio que las diferentes di-rectivas hacen por concientizar la gente, por educarla porque nuestras formas indígenas es hacerle caer en cuenta a la gente qué es lo bueno, qué es lo malo, la gente escucha, pero eso es algo preocupante, eso merece su llamado o castigo. Hace un tiempo tuvimos dificultades porque aquí no había otra autoridad

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más que el Cabildo, pero como estamos en Valencia la justicia ordinaria con la justicia propia, entonces nosotros nos metemos con los cabildos, nosotros hacemos justicia con nuestra gente, con los del cabildo, con los que están afiliados, con nuestra comunidad indígena… (Hernando Anacona Álvarez, Valencia, mayo 23 de 2007).

En otras localidades como El Bordo donde, en algún periodo de su historia, el consumo del alcohol fue muy fuerte durante las festividades realizadas y desencadenó serios problemas de violencia, se emprendieron también procesos organizativos que, liderados por la misma comunidad, le hicieron frente a esta pro-blemática, hasta el punto de disminuir las manifestaciones de violencia que anteriormente se presentaban.

Aquí en el Bordo como cabecera municipal tenemos las fiestas del festival del retorno, las fiestas patronales que son en sep-tiembre, y las ferias del Bordo que son en junio, julio, iniciando verano, anteriormente las fiestas se hacían era todo el día, hasta la gente se amanecía, hasta las 9, 10 de la mañana, pues ló-gicamente había mucha fiesta de licor y eso propiciaba mucho las peleas y de pronto se presentaban en ocasiones heridos y muertos, a partir de esta década de los 90, mas o menos cuan-do Mockus implementó lo de la Ley Zanahoria, ya la gente fue cambiando como de actitud, adquiriendo una cultura como más civilizada, lógicamante por ser un pueblo, la gente, es muy ale-gre y muy rumbera… Realmente acá en el sur y como le digo an-teriormente que no había mucho control se presentaban muchos heridos y muchas muertes en nuestras fiestas, era común, o sea una fiesta donde no hubiera heridos pues realmente parecía que no era fiesta, precisamente por el alto consumo de alcohol y por-que las organizaciones pues no tenían presente ese componente de prevención, hoy en día ese componente ha cambiado, en las 4, 5 ferias después que reactivamos en el 2005… (Jorge Enrique Rodríguez Ibarra, el Bordo, 6 de septiembre de 2007).

Los cambios que se perciben en las expresiones culturales de los pobladores del Macizo no se refieren sólo a las festividades tradicionales, también se vienen presentando en otros espacios

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como la pérdida de la música tradicional, de las danzas autóc-tonas, de las historias locales. Algunos habitantes del Macizo consideran que esto se debe principalmente a la incursión de los medios de comunicación, que tienen gran impacto y acogida sobre todo en las poblaciones de niños y jóvenes. Los mismos pobladores del Macizo son conscientes de que es difícil evitar esos cambios y transformaciones, sobre todo cuando la invasión por parte de los medios (radio, televisión, internet) es masiva y de fácil acceso para las nuevas generaciones. Aunque algunos habitantes del Macizo consideran que es difícil recuperar lo que se ha perdido, sí consideran que los mismos medios se pueden emplear para mantener todas esas expresiones culturales, pro-pias de estos pueblos. Un ejemplo de ello lo dan a conocer los habitantes del Macizo que hacen parte de las emisoras comuni-tarias, quienes en muchas oportunidades han manifestado que estos medios pueden ser aprovechados para difundir, a través de programaciones específicas, aspectos relacionados con las tra-diciones de la población. Que así como se abren espacios para transmitir nuevos ritmos musicales, también se propicien espa-cios para emitir lo autóctono y propio de sus pueblos.

La música que mas se escucha en Sucre estéreo, lo que mas sue-na, como en todas las emisoras es reguetón, música popular y una que otra salsa… yo creo que eso es algo que ya esta como muy arraigado y parte de eso es lo que nos han vendido, la parte del comercio y todo eso influye mucho para que se inclinen por ese tipo de géneros, más que todo el reguetón, que es lo que más solicitan y lo que más suena en la actualidad. La función de la emisora por ser comunitaria, por el simple hecho de ser comu-nitaria, yo creo y estoy convencido de que debe apuntar más que todo a las cosas tradicionales, lo de acá, la música colombiana, la música andina, cosas o géneros que a través del tiempo se han ido perdiendo, y la función de la emisora iría en pro de recuperar todas esas cosas, los espacios están dados para que se programe de todo tipo de música, sino que por lo que más se inclina, lo que mas solicita la gente es el reguetón, y en segundo lugar la música popular que es lo que mas suena…Yo creo que

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la emisora debe apuntar a tratar de recuperar esos espacios, los espacios están dados, sino que yo digo por qué las instituciones que hacen parte de la junta de programación de la emisora, no hacen ese tipo de cosas, de tratar de recuperar eso, de recuperar nuestra cultura, lo nuestro, lo que es propio de acá, sino que eso tiene que ver mucho con un poco de inconsistencias que hay al-rededor del funcionamiento de la emisora… por qué no creamos espacios para esa programación, para programación cultural, por qué no hablar de salud, de todas esas cosas… (Jhony Bena-videz, Sucre, 26 de septiembre de 2007).

De la misma manera, no hay que desconocer que algunos habi-tantes de la región han venido trabajando alrededor de la preser-vación de aquellas expresiones culturales de los pueblos. Por ci-tar un ejemplo, las Cantaoras del Patía, un grupo musical propio de esta localidad, ha sido reconocido a nivel departamental, e incluso nacional, por el contenido de sus canciones, los instru-mentos que las acompañan y el tipo de música que tocan.

…El nombre es porque cantamos y oramos, nosotras empezamos cantando la música fúnebre, la música fúnebre es una oración, ustedes si oyen el trisagio, el trisagio es un sanctus, como un sanctus de la misa, es una oración al altísimo y así también to-dos los cantos y todas las cosas y como somos rezanderas, pues también tenemos que ponerle toda la parte de la oración, que es bien importante para nosotros, entonces por eso nos llamamos cantaoras que cantamos y oramos… nosotros hemos aprendido muchísimo, porque en cada salida, en cada encuentro con otras organizaciones culturales, pues uno intercambia ideas, inter-cambia conocimientos, y saberes, es mucho lo que hemos apren-dido, la mayoría de las riquezas que tenemos aquí, lo hemos aprendido y lo hemos valorado a raíz de las salidas, porque pues nosotros teníamos todo eso, como propio de nosotros, pero no le dábamos el valor suficiente, cantábamos y rezábamos, ¿pero eso qué?, pero cuando nos hemos encontrado con otras culturas, nos hemos podido dar cuenta que es algo muy importante, que es una riqueza impresionante en el Patía, que no la tienen todas las culturas…uno en esos encuentros y talleres es mucho lo que aprende y enseña…tuvimos que enseñar el bambuco patiano, tu-

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vimos que enseñarles las tonadas que no las conocían, los arru-llos, y ellos también de allá pacá nos enseñaron cosas muy inte-resantes, cada país trajo cosas muy interesantes para enseñar y también llevó cosas importantes que aprendió… (Cantaoras del Patía, Patía, 25 de octubre de 2007).

Las Cantaoras del Patía no sólo han emprendido una labor musi-cal. En su localidad vienen realizando actividades de educación, enfocadas a la preservación de expresiones culturales como el uso de instrumentos, las prácticas médicas tradicionales, el co-nocimiento de la historia local. Buscan, entre otros objetivos, crear procesos de arraigo e identidad en sus estudiantes, a través del conocimiento y descubrimiento de sus propias costumbres, historias y dinámicas.

…Aquí también dentro del pénsum oficial tenemos la etnoedu-cación, que es la parte como central, que ha venido trabajando las cantaoras, como hacerle conocer a los jóvenes y a los niños toda la importancia que tenemos aquí, porque antes eso no tenía valor, era motivo de risa, de burla, y hoy día pues ya los niños ya conocen el valor, por qué estamos nosotros los patianos aquí, porque somos negros y no indios, bueno toda esa cantidad de cosas que se vienen dando en etnoeducación que es un materia que se complementa con medicina tradicional, y comidas alter-nativas, entonces le cantamos a todo eso, nosotros le cantamos a todo y eso también es etnoeducación. El trabajo que venimos haciendo, entonces yo considero que el trabajo nuestro ha sido muy importante para la región de aquí y para Colombia entera, porque yo por ejemplo a toda la geografía Colombiana, le he-mos llevado como el mensaje y el conocimiento y toda la rique-za cultural que nosotros poseemos. Lo más importante de esto es que como varias de las cantaoras somos docentes activas, o sea estamos trabajando en la institución, estamos haciendo un trabajo etnoeducativo, sin siquiera saber el nombre, o sea siempre un apego a las cuestiones de la etnia de uno, por de-cir: que cómo cocinan, que cómo se visten y todo eso, pero no sabíamos que se llamaba etnoeducación, cuando el ministerio de educación ha ido sacando tantas políticas, de pronto apare-

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ció algo que agrupaba a los docentes de varias instituciones a hacer trabajos así, y nosotros ya, desde hace rato lo veníamos haciendo con un nombre que se llamaba microcentros, hablando humildemente nosotros hemos ido como adelantico de las políti-cas y a eso le hemos cantado… (Cantaoras del Patía, Patía, 25 de octubre de 2007).

Es importante resaltar que así como existen en la región grupos como las Cantaoras del Patía, interesados en preservar la idio-sincrasia de los pueblos del Macizo, también existen desde hace varios años otras agrupaciones, instituciones, organizaciones y líderes encaminados a cumplir este propósito, que se viene ges-tando desde las movilizaciones del Macizo. En el año de 1994 se plantea como mandato llevar a cabo la primera Asamblea Cultu-ral del Macizo, en donde se convoca a todos los artistas, músicos, escultores, artesanos, para que se reúnan en Lerma y desde allí se plantea un proceso alrededor de la cultura, entendiendo esta en un sentido amplio que involucra las manifestaciones artísticas y culturales del Macizo, desarrolladas por los diferentes grupos po-blacionales que hacen parte de esta región, y que sumados a unos objetivos claros , hacen de esto un proceso organizativo.

…Lerma fue el epicentro de los pueblos y desde allí se continuó con la pregunta sobre hacia dónde deben encaminarse los pro-cesos organizativos del Macizo y empezó a plantearse la necesi-dad de hablar de planes, de integración, de desarrollo, de vida y en ese sentido comenzó a delinearse la propuesta de integración de las culturas. Se considera también que la cultura necesita reconocerse, recrearse, integrarse y allí se comienza a hablar sobre la importancia de los procesos de comunicación…. (Yimer Tello Figueroa y Lida Muñoz Narváez, julio 3 de 2007).

Esa propuesta de integración de las culturas no solamente ha es-tado enfocada a los procesos de comunicación, sin desconocer que son un referente fuerte dentro de los planes que se trazaron, también estuvo encaminada a la realización de una movilización cultural, a la negociación con el Estado de proyectos culturales y artísticos, a la creación y fortalecimiento de las emisoras comuni-

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tarias y del componente audiovisual, a rescatar y apoyar los gru-pos musicales y artísticos de los pueblos campesinos, indígenas y afrocolombianos del Macizo, a la grabación de algunas produc-ciones musicales de la región, entre otras muchas actividades.

En la actualidad toda esa gran movilización cultural se sigue vivenciando en las localidades a través de los sembradores cultu-rales, que son las personas encargadas dentro de las comunidades de impulsar procesos de capacitación, organización y fortaleci-miento, alrededor de aspectos relacionados con las expresiones culturales propias de estos pueblos, motivando a las comunidades y gestando en ellas semilleros que sigan con el propósito de man-tener viva esta serie de manifestaciones. Un proyecto que en la actualidad se ha tomado la región, es el de la Escuela Intercultural, liderado por el CIMA y Maestra Vida, que vienen desarrollando actividades en diferentes áreas de las artes y la cultura, motivados bajo los propósitos e ideales planteados en las movilizaciones.

Las manifestaciones culturales y artísticas de las diferentes localidades del Macizo denotan simbologías y significados que varían de acuerdo al grupo humano que lo manifiesta. Es la su-matoria de historias, mitos, leyendas, fiestas, música, artesanías, danzas, etc., las que hacen del Macizo una región diversa, diná-mica, cambiante y en constante construcción.

Conclusiones

Hablar de huellas e imágenes en el Macizo Colombiano, fue aproximarse de múltiples formas al sentido que algunos jóvenes de los municipios de Bolívar, Sucre, Santa Rosa, Almaguer y San Sebastián le dieron al proceso de formación en herramientas de producción audiovisual del cual participaron durante el año 2007.

Recorrer el Macizo Colombiano en este proceso itinerante, desbordó el sentido de caminar montañas, valles, páramos, lagu-nas y ríos, desdibujando en la geografía las fronteras establecidas.

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Caminar el Macizo durante algunos meses fue la oportunidad de reconocernos y acercarnos al otro desde su cotidianidad.

Sentirse maciceño o maciceña es más que ocupar un territorio rico en biodiversidad, es reconocer que este está ocupado por ne-gros, mestizos, indígenas, frianos o calentanos, que desde su pro-pia cultura y percepción del mundo comparten muchos aspectos, que los acercan y diferencian en sus propias dinámicas sociales.

Conocer la geografía del Macizo, para muchos antes descono-cida, fue la oportunidad de compartir a través de las expresiones culturales aspectos de la vida de las diferentes comunidades que allí habitan, recorrer sus pueblos, ir ganando en conocimiento, adentrarse en la historia y conformación de los poblados y des-de allí darnos cuenta que, aunque muchos somos diferentes en nuestros rasgos físicos, en el color de la piel y en la cultura, hay aspectos que nos unen como pueblos maciceños.

Sentir en el discurso de algunos pobladores, y en los mismos estudiantes, el sentido de pertenencia que han ido construyendo por su territorio era muestra de su identidad. Sentir que mu-chos con sus palabras hablaban de las movilizaciones del Ma-cizo como un proceso a través del cual se hicieron visibles ante el Gobierno Nacional, era tocar las partes mas sensibles de la lucha de los pueblos ante las necesidades más sentidas, era de alguna manera decirle al país y al mundo que estos pueblos ubi-cados en la corona del Macizo son parte de Colombia.

Huellas e imágenes del Macizo se convirtió en un proce-so no sólo de formación y aprendizaje de los jóvenes sobre el manejo de cámaras, la escritura de guiones, la realización de investigaciones y la producción de documentales. Fue también la posibilidad que tuvieron estos jóvenes de dar a conocer sus pensamientos, de afianzar su identidad y de compartir las ex-periencias, las vivencias, las necesidades, la historia, las luchas y los procesos participativos de sus pueblos, no sólo desde la palabra sino también desde la imagen.

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noviembre 24, Pág. 1 y última1988 Campesinos intentaron tomarse el claustro de Santo

Domingo. octubre 27, Pág. 1 y 131988 Mil campesinos ocupan parque central de Argelia. no-

viembre 1, Pág. 1 y 3A1988 Almaguer ocupado por 3.000 campesinos. noviembre

29, Pág. 1 y 171991 Pasajeros afectados por el paro. abril 14, Pág. 141991 Bloqueada la Panamericana en Rosas y El Bordo.

Arrancó el Paro. agosto 21, Pág. 1 y 141996 Firmado acuerdo con comunidades del sur del Cauca

y norte de Nariño. Humo blanco con el Macizo. sep-tiembre 25, Pág. 1 y 3

Narradores casetes de Audio y Video:

Municipio de MercaderesGuillermo León Valencia, Mercaderes, abril 17 de 2007Jaime Solarte, Mercaderes, abril 18, septiembre 30 de 2007Arnulfo Fernández, Mercaderes, abril 17 de 2007

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164 - Huellas e Imágenes del Macizo

Fabio Velasco, Mercaderes, abril 18 de 2007Sandro Figueroa, Alto de Mayo, noviembre 4 de 2007

Municipio de BolívarLuís Alberto Gómez, Lerma, abril 17, octubre 4 de 2007Aquileo Tello, Lerma , abril 17 de 2007Sobeyman Ortíz, Lerma, abril 17 de 2007Guillermo Meneses, Lerma, abril 17 de 2007Herney Angulo, Capellanías, mayo 3, octubre 12 de 2007Maria Dedicación Sandoval, Capellanías, mayo 3 de 2007Audelina Varona, Capellanías, mayo 3 de 2007María de los Ángeles Quintana, Capellanías, mayo 3 de 2007Martha Peralta, Capellanías, mayo 3 de 2007Ana Dulfay Quintana, Capellanías, octubre 12 de 2007Augusto Hoyos, Bolívar, octubre 16 de 2007

Municipio de San Sebastián Rafaela Guamanga, El Rosal, abril 24 de 2007Saúl Girón Cetuche, El Rosal, abril 24 de 2007Alfonso Pérez, El Rosal, abril 26, octubre 7 de 2007 Homero Alexis Gaviria, abril 26 de 2007Rodrigo Iván Hoyos Bolívar, abril 26 de 2007José Delmar Imbachí, El Rosal, abril 26 de 2007Costain Anacona Anacona, Valencia; mayo 22 de 2007Neftaly Anacona, Valencia, mayo 23 de 2007Hernando Anacona Álvarez, Valencia, mayo 23 de 2007John Roger Chilito, Valencia, mayo 23 de 2007Eva Jojoa, Valencia, mayo 22 de 2007Milo Anacona Álvarez, Valencia, septiembre 15 de 2007 River Ordóñez, Valencia, septiembre 18 de de 2007

Municipio de AlmaguerEdgar Gómez, Almaguer, mayo 17 de 2007Oscar Bolaños, Caquiona, mayo 22 y septiembre 5 de 2007Andrés Pino Muñoz, Caquiona, mayo 22 y septiembre 5 de 2007Yesid Quinayás, Caquiona, septiembre 5 de 2007

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El Macizo Colombiano: una región en permanente construcción - 165

Albeiro Gálindez, Almaguer, octubre 17 de 2007Gabriel Ruiz, Almaguer, 18 de octubre de 2007

Municipio de Santa RosaAdela Guamanga, vereda La Agencia, julio 4 de 2001Leopoldo Urrutia, Santa Rosa, julio 4 de 2001Olmedo Jiménez, vereda La Agencia, julio 4 de 2007Josias Urrutia, vereda La Agencia, julio 4 de 2007Salomón Silva, San Juan de Villalobos, agosto 10 de 2001Reunión en la vereda El Carmelo, mayo 7 de 2007David Guamanga, El Carmelo, mayo 7 de 2007Lilian Margot Ruiz, El Carmelo, mayo 7 y septiembre 2

de 2007Reunión en El Carmelo. mayo 7 de 2007Maximiliano Semanate, El Carmelo, mayo 8 de 2007Lucia Imbachí, El Carmelo, mayo 8 de 2007

Municipio de SucreAlfonso Gómez, Sucre, abril 12 de 2007Jhony Benavidez, Sucre, septiembre 26 de 2007

Municipio de PatíaCantaoras del Patía, Patía, octubre 25 de 2007Jorge Enrique Rodríguez Ibarra, El Bordo, septiembre 6 de 2007Carlos Muñoz, El Bordo, septiembre 13 de 2007

Municipio de PopayánLida Muñoz Narváez, Popayán, julio 3 de 2007Yimer Tello Figueroa, Popayán, julio 3 de 2007

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SEGUNDA PARTE

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Introducción

Huellas e imágenes del Macizo Colombiano, es el nom-bre con el cual los estudiantes del proyecto “Dinamizar procesos culturales y sociales mediante la apropiación

de herramientas de comunicación audiovisual con jóvenes de los municipios de San Sebastián, Sucre, Almaguer, Bolívar y Santa Rosa”, identificaron y asumieron con sentido de perte-nencia su participación dentro del proceso de formación a lo largo del año 2007. El proyecto fue financiado por el Segundo Laboratorio de Paz, con recursos de la Unión Europea y ejecu-tado por la Fundación Espacio Abierto, quien contó con la parti-cipación de las siguientes entidades colaboradoras: Alcaldía de Bolívar, Asociación de Juntas de Acción Comunal de Almaguer, Casa de la Cultura de Sucre y FUNDECIMA.

Los beneficiarios directos fueron jóvenes de los municipios anteriormente mencionados, quienes a través de un proceso de selección se fueron sumando al grupo de estudiantes, que du-rante el primer semestre de 2007, participó de la fase de forma-ción y, durante el segundo semestre, se vinculó al proceso de producción audiovisual. A nivel general el proyecto, desde sus inicios, planteó como propósito la generación de espacios de convivencia pacífica, el fortalecimiento de la identidad cultural y la reapropiación del territorio en el Macizo Colombiano.

En este sentido, la ejecución del proyecto estuvo concebida como un proceso de formación itinerante, a través del cual los jóvenes tuvieron la posibilidad de caminar por diversos escena-

PROCESO DE fORMACIÓN: APROPIACIÓN DE HERRAMIENTAS DE

INvESTIGACIÓN y AUDIOvISUALES

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170 - Huellas e Imágenes del Macizo

rios del Macizo y acercarse, de manera directa, a las dinámicas propias de las diferentes localidades por donde transitaron. Ese recorrido fue importante en la medida que todos, tanto estudiantes como talleristas y población en general, tuvieron la posibilidad de acercarse a nuevos espacios en donde a través del compartir ex-presiones propias de los pueblos como la gastronomía, la danza, la música y las formas de organización propia, los llevaron a in-teractuar y a generar acercamientos que permitieron, por un lado, reconocer la diversidad geográfica de los territorios recorridos y la gran riqueza de saberes y concepciones de mundo que hay en-tre campesinos, negros e indígenas que habitan zonas de páramo, montañas, valles y demás espacios del Macizo Colombiano y, por el otro, reconocer que aún desde la diferencia tanto espacial, como sociocultural, se pueden construir espacios de convivencia que contribuyen al fortalecimiento de la identidad.

En la búsqueda de fortalecer la identidad de las comunidades que habitan el Macizo Colombiano surge el interés de crear la Maleta documental Maciceña, como una de las posibilidades que tienen estas comunidades de conocer aspectos relaciona-dos con su territorio. Este material se constituye en una herra-mienta pedagógica clave, para difundir en diversas instancias (educativas, gubernamentales, comunitarias) los contenidos de los audiovisuales que la conforman, que en conjunto con este documento de investigación, servirán para generar espacios de sensibilización, concientización, reflexión y discusión alrededor de cada uno de los seis temas abordados: cultura, territorio, or-ganización y participación, bonanzas, economía, y poblamien-to. De la misma manera, la Maleta Documental Maciceña ha sido concebida como la oportunidad que tienen los pobladores del Macizo de conocer y compartir las diferentes percepciones que sobre cada una de las temáticas tienen los habitantes de este territorio diverso. Será la oportunidad de ver y escuchar a múl-tiples personajes hablando sobre aspectos comunes, aunque vi-vidos de manera diferente.

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Proceso de formación: apropiación de herramientas - 171

La Maleta Documental Maciceña podrá ser utilizada por dife-rentes grupos de personas (docentes, estudiantes, grupos organi-zados y comunidad en general) en lo que se ha denominado Ter-tulias Maciceñas, que son eventos de integración donde la gente se reúne con el propósito de observar los videos y reflexionar en torno a la temática tratada. El objetivo de proponer estos espa-cios de reunión es que las comunidades a través de los videos reflexionen, se cuestionen y dialoguen con respecto al contenido del material y a las prácticas que ellos desarrollan cotidianamente a través de las relaciones que se establecen con la comunidad, con el territorio y con cada uno de los escenarios en los cuales se desenvuelven. Al mismo tiempo a través de ese intercambio de ideas y percepciones sobre una misma temática se construya, valore, evalúe y genere cambios de actitud y cambios en las prác-ticas, que consideren deban replantear o asumir con sentido de pertenencia y responsabilidad sobre el manejo del territorio, sobre la relación consigo mismo y su comunidad y sobre la relación con otros. De esta manera podemos avanzar en la construcción y consolidación de espacios diversos, más sostenibles y más inclu-yentes, donde el respeto y la tolerancia frente a la diferencia sean elementos claves en la dignificación de los pueblos.

Este documento consta de dos partes: la primera de ellas esta enfocada a los resultados del proceso de investigación, que resulta interesante porque, desde la memoria social de los pobladores del Macizo Colombiano, se hace un recuento de lo que fueron ciertos episodios en la historia de sus loca-lidades, para ello se retoman otras investigaciones realizadas por académicos de diferentes áreas, quienes desde su mirada aportan a los procesos de construcción histórica de la región y que sumados al conocimiento local se constituyen en la base fundamental de este escrito. La segunda parte narra todo lo que fue el proyecto Huellas e Imágenes, desde el proceso de convocatoria hasta la entrega de la Maleta Documental Maci-ceña, pasando por las metodologías empleadas en el proceso,

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172 - Huellas e Imágenes del Macizo

la fase de apropiación de herramientas audiovisuales y la fase de investigación.

Es importante aclarar que dentro de las narraciones recogi-das en la región se obtuvo información asociada con diferentes temas, que permitieron llevarnos a través de la historia a otra serie de eventos y momentos, que antecedieron algunos de los procesos que permanecen dentro de su imaginario y que han repercutido en las dinámicas actuales. Esto es importante en el sentido que permite ver la historia como un proceso dinámico, que a lo largo de generaciones sigue siendo recordado, transmi-tido y reinterpretado por las mismas comunidades, otorgándole un sentido que, desde la experiencia, lo hace diverso.

El Proyecto Huellas e Imágenes del Macizo Colombiano

“Dinamizar procesos culturales y sociales mediante la apropia-ción de herramientas de comunicación audiovisual con jóvenes de los municipios de San Sebastián, Sucre, Almaguer, Bolívar y Santa Rosa”, es el nombre del proyecto con el cual la Funda-ción Espacio Abierto participó en la convocatoria del Segundo Laboratorio de Paz, financiado por la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional.

Este proyecto capacitó a 30 jóvenes de los municipios en mención. El proceso de convocatoria se efectuó una vez el pro-yecto fue seleccionado para su financiación; en cada uno de los municipios se contactó a personal con experiencia en el área de la cultura y la comunicación y a través de ellos se envió la convocatoria. En ella se invitaba a participar del proyecto a un número específico de jóvenes, que por un lado estuvieran inte-resados en sumarse al proceso, y por el otro que tuvieran algún nivel de conocimiento y/o experiencia en el área de comunica-ción, y que además contaran con el aval de sus comunidades. Este personal debió presentar su hoja de vida, junto con un es-

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Proceso de formación: apropiación de herramientas - 173

crito sobre aspectos que para ellos fueran interesantes compartir como experiencias de vida, este material fue socializado por los mismos estudiantes en uno de los talleres realizados.

Metodología empleada durante la fase de formación

Una vez seleccionado en cada municipio el número de repre-sentantes estipulado, se dio inicio a los talleres de formación. Desde la etapa de formulación del proyecto, se planteó como estrategia metodológica para el proceso de capacitación de los jóvenes la metodología IAP –Investigación Acción Participa-ción- y, tomando como referente el aprender haciendo, se in-cluyeran en los talleres de capacitación tres componentes que fueron indispensables en la apropiación de conocimientos por parte de los jóvenes. En primer lugar, fue enriquecedor el haber concebido los talleres de una manera itinerante, en segundo lu-gar, cada uno de los talleres combinó la teoría con la práctica y en tercer lugar, los estudiantes de manera individual o colectiva, tuvieron la posibilidad de aplicar los conocimientos, adquiridos durante cada semana, en cada uno de los ejercicios que debieron realizar para socializar en clase.

Talleres itinerantes y proceso de formación

Los talleres de formación se desarrollaron de una manera iti-nerante durante el primer semestre de 2007. Por un periodo de cuatro meses los estudiantes y talleristas se movilizaron por di-ferentes localidades de los municipios de Bolívar, Sucre, Santa Rosa, Almaguer, San Sebastián y Mercaderes, con el propósito de asistir a las capacitaciones. El concebir el traslado del personal a diferentes puntos de la geografía del Macizo, tenía una doble intención: por un lado “Caminar el Macizo” significaba recorrer un territorio y más allá de atravesar sus ríos, bordear montañas, recorrer los valles y páramos, era la posibilidad para muchos de acercarse a un nuevo territorio; pero también la oportunidad de

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174 - Huellas e Imágenes del Macizo

aproximarse a la cotidianidad y las dinámicas de los habitantes de cada una de las localidades visitadas. “Caminar el Macizo” fue desbordar la geografía y darse cuenta que existen diferentes grupos humanos que habitan allí y que, al igual que muchos, comparten sueños, vivencias y necesidades que los hacen más próximos, sin desconocer la multiplicidad de imaginarios y la diversidad de culturas que lo habitan.

De esta manera se recorrieron las siguientes localidades: en el municipio de Bolívar los corregimientos de Lerma, el Morro y Capellanías; en el municipio de San Sebastián los corregimien-tos de Valencia y El Rosal; en el Municipio de Santa Rosa, la cabecera municipal y el corregimiento de El Carmelo; en el Mu-nicipio de Almaguer, la cabecera municipal, el corregimiento de La Herradura y el resguardo de Caquiona; en el Municipio de Sucre, la cabecera municipal y el corregimiento de Paraíso; en el Municipio de Patía, El Bordo y los corregimiento de Galíndez y Patía, y en el municipio de Mercaderes la cabecera municipal. En cada uno de los sitios recorridos los estudiantes de las diversas localidades gestionaron, con escuelas, colegios, Juntas de Acción Comunal, el Cabildo y la comunidad en general, la posibilidad de apoyar la logística para la realización de los talleres. Las comu-nidades garantizaron el hospedaje del grupo y los lugares para la realización de las actividades de formación y avalaron el proceso de investigación y producción de los documentales.

Una vez instalados en cada localidad se daba inicio a los ta-lleres de formación. De esta forma, durante el primer semestre de 2007, los estudiantes asistieron a 12 jornadas de capacitación, cada una de dos días de duración. Las temáticas abordadas fueron diversas y cada una de ellas contó con un orden del día previo, responsables de cada temática, material de apoyo y práctica. La fase de formación estuvo enfocada en dos aspectos: por un lado se abordó la fase de investigación; y por el otro, la fase de apropia-ción de herramientas de producción audiovisual. En este sentido,

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Proceso de formación: apropiación de herramientas - 175

tres de los 12 talleres realizados se dedicaron a la fase de investi-gación y los 9 restantes a la fase de producción audiovisual.

Fase de investigación

Para el desarrollo de esta fase se planteó, como objetivo prin-cipal, precisar en conjunto con los estudiantes los temas de in-vestigación que fueron abordados a través de los documenta-les que constituyen la Maleta documental Maciceña. El primer taller se realizó en Popayán y fue fundamental, porque de la participación de los estudiantes surgieron múltiples propues-tas de temas para los documentales de la Maleta Documental Maciceña. Este taller se denominó Taller de Presentación y Socialización del Proyecto Audiovisual, durante dos días los representantes de cada una de las localidades, a través de va-rias actividades planeadas de manera individual y grupal, ex-pusieron una serie de elementos que, desde diversas ópticas, consideraron eran importantes y/o relevantes en sus vidas. De manera oral, lúdica y creativa los participantes propusieron 78 temas diversos, que se fueron agrupando y consolidando a tra-vés de la formulación de la pregunta ¿qué elementos son co-munes en los municipios y qué los une y diferencia como habi-tantes del Macizo Colombiano?. Bajo esta premisa se lograron consolidar 18 temas, que al finalizar el taller disminuyeron a 12 con la pregunta ¿qué aspectos les interesa dar a conocer del Macizo Colombiano?.

Durante el segundo taller de investigación llamado Acercán-donos a Nuestro Territorio, cuyo objetivo principal fue unificar de manera grupal los seis temas de los documentales y sus con-tenidos, los estudiantes a través de diversas metodologías tuvie-ron la posibilidad de compartir una a una las historias escritas por ellos mismos. Estas abordaban de manera subjetiva uno de los 12 temas precisados en el taller anterior, posteriormente esta-blecieron elementos comunes y diferenciales entre las historias y con ellos se dio paso a un trabajo de construcción colectiva

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176 - Huellas e Imágenes del Macizo

denominado Metodología de la Siembra, a través del cual cada grupo plasmó en cartulinas los temas que consideraban eran los principales y los secundarios de sus historias y de una manera didáctica se construyeron árboles que representaban sus ideas de la siguiente manera: los troncos hacían referencia a las ideas principales y las hojas a los temas secundarios. Una vez expues-to el ejercicio, se dio paso a un proceso denominado Agrupando semillas, a través del cual, en el sentido metafórico de crear bos-ques con árboles semejantes, los estudiantes fueron realizando la consolidación y depuración de los temas abordados, de tal manera que a través de un proceso de selección, agrupación y eliminación construyeron de manera colectiva seis bosques cada uno con diferentes variedades de árboles relacionados entre sí.

Después del consenso de los estudiantes, los seis temas que corresponden a los bosques mencionados anteriormente y que se eligieron para ser abordados en los documentales fueron: 1. cultura; 2. territorio; 3. organización y participación; 4. bonan-zas; 5. economía; y 6. poblamiento. Temas con los cuales se dio inicio al proceso de investigación, a través de la conformación de seis equipos de trabajo integrados por estudiantes de cada uno de los municipios, quienes tuvieron bajo su responsabilidad la labor de precisar la pregunta de investigación, los objetivos y la metodología por cada uno de los temas. Para ello, dentro de los talleres de formación se les brindaron los lineamientos básicos y las herramientas fundamentales y claves en la reali-zación de una investigación. Con este insumo se dio paso a la recolección de información por localidad, actividad que deno-minamos Cosechando lo Sembrado, con la cual inicia el proceso de investigación a nivel local; durante esta etapa los estudiantes, de acuerdo con las metodologías planteadas por ellos mismos, construyeron y aplicaron los instrumentos para la recolección de datos y entrevistaron a las personas que consideraban co-nocían de cada uno de los temas. Con la información obtenida de estas investigaciones, los estudiantes tuvieron la posibilidad

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de compartir sus experiencias y aprender de sus otros compañe-ros. Posteriormente, de manera colectiva y una vez abordados algunos temarios de la fase de apropiación de herramientas de producción audiovisual se dio paso a la construcción de una ma-triz de trabajo que denominamos Esbozando Narraciones con la cual los estudiantes precisaron aún más los datos relaciona-dos con cada uno de los seis temas de los documentales, ya que lograron conjugar de manera práctica algunos elementos de la fase de investigación con la fase audiovisual en elementos rela-cionados con ideas principales, ideas secundarias, personajes, fuentes y preguntas.

El proceso de investigación, emprendido por los estudiantes, fue constante en la fase de formación. Durante las últimas ca-pacitaciones se enfatizó mucho en la realización de entrevistas de audio con diferentes pobladores, trabajo que se emprendió de manera conjunta entre estudiantes y la persona responsable dentro del proyecto de la investigación, con el apoyo, recomen-daciones y precisiones dadas por todo el equipo de talleristas del equipo audiovisual. En esta fase se obtuvieron aproxima-damente 100 horas de grabación, este material fue trascrito con la ayuda de los estudiantes. Luego se convirtió en el insumo básico para la creación de los guiones de los documentales. Este material y las entrevistas recogidas en video fueron esenciales para la redacción de este escrito.

Fase de apropiación de herramientas de producción audiovisual

Durante el proceso de capacitación en producción audiovisual, los jóvenes participantes del proyecto fueron formados en di-versos temas, prestando mayor énfasis a los guiones y la direc-ción de documentales. El objetivo principal de esta fase estuvo enfocado en que los estudiantes se apropiaran del conocimiento técnico y profundizaran más en aspectos conceptuales y de cri-terio, necesarios para desarrollar su potencial creativo en el mo-

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mento de realizar videos documentales. El manejo de equipos estuvo incluido en el proceso y se buscó también que pudieran practicar con las herramientas que les fueron asignadas, esto con el fin de crear un concepto o una idea audiovisual concreta. Así mismo se abordaron temas como cámara, edición, iluminación, fotografía, sonido y producción. La metodología del proceso de capacitación estuvo enfocada en el aprendizaje desde la cons-trucción misma de los estudiantes, es decir, se buscó que los jóvenes participaran en la creación de su propio aprendizaje a través de la práctica a medida que iban conociendo conceptos nuevos. Así se logró que ellos mantuvieran un interés constante en los talleres, ya que la información que se les brindaba era necesaria para desarrollar sus prácticas y que lograran explorar mucho más en las temáticas a partir de la experiencia.

Una vez finalizada la fase de formación en herramientas au-diovisuales los estudiantes, por municipio, aplicaron de manera colectiva los conocimientos adquiridos a través del desarrollo de videos cortos sobre historias investigadas por ellos mismos en sus comunidades. Esta fue la fase en la cual los estudiantes debieron asumir de manera conjunta la importancia de la investigación y de los conocimientos conceptuales, técnicos y prácticos de la pro-ducción audiovisual. Las historias recogidas en sus comunidades fueron llevadas a la imagen a través de la construcción de escale-tas, guiones y producción. Se realizaron 5 videos, que fueron pre-sentados en el Primer Festival Audiovisual del Macizo, organiza-do por el proyecto “Huellas e Imágenes”, que premió los trabajos de los estudiantes con “La Maciceña de Puro”, en las siguientes modalidades: Mejor producción, mejor edición, mejor fotogra-fía, mejor guión, mejor crónica o reportaje y premio del público. Estos videos reflejaron el trabajo realizado por los estudiantes y en cierta medida se convirtieron en un incentivo que motivó el esfuerzo realizado por cada uno de ellos. Con esta actividad se dio por finalizada la fase de formación y se dio inicio a la segunda

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fase del proyecto, relacionada con la producción de los seis docu-mentales, un detrás de cámara y el documento de investigación.

Metodología empleada para la producción del documento de investigación

Este documento, que acompaña la Maleta documental Macice-ña, es producto del proceso de investigación emprendido a lo largo del año 2007 por los estudiantes del proyecto Huellas e Imágenes y la antropóloga del equipo, quienes en conjunto, y con los direccionamientos de todo el equipo de profesionales del proyecto audiovisual, abordamos el desarrollo de la inves-tigación en cada una de las localidades a las cuales pertenecían los estudiantes del proyecto.

La realización del documento requirió de la revisión, clasifi-cación y análisis del material obtenido durante la etapa de inves-tigación. Una vez seleccionado el material se planteó el conteni-do del documento; se dio paso a la fase de revisión bibliográfica, asociada con cada uno de los seis temas seleccionados para los documentales; se emprendieron algunas reuniones con el equi-po de talleristas, para precisar algunos elementos referentes a los contenidos; y se estableció una relación permanente con la antropóloga Astrid Perafán para la consolidación del mismo.Los temas que aparecen incluidos dentro del documento son los mismos que los estudiantes escogieron para la realización de los documentales, además están asociados con las pregun-tas de investigación y los temarios seleccionados por ellos. Las entrevistas que soportan el documento se realizaron a las personas que los estudiantes consideraron debían entrevistar-se, por el conocimiento que tenían sobre determinado tema. A pesar de tener cerca de 100 horas de grabación de audio no fue posible emplear, dentro de la construcción del documento, todas las percepciones que los pobladores tenia sobre determi-nado tema; sin embargo, la información que se obtuvo se pudo clasificar y ordenar de tal forma que el documento está basado

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180 - Huellas e Imágenes del Macizo

en los conocimientos de ellos, dejando ver los aspectos más comunes y diferenciales que tienen.

Una vez obtenido el material por localidades, algunos de los estudiantes se responsabilizaron de hacer las transcripciones textuales del material y la clasificación por temas. Posterior-mente y de acuerdo con el plan de trabajo del último taller de investigación, los estudiantes tuvieron la oportunidad de reunir-se y plantear un temario para cada uno de los seis temas inves-tigados, con el objeto de socializar en plenaria los resultados de la investigación realizada. La finalidad de este ejercicio era ver algunas diferencias y similitudes con respecto a las formas como son percibidos y vivenciados estos temas en cada sitio. El resultado de este taller se convirtió en el punto de partida para la estructuración de este texto y para la elaboración de los guiones documentales.

Bajo estos resultados se dio paso a un proceso de investiga-ción bibliográfica, con el objeto de darle un direccionamiento a la información obtenida con los pobladores. Debido a la gran cantidad de datos recogidos sobre cada uno de los temas, y co-nociendo de antemano todo el material, se procedió a la clasifi-cación y análisis; esto con el propósito de plantear ideas genera-les sobre las miradas que las diferentes poblaciones tienen sobre determinado tema. Con este material se planteó el contenido del documento de investigación, sin perder de vista lo expuesto por los estudiantes y haciendo uso de algunos documentos de apoyo, producidos por otros investigadores, con el propósito de darle un soporte histórico a este escrito, que permita, por un lado, que las comunidades asentadas en el Macizo Colombiano conozcan otras versiones de diferentes procesos acaecidos en esta región y, por el otro, que en caso que las comunidades lo vean viable, se constituya en una herramienta de consulta, dis-cusión, y diálogo que les permita generar procesos de reflexión frente a estas temáticas.

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Proceso de formación: apropiación de herramientas - 181

Metodología empleada para la producción audiovisual

El desarrollo de esta fase implicó un trabajo constante del equi-po de talleristas del proyecto. Durante los meses de julio y agosto se llevó a cabo la revisión del material obtenido por los estudiantes y la persona responsable del proceso de investiga-ción. La planeación de esta fase involucró: la revisión de cada uno de los casetes de audio; la clasificación de la información por temas; la selección de información tomando como referente lo planificado por los estudiantes (tema, subtemas, pregunta de investigación y narradores); y, el análisis del material. Una vez finalizada cada una de estas actividades, después de llenar las guías de trabajo que ayudaron a precisar los temas, se dio paso a la construcción de escaletas, trabajo que fue responsabilidad de todo el equipo de talleristas; finalizada esta fase, se redactaron los guiones de los documentales, actividad desarrollada por los responsables dentro del equipo de talleristas de esta labor. Una vez precisados los guiones de manera colectiva, se ini-ció el proceso de producción audiovisual. Durante tres me-ses, aproximadamente, el equipo audiovisual se desplazó de manera constante y permanente por las diferentes localidades a realizar el proceso de grabación de los documentales. En esta fase el equipo de talleristas contó con el apoyo constan-te de los estudiantes, quienes colaboraron con el proceso en sus municipios, no sólo desde ayudar a contactar el personal, concretar citas y horas de reunión con los personajes de los do-cumentales; también se involucraron en el proceso de rodaje, realizando diferentes actividades.

Con el material obtenido se dio paso a la fase de edición de los documentales, actividad que requirió aproximadamente un mes de trabajo permanente y con el que se concluyó la fase de pro-ducción audiovisual. Con el material ya editado, se hizo el lan-zamiento ante el grupo de estudiantes con el objeto de conocer sus percepciones, inquietudes, comentarios y sugerencias antes

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de iniciar la socialización en los municipios. Una vez finalizada la edición y aprobado el resultado, se inició la realización de las Tertulias Maciceñas. Según lo establecido en el cronograma de trabajo se visitaron los 5 municipios beneficiarios directos del proyecto, allí se llevó a cabo la socialización de los resultados del proyecto, con la participación de estudiantes y talleristas y se hizo la entrega oficial de la Maleta Documental Maciceña a la comunidad.

El contenido de la Maleta Documental Maciceña

La Maleta Documental Maciceña se constituye en una herramien-ta de trabajo a través de la cual se busca generar procesos pedagó-gicos, reflexivos y críticos con respecto a los temas que son abor-dados a nivel visual. El público, a través de este material, tendrá la posibilidad de conocer y reconocer aspectos relacionados con temáticas específicas, seleccionadas por las comunidades que es-tán asociadas directamente con los procesos de organización, cul-tura, territorio, economía, bonanzas y poblamiento de esta región, caracterizada por su diversidad étnica, cultural y ambiental. Esta diversidad es la que se pretende resaltar a través de la imagen, con el propósito de que el público se haga una idea general de estas temáticas en el Macizo Colombiano.

La Maleta Documental Maciceña consta de ocho documenta-les, seis de los cuales hacen parte del proceso liderado por el pro-yecto “Huellas e imágenes del Macizo Colombiano” y dos más realizados en años anteriores por el CIMA. Recoge la visión de los pobladores del Macizo alrededor de dos aspectos fundamen-tales: la política asociada a los procesos organizativos del CIMA y la cultura asociada a las dinámicas organizativas que se vienen gestionando alrededor de los “sembradores culturales”. También hacen parte de este material audiovisual un detrás de cámara, que muestra aspectos relacionados con el proceso de capacitación y apropiación de herramientas audiovisuales generados con el pro-yecto financiado por el Segundo Laboratorio de Paz; éste docu-

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mento de investigación sobre los temas de los audiovisuales, que complementa en algunos aspectos la información abordada desde la imagen; y un CD con el cuento titulado “Por los Caminos de la Bota Caucana y el Macizo Colombiano” elaborado por el Gru-po de Investigaciones en Amazonía GIA, de la Universidad del Cauca, que narra en un lenguaje cotidiano y a través de algunos personajes aspectos relacionados con la vida diaria que para el año 2000 vivían algunas de las comunidades asentadas en estas regiones. Tanto el cuento como los dos documentales del CIMA se constituyen en antecedentes del proyecto audiovisual y de las investigaciones emprendidas a lo largo del año 2007 sobre esta región y pueden resultar interesantes en la medida que las pobla-ciones quieran acercarse un poco más a las diferentes dinámicas que, a través de los años, han marcado la historia de esta geografía Colombiana.

¿Qué es una tertulia Maciceña?

Es un espacio de encuentro, diálogo, integración y reconocimien-to mutuo, que permite hacer un ejercicio pedagógico, reflexivo y crítico de aprovechamiento del material audiovisual, como herramienta para la construcción de la identidad maciceña, la resignificación y reapropiación del territorio, el fortalecimiento organizativo y la capacidad de movilización sociocultural de las comunidades asentadas en la región del Macizo Colombiano.

Sugerencias para la realización de las tertulias Maciceñas

Definir un espacio adecuado que permita el encuentro de participantes El espacio para la realización de la tertulia Maciceña debe contar con un reproductor de DVD, un televisor o video beam con pantalla y sus respectivos cables de conexión previamente ensayados. Tenga en cuenta que el público asistente pueda escuchar y ver claramente.

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Precisar y convocar una hora de encuentro para la reali-zación de la tertulia.

Pasos a seguir para la realización de la tertulia Maciceña

Seleccionar un tema de los ocho que contiene la maleta documental maciceña: El que peca y reza empata, Sueño de país, La llegada del intruso, El que siembra su maíz…, La casa grande... Región macizo, Mil caminos, mil histo-rias, Huellas en la montaña, Camino de semillas.Presentar el video, teniendo en cuenta los realizadores del video, financiadores y participantes. El presentador se encargará de explicarle a los asistentes en qué consiste una tertulia maciceña y hará lectura de las reseñas que aparecen en la contracarátula del DVD.Elegir un moderador entre los asistentes, el cual deberá encar-garse de generar el diálogo después de ver el vídeo, teniendo en cuenta los temas planteados en la reseña, relacionados con su contexto, iniciando así el proceso de reflexión.La tertulia durará el tiempo que el grupo estime conveniente.

Fichas de los videos documentales

Tema: Economía

Nombre del Documental: “El que siembra su maíz…”Reseña del Vídeo: El documental “El que siembra su maíz…” narra realidades y alternativas productivas y comerciales del Macizo Colombiano con relación a la tenencia de la tierra, la producción y recuperación de semillas, el impacto de los culti-vos de uso ilícito, el ingreso familiar y los intercambios que las comunidades hacen alrededor de la búsqueda de condiciones de vida digna.

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Para ampliar esta temática ver Dinámicas económicas locales (pág. 51), Los Modelos de macro y microverticalidad andina (pág.. 52), Los ciclos productivos (pág. 57), Algunas prácticas sobre el territorio que han repercutido negativamente en el es-tado actual de la producción en el Macizo Colombiano (pág. 59), Consecuencias de la implantación de los cultivos de coca y amapola en el Macizo Colombiano (pág. 65), La economía actual (pág. 81).

Tema: Territorio

Nombre del Documental: “La casa grande…Región Macizo”Reseña del Vídeo: El documental “La casa grande…Región Macizo” nos permite conocer la viabilidad del Macizo como territorio biodiverso, multiétnico y cultural abordado desde los siguientes aspectos: la desertización del Macizo, el impacto am-biental, el mito como generador de identidad, el agua como un bien público y como servicio público, las múltiples miradas que se tejen alrededor del territorio, la tenencia de la tierra y su re-lación con las formas de organización comunitaria que buscan contribuir a la construcción de la región del Macizo Colombia-no como un aporte al sentido de nación.

Para ampliar esta temática ver El Macizo Colombiano territo-rio diverso (pág. 97), El territorio un escenario mítico y simbó-lico (pág. 100), El territorio un escenario organizativo, político e identitario (pág. 107), La concepción medioambiental del te-rritorio (pág. 118).

Tema: Cultura

Nombre del Documental: “El que peca y reza empata”Reseña del Vídeo: El documental “El que peca y reza empata”, narra la fiesta como un espacio de encuentro entre culturas, abor-dando situaciones como lo sagrado y lo profano; los mecanismos

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de regulación de las comunidades alrededor del alcohol y las ar-mas; las etnias vistas desde sus manifestaciones artísticas como la música, la danza y gastronomía; las experiencias organizativas alrededor de los Sembradores Culturales del Macizo; y las trans-formaciones socioculturales encaminados a la construcción de una sociedad maciceña con identidad y sentido de pertenencia.

Para ampliar esta temática ver El Macizo Colombiano una región de contrastes y entramados culturales (pág. 141).

Tema: Organización

Nombre del Documental: “Sueño de País”Reseña del Vídeo: El documental “Sueño de País”, se aborda desde la pregunta ¿Cómo se construye país desde lo local en un proyecto de integración regional en el Macizo Colombiano? visto desde los niños. Teniendo en cuenta la participación de actores sociales y sus organizaciones como las Juntas de Acción Comunal, los Cabildos, el CIMA y su relación con el Gobierno en la construcción de un Estado Nación participativo y decisorio en el manejo de los recursos públicos; los procesos de nego-ciación y movilización liderados en el Macizo Colombiano, el conflicto armado y la educación como una alternativa para la construcción de un Sueño de País.

Para ampliar esta temática ver El Macizo Colombiano: más allá de una región, un proceso organizativo en construcción per-manente (pág. 128).

Tema: Bonanzas

Nombre del Documental: “La llegada del intruso”Reseña del Vídeo: El documental “La llegada del intruso” hace referencia a las experiencias y aprendizajes de diferentes comu-nidades que deslumbradas a través del tiempo por las bonanzas de quina, caucho, coca, amapola y maíz, sufrieron transforma-

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ciones sociales. Hoy algunas se debaten en la búsqueda de nue-vas alternativas económicas y otras en la encrucijada de volver a repetir la misma historia.

Para ampliar esta temática ver Las economías extractivas, las dinámicas sociales y políticas (pág. 23), Algunas prácticas sobre el territorio que han repercutido negativamente en el estado ac-tual de la producción en el Macizo Colombiano (pág. 59), Con-secuencias de la implantación de los cultivos de coca y amapola en el Macizo Colombiano (pág. 66).

Tema: Poblamiento

Nombre del Documental: “Mil caminos, mil historias”Reseña del Vídeo: El documental “Mil caminos, mil historias” hace referencia a los procesos de poblamiento como un acto permanente de movilidad, basado en la premisa ¿Qué motivos tienen los pobladores para vivir en el Macizo?, esta pregunta es analizada desde la construcción de identidades, los momentos fundacionales y las refundaciones vistas desde la época prehis-pánica y posterior a la colonización española; y, en la actualidad, la movilidad poblacional generada desde los desplazamientos por trabajo y los desplazamientos forzados a causa del conflicto armado y político.

Para ampliar esta temática ver Los Procesos de poblamiento desde la historia local (pág. 18), El periodo Colonial (pág. 20), Las economías extractivas, las dinámicas sociales y políticas (pág. 23), La conformación de pueblos asociados con creencias culturales (pág. 27), Otros momentos de fundación (pág. 30), La incidencia de los caminos en los procesos de poblamiento y en el establecimiento y desarrollo de la economía local y regio-nal (pág. 35), Caminos prehispánicos(pág.. 35) Caminos reales (pág. 38) y Vías carreteables (pág. 45).

Si a usted le interesa ampliar esta información o compartir sus inquietudes o sugerencias, lo invitamos a hacer parte de

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estos procesos escribiéndonos al blog: http://fundacionespacio-abierto.blogspot.com o al correo electrónico [email protected]

Tema: Política

Nombre del documental: “Huellas en la montaña” Reseña del Vídeo: El documental “Huellas en la montaña”, hace referencia al proceso organizativo del CIMA desde el cual se lidera el proceso de Sembradores Culturales que promovió la iniciativa de la propuesta del proyecto audiovisual “Huellas e imágenes del Macizo Colombiano”.

Tema: Cultura

Nombre del documental: “Camino de semillas”Reseña del Vídeo: El documental “Camino de semillas” refle-ja el proceso organizativo de sembradores culturales que se ha venido liderando desde 1994 como una alternativa de desarrollo cultural y educativo para el territorio del Macizo Colombiano.

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