el lenguaje sus transformaciones su estructura

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Julio Cejador y Frauca

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  • EL LENGUAJE SUS TRASFORMACIONES

    SU E S T R U C T U R A

    SU UNIDAD

    SU ORGEN

    SU RAZON DE SER

    ESTUDIADOS

    POR MEDIO DE LA CdMPAE.CION 1) LAS LENGUAS

    D. JULIO CEJADOR Y FRAUCA

    GEN. X I . i .

    PLAT. Cratyl. 43.

    ^ T O M O I

  • Con aprobacin eclesistica.

  • EL LENGUAJE

  • EL LENGUAJE SUS TRASFORMACIONES

    SU E S T R U C T U R A

    SU UNIDAD

    SU ORGEN

    SU RAZON D E S E R

    ESTUDIADOS

    POR MEDIO HE LA COMPARACION DE LAS LENCUAS

    POR

    D. JULIO CEJADOR Y FRAUCA

    GEN. X I . i .

    ()t|j.at JJLSV - M [ECO nv

    fJfi.VYv ta irpcjir* ovJ.aTa xoi

    itpYJLaa-v! UJOT' vaY^atov eivat

    PLAT. Cratyl. 43.

    ^ T O M O I ^

    SALAMANCA Imprenta LA MINERVA.Ra, 34

    1901

  • Es propiedad y queda hecho el depsito que de-termina la lev.

  • EUSKALDUN-GUZIAI

    Zuerwzamiak zaminzen naute,

    zuen^pozak poztu.

    zuen^biziak bizirik naduka:

    zuenzakotuzazute , beraz, liburuau,

    zuena nere^bioza ere dezutenezkero.

  • ACERCA

    DE LA LINGISTICA, DE SUS PRINCIPIOS

    Y D E L M A T E R I A L LINGISTICO

    Ut somniorum interpretatio, ta verborum origo pro OUUH-que ingenio idioatur.

    Arta'HTixi's.

  • IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII i i i i i i i i i i i i i i i i n n u i n i m i i i i i i i i i i i i m i n i i i n i i i t i i i M M M i i i i i i i i M i i m i h M i i i '

    I M i H l i l i i i i i i l i i i i M t i i i M i i M i i i i M i i i i i i M i i n . i i M i n i M t i i i i c i i i l u i i i i i i i i i i i i i i i i i n i M i i i i u ^ i l ^

    J^ j'' ^>m" ^ p-' fc^*-* ^p* J^ . Jy^ " ^ 'p- i^^ " ^ - J^ ,"' xp. " i^jv ^ i- ^ T*'

    C A P I T U L O 1

    L A L I N G S T I C A

    i

    OJETO DE LA OBRA, MEDIOS Y MTODO

    e i . t tulo de un librodeca BARBEY D' AUFEVILLY debe invitar abrirlo. Por despreacupados que tengamos hoy dia los espaoles en materia de estudios srios, y ms de estudios lingsticos, creo que el t tulo que encabeza mi obra, y los textos de MOISS y de PLA-TN, que parecen sustentarlo, con todo el peso de la ciencia divina el uno, el otro con el de la humana, pro-meten lo bastante para que no deje de abrirla cualquie-ra, en cuyas manos viniere caer.

    Y o creo, sin embargo, que prometen demasiado, y me barrunto que otro tanto c ree r la mayor a de mis lectores. Ms: se me figura que t end rn muy buenas ra-zones para creerlo y un para decirlo; aunque no se me habrn adelantado m, que lo creo y lo digo antes que nadie y con la mayor sinceridad del mundo. No llega,

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    pues, tal punto mi obcecacin de autor, que me haya forjado ilusiones sobre el valor y aprecio de mi libro.

    Y , con todo, tampoco quisiera pasar por un fanfa-r rn en prometer y no cumplir; y as voy exponer su-cintamente la sntesis de mi trabajo.

    Para m, las lenguas todas que hoy se hablan y las que por la historia sabemos que se han hablado en otro tiempo, son meras ^variadas trasformaciones de un len-guaje nico primitivo, que, manera de un rio, ha ido filtrndose al t ravs de los siglos, dejando ver aqu y all en los diversos pueblos algunos caudales, que corren por lveos tan variados, como los terrenos que atraviesan. Las lenguas todas forman un solo lenguaje en su origen, el cual se va dividiendo y subdividiendo, y segn los pueblos y civilizaciones va modificndose accidental-mente, conservando siempre sus primitivos elementos esenciales: como se ha trasformado y dividido en mul t i -tud de razas la especie humana, que no solo para los que tienen por ciertas las doctrinas de la Biblia, sino para los ant roplogos mas srios, tiene un solo origen.

    Estudiar, por consiguiente, la estructura del lengua-je) sus trasformaciones y su unidad por 77tedio de la compa-racin de las lenguas equivale demostrar por medio de la induccin mas completa posible, quiero decir, pre-sentando los fenmenos, que nos ofrecen la mayor parte de las lenguas, que todos los elementos esenciales son en ellas comunes, que la diversidad, quf las distingue las unas de las otras, solo proviene de lentas y accidentales trasformaciones, que esos elementos esenciales han ido sufriendo al t ravs de los siglos y de las naciones.

    Esta idea, que yo tengo del lenguaje, es la que pa-rece insinuar el texto de MOISS, como p rocu ra r pro-barlo en otro lugar.

    No pra aqu mi trabajo. Penetrando en los fen-menos esenciales, que por pertenecer todas las lenguas bien podemos aceptar como propios de la lengua p r imi -va, creo haber dado en la razn de ser de esos fenme-nos, creo haber hallado que no son arbitrarios y conven-

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    dna le s , cual dijo ARISTTELES, sino que, como indica el texto de PLATN, mas bien tienen su propia y natural relacin con las ideas y los objetos; y que, por consi-guiente, podemos fijar el valor propio, la naturaleza, y, por ende, el modo de formarse que tuvo el lenguaje, c-mo naci y se desenvolvi, cul fu, en una palabra, su origen.

    A esto se reduce mi trabajo, el cual, por lo mismo, pa rceme justificar suficientemente el ttulo del libro, si n por el modo y forma de la exposicin, cuyas deficien-cias soy el primero en reconocer, lo menos por el asun-to y por la amplitud y el m todo con que lo he tratado.

    * * *

    E l haber confesado yo ingnuamente que el t tulo y los textos que le siguen prometen demasiado, responde un sentimiento mi ntimo, que no hallo otro modo me-jor de expresar, que comparndolo con el que debe de experimentar un reo inocente, el cual ante su conciencia se ve libre de los cr menes de que le acusan, y de los que no sabe, con todo eso, justificarse, por la furerza persua-siva con que las tramas de ocultos enemigos y la acusa-cin del ministerio fiscal han llevado el convencimiento al nimo del jurado, cuyo veredicto acaba de condensar-se en boca del juez en una inapelable sentencia conde-natoria.

    Existe en el mundo literario una gran presuncin, fundada por desgracia en toda razn y justicia, contra todo aquel que se mete escribir cerca del origen y conexin de las lenguas. Las extravagancias y ridicule-ces, que se han publicado acerca de este particular, han dado sobrado motivo para ello.

    Y, sin embargo, las lenguas tienen entre s afinida-des innegables, y el haberlas descubierto en casi todas las de Europa y de la India hizo famoso al fundador de la lingstica indo-europea, al insigne BOPP; y, por de contado, el lenguaje, como cualquiera otro fenmeno del mundo, tuvo su nacimiento y origen.

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    AdmSj la teora del transformismo, lanzada en un terreno tan positivista como el en que crece y se desarro-lla hoy dia la ciencia, al par que muy sabrosos y exquisi-tos frutos, ha producido otros que no lo son tanto; y la generacin presente, que los ha saboreado y devorado todos ellos sin distincin, lleva por la sangre de sus ve-nas principios mortferos para la ciencia, aunque sin per-catarse de la oculta intoxicacin, que interiormente la consume.

    Y o no puedo admitir esos principios, que, sin ha-berse probado, han sido aceptados como inconcusos, y creo.tener derecho prescindir de ellos, mientras no se prueben.

    A l presentar, pues, mi programa en semejantes cir-cunstancias, los lectores comprende rn suficientemente que el sentimiento que me embarga me haga decir: este mi programa promete demas iado , esto es, para el audi-torio que me rodea, para los lectores prevenidos contra el asunto y preocupados con ciertas ideas. Y ^qu hacer?

    Y o desear a que, como por ensalmo, se disipasen las nubes de reaccionarias preocupaciones, que rodean los mismos lingistas, que, por lo menos, mi entidad cientfica fuese tan colosal y mi nombre tan autorizado, que pudiera exponer con toda franqueza y con toda la imparcialidad con que se debe proceder en la investiga-cin de la verdad, cuanto he podido averiguar y s de es-ta materia del lenguaje. Pero, puesto que no me es dado acariciar tan halageas esperanzas, pesar de esas reac-cionarias preocupaciones y pesar de mi pequeez ten-dr que resignarme ahogar ese sentimiento mo ntimo, romper por todo, y despacharme mi gusto, sopea de enterrar m i libro antes de nacido.

    He dicho, y repetido, reaccionarias preocupaciones, y no retiro estas palabras, por ex t r aas que algunos se les hayan antojado, porque, por si hubiere quien lo igno-rase, es de saber, y mucho ms de deplorar, que, en ple-no siglo X I X iba decir, y digo entrado ya el s ig lo-XX, existe una manera de sociedad en comandita entre los

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    que escriben de materias lingsticas, la cual tiene como monopolizada esta rama de la ciencia y persigue cual contrabando toda idea que no haya pasado por las adua-nas de su sistema.

    En pocas palabras, t i atar de comparar varias fami-lias de lenguas entre s, por ej., la indo-europea con la semtica, ponerse investigar la unidad de todas las len-guas, pretender penetrar en el fondo psicolgico del len-guaje, indagar el origen del mismo, etc., etc., es querer sencillamente pasar por poco enterado de los mtodos del dia, cuando no ser tenido por un mentecato yper-m taseme la palabrapor un chiflado.

    Tales cuestiones bastan hoy para desacreditar a un autor. Porque, segn dicen los socios de la susodicha mo-nopolizadora empresa, ni siquiera pertenecen esas cues-tiones la ciencia del lenguaje.

    Y como yo creo que las tales cuestiones pertenecen, y muy sustantivamente por cierto, la ciencia del len-guaje, y que el negarlo, sin pruebas por supuesto, argu-ye en dichos seores una no pequea o s preocupa-ciones, parecidas las de otros tiempos, y por lo mismo reccionarias, tienen ustedes, que yo me quedo con mi buen deseo de disipar esas nubes, porque no es cosa de que un mentecato se meta encenderle el candil tanto sbio, y que, todo ello no embargante, voy publicar es-te mi libro, porque repito que estoy decidido no enter-rarlo antes de nacido.

    * * Pero, buen seo rse me dir en tono de lstima

    va meterse usted abogado de causas perdidas: el origen, la unidad del lenguaje!

    No hay porque espantarse: los hechos, la induc-cin irresistible y avasalladora de los hechos, la observa-cin de las lenguas mismas, tales como se nos presentan, esas son las que han de hablar. Es culpa mia el que nadie me haya precedido por este camino, sino que por el con-trario, hayan puesto muchos en ridculo la materia, por

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    tratarla superficial, y lo que es peor, s is temticamente? H a b r de ocultar lo que el continuo estudio de varios aos me ha hecho descubrir en las lenguas, solo por el pueril temor de que se me moteje de temerario y audaz de poco modesto?

    Cuantos han pretendido descorrer el velo de ese misterio, de ese enigma del lenguaje, no han logrado otra cosa ms que evidenciar ante los verdaderos sbios su in -sensata ignorancia y su desconocimiento de los mtodos lingsticos modernos.

    L o s, y es muy cierto; pero todos ellos se desvia-ron del verdadero m todo experimental, no conocan otras leyes fonticas que las que les parecan en el momento necesarias para salir adelante con su preconcebida tsis. Yo , por el contrario, no admito otras leyes fonticas ni otros cmbios fonticos que los admitidos por la ciencia lingstica moderna; hay ms, ni siquiera me quiero apro-vechar de muchos de esos cmbios, por todos admitidos: los tengo por poco fundados todava.

    Eso s, l lamar en mi ayuda las ciencias fsica, fisiolgica y psicolgica, para que derramen sus luces sobre esos hechos; me tomar la libertad de raciocinar sobre ellos, en vez de atenerme presentarlos, cual en una fria sala de diseccin, como hacen algunos; unir la sntesis al anlisis de los fenmenos de las lenguas Y por qu no? Si tenemos oidos para orlos y ojos para leerlos en las gramt icas y diccionarios, tambin tene-mos inteligencia para razonar y aplicar principios filo-sficos y leyes, que su vez se dedujeron de los hechos.

    Los lingistas fruncirn el ceo, cuando vean que llega mi osada hasta el punto de comparar en t r s otras lenguas fuera de las que forman una misma familia, cuan-do adviertan que pongo un fenmeno semtico junto otro indo-europeo, un dato del mejicano junto otro da-to del turco. Y por qu? Si no se hubieran comparado las lenguas indianas con las europeas, jamas se hubiera echado de ver su afinidad. Y si no se ha echado de ver la unidad de todas las lenguas, es porque no se han com-

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    parado minuciosamente, porque han re t ra do muchos de semejante estudio comparativo ciertos rtulos, pues-tos la entrada de cada familia y grupo de lenguas, que atemorizaban y detenan el paso: lenguas de flexin, len-guas monosilbicas, lenguas aglutinantes, triliterismo ra-dical semtico, polisintetismo (iqu se yo? Los hechos se encagaran de arrancar esos rtulos, mas altisonantes que verdaderos, de deshacer esas barreras con que se han pretendido separar grupos lingsticos inseparables.

    Ya que tanto ensalzan algunos, y con justsima ra-zn, los mtodos experimentales, y, con no menos razn, desechan todo principio a prioriy que provenga de pre-juicios ajenos la ciencia y sacados de la ignorancia, de la superst icin de la rutina, que por otro nombre se llama pereza, por qu suponen en sus estudios lingsti-cos, como principios y verdades demostradas incon-cusas, la irreductibilidad de las lenguas, el salvajismo primitivo de la humanidad y el primit ivo lenguaje de gritos incoherentes y brutales, que no son ciertamente conclusiones, que arrojen los hechos ni la experiencia, sino verdaderos principios a priori, tan falsos como cre-dos, y sobre los cuales se ha levantado todo ese andamia-je de doctrinas de ciertos famosos lingistas?

    Y o creo en cuanto asevera la Biblia, como catlico que soy, y, como catlico, tengo por cierto que el gne -ro humano reconoce un origen comn: y pudiera con suficiente razn fundarme en la Biblia para sostener en buena exgesis la unidad primitiva del lenguaje: qu diran los racionalistas, si tal hiciera? Pues por qu no me ha de parecer mal m el que, sin tan graves y ciertos testimonios de su parte, traten algunos las cuestiones lingsticas bajo esos falsos supuestos?

    No por temor de nadie ni viles servilismos, sino por-que asi conviene mejor para la investigacin de la cien-cia, presc indi r ,yo de conclusiones sacadas de la Biblia en favor de la unidad del lenguaje. Los mismos Santos Padres me autorizan presentarme como neutral en es-ta cuestin: no pocos de ellos, entre otros el Niseno, su-

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    ponan la irreductibilidad de las lenguas^ ya que opina-ban que en Babel inspir Dios las naciones mas de se-tenta enteramente distintas. Tan lejos estaban de creer que la variedad especfica de las lenguas opusiese la me-nor dificultad la Revelacin. No aducir , pues^ argu-mento alguno exegt ico. Prueban las mismas lenguas el origen comn de todas ellas? Los hechs, las mismas len-guas lo habrn de decir. No lo doy por cierto, lo pongo entre dos signos de interrogacin} pero, por lo mismo, tengo derecho exigir que nadie me ataje los pasos con su irreductibilidad con los principios lingsticos que de ah derivan.

    Por consiguiente, estoy en mi derecho al comparar las lenguas de cualesquiera familias entre s, ni , al proce-der de este modo, me creo fuera de los mtodos experi-mentales modernos. En cmbio denuncio como contra-ventores de esos mtodos todos los que presuponen en sus estudios conclusiones que las lenguas son irreduc-tibles que derivan de meros gritos salvajes, mientras no prueben ambas cosas por los hechos. Pero antes de que ellos las prueben, p roba r yo por los hechos todo lo contrario.

    Que no necesita, n, nada de la ciencia la F ; pero la ciencia tiene grande honra el poder confirmar con sus decretos ineludibles las verdades de la F , la ciencia estima soberanamente poder servirla en lo que puede, y grita la razn del sbio, por mas preocupado que est contra esa F : si no crees poi autoridad, c reers por conviccin cientfica, por esa misma conviccin cientfica, con que en tu insensatez pretendes hacer armas contra la misma F .

    * * He expuesto ingnuamente mis sentimientos y es-

    crpulos al abordar un asunto, en el que se atraviesan opuestos intereses y modos diferentes de pensar. Volva-mos al objeto de esta obra y tratemos de su importancia y alcance y de los problemas que debe resolver.

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    La ciencia ha .llevado sus miradas cuantos seres encierra la creacin: no hay objeto alguno en la Natura-leza, que no haya atraido hcia s la atencin del genio observador del hombre , -dndo le materia de estudio, de investigacin, de anlisis. En todos tiempos, adems , ha habido as t rnomos y fsicos, naturalistas y gegrafos, qu-micos y filsofos. Y sin embargo, lingistas, pensadores que se entregasen al estudio del lenguaje para investigar su naturaleza ntima, sus relaciones con las ideas y las cosas, sus leyes, sus manifestaciones, modificaciones y continuos cambios, bien se puede asegurar que no los ha habido hasta el presente siglo. L a lingstica es de ayer, , mejor dicho, de hoy, est naciendo, es la ciencia no-vsima.

    Y lo mas ex t rao es que el lenguaje est tan al al-cance de todos, es un fenmeno tan nuestro y, por de-cirlo as, tan casero, que constituye nuestra herencia in-i alienable, nuestra propiedad privativa, como lo dice el mismo nombre de idioma.

    Literatos y crticos y hasta gramticos , que estudia-sen su lengua, como se estudia un instrumento, que te-nemos que manejar todos los dias, nunca han faltado: la literatura es el conocimiento cosmopolita por excelencia, puesto que ha sido objeto del trabajo intelectual de to-dos los pueblos. Pero cuntos son los que, prescindien-do de miras ms menos utilitarias, se han parado con-siderar la naturaleza misma de ese instrumento, que to-dos queran aprender manejar? No es, por cierto, dig-no de admiracin el que salgamos de casa indagar y escudriar con tanto afn los misterios que la Naturaleza nos ofrece fuera de nosotros, y que descuidemos, y un ni siquiera caigamos en la cuenta, de lo que tenemos den-tro de nosotros mismos?

    Es una observacin muy justa la que se ha hecho, de que las ciencias objetivas fueron las mas antiguas^ y que las subjetivas, sin duda por ser mas recndi tas , ya que sus objetos estn en nosotros mismoslo cual pare-ce una paradojasolo se han desarrollado mucho mas

  • tarde, como por ej. la Psicologa,, la AntrOpologia y ta* Lingst ica Ciencia del lenguaje,

    Y qu es el lenguaje? Es el pensamientOj que bro-ta del fondo del alma humana, y envuelto en ondas sono-ras y llevado en sus alas cruza el espacio^ llama en el t mpano de los oyentes y torna convertirse en su pr imi-tivo ser de pensamiento puro en las misteriosas sinuosi-dades del cerebro. Es, desde otro punto de vista, una vestidura fnica, animada por un reflejo del espritu, que se desprendi de la inteligencia del hombre; es..., no es fcil decir lo que es ( i ) .

    Pero, ese lenguaje, que todos conocemos, aunque no sepamos definir est formado de una misma tela, de un mismo tegido en todos los pueblos, es nico en su or i -gen por lo menos y en su esencia ntima, siquiera apa-rezca como distinto en cada uno de ellos, considerado primera vista y por la sobrehaz, merced la variedad de tintes y formas con que cada raza y cada nacin han po-dido modificarlo y distinguirlo?

    Los pueblos ma*s b rba ros tienen su lengua propia como los mas civilizados, y, pues, muchos de aquellos la poseen mas perfecta que stos, no parece la hayan adquirido por medio de su propio trabajo industria y mediante el progreso de una civilizacin que nunca tuvieron.

    De donde tomaron los pobres pescadores de las is-las Aleutinas su filosfica y riqusima habla, que compite y aun aventaja la de los pueblos mas cultos? Los chi-nos tienen, en cmbio, una lengua, que si la han ensalza-do algunos ha sido pot no haber sabido prescindir de la escritura, puesto que de suyo, ya lo dijo HERVS (2), es de lo mas pobre que puede darse, supliendo con la ento-nacin de la voz y con la vria colocacin de las formas sus grandes deficiencias morfolgica y sintctica: y sin em-

    (1) Hemchender InStnkt, lobaridigo MeeanlsniuS, v r m l t t e l t durch dio Vornunft . dica HEDBIl.

    (2) Catlogo de las lenguas, I I , p. 107,

  • - 19 -

    barga, a . China -es el mas vasto y antiguo imperio qu se conoce. Las lenguas de las antiguxs naciones, que bu-lleron en los asombrosos imperios de Asira, Egipto y Roma, son menos filosficas y menos ricas, pesar de su mas alto grado de cultura, que las de los mseros Esqui-males, que las de los Indios de muchos valles americanos y que la de los caseros del Pirineo. Y al hablar de la fi-losofa de una lengua, no trato de sus nombres abstrac-tos, debidos una metafsica como la de nuestras escue-las; sino de la ingeniosa y profunda estructura morfol-gica del habla; ni por riqueza entiendo esa hojarasca de formas irregulares en su mayor parte y muchas de ellas de idntico significado; sino la fecundidad de formas dis-tintas con sus valores bien definidos, que derivan con to-da regularidad de un tema nominal verbal.

    De qu prehistricas civilizaciones proceden, pues, esas lenguas tan perfectas, habladas hoy por gentes sin cultura, sin tradiciones veces que acusen un antiguo esplendor, y muchas de ellas de escasos alcances inte-lectuales?

    Ya se v que la solucin del problema debe de es-tar en que esos pueblos y razas, hoy degeneradas, per-tenecieron un dia al tronco nico de una sola familia hu-mana, de cuya lengua cada pueblo se llev un girn ms D menos precioso y lo ha modificado ms menos, de ordinario echndolo perder.

    Hasta, efectivamente, echar una ojeada sobre todas esas y las dems lenguas, al parecer tan desemejantes, para cerciorarse de que proceden, de un origen comn.

    No se trata de trminos que han podido comuni-carse las diversas naciones; se trata de los elementos gramaticales, que forman la trama esencial de los idio-mas, de los personales y demostrativos, de los sufijos nominales, posesivos^ verbales, que todos son unos en todas partes,

    iQn cosa mas endeble y mas fcil de perderse que

  • - 20 -

    el sonido nasal (n), por ej., el menos consistente de lo sonidos consonantes? Y, sin embargo, lo encontraremos al lado del ncleo paladial g para indicar la primera per-sona en todos los rincones mas apartados del globo: lo o-mos de los labios del negro del Sudan lo mismo que de los del blanco civilizado, lo emite con idntico valor el isleo que arrastra una vida miserable en el mas solitario pen del Pacfico, no menos que el que habita el centro de Eu-ropa, lo mismo significa para los que somos hoy que sig-nific para los que fueron hace cuarenta siglos. Sin Aca-demias, que se afanen por la custodia del habla nacional, se conserva ese ligero sonido nasal tan entero entre los pastores de la Alcarria los infelices que vejetan en las Jurdes, que no sabrn de donde les vino, pero que lo em-plean en NOS y NOSOTROS, tan bien como el parisiense en NOUS, el berl ins en UNS y el florentino en NOI.

    En Africa, desde Oran, donde oimos en la lengua indgena ante-islmica mcM=yo) Nm\vsm = nosotros, has-ta el Niamvezi, donde NK vale yo; desde Fe rnando-P , cu-yos habitantes nos d i rn NE=JJ/^ hasta el Sudan, donde los que hablan el Teda dicen NiRmio y los que hablan el Hausa, NI =yo, y los que hablan el Lunda en el centro del continente, m=yo; y lo mismo en el Zambeza por una parte, y por otra en Egipto, en cuyos geroglficos podemos leer-EN = 7 ^ ^ , nuestro (sufijo posesivo y ver-bal), y en los libros del ri to copto -EN con idntico valor, en todas partes encontraremos en el suelo africano la misma N para expresar la primera persona, tanto separa-damente, como modo de sufijo verbal posesivo.

    Pasemos al Asia, y despus de oir en el Malabar NN^J?, NAM = nosotros y y otro tanto en toda la India y en la ultra-India, como en Burman NA=JJ/?, en Camboya-no ANH=JJ/?, subamos al Tibet, donde se nos repet i r NA = j'?, y luego entre los Coreos NA ~yo} en Motor NE =yo) en Cumuc NA==y^ en Naga NI=JV?.

    Lleguemos al extremo de la Oceana, y en toda la Australia nos dirn N U - T A = ^ , en las islas de la Melane* 6ia ^x^yo Li fu , N ^ Nueva Caledonia.

  • r*t 91

    Y pasando el continente american, oiremos los Quichuas del Pe r decir U - K A los Atomes de M-jico NU-GA ~yo, los Nahuales NE y NE-HUA==^?, los Mo-jos -Ti=yo) los que hablan por todo el Brasil el Tup -Guaran htmnosotros, los que un conservan el A i -m a r wkyo] y en la Amr ica del Norte en Timucua de la Florida m = mw} el mismo NI, mK=yo} que habremos oido entre los Bascongados del Pirineo.

    Si recordamos las lenguas antiguas, encontraremos m = y o en el Imperativo Sanskrit, ANI^ y ANOKI en He-breo, ANEKyo en Fenicio, A!sAK=yo en las escrituras cuneiformes de Asira, AN-NUK J^J/? en las jeroglficas del Egipto, itA.n=nosotros dos en antiguo Irlands, vanen Grie-go, NOS en Lat n .

    Pero qu proseguir en esta interminable enume-racion; si tal vez no ha pisado hombre, que hablase, la faz de la tierra, que no haya emitido este sonido N para ex-presar la primera persona? ( i )

    Y si este sonidoy lo mismo digo de todos los d e m s c o m o signo de una misma idea, se halla, y por tanto lo llevaron consigo todas las gentes en sus emigra-ciones primitivas de dnde procede, sino de una habla comn de los piimeros hombres?

    Y qu misterio se encierra en ste y en los dems sonidos del lenguaje para que no se hayan perdido por tantos siglos y entre tantas naciones tan distantes y de cultura y manera de vivir tan diferentes? Porque, aunque parezca cosa maravillosa el que nadie hasta hoy haya en-contrado unos mismos elementos gramaticales en todas las lenguas (2), no es menos cierto que el lector, que ten-ga nimo para leer toda esta obra, los ver comparados y recogidos todos ellos; y lo que ms le maravillar ser

    (1) O M, en que veremos trasforinarse veces dicha N. (2) Dicen que hay unas 800 lenguas y 6000 dialectos,

  • w 22

    ver las insignificantes modificaciones que han sufrido des-pus de tantos siglos y de tantas correras, como han te-nido que emprender esos esenciales elementos del len-guaje con los pueblos que los llevaban consigo,

    No han permanecido tanto tiempo en circulacin las monedas de pueblo alguno, como las palabras; y mien-tras aquellas se han desgastado y se han sustituido por otras, stas persisten en todas las naciones con ligeros cambios fnicos y de significacin, sin ser tan duras co-mo el cobre, el oro y la plata.

    Cul es la razn de fenmeno tan admirable? Qu secreto encierran en s los sonidos cul fu su origen? Quin invent esos signos fnicos, que todas las genera-ciones se trasmiten, modificndolos, s, accidentalmente, pero sin aadir ni uno nuevo, que no se tome del tesoro heredado del lenguaje, como no se aade el menor to-mo la materia y al tesoro de fuerzas del universo? E l principio vital de los seres vivientes, lo mismo que el des-equilibrio mecnico inerte de las fuerzas de los sres inorgnicos, trasforman y modifican las energas de la naturaleza sin aadir ni quitar de la suma total d inmica de la creacin: y la inteligencia inconsciente y el arbitra-rio vaivn de la vida de los pueblos modifican las formas del lenguaje, pero sin aadir un solo sonido orgnico y esencial, ni una sola raiz, ni un solo sufijo, que no se to-men de los elementos preexistentes en la masa de la he-rencia lingstica de los pueblos.

    . De dnde proviene, pues, ese lenguaje, que siem-pre est en continuo y perenne cmbio, pero que sustan-cialmente es siempre el mismo? Cmo un solo hombre pudo comunicar los dems tan maravilloso invento, cmo pudieron convenirse vrios entre s, cuando care-can todos de este medio de comunicacin, el nico apto para convenirse, y cmo un hombre pudo inventar toda esa mquina del lenguaje, cuyas piezas descabaladas an-dan revueltas y desparramadas entre todos los pueblos, cuando todos los hombres juntos, ni un los de mayor au-

  • torldad de mas esokvecldo talentOj no son capaees da poderle aadir una tilde? ( i )

    Tendr., el lenguaje en sus primitivas formas y en su naturaleza ntima alguna relacin natural con las ideas que representa, de manera que el hombre diese instinti-vamente en l, y rompiese hablar con la facilidad y es-pontaneidad con que se puso desde el principio andar, ver, oir? Y cul es esa relacin natural? Y si lo es c-mo se ha oscurecido, pues ahora la palabra es un signo que parece convencional, tan convencional por lo menos como el gorro frigio lo es del republicano y la palma lo es de la victoria?

    He aqui unos problemas, que no merecen menos la atencin del hombre pensador, que cualquiera otro pro-blema de Algebra del mundo fsico.

    L a unidad de todas las lenguas, como de todos los pueblos, la naturalidad del lenguaje, el valor que tiene para llegar al conocimiento del hombre y de la humani-dad, por ser natural y esencial condicin de su existen-cia, son creencias antiqusimas, puesto que los Egipcios pretendieron bajo estos supuestos resolver el problema del lenguaje, entregando, como cuenta HF.RDOTO, el rey Psamt ico un pastor dos nios para que los criase en la soledad amamantados por una cabra y con orden de que no oyesen jams una sola palabra humana. A l cabo de dos aos dicen que el pastor, las repetidas veces que los fu visitar, les oy pronunciar el t rmino pexq, que en Frigio significaba pan; de donde dedujeron que los F r i -gios eran la nacin mas antigua y que su lengua era la primitiva.

    Y quin no se le ha ocurrido alguna vez en la vida hacerse estas mismas preguntas, que se hicieron los an-tiguos?

    (1) M. Pomponius Marcellus... quum ex oratione Tiberium repre-hondisset, afflrnmnte Atcio Capiton e esso illud iatinum, et si non esset, futurum certe iam inde, Mentitur, inquit, Capito. Tu enim, Cae&ar, eivitatem dar po&ss hominitms, verbo non potes.

    EkfBTONt De lmh\ gram. '2,

  • - 24 -Muchos autores las han consignado en sus escritos,

    muchos ha inquietado esa indescifrable X del origen y naturaleza del lenguaje, y no ciertamente talentos ado-cenados y vulgares: un PLATN, un SAN AGUSTN, un LEIBNITZ, un GUILLERMO DE HUMBOLDT la han visto revolo-tear entre las nubes de los misterios insolubles, que va-gaban por su fantasa. Nadie, sin embargo, ha dado una respuesta satisfactoria, pesar de ser muchsimos los que han tratado la cuestin filosficamente.

    Pero, precisamente, ah est el falso punto de parti-da. El lenguaje es un fenmeno que se nos presenta obje-tivamente en los pueblos, como cualquiera otro fenme-no, por ejv el fenmeno d l a cristalizacin en el reino mi -neral; no es una cosa que se deduce por el raciocinio, co-mo se deduce una tesis un teorema. Dbese , por lo tan-to, estudiar el lenguaje, como los dems fenmenos natu-rales, n por medio de abstractos raciocinios, sino por la observacin y la experiencia, investigando cuanto las len-guas encierran en s mismas: como estudia el fsico las fuer-zas naturales y el fisilogo las manifestaciones biolgicas.

    Pues, si eso va, repl icar alguno, nunca, como en los tiempos que corren, se ha echado mano de la ex-periencia y se ha empleado la induccin de los hechos, as en el estudio de las lenguas, como en las investigacio-nes todas de la ciencia moderna.

    Y tiene razn que le sobra, y por lo mismo que le sobra es por lo que, la hora presente, con todo el c-mulo de materiales, que la lingstica ha recogido de to-das las lenguas del mundo, ha quedado la cuestin tan entera, como en las pocas de la mas exclusiva especula-cin metafsica.

    E l espritu humano tiene sus tendencias en cada poca y las lleva hasta la exageracin: reunir datos, cla-sificarlos y no discurrir acerca de ellos, tal es el extremo donde conduce el espritu exagerado de la experimen-tacin,

  • a s

    My de alabir es el deseo de levai* el anlisis hast los ltimos tomos; pero si ese anlisis no sigue la sn-tesis, mejor dicho; si ese anlisis no sirve para reunir los datos particulares y no es un medio, por consiguiente, pa-ra la sntesis, en que consiste la verdadera y perfecta ciencia, sta se queda medio camino y se contenta con los preparativos,

    Ha sucedido, dice G . SCHLEGEL ( I ) , que nuestros fsicos, por haber avanzado as en el dominio de lo infi-nito y en los detalles, se han extraviado y han perdido de vista el punto de partida, el pensamiento de la natu-raleza, y, como dice niuy bien GOETHE, tienen en sus ma-nos todas las partes del globo que someten al microsco-pio, pero les falta por desgracia el lazo intelectual que las une entre s. No se quiere ya admitir en el dominio de las ciencias naturales ms que la experiencia, y, sin embar-go, los mismos fsicos, que tan tenazmente defienden esta doctrina, no pueden repudiar enteramente la metafsica, puesto que se ven obligados emplear en su fsica expe-rimental proposiciones ideas generales.

    E l lenguaje es un objeto, que demanda, cual n ingn otro, el concurso de ambos mtodos . No basta el especu-lativo apriorismo ni el fri aposteriorismo, tomados sepa-radamente. L o uno es andar como espiritado sin darse cuenta de que vive en este mundo sublunar rodeado de cosas que se palpan; lo otro es arrastarse por la tierra, cortadas las alas del gnio, que tiende elevarse lo al-to. Es menester servirse de los hechos y tener libertad para razonar sobre ellos. De qu nos sirve saber que yo se dice m en tal lengua, nu en tal otra, aqu ne y all na? L o que importa es deducir las consecuencias, buscar la forma primitiva por medio de esa comparacin, y el mo-do cmo de ella se fueron derivando las dems, etc., etc.

    Por fortuna lo mas trabajoso indispensable, que es el recoger los hechos, el allegar los mateiiales para le-vantar el edificio de la ciencia lingstica, lo es tn Uevan-

    (1) Teorfa de las bellos artes, pg. 29-30.

  • 4 26 - i do cabo los modernos con una perseverancia y pacie'A* cia que asombra; y la inteligencia humana que, por ms que se lo echen en cara, nunca deja de tender la inves-tigacin del porqu (Je las cosas, aunque tenga para ello que salirse del carril dentro del cual quisieran aprisionar-la ciertos mtodos experimentales exagerados^ tarde temprano llevar las luces de la razn unificadora al c-mulo de fenmenos, que tiene ante sus ojos, y entonces la lingstica ciencia del lenguaje, abarcada en todo su conjunto, quedar sl idamente fundada y nos permi t i r responder los graves problemas, que se la encomienden.

    Estamos, si no -me engao, en la poca mas propi-cia para hacer un estudio comparado de las lenguas, en-sanchando el crculo de nuestras investigaciones, que, decir verdad, se han estacionado en la familia indo-euro-pea y convertido l t imamente en manos de algunos au-tores en cierta farmacopea formulista, que se entretiene en encasillar, por maneras algn tanto escolsticas, rece-tas y frmulas para aclarar los puntos oscuros y para sis-tematizar y atar los cabos sueltos que quedaron despus de los trabajos de BPP y de sus inmediatos sucesores.

    Abundan los trabajos parciales sobre las principales familias. Las lenguas rias de la Europa y de la India se nos presentan como un haz bien unido, con sus leyes, ra-ces y notas morfolgicas, enteramente definidas y pues-tas de manifiesto.

    Las familias camita y semtica son dos ramas naci-das de un mismo tronco, como ya lo han echado de ver no pocos autores, bien que todava no se haya trabajado concienzudamente por explicar, como creo se puede, al-gunos puntos oscuros de las lenguas de los hijos de Sem por las de los de Cam. E l Egipcio y el Copto nos presen-tan un estado anterior al en que vemos el Hebreo; y mientras se estacion ste, tomaba inmenso desarrollo el Arabe: de manera que tenemos casi tres etapas sucesi-vas de una misma lengua, por lo menos sustancialmente.

  • La familia BautUj estudiada compirativameite, en-tre otros, por el P. TORREND, deja ver su filiacin con la familia camita, sobre todo por el intermedio de las len-guas del Sudaiij de la Nubia y Abisinia.

    En Asia la familia dravdica se une en los trabajos de CALDWELL las ural-alticas por una parte y por otra las australianas, percibindose de esta manera la con-exin de todas estas lenguas con las indo-europeas, res-pecto de las cuales ten^o para m que las urales sobre to-do representan un estado anterior del lenguaje.

    Las malayo-polinesias forman una vasta familia, uni-da las melanesias, segn se trasparenta en la obra de GABELENTZ sobre estas ltimas lenguas, y un las mono-silbicas de mas all del Ganges.

    Las americanas tienen entre s mayor afinidad de lo que se cree generalmente: estn encadenadas por nti-mas relaciones, y no solo entre s, sino adems con las al-ticas mediante las lenguas hiperbreas . Estas se relacio-nan con las'indo-europeas por medio de las ural-alticas.

    Es cierto que hasta el presente nadie ha probado detenida y concienzudamente la afinidad de todos estos grandes grupos lingsticos. Todava piensan muchos au-tores que es una quimera la afinidad entre las semticas indo-europeas.

    Si sta se consiguiera probar, todas las africanas por una parte, y por otra las asiticas y las americanas por intermedio de las altaicas, se ofieceran nuestra vista trabadas, como otros tantos eslabones de una sola cade-na, que abarca las cuatro y un las cinco partes del globo.

    Comparadas de esta manera todas las lenguas, salta la vista su unidad y origen comn, se destaca lo que en ellas hay de esencial y primitivo, puesto que en todas se encuentra, de lo que, como accidental y exclusivo de cada una, debe considerarse como producto individual poste-rior. Se podr , por consiguiente, llegar ;il tipo pr imit ivo del lenguaje? Se podr , consiguientementCj explicar la

  • M 2fl -naturaleza de ese lenguaje primitivo, no solo en sus tras-formaciones posteriores, sino hasta en su ntima y miste-riosa relacin con las ideas y la inteligencia del hombre? Y por qu no, una vez patentizada la unidad de todas las lenguas y bien definidos los elementos comunes y esenciales?

    Siendo nica en su origen el habla humana, alguna relacin debe tener con las ideas que representa. Una lengua enteramente convencional es menos admisible que no una lengua, que arranque de alguna manera de ciertos principios naturales, sean los que sean. LEIBNITZ reba t i ya el convencionalismo de LOCKE y el epicureis-mo del primitivo lenguaje propio de salvajes, que, sin embargo, suponen hoy dia la generalidad de los lingis-tas: aquel gran talento filosfico c rey que las fuerzas de la inteligencia humana bastaban para inventarlo^ y no an-daba del todo descaminado.

    Unos hombres mudos es imposible que puedan con-venirse en nada, si no toman por fundamento algn pr in-cipio comn todos ellos antes de comunicarse, algn principio que no sea convencional, sino que arranque de la naturaleza del hombre: y esto es lo mismo que procla-mar como natural ese principiOj sea el que fuere, puesto que es propio de todo hombre, por el mero hecho de ser hombre. Necesariamente, pues; ese lenguaje ha de ser natural, en sus principios por lo menos, es decir, ha de tener alguna rfelacion con la inteligencia.

    Y ese lenguaje primitivo existe: sus elementos, des-encajados, mutilados veces, se hallan desparramados entre todos los pueblos, forman la trama esencial de las lenguas que conocemos. Cmo ha de ser, por consiguien-te, imposible reconstituirla? Dificil , s ser; pero no impo-sible.

    La dificultad est en probar la unidad de todas las lenguas en su primer origen, cual se desprende del texto de MOISS que encabeza esta obra; el que ese lenguaje i i c o tenga algo d natural, como dice PLATN, de modo q-ie las palabras signifiquen natural y n convencional-

  • - 29 -

    iYlnte l que dicen, el que los primeros hombres rompie-sen hablar, n por convencin y adrede, imatfipvo)?, sino espon tneamente y como por instinto natural, y/uGinmi xivovfisvoi (PROCLO), es consecuencia casi necesaria de la unidad primitiva del lenguaje.

    Poco importa, por lo dems^ que el Criador ensea-se directamente al hombre ese lenguaje primitivo, que, mas bien, con la facultad psquica del habla y con la ten-dencia comunicarse con los dems, que costituye el p r i -mer factor de la sociabilidad, y con los rganos fisiolgi-cos necesarios paia emitir los sonidos y voces, le aadiera alguna ciencia especial y un cierto conocimiento reflejo de esos rganos y de las ideas por una parte, y por otra de los objetos exteriores del mundo fsico, para que l por s mismo hallra la relacin natural entre sus ideas, sus voces y esos objetos, de manera que hablase una lengua natural: es decir, poco importa que el don del lenguaje sea un don inmediato solamente mediato del Criador, que diera Dios al hombre el lenguaje ya hecho solo los medios para que l por s pudiera inventarlo.

    SAN BASILIO y SAN GREGORIO DE NISA sostuvieron que el Criador di al hombre las facultades de hablar, pero que el mismo hombre fu el que con ellas invent el len-guaje ( i ) ; asi como os d la facultad de hacer una cosa, pero nosotros somos los que la hacemos. Esta manera de ver el origen del lenguaje concuerda con la opinin de LEIBNITZ, y es mas conforme al modo de obrar del Cria-dor, que se sirve ordinariamente de las causas segundas.

    En cualquiera de estas dos hiptesis siempre tendre-mos que el primitivo lenguaje tiene algo de divino, que un poder ms que humano, como dice PLATN, ha interveni-do en ese invento, el mayor y mas maravilloso de todos los inventos. Porque es una verdad muy profunda la de aquel dicho: $r\m ta u>h

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    decimos que alguna cosa es natural, esa cosa la hace la Naturaleza, por otro nombre, Dios, asi como lo que nosotros hacemos, nos lo atribuimos nosotros mismos, aunque siempre sea Dios la causa primera que interviene en nuestras acciones, como en todas las dems.

    Aunque se menosprecie toda consideracin teleol-gica, conforme las corrientes filosficas modernas, no se puede negar que el lenguaje es una facultad indispensa-ble para el hombre. Quin se a t rever sostener que la facultad psquica del habla localizada en el cerebro, y los rganos fisiolgicos de la misma, y por consiguiente la misma habla, sean un fenmeno casual, un resultado for-tui o de la combinacin arbitraria de las fuerzas orgni-cas como se las quiera llamar? Es preciso estar muy preocupado por ciertas ideas, para no reconocer la inten-cin y la mano del Criador en ese don del lenguaje, el mas precioso de cuantos pudo hacer al hombre, y sin el cual sus mas elevadas facultades, la inteligencia y la vo-luntad, penas le serviran en la prct ica de la vida, pues-to que sin el lenguaje no se concibe la sociedad civil , ni un In domstica, complementos indispensables de per-fectibilidad, de vida, de persistencia para el gnerp hu-mano ( i ) .

    Nada mas claro para cualquier hombre, no preocu-pado por ese fri pantesmo, que nos reduce uno de tantos tomos de un inerte universo que se trasforma sin Cesar sin saber de donde viene ni donde v, mejor, que to v sino lo que ya es, al perenne WERDEN, tan cati-co Como el oscuro NIRVAXA, que el reconocer y atribuir de algn modo la Divinidad el incomparable don del lenguaje. Ranse los que quieran, pero der erste, der ber das Wesen der Sprache nachgedacht hat, hielt sie fr ein Geschenk der NATUR, eine GOTTESGABE, ein Ding, das sich von selbst versttinde Wie Windeswehen und Vo-gelzwitschern (2), el lenguaje es un don incomparable

    (1) Gfr. HEYSE Sysi. d. Sprekp, S8-4t. (2) KLEINPAUL; Gnrihngsschmk Gottss, sagun ARMA^N.

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    de la Divinidad; pero tan natural y tan innato al hombre, como el silbar la rfaga de viento y el gorjear las aves.

    Con todo, no es tan hacedero y llano entender c-mo el lenguaje es natural, descubrir esa misteriosa rela-cin entre las voces y las ideas y entre las ideas y las cosas. Los mas altos y profundos ingenios se han perdi-do en el intrincado ddalo de este laberinto, han soa-do en voz alta sin intencin de ponerse en ridculo y de darnos en que reir, aunque lo han logrado muy su sa-bor. Y es que se remontaton envueltos en las doradas nu-bes de una fantasa sin freno y no tuvieron en sus ma-nos el hilo conductor, que deban ser los fenmenos co-munes todas las lenguas, el tipo, como quien dice, del primitivo lenguaje, la idea que hubiera debido conducir-los con seguridad por sus dedaleos senderos. Querer tra-tar prior i de la naturaleza del lenguaje primitivo, sin tener alguna idea de ese lenguaje, por lo menos la que nos puede suministrar el estudio comparado de las len-guas, una vez asentada y probada su unidad, es perderse en un mar de vanas hiptesis y teoras ingeniosas, que en nada reflejan la realidad de los hechos.y JU**> ^t

    La trascendencia y alcance de tales elucubraciones, cuando el punto de partida es el estudio de los hechos, la comparacin de las mismas lenguas, es innegable. L o muestra esa misma tendencia de los mayores ingnios de todos tiempos plantear la cuestin y discutirla, siquie-ta sea con falsos principios y con medios insuficientes y mtodos pocos seguros.

    El hombre ha debido de hablar siempre, y el habla es la manifestacin, el espejo en que ha quedado retrata-1 do el mundo de sus ideas; ls lenguas son las crnicas de la humanidad, los pergaminos de su casa, solar y linage; los monumentos mas persistentes que las Construcciones ciclpeas, que las pirmides, que los pedruscos clticos; los archivos, donde han de acdir en busca de materia-

  • les el ant roplogo, el etnlogo, el historiador, el psico-1 go, y todo el que pretenda estudiar al hombre de hoy y al hombre de cualquiera edad.

    En una poca, como la actual, en la que todo se in-vestiga, en la que se han descombrado las colinas y tesos que pesaban sobre las ciudades de Babilonia, Nnive y Troya, para reconstruir la historia de aquellos imperios, en la que se ha rebuscado entre las cenizas de Pompeya algn recuerdo de la antigua civilizacin romana^ en la que se han coleccionado plantas y animales de todos los climas, en la que se han horadado los terrenos, para pre-guntar las capas del globo la historia de nuestro plane-ta: el lenguaje, ese fenmeno, que, por ser tan del domi-nio del rstico aldeano como del sbio, no pareca digno de estudiarse ms que la graba, que pisaban nuestros an-tepasados sin ocurrrseles preguntarle sobre el origen de la tierra, no podia quedar sin estudio, y HUMBOLDT, BOPP, GRIMM, BUNSEN y tantos otros lo han estudiado y realzado la categora de ciencia, para poder investigar en sus fe-nmenos la psicologa de las razas humanas, la historia de las naciones, los orgenes de los pueblos, puesto que con alguna mas razn se debe creer del lenguaje de un pueblo lo que BONALD dijo de su literatura, que era el es-pejo y la expresin de tma Sociedad.

    Mas all de la historia la ciencia moderna ha descu-bierto la prehistoria; pero sta solo nos puede hablar de los hbi tos exteriores de la humanidad primitiva. Hace falta una embriogenia del espritu humano, una prehisto-ria, que nos descubra el pensamiento de los primitivos ha-bitantes del globo, el primer ejercicio de sus facultades intelectuales y sensitivas, hace falta una pre-filologia que nos cuente el crculo de ideas de los hombres prehistri-cos, sus conocimientos, su ciencia, su cultura.

    El camino para llegar ese trmino, no alumbrado por la luz de la historia, debiera ser el estudio de los pro-ductos del espritu humano, los documentos literarios, el folk-lore de los hombres primitivos; pero nada de esto poseemos, ni se fij nunca por la escritura ni ha podido

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    atravesar tantos siglos sin borrarse de la t radicin y de la memoria de los pueblos.

    Pues bien, he ah el lenguaje. I lay un monumento, dice. RENN ( I ) , sobre el cual han quedado escritas todas las fases de este Gnesis maravilloso, monumento que en-cierra materiales de todos los siglos, prontos prestarse-ai anlisis; poema admirable que naci y se desarroll con el hombre, que lo acompa en todos sus pasos y re-cibi la impresin de sus pensamientos y modos de sen-tir . E l estudio profundo del lenguaje ser siempre el me-dio mas eficaz para llegar los or genes del espritu hu-mano; gracias al lenguaje, nos hallamos presentes las edades primitivas, como el artista que tuviera que reha-cer una estatua de bronce conforme al molde en que se vaci. . 9 '

    V no olo en los idiomas conocidos se han conser-vado huellas de las leyes que rigieron al nacimiento del lenguaje, lo cual no es una hiptesis, sino un hecho evi-den te , aade RKXAN; sino que en las mismas lenguas se encuentra, aunque por manera confusa y revuelta, todo el cuerpo del primit ivo lenguaje, y, por lo tanto, las le-yes y principios que le dieron el ser, y todo el cmulo de ideas y conocimientos de los primeros hombres, y un molde de sus modos de sentir y pensar: si es cierto, co-mo lo e, que nada de arbitrario hubo en la formacin del lenguaje y que las lenguas actuales son derivacin, sin mezcla de ext raos elementos, del habla primitiva de la humanidadi. J L ^ ^ d - ^ * ^ .-r ^ - ^M ^ ^

    , Nuestros predecesores en la tierra, dice WHIT-NEY (2), han empleado sus fuerzas intelectuales durante la serie de las generaciones en observar, deducir, clasifi-car; nosotros heredamos en el lenguaje y por medio del lenguaje los resultados de sus trabajos. Y todos esos resultados, toda esa enciclopedia de los hombres pr imi-tivos se halla enceirada en las lenguas, cada palabra con-

    (1) V origine du lavunije, p. 69. (2) L a vida el lenjnaje, p. 39.

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    densa veces largas historiae del pensamiento human, es una medalla que conmemora toda una poca, toda una escuela filosfica, todo el sentir de un pueblo.

    Pero todo esto queda en la baja regin de las curio-sidades humanas, en la que los mseros mortales gustamos de entretenernos con cuestiones, cuya solucin no tiene otras consecuencias que las de un error una verdad, en-cerradas entre los dos no muy distantes momentos de la cuna y del sepulcro.

    Otras consecuencias mas graves para la ciencia y otras verdades mas trascendentes brotan de la verdade-ra l irgst ica, como brotan del estudio srio imparcial de las obras de la naturaleza, bajo cualquier prisma que se la considere.

    Hoy la ciencia humana se glora r ada menos que de arrastrarse por el fango de la materia en ps de un u t i l i -tario positivismo. Se niega la etcrn dad, porque no se percibe de ella ms que el tiempo, esa gota del ocano de la misma eternidad, en la cual se mueve nuestra pre-caria existencia, y, como p rembi lo, se niega la espiri-tualidad del alma, esas alas de nuestro ser, que exigen una vida interminable para vivir en su propio centro, como exige el ave la libre regin del aire para volar.

    Pero el lenguaje, la manifestacin ms palpable de esa alma supra-material, est ah. Nadie puede negar ese grito del principio espiritual del hombre. Todos convie-nen en que el puro animal, por perfecto que se le supon-ga, no llega ni poder articular una slaba significativa,, ni el menor elemento formal del habla humana, i ^ * ^ ^

    En la inconcebible aberrac in del espritu humano se llega no distinguir entre la bestia y el hombre ms que esa palabra, ese lenguaje, que se toma, por lo mismo, como nica nota especfica de nuestra especie. Penser c'es sentir, han repetido en todos los tonos los que, como HELVECIO, han querido rebajarse al nivel del bruto. Pero el lenguaje les ha tapado la boca y les ha dicho: ningn ser puramente sensitivo habla, yo soy hijo de otro princi-pio mas noble que el de la pura sensibilidad^ y han teni-

  • do que escabullirse, no se'han atrevido sacar las conse-cuencias de este hecho, que se les entraba por los senti-dos, y que no haban podido menos de aceptar.

    Ningn puro animal, dice efectivamente MON-RODDO, posee la facultad del habla; ningn animal, aade LOCKK, puede formar una sola palabra, porque no puede abstraer ni general izar.

    E l lenguaje es una barrera insuperable, para los que pretenden colocarnos en el orden de los primates. Cie-rren los ojos, si quieren; esa baircra se levanta inexora-ble delante de ellos y embota todos los dardos del mate-rialismo, es para los mas rastreros pensadores la gran luz que les hace alzar los ojos y mirar mas all de la na-turaleza fsica y material.

    Como el Verbo es la manifestacin de la Divinidad, que ha querido revelrsenos para que la conozcan todas las criaturas, que pueden conocerla: el verbo humano, el lenguaje, es la manifestacin ineludible del principio in-material, que vive en el cuerpo terrestre del hombre. Es menester haber perdido los ojos de la inteligencia, haber caido en el delirio, para no ver esa luz, que derrama nues-tra alma, nuestro espritu.

    Pero, volviendo nuestro propsi to , ya he dicho que la ciencia del lenguaje, abarcada en todo su conjunto y con las elevadas miras de penetrar hasta su naturaleza intima y de llegar su primer origen, es tarea mas que difcil. No hay que hacerse ilusiones ni llamarse engao: querer desarrollar y exponer tesis semejante aprovechn-dose de los materiales allegados hasta el dia es trabajo, para los ms tenido por irrealizable, por creerse que es-tos estudios un no estn en sazn para llegar t iles conclusiones, y para todos empresa espinosa y arriesga-da, cosa nueva y mas propia del apriorismo fantas nag -rico de los antiguos, que de los m todos experime itales modernos.

    Porque, hay que comenzar por P sentar los funda-

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    mcntos de la ciencia lingstica, que cada cual entiende su manera; hay que comparar multi tud de datos de len-guas innumerables y todava poco conocidas; hay que sa-lirse en parte dl camino trillado y abrir nuevos horizon-tes esta ciencia; ypor qu no decirlo?hay que ex-ponerse las iras de algunos, que profesando y haciendo gala de libertad cientfica se enojan, si ven que hay quien rompe las vallas, por algunos puestas la ciencia.

    Todo el mundo habla hoy de Lingstica, de sus pro-gresos, de sus conquistas, de sus hallazgos. Pero, sin ne-gar esos adelantos en el estudio de las lenguas y en el desciframiento de estelas, sarcfagos y ladrillos, que real-mente son digna corona de tantos esfuerzos dnde est propiamente la Lingst ica, como cuerpo cientfico de doctrina y mtodo? ( i ) ,

    MAX MLLER ha tratado algunas cuestiones particu-lares en sus Lee tur es on fhe Science of Language (Lond. 1864.-66, 5---edit), tocando con mucho acierto varios puntos interesantes. WHITNEY ha hecho otro tanto, aun-que o n un espritu de crtica algo diverso, en su Lengua-ge and the Study of Language. Con algn mas acierto to-m e mismo asunto SAYC?,.

    HERMANN PAUL ha piofundizado en los principios generales y en las causas del desenvolvimiento del len-guaje en sus Principien der Sprachgeschichte. Y con chis-tossimo estilo KLEINPAUL recorr i en su Das Leben der Sprache todo el campo, desde el Ratsel y el Stronigebiet der Sprache hasta las regiones del simbolismo y del Spra-che ohne IVorte (1893).

    Algunos principios psicolgicos deline STEINTHAL en su Gra7nmaiik) Logik und Psychologie y en sus dems obras, dando esta concia, como hoy se ha dado hasta la Esttica, el colorido fisiolgico y fsico, que distingue la nueva direccin de toda clase de especulaciones, di-reccin que en Lingst ica sigue hoy lv Junggrammati-sche Schule al mando de H. PAUL, BR/UNE, etc.

    (1) Vasfi CARA > present aiato deali siud linyuisiici en la Civilta QattoUca, ser. XI, Xl, etc.

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    Sobre fontica han tratado los Ingleses y Alemanes, dist inguindose ED. SIKVERS en su Grundzge dr Plio-neik; todos ellos con harta menudencia, mucho formulis-mo ( i ) y con los principios de la nueva escuela.

    Del mismo pi cojean las obras de v BRUGMANN, cuya Vergleichende G r a m m a l t k der Indo-germanisckm Sprachen es la ltima palabra de la lingstica indo-euro-pea. Pero este eminente lingista se atiene hacinar r i -meros de hechos particulares, abs tenindose sistemtica-mente de toda mirada sinttica, de toda conclusin que lleve el sello del espiritu razonador, de toda investigacin ulteiior, que penetre y ahonde en las causas y explique cientficamente los datos de la experiencia; no ser que se tomen como puntos de vista sintticos las frmulas f-nicas, atribuidas por l la lengua matriz de la familia, en las cuales encierra, a lgebr icamente por decirlo as, cuan-to se halla en las diversas lenguas.

    Despus de la Gramtica comparada indo-europea de BOPP ( i791-1867) , que puso los cimientos del nuevo edi-ficio lingstico, otras varias obras fundamentales y nu-merosas monografas se fueron sucediendo sin interrup-cin hasta la ltima de K. BRUMANN, desenvolviendo so-bre todo la fontica de nuestra familia.

    Sobre comparaciones de todas las lenguas, fuera de algunos breves escritos, ceidos comparar dos tres familias distintas, no se ha publicado obra alguna.

    Un inmenso arsenal de pequeas gramt icas ha vis-to la luz pbl ica en el Gruudriss der Spracliojssenschaft (1877-88) de FR. MLLER; pero sin unidad ni sistema cientfico de ninguna especie y hasta sin comparar pe-nas los fenmenos, cuya semejanza salta por s misma los ojos del que va recorriendo la obra.

    *

    Nos falta, pues, una obra fundamental, que asiente sobre firmes bases esa ciencia del lenguaje tan area y

    (i) Cfr, P. REGNAO EUm. de Gram. comparc, IntrocL

  • tan en mantillas todava, despus de. un siglo le existen-cia; y hay que sacarla adems , de esa demasiado^ prolon-gada tutela, en que la tiene la fontica indo-europea des-de que naci en la inmortal obra de BOPP.

    Voy tratar, en esta obra, del Lenguaje^ como lo dice el ttulo: no de una lengua de una familia de len-guas; sino de todas ellas, hablando en general, pues to-das, para m, constituyen un solo lenguaje primitivo, mo-dificado accidentalmente y dividido en variedad de gru-pos, familias idiomas en el trascurso de los siglos.

    T r a t a r de ese Lenguaje, no a p r i o r i acerca de al-gunas cuestiones generales, como hicieron los que escri-bieron sobre filosofas del lenguaje, sobre gramt ica filo-sfica, como PLATN en el CrtiLo, LEIBNITE en su L ingua charaderislica universaliss WILKINS en su Essay towards a real character and a Phlosophcal Language, como los que han tratado segn el m todo experimental algunos puntos generales, por ej. M. MLLF.R, SAYCE, WHITNEY; si-no del lenguaje tal como se habla y se ha hablado en con creto, recogiendo datos de las principales lenguas pasa-das y actuales, y fundando con ellos un cuerpo de doctri-na cientfico y ordenado.

    Siendo el campo de investigacin tan vasto y dila-tado, si hubiramos de proceder por el mtodo puramen-te analtico y ascendente, es decir, subiendo de los casos particulares las leyes generales y de los efectos las causas, ni se percibir a fcilmente la unidad de las len-guas, ni podr amos abarcarlo todo l en una sola obra, por voluminosa que fuese.

    E l mtodo analtico es propio del que busca por los hechos particulares las causas y principios de donde se originaron; pero en materia tan vasta la exposicin por este mtodo, siguiendo los pasos que el inventor tuvo que dar para llegar al ltimo trmino, es casi imposible.

    Despus que el inventor investigador se ha forma-do por el anlisis el sistema completo y cientfico del asunto, es preferible en casos semejantes al nuestro pro-ceder en la exposicin por sentido inverso, s intt icamen-

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    te, descendiendo de las causas los efectos, de los prin* cipios generales los hechos paiticulares, es decir, de-clarando primero los principios y conclusiones lt imas, las cuales lleg l por el anlisis, y de aqui deduciendo como consecuencias los hechos existentes. Y si stos son muy numerosos,sin dejarse otros por inexplicables dentro del sistemase consiguen un mismo tiempo las ventajas del m todo analtico y las del sinttico. Las del sinttico, puesto que de una ojeada se abarca en su uni-dad y origen todo el asunto desde su lt ima raiz hasta las ramas y hojas; las del analtico, pues los hechos y fen-menos particulares se presentan al lector de manera que pueda, retrocediendo hcia los principios, ver y exami-nar la induccin completa y gradual de los mismos.

    Aun procediendo sintt icamente, el camino que hay que recorrer para desenvolver todo mi sistema es tan va-riado en sus accidentes y tan largo, que, no pudindose abarcar todos los pormenores de un solo golpe de vista, si no se tiene paciencia hasta llegar al cabo y si no se procura no perder un momento la orientacin y el hi'o de las ideas, se pone uno peligro de tomar cada trozo aisladamente sin considerarlo como parte del todo, y de tener por flacos los puntos que no lo parecieran conside-rando todo el carso del raciocinio. La armona de la ciencia que existe, cuando cada parte sostiene la otra, dice B/CON ( i ) , es y debe ser el modo breve y corto de refutar y suprimir todas las objeciones de poco valor; pe-ro por otro lado, si desprendis cada axioma uno uno, como los palos de un haz, fcilmente podis doblarlos romperles, segn os acomode .

    Por lo cual, suplico al lector suspenda su fallo defi-nitivo hasta que se haya formado idea completa de todo el sistema del lenguaje, tal como lo he de exponer, afin de que la induccin tenga para l la fuerza que objetiva-mente contiene, y para que pueda ver mas claro al final de la obra lo que al tratar de cada hecho particular no

    (1) De Auym. scien, ! VII .

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    siempre se puede explicar cumplidamente, por estar en-lazado y relacionado con otros muchos, que hay que ir recorriendo por sus pasos contados y segn el orden l-gico del sistema, sopea de embrollarse ms y ms y de tner que repetir cada momento largas y minuciosas comparaciones de fenmenos lingsticos.

    EL ARTE GRAMATICAL LA GRAMTICA LOMPARADA. LA CIENCIA DEL LENGUAE LINGSTICA

    Siempre nacieron y se fueron desarrollando las cien-cias segn las necesidades de los pueblos: en un princi-pio son siempre utilitarias, miran tan solamente satis-facer esas necesidades del momento. El hombre reflexion sobre el lenguaje y lo consider como objeto particular de estudio, desde el momento en que examinando las obras literarias de los grandes ingenios busc la razn que les hacia sobresalir sobre el vulgo en el arte de la pa1-labra.

    De aqui se dedujeron ciertos cnones y reglas, saca-das dl estudio de los buenos hablistas, las cuales cons-tituyeron el Arte gramatical.

    L a historia de la lingstica est ya escrita ( i ) y se ha repetido hasta la saciedad: solo pretendo yo deslindar bien el terreno, con el fin de apreciar mas exactamente su objeto.

    Los Brahmanes se adelantaron todas las naciones: el anlisis del Sanskiit y su reduccin un corto nmero de races se remonta al siglo vi antes de J. C ; mientras que la primera idea semejante en Europa no apareci has-ta el siglo xvi con ENRIQUE STEPIIANO HENRY ESTIENNK, y la primera gramt ica y el primer diccionario completos del Hebreo son del RABLJONA ABUL WAUD MERVVAN BN

    (t) Piisde verse en AYUSO, SAYCE, M. MLLER, etc.; la de la antige-dad en LERSCH, Sprachphiloaophie der A U ' H .

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    DJANAH del s, x i , y la idea de las races hebricas data de un poco antes, habindolas expuesto ABU ZACARIA AYUDJ, llamado por lux EZRA el primer gramt ico.

    Los estoicos, ARISTTELES, los crticos alejandrinos formaron poco poco la Gramtica griega, el tyvY yoaiuio.Tty.i], redactada por primera vez de una manera definitiva por DIONISIO EL, TRACIO por los tiempos dePom-pey el Grande.

    La lingstica helnica tuvo tres pocas. La prime-ra, la de la filosofa presocrt ica, en la que se discuti acerca del lenguaje en general, sobre su origen, etc. L a segunda, la de los sofistas, que trataron de las categoras de la Gramt ica general. L a tercera, la de la crtica ale-jandrina, en la que se acabaron de fijar las reglas de la Gramt ica griega.

    Los Romanos siguieron en esto, como en todo, los Griegos, traduciendo literalmente, y por lo mismo ve-ces hasta sin sentido, el tecnicismo gramatical, del cual las naciones modernas no acaban de desprenderse; y has-ta los sabios del dia emplean para reducir Ar te cual-quiera lengua, por ext ica que sea, el mismo molde, en que se vaciaron las primeras gramticas . De aqui las eter-nas disputas acerca de los casos, de si hay n declina-cin en esta en la otra lengua, de si las partes de la ora-cin son ocho ochocientas; de aqui la vaguedad de muchos trminos gramaticales, cuando se aplican len-guas, las cuales se adaptan tan pls t icamente como David las armas de Goliat; de aqu el no convenir nadie en la definicin de las partes de la oracin, de los gne-neros, etc., etc-, que cada gramt ica define su modo.

    Cuestiones bizantinas insolubles, por tratarse de un teciiicismo convencional, que responde un encasilla-do de ideas ( i ) enteramente arbitrario y subjetivo, que to-do l mundo abandonar a , si no se lo hubiese apropiado desde los mas tiernos aos en los bancos de la escuela.

    (1) Es sabido que perteneci lu filosofa antes de haberse aplicado la Tamtica.

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    Si el estudio de HOMERO fund el Are gmnntical en Europa, en la India lo fund el' estudio de los sagra-dos libros de los VEDAS, en Palestina el estudio de la TO-RA, y en Arabia el estudio del CORAN. Cada uno de estos pueblos formul las leyes de la gramt ica su modo y todos mas menos convencionalmente, segn el genio de la lengua y las corrientes filosficas en que se inspi-raban.

    Los Griegos dividieron la oracin en siete ocho partes; los Semitas en tres; los Indios analizaron mas su-tilmente los elementos fonticos, como tan necesarios pa-ra la composicin morfolgica, principal fenmeno del Sansknt; los Arabes en cambio fundaron un sistema de Sintaxis (naju) muy lgico y cientfico, en lo que ni los Griegos ni los Indios se les pueden comparar.

    Pero todos estos trabajos, limitados al estudio de lenguas particulares, consistentes en meros cdigos de reglas prct icas y basados en sistemas acomodados ca-da una de esas lenguas, no al lenguaje en general, no pudieron llegar constituir un conocimiento cientfico, que diese la razn de las reglas y mostrase la estructura del lenguaje, fueron un mero Arte gramatical: al modo que los primeros conocimientos prct icos sobre las plan-tas nacieron de las necesidades de la Agricultura y de la Medicina casera, antes de que se formara la ciencia lla-mada Botnica.

    El arte, efectivamente, lo define ARISTTELES ( A d Nicom.) diciendo que es facultad de crear lo verdadero con reflexin, y SANTO TOMS l lamndolo recta ratio agi-biLium. Admite la explicacin de las reglas que d, pero no ahonda en el porqu de dichas reglas, ni en el porqu del lenguaje.

    E n la poca del Renacimiento se renov, por de-cirlo as, el estudio de la gramt ica greco-latina, como indispensable base para los de Humanidades y Retr ica clsica, que tanto empuje tomaron con la llegada de los

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    Bizantinos Italia. En aquel movimiento portentoso, en que, al par que sallan de bajo seculares escombros los torsos y estatuas mas peregrinas del cincel helnico, pa-recieron resucitar las dos grandes civilizaciones antiguas, los ojos se volvieron la Atenas de Pericles y la Ro-ma de Augusto. La serena belleza del Apolo de Belveder y de la Venus de Milo, los acabados poemas de Virgi l io y Homero, las elegantes lneas y el viviente relieve de aquel divino Partenon, que se destaca como una sntesis simblica de la Atenas del siglo iv en el riente azul del cielo de la Grecia, eran el nico ideal artstico de aque-llos cristianos, que olvidados de las fuentes en que se ins-pirran^los Santos PadreSj abrieron los ojos ganosos de bebei la nueva luz tnica, que se levantaba alumbrar el de los Mdicis y de Len X , despus de una noche de diez y ocho siglos. Todo el afn se pona en producir obras clsicas, y era natural que la institucin de la j u -ventud siguiera la norma de los nuevos Quintilianos. Se necesitaba saber manejar el instrumento propio de aquel arte perfectsimo, el griego y el latin. Se quera hablar y escribir como CICERN y VIRGILIO, como DEMSTENES y HOMKRO: asi que la gramt ica greco-latina y el ejercicio de composicin se pusieron en prct ica con mayor fervor que en los tiempos de QUINTILIANO y de DONATO.

    Pero aquel primer impulso, venido de fuera, sea que la perfeccin divina del modelo hiciera caer pronto el cincel y la pluma de mano de los artistas desesperanza-dos de alcanzar lo que anhelaban, sea que la plasticidad y la elegancia de la forma no llenasen las aspiraciones, que la civilizacin cristiana, mas espiritual que plstica, mas subjetiva que objetiva, mas lrica que pica, habia hecho brotar en los pueblos de Europa, lo cierto es que, llegado cierta altura de su trayectoria cambi luego de direccin y volvi descender la atmsfera del mundo cristiano. E l alma cristiana se habia impregnado del liris-mo re DAVID, de la profunda y filosfica poesa de OTS y del Cantar de os Cantares; la elocuencia arrebatadora de los profetas, que lleva en alas de lo sublime misterioso

  • la vida inmortal y al reino eterno de Cristo, llenaba el al-ma cristiana, y ni los dioses del Olimpo, ni las arengas del Foro y del Pnyx pudieron- lograr otra cosa ms que despertarla de su letargo y hacerla volver la sublime inspiracin cristiana, por lo menos al arte espiritualista del sentimiento que de ella procede.

    Esta inspiracin^ incubada en el corazn de las ra-zas europeas durante toda la edad media, el romanticis-mo en lo que tiene de sincera aspiracin y quitada toda la hojarasca de que hubo de vestirse en un principio, el arte subjetivo de la pasin, de lo infinitivo, el arte del co-razn, estall y prendi fuego los mismos dioses paga-nos y al arte clsico, que le habia servido de despertador.

    Tras unas cuantas frias y amaneradas muestras, que, mas bien como ejercicios de escuela que como obras im-perecederas de un arte espontneo, di aquel primer mo-vimiento clsico, el romanticismo, el arte cristiano, b ro t como por ensalmo y volvi recobrar sus antiguos fue-ros. En vano el espritu de atraccin y propaganda, inna-ta en los Franceses, p re tendi conservarle un resto de vida con maneras corteses y fomentos acadmicos. E l pseudo-clasicismo, en que haba de degenerar necesaria-monte el clasicismo al ser trasplantado entre cristianos, muri para no volverse levantar jams .

    A nuevo arte, nuevo instrumento: las lenguas nacio-nales suplantaron las lenguas clsicas. Porque el hervor y la pasin vivaz de las edades modernas no podan con-tenerse en aquellas lenguas muertas, que no admit an nuevas formas sin cambiarse por el mismo hecho y dejar de ser lo que eran bajo el sol de la cultura antigua. L a inspiracin romnt ica y moderna rebasaba en aquellos tiesos y viejos moldes; y la gramt ica greco-latina solo se sigui estudiando con el objeto exclusivo de entender la literatura clsica, n con el de componer obras de arte.

    i * *' *

    Pero precisamente, cuando el griego y el latin fue-ron perdiendo como instrumentos de hablar y escribir,

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    fueron creciendo en dignidad y facilitndose desde el punto de vista, primero filolgico, y luego lingstico.

    El movimiento romnt ico en las artes y sobre todo en la literatura fu al principio algn tanto brusco y has-ta brutal, como el de toda reaccin; pero, pasados los pr i -meros mpetus, se redujo al renacimiento de las literatu-ras nacionales. Todas ellas, empapadas en la inspiracin cristiana y fraguadas en el crisol de la civilizacin euro-pea, hija de esta misma inspiracin, se distinguan no obstante, hasta lo infinito en el carcter propio, segn la idiosincrasia de cada pueblo. SHAKSPJEAK, CALDERN y SCHLLHR presentan tres facetas muy distintas de un mis-mo prisma, por reflejar earacteres de pueblos muy dife-rentes; siquiera todos tres lleven el sello de una misma idea cristiana y de una misma civilizacin europea.

    No par aqui esta nueva tendencia literaria, Los eu-ropeos recorrieron el mundo, penetraron en todos los pueblos, entraron saco una tras otra en todas las litera-turas, y el inmenso botin se llam Filologa. Es verdad, que los mas preciados tesoros que se amontonarci fueron los que ni el hambriento Renacimiento habia podido des-enterrar en Grecia Italia: las ant igedades helnicas y latinas, depuradas con el mprobo, pero brillante trabajo de la Crtica, con el fehaciente veredicto de la Numis-mtica y de la Arqueologa, pusieron al fillogo en dispo-sicin de conocer el espritu de los antiguos pueblos cl-sicos con muchsima mayor exactitud que en la que se hallaban los apasionados humanistas que precedieron. Pero, fuera de la Europa clsica, los estudios orientales abrieron la puerta los tesoros del Hebreo, del Siriaco y del Arabe, del Copto y de los caracteres jeroglficos del Egipto, al descubrimiento de las lenguas y alfabetos cu-neiormes de Besitun, Ninfve y Babilonia, al conocimier-to de las ricas literaturas persa, china y japonesa, en fin al trascendental hallazgo de la lengua, de la literatura y de la Sabidura de los Indis, que no solo habia de enri-quecer la literatura y la filosofa europeas con nuevas lu-

  • ees, sino que habia de dar ocasin al estudio comparado del SanskriL y del Zend con las lenguas de Europa.

    El estudio de la gramtica , abandonado por los li te-ratos, cay entonces en manos de los fillogos y poco des-pus en las de les lingistas. No sirvi ya de mero ins-trumento para hablar y escribir en lenguas muertas, sino para buscar los restos literarios de todos los pueblos de las pasadas generaciones, restos que nos daban conocer las distintas manifestaciones del gnio y de la belleza en toda la humanidad, no ya en un solo rincn de la Grecia: la Gramt ica vino ser el instrumento de la Filologa.

    Y mientras la Esttica naca entre las manos de HE-CEL al abarcar con su mirada sinttica los varios monu-mentos que de todos los pueblos le pona delante la ince-sante labor de los fillogos; mientras la Psicologa de los pueblos se delineaba ante la vista de STEINTHAL y LAZARUS al abrazar de un golpe de vista penetrante estos mismos monumentos de la humanidad entera; mientras la Etno 'o-gia se aprovechaba de los datos aportados por los viaje-ros y descubiertos en los libros indgenas de to:1a5 la> na-ciones; mientras la Filosofa reciba nuev^ s afluentes d^ ideas y sistemas de Chinos, Parsis y Brahmanes; mientras la Historia hallaba nuevos instrumentos para rehacer la tela de sus anales sobre Asira, Egipto y China; mientras la Literatura, en fin, ensanchaba, con los nuevos horizon-tes descubiertos, las miras estrechas de los antiguos cr-ticos, y sus obras de arte se iban impregnando de todos los colores y matices, que le comunicaban las luces de todos los pueblos quin se iba entretener en ap/ender griego y latn para escribir y hablar con los muertos, sino tan solo para entender la literatura clsica, , como se estudiaban el Sanskrit y el Arabe, el Chino y. el Asirlo, el Godo y el Celta, para poder seguir el movimiento filo-lgico, para entrar con buen pi en los crculos de espe-cialistas, de historiadores, de filsofos, para producir obras de arte, cada cual en su lengua patria, allegando ideas y elementos estticos de todo el universo?

    Otro fu, pues, el rumbo de la institucin gramatical

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    en Europa, porque otras eran las miras que se diriga, otro el gusto artstico, otra la inspiracin.

    * *

    Pero de la Filologa naci la Lingistica, A l estu-diar las literaturas y los dems monumentos de los pue-blos con el fin filolgico de conocer mas fondo el gnio y las ideas; el espritu y la cultura, en una palabra, la c i -vilizacin de cada uno de ellos, lo que propiamente cons-tituye la Filologa, se p regun t el hombre pensador si no era por ventura el habla el mas importante de todos esos monumentos, el espejo en que se retratan el gnio y la cultura de las naciones, el tesoro de todas sus ideas, co-nocimientos instituciones, la obra de las obras huma-nas, no solo como instrumento literario, sino como monu-mento propio de cada raza Nada presta tanta luz la investigacin de los or genes de los pueblos como el estu-dio de las lenguas, dijo LEIBNITZ. Y CREZER: El len-guaje es el documento mas fidedigno de los pueblos, Die Sprachc ist die treueste Urkunde der Vlker .

    Tal consideraron el lenguaje los fundadores de la Lingistica, LEIBMITZ, HERVS y G. HUMBOLDT, y creyeron que en su estudio hallaran solucin los mas graves pro-blemas de la psicologa, de la etnologa y de la historia de las naciones.

    LEIBNITZ fu el primero que p ioc lam la necesidad de aplicar el m todo cientfico moderno de la induccin y comparacin al estudio de las lenguas ( i ) . Hizo una lista de las palabras mas necesarias que deban compa-rarse en los diversos idiomas; escribi Pedro el Grande, y por sus consejos se movi Catalina de Rusia impri -mir el Catlogo de 285 vocablos en 200 idiomas distin-tos, que sali luz en 1787. A l se debe, por lo tanto, la primera iniciativa del estudio moderno del lenguaje, no menos que la de otras ciencias de este siglo.

    (II < ir. GHRAER Vid. de L, . I I y iatri. nobre el origm da las naciones del mismo LEIBNITZ

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    Y cuando ya no haya libros antiguos que exami-nar, dice, las lenguas ocuparn el puesto de los libros, como que son los mas antiguos monumentos del genero humano.

    L l e g a r un da e?i que se regis t rarn y se incluirn en diccionarios y en gramt icas todas las lenguas del univer-so, y se las comparar entre s; 4o cual t end r gi an aplica-cin tanto al conocimiento de las' cosas, puesto qup los nombres corresponden muchas veces sus propiedades (como se v por las denominaciones de las plantas en d i -ferentes pueblos), como al conocimiento de nuestro esp-r i tu y de la maravillosa variedad de sus operaciones; esto, dejando un lado el origen de los pueblos, que se conoce-rla por medio de las etimologas reales que la compaia-cion de las lenguas hab r de suministrar indudable-mente ( i ) .

    LEIBNITZ vi, como por instinto, otras conclusiones, que despus ha confirmado la Lingst ica; pero que l no pudo desenvolver por dedicarse tantas otras cosas.

    Junt este sbio de primer orden hay que poner al no menos erudito y universal talento, al gran G. HUMBOLDT, con sus trascendentales obras intituladas, Verschkd. d. rnensch. sprachbaues (Berln 1836) y Uehcr de Kaw -Sp ra -che a u f der Insul. Java (1936). Para l una lengua es eine Weltansicht, un espectculo, una fotografa del mun-do, y de la sociedad. Pero, no contento con esas miradas profundas que penetran hasta el fondo de la filosofa del lenguaje, se aplicaba al estudio prct ico de las lenguas; baste decir que fu el primero en venir al pais basconga-do con el objeto de aprender la peregrina lengua de los Escualdimas.

    A la influencia de LEIBNITZ se debieron las primeras obras lingsticas de este siglo, las de HKRVAS y de ADELUNG. Acerca del primero ha escrito AMOR RUIBAL en la Introduccin la t raduccin del opsculo de REGNAUD

    (1) Nuevo ensay sobre el ent. hum- 1. 8. c. 9. cfr. M. MLLER L$ct. I , p. 150,

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    intitulado Principios generales de lingistica indo-europea lo que sigue:

    ^Sanos permitido saludar en Hervs al iniciador de la ciencia filolgica^ al legislador primero de la lingsti-ca, universal maestro de la Gramt ica comparada, y re-clamar para el sacerdote espaol y para la patria este t im-bre de gloria que, como tantos otros, mas que por propia iniciativa, comienza por ex t r ao influjo ser hoy recono-cido... E l sabio Wisseman primero en Roma; Max Mller desde su c tedra de Oxford y luego el erudit simo Haugy fueron los decididos pregoneros de sus mri tos como fil-logo y de su talento crtico y restaurador.

    Hervs reuna por modo singular las condiciones ne-cesarias para realizar la empresa que estaba destinado: actividad infatigable, penetracin ingenio clasificador^ erudicin grande, inmensamente aumentada por la con-dicin misma del destierro, que hizo llegar sus manos, como l confiesa, un tesoro inapreciable de datos relati-vos lenguas desconocidas, t rados por otros jesutas, que las haban estudiado entre los indgenas.

    Ao tras ao desde 1784 1787 sac Hervs luz en Cesena sus voluminosas y eruditas obras filolgicas escritas en italiano, que no tardaron en ser traducidas y publicadas en Espaa . El Catlogo de lie tingue conosciu-te notizia delta loro afinitd^ Ces. 1874 (cuya edicin es-paola, 1800-1805, es tan aumentada que puede conside-rarse como obra distinta); su Origine) formazione, meca-nismo ed armonid degt idiome^ Ces. 1 785; el Vocabulario poliglotto con prolegomeni sopra pin di /50 tingue^ Ces. 1787, y el Saggio prattico de lie tingue, del mismo ao, Son testimonio irrecusable de su erudicin filolgica. Bas-tar a el Catlogo de las lenguas (obra cuyo ttulo no d exacta idea de su contenido) para que con justicia pudie-ra ser proclamado prncipe de la filologa novsima.

    Hervs examina, compara y estudia ms de 300 len-guas, y sienta los principios gramaticales de gran parte de ellas; Hervs reconoce el desarrollo histrico de los idiomas como principio vital de la Filologa, que antes de

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    l no se.habia tenido presente en el desarrollo de los pro-blemas lingsticos; Hervs hace notar de un modo ter-minante y a cada paso en sus obras el importante desti-no de la filologa en la etnografa, en la historia y en el estudio de las civilizaciones^ sin dejar de advertir que no siempre es criterio seguro para la clasificacin de razas y pueblos; Hervs hizo el primero abandonar para siem-pre el principio exclusivo de filiacin lingstica, y pro-b la existencia de familias de idiomas con organismo propio y bien definido, des ter r el principio de semejan-za lxica externa-como medio nico de investigacin, introdujo el principio fecundsimo de etimologa y for-mas gramaticales; Hervs traz un cuadro casi perfecto de la familia semtica, sent las bases para el conocimien-to de la familia turania, descubri la familia de las len-guas malayas y polinesias, clasific antes que otro alguno las lenguas americanas, reconoci grandes analogas en-tre el Griego y el Sanskrit, llamando la atencin sobre la importancia de las lenguas y mitologa del Indostn para entender la de los persas y griegos, y llev,sus in-vestigaciones hasta la lengua cltica, que de tanta signi-ficacin deba llegar ser en la filologa posterior.

    Bajo los auspicios de Catalina I I de Rusia public luego PALLAS SUS dos volmenes Linguarum totius orhs vocabularia c o m p a r a t i v a 1 8 0 6 vea la luz el primer vo-lumen del Mithridates oder allgemeine Sprachenkunde; el segundo, reunidos los materiales por ADELUNG, autor del primero, apa ec i en 1809, publicado por J. SEVERINO VATER, de quien es tambin el tercer volumen (1812-16).

    En todas estas obras el objeto vacilaba entre la filo-loga, la etnologa y la pura lingstica. De aqui tomar el lenguaje como objeto propio y exclusivo de estudio, prescindiendo hasta de las luces que su estructura, sus palabras, su conexin con otras lenguas, podan derra-mar en las investigaciones etnolgicas, .psicolgicas, en una palabra, filolgicas, no habia ms que un paso; y ese paso se di. E l estudio del Sanskrit fu, como dice M . MLLER, cual la chispa elctrica que hizo cristalizar en

  • las lenguas se hablan estudiado co-

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    formas regulares los elementos flotantes del lenguaje, reu-nidos en las inmensas obras de HERVS y de, ADELUNG.

    Entonces ROIT, ingenio verdaderamente lingstico, desmenuz por el anlisis comparado las principales len-guas de la familia indo-germnica indo-europea, y fun-d la Gramtica comparada con la grandiosa obra que form poca y cuyo ttulo es Verglechende Grammatik des Sanskrii, Zend, Armen., Grech., Laeitt., Litauischen, Altslav., Gothischen und Deutschen (Berln 1833-52; se-gunda edic. 1856-61; 3.a ed 1868-71; t raduccin fran-cesa de BRAL, Pars 1866-72).

    Hasta entonces mo medio para ser literato fillogo, como un mero ins-trumento; desde aquel mompnto se estudiaron como ob-jeto final y propio, quedando de esta manera separado el Arte gramatical, estudio prct ico de las lenguas, de la Lingst ica , estudio cientfico y especulativo del len-guaje.

    Tenemos, pues, ya la Lingst ica emancipada de la f i lo loga , en cuya tutela habia pasado su primeros .. aosj dando la primera muestra de su vigor y lozana en-tre las ,manos del insigne Bopr. Una ciencia, qe su pri,- . mera paricion nos descubra los estrechos vnculos de hermandad que una ^la mayor parte de las lenguas de T, Europa con las de la India, y por ende la hermandad y parentesco de todos los pueblos (1) que las hablaban, promet a los mas opimos frutos.

    No me de tendr enumerar las obras que siguieron la gramt ica de BQPP, desenvolviendo en todos senti-dos aquel verdadero rimero de invenciones inesperadas, que llenan las pginas de la inmortal obra, sacando infi-nidad de conclusiones lingsticas y etnolgicas: baste recordar los nombres de J . GRIMM, POTT, ZEUSS, SCIILEI-CHER, CORSSEN, CURTIUS, MiKLOSICH.

    * Pero cul fu la llave maestra que abri BOPP los

    (1) Cfr. la conocida obra de PICTET.

  • tesoros, ocultos hasta entonces las investigaciones de los sbios?

    E l sistema comparativo histrico-cojuparado de los elementos morfolgicos, de las desinencias gramaticales, de las partculas, pronombres, artculos, preposiciones y conjunciones, de los cmbios fnicos de los sonidos, etc.

    Los antiguos consideraban cada lengua como un todo en s completo independiente de las dems, y que^ por consiguiente, se basta s misma para poderse expli-car. La gramt ica comparada, por el Contrario, entiende que una lengua es un ser que est en continuo desenvol-vimiento y trasformacion lenta, que es un rio, que corre t ravs de los siglos, de los pueblos y de las civilizacio-nes, recibiendo aqui nuevos caudales, perdiendo all otros, serpeando y mudando c ida paso en la conforma-cin de su lveo, de sus riberas, en el color y dems cua-lidades, que comunican sus aguas las diversas materias que arrastra, segn los terrenos que v atravesando.

    Para explicar fondo una lengua, es menester co-nocer su curso superior, si se quieren conocer las trasfor-maciones que ha sufrido cualquiera forma y el origen y elementos nativos ex t raos que los afluentes han podi-do aportar. Y como las lenguas de una misma familia fue-ron una so1 a en su primer curso, como brazos de un mis-mo rio, hay que estudiar dicha forma en todos las lenguas hermanas, para saber distinguir el elemento comn pr i -mitivo de los privativos y particulares, que posteriormen-te se han ido mezclando en cada lengua despus de se-pararse de la madre comn.

    Si para conocer que domingo es primitivamente un adjetivo, y n un sustantivo, como lo es en Castellano, recurrimos al Lat in , donde hallamos domin-cns) ~ca,-CH?ni adjetivo derivado de dominus: para saber que dom-us) de donde sale do?n in-us, signific en un principio un cercado, que sera la primitiva vivienda de los Arios, menester es recoger las formas paralelas de la familia. Ziemencon-venir ^ es decir ser adaptado unido y Zimmerhabita-cin (cercada) en Alemn, i -dwa=dadma cosa que

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    ata en torno) %QrMf,t-vov y dem-vov, y m - a n ^ edificar (cer-car y adaptar) en Godo, como djms^am Godo, y dam-patt seor de casa en Sanskrit; dafi-vca^ domear aar) domar, en Alemn zah-men, en Skt. datn-gati, en Lat . dom-are^ en Anglo-sajon/^- , en Godo ^ - t o . De modo que dom-tis doj.~Tf y Sju~ogdom-u Eslavo = zw-a Skt., etc., vienen de una raiz que significa aar y cercar.

    En esta enumeracin se comparan formas de distin-tas lenguas y pocas: el m todo es, pues, histrico-compa-rado ( i ) .

    Por la misma comparacin conocemos el valor p r i -mitivo de la raiz y la forma fnica de la misma, y las d i -versas trasformaciones que posteriormente ha ido toman-do, ya en el sentido por la metfora, ya en la misma for-ma fnica.

    Las formas de las diveisas lenguas y pocas, reuni-das en un foco comn, aumentan la claridad de suerte que permiten veilas mejor y explicarlas mutuamente.

    Las lenguas son manera de un edificio, que gastn-dose con el tiempo, es necesario repararlo continuamen-te; pero los materiales, q2 sirven para repararlo, salen del mismo edificio.

    Estos materiales cambian de sitio y de forma; pero en Lingist ica, no menos que en Fsica y Qumica, tiene lugar aquel principio de que nada se crea de nuevo. Bien que no lo tenga la segunda parte, de que nada se aniqui-la; pues, cayendo en desuso, muchas formas llegan dos-aparecer en algunas lenguas y otras en otras.

    Pero acerca del m todo comparado y del modo de usarse tendremos despus ocasin de ocupamos mas lar-gamente.

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    OBJETO DE LA LINGSTICA.LUGAR QUE OCUPA ENTRE LAS CIENCIAS. SU DEFINICION

    El deseo de sobiesalir entre los dems en el uso de la palabra origin el arte gramatical, la comparacin de las

    (1) Cr. otros ej. en M. MLLER. I p. 132-135.

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    diversas lenguas llev estudiarlas en s mismas como objeto propio, fundndose as la ciencia del lenguaje^ l i n -gist ic