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138 Abriendo puertas: ampliando perspectivas El ingenioso hidalgo 1 don 2 Quijote de la Mancha MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA Miguel de Cervantes Saavedra (1547–1616) es considerado el genio más grande de los escritores españoles. Aunque escribió también poesía, teatro y otras novelas, su nombre va siempre unido al de su obra maestra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (Primera parte, 1605). Cervantes lleva toda España—su paisaje, su vida y su destino—a su novela. Aventuras de su propia vida azarosa y difícil influyeron directamente en su obra. De niño viajó por toda España mientras su padre cirujano buscaba mejor situación, y así el joven Cervantes conoció de modo inmediato al hidalgo pobre, al labrador, al arriero, al artesano, al pequeño burgués, al ventero, al pastor, y a cuantos personajes viven en sus páginas. Cervantes supo fundir sus muchos temas en un todo ingenioso, maravilloso y armonioso: el Quijote es una parodia de los libros de caballerías, y de otros géneros, como la novela pastoril; rinde culto a los más altos ideales y aspiraciones del alma humana; es una búsqueda de una respuesta a la gran interrogante, ¿qué es la realidad?; es un documental de las inquietudes de la generación de Cervantes, y un testimonio de su momento histórico, en que Europa salía del Medioevo y del Renacimiento, rumbo a un futuro desconocido. Es tal vez la novela más cómica que se ha escrito, y como si esto fuera poco, la prosa diamantina de Cervantes la hace una de las grandes creaciones literarias de la humanidad. He aquí dos capítulos más de la inmortal novela de Miguel de Cervantes, agregados a los seis capítulos incluidos en el Tomo II, páginas 357–420. A lo dicho de Cervantes en esas páginas, cabe agregar que hoy, cinco siglos después de la aparición de su obra maestra, los críticos literarios consideran, casi unánimemente, que Don Quijote de la Mancha representa la cumbre del arte novelístico, tanto por su amplitud como por su profundidad. 1 hidalgo—de linaje noble. 2 don—título que se antepone al primer nombre de un hombre de cierta dignidad. Miguel de Cervantes Saavedra c 138-194_HS_WNLSWT858630_quijote.indd 138 4/23/12 1:39:41 PM

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138 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

El ingenioso hidalgo1 don2 Quijote de la ManchaMIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

Miguel de Cervantes Saavedra (1547–1616) es considerado el genio más grande de los escritores españoles. Aunque escribió también poesía, teatro y otras novelas, su nombre va siempre unido al de su obra maestra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (Primera parte, 1605). Cervantes lleva toda España—su paisaje, su vida y su destino—a su novela. Aventuras de su propia vida azarosa y difícil influyeron directamente en su obra. De niño viajó por toda España mientras su padre cirujano buscaba mejor situación, y así el joven Cervantes conoció de modo inmediato al hidalgo pobre, al labrador, al arriero, al artesano, al pequeño burgués, al ventero, al pastor, y a cuantos personajes viven en sus páginas.

Cervantes supo fundir sus muchos temas en un todo ingenioso, maravilloso y armonioso: el Quijote es una parodia de los libros de caballerías, y de otros géneros, como la novela pastoril; rinde culto a los más altos ideales y aspiraciones del alma humana; es una búsqueda de una respuesta a la gran interrogante, ¿qué es la realidad?; es un documental de las inquietudes de la generación de Cervantes, y un testimonio de su momento histórico, en que Europa salía del Medioevo y del Renacimiento, rumbo a un futuro desconocido. Es tal vez la novela más cómica que se ha escrito, y como si esto fuera poco, la prosa diamantina de Cervantes la hace una de las grandes creaciones literarias de la humanidad.

He aquí dos capítulos más de la inmortal novela de Miguel de Cervantes, agregados a los seis capítulos incluidos en el Tomo II, páginas 357–420. A lo dicho de Cervantes en esas páginas, cabe agregar que hoy, cinco siglos después de la aparición de su obra maestra, los críticos literarios consideran, casi unánimemente, que Don Quijote de la Mancha representa la cumbre del arte novelístico, tanto por su amplitud como por su profundidad.

1 hidalgo—de linaje noble. 2 don—título que se antepone al primer nombre de un hombre de cierta dignidad.

Miguel de Cervantes Saavedra c

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Conviene notar también la maestría de Cervantes en el manejo del idioma. Con razón se dice que el español es «la lengua de Cervantes», tal como se dice del inglés, que es «el idioma de Shakespeare».

Los lectores recordarán que al fin del Capítulo VIII, se suspende la acción que tiene a don Quijote en plena contienda con el vizcaíno, las dos espadas en alto. Pero, de pronto, para sorpresa nuestra, se introduce ante nuestros ojos un narrador nuevo, quien nos informa que el autor de los capítulos que hemos leído hasta este punto, se ha quedado sin «más escrito». Se disculpa, nos dice la voz, pero, sin tener con qué, simplemente no pudo seguir.

Ésta será la primera vez, aunque no la última, en que experimentamos lo que Jorge Luis Borges llama las «magias parciales del Quijote».

Pero no hay cuidado. Atendiendo a esta nueva voz, tan diferente de la del primer narrador burlón, llegamos a saber que él—¿Cervantes?—, enterado ya del modo que el «segundo autor» sí «halló…más escrito», nos llevará de la mano al Capítulo IX a conocer la manera del casual hallazgo. Por si alguien tiene dudas, ese hallazgo, fantásticamente fingido por Cervantes, es el resto de la historia de don Quijote. La agradable voz que tan gentilmente nos vino a rescatar de una página truncada, suplirá por el segundo autor hasta que éste, quienquiera que sea, tome el hilo de la aventura del vizcaíno y la lleve a su debida conclusión. Mientras tanto, en el Capítulo IX, se conocerá el nombre de Cide Hamete Benengeli, y se sabrá qué tiene que ver él con un manuscrito hallado por pura casualidad en un mercado árabe, y con una traducción hecha por un morisco. Las casualidades se amontonan, una encima de otra. Incumbe al lector descifrar este pequeño misterio a su modo.

A continuación del Capítulo IX de la Primera Parte (1605), se procede al LXXIV, último capítulo de la Segunda Parte (1615), y desenlace de la novela. Éste será otro momento quijotesco más, que se presta a dos posibles interpretaciones. Una vez más, corresponde a cada lector del Quijote llegar a la conclusión que le cuadre.

El mundo de don Quijote es, en todo sentido, un mundo fantástico, producto de la imaginación, pero a la vez, del idealismo, de la capacidad humana de soñar y de crear. Aunque destinados a fracasar, a no realizarse, como sucede en la novela, los ideales abrazados por don Quijote jamás son abandonados del todo. El ser humano sigue soñando con un mundo mejor, en que reinarán la libertad, la justicia, y la bondad.

CAPÍTULO IQue trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha3 mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero,4 adarga5 antigua, rocín6 flaco y galgo7 corredor.

3 ha—hace. 4 astillero—percha o gancho para colgar picas y lanzas. 5 adarga—escudo ovalado de cuero. 6 rocín—caballo pequeño y de mala apariencia. 7 galgo—perro esbelto de musculatura potente, que se utiliza en la caza.

¿Qué características de la vida del protagonista puedes inferir a partir de los detalles que se enumeran en este párrafo?

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Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón8 las más noches, duelos y quebrantos9 los sábados, lantejas10 los viernes, algún palomino11 de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.12 El resto della concluían sayo13 de velarte,14

calzas15 de velludo16 para las fiestas, con sus pantuflos17 de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí18 de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera.19 Frisaba20 la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión21 recia, seco de carnes, enjuto22 de rostro, gran madrugador23 y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles24 se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso25 —que eran los más del año,— se daba a leer libros de caballerías26 con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino27 en esto, que vendió muchas hanegas28 de tierra de sembradura29 para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva,30 porque

8 salpicón (m.)—plato de comida que consiste en carne picada condimentada. 9 duelos y quebrantos—huevos con torreznos, es decir, tocino o panceta. 10 lantejas—lentejas; legumbres. 11 palomino—pollo de la paloma brava. 12 hacienda—bienes; capital; haber. 13 sayo—prenda de vestir larga, sin botones. 14 velarte (m.)—paño negro usado para confeccionar prendas de abrigo. 15 calzas—prenda antigua de vestir, que cubría el pie y la pierna hasta el muslo. 16 velludo—tela de seda, algodón u otra fibra con pelo por una cara. 17 pantuflos—pantuflas; calzado cómodo sin talón que suele usarse en

casa; zapatillas. 18 vellorí (m.)—paño entrefino pardo. 19 podadera—herramienta cortante que se usa para podar, o cortar, las ramas superfluas

de un árbol o de un arbusto. 20 Frisaba (con)—se aproximaba (a); llegaba (a). 21 complexión—constitución; físico. 22 enjuto—delgado. 23 madrugador—el que habitualmente se levanta temprano. 24 verosímiles—que parecen verdaderas. 25 ocioso—sin empleo o sin deberes. 26 caballerías—andanzas y aventuras de los caballeros de la Edad Media. 27 desatino—desacierto; despropósito; locura. 28 hanega(s)—fanega(s); medida de volumen de los granos u otros áridos. 29 sembradura—cultivo. 30 Feliciano de Silva (1492–c.1558)—autor de varios libros de caballerías de estilo altiso-

nante, entre ellos el Amadís de Gaula.

Subraya en este párrafo las palabras o frases que dan a entender que el narrador leyó la historia de don Quijote en otras fuentes.

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¿En qué se basa el narrador para calificar de «desatino» el gusto del hidalgo por los libros de caballerías?

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la claridad de su prosa y aquellas entricadas31 razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros32 y cartas de desafíos33 donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace de talmanera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía: . . . los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.

Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase34 por entenderlas y desentrañarles35 el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles,36 si resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís37 daba y recebía, porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero, con todo, alababa38 en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle39 fin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar —que era hombre docto,40 graduado en Sigüenza,41— sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso,42 ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.43

En resolución, él se enfrascó44 tanto en su letura,45 que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el

31 entricadas—intrincadas; complicadas. 32 requiebros—dichos o expresiones con que se piropea a una persona, especialmente a

una mujer. 33 desafíos—retos; provocaciones. 34 desvelábase—pasaba las noches sin dormir. 35 desentrañarles—descubrirles. 36 Artistóteles (384–322 a. de J.C.)—famoso erudito y filósofo de la Antigua Grecia, alumno

de Platón y maestro de Alejandro Magno. 37 Belianís—protagonista de la novela de caballerías Belianís de Grecia, quien recibió más de

cien heridas graves en el cuerpo. 38 alababa—elogiaba; ensalzaba; hablaba bien de. 39 dalle—darle. 40 docto—erudito; letrado; ilustrado. 41 Sigüenza—universidad española de menor importancia. 42 melindroso—exageradamente delicado en palabras o acciones. 43 en zaga—atrás. 44 se enfrascó—se envolvió; se metió por completo. 45 letura—lectura.

Después de leer las citas de este párrafo, ¿qué tono crees que tiene la frase «la claridad de su prosa»? ¿Cuál crees que era la opinión de Cervantes sobre los libros de caballerías?

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¿Qué significa que estuvo a punto de tomar la pluma y «dalle fin al pie de la letra»? ¿Qué te sugiere eso sobre la relación del personaje con la literatura?

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celebro,46 de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias,47 batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates48 imposibles; y asentósele49 de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas50 soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. Decía él que el Cid Ruy Díaz51 había sido muy buen caballero, pero que no tenía que ver con el Caballero de la Ardiente Espada,52 que de sólo un revés53 había partido por medio dos fieros54 y descomunales55

gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la industria de Hércules cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios56 y descomedidos,57 él solo era afable y bien criado. Pero, sobre todos, estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba,58 y cuando en allende59 robó aquel ídolo de Mahoma60 que era todo de oro, según dice su historia. Diera él por dar una mano de coces61 al traidor de Galalón, al ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura.62

En efeto,63 rematado64 ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible65 y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse66 en todo aquello que él había

46 celebro—cerebro. 47 pendencias—peleas; pleitos. 48 disparates (m.)—locuras; desatinos. 49 asentósele—se le quedó. 50 sonadas—famosas. 51 Ruy Díaz—El Cid Campeador (1043–1099), afamado guerrero de Castilla, cuyas hazañas

fueron cantadas en un célebre poema épico. 52 Caballero de la Ardiente Espada—Amadís de Grecia; tenía en el pecho la estampa de una

espada roja. 53 revés—golpe con la espada hacia el lado de la mano que sostiene la espada. 54 fieros—feroces. 55 descomunales—grandísimos. 56 soberbios—orgullosos; presumidos. 57 descomedidos—descorteses. 58 topaba—encontraba. 59 en allende—al otro lado del mar; en ultramar; en el extranjero. 60 Mahoma (570–632)—profeta árabe, fundador de la religión musulmana, autor de el

Corán, el libro sagrado del Islam. 61 coces (f.)—patadas. 62 de añadidura—además. 63 en efeto—en efecto; de hecho; en verdad. 64 rematado—perdido por completo. 65 convenible—conveniente; apropiado. 66 ejercitarse—desempeñarse; ocuparse.

¿Con qué hecho que se menciona antes en esta misma página se relaciona el «traidor de Galalón»? ¿Qué otros personajes que aparecen en esta página participaron en ese suceso?

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Basándote en la descripción anterior de las hazañas de los caballeros de las novelas, ¿qué clase de hazañas crees que podrá llevar a cabo don Quijote cuando se haga caballero?

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leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio,67 y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase68 eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda;69 y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín70 y llenas de moho,71 luengos72 siglos había73 que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas74

lo mejor que pudo; pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada75 de encaje,76 sino morrión77 simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada, que, encajada con el morrión, hacían una apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza y, sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó78 y tuvo por celada finísima de encaje.

Fue luego a ver su rocín, y aunque tenía más cuartos79 que un real80 y más tachas81 que el caballo de Gonela,82 que tantum pellis et ossa fuit,83 le pareció que ni el Bucéfalo84 de Alejandro ni Babieca85 el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría, porque —según se decía él

67 agravio—ofensa; daño; insulto. 68 cobrase—adquiriese; adquiriera. 69 Trapisonda—imperio ficticio, inventado por Cervantes; pero el nombre significa: riña; lío;

embrollo; alboroto. 70 orín (m.)—óxido de color rojizo; herrumbre. 71 moho—hongos que crecen sobre los cuerpos orgánicos en manchas blandas; también,

como aquí, alteración química que se produce en la superficie de un cuerpo metálico; herrumbre.

72 luengos—largos. 73 había—hacía. 74 aderezólas—las arregló; las compuso. 75 celada—pieza de armadura que cubre la cabeza. 76 de encaje—que encajaba sobre la coraza. 77 morrión (m.)—casco antiguo que cubría solamente la parte superior de

la cabeza. 78 diputó—juzgó apta; comisionó. 79 cuartos—enfermedad que padecen las caballerías en los cascos. 80 real (m.)—moneda antigua. 81 tachas—defectos. 82 Gonela—Pietro Gonnella, bufón de la corte de Ferrara, en Italia; su caballo tenía fama

por su extraordinaria flaqueza. 83 tantum pellis et ossa fuit—fue todo piel y hueso (frase latina). 84 Bucéfalo—nombre del caballo que montaba Alejandro Magno. 85 Babieca—nombre del caballo que montaba Ruy Díaz, el Cid Campeador.

Imagina como sería una celada hecha en parte de cartón. ¿Qué impresión crees que causaría alguien que tuviera puesta una celada como esa?

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a sí mesmo— no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí, procuraba acomodársele de manera que declarase quién había sido antes que fuese de caballero andante, y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo,86 como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba; y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.

Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote;87 de donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que, sin duda, se debía de llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir. Pero, acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas,88 sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha, con que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. Decíase él a sí:

—Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece89 a los caballeros andantes, y le derribo90 de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo91 y le rindo,92 ¿no será bien tener a quien enviarle presentado, y que entre y se hinque93 de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendido: “Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula94 Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado

86 estruendo—ruido; resonancia; fama. 87 Quijote—el “quijote” es la pieza de la armadura que cubre el muslo. Pero, puede haber in-

fluido también en esto el nombre del hidalgo Camilote, personaje del libro de caballerías Primaleón y Polendos.

88 a secas—sin más; nada más. 89 acontece—sucede; pasa; ocurre. 90 derribo—echo abajo; derroto. 91 venzo—conquisto; derroto. 92 rindo—obligo a aceptar mi dominio. 93 hinque—ponga. 94 ínsula—isla.

¿Qué elementos de los libros de caballerías obligan a don Quijote a buscar una dama de quien enamorarse para convertirse en caballero andante?

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¿Qué significa en este contexto la frase «singular batalla»?

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caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante”?95

¡Oh, cómo se holgó96 nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni se dio cata97 dello. Llamábase Aldonza98 Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos, y, buscándole nombre que no desdijese99 mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso,100 porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico y peregrino101 y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.

CAPÍTULO IIQue trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote

Hechas, pues, estas prevenciones,102 no quiso aguardar103 más tiempo a poner en efeto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos104 que enderezar, sinrazones que emendar,105 y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte106 a persona alguna de su intención y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa107 de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo108 de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo, cuando le asaltó un pensamiento

95 talante (m.)—voluntad; gusto. 96 holgó—contentó. 97 cata—cuenta. 98 Aldonza—nombre considerado vulgar, propio de una mujer rústica. 99 desdijese—contradijera; estuviera en desacuerdo. 100 Toboso—antigua aldea de La Mancha, cerca de Ciudad Real; “toboso” viene de “toba”,

piedra caliza que se halla en esa región. 101 peregrino—desusado; novedoso; extraño; insólito. 102 prevenciones—preparativos; medidas preparatorias. 103 aguardar—esperar. 104 tuertos—injusticias. 105 emendar—enmendar; corregir. 106 dar parte—avisar; informar. 107 puerta falsa—puerta oculta o disimulada, para evitar que la usen personas ajenas a la

propiedad. 108 alborozo—gran alegría.

Resume en una oración las «prevenciones» que hizo don Quijote.

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146 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa;109 y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero,110 y que, conforme a ley de caballería, no podía ni debía tomar armas111 con ningún caballero; y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas,112 como novel113 caballero, sin empresa114

en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase. Estos pensamientos le hicieron titubear115 en su propósito; mas, pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso de hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían. En lo de las armas blancas, pensaba limpiarlas de manera, en teniendo lugar,116 que lo fuesen más que un armino;117 y con esto se quietó y prosiguió su camino, sin llevar otro que aquel que su caballo quería, creyendo que en aquello consistía la fuerza de las aventuras.

Yendo, pues, caminando nuestro flamante118 aventurero, iba hablando consigo mesmo y diciendo:

—¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, desta manera?: “Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus harpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel.”119

Y era la verdad que por él caminaba. Y añadió diciendo:—Dichosa edad y siglo dichoso aquel adonde saldrán a luz

las famosas hazañas120 mías, dignas de entallarse121 en bronces,

109 empresa—propósito; proyecto; misión. 110 armado caballero—debidamente autorizado o comisionado caballero, según las reglas

vigentes para el efecto en la Edad Media. 111 tomar armas—entrar en combate. 112 armas blancas—armas de filo agudo, como la espada o el puñal. 113 novel—nuevo; novato; principiante. 114 empresa—aquí, divisa; emblema; insignia. 115 titubear—dudar; vacilar. 116 en teniendo lugar—en cuanto pudiera. 117 armino—armiño; mamífero carnívoro, de piel suave, parda en verano y muy blanca en

invierno. 118 flamante—nuevecito; recién estrenado. 119 Montiel—región de La Mancha; en este pasaje Cervantes parodia, es decir, imita cómica-

mente el estilo altisonante y grandilocuente de ciertos libros de caballerías. 120 hazañas—proezas; hechos heroicos. 121 entallarse—grabarse.

¿Qué significan las frases «rubicundo Apolo» y «ociosas plumas»? ¿Qué tipo de figuras retóricas emplea don Quijote en este párrafo?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 147

esculpirse122 en mármoles123 y pintarse en tablas para memoria en lo futuro. ¡Oh tú, sabio encantador, quienquiera que seas, a quien ha de tocar el ser coronista124 desta peregrina historia! Ruégote que no te olvides de mi buen Rocinante, compañero eterno mío en todos mis caminos y carreras.125

Luego volvía diciendo, como si verdaderamente fuera enamorado:

—¡Oh, princesa Dulcinea, señora deste cautivo corazón! Mucho agravio me habedes fecho en despedirme y reprocharme con el riguroso afincamiento126 de mandarme no parecer127 ante la vuestra fermosura. Plégaos,128 señora, de membraros129 deste vuestro sujeto corazón, que tantas cuitas130 por vuestro amor padece.

Con éstos iba ensartando131 otros disparates, todos al modo de los que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje. Con esto, caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle132 los sesos, si algunos tuviera.

Casi todo aquel día caminó sin acontecerle133 cosa que de contar fuese, de lo cual se desesperaba, porque quisiera topar luego luego con quien hacer experiencia del valor de su fuerte brazo. Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino134 fue la del Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre; y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada135 de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta,136 que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares137 de su redención le encaminaba. Diose priesa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía.

122 esculpirse—labrarse. 123 mármol(es) (m.)—piedra caliza, cristalina, cuya superficie se puede pulir. 124 coronista—cronista; historiador. 125 carreras—andanzas. 126 afincamiento—congoja; dolor. 127 parecer—aparecer. 128 Plégaos—plázcaos; que os complazca. 129 membraros—acordaros; recordar. 130 cuitas—cuidados; aflicciones. 131 ensartando—ligando; enlazando. 132 derretir(le)—convertir un sólido en líquido aproximándolo al fuego. 133 acontecer(le)—suceder; pasar; ocurrir. 134 avino—acaeció; sucedió. 135 majada—refugio o abrigo nocturno del ganado. 136 venta—casa en un camino para el hospedaje de los viajeros que transitan por el lugar;

mesón. 137 alcázares (m.)—fortalezas; castillos; palacios.

¿Qué móvil impulsa a don Quijote? ¿Por qué quiere toparse con alguien para pelear?

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¿A qué libro se refiere Cervantes? ¿De qué estrella y de qué portal está hablando?

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148 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas, destas que llaman del partido,138 las cuales iban a Sevilla con unos harrieros139

que en la venta aquella noche acertaron140 a hacer jornada,141 y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba, le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta, se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles142 de luciente143 plata, sin faltarle su puente levadiza144 y honda cava,145 con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan. Fuése llegando a la venta que a él le parecía castillo, y a poco trecho146 della detuvo las riendas a Rocinante, esperando que algún enano147 se pusiese entre las almenas148 a dar señal con alguna trompeta de que llegaba caballero al castillo. Pero como vio que se tardaban y que Rocinante se daba priesa por llegar a la caballeriza, se llegó a la puerta de la venta, y vio a las dos destraídas149 mozas que allí estaban, que a él le parecieron dos hermosas doncellas150 o dos graciosas damas que delante de la puerta del castillo se estaban solazando.151 En esto sucedió acaso que un porquero que andaba recogiendo de unos rastrojos152 una manada153 de puercos —que, sin perdón, así se llaman— tocó un cuerno, a cuya señal ellos se recogen, y al instante se le representó a don Quijote lo que deseaba, que era que algún enano hacía señal de su venida, y así, con estraño contento llegó a la venta y a las damas, las cuales,como vieron venir un hombre de aquella suerte154 armado, y con lanza y adarga, llenas de miedo se iban a entrar en la venta; pero don Quijote, coligiendo155 por su huida156 su miedo, alzándose la visera de papelón y descubriendo su seco y polvoroso rostro, con gentil157 talante y voz reposada les dijo:

138 del partido—de la vida; prostitutas. 139 harrieros—arrieros; los que llevan bestias de carga a algún lugar, arreando o estimulán-

dolas para que caminen. 140 acertaron—hicieron por casualidad. 141 jornada—trabajo o viaje hecho en un día. 142 chapiteles (m.)—remates de las torres, en forma piramidal. 143 luciente—brillante. 144 puente levadiza—puente que se puede levantar por un extremo, para impedir el paso a

un enemigo (“Puente” era vocablo femenino en tiempos de Cervantes; hoy es mascu-lino.).

145 cava—foso; zanja protectora de una fortaleza o castillo. 146 trecho—distancia. 147 enano—diminuto en estatura. 148 almenas—bloques rectangulares que coronan los muros de una fortaleza. 149 destraídas—distraídas; aquí, entregadas a la vida licenciosa. 150 doncellas—señoritas. 151 solazando—entreteniendo; divirtiendo. 152 rastrojos—residuos de la cosecha. 153 manada—grupo de animales como vacas, ovejas, cabras o puercos. 154 suerte (f.)—forma; manera. 155 coligiendo—deduciendo; dándose cuenta. 156 huida—fuga; retirada; retroceso. 157 gentil—cortés.

Básate en la oración «a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba, le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído» para predecir qué sucederá.

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 149

—No fuyan las vuestras mercedes ni teman desaguisado158

alguno; ca159 a la orden de caballería que profeso non toca ni atañe160 facerle a ninguno, cuanto más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran.

Mirábanle las mozas, y andaban con los ojos buscándole el rostro, que la mala visera le encubría; mas como se oyeron llamar doncellas, cosa tan fuera de su profesión, no pudieron tener161 la risa, y fue de manera que don Quijote vino a correrse162 y a decirles:

—Bien parece la mesura163 en las fermosas, y es mucha sandez164 además la risa que de leve causa procede; pero non vos lo digo porque os acuitedes165 ni mostredes166 mal talante; que el mío non es de ál167 que de serviros.

El lenguaje, no entendido de las señoras, y el mal talle168 de nuestro caballero acrecentaba en ellas la risa y en él el enojo, y pasara muy adelante si a aquel punto no saliera el ventero, hombre que, por ser muy gordo, era muy pacífico, el cual, viendo aquella figura contrahecha,169 armada de armas tan desiguales como eran la brida,170 lanza, adarga y coselete,171 no estuvo en nada en172 acompañar a las doncellas en las muestras de su contento. Mas, en efeto, temiendo la máquina173 de tantos pertrechos,174 determinó de hablarle comedidamente, y así le dijo:

—Si vuestra merced, señor caballero, busca posada,175 amén del lecho176 (porque en esta venta no hay ninguno), todo lo demás se hallará en ella en mucha abundancia.

Viendo don Quijote la humildad del alcaide177 de la fortaleza, que tal le pareció a él el ventero y la venta, respondió:

—Para mí, señor castellano,178 cualquiera cosa basta, porque

158 desaguisado—agravio; ofensa. 159 ca—porque. 160 atañe—corresponde; pertenece. 161 tener—contener; aguantar; reprimir. 162 correrse—sentirse ofendido o humillado. 163 mesura—prudencia; comedimiento. 164 sandez (f.)—necedad; despropósito; tontería. 165 acuitedes—acuitéis; aflijáis; preocupéis. 166 mostredes—mostréis. 167 ál—otra cosa. 168 talle (m.)—traza; apariencia. 169 contrahecha—aquí, disfrazada. 170 brida—freno del caballo, con las riendas. 171 coselete (m.)—coraza ligera de cuero en forma de chaleco. 172 no estuvo en nada en—estuvo a punto de. 173 máquina—aquí, abundancia. 174 pertrechos—armas; instrumentos de guerra. 175 posada—hospedaje. 176 amén del lecho—menos la cama. 177 alcaide (m.)—encargado de un castillo o fortaleza. 178 castellano—aquí, señor de un castillo.

¿Por qué a las mujeres les resultaba cómico y confuso el lenguaje usado por don Quijote?

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El ventero es muy pacífico porque es muy gordo. ¿Qué relación puede estar sugiriendo el narrador entre ser muy gordo y ser pacífico? ¿Por qué crees que el narrador incluye ese detalle?

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150 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

mis arreos179 son las armas, mi descanso el pelear, etc.

Pensó el huésped180 que el haberle llamado castellano había sido por haberle parecido de los sanos181 de Castilla, aunque él era andaluz, y de los de la playa de Sanlúcar,182 no menos ladrón que Caco,183 ni menos maleante que estudiantado paje,184 y así le respondió:

—Según eso, las camas de vuestra merced serán duras peñas, y su dormir, siempre velar; y siendo así, bien se puede apear,185 con seguridad de hallar en esta choza186 ocasión y ocasiones para no dormir en todo un año, cuanto más en una noche.

Y diciendo esto, fue a tener el estribo187 a don Quijote, el cual se apeó con mucha dificultad y trabajo, como aquel que en todo aquel día no se había desayunado.

Dijo luego al huésped que le tuviese mucho cuidado de su caballo, porque era la mejor pieza que comía pan en el mundo. Miróle el ventero, y no le pareció tan bueno como don Quijote decía, ni aun la mitad; y acomodándole en la caballeriza, volvió a ver lo que su huésped mandaba, al cual estaban desarmando las doncellas, que ya se habían reconciliado con él; las cuales, aunque le habían quitado el peto188 y el espaldar, jamás supieron ni pudieron desencajarle la gola189 ni quitalle la contrahecha celada, que traía atada con unas cintas verdes, y era menester cortarlas, por no poderse quitar los ñudos; mas él no lo quiso consentir en ninguna manera, y así, se quedó toda aquella noche con la celada puesta, que era la más graciosa y estraña figura que se pudiera pensar; y al desarmarle, como él se imaginaba que aquellas traídas y llevadas que le desarmaban eran algunas

179 arreos—atavíos; guarniciones; equipo; aquí don Quijote cita dos versos de un conocido romance tradicional que empieza: “Mis arreos son las armas,/mi descanso es pelear;/mi cama las duras peñas,/mi dormir siempre velar.”.

180 huésped—ventero; en tiempos de Cervantes “huésped” se refería indistintamente al hospedado y al hospedero.

181 sanos—hombres honrados, sin malicia. 182 playa de Sanlúcar—sitio concurrido de vagabundos y maleantes, en tiempos de Cer-

vantes. 183 Caco—en la mitología de la Antigua Roma, hijo de Vulcano; era mitad hombre y mitad

sátiro, y fue estrangulado por Hércules, a quien había robado unos bueyes. Su nombre es sinónimo de ladrón.

184 paje—criado doméstico; maleante porque se trata de un “estudiantado paje”, paje al servicio de un estudiante, donde adquiere todas las malicias de su amo.

185 apear—bajar del caballo; desmontar. 186 choza—casa muy pobre. 187 estribo—pieza, generalmente de metal, en que el jinete apoya los pies. 188 peto—pieza de armadura que protege el pecho. 189 gola—pieza de armadura que se pone al cuello, encima del peto.

¿Cuál es el malentendido aquí con respecto a la palabra «castellano»?

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¿A qué se refiere el ventero con «según eso»? ¿Por qué crees que en la venta es común no dormir?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 151

principales señoras y damas de aquel castillo, les dijo con mucho donaire:190

—Nunca fuera caballero de damas tan bien servidocomo fuera don Quijote cuando de su aldea vino: doncellas curaban dél; princesas, del su rocino,191

o Rocinante, que éste es el nombre, señoras mías, de mi caballo, y don Quijote de la Mancha el mío; que, puesto que no quisiera descubrirme fasta que las fazañas fechas en vuestro servicio y pro192 me descubrieran, la fuerza de acomodar al propósito presente este romance viejo de Lanzarote ha sido causa que sepáis mi nombre antes de toda sazón;193 pero tiempo vendrá en que las vuestras señorías194 me manden y yo obedezca, y el valor de mi brazo descubra el deseo que tengo de serviros.

Las mozas, que no estaban hechas195 a oír semejantes retóricas, no respondían palabra; sólo le preguntaron si quería comer alguna cosa.

—Cualquiera yantaría yo196 —respondió don Quijote,— porque, a lo que entiendo, me haría mucho al caso.197

A dicha,198 acertó a ser viernes aquel día, y no había en toda la venta sino unas raciones de un pescado que en Castilla llaman abadejo, y en Andalucía bacallao, y en otras partes curadillo, y en otras truchuela.199 Preguntáronle si por ventura comería su merced truchuela, que no había otro pescado que dalle a comer.

—Como haya muchas truchuelas —respondió don Quijote,— podrán servir de una trucha, porque eso se me da200 que me den ocho reales en sencillos201 que en una pieza de a ocho. Cuanto más, que podría ser que fuesen estas truchuelas como la ternera,

190 donaire (m.)—gracia. 191 rocino—rocín; estos versos, un poco alterados por don Quijote para ajustarlos al caso,

son del romance de Lanzarote, es decir, de Lancelot du Lac, héroe de novelas bretonas y de las leyendas del Santo Grial.

192 pro—provecho. 193 antes de toda sazón—antes del momento oportuno. 194 señoría(s)—título de respeto con que se trata a personas de alta dignidad. 195 hechas—acostumbradas. 196 cualquiera yantaría yo—yo comería cualquier cosa. 197 me haría mucho al caso—me vendría muy bien. 198 A dicha—afortunadamente. 199 abadejo, bacallao (bacalao), curadillo, truchuela—diferentes tipos de pescado; Cervantes

da a entender que el pescado del ventero era difícil de identificar, probablemente por pasado.

200 eso se me da—me da lo mismo. 201 sencillos—sueltos; moneda suelta.

Los dos cambios introducidos en esta estrofa son «don Quijote» en lugar de «Lanzarote», y «su aldea» en lugar de «Bretaña». ¿Por crees qué el autor no fue más específico y usó «la Mancha» o «Montiel» para referirse al lugar de origen de don Quijote?

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¿Por qué ese día había solo pescado para comer en la venta?

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152 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

que es mejor que la vaca, y el cabrito202 que el cabrón.203 Pero, sea lo que fuere, venga luego; que el trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas.

Pusiéronle la mesa a la puerta de la venta, por el fresco, y trújole204 el huésped una porción de mal remojado y peor cocido bacallao y un pan tan negro y mugriento205 como sus armas; pero era materia de grande risa verle comer, porque, como tenía puesta la celada y alzada la visera, no podía poner nada en la boca con sus manos si otro no se lo daba y ponía, y ansí, una de aquellas señoras servía deste menester.206 Mas al darle de beber, no fue posible, ni lo fuera si el ventero no horadara207 una caña, y puesto el un cabo en la boca, por el otro le iba echando el vino; y todo esto lo recebía en paciencia, a trueco de208 no romper las cintas de la celada. Estando en esto, llegó acaso a la venta un castrador de puercos, y así como llegó, sonó su silbato209 de cañas cuatro o cinco veces, con lo cual acabó de confirmar don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música, y que el abadejo eran truchas, el pan candeal210 y las rameras211

damas, y el ventero castellano del castillo, y con esto daba por bien empleada su determinación y salida. Mas lo que más le fatigaba era el no verse armado caballero, por parecerle que no se podría poner legítimamente en aventura alguna sin recebir la orden de caballería.

CAPÍTULO IIIDonde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero

Y así, fatigado deste pensamiento, abrevió su venteril212 y limitada cena; la cual acabada, llamó al ventero y, encerrándose con él en la caballeriza, se hincó213 de rodillas ante él, diciéndole:

—No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso214 caballero, fasta que la vuestra cortesía me otorgue215 un don216 que pedirle

202 cabrito—cría de la cabra, desde que nace hasta que deja de mamar. 203 cabrón—macho de la cabra; cabro; don Quijote juega aquí con el otro sentido de

“cabrón”, hombre cuya mujer le ha sido infiel. 204 trújole—trájole; le trajo. 205 mugriento—sucio. 206 menester (m.)—necesidad. 207 horadara—perforara. 208 a trueco de—para. 209 silbato—pito. 210 candeal (m.)—pan de este tipo de trigo, que da harina blanca, con que se hace pan de

superior calidad. 211 rameras—prostitutas. 212 venteril—del ventero, quien le había dado la cena; puede ser que Cervantes se permita

aquí un juego de palabras, porque “venteril” sugiere también “del vientre”, del estómago. 213 se hincó—se puso. 214 valeroso—valiente. 215 otorgue—conceda; dé. 216 don (m.)—bien; merced; talento.

Imagina que presencias la escena que se relata en este párrafo. ¿Qué adjetivos usarías para describirla?

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El sonido de un silbato le confirma a don Quijote que está en un castillo. ¿Crees que es una confirmación válida? Describe el modo de pensar de don Quijote a partir de este detalle.

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 153

quiero, el cual redundará217 en alabanza218 vuestra y en pro del género humano.

El ventero, que vio a su huésped a sus pies y oyó semejantes razones, estaba confuso mirándole, sin saber qué hacerse ni decirle, y porfiaba219 con él que se levantase, y jamás quiso, hasta que le hubo de decir que él le otorgaba el don que le pedía.

—No esperaba yo menos de la gran magnificencia vuestra, señor mío —respondió don Quijote;— y así, os digo que el don que os he pedido y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es que mañana en aquel día me habéis de armar caballero, y esta noche en la capilla220 deste vuestro castillo velaré221 las armas; y mañana, como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras, en pro de los menesterosos,222 como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy, cuyo deseo a semejantes fazañas es inclinado.

El ventero, que, como está dicho, era un poco socarrón223 y ya tenía algunos barruntos224 de la falta de juicio de su huésped, acabó de creerlo cuando acabó de oírle semejantes razones, y, por tener que reír aquella noche, determinó de seguirle el humor; y así, le dijo que andaba muy acertado en lo que deseaba y pedía, y que tal prosupuesto225 era propio y natural de los caballeros tan principales como él parecía y como su gallarda226 presencia mostraba; y que él, ansimesmo, en los años de su mocedad,227 se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo, buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de Málaga,228 Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes, donde había ejercitado la ligereza de sus pies, sutileza229 de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando230 muchas viudas, deshaciendo231 algunas doncellas y engañando a algunos pupilos,232 y, finalmente,

217 redundará—resultará; traerá como consecuencia. 218 alabanza—elogio; respeto expresado de palabra o por escrito. 219 porfiaba—insistía. 220 capilla—sala con altar, dedicada al culto religioso. 221 velaré—vigilaré; estaré despierto en presencia de. 222 menesterosos—necesitados; desamparados. 223 socarrón—burlón. 224 barruntos—sospechas; premoniciones. 225 prosupuesto—propósito. 226 gallarda—airosa; valiente; impresionante. 227 mocedad—juventud. 228 Percheles de Málaga—este paraje, y los enumerados a continuación, eran sitios frecuen-

tados por gente vagabunda y maleante. 229 sutileza—destreza; habilidad. 230 recuestando—requiriendo de amores; galanteando; sin duda para apropiarse sus bienes. 231 deshaciendo—desflorando; desvirgando; quitando la virginidad. 232 pupilos—huéspedes; los que se hospedan en casa de otro por pago.

¿Por qué era necesario velar las armas para poder ser caballero? Investiga en Internet para saber más sobre esta ceremonia.

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Compara las «hazañas» que enumera el ventero en este párrafo con las que se propone hacer don Quijote como caballero andante en el párrafo anterior y en el primer párrafo del Capítulo II.

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dándose a conocer por cuantas audiencias233 y tribunales hay casi en toda España; y que, a lo último, se había venido a recoger a aquel su castillo donde vivía con su hacienda y con las ajenas, recogiendo en él a todos los caballeros andantes, de cualquier calidad y condición que fuesen, sólo por la mucha afición que les tenía y porque partiesen234 con él de sus haberes,235 en pago de su buen deseo.

Díjole también que en aquel su castillo no había capilla alguna donde poder velar las armas, porque estaba derribada236

para hacerla de nuevo; pero que en caso de necesidad él sabía que se podían velar dondequiera, y que aquella noche las podría velar en un patio del castillo; que a la mañana, siendo Dios servido, se harían las debidas ceremonias, de manera que él quedase armado caballero, y tan caballero, que no pudiese ser más en el mundo.

Preguntóle si traía dineros; respondió don Quijote que no traía blanca,237 porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído. A esto dijo el ventero que se engañaba: que, puesto caso que238 en las historias no se escribía, por haberles parecido a los autores dellas que no era menester escrebir una cosa tan clara y tan necesaria, de traerse como eran dineros y camisas limpias, no por eso se había de creer que no los trujeron; y así, tuviese por cierto y averiguado que todos los caballeros andantes, de que tantos libros están llenos y atestados,239 llevaban bien herradas240 las bolsas, por lo que pudiese sucederles; y que asimismo llevaban camisas y una arqueta241 pequeña llena de ungüentos242 para curar las heridas que recebían, porque no todas veces en los campos y desiertos donde se combatían y salían heridos había quien los curase, si ya no era que tenían algún sabio encantador243 por amigo, que luego los socorría,244 trayendo por el aire, en alguna nube, alguna doncella o enano con alguna redoma245 de agua de tal virtud, que, en gustando alguna gota della, luego al punto quedaban sanos de sus llagas246 y heridas, como si mal alguno hubiesen tenido. Mas que en tanto que esto no hubiese, tuvieron los

233 audiencias—tribunales de justicia territoriales. 234 partiesen—compartieran. 235 haberes (m.)—bienes; hacienda; caudales. 236 derribada—echada abajo; deshecha. 237 blanca—moneda antigua de cobre, que valía medio maravedí. 238 puesto caso que—puesto que; aunque. 239 atestados—llenos hasta los topes; henchidos. 240 herradas—provistas; llenas. 241 arqueta—arca pequeña; caja cerrada para guardar objetos de valor. 242 ungüentos—medicamentos que se aplican a la superficie del cuerpo. 243 encantador—el que obra maravillas por medio de palabras mágicas. 244 socorría—ayudaba; cuidaba. 245 redoma—recipiente; vasija de vidrio de fondo ancho y boca estrecha. 246 llagas—heridas abiertas; úlceras.

¿Cuál era el móvil principal del ventero para acoger a los caballeros?

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pasados caballeros por cosa acertada que sus escuderos247 fuesen proveídos de dineros y de otras cosas necesarias, como eran hilas248 y ungüentos para curarse; y cuando sucedía que los tales caballeros no tenían escuderos —que eran pocas y raras veces,— ellos mesmos lo llevaban todo en unas alforjas249 muy sutiles,250

que casi no se parecían,251 a las ancas del caballo, como que era otra cosa de más importancia; porque, no siendo por ocasión semejante, esto de llevar alforjas no fue muy admitido entre los caballeros andantes; y por esto le daba por consejo, pues aun se lo podía mandar como a su ahijado,252 que tan presto lo había de ser, que no caminase de allí adelante sin dineros y sin las prevenciones referidas, y que vería cuán bien se hallaba con ellas, cuando menos se pensase.

Prometióle don Quijote de hacer lo que se le aconsejaba, con toda puntualidad, y así, se dio luego orden como velase las armas en un corral grande que a un lado de la venta estaba; y recogiéndolas don Quijote todas, las puso sobre una pila253 que junto a un pozo254 estaba y, embrazando su adarga, asió255 de su lanza, y con gentil continente256 se comenzó a pasear delante de la pila; y cuando comenzó el paseo comenzaba a cerrar la noche.

Contó el ventero a todos cuantos estaban en la venta la locura de su huésped, la vela de las armas y la armazón257 de caballería que esperaba. Admiráronse de tan estraño género de locura y fuéronselo a mirar desde lejos, y vieron que, con sosegado ademán,258 unas veces se paseaba; otras, arrimado a su lanza, ponía los ojos en las armas, sin quitarlos por un buen espacio dellas. Acabó de cerrar la noche; pero con tanta claridad de la luna, que podía competir con el que se la prestaba;259 de manera que cuanto el novel caballero hacía era bien visto de todos. Antojósele260 en esto a uno de los harrieros que estaban en la venta ir a dar agua a su recua,261 y fue menester quitar las armas

247 escuderos—pajes; sirvientes. 248 hilas—hebras de un trapo de lienzo que sirven para tapar las llagas

y heridas. 249 alforjas—bolsas en que llevan provisiones los que van a caballo. 250 sutiles—delgadas. 251 se parecían—se veían; se percibían. 252 ahijado—muchacho u hombre, en relación con su padrino. 253 pila—pieza grande de piedra, cóncava, en que cae o se echa agua. 254 pozo—hoyo practicado en la tierra para alcanzar una vena de agua. 255 asió—agarró; tomó en la mano. 256 continente (m.)—aspecto; presencia; porte. 257 armazón (f.)—acción y efecto de armar; o en el sentido de proveer de armas, o en el de

construir o componer; pero también puede entenderse en el sentido de “armadura”, o “esqueleto”; a todas luces, parece que el uso del término aquí es burlesco.

258 ademán (m.)—movimiento o actitud con que se manifiesta un estado de ánimo.

259 el que se la prestaba—el que le prestaba (a la luna) su claridad; es decir, el sol. 260 Antojósele—se le antojó; sintió el impulso de; le entraron ganas de. 261 recua—conjunto de animales de carga.

¿De dónde proviene la palabra «escudero»? ¿Cuál era la función del escudero?

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¿Por qué piensas que el ventero quiere convencer a don Quijote de que lleve dinero consigo? ¿Qué argumentos usa para convencerlo?

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Imagina la escena de don Quijote velando las armas en un corral y piensa en un caballero velando las armas en una capilla. ¿Qué efecto causa la comparación de la capilla con el corral?

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de don Quijote, que estaban sobre la pila; el cual, viéndole llegar, en voz alta le dijo:

—¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada! Mira lo que haces y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento.

No se curó262 el harriero destas razones —y fuera mejor que se curara, porque fuera curarse en salud;— antes, trabando de las correas, las arrojó gran trecho de sí. Lo cual, visto por don Quijote, alzó los ojos al cielo y, puesto el pensamiento —a lo que pareció— en su señora Dulcinea, dijo:

—Acorredme,263 señora mía, en esta primera afrenta que a este vuestro avasallado264 pecho se le ofrece; no me desfallezca265

en este primero trance266 vuestro favor y amparo.267

Y diciendo estas y otras semejantes razones, soltando la adarga, alzó la lanza a dos manos y dio con ella tan gran golpe al harriero en la cabeza, que le derribó en el suelo tan maltrecho,268

que si segundara con otro, no tuviera necesidad de maestro269

que le curara. Hecho esto, recogió sus armas y tornó a pasearse con el mismo reposo que primero. Desde allí a poco, sin saberse lo que había pasado—porque aún estaba aturdido el harriero,— llegó otro con la mesma intención de dar agua a sus mulos y, llegando a quitar las armas para desembarazar270 la pila, sin hablar don Quijote palabra y sin pedir favor a nadie, soltó otra vez la adarga y alzó otra vez la lanza, y, sin hacerla pedazos, hizo más de tres la cabeza del segundo harriero, porque se la abrió por cuatro. Al ruido acudió toda la gente de la venta, y entre ellos el ventero. Viendo esto don Quijote, embrazó su adarga y, puesta mano a su espada, dijo:

—¡Oh señora de la fermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío! Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo271 caballero, que tamaña272 aventura está atendiendo.273

Con esto cobró, a su parecer, tanto ánimo, que si le acometieran274 todos los harrieros del mundo, no volviera el pie atrás. Los compañeros de los heridos, que tales los vieron, comenzaron desde lejos a llover piedras sobre don Quijote, el

262 se curó—hizo caso; se preocupó. 263 Acorredme—socorredme; acudid a ayudarme. 264 avasallado—rendido; entregado; sumiso. 265 desfallezca—desmaye; falle. 266 trance (m.)—momento crítico; combate. 267 amparo—protección; favor. 268 maltrecho—maltratado; malparado; herido. 269 maestro—cirujano; médico. 270 desembarazar—despejar; quitar estorbos u obstáculos. 271 cautivo—enamorado; servidor; esclavo por amor. 272 tamaña—tan magna; tan grande. 273 atendiendo—esperando. 274 acometieran—atacaran.

En esta página don Quijote se dirige varias veces a Dulcinea. ¿Cómo se llama esa figura retórica?

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¿Por qué causa los compañeros de los heridos le tiran piedras a don Quijote desde lejos?

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cual, lo mejor que podía, se reparaba275 con su adarga, y no se osaba apartar276 de la pila por no desamparar las armas. El ventero daba voces que le dejasen, porque ya les había dicho como era loco, y que por loco se libraría277 aunque los matase a todos. También don Quijote las daba mayores, llamándolos de alevosos278 y traidores, y que el señor del castillo era un follón279

y mal nacido caballero, pues de tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros, y que si él hubiera recebido la orden de caballería, que él le diera a entender su alevosía: —Pero de vosotros, soez280 y baja canalla, no hago caso alguno; tirad, llegad, venid y ofendedme en cuanto pudiéredes; que vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía.281

Decía esto con tanto brío y denuedo,282 que infundió283 un terrible temor en los que le acometían; y así por esto como por las persuasiones del ventero, le dejaron de tirar, y él dejó retirar a los heridos y tornó a la vela de sus armas con la misma quietud y sosiego que primero.

No le parecieron bien al ventero las burlas de su huésped, y determinó abreviar y darle la negra284 orden de caballería luego, antes que otra desgracia sucediese. Y así, llegándose a él, se desculpó de la insolencia que aquella gente baja con él había usado, sin que él supiese cosa alguna; pero que bien castigados quedaban de su atrevimiento. Díjole cómo ya le había dicho que en aquel castillo no había capilla, y para lo que restaba285 de hacer tampoco era necesaria; que todo el toque de quedar armado caballero consistía en la pescozada286 y en el espaldarazo,287 según él tenía noticia del ceremonial de la orden, y que aquello en mitad de un campo se podía hacer, y que ya había cumplido con lo que tocaba al velar de las armas, que con solas dos horas de vela se cumplía, cuanto más que él había estado más de cuatro. Todo se lo creyó don Quijote, y dijo que él estaba allí pronto para obedecerle, y que concluyese con la mayor brevedad que pudiese; porque si fuese otra vez acometido y se viese armado caballero, no pensaba dejar persona viva en el castillo, eceto288 aquellas que él le mandase, a quien por su respeto dejaría.

275 reparaba—defendía; protegía. 276 no se osaba apartar—no se atrevía a apartar. 277 se libraría—se escaparía sin castigo. 278 alevosos—desleales; pérfidos; delincuentes. 279 follón—cobarde; hombre ruin. 280 soez—vil; grosero. 281 demasía—exceso; insolencia; maldad. 282 denuedo—esfuerzo; valor. 283 infundió—inspiró; metió. 284 negra—maldita. 285 restaba—quedaba. 286 pescozada—pescozón; golpe que se da con la mano en el pescuezo o

en la cabeza. 287 espaldarazo—golpe dado en las espaldas con la espada, pero de plano. 288 eceto—excepto.

¿Qué significa que don Quijote «las daba mayores»?

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¿Qué significa la palabra «luego» en el contexto de esta oración?

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Don Quijote cree todo lo que le dice el ventero. ¿Qué te sugiere eso acerca del personaje de don Quijote?

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Advertido y medroso289 desto el castellano, trujo luego un libro donde asentaba la paja y cebada que daba a los harrieros, y con un cabo de vela que le traía un muchacho, y con las dos ya dichas doncellas, se vino adonde don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas; y, leyendo en su manual—como que decía alguna devota oración,— en mitad de la leyenda290 alzó la mano y diole sobre el cuello un buen golpe, y tras él, con su mesma espada, un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes, como que rezaba. Hecho esto, mandó a una de aquellas damas que le ciñese la espada, la cual lo hizo con mucha desenvoltura291 y discreción,292 porque no fue menester poca para no reventar de risa a cada punto de las ceremonias; pero las proezas293 que ya habían visto del novel caballero les tenía la risa a raya.294 Al ceñirle la espada dijo la buena señora:

—Dios haga a vuestra merced muy venturoso caballero y le dé ventura en lides.295

Don Quijote le preguntó cómo se llamaba, porque296 él supiese de allí adelante a quién quedaba obligado por la merced recebida, porque pensaba darle alguna parte de la honra que alcanzase por el valor de su brazo. Ella respondió con mucha humildad que se llamaba la Tolosa, y que era hija de un remendón297 natural de Toledo, que vivía a298 las tendillas de Sancho Bienaya y que dondequiera que ella estuviese le serviría y le tendría por señor. Don Quijote le replicó que, por su amor, le hiciese merced que de allí adelante se pusiese don y se llamase doña Tolosa. Ella se lo prometió, y la otra le calzó299 la espuela, con la cual le pasó casi el mismo coloquio300 que con la de la espada. Preguntóle su nombre, y dijo que se llamaba la Molinera, y que era hija de un honrado molinero de Antequera; a la cual también rogó don Quijote que se pusiese don, y se llamase doña Molinera, ofreciéndole nuevos servicios y mercedes.

Hechas, pues, de galope aprisa las hasta allí nunca vistas ceremonias, no vio la hora301 don Quijote de verse a caballo y salir buscando las aventuras, y, ensillando luego a Rocinante, subió en él, y abrazando a su huésped, le dijo cosas tan estrañas,

289 medroso—temeroso. 290 leyenda—lectura. 291 desenvoltura—facilidad; desembarazo; pero también “desvergüenza”, especialmente en

las mujeres; otra de las muchas ocasiones en que Cervantes juega con la dualidad o multiplicidad de acepciones de muchas palabras.

292 discreción—buen juicio; sensatez; ingenio. 293 proezas—hazañas; hechos heroicos. 294 a raya—reprimida; refrenada; contenida. 295 lides (f.)—combates; contiendas; batallas. 296 porque—para que. 297 remendón—el que tiene por oficio remendar o reparar, especialmente zapatos o ropa. 298 a—cerca de. 299 calzó—puso al pie. 300 coloquio—plática; conversación; charla. 301 no vio la hora (de)—deseó con impaciencia.

¿Qué diferencias hay entre esta ceremonia de investidura y las ceremonias que se describen en los libros de caballerías?

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¿A qué acciones se refieren las «proezas» de esta oración? ¿Con qué sentido usó esta palabra el autor?

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agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas. El ventero, por302 verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas, aunque con más breves palabras, respondió a las suyas y, sin pedirle la costa303 de la posada, le dejó ir a la buen hora.304

CAPÍTULO IVDe lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta.

La del alba305 sería, cuando don Quijote salió de la venta tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo. Mas viniéndole a la memoria los consejos de su huésped cerca de306 las prevenciones tan necesarias que había de llevar consigo, especial la de los dineros y camisas, determinó volver a su casa y acomodarse307 de todo, y de un escudero, haciendo cuenta de308

recebir a un labrador vecino suyo, que era pobre y con hijos, pero muy a propósito para el oficio escuderil de la caballería. Con este pensamiento guió a Rocinante hacia su aldea, el cual, casi conociendo la querencia309 con tanta gana comenzó a caminar, que parecía que no ponía los pies en el suelo.

No había andado mucho, cuando le pareció que a su diestra310

mano, de la espesura311 de un bosque que allí estaba, salían unas voces delicadas, como de persona que se quejaba, y apenas las hubo oído, cuando dijo:

—Gracias doy al cielo por la merced que me hace, pues tan presto me pone ocasiones delante donde yo pueda cumplir con lo que debo a mi profesión, y donde pueda coger el fruto de mis buenos deseos. Estas voces, sin duda, son de algún menesteroso o menesterosa, que ha menester312 mi favor y ayuda.

Y, volviendo las riendas, encaminó a Rocinante hacia donde le pareció que las voces salían. Y a pocos pasos que entró por el bosque, vio atada una yegua313 a una encina,314 y atado en otra a un muchacho, desnudo de medio cuerpo arriba, hasta de edad de quince años, que era el que las voces daba, y no sin causa, porque

302 por—para; con tal de. 303 costa—precio. 304 a la buen hora—enhorabuena; con complacencia. 305 la del alba—la hora del alba; Cervantes sigue el hilo de la narración, sin tomar en cuenta

el epígrafe del Capítulo IV, tal vez agregado después de redactado el texto. 306 cerca de—acerca de. 307 acomodarse—proveerse; aprovisionarse. 308 haciendo cuenta de—pensando; planeando. 309 querencia—lugar preferido de un animal. 310 diestra—derecha. 311 espesura—paraje muy poblado de árboles y matorrales. 312 ha menester—necesita. 313 yegua—hembra del caballo. 314 encina—encino; árbol similar al roble, que tiene por fruto bellotas.

¿Por qué el ventero ni siquiera trató de cobrarle la estadía a don Quijote?

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¿Qué significa la palabra «recebir» en este contexto?

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¿Qué famoso personaje, que aparecerá luego en la historia, está describiendo aquí don Quijote?

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le estaba dando con una pretina315 muchos azotes un labrador316

de buen talle, y cada azote le acompañaba con una reprehensión y consejo. Porque decía:

—La lengua queda,317 y los ojos listos.Y el muchacho respondía:—No lo haré otra vez, señor mío; por la pasión de Dios que

no lo haré otra vez, y yo prometo de tener de aquí adelante más cuidado con el hato.318

Y viendo don Quijote lo que pasaba, con voz airada319 dijo:—Descortés caballero, mal parece tomaros con320 quien

defender no se puede; subid sobre vuestro caballo y tomad vuestra lanza —que también tenía una lanza arrimada321 a la encina adonde estaba arrimada la yegua,— que yo os haré conocer ser de cobardes lo que estáis haciendo.

El labrador, que vio sobre sí aquella figura llena de armas blandiendo la lanza sobre su rostro, túvose por muerto, y con buenas palabras respondió:

—Señor caballero, este muchacho que estoy castigando es un mi criado, que me sirve de guardar una manada de ovejas que tengo en estos contornos,322 el cual es tan descuidado, que cada día me falta una; y porque castigo su descuido, o bellaquería,323 dice que lo hago de miserable,324 por no pagalle la soldada325 que le debo, y en Dios y en mi ánima326 que miente.

—¿“Miente” delante de mí, ruin villano?327 —dijo don Quijote.— Por el sol que nos alumbra que estoy por pasaros de parte a parte328 con esta lanza. Pagadle luego sin más réplica; si no, por el Dios que nos rige que os concluya y aniquile329 en este punto. Desatadlo luego.

El labrador bajó la cabeza y, sin responder palabra, desató a su criado, al cual preguntó don Quijote que cuánto le debía su amo. Él dijo que nueve meses, a siete reales cada mes. Hizo la cuenta don Quijote y halló que montaban330 setenta y tres reales, y díjole al labrador que al momento los desembolsase,331 si no

315 pretina—cinturón de cuero. 316 labrador—el que labra, o cultiva, la tierra. 317 queda—quieta; callada. 318 hato—porción de ganado, como vacas, ovejas, o cabras. 319 airada—enojada; indignada. 320 tomaros con—meteros con; reñir con. 321 arrimada—amarrada; atada. 322 contornos—parajes cercanos; alrededores. 323 bellaquería—picardía; astucia; maldad. 324 miserable—avariento; mezquino; tacaño. 325 soldada—sueldo; salario; estipendio. 326 ánima—alma. 327 villano—vecino no noble de una villa o aldea. 328 de parte a parte—del vientre a la espalda; de un lado a otro. 329 aniquile—mate; dé muerte. 330 montaban—sumaban; ascendían a. 331 desembolsase—pagase.

¿Qué te indica esta escena sobre la realidad social de la época?

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¿Qué error hay en la cuenta que hace don Quijote? ¿A qué crees que se debe el error?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 161

quería morir por ello. Respondió el medroso villano que para el paso en que estaba y juramento que había hecho —y aún no había jurado nada,— que no eran tantos; porque se le habían de descontar y recebir en cuenta tres pares de zapatos que le había dado, y un real de dos sangrías332 que le habían hecho estando enfermo.

—Bien está todo eso —replicó don Quijote;— pero quédense los zapatos y las sangrías por los azotes que sin culpa le habéis dado; que si él rompió el cuero de los zapatos que vos pagastes, vos le habéis rompido el de su cuerpo; y si le sacó el barbero333

sangre estando enfermo, vos en sanidad334 se la habéis sacado: ansí que, por esta parte, no os debe nada.

—El daño está, señor caballero, en que no tengo aquí dineros: véngase Andrés conmigo a mi casa, que yo se los pagaré un real sobre otro.

—¿Irme yo con él —dijo el muchacho— más? ¡Mal año! No, señor, ni por pienso;335 porque en viéndose solo me desuelle336

como a un San Bartolomé.337

—No hará tal —replicó don Quijote:— basta que yo se lo mande, para que me tenga respeto; y con que él me lo jure por la ley de caballería que ha recebido, le dejaré ir libre y aseguraré la paga.

—Mire vuestra merced, señor, lo que dice —dijo el muchacho;— que este mi amo no es caballero ni ha recebido orden de caballería alguna; que es Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar.338

—Importa poco eso —respondió don Quijote;— que Haldudos puede haber caballeros; cuanto más, que cada uno es hijo de sus obras.

—Así es verdad —dijo Andrés;— pero este mi amo, ¿de qué obras es hijo, pues me niega mi soldada y mi sudor y trabajo?

—No niego, hermano Andrés —respondió el labrador;— y hacedme placer de veniros conmigo; que yo juro por todas las órdenes que de caballerías hay en el mundo de pagaros, como tengo dicho, un real sobre otro, y aun sahumados.339

—Del sahumerio os hago gracia340 —dijo don Quijote;— dádselos en reales, que con eso me contento; y mirad que lo cumpláis como lo habéis jurado; si no, por el mismo juramento os juro de volver a buscaros y a castigaros, y que os tengo de

332 sangría—antiguo tratamiento médico, que consistía en abrir una vena y dejar salir cierta cantidad de sangre, por creer que las enfermedades se debían a exceso de sangre.

333 barbero—médico practicante; el barbero era el que practicaba las sangrías. 334 sanidad—salud. 335 ni por pienso—ni pensarlo. 336 desuelle—despelleje; quite la piel. 337 San Bartolomé—uno de los apóstoles de Jesucristo; murió martirizado. 338 Quintanar—Quintanar de la Orden, pueblo de la actual provincia de Toledo. 339 sahumados—perfumados. 340 os hago gracia—os perdono; os dispenso.

Subraya en este párrafo dos palabras que están escritas en una forma que ya no se usa en el español moderno. Escribe las variantes actuales de las palabras.

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¿Piensas que el labrador cumplirá su promesa? ¿Por qué?

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En el último párrafo de esta página, don Quijote emplea una figura retórica que consiste en acumular en una oración variantes de una misma palabra. Subraya las tres palabras que se usan aquí y compara esta oración con las supuestas citas de Feliciano de Silva en la página 360 del Capítulo I.

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hallar, aunque os escondáis más que una lagartija.341 Y si queréis saber quién os manda esto, para quedar con más veras342 obligado a cumplirlo, sabed que yo soy el valeroso don Quijote de la Mancha, el desfacedor de agravios y sinrazones, y a Dios quedad, y no se os parta de las mientes343 lo prometido y jurado, so pena de344 la pena pronunciada.

Y en diciendo esto, picó a su Rocinante, y en breve espacio se apartó dellos. Siguióle el labrador con los ojos, y cuando vio que había traspuesto345 del bosque y que ya no parecía, volvióse a su criado Andrés y díjole:

—Venid acá, hijo mío; que os quiero pagar lo que os debo, como aquel deshacedor de agravios me dejó mandado.

—Eso juro yo —dijo Andrés;— y ¡cómo que andará vuestra merced acertado en cumplir el mandamiento de aquel buen caballero, que mil años viva; que, según es de valeroso y de buen juez, vive Roque,346 que si no me paga, que vuelva y ejecute lo que dijo!

—También lo juro yo —dijo el labrador;— pero, por lo mucho que os quiero, quiero acrecentar la deuda por acrecentar la paga.

Y asiéndole del brazo le tornó a atar a la encina, donde le dio tantos azotes, que le dejó por muerto.

—Llamad, señor Andrés, ahora —decía el labrador— al desfacedor de agravios; veréis cómo no desface aquéste.347 Aunque creo que no está acabado de hacer, porque me viene gana de desollaros vivo, como vos temíades.

Pero, al fin, le desató y le dio licencia348 que fuese a buscar su juez, para que ejecutase la pronunciada sentencia. Andrés se partió algo mohíno,349 jurando de ir a buscar al valeroso don Quijote de la Mancha y contalle punto por punto lo que había pasado, y que se lo había de pagar con las setenas.350 Pero con todo esto, él se partió llorando y su amo se quedó riendo.

Y desta manera deshizo el agravio el valeroso don Quijote; el cual, contentísimo de lo sucedido, pareciéndole que había dado felicísimo y alto principio a sus caballerías, con gran satisfacción de sí mismo iba caminando hacia su aldea, diciendo a media voz:

341 lagartija—reptil saurio; especie de lagarto. 342 veras—verdad. 343 mientes (f.)—mente; memoria. 344 so pena de—bajo castigo de. 345 traspuesto—pasado más allá. 346 vive Roque—juramento eufemístico. 347 aquéste—éste. 348 licencia—permiso. 349 mohíno—triste; malhumorado. 350 con las setenas—con creces; originalmente, multa del valor del daño septuplicado.

¿Cómo juzgas las intenciones de don Quijote en este caso?

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¿A quién se refiere el narrador con «su juez» en este párrafo?

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—Bien te puedes llamar dichosa sobre cuantas hoy viven en la tierra, ¡oh sobre las bellas bella Dulcinea del Toboso!, pues te cupo en suerte351 tener sujeto y rendido a toda tu voluntad e talante a un tan valiente y tan nombrado caballero como lo es y será don Quijote de la Mancha, el cual, como todo el mundo sabe, ayer rescibió la orden de caballería, y hoy ha desfecho el mayor tuerto y agravio que formó la sinrazón y cometió la crueldad: hoy quitó el látigo de la mano a aquel despiadado352 enemigo que tan sin ocasión vapulaba353 a aquel delicado infante.

En esto, llegó a un camino que en cuatro se dividía, y luego se le vino a la imaginación las encrucejadas354 donde los caballeros andantes se ponían a pensar cuál camino de aquellos tomarían, y, por imitarlos, estuvo un rato quedo; y al cabo de haberlo muy bien pensado, soltó la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el cual siguió su primer intento, que fue el irse camino de su caballeriza.

Y habiendo andado como dos millas, descubrió don Quijote un grande tropel355 de gente, que, como después se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia. Eran seis, y venían con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres mozos de mulas a pie. Apenas los divisó356 don Quijote, cuando se imaginó ser cosa de nueva aventura; y, por imitar en todo cuanto a él le parecía posible los pasos que había leído en sus libros, le pareció venir allí de molde357 uno que pensaba hacer. Y así, con gentil continente y denuedo, se afirmó bien en los estribos, apretó la lanza, llegó la adarga al pecho y, puesto en la mitad del camino, estuvo esperando que aquellos caballeros andantes llegasen, que ya él por tales los tenía y juzgaba; y cuando llegaron a trecho que se pudieron ver y oír, levantó don Quijote la voz, y con ademán arrogante dijo:

—Todo el mundo se tenga,358 si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatiz de la Mancha, la sin par359 Dulcinea del Toboso.

Paráronse los mercaderes al son360 destas razones y a ver la estraña figura del que las decía; y por la figura y por las razones luego echaron de ver la locura de su dueño; mas quisieron ver despacio en qué paraba361 aquella confesión que se les pedía, y

351 te cupo en suerte—tuviste la suerte de. 352 despiadado—cruel. 353 vapulaba—vapuleaba; azotaba; golpeaba. 354 encrucejadas—encrucijadas; cruces de caminos. 355 tropel (m.)—muchedumbre; multitud. 356 divisó—alcanzó a ver; percibió con la vista. 357 de molde—de perlas; como anillo al dedo; a la medida. 358 se tenga—se detenga; haga alto. 359 sin par—sin igual. 360 son (m.)—sonido. 361 en qué paraba—el resultado.

¿Cuál fue el resultado final de la «hazaña» de don Quijote? ¿Cuál es el tono de este párrafo y del anterior?

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Compara el motivo que lleva a don Quijote a comenzar este conflicto con el motivo que causó el incidente de Andrés y el labrador.

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uno dellos, que era un poco burlón y muy mucho discreto,362 le dijo:

—Señor caballero, nosotros no conocemos quién sea esa buena señora que decís; mostrádnosla: que si ella fuere de tanta hermosura como significáis, de buena gana y sin apremio363

alguno confesaremos la verdad que por parte vuestra nos es pedida.

—Si os la mostrara —replicó don Quijote,— ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria?364 La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no,365 conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia. Que, ahora vengáis uno a uno, como pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea,366 aquí os aguardo y espero, confiado en la razón que de mi parte tengo.

—Señor caballero —replicó el mercader,— suplico a vuestra merced, en nombre de todos estos príncipes que aquí estamos, que, porque no encarguemos367 nuestras conciencias confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída, y más siendo tan en perjuicio368 de las emperatrices y reinas del Alcarria y Estremadura, que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo: que por el hilo se sacará el ovillo,369 y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced quedará contento y pagado;370 y aun creo que estamos ya tan de su parte que, aunque su retrato nos muestre que es tuerta de un ojo y que del otro le mana371 bermellón372 y piedra azufre,373 con todo eso, por complacer a vuestra merced, diremos en su favor todo lo que quisiere.

—No le mana, canalla374 infame375 —respondió don Quijote, encendido en cólera;376— no le mana, digo, eso que decís, sino ámbar y algalia377 entre algodones; y no es tuerta ni corcovada,378

362 discreto—que tiene buen juicio; sensato; ingenioso. 363 apremio—presión; prisa. 364 notoria—obvia; evidente; conocida. 365 donde no—si no. 366 ralea—clase; tipo. 367 encarguemos—carguemos; ofendamos. 368 perjuicio—daño. 369 por el hilo se sacará el ovillo—refrán que se refiere a la manera de encontrar un ovillo

de hilo que ha rodado debajo de un mueble; es decir, indagando, se llega a la esencia de un asunto.

370 pagado—satisfecho. 371 mana—emana; sale (un líquido). 372 bermellón—rojo vivo. 373 piedra azufre—amarillo, por el color del azufre. 374 canalla (m.)—hombre despreciable, malo. 375 infame—vil; malísimo; sin honra. 376 cólera (f.)—ira; rabia. 377 algalia—sustancia aromática con que se confeccionaban perfumes. 378 corcovada—encorvada; jorobada.

El mercader usa la palabra «príncipes» para referirse al grupo de mercaderes y menciona a «las emperatrices y reinas del Alcarria y Estremadura», a pesar de que nunca hubo reinos ni imperios en esas regiones. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué usa un lenguaje parecido al de don Quijote?

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sino más derecha que un huso379 de Guadarrama.380 Pero ¡vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad381 como es la de mi señora!

Y en diciendo esto, arremetió382 con la lanza baja contra el que lo había dicho, con tanta furia y enojo, que si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el atrevido mercader. Cayó Rocinante, y fue rodando su amo una buena pieza por el campo; y queriéndose levantar, jamás pudo: tal embarazo383 le causaban la lanza, adarga, espuelas y celada, con el peso de las antiguas armas. Y entretanto que pugnaba384 por levantarse y no podía, estaba diciendo:

—Non fuyáis, gente cobarde; gente cautiva,385 atended; que no por culpa mía, sino de mi caballo, estoy aquí tendido.

Un mozo de mulas de los que allí venían, que no debía de ser muy bien intencionado, oyendo decir al pobre caído tantas arrogancias, no lo pudo sufrir386 sin darle la respuesta en las costillas. Y llegándose a él, tomó la lanza y, después de haberla hecho pedazos, con uno dellos comenzó a dar a nuestro don Quijote tantos palos, que, a despecho y pesar de sus armas, le molió como cibera.387 Dábanle voces sus amos que no le diese tanto y que le dejase; pero estaba ya el mozo picado y no quiso dejar el juego hasta envidar388 todo el resto de su cólera, y acudiendo por los demás trozos de la lanza, los acabó de deshacer sobre el miserable caído, que, con toda aquella tempestad de palos que sobre él vía, no cerraba la boca, amenazando al cielo y a la tierra, y a los malandrines,389 que tal le parecían.

Cansóse el mozo, y los mercaderes siguieron su camino, llevando que contar en todo él del pobre apaleado. El cual, después que se vio solo, tornó a probar si podía levantarse; pero si no lo pudo hacer cuando sano y bueno, ¿cómo lo haría molido y casi deshecho? Y aun se tenía por dichoso, pareciéndole que aquélla era propia desgracia de caballeros andantes, y toda la atribuía a la falta de su caballo, y no era posible levantarse, según tenía brumado390 todo el cuerpo.

379 huso—instrumento más o menos largo, cilíndrico, de madera que sirve para hilar y deva-nar hebras.

380 de Guadarrama—aquí, Cervantes compara el talle derecho de Dulcinea a un huso de Guadarrama, por venir los husos de los pinos rectos de la Sierra de Guadarrama.

381 beldad—belleza. 382 arremetió—acometió; se lanzó. 383 embarazo—dificultad; obstáculo. 384 pugnaba—se esforzaba; forcejeaba. 385 cautiva—baja; vil; miserable. 386 sufrir—aguantar; soportar; tolerar. 387 cibera—el grano que se echa en la tolva del molino para cebar la piedra. 388 envidar—vaciar; descargar. 389 malandrines—malignos; perversos. 390 brumado—quebrantado; molido.

Un hecho fortuito impide que don Quijote mate o hiera seriamente a uno de los mercaderes. ¿Por qué crees que Cervantes no incluye escenas en las que don Quijote mata o hiere de muerte a alguien?

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Actualmente muchos consideran que la frase «tempestad de palos que sobre él vía» contiene una errata de la primera edición, y que «vía» es en realidad la terminación de un verbo al que le falta la primera sílaba. ¿Cuál piensas que es ese verbo?

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CAPÍTULO VDonde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero

Viendo, pues, que, en efeto, no podía menearse,391 acordó de acogerse a su ordinario remedio, que era pensar en algún paso de sus libros, y trújole su locura a la memoria aquel de Valdovinos392

y del marqués de Mantua, cuando Carloto le dejó herido en la montiña,393 historia sabida de los niños, no ignorada de los mozos, celebrada y aun creída de los viejos, y, con todo esto, no más verdadera que los milagros de Mahoma. Ésta, pues, le pareció a él que le venía de molde para el paso en que se hallaba; y así, con muestras de grande sentimiento, se comenzó a volcar por la tierra, y a decir con debilitado aliento lo mesmo que dicen decía el herido caballero del bosque:

—¿Dónde estás, señora mía, que no te duele mi mal? O no lo sabes, señora, o eres falsa y desleal.

Y desta manera fue prosiguiendo el romance, hasta aquellos versos que dicen:

—¡Oh noble marqués de Mantua, mi tío y señor carnal!394

Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acertó a pasar por allí un labrador de su mesmo lugar y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino; el cual, viendo aquel hombre allí tendido, se llegó a él y le preguntó que quién era y qué mal sentía, que tan tristemente se quejaba. Don Quijote creyó, sin duda, que aquél era el marqués de Mantua, su tío, y así, no le respondió otra cosa si no fue proseguir en su romance, donde le daba cuenta de su desgracia y de los amores del hijo del Emperante395 con su esposa, todo de la misma manera que el romance lo canta.

El labrador estaba admirado oyendo aquellos disparates; y quitándole la visera, que ya estaba hecha pedazos, de los palos, le limpió el rostro, que le tenía cubierto de polvo, y apenas le hubo limpiado, cuando le conoció y le dijo:

391 menearse—moverse. 392 Valdovinos—personaje, como también el marqués de Mantua y Carloto, de romances

derivados de una leyenda francesa; Lope de Vega escribió en 1604 una comedia titulada El marqués de Mantua, o Baldovinos y Carloto.

393 montiña—montaña. 394 carnal—relativo a la carne; dado a los placeres de la carne; mundano; pero también,

pariente. 395 Emperante—Emperador (Carlomagno, rey de los francos desde 768

hasta 814).

¿Qué quiere decir el narrador con la frase «no más verdadera que los mila-gros de Mahoma»? ¿Por qué crees que Cervantes usa esa frase?

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—Señor Quijana —que así se debía de llamar cuando él tenía juicio y no había pasado de hidalgo sosegado a caballero andante,— ¿quién ha puesto a vuestra merced desta suerte?

Pero él seguía con su romance a cuanto le preguntaba. Viendo esto el buen hombre, lo mejor que pudo le quitó el peto y espaldar, para ver si tenía alguna herida; pero no vio sangre ni señal alguna. Procuró levantarle del suelo, y no con poco trabajo le subió sobre su jumento,396 por parecer caballería más sosegada. Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas397 sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda, y del cabestro398 al asno, y se encaminó hacia su pueblo, bien pensativo de oír los disparates que don Quijote decía; y no menos iba don Quijote, que, de puro molido y quebrantado, no se podía tener sobre el borrico,399 y de cuando en cuando daba unos suspiros que los ponía en el cielo; de modo que de nuevo obligó a que el labrador le preguntase400

le dijese qué mal sentía; y no parece sino que el diablo le traía a la memoria los cuentos acomodados a sus sucesos: porque en aquel punto, olvidándose de Valdovinos, se acordó del moro Abindarráez, cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y llevó cautivo a su alcaidía.401 De suerte que, cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mesmas palabras y razones que el cautivo abencerraje402 respondía a Rodrigo de Narváez, del mesmo modo que él había leído la historia en La Diana, de Jorge de Montemayor, donde se escribe; aprovechándose della tan a propósito, que el labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades; por donde conoció que su vecino estaba loco, y dábale priesa a llegar al pueblo, por escusar403 el enfado que don Quijote le causaba con su larga arenga.404 Al cabo de lo cual dijo:

—Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean y verán en el mundo.

A esto respondió el labrador:—Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy

don Rodrigo de Narváez, ni el marqués de Mantua, sino Pedro

396 jumento—asno; borrico. 397 liólas—las lió; las ató. 398 cabestro—rienda para sujetar o llevar un caballo o asno. 399 borrico—asno; jumento. 400 preguntase—pidiese. 401 alcaidía—casa u oficina del alcaide, o el territorio de su jurisdicción. 402 abencerraje—Abencerraje, nombre de una ilustre familia musulmana en el reino de

Granada, familia que se menciona como enemiga del rey Abu l-Hasan en el “Romance del rey moro que perdió Alhama”.

403 escusar—evitar. 404 arenga—discurso largo y didáctico.

Después de ser vencido y humillado en el incidente con los mercaderes, don Quijote se identifica con los protago-nistas del romance del Marqués de Mantua y la novela morisca El Abencerraje y la hermosa Jarifa. ¿Por qué piensas que don Quijote esta vez elige estos géneros literarios en lugar de los libros de caballerías que menciona en los capítulos anteriores?

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Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana.

—Yo sé quién soy —respondió don Quijote,— y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia,405 y aun todos los nueve de la Fama,406 pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron, se aventajarán407 las mías.

En estas pláticas y en otras semejantes llegaron al lugar, a la hora que anochecía; pero el labrador aguardó a que fuese algo más noche, porque no viesen al molido hidalgo tan mal caballero. Llegada, pues, la hora que le pareció, entró en el pueblo, y en la casa de don Quijote, la cual halló toda alborotada;408 y estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de don Quijote, que estaba diciéndoles su ama a voces:

—¿Qué le parece a vuestra merced, señor licenciado Pero Pérez —que así se llamaba el cura,— de la desgracia de mi señor? Tres días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza, ni las armas. ¡Desventurada409 de mí!, que me doy a entender, y así es ello la verdad como nací para morir, que estos malditos libros de caballerías que él tiene y suele leer tan de ordinario le han vuelto410el juicio; que ahora me acuerdo haberle oído decir muchas veces, hablando entre sí, que quería hacerse caballero andante, e irse a buscar las aventuras por esos mundos. Encomendados sean a Satanás y a Barrabás411 tales libros, que así han echado a perder el más delicado entendimiento que había en toda la Mancha.

La sobrina decía lo mesmo, y aun decía más:—Sepa, señor maese Nicolás —que éste era el nombre del

barbero,— que muchas veces le aconteció a mi señor tío estarse leyendo en estos desalmados412 libros de desventuras dos días con sus noches, al cabo de los cuales arrojaba el libro de las manos, y ponía mano a la espada, y andaba a cuchilladas con las paredes, y cuando estaba muy cansado decía que había muerto a cuatro gigantes como cuatro torres, y el sudor que sudaba del cansancio decía que era sangre de las feridas que había recebido en la batalla, y bebíase luego un gran jarro de agua fría, y quedaba sano y sosegado, diciendo que aquella agua era una preciosísima

405 los doce Pares de Francia—doce caballeros escogidos por los reyes de Francia, pares, o iguales entre sí, en valor.

406 los nueve de la Fama—nueve hombres ilustres de la historia universal: Josué, David, y Judas Macabeo, judíos; Alejandro Magno, Héctor, y Julio César, paganos; y el rey Artús, Carlomagno, y Godofredo de Bouillon, cristianos.

407 se aventajarán—superarán; serán superiores. 408 alborotada—perturbada; inquietada. 409 Desventurada—infeliz; desafortunada. 410 vuelto—revuelto; trastornado. 411 Barrabás—personaje bíblico; según la tradición cristiana, Barrabás, encarcelado en Je-

rusalén por los romanos, fue puesto en libertad el día de la Crucifixión de Jesucristo; su nombre ahora es sinónimo de “hombre malo”.

412 desalmados—sin alma; sin conciencia; crueles; inhumanos.

¿Qué juego de palabras hace la sobrina para referirse a los libros? ¿Qué frase del párrafo anterior se relaciona con este juego de palabras?

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bebida que le había traído el sabio Esquife,413 un grande encantador y amigo suyo. Mas yo me tengo la culpa de todo, que no avisé a vuestras mercedes de los disparates de mi señor tío, para que lo remediaran antes de llegar a lo que ha llegado, y quemaran todos estos descomulgados414 libros, que tiene muchos, que bien merecen ser abrasados,415 como si fuesen de herejes.416

—Esto digo yo también —dijo el cura,— y a fee417 que no se pase el día de mañana sin que dellos no se haga acto público,418 y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere de hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho.

Todo esto estaban oyendo el labrador y don Quijote, con que acabó de entender el labrador la enfermedad de su vecino, y así, comenzó a decir a voces:

—Abran vuestras mercedes al señor Valdovinos y al señor marqués de Mantua, que viene mal ferido, y al señor moro Abindarráez, que trae cautivo el valeroso Rodrigo de Narváez, alcaide de Antequera.

A estas voces salieron todos, y como conocieron los unos a su amigo, las otras a su amo y tío, que aún no se había apeado del jumento, porque no podía, corrieron a abrazarle. Él dijo:

—Ténganse todos, que vengo malferido por la culpa de mi caballo. Llévenme a mi lecho y llámese, si fuere posible, a la sabia Urganda,419 que cure y cate420 de mis feridas.

—¡Mirá, en hora maza421 —dijo a este punto el ama,— si me decía a mí bien mi corazón del pie que cojeaba422 mi señor! Suba vuestra merced en buen hora, que, sin que venga esa hurgada,423

le sabremos aquí curar. ¡Malditos, digo, sean otra vez y otras ciento estos libros de caballerías, que tal han parado a vuestra merced!

Lleváronle luego a la cama, y, catándole las feridas, no le hallaron ninguna; y él dijo que todo era molimiento, por haber dado una gran caída con Rocinante, su caballo, combatiéndose con diez jayanes,424 los más desaforados425 y atrevidos que se pudieran fallar en gran parte de la tierra.

413 Esquife—Alquife, el supuesto autor del Amadís de Grecia; la sobrina pronuncia mal el nombre, confundiéndolo con “esquife”, barco pequeño.

414 descomulgados—excomulgados; malvados; perversos. 415 abrasados—quemados. 416 herejes—los que se apartan de la doctrina oficial de la Iglesia Católica. 417 fee—fe. 418 acto público—auto de fe en tiempos de la Inquisición; castigo público de herejes y la

quema de sus libros, si los había. 419 Urganda—esposa de Alquife, arriba mencionado. 420 cate—examine. 421 en hora maza—eufemismo por “enhoramala”; se emplea para denotar disgusto. 422 del pie que cojeaba—el punto débil de. 423 hurgada—Urganda, mal pronunciada; parece que Cervantes juega con el sentido de la

palabra “hurgada”, manoseada, sobada. 424 jayanes—hombres grandes y fuertes. 425 desaforados—los que actúan sin ley, cometiendo atropellos.

Vuelve a leer la referencia a El Abencerraje y la hermosa Jarifa en el segundo párrafo de la página 386. ¿Qué error comete aquí el labrador cuando se refiere a Rodrigo de Narváez y a Abindarráez? ¿Por qué Cervantes pudo haber puesto este error en boca del labrador?

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—¡Ta, ta!426 —dijo el cura.— ¿Jayanes hay en la danza? Para mi santiguada427 que yo los queme mañana antes que llegue la noche.

Hiciéronle a don Quijote mil preguntas, y a ninguna quiso responder otra cosa sino que le diesen de comer y le dejasen dormir, que era lo que más le importaba. Hízose así, y el cura se informó muy a la larga428 del labrador del modo que había hallado a don Quijote. Éste se lo contó todo, con los disparates que al hallarle y al traerle había dicho, que fue poner más deseo en el licenciado429 de hacer lo que otro día430 hizo, que fue llamar a su amigo el barbero maese Nicolás, con el cual se vino a casa de don Quijote.

CAPÍTULO VIIIDel buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren431 treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente432 de sobre la faz de la tierra.

—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.—Aquellos que allí ves —respondió su amo— de los brazos

largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos

que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas,433 que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado434 en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera435 y desigual batalla.

426 ¡Ta, ta!—interjección que expresa sorpresa. 427 Para mi santiguada—por la señal de la cruz; fórmula de juramento. 428 a la larga—con lujo de detalles; minuciosamente. 429 licenciado—el que posee título profesional; aquí, el cura. 430 otro día—al día siguiente. 431 se descubren—se ven. 432 simiente (f.)—semilla; estirpe. 433 aspas—brazos de los molinos de viento. 434 cursado—instruido; informado. 435 fiera—feroz; encarnizada.

¿Qué se proponían hacer el cura y el barbero al día siguiente en la casa de don Quijote? Apoya tu respuesta con detalles del texto.

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Compara a Sancho Panza con el escudero que aparece en el Tratado III de La vida de Lazarillo de Tormes.

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Sancho Panza intenta que don Quijote vea que en realidad esos son molinos y no gigantes. ¿Cómo reacciona don Quijote? ¿Por qué?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 171

Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en436 que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:

—Non fuyades,437 cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.

Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:

—Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo438 me lo habéis de pagar.

Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela,439 con la lanza en el ristre,440 arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió441 con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.

—¡Válame Dios!442 —dijo Sancho.— ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar443 sino quien llevase otros tales en la cabeza?

—Calla, amigo Sancho —respondió don Quijote;— que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón,444 que me robó el aposento y los libros, ha vuelto445

estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento:446 tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.

—Dios lo haga como puede —respondió Sancho Panza.

436 puesto en—convencido de. 437 Non fuyades—no huyáis. 438 Briareo—titán de la mitología griega y romana de la Antigüedad; tenía cien brazos, y

luchó contra los dioses. 439 rodela—escudo redondo y delgado; adarga. 440 ristre (m.)—parte del peto de la armadura, que sirve para afianzar la lanza. 441 embistió—arremetió. 442 ¡Válame Dios!—¡Válgame Dios! 443 ignorar—no saber. 444 Frestón—Fristón, supuesto autor de Don Belianís de Grecia. 445 vuelto—convertido. 446 vencimiento—conquista.

¿A qué se refiere Sancho con «otros tales»? ¿Qué quiere decir?

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¿De qué manera don Quijote acomoda la realidad para que coincida con su fantasía?

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Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado447 estaba. Y, hablando en448 la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice,449 porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero;450 sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza; y diciéndoselo a su escudero, le dijo:

—Yo me acuerdo haber leído que un caballero español llamado Diego Pérez de Vargas, habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó451 de una encina un pesado ramo o tronco, y con él hizo tales cosas aquel día y machacó452 tantos moros, que le quedó por sobrenombre Machuca, y así él como sus decendientes se llamaron desde aquel día en adelante Vargas y Machuca. Hete dicho esto, porque de la primera encina o roble que se me depare453 pienso desgajar otro tronco tal y tan bueno como aquel que me imagino, y pienso hacer con él tales hazañas que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a vellas y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas.

—A la mano de Dios —dijo Sancho;— yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída.

—Así es la verdad —respondió don Quijote;— y si no me quejo del dolor es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella.

—Si eso es así, no tengo yo que replicar —respondió Sancho;— pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse.

No se dejó de reír don Quijote de la simplicidad454 de su escudero; y así, le declaró que podía muy bien quejarse como y cuando quisiese, sin gana o con ella; que hasta entonces no había leído cosa en contrario en la orden de caballería. Díjole Sancho que mirase que era hora de comer. Respondióle su amo que por entonces no le hacía menester; que comiese él cuando se le antojase. Con esta licencia se acomodó Sancho lo mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había

447 despaldado—desespaldado; lastimado en la espalda. 448 hablando en—comentando. 449 Puerto Lápice—población en la actual provincia de Ciudad Real, sobre la carretera de

Madrid a Andalucía. 450 pasajero—transitado. 451 desgajó—arrancó. 452 machacó—machucó; hizo pedazos. 453 depare—presente; aparezca. 454 simplicidad—ingenuidad; simpleza.

Busca información sobre Diego Pérez de Vargas «Machuca». ¿Es un personaje real o ficticio? ¿Dónde crees que don Quijote leyó sobre él?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 173

puesto, iba caminando y comiendo detrás de su amo muy de su espacio,455 y de cuando en cuando empinaba la bota,456 con tanto gusto que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero457 de Málaga.458 Y en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos,459 no se le acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo, sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen.

En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y del uno dellos desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podía servir de lanza, y puso en él el hierro que quitó de la que se le había quebrado. Toda aquella noche no durmió don Quijote, pensando en su señora Dulcinea, por acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos con las memorias de sus señoras. No la pasó ansí Sancho Panza; que, como tenía el estómago lleno, y no de agua de chicoria,460 de un sueño se la llevó toda, y no fueran parte461 para despertarle, si su amo no lo llamara, los rayos del sol, que le daban en el rostro, ni el canto de las aves, que, muchas y muy regocijadamente,462 la venida del nuevo día saludaban. Al levantarse dio un tiento463 a la bota, y hallóla algo más flaca que la noche antes; y afligiósele el corazón, por parecerle que no llevaban camino de remediar tan presto su falta. No quiso desayunarse don Quijote, porque, como está dicho, dio en sustentarse de sabrosas memorias. Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de464 las tres del día le descubrieron.

—Aquí —dijo en viéndole don Quijote— podemos, hermano Sancho Panza, meter las manos hasta los codos en esto que llaman aventuras. Mas advierte que, aunque me veas en los mayores peligros del mundo, no has de poner mano a tu espada para defenderme, si ya no vieres que los que me ofenden es canalla y gente baja, que en tal caso bien puedes ayudarme; pero si fueren caballeros, en ninguna manera te es lícito ni concedido por las leyes de caballería que me ayudes, hasta que seas armado caballero.

455 de su espacio—a sus anchas; cómodamente. 456 empinaba la bota—alzaba la bolsa de cuero para tomar un trago de vino. 457 bodegonero—propietario de un bodegón, o taberna. 458 Málaga—ciudad y provincia andaluza, situada en la costa del Mediterráneo; era famosa

por sus vinos. 459 menudeando tragos—tomando tragos con frecuencia. 460 agua de chicoria—té de achicoria, planta cuyas hojas se emplean en infusiones tónicas. 461 parte (f.)—motivo suficiente. 462 regocijadamente—alegremente. 463 tiento—toque; intento de tomar un trago de la bota. 464 a obra de—a eso de; cerca de.

En este párrafo don Quijote pasa la noche sin dormir. Subraya la parte del Capítulo I donde también se hace referencia a la falta de sueño del personaje.

¿A qué se refiere la palabra «toda» en esta oración? ¿Qué significa la frase «se la llevó toda»?

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174 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

—Por cierto, señor —respondió Sancho,— que vuestra merced sea muy bien obedecido en esto; y más, que yo de mío465

me soy pacífico y enemigo de meterme en ruidos ni pendencias. Bien es verdad que en lo que tocare a defender mi persona no tendré mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle.

—No digo yo menos —respondió don Quijote;— pero en esto de contra caballeros has de tener a raya tus naturales ímpetus.

—Digo que así lo haré —respondió Sancho,— y que guardaré ese preceto466 tan bien como el día del domingo.

Estando en estas razones, asomaron por el camino dos frailes de la orden de San Benito, caballeros sobre dos dromedarios:467

que no eran más pequeñas dos mulas en que venían. Traían sus antojos de camino468 y sus quitasoles. Detrás dellos venía un coche, con cuatro o cinco de a caballo que le acompañaban y dos mozos de mulas a pie. Venía en el coche, como después se supo, una señora vizcaína469 que iba a Sevilla, donde estaba su marido, que pasaba a las Indias470 con un muy honroso cargo. No venían los frailes con ella, aunque iban el mesmo camino; mas apenas los divisó don Quijote, cuando dijo a su escudero:

—O yo me engaño, o ésta ha de ser la más famosa aventura que se haya visto; porque aquellos bultos negros que allí parecen deben de ser, y son, sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderío.471

—Peor será esto que los molinos de viento —dijo Sancho.— Mire, señor, que aquéllos son frailes de San Benito, y el coche debe de ser de alguna gente pasajera. Mire que digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe.

—Ya te he dicho, Sancho —respondió don Quijote,— que sabes poco de achaque472 de aventuras; lo que yo digo es verdad, y ahora lo verás.

Y diciendo esto, se adelantó y se puso en la mitad del camino por donde los frailes venían, y, en llegando tan cerca que a él le pareció que le podrían oír lo que dijese, en alta voz dijo:

—Gente endiablada y descomunal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche lleváis forzadas; si no, aparejaos473

465 de mío—por naturaleza. 466 preceto—precepto. 467 dromedario(s)—animal muy semejante al camello, pero que tiene una sola giba en el

dorso. 468 antojos de camino—anteojos; especie de máscara de viajero para protegerse contra los

rayos solares y el polvo. 469 vizcaína—de Vizcaya, provincia en el norte de España, en el País Vasco. 470 las Indias—la América española, en tiempos coloniales. 471 poderío—fuerza; capacidad. 472 achaque (m.)—materia; asunto. 473 aparejaos—preparaos.

La primera oración de este párrafo tiene dos puntos de vista. ¿Cuáles son?

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¿Qué significa «encantadores» en esta oración? ¿Qué otro significado de la palabra conoces?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 175

a recebir presta muerte, por justo castigo de vuestras malas obras.

Detuvieron los frailes las riendas, y quedaron admirados, así de la figura de don Quijote como de sus razones, a las cuales respondieron:

—Señor caballero, nosotros no somos endiablados ni descomunales, sino dos religiosos de San Benito que vamos nuestro camino, y no sabemos si en este coche vienen, o no, ningunas forzadas princesas.

—Para conmigo no hay palabras blandas; que ya yo os conozco, fementida474 canalla —dijo don Quijote.

Y sin esperar más respuesta, picó a Rocinante y, la lanza baja, arremetió contra el primero fraile, con tanta furia y denuedo, que si el fraile no se dejara caer de la mula, él le hiciera venir al suelo mal de su grado,475 y aun mal ferido, si no cayera muerto. El segundo religioso, que vio del modo que trataban a su compañero, puso piernas al castillo de su buena mula,476 y comenzó a correr por aquella campaña,477 más ligero que el mesmo viento.

Sancho Panza, que vio en el suelo al fraile, apeándose ligeramente de su asno, arremetió a él y le comenzó a quitar los hábitos.478 Llegaron en esto dos mozos479 de los frailes y preguntáronle que por qué le desnudaba. Respondióles Sancho que aquello le tocaba a él legítimamente, como despojos de la batalla que su señor don Quijote había ganado. Los mozos, que no sabían de burlas, ni entendían aquello de despojos ni batallas, viendo que ya don Quijote estaba desviado480 de allí, hablando con las que en el coche venían, arremetieron con Sancho y dieron con él en el suelo, y, sin dejarle pelo en las barbas, le molieron a coces y le dejaron tendido en el suelo, sin aliento ni sentido. Y, sin detenerse un punto, tornó a subir el fraile, todo temeroso y acobardado y sin color en el rostro; y cuando se vio a caballo, picó tras su compañero, que un buen espacio de allí le estaba aguardando, y esperando en qué paraba aquel sobresalto,481 y, sin querer aguardar el fin de todo aquel comenzado suceso, siguieron su camino, haciéndose más cruces que si llevaran al diablo a las espaldas.

Don Quijote estaba, como se ha dicho, hablando con la señora del coche, diciéndole:

—La vuestra fermosura, señora mía, puede facer de su persona lo que más le viniere en talante, porque ya la soberbia482

474 fementida—falsa; engañosa. 475 mal de su grado—contra su voluntad; aunque no quisiera. 476 puso piernas al castillo de su buena mula—espoleó su gigantesca mula. 477 campaña—terreno llano. 478 hábitos—ropa propia de frailes. 479 mozos—criados. 480 desviado—apartado. 481 sobresalto—susto. 482 soberbia—arrogancia.

¿Qué figura retórica usa el autor cuando dice que los religiosos corrían «más ligero que el mesmo viento»?

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Describe la imagen de los religiosos «haciéndose más cruces que si llevaran al diablo a las espaldas».

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de vuestros robadores yace483 por el suelo, derribada por este mi fuerte brazo; y porque no penéis484 por saber el nombre de vuestro libertador, sabed que yo me llamo don Quijote de la Mancha, caballero andante y aventurero, y cautivo de la sin par y hermosa doña Dulcinea del Toboso, y en pago del beneficio que de mí habéis recebido, no quiero otra cosa sino que volváis485 al Toboso, y que de mi parte os presentéis ante esta señora y le digáis lo que por vuestra libertad he fecho.

Todo esto que don Quijote decía escuchaba un escudero de los que el coche acompañaban, que era vizcaíno; el cual, viendo que no quería dejar pasar el coche adelante, sino que decía que luego había de dar la vuelta al Toboso, se fue para don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína, desta manera:

—Anda, caballero que mal andes; que el Dios que crióme, que, si no dejas coche, así te matas como estás ahí vizcaíno.486

Entendióle muy bien don Quijote, y con mucho sosiego le respondió:

—Si fueras caballero, como no lo eres, ya yo hubiera castigado tu sandez y atrevimiento, cautiva criatura.

A lo cual replicó el vizcaíno:—¿Yo no caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano.

Si lanza arrojas y espada sacas, ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas!487 Vizcaíno por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo, y mientes que mira si otra dices cosa.

—Ahora lo veredes, dijo Agrajes488 —respondió don Quijote.Y arrojando la lanza en el suelo, sacó su espada y embrazó su

rodela, y arremetió al vizcaíno, con determinación de quitarle la vida. El vizcaíno, que así le vio venir, aunque quisiera apearse de la mula, que, por ser de las malas de alquiler, no había que fiar489 en ella, no pudo hacer otra cosa sino sacar su espada; pero avínole490 bien que se halló junto al coche, de donde pudo tomar una almohada que le sirvió de escudo, y luego se fueron el uno para el otro, como si fueran dos mortales enemigos. La demás gente quisiera ponerlos en paz; mas no pudo, porque decía el vizcaíno en sus mal trabadas razones que si no le dejaban acabar su batalla, que él había de matar a su ama y a toda la gente que

483 yace—está tendida. 484 penéis—sufráis; tengáis ansia. 485 volváis—torzáis; toméis el camino. 486 así te matas como estás ahí vizcaíno—es tan cierto que te matará este vizcaíno como

que estás tú ahí; el vizcaíno no hablaba bien el castellano, porque no era la lengua natal de los vascos.

487 ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas!—¡qué pronto verás que llevo el gato al agua!; “llevar el gato al agua” significa “salirse con la suya”, es decir, hacer uno su voluntad contra un adversario.

488 Agrajes—personaje del Amadís de Gaula, que solía decir “ahora lo veredes” a los que iba a combatir.

489 fiar—confiar. 490 avínole—le vino.

«Lengua castellana» es una manera de referirse a la lengua española. ¿De dónde proviene esa denominación?

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Escribe la última frase de este párrafo con el orden habitual de las palabras.

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¿A qué se refiere en este contexto la frase «sus mal trabadas razones»?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 177

se lo estorbase.491 La señora del coche, admirada y temerosa de lo que veía, hizo al cochero que se desviase de allí algún poco y desde lejos se puso a mirar la rigurosa contienda,492 en el discurso493 de la cual dio el vizcaíno una gran cuchillada a don Quijote encima de un hombro, por encima de la rodela, que, a dársela494 sin defensa, le abriera hasta la cintura. Don Quijote, que sintió la pesadumbre de aquel desaforado golpe, dio una gran voz, diciendo:

—¡Oh señora de mi alma, Dulcinea, flor de la fermosura, socorred a este vuestro caballero, que, por satisfacer a la vuestra mucha bondad, en este riguroso trance se halla!

El decir esto, y el apretar la espada, y el cubrirse bien de su rodela, y el arremeter al vizcaíno, todo fue en un tiempo, llevando determinación de aventurarlo495 todo a la496 de un golpe solo.

El vizcaíno, que así le vio venir contra él, bien entendió por su denuendo su coraje, y determinó de hacer lo mesmo que don Quijote. Y así, le aguardó bien cubierto de su almohada, sin poder rodear la mula a una ni a otra parte; que ya, de puro cansada y no hecha a semejantes niñerías, no podía dar un paso.

Venía, pues, como se ha dicho, don Quijote contra el cauto497

vizcaíno, con la espada en alto, con determinación de abrirle por medio, y el vizcaíno le aguardaba ansimesmo levantada la espada y aforrado498 con su almohada, y todos los circunstantes499

estaban temerosos y colgados500 de lo que había de suceder de aquellos tamaños golpes con que se amenazaban; y la señora del coche y las demás criadas suyas estaban haciendo mil votos501 y ofrecimientos a todas las imágenes y casas de devoción de España, porque Dios librase a su escudero y a ellas de aquel tan grande peligro en que se hallaban.

Pero está el daño de todo esto que en este punto y término deja pendiente el autor desta historia esta batalla, disculpándose que no halló más escrito, destas hazañas de don Quijote, de las que deja referidas. Bien es verdad que el segundo autor502 desta obra no quiso creer que tan curiosa historia estuviese entregada a las leyes del olvido, ni que hubiesen sido tan poco curiosos los ingenios de la Mancha, que no tuviesen en sus archivos o en sus

491 estorbase—impidiese; pusiese obstáculos. 492 contienda—pelea; batalla. 493 discurso—transcurso. 494 a dársela—de habérsela dado; si se la hubiera dado. 495 aventurarlo—arriesgarlo. 496 la—aquí, la ventura; la suerte. 497 cauto—cauteloso; prevenido. 498 aforrado—cubierto; protegido. 499 circunstantes—presentes; observadores. 500 colgados—pendientes; sobre ascuas. 501 votos—promesas; rezos. 502 el segundo autor—Cervantes, porque finge que él no es el autor del Quijote, sino sólo el

que lo traduce del árabe; el verdadero autor, dice Cervantes, es Cide Hamete Benengeli.

Subraya las palabras relacionadas con la lucha y los caballeros en este párrafo, que comienza en la página anterior.

¿Qué opina el narrador de las acciones de don Quijote y el vizcaíno? ¿Cómo lo sabes?

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178 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

escritorios algunos papeles que deste famoso caballero tratasen; y así, con esta imaginación, no se desesperó de hallar el fin desta apacible503 historia, el cual, siéndole el cielo favorable, le halló del modo que se contará en la segunda parte.

PRIMERA PARTE, CAPÍTULO IXDonde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo504

vizcaíno y el valiente manchego505 tuvieron

Dejamos en la primera parte desta historia al valeroso vizcaíno y al famoso don Quijote con las espadas altas y desnudas, en guisa de506 descargar dos furibundos507 fendientes,508

tales que si en lleno509 se acertaban, por lo menos se dividirían y fenderían de arriba abajo, y abrirían como una granada, y que en aquel punto tan dudoso paró y quedó destroncada510 tan sabrosa historia, sin que nos diese noticia su autor dónde se podría hallar lo que de ella faltaba. Causóme esto mucha pesadumbre,511

porque el gusto de haber leído tan poco se volvía en disgusto, de pensar el mal camino que se ofrecía para hallar lo mucho, que a mi parecer, faltaba de tan sabroso cuento. Parecióme cosa imposible y fuera de toda buena costumbre, que a tan buen caballero le hubiese faltado algún sabio que tomara a cargo512 en escribir sus nunca vistas hazañas; cosa que no faltó a ninguno de los caballeros andantes,

de los que dicen las gentes que van a sus aventuras,

porque cada uno dellos tenía uno o dos sabios,513 como de molde,514 que no solamente escribían sus hechos, sino que pintaban sus más mínimos pensamientos y niñerías, por más escondidas que fuesen; y no había de ser tan desdichado515 tan buen caballero, que le faltase a él lo que sobró a Platir516 y a otros

503 apacible—grata; placentera. 504 gallardo—valiente y de buena presencia 505 manchego—natural de La Mancha 506 en guisa de—en actitud de; listos para 507 furibundos—que manifiestan furia; tremebundos 508 fendientes—hendientes; que cortan desde arriba hacia abajo 509 en lleno—totalmente 510 destroncada—cortada; sin terminar 511 pesadumbre—aflicción; tristeza 512 tomara a cargo—se encargara de; aceptara la tarea de 513 sabios—aquí, encantadores 514 de molde—bien formados; aquí, perfectos 515 desdichado—infeliz; desafortunado 516 Platir—protagonista de la novela La Crónica del Caballero Platir, cuyo autor anónimo dio a

entender que la había escrito el sabio Galtenor, mago

Cervantes parece recordar unos versos de Petrarca aquí. No nos sorprende su cómputo silábico. ¿Cuál es?

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semejantes. Y así, no podía inclinarme a creer que tan gallarda historia hubiese quedado manca517 y estropeada, y echada la culpa a la malignidad del tiempo, devorador y consumidor de todas las cosas, el cual o la tenía oculta o consumida.

Por otra parte, me parecía que, pues entre sus libros se habían hallado tan modernos como Desengaño de celos, y Ninfas y pastores de Henares,518 que tambíen su historia debía de ser moderna, y que, ya que519 no estuviese escrita, estaría en la memoria de la gente de su aldea y de las a ellas circunvecinas. Esta imaginación me traía confuso y deseoso de saber real y verdaderamente toda la vida y milagros de nuestro famoso español don Quijote de la Mancha, luz y espejo de la caballería manchega, y el primero que en nuestra edad y en estos tan calamitosos tiempos se puso al trabajo y ejercicio de las andantes armas, y el de desfacer agravios, socorrer viudas, amparar doncellas, de aquellas que andaban con sus azotes y palafrenes,520 y con toda su virginidad a cuestas, de monte en monte y de valle en valle; que si no era que algún follón,521 o algún villano de hacha y capellina,522 o algún descomunal gigante las forzaba, doncella hubo en los pasados tiempos que, al cabo de ochenta años, que en todos ellos no durmió un día debajo de tejado, y se fue tan entera523 a la sepultura como la madre que la había parido. Digo, pues, que por estos y otros muchos respetos524 es digno nuestro gallardo don Quijote de continuas y memorables alabanzas,525 y aun a mí no se me deben negar, por el trabajo y diligencia que puse en buscar el fin de esta agradable historia; aunque bien sé que si el cielo, el caso y la fortuna no me ayudan, el mundo quedara falto y sin el pasatiempo y gusto, que bien casi dos horas podrá tener el que con atención la leyere. Pasó, pues, el hallarla en esta manera:

Estando yo un día en el Alcaná de Toledo,526 llegó un muchacho a vender unos cartapacios527 y papeles viejos a un sedero;528 y como soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado desta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía; y vile con carácteres que conocí ser arábigos. Y puesto que aunque los conocía, no los

517 manca—truncada; incompleta 518 Desengaño de celos y Ninfas y Pastores de Henares—modernos porque se habían publicado

en 1586 y 1587, respectivamente 519 ya que—aquí, aunque 520 azotes y palafrenes—látigos y caballos mansos 521 follón—bribón; cobarde 522 villano de hacha y capellina—hombre rústico y vil, que lleva hacha y yelmo 523 entera—aquí, virgen 524 respetos—respectos 525 alabanzas—elogios 526 Alcaná de Toledo—calle de Toledo, dedicada principalmente a tiendas de mercería, es

decir, artículos domésticos, especialmente los de costura 527 cartapacios—carpetas o cuadernos 528 sedero—comerciante especializado en sedas

Describe en una sola palabra apta la actitud del nuevo narrador con respecto a don Quijote.

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¿Cómo se llama este tópico literario concerniente al tiempo?

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¿A qué «calamitosos tiempos» se refiere Cervantes?

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Vuelve tú al Capítulo III, donde se arma caballero. Describe de la misma manera la actitud de aquel narrador.

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sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado529 que los leyese, y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua, le hallara. En fin, la suerte me deparó530 uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y leyendo un poco en él se comenzó a reír.

Preguntéle yo que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en el margen por anotación. Díjele que me la dijese, y él, sin dejar la risa, dijo:

—Está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: Esta Dulcinea del Toboso, tantas veces en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha.

Cuando yo oí decir «Dulcinea del Toboso», quedé atónito531

y suspenso,532 porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote. Con esta imaginación le di priesa que leyese el principio; y haciéndolo así, volviendo de improviso533 el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de Don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo.534 Mucha discreción fue menester para disimular535 el contento que recibí cuando llegó a mis oídos el título del libro; y salteándosele536 al sedero, compré al muchacho todos los papeles y cartapacios por medio real, que si él tuviera discreción537 y supiera lo que538 yo los deseaba, bien se pudiera prometer y llevar más de seis reales de la compra. Apartéme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor,539 y roguéle me volviese540 aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese. Contentóse con dos arrobas541 de pasas y dos fanegas542 de trigo, y prometió de traducirlos bien y fielmente, y con mucha brevedad. Pero yo, por facilitar más el negocio y por no dejar de la mano tan buen hallazgo, le truje a mi casa, donde en poco más de mes y medio la tradujo toda del mismo modo que aquí se refiere.

529 morisco aljamiado—moro que conoce el español 530 deparó—ofreció; aportó 531 atónito—asombrado 532 suspenso—intrigado; pendiente 533 de improviso—sin previo estudio; sobre la marcha 534 Cide Hamete Benengeli—autor árabe ficticio, invención de Cervantes, a quien éste

atribuye su novela 535 disimular—ocultar 536 salteándosele—arrebatándoselo 537 discreción—buen juicio 538 lo que—aquí, cuánto 539 iglesia mayor—catedral 540 volviese—aquí, tradujese 541 arrobas—una arroba equivale a aproximadamente once kilos y medio, o unas 25 libras 542 fanegas—una fanega equivale, en Castilla, a unos 55 litros y medio

Podemos inferir que, aun antes de oír el título del libro, el narrador sospecha que se trata del resto de la historia de don Quijote que él busca. Dos hechos se lo indican. ¿Cuáles son?

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Estaba en el primer cartapacio pintada muy al natural la batalla de don Quijote con el vizcaíno, puestos en la mesma postura que la historia cuenta, levantadas las espadas, el uno cubierto de su rodela,543 el otro de la almohada, y la mula del vizcaíno tan al vivo, que estaba mostrando ser de alquiler a tiro de ballesta.544 Tenía a los pies el vizcaíno un título545 que decía: Don Sancho de Azpetia546 que, sin duda, debía de ser su nombre, y a los pies de Rocinante estaba otro que decía: Don Quijote. Estaba Rocinante maravillosamente pintado, tan largo y tendido, tan atenuado547 y flaco, con tanto espinazo, tan hético548 confirmado, que mostraba bien al descubierto con cuánta advertencia y propiedad se le había puesto el nombre de Rocinante. Junto a él estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro549 a su asno, a los pies del cual estaba otro rótulo que decía: Sancho Zancas; y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga grande, el talle corto, y las zancas550 largas, y por esto se le debió de poner nombre de Panza y de Zancas; que con estos dos sobrenombres se le llama algunas veces la historia. Otras algunas menudencias551

había que advertir; pero todas son de poca importancia y que no hacen al caso a la verdadera relación de la historia, que ninguna es mala como sea verdadera.

Si a ésta se le puede poner alguna objeción cerca de552 su verdad, no podrá ser otra sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación553 ser mentirosos; aunque, por ser tan nuestros enemigos, antes se puede entender haber quedado falto554 en ella que demasiado. Y así me parece a mí, pues cuando pudiera y debiera estender la pluma en las alabanzas de tan buen caballero, parece que de industria555 las pasa en silencio: cosa mal hecha y peor pensada, habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales,556 verdaderos y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición, no les haga torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo,557 depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia

543 rodela—escudo redondo y ligero, usado por los que pelean con espada 544 a tiro de ballesta—desde lejos; la ballesta es una especie de arco para disparar flechas 545 título—aquí, letrero; rótulo 546 Azpetia—Azpeitia, villa de la provincia de Guipúzcoa, en el norte de España 547 atenuado—disminuido 548 hético—tísico; que padece de la tisis, tuberculosis pulmonar 549 cabestro—cuerda que se ata a la cabeza de un caballo, para sujetarlo o guiarlo 550 zancas—piernas largas y delgadas 551 menudencias—cosas menudas; detalles sin importancia 552 cerca de—aquí, acerca de 553 nación—aquí, raza; etnia o etnicidad 554 falto—corto; deficiente 555 de industria—adrede; a propósito; con intención 556 puntuales—aquí, exactos 557 émula del tiempo—la historia compite con el tiempo, procurando conservar lo que el

tiempo tiende a borrar

Una prueba de que este narrador no es el primero es la persona gramatical usada. ¿Cuál es el término que usamos para categorizar este tipo de narrador?

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¿A qué se refiere la palabra todas aquí? Y, ¿por qué son de poca importancia? ¿Qué opina este segundo narrador de los libros de caballerías?

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de lo porvenir. En ésta sé que se hallará todo lo que se acertare a desear en la más apacible; y si algo bueno en ella faltare, para mí tengo que fue por culpa del galgo558 de su autor, antes que por falta del sujeto.559 En fin, su segunda parte, siguiendo la traducción, comenzaba desta manera:

Puestas y levantadas en alto las cortadoras espadas de los dos valerosos y enojados combatientes, no parecía sino que estaban amenazando al cielo, a la tierra y al abismo: tal era el denuedo560 y continente561 que tenían. Y el primero que fue a descargar el golpe fue el colérico562 vizcaíno, el cual fue dado con tanta fuerza y tanta furia, que, a no volvérsele la espada en el camino, aquel solo golpe fuera bastante para dar fin a su rigurosa contienda563 y a todas las aventuras de nuestro caballero; mas la buena suerte, que para mayores cosas le tenía guardado, torció la espada de su contrario, de modo que, aunque le acertó564 en el hombro izquierdo, no le hizo otro daño que desarmarle todo aquel lado, llevándole, de camino, gran parte de la celada, con la mitad de la oreja; que todo ello con espantosa ruina vino al suelo, dejándole muy maltrecho.565

¡Válame Dios, y quién será aquel que buenamente pueda contar ahora la rabia que entró en el corazón de nuestro manchego, viéndose parar de aquella manera! No se diga más sino que fue de manera, que se alzó de nuevo en los estribos, y apretando más la espada en las dos manos, con tal furia descargó sobre el vizcaíno, acertándole de lleno sobre la almohada y sobre la cabeza, que, sin ser parte566 tan buena defensa, como si cayera sobre él una montaña, comenzó a echar sangre por las narices y por la boca, y por los oídos, y a dar muestras de caer de la mula abajo, de donde cayera sin duda, si no se abrazara con el cuello; pero con todo eso, sacó los pies de los estribos, y luego soltó los brazos, y la mula, espantada del terrible golpe, dio a correr por el campo, y a pocos corcovos567 dio con su dueño en tierra.

Estábaselo con mucho sosiego568 mirando don Quijote, y como lo vio caer, saltó de su caballo y con mucha ligereza se llegó a él, y poniéndole la punta de la espada en los ojos, le dijo que se rindiese;569 si no, que le cortaría la cabeza. Estaba el vizcaíno tan

558 galgo—perro, palabra insultante, aplicada al supuesto autor arábigo 559 sujeto—aquí, materia; asunto 560 denuedo—brío; valor 561 continente—actitud; compostura 562 colérico—lleno de cólera; rabioso 563 contienda—batalla; lucha 564 acertó—llegó a dar 565 maltrecho—herido; en mal estado 566 sin ser parte—aquí, a pesar de 567 corcovos—brincos que dan los caballos, las mulas, etc. 568 sosiego—calma; tranquilidad 569 se rindiese—se diese por vencido; reconociese que había sido derrotado

¿Qué opinión acaba de ofrecer, al pie de la página anterior, sobre este «autor arábigo»?

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El narrador que irrumpió en la escena al final del Capítulo VIII es quien nos ha guiado hasta aquí en el Capítulo IX. Es aquí cuando se pone a leer la traducción que mandó hacer al morisco. Pero, al hacerlo, ¿en manos de quién nos deposita?

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turbado570 que no podía responder palabra, y él lo pasara mal, según estaba ciego don Quijote, si las señoras del coche, que hasta entonces con gran desmayo571 habían mirado la pendencia,572

no fueran adonde estaba y le pidieran con mucho encarecimiento les hiciera tan grande merced y favor de perdonar la vida a aquel su escudero. A lo cual don Quijote respondió con mucho entono573

y gravedad: —Por cierto, fermosas señoras, yo soy muy contento de hacer

lo que me pedís; mas ha de ser con una condición y concierto,574

y es que este caballero me ha de prometer de ir al lugar del Toboso, y presentarse de mi parte ante la sin par doña Dulcinea, para que ella haga dél lo que más fuere de su voluntad.

Las temerosas y desconsoladas señoras, sin entrar en cuenta575

de lo que don Quijote pedía, y sin preguntar quién Dulcinea fuese, le prometieron que el escudero haría todo aquello que de su parte le fuese mandado.

—Pues en fe de576 esa palabra, yo no le haré más daño, puesto que577 me lo tenía bien merecido.

SEGUNDA PARTE, CAPÍTULO LXXIVDe cómo don Quijote cayó malo y del testamento que hizo y su muerte

Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya,578

llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba; porque o ya fuese de la melancolía que le causaba el verse vencido, o ya por la disposición del cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó579

una calentura,580 que le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera581 Sancho Panza, su buen escudero.

Éstos, creyendo que la pesadumbre de verse vencido y de no ver cumplido su deseo en la libertad y desencanto582 de Dulcinea le tenía de aquella suerte, por todas las vías posibles procuraban

570 turbado—aturdido; desorientado 571 desmayo—aquí, inquietud; temor 572 pendencia—pelea; riña 573 entono—vigor en la voz; firmeza 574 concierto—acuerdo 575 entrar en cuenta—darse cuenta; comprender 576 en fe de—con fe en 577 puesto que—aquí, aunque 578 la suya—su declinación 579 se le arraigó—se le metió en forma persistente 580 calentura—fiebre 581 cabecera—parte de la cama donde se colocan las almohadas 582 desencanto—escape de su encantamiento

¿A qué se debe el hecho de que don Quijote le perdona la vida al escudero aquí?

¿Cuáles son las dos causas posibles, según el narrador, de la enfermedad de don Quijote?

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alegrarle, diciéndole el bachiller que se animase y levantase para comenzar su pastoral ejercicio, para el cual tenía ya compuesta una écloga,583 que mal año584 para cuantas Sanazaro585 había compuesto, y que ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado, el uno llamado Barcino586

y el otro Butrón,587 que se los había vendido un ganadero del Quintanar.588 Pero no por esto dejaba don Quijote sus tristezas.

Llamaron sus amigos al médico, tomóle el pulso, y no le contentó mucho y dijo que, por sí o por no,589 atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro. Oyólo don Quijote con ánimo sosegado,590 pero no lo oyeron así su ama, su sobrina y su escudero, los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante. Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos591 le acababan. Rogó don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco. Hiciéronlo así y durmió de un tirón, como dicen, más de seis horas; tanto, que pensaron el ama y la sobrina que se había de quedar en el sueño. Despertó al cabo del tiempo dicho y, dando una gran voz, dijo:

—¡Bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho! En fin, sus misericordias no tienen límite, ni las abrevian ni impiden los pecados de los hombres.

Estuvo atenta la sobrina a las razones del tío y pareciéronle más concertadas que él solía592 decirlas, a lo menos en aquella enfermedad, y preguntóle:

—¿Qué es lo que vuestra merced dice, señor? ¿Tenemos algo de nuevo? ¿Qué misericordias son éstas, o qué pecados de los hombres?

—Las misericordias—respondió don Quijote—, sobrina, son las que en este instante ha usado Dios conmigo, a quien, como dije, no las impiden mis pecados. Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas593 de la ignorancia, que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda594 de los detestables

583 écloga—égloga, poema pastoril, que idealiza la vida campestre 584 mal año—mala suerte; tanto peor 585 Sanazaro—Jacopo Sannazaro (1458—1530), escritor italiano, autor de una novela

pastoril, La Arcadia, que se considera modelo del género 586 Barcino—barcino, adj.; se refiere al color, blanco, pardo, o rojizo, del pelo de ciertos

animales 587 Butrón—apellido ilustre, relacionado con la primera nobleza de España 588 Quintanar—Quintanar de la Orden, población de la provincia de Toledo; aparece

también en el Capítulo IV del Quijote de 1605, en el episodio de Juan Haldudo y Andrés 589 por sí o por no—por si acaso 590 sosegado—calmado; tranquilo 591 desabrimientos—disgustos 592 solía—acostumbraba; tenía la costumbre de 593 caliginosas—oscuras 594 leyenda—aquí, lectura

El médico tiene otra opinión. Según él, ¿a qué se debe la enfermedad mortal de don Quijote?

…leyendo otros… ¿Cuál es el referente de otros aquí?

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libros de las caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos,595 y no me pesa sino que este desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa,596

leyendo otros que sean luz del alma. Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala, que dejase renombre de loco; que puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi muerte. Llámame, amiga, a mis buenos amigos: al cura, al bachiller Sansón Carrasco y a maese Nicolás el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento.

Pero de este trabajo se escusó la sobrina con la entrada de los tres. Apenas los vio don Quijote, cuando dijo:

—Dadme albricias,597 buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno. Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva598 de su linaje;599 ya me son odiosas todas las historias profanas600 del andante caballería; ya conozco mi necedad601 y el peligro en que me pusieron haberlas leído; ya, por misericordia de Dios, escarmentando en cabeza propia,602 las abomino.603

Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron, sin duda, que alguna nueva locura le había tomado. Y Sansón le dijo:

—¿Ahora, señor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? Y ¿agora que estamos tan a pique de604 ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño?605 Calle por su vida, vuelva en sí,606 y déjese de cuentos.607

—Los de hasta aquí—replicó don Quijote—, que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte, con ayuda del cielo, en mi provecho. Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda priesa; déjense burlas aparte, y tráiganme un confesor que me confiese y un escribano608 que haga mi testamento; que en tales trances609 como éste no se ha de burlar el hombre con

595 embelecos—mentiras; engaños 596 recompensa—aquí, remedio 597 albricias—premio o regalo que se da a alguien por haber traído buenas noticias 598 caterva—multitud despreciable 599 linaje—aquí, clase 600 profanas—no religiosas; seculares 601 necedad—tontería 602 escarmentando en cabeza propia—aprendiendo por experiencia personal; referencia al

dicho que reza: «Nadie escarmienta en cabeza ajena». 603 abomino—odio; aborrezco 604 a pique de—a punto de 605 ermitaño—persona que vive solo, alejado de los demás 606 vuelva en sí—vuelva a su condición normal, a su sano juicio 607 déjese de cuentos—olvídese de esas tonterías 608 escribano—notario público; persona autorizada a dar validez a firmas en documentos 609 trances—situaciones críticas

Subraya este nombre completo. Es la primera vez que se da completo en el Quijote.

Nota el uso de la palabra del, aquí, con andante caballería. En el siglo XVII, era corriente escribir del si la palabra siguiente empezaba con a, aunque no fuera tónica, es decir, acentuada.

…Los … los … ¿Cuál es el referente aquí?

¿Qué apellido tiene el protagonista de la novela de Unamuno en el Tomo II?

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el alma. Y así, suplico que en tanto que el señor cura me confiesa, vayan por el escribano.

Miráronse unos a otros, admirados610 de las razones de don Quijote, y, aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo; porque a las ya dichas razones añadió otras muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, y a creer que estaba cuerdo.

Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él y confesóle. El bachiller fue por el escribano y de allí a poco volvió con él y con Sancho Panza; el cual Sancho (que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor), hallando a la ama y a la sobrina llorosas, comenzó a hacer pucheros611 y a derramar lágrimas. Acabóse la confesión y salió el cura diciendo:

—Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento.

Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados612de ama, sobrina y de Sancho Panza su buen escudero; de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho, porque verdaderamente, como alguna vez se ha dicho, en tanto que don Quijote fue Alonso Quijano el Bueno, a secas,613 y en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible614 condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían.

Entró el escribano con los demás, y después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas,615 dijo:

—Ítem, es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares,616

quiero que no se le haga cargo dellos, ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y si, como estando yo loco fui parte para617 darle el gobierno de la ínsula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de

610 admirados—sorprendidos; asombrados 611 hacer pucheros—dar indicios de estar a punto de llorar 612 preñados—aquí, hinchados; llenos de lágrimas 613 a secas—sin más 614 apacible—agradable; tranquilo 615 mandas—cláusulas de un testamento 616 dares y tomares—desacuerdos; diferencias 617 fui parte para—fui responsable de

¿Quién aquí trata de convencer a quién de estas cosas?

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¿En qué consiste la ironía de este diálogo entre Sansón Carrasco y don Quijote?

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un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece.

Y, volviéndose a Sancho, le dijo:—Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer

loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo.

—¡Ay! —respondió Sancho llorando—. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado:618 quizá tras de alguna mata619 hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal620 a Rocinante le derribaron;621 cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros y el que es vencido hoy ser vencedor mañana.

—Así es—dijo Sansón—, y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos.

—Señores—dijo don Quijote—, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño622 no hay pájaros hogaño.623 Yo fui loco y ya soy cuerdo: fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el señor escribano.

Ítem, mando624 toda mi hacienda, a puerta cerrada,625 a Antonia Quijana, mi sobrina, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado626 della lo que fuere menester627 para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfación que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados628 para un vestido. Dejo por mis albaceas629 al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes.

618 concertado—acordado; planeado 619 mata—planta de poca estatura 620 cinchado mal—puesto con descuido la cincha, la faja o correa que asegura la silla 621 derribaron—tumbaron; echaron al suelo 622 antaño—años pasados 623 hogaño—hoy; actualmente 624 mando—doy; lego 625 a puerta cerrada—de puertas adentro; en su totalidad 626 bien parado—aquí, fácil de sacar 627 menester—necesario 628 ducados—monedas de oro, de valor variable 629 albaceas—personas encargadas de hacer cumplir las mandas de un testamento

¿Cuál es el sentimiento de este párrafo? Esfuérzate por describirlo en las palabras más apropiadas y expresivas.

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¿Qué pasará con la herencia que lega a su sobrina si ella se casa con hombre que sepa de los libros de caballerías?

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188 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

Ítem, es mi voluntad que si Antonia Quijana, mi sobrina, quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías; y en caso que se averiguare630 que lo sabe y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él, y se casare, pierda todo lo que le he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías,631 a su voluntad.

Ítem, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas632 de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente633 ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates634

como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo635 de haberle dado motivo para escribirlos.

Cerró con esto el testamento y, tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo636 en la cama. Alborotáronse todos y acudieron a su remedio, y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy a menudo. Andaba la casa alborotada, pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba637 Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa638 en el heredero la memoria de la pena que es razón639 que deje el muerto.

En fin, llegó el último640 de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho641 tan sosegadamente642 y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió.

Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha, había pasado desta presente vida, y muerto naturalmente. Y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión

630 averiguare—supiere (futuro del subjuntivo) 631 pías—piadosas; caritativas 632 hazañas—proezas; hechos heroicos 633 encarecidamente—calurosamente; fuertemente 634 disparates—dislates; locuras 635 escrúpulo—aquí, arrepentimiento 636 de largo a largo—cuan largo era 637 se regocijaba—se daba gusto 638 templa—aquí, modera; suaviza; disminuye 639 razón—aquí, normal; razonable 640 el último—el último desmayo 641 lecho—cama 642 sosegadamente—tranquilamente

Cuando puedas, busca en Internet el nombre Alonso Fernández de Avellaneda, supuesto autor del libro que menciona don Quijote aquí en su lecho de muerte. Averigua lo que puedas sobre este autor y su libro, y comparte con tus compañeros de clase lo que descubras. Anótalo aquí.

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Es genuino el dolor que sienten todos por la agonía de don Quijote. ¿Qué causa tienen, entonces, estos indicios de mejor ánimo?

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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 189

de algún otro autor que Cide Hamete Benengeli643 le resucitase falsamente y hiciese inacabables historias de sus hazañas.

Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen644 entre sí por ahijársele645 y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia646 por Homero.

Déjanse de poner aquí los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso éste:

Yace aquí el hidalgo fuerteque a tanto estremo llegóde valiente, que se advierteque la muerte no triunfóde su vida con su muerte. Tuvo a todo el mundo en poco;fue el espantajo647 y el coco648

del mundo, en tal coyuntura,649

que acreditó su ventura650

morir cuerdo y vivir loco.

Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma: —Aquí quedarás, colgada desta espetera651 y deste hilo de

alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péñola652 mía, adonde vivirás luengos653 siglos, si presuntuosos y malandrines654

historiadores no te descuelgan para profanarte. Pero antes que a ti lleguen, les puedes advertir, y decirles en el mejor modo que pudieres:

¡Tate, tate, folloncicos!655

De ninguno sea tocada;porque esta empresa, buen rey,para mí estaba guardada.656

643 Cide Hamete Benengeli—supuesto autor de Don Quijote, según Cervantes 644 contendiesen—disputasen; luchasen 645 ahijársele—reclamarle como ahijado o hijo 646 las siete ciudades de Grecia—Argos, Atenas, Colofón, Esmirna, Quíos, Rodas y Salamina;

todas afirmaban ser la ciudad natal de Homero, autor de la Ilíada. 647 espantajo—espantapájaros; figura que por su aspecto causa miedo; se coloca en los

campos de cultivo para ahuyentar los pájaros 648 coco—ser imaginario invocado para meter miedo a los niños 649 coyuntura—aquí, momento decisivo 650 ventura—suerte 651 espetera—tabla provista de garfios, o ganchos para colgar los utensilios de cocina 652 péñola—pluma 653 luengos—largos 654 malandrines—mal intencionados 655 ¡Tate, tate, folloncicos!—¡Ojo! ¡Cuidado, malhechores! ¡Quietos! 656 guardada—los dos últimos versos son de un romance sobre la muerte de Alonso de

Aguilar en el cerco de Granada

No sorprende el cómputo silábico aquí. ¿Cómo se llaman los versos de este número de sílabas?

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Los versos de este cómputo silábico, ¿tienden a ser populares, o cultos?

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Si este presunto intercambio es entre el autor y su pluma, ¿de quién es la voz que nos lo presenta?

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190 Abriendo puertas: ampliando perspectivas

Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco657 que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada658

las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros, ni asunto de su resfriado659 ingenio.

A quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros660 de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa661

donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo tan a gusto y beneplácito662 de las gentes a cuya noticia llegaron, así en estos como en los estraños reinos. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano663

de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando664 y han de caer del todo sin duda alguna. Vale.665

657 tordesillesco—a la manera de los habitantes de Tordesillas, pueblo de la provincia de Valladolid; alusión a Alonso de Avellaneda, seudónimo del autor de una imitación del primer tomo de Don Quijote, publicado en Tarragona en 1614; Avellaneda dio a entender falsamente que era natural de Tordesillas.

658 deliñada—delineada; trazada; compuesta 659 resfriado—aquí, frío; que no tiene gracia 660 fueros—derechos; privilegios 661 fuesa—fosa; tumba 662 beneplácito—placer 663 ufano—orgulloso 664 tropezando—aquí, perdiendo fuerzas 665 Vale—Adiós; despedida en latín

En este punto, deja de hablar la pluma, a quien se oye hablar desde «¡Tate, tate, folloncicos!», arriba. ¿Quién le va a responder aquí?

¿Quién es el que se dice «el primero que gozó el fruto» de esta gran novela Don Quijote de la Mancha?

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