el ilustrador como autor de imagenes

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SEMINARIO SOBRE DERECHO DE AUTOR TEMA: EL ILUSTRADOR COMO AUTOR DE IMÁGENES Por: Olga Cuéllar e Ivar da Coll Buenos días. Agradecemos la amable invitación hecha por la Dirección Nacional de Derecho de Autor así como del CERLALC a participar en este seminario que consideramos abre un debate que creemos estaba pendiente desde hace mucho tiempo. Queremos plantear una serie de dudas que nos atañen a los ilustradores y estamos aquí en representación de todos ellos, esperando que esta discusión, de algún modo, ayude a abrir un camino hacia modos más proporcionados de reconocimiento de nuestro trabajo. El titulo de la charla es “El ilustrador como autor de imágenes” A nuestro modo de ver, este título se puede prestar a diversas interpretaciones. Por lo pronto a dos: Podría decirse que como la importancia del texto escrito es relevante, la ilustración, hace las veces de adorno o acompañamiento del mismo. O Que ya que el texto lo ha dicho todo, entonces el papel de la ilustración es “representar” lo escrito. Aquí hay varios asuntos que es importante aclarar. Referirse solamente al texto como el único acto de creación al que se le reconoce derechos de autor, no solo ignora la coautoría , porque deja a un lado la obra del ilustrador, sino que además desconoce el proceso cognitivo del niño. Extendámonos un poco más en esto, porque el niño es el lector y quien principalmente interesa en lo referente a los libros ilustrados. Cuando un niño puede leer la palabra casa y asocia lo leído a una casa real, ha tenido que recurrir primero a una construcción de imagen de casa que le permite insertar los signos de las letras que la componen y asociar significado y significante. El acercamiento a la lectura requiere de un proceso complejo y simple a la vez. La asociación entre signo y lo que este representa es lecto-escritura propiamente dicha. La primera manifestación del niño como persona capaz de leer y escribir es la consecuencia del siguiente proceso: oye la palabra casa, ve una imagen, la guarda en su memoria y finalmente trata de reproducirla. Es decir, el niño, cuando dibuja, no solo está representando sino que esta escribiendo la palabra casa. Nos hemos detenido a analizar este proceso para recalcar la importancia y responsabilidad que tiene un autor de imágenes en el momento de abordar la

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Page 1: El Ilustrador como autor de imagenes

SEMINARIO SOBRE DERECHO DE AUTOR

TEMA: EL ILUSTRADOR COMO AUTOR DE IMÁGENES

Por: Olga Cuéllar e Ivar da Coll

Buenos días. Agradecemos la amable invitación hecha por la Dirección Nacional de Derecho de Autor así como del CERLALC a participar en este seminario que consideramos abre un debate que creemos estaba pendiente desde hace mucho tiempo. Queremos plantear una serie de dudas que nos atañen a los ilustradores y estamos aquí en representación de todos ellos, esperando que esta discusión, de algún modo, ayude a abrir un camino hacia modos más proporcionados de reconocimiento de nuestro trabajo.

El titulo de la charla es “El ilustrador como autor de imágenes”

A nuestro modo de ver, este título se puede prestar a diversas interpretaciones. Por lo pronto a dos: Podría decirse que como la importancia del texto escrito es relevante, la ilustración, hace las veces de adorno o acompañamiento del mismo.

O

Que ya que el texto lo ha dicho todo, entonces el papel de la ilustración es “representar” lo escrito.

Aquí hay varios asuntos que es importante aclarar. Referirse solamente al texto como el único acto de creación al que se le reconoce derechos de autor, no solo ignora la coautoría , porque deja a un lado la obra del ilustrador, sino que además desconoce el proceso cognitivo del niño.

Extendámonos un poco más en esto, porque el niño es el lector y quien principalmente interesa en lo referente a los libros ilustrados.

Cuando un niño puede leer la palabra casa y asocia lo leído a una casa real, ha tenido que recurrir primero a una construcción de imagen de casa que le permite insertar los signos de las letras que la componen y asociar significado y significante.

El acercamiento a la lectura requiere de un proceso complejo y simple a la vez. La asociación entre signo y lo que este representa es lecto-escritura propiamente dicha. La primera manifestación del niño como persona capaz de leer y escribir es la consecuencia del siguiente proceso: oye la palabra casa, ve una imagen, la guarda en su memoria y finalmente trata de reproducirla. Es decir, el niño, cuando dibuja, no solo está representando sino que esta escribiendo la palabra casa.

Nos hemos detenido a analizar este proceso para recalcar la importancia y responsabilidad que tiene un autor de imágenes en el momento de abordar la

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creación de las mismas . Por lo tanto considerar que el ilustrador es un simple decorador de páginas es irrespetar al lector que nos ocupa, el niño.

¿Hasta cuando continuaremos considerando que sólo leemos palabras, que las imágenes son un mero acompañamiento, un adorno y no un lenguaje?

¿Por qué nos limitamos como lectores? ¿ Por qué no permitimos que las imágenes traspasen las fronteras de aquello que la palabra limita?. El niño no hace esto. Acabamos de explicarlo.

Y acaso no dice Alicia en ese maravilloso libro de Lewis Carroll:

¿De qué sirve un libro sin diálogos o imágenes?

La responsabilidad de un autor de imágenes es enorme. De la calidad y cuidado de su oficio depende que ganemos o perdamos a un lector, a un escritor, a un creador de imágenes, a un narrador, etc.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto nos quedan muchas dudas referentes a los derechos del ilustrador.

¿Por qué el ilustrador no es considerado un autor y se le desconocen sus derechos como tal? Es decir, ¿por que no comenzamos a referirnos al ilustrador como un autor de imágenes?

¿Por qué en algunos casos, cuando se le pide a este autor de imágenes que trabaje en un proyecto, no se le ofrece un contrato, que contemple sus derechos?

Y cuando se le ofrece este contrato ¿de donde salen mágicamente esos porcentajes desproporcionados de pago de regalías?

En muchos casos, la editorial ha decidido; no entendemos aún de donde ni como, que por ejemplo, el autor del texto reciba un 10% y el ilustrador, si le va bien, un 2%.

O también, se divide por la mitad el X por ciento, que a decir verdad, también mágicamente ha venido reduciéndose en estos últimos años de un 10, a un, entre 6 y 8%.

En cuanto a las reimpresiones ¿por que no se paga, ni se pide autorización, a un autor de imágenes, cuándo hay reimpresión de su obra?

Cierto es que este autor de imágenes ha entregado ingenuamente por un pago total su trabajo al editor , pero lo que habría que dejar claro es que entrega el derecho por un tiempo limitado a reproducirlo, usarlo en el proyecto en especifico para el que fue contratado y lo mas delicado, no ha cedido los derechos patrimoniales sobre el mismo.

Otro caso, cuando el autor del texto es el mismo autor de las imágenes del libro. ¿Por qué el editor ofrece un porcentaje de regalías, inferior o igual a los que mencionamos anteriormente?

Y ¿por qué ofrece a este autor de texto e imágenes un anticipo igual al que ofrecería al autor de un escrito? ¿Dónde esta el pago de trabajo de ilustración?

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Es decir, si al editor se le presenta un autor con una idea escrita para un libro álbum, el editor tendría que pensar en conseguir un autor de imágenes para realizar el proyecto y por supuesto, pagarle honorarios con un contrato de derechos de ilustración.

¿Por que instituciones tan importantes como CERLALC y UNESCO, y cuya misión principal es velar por los derechos de autor, aún no se ha preocupado por promover una ley que evite la aplicación de los pagos tributarios de cada país, cuando la obra de un autor es adquirida por una casa editorial ubicada en el exterior?

Estas instituciones preocupadas por la difusión de la cultura deberían crear leyes que sean congruentes con su propósito.

Si continuamos obviando estos cuestionamientos, seguimos contribuyendo a que del mismo modo existan menos autores y por consiguiente, menos libros, menos lectores, menos de todo aquello, que a voz en cuello, hemos escuchado decir durante tantos y tantos años.

(Fin del documento)