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17 EL HERALDO DEI . ISTMO dio práctico, encaminémo á este maldito lugar y _ .ya veis lo que me ha sucedido _ . . Aqui el discípulo do Galeno hizo una pausa porque el llan- to le ahogaba, y mie ojos no pudieron contener umr lágrima . Poco después el joven practicante conti- nuó : Seguramente—lijo—esa infeliz doncella ha sido víctima de un prolongado ataque cataléptico que la ha hecho toma r por muerta, y como tal, ha sido conducida al anfiteatro . Ya veis, caballe ro, que el principal culpable no soy yo, sino el médico que la declarara extinta . . . - Sí, le conteste, vos sois inocente Inocente! repitió el jóven de Varmoct con acento lleno de amargura . Veo que soy inocente; pero á pesar do ello ya no gozo de tranquilidad como antes ; mi conciencia me acusa de haber qui- tado una vida, y siento el corazón oprimido por crueles remordimientos!- . Ay-! muigo mío, esto es insoportable! Yo abandonaré ahora mismo mis estudios, me iré á mi pueblo, y diré á mi fa milia que mi organismo no se presta pm .a la carre•a~ de médico . Mi padre poséeunas fincas campestres en donde me dedicare á los trabajos agrícolas pa r a ver si do esto modo, con la constante labor y la vista 2e nuevos ho r izontes, consi o mitigar rni honda pena . Espero quo vos guardareis silencio para quo nadie se imponga del fatal suceso quo me arrastra á tomar semejante resolución . . .. Adios, amigo mío . Y el practicante me tendió su mano tembloro- sa . y yerta . -1 pretósela emocionado, y después le ví alearse con 'paso torre hasta trasponer la puer- ta de la calle. Yo me L, abfa quedado nonio y absorto, y de los poros do mi cuerpo brotaba un sudor frío, Pobre joven ! exclamé cuando me hube recuperado un po- co, y e n seguida me dirigí á la escalera del Hospi- ta1 . Subí, y al llegar ni br meseta encoutrémo con umr Hermapa muy amable á quien interrogué eu voz baja á fin de que me diera algunos detalles acerca de mi interesante preta gorrista . La cari kr tiva mujer lúzome entrar á una jrieza donde tomó asiento, y entonces ella eomeuzo su relato de la siguiente maner a,: —La señorita po r quien preguntais se llama Blasina Alalhoreuse . Anteayer—sábado—por la tarde, vino aquí y ocupó la cama N .' 48 de la sala de mujeres . Yo, casualmente, fuí su enfermera. La pobrecita pa recía histérica, y a menudo lo aco- metíau fuertes convulsiones durante las cuales arreaba marcha espuma por la boca . . . . Anoche co- mo á las ocho la encontré llorando y la pregunté qué tenía. "Ay ! Hermana L usted no se figura cuán des- "graciada soy ! me contestó . Tenga usted la bon- dad de sentarse un momento á mi lado y le con- "taré mis desdichas, pues necesito, antes de morir, "confiar á alguien lo que hasta ahora mo he reser- "vado ; es preciso que desahogue de algún modo "mi ace rbo dolor 1 . .. —Accedí á la petición de Blasina, y éstas fue- ron sus palabras: 'principiaré por decir á usted que no he cono- cido padres, habiendo . sido criada por unatía ma- ` 'terna que al principio me trababa bien ; pero una " tarde do primavera, una tarde herrnosísima ha- " llábame en ol balcón cuando acortó á pasar frente ` 'á él un caballero muy buen mozo : figúrese usted 'que era de bien formado cuerpo, blanco, pálido, y "lucía una barba castaña que le daba umr gran se- " mejanza al hermoso rostro del Jesús que tiene en "su recámara mi tía- En su delicada mano doro- "cha ostentaba un lindo anillo de esmeralda ver- de-oscura, y en la misma po rtaba un voluminoso "libro de pasta amarillenta . El pasó indiferente, "pero yo desde aquel instante sentí ardor en mi po- "cho viva pasión de amor por aquel hombre á "quien no he vuelto á ver mima más Lo único que he logrado saber después de innmuerables " pesquisas, es que cursa con gran pro vacho la i o- 'chaina y que se llama Osvaldo de Varmout 1 grité yo con voz ahoga- da, al par que un vértigo me desvaneció la cabeza y sentí que mis ojos se salían de sus órbitas . Lo Hermana mirómo con espanto, y luego preguntó- me con extrañeza, cuál era el motivo de mi impre- sión, y sobro todo, por qué había pronunciado yo el mismo nombre que iba á brotar do sus labios. Es . . . que . . ose caballero es mi amigo, le res- pondí, y la descripción quo acaba do . oir no me Bo- ja duda ie su identidad con él . L'or supuesto, su papel en esto asunto me sorprende . Empero, con- tinuad . porque ahora tengo mayor interés en sabor el final do vuestro relato. —Pues bien ; ya que lo queréis, repuso mi in- telocnto r a, aso lo haré. —Blasina prosiguió : "Al ver mis esperanzas " perdida.s . atacómo una profunda melancolía y po- 'co después comenzaron á da roo accidentes et^- "viosos quo, día por día, minaban mi débil 'Misma A . causa de mi enfermedad, rni "tornó áspera conmigo y acabó por notifi~ "que debía buscar refugio en ue h o.spital, p, 'ya estaba cansada do sopor tar mis pataleta "ella era nuny pobre y no podía seguir gastan= médicos y drogas quo ningún provecho re . . . . " can á mi quebrantada salud . No me hice n- ~. "las hirientes palabras do mi tía, y auogs- - "llanto, emprendí camino hacia este lugar _. "bien pronto acabará mi vida de martirio. "gamo, Hermana, ese , joven Osvaldo de Va 'gno visita á las enfermas de esta. sala eonmc ,, .. ' ticante? —SI, le contesté ; yo le conozco bien : él V' . la Clínica los lúnes, miércoles y viernes; le veréis, hija mía . Estad tranquila. "Ay 1 Hermana! exclamó Blasina lanzan-,' "profundo suspiro . Me siento muy mal ,} "morir antes de que él venga . . . Pero lo que nr "mortifica es la idea de que cuando yo . expi• ' -"mi amado, Loh Dios Eterno! a qu! :-~, 6~ ': 'colmo de mi desgracia, desgarra : .. . - ,. "cuando yazga inanimada en el hc ~- ; : ; -'a =r teatro! . . .. anfiteatro! repetí yo con acérate uta . - -Parece que sois demasiado seasid :!)- sorvó la Hermana .

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EL HERALDO DEI . ISTMO

dio práctico, encaminémo á este maldito lugary _ .ya veis lo que me ha sucedido _ . . Aqui eldiscípulo do Galeno hizo una pausa porque el llan-to le ahogaba, y mie ojos no pudieron contener umrlágrima. Poco después el joven practicante conti-nuó : Seguramente—lijo—esa infeliz doncella hasido víctima de un prolongado ataque catalépticoque la ha hecho tomar por muerta, y como tal, hasido conducida al anfiteatro . Ya veis, caballe ro,que el principal culpable no soy yo, sino el médicoque la declarara extinta . . . -

Sí, le conteste, vos sois inocente

Inocente! repitió el jóven de Varmoct conacento lleno de amargura . Veo que soy inocente;pero á pesar do ello ya no gozo de tranquilidadcomo antes ; mi conciencia me acusa de haber qui-tado una vida, y siento el corazón oprimido porcrueles remordimientos!- . Ay-! muigo mío, esto esinsoportable! Yo abandonaré ahora mismo misestudios, me iré á mi pueblo, y diré á mi fa miliaque mi organismo no se presta pm .a la carre•a~ demédico. Mi padre poséeunas fincas campestresen donde me dedicare á los trabajos agrícolas pa r aver si do esto modo, con la constante labor y lavista 2e nuevos horizontes, consi o mitigar rnihonda pena . Espero quo vos guardareis silenciopara quo nadie se imponga del fatal suceso quome arrastra á tomar semejante resolución . . ..Adios, amigo mío .

Y el practicante me tendió su mano tembloro-sa. y yerta . -1 pretósela emocionado, y después leví alearse con 'paso torre hasta trasponer la puer-ta de la calle.

Yo me L, abfa quedado nonio y absorto, y de losporos do mi cuerpo brotaba un sudor frío, Pobrejoven ! exclamé cuando me hube recuperado un po-co, y e n seguida me dirigí á la escalera del Hospi-ta1. Subí, y al llegar ni br meseta encoutrémo conumr Hermapa muy amable á quien interrogué euvoz baja á fin de que me diera algunos detallesacerca de mi interesante preta gorrista . La cari krtiva mujer lúzome entrar á una jrieza donde tomóasiento, y entonces ella eomeuzo su relato de lasiguiente maner a,:

—La señorita po r quien preguntais se llamaBlasina Alalhoreuse . Anteayer—sábado—por latarde, vino aquí y ocupó la cama N .' 48 de la salade mujeres . Yo, casualmente, fuí su enfermera.La pobrecita pa recía histérica, y a menudo lo aco-metíau fuertes convulsiones durante las cualesarreaba marcha espuma por la boca . . . . Anoche co-mo á las ocho la encontré llorando y la preguntéqué tenía.

"Ay ! Hermana L usted no se figura cuán des-"graciada soy ! me contestó . Tenga usted la bon-

dad de sentarse un momento á mi lado y le con-"taré mis desdichas, pues necesito, antes de morir,"confiar á alguien lo que hasta ahora mo he reser-"vado ; es preciso que desahogue de algún modo"mi ace rbo dolor 1 . ..

—Accedí á la petición de Blasina, y éstas fue-ron sus palabras:

'principiaré por decir á usted que no he cono-cido padres, habiendo . sido criada por unatía ma-

` 'terna que al principio me trababa bien ; pero una" tarde do primavera, una tarde herrnosísima ha-" llábame en ol balcón cuando acortó á pasar frente` 'á él un caballero muy buen mozo : figúrese usted'que era de bien formado cuerpo, blanco, pálido, y

"lucía una barba castaña que le daba umr gran se-" mejanza al hermoso rostro del Jesús que tiene en"su recámara mi tía- En su delicada mano doro-"cha ostentaba un lindo anillo de esmeralda ver-de-oscura, y en la misma po rtaba un voluminoso

"libro de pasta amarillenta . El pasó indiferente,"pero yo desde aquel instante sentí ardor en mi po-"cho viva pasión de amor por aquel hombre á"quien no he vuelto á ver mima más Lo único„que he logrado saber después de innmuerables" pesquisas, es que cursa con gran pro vacho la i o-'chaina y que se llama

Osvaldo de Varmout 1 grité yo con voz ahoga-da, al par que un vértigo me desvaneció la cabezay sentí que mis ojos se salían de sus órbitas . LoHermana mirómo con espanto, y luego preguntó-me con extrañeza, cuál era el motivo de mi impre-sión, y sobro todo, por qué había pronunciado yoel mismo nombre que iba á brotar do sus labios.

Es . . . que . . ose caballero es mi amigo, le res-pondí, y la descripción quo acaba do . oir no me Bo-ja duda ie su identidad con él . L'or supuesto, supapel en esto asunto me sorprende. Empero, con-

tinuad. porque ahora tengo mayor interés en saborel final do vuestro relato.

—Pues bien ; ya que lo queréis, repuso mi in-telocntora, aso lo haré.

—Blasina prosiguió : "Al ver mis esperanzas" perdida.s . atacómo una profunda melancolía y po-'co después comenzaron á da roo accidentes et^-"viosos quo, día por día, minaban mi débil'Misma A. causa de mi enfermedad, rni"tornó áspera conmigo y acabó por notifi~"que debía buscar refugio en ue h o.spital, p,'ya estaba cansada do sopor tar mis pataleta"ella era nuny pobre y no podía seguir gastan=„médicos y drogas quo ningún provecho re . . . ."can á mi quebrantada salud . No me hice n-

~."las hirientes palabras do mi tía, y auogs- -"llanto, emprendí camino hacia este lugar

_."bien pronto acabará mi vida de martirio."gamo, Hermana, ese ,joven Osvaldo de Va'gno visita á las enfermas de esta. sala eonmc ,, ..

' ticante?

—SI, le contesté ; yo le conozco bien : él V' .la Clínica los lúnes, miércoles y viernes;le veréis, hija mía. Estad tranquila.

"Ay 1 Hermana! exclamó Blasina lanzan-,'"profundo suspiro. Me siento muy mal ,}"morir antes de que él venga . . . Pero lo que nr"mortifica es la idea de que cuando yo . expi• '

-"mi amado, Loh Dios Eterno!a qu! :-~, 6~ ':

'colmo de mi desgracia, desgarra : . .. - ,."cuando yazga inanimada en el hc ~-; : ; -'a=rteatro! . . ..

anfiteatro! repetí yo con acérate uta . -

-Parece que sois demasiado seasid :!)-sorvó la Hermana .

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El, HERALDO DEl, iSTMO

18

Cicrtamento, le contestó ; y os suplico ton al-neis á la mayor brevedad ; porque me siento mal ydeseo retirarme h casa.

—Pues bien -continuó la Hi ja de San Vicente:Blasina acabó su historia, y y o me retiré de sa la-do después de halan ' enjugado su abundante lloro .

Anoche á las lo le comenzó dn ataqué fortí-simo y algunos minutos más tarde, estaba imuóvily rígida' SU corazón no palpitaba, y borras despuesel Doctor Lrloquer declaró que estaba.

Viva! exclamé yo con sordo acento, y un fan-tasma ensangrentado cruzó entonces por mi vis-ta .

- -Qué estais hablando, señor? díjome la fiarmana con aspereza . Salid do aquí inna:diatmuen-te porque vos sois un loco!

Sin tomar en cuanta las ofensivas palabras deaquella buena, n ajen de corneta y delantal de pationegro, despedíme con una venia, dándole las gra-das por el fav n• que mo h Mía dispensado, y muyluego gané la calle . Ví el reloj ,y eran las dos y mediade la talle. Caí um1. lluvia menuda y hacíabastante frío. Apenas llegado .á misa, meretiré á ad cuarto, mo metí en la cama,porque sentíame enfermo, debido á las vmoozonas del día . No tardó on atacarme unintenso calofrío que mc bacín tarit ir con violencia,y, poco después,in vadiéror me un calor febril y unaquietud letárgica. Quedeme dormido y mi cere-bro exaltado fué presa de horrible pesadilla.Poco á poco fueron apareciendo en mi imaginaciónlos ennegrecidos paredones del hospital de SanJuan de Dios ; luego el interior del edificio con susescaleras, sus euft nnarí as, sus Iferm :amrs y multi-tud de visitantes que murmn llaban como enjam-bre de gigantescos abejones ; luégo el patio, y enel centro de éste, el L (gubia a .nfitoatro rodeado deaterciopelados pensamientos y rosas multicolores;despues . . .la. medrosa salsa . de disección, en cuyamarmórea lápida . estaba el cuerpo iner te de unahermosa virgen como de veinte años que yaeíatendida boca arriba y desnuda, ostentando en todosu esplendor voluptuoso, sus venustas formas másblancas q'nc la alba piedra que le servía de durolecho ; y, por último, la joven iutocada gimiendodebilmente y retorciéndose con desesperación,mientras gruesos chorros do sangre par pi ir i antborbotaban de una profunda herida, é iban á cae'golpeando sobre el embaldosado pavimento

.Era la conmovedora imágen de Blasina Malhen-reese, la de los ojos garzos velados por largas y ri-zadas pestañas ; la de los entreabiertos labios queapenas si mostraban las perlas superiores de unaboca fresca, y la de los oscuros y abundantes caba-llos que rodaban serpenteando hasta colgar por losbordes de la mesa yerta y lisa . ..

cLOvis ACERO DA VET

(OCTAVIO VALm(S Y ARCE .)

Lauroin el Album de la Señorita Joaquin Díez

li;l ruiseñor altivo

te brinda su barmonía-,

las rosas de la tarde

perfmuan tu jardín,

la abeja del amaño

la miel de su ambrosía

ti a da mientras las liras

de amor vibran por ti.

LI

Si miras, son tus ojos

dos astros luminosos

cuyos destellos ciega n

á todo el quo Las vé;

si ríes es tu risa

acorde melodioso

de notas escapadas

del ha r pa de Israel.

111

''u andar ligero y breve

es de gacela arisca,

y cuando paelna riegas

encanto y seducción,

Parece que proelamlas

el reino de la Gracia.

la dicha de las bellas,

el triunfa del Amor.

v

Te finjo castellana

de tiempos medioevales,

y á tu álbum regio alcázar

do rei ua tu beldad.

Penetro en él y dejo

: ni ofrenda entre otras muchas:

acógela propicia

Gioconda sm igual.

ucn,r,Eanro ANDRLEV E.

Prima vera : 19114 .

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19 EL IJICRAL,1)0 DEL, .LSTMo

CONCURSO DE col-LATOSSEGUNDA MENCION HONORLFICA

i Alienado 1PARA MANUEL E . AMADOR

I golpe, porque él no lo esperaba y porlo rudo dejó al Poeta morad fdo y trisE te. Su sensibilidad moral y su amaginaalón calenturienta de soñador eterno,

ante el choque poderoso de la realidad brutal do losneedide, quedaren de pronto corno etnestesiadas.

Y aunque la verdad—por lo cruel y amarga_parecía más bien un suoúo fantástico, él llegótambaleándose y nervioso á su casa en donde lamadre anciana y cariñosa le aguardaba impacien-te todas las,uoeiles,

Tembloroso y,agitIdo por el dolor dióle la car-ta cruel . Era una e arta de Margarita, la jovenhermosa y blanca, de cutis nacarado, do crenchasrubias como rayos do sol en plena primavera yojos negros como penas hondas, que despues detres n ios de . ; .mores . sin acosa justificadora delhecho, pedíuln que diera por terminado el compro-miso matrimonial que habían contraído.

Mientras la anciana, agobiada por el pesar pro-fundo de un dolor sincero leía pensativa la cartainesperada (pu) daba al traste con toda la telir,idadde su hijo, al entró á su cuarto, abrió la ventanaque daba al parque y sus ojos dilatados se fijaronpor uu instante en el cielo en don-le la luna, páliday hermosa, irradiaba con una tranquilidad deses-perante, mientras en 1--;s ruinas de un sobar vecinouna a.ve uoctUrna rompía el silencio de la nochecon su cante fatídico y entristecedor.

Vestido y en silencio so arrojó en su lecho ybajo la influencia dura y cruel de una desgraciaque él no esperaba, las visiones y los recuerdos . enconnubi o maltratado'', vinieron á su pobre cerebrode Poeta que el dolor atenaceaba, como obedecien-do á la voz de nu conjuro nefasto.

Y él allí—en la soledad de su cuarto de soltero—dió principio, bajo la sugestión de su profundodolor moral, á un examen largo y lento de todo supasado de anrmte correspondido, llena do f since-ra y do esperanzas nobles para el porvenir . lu-chaba inutiLmente por encontrar una sola note dis-curdantc en el concierto de sus -amores leales á loscuales ella acababa de poner fin y no le fué posibleen su abatimiento, descubrir uu solo motivo acu-sado' que en justicia die r a origen á un desenlacetan violento como amargo.

Entóuees pensó en la posibilidad de la sug'tión que en el ;tuna de ella —afina sana. y desp:vista de malicia—habrían podido ejarciar las frito- ..y consejos de otro sér menos interesado en el asato que tan de cerca á ambos has tocaba ; y ante eh

idea salvadora . perdonúla desde el fondo de su al-mn, purificada ya de firmar por el sufrimiento po-deroso y el dolor intenso,

+

Al día siguiente en la nuel toa, el Poeta, debi-do á lo profundo de su abatimiento y al exceso dela modittcunt angustiosa ou que lidiase sumidodurante toda la noche, al levantarse do su lecho,lanzó unt horrible carcajada, larga y estridente,cuyo sonido, al principio enérgico y poderoso, fuépoco á popo disminuyendo hasta terminar en ungrito tenue y prolongado . La madre al oirlo co-rrió á su ea reto y al fijar en él sus ojos mientrasque impresionada contemplaba. eta el semblanteedel Poeta t idas las mellas rio ua pesar ilunensu,pregnutóle angustiada

;Qué tienes, hijo mio?

Y el Poeta respondió á la anciana con una se-gunda ca rcajada tan sonora y amarga como la an-terior.

Estaba loco

+

Desde eu tóneos para la madi, comenzar(afanes y los cuidados que lo profundo de su r . ;.y su timar maternal hacían Cada vez más ae.timas constantes.

El mllar alienista de la ciudad fué cansa ,y despueS de nn largo examen del paciente p _,.tró hacerlo recuperar la razón si por cualqutcdio llegaba á hace r lo llorar.

Tanta risa sarcástica y amarga que uncíacerebro del enfe r mo y agui ,jmrcuba el Corazónquo la escuchaban, sólo podía curarla—segúnvelaba el facultativo—un llanto profundo yro, llanto que demostrara el principio de unabilidad de nivelar las facultades intelectualPoeta., que no habían podido resistir el gulpo. - -da lo Inesperado.

Y el alienista comenzó por hablarle de late y sus horrores con palabras ardientes, tra:do sugestionarlo, sin que sus frases fueran 1,ciento expresivas para silenciar la eterna rloco .

Despues pensó en hacerle creer quo le,

dro había muerto y tiara ella—la,q.^ A,, h

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EL ItIERA LDO DEL ISTMO

20

Este, á quien se le dijo ya al entrar que su ma-dro estaba agonizante llegó sin manifiesta orno .

ción á la pieza . vió á la anci aua tendida, pálida, in-móvil en el lecho que i natro cirios amarillentosapenas alumbraban y al fijarse en la faz do aque-lla que le olió el sor, arrugó lit frente, dilató las pupilas, contra,jó los brazos . . . y con su carcajadasonora y sempiterna llenó impasible el ambiente dela habitación.

Y entonces el rnédiro entristecido pensó comoúltimo recurso en lo fuerte y agudo de los doloresfísicos, y en la mañana siguiente-siempre en suafán de hacerlo llorar--aplicó en los antebrazos,en los bieeps y en los pectorales, del pobre alienado,hierres candentes que al quemar sus carnes del en-fermo, sólo le, arrancaron gritos desesperantes dedolor, pero nf una sola lágrima ni tan siquiera unsuspiro.

El hombre de ciencia derrotado ya par la ter-quedad y la firmeza del mal, abandonó el enterraren brazos de su madre y dijo á ésta al despedirse:

—Solo la casualidad puedo curarlo ; quien lohaga llorar lo salvará.

Y se marchó pensativo dejando ra, la ancianasola, abrazada á su hijo que tánto adoraba y queapesar de las quemaduras siempre reía, reía, reacon una risa intermi nablc y cruel, denunciadorado un dolor ho r rible . . .

Despues que las quemaduras so cicatrizaron,la anciana, ea las tardes claras y serenas, sacabadel brazo á su hijo á pasear por las calles, creyen-do talvez que el viento frie y la tranquilidad de lahora podían aliviar en algo la tensión de los ner-vios del enfermo.

Una noche que volvían de uno de estos paseos,al pasto' por una callo, la anciana so detuvo paraoir las notas melodiosas y alegres de un piano quotocaban en un salón . (011a se sentía cansada y elrecuerdo de la enfermedad cruel de su pobre hijo,

la demacrado pm lo enérgico del mal, se agarra

ha con fuerza. poderosa a su cerebro atribulado.

De pronto el piano quedó en silencio y una risafresca ele mujer joven v hermosa llenó ros ámbi-tos del salón, repercutiendo en la calle . Aíra Mar-garita, la perjura, que ahí reía .

La anciana al escucharla dijo con voz le quoja á su hijo que, algo tranquilo, le daba el brazo

—;Conoces esa risa? Oyela bien!

1! ;1 loco guardó silencio y dilatando las pupi-las, cerrando con fuerza los puños y mo rdiéndoselos labios hasta hacérselos sangre, se puso á escu-char lleno de sobre salta y como muedrentado.

La r i sa nuevamente sonó y entonces el loco,al oir' , se abrazó á su madre y mientras murmu-raba con voz débil y aguda : -

—Sí ; la risa de ella, de la ingrata : de la. perju-ra, bañó con sus lágrimas--las primeras después desu enfermedad-,-las canas venerables de su pobremadre que, abrazada á él, tambien lloraba . ..

1'15CK

inr,kaA m)aU DUTARY)

Raso negroDEL LIBRO PREERAQVELINAS

Para °abriel Arango Valencia

Sí 1 Tú has de morir . . . Me lo ha dicha el-quieu, no sé con qué palabras, pero á fuerzo de sa-nármela toda una noche, he amanecido sensible vhuraño, trajeado de negro, con los ojos ancianos yun deseo refinado de ver muchas llores amarillassobre tmubas recientes:

Siempre tuvo temores diabólicos : antes de queagrietara mi frente este pensamiento abominable,se me figuró con mortificados insistencia, verteenlazada á un hombre brutal, que reprimía. tosgustos, te celaba oni exageración tiesdorosa . tetrataba con gestos de imperio y fi :gol ;ha secreta-mente tu cuerpo de crucificada dolorosa . Hoy, eltemor de tu muerte hace vibrar en mi espíritu unanostalgia suprema, porque allí, en un rinconcitolleno de olvido y de mubría ., debajo de una. lá.minade mármol, he de amarte y de llorar por tí de otramanera"

Sí! Idas do morir! . . .En una mañana en queel cielo esté congestionado y los helechos sean tré-mulos ; en una mañana corta, sin sol, llena de sus-piros y lágrimas, callarás mansmuente . Con unabondad a^ericiadoa, huirá de tí la vida, y en lamisericordia de tu boca, quedará--como la huelladel aletazo de un abanico sobre los pliegues volup-tuosos de un corpiño de novia ama sonrisa casi in-visible, íntimmuente casta que dará á tu rostropascual una mansedumbre lastimadora.

Yo uo te olvidaré. Tti sabes que eres en míeterna, y así como hoy en peregrinación constantecoloco mis versos y frases de perdón sobre la tumba de todas mis impresiones, así mañana desgrana-ré sobre el sepulcro que oprime tu cuerpecito decrucificada dolorosa, 'Huchas llores amarillas re-gadas con las lágrimas amargas de mis ojos an-cianos

ANmtíds CESTENA.

(MANUEL OP;rt y LRd ..

Barra nq ui L la : 1401 .

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El, I-IERALDO DEL ISTMO

RogersEn el Sum de Inglaterra, lugar de mi residen

oia entonces, fué donde conocí á. Rogers, que hizoél mismo su presentación . Su suegro se había ca-sado con una parienta lejana mía, que, poco des-pués, había sido ahorcada . El hombre parecíacreer, por esto . cine existía un parentesco entrenosotros . Venía á verme todos los días, se instaa-laba como en su (tasa, y charlaba . De todas lasan riosi da des humanas simpáticas y serenas que hevisto, considero á Rogers eono la primera.

El primer día quiso examinar mi galera d epelo. Me apresuré á satisfacerlo, pensando que n od<tjnría. de notar el nombre del gran sombrerero deOxford Street, puesto en el fondo . v que me nitre-(daría. más, en consecuencia . Peto lo volvió deun lado y del otro r•on una. csneeie de gravedadrr mpasiva, sefialó dos ó tris defectos y dijo que,como mi llegada . era demasiado reciente, tolaví:r.no se podía. esperar ace yo,supiese ya. dónde tenisque hacer mis eomnrrs . E.1 me enviar í r las seriasde su sombrerera . Y agregó : '•Disenlne . " mientrasse poe a .í . recortas con cuidado un redondel de pa-pel do soda color ado. Despuntó las orillas meti-culosmuente. tomó goma y pegó el parche dentrode mi sombrero, de modo que (miedoso el nombredel sombrerero . Y dijo:

-Nadie pivi t sabor ahora dónde. lo ha ronprado usted . Yo lo rna~ndaré un mar] ete de misombrero, y usted podrá aplicarlo sobre el re.dondel .

che en vela, comprometiendo su salud?

—Déjelo estar--rne respondió Rogers,--Denlasiado he hecho por él, y es fuerza que me tengaalgunas consideraciones.

Tanto habría valido que tratase yo de descon-certar á una monis con una ocurreueia . 1logersagregó:

—Allí es 'donde me hago hacer todo . Taru-bién los de allí son los únicos trajes que sepueden ver.

Hipe otra tentativa:

-Mc habría i, r .stulu que hubiera traído ustedpuesto alguno ahora para verlo,

— Dios bendito ! i Acaso no tongo puesto unoahora'? L ste a.rtícnlo- sale de allí, do la- sastreríaMorgan.

]Examiné. el trn.je . Err a . un arríenlo de ropería,(nepe pio á . nn judío de Chat :em Street, con todasegurid ad haría unos veinte anos, Debía hubercostado, nuevo, mios canLro dólares. Entoncesestab r dr sgarrado ta ,jeado pe9ade . grasiento . Nopude menos (le mostrarle donde estaba. roto . Peroél se ofertó de tal modo, que sentí haber heclieeso. En el primer momento pareció sumirse ennu abismo sin fondo do dolor Luego se repasen,hizoel ademán do apartar do . él la compasión deun pueblo o nte•o y dijo con una emoción que mepastee') fabricada:

—L'or favor, Eso no tiene impm•taneia, Nose aflija . usted. Me pond ré otro ta•a ., je,

Cntuul t se hubo se renada por conpleto, cuan-do pudo examinar fríamente los desgarrones y do-minar sus sentimientos, dijo' `• ! Ah! (auto" lo e, ..prende, todo . Segtnrimente su (trileln habLa heeso al vestirlo, esa mana pa.

Hizo esto con la . mayor tranquilidad, e.on la.mayor frialdad del mundo ; no he visto en mi vida.un hombre más admirable Sepan ustedes que,entretanto, el sombrero de él estaba allí mismo,sobre la mesa, non gran detrimento de rni olfato,Ese sombrero era. un viejo apagavelas deforme,ajado y descuajaringado por el uso, percudido porla intemperie y g rloneado can un ent a le'. de . p0-

¡Su criada' Había,. ;algo angustioso en(mida que rezumaba á través del fieltro .

,ante descaro.

Otra vez, examinó mi tra ;ie . Yo estaba tren- Casi todos los días sc ñ1to•esa,ba Rogersquilo po rque mi sastre hahía hecho poner al frente algún detalle do mi indumentaria Habría halde su establecimiento: "Por privilegio especial, motivo para 1111 ho n•se al ver esa especie deiproveedor de Su Alteza Real el Príncipe de Orles, fut. anión eu un hombre que llevaba siempreotra" No sabia yo entonces que La. mayor parte de mis u , traje, y nn traje que parecía datar delas sasti er ías tienen al frente el mismo Ietrero . y congnrst r de Iugl rtcrra por los normandos.que, desde el momento que se necesitan, según di-

Mi ambición era indagas, tal vez, pero dese' _cen, nueve sastres para. hacer un hombre . tienen piale• mostrar•. á . Rof_•ers alga que tuviese queque hacer Yalta ciento cincuenta.' pa.r a hace• nn

mirar e,n mis vestir os ó en misaetos. Y ctaslquí .peí nr•ine . Rogers se sintió movida a lastnna al ve• habrí;i sentido el mismo deseo. A:l fin se presomi traje. Me dió por escrito la direexion de su la ocasión. Estaba preparado ya mi regles ..sastre No me dijo, á guisa de cumplrrniento, co- 'Laude es ye acababa. de rentar la ropa suco upar

ciar halen Indos por In general, ere bastarla lavanda i Esta ropa formaba un montara r-.menr•ionar mi seudónimo para que el sastre pu- lente imponente en uu rincón de la pieza:

sieso en la confección de nos trajes sus cuidados cuenta v cuatro plenas. Espeaba que Romá,s sonados Su sastre, me previno no se, mO

ureerra que esa r. r 1 la. ropa (1 una' so,m .ma. 1"lest.xba tan fácilmente po r un desconocido (;des-

L r a libreta de la lavandera, eomopara r•y•;ronoeido, . . . r'uaudo rne creía . tan e~elobre en

rcioru

fo la.t( era I . . . .fué el ol e mas erne]

la que ; -- ,este h.. rn rixe*]a v L•e ti er. de snue% ^ ..g

g p

) ;pera me la mes r, raconsejó que dijera que era éT quien me aandaba, moats e.ron hn que todo se arreglaría,

hasta. el tr.

.

Que riendo ehaneearme, le dije :

1 'er . . .

_ . ,—¿Pero si el hombre resolviera paspr la no-

Y deje

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El . HN:RALDO Dha . 1Si'%LO

2

Los guantes de Rogers eran ruinas siniestras.Pero eL hombre me indicó dónde podría conseguiayo otros iguales . Sus batines toman rajaduras quedejaban pasar nueces ; pero se complacía on ponerlos pies sobre la repisa do la chimenea, y los con-templaba . Lucía sknnpre un alfiler de corbat conun pedazo de vidrio empañado que titulaba:"diamante morfi]ítico," aunque no se oué queríadecir con eso. Me declaró que de esas piedras noexistían más que dos en el aunado . La otra la te-nía el emperado r de la China.

Después, en T,ondres, o r a simnprenna alegríapara mi ver á ese vagabundo fantástico atraveBando el vestíbulo del hotel con sus aires de granduque ; siempre tenía alguna nueva locura do gra.-doza que inaugurar. Lo único gastado que habíaen él eran las ropas Si me dirigía la palabra de-lante de extrañas, alzaba un poco la voz, ala lla-marme ; "Sir Richard," ó "General," tí " llnnor:rbilidad ;" y cuando la gente empezaba á fijar 'suatem : Min en nosotros y á mininos,coi espeto,Roge rs se ponía á pad;untarme, COmo ' por inciden-cia, por qué no había asistido yo la víspera á larecepción del duque de A 'gyll ó me recordaba queal día srguieum 1105 espora lita tn casa del duquede Westminstor. Creo firmemente, que, en esosmomentos, Rogers estaba convencido (le lá verdadde lo quo deeia.

Una noche vino á invitarme á pasar la voladaen la residencia del Mamo do Warwick, en la ciu-dad. Le dijo quo no mo habían invitado pe r sonal-mente. Pero el observó quo eso mrt tenia ningunaimportancia pues el duque no gastaba euinpli-ntiontos con él ni con sus muigos. Como le pro-guntara entonces si podría ir tal como estabavestido, me dijo que no, que eso sería, impropio.L'o r la. noche, el traje de etiqueta era de r igor encasa de cualquier noble, 5 ofreció á esperarmemientras me vestía, Después u r banos á casa doél . Allí bebería yo una botella de champaña yfumaría un cigarro, en tanto que él se aprontaba.»i uy interesado en ver cuál sería el fina] do todoeso, me vestí y salimos . para la casa de él Me -propuso que fuéramos á pe, si yo no tenía incon-veniente Anduvimos como lunas cuatro millas,chapaleando barro y envueltos en niebla . . 1 fin,llegamos á su departamento.

Era una simple pieza arriba de una barbería,de una calle apartada. Dos sillas, un mesita, unavalija vieja, una palangana y una ;jarra (las dosen uu rincón, sobre el piso), una cama destendidaun pedazo de espejo y una maceta con un geraniorosado que se ahilaba, falto de aire y de sol . U;ra,según me dijo, una planta secular . No daba floresdesde hacía doscientos años . La había horod ;tdodel finado lord L'álmerstet . habían llegado áofrecerle por ella smuas fantásticas.

El mueblaje era ese. Además, un candelerode cobre con un cabo de vela Rogers encendió lavela y me pidió que me sentase y que me hiciesela cuenta de que estaba en mi propia casa . Dijo,me esperaba que yo tendría sed, pues quería dart mi paladar la sorpresa de una marca de champa-ña conto no la bebía todo el mundo, gU preferíayo Jc- ú aporte? Tenía Oporto—me dijo—enbotellas enter amente cubiertas ele telarañas ostratincadas . t rola capa re prasetta ba aun. gener ación .

En euaant0 á los eigm ros, yo mismo podría hacernii ii '01 riO ,jui cío al res poc tn . Sacó la (tahesa porla puerta ., y llamó:

—ISaekvil le!No hubo respuesta.

—¡ Eh, Sackvillcl

Nadie respondió.

—t A dónde diablos se habrá ido el despensero)Y eso que no permito á ninguno de tHis cr iadosquo . . .¡ Oh! ¡quo idiota! ¡He ha llevado las llaves!Y sin las llaves no puedo pasar á los otrosaposentos.

Yo cstabu . entretenido en admirar la intrepidezcon que Rogers prolongaba la ficción del champa-fia, v trataba de adivinar cómo saldría al findel paso.

Dejó de llamar tí Sackville, y se puso á gritar:--j nnglesy,

'L 'amnpoco apareció Angle'sy. Y Rogers dijo:

19s la segunda voz que este maldito caballe-rizo se ausenta sin permiso . Mañana mismo lodespido,

Y so puso á llamar:

¡Tomas!

Pero ningún Tomls respondió . Y luego:

-¡ Teodoro !

Nada..

¡ .Al diablo! exclmuó .—Mo doy por vertido.] .o cierto es que tos c r iados 110 me esperan lloren•í esta hora . Sc han ido todos como por encanto.En rigor, podríamos pasta r nos sin el caballerizo ysin el lacayo . Pero no podemos tener vinos uicigarros sin el despensero, ni puedo yo vestirmesin mi ayudo (le cámara.

Me ofrecí para hacer las veces de este último.Poro él no quiso ni oír hablar do semejante cosa,.Además, me dijo, no se sentiría cómodo si no levestían manos expertas . Al fin llegó ó la eonc,lu-sión de que cl (lucido era u11 amigo demasiado viejopara preocuparse de na minera Comrio fuese élvestido.

Tomamos entonces nn calo ; Rogers dió al co-chereuna, dirección y partimos. Después de mu-chas vueltas llegamos frente á unavaso ,autigu . ;,ybajamos . Rogers se detuvo debajo de nn farol,sacó del bolsillo un viejo cuello de papel(imnealo había visto yo con cuello), del quo colgaba . unacorbata. raída, y so los puso . Subio los ese :dones yentró. Lo ví real-cunear casi imuediatamente.Vino á mi encuentro, corriendo casi, y me elijo:

1 Vámonos! ¡pronto'

Nos alejamos precipitadamente, y torcimos enla esquina.

--Ya, estamos en salvo—dijo : y sacándose elcuello y la corbata los guardó cuidadosamente in

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¿3

El, HEIt ;LIJO DEL ISTMo

el bolsillo .—! L)e buena me ho escapado! agregó:

—¿,Qué ha pasado?—pregunté.

--1 Por San Jorge l--exclamó, --!Estaba la condesa.!

-¿Y qué? t caso no lo conocerá á usted ella?

Que si me conoce! ¡Me adora, amigo mio,me adoral . . . Gracias á Dios que pudo echar unaojeada y descubrirla antes que me viera . Y enseguida mo escurrí- flaco dos meses que no me ve.Y entrar así, sin provenirla . habría sido fatal, tan.pobre no habría soportado el golpe. Yo no sabiaquo estuviese en la ciudad. La creía en su'cas-tillo

Amigo mio, déjeme que me apoye un mo-mento en sn brazo

ami me siento mejor ; graciasmachas gracias . Dios me bendiga ! L Qué escapada !

En definitiva, no pudimos hacer nuestra pro-yectada visita nl duque . Averiguó después que lacasa. en que habia entrado Pogers no ora más quouna simple casa de huéspedes, quo contendria unosmil inquilinos aproximada mente .

'1A 12r TIVAlN.

Era la hora de la cita. y Ella apareció con subata blanca cual una visión soñada.

. Era joven, muy pálida y muy bella,

Mudos, temblorosos y . jadeantes se couf'.ndie.

:.ron en un prolongado abrazo sin que nada finto-rrmupicra el silencio de aquella moche, de aquellanoche de placeros infinitos .

-

La mano de Alberto recorría timidnmente laspurgas de aquellas formas (le blancuras níveas ; ensin boca fresca apuraba 'sin fin el néctar de la viday contra su pecho apretaba el "alto y duro pecho"de su sílfide.

Ella ardía, y un temblor extraño agitaba su fi-guraa lánguida.

De pronto como si el recuerdo do algo muy sa-grado lo asaltara, prosa de un fuerte sacudimiento,apartó sus gneucautos labios do los labios de AI-harto, y r epoliéadoln bruscamente lo dijo con vozentrecortada : `madama” . Alberto abrió la cárcel desus brazos y ella agradecida estampo un beso so-hre su fíente . 1 la luz de ln luna so vió el dibujo,le aquella figura. lánguida (Inc se pe r día.

El'an las nueve.

AidaEra rubio y de mirada penetrante y negra.

En su cerebro se anidaba un arsenal do pensa-mientos olímpicos y el deseo de desarrollarlos erauna tormenta que en su pocho rugía. y que se ma-nifestaba en gruesas arrugas quo formaban arcosparalelos con sus cejas.

La noche estaba dermida, y por los cielos pro-fundos ea izaba lentamente la luna muarillenta consu séquito de estrellas blancas . Los porros desa-fiaban á los astros con insolentes ladridos y los se-renos envueltos en sus capas guardab an la ciudaden su lecho de tristezas hondas.

Tenía la miau sobre la mano y su mirada reco-rría el tocho (le ¡Ti estancia ; invocaba en silencioaquellas enamoradas suyas á que abandonasen uninstante su liipocreue para sentir una vez más susgloriosas caricias .:

A su lado estaba un libro abierto on cuyas dospáginas visibles se leía : Nocturno .-1)E SILVA .--

Por la cuarta vez tomaba. la pluma y escribía,cuando de súbito se levanta de saz asiento, y conlas manos suspendidas, la mirada fija. sin' mirar yel corazón palpitante, trata de escuchar algo quoapunas ha oído arroja, la pluma, toma el sobre-todo y el sombrero y sale precipitadamente,

Y corrió mucho.

Sobre la raíz de un árbol doblegadolos años, se dejó caer fatigado y aspiró,el perfmue del jar dín .

Inmensidad de t•aseuntes se afanaban per lle-gar cada cutd el primero á un lugar determinado.La ciudad aún estaba despierta y la luna comen-zaba á deshacerse de los brazos del mar.

Lentamente. Alberto cmuinaba por bis valleshúmedas y am Tac se gurí inquietaba sus ne r viosmás indmos.

Pasaba inadvertido, y sólo á veces un (jón c una) pisada de los qua iban con pr c ipit .. ..por las callos le decían quo existía . Su penate estaba en Cestalia, y su Mma estaba con

Así llegó á la, plaza de Santa Cima, y consea ido mucho aire para su pecho sofocado, j J.

la frente y su mirada fué a posarse en la ClEstaba. abierta : oyó cantos nupciales y se di]ella : entró y vió mucha gente, y siento muohfume

la capilla estriba eseasalamrte ilmuinadatibios rayos quo despedían los, melapcólicosla baos, llego.bn .n á quebrarse en ln seda d'e loe.trajee de aristocrática comitiva.

Caminó anhelante hacia el altar y llot,' : , . ..esos momentos á sus oídos un "si" Imana : J.

con energía, poro con una voz que decía seamarguras.

El acento de aquella voz lo hizo est'emnc--avanzó para . ver frente á frente á aquel ser d . . . ,de salía. el si", v era Aida

„a p~"er basta ella y desfogar toda

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El . HEltA1,W ) 1)EL ISTMO

Poco despues la mano del sacr istán golpeando F} c fi ad asobre su hombro le volvió el espí . Hm al cuerpo y r lnle dijo que soliera.

Na frio era cada vez más intenso, la niebla en-volvía la ciudad en su denso manto y las calles estallan solita r ias,

Era como un fantasma que vagaba por las va-lles sin rumbo ni fin ; y vago mucho, hasta que irapensadamente se halló debajo del árbol . de aquelárbol.

"l)an!" salpicó el silencio nn lastimerolamento del campanario.

Era la hora de la cita, >V Ella apareció can subata blanca cual una vision soñada

Cuán interesante estaba . !Por entre sus negras (tronchas en desorden gra-

tísimo, lucían, dispersos, rotos y ajados aza harea,y su ropa aún estaba impregnada del olor de in-cienso . Teníailps labios húmedos y sus mejillasabrasaban, y crtfil diamantes, gotas de sudor tem-blaban sobre su frente muy pálida.

"'Ven, Alberto, aquí estoy (le dijo) te muocon amor indecible" . Se arrojó en sus brazos y seestrecharon con fuerza pecho contra pecho y bocacontra boca, proyectando "una . sola sombra lar-ga,' . . _De pronto, como si el recuerdo de algomuy sagrado le asaltar a, apa rtó sus labios queman-tes de los labios de Iberto, se estremeció ligerasmonte y una lágrima brilló en sus grandes ojosglaucos . "i Ay! Alberto, ten piedad de mf".

Y Alberto abrió la cárcel de sus brazos : ellaagradecida estampó un beso sobre su frente y laniebla envolvió entre sus sábanas aquella figura:lánguida que huía

La tarde estaba pálida y hora"sa ; el sol sehundía cadavérico (letras de los altos picos de lasierra fría y girones de fuego teñían el horizonte .La naturaleza convidaba á paseo por lugares a isla-dos y Alberto buscaba en la soledad de los camposinspiraciones sublimes.

Se internó po r el bosque en dirección al lago,recreo de todos los paseantes por aquellos parajesy allí, sentada con abandono sobre el césped, esta-ba ida : á su lado, tirando pedacitos do sus ga .11e-tas á las sardinitas que juguetea ba n en las aguas,estaba una niña de rizos negros, de tez muy blan -ca y ojos entornados

Alberto emocionado contempló un instanteaquel hermoso cuadro y despues se dirigió muyquedo al lado de Aida.

"Aidal .-_Ella levantó la frente y lo miró confijeza y sin asombro . "Cuán hermosa. estás:siempre bella, muy pálida y fresca. `.sida, cuán-to te amé, cuánto te amara!' Ni la ausencia al lahoz del tiempo han borrado de mi mente aquellahistoria ¿la recuerdas' más hoy al mirarte con lafrente erguida, siento arder en mis venas el orgu-llo de ser el sol oculto de tu hogar purísimo".

Ella alzó sus grandes ojos glaucos, le miró á lafri ete, y rió una estrepitosa carcajada que fué áperLerse en las soledades del bosque . .

; UI : ' . fugacidad de las pasiones . rsBBASR9Ax VILLALAZ .

2I

PARA MI HERMANA OLIMPIA

La tarde va á mori r . El OccidenteEs un volcán en era pelón callada,Y el astro velador la plateada.Serena faz apunta en el Oriente.

El cielo está muy puro. En el mubienteHay olores de yerba perfmuada,Y del monte desciende á la callada,Triste llorando, gemidor torrente

Y entre el follaje de un verjel ameno,Mientras alado trovador gorjeaDe florido naranjo en la eminencia,

Uu lirio rasga el albicante senoY en el tallo flexible se cimbreaExhalando en aromas la . existencia .

OCTAVIO VAl DES Y ARCE.

A nuestros favorecedoresEn el próximo mes de Enero EL IIF:RALno DEL,

ISTMO pasa rá á . ser propiedad de una sociedad eo-mercia1 titulada C'IEVALIEH . A NnMEvS y COMPAÑIA,de cuya organización legal daremos oportuno avi-so . Se propone esta eornpaffa en lo que respecta áesta Revista efectuar algunas mejoras en honefieiode sus fa voreeedores, comenzando con el próximonúmero la primera de ellas, ó sea. el cmubio del for-mato actual por otro más ademado para nn perió-dico literario ilustrado.

También ofrecerá esta empresa como ya estáanunciado. una prima mensual á sus susc ritores deuu periódico de modas titulado El Eco de la Muda.

Se promete la empresa además reglamentar lasalida. de la Revista que debe verificarse los díasl^. y IN de cada raes, y no admitir para su publi-cación en las columnas de EL HELvLnO DEL ISTMosino la prosa y el verso que en concepto de unaJunta Calificadora compuesta por don Simón Ri-vas, don Alejandro Dutary y don Guillermo An-dreve, miembros do la Redacción, lo merezcan, '

Continuará al frenó' de la dirección, Como hasta ahora, don Guillermo A odreve.

Próximamente se establece r án en esta ciudadlos talleres tipográficos de la nueva empresa, en loscuales se ejecutará toda clase de trabajo concer-niente al ramo con esmero y prontitud.

e

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1171 . .l

LtAI .ui) DliLILí`TMU:

MANUEL E. AM ADOR,CONSUL GENERAL DE LA REPUBLICA EN HAMRURGO

Manuel E . Amador

El Señor.Manuel E . Amador, cupo retrato nf.re0011MS en esta página, 05 11114) de 108 110(108 jóvenesistmeños 'gcao muestran' decidido amor por lasBellas c 'tes. I.o seduce la pintura que cnl-tiva son bastante éxito y es do oroerse quo s4)

pfMITMM uci ;t c4) EUrOpa lo prepOrCiome la ocasiónele estudiar huetitis m0del0R y rtproveobar nonsrjosde los grandea ivatesta•os do la época.

Amador, como buen artista, os ferviente parti-dario de las Altas Letras, y EL 111<IAUnoll81 lsTmocuenta en él ano de, sus uds as'idut1s lectores ,y ancntusi ;csta 9dlniradpr de su obra para. la 011111 noescatima. nunca SUS voces do aliente b de ilpinn5O,con generosidad muy de agradecer pues que ellasson plantas exótie04 11000 eultivadas por nuestros

t -nntorrtino{s.

Entre nubesN a l u n a do Dic ie mbr r se ac c r c a. ) a alBenita a tt iende tia m auto de w tstalsobre I ; liana ; cuchi hean los árboles

t' _ u aric r aros por 11 brisa que ti ae p e rI ' I ;mes a .rrebatuadaLs ;í un rosal vecino ,y ae;illa elroído monótono rol río que, 0014mar, se desliza porel valle, cruzan el espacio, un poco perezosas, al-gunas nulr0N 1)1nm :as 6 plomizas ; más amaba, sead-mira au herMoso cielo neil y abajo, en el valle, uupreoioso asilo perfumado por el ramaje de variosárboles, invita al repaso, á los sueños y al muo•.

¡("uá.ntos seres ,ju ran qua. esa nocheesdedica-da los corazones que se :Miau ! . .a la luz . de laluna, astro que tda.uto cantar) los poetas ,y contem-plan con fanática pasión Les que se adoran, apare_ce la esbelta figura de una joven ; descansa sobretuna tronco caído al pió do un árbol cuya sombra me .dio la oculta . Como p01 un extraño instinto medirijo á esa hermosísima silueta y . . .alli pasa. algoque no os dable descnr ibir, porgm'. no hay palabrasp ;u' ;a narrar estos iuSt :untcs do arrebato:

Lía Bita frente á Mí, 110 velados 8118 OjOS ne-gros y hr illantes 1)01' SUS pudorosas pc stañas ; y.0,011 su rosto acabado cayos perfiles hubieran sidodignos del pincel de Miguel Angel y su tallo gra.eioso y esbelto, os ella la uutjc r que en nes set rosde adolescente ano Arao y Im ft .cina. Bella conoes, apenas puedo decir quo 0s la diosa gne'tiene silaltar en uo corazón, -lec. ya es suyo . Me tiende s4)mallo, suave y peptoí a y dfieil'eonto puedo contener el deseo de llevarla has í t mis labio Calla-mos sólo sus ojos, br allanes con mago st,rd regia,une dice' muebas cosas, tantas que ;acaso sólo elles

saben ecpresar . ; Oh, set mirada do fuego tras-pasa . loa limlos de iii corazón, p(atpti' Ln qn0 ye aIo4) sus ojos uo he visto en otros ojos de tutiler,nunca.

-I t a . la dije gnodo,-á, vuestro lados encuen-tr a . el l ;orubre epa. Don L re,nosí oS adora ; a OS Sois mifutico y primor muor.

--No une ameis, mnigb rüio, me contestó corr suvoz dulce. COmO nrrallo do pala ca ; ;jamás he senti-do pasión por hombre alguno : paréceme que unaUlOntnña de MUVe pone sobro mi COrazón y e-a qaemi altmt no conoce aun oso qua llamais amor . . ..

— Imposible 1 í t yo os adoro y 4)u amor hallaeco sensible e.4) vuestro corazón, aunque no lo con-fesois así Os 2UMOFO intenSamente y, á vos el ángelque deseaba. y que hoy me envuelve en perfumesy armonías, rindo rttf alela gtte sueña rm mundo doautores, ele glorias ,y delioias.

Al escachar mis palabras su rostro se tornópálido un instante y luego brota ron eh sus lnnguí-ticas me ,jilla.s las rosoas flores del pudor, y sus ojosme dijeron todo lo que sus labios me negaron.

. . .Sobrevino luego un instanto de dichainexpresable, celestial y pur r (af ó, sus piés deli-rahto y bewMdo sus manos de aa ist,oerálie ;a. finura,así ln dije:

—Cierto estoy ya de vuestra. pasión ; mi muordurará tanto cumo mí vida y no es efímero ca-pricho que elesva~mrcorftn los años ó lt ausencia . ..

Sélo LeQes~ árbol( s que nos rodean ,y qnc m ts douna vc z 1" . dieron generosa sombra . y el egolo casi'siempre heirmoso, son testigos de nuestros jura-

y--

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El, larlaA 1,1)0 DEI, 1ST M0

26

mantos y prolae:as . de nuestras mutilas ó Maca-hables confesiones de amor.

11

Un ano ha pasadlo y vuelvo á aquel sitio de re-cuerdos, testigo unido de jurmuentos y ( p ro-mesas y no está Lía, la de los ojos negros y lirallantos, la do la rubia y ondulante cabellera r ladel talle graciaso y lleno de candor . La piden esasfiares que adornaron sus cabellos pura dar lesus perfut nes, la extrañan los aztde .jos ytantas aveeitas que entonaron cantos en su honor,la solicitan esos árboles para brindarla su sombra.protectora y alguien les contesta : aquel ángel seha transformado en una sombra que ya no se vesino entre nubes

Penonomé, Noviembre do 1904.

ANTONIO OCAÑA H.

Del BohemioEl Director (le esta Revista siempre en su afán

de ser bueno y honrado, pa ra tributarle un aplausomerecido y como homenaje á las raras dotes deuno (le los más inteligentes literatos de r,anamá,publica hoy el retrato de (fltls'rOBAI, MABTINEZ,hnelumuchacho y leal muigo, quien por au propio hin pulso, sin haber obtenido jamás de nadie el más pe-queño auxilio, ha sabido batallar con constanciapara despues gritarle con toda la fuerza de sus ver-sos y la sonoridad de su prosa de simbolista á to-dos los que antes le miraban con indiferencia .:

—So,y de los buenos ; ya he triunfado!

hln efecto, Simóu Rivas merece, más que aplauso y más quo llores de lisonja y voces de aliento,verdadero tributo de admiración pues, en el radiode su cruel pobreza y en la esfera do sus, escasosmedios, quiso luchar y se aprestó al coa bate sinotras armas que su cerebro de elegido y nn caudalde conocimientos vastos, cosechados, no er el roceconstante con los grandes talentos de Patria, smoen el terreno firmísimo del estudio diario.

Y en el campo discreto y muy leal de los par apíos atributos Cttlsrosmi, NI AILTINIiZ sr preseutó .!lenede modestia sineera,oeultóudoso tras el pseudónimode Matón Rivas; y no creo necos-in i len 1' que eltriunfo admirable y la victoria sólida fueron de éldesde un principio, puesto que basta y solar saberque su pseudónimo resuena ,y repercute en casitodas las nacionesdel continente latino an ieric<rnodesde el die er que Pi! Perú Pasteado lmzó á loscuatro vientos de la publicidad su admirabletrabajo Los /Ruidos, quo al decir de un notableintelectnal, basta por sí solo para darlo fama ánn nombre!

Dados los lazos dr. amistad que, al Poeta mcligan y lo mncho que lo aprecio, quisiera enestas lindas,—que escribo casi á las volanuas -_dar_me el placer de reproducir algunas de sus admi-rables estrofas ó uno de esos párrafos sonoros con-que él en ratos de buen humor, adorna y abrillan-ta sus cuentos y míticas ; más falta absoluta deespacio y de tiempo prlvanme de este placer y co-rno buen cristiano, lleno siempre de resignaciónfilosófica, tengo que contentarme con enviarle miaplauso sincero y decirle con toda la fuerza de vaispulmones, parodiando frases de un drmuaturgo es-pañol:

Sigue adelante en tu tarea. ndmirable y no ba-jes la frente ; levántala, porque allí _ . besó 1)ios:

N90merictilasAurelio Máximo es un buen compañero cuya

amistad vale mucho por lo leal y decid ida,y si bienes cierto quo él como todo mortal tiene sus oxeen ,tricidades y sus rarezas de ea .ructer, que pa va al-gunos son inexplicables en un intelectual de su va-ler, esas hay que perdonárselas en gracia de susméritos que no son pocos y sí de valía.

Cuenta Juan de Dios Peza er es prosaa . inimitableybella como sus poesias, que en su juventud le diópor escribir un drama social en tres actos y en ver-so y que una noche lo leyó lleno do orgullo á va-rios de sus amigos y compañeros de ideales litera-rios en um) do los salones do la Escuela de Medi-cina .

Al eoneluír la lectura, Manuel Acuña, el cono-cido Poeta suicida, autor del fmuoso Nocturuo aRosario, alabó con frases llenas ele vehememia la

tarea del nuevo drmuaturgo, pero tan pronto comoambos queda ron solos, Acuña le dijo al Cantor delIlogar :

Me luis obligado :i mentir en público ; tu era .ma es de lo más disparatado que he oído y vas áromperlo imuediatamente, aquí en mi presencia,para que no se te ocurra volver á leerlo delante denadie.

Y :luan de Dios Poza, rompió eytonces su dra-ma, sin sentirse herido por la franqueza del com-pañero, sin poner en tela de duda la opinión delamigo y agradeciéndole más bien la sinceridad desu consejo.

Y recuerdo ahora esta anécdota porque entreAurelio y yo—aunque bien lejos estmuos de poseerlos vastos méritos de los dos literatos mejicanospasan cosas parecidas en la intimidad de nuestra

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]!:] . 11E11 . t LDO 1)EL ISTMO

vida de bohemios, siempre du ra y agitada por lascontrariedades del mundo y por el afau y la luchaque sostenemos para no desmayar en el propósitodo Conseguir hacer 'ese algo de que nos habia elsabio filósofo alemán.

Algunas veces él, lleno de desilusiones, gesti-cula y dice durezas mientras yo callo y sonrío ; enen otras ocasiones soy yo el que digo y entonces elbuen amigo, en gracia á nuestra amistad, lleno defilosofía eristia pa, no hace caso de mis impetuosi-dades ni de la dureza de mis frases ó me contestaeor palabras reposadas y llenas de verdad.

Aurelio rae estittra y me aprecia y yo no ten-dré nunca frases suficientemente expresivas paradecirle cuánto lo agradezco lo sincero de su amis-tad. Por eso hoy, solo porque ól lo desea, ya queestoy convencido del escaso valer do mi tarea . des-pués do algunas semanas de no dar una sola pluma-da par'. Eh HERAru,o, vuelvo de nuevo á ocupar mipuesto (le cronista lleno de Fe en la bepevolenciade aquellos para quienes escribo y cumpliendo asícoi el grato deber do ayudar en lo posible, en sustrabajos nobles y engramdecedores, á un muigo.

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Justo N . Vacio, el poeta Santiaguino, une envía.desde San José de Costa Rica, con galante dedica-toria que de todo corazón le agradezco, su últimolibro de poesías que ha titulado 'Nlis versos" obra

.1'u verdad de un corte delicado y arud .ss tico que lle-na de satisfacción el alma. del intelectual y halagaprofundamente el espíritu -

Falta absoluta de tiempo ate impide escribirpor ahora algunas líneas más extensas que éstassobre el trabajo del aplaudido poeta . istmeño, perono creo Lejano el día en quo me sea dable cmuplircon este delicioso deber . Por ahora, pues, limlto-me A. Mulo las gracias al caballeroso tuaigo y en-viarle mi aplauso sincero.

La escasez do ope rarios tipógrafos en esta e.a.pital, quo es ya sensible en grado notable, ha oct .Manado la demo ra en la salida de nuesti a Revista,qua según reza ln fecha que llevo, debió efeetn :nseel día 31.

Se nos asegura . que ele San .losé de Costa Ricay de Cartagena. se preparan á venir al Istmo unoscuantos impresores—CAJISTAS sobre toda y casode so r cierta la especie, nos atrevemos á garantízar á nuestros suscritores la puntual circulaciónde los próximos números.

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Damos publicidad en el presente número á tressonetos de mérito (1111' no's ha remitido desde SanJosé 1']e Costo Rica nuestro distinguido compatrio-ta don Justo A . [Molo.

Nos prometemos publicar en breve ol retratoy unas ligeras notas biográficas del ilustrado conapañero que de manera solemne v decisiva reinte-gra sus derechos do ciudadano istmeño, como nospide legarnos constar.

El valioso envío nos lo hizo el poeta por inter-medio (le su pariente político el caballeroso jovenG uilletmo Vargas, Adjunto de la Legación de Cos-

ta-Rica en esta capital . Vargas es un intelectualdistinguido y ;d darle las gracias, nos permitimossolicitar su colaboración para la Revista.

Don Justo, según avisa en carta á AurelioMáximo, se promete en breve visitar su patria nati-va. Bienvenido el intelectual potable, el altísimopoeta.

1)e vuelta de Caracas está de nuevo entre no-sotros Máximo Soto 1111.11 el estimado compañero áquien despedimos en nuestro número anterior . Vie-ne ahoma lleno do orgullo justo y grande, pues quosu bagaje literario se ha aumentado con un nuevolibro, pequeño en dimensiones, pa ro atractivo yhermoso como todos los suyos. Con cm'ifiosa dedi-catoria nos ha obsequiado un ejemplar, y en lablancura nívea del papel satinado de la cubiertahemos visto resaltar el título : Chispos Venezola-uos, en letras rojas que semejan gotas de sangre.

Y es bello ose libro porque en las páginas quela integran se mantiene constante la diafanidadaristocrática del estilo unida ála ardiente mueblesclon quo en ellas vierte la tropical imaginación delpoeta.

Nuestro buen amigo y compañero do laboresintelectuales el inteligente 'oven Don juma J . Mén-dez ha sido nombrado por el Club Comercial, se-eretari)deesaasociación, motivo porelcuallofe-licitamos muy sinea'n .nente, pues esta es una.prueba. del aprecio en que se tienen sus no coma-nes dotes.

melia Denis de Ycaza, la distinguida poetisadel lstmo, quien desde hace ya nigua tiempo guar-daba. religioso silencio, nos ha enviado para . su pu-blicación los lindos versos que bajo el título de 'Tu(auto` aparecen, llenándolas de mérito y de origi-ma.lidad . ('n las páginas de esto número.

P gradecemos á . la ilustrada compatriota . su genev oso obsequio, y á nuestra; lectores reta-aneada-mes ln leetnra de tan bella producción.

Eduardo Zamacois ha lanzado ul ti mamente ála publicidad un nuevo libro : "Sensaciones de Ae-le" lleno de gracia y de talento y quo ahora . acabode leer gracias á la amabilidad de un amigo.

La obra no me ha gustad() tanto como las an-teriores del uismo autor, aunque tiene mucho deoriginal, porque son impresiones persoulísima .s nodesprovistas ele determinada parcialidad y acasohasta de rudeza, como se ve en el capítulo que dediea Don José Echegaray, pon siempre es un trina-foy una grata novedad . Desde el prólogo en sus pri-mer~s líneas ya se nota el afán de manir á todoel ye del intelectual engreído que con algo de tra-bajo y mucho talento ha sabido vencer y ha logra-do triunfar.

"El \mor y la Muerte" es nn estudio psitslógieoy profundo que impulsa á meditar hondo . El afán

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EL JHCl ALDO DLCl . ISTMO

JR

de saber, ln fiebre de descubrir misterios y de bar;cr0' la 1)5,60 (le muehns 00505 qee tal VOz 110 densoninguna como d i ,j o Cmu poanlor, se l Iacen palpablesenesas líneas trazadas con maestría y que . denu estran la agudeza. y el talento de quien las escribió."Liana de Pongi", otro de los artímdosdel libro dequo ino ocupo, viere á ser 0u desprendimiento delbloque anterior : es indefectiblemente la segnnldaparte del estudio filósofico y una . victoria más paraquien da aconocer el temperamento y c a u ter dela bailar ñia escritora que en su afán de ser dichosa batalla contra el dolor, lo vence, la aniquila ydespues se He de él.

le egmi(3ndo t los amantes de lá éter atura lala nuevaóhra del eximio escritor peninsular ymny eseeéi al mente los preciosos cuentos qhe oleeral el libro y que son como nn delicado broche deor'o .

Gil Club Iris In. asociación mnás bella y mássimpática de toda la República dió, hace ya algu-nos días, su segundo paseo. osan pestrc (in la Quintade D. Ge'anlo Lewis.

No pude por motivos agenos á mi me .lor volltn-tad asistirá esa fiesta para . la cual tuve el honorde recibir galante invitación, pero en l .. ` tarde deldía en que olla tuvo lugre', cuando ya. los concu-ru'ei ,̀es habían retornado tí la ,tiuda .l, L' u-egnnt(á un amigo:

—¿Cómo (moda ese paseo ¿Muy bueno ; no eave da .d?

LCI en el acto repuso:

— .Admirable1

Y nn tercero que nos es echaba, rigrogtono le eenvomcido:

—Suntuoso : divino! . . ..

Y á la verdad nada menos se podría esperar deesa . fiesta, dados los antecedentes, gracia, belleza . ytalento de las socias elel Club.

Ese centro mc inspira al pa.r quo respeto, ver-dadert admiración porque desde que fnb fundadoha tenido tactoy talento para mantenerse en unezona muy encima de lo comun ; do "lo de todos losdías ; " ha sabido ser bueno y en el concierto do lavida aristócretiea el nombro de la asociación harepercutido con el brío do una nota pura ;y ha r_moniosa . Yo le serviré siempre de Ineua . gana alris, con esa sinctiIridad y ese respeto amable con-

quo los primitivos cristianos adoraban las crucesque, solo á ellos se le )parecían en la serenidad au-gusta do los cielos.

Y mis pobres frases de aplansn tienen el méritode la expontane, id ad y sum 1 ¡'utu de mi afán de sor;justo, ya que en mi humilde vida de bohemio siena,pie, tongo por norma la . verdad y por amor único,n belleza y el talento en t(slas sals Im ;nlfestaP.io-nes .

Fuerza es ya. terminar esta crónica que va re-sultáanlome larga y eansada . Mis lectorcitas ailo-rables lii eocupadas eón el b Lile de fin de año, i11te -osudas en los rápanos prep ú ativos, e n el color do

la cinta que ha de .reolzar su belleza en el encantode los trajes, en el ramo de flores simbólicas 6 enel perfmue embriagador que loa de ejercer influen-cia decisiva en sus :mim il'adores, entornarán losojos con fastidio y hallaría faltos de. novedad y deinterés estos renglones . Me dl spido. pues, de ollascortesrne nte, y al besar con unción la 1 osada punta,de sus aristocráticos dedos, les deseo, en el n0evo .

aso que_ va de comenzar con ln última c'ampanadiade las doce su reinado de trescientos sesenticincodías, l t ae lización de todas . sus espe onzas de di-cha y de v -sutura Que traiga. el bienvenido tm suclámide muchos stlt ares p n 1 las Ví genes. y quoal regalos 1. sus piés, les blinde para e l futuro to-das las delicias celestial e s de nn amor puro y oter-no.

Mi idealLn niña que m5 .5 me quina

l Lii ele tener negras ojos:Sedosa la. cabelleray tersos los la bina rojos.

l,a tez de rosada nieve,( ;llar cisne el torneado cuello;Y Iii) 1'11111(ll', 811 paNO breve,

De. majestad fiel destello.

Su seno, risueño nido,1)o ol candor ,y la pure{a,yle atesoren escondido"l l e ;iudal de su terneza.

Su talle . . .de las palmeras,Hn de tener el vaivén:Y sus formas hechicerasSras eshcltezas tambieu.

Del ángel rio mi envino'Terminando la apostura,linos pies comuo el arulino,1)e seductora . blancura.

. . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . ..

Si así, por mi bien, la hallara,Con el alma. la querría„Y del Amor nulas el aun,Con fé me prostm'ual ía .

Ir . MOLLNOPanamá : 190;.

ara

-x

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El, Hl9l(A 1,1)0 DEL, lSTMO

PaulinaPARA EL HERALDO DEL ISTMO

1Carlos y Julio, jóvenes de la mejor sociedad,

so encontraban un día departiendo amigablemente.Carlos á Julio :—eol obro que hayas resuelto ir

al bailo de máscaras que (jara nuest r o club el sába-do por la noche.

—iQui n°te ha contado tanto? pregunto Julio.—Aun sé más ; sé cual es el disfraz que has es-

cogido.Solamente tí una persona . he dicho que pienso

asistir i ese baile, y supongo quo esa ha. sido tufuente de ir f il arma:ión. Me refiero tí la. señoritaPaulina.

--Precisamente: y no debes negar. Julio, quetu pasión por olla aumenta cada día y que estáscawrespond ido.

—Hay algo de cierto en lo primero ; no estoyseguro de lo segundo . Y en cuanto á tí !no es ver-dad que tmubién deseas bailar varias piezas conella y que la tienes al corriente del disfraz que tehas reservado para esa fiesta!

—No lo niego-lijo Carlos—pero no te preocu-pes ; sospecho que ella te profiere y yo procuraré noperjudicarte. A demás he de decirte en puridadde verdad que no siento por ella la tal simpatíaque te han dicho y que tus celos te hacen creer.

Lo cierto del caso es que nosotros no pondre-mos en peligro nuestra amistad ni menos nuestrasvidas por asunte tan fácil de remediar . No esverdad, Carlos?

Despues de gastar algunas cortesías, ios dos jó-venes se d ese i olieran.

Quién era esta Paulina!Paulina era una bella, é inteligente mujer de

dieciocho abriles . Tenia varios enamoradostodos les hacia creer que los aneaba, y como eranatural cada pretendiente abrigaba. In esperanza leser co r respondido, sin que ella llegara a decidirsepor ninguno .

x-No crees que e_xa ,jero en lo que te digo ; se

que ella.. me quiere, estoy seguro, persuadido deello ; los motivos que expones para hacerme dudarde su amor están inspirados en cuentos quo fabri-can algunos envidiosos, indignados porque coaprenden que soy el preferido de su corazón.

Así contestó Ricardo, joven apuesto y simpático bien educado é hijo de una respetable familiati Joaquín su muigo intimo, un día que este trata,ha de convencerlo de que Paulina, de quién esta-ba locamente enamorado, no lo amaba con lapasión que ella le manifestaba y que él tan decidi-dmuente creía.

_Esa mujer dijo Joaquín-oculta tras el velode la luporesía y da la ambn ión, la innoble con-ducta que ella observa contigo. Te engaña, nocreas absolutamente nada do las- protestas de amorque te murmura y repite siempre.

--1,Y en que te fundas para asegurarale dices?

-}6n algo que he leído escrito por ella,erme han dicho y, finalmente, en algunos a,he tenido ocasión de presenciar y que mc 1cado desagradable sorpresa . Tú sabes qm .

amistad, que data de la infancia, no ha sufridanunca. la mal( leve alteración ; que celosos los dosde nuestro bienestar, siempre nos hemos interesa-do mutuamente en resolver los proyectos que haconcebido nuestra imaginación, y que hasta . lo fe.cha, debido tal vez á, ese cuidado, muy pocos sonlos que han - fracasado, !,I'or qué has de creer,pues, que ahora que se trata de un asunto tan im-portante como lo es el matrimonio, desée yo des-vanecer el cielo de la dicha que te has imaginadocontando con las promesas de amor que te hacePaulina, si no fuera porque tengo poderosos moti-vos pa ra, darte la voz de alarma? !Por qué - . . ?Basta ya por hoy . Veo que palideces ; que en tualma se libra unt lucha entre el capricho y la ra-zón ; entre la incertidumbre y la lealtad . diósRicardo, perdona si mis conceptos han venido áperturbarte en momentos en que quizás te deleita-bas con las dulces esperanzas de un porvenir ri-sueño.

Al separarse Joaquín . continuó Ricardo inmó-vil, sentado en un sofá, en la. pieza quo ocupaba:estaba pálido, parecía como que iba á ser víctimade un fuerte vertigo . En el semblante, en ese ter-mómetro que siempre mide las 'variaciones del -al-ma., so retrataban la tristeza y la desesperación.Poco á poco fué recuperando sus energías poni su-mirse luego en profundas meditaciones . . ..

—No! excbulló . yo uo puedo darle crédito á loque me dice Joaquín, ni comprendo por qué asmueesa actitud. El crée que Paulina no me quiere.hasta se ha, atrevido á decirme que ella ale enga-ña y añade que es testigo de ciertos hechos que ledisgustan . Empiezo á dudar de la. fidelidad de es a

te amigo, prosiguió Ricardo, un poco calmado yadel efecto que producía on su ánimo las revelar lenos quo acababa, de oír.

Una confusión de ideas lo mortificaba : nifaltaba razón para suponer que su amigo se oqvacaba en sus apreviar ales, en CuyO caso su e.. -<lacta era reemuendable, y como él siempre lebía obsequiado con indiscutibles pruebas de ver,doro a facto, le parecía absurdo que él 1iretendi-hacerle olvidar el amor que sentía. por Paolican el fin de satisfacer algún interés oculto; Qué sublime idea tenía de la amistad! Empeesa terrible tempestad del espíritu . esa extrasensación del alma que llamamos celos, primal ,

ba á intranquilizar a Ricardo . Ya no veía en .1,quin nn amigo sino un rival.

Cuatro Im p lica antes de aquella en que ocurla última entrevista que narramos, se celebrabael club un gran baile de disfraces. Diez campa> -das anunciaban en el reloj que se veía enclavaen una pared de la sala de billar, la hora corveda para dar comienzo á la diversión que se acer -ha con tintes regios . Los ocho músicos que ceponían la orquesta c o lord. banse frente al pianIntetumpían con las acotaptsadas notas de t

cuadrilla el confuso ruílo que se oía, produepor la entusiasmada plática que sostenían losversos grupos de circunstantes dispersos por,ámbitos de aquel templo del placer.

a .,a ., Nouell ; pieza, y cuando las parejas-

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p ;l, lLLCLtAILDO Ub:I, LKTMI)

;3p

tarde resuelta, remo siempre, á poner de su partepura hacer aumentar las esperanzas ft sus preten-dientes. Se sentó y viendo que ttn emuasearailose dirigía . hacia ella, - " es Cardos--se dilo—para. es-te el de color do sangre . ,,.

"Nuestro valse —la suplica él .--"Con muchogusto fué la respuesta Y 7 aulina il líempo deleva~ntuse. dejó caer un librito de prsti. roja elque disimuladamente se ech t su acompaññante enel bolsillo, con intencióin talvez do leerlo á solas.El espíritu do La . curiosidad no es patrimonio exclu-sivo de la mujer . L 'aulina finge no nota• lo ocu-rrido. Terminado el valses pide so la conduzca áun asiento y el disfrazado pasa, á la biblioteca. delClub, saca eI librito y al empezar d hojearlo se leaceren, nn individuo y le dice . "ose - librito se pareese al quo h mí me tocó . . la dife encut cuusiste euque el mío es do pasta azul . ,.

H

Cinco días después, Joaquín se presentó en sóudn visitael' la habitación de Ricardo.

_',(guié sabes de J ' :mlina'? preguntó aquél :íéate .

- Acabo de. leer una carta . de ella en la que tireedice que asistió al baile de mascaras, lamentándose.do que ,yo no hubiese podido ir porque me perdí elemea gran fiesta ; me dita, ademas que por haberesta-dn ,A'n ausente,ella no estuvo allí del todo satisfecha.

lio .veuiclo hoy :í proba .rter,—d i , jo Joaquínque ella goza con burlarse de lí y ile todos sus ga-lanes gne to quiere ( mnguno de ellos y que . se.vale ele su astucia pais que lr lista . de sus entinovados uo disminuya .. Escucha : a ;ve'' al entrar eurma cantina une nlweatré can nuestros amigosCarlos l h ines y chistu Sáenz, quienes, sentados ,jun-to á un r. mesita, dh log ..alban bou notable entusi as-me. Mc India al mostr,ido,r y mientras me pre-paraban an cocktail Les ol pronunciar el nombre de1'nnlinn.. Supuse quo hablaban de ella y que cn-mentabanlas impresiones del baile. Cogí un pe-riódico ,y haciendo ver que l c ía, puso cuidado h laconversa ión . Nfectiva mente, no me equivocaba . 'Y como deseaba saber cómo se había por tado Pan-lina en el mencionado baile resolví asocau'ume •íellos. Tomé una silla y eolao,índoux a.l lado do.Lnlio, 1 n saludé con el acos umbrado ¿.qué hay denuevo' " .`Nada," respondieron. "Y tá ;quátraes'? " „ Deseos de que mc aecpten una copa . '."17uy bien," elijo (ktrlos.

cpuriimos el contenido ele las que nos sirvie-ron. `Y"con ésta so completa . la docena, . , observóJulio, perro no üupo'ta porque estmuos eolchranduun descubrimiento, y desde el momento oral ; no serepitan.° No desealna yo otra cona, puyes eu ese es-tarlo de ánimo podría . satisfacer luis deseos voltmayor facilidad . Así fue, porque a.l solicitar meexplicasen el descubrimiento, ( arlos contestó, sinrodeos : "'fú sabes pie Rica .rde está m uu ,y a .pa~sionado de Paulina, julio .)' .yo. también gustanwó de.olla, aunque no tanto coiola el . Circunstancia éstaque nos f a.voreció para . convenir en una. evoluciónque pusimuos en práctica, más por divertirnos quepor averignarát quién de los dos prefería . Resol-vimos, pues, presenta r nos al sarao oler sábado cvum disfraces que estudiadoncute habíamos anona

c :ido eí. l 'aulin u, pero ea ut hi :urdo, de sueste que ,yousó - il que, según á ella se lo había in forMado,debíi„corresponderle Li ,tulio, y v ice versa . ( ;asamuy fácil puesto quee somos de la. misma estatura .

Carlos me dió un librito azul .y otro .rojo que tenía.en las manos, diciéndome. con desprecio : "aquí tie-nes el resultado de nuestra hazaña ." Yo tomé.los libros que, ellos olvidaron luego reclanuaraie ycon disimilo me, retiré.

Por el contenido de ellos y p r l u relación queme había hecho (irlos, sospeché que cn poder deella e xisHai otros semejantes t éstos y como prue-hri de que tenía r orón, ade m.á,n le los das en reto_reueia, te traigo meo verde y otro blanca quo, me-diante recompensa. hninguefia rt mea criada de L'an .fina, pude enn4eguil' . Estáan escritos de su puño yletra de uuodlo que no podrás dudar de su aulctiti-cidad: hit el blanco se léen frases como éstas : L c' obre-ro 6 . lloy, vino a v+xihtriuc Julio; gpuí ruozo /crisnntipcitieo 11 Rr esuentuoso, se esta creytosrdo que lounto de veras, Día 15 . Nado de particular', larlavisita larguísima t/ fastidiosa, ele C artos ; (1 restecongo le noto cauro tul usra.eruo per nií, terngo quehalregorto vaoi .s . Día 211 . Volvió el visitarme 2i-cnado pobre,'Un/ si snprierrt (»ruiuto le odio, .serlacapuz cta. suicidarse? En este memorrouDnu- estánconsign ul us sus vr rdadera.s iuipresiau s.

I os otros son diarios f lsos quo ella dedica . porseparado a sus anumtelados para engañarlos, ha-elenlo . gre cada uno 'ceiba. non disimulo el suyo.Así por ejemplo, al baile del sáíhado llevó los dospriu ua•annnd.e menciotulos, rl rojo que le COITOSpendía á Carlos, .y eu el quo había escrito . L¿uemo213 . PFn. este día, (,"ortos de rodilla .s, : ,pruaí que areido/ato'o : qué día tarn / 'etiz pera riel .' 1)ia 26 . La-ido (nr los foll,o el sre paáchru: oro nin r el peraae : eneuncbro me nholri ICicardo por gr .ien no tengo hainamo' sxuuycrlícc .' Y el azud, de .l olio, que tenía ex

presiones como ésta : Die. 12. 311 amor ]mera Julio .u.otni,entcc muda dia ..

Pero :uh : L aulina ignoraba vl lazo que. se. letendía como víctim a de su vanidad y .L ulio recibeel odios ro destinado á ( larlos, y éste el de aquél.

En el verde, es decir, en el quo te había reser-vado, pueden verse ex e la.vaciones como la siguien-te : Día 9 . Oh.! que Irisle Ge esl ,ato huye ; no 6.e 'ixto 'a Ricardo caz podo el día'

Como era . dc esperarse, ellos le h :ui ,jurado,eterno desprecio y si tic tienes algo) de d ignidad do.bes hacer fo mismo

--, Lo jumo! c aclamó Ricardo, palillo cerro uumuerto, . pero uuostraudo un su rostro r sa . seial imequívoca de Las grandes resoluciones.

1I

Diez arios num tarde, Joaquín desempeñandomisión de su Gobierno en una importante capitalde Europa, recibe una, carta cho su muigo Ricardo,de. Ln que extractamos lislínea .s siguientes:

' . Toda mala acción es el prólogo de algíui cas-tigo .

"A hí 1'st :í L' :uulina despreciacla par la. soe'iedad, .abandonada, y cargada de hijos ignorados porque.los autores die sus dias les nicg;an apellido.

.

. .

. . . . . . . . . .

. . . . . . . .

. . .

. . .

. .

. . ..,ccis(' : u . (:I :v L,A'r ).

l'anr má, t h'tubro de 1904 .

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111

1C1, Hh1RALD0 1)11;1, ISTmO

NOTAS .NUES'1'RO NUMERO

último á, causa de tro piezos impensados y de difi-cudtadev infinitas no ha resultado todo lo nítidoque. nuest ro buen deseo de com1 tIeer al ptíblieoreclama. Ni nán en la Fecha de salida . pudimosser pnntnales, pues mnarcando esta 1ñ, la reparti-rion"¡o se efectuó Rasca el 22 . Uan cuanto lí erro r estipogl ;clicos los hay en gran número, entre ellosdos que pnr .su mago itnd no queremos dejar sinreetificIIióo.

El uno lo llallanuts en el suelto en gue hacemosreferencia a .l concierto conque obsequió el artistaUaray al secretario Taft . i)e i¡uts allí qua Narcisosin ser un . enúdre.avn, es un ejecutante de violínsnmamerte distinguido, cosa . contraria . en un todoA nuest o deseo, pues esto sería tanto como asegu-ra r g111 úl e5 ah lamente m ; ufíciu0adn, uu dilcttcna-II, .y no nn ;maestro, como e¡ reu .lidad 05, qUe porsus vastos eouoeimiont.os téeuieos y Sao. fácil eje-eución figura cabalmente ou el número de losria¢ueisms ú sea' . de los verdaderos músicos quo00110),011 á la. perfección el iust•murnto queposeer ; . L'asamos por alto otro error qu ;i en 150

mimo cerval)) figura (Consistorio por Conse,rvato-rin) y solicita .;uos del buen, arraigo . cxcnsas por sinuestro (Usen ido ba herido—cosa justa .--su orgullode a r tista de relev,ntte méritO.

El otro 11101 cOIIWL do 05 en el , suelto antrosdel matrimonio de nuestro, bula muigo DomingoL ríaz A . son Ln virtuosa seleirita Celia QuelgneleuEn tiempo oportuno-- y á petición nuestra- rectileo) 01 error nuestro volega Iii /liarlo de .'anadeó„son generosidad que honra a su 1 )irector . 'L'rarns-eribimOS sin c¡tba•gí de curvo el suelto tal exmoMMM salir . 110 .p0l I0Ii xndoiOS cunea la falta como-tida, por la que ta, ;uLien solipitacrmos excusas dn losjrjVP.mfF esposos - lIeln aquí'

a cln la nnrlu ch aye r se verificó la ;mión re-Li dias c11 dOs 2 .Lnr)s gur. Cupido, allnpre upoitllnOluabía ya . atado non el lazo do uu amor piar() ysincero,

Nos ref,rinos al matrimonio de nuestra mui-go don Domingo Díaz A . .con la. señorita CeliaIr),ullg iIOjcu . LL es husmo, inteligente y t•a~bajador;elLa bolla, simpática y virtuosa cualidades quo;aseguran á. los novios iota. luna de miol eterna, yenvidiable.

Y eu L i sumaos . de la huela. Ice liaranjos del_ hucrt0 rnbri(runso de azaluare5 pura ja frente pura.de Lm novia gentil ,y Ias eauél'ora,s entonaron susnWnn melodiosos:cánticos, mientras que el sol dounn 'ideal hermoso, radiante . y bello, ilmuinó -elporypuir de dicha de. la silnp atiesa ptae, l ;t parí) Jacual drso;mias 1111,1 (OlIiLi tra . rol 'midan "

.{

1, .A RLSV17E 'U l LENde Paris . •'Ln Nación ". de Guayaquil -"El ;UUe r i-canQ" de New• Y,o 1< y' ' . 1)e Todos Col ores " ole clan.Insé deCosl .a Rice, neta ha ; honrado con su visita.que ,•nrresp,mdei()(S desde Ohms.

xA L'ANAlt :A

se titula. nn cauto líric•.) original del señor -00111 ;130, 9110 11 lo dedica fi . sn LI;xvele nnia ,(lente de la Repnl li0a.

1L naos gracias a.lseñor Ocunp l por 1;jle u¡ ejemplar de su estimable produ'ei

La Tip. Casís Cía. HA

xC ASTLJ :LO A LL,LAMIL

,joven inteligente, laborioso y hon rado, fa llovió enesta ciudad el día, 21j del que termina, víctimade oriol enfermedad que -agotó su naturaleza . enmenos de un mes. Sensible es . por cierto su desa-parición del escenario hmuaino, no sólo para su lamilla- tle guión ora (iii no y decidido sostón, sinopara. sus amigás todos, apreciadores de las bellascualidades que lo ado r naban, Y para nuestra queri-da. pat r ia quo pierde en ól una (le sus más lisouge-ras e~vperanzas.

l laa•OIIIOS ulp Stl'0 el d nebí de. suS deudos.x

CARLOS A . 1 : MENDI :Asentimental poeta cent r oa .me ricano, nutrió en S ;n;Salvado•tí pr-'ripios del pasado Noviembre.

Descanse en paz el compañero ilustre, queea yó en el csunino en todo el vigor de la vida.

. .LOS SEÑORESMaduro é Hijos nos han obsequiado amablemente .con uno de sus preciosos calendarios para . elpróximo arlo. El trabajo del cromo, ar tísticosobremanero, muestra. en el centro el escudo yel napa, de ba ll.eptíbliea rodeados por los medallo-nes de los mientbros de la . Convención Nacional.El todo es de un efod o admirable ó interesanteen sumo grado cono recuerdo histórico.

Tambien don Gervasio García, el conocidoi industrial, fabricante de unuy sabrosos chocolates,nos obsequió uu calendn.rio e) que el cromo repre-senta, una rubia niña, robusta y bella, debido talvez al uso constante de ario imuejorables produetos,

Agradecemos el envío.~ls

Concurso de CuentosBasta el 1 .' de Ma rzo qurrlv abie rta, nueva"¡.

te la nilnmióa de cc r .ntoa, di 2 p •.uerCo con Las irc•'acioners del .l nr,1do Cnlilioado•.

CI)N1)LCION ES:Los cuentos h ;ut de ser inéditas, p s , tritQs lí,

quina desde el título hasta la firma, y no hanconstar le menoti de dos hojas de papel de ofo ;crito por non sola cara ni de ¡más de sois.p ;dcuhun cuarenta renglones para cada página

Los ea u•¡I,os SO Unviaríll 111 Oubierlzts 5' idas, mareadas por el lado exterior con ese rito .máquina . : Cuento pnvu el ( loacurso ;y Vendrántoriza~dos par vena soba i•aoie-tal, cifro ó serxdón . .aw conocido,

di t cubierta aparte mareada. : P'ia caca de/ . .,lar del cuento la/ auto-rizado por loe lunial (cL seudónimo), vendrá la firma autógrafa del la:

LOs envías ss a .ceptan hasta la seis de la. ta.del día 16de Febrero próximo . Después dofur•.ha los cuentos re0i hielos so pondrán en n-.ele una .j unta Calificadora compuesta. de. los sros doctor Litro L, . Urriola, Narciso Caray 'nuel Lewis.

El mejor cuento será. premiado oto une mlla do plata, y el que jo siga en mérito con ur .

Page 16: EL HERALDO DEI. ISTMObdigital.binal.ac.pa/bdp/revistas/heraldo/heraldodic1904-3.pdfsi ríes es tu risa acorde melodioso de notas escapadas del har pa de Israel. 111 ''u andar ligero

El, HERALDO DEI . ISTMO

"-creaciones Intelectuales.1 : —)EROOLINIC U .

32

N\A f! C» P10

MAR tiAL7!00

CHARADA EN EUt4A DE VOCALES.T . d .y, .m .g .,

pr.m .r.u . L .tr. c . ns . u .nt..

Y .s m. s . g . oda ., p . d . nt.n .dv .rb . . d .nd . q . . .r.

M. t .re .r . v . . n . l . .g.P. r. 11 .g .r .1 f . na:.s . n, . nfi . x . . a v .rb .lS ncal ., n . t . 1 . n . .g.M. t.d . ~s p .r .xc .l .ne ...n s .r b.st .nt . d .ch .s.P. .s e .n s . g .n . . .m.r .s.N. s .b . 1 . q . . .s . d .l .ne . .

A

A—CUADRO NUMÉRICO .

25 . —CHARADA.

Un unos . DoN á mi bella:La DOS 1`U

rgTRFI gifl Ilió,

La PRIMA nOs tERCERAimu•icr nacernos.

Y. por . Hachas fué TolloAl dueña de mi amor

Las primeras sola 'iones que recibamos de estas Reei eat iones, serán premiadas con las siguien-tes obras : -

21 .—"Canta r es A ndaluces ." de Núñez de Pra-do .

22. "Ros i>rmuas del Anarquismo," de Núñezde Prado.

23.—"La

Condesa

de (Iradoc,"

de CarlotaRraemé

24.—"La Pecadora," de Carolina In vera izio'25 .—Crítica sintética.," do Puig de Verdagner

ocar una cifra diferente en cada casilla, de

Soluciones de las

Recreaciones

del númeroanterior:

:7.—Quid es verifas?—Qué es la verdad&--F, elvarón que está, presente

18 .—"Colorado."ue sumadas luego horizontal y vertitalmen- lO .=' Bolivar . "16 . 29 .---"Amartelado ."--LOGOGRIFO \,AIM ERI CCI . +1667890

Animal9354583

Verbo Obtuvieron premio : por la 17 .' y L9 . .

Olegario3403363

Verbo Itenriquoz ; por la 20 .' José G . do Paredes .1578930

Sustantivo N]nvia roiveolnciones además:356783

Verbo De la. 17'—Alfonso Fábrega,.78238

Nombre propio De la 19 .'—J. D. Solís, Mariano Sosa,

G . Miró,1 .230

Sustantivo Daniel Obaldía L ., Carlos A . de Icaza y Gerardo758

Nombre propio Abrahams C.46

Letra De la

2^ ."--Ricardo J . -v Raro . José

1) . Solis-2

:Letra A urelio Guardia, Ladislao Sosa,

Antonio NavarroJ . D . A . y Gerardo A bulimias C .