Érase una vez una letra c que estaba

siempre esperando que llegara el día de su cumpleaños. Siempre estaba muy contenta y todos sus amigos la querían mucho.

El gran día llegó y como estaba más contenta aún que de costumbre se puso una velita, para que todos supieran que era su cumpleaños.

Iba caminando por la calle, pero no le decían nada. ¡Nadie le felicitaba! Qué raro... ¿Nadie veía su vela? Pero no importaba, la letra seguía muy contenta.

Llegó el momento de volver a casa. Nadie le había preguntado porqué se había puesto una vela. A la letra le extrañaba mucho. Era muy raro.

¡¡Qué sorpresa!! ¡¡Le habían preparado una fiesta en casa!! La letra estaba muy, muy, muy feliz.

Estaba tan feliz que...

Y así termina esta historia que comenzó con una vela y terminó dando la vuelta con una pirueta.