el futuro de la fenomenología

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EL FUTURO DE LA FENOMENOLOGÍA Juan Carlos Aguirre García Universidad del Cauca Hace ya 108 años de la publicación del primer trabajo estrictamente filosófico de Edmund Husserl: Investigaciones Lógicas (1900-1901). El trabajo que abre el siglo e inaugura el movimiento fenomenológico fue el fruto de un científico de vocación que, obsesionado por los vacíos que encontró en la ciencia que practicaba, se lanzó tras la búsqueda de fundamentos sólidos tanto para la matemática como para cualquier empresa que ose considerarse científica. Ya había intentado el trabajo de esclarecimiento de los fundamentos en un texto denominado Filosofía de la Aritmética (1891), del cual se dijo que había caído en el psicologismo (ver Frege, 1894), crítica para algunos injusta (ver Sokolowski, 1987), pero que Husserl asumió como un llamado de atención tan válido, que lo lleva a declarar, recordando a Goethe, que “contra nada somos más severos que contra los errores abandonados” (Husserl, 1995: 23). Nace, entonces, la fenomenología como un intento por establecer una teoría del conocimiento que recuperara el pleno sentido de la ciencia, no destruyendo el proyecto científico, sino trabajando codo a codo con quienes investigan el mundo. Para unos, esta visión de la fenomenología de Husserl se agota en Investigaciones Lógicas, al punto de hablar de este período como el del ‘Husserl serio’; los restantes serían desviaciones del proyecto trazado en Ponencia presentada en el IX Foro de estudiantes y profesores de filosofía. Departamento de Filosofía, Universidad del Quindío, Armenia, 26-28 de Noviembre de 2008.

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Page 1: El Futuro de La Fenomenología

EL FUTURO DE LA FENOMENOLOGÍA

Juan Carlos Aguirre García

Universidad del Cauca

Hace ya 108 años de la publicación del primer trabajo estrictamente filosófico

de Edmund Husserl: Investigaciones Lógicas (1900-1901). El trabajo que abre

el siglo e inaugura el movimiento fenomenológico fue el fruto de un científico

de vocación que, obsesionado por los vacíos que encontró en la ciencia que

practicaba, se lanzó tras la búsqueda de fundamentos sólidos tanto para la

matemática como para cualquier empresa que ose considerarse científica. Ya

había intentado el trabajo de esclarecimiento de los fundamentos en un texto

denominado Filosofía de la Aritmética (1891), del cual se dijo que había

caído en el psicologismo (ver Frege, 1894), crítica para algunos injusta (ver

Sokolowski, 1987), pero que Husserl asumió como un llamado de atención

tan válido, que lo lleva a declarar, recordando a Goethe, que “contra nada

somos más severos que contra los errores abandonados” (Husserl, 1995:

23). Nace, entonces, la fenomenología como un intento por establecer una

teoría del conocimiento que recuperara el pleno sentido de la ciencia, no

destruyendo el proyecto científico, sino trabajando codo a codo con quienes

investigan el mundo.

Para unos, esta visión de la fenomenología de Husserl se agota en

Investigaciones Lógicas, al punto de hablar de este período como el del

‘Husserl serio’; los restantes serían desviaciones del proyecto trazado en

Ponencia presentada en el IX Foro de estudiantes y profesores de filosofía. Departamento

de Filosofía, Universidad del Quindío, Armenia, 26-28 de Noviembre de 2008.

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1900. Personalmente no comparto esta tesis, considero, siguiendo a Javier

San Martín (cf. la fenomenología de Husserl como utopía de la razón), que

tanto el período de Halle (1887-1901), como el de Gotinga (1901-1916) o el

de Friburgo (1916-1928) despliegan la intención inicial, a saber, la

fundamentación de la ciencia.

Pero en 108 años la fenomenología de Husserl ha ido sufriendo enormes

variaciones; ya en los desarrollos de su más prominente discípulo, Heidegger,

se percibe una primera ruptura que, aunque conserva el ‘aire de familia’,

descuida la preocupación epistemológica del fundador de la fenomenología e

inicia su proyecto bajo categorías ontológicas. El mismo Heidegger

posteriormente tendrá que reaccionar frente a las lecturas existencialistas que

estaban haciendo de sus textos los filósofos franceses. En efecto, la

consideración de Ricoeur según la cual la historia de la fenomenología es la

historia de las herejías a Husserl, es en todo correcta. No es posible, por

tanto, hablar sin glosas de la fenomenología pues en su historia se narran

encuentros y desencuentros que impiden considerar este movimiento como un

flujo progresivo.

Por tanto, antes de hablar del futuro de la fenomenología, tendremos que

precisar brevemente de qué fenomenología estamos hablando, para no

encerrar bajo ese nombre a figuras extremadamente disímiles. Esta

presentación, intentará establecer el futuro de la fenomenología husserliana,

partiendo de la premisa según la cual entre ésta y muchas otras ramas que

se denominan fenomenología existen profundas diferencias.

Page 3: El Futuro de La Fenomenología

1. UNA ANÉCDOTA

Hace algo más de un año, en el marco del IV Coloquio Latinoamericano de

Fenomenología, organizado por el Círculo Latinoamericano de Fenomenología

(CLAFEN) fui testigo de una interesante discusión: el fenomenólogo

norteamericano Lester Embree presentó su propuesta acerca del quinto

período de la fenomenología, propuesta que más adelante desglosaré pero

que puede sintetizarse en que: en vez de estar fomentando la erudición, los

fenomenólogos deben estar trabajando mano a mano, de modo

transdisciplinario, con investigadores de las disciplinas culturales; cabe anotar

que, consecuente con su propuesta, Embree acompañó su exposición con el

trabajo de algunas enfermeras brasileras que trabajaban las ideas de Alfred

Schutz (sociólogo alumno del Husserl tardío), así como de un teólogo

estadunidense que interpretaba mediante categorías husserlianas el fenómeno

de la transubstanciación.

Personalmente conocía con antelación el trabajo del profesor Embree, el cual

me sirvió mucho en mi trabajo de grado, cuando intentaba desentrañar qué

era eso del método fenomenológico (que, a pesar de que muchos de los

fenomenólogos reconocen que la fenomenología es método, se quedan

cortos a la hora de enseñar con claridad y distinción sus pasos); parte de mi

interés por ir al Coloquio radicaba en la posibilidad de conversar con él

algunas dudas que tenía con respecto a su propuesta del análisis reflexivo.

Luego de su exposición ocurrió algo que no hubiera imaginado: algunos

representantes de la fenomenología en Colombia, la mayoría de ellos

Page 4: El Futuro de La Fenomenología

reconocidos no sólo nacional, sino internacionalmente y, sin lugar a dudas,

eximios intelectuales, iniciaron un apasionado debate en el que, palabras

más, palabras menos, reclamaban de Embree un respeto a la actividad a la

que habían dedicado gran parte de su vida; es decir, se resistían a considerar

que su trabajo académico fuera mera erudición. De igual modo, ridiculizaban

la propuesta del Quinto período, en tanto, según ellos, era un llamado a hacer

fenomenología de cosas triviales, a hacer fenomenología de la “taza de té”.

Quizás este hecho no pasó de ser una simple anécdota; sin embargo, para

mí significó el encuentro de dos modos de hacer filosofía que, sin cargar a

ninguno de valor, podrían denominarse el antiguo y el actual. El antiguo

puede caracterizarse como el estudio detallado de las obras de Husserl, la

exégesis profunda de sus obras, enriquecida por las nuevas publicaciones de

algunos inéditos. El actual, correspondería a lo que Embree denominó Quinto

período. Personalmente le apuesto más al segundo modo, aunque reconozco

que no son excluyentes; es decir, la práctica de la fenomenología no implica

la falta de rigurosidad en las fuentes fenomenológicas; del mismo modo, la

erudición, tan común en nuestra formación filosófica, es un punto favorable a

la hora de entrar a dialogar con otras disciplinas.

Quería comentar esta anécdota pues me permitirá mostrar que la

fenomenología, en vez de ser un mero discurso clásico en la formación

filosófica (para algunos ya superado), tiene enorme vigencia a la hora de

reflexionar sobre problemas actuales. Es más, siempre los trabajos

fenomenológicos destacados fueron los que dejaron de repetir las tesis de los

fenomenólogos precedentes y se aventuraron a indagar, apoyados en las

Page 5: El Futuro de La Fenomenología

ciencias, problemas urgentes; destaco, a modo de ejemplo, la apropiación

de Schutz del concepto de Lebenswelt y su utilidad en los análisis

sociológicos; la nueva forma de hacer historia de la ciencia por parte de

Alexandre Koyré; el diálogo de Merleau-Ponty con la psicología de la forma;

los análisis psicológicos de Gurwitsch; los actuales análisis de Mafesoli; en

nuestro contexto, la filosofía política que brotó de las reflexiones de Dussel, la

fusión de fenomenología con neurología por parte de Varela; la búsqueda de

la unión entre fenomenología e Inteligencia Artificial. No es el momento para

juzgar la solidez de estos programas, ni para determinar hasta qué punto

siguen siendo fenomenológicos; baste afirmar que la fenomenología siempre

ha estado conversando con las disciplinas culturales y que el afán por la

erudición es un vicio que elude el llamado husserliano de “ir a las cosas

mismas”.

2. EL QUINTO PERÍODO DE LA FENOMENOLOGÍA

Como habíamos enunciado, Embree formuló la idea de un quinto período de

la fenomenología. Esta idea le surge, no de simples meditaciones casuales,

sino después de cinco años de preparar, junto con diez académicos más, la

magna Encyclopedia of Phenomenology; el trabajo de edición de esta

maravillosa obra da cuenta de las múltiples facetas que manifiestan la

vitalidad de la fenomenología. A decir de Sokolowski, en la reseña que hace a

la Encyclopedia, las 166 entradas pueden agruparse en cuatro grandes

bloques: 1. Los conceptos más tradicionales de la fenomenología, tales

como evidencia, matemática, nóema, relativismo; 2. La descripción del

desarrollo de la fenomenología en varios países; 3. En algunas entradas se

Page 6: El Futuro de La Fenomenología

discute la vida y obras de los mayores pensadores del movimiento

fenomenológico; 4. Otras tratan de importantes controversias en áreas nuevas

tales como la inteligencia artificial, las ciencias cognitivas, la ecología y el

feminismo; o en áreas en las que la fenomenología puede ser aplicada, tales

como la arquitectura, el teatro, la danza, la música y la enfermería

(Sokolowski, 1998: 126).

El trabajo de edición de la Encyclopedia le permite comprender a Embree las

posibilidades que se han abierto al pensamiento fenomenológico en un siglo

de existencia, y las posibilidades que se abrirán en el futuro. Su

planteamiento acerca del quinto período lo expone en el artículo: La

continuación de la fenomenología ¿un quinto período? En él, Embree plantea

una periodización del desarrollo de la fenomenología desde sus orígenes

husserlianos donde se descubren dos períodos: fenomenología realista

(eidética) y fenomenología constitutiva (epojé y reducción trascendentales);

pasando por el tercer período que denomina: fenomenología existencial

(Heidegger y la fenomenología filosófica francesa) y el cuarto período o

fenomenología hermenéutica (Gadamer, Ricoeur, Kockelmans).

Con respecto a las etapas por las que ha transcurrido la fenomenología dice

Embree: “los participantes en las diferentes tendencias tratan cada vez menos

de poner atención en el desarrollo que se lleva a cabo en las tendencias

hermanas, y a veces incluso en el trabajo de más de una o dos figuras. Se

requieren esfuerzos para recordar aspectos de un pasado que se ahonda en

el siglo” (Embree, 1999: 19).

Page 7: El Futuro de La Fenomenología

Por “quinto período” se entiende el momento presente que vive la

fenomenología, caracterizado por la confianza en que va a continuar su

camino de la mejor manera, pues existe un movimiento cultural y unos

intereses renovados que así lo sugiere. Cabe mencionar dentro de estas

inquietudes, cuestiones de la filosofía de la tecnología, o de la filosofía del

medio ambiente que se abordan desde la fenomenología hermenéutica; de

igual forma, problemas de género, de filosofía de la religión, étnicos, éticos y

hasta políticos entran en la esfera de la propuesta fenomenológica.

Pero este “quinto período” exige de los fenomenólogos una actitud distinta;

pareciera que el llamado de “ir a las cosas mismas” se hubiera olvidado,

centrándose únicamente en el análisis de textos, alejándose del análisis de

hechos. El abuso en el análisis de textos, que concita grupos, irónicamente

asemejados por Embree a grupos de estudios bíblicos, degenera en

erudición; por el contrario, el ser fiel a las cosas mismas, la auténtica

indagación fenomenológica es llamada por él: investigación (Embree, 2003:

33). De acuerdo con esta distinción, fenomenólogo no es quien se dedica

sólo a la erudición; ser un fenomenólogo genuino exige ir más allá de los

textos y abordar las cosas mismas.

Como resultado de este cambio de actitud se plantea un nuevo estilo de

filósofo y de filosofar. El nuevo estilo filosófico exige un ser que se preocupe

por la vida humana, tanto colectiva como individual en el mundo socio-

histórico; lo que a su vez le obliga a ser creativo a la hora de adoptar sus

métodos. Para lograr esto, el filósofo–fenomenólogo romperá con la imagen

del pensador encerrado en su elevada torre y establecerá lazos cada vez más

Page 8: El Futuro de La Fenomenología

sólidos donde la comunicación entre tendencias sea real y busque puntos de

encuentro.

Sin embargo, la mayor exigencia de este período está en el contacto que el

fenomenólogo debe lograr entre la filosofía y las disciplinas culturales. La

especialización de las distintas áreas del conocimiento ha hecho que la

filosofía entre también en esta dinámica, haciéndole perder al filósofo su

amor por la generalidad, construyendo una rigurosa disciplina en la que sólo

se habla o se escribe para quienes tengan el privilegio de comprender la

tecnicidad de su lenguaje. Recordar la presencia del filósofo como

“generalista” ayudará al contacto con profesiones no–filosóficas, las cuales

sabrán apreciar su ayuda. El fenomenólogo hoy, forma parte de

investigaciones transdisciplinarias pues

los conjuntos de cuestiones que caen bajo los rubros de arte, clase, medio ambiente,

género, moralidad, política, religión, ciencia, tecnología, y similares, son

extraordinariamente complejos y multifacéticos. Cada vez más, están recibiendo un

tratamiento multidisciplinario en las que, en conformidad con ello, pueden llamarse

«multidisciplinas». Los filósofos fenomenólogos pueden contribuir a conformar y a

desarrollar de otras formas esas multidisciplinas (Embree, 1999: 24).

4. LAS INDAGACIONES DE EMBREE EN EL MARCO DEL QUINTO PERÍODO:

LAS POSIBILIDADES DEL ANÁLISIS REFLEXIVO

Para superar el marco de la erudición, Embree reconstruye lo fundamental del

método fenomenológico de Husserl y lo traduce de modo práctico para las

investigaciones sobre los fenómenos culturales. A simple vista, el método

fenomenológico se difumina, quedando reducido a unos pasos simples, a

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una especie de recetario que nos conduciría al saber; sin embargo, el mismo

Embree advierte que más que un método en el sentido de recetario, habría

que adoptar el término “enfoque”; tal enfoque es llamado por él: Análisis

Reflexivo. En él están presentes, si quisiera hacérsele el rastreo, las fases de

la fenomenología, tanto en su versión eidética como trascendental y

constitutiva. La ventaja (herejía para el fenomenólogo erudito), es que ahorra

a quien desea hacer investigación fenomenológica, la jerga y los intríngulis en

los que se deleita gran parte de los soi disant fenomenólogos.

Lester Embree inicia su texto Análisis reflexivo con una sentencia: “muchos

que se llaman a sí mismos «fenomenólogos» han olvidado (si alguna vez lo

supieron) que lo fundamental del enfoque fenomenológico es algo que puede

ser llamado simplemente «análisis reflexivo»” (Embree, 2003: 11). De esta

frase pueden extraerse tres consecuencias que el autor desarrolla a

profundidad tanto en lo que llama Prefacio para instructores, como en la

Introducción: 1. existe una casta de filósofos que se autodenominan

fenomenólogos pero que han olvidado su esencia. Como ya se había

enunciado, estos caen bajo el título de “eruditos”. 2. La fenomenología, más

que método, es enfoque pues no dice referencia a “recetas de cocina”, sino

que señala la necesidad de una actitud reflexiva y teórica, basada en la

observación y el análisis. 3. La esencia de la fenomenología radica en la

elaboración de análisis fenomenológicos. Si alguien quiere volverse

fenomenólogo, no será para torturarse aprendiendo una jerga compleja, su

convicción está en que “una mayor habilidad para efectuar análisis reflexivos

sobre encuentros y objetos en tanto que encontrados nos ayuda a conocer,

Page 10: El Futuro de La Fenomenología

valorar, obrar de modo más eficaz y responsable” (Embree, 2003: 61). El

libro es una guía para realizar análisis reflexivos.

La estructura del texto está conformada por siete capítulos. Los dos primeros:

Observar e Informar, podrían tomarse como preparatorios. El capítulo tres,

Reflexionar, juega un papel preponderante pues sitúa al investigador en suelo

fenomenológico y lo persuade de que el método fenomenológico es “análisis

– reflexión”. Los capítulos cuatro, cinco y seis contienen tanto el núcleo

doctrinal (IV. Creer, valorar, querer y V. Experienciar), como la explicitación de

los tipos de análisis (VI. Analizar). El último capítulo (VII. Examinar) es “otra

demostración práctica del poder que tiene el análisis reflexivo al aplicar la

fenomenología a la vida, examinando, y así criticar si es necesario, nuestra

vida o aspectos de la misma” (San Martín, 2005: 219).

De modo jocoso Embree sostiene en otro lugar que: “es un hecho algo

desafortunado que Husserl creyera estar fundando una nueva ciencia

primordial –es decir, una filosofía primera en la que pudieran fundamentarse

todas las otras ciencias- y que, en consecuencia, nombrara su esfuerzo con

una palabra que termina en –logía” (Embree, 2008: 177). La razón del

infortunio la ubica Embree en que ese nombre, difícil de pronunciar, sugiere al

no fenomenólogo la pregunta: ¿y qué es eso? Para caracterizar de modo

pleno a la fenomenología, Embree plantea que ella es análisis reflexivo.

Si aún aparece la cara de estupefacción, podría agregarse dos cosas más: a.

a diferencia del científico, cuyo trabajo tiene un carácter altamente

argumentativo y, frecuentemente busca producir un sistema, el fenomenólogo

Page 11: El Futuro de La Fenomenología

produce análisis, con mayor propiedad, pues genera principalmente

secuencias de distinciones más o menos bien clarificadas mediante

ejemplos. Esto no significa, aclara Embree, que los fenomenólogos no

ofrecen argumentos o que sus resultados fenomenológicos no pueden ser

organizados como sistemas deductivos; lo que quiere decirse es que “la

argumentación y la sistematización deductiva no son para la fenomenología

asuntos tan centrales como lo son para otros enfoques” (Embree, 2008:

177). b. Consideremos, ahora, lo relacionado con la reflexión: “los

fenomenólogos analizan y describen los encuentros de cosas y,

correlativamente, de cosas-en-cuanto-encontradas, acompañando lo dicho

con algunos ejemplos de correlaciones encuentro-encontrado, tal como la

que hay entre el valorar y la cosa-en-cuanto-valorada, incluyendo el amar y

las personas en tanto que amadas” (Embree, 2008: 178). Por consiguiente,

la fenomenología incluye la epistemología, la axiología y la ética y se emplea,

asimismo, allende la filosofía, como en la sociología y la psiquiatría.

El profesor Embree ha explorado distintos fenómenos culturales a partir de su

propuesta del método fenomenológico como análisis reflexivos, dando más

solidez a su concepción de quinto período. Entre sus estudios se abordan las

diferencias generacionales, la etnofobia norteamericana, las actitudes de

clase, la dialectología de género, las ficciones de la cortesía (todos los

anteriores agrupados en el libro Fenomenología continuada; contribuciones al

análisis reflexivo de la cultura); además, la fenomenología del ambiente, la

constitución del vegetal, los problemas en torno al valor de la naturaleza, la

fundamentación no mundana del ambientalismo, la constitución de la cultura

básica, la racionalidad de la tecnología científica, acción indirecta y

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tecnología, cuándo el fin no justifica los medios, etc. (agrupados en el libro

por salir: Ambiente, tecnología y justificación; investigaciones

fenomenológicas).

En tanto propuesta en desarrollo, podrá discutirse algunos presupuestos en

los que se apoya Embree* o, quizás el resultado de sus descripciones; sin

embargo, hay que admitir que unas nuevas posibilidades se están abriendo a

la fenomenología, las cuales le obligan a superar la vuelta a los textos y a

proponerse ir a las cosas mismas; en síntesis, siguiendo a Embree, “es difícil

dudar de que los fenomenólogos científicos, así como los filósofos, se

beneficiarán más conscientemente de la interacción continuada con colegas

de otras disciplinas, al igual que recordando que no toda fenomenología es

filosófica” (Embree, 2003b).

5. EL FUTURO DE LA FENOMENOLOGÍA HUSSERLIANA

La frase con la que cerramos el apartado anterior, deja un amargo sabor de

boca, especialmente en lo que se refiere a que puede haber fenomenología

no filosófica. Personalmente, no adhiero a esta postura pues el hecho de que

el fenomenólogo incursione en grupos multidisciplinarios, no significa ni que

él se pierda en las disciplinas con las que dialoga, ni que sus dialogantes se

vayan a convertir en fenomenólogos. He visto varios escritos a los que se les

antepone la palabra fenomenología y ella no aparece por ningún lado; este

* Por ejemplo, el profesor Harry Reader de la Universidad de Texas, critica la propuesta del

Análisis Reflexivo pues no tiene como elemento central la argumentación; esta crítica hay que

examinarla para determinar si al insertarla en la propuesta de Embree se está saltando del

campo fenomenológico en aras de compaginar fenomenología y filosofía analítica, o si

podría convertirse en un enfoque más complejo para abordar los problemas culturales.

Page 13: El Futuro de La Fenomenología

tipo de escritos, en vez de aclarar lo que se toma por investigación

fenomenológica, lo único que hace es devaluar su significado y, por tanto,

caer en bagatelas que en nada contribuyen a comprender o comprendernos;

más bien, darían pie para acusar tales trabajos de fenomenología de la “taza

de té”.

En el espíritu del quinto período, es decir, con el interés de superar la

erudición y volver a las cosas mismas, aunque orientados por las sugerencias

del fundador de la fenomenología, se reunieron varios investigadores

fenomenólogos para conversar acerca del futuro de la fenomenología

husserliana; tal evento tuvo lugar el 2005, en la New School of Social

Research en Nueva York. En no más de cinco páginas, los investigadores

dieron sus opiniones de las cuales, a modo de conclusión y sugerencia,

resalto las siguientes:

a. Uno de los textos más completos lo escribe el fenomenólogo Nam-In

Lee. Su escrito titulado Sobre el futuro de la sociología fenomenológica, es

un estado del arte donde reconoce tres principales tendencias en esta rama:

la sociología fenomenológica empírica, la sociología fenomenológica

ontológica y la sociología fenomenológica trascendental. Entre estas tres

tendencias se han dado interesantes debates, al punto que muchas

posiciones parecieran estar más preocupadas por aquello que las divide, que

lo que realmente las une en sus fundamentos. A decir de Lee: “en orden a

desarrollar sistemáticamente la sociología fenomenológica, es necesario

aclarar la distinción entre las tres dimensiones distintas de la sociología

fenomenológica. Sin embargo, en los debates sobre sociología

Page 14: El Futuro de La Fenomenología

fenomenológica, esta distinción no ha sido investigada suficientemente.

Cuando se examinan con rigor, puede verse que cada dimensión de la

sociología fenomenológica tiene abundantes posibilidades de desarrollo en

múltiples direcciones”. De acuerdo con la exposición de Lee, una provechosa

labor del fenomenólogo en el futuro será aclarar los modos en los que la

sociología fenomenológica se va desarrollando de acuerdo con su dominio de

objetos. De igual modo, al lado de los sociólogos de inclinación

fenomenológica, contribuir a explorar caminos en los que cada tendencia

tendría un alto impacto.

b. En el texto: El futuro de la fenomenología husserliana, Biagio Tassone

concluye que “el principal valor de los escritos de Husserl en la actualidad,

descansa precisamente en las posibilidades que ese enfoque ofrece al

conocimiento científico o positivo como conocimiento de las entidades

contingentes constituyendo vis-à-vis su relación con un sujeto en el mundo.

Sin preocuparse por la constitución del conocimiento por parte de un sujeto

cognoscente, los problemas del significado y la referencia, necesarios para

una epistemología válida filosóficamente, nunca podrían sacarse adelante.

La fenomenología fue un intento, un tanto infructuoso, en la filosofía moderna

por restaurar unas condiciones viables para justificar nuestro conocimiento

absoluto. El enfoque de Husserl de la teoría del conocimiento aún puede

servir como una alternativa posible ante cualquier enfoque que indague sobre

los problemas epistemológicos y de la filosofía de la ciencia, llámense

naturalistas, convencionalistas o pragmáticos”.

c. El fenomenólogo Sebastian Luft, en su escrito Sobre el futuro de la

filosofía husserliana, luego de situar el lugar de Husserl en la historia de la

Page 15: El Futuro de La Fenomenología

filosofía posterior al postmodernismo, analiza la relación de Husserl y las

ciencias bajo dos categorías: La fenomenología como disciplina fundacional

o “filosofía primera”: esta categoría suena chocante a muchos filósofos y

sobre todo a los científicos, pareciera que hace parte del sueño romántico en

el cual el filósofo tiene la luz que el ciego científico ignora. Planteado así, el

discurso fenomenológico sería pretensioso e incluso alejado de la realidad.

La categoría de “filosofía primera” es aclarada por Luft, dándole un sitial más

modesto pero importante. Según él: “La filosofía y la ciencia no deberían

estar opuestas, como si no tuvieran relación una con otra –como pretenden

Heidegger y muchos filósofos, sin dar buenas razones para tal

distanciamiento. Más aún, la filosofía necesita permanecer informada acerca

del progreso de las ciencias y el nivel actual de la investigación, con el fin de

participar de un modo significativo y relevante en los debates

contemporáneos […] Y las ciencias necesitan ser confrontadas, examinadas

y criticadas por los “expertos en generalidades”, apelativo dado a los

filósofos, casi desde el momento en el que irrumpieron en la historia de la

filosofía de Occidente. Husserl está comprometido con este tipo de

colaboración con las ciencias ‘aplicadas’”. La segunda categoría corresponde

a la fenomenología y las ciencias cognitivas, la cual esbozaré recurriendo al

fenomenólogo que mejor representa la tradición husserliana en lo que

actualmente se conoce como filosofía de la mente.

d. Dan Zahavi lanza una pregunta un tanto polémica: ¿Tiene futuro la

fenomenología (husserliana)? Y comienza afirmando que “nosotros tratamos

con una caricatura peyorativa que la reciente investigación sobre Husserl tiene

que desenmascarar. La publicación continua de Husserliana ha hecho

Page 16: El Futuro de La Fenomenología

disponibles muchas de las investigaciones manuscritas de Husserl, y un

estudio de ellas nos revela que Husserl es mucho más complejo de lo que las

lecturas comunes han sugerido. Él frecuentemente anticipó y formuló muchos

de los movimientos críticos hechos por los fenomenólogos posteriores”.

Luego muestra todas las posibilidades que se abren a la investigación de la

mente a partir de los trabajos de Husserl, muchos de ellos leídos bajo la

óptica heideggeriana, o mal comprendidos por filósofos que, en el afán de

mostrar su originalidad, toman a la ligera las tesis fuertes del pensamiento de

Husserl (véase, por ejemplo, la polémica con el concepto de

heterofenomenología de Denett: Zahavi [2007]).

CONCLUSIÓN

He tratado de mostrar cómo la fenomenología no es un discurso acabado; he

intentado sugerir que la fenomenología no se actualiza únicamente gracias a

los desarrollos posteriores de los discípulos de Husserl (Heidegger, Merleau-

Ponty, Gadamer, Ricoeur); antes bien, quise plantear que la fenomenología

husserliana, quizás por el prematuro éxito de sus seguidores y la dificultad de

acceder a la cantidad de manuscritos de Husserl, no tuvo la lectura juiciosa

que hoy se está haciendo por parte de tradiciones generalmente alejadas de

los discursos continentales. De igual modo, casi todos los ejemplos

remitieron a la consideración de la fenomenología como filosofía que no

puede entenderse desligada de la ciencia, esto frente a gran cantidad de

discursos en los que se ve a la fenomenología como otro bastión desde

donde se critica paranoicamente el discurso científico; el tema del quinto

período está inmerso en la multidisciplinariedad en la que el fenomenólogo

Page 17: El Futuro de La Fenomenología

tiene mucho que aprender y aportar. La presentación del método

fenomenológico como análisis reflexivo, considero que es un modo valioso de

escapar de las tradicionales controversias sobre lo que es epojé, constitución,

nóema, intencionalidad, etc., y brinda la posibilidad de hacer investigación

fenomenológica que trascienda la erudición. En fin, el programa

fenomenológico no está agotado y su aplicabilidad hace sospechar que va a

permanecer vigente por muchos años más. De la rigurosidad de las

investigaciones fenomenológicas dependerá que la fenomenología sea un

discurso pertinente para los tiempos venideros o sea, como en varios textos

puede leerse, una especulación que confunda y adormezca los espíritus en un

mundo ya de por sí confundido.

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