el estudio de las facciones de partido- un posible complemento para los estudios sobre partidos...

7/25/2019 El Estudio de Las Facciones de Partido- Un Posible Complemento Para Los Estudios Sobre Partidos Polticos y Proc

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Intersticios Sociales

El Colegio de Jaliscoseptiembre, 2012nm. 4

DEBATETERICO- METODOLGICO

ELESTUDIODE LASFACCIONESINTRAPARTIDARIAS : UNPOSIBLECOMPLEMENTOPARALOSESTUDIOSSOBREPARTIDOSPOLTICOSYPROCESOSELECTORALES

Jorge Federico Eufracio Jaram illo

Palabras clave:

facciones, partidos polticos,

rgimen.

Resumen del artculo

El estudio de las facciones de partido:

un posible complemento

para los estudios sobre partidos polticosy procesos electorales

Jorge Federico Eufracio Jaramillo

En este artculo se pretende reavivar un debate que ha quedado rezagado en

las ciencias sociales y que puede abonar al mejor entendimiento de los pro-

cesos electorales en los regmenes en transicin democrtica. En especco,

el estudio de facciones permite establecer un punto de observacin sobre

cmo se organizan los partidos polticos internamente. No obstante, el con-

cepto de faccin ha sufrido de una serie de connotaciones a priorinegativas

que prcticamente lo han aislado del anlisis cientco y que, por tanto, no

han permitido aprovechar sus posibilidades explicativas. Esto es as porque

en los actuales debates sobre la democracia los partidos polticos aparecen

como instituciones que juegan un rol fundamental en la construccin de la

misma, mientras que las facciones son ms bien consideradas como agru-

paciones anacrnicas, nocivas y autorreferentes que no tienen nada que ver

con los ideales de esa democracia. Por lo tanto, parece necesario hacer una

discusin y revaloracin del concepto y de sus posibles usos, a la luz de losaportes tericos y metodolgicos que se han desarrollado y aplicado en di-

versas partes del mundo para generar debates ms fructferos que nos lleven,

en aras de una mayor cienticidad, a anlisis verosmiles de una realidad

compleja que va ms all de una simple oposicin entre lo bueno y lo

malo.

Abstract

This article is meant to revitalize a debate that has lagged behind in the

social sciences and that can be helpful to the better understanding of elec-

toral process in the democratic transition regimes. Specically, the study


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El Colegio de Jaliscoseptiembre, 2012

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DEBATETERICO- M ETODOLGICO

ELESTUDIODE LASFACCIONESINTRAPARTIDARIAS: UN POSIBLECOMPLEMENTOPARALOSESTUDIOSSOBREPARTIDOSPOLTICOSYPROCESOSELECTORALES


of factions allows to set a point of observation on how political parties

organize. However, the concept of faction has suffered a succession of

negative connotations that virtually have isolated it from scientic analysis

and that, therefore, have not allowed it to exploit its explanatory potential.

This is so because in the current debates on democracy the political partiesappears as institutions that play a fundamental role, while the factions are

rather considered as anachronistic, harmful and self-relating groupings

that have nothing to do with the ideals of democracy. Therefore, it seems

necessary to formulate a discussion and revaluation of the concept and its

potential uses, in the light of the theoretical contributions that have been

developed and applied in various parts of the world, to generate more

meaningful debates that lead us to the better analysis of a complex reality

that goes beyond a simple opposition between good and wrong.

Keywords:

factions, political parties,

regime.


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Jorge Federico Eufracio Jaramillo

El Colegio de M xico

El estudio de las facciones de partido:

un posible complementopara los estudios sobre partidos polticosy procesos electorales

Introduccin

En la actualidad, los temas de investigacin vinculados con los procesos elec-torales han adquirido un gran auge debido a la relacin que stos guardan

con los principales debates sobre la transicin a la democracia. Tomando

lo anterior como punto de partida, el presente artculo busca realizar una

contribucin a esas discusiones cientcas a partir de una perspectiva no

completamente nueva, pero que s ha estado relativamente olvidada por

las ciencias sociales. Esa perspectiva se centra en el concepto de facciny

en las posibilidades que ofrece para generar nuevo conocimiento. En este

sentido, la aportacin especca que desea cumplir este artculo es la de re-

posicionar dicho concepto a partir, primeramente, de una contraposicin

de sus usos ms clsicos (y por ello ms conocidos y naturalizados), con

respecto de otros que han buscado su redenicin para brindarle actualidad

e importancia al propio concepto y, a la vez, ofrecer una mayor compren-

sin sobre la complejidad de los temas poltico-electorales.

Por otra parte, la revaloracin del faccionalismo como veta de estudio

tambin transita por la recuperacin y redimensionamiento de los principales

aportes tericos que se han elaborado como resultado de algunas investigacio-

nes desarrolladas en diferentes partes del planeta. En esta tesitura, la estructuraterica ya cimentada contribuye a los objetivos de este documento en tanto


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ofrece un panorama general de cmo se ha utilizado de forma novedosa el

concepto de faccin, lo cual se ha traducido, principalmente, en una perspec-

tiva de explicacin acerca de la organizacin interna de los partidos centrada

en los grupos y actores de la poltica que conuyen en ellos y las formas en

que stos juegan un papel importante para la ordenacin de la competenciapoltico-electoral en un cierto nivel.

Finalmente, este trabajo est dividido en cuatro secciones: la pri-

mera de ellas est dedicada al desarrollo del debate central en el cual

se contrastan las perspectivas clsicas de definicin del concepto de

faccin y las problemticas que stas acarrean, con respecto de aquellas

que han buscado su reinterpretacin y otras formas de aplicacin; la se-

gunda ofrece una descripcin detallada de los principales aportes tericos

en cuanto a las dinmicas faccionales organizndolos a lo largo de tres ejes

de discusin; la tercera esboza un conjunto de crticas hacia el andamiaje

terico precedente con el n de sealar algunas de sus principales caren-

cias y limitaciones; la ltima seccin representa una breve descripcin y

anlisis de un modelo metodolgico, planteado desde la antropologa,

para estudiar las dinmicas faccionales y que considera los principales de-

bates tericos.

El planteamiento general del debate

En las ltimas dcadas del siglo XXla progresiva decadencia de los llamados reg-

menes autoritarios se tradujo en un renovado inters de muchos investigadores

por analizar el fenmeno como una transicin poltica entre dos formas de reg-

menes; dicho de otra manera, el paso del autoritarismo hacia modelos gu-

bernamentales de corte democrtico.1Considerados an como procesos de

transicin incompletos, muchos de los debates sostenidos por los estudio-

sos de la materia pasan desde las diferentes deniciones y mediciones de la

democracia hasta la conveniencia de nuevos arreglos institucionales y re-

glamentarios que sean ms adecuados para garantizar la implantacin exi-

tosa y duradera de esos modelos democrticos.2Dentro de todo ese espectro

1 Mara Amparo Casar. Sistema

polt ico mexicano. Mxico: Ox-

ford University Press, 2010,

p. 16.

2 Emis Cavadias. El nuevo

institucionalismo en Am-

rica Latina. Revista Ciencias de

Gobierno. Venezuela, IZEPEZ, ao

5, nm. 10, julio-diciembre,

2001, p. 17.


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de temticas posibles el elemento electoral se ha convertido en una de las

principales ramicaciones de investigacin, pues parte de las discusiones

sobre la democracia tiene que ver, precisamente, con el establecimiento

de un aparato (institucional y reglamentario) que, acompaado por la

participacin ciudadana, d certidumbre y legitimidad a los procesoselectorales y a la reparticin de los diferentes cargos de representacin

popular. Es as que uno de los aspectos que ha tomado relevancia en estos

debates es la construccin de un sistema electoral adecuado y, aunado a

esto, de un sistema de partidos que cumpla con los requerimientos de los

procesos de transicin democrtica.

Esas dos piezas de los regmenes, sistema electoral y sistema de

partidos,3 en este contexto, se han convertido en un par de elementos

importantes para medir o analizar esas transformaciones: el primero, el

sistema electoral, es el conjunto de reglas y procedimientos que regulan

la forma en que los ciudadanos pueden expresar sus preferencias polticas

y la manera en que los votos deciden a los ganadores de una contienda

electoral. De esta manera, esas reglas y procedimientos de naturaleza tc-

nica pueden agruparse en cuatro reas especcas: 1)distribucin de las

circunscripciones electorales; 2)la forma de las candidaturas;3)la forma

de votacin y; 4)la transformacin de votos en cargos pblicos;4el segundo,

el sistema de partidos, es denido como el conjunto de organizaciones po-

lticas que tienen el derecho de participar en las elecciones a travs de lapresentacin de candidatos a los puestos de eleccin popular. De tal for-

ma, los sistemas de partidos estn denidos, fundamentalmente, por el

nmero de organizaciones polticas que los integran.5Por lo tanto, es po-

sible decir que una vertiente signicativa de los debates sobre la transicin

democrtica ha tenido que ver, directa e indirectamente, con los partidos

polticos y, en especco, con el rol que juegan (o deberan de jugar) en

la construccin de una democracia representativa.

Partiendo de lo anterior, es necesario sealar que existen diversas in-

vestigaciones de varios tericos polticos (Duverger, Bobbio y Sartori, por

mencionar algunos de los principales), en las cuales se ha intentando denir

3 Para los nes de este documento,

se ha elegido denir al rgimen

poltico como: a) los patrones,

formales e informales, explcitos

e implcitos, que determinan los

canales de acceso a las distintasposiciones de gobierno; b) las

caractersticas de los actores

que son admitidos y excluidos;

c) los recursos y estrategias

permitidas para lograr el acceso;

y d) las instituciones a travs de

las cuales se toman las decisio-

nes gubernamentales. Tomada

de Alberto Aziz Nassif. El

desengao de una democracia

incipiente. Mxico despus de la

transicin. Octavio Rodrguez

Araujo (coord.). Mxico Un nuevorgimen poltico?Mxico: Siglo XXI,

2009, p. 13. Esta denicin fue

elegida entre otras debido a que,

por la naturaleza de este artculo,

se necesitaba un concepto de

rgimen que tomara en cuenta

tanto procesos formales (institu-

ciones y reglas) como informales

(actores y grupos polticos), ya

que stos son elementales para el

argumento.

4 Mauricio Merino. La transicinvotada. Crtica a la interpretacin del

cambio poltico en Mxico. Mxico:

FCE, 2003, p. 47.

5 Casar, op. cit., p. 169.


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qu son en general los partidos polticos y qu funcin cumplen (o deberan

de cumplir) dentro de un rgimen. En este sentido, los argumentos de esos

estudiosos se reeren a la construccin histrica de los partidos y, aunado

a esto, a lograr diferenciarlos de otras agrupaciones polticas que no son

sus homnimas. De esta manera, una de las primeras distinciones quesurgieron fue la de partido poltico y faccin. En efecto, hay un acuerdo

generalizado en que ambos conceptos no se reeren al mismo objeto emp-

rico, sino que guardan diferencias fundamentales entre s. Lo que se seala

al respecto es que las facciones no pueden ser puestas en el mismo nivel

que los partidos, en tanto las primeras preceden en el tiempo a los segun -

dos. En otras palabras, primero surgen las facciones como agrupaciones de

individuos con intereses comunes y que desean obtener el poder poltico, y

despus stas experimentan en algn momento una evolucin estructural,

vinculada con una mayor madurez orgnica del rgimen poltico,6lo que

nalmente les permite pasar de gremios desorganizados a instituciones

bien estructuradas: los partidos polticos.7

Por lo tanto, desde esta visin, los partidos son una forma de organiza-

cin poltica moderna que se enlaza con una progresiva democratizacin

de la vida poltica en tanto maniesta la mayor insercin de distintos sec-

tores de la sociedad civil en el rgimen.8Esto ltimo es trascendental para

los principales posicionamientos tericos actuales, pues, en efecto, la ma-

yora de los estudios que tienen que ver con partidos polticos sostienenque su funcin principal de mediadores entre el gobierno y la sociedad se

ver mayor o menormente cumplida dependiendo tanto de su nivel de

desarrollo institucional como del estatus de representacin que tienen

los distintos sectores sociales en el interior de los mismos. Por su par-

te, la discusin sobre las dinmicas faccionales dentro de estas corrientes

tericas est prcticamente ausente al estar referida a fenmenos transito-

rios que, aunque siguen manifestndose como formas de expresin de las

fuerzas polticas divergentes, tienen poco que ver con la nueva institucio-

nalidad que se desea y con las prcticas democrticas ideales; punto al que

se regresar ms adelante.

6 Norberto Bobbio. Diccionario de

poltica. Mxico: Siglo XXI, 1981,

s.p.

7 Maurice Duverger. Los partidos

polt icos . 20areimp. Mxico:

FCE, 2006, p. 16.

8 Bobbio, op. cit.


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En el caso de Mxico, por ejemplo, estos debates no son ajenos, sino que

por el contrario, las investigaciones sobre partidos polticos han seguido

prcticamente los mismos derroteros, pues se centran de manera general

en aquello que aportan o lo que signican para un rgimen en trminos de

transicin democrtica (lo cual abarca las transformaciones institucionalessufridas para tal efecto, as como las nuevas regulaciones electorales), de tal

forma que el fenmeno de las facciones es igualmente relegado a un puesto

secundario o carente de importancia. De hecho, es muy notorio que la ma-

yora de lo que se ha escrito en Mxico sobre facciones est relacionado

con la etapa en la que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se man-

tena como un slido partido de Estado, como en los trabajos de Schryer9y

Langston10en los cuales el concepto de faccin es utilizado para etiquetar

a los grupos polticos en conicto por los cargos pblicos dentro de la es -

tructura del partido hegemnico o, incluso, en etapas anteriores a dicho

proceso, como los estudios realizados por Juanic11y Guerra12en estos

trabajos las facciones son tratadas como mecanismos polticos que tomaron

fuerza debido a la desorganizacin poltica y a la debilidad institucional en

Mxico durante y justo despus de la revolucin. No obstante, la poca

emergencia de una discusin respecto de la actualidad del faccionalismo

dentro de los regmenes modernos no es privativa de Mxico, pues existen

varios pases en donde el debate se ha centrado igualmente en la confor-

macin y transformacin de los aparatos institucionales y de las reglas deljuego electoral, por lo que el tema de las facciones, que no encuentra lugar

dentro de esos planteamientos, queda de lado.

Ante lo anterior, algunos de los documentos especializados que pueden

encontrarse sobre faccionalismo (provenientes de pases tales como Estados

Unidos, Inglaterra, Japn, China e India, entre otros) han buscado sealar y

justicar la necesidad de analizarlo como un elemento si no trascendental,

s importante para comprender el desenvolvimiento poltico, ya que, desde su

perspectiva, el funcionamiento de los partidos polticos en determinados

regmenes se liga con la conguracin de esos grupos internos que, de

acuerdo a diversos elementos, luchan por obtener el poder poltico.13

9 Frans Schryer. Faccionalismo y

patronazgo del PRIen un municipio de

la huasteca hidalguense. Cuadernos

del CES. Mxico: El Colegio de

Mxico, Centro de Estudios

Sociolgicos, nm. 16, 1976.

10 Joy Langston. Sobrevivir y

prosperar: una bsqueda de las

causas de las facciones polti-

cas intrargimen en Mxico.

Revista Poltica y Gobierno. Mxico,

CIDE, vol. II, nm. 2, semestre 2,

1995.

11 Diana Juanic. Partidos

polticos, facciones polticas y

elecciones: Tlaxcala en 1924.

Ponencia en IIsimposio internacional

de investigaciones socio-histricas sobre

Tlaxcala. Tlaxcala: Universidad

Autnoma de Tlaxcala, octubrede 1986.

12 Enrique Guerra Manzo. El

Estado mexicano y el faccio-

nalismo poltico: Zitacuaro,

Michoacn, 1928-1940.

Revista Poltica y Cultura. Mxico,

UAMXochimilco, nm. 29,

primavera de 2008.

13 Floyd Matson. Party and Fac-Floyd Matson. Party and Fac-

tion: the Principles of Politics

vs. the Politics of Principle.

The Antioch Review. California,

University of California, vol.

18, nm. 3, otoo de 1958,

pp. 335-337.


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En otras palabras, los distintos posicionamientos tericos que han encon-

trado en las facciones una veta importante de estudio, consideran que dicho

fenmeno no slo es empricamente comprobable, sino tambin signi-

cativo para entender los procesos de vinculacin entre las instituciones

(los partidos polticos ms especcamente) y la poblacin. Sin embargo,algunos de esos trabajos sealan que el concepto de faccin ha adolecido

de poca trascendencia terica (dicen que su anlisis suele ser obviado),

pues lejos de algunas referencias muy generales se ha estudiado poco.

Una de las razones que encuentran a esto es que los partidos polti-

cos, al ser instituciones formalmente constituidas, estn ms claramente

denidos y son ms fciles de observar empricamente que las facciones.

No obstante, la razn ms importante es la contraposicin y polarizacin

tericas de ambos conceptos. En otras palabras, mientras los partidos po-

lticos suelen ser vistos como instituciones legtimamente reconocidas y

que como tales pueden cumplir tareas positivas en los procesos polticos, las

facciones son consideradas, entre diversos investigadores y polticos, como

grupos que juegan un papel nocivo.14Al respecto, Giovanni Sartori, por

ejemplo, precisa que la palabra faccin, que viene del latn facere (hacer,

actuar), ha estado relacionada histricamente con grupos de inclinacio-

nes perturbadoras.15En este sentido, agrega que las facciones no son ms

que grupos innecesarios que tienen como nico objetivo el ver cumplidos

intereses personales o de grupo y no los del colectivo, situacin que lconsidera como fundamental para distanciarlas de los partidos.16

Sartori explicita que los partidos polticos tambin pueden actuar de

manera facciosa, por lo que no niega que sus miembros estn sujetos a

intereses personales y que, en ocasiones, buscarn verlos cumplidos me-

diante conductas inescrupulosas. No obstante, la diferencia estriba en las

presiones a las que se han de someter esos impulsos, pues en los partidos el

comportamiento de los polticos debe ser, si los mandatos del rgimen

son operacionales, diferente de la motivacin.17 Finalmente, agrega que

los partidos polticos tienen la funcin de vincular al conjunto de la sociedad

con el rgimen poltico, lo cual signica que el partido es parte de ese todo

14 Frank Belloni y Denis C. Beller.

The Study of Party Factions as

Competitive Political Organiza-

tions. The Western Political Quar-

terly. Utah, University of Utah,

vol. 29, nm. 4, 1976, p. 531.

15 Giovanni Sartori. Partidos y

sistemas de partidos. Marco para un

anlisis. 2aed. Madrid: Alianza,1992, p. 18.

16 Ibid., p. 52.

17 Idem.


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a cuyos nes debe servir. En cambio las facciones, asegura Sartori, no

cumplen esa funcin en tanto son grupos consagrados a s mismos y autorre-

ferentes; no son parte de ese rgimen: los partidos son rganos funcionales,

sirven para unos nes y desempean unas funciones, cosas que no son las

facciones.18

De esta manera, la consecuencia lgica de estos planteamientos es que

las facciones aparecen no slo como un fenmeno lejano o contrario al

ideal de partido poltico, sino tambin, y de forma ms profunda, al de un

modelo deseado de democracia. En efecto, una de las cuestiones de fondo

que plantean los razonamientos anteriores es que las facciones tambin le

son, de alguna u otra forma, contradictorias a los ideales democrticos,

pues si stas no son ms que agrupaciones polticas que actan de mane-

ra independiente al rgimen poltico, fuera de los marcos institucionales

formales en aras de ver cumplidos intereses particulares, su existencia in-

dicara la ausencia o debilidad de los procesos democratizadores. En otras

palabras, las facciones son elementos a modicar (o a erradicar incluso) si

se desea consolidar una democracia. Es ante tales presupuestos que la dis-

cusin sobre las facciones tiene un papel mnimo, casi inexistente, dentro

de los debates actuales, pues si su conceptualizacin es meramente nega-

tiva siempre aparecern como referidas a procesos secundarios e, incluso,

anacrnicos, que no son ms que partes especcas de una herencia perni-

ciosa de regmenes anteriores que no tiene nada que ver con la construccinde un aparato institucional que funcione a favor de la democracia. A pesar de

esto, adoptar esta visin a priori negativa signica desestimar factores rela-

cionados con las dinmicas faccionales que bien podran aportar elemen-

tos importantes para el entendimiento del juego poltico.

Debido a lo anterior, parece fundamental realizar un replanteamiento

de los supuestos y de las preguntas directivas, es decir, ms que cuestionar-

se directamente sobre qu tan malas o qu tan buenas son las dinmi-

cas faccionales para un rgimen que busca su camino hacia la democracia,

la atencin deber dirigirse a entender el papel que desempean dentro de

los partidos durante una etapa de competencia o coyuntura electoral, por

18 Idem.


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ejemplo. En este sentido, es necesario darle un giro al propio concepto de

faccin, pues, ms que circunscribirlo o vincularlo mecnicamente con

procesos negativos y anacrnicos, ste debe servirnos como una categora

analtica que nos permita pensar y aprehender lo que sucede en el terre-

no emprico. Por lo tanto, una perspectiva ms fructfera es aquella queconsidera a las facciones como una suerte de mecanismos polticos de com-

petencia o, como Frank Belloni las denomina, agencias de competencia

poltica.19Al respecto, dicho autor plantea que los partidos polticos pue-

den ser vistos, entre otras cosas, como arenas en las cuales los conictos

y competencias entre facciones ocurren. De esta manera, considera que si

los partidos, dentro de un rgimen, tienen un rol regulatorio en la orga-

nizacin de la competencia por el poder poltico en un nivel, las facciones

pueden cumplir un papel similar en otro nivel.20Por lo tanto, para Belloni

los estudios de facciones como los de partidos polticos son igualmente

importantes y ms an si se les analiza a ambos conjuntamente a partir del

intrnseco enlace que se establece entre ellos y, a su vez, como elementos

que actan dentro de una red ms amplia de vnculos polticos. Esto quiere

decir que el propio giro en el concepto, como lo propone Belloni, permite

que las facciones no slo se mencionen como un elemento primigenio de los

partidos polticos y por ello pertenecientes a un pasado remoto, sino

que el anlisis o las investigaciones sobre facciones de partido21bien pue-

den constituirse en un complemento importante para entender la organi-zacin interna de un partido con respecto al estado de fuerzas que entran

en competencia en determinado momento de coyuntura poltica.

Dicha armacin tambin puede traducirse en el tendido de un puente

entre lo que comnmente se le ha llamado formalidad e informalidad, es

decir, entre los perles institucionales y reglamentarios que conciernen

a los procesos poltico-electorales de acuerdo al tipo de rgimen y las

diferentes formas en que stos funcionan en la realidad emprica en el

nivel de los actores de la poltica y los grupos implicados. Por supuesto

que esto signica abrir un horizonte ms complejo, pero a la vez mucho

ms rico en trminos de los posibles anlisis y explicaciones referentes a la

19 Belloni y Beller, op. cit., p. 534.

20 Idem.

21 Tal como las designan Belloni

y Langston para especificar

que se refieren a esos grupospolticos que compiten dentro

de los partidos tanto por las

candidaturas a los cargos p-

blicos como por los diferentes

puestos dentro de la estructu-

ra de los propios partidos.


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organizacin y funcionamiento de la poltica electoral de acuerdo al tipo

de rgimen del cual se trate.

De lo anterior se desprende el inters de aquellos investigadores alre-

dedor del planeta que han intentado no slo ofrecer descripciones precisas

acerca de las dinmicas faccionales y sus implicaciones para cada modelode rgimen, sino tambin de construir andamiajes tericos que permi-

tan un conocimiento ms sistemtico, profundo y, a su vez, susceptible

de llegar a algunas generalizaciones sobre estos grupos polticos. En este

sentido, esos cientcos sociales han logrado aportar una base de saber te-

rico y emprico que se constituye en un importante punto de partida para

realizar posteriores investigaciones inditas o rplicas de estudios sobre el

fenmeno faccional en diversas latitudes.

Los principales aportes tericos

Es necesario revalorar y reinterpretar ese conjunto de elementos tericos

que han sido elaborados para estudiar a las facciones, aun cuando varios de

ellos hayan sido generados hace ya varios aos, o incluso dcadas, pues es

necesario ofrecer una perspectiva lo ms general posible acerca de lo ya

escrito. En este sentido, todo el conjunto de aportes tericos puede ser

agrupado en torno de tres debates principales que conllevan distintas im-

plicaciones del fenmeno y que, en este sentido, pueden ser de gran uti-lidad para comprenderlo. Dichos debates pueden ser divididos de acuerdo

aconla naturaleza de la pregunta de investigacin y, en este sentido, colo-

cados a lo largo de tres ejes especcos que no son mutuamente excluyen -

tes:1)organizacin-estructuracin de las facciones; 2)propiedad-funcin

de las facciones; y 3)variables causales de las facciones.

Qu es una faccin? Referida a sus cualidades organizacionales y es-

tructurales, el principal exponente de esta vertiente es William Nisbet

Chambers22 quien considera que las facciones son una especie de orde-

naciones pre partido, es decir, asociaciones que al crecer en organiza-

cin pueden mutar y convertirse en partidos polticos adquiriendo con

22 Williams Nisbet Chambers.

Political Parties in a New Nation: the

American Expe rience 1776-1809.

Nueva York: Oxford University

Press, 1963.


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esto una naturaleza poltica diferente.23En este sentido, Nisbet desarrolla

una teora evolucionista que vincula a las facciones y a los partidos con

el nivel general de desarrollo poltico alcanzado por un pas (en su caso

Estados Unidos): primero, las luchas por el poder se libran entre facciones;

despus, conforme el rgimen poltico se desarrolla, stas evolucionan enpartidos polticos. Para que este proceso evolutivo se d, segn su teora,

es necesario satisfacer cuatro condiciones: a)la construccin de una arena

poltica comn (nacional) que se constituya en un marco regulatorio de

las luchas por el poder poltico; b) un incremento en la complejidad o

diferenciacin de los intereses y estructuras sociales y polticos; c)la apa-

ricin de procedimientos que faciliten la participacin de la poblacin en

los procesos polticos; d) la necesidad de medios de representacin y de

combinacin de intereses, acumulacin de poder, conduccin de eleccio-

nes y de gestin del gobierno.24Para Nisbet las facciones son una porcin

de la elite poltica que se agrupa debido a un conicto de intereses con otra

porcin y que, por este origen coyuntural, su organizacin es inestable y

carente de ideologas duraderas. Por lo tanto, la faccin es un fenmeno

transitorio y efmero que slo se vuelve visible ante un proceso electoral o

cuando evoluciona hacia un partido poltico, es decir, a su forma ms or -

ganizada e institucionalizada.

Sin embargo, una respuesta a la teora evolucionista de Nisbet es la

de considerar a las facciones como agrupaciones internas de los partidosy no como piezas precedentes a su formacin.25En efecto, esta corriente

terica propone que las facciones tambin pueden generarse en el seno

de un partido poltico ya constituido. Por lo tanto, desde esta perspectiva

son conceptualizadas como grupos en conicto o grupos de inters que

conuyen dentro de una misma institucin partidista. Desde este punto

de vista, hay dos formas de entender la emergencia de las facciones: como un

grupo de seguidores de un lder prominente o como un conjunto de in-

dividuos que encuentran anidad en sus intereses. En el caso chino, por

ejemplo, segn Jing Huang26la fortaleza de las facciones es el lazo perso-

nal formado por los individuos que, operando en un contexto jerrquico,

24 Ibid.,pp. 82-87.


26 Jing Huang. Factionalism in

Chinese communist politics.Estados

Unidos: Cambridge University

Press, 2000.

23 A esta corriente podemos

sumarle los razonamientos de

las vertientes tericas clsicas

expuestos ms arriba, en las

cuales las facciones aparecen

como la etapa primigenia de

los partidos polticos.


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crean una red de vnculos en favor de un lder que, a su vez, retribuye a

sus seguidores asegurando su poder. Por lo tanto, para este autor existe

una especie de codependencia en un esquema patrn-clientelar.

En este mismo sentido, Cheol Hee Park27dice que en Japn la gura del

lder carismtico se ha debilitado debido a que la estructura de relacionesclientelares se ha fortalecido. Desde otra perspectiva, Ralph W. Nicholas28

menciona que la base de la faccin est dada por la autoridad que simboliza

el lder, por lo que los intereses comunes que puedan tener los seguidores,

independientemente de cules sean stos, son slo la base ideolgica de

reclutamiento que el propio lder pretende de sus integrantes.29De esta misma

forma, V. O. Key30menciona que las facciones sufren de una falta casi total

de valores substantivos, ya sean ideolgicos o polticos. Para Richard Rose31

y Nyomarkay,32por el contrario, las facciones dependen ms de la cohesin

transmitida por el compromiso ideolgico o poltico de sus integrantes que

de la autoridad de un lder.

Otro debate entre este conjunto de tericos es la referente a la capacidad

de organizacin de las facciones. En el caso del propio Chambers, considera

que al ser asociaciones prepartido, las facciones sufren de una gran inestabilidad

organizativa, la cual se mantiene hasta llegar a una madurez, es decir, hasta

que se consolidan como un partido poltico. Para Key las facciones tienen

una estructura dbil y poco desarrollada que no puede ser comparada con

la construida en torno de los partidos polticos. En el caso de Ucrania, ErikHerron33agrega a lo expresado por Key que esa debilidad estructural est

relacionada con la inestabilidad de la membresa en las facciones, pues

sta es sumamente cambiante en el corto plazo. Por el contrario, para Rose las

facciones en Inglaterra son grupos relativamente bien organizados que

se caracterizan por tener reuniones regulares, procedimientos establecidos

y otras propiedades organizativas. De esto se desprende que existen, desde

su perspectiva, al menos tres componentes del desarrollo organizativo

de una faccin: 1) la formalizacin de la estructura establecimiento de

procesos, una membreca estable, un lder y la posesin de recursos;

2)la complejidad de la estructura cadenas de mando y de procedimientos,

28 Ralph W. Nicholas. Factions: a

Comparative Analysis. Michael

Banton (ed.). Political System and

the Distribution of Power. Londres:

Tavistock Pulications, 1965, pp.

21-61.

29 Ibid.,pp. 49-60.

30 V. O. Key.Americ an Stat e Poli tics.

Nueva York: Knopf, 1956.

31 Richard Rose. Parties, Fac-Richard Rose. Parties, Fac-

tions and Tendencies in

Britain. Political studies.

Nottingham, nm. 12,

febrero de 1964, pp. 33-46.

32 Joseph Nyomarkay. Faction-Joseph Nyomarkay. Faction-

alism in the National Socialist

German Workers Party 1925-

1926: the myth and reality of

norther faction. Political Science

Quarterly. Nueva York, nm.

80, marzo de 1965, pp. 22-47.

33 Erik Herron. Causes and

consequences of uid factions

membership in Ukraine. Eu-

rope-Asia studies. Glasgow: Taylor

and Francis Ltd. Vol. 54, Nm.

4, Junio, 2002, pp. 625-639.

27 Cheol Hee Park. Factional

Dynamics in Japans LDPsince

Political reform. Continuity andChange.Asian Survey. California,

University of California Press,

vol. 41, nm. 3, mayo-junio de

2001, pp. 428-461.


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nm. 4




as como redes de comunicacin interna; 3)durabilidad de la estructura

la permanencia de las caractersticas organizacionales de la faccin.

Por otro lado, en el caso taiwans, Joseph Bosco34dice que los partidos

polticos utilizan a las facciones como instrumentos primordiales de

movilizacin en las zonas rurales, pues son stas las que contribuyen aformar y mantener los lazos con la poblacin. En este sentido, menciona

que dichas facciones, a diferencia de otros pases, son grupos mejor

denidos y ms permanentes, pues tienen nombres especcos, un fuerte

sentido de identidad y un liderazgo estable.35

Qu hacen las facciones? Referida a su comportamiento o a sus

propiedades funcionales, la mayora de los estudios de las facciones, en

esta vertiente, las denen como grupos envueltos en conictos, como

congregaciones que compiten entre ellos dentro de un partido poltico.36

En algunos casos el nfasis se pone en el partido, por lo que la faccin se

concibe como grupos internos que compiten por el control del aparato y

la direccin del propio partido. En otros, el nfasis se pone en las facciones,

lo cual signica que stas son concebidas como grupos que expresan y

promocionan intereses distintos en competencia mutua (ya sean personales

o poltico-ideolgicos substanciales).37

De forma general, el anlisis de las funciones de las facciones pueden

ser englobadas en tres perspectivas: la individual, la del partido y la del

rgimen poltico. En cuanto a la perspectiva individual, sta se reerea una serie de variables psicolgicas, como identicacin personal o

recompensas morales, que motivan al sujeto a pertenecer a un grupo,

en este caso a una faccin. Desde esta vertiente, Nicholas ha encontrado

que entre los militantes la lealtad se adscribe primeramente a la faccin

y despus al partido. De la misma forma, Rose apunta a las recompensas

psicolgicas que signica crear vnculos estrechos en un grupo pequeo

con un gran compromiso ideolgico. Para Hee Park los individuos que

tienen aspiraciones polticas tienen fuertes incentivos para unirse a una

faccin, pues se constituye en el principal medio para posicionarse en la

competencia interna de los partidos. Asimismo, seala que al entrar en esas

35 Ibid., p. 32.


37 Sin embargo, estas dos pers-

pectivas no son lgicamente

excluyentes (slo enfocan el

fenmeno de distinta forma),

pues en ambas las facciones

son fundamentalmente organi-zaciones de competencia pol-

tica que, como tales, articulan

los diversos intereses para

ganar el mayor control posible

sobre el partido poltico.

34 Joseph Bosco. Faction versus

ideology: mobilization strategies

in Taiwans elections. The China

Quarterly. Londres: Cambridge

University Press, Nm. 137,

1994, pp. 28-62.


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15






competencias el individuo recibe mayores alicientes para su carrera poltica

en tanto puede ir avanzando dentro de la estructura del propio partido

poltico.38

Con respecto de la perspectiva de funcionamiento en el partido, in-

vestigadores tales como Zariski39

y Kothari40

mencionan que de alguna uotra forma las facciones promueven la expresin de las distintas visiones e

intereses que conuyen en los partidos, es decir, que cumplen la funcin

de articulacin de los intereses dentro de dichas instituciones. Para Key,

esta funcin que adoptan las facciones no es positiva para los partidos,

puesto que considera que los intereses que deenden no son ms que la

representacin de las ambiciones particulares de los lderes faccionales. No

obstante, para Rose y Kothari la funcin de articulacin de los intereses

por parte de las facciones es sumamente importante para el buen funcio-

namiento de los partidos.41

En cuanto a la relacin que puede existir entre funciones de las fac-

ciones y el rgimen poltico, la cuestin o el debate que surge de la teora

es hasta qu punto el sistema de competencia entre facciones sustituye

la competitividad del sistema de partidos. Dentro de sus hallazgos, Key

observ que en el sur de Estados Unidos las facciones dentro del partido

dominante tienden a asumir las funciones normales del partido. En este

sentido, encontr que ese partido cuenta con una faccin mayoritaria re-

lativamente bien organizada y con una faccin minoritaria mucho menosestructurada, lo cual, desde su perspectiva, se traduce en una limitada

consistencia y coherencia de la competencia poltica, pues sta se materia-

liza en la asimetra entre una faccin gobernante y una opositora. Sin em-

bargo, esta faccin dominante, a pesar de su relativa mejor organizacin,

no puede cumplir las funciones de un partido. Asimismo, Key seala que

si bien es cierto que las facciones contribuyen a posicionar alternativas

dentro del partido, stas tambin se constituyen en obstculos para un

rgimen poltico que pretende ser democrtico, ya que dichas opciones,

ante los votantes, carecen de sentido competitivo.

41 Para el segundo de esos auto-

res, por ejemplo, las faccio-

nes pueden tener un efecto

saludable para los partidos en

tanto permiten y promueven

la competencia, la apertura, la

exibilidad, la tolerancia, la re-

presentatividad y balance de las

fuerzas polticas en el interior

de un partido.

38 Hee Park, op. cit., p. 431.

39 Raphael Zariski. The Italian

Socialist Party: a case study in

factional conflict.Amer ican po-

litical science review. Nueva York,

junio de 1960, pp. 372-390.

40 Rajni Kothari. The con-Rajni Kothari. The con-

gress party system in India.

Asian Survey.Boston, nm. 4,

diciembre de 1964, pp. 1161-

1174.


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nm. 4




Por su parte, Kothari representa una aproximacin diferente a las

funciones de las facciones dentro de un rgimen poltico. Concluye que,

como en el caso de la India, un sistema de partido dominante es capaz de

generar un gobierno estable mediante la operacin de dos mecanismos: 1)

de presin sobre las fuerzas que se encuentran fuera del partido; y 2) deconsenso entre las facciones que convergen dentro del propio partido. En este

caso, las facciones funcionan como un tipo especco de sistema de partidos.42

Siguiendo este mismo argumento, Ian McAllister43dice que las facciones a

menudo proporcionan el equivalente funcional de la competencia entre

partidos en un nivel distinto. Asimismo, menciona que las facciones pueden

ejercer una funcin integradora en un rgimen poltico profundamente

dividido.44Finalmente, considera que, como en el caso de Australia, la

funcin de las facciones ha sido el proveer de un mecanismo por el cual

los partidos polticos poco a poco han ido adaptndose a los cambios

polticos, econmicos y sociales actuales.45

Por qu existen las facciones? Que se reere a sus variables causales.

De manera general, hay dos categoras de variables causales que han sido

estudiadas: unas que pueden ser consideradas como causas universales

y otras como causas discretas. Entre las primeras, etiquetadas como uni-

versales debido a que tienen que ver con mecanismos que presumiblemente

funcionan en cualquier contexto, se pueden mencionar dos en especco: 1)

el primero se reere a que las facciones son un fenmeno en el que variosindividuos siguen a un lder, pues esto supone que en cualquier agrega-

cin de personas habr individuos destinados a liderar al resto que, ante tal es-

cenario, slo funcionaran como seguidores; 2)el segundo se vincula con que

las facciones son grupos de personas que se coordinan cuando comparten

valores comunes, lo cual supone que en cualquier organizacin siempre

habr diferencias entre valores, perspectivas e intereses y que, por tanto,

los sujetos buscarn y se aliarn con aquellos que compartan los propios.

En contraste con esto, las llamadas causas discretas se reeren a que el

faccionalismo es causado, en cierta medida, por la naturaleza del sistema de

partidos que cada rgimen poltico posee. En este sentido, varios de estos

44 Ibid.,p. 207.

45 Idem.


43 Ian McAllister. Party Adapta-Ian McAllister. Party Adapta-

tion and Factionalism within

the Australian Party System.

American Journal of Politi cal Sc ience.

Estados Unidos: Midwest

Political Science Association,

vol. 35, nm. 1, Febrero de

1991, pp. 206-227.


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tericos han formulado la hiptesis de que un sistema de partidos con un

solo partido hegemnico fomenta la formacin de facciones, es decir, al

no haber una competencia entre partidos se propicia que las contiendas

polticas se den principalmente entre las facciones que coexisten al inte-

rior del partido nico. Por lo tanto, la hiptesis sealara, de forma general,que a menor nmero de partidos polticos en competencia le corresponde

un mayor faccionalismo y viceversa.

Crticas a la teora

No obstante que los tres ejes tericos anteriores delimitan el estado de

los debates centrales respecto del faccionalismo, es necesario reconocer

que existen elementos que no estn considerados, o son poco tocados,

y que pueden ser signicativos para la observacin del fenmeno en el

terreno emprico. En primer trmino, es importante sealar que una parte

de los aportes tericos aqu mencionados basan su anlisis en una separa-

cin clara (o incluso radical) entre los partidos polticos y las facciones, lo

cual es un punto que requiere de una mayor discusin y profundizacin. Al

respecto, es necesario decir que dicha separacin no es para nada un rasgo

claro e inmutable de la realidad, sino que es una disociacin analtica ne-

cesaria para cumplir con los nes de una investigacin y, en este sentido,

para la profundizacin del conocimiento sobre los fenmenos polticos yelectorales en general. Es en este aspecto que la teora se convierte en un

lente que nos permite ir ms all de lo que se presenta como evidente.

Sin embargo, la diferenciacin terica y conceptual entre facciones y

partidos polticos no debe llevarse al lmite y, a su vez, tampoco debe ser la

nica meta de estudio, pues en la posibilidad de separar analticamente estos

conceptos reside el potencial de observar cules son los puntos de contac-

to entre ambos en la realidad. En efecto, si desde la teora se propone un

concepto tal como el de facciones de partido, quiere decir que existe una

serie de vnculos entre dichas facciones y los partidos polticos, los cuales

han permanecido poco problematizados. Lo anterior no quiere decir que


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nm. 4




los aportes tericos aqu presentados no consideran, implcita o explcita-

mente, que las facciones y los partidos polticos guardan enlaces entre s.

Empero, esas conexiones quedan oscurecidas cuando lo que se busca es sa-

ber hasta qu punto las facciones pueden o no cumplir las funciones de un

partido o de un sistema de partidos.Al respecto, Belloni y Beller ofrecen un punto de partida importante, pues

consideran que las facciones y los partidos, como ya se mencion, pueden

cumplir con funciones similares en niveles distintos, lo cual brinda una

idea de complementariedad. Por lo tanto, retomando esa nocin, lo subs-

tancial es generar una perspectiva diferente, un nuevo enfoque, en el cual

se mantenga la separacin analtica, pero sin sacricar la complejidad de

la realidad en la cual facciones y partidos polticos son piezas integradas

de un mismo fenmeno. Esto signica que lo vital es observar y analizar

ese nexo existente entre facciones y partidos polticos reconociendo que el

mismo est constantemente mediado por conictos, acuerdos o negocia-

ciones entre actores especcos.

Ahora bien, estas puntualizaciones anteriores permiten redirigir la dis-

cusin hacia una serie de temas que son igualmente vitales. En primera

instancia, es necesario recalcar que las teoras sobre el faccionalismo, o

por lo menos una parte importante de las mismas, han buscado establecer

una correlacin clara entre sistema de partidos y facciones, por lo cual se

ha generado la ya mencionada hiptesis de que a un sistema de un solopartido le corresponde un mayor faccionalismo interno (pues es la manera

en que las disputas entre intereses divergentes encuentran una vlvula de

escape), mientras que a un sistema de partidos ms abierto o competitivo

le corresponde un menor faccionalismo. An as, los hallazgos al respecto

indican que esa correlacin no slo no se cumple en la mayora de los ca-

sos, sino que, por el contrario, existen escenarios en los cuales un mayor

nmero de partidos ha signicado tambin un mayor nmero de faccio-

nes. De esta manera, Belloni y Beller plantean que el faccionalismo no toma

sus particularidades, exclusivamente, de la conformacin del sistema de

partidos, sino tambin, y de manera importante, de factores culturales.


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No obstante, los autores no van ms all del esbozo de tal debate, por lo

que dejan abierta una vertiente que la teora no estipula maniesta o expl-

citamente. En este sentido, la relacin entre rgimen y facciones no slo se

explica o se inere a partir de la concentracin o fragmentacin del sistema

de partidos, sino que una interpretacin ms consistente necesita de anlisiscomplementarios que tomen en cuenta, precisamente, factores histricos,

polticos y socioculturales que permean el desarrollo del propio rgimen

en todos los niveles. En efecto, el faccionalismo es tambin, en parte, un

producto de las etapas histricas de desenvolvimiento de un rgimen y de

cmo, a nivel de los actores, stos toman los contenidos o elementos de ese

devenir y los redenen, los adaptan y los usan de acuerdo con las situacio -

nes que se les presentan y a las especicidades de su contexto sociocultural.

Por lo tanto, el faccionalismo no puede ser explicado como resultado uni-

lateral y monocausal del sistema de partidos, sino a manera de fenmeno

dinmico en el que las caractersticas del rgimen juegan su papel, pero

estas se entremezclan con las particularidades polticas, econmicas y so-

cioculturales del lugar y de los actores a los cuales se haga referencia.

En relacin con la discusin acerca de la cultura puede observarse que

las teoras sobre el faccionalismo, cuando plantean, por ejemplo, un tema

como el de los liderazgos, se centran en la manera en que stos son o no

piezas vitales para la cohesin de las propias facciones. Sin embargo, esa

perspectiva, sin dejar de ser importante, deja de lado las diversas formas enque esos liderazgos se construyen, es decir, los procesos y vivencias median-

te los cuales aquellos que son lderes llegan a serlo. Por lo tanto, la explica-

cin puede no slo residir en los intereses o luchas de poder coyunturales

surgidos en el momento de una eleccin, por ejemplo, sino tambin

en los procesos de socializacin cotidiana, en las subjetividades e incluso en

los valores morales e historia compartidos lo que Daniel James46llama

legado cultural, ideolgico y moral del contexto, ya que en un entorno

de cercana social, todas estos elementos tienen su peso especco para

comprender todo aquello que envuelve la competencia poltica. En este

sentido, lo anterior no slo tiene que ver con los lderes, sino tambin con

46 Daniels James. Doa Maras

Story. Life history, memory and

poli tical ident ity. Durham y Lon-

dres: Duke University Press,

2000.


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nm. 4




los seguidores, pues ese vnculo no es explicable en todos los casos por los

intereses correlativos a una eleccin, sino tambin por esas relaciones

socioculturales y polticas que provienen del conocimiento mutuo y del de-

venir cotidiano en una comunidad especca.

Lo anterior plantea la posibilidad de sumar a la teora el anlisis delas trayectorias polticas de los actores principales, pues esto brindara un

punto de observacin sobre el cmo se construyen y se reconocen social-

mente los liderazgos y cmo los seguidores llegaron a serlo. En este sentido,

las trayectorias polticas, en tanto narraciones de experiencias personales,

pueden revelar que tanto el lder de una faccin como sus principales se-

guidores no surgen espontneamente, sino que son resultado de un pro-

ceso de vinculacin que adquiere diversas expresiones de acuerdo con las

situaciones que se presentan. De esta manera, el proceso de una eleccin se

constituye como un momento especco en el cual la relacin entre lder

y seguidor toma una expresin concreta, incluso ms visible. Esto por

supuesto que no elimina la posibilidad del surgimiento de adeptos en una

situacin coyuntural, no obstante, tomar en cuenta estos diferentes niveles

de relacin permitira establecer una diferenciacin entre seguidores, lo

cual es algo no considerado por las teoras sobre el faccionalismo.

Al respecto de las trayectorias e historias de vida, Javier Auyero47plan-

tea que los eventos coyunturales en su caso una protesta por los cambios

poltico-econmicos en la Argentina de principios de la dcada de 1990no pueden ser explicados nicamente por las circunstancias estructurales,

sino tambin por la interseccin de lo que l llama parafraseando a C.

Wright Mills una historia y una biografa, es decir, de la vida cotidiana

y de la trayectoria de los participantes. Partiendo de lo anterior, Auyero

muestra que tomar en cuenta dicha interseccin no slo permite a los ac-

tores tener voz, sino que tambin los habilita para atribuir signicados

a los eventos y para reexionar sobre el lugar que ocupan con respecto a

ellos. Siguiendo este argumento, las trayectorias polticas y las narraciones

de vida no slo sirven para registrar los procesos por los cuales los lderes y

seguidores de una faccin se forman como tales, sino tambin para mostrar

47 Javier Auyero. Contentious lives:

two argentine women, two protests and

the quest for recognition. Durham:

Duke University Press, 2003.


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21






qu signicados le atribuyen esos mismos actores al conicto poltico y

desde qu perspectiva lo observan. Esto es a lo que Marco Righetti 48llama

la retcula de s en el mundo, la cual se reere al conjunto de relaciones que un

sujeto instaura consigo mismo, los otros, las instituciones y los aspectos

internos capacidad, valores, deseos que entran en juego en una deter-minada situacin. Finalmente, las trayectorias e historias de vida sirven

para complementar un estudio sobre facciones y partidos polticos)en la

medida en que nos permiten no slo conocer mejor a los actores involu-

crados, sino tambin entender cul es la profundidad del conicto poltico

(que puede tener su origen ms all del proceso electoral) y cmo esos

actores se insertan en l.

Por otro lado, una dicultad ms, mostrada por las teoras sobre el fac-

cionalismo, es que slo centran su atencin en la manera en que las faccio-

nes organizan la competencia dentro de un partido, pero no sealan qu

pasa con las luchas faccionales cuando se pasa a un escenario de disputa

entre partidos. En efecto, una parte importante de las teoras estipula que

las facciones son el medio por el cual se organizan las fuerzas en compe-

tencia al interior de cada partido, pero esto genera la pregunta: Qu tanto

importan las luchas faccionales para comprender las relaciones de conic-

to y negociacin entre partidos en un proceso electoral concreto? Al res-

pecto, se puede argumentar que un conocimiento ms claro y profundo

de la conformacin de las fuerzas polticas dentro de cada partido ofreceun complemento importante para entender quines llegan y cmo se llega

a un escenario de competencia entre partidos. De modo que el anlisis

del fenmeno faccional permite un mayor entendimiento sobre qu es lo

que est en juego en una competencia entre fuerzas polticas divergentes,

pues, de alguna u otra forma, nos permiten establecer un panorama ms

concreto sobre las tensiones generadas, los actores que participan y las redes

que se movilizan en el momento de una contienda entre partidos.

Por ltimo, es necesario considerar que los planteamientos tericos

precedentes adquieren su mayor validez en el tiempo, en el lugar geogr-

co y en la escala analtica en los cuales fueron desarrollados. En efecto, lo

48 Marco Righetti. Historias

de vida, entre la literatura y

la ciencia. Perfiles educativos.

Mxico: UNAM, vol.XXVIII,

nm. 113, 2006, pp. 81-

105,.


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nm. 4




que no debe perderse de vista es que cada uno de estos enfoques tericos

hace referencia a las particularidades que adquieren las dinmicas faccio-

nales de acuerdo con el contexto del cual se trate. Por lo tanto, las especici-

dades del faccionalismo en la India o en China bien pueden no coincidir en

muchos aspectos con las del caso estadounidense o ingls. En este sentido,lo importante es valorar estos aportes tericos como una diversidad de

perspectivas que indican e iluminan diversas dimensiones de un mismo

fenmeno. No obstante, como ya se ha establecido en los prrafos ante -

riores, es necesario sealar los elementos que no estn estipulados o poco

problematizados en la teora y que pueden ser importantes para la mejor

comprensin del fenmeno faccional en el terreno emprico. Asimismo,

es preciso mencionar que en algunos de esos aportes tericos la discusin

central an pasa por un juicio sobre lo buenas o malas que son las

dinmicas faccionales para un rgimen poltico. Ante esto, es fundamental

tomar aquello que la teora devela sobre el fenmeno para incorporarlo

al anlisis, pero sin que esto lleve a establecer ese tipo de juicios de valor

que en muchas ocasiones oscurecen el ejercicio investigativo.

Un modelo metodolgico a discusin

Ahora bien, abarcando los principales debates tericos aqu presentados, la

antroploga Janet M. Bujra propuso, hace ya varios aos, un modelo me-todolgico que parte por denir a las facciones como grupos en conicto

que proveen de dinmica a las estructuras (rerindose en especco a los

partidos polticos). En este sentido, dicha autora reere que una estrategia

de investigacin cualitativa (principalmente etnogrca) permite esbozar

algunas generalizaciones sobre estos grupos polticos, pero tomando en

cuenta que, lejos de estar aisladas, las facciones se constituyen en elemen-

tos que se encuentran en una relacin dialctica con procesos polticos y

sociales que van ms all de su propia dinmica interna.49De esta manera,

el modelo plantea que para una investigacin exhaustiva sobre facciones es

necesario cubrir tres reas:1) la estructura y la organizacin de los grupos

49 Janet M. Bujra. The dynamics

of political action: a new look

at factionalism.Ameri can an thro-

polog ist. Arlington VA: American

Anthropological Association,

vol. 75, nm. 1, 1973, p. 133.


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23






que emergen en una situacin de disputa por la apropiacin y uso del poder

poltico; 2)el carcter del proceso de conicto poltico; y 3)la interaccin

entre los grupos en oposicin y el contexto poltico y social ms amplio.

Para cumplir con este propsito, el modelo se basa en un logical conti-

nuumen el cual la faccin y el partido poltico son los extremos opuestosde acuerdo a seis variables que cubren la mayor parte del espectro de las

discusiones tericas: estructura, liderazgo, reclutamiento, lapso-tiempo,

proceso de competicin y relacin con el contexto poltico y social ms

amplio. As lo esquematiza la autora:

Cuadro 1. Logical continuum

Faccin Variable Partido

Sim ple:

El lder, su grupo y sus

seguidores

Estructura

Com pleja:

El partido es un sistem a de

roles vinculados con reglas

que m edian entre ellos

Em erge espontneam ente Liderazgo El lder es elegido de acuer-

do con reglas establecidas

De acuerdo con la diversidad

de lazos, generalm ente indi-

viduales, que tiene un lder.

Reclutamiento

Los m iem bos se reclutan de

acuerdo con intereses

com unes

Relativam ente no

perm anente

Lapso-tiempo Relativam ente perm anente

Sus acciones pueden

afectar todos los cam pos

sociales desde que la fac-

cin est relativam ente no

especializada

Proceso

de

competicin

Sus acciones son especia-

lizadas en reconocim iento

del cam po poltico


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nm. 4




Faccin Variable Partido

Inform al

y no institucionalizada

Relacin con la

estructura poltica

ms amplia

Form al e institucionalizada

Fuente: Elaboracin propia con base en Janet M. Bujra.50

En trminos generales lo que plantea Bujra en el cuadro anterior es que

las facciones son diferentes de los partidos en tanto estos ltimos son gru-

pos relativamente ms estructurados e institucionalizados. En este sentido,

el continuumpermite, segn lo estipulado por la autora, realizar inferencias

con respecto de qu determina que los grupos en conicto correspondanal lado de las facciones o al lado del partido poltico,51 lo cual es suma-

mente iluminador si el objetivo es establecer separaciones analticas claras

entre ambos, tal como lo esboza una parte importante de la teora. No

obstante, este esquema, y las variables que lo conforman pueden ser em-

pleados para brindar mayor conocimiento sobre el fenmeno faccional. En

otras palabras, aplicando la misma crtica realizada a las teoras, no slo es

importante diferenciar a las facciones de los partidos, sino tambin estudiar

cmo es que esos dos extremos del continuumse complementan.

En efecto, lo trascendental de una investigacin de este tipo no es slo

lograr la caracterizacin de las facciones de partido, sino tambin com-

prender que tanto stas como los partidos son partes interrelacionadas de

una misma dinmica poltica. De esta manera, el modelo puede ser utili -

zado como una forma de acercarse a dichos vnculos si se deja en el centro

al conicto (disenso, contraposicin de intereses, luchas por el poder po-

ltico), es decir, ms all de preguntarse por el grado de institucionaliza-

cin (o formalidad) de una colectividad para colocarla en algn punto del

continuum, la cuestin es ubicar, entender y explicar los puntos de contactoentre actores y grupos, poltica, social y culturalmente posicionados, y los

51 Ibid.,p. 135

50 Ibid.,p. 134


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marcos reglamentarios e institucionales que median la disputa por el poder

poltico. Esto signica que el conicto en una competencia electoral tiene

una expresin dialctica, pues por un lado, las facciones son un primer

medio para registrar y organizar ese conicto en el mbito de los actores

que despus se encadena; por otro lado, con los partidos polticos y lasinstituciones electorales que le coneren un marco legal de referencia.

Por lo tanto, si se considera, bajo este esquema que el conicto es cen-

tral e intrnseco a las dinmicas polticas, las variables planteadas por Bujra

funcionan mejor si se les seala un campo ms amplio:

1) La estructura. El lder de la faccin y su grupo, cmo se organizan y

qu tipo de relaciones median entre ellos (lealtad, carisma, amistad,

compadrazgo, utilidad, ideologa etc.), pero tambin cmo esta

forma de articulacin de la faccin, en un momento de competencia

electoral, puede adquirir mayor dinamismo52 e incluso sufrir de

alteraciones importantes (fragmentacin de una faccin debido al

clima de conicto o la formacin de nuevas facciones). Asimismo,

Bujra plantea que una faccin triunfadora en una competencia tie-

ne mayor poder que otras y, en este sentido, aunque no signica

que la faccin se institucionalice, si implica el control sobre ciertos

recursos (polticos, econmicos o simblicos).

2) El liderazgo. Lo importante no es slo plantearse si los liderazgosllegan a adquirir algn tipo de formalidad institucional, sino tambin

preguntarse quines son esos lderes (su origen, trayectoria pol-

tica y posicin social, que incluyen, por ejemplo, sus vnculos fa-

miliares), quines son sus allegados y cules son sus redes polticas

(cmo se activan y dinamizan stas en un momento de competen-

cia poltico-electoral).

3) Reclutamiento. En este sentido, Bujra propone en el esquema dos

polos opuestos en los que el partido parece tomar una forma ms

idealizada, es decir, por un lado muestra que la faccin se basa en los

lazos individuales que tiene el lder para conseguir apoyo (a favor

52 Las coyunturas electorales

pueden provocar, por un lado,

el desplazamiento de algunos

miembros de una faccin a

otra en busca de un mejor

posicionamiento poltico y,

por otro lado, la construccin

de alianzas entre facciones

para ganar una competencia

especfica.


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nm. 4




de sus propias motivaciones) y, a su vez, en los intereses personales

(utilitaristas) que tienen los miembros para brindar su respaldo a di-

cho lder,53mientras que, por otro lado, seala que el reclutamiento

en el partido se da por la vinculacin de intereses comunes. Si bien

no es posible decir que en las facciones no se dan relaciones connes utilitarios, tampoco es posible descartar una gama ms amplia

de explicaciones. De esta manera, es necesario considerar al reclu-

tamiento como una relacin social, cultural y poltica mucho ms

compleja, en la cual tanto la membresa de los partidos polticos en

general, como los lderes faccionales y sus grupos guardan vnculos

en los que se entremezclan no slo los intereses particulares, sino

tambin una serie de relaciones sociales tales como la amistad, el

compadrazgo, el carisma, la consanguineidad, etctera.

4) Lapso-tiempo. Es claro que de forma general el partido poltico

posee una estructura ms duradera que la de las facciones. Sin em-

bargo, lo importante de esta variable es observar la propia diferencia

temporal entre facciones, lo cual permitir separar a aquellas que

han trascendido de una coyuntura poltica de otras que se formaron

por un conicto especco y que despus del mismo simplemente

desaparecieron. Adems, Bujra agrega que esta variable del tiempo

es necesario tratarla como dependiente de la estructura y del reclu-

tamiento, ya que la continuidad de una faccin tiene que ver conla fortaleza de su organizacin (la importancia del lder y la forma

en la que ste se relaciona con su grupo) y con la dinmica que

adquiere la membresa;54

5) Proceso de competencia. Esta variable est centrada en la dialctica

de la contienda que se planteaba lneas ms arriba. Por un lado se

ubica la especializacin de las estructuras polticas institucionales

que proveen las reglas y mecanismos normativos de competencia,

mientras que, por otro lado, se encuentran las relaciones sociales

(de poder y simblicas) que permean a los grupos faccionales y a

los actores que las conforman.

54 Ibid.,p. 135.

53 Ibid.,p. 137.


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6) Relacin con la estructura poltica ms amplia. Primero, tiene que

ver con esto ltimo, es decir, con la forma en que las instituciones

y sus reglas condicionan y a la vez posibilitan la competencia entre

facciones de partido. No obstante, esta variable tambin se reere,

como menciona la propia Bujra, a la red de relaciones que los actoresde la poltica sustentan y movilizan en un momento de coyuntura

poltico-electoral.55

Por supuesto que este modelo metodolgico no representa la nica

posible perspectiva sobre las dinmicas faccionales y, por tanto, tampoco

es el nico existente para abordarlas.56Sin embargo, y a pesar de sus sal-

vedades, es prcticamente el nico que, a pesar de haber sido elaborado

hace ya varios aos, logra o permite englobar la mayor parte de los de-

bates sobre el faccionalismo (incluso los ms actuales). Adems, tambin

tiene la ventaja de no olvidar la parte institucional y reglamentaria para

centrarse slo en los actores y grupos polticos, sino que, por el contrario,

busca asignarles su lugar a ambos aspectos. Por supuesto que el modelo, tal

como fue construido, puede ser objeto de un mayor nmero de crticas y

de sealamientos, pero esto debe ser visto como algo positivo ya que

su discusin y crtica permitir que el modelo se refuerce para otorgar

explicaciones ms precisas y verosmiles.

A manera de conclusin

Tomando en cuenta todo lo anterior, vale la pena recalcar que el anlisis

de dinmicas faccionales busca iluminar distintos ejes de articulacin en-

tre los partidos y los grupos polticos que conuyen en ellos. En este senti-

do, las facciones cumplen con un papel de enlace y organizacin de fuerzas

polticas en disputa que vale la pena tener en consideracin si se desea pro-

blematizar ese puente entre lo formal y lo informal, pues este vnculo est

siempre presente en acontecimientos tales como los procesos electorales.

55 Ibid.,p. 138.

56 Por ejemplo, se pueden ver

los trabajos de Ian McAllister,

op cit., o el de Nicola Persico

et al.Factions and Politi-Factions and Politi-

cal Competition.Journal o fPolitical Economy. Chicago: The

University of Chicago Press,

2011, pp. 242-288. En el

primero de los casos, McAllister

utiliza un modelo de anlisis

por conglomerados, aplicados

a una encuesta, para encontrar

los factores que determinan la

cohesin entre las facciones

de los principales partidos en

Australia. Por su parte, Persico,

utiliza modelos economtricos

para medir cmo las faccionesinuyen en el gasto pblico en

varias partes del mundo.


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Sin embargo, es necesario aclarar que esto es slo una dimensin del fen-

meno, es slo un recorte de una realidad mucho ms compleja.

Cierto es que un estudio sobre el vnculo que se establece entre faccio-

nes y partidos polticos realiza un enfoque sobre una parte muy especca

de una dinmica en la cual se involucran instituciones y determinadosgrupos sociopolticos, lo cual signica que se minimizan otras variables

como, por ejemplo, la relacin de estas dos piezas con el resto de la po-

blacin o, en esta tesitura, con el importante papel que juegan los ciudada-

nos en un proceso electoral concreto. Por lo tanto, es necesario tener en

claro que estos estudios tienen sus salvedades intrnsecas, como cualquier

investigacin, por lo cual demandan anlisis complementarios o una deli-

mitacin muy concisa del objeto de estudio.

Por otro lado, lo importante y fructfero es llevar este tipo de reexio-

nes y aportes a debate en las ciencias sociales, y en especial a esas reas

del saber que estn mayormente interesadas en este tipo de temticas para

ampliar el conocimiento. De esta manera, lo intentado en este artculo es

poner sobre la mesa de discusin una perspectiva no precisamente nue-

va, pero si poco tocada en los estudios actuales sobre partidos polticos

y procesos electorales y que puede agregar elementos importantes para

comprender los dinmicos y cambiantes escenarios de competencia pol-

tica. En este sentido, los aportes tericos y metodolgicos depositados en

este trabajo no pretenden erigirse como la totalidad del estado del cono-cimiento sobre facciones, pero si dejar trazados algunos de los principales

caminos que han tomado las investigaciones al respecto y otorgar puntos

de partida especcos para posteriores estudios que deseen problematizar

respecto de las dinmicas faccionales.

Finalmente, la idea de plantear o modelar investigaciones de este tipo

tiene que ver, de forma ms profunda, con el anlisis de los procesos de

democratizacin y las maneras en que operan en la realidad. Un estudio

que se centre en facciones y partidos, es decir, en grupos polticos e insti-

tuciones, lleva a analizar las distintas formas en que el enlace entre ambos

se instaura en el terreno emprico, lo cual permite establecer un punto de


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El Colegio de Jaliscoseptiembre 2012



observacin acerca del funcionamiento concreto de esos mecanismos y

las redes de relaciones que los circundan y no sobre un perl de procedi-

miento ideal.

Dicho de otro modo, ese vnculo entre facciones y partidos polticos

no debe leerse, por lo menos en primera instancia, desde la perspectivade lo bueno o lo malo que es para la construccin de un prototipo de

rgimen democrtico, sino ms bien desde el punto de vista del cmo

funciona, del por qu funciona y para qu funciona. De esta manera, po-

dr obtenerse un panorama ms sustantivo, mucho ms slido, del cmo

operan los procesos electorales de los regmenes en transicin democr-

tica de acuerdo con sus propias caractersticas polticas, econmicas, his-

tricas y socioculturales, poniendo en tensin el supuesto de un modelo

nico de democracia. Por lo tanto, parece vital dirigir los primeros pa -

sos hacia el entendimiento de esas caractersticas y contextos particulares

para despus explicar hacia dnde se dirigen los llamados procesos de

democratizacin.

Artculo recibido: 25 de mayo de 2012

Aceptado: 20 de julio de 2012

el estudio de las facciones de partido- un posible complemento para los estudios sobre partidos...

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