el estudio de la geografÍa - u-cursos

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EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA Es un hecho notable que, en la reciente literatura geográfica, la investigación sob los métodos y límites de esta ciencía upe un lugar prminente. Casi cualquier geógrafo destacado ha sentido la necesidad de expresar sus puntos de vista sobre objetivos y enfoques y de defenderla de su disolución Y asimilación por la geología, la botánica, la historia y ots ciencias que tratan materias simi- lares o idénticas a las de la geograa. Antes, cuando la mayor parte de la suפrficie terrestre estaba por descubrir y los veleros euroפos navegaban sólo por rutas muy bien conidas de conti- nente a continente, poniendo cuido de no desviarse de las viejas rut as y teme- rosos de los peligros de las giones desconidas, la sola idea de esos vastos territorios nunca vistos por un europeo llenaba el pensamiento de los geógrafos con vivos deseos de extender sus conocimientos; con deseos de desvelar los secretos de regiones animadas por la imaginación con las formas de animales y pueblos desconocidos. Pero conforme llegaban a ser conocidos los límites de islas y continentes, más erte se hacía el deseo de compreer los fenómenos de las regiones recién descubieas, comparándolos con los del propio país. En lugar de aumentar simplemente su estudio sobre áreas nuevas, los científicos comenzaron a estar absorbidos por el examen de los nómenos más intensa- mente, comparándolos con los resultados de las observaciones ya hechas. De este modo, el admirable trabo de Humboldt y la geografía compara de r l sobrevinieron del conocimiento de la erra, en pido crecimiento. El hecho de que el rápido descubrimiento de las más remotas partes del globo coincidiera con el no menos rápido desarrollo de las ciencias sicas h a tenido una pronda influencia en el desarrollo de la geograa; por entonces e l cculo de nómenos se ampliaba día a día, la idea que llegó a prevalecer era la de que un nómeno singular no es de gran importancia, sino que el objetivo de la ciencia es deducir leyes de los fenómenos, y serán consideradas más valio- sas cuanto más amplios sean sus ámbitos. Las ciencias descriptivas se juzgaron inriores en valor a las investigaciones que hasta entonces habían estado era de su domio. La biología llegó a ser el estudio favorito, en lugar de la zoolo- gía y la botánica sistemáticas, la filosoa teórica e sustituida por la psicolo- - gía experimental y, por el mismo proceso, la geografía se disolvió en geología, meteorología, etc. Desde entonces estas ciencias han evolucionado rápidamente, pero la geo - grafía ha פrmanecido por largo tiempo a la sombra de sus vástagos. Sin emb a r- go, no . creemos que pu upar su lugar, y trataremos de proba r que su s cancias no pueden solucionarse por la cuidadosa atención de esas cienc ias po r sepado. 170 S: OS DE AROLÍA

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Page 1: EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA - U-Cursos

EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA

Es un hecho notable que, en la reciente literatura geográfica, la investigación sobre los métodos y límites de esta ciencía ocupe un lugar preeminente. Casi cualquier geógrafo destacado ha sentido la necesidad de expresar sus puntos de vista sobre objetivos y enfoques y de defenderla de su disolución Y asimilación por la geología, la botánica, la historia y otras ciencias que tratan materias simi­lares o idénticas a las de la geografía.

Antes, cuando la mayor parte de la superficie terrestre estaba por descubrir y los veleros europeos navegaban sólo por rutas muy bien conocidas de conti­nente a continente, poniendo cuidado de no desviarse de las viejas rutas y teme­rosos de los peligros de las regiones desconocidas, la sola idea de esos vastos territorios nunca vistos por un europeo llenaba el pensamiento de los geógrafos con vivos deseos de extender sus conocimientos; con deseos de desvelar los secretos de regiones animadas por la imaginación con las formas de animales y pueblos desconocidos. Pero conforme llegaban a ser conocidos los límites de islas y continentes, más fuerte se hacía el deseo de comprender los fenómenos de las regiones recién descubiertas, comparándolos con los del propio país. En lugar de aumentar simplemente su estudio sobre áreas nuevas, los científicos comenzaron a estar absorbidos por el examen de los fenómenos más intensa­mente, comparándolos con los resultados de las observaciones ya hechas. De

este modo, el admirable trabajo de Humboldt y la geografía comparada de Karl sobrevinieron del conocimiento de la Tierra, en rápido crecimiento.

El hecho de que el rápido descubrimiento de las más remotas partes del globo coincidiera con el no menos rápido desarrollo de las ciencias físicas ha tenido una profunda influencia en el desarrollo de la geografía; por entonces el círculo de fenómenos se ampliaba día a día, la idea que llegó a prevalecer era la de que un fenómeno singular no es de gran importancia, sino que el objetivo de la ciencia es deducir leyes de los fenómenos, y serán consideradas más valio­sas cuanto más amplios sean sus ámbitos. Las ciencias descriptivas se juzgaron inferiores en valor a las investigaciones que hasta entonces habían estado fuera de su dominio. La biología llegó a ser el estudio favorito, en lugar de la zoolo­gía y la botánica sistemáticas, la filosofía teórica fue sustituida por la psicolo-

- gía experimental y, por el mismo proceso, la geografía se disolvió en geología,meteorología, etc.

Desde entonces estas ciencias han evolucionado rápidamente, pero la geo­grafía ha permanecido por largo tiempo a la sombra de sus vástagos. Sin embar­go, no. creemos que pu� ocupar su lugar, y trataremos de probar que suscarencias no pueden solucionarse por la cuidadosa atención de esas ciencias porseparado.

170 FRANZ BOAS: TEXTOS DE ANTROPOLOGÍA

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Cuantos acostumbran a valorar un estudio conforme al ámbito de las leyes que descubra, no se contentan con investigaciones sobre fenómenos como los que son objeto de la geografía. Los consideran desde un punto de vista físico, los con­sideran físicos, meteorológicos o etnológicos, y, tras haberlos explicado por medios de leyes físicas, fisiológicas o psicológicas, han terminado su labor. Con­siderar cuidadosamente su definición de geografía puede ser instructivo. Afirman que el dominio de esta ciencia no abarca ni procesos ni fenómenos magnéticos, meteorológicos o geológicos. Le ceden generosamente el estudio de la distribu­ción de plantas Y animales, en la medida que lo permitan fisiólogos y evolucio­nistas, pero acordarán que la antropo-geografía -la vida del hombre en la medida que depende del país que habita- es el verdadero campo de la geografía.

No es difícil descubrir el principio en que se basa esta demarcación. Los fenómenos físicos están sujetos a leyes físicas que son conocidas, o que se ase­gura serán encontradas con los métodos empleados en el descubrimiento de las ya conocidas. Las leyes fisiológicas o, aun en mayor grado, las psicológicas, no �on lo suficientemente conocidas para permitir el mismo tipo de tratamiento que las leyes físicas. Las condiciones de los fenómenos son generalmente tan compleja$ que, incluso si se conocieran las leyes más generales, no podría esbo­zarse fácilmente una conclusión estricta. Ahora bien, si esas ciencias auxiliares alcanzaran el desarrollo de la física, no hay duda de que los mismos científicos que en la actualidad las ceden gustosamente a la geografía no vacilarían en reclamar para sí la fisiología y la psicología. Es evidente que no hay un cami­no intermedio: la geografía debe mantenerse en toda su extensión o rendirse sin condiciones.

Si convenimos en que se cumple el propósito de toda ciencia cuando se des­cubren las leyes que gobiernan sus fenómenos, d�bemos admitir que el sujeto de la geografía se distribuye entre un gran número de ciencias; si, con todo, pudié­ramos mantener su independencia, debemos probar que existe otro objeto para la ciencia más allá de la deducción de las leyes de los fenómenos. Y es nuestra opinión que hay otro objeto: ·1a comprensión cuidadosa de los fenómenos. De este modo, vemos que la disputa entre los geógrafos y sus adversarios es idénti­ca a la vieja controversia entre métodos físicos e históricos. Una parte mantiene que el objetivo ideal de la ciencia ha ser el descubrimiento de leyes generales, la otra defiende que es la investigación de los fenómenos en sí.

Es fácil de entender, consecuentemente, por qué en geografía la disputa entre estos puntos de vista es particularmente viva. Aquí naturalistas e historiadores se dan cita en campo de trabajo común. Un gran número de geógrafos modernos han sido formados como historiadores y deben tratar de llegar a un acuerdo con los nat�ralistas, quienes, a su vez, deben aprender a acomodar sus puntos de vista al de los historiadores. Es evidente que sólo puede encontrarse una res­puesta a esta cuestión fundamental en. el valor de la .ciencia f!sica e histórica,mediante una investigación metodológica de sus relaciones reciprocas.

TEORÍA Y METODOLOGfA 171

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Todos estamos de acuerdo en que el establecimiento de los hech.os es el fun­

damento y punto de partida de la ciencia. El físico compara una sene de hechossimilares, de los cuales aísla el fenómeno general común a todos ellos. A partirde ahí, los hechos singulares van siendo para él menos importantes, pues sólopone su empeño en la ley general. Por otro lado, los hechos son el objeto de importancia e interés para el historiador. Un ejemplo ilustrará nuestro propósito.más satisfactoriamente que una exposición teórica.

Cuando Newton estudiaba el movimiento de los planetas, la distribución de los cuerpos celestes en el tiempo y el espacio era el medio, no el objeto de sus investigaciones. Su problema era la acción de dos cuerpos entre sí, y de esta forma dio con la ley de la gravitación universal. Por otra parte, Kant y Laplace, estudiando el sistema solar, plantearon la pregunta. ¿Por qué cada uno de los cuerpos que constituyen el sistema solar está en el lugar que ocupa? Dieron por establecidas las leyes y las aplicaron a los fenómenos desde los cuales las habían deducido, con el fin de estudiar la historia del sistema solar. El trabajo de Newton llegó a su fin en cuanto dio con la ley de la gravitación, mientras que la ley era la condición previa al trabajo de Kant.

Otro ejemplo. Conforme a la concepción de Buckle, los hechos históricos deben considerarse causados por leyes fisiológicas y psicológicas. Con arreglo a esto, no describe a los hombres y sus actos como surgidos de su propio carácter y los hechos influyentes en sus vidas, sino que atrae nuestra atención sobre las leyes que gobiernan la historia de la humanidad. El objeto del historiador es dife­rente. Está absorbido por el estudio de los hechos, y se instala en la admiración por el carácter de sus héroes. Se toma el mayor interés en las personas y naciones de las que trata, pero no es deseable considerarlas c9mo sujetas a leyes rígidas.

Creemos que la concepción física no está expresada en ninguna parte con tanta claridad como en el sistema de las ciencias de Comte. Dejando a un lado la astronomía, que se ha situado bastante arbitrariamente entre la física y las matemáticas, todas sus ciencias tienen un mismo objetivo, deducir leyes de los fenómenos. El fenómeno singular en sí mismo es insignificante: sólo es valioso porque es una ejemplificación de la ley y sirve para encontrar nuevas leyes o corroborar las antiguas. El Cosmos de Humboldt se opone de principio a este sis­tema. La cosmografía, como podemos llamar a esta ciencia, considera cada fenó­meno merecedor de ser estudiado por sí mismo. Su mera existencia y su evolu­ción en el espacio y el tiempo satisfacen por completo .al estudioso, sin atender a las leyes que lo corroboren o puedan deducirse de él.

Los físicos reconocerán que el estudio de la historia de muchos fenómenos

es un trabajo de valor científico. Nadie duda de la importancia de las investiga­ciones de Kant acerca del sistema solar, nadie menosprecia las investigaciones

sobre la evolución de los organismos. Sin embargo, hay otra clase de fenómenoscuyo estudio no se considera de igual valor, entre los cuales están los geográfi-

112 FRANZ BOAS: TEXTOS oe· ANTROPOLOGÍA

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cos. Si consideran:ios la geografía de un país, se diría que los fenómenos geoló­gicos, meteorológ1c?s Y 3?tropo-geográficos forman un aglomerado casual, sinvínculos natu�es m relac1o_ne� entre unos y otros, mientras que, por ejemplo, elsujeto de estud1� del evoluc10msta forma una unidad natural. Nos podemos per­mitir la afinnac1ón de que el naturalista exige una conexión objetiva entre losfenómenos que estudia, de la que parecen carecer los fenómenos geográficos.Sus conexiones parecen ser subjetivas, originadas en la mente del observador.

De acuerdo con ello, hay dos preguntas principales que deben ser respondi­das: la primera, referente a la oposición entre físicos y cosmógrafos, es decir, ¿el estudio de los fenómenos por sí mismos es del mismo valor que la deducción de .leyes?; la segunda, ¿el estudio de series de fenómenos que cuentan con una cone­xión meramente subj�tiva es del mismo valor que las investigaciones de aquéllos que forman una unidad objetiva?

Discutiremos primero la diferencia de opinión entre físicos y cosmógrafos. Las dos partes se oponen fuertemente la una a la otra, y es tarea difícil evaluar con ecuanimidad los argumentos de oponentes cuyo método de pensamiento y forma de ser se oponen por completo a los propios. Un juicio sin sesgo no puede for­marse sin graves conflictos que destruyan convicciones hasta entonces conside­radas inamovibles, y que han llegado a semos muy queridas. Pero esos conflictos conducen hacia la convicción superior de que ambas partes, aunque en perma­nente estado de antagonismo, aspiran a un mismo fin: encontrar la verdad eterna.

Encontramos el origen de toda ciencia en dos diferentes deseos de la mente humana: sus aspiraciones estéticas y su interés en los fenómenos individuales. Debe de haber sido un antiguo deseo humano el ordenar sistemáticamente los fenómenos vistos por el observador en número ingente� y poner así en orden las confusas impresiones. Este deseo debe considerarse emanación de la disposición estética, dañada por la confusión y la aspiración a la claridad. Cuando estamos ocupados en satisfacer este deseo, la regularidad �e los procesos y fenómenos cobra mayor importancia que el fenómeno singular, que sólo se considera impor­tante en tanto que espécimen de la clase a la que pertenece. Cuanto más clara­mente se organicen los fenómenos, mejor se satisfará el deseo estético y, por esa razón, las ideas y leyes más generales se consideran como los resultados cientí­ficos más valiosos.

Desde este punto de vista, la ideas filosóficas de Epicuro son muy intere­santes, puesto que pueden considerarse la posición más extrema a la que puede conducir el deseo estético, si el placer del que uno disfruta es el único incentivo para organizar los fenómenos en un sistema claro. Consideraba suficiente cual­quier explicación de un fenómeno con tal de que fuera natural. Pensaba que la cuestión no radicaba en que una hipótesis fuera cierta, ya que todas las e�plica­ciones probables tienen el mismo valor, y elegir entr� ellas es. bastan!e urele­vante. Creemos que esta opinión está llamada a resurgrr en un cierto numero de

TEORÍA Y METODOLOGíA 17 3

Page 5: EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA - U-Cursos

. llos que tratan de construir la evolución de científicos modernos, es decir, aq�e menos por el momento, no pueden ni pro-los organismos con .detalle� :�� Müller describe la historia de las flores, pre­barse ni refutarse. Si, �r eJe a:ie de desarrollo, sin prueba alguna de que parez­senta solamen�e una via prob t la más plausible . Pero esta construcción de unaca ser la m� si�ple Y, P:i t: 0�0 de los fenómenos procura satisfacción a nues­probable hipót�sis

Jº: ner gen un sistema la confusión de formas y especies. tr� deseo estétdicobe e tpo r en mente que una teoría debe ser verdad y que su Sm embargo, e mos ene al p l tant 1 tá l 't · por el que se mide su v or. or o o, os naturalis-verdad es en e en eno d ,. án . prometidos en el examen de la certeza e sus teonas apli-tas est siempre com . . & 6 cándolas a nuevos fenómenos y, en estas inves!1gac1ones, esos 1en menos son lo más importante que parece oponerse � las teonas. En cuanto se resuelve la cues­tión de que la teoría sea aplicable � c1e� clase de fenómenos, la clase al com­pleto será de menor interés para el mvest1gador.

Mientras la ciencia física se levanta sobre los deseos lógicos y estéticos de la mente humana, la cosmografía tiene sus fuentes en el sentimiento personal del hombre para con el mundo, para con los fenómenos qu� le rodean. P?<1emos lla­mar a esto un impulso "afectivo", en contraste con el impulso estético. Goethe ha expresado esta idea con admirable clari9ad: "me parece sin más que todo fenómeno, igual que todo hecho, es en sí lo interesante . Quien lo explica o lo relaciona con otros sucesos normalmente tan sólo bromea consigo mismo y se burla de nosotros, como hacen- por ejemplo, el naturalista o el historiador. Pero un hecho o u� suceso aislado son interesantes, no porque sean explicables o pro­bables, sino porque son ciertos ." ( Unterhaltungen deutscher Ausgerwanderter.)4

La simple existencia de un hecho exige la atención completa de nuestra mente, dado que nos afecta, y se estudia sin atender a su lugar en un sistema. Este impulso continuo es una contrapartida importante contra la unilateralidad de una ciencia surgida sencillamente de impulsos estéticos. Así como la realidad de todo fenómeno nos lleva a estudiarlo, la historia verdadera de su evolución puede por sí sola satisfacer la mente del investigador, y es por esta razón que la explicación probable o posible de Epicuro no es satisfactoria para la ciencia,aunque c� aproximación a la verdad se considere un progreso superior al máselaborado sistema, prueba de una mente sutil y un pensamiento meticuloso, peroque será sólo uno entre todos los sistemas posibles . 1:-<>s naturalistas no negarán la importancia de todo fenómeno, pero no loco�s1deran mereced�r de estudio por sí mismo. Es sólo una prueba o una refu­tación de las leyes, sistemas e hipótesis ( en tanto se deducen de fenómenos cier­tos), que se sienten obligados a presentar tan cercanas a la verdad como sea posi-

4 Conversaciones de emigrad ¡ . . . 2006 (N. del T.).

osª emanes, traducc16n de Isabel Hemández. Alba Editonal,

17 4 FRANZ BOAS: TEXTOS DE ANTROPOLOGÍA

Page 6: EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA - U-Cursos

ble- Sin embargo.'

las deducciones son su princi al .

infatigable estudioso es supervisar el vasto

P Interés; Y la recompensa del

cumbre de sus deducciones más generalistas c�mpo de los fenómenos, desde la

cesos y todos los fenómenos, que parecerían � e con alegría cómo todos los pro-al . . n conglomerado · 1

prensible a . gu1en aJeno, son un eslabón de una lar a 1rre�u ar e incom-

los tiechos smgulares, sólo ve el armonioso ord dg

1cadena. Perdiendo de vistaen e mundo.

Por otro lado, el cosmógrafo mantiene que los ti ó estodio pueden ocupar un rango alto O baio en el

.ente

menos que .son objeto de su d

:i sis ma de las cienc · f' · trata amorosamente e penetrar en sus secretos hasta ue ias 18��' Y

claro· Esta preocupación por ·el objeto de sus atencio.: l cada ras�o esté mt1d� y

00 inferior al que obtiene el físico de su organización �

tee

mátpro�rctona un deleite

. sis 1ca del mundo. Nuestras pesqmsas nos llevan a la conclusión de que es· út'I b

" · ál d 1 . m 1 uscar una res-pues� �a pregun

� ¿cu

d'ti

e os dos métodos tiene mayor valor?", pues cada una se on�n� en un ese� �

óerente de la mente humana. Una respuesta sólo puede

ser subjetiva, una con,est n de lo que es apreciado por la pers de . . . . ona que respon , de sus senttmtent�s pe�onales hacia los fenómenos que le rodean, sus tenden-cias a la abstracción, s1 prefiere reconocer la individualidad en la totalidad O la

. totalidad en la individualidad. Llevemos la discusión a un segundo punto. Hemos visto que los físicos se

inclinan a reconocer el valor de ci�rta clase de estudios cosmográficos. Lo carac­terístico de esos fenómenos es que son resultado de la acción de causas inciden­tales sobre un grupo de fuerzas o sobre los elementos de los fenómenos. El físi­co no estudia el fenómeno global como se presenta a la mente humana, sino que lo dispone en elementos qtte investiga por separado. La investigación de la histo­ria de estos elementos de los fenómenos conduce a una organización sistemática, que ofrece al deseo estético su satisfacción en la formulación de leyes. El fin al que tienden las investigaciones evolutiva y astronómica es la mejor prueba de este

hecho. El estudio de grupos de fenómenos que parecen estar conectados sólo en la mente del observador y permiten su disposición en elementos no puede llevar

a resultados similares y, por tanto, se considera de peor valor. Sin embargo, hemos

tratado de probar que la fuente de las investigaciones cosmográficas es la afecti­

va. Si esto es cierto, podemos distinguir entre fenómenos complejos y simples,

como el físico trata de hacer, y omitir su unidad subjetiva, la conexión en que apa­

recen a la mente del observador. El fenómeno global, y no sus elementos, es el

objeto del estudio del cosmógrafo. Así, la fisionomía de un país carece de interés

para el físico, mientras que es importante para el cosmógrafo.

Desde la posición que mantenemos, una discusión sobre el valor de estas

investigaciones es de tan poco provecho como una sobre el valo� de dos ramas

d l . . . . . 1 d' · 'ón mental del Juez y será sóloe a c1enc1a, pues el Ju1c10 se basará en a 1spos1c1 .

. red · l estético o el afectivo. Conuna confesión sobre el impulso que p onuna, e h tod

� · . 1 osmogra.fía está estrec amen-o, un hecho se aparece a nuestra pesqwsa. a c

TEORÍA y METODOLOGfA 175

Page 7: EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA - U-Cursos

ad I artes tanto en cuanto la forma en que la mente se ve afec-te emparent a con as , d' . tada por los fenómenos configura una important� ra?1a d; .estu 1º· Requiere, porconsiguiente, un tratamiento distinto al de las c1enc1as fis�cas.

. Apliquemos estos resultados al estudio de la ge�grafia. Sus objetos son los

fenómenos causados por la distribución de a�ua Y tte.rra fi"!1e, por las formasverticales de la superficie de la tierra y por las mfluencias reciprocas entre la tie-rra y sus habitantes.

· Qué hace el físico con este objeto de estudio? Extrae de los fenómenos que¿ • 1 . 1 observa en un cierto punto de la superficie terrestre un e emento simp e y lo com-para con otro de distinto sitio. Continúa de esta forma, �uscando fen?meno� simi­lares, y pierde de vista completamente el punto de partida. Se convierte as1 en el fundador de las ciencias que gradualmente se han resuelto en la geografía, pues sus estudios se dirigen sólo a los fenómenos geológicos, o meteorológicos, o botá­nicos, o cualesquiera otros. Por tanto, los resultados más comunes de sus investi­gaciones serán una historia general de la superficie de la tierra. Cuando incluye estos resultados en un sistema, actúa -o así nos lo parece- en contra del carácter cosmográfico de la ciencia. Por ejemplo, un sistema de todas las posibles accio­nes del agua en la formación de la superficie de la Tierra nos parece de escaso valor, excepto desde un punto de vista práctico, como en su utilidad para el estu­dio de la historia geológica de una zona determinada o de la superficie de la Tierra.

Consecuentemente, estos sistemas deben considerarse importantes ciencias auxiliares, pero no geografía en sí. Su valor se basa sólo en su aplicabilidad al estudio de la geografía. La creación de sistemas geográficos, en la medida en que no sirvan a este propósito, deben considerarse inútiles, y las clasificaciones deben hacerse sólo la medida en que fenómenos geográficos de tipo similar pue­dan explicarse por causas diferentes .

Pero existe otra rama de la geografía, junto a ésta, igual a ella en valor. No puede proporcionar un objeto de estudio satisfactorio al físico, pues su unidad es meramente subjetiva, y porque el geógrafo, al tratar estos asuntos, se aproxima al reino del arte, pues el resultado de su estudio afecta principalmente a los sen­timientos, e incluso debe ser descrito de forma artística para satisfacer los senti­mientos que le dan origen.

Nuestras consideraciones nos conducen a la conclusión de que la geografía es parte de la cosmografía, y de que su origen es un impulso afectivo, el deseo de compren�er los fenómenos y la historia de un país O de toda la Tierra, hogar de la humanidad,. Depende de la inclinación del científico hacia el método físi­co o el cosmográfico que estudie la historia de toda la Tierra O prefiera aprenderla de un solo país. Desde nuestro punto de vista la discusión sobre si la meteo­rología o la geología pertenecen a la geografía ¡s de poca importancia, y lo qued�seamos es convocar a todos los geógrafos científicos al estudio de la superfi­cie del planeta. No damos a la geología preferencia sobre otras ramas de la cien-

17 6 FRANZ BOAS: TEXTOS DE ANTROPOLOGÍA

Page 8: EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA - U-Cursos

cia, co� m.uch.os ci�ntí�cos modernos hacen. El . Planeta 1mphca mvest1gac1ones geolóoicas m te est�dio de la superficie delo• , e orológ1cas 1 . que ninguna de ellas cumplen los objetivos de la eo , , etno óg1cas, etc. yala superficie terrestre. g grafia, perfilar el cuadro de

Son muchas las ciencias que pueden contrib dios e investigaciones que deben emprenderse p: :r.:�t.e fin. Muchos los estu­dro incompleto, pero cada paso que nos acerca I fi rr nuev�s rasgos al cua-satisfacción al impulso que nos empuia a dedi·c

ª n, pro�rc1ona una mayor. � ar nuestro ttempo f¡ este estudio, contentando al amor por el país en q . . Y es uerzo a od ue vivimos Y por la naturaleza que nos r ea.

LAS LIMITACIONES,DEL MÉTODO COMPARATIVOEN ANTROPOLOGIA

La moderna antropología ha descubierto el hecho de que la sociedad huma­na .h� crecido y .se ha desarrollado en todas partes de manera tal que sus formas, op1mones y acciones cuentan con muchos rasgos fundamentales en común. Este memorable descubrimiento implica que existen leyes que gobiernan el desarro­llo de la sociedad, que son aplicables a nuestra sociedad tanto como a las de tiempos pasados y tierras lejanas, que su conocimiento significará la compren­sión de las causas que aceleran y retrasan la civilización, y que, guiados por este conocimiento, podemos esperar dirigir nuestras acciones de manera que resulten de ello los mayores beneficios para la humanidad. Desde que este descubri­miento ha sido formulado claramente, la antropología ha comenzado a recibir del público una generosa parte del interés que se le había negado mientras se creía que no iba más allá del registro de curiosas costumbres y creencias de pue­blos extraños, o, en el mejor de los casos, de trazar sus relaciones y aclarar las primeras migraciones de las razas humanas y las afinidades de los pueblos.

Mientras los primeros investigadores concentraban su atención en este pro­blema puramente histórico, la situación se ha invertido por completo, de forma que incluso hay antropólogos que mantienen que estas. in.vestigacion�s pertene­cen al historiador y los estudios antropológicos deben hmttarse a la busqueda delas leyes que rigen el desarrollo de la sociedad.

· Un cambio radical de método ha acompañado este cambio de pers�tiva.Mientras que, en principio, las identidades O si_mili�des de cultura s� cons1de�a­ban prueba incontrovertible de conexión bistónca, o mcluso de un ongen comun,

TEORÍA Y METODOLOGÍA 177

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la nueva escuela rechaza considerarlas así y las interpreta como resultado del tra­bajo uniforme de la mente humana. La adhesión más pronunciada a este punto de vista en nuestro país es la del Dr. D.G. Brinton, y en Alemania, la mayoría de los seguidores de Bastian, que a este respecto van mucho más allá que el mismo Bastian. Otros, si bien no niegan la existencia de conexiones históricas, las ven como insignificantes en resultados e importancia teórica, comparadas con el trabajo sobre leyes uniformes que gobiernan la mente humana. Éste es el punto de vista de la mayoría de los antropólogos vivos.

Esta moderna perspectiva se fundamenta en la observación de que los mis­mos fenómenos étnicos se dan entre los pueblos más diversos o, como dice Bastian, en la espantosa monotonía de las ideas fundamentales de la humanidad en todo el globo. Las nociones metafísicas del hombre pueden reducirse a unos pocos tipos de distribución universal, y el caso es el mismo en las formas de sociedad, leyes e inventos. Es más, las ideas más intricadas y más aparente­mente ilógicas, y las más curiosas y complejas costumbres aparecen en algunas pocas tribus aquí y allá, de modo que la presunción de un origen histórico común queda excluida. Cuando se estudia la cultura de cualquier otra tribu, se pueden encontrar analogías más o menos cercanas a los rasgos únicos de tal cul­tura en una gran diversidad de pueblos. Ejemplos de estas analogías han sido compilados en gran cantidad por Tylor, Spencer, Bastian, Andree, Post y muchos otros, por lo que no es necesario dar aquí pruebas detalladas de este hecho. La idea de una vida futura, el chamanismo elemental, inventos como el fuego o el arco, ciertos rasgos básicos de la estructura gramatical, sugieren la clase de fenómeno a la que he hecho referencia. De estas observaciones se sigue que, cuando encontramos rasgos sencillos análogos de cultura entre pueblos distintos, la presunción no es que cuenten con un origen histórico común, sino que han surgido independientemente.

Pero el descubrimiento de estas ideas universales es sólo el principio del tra­bajo del antropólogo. La investigación científica debe responder a dos cuestiones: primera, ¿cuál es su origen?; segunda, ¿cómo se mantienen en culturas dispares?

La segunda pregunta es la más fácil de responder. Las ideas no existen de forma idéntica en todas partes, sino que varían. Se ha acumulado material sufi­ciente para demostrar que la causa de estas variaciones son, bien externas, lo que se basa en el entorno -entendiendo el término "entorno" en su sentido más amplio-, bien internas, lo que se basa en las condiciones psicológicas. La influencia de factores externos e internos sobre las ideas elementales constitu­ye un grupo de leyes que rigen el desarrollo de la cultura. Por ello, nuestros esfuerzos deben encaminarse ha mostrar cómo estos factores modifican las ideas elementales.

El primer métod�, que se sugiere por sí mismo y ha sido generalmente adop­tado por los modernos antropólogos, es aislar Y clasificar causas mediante la

178 FRANZ BOAS: TEXTOS DE ANTROPOLOGÍA

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agrupación de variantes de ciertos fenómenos et . --... Aiciones externas en las que vive la g t nológacos de acuerdo con las cuuu en e, o con las ca . influyen en sus mentes; o, a la inversa, mediant 1 . usas mtemas _que teS confonne a sus similitudes. Entonces pueden� �l agruracaón �e _estas van�­correlacionadas. ª arse as cond1c1ones de y1da

Por medio de este método comenzamos a disting · . l h h ah Utr, con imperfecto conoci-miento de os h ec os.d

por �ra, !as causas que pueden operar en dar forma a la cultura de la umam ad. Fnednch Ratzel y w J McG h . . ad 1 influencia del entorno geográfico sobre una has� de hechee aásn mvesl�1g o 1ª · G , . os m amp 1a que a que R1tter y uyot teman a su disposición en su tiempo L -61 h · d · . os soc1 ogos an hecho imp�alrtantes e.sltlu to

As �obre los efectos de la densidad poblacional y otras causas soc1 es senc1 as. s1 pues, la influencia de los factolies ext b l · · d 1 ·ed emos so re e crec1mtento e a soc1 ad se va aclarando paulatinamente.

Los efectos de los factores físicos están siendo estudiados de la misma mane­�- Stoll ha intentado aislar l�s fenómenos de la sugestión y la hipnosis y estu­d�ar los efectos de _su presencia en las culturas de varios pueblos. Las investiga­ciones sobre relaciones mutuas entre tribus y pueblos comienzan a demostrar que ciertos elementos culturales son fácilmente asimilados, en tanto que otros son rechazados, Y los tópicos manidos sobre la imposición cultural de un pueblo de civilización más avanzada sobre uno de cultura inferior que ha sido conquis­tado abren camino a una visión más cuidadosa sobre el intercambio de realiza­ciones culturales. En todos estos estudios estamos usando, métodos sólidos, inductivos, con el fin de aislar las causas de los fenómenos observados. La otra pregunta en relación con las ideas universales, la de su origen, es

mucho más difícil de tratar. Se han hecho muchos intentos de descubrir las cau­sas que conducen a la formación de ideas que se desarrollan necesariamente dondequiera viva el hombre. Éste es el problema más difícil de la antropología, y podemos esperar que frustre nuestros empeños durante mucho tiempo. Bastian niega que sea posible descubrir el origen último de inventos, ideas, costumbres y creencias que· son de presencia universal. Pueden ser indígenas, pueden ser importadas, pueden surgir de una variedad de fuentes, pero ahí están. La mente humana está formada de tal manera que los inventa de manera e.spontán�a o los acepta siempre que se le ofrecel\. Ésta es la idea elemental de Bastian, que ha sido muy mal entendida.

En cierta medida una clara enunciación de la idea elemental nos propor­ciona la razón psicológica de su existencia. PongmD:os un ejemplo: el h�cho de que el país de las sombras esté frecuentemente situado al oeste sugiere un esfuerzo por localizarlo en el lugar donde desaparec�n el sol y l�s estrellas. La sencilla afirmación de que el hombre primitivo considera los animales dotadosde todas las cualidades humanas demuestra que la analogía entre muchas d� lascualidades de los animales y los seres humanos se ha llevado a la generahza-

TEORÍA Y METODOLOGÍA 179

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ción de que todas las cualidades animales son humanas. La cuestión de por quétodos los idiomas distinguen entre el yo, la persona ª la que el hablante se diri­ge y la persona de la cual se habla, y por qué muchos no llevan ª cabo es� lógi­ca y nítida distinción en el plural es difícil de responde�. �uando el prmcipio se cumple con consistencia, requiere que en plural se distmga entre el "noso­tros" que expresa el yo y la persona a la que. s� d�rige, Y el "nosotr�s" queexpresa el yo y la persona de la que se habla, d1stmc1�n que, comparativamen­te, se da en pocos idiomas. Que el riesgo de confusión sea !'11enor en plural explica en parte el fenómeno, pero no de manera adecuada. Aun más .oscu�a esla base psicológica en otros casos, por ejemplo, en costumbres matnmomales ampliamente extendidas. Una prueba de la dificultad de este problema es la multitud de hipótesis que se han inventado para explicarlo en sus variadas manifestaciones.

Al tratar esto, el más difícil problema de la antropología, se adopta el punto de vista de que, si un fenómeno etnológico se desarrolla independientemente en un cierto número de lugares, su desarrollo habrá sido el mismo en todos ellos; o, dicho de otro modo, que los mismos fenómenos etnológicos se deben siem­pre a las mismas causas. Esto conduce a la generalización, aún más amplia, de que la identidad de fenómenos etnológicos encontrados en regiones diversas es una prueba de que la mente humana obedece en todas partes a las mismas leyes. Es obvio que diferentes desarrollos históricos pueden conducir a los mismos resultados, por lo que esta generalización es indefendible. Pero su presencia nos presentaría un problema completamente distinto, el de cómo los desarrollos de la cultura conducen con tanta frecuencia a los mismos resultados. Debe enten­derse que la investigación antropológica que compara fenómenos culturales similares en diversas partes del mundo, con el fin de descubrir la historia uni­forme de su desarrollo, asume que un mismo fenómeno etnológico se ha desa­rrollado siempre del mismo modo. Y ahí estriba el defecto en la argumentación del nuevo método, pues no puede darse prueba alguna de ello. Hasta la revisión más superficial demuestra que el mismo fenómeno puede desarrollarse en mul­titud de formas.

Ofreceré unos pocos ejemplos: las tribus primitivas están ca�i universalmen­te divididas en clanes que cuentan con tótems. No cabe la menor duda de que forma de o�ganización social ha surgido una y otra vez de forma independiente. La conclusión de que las condiciones psíquicas del hombre favorecen la exis­tencia de una organización totémica de la sociedad está verdaderamente justifi­cad� pero de aquí no se sigue que la sociedad totémica se haya desarrollado de la nusma forma e? todas part.es. El Dr. Washington Matthews piensa que lostóte.ms de los navaJos han surgido por la asociación de clanes independientes. Elcapitán Bourke asume que sucesos similares dieron origen a los clanes apaches y el Dr. Fewkes ha llegado a la misma conclusión respecto a algunas tribus de los pueblos. Por otro lado, tenemos pruebas de que los clanes pueden originarse

180 FRANZ BOAS: TEXTOS DE ANTROPOLOGÍA

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p<>r división. He demostrado que este tipo d de la �osta no�e del �cífico. La asociació: �:entos �vo l�gar entre los indiosla desmtegrac1ón de tnbus en crecimiento pequenas tnbus, por un lado, ymuestran idénticos a todos los efectos. , por otro, llevan a resultados que se

Proporcionaré otro ejemplo: algunas inve f . . que los diseños geométricos del arte primitiv: 1!ª�iones .r�cientes han mostradode fonnas naturalistas, que fueron deviniendo ;r1 �ngmado a vec�s a partirotras veces a partir de motivos técnicos que inc[:;: ua �ente convencionales, yrné · · h b' . ' 0 en ciertos casos fueron geo-tncollsad

ya edn ondgenod, o a tan denvado de símbolos. Las mismas fonnas se handesarrO o es e t as esas fuentes. Con en tran d 1 . · d d' - scurso e tiempo han surgi-do, a partlr e 1senos que representan diversos obietos 01'i

, d 'mil La . J

, c,aecas, mean ros, cru-ces y s1 ares. recurrenc1a de estas formas ni prueba · , · . h un ongen comun m que siempre se ayan desarrollado conforme a las mt'smas l , · p l. eyes ps1qmcas. or e contrano, se puede alcanzar un resultado idéntico sobre cuatro líneas distintas dedesarrollo y desde un infinito número de puntos de partida.

No se puede omitir otro ejemplo: el uso de máscaras se encuentra en un grannúmero de pueblos. El origen de la costumbre de portar máscaras no está enmodo alguno claro en todos los casos, pero pueden distinguirse con facilidadunas pocas formas típicas. Se usan para engañar a los espíritus respecto a la iden­tidad del portador. El espíritu de una enfermedad que intenta atacar a una perso­na no la reconoce cuando lleva una máscara y la máscara, de este modo, sirve de

protección. En otros casos la máscara representa un espíritu personificado por elportador, quien bajo este aspecto atemoriza a otros espíritus hostiles. Otras más­caras son conmemorativas. El portador personifica una persona difunta, a la quese quiere rememorar. Las máscaras también se usan en representaciones teatra­les, ilustrando incidentes mitológicos5

Estos breves datos son suficientes para demostrar que los mismos fenóme­nos etnológicos pueden desarrollarse desde orígenes muy diversos. Cuanto mássimple el hecho observado, más parece que pueda haberse desarrollado desde unorigen aquí, desde otro allá.

De esta forma, reconocemos que el presupuesto fundamental pla�teado amenudo por los antropólogos modernos no puede . aceptar�e como cierto entodos los casos. No podemos decir que la recurrenc1a del mismo fenómeno se

deba siempre a las mismas causas, ni que esté así probado q�e. la mente_ hum�­na obedezca en todas partes a las mismas leyes. Debemos exigrr que se. mvest1-guen las causas a partir de las cuales se desarrolla y que las comparacio�es se

restrinjan a aquellos fenómenos que está probado son efectos de las mismas

s Véase Richard Andree. Ethnographische Parallelen und Vergleiche. Neue Folge (Leipzig,

1889), pp. ) 07 y SS.

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. . . en ue esta investigación debe ser preliminar a todoscausas. Debemos msisur q tivos En el examen de las sociedades tribal los estudios extensos co�para uella� que se han desarrollado mediante la ;:s,deben tratarse por separa O :qn desarrollado mediante la desintegración �­ciación de aquel!as que se i:ntes de representaciones estereotipadas de 18diseños geométncos proveo

separado de los proyenientes de motivos técnicoªnaturaleza deben tratarse por . h d b s.de hacer comparaciones extensas, a e pro arse que elEn resumen, antes material sea comparable. . d. mparati·vos de los que hablo tratan de explicar costumbres eLos estu 10s co . . ideas de notable similitud localizadas aquí y allá. P�ro t�b1én pers1gu�n el más

b. . ecto de descubrir las leyes y la h1stona de la evolución de la am lCIOSO proy · dad h mana El hecho de que muchos rasgos culturales fundamentales sean soc1e u · · 1 d ·

universales, 0 se den, al menos, en muchos lugares a1s a os, mterpretado bajo el presupuesto de que los rasgos idénticos deben haberse desarrollado siempre desde idénticas causas, lleva a la conclusión de que hay un gran sistema confor­me al cual la humanidad se ha desarrollado en todas partes; de que todas las variantes existentes no son más que detalles menores dentro de esta gran evolu­ción unifonne. Está claro que esta teoría cuenta, para su base lógica, con la pre­sunción de que los mismos fenómenos se deben siempre a las mismas causas. Por dar un ejemplo: damos con muchos tipos de estructura de parentesco. Puede probarse que las patrilineales a menudo provienen de las matrilineales. Es decir, todas las familias patrilineales provienen de las matrilineales. Si no sentamos el presupuesto de que los mismos fenómenos se han desarrollado siempre a partir de las mismas causas, podremos también concluir que las familias patrilineales provienen en algunos casos de instituciones matrilineales, en otros casos de otros orígenes. Por dar otro ejemplo: muchas concepciones de la vida futura han sur­gido, evidentemente, de sueños y alucinaciones. En consecuencia, se dice, todas las nociones de este tipo deben tener el mismo origen. Esto será también cierto sólo si ninguna otra causa pudiera llevar a las mismas ideas.

Hemos visto que los hechos no favorecen en absoluto los presupuestos de los que hablamos, sino que más bien apuntan en la dirección opuesta. Debemos, por tanto, considerar de dudoso valor todos los ingeniosos intentos de construir un gran sistema de evolución social, salvo que al mismo tiempo pruebe que los mis­mos fenómenos deben siempre tener el mismo origen. Hasta que esto se haga, elpresupuesto caerá siempre del lado de la variedad de vías que puede seguir elcurso de la historia. Es conv�niente, en este punto, traer a colación uno de los obietivos princi-pales de l · ·6 . '.J • � mvesttgac1 n antropológica. Hemos acordado que existen c1ertaSle�es que ngen el curso de la cultura humana, y que es nuestro cometido descu­bnr estas leyes El obiet d - · . . s• • '.J O e nuestra mvesttgac1ón es dar con los proceso

bmecbanlte los cual.es se han desarrollado ciertos estadios de cultura. Las costUrn­res Y as creencias en sí · · 'ón mtsmas no son los objetos últimos de invesngac• · 182 FRANZ BOAS: TEXTOS DE ANTROPOLOGÍA

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Deseamos conocer las razones por 1 en otras palabras, deseamos descu:r

q� :

les �ostumbres y creencias existen: aplicado con más frecuencia, por el m

istona d� su desarrollo. El método l . . omento en las mv 1· .

compara as vanac1ones bajo las cual d' es 1gac1ones de este tipo,

esfuerza en encontrar la causa psico�t :a an la� costumbres y creencias y se

Hemos establecido que este método esJ b. comun que subyace a todas ellas.

ª ierto ª una objeción fundamental Tenemos otro método mucho más

detallado de las costumb�s en relació segur

� en muchos aspectos. Un estudio

practica, conectada con una investigaci�n e;: ª ;.ult��a t.otal de la tribu qu� las

vecinas, nos proporciona casi siempre m d. su

dist

; ució.n geográfica �n tnbus

precisión las causas históricas qu d e ms e etermmar con considerable

· e con ucen a la formación de las costumbres en cueshó? y lo� pr�esos p�icológicos operantes en este desarrollo . Los resultados

de las mvest1gaciones onentadas con este métod ed · . 1 1 d. . o pu en ser tnples Pueden

reve ar as con 1c10nes ambientales que han C"'ead od.fi d 1

·

al d .l o o m 1 1ca o e ementos cul-

tor es; pue en aclarar factores psicológicos que entren en funcionamiento al configurar la. cultur�; o �ueden poner ante nuestros ojos los efectos que han teni­do las conexiones históncas el curso de la cultura.

Cont�os en este método con medios de reconstruir la historia del desarro­llo d� las ideas ... c?n m�cha mayor precisión que la que permite el método com­parativo. Este ulti�o. siempre procede desde una modalidad hipotética de desa­rroll?, cuya probabilidad puede ser sopesada con mayor o menor precisión por medi� de los datos observados. Pero hasta la fecha todavía no he visto ninguna tentativa extensa de probar la corrección de una teoría probándola con un desa­rrollo con cuya historia estemos familiarizados. Embutir los fenómenos dentro de una camisa de fuerza teórica se opone al proceso inductivo con el cual pue­den derivarse las actuales relaciones de fenómenos bien definidos. Éste no es

otro que el más ridiculizado de los métodos históricos. Su forma de proceder ya no es, por supuesto, la de los primeros tiempos, cuando insignificantes similitu­des culturales se consideraban prueba de relaciones, pero deben reconocerse los resultados obtenidos por los estudios comparativos. Su aplicación se basa, en primer lugar, en un territorio pequeño, geográficamente bien definido, y sus

comparaciones no se extienden más allá de los límites del área cultural que

forma la base del estudio. Sólo cuando se han obtenido resultados definitivos

respecto a este área es permisible ampliar el horizonte más allá de sus límites,

pero debe adoptarse el máximo cuidado para no ir demasiado precipitadamente,

así como tener a la vista la proposición fundamental que he fo�u�ado antes, eso

es, que cuando encontremos una analogía de rasgos cultur3:1es �mcos e�tre �ul­

tura distantes no se presuponga que ha habido un. o�gen h1st.6nco .co�un, smo

que han surgido de forma independiente. Por cons1gmente, la mvest.1�ac1ón debe

ex. . . . .dad 1 di·stn'bución como una de las cond1c10nes esen-1gu siempre conttnm en a d h

ciales para probar una conexión histórica, Y el presupuesto e que seLo ªd

Y3!1 per-. 1· con la mayor mesura. s e,enso-

d1do los vínculos conectores debe ap 1carse

TEORíA Y METODOLOGÍA 183

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tivo todavía descuidan con frecuencia estares apasionados del método compar� ó . s viejos y nuevos. No perciben laclara distinción entre l�s �ét��s s� n: semejanzas culturales para probardiferencia entre el uso md1scr11mnado e l d tallad . . · 1 t dt'o de los fenómenos loca es e o, lento yuna conexión htstónca Y e es u . · · 'ti . od · creyendo que semeJanzas ms1gm 1cantes entrecmdadoso. No p emos segmr . b · . 1 1 d A é · Central y de Asia Onental sean prue a sat1sfactona yas cu turas e m nea . , b ad .

ti · d "ón ht'stón'ca Por otro lado, nmgun o serv or imparcialsu 1c1ente e conex1 · , . . negará que hay razones poderosas para creer que un numero .lirrutado de ele-mentos culturales hallados en Alaska Y en Siberi.a te?gan un onge� c�mún. Lassemejanzas en los inventos, costumbres y creen�1as, JU�to a la contmutd�-de sudistribución en un área limitada son prueba sattsfactona de que esta op101ón escorrecta. Pero no es posible extender este área con certeza � allá de los lími­tes del río Columbia en América y del norte de Japón en Asia. Este método deinvestigación antropológica está representado en nuestro �aís por .F. �- Putnamy Otis T. Mason, en Inglaterra por E. B.1ylor, en Alemania por Fnednch Ratzely sus seguidores.

Parece necesario decir una palabra sobre una objeción contra mis argumen­tos que puede surgir de los investigadores que sostienen que las similitudes delentorno geográfico son causa suficiente para similitudes culturales, esto es, que,por ejemplo, las condiciones geográficas de las llanuras de la cuenca delMississipi fuerzan el desarrollo de determinada cultura. Horatio Hale ha idoincluso más allá, creyendo que similitudes de forma en un idiom_a puedendeberse a causas ambientales. El entorno tiene un cierto efecto limitado en lacultura del hombre, pero no veo cómo pueda defenderse desde hecho algunoque sea el molde primario de una cultura. Un rápido vistazo a las tribus y pue­blos de nuestro planeta demuestra que la gente más diversa en cultura y len­guaje vive en las mismas condiciones geográficas; como prueba de ello puedecitarse la etnografía de África Oriental o de Nueva Guinea. En ambas regionesencontramos una gran diversidad de costumbres en áreas pequeñas. Pero es aúnmás importante que no se pueda aducir ningún hecho observado en apoyo deesta hipótesis, que puede explicarse mucho mejor mediante los hechos bienconocidos de la difusión de la cultura, pues tanto la arqueología como la etno­grafía nos enseñan que el intercambio entre tribus .ve�inas siempre ha existidoY se_ ha exten�ido por �eas inmensas. En el Viejo Mundo los productos delBáltico se abneron cammo al Mediterráneo y las obras Maestras del Mediterrá­neo Oriental llegaron hasta Suecia. En América las conchas del océano se abrie­ron camino hacia las zonas más interiores del continente y se llevó obsidianadel Oeste hasta Ohio. Matrimonios, guerras, esclavitud, comercio, han sidofuent� �e c�nstante introducción de elementos culturales ajenos, de forma quela as1mtlac1�� �� cultura debe haber tenido lugar en áreas continuas. Por lo

t�t.o, Y ª .rru JUICIO, donde no se puede demostrar la existencia de una influen-cia mmed1ata del entorno entr t 'b · e n us vecmas, el presupuesto siempre debe caer

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del lado de la cone�ió� histórica .. Ha habido épocas de aislamiento durante lascuales los rasg?s pnnc1pales de diversas culturas se desarrollaron con arreglo ala cultura prev�a Y el entorno de las tribus. Pero los estadios de la cultura pro­pia de este .penodo fu�ron cubiertos por los más nuevos y esto se debe al con­tacto con tnbus extranJeras, que no puede descubrirse sin el más meticuloso ais­lamiento de los elementos ajenos.

En consecuencia, los resultados inmediatos del método histórico son historias de las culturas de diferentes tribus que han sido objeto de estudio. Estoy comple­tamente de acue.rdo �on los antropólogos que sostienen que éste no es el fin últi­mo d� n�estra c1enc1a, puesto que las leyes generales, aunque implícitas en estas descnpc1ones, no se pueden formular claramente ni se puede apreciar su valor relativo sin. u�a comparación total de la manera en que han llegado a manifestar­se en las d1stmtas culturas. Pero insisto en que la aplicación de este método es condición indispensable de un progreso sólido. Los resultados de la investigación histórica contienen un problema psicológico. Cuando hayamos esclarecido la his­toria de una detenninada cultura y comprendamos los efectos del entorno y las condiciones psicológicas que se reflejan en ella, habremos dado un paso adelan­te, ya que podremos estudiar en qué medida las mismas u otras causas operan en el desarrollo de otras culturas. Así, por medio de la comparación de historias de desarrollo pueden encontrarse leyes generales. Este método es mucho más segu­ro que el método comparativo, como se practica normalmente, dado que, en lugar de hipótesis sobre el modo de desarrollo, los hechos de la historia son la base de nuestras deducciones.

¡

La investigación histórica debe considerarse la prueba definitiva exigida por la ciencia antes de admitir los hechos como evidencia. La comparabilidad del material acumulado debe testarse con sus medios, y exigirse uniformidad en los procesos como prueba de �omparabilidad. Aun más, cuando la conexión históri­ca entre dos fenómenos pueda probarse, no debe admitirse como evidencia inde­pendiente.

En algunos casos, los resultados inmediatos de este método son de perspec­tiva tan amplia que se sitúan al mismo rango que los mejores resultados que pue­dan obtenerse por el método comparativo. Algunos fenómenos cuentan con una distribución tan vasta que el descubrimiento de que se den en grandes áreas con­tinuas prueba que ciertas fases de �as cul�ra en estas �ea� ha surgido de un ori­gen único. Así se esclarecen amphos penodos de la h1stona remota de la huma­nidad. Cuando Edward S. Morse demostró que ciertos métodos de disparo �elarco son propios de todo el continente qued? claro finalmente que la prácu�acomún encontrada a lo largo de un área inmensa debe haber contado con un o�­gen común. Cuando los polinesios emplean un métod� para hacer fuego consis­

tente en frotar un palo en una ranura, mientr� q�e casi todos los de�ás puebl�sutilizan la perforación, se demuestra que su tecmca de hacer fuego. nene un on-

, · e d hemos que la ordalía se encuentra en toda Áfnca en formasgen un1co. uan o sa

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peculiares, mientras que en las partes del mundo habitado lejanas a África n� seencuentra en absoluto o sólo en forma rudimental, se demuestra que la idea como se practica en África tiene un origen único.

La gran e importante función del método histórico en antropología consiste, pues, en sustentarse sobre sus facultades de descubrir los procesos que, en casos concretos, llevan al desarrollo de ciertas costumbres. Si la antropología aspira a establecer las leyes que rigen el desarrollo de la cultura, no debe limitarse a la comparación de los resultados del crecimiento por separado, sino que debe com­parar, siempre que sea factible, los procesos de desarrollo, y estos se pueden des­cubrir mediante estudios de culturas de reducidas áreas geográficas.

Así pues, hemos visto que el método comparativo puede aspirar a conseguir los resultados que pretende, sólo si basa sus investigaciones en los resultados históricos de los análisis destinados a esclarecer las complejas relaciones de cada cultura individual. El método comparativo y el método histórico, si se me per­mite usar estos términos, han estado luchando por la supremacía durante mucho tiempo, pero podemos esperar que cada uno encuentre en breve su lugar y sus funciones. El método histórico ha logrado una base más sólida abandon�do el erróneo principio de presumir conexiones donde se encuentran sólo semejanzas. El método comparativo, pese a todo lo que se ha dicho y escrito en su alabanza, ha sido bastante estéril a la hora de los resultados concretos, y creo que no será más fértil hasta que renuncie al vano empeño de construir una historia uniforme y sistemática de la evolución de la cultura, y hasta que empecemos a realizar nuestras comparaciones sobre bases más amplias ·y sólidas que las que me he atrevido a bosquejar. Hasta el momento, nos hemos entretenido con extravíos más o menos ingeniosos. El trabajo bien hecho está tcxlavía pendiente.

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