el estudiante proletario nº3

Upload: wutangmember

Post on 29-May-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    1/8

    EL ESTUDIANTE PROLETARIOPublicacin mensual del Colectivo RevolucionarioEspartaquista Estudiantil

    N3, junio de 2010

    Los comunistas trabajan en la preparacin de

    su propio fin

    Henriette Roland-Holst

    Al final Madrid no revent

    CREE. Jan-Sevilla

    Las arcas griegas re-cibieron hace unosmeses una nada des-preciable suma de milesde millones de eurospor parte del FMI y conla ayuda del BCE parapaliar la crisis fiscal queese pas contrajo du-rante los periodos deauge econmico. Noera Grecia el ms pode-roso, ni el ms rico, nisiquiera el ms noticia-ble de todos los pasesque conforman la UninEuropea; pero estaba alborde de la bancarrota yhaba que salvarlo a

    riesgo de que el Euroentrara en un coma pro-fundo.

    A partir de este mo-mento, como castillo denaipes construido conmanos temblorosas, elresto de pases comen-zaron a venirse abajo.Las alarmas saltaron enHungra, pero parecauna falsa alarma. El Es-tado espaol lleva

    meses en el punto demira de los especulado-res, que ya intentaronun asalto. Italia no re-

    vierte su situacin de hi-perendeudamiento es-tatal. Entramos en esenuevo periodo de la cri-sis marcado por ladeuda fiscal de los dis-tintos Estados, acucia-dos por el pago decrditos emitidos a mu-chos aos vista y quepareca que nunca ven-ceran. El Estado capi-talista anda escaso derecursos, y ahora es laclase trabajadora (poraquello de que la culpaes de todos) la queacta como aval de susdeudas. Las distintas

    polticas de austeridadque se estn desarro-llando a lo largo y anchodel planeta, atiende,precisamente, a esta l-gica.

    24 de junio en Fran-cia. Ms de dos millo-nes de personas salena las calles a protestarcontra las reformas ini-ciadas por el Ejecutivode Sarkozy, enmarca-

    das en su particularPlan de Austeridad. 25de junio, Italia. Cientosde miles de personas se

    movilizan contra los re-cortes planteados en elgasto pblico, la conge-lacin salarial y la re-forma de las pensiones.29 de junio, Grecia.Ensima Huelga Gene-ral que se inicia cuandocomienzan las negocia-ciones en el Parlamentoheleno sobre la necesi-dad de implementarnuevas medidas quepermitan al pas cumplircon las condiciones delcrdito de rescate otor-gado meses atrs por elFMI. Ese mismo da, enuna Asamblea resolu-

    tiva, los trabajadores delMetro de Madrid deci-den convocar unaHuelga total en la queno se aceptan los ser-vicios mnimos impues-tos por la Comunidad.

    Saltando por encimadel Convenio Colectivoen vigor hasta 2012 yde la mismsma legali-dad burguesa, el Ejecu-tivo madrileo decide

    establecer un recortesalarial del 5% a lostrabajadores de Metro,justo en la lnea de las

    medidas que se habanimprimido a los salariosde todos los funciona-rios desde el GobiernoZapatero (he aqu la di-ferencia entre la iz-quierda y la derechaburguesas: ninguna).

    Con independencia delmayor o menor recorteimpuesto, las luchas re-almente surgieron como

    respuesta a la rupturaunilateral de lo estipu-lado en el ConvenioColectivo, lo cual supo-na romper fomentar lanegociacin caso acaso y neutralizar lafuerza conjunta de lostrabajadores en cuantoa la defensa de sus rei-vindicaciones.

    Cuando se decidiconvocar una huelga enprotesta, la Comunidad

    pretendi virtualizar lamisma obligando a loshuelguistas a obedecerunas exigencias labora-

    les que alcanzaban el50% del total del servi-cio de Metro.

    Los trabajadores, enun acto de coraje, toma-ron la decisin enAsamblea de no respe-tar los servicios mni-mos. Los das 29 y 30de junio Madrid estuvosin Metro. Y aunque elMinisterio del Interiorpuso en jaque a milesde policas, los piqueteslograron culminar conxito su ejercicio de pre-sin frente a las tram-pas de la patronal y laComunidad de Madrid y

    ningn tren recorri elcamino que tena fijado.

    Acoso y desprestigio

    mediticoComo sea que hoy en

    da no somos capacesde acercarnos a la rea-lidad si no es mediantelos medios de (in)comu-nicacin, millones depersonas en todo el Es-tado espaol sintieroncomo una agresin lo

    que era un acto de leg-tima defensa de la claseobrera frente a unanuevo decretazo

    Los trabajadores

    no aceptaron

    servicios

    mnimos

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    2/8

    que minaba sus his-tricas conquistas.

    Los mass media, encanto unnime de la vi-leza que mova a esosprivilegiados delMetro, no dudaron en

    criminalizar las reivindi-caciones de todas lasmaneras que les fue po-sible. En primer lugar,ignoraron la necesidadde profundizar en lascausas del conflicto so-cial para dar al pblicouna visin ms com-pleta de la situacin.Las carreras de losusuarios del Metro enbusca de nuevos me-dios de transporte con

    los que desplazarseeran ms importantesque las Asambleasobreras. Las voces delos usuarios desconten-tos eran ms importan-tes que las voces de lostrabajadores descon-tentos que vean pisote-ados sus derechos.

    No era cuestin de unConvenio Colectivo quecierta lideresa se pa-saba por el forro, sino

    de un 5% de reduccinde salario que situaba alos trabajadores delMetro de Madrid comounos autnticos des-considerados que pata-leaban pese a sucondicin de privilegia-dos.

    No se dud en identi-ficar a los trabajadoresde una empresaprivadacon el funcionariadop-blico. Se repiti hasta elhartazgo que eran fun-cionarios a los que sehaba aplicado la mismamedida que al resto, porlo que su lucha era to-talmente injustificada.

    Lo mismo daba queaquello fuera una vilmentira, todo consistaen impedir que el ejem-plo se extendiera. Asobran los estandartesde la Sociedad de la(des)Informacin.

    En segundo lugar, nodudaron en fabricar unaimagen de la Huelgacomo absolutamente in-controlada, usando eladjetivo de salvaje. Apoco que alguien de lasredacciones se hubieseinformado, se sabraque porsalvajese en-tiende toda aquellahuelga convocada porlos trabajadores sin

    contar con (y casi siem-pre frente a) los sindica-tos. Una Huelga no essalvaje porque no tengaservicios mnimos. UnaHuelga no puede ser

    huelga si existen servi-

    cios mnimos.

    Desarrollo posterior

    La campaa deacoso y derribo pertre-chada tanto por los me-dios de comunicacin

    como por las distintasorganizaciones y parti-dos polticos burguesessembr la desazn enlos trabajadores enHuelga, que tuvieronque someterse a la pre-sin ejercida por losaparatos gubernamen-tales y mediticos. Asse explica que las movi-lizaciones ulterioreshayan respetado losabusivos servicios mni-mos. Con ello se logrforzar a la patronal asentarse en la mesa dedilogo el 10 de julio,aunque infructuosa-mente.

    A da de hoy no se

    han logrado acuerdos y2000 expedientes disci-plinarios por el incumpli-miento de los serviciosmnimos durante el 29 yel 30 de junio siguensobre la mesa. Del 5%de recorte se ha pasado

    a un 1,5%; pero los tra-bajadores expedienta-dos seguirnexpedientados y el Con-venio Colectivo sercosa del pasado.

    Qu lecciones saca-

    mos?La Huelga de los tra-

    bajadores del Metro deMadrid es un ejemplo.Un ejemplo para los tra-bajadores de todo el Es-

    tado espaol. Laconciencia de unin ysolidaridad de clase fuems fuerte que las si-glas de los sindicatos,que se vieron arrastra-dos a crear organismosde lucha colectivospese a la confluencia detendencias casi antag-nicas. Se recuper elmtodo por excelenciade organizacin obrera,las Asambleas resolu-tivas, germen de los fu-turos Consejos obreros;donde los trabajadoresse expresaban y deci-dan, organismos deverdadera democraciaobrera.

    Aparte, se confrontde manera directa el re-corte de los derechosde Huelga de los obre-ros, saltando por en-cima de los serviciosmnimos como legtimaexpresin de la natura-leza de la huelga: lacondicin previa de la

    reivindicacin consiste

    en lograr que la parali-

    zacin de tu actividad

    tenga repercusin sufi-

    ciente.

    Sin embargo, debe-mos tener en cuentaque la solidaridad de laclase obrera, condicinsine qua non para llevar

    a buen puerto las reivin-dicaciones obreras yconfrontar el aisla-miento al que no some-ten las fuerzasburguesas fue dbil einsuficiente (que no mi-noritaria). No slo por elbombardeo ideolgicoal que se nos someti;sino tambin porque elaspecto propagands-tico fue descuidado porlos trabajadores del

    Metro de Madrid y la ac-tividad de los piquetesinformativos no encon-tr lugar ms all delsubsuelo.

    La imperiosa necesi-dad de salir a la calle ycombatir las calumniasque circulaban estuvoen este conflicto ms a

    la orden del da quenunca, pero fue des-atendida y, debido aello, no se pudo lograrun verdadero apoyo deamplias capas de traba- jadores. De haber lo-grado taimar estadeficiencia, quizs a dade hoy podramos estarhablando de una mesade negociaciones favo-rable a los trabajadoreso incluso de algo muchoms importante.

    Justo por esto mismo,porque el apoyo no fueresuelto y las huelgasen solidaridad no se su-cedieron, los obrerosdel Metro no tardaronen sentirse culpables yverdaderos criminales y

    muy pronto se doblega-ron a los servicios mni-mos impuestos, quesirven slo para ahogarlas protestas y dejarlassin repercusin alguna.Con ello la movilizacinperdi fuerza y no selogr avanzar en el ca-mino de la recuperacinde las condiciones ini-ciales del Convenio Co-lectivo.

    El Vamos a reventar

    Madrid se qued ennada, pero no debemosdesanimarnos. PeroMadrid ha sido (y es)slo un pequeo pasoen la recuperacin delas mejores tradicionesde la lucha obrera eneste nuevo periodo derelanzamiento de lacombatividad proletaria.

    El Frente nico pro-letario defendido por elCREE ha encontradoexpresin en esta luchay ha sido un elementocentral. Eso nos incita aseguir trabajandopuesto que creemos iren el buen camino.Desde aqu, nuestroapoyo a los trabajado-res madrileos delMetro, que nos handado una primera e im-portante leccin decmo la clase obrera hade organizarse en susluchas, pequeas ograndes.

    La solidaridad

    proletaria

    fue dbil einsuficiente,

    aunque

    no minoritaria

    EL ESTUDIANTE PROLETARIO, rgano propagandstico del Colectivo RevolucionarioEspartaquista Estudiantil; lo podrs encontrar en:

    Pidindonoslo a travs de nuestro correo: [email protected]

    Universidad de Sevilla (Facultad de Comunicacin, Rectorado).En las calles de Sevilla, Jan, Linares, Jerez de la Frontera, Cdiz; etc.En formato PDF en nuestro blog: http://espartaquismoestudiantil.wordpress.comEn formato PDF en Scribd.com (para leer con calidad hay que descargar con cuenta de Scribd o Facebook).

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    3/8

    Recuperar nuestra memoria:

    a 30 aos de la revolucin en

    Polonia

    CREE. Jan

    Julio de Pozna, verano polaco de 1956. El cartel reza: Pedimos pan

    La historia de laHumanidad es la his-toria de las luchas declase. A veces stasse expresan de unamanera muy subrep-ticia, apenas sin dejarrastro de su existen-cia. Otras veces, lascontradicciones so-ciales llegan a unpunto tal en el que

    todo estalla y elorden social existentese ve amenazado porlas armas (materia-les, polticas e ideol-gicas) de la claseantagnica, opri-mida.

    Las conflagracio-nes clasistas suelenser presentadas enla historiografa ofi-cial burguesa de las

    maneras ms diver-sas, siempre con ex-plicaciones ftiles,superficiales, ambi-guas. Atacan al en-tendimiento y a laconciencia de claserevolucionaria. Esposible entender laRevolucin y GuerraCivil espaolas comoun enfrentamientoentre demcratas yfascistas? Fue laRevolucin de Octu-bre de 1917 una con-fabulacin de unacamarilla de dspo-tas y dictadores?Haba algo ms enPraga en 1956 queuna reaccin contrael socialismo realque pretenda la res-tauracin capita-

    lista?

    Lo curioso delcaso, que realmentees lo que aqu im-porta, es que es

    nuestra historia laque queda sistemti-camente borrada delos libros. Nos arre-batan aquello queforma parte de nues-tra identidad, nosdesarman en nuestralucha contra el ordenburgus imperante,no pueden permitir ladestruccin del status

    quo que tantos aosha costado desarro-llar: aos de repre-sin del movimiento

    obrero, de domina-cin ideolgica, de in-defensin ypostracin. Aos desometimiento y escla-vitud.

    Necesitamos recu-perar aquellos ele-mentos de identidadhistrica que, comoclase revolucionaria,nos correspondennica y exclusiva-mente a nosotros.

    Slo mediante la cr-tica ms radical de lahistoria de nuestrasluchas (aprendiendo

    de los aciertos perosobre todo de loserrores) podremos lo-grar dotarnos de lasarmas polticas e ide-olgicas necesariaspara derrocar el capi-talismo a escala inter-nacional y dar losprimeros pasos en lainstauracin del so-cialismo. Y en esta

    lnea de actuacin, elColectivo Revolu-

    cionario Esparta-

    quista Estudiantil

    considera absoluta-mente fundamentalconocer ciertos acon-tecimientos que tu-vieron como principalprotagonista a laclase obrera en ellado Este del Telnde Acero.

    Polonia. 1980. Unaclase obrera inde-fensa ante aquellosque decan represen-tar sus intereses pero

    bien curtida estuvo apunto de liberar la en-zima que hara cam-biar la historia tal y

    como la conoce-mos en la actuali-dad. No fue cosade un momento,

    las luchas econ-micas y polticas

    que se desarro-llaron a lo largode todos los aosde existencia dela Unin Sovi-tica estaban bienpresentes, y susenseanzas bienadquiridas.

    Inicios de la

    lucha

    Fue en el ao1980, hace justa-mente treintaaos. Todo co-menz cuando el1 de julio de ese

    ao los obrerosde Ursus y Tczewentran en huelgaante la subida deprecios de lacarne, que pa-saba a conver-tirse en pocoms que un lujoaccesible slopara la burocra-cia del Partido ydel Gobierno. Seconvocan Asam-

    bleas Generalesque rpidamentecrean sus Comi-ts de Huelgapara definir lasreivindicacionescomunes de lostrabajadores, conindependenciade su empresa.

    El Gobiernorespondi inicial-mente con frases

    altaneras y ame-nazadoras, perola rapidsima ex-tensin del movi-miento le sentmuy pronto a ne-gociar unas subi-das de salarioentre un 10 y un20%. Mientrastanto, las huelgasse multiplican:Varsovia (capitalde Polonia),Lodz, Gdansk,etc. En Lublin, lostrabajadores fe-rroviarios entran

    en accin de soli-daridad y tomanun papel preemi-nente en la situa-cin: tienen bajosu control el cen-tro de conexionesde Rusia con elresto de Alema-nia del Este yamenazan contomar las vas.

    Las Asambleas

    Generales se ex-tienden. El factorautoorganizativo,a pesar y frente alos sindicatos delrgimen, coad-yuva enorme-mente a laextensin de unmovimiento hen-chido de fuerzabajo el auspiciode la concienciade clase y la so-lidaridad prole-taria. Se crea elComit de LuchaI n t e r f b r i c a s(MKS), el cual in-tegra los distintosComits deHuelga de las re-giones subleva-das. El mismo dade su creacin, laHuelga Generaltotal estalla enGdansk. El pasest paralizado.El Gobierno se veobligado a prepa-rar un fondo de

    1953. Insurreccin armada en Alemania del Este. Los obrerosse levantan contra un recorte de sueldos, llegando a moviliza-ciones de ms de 400.000 personas. 1956. Julio de Pozna (Polonia). Una Huelga contra el enca-recimiento de los productos mnimos y por la subida salarialacaba con una toma de armas de los manifestantes fuerte-mente reprimida. 1968. Primavera de Praga. Invierno de 1970-71. Polonia. Los obreros de los astillerosnavales del Bltico entran en Huelga por la subida de preciosde los artculos de primera necesidad.A la represin inicial le sigui una serie de procesos negocia-dores liderados por Gierek. El incumplimiento de sus promesas lleva de nuevo a los obre-ros a la lucha en 1976 en Radom y Ursus ante nuevos y bruta-les ataques a las condiciones de los trabajadores.

    Algunos antecendentes histricos

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    4/8

    cuatro millones dezlotys para atendera las promesas desubida de los sala-rios en las regionesen huelga. ComoGdansk no cede ypretende forzar una

    subida generali-zada de los suel-dos en todaPolonia, Gierekcorta la lnea telef-nica de Gdansk ainstancias deMosc para impe-dir que la subleva-cin se lo lleve todoa su paso. Lublinreacciona movidospor el espritu desolidaridad proleta-

    ria, y corta el nudoferroviario polacoque conecta todo elOeste comunista;amenazando concortar las comuni-caciones de ma-nera permanente.

    El poder de la re-volucin es tal queal Gobierno no lequeda ms quesentarse y negociar

    las reivindicacionesobreras: subida delos salarios de ma-nera general, reti-rada de la policade las fbricas yelecciones sindica-les libres. 300.000obreros insurrectos

    defienden unas rei-vindicaciones queya parecen nimias.El movimientoavanza inexorable.

    Ms all de Polo-nia

    El carcter ap-trida de la claseobrera revoluciona-ria y su solidaridadde clase quedansiempre patentesen los grandes mo-vimientos revolu-cionarios.

    Polonia no fuemenos: el miedo aque la revolucinse extendiese portoda la extensinsovitica provocque se cerraran lasfronteras polacas.Pero la solidaridadde clase es ms

    fuerte que cual-quier muro o fron-tera que intentecontener la oleadarevolucionaria, yas fue como la re-gin carbonfera deOstrava (Checoslo-vaquia), regiones

    mineras de Ruma-na y Togliattigrado(Rusia) entran enhuelga perma-nente. Incluso enTurn se pudo or laconsigna: Gdansknos muestra el ca-

    mino, a pesar deque en Europa oc-cidental no hubograndes manifesta-ciones o huelgasde solidaridad.

    Negociaciones,

    peritaje y sindica-

    lismo librePrimero fueron

    las Asambleas Ge-nerales masivas decarcter resolutivo.

    Luego, sus distin-tos Comits deHuelga; articuladosen el Comit deLucha Interdistritos(MKS), que pasde tener 400 dele-gados (2 delega-dos por cadaempresa) a ms de1.000. Se conmina crear la MiliciaObrera, se radicali-zaban las distintas

    propuestas, reivin-dicaciones y pro-testas.

    Pero el movi-miento sufri unataque brutal ur-dido por la burgue-sa y desarrollado

    desde dentro. Apa-recieron los defen-sores delsindicalismo libre,imbuidos de lamentalidad cris-tiana y demcrataentre los que se en-

    contraba un viejoconocido (y respe-tado) revoluciona-rio del movimientode los setenta,Lech Walesa;cuyas contribucio-nes a la burguesainternacional leayudaran a lograrel Premio Nobel dela Paz. Aparte, elGobierno no tarden mandar a la

    mesa de negocia-ciones expertosencargados de su-plantar el controlobrero sobre losdelegados del MKSen la misma.

    La reivindicacincentral pas a serla de la legalizacindel Sindicato Libre,para lo que Walesatuvo que ir asam-

    blea por asambleaalabando las virtu-des de las reivindi-c a c i o n e sdemocrtico-bur-guesas y llamandoa los obreros a vol-ver al trabajo parano poner en peligro

    la negociacin.El 30 de agosto

    de 1980, el movi-miento estaba he-rido de muerte:Walesa haba fir-mado los Acuerdosde Gdansk, en los

    que el proletariadotendra su Sindi-cato Libre (futuroSolidarno) con lacondicin de que:

    a)Se acepte elpapel dirigente delPartido Comunista.

    b)Se defienda elEstado polaco y elPacto de Varsovia.

    c)El nuevo sindi-cato rehse detener un papel pol-

    tico

    A la euforia porhaber arrancadoestas conquistasde manos de la bu-rocracia le sigui lams profunda de-sazn al ponersede relieve el verda-dero carcter delsindicato de Wa-lesa. Quince dele-gados del MKS

    haban pasado a ladireccin del Soli-darno, que no sesalv del carcterantiobrero a pesarde contar con diezmillones de afilia-dos. Cuando en1981 el Gobierno

    decret la subidaen un 400% delprecio de la gaso-lina (arrastrando,pues, al resto deproductos), el Sin-dicato libre actucomo apagafuegos

    del Gobierno yrompehuelgas.

    Los helicpterosdel Estado estabana disposicin deWalesa para queconminase a lostrabajadores a vol-ver al trabajo. Perolos trabajadores sehaban cansado yade Walesa y de susindicato colabora-

    cionista y antio-brero y las huelgaspersistieron hastadiciembre, mo-mento en el que100.000 policas y300.000 soldadosdel Ejrcito estabana disposicin dePolonia. 1.200 per-sonas murieron ydecenas de milesfueron arrestados yencarcelados. La

    revolucin quedde f in i t i vamen teahogada en la san-gre de los trabaja-dores.

    Altavoces y

    micrfonos en

    las Asambleas

    para que los

    trabajadores

    interviniesen

    Textos recomendados

    A continuacin, y como haremos a lo largo de lo siguientes nmeros de EEP, presentamos una seleccin detextos de variados autores y temas que, desde el CREE, consideramos un primer paso importante al trata-miento de cuestiones trascendentes para el proletariado en su lucha por la emancipacin obrera internacional.Para acceder a ellos, simplemente hay que pedirlos al correo de nuestra organizacin:[email protected]

    Huelga de masas, partido y sindicatos. Rosa Luxemburgo. Ideologa y lucha de clases. Pierre Guillaume. Nueva fase de la crisis. Grupo de Propaganda Marxista. Barricadas en Barcelona. Agustn Guillamn.

    Reforma o revolucin. Rosa Luxemburgo. Rosa Luxemburgo y la espontaneidad revolucionaria. Daniel Gurin. Jalones de derrota, promesas de victoria. G. Muns

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    5/8

    Tauromaquia, cuestin de claseCREE

    La fiesta nacional, se esel nombre con el que muchosdesean que sea conocida. Eldantesco espectculo de humi-llacin, vejacin y asesinatopblico de un animal merecetal reconocimiento, puestoque, realmente, es una fiestanacional, su fiesta nacional.Fue durante los aos de libera-lizacin y expansionismo eco-nmicos. Tras treinta aos, lams desaforada autarquaeconmica tocaba a su fin enel Estado espaol. Las dificul-tades que imponan las medi-das proteccionistas al

    desarrollo capitalista endgenohicieron necesaria la aperturade las fronteras para que el ca-pital extranjero viniera a asolarel pas y, simultneamente, en-trramos a participar en el rea-nimado comercio mundial.

    Pero Espaa se haba agen-ciado una mala imagen a lolargo de los aos. No tantoporque Franco hubiera impul-sado un concepto de Estadobasado en la ms violenta re-

    presin, pues eso, en defini-tiva, no haba sido obstculoalguno para que Francia e In-glaterra reconocieran el leg-timo gobierno golpista anantes de la toma de Madridque puso fin a la Guerra Civil yRevolucin espaolas. Msbien se trataba de las malasamistades que el Generalsimohaba trabado durante la IIGuerra Mundial. Ser un tcitoaliado del Bloque habra depasar factura, y ello era unhndicap para los planes eco-nmicos que se haban prepa-rado para el pas. Haba quelavar la imagen del pasado, yse lav a base de bien.

    La Espaa de la miseria, dela guerra, de la represin, de lamuerte fue sustituida por la Es-paa del vino, el flamenco, lostoros y el ol; elementos quemuchos grupos de tiznes an-dalucistas consideran habersido enajenados a la culturaandaluza en su proyeccincomo abanderados de la cul-tura espaola a escala interna-cional.

    Estamos absolutamente deacuerdo en este punto contodos esos grupos, ms con-denamos el hecho de que olvi-dan una cuestin importanteque, nosotros como marxistas,incorporamos a la crtica de larealidad: la dimensin socialde todo fenmeno desde unaperspectiva de clase.

    Aquellos que rebuznan tos-camente por la proclamacinde la nacin andaluza (comopudiera ser gallega, catalana,vasca o asturiana, tanto da) noadvierten el contenido profun-

    damente contrarrevolucionariode sus proclamas y consignas:el concepto de nacin es unconcepto histricamente arrai-gado en la idiosincrasia bur-guesa, que, adems, enmuchas dimensiones, ha sidoincluso superado por el devenirhistrico en los ltimos aos.De igual manera, el fenmenode la tauromaquia debe seranalizado con el mismo proce-dimiento. Qu se oculta bajola idea de fiesta nacional?,

    qu bases sociales presentaesta fiesta?, qu bases eco-nmicas, cuales ideolgicas?

    Podemos comenzar argu-yendo que, econmicamente,muchos han defendido siem-pre la tauromaquia como factorde negocio y desarrollo de em-pleo. Bien cierto es esto, peroigualmente lo es que la activi-dad econmica que rodea a latauromaquia se asienta enzonas que han presentado undesarrollo econmico inferiorhistricamente, la mayora deescasa o totalmente ajenas a

    la industrializacin en granparte de su territorio. En todosestos lugares no cabe defen-der a ultranza una actividad su-perada totalmente por eldesarrollo capitalista, sino con-denar el repugnante hecho deque esa sea la nica alterna-tiva de vida de muchas fami-lias. Adems, suelen serregiones de pervivencia de es-tructuras latifundistas en elsector agrario, freno histrico ala extensin industrial y cuyasupresin ha sido torpedeadapor el Estado, que prefiri inte-grarlas al rgimen de explota-

    c i nnetamente ca-pitalista. Sellega a veces ajustificar desdep o s i c i o n e sanimalistasla pervivenciade una activi-dad econ-mica tal, locual ya es ra-yano al ab-surdo y un

    insulto a la inteligencia.

    Por otro lado, el carcter so-cial de la fiesta no dejamenos a las claras quin de-fiende este espectculo. Indi-solublemente ligadas van lasconcepciones taurinas y nacio-nalistas (espaolistas), comopor reaccin aparecen las pos-turas diametralmente opuestasbajo los mismos auspicios.

    El que el Parlament de Cata-lunya haya abolido la tauroma-

    quia no slo responde al hechode que, como actividad econ-mica, representa una parte in-significante del total de lariqueza en la regin; sino tam-bin por la necesidad de dife-renciarse de Espaa y deaquellas regiones marcadaspor la defensa cerril de lamuerte y la tortura. Si las bur-guesas espaola y catalanaentran en conflicto a causa deun tema tal revistindolo de uncontenido nacional, no pode-mos alinearnos con una u

    otra fraccin burguesa,puesto que ambas desarrollan

    posiciones divergentes bajolos mismos planteamientos.

    El contenido social de lascorridas de toros es burgus,eminentemente burgus; tantopor el lado de aquellos quebuscan su pervivencia comode aquellos que desean suabolicin. Los unos, influencia-dos por designios nacionales ydemcratas; los otros, curiosa-mente, tambin.

    Por tanto, nada ms ajeno alproletariado que la festividadtaurina. Nada ms abyecto alentendimiento humano que la

    tortura y la muerte de un ani-mal por el simple espectculoque ello representa. La culturadel sufrimiento, la explotaciny la depravacin no es ajena ala clase obrera, la vivimostodos los das en nuestrospuestos de trabajo. Por esomismo, nuestro rechazo debeextenderse a ambos bandosdel conflicto beligerante: a losque no quieren abolir ese es-pectculo porque les parececonsustancial a la identidad

    espaola; a los que s la quie-ren abolir por proceder as dela manera ms nacionalista po-sible y no por una verdaderatoma de conciencia de los

    derechos de los animales.

    Si la burguesa catalana seha disfrazado de verde, debe-mos destapar sus vergenzas.Si la burguesa espaola harescatado ideas ms propiasdel guila bicfala, el proleta-riado debe atacar sin condes-

    cendencia. La campaaideolgica de polarizacin quese est vertiendo en los me-dios respecto al tema debesernos ajena. No apoyamos aunos frente a los otros, sinoque condenamos a todosdesde nuestra posicin declase. Slo el proletariado re-volucionario que haya tomadoconciencia de su histrica pau-perizacin abolir el espect-culo sangriento de latauromaquia. Slo orientandonuestra lucha hacia el total dela clase burguesa podremoslograr la abolicin.

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    6/8

    Daz Ferrn, Botn, Strauss-Kahn, Trichet,...

    Qu capitalista pagar la crisis?

    CREE. Jan-Jerez de la Frontera

    Existe una consignaque viene siendo repe-

    tida hasta el hartazgopor numerosos grupos yorganizaciones de la iz-quierda actual. Que lacrisis la paguen los ca-

    pitalistas. Es concreta ysuena bien. Parece car-gada del radicalismonecesario en los mo-mentos que estamosatravesando, el fulgorrevolucionario prendeen cada una de las pa-labras al ser pronuncia-das. Que la crisis la

    paguen los capitalistas.Es perfecta, demasiadoperfecta. Slo presentaun pequesimo, insig-nificante problema:pedir que la crisis la pa-guen los capitalistas escomo pedir al seor feu-dal que renuncie susprivilegios sobre los va-sallos a la vez que se leinsta a conservar sus

    seoros.En primer lugar, es

    importante sealar quela crisis no es culpa deun grupito de capitalis-tas malos, maquiavli-cos y seores sincorazn ellos, diferen-tes del resto de capita-

    listas buenos. No.Tampoco es culpa de

    que todos los capitalis-tas hayan procedido deuna manera que no co-rresponde. Ni muchomenos, han actuadoconforme a su condi-

    cin de clase capita-

    lista. As que ellostienen la culpa en la me-dida en la han asumidosus roles en el juego.Nadie les puede conde-nar porque hayanhecho lo correcto, loque les correspondecomo clase social en elmarco de una posicindeterminada en el pro-ceso productivo.

    En todo caso, habrque ir a la fuente; a lamismsima base del sis-tema econmico, pol-tico y social para hallarla infraestructura quesubyace y que entrega

    a cada cual su rol en elsistema productivo. Aesta base en cuestinse le denomina capita-lismo. Y es el capita-lismo el que haprovocado la crisis por-que la crisis es consus-tancial al sistema

    productivo capitalista.

    Nos explicamos: po-dramos matar a todos

    los capitalistas delmundo, que no por ellola clase obrera lograraelevarse sobre su hist-rica condicin de explo-tado; puesto quenuevos capitalistas ven-dran a ocupar su lugar.Mientras las bases de laexplotacin permanez-can intactas, sta se-guir existiendo. Porsupuesto, las tentativasde destruccin del capi-talismo traern la guerracivil entre las clases,eso es indudable.

    Otra cosa bien dis-tinta es que el conten-cioso de gruposizquierdistas que seaventuran a airear laconsigna estn imbui-dos de un profundo es-pritu socialdemcrata

    de corte reformista,que parece lo ms plau-

    sible. Siendo as, laorientacin de su activi-dad se dirigira directa-mente a buscar parchesque poner en tal y talsitio para mejorar enalgo la condicin devida asalariada. Una de-rogacin de hipotecaspor aqu, un reparto de

    trabajo por all y todoqueda como nuevo,listo para la restitucinde la Tasa de gananciay un nuevo ciclo de re-produccin del capital.Como intentar ensam-

    blar el fuselaje de un

    avin a base de escu-pitajos. No nos debe deextraar que la mayorparte de las organiza-ciones que quierendarle duro a los capita-listas tengan la osadade preparar recetascontra la crisis. Recetasque pasan por votarlosen las elecciones bur-guesas, por supuesto.

    Pretenden descargar

    el grueso del esfuerzoque implica salir de lacrisis sobre espaldascapitalistas bien protegi-das. En el momento his-trico de total y absolutadescomposicin del ca-pitalismo, cuando lalucha de clases em-

    pieza, aunque andbil, a tomar expresinfranca y abierta; cuandoya no hay ms opcinque socialismo o barba-rie, aparecen estas or-ganizaciones parafomentar la reforma de

    lo irreformable.Ya sean partidos o

    sindicatos, con indepen-dencia de las siglas,smbolos o imgenesidentificativas; la claseobrera ha de empezar abuscar el camino de suvictoria definitiva sobreel capitalismo y el statusquo burgus a travs deun combate sin compa-sin con las falaces ilu-siones reformistas que

    los izquierdosos de laburguesa producen enmasa cual sistema tay-lorista. No valen recetasni parches; a la clasetrabajadora slo le valesu propia emancipa-cin proletaria inter-

    nacional.

    Ilustracin porSandra S.N.

    Colabora con el CREEEl Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantilabre su organizacin y las pginas de El Estu-diante Proletario para todo aquel interesado en colaborar con el proyecto de alguna manera. Siendo as:

    Aquella(s) persona(s) que posea algn sistema de impresin (impresora, fotocopiadora, etc.) y desee ayudara la difusin de nuestra prensa y panfletos, puede avisarnos a travs de nuestro correo:[email protected]

    Aquella(s) persona(s) interesadas en escribir para el siguiente nmero de EEPque nos lo hagan saber anuestro correo, indicando el tema y el enfoque que le entregar. (Nota: nuestra prensa slo estar abierta aaquellos artculos que vayan en lnea de las posiciones del CREE. El partido se reserva la decisin final de supublicacin).Aquella(s) persona(s) interesadas en hacer llegarEEPa su centro de trabajo y/o estudios, puede hacrnoslosaber para poner a su disposicin los materiales necesarios.El simple hecho de debatir y contrastar posiciones ya es un paso adelante para nuestro partido. Todos loscorreos, cartas, comentarios, objeciones, etc. sern bien recibidas.

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    7/8

    Organizacin, revolucin e internacionalismo en el Trotsky preleninista.

    Homenaje en el 70 aniversario de su asesinato

    Pablo L.R. Alicante

    Se cumple este agostoel 70 aniversario de lamuerte de Len Trotsky,

    uno de las figuras polticasms excelsas y controver-tidas del siglo XX, revolu-cionario incansable por 43aos, luchador bajo la ban-dera del marxismo durante42 y fiel combatiente leni-nista durante 23 de estos.

    Este homenaje pretendedar luz a uno de los aspec-tos ms oscuros y desco-nocidos de L.T, sumarxismo preleninista, asu guerra de 19 aos sinencuadrarse como bolche-

    vique o menchevique, de-bido a su siempre fervienteodio al seguidismo y a sumanifiesto modo de proce-der, incapaz de aceptaruna tesis si su propiamente no ha llegado a ellapor s misma.

    En 1903 tiene lugar el IICongreso del POSDR.Trotsky acude dentro de ladividida Iskra, organizacinformada por los tericos re-volucionarios ms brillan-tes de Rusia: Lenin,

    Plejanov, Axelrod, Zazu-lich, Martov y Potresov. LaChispahaba sido la raznpor la que el joven Davido-vich abandonara la crcelsiberiana y emprendiera unviaje a travs de las este-pas rusas y de media Eu-ropa hasta Londres, hogarde Ilich. Haba sido acep-tado por todos los miem-bros excepto por Plejanov,y su importancia en el pe-ridico se acrecentabafruto de su inteligencia y

    genio poltico. Durante el IICongreso, las discusionessobre el concepto miem-bro del partido, acerca delcentralismo y el plantea-miento de cmo habra deser la futura organizacinsocialdemcrata, separa-ron definitivamente lasposturas de Lenin y sus se-guidores (bolcheviques) yde Martov y sus seguido-res (mencheviques). Noobstante, cul fue la opi-nin de Trotsky ante pro-blemas de este calibre,que tal impacto habran detener en el posterior deve-nir de los acontecimientosy sobre los que seguimos

    debatiendo hoy da? Cu-les fueron sus palabras,enunciados y teoras, de

    los que se arrepinti y con-sider fruto de la inmadu-

    rez poltica cuando elleninismo le nubl su buenjuicio?

    En primer lugar,consideraba la discu-

    sin acerca de lasaptitudes y de la or-ganizacin dondedeba militar el revo-lucionario, algo me-r a m e n t eacadmico. Pese aque esto es cierto, yno es de otra manerasino en la praxisdonde un militantedemuestra de verdad sucondicin, el problema erams complejo. Lenin que-ra crear una organizacinjacobina de revolucionarios

    profesionales, miembrosdel partido ajenos a lasmasas. No extraa que enel III Congreso del POSDR(bolchevique), se prohi-biese la participacin delos obreros en el partido.Pese a la oposicin deIlich, este haba creado lascondiciones en su grups-culo revolucionario paraque los comitistas vota-sen en masa esta medida.Ya desde el principio, seadivinaba el futuro burocra-

    tismo en caso de victoriadel POSDR y de la posturadel de Simbirsk.

    Seguidamente, realizauna brillante crtica al feti-chismo de la organizaciny al centralismo leninista.Trotsky confiaba en esteltimo, pero la deformacinde Lenin consista en que-rer implantar artificialmenteen un congreso de partidolo que surge y se desarro-lla en la actividad de ste.El centralismo para Davi-dovich no era una ley quepudiese ser aplicada o de-rogada cuando uno dese-ase, era un fenmeno que

    naca, creca y deba existiren el partido antes de queeste lo considerase como

    un principio a seguir. Ade-ms, afirm que la visinleninista del mismo erasencillamente la delopuesto no dialctico aleconomicismo, ambos unabandono de las masas,ora limitndolas a las lu-chas parciales econmi-cas, ora menospreciandoestas y creando una castade revolucionarios queaprobasen tcticas y estra-

    tegias dirigiendo los movi-mientos populares desdeel extranjero y que en elmomento dado, sabranganarse a los trabajadores

    para sus fines. Todo parael pueblo, pero sin en pue-

    blo. Ambas visiones con-trastaban con la realidadcotidiana, donde cadalucha econmica, cadahuelga en una fbricapoda ser la chispa que en-

    cendiese el polvorn deuna huelga de masas, queacababa indefectiblementeplantndole cara al za-rismo, sin la necesaria par-ticipacin de lasocialdemocracia para ello.

    Y no podemos encontrarmejor ejemplo de autoor-ganizacin obrera que enlos soviets de 1905, comoveremos ms adelante. Laoposicin kautskiana entreespontaneidad y con-ciencia es ms que pa-tente en Lenin; y Trotskyen esta poca, tuvo la bri-

    llantez necesaria comopara entender que slo elproletariado y nicamente

    a travs de una huelga ge-neral, podra plantar cara alabsolutismo con una revo-lucin con carcter declase. El proletariado, re-sultado necesario del capi-talismo y de lacontradiccin capital-tra-bajo es espontneo entanto que est determinadoa actuar por las relacionessociales; adquiere portanto conciencia de s

    mismo, de su situa-cin, de sus fines,

    en la prctica.

    El error de Leninconsisti en arreba-tar en su cerebro alas masas su con-ciencia, y en base aesto, edificar el edi-ficio de su partidosin ellas. No sepueden expresar

    mejor las conclusiones l-gicas de los planteamien-tos ultracentralistas quecomo lo hizo Davidovich:la substitucin de la clase

    por el Partido significa abreve plazo la substitucin

    del Partido por la organiza-

    cin, de la organizacin por

    el Comit Central, y final-

    mente del Comit Central

    por el dictador(Nuestrastareas polticas, 1904).

    En 1904 tiene lugar la re-daccin de una de lasobras cumbres del mar-xismo, Balance y perspec-tivas. En un alarde decomprensin de la correla-

    cin de fuerzas en Rusia yen una demostracin prc-tica de cmo aplicar elmarxismo a la realidad ob-jetiva, Trotsky expone la te-ora de la revolucinpermanente, fundamen-tndola en la historia y pe-culiar composicin socialde Rusia (y dejando en ri-dculo, si se permite, el ide-alista gobiernodemocrtico de campesi-nos y obreros de Lenin).

    La revolucin rusa ve-nidera era inmediatamenteburguesa, puesto que su-pona una lucha contra elzarismo y una reivindica-cin de los principios de-

    mocrticos (AsambleaConstituyente, libertad deprensa, parlamentarismo,

    etc.). Hasta aqu el plante-amiento menchevique.Slo el genio de Trotskylleg a la conclusin deque si la revolucin debaser llevada a cabo por elproletariado, ante la es-casa presencia de la pe-quea burguesa y laimposibilidad de moviliza-cin de masas de una bur-guesa aliada con loszares, ste no podra dete-nerse en la frontera demo-crtico-burguesa de la

    revolucin, y su entrada enel poder deba ser acom-paada de importantes yradicales reformas progre-sivas sobre la propiedad,tierra, trabajo, acrecen-tando el carcter proletariodel rgimen y de la revolu-cin pese a granjearse lafalta de apoyo por parte dela burguesa y del campe-sinado (mayoritario enRusia). Debido a esto, unaverdadera revolucin

    proletaria en Rusia slopodra triunfar a travs de

    una revolucin proletariamundial que asegurase eltriunfo de la rusa, prlogode esta.

    LLeg 1905. Los trabaja-dores respondieron a lasdudas de Lenin con la du-reza con la que slo la his-toria sabe castigar a losadvenedizos tericos quefundamentan sus teorasen el espacio etreo. Laclase obrera sin concien-cia, crea una organizacin

    poderosa, cohesionada,donde cada proletario tienevoz, voto y posibilidad deelegir y revocar a delega-dos en su fbrica, distrito yfinalmente consejo local.Las huelgas econmicas ypolticas se suceden unasa otras, sin participacin al-guna por los bolcheviques.La historia da la bienvenidacon puos en alto y acor-des picos a los soviets.

    Trotsky, como Presi-dente del Soviet de Petro-grado, tuvo unaimportantsima labor en elms importante consejoobrero ruso. Comprendi ala perfeccin que el poder

    Su inteligencia y

    genio poltico,

    claves en su etapa

    en la Iskra

    El POSDR (b)

    prohibi la

    participacin

    obrera

    en sus rganos

    internos

  • 8/9/2019 El Estudiante Proletario n3

    8/8

    del soviet provena de serel representante de unaclase, la proletaria, la nicaeminentemente revolucio-naria y con capacidad paraparalizar el Estado. Seopuso de forma categricaa la entrada de burguesesen los consejos, puesto

    que la potencia y unanimi-dad de sus actuaciones ra-dicaba en que susmiembros tenan los mis-mos problemas, interesesy fines. Durante algo msde cincuenta das, la ver-dadera democracia obrerarecorra los caminos, callesy fbricas de toda Rusiafusil en mano.

    Y tal organizacin slopoda tener un final acordea su grandeza, en diciem-bre, tras la conquista de li-bertades polticas en

    octubre y los acuerdos delzar con el liberalismo, si-gui adelante infatigable-mente hasta ser aplastadapor la reaccin, pues comoadelant Davidovich, la co-existencia de ambos go-biernos, elabsolutista-liberal y elobrero, era una quimera. Yadems, la cobarda noforma parte del vocabularioproletario, que puso unbroche de oro a una de susactuaciones para la histo-

    ria. Trotsky comprendi lanaturaleza de los soviets ysu mtodo de lucha, la

    huelga de masas. Delorden social existente, elproletariado crea el caos atravs de esta, y en esta si-tuacin, a medida que con-quista y supera trabas yanticuadas organizacionesestatales, las sustituye porotras propias, creadas en

    la accin, dando lugar alorden, a la organizacindentro del caos. Una vez

    ms, hay que recurrir a laoportuna intervencin deTrotsky a modo de conclu-sin: Antes del consejo yaexistan organizaciones re-

    volucionarias proletarias,

    en su mayor parte, social-demcratas. Pero se tra-

    taba de organizaciones

    que evolucionaban en su

    seno y cuya lucha tena

    como objetivo intentar con-

    quistar influencia entre las

    masas. El consejo en si era

    la organizacin del proleta-

    riado y su objetivo la lucha

    por el poder revolucionario

    (Neue Zeit, 1907).

    1905, provocado en granparte por la guerra ruso-ja-

    ponesa, pas. Pasemos a1914, fecha en la que unaguerra encarnizada impe-

    rialista amenazaba alorden burgus de todo elmundo. Trotsky lleva acabo una correcta interpre-tacin de las causas y mo-tivaciones del conflicto,vendido como diferentesguerras nacionales de de-fensa, mscara bajo la que

    se ocultaba la lucha de lasnaciones por hacerse conel mundo, la acumulacincapitalista llevada al m-ximo grado, el imperialismoen estado puro. El capita-lismo haba superado labarrera de la nacin, y enlugar de pactos entre losEstados, solucionaran susproblemas coloniales conuna guerra a ultranza, en laque necesitaban del prole-tariado como agua (o san-gre) de mayo para resolversu propia ambicin sin lmi-

    tes.

    Separndose de la opi-nin de la II Internacional(que llamaba a los obrerosa la guerra de sus amos) yde su lder ms carism-tico, el antao revoluciona-rio alemn Kautsky,Trotsky predice el fin deesta organizacin y exponeel por qu el proletariadoha de huir de las fronterasdel nacionalismo exacer-bado vendido por los bur-

    gueses, pues este no esms que un lmite al des-arrollo econmico, y por

    tanto, las organizacionesque en lo sucesivo quierancombatir el capitalismofrente a frente, han de ha-cerlo a nivel mundial. Laruina de la Internacional noera ms que la prdida delcaparazn del movimientoobrero, que aprendera la

    leccin y no cometera losmismos errores, huyendodel parlamentarismo, opor-tunismo y plataformas bur-guesas nacionales,considerando como nicapanacea para su liberacinla revolucin proletariamundial.

    Este es, a grandes ras-gos, Trotsky antes de1917. Despus cay en lospecados leninistas: auto-determinacin de los pue-blos, fetichismo de laorganizacin, heterogenei-dad social en las platafor-mas polticas comunistas,rechazo de movimientossociales no originados porel partido (Krondstat) que antao haba despre-ciado hasta la saciedad. El

    enemigo ms poderoso deLenin se convirti en sualiado ms fiel, y el resto

    de la historia ya la conoce-mos.

    Nosotros, marxistas re-volucionarios, valoramos ellegado de Trotsky y espe-cialmente el anterior a1917, pues su aplicacindel mtodo marxista, su in-

    ternacionalismo intransi-gente y la confianza yparticipacin en la auto-gestin obrera nos parecenimprescindibles para cual-quier movimiento que as-pire a acabar con el actualorden social y poltico.

    Recurriendo por ltimavez al revolucionario ruso yadaptando subjetivamentesus frases al momento ac-tual, nosotros nos senti-mos como la nica fuerza

    creadora del futuro. Ya hay

    all muchos de nosotros,muchos ms de los que

    puedan parecer. Maana

    habr ms que hoy. Pa-

    sado maana, millones se

    levantarn bajo nuestra

    bandera, millones que hoy

    mismo, ciento sesenta y

    dos aos despus del Ma-

    nifiesto Comunista, setenta

    aos despus de la muerte

    de uno de sus mejores pa-

    ladines, no tienen que per-

    der otra cosa que sus

    cadenas (La Guerra y la

    Internacional). Glorialonga, vita brevis. Des-cansa en paz, camarada.

    Fue presidente del

    ms importante

    Sviet

    de la Revolucin

    de 1905

    La Gran Guerra llev

    al proletariado mun-

    dial a la matanza

    entrehermanos de clase

    Somos un partido poltico, un grupo

    estudiantil que defiende la necesidad dearticular las reivindicaciones obreras yestudiantiles sobre la base de unamutua comprensin de los problemas yuna accin conjunta, decidida y radical.

    Somos herederos de las grandes lu-

    chas obreras y estudiantiles de la Histo-ria, tomando ante ellas una posturacrtica que nos permite conocer aciertosy aprender de errores. Desde la Co-muna de Pars hasta las movilizacionesfrente a Bolonia, todo lo que consdiera-

    mos herencia genuina de nuestra clase.

    Somos un grupo revolucionario, no

    una secta ni un grupsculo. Nuestras

    posiciones son nuestra mejor arma, na-cidas al calor de la lucha y la reflexin;y ellas defendemos en los verdaderosrganos unitarios de poder obrero y es-tudiantil: los consejos o asambleas.

    Participamos en los consejos y asam-bleas aportando nuestro enfoque, inten-tando imprimir una dimensin msamplia y radical a la lucha en la quenacen. Procedemos de tal manera alconsiderar estos rganos como necesa-rios en la lucha por ser expresin de unaverdadera democracia obrera y estu-diantil; as como la antesala de la ges-tin poltica y social de la sociedadcomunista.

    Somos marxistas antiautoritarios. Co-munistas espartaquistas. Intransigientesinternacionalistas. Somos trabajadores

    y estudiantes dispuestos a todo por laemancipacin obrera internacional.Somos radicales en la medida en quelas condiciones histricas del momentoexigen que lo seamos.

    No somos vanguardia de nada ni denadie. Confluimos en el movimiento por-que somos una parte ms del todo, noporque nuestro destino estribe en diri-girlo.

    Reconocemos el frente nico obrero

    como expresin superior de la autoor-ganizacin obrera en aras de su eman-cipacin internacional.

    Nuestro fin ltimo: desaparecer en lavorgine de la revolucin obrera mun-dial.

    Nuestras posiciones

    Puedes ponerte en contacto con nosotros en:[email protected]

    Tambin nos encontrars en la Facultad deComunicacin de la Universidad de Sevilla.