el estado de ánimo en la mujer embarazada
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Facultad de Enfermería
Asignatura
DHTIC
Tema
El estado de ánimo en la mujer embarazada.
Presenta
Victor Hugo Gutiérrez Ramírez
Alumno del segundo cuatrimestre
Abril 2013
El estado de ánimo en la mujer embarazada: Depresión
Durante el embarazo la mujer cambia constantemente de estado de ánimo debido a
los cambios que está experimentando, por ejemplo en el cuerpo, en su relación de
pareja, en su entorno social y laboral, etc. Los diferentes tipos de sensaciones que
experimenta, lleva a la mujer embarazada a redescubrir su mundo, lo que en
ocasiones puede inducir un estado de ánimo negativo, o en este caso la depresión.
La depresión puede, (y muchos casos lo hace) afectar el desarrollo del bebe, su
crecimiento y su interacción con la sociedad futura en la que se verá inmiscuido…
Por lo general, el sentimiento denominado depresión es alrededor (estadísticamente)
de dos veces más frecuente en las mujeres que en los varones, acrecentándose este
hecho con forme se avanza en la edad, aumentando significativamente en la edad
adulta. La tasa de depresión en las mujeres adultas es realmente elevada, y se
origina por un sin número de factores, uno de los más importantes (y en el cual nos
centraremos) es la depresión. De hecho, mundialmente, la depresión en mujeres
(entre 18 y 44 años de edad) es la causa más frecuente de incapacidad laboral. No
se sabe con certeza la razón de esto; sin embargo, se han sugerido un número de
factores, que incluyen la situación menos privilegiada de las mujeres en la mayoría
de las sociedades. Otros factores, son los cambios hormonales que se presentan
durante los ciclos menstruales.
La depresión, en general, no es considerada una patología (ya que hasta cierto punto
es normal en la mayoría de las personas, además de ser pasajera) pero puede
descargar, por el periodo en el que dure, una serie de cambios anímicos,
metabólicos y físicos, que puede producir una verdadera enfermedad. En la mujer
embarazada se presentan tantos cambios, que casi cualquier factor, de cualquier
tipo, pude ver afectado al producto, y no solo eso, sí que puede hasta ocasionar la
muerte. En el caso de la depresión, esta puede afectar al bebe, de diferentes
maneras y diferentes intensidad, dependiendo del grado en el que se encuentre la
depresión y cuánto tiempo dure esta.
La depresión por sí misma no es realmente un síntoma del embarazo, pero sí es
habitual que la sufran las mujeres que han tenido un cuadro depresivo anterior,
además de que muchos factores externos la pueden desencadenar, principalmente
en mujeres jóvenes o de baja autoestima, aunque esto no exime a las demás, se ve
acrecentada en mujeres que no cuentan con un sustento económico, o con el apoyo
de los familiares, dejándolas a la deriva en la marea de la sociedad moderna. Las
hormonas influyen también sobre el área emocional y psicológica, por lo que la mitad
de las embarazadas con antecedentes de depresión es probable que recaigan.
También hay veces en las que las emociones y sentimientos de la mujer embarazada
no son todo lo positivos que deberían, como en los casos de violación, o más
comúnmente en la situación de no desear al producto concebido (dándose más en
los barones que presionan a sus parejas con este punto), una situación que de
agravarse puede desembocar en una depresión, como la falta de apoyo del
conyugue o los padres, viéndose más marcado en mujeres jóvenes que no cuentan
con la experiencia ni la fortaleza que se adquiere con los años.
El estereotipo de la mujer embarazada la cual goza a mas no poder, y anhela el
nacimiento del hijo producido por el amor con el hombre que más ama ha convertido
a la depresión en un factor no muy considerado de las diferentes mujeres, dando por
sentado que el sentimiento es “normal” y que se pasara con el tiempo. La
responsabilidad de tener una vida creciendo en el interior y el momento del parto
puede crear angustia en algunas mujeres, especialmente si es un embarazo
inesperado o si se produce en una situación inestable. En este caso se plantean
muchas dudas e incertidumbre ante el futuro pero si la mujer está decidida a seguir
adelante debe contar todo el máximo apoyo de su entorno y pensar ante todo en su
futuro hijo, en casos más graves siempre puede acudir a la ayuda especializada,
además de que el apoyo de la pareja sustancial o los familiares, es desierta manera,
fundamental para superar este sentimiento que puede afectar a cualquier mujer que
pase por este periodo, sin distinguir el estatus o posición económica en el que se
encuentre.
Causas de la depresión en el embarazo
Existen algunas ocasiones en que el embarazo es muy complicado y la mujer teme
por el bienestar de su bebé, también puede ser que venga precedido de diversos
abortos o que haya sido consecuencia de un largo y complicado tratamiento de
fertilidad. Por todo ello la mujer no está segura de cómo va a terminar el actual. Estos
casos pueden llevar a la mujer a sentirse angustiada y con una actitud negativa. Se
trata de cambiar esta forma de pensar, los pensamientos positivos van a ayudar a
llevar mejor estas dudas, la mujer debe ser fuerte y no dejarse vencer por temores
sin fundamento, además de apoyarse en todo tipo de “sustentos” psicológicos que le
ayuden con el difícil proceso en el que vive.
También se pueden dar situaciones en el entorno que pueden acabar minando el
ánimo de la embarazada. Un trabajo estresante, una mudanza o la pérdida de un ser
querido pueden llevar a la mujer a una depresión debido además a la mayor
sensibilidad que experimenta la mujer durante estos meses debido a los trastornos
hormonales. Intentar tomarse las cosas con calma y pensar en el bienestar del bebé
es básico para sobrellevar estas situaciones.
Las relaciones de pareja complicadas son uno de los motivos más habituales de
depresión en el embarazo. Hay parejas que recurren a tener un hijo pensando que
ello solucionará sus problemas personales, pero esto no suele ser así. La mujer en
esta situación se siente sola y su estado emocional es precario. Lo mejor aquí es
buscar ayuda para que esta falta de apoyo no acabe por afectar al embarazo.
La mujer que atraviesa por un estado depresivo puede que no se dé cuenta desde el
primer momento y achaque sus nuevas sensaciones o pensamientos a los cambios
del embarazo. Pero, sin importar el estado que se refleje (siendo la depresión
ocultada en muchos casos por miedo de la crítica) se tiene que estar atentos a las
señales ya que cuanto antes se detecte más fácil será superarla y evitar que se
complique, y de darse el caso, se puede hasta prevenir. Los síntomas más
habituales serán cambios repentinos de humor, tristeza permanente, ansiedad,
irritabilidad, cansancio extremo, falta de concentración o problemas para dormir.
Manifestaciones clínicas
Realmente no existen manifestaciones clínicas específicas para la depresión en el
embarazo (a pesar de que se pueden tomar las características para la depresión)
pero existen algunas más específicas que se pueden señalar; entre las más
comunes son: sentirse triste la mayor parte del tiempo, tener pensamientos
pesimistas sobre el futuro (“todo irá mal, tengo mala suerte, seguramente habrá
complicaciones, no seré una buena madre”, etc.). Es muy frecuente que se tengan
puede tener también pensamientos de auto reproche (“debería ser mejor madre,
trabajar más duro, hacerlo todo en la casa, no sentirme cansada, atender mejor al
marido”, etc.). La mujer puede expresar sentirse abrumada por su situación presente,
por ejemplo, no poder llevar a cabo el embarazo o no poder cuidar al bebé.
Ocasionalmente siente que no podrá hacer frente a todas estas nuevas
responsabilidades y se siente aterrada de estar sola con el niño en la casa, temiendo
no poder satisfacer sus necesidades (amamantarlo, bañarlo, cambiarlo, etc.) y se
siente paralizada.
La mujer deprimida puede sentirse muy triste, no estar animada con nada, no tener
deseos de salir ni de arreglarse, tener mucha dificultad para moverse y salir de la
cama, sentirse cansada todo el tiempo o dormir muchas horas. A veces, en vez de
tristeza y llanto fácil, hay marcada irritabilidad hacia el marido, el bebé y otros
parientes. La mujer puede sentirse fácilmente exasperada y al borde de perder la
paciencia ante pequeñas frustraciones.
Además de que estos sistemas se ven aumentados en cierta medida por los cambios
fisiológicos que se sufre, específicamente el aumento de las hormonas puede
desencadenar una reacción negativa con un pequeño y hasta insignificante estimulo,
como puede ser una pelea un insulto o una insinuación (“eres mala madre, podrías
mejorar, etc.”)
Puede tener deseos intensos de comer más de lo normal o de comer chocolates u
otros dulces. El caso contrario también es frecuente, que pierda el apetito y que no
pueda dormir al irse a acostar (insomnio) o que se despierte muy temprano en la
mañana sin poder volverse a dormir.
En la depresión posparto puede haber algunas manifestaciones adicionales. Cuando
la depresión es grave, puede tener una sensación de futilidad y sentir que no vale la
pena vivir, y que por lo tanto, ayudaría a su niño si este muriera junto con ella.
Puede pensar que no valió la pena traerlo al mundo a sufrir. Y puede desencadenar
una situación más grave, como es el infanticidio, dado muy raro, pero la madre
puede pensar que es la mejor manera, o la única salida que tiene. Dándole fin a su
bebe por medio del asesinato, sintiéndose con una falsa tranquilidad que puede
rápidamente convertirse en culpa y provocar incluso un suicidio.
En la depresión lo más difícil es detectarla y esto provoca lamentablemente, que la
mayoría de las mujeres deprimidas no reciben tratamiento; estudios realizados en
Estados Unidos de Norteamérica han encontrado que sólo 10% de las mujeres que
sufren depresión en la etapa perinatal buscan o reciben tratamiento. El primer paso
para el tratamiento de la depresión en el embarazo o posparto es el detectarla e
identificarla. El personal de salud primaria (el médico familiar, el personal de
enfermería, el gíneco-obstetra o el pediatra del niño) están en condiciones de
detectar la depresión, ya sea en forma sistemática o cuando observan signos “de
alarma” (la mujer sé que exprese múltiples quejas psicosomáticas, cansancio,
dolores; hace múltiples llamadas para pedir ayuda, llora intensamente o se observa
muy triste). Como se mencionó hay barreras sociales y culturales importantes para
pensar en algo triste cuando se “debe” tratar de momentos de felicidad.
El apoyo se puede dar de diferentes maneras, psicológico, por medio del
acompañamiento, terapia de grupo, medicina alternativa, o en casos muy extremos,
antidepresivos. La mayoría de estas terapias están enfocadas en aumentar el estado
anímico de la mujer contribuyendo en su autoestima y aumentando su confianza en
las personas y en sí misma. Dando a conocer lo importante del periodo en el que
está pasando, o brindarle el sustento físico-emocional, que normalmente tiende a
sufrir. Además de que se debe de tomar en cuenta que no toda mujer se pude tratar
igual; los tratamientos dependen de los factores identificados que pudieran ocasionar
la depresión, el estado emocional, y en general el contexto universal que tiene la
mujer. Ya que cada mujer es diferente, se debe de tratar diferente a cada mujer.
“Uno de los estados de ánimo más frecuentes en las mujeres en cinta es la
depresión. A pesar de ser una de las etapas más hermosas de la vida, el embarazo
puede traer consigo muchos problemas psicológicos derivados del hecho de cargar
con una segunda vida…” La mujer embarazada puede ser afectada por un sin
número de factores que pueden ir de los más trivial a los más complejo, diferentes
casusas que provocan diferentes efectos. La depresión puede darse por un gran
número de razones, y más en el embarazo. Por lo que se debe saber reconocer los
distintos síntomas que se presenta, a pesar de que algunos son muy discretos, se
pueden notar. La depresión como factor puede provocar diferentes patologías en la
madre y en el producto, y de no tratarse provoca consecuencias atroces. A pesar de
esto se han encontrado diferentes formas de tratarla y de que sea solo un pequeño
obstáculo en el periodo más complejo y “especial” que se puede vivir en la etapa de
la vida.
Bibliografía
- Lartigue, Teresa, Maldonado-Durán, J. González-Pacheco, Itzel y Sauceda-García,
Depresión en la etapa perinatal, 2008, p. 111
- Erlinda Silva, Vanesa Díaz, María Mejías. Ansiedad y Depresión Durante el
Embarazo. 2007, p. 457
- Marth Dimes, Depresión durante el embarazo, 2007, p. 56