el espaÑol. antepasados y herederos ph. d. juan eliseo montoya marín

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 EL ESPAÑOL, ANTEPASADOS Y HEREDEROS I ENTRE HOMERO Y HESÍODO, PLATÓN Y ARISTÓTELES, HORACIO Y VIRGILIO, JUAN Y LUCAS Ph. D. Juan Eliseo Montoya Marín [email protected]  juanemon toya@y ahoo.es Introducción Se tiene la concepción, más popular que rigurosa, que el griego y el latín no sólo son lenguas muertas, lo que las pone ya en una situación de desventaja, pues ningún sujeto de la presente generación tuvo ocasión de ver tal muerte, que además debió ser violenta  se imaginarán muchos  , lo cual constituye el mayor atractivo en distracción popular, sino que por estar muerta ya no interesa sino a viejitos que se dedican a hacerse preguntas como ¿por qué la cabeza también se llama encéfalo? O, ¿por qué a un padecimiento de d olor en ell a se le denomina cefalalgia o cefalea? Quien sea más generoso pensará, si es que no lo dice, que el estudio de los occisos griego y latín son temas exclusivos de ratones de biblioteca, estudiosos de asuntos inútiles o entretenimiento de j ubilados ociosos. Nada más lejano de l a realidad, pues tanto el griego como el latín están tan vivos que todos los días, sin saberlo las más de las veces, los usamos como lengua de comunicación cotidiana y, casi, convencional. Para nadie que haya estado algunos años en escolaridad regular en cualquier país de habla hispana o que haya visto algún programa de televisión en canales “educativos” es un secreto que dicha lengua proviene principalmente del latín y del griego. Según los datos aportados por los estudiosos, por lo menos el 75% del español proviene del latín y por lo menos el 10% del griego. Esto es así, no sólo porque lo dicen los estudiosos sino también los diccionarios etimológicos y los paréntesis aclaratorios del diccionario de la RAE. Sin embargo, lo que poco se dice es que mucho más del 50% del latín parece proceder del griego, lo que hace que el español provenga del griego por lo menos en un 45% y, estrictamente del latín, en una proporción similar. Todas las culturas entran en contacto con otras. Esto es un axioma. Otro es que la lengua hace parte del acerbo cultural de un pueblo, por lo que, juntando ambos, se tiene que ninguna lengua está exenta de contener voces o formas de otra u otras, o, dicho en positivo, todas las lenguas se han configurado  y siguen haciéndolo las que están en uso   en relación con otras de las que toman alg o y a las que les donan algo. Si esto es cierto y, además, la historia nos enseña que los primeros escritos en griego clásico datan del siglo IX  posteriores a los del lineal B de los ss. XVII-XIV   y los primeros del latín datan de comienzos del s. III (además de las inscripciones del s. VI),  todos antes de Cristo  , y que el Imperio romano se construyó sobre el mismo territorio que otrora ocuparan los griegos, y que la mayoría de los latinos aprendieron también griego por considerarlo una lengua culta y de extraordinaria belleza, o simplemente porque era la lengua de la comunicación “ interétnica ”, entonces no queda difícil afirmar que el latín tiene mucho del griego, tanto como el español del latín, y que a través de la lengua se deslizaron a través del tiempo algunos elementos culturales griegos y latinos, los cuales, contextualizados, dan como resultado lo que somos hoy. También resulta cierto que a través del latín se pueden hallar muchas huellas del griego, puesto que una lengua, toda lengua, puede ser estudiada “al derecho y al revés”, según sea la intención de quien la estudie, “diacrónica o sincrónicamente” o “por sus precursores como por sus sucesores”.  

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Descripción histórica de la evolución y transformación de las lenguas griega y latina y su influencia en el español

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5/13/2018 EL ESPA OL. ANTEPASADOS Y HEREDEROS Ph. D. Juan Eliseo Montoya Mar n - slidepdf.com

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EL ESPAÑOL, ANTEPASADOS Y HEREDEROS IENTRE HOMERO Y HESÍODO, PLATÓN Y ARISTÓTELES, HORACIO Y VIRGILIO,

JUAN Y LUCASPh. D. Juan Eliseo Montoya Marín

[email protected] [email protected]

IntroducciónSe tiene la concepción, más popular que rigurosa, que el griego y el latín no sólo sonlenguas muertas, lo que las pone ya en una situación de desventaja, pues ningún sujetode la presente generación tuvo ocasión de ver tal muerte, que además debió ser violenta

 –se imaginarán muchos –, lo cual constituye el mayor atractivo en distracción popular,sino que por estar muerta ya no interesa sino a viejitos que se dedican a hacersepreguntas como ¿por qué la cabeza también se llama encéfalo? O, ¿por qué a unpadecimiento de dolor en ella se le denomina cefalalgia o cefalea? Quien sea másgeneroso pensará, si es que no lo dice, que el estudio de los occisos griego y latín sontemas exclusivos de ratones de biblioteca, estudiosos de asuntos inútiles oentretenimiento de jubilados ociosos. Nada más lejano de la realidad, pues tanto el

griego como el latín están tan vivos que todos los días, sin saberlo las más de las veces,los usamos como lengua de comunicación cotidiana y, casi, convencional.

Para nadie que haya estado algunos años en escolaridad regular en cualquier país dehabla hispana o que haya visto algún programa de televisión en canales “educativos” esun secreto que dicha lengua proviene principalmente del latín y del griego. Según losdatos aportados por los estudiosos, por lo menos el 75% del español proviene del latín ypor lo menos el 10% del griego. Esto es así, no sólo porque lo dicen los estudiosos sinotambién los diccionarios etimológicos y los paréntesis aclaratorios del diccionario de laRAE. Sin embargo, lo que poco se dice es que mucho más del 50% del latín pareceproceder del griego, lo que hace que el español provenga del griego por lo menos en un

45% y, estrictamente del latín, en una proporción similar.

Todas las culturas entran en contacto con otras. Esto es un axioma. Otro es que lalengua hace parte del acerbo cultural de un pueblo, por lo que, juntando ambos, se tieneque ninguna lengua está exenta de contener voces o formas de otra u otras, o, dicho enpositivo, todas las lenguas se han configurado  –y siguen haciéndolo las que están enuso – en relación con otras de las que toman algo y a las que les donan algo. Si esto escierto y, además, la historia nos enseña que los primeros escritos en griego clásicodatan del siglo IX –posteriores a los del lineal B de los ss. XVII-XIV – y los primeros dellatín datan de comienzos del s. III (además de las inscripciones del s. VI),  –todos antesde Cristo –, y que el Imperio romano se construyó sobre el mismo territorio que otrora

ocuparan los griegos, y que la mayoría de los latinos aprendieron también griego por considerarlo una lengua culta y de extraordinaria belleza, o simplemente porque era lalengua de la comunicación “interétnica”, entonces no queda difícil afirmar que el latíntiene mucho del griego, tanto como el español del latín, y que a través de la lengua sedeslizaron a través del tiempo algunos elementos culturales griegos y latinos, los cuales,contextualizados, dan como resultado lo que somos hoy. También resulta cierto que através del latín se pueden hallar muchas huellas del griego, puesto que una lengua, todalengua, puede ser estudiada “al derecho y al revés”, según sea la intención de quien laestudie, “diacrónica o sincrónicamente” o “por sus precursores como por sus sucesores”. 

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 El griegoSon muchos los historiadores que hablan del lineal B como la primera escritura conocidaen griego arcaico, cuyo “estilo” era silábico (en contraste con el alfabético posterior) yheredado, en algunas de sus formas, del lineal A. Se sabe, por elementosarqueológicos, que los signos de esta escritura fueron puestos en tablillas, nódulos,

etiquetas y vasijas; asimismo se conoce con alguna certeza que para el s. XIV a. C. seutilizaba en Pilos, Micenas, Tirinte, Tebas, la Canea y Gnosos, pero no se conoce concerteza alguna el lugar de su nacimiento.

Posteriormente, después de su ocultamiento durante casi tres siglos, reaparece el griegoen su forma clásica en los siglos IX y VIII, ya no con inscripciones sino con produccionesliterarias completas, probablemente transmitidas de forma oral durante mucho tiempocon el propósito de configurar la nueva identidad del pueblo griego, quizás de lossucesores de los sobrevivientes de la destrucción de la civilización micénica, cuyo centrofuese Creta. Esta lengua griega heredó del fenicio la escritura alfabética, en oposición ala silábica de los lineales A (minóica o cretense) y B (micénica). Ahora, a partir del s. IX,

la lengua no sólo era alfabética sino que tenía un sistema más compacto, simple y a lavez complejo que el lineal B. En esta nueva forma de griego escribieron Homero yHesíodo obras como la Ilíada, la Odisea, Trabajos y Días, Teogonía, Escudo deHeracles, entre otras, todas ellas identificatorias de la civilización y cultura griegas, nosólo por ser escritas, sino porque recogían la tradición anterior a la escritura, en la cualse fraguó o se gestó el nacimiento de la identidad del nuevo pueblo griego.

El griego se desarrolla en todas las islas griegas con una expansión más cultural quemilitar, aunque hubo conflictos permanentes, tanto civiles como entre polis1, esto laconvierte en una de las lenguas de la familia indoeuropea. Atenas se constituye, entretodas ellas, en la polis más reconocida y con mayor desarrollo cultural, literario y

filosófico. Aunque la filosofía occidental nace con Tales de Mileto entre los siglos VIII yVII a. C., alcanza su época de esplendor en Atenas durante el s. V a. C., tomando comobase la mitología antigua, principalmente a partir de las obras de Homero y Hesíodo.Pero el griego no era tampoco una única lengua. Hubo una división en cuatrovariedades dialectales: jónica-ática, dórica, eólica y chipriota-arcadio. El dialecto jónico-ático lleva al griego a su máximo esplendor cultural. En éste escribieron Tucídides,Heródoto y Platón, entre otros. Fue usado en la región del Ática (donde estaba Atenas),en Jonia y en Asia Menor. El dialecto dorio se usó en el Peloponeso (donde estabaEsparta), en Creta, en algunas ciudades del Asia Menor y en Sicilia. Píndaro (s. V) loutilizó en sus poemas. El dialecto arcadio-chipriota se habló en Arcadia y en Chipre. Eleolio fue el dialecto de la isla de Lesbos, de donde eran Safo (s. VII) y Alceo. Cada una

de las regiones seguía la línea de uno de estos dialectos. El alfabetismo en Grecia fuemayor que en otras regiones, lo cual hizo que los cambios en sus dialectos fueranproporcionalmente inferiores que en éstas.

La lengua griega pasa por varias etapas en su desarrollo: micénica, arcaica/clásica,época en la cual empiezan a darse los primeros contactos orales con las lenguas itálicas

1 El concepto de polis es exclusivo de los griegos. Se trata de ciudades autónomas e independientes, lascuales no se circunscribían a un centro urbano, sino a un territorio más amplio, incluida la periferia rural.

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al sur de la Península del mismo nombre, y helenística, la cual coincide con el inicio dela escritura literaria en latín romano. Posteriormente la etapa bizantina (s. XV-XVI p. C.)y la moderna.

El latínEl encuentro entre el latín y el griego acontece, pues, en la Península itálica, en el sur de

la cual se hablaba desde finales del s. VIII, mucho antes de las primeras inscripciones enlatín, las cuales datan del s. VI, producto de la fusión de las lenguas que venían del norte(indoeuropeas) y de la que se hablaba mayoritariamente entre los habitantes del Valledel Latio, junto al río Tíber. Las producciones literarias en latín durante el s. III fueron,no tanto receptoras de la influencia del griego sino traducciones del griego, las cuales sellevaron a cabo desde la segunda mitad del s. III, labor que dio como resultado laconsideración del latín como lengua culta, emulación del griego, y considerar comopropias obras traducidas del griego y glosadas en latín.

Esto quiere decir que el latín no era lengua nativa de Italia, sino que llegó del norte; quepertenece a la familia de lenguas indoeuropeas y es miembro de la subfamilia itálica;

que es el ancestro de las actuales lenguas románicas; que, con las lenguasindoeuropeas  –que no eran itálicas – se relacionó principalmente con el sánscrito y elgriego, y con las subfamilias céltica y germánica; que fue el dialecto de la región deRoma (Valle del Latio) una vez introducido en la Península; que las lenguas itálicas están constituidas por el grupo latino al que pertenecieron los dialectos falisco, latinoentre otros, y por otro lado el osco y el umbro, casi sin documentación.

Un elemento de la cultura recibe el apelativo de “clásico” principalmente porque esoriginal, representa a todo un grupo –si no a toda la humanidad – y constituye un hito enla historia que lo contiene. En el caso de occidente, los distintos momentos históricosreciben el apelativo de “clásico” como extensión de dicho apelativo en las lenguas.

Lenguas “clásicas” son denominadas en occidente la griega y la latina, la primera a partir del s IX y hasta el s. IV y la segunda a partir del s. III hasta el s. I, todos a. C., aunquehay quienes lo extienden hasta el s. VI p. C.. Estas etapas coinciden con los momentosde mayor producción literaria (y artística en general) de cada uno de los dos pueblos,aunque, como ya se ha dicho, la producción literaria más profusa en latín clásicoobedeció a traducciones, reinterpretaciones o comentarios a producciones griegas, lascuales provenían de tradiciones orales, las que, a su vez, se configuraron durante algúntiempo a partir de diálogos interculturales e interpersonales.

El latín siguió la evolución natural de toda lengua: mezclas, encuentros, rechazos,asunciones, modificaciones, asimilaciones, préstamos, hasta configurarse como la

lengua de toda la península. Al expandirse, así como ocurre con las lenguas que notienen tradición escrita, fue “degenerándose”, o mejor, mutando con mayor rapidez enlos sectores más aislados y periféricos. Así fue como para la época del Imperio (s. I a.C) se hablaba un latín en Roma, centro cultural y comercial, y otro en la periferia de laPenínsula itálica. El Imperio empieza su expansión militar seguida de la política y lacomercial y económica. Cada provincia romana conserva su lengua tribal, el griegocomo lengua “universal” y el latín como lengua de la invasión imperial. Por esto noextraña que el gobernador Poncio Pilatos haya ordenado la escritura del motivo de lacondena de Jesús en hebreo, lengua vernácula, en latín, lengua del Imperio, y en griego,

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lengua recibida en la expansión helénica. Y asimismo, para el s. III todos los lugaresabarcados por la conquista romana han recibido también el latín, además del griego queya se hablaba.

Hasta nosotros han llegado los textos religiosos de la naciente comunidad cristiana delos siglos I a III p. C, los cuales fueron escritos en griego en un contexto latino con una

mentalidad hebrea. Estos son una muestra clara, no sólo de los contactos lingüísticos,sino de los culturales que se tejieron en el corazón de una religión: el judaísmo, ycrearon una secta que se fortaleció con rapidez: el cristianismo. La tradición escrita delcristianismo que contiene su doctrina fue escrita en griego, a excepción del Evangelio deMateo escrito mayoritariamente en arameo; pero se trataba de un griego koiné o común,es decir, un griego oral puesto por escrito, distinto al griego utilizado por poetas,historiadores, filósofos y demás escritores. Esto refleja el poder de una lengua en laconsolidación de un proyecto religioso, posteriormente también político, por cuyo giro sedio la traducción de los textos del Nuevo Testamento del griego al latín en manos,principalmente, de Jerónimo de Estridón en su biblia Vulgata, la lengua del pueblo, afinales del s. IV, por encargo de Dámaso I, es decir, como sello religioso a la

consolidación de un proyecto imperial de integración.

El evento trascendental en la historia de la lengua latina, la decisión política de asumir elcristianismo como religión oficial del Imperio, marca un hito en la historia misma deoccidente. Podría pensarse que era más fácil para un emperador gobernar sobre unpueblo dispar si encontraba puntos comunes. Es cierto que ya tenía la lengua (tanto lagriega como la latina) que permitía una comunicación fluida y relativamente entendible, apesar de las distancias que ya empezaban a configurar diferencias; pero necesitaba queno sólo la forma de expresarse estuviera unificada, sino también el pensamiento y laconducta social, para cuyo efecto la democracia hizo su parte; pero era necesario tener el control sobre la conciencia de los individuos para tener un control absoluto, razón por 

la cual fue elegida una de las tantas religiones del territorio para cumplir con dichopropósito: el cristianismo. Desde comienzos del s. IV (313) p. C. el Imperio adoptó estareligión y “obligó” a todos los individuos que estaban bajo el dominio imperial a“convertirse” a este “Nuevo Camino”, que era como se la llamaba en la mayoría de loslugares. En poco tiempo el Imperio fue realmente eso, un Imperio.

Tanto la religión como la política se divulgaron en latín. Pero no era cualquier latín. Envista de los cambios fonéticos que hubo en la península itálica de la lengua del valle delLatio, la expansión del Imperio se hizo con la lengua de Roma, distinta a la lengua de laBiblia Vulgata. Esto hizo que todos los lugares recibieran el mismo latín, aunque a partir de ese mismo momento de recepción, debido principalmente a la carencia de

alfabetización y por cuenta de las modificaciones propias de la tradición oral, empezó amostrar diferencias entre el latín de Roma hablado en una provincia y el latín de Romahablado en otra. Razón suficiente para que, a la aparición de las nuevas lenguas,modificaciones orales del latín de Roma de cada provincia, se las denominara lenguas“románicas” o “romances” y no lenguas “latinas”, pues provenían de un latín específico:el romano. Para el momento de la caída del Imperio, en el s. V, la unificación estabacompleta, razón suficiente para garantizar el éxito de la religión que jugaba trasbambalinas en el Imperio y que ahora tomaba el lugar principal.

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Según esto, se puede distinguir entre el latín clásico literario y el latín clásico oral. Encuanto al primero se identifican claramente cuatro fases:

- Período antiguo, entre el 240 y el 70 a. C., es decir, desde la primera producciónliteraria en la lengua y el comienzo del Imperio. Autores como Ennio, Plutarco yTerencio corresponden a esta época.

- Edad de oro, desde el 70 a. C. hasta el 14 p. C. Julio César, Cicerón, Tito Livio

son prosistas de este período; Cátulo, Lucrecio, Virgilio, Ovidio y Horacio, sonpoetas representativos del mismo. Esta fue la época de mayor riqueza literaria yde mayor belleza expresiva.

- Edad de plata, del 14 al 130 p. C. Séneca y Tácito son los autores másrepresentativos de esta tradición, marcada por la expresión retórica y ornamental.

- Período tardío o edad de bronce, desde el s. II hasta el s. VI, en cuya tradiciónestán los Padres de la Iglesia.

A partir de este momento el latín empieza a experimentar mayores cambios por elcontacto con otros pueblos, otras lenguas y, en general, otras culturas, todas ellasdiferentes según el lugar y las lenguas de contacto, por lo que se llamó nuevamente

latín, en contraste con la lengua romana o románica que supervivió en Roma. Es denotar, también, que una era la lengua de la comunicación cotidiana, de tradición oralademás, y otra era la lengua literaria, en la que se escribía.

El latín de tradición oral se puede identificar en las Comedias de Plauto y Terencio, asícomo en algunas obras de Séneca y en algunos Discursos de Cicerón; en Sátiras yEpístolas de Horacio como en el Satiricón de Petronio. Como es de suponerse, estalengua de tradición oral estaba profundamente influida por préstamos del griego. Por tratarse de una lengua literaria oral, más cercana a la lengua oral tradicional o común, sele llamó sermo quotidianus y, para diferenciarla de esa otra forma popular o vulgar dehablar la misma lengua, a ésta última se le llamó sermo plebeius, en la cual no había

regla sintáctica alguna, pues era más funcional que expresiva, y no se evitaba incorporar palabras de otras lenguas, principalmente griegas populares, las cuales, con lasvarianzas propias de la oralidad, se convertían en neologismos. La denominada linguaromae o lengua romana, de la que surgen las lenguas romances o románicas, provieneprecisamente de estas dos tradiciones orales: una oral literaria y otra oral vulgar, ambasprovenientes del latín de Roma. En los términos estudiados, la lengua histórica sería ellatín romano y las formas dialectales serán las que se convertirían en lenguas romances.

Para ilustrar un poco estas varianzas de la lengua, se pueden mencionar algunosejemplos: la palabra latina culta equus significaba caballo; entró en desuso en el hablapopular, siendo remplazada por la voz caballus, la cual hacía referencia a un caballo del

vulgo, diferente al caballo de los nobles; es decir, significaba rocín. De esta voz sustitutaprocede el castellano caballo y el francés cheval . El latín caput  (cabeza) fue sustituidopor la palabra vulgar testa que significaba olla, la cual quedó intacta en el catalán, perocon el significado de cabeza, y pasó al francés como tête; en este caso la voz castellanacabeza derivó de la forma clásica caput . Así las cosas, las lenguas romancesevolucionaron por el contacto con otras lenguas y por la adopción de voces populares ode voces literarias. Tal evolución siguió una ruta espontánea, lejos de lasreglamentaciones que conservó el latín romano literario, tanto escrito como oral.

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ConclusiónLa historia del latín durante la edad media y en épocas sucesivas tiene una historia mássintética que la anterior. Aunque quedan vestigios en las lenguas que han nacido deaquélla, lo cual supone que no se trata de una lengua muerta sino, más bien, de unalengua clásica, que tiene sus raíces en la historia y la cultura, y que sigue viva hastanuestros días.

Cada una de las personas que comparte una misma forma de hablar tiene en su voz,sus ojos, sus oídos y sus manos el pasado, el presente y el futuro de dicha lengua. Laevolución o cambios lingüísticos no se dan por decisión política ni por determinación deuna Academia, sino, principalmente, por el comportamiento de la lengua en el uso quelos hablantes hacen de ella en su vida cotidiana; y no los hablantes cultos o técnicos,sino los hablantes comunes, a partir de la lengua familiar y la lengua estándar, pues lostecnolectos difícilmente se modifican, a no ser por la aparición de nuevas palabras paranombrar nuevas realidades, para cuyo efecto se acude generalmente al latín y al griego.Una lengua histórica no es la que está en boca de los hablantes, sino una variedadlingüística o dialectal que, a la postre, hace parte de la historia de la lengua, pero ésta no

se reduce a aquélla. Esto es lo que significa que los cambios lingüísticos se dan primeroen el uso y luego son reconocidos por las autoridades que promulgan y promueven lanorma.

Así las cosas, cada una de las marcas de la lengua son indicios de múltiples y variadoscontactos con otras lenguas, algunos no documentados, y de adopciones de formas máso menos cultas en términos de escritura (literatura); son síntomas de que los hablanteshan asumido nuevas formas de nombrar su realidad o han descubierto o inventadonuevas realidades para las cuales han visto la necesidad de crear palabras nuevas, y hainventado nuevas tecnologías de la palabra y la comunicación; y son improntas de lascondiciones de cada época y cada lugar donde la lengua ha llegado, y de las de los

hablantes y sus experiencias vitales y modos de vida. Una lengua es un universo dondese cuenta la historia a partir de historias personales, sociales, políticas, religiosas,culturales, económicas, médicas, familiares, viciosas, rituales, groseras y grotescas concada letra, cada sonido, cada palabra…

Referencias para ampliar los temas enunciadoshttp://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/cclasica/esc323ca4.php#vn11, con acceso enfebrero de 2012.ALATORRE, Antonio (2002). Los 1001 años de la lengua española. México, D. F.: Fondo deCultura Económica. 340 p.MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (2005). Historia de la lengua española. Madrid: Real AcademiaEspañola. 2. Vols. 1365 y 749 páginas, respectivamente.LAPESA, Rafael (1981). Historia de la lengua española. Biblioteca Románica Hispánica,Manuales 45. Madrid: Gredos. 690 p.PHARIES, David (2006). Breve historia de la lengua española. USA: The University of ChicagoPress. 311 p.ABAD NEBOT, Francisco (2008). Historia general de la lengua Española. Valencia: Tirant loBlanch, serie Prosopopeya. 656 p. 

Documento de trabajo Ad usum privatum tantum