el espacio público como tablero de juego

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EL ESPACIO URBANO COMO TABLERO DE JUEGO. La reflexión aquí tratada nace de un interés por el juego, entendido, dentro del amplio espectro de opciones al que puede referirse, más allá de un mero entretenimiento, como una posibilidad de modificar el uso del espacio colectivo en la ciudad. Partiremos para ello de la idea - o hipótesis – sobre la que se respalda, `[el juego] como ‘una operación capaz de desactivar los dispositivos del poder y restituir al uso común los espacios que el poder había confiscado’ 1 que – no por casualidad - se relaciona de forma directa la nueva Ley de Seguridad Ciudadana 2 en el que se cita de forma literal en uno de sus artículos la prohibición (expresa) de jugar en lugares no- acondicionados, pudiendo castigarse su incumplimiento con multas entre 100 y 1000 euros. Determinando que existe un juego, al que por su capacidad de generar una ruptura de una ley, denominaremos juego transgresor, capaz de ser mecanismo de respuesta al control del uso del espacio urbano. Un control que, además, tiende a convertirse en un condicionamiento extremo 3 de lo que finalmente puede o no hacerse. Por ello, esta reflexión, propone el juego como un conjunto de estrategias que – sin renunciar a la diversión propia del juego - den al usuario el papel de jugador informado 4 y le permitan la capacidad de decidir y no ser solo un mero espectador 5 1 Agamben, Giorgio. Profanaciones. Adriana Hidalgo. 2005 2 Anteproyecto de Ley Orgánica. Protección de la Seguridad Ciudadana. Ministerio del interior. 2014 3 Benjamín, Walter. El capitalismo como religión. Obras Completas, vol IV 100-103 Abada. 2012 4 Price, Cedric. The Square Book. Academy Press. 2003 5 van Eyck, Aldo. Writings. Sun Publishers. 2006

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#ZaragozaPiensa. Mesa: Crisis de la ciudad. Habitar el espacio urbano hoy.Aída Navarro

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EL ESPACIO URBANO COMO TABLERO DE JUEGO. La reflexión aquí tratada nace de un interés por el juego, entendido, dentro del amplio espectro de opciones al que puede referirse, más allá de un mero entretenimiento, como una posibilidad de modificar el uso del espacio colectivo en la ciudad. Partiremos para ello de la idea - o hipótesis – sobre la que se respalda, `[el juego] como ‘una operación capaz de desactivar los dispositivos del poder y restituir al uso común los espacios que el poder había confiscado’1 que – no por casualidad - se relaciona de forma directa la nueva Ley de Seguridad Ciudadana2 en el que se cita de forma literal en uno de sus artículos la prohibición (expresa) de jugar en lugares no-acondicionados, pudiendo castigarse su incumplimiento con multas entre 100 y 1000 euros. Determinando que existe un juego, al que por su capacidad de generar una ruptura de una ley, denominaremos juego transgresor, capaz de ser mecanismo de respuesta al control del uso del espacio urbano. Un control que, además, tiende a convertirse en un condicionamiento extremo3 de lo que finalmente puede o no hacerse. Por ello, esta reflexión, propone el juego como un conjunto de estrategias que – sin renunciar a la diversión propia del juego - den al usuario el papel de jugador informado4 y le permitan la capacidad de decidir y no ser solo un mero espectador5                                                                                                                1  Agamben, Giorgio. Profanaciones. Adriana Hidalgo. 2005  2  Anteproyecto de Ley Orgánica. Protección de la Seguridad Ciudadana. Ministerio del interior. 2014  3  Benjamín, Walter. El capitalismo como religión. Obras Completas, vol IV 100-103 Abada. 2012  4  Price, Cedric. The Square Book. Academy Press. 2003  5  van Eyck, Aldo. Writings. Sun Publishers. 2006  

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Como ejemplo para este análisis se ha elegido un caso de estudio especialmente significativo, el Congreso de los Diputados y su entorno en la ciudad de Madrid La elección de este caso está justificada por varias razones; por una parte la estrecha relación entre este edificio - sede del poder legislativo en España - y las fórmulas legales que están definiendo un espacio público confiscado, por otra, la especial situación que el Congreso genera en la ciudad a causa de la repercusión del sistema de protección, control y vigilancia policial a que se somete un edificio de estas características y el hecho de que sea el poder político elegido democráticamente el que pueda apropiarse de la ciudad aplicando estos mecanismos y por último, la condición de acontecimiento singular del Congreso en la trama urbana. fig01

1. La situación del Congreso de los Diputados de Madrid. Dividiremos este caso de análisis en dos partes, el estudio histórico y el estudio del contexto actual. El proceso de documentación histórica muestra varios aspectos significativos para esta investigación. En primer lugar puede observarse cómo, según varía el poder del sistema que contiene el edificio, se modifica su forma física. Así, la anulación casi total del mismo como representación democrática durante la dictadura contrasta con el periodo actual donde su área ha crecido hasta multiplicarse por 131% fig02

Fig01  Barrio  de  las  Cortes  de  la  Ciudad  de  Madrid  donde  se  ubica  el  edificio  del  Congreso.

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Por otra parte, se puede determinar la existencia de determinados acontecimientos que históricamente han influido y existido sobre y desde el Congreso de forma relevante, y que podemos clasificar en dos grandes grupos: Los eventos (que denominaremos consentidos) promovidos desde el gobierno o el poder del momento, en los que el Congreso se abre al público de forma controlada. fig03 Y los acontecimientos (que por lógica denominaremos no-consentidos) en los que no se permite acercarse al Congreso, contrarios al poder o el gobierno, manifestaciones, quejas y revueltas. fig04

Estos datos nos permiten observar además que la construcción de límites – más o menos literales – en dicho contexto del espacio urbano tiene lugar de forma exclusiva, es decir, determinados sólo por un segmento, y no inclusiva, determinados por todos, en la medida en que pueden dejar fuera a parte de la población.

Fig04  Proclamación  de  la  1ª  República  Española.  11  de  Febrero  de  1873

Fig03  Coronación  de  Felipe  VI.  19  de  Junio  de  2014

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Por otro lado, un análisis y construcción de la situación actual del Congreso y su entorno muestra, a primera vista, todo un sistema de control y vigilancia puesto en marcha desde el poder como modo de protección de sus símbolos. Estas condiciones además se han visto incrementadas en los últimos tiempos con los movimientos sociales de ocupación de la ciudad. Multitudes, con consignas ligadas al espacio público de la ciudad, como Toma la plaza, AcampadaSOL (Mayo 2011) o Occupy Wall Street (Septiembre 2011) han reclamando un retorno del poder a los ciudadanos mediante la toma del espacio urbano y el repensado del binomio propiedad-uso. Además, se debe tener en cuenta que el caso del Congreso no es único, sino que constituye un punto más en una corriente político-social – no sólo practicada en la actualidad, ya en época de Hausmann se proyectó el ancho de la calle parisina de modo que pudieran pasar por ella los caballos tratando de evitar las barricadas – que repercute directamente sobre ese espacio colectivo de la ciudad. Por ejemplo, simultáneamente a esta situación excepcional existen otras que, contemporáneamente a ella, tienen muchos puntos en común - también en ocasiones ligados a los movimientos sociales de toma del espacio. fig05

Estos ejemplos, permiten observar que el caso que nos ocupa no es algo puntual, en la medida en que forma parte de una corriente más amplia de intervención del poder sobre el espacio de la ciudad Contextualizada esta situación, es necesario indicar que del mismo modo que la ciudad no permanece inmóvil tampoco lo hacen los mecanismos que sobre ella se aplican. El continuado proceso de observación – verdadera estrategia investigadora del caso - ha mostrado que existen diferentes tipos de situaciones frente a las que se disponen mecanismos de coacción que serán, por extensión, distintos. Aunque resulta complicado establecer que es exactamente la posición normal de este espacio, denominaremos estado pasivo al que permite la circulación, si bien no libre, flexible, y que se considera el estado más frecuente. Al resto de estados, en los que se restringe la circulación y se limitan más las acciones, les denominaremos estados activos. En cualquiera de los casos, se trata de condiciones superpuestas a, ya de por sí, una situación excepcional y, por ello, contaremos con elementos (cámaras de vigilancia, cuerpos de seguridad, vallados…) fig06 presentes de forma continuada que se verán reforzados por ampliaciones (cuerpos de seguridad antidisturbios, a caballo, despliegues de vallados…) cuando sucedan en las inmediaciones del Congreso eventos determinados.

Fig05  Encuentros  líderes  G-­‐8  Génova,  2001  –  Vallas  en  el  parlamento  Inglés.

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Existirán así estados activos para eventos consentidos fig07 - donde se pretenderá el acercamiento de la multitud de una determinada manera al edificio - y los estados activos para eventos no consentidos fig08 – donde se trata de impedir la aproximación de la multitud al Congreso. El alcance de estos estados dependerá de la magnitud del evento al que sirve, pudiendo alcanzar dimensiones territoriales o replicarse en otros puntos de la ciudad. fig09 Hasta aquí, el análisis realizado ha mostrado un espacio confiscado, sobre el que – retomando la hipótesis inicial – se estudia ahora el papel del juego como elemento de retorno al libre uso.

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fig07 Despliegue frente a una situación consentida - Coronación Felipe VI
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fig08 Área vallada frente a una situación no-consentida
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fig09 Contagio del área vallada - Multitud 22 de marzo 2014
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2. El mecanismo lúdico Sabemos que el área de estudio se encuentra sujeta a unas leyes y condiciones especiales que, como reglas del juego, limitan esas actuaciones. A la vez que definen la acción de éstas sobre un espacio de posibilidades – un tablero – en el que, como lugar de propiedad pública y uso colectivo, puede, desde el conocimiento y la posición de usuario activo, desencadenarse una situación lúdica, que con una duración determinada – partida – genere una reflexión o crisis sobre el uso del espacio de la ciudad y los límites de las libertades y restricciones que en éste se dan. Analizaremos a continuación las diferentes partes que componen la estrategia lúdica y nos valdremos para ello de ficciones como aproximaciones. Comenzaremos planteando la importancia de que el juego sobre el que se trabaja – transgresor - se asemeje más al concepto inglés play (que agrupa toda una serie de acciones donde el jugador puede interactuar) que al game (mero entretenimiento), cuestión que indica la necesidad de la existencia de un jugador consciente – informado6 - que sabe que juega, es más que conoce las reglas y las ha aceptado libremente7 Esta diferencia entre varias concepciones de entretenimiento es también motivo de reflexión para Agamben cuando indica ‘[…] los juegos de masas forman parte de una nueva liturgia, secularizan una intención inconscientemente religiosa’8 esta cuestión aparece de forma clara en el caso del Congreso de los Diputados, ya se ha podido observar como las multitudes consentidas responden a los denominados espectáculos o acontecimientos de masas y encajan dentro de ese concepto del ‘ejercicio del poder garantizándolo’ Por ello, podría reflexionarse acerca de la posibilidad de que, apoyándonos en el conocimiento de las normas existentes – dado que en las reglas el juego ‘deben estar contenidas en parte tramas de lo real’9– se plantee la estrategia lúdica de modo que se abra una opción de uso. Por ejemplo, a raíz de lo observado, podría proponerse el rodaje de una escena de una multitud reivindicativa frente al edificio. De este modo, un evento, en principio no-consentido, cambia y se cuela en la normativa al revestirse de consentido. Apelando, en este caso, a la permisividad de celebrar espectáculos. F01 Esta ficción muestra que el juego transgresor - a diferencia del juego como mero entretenimiento pasivante - no se refiere tanto a una actividad determinada como a un marco de acción ligado a actos lúdicos. Donde el jugador que los practica es consciente de su condición – asume que juega y se mueve dentro de las reglas – y tiene la capacidad de imaginar y crear ‘constantes acontecimientos nuevos’10

                                                                                                               6  Price, Cedric. The Square Book. Academy Press. 2003  7  Wachowski, Andy y Lana. Matrix. Warnes Bros. 1999.  8  Agamben, Giorgio. Profanaciones. Adriana Hidalgo. 2005  9  Bloch, Ernst, El principio de esperanza, Trotta, 2004  10  Agamben, Giorgio. Infancia e historia. Destrucción de la experiencia y origen de la historia. Adriana Hidalgo. 2007  

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Toda operación lúdica además tiene lugar de una forma superpuesta al tiempo y espacio que sucede al margen del juego. Así, denominamos, comúnmente, partida a este contexto en que tiene lugar el juego. Ya indica Huizinga en sus estudios que ‘el juego realiza una perfección temporal y limitada’11 estela que corroboran eventos como la celebración del carnaval en cuanto a ese carácter episódico del juego, cuando el nuevo uso otorgado dentro del mismo, el instrumento de liberación convertido en algo diferente, vuelve a ser lo que era, y ‘la vida normal retoma su curso’12 En este sentido el juego, como partida que es con un principio y un final no puede producir modificaciones irreversibles, pero su realización durante el tiempo de la partida sobre una realidad demuestra la existencia de otras posibilidades, pone en crisis los límites y las restricciones previas a él, y con su desaparición (al acabar la partida) denuncia lo que puede ser y lo que es. Acabado el juego, esta ejercitación en la que se ha vivido (o jugado), las posibilidades en las que se ha entrenado, cómo el niño juega y se entrena para quien llegará a ser, le permiten al jugador cuestionarse y generar cambios que previamente al juego no existían. En el caso concreto que nos ocupa podría proponerse, por ejemplo, el considerar que durante un día que las escalinatas de acceso al palacio pueden usarse libremente13, sentarse si se pasa por allí, retornar a la consideración que tenían hasta hace unos años, ser una tribuna pública, etc. Acabado ese periodo de uso, y retomando las escaleras a su protección actual se podría formular la reflexión sobre porqué deben protegerse los espacio urbanos públicos y de uso colectivo de modo que no puedan ser usados como otro más y sembrándose la cuestión en los usuarios que por un periodo de tiempo han podido hacerlo. F02

                                                                                                               11  Huizinga, Johan. Homo Ludens, Alianza Editorial, 2012  12  Agamben, Giorgio. Profanaciones. Adriana Hidalgo. 2005  13  Eisenstein, Serguéi M. El acorazado Potemkin, 1925  

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Definir partida lleva, casi parejo, el reflexionar acerca del área donde sucede, el tablero. Refiriéndose al ámbito sobre (intencionado aquí el uso de una preposición de ubicación - luego veremos porqué) el que el juego tiene lugar. Es el soporte del proceso, y no puede ser un soporte cualquiera, sino que el lugar tiene una importancia básica, veamos así el ajedrez. En este sentido surge una reflexión a tener en cuenta, el tablero como una forma activa, es decir, ‘que no requiere un evento o movimiento. Es activo incluso cuando está estático porque la actividad se encuentra latente’14 Del mismo modo, el entorno del Congreso y su espacio – el tablero ejemplo de esta investigación – existirá - se desencadene sobre ello una acción o no - es decir, las posibilidades que puedan accionarse estarán contenidas en éste (en todas las partes que le constituyen), hasta que sean activadas. Por ejemplo, analizando la presencia de cámaras en el tablero urbano podría, así visto, aprovecharse estas para potenciar su función desde el uso público. Si se conoce la posición de las mismas – como se ha indicado ya – estos puntos donde cae el objetivo pueden convertirse en estrados de interlocución directa con el interior del Congreso y por tanto con el órgano legislativo del poder – al que actualmente resulta relativamente complejo pedir audiencia – entender que dado que las cámaras grabaran igualmente, al menos que graben un uso que se aproveche del mismo sin renunciar al humor. F03

                                                                                                               14  Earsterling, Keller. ‘Disposition’ VVAA, Disposition Cognitive Architecture, 010 publishers, 2010

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Más allá, de los componentes básicos ya indicados, existe un elemento necesario para todo juego – lo que hemos venido a llamar el detonador lúdico – el desencadenante de ese juego transgresor, que físico (como una tiza que dibuja una rayuela) o discursivo (la actitud de jugar con todos los bolardos de una calle) desata la partida. En el caso de trabajo del Congreso de los Diputados entendemos que el tablero del mismo modo que contiene el sistema de cámaras, contiene el sistema de vallado de, forma permanente. Partiendo de esta situación, podrían, por ejemplo, utilizarse como estructura de base para poner candados de enamorados – como sucede en multitud de puentes a lo largo del mundo – con un doble sentido, primero darles un uso y segundo desencadenar una pregunta sobre la necesidad de mantener unas estructuras coercitivas en la calle simplemente como mera advertencia permanente. F04b O, en la misma línea, criticar justamente su capacidad coactiva simulando una estructura para colocar flores, generando así un monumento funerario a la libertad perdida. F04b En ambos casos, tanto candados como flores, se convierten en el detonante lúdico al desencadenar una posibilidad contenida en el tablero, siendo además procesos fácilmente replicables, partidas a las que cualquiera puede unirse.

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3. post-pre Llegamos a este punto, solo queda indicar que la investigación expuesta, no puede ni pretende – al apoyarse en el juego transgresor y por definición episódico - producir modificaciones irreversibles, si no abrir posibilidades de uso frente al condicionamiento espacial, ofrecer alternativas al modo de pensar y repensar el espacio colectivo de la ciudad y el uso de este, tratando de generar desde el conocimiento de las reglas del juego un sistema flexible, apropiable, no sólo desde dentro, sino también desde fuera. Dar a los habitantes la posibilidad de escoger, cómo jugar, pero también cómo vivir – ser usuarios – en la ciudad sin renunciar a la diversión. Y como muestra, un ejemplo más antes del final. Mientras se desarrollaba esta investigación se estaba produciendo, simultáneamente, un hecho histórico en Escocia. En el norte del Reino Unido se votaba en referéndum el No o el Sí a la independencia con respecto a Inglaterra. Este proceso fue repetidamente valorado – desde todos los medios tanto de comunicación, líderes políticos, plataformas sociales, etc - como acontecimiento cívico sin fracturas, encajado en los valores democráticos y en el respeto mutuo. Pero, mientras eso sucedía, tenía lugar, como causa directa, un acontecimiento significativo para las ideas de esta investigación, se vallaba el Parlamento Escocés en Edimburgo Estos hechos no sólo muestran la absoluta actualidad del tema, sino que vienen a corroborar la necesidad de una reflexión en torno al uso del espacio y de la relación que éste mantiene con los procesos sociales contenidos. Al final, posiblemente la reflexión tenga mucho que ver con las palabras del arquitecto Aldo van Eyck ‘[el ciudadano] se ha convertido en un espectador, en lugar de un participante, un alma aislada en medio de millones de almas aisladas. Resulta trágico que el usuario deba abandonar su identidad, pero es una tragedia auto-infringida, ¿es ésta, quizás, nuestra extraña interpretación de la libertad?’15

                                                                                                               15  van Eyck, Aldo. Writings. Sun Publishers. 2006