el efecto mozart

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Experimenta el poder El Efecto Mozart Experimenta el poder transformador de la musica Don Campbell Se llama Efecto Mozart a la propiedad de algunos tonos y ritmos que ayuda a fortalecer la mente, a vivificar la creatividad, a activar emociones y a sanar el cuerpo. EL EFECTO MOZART es además un relato de cómo médicos, chamanes músicos y profesionales de la salud utilizan la música, los sonidos y la voz para tratar diversas enfermedades, y una guía en la que encontrarás los trastornos más frecuentes y cómo descubrir tu sonido para aliviarlos. $27.95 Extracto Otra piedra de Rosetta El poder de la música de Mozart ha llegado a conocimiento del público gracias, en gran parte, a la innovadora investigación realizada en la Universidad de California a comienzo de los años noventa. En el Centro de Neurobiología, Aprendizaje y Memoria de Irvine, un equipo de investigadores comenzaron a observar algunos de los efectos de la música de Mozart en universitarios y niños. Frances H. Rauscher y sus colegas realizaron un estudio en el cual 36

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El efecto Mozart - Descripción

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Experimenta el poder El Efecto MozartExperimenta el poder transformador de la musica Don Campbell

Se llama Efecto Mozart a la propiedad de algunos tonos y ritmos queayuda a fortalecer la mente, a vivificar la creatividad, a activaremociones y a sanar el cuerpo.EL EFECTO MOZART es además un relato de cómo médicos, chamanes músicos yprofesionales de la salud utilizan la música, los sonidos y la voz paratratar diversas enfermedades, y una guía en la que encontrarás lostrastornos más frecuentes y cómo descubrir tu sonido para aliviarlos.

$27.95

ExtractoOtra piedra de Rosetta El poder de la música de Mozart hallegado a conocimiento del público gracias, en gran parte, a lainnovadora investigación realizada en la Universidad de California acomienzo de los años noventa. En el Centro de Neurobiología, Aprendizajey Memoria de Irvine, un equipo de investigadores comenzaron a observaralgunos de los efectos de la música de Mozart en universitarios y niños.Frances H. Rauscher y sus colegas realizaron un estudio en el cual 36estudiantes de psicología obtuvieron un puntaje superior en 8 a 9 puntosen el test de coeficiente intelectual espacial (parte de la escala deinteligencia Stanford-Binet) después de escuchar diez minutos de laSonata para dos pianos en re mayor (K. 448). Si bien los efectos duraronentre diez y quince minutos, el equipo de Rauscher llegó a la conclusiónde que la relación entre la música y el razonamiento espacial es tanfuerte que simplemente escuchar música puede influir muchísimo. Una vezque tuvieron los resultados, uno de los investigadores, el físicoteórico Gordon Shaw, sugirió que posiblemente la música de Mozart avivael cerebro. Sospechamos que la música compleja facilita ciertoscomportamientos neuronales complejos que intervienen en las actividadescerebrales superiores, como las matemáticas y el ajedrez. La músicasimple y repetitiva, por el contrario, podría tener el efecto opuesto.

Al día siguiente de la publicación de los descubrimientos de Irvine,las tiendas de música de una importante ciudad agotaron las existenciasde discos de Mozart. Fascinados, los investigadores compararon el efectoMozart con una piedra de Rosetta para descifrar el 'código' o lenguajeinterno de la actividad cerebral superior. En un estudio de

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seguimiento, los científicos exploraron las bases neurofisiológicas deeste aumento en la capacidad de razonamiento. Hicieron más pruebas deinteligencia espacial a 79 alumnos, proyectando 16 figuras parecidas ahojas de papel dobladas de diferentes formas; cada proyección duraba unminuto. El ejercicio consistía en decir cómo serían las figuras cuandose desplegaran. Durante un periodo de cinco días, un grupo escuchó lasonata de Mozart, otro grupo estuvo en silencio, y un tercer grupoescuchó sonidos mezclados, entre ellos música de Philip Glass, unahistoria contada en audiocasete y una música de baile.[...] Losinvestigadores informaron que los tres grupos mejoraron sus puntajes delprimero al segundo día, pero mientras el reconocimiento de figuras en elgrupo de Mozart fue del 62 por ciento, el porcentaje en el grupo ensilencio fue del 14, y del 11 por ciento en el grupo de sonidosmezclados. El grupo de Mozart continuó obteniendo los mayores puntajeslos días siguientes, y en los otros grupos no hubo ninguna variaciónimportante en sus puntajes, probablemente a consecuencia de la curva deaprendizaje. Buscando un mecanismo que explicara este efecto, loscientíficos sugirieron que escuchar a Mozart la actividad de lasneuronas en la corteza cerebral, reforzando sobre todo los procesoscreativos del hemisferio derecho relacionados con el razonamientoespacio-temporal. Escuchar música, concluyeron, actúa como parafacilitar las operaciones de simetría relacionadas con la actividadcerebral superior. Dicho con palabras sencillas, puede mejorar laconcentración, aumentar la capacidad de dar saltos intuitivos y, nomenos importante, çahorrar unos cuantos golpes en el golf!En su estudiomás reciente, el equipo de Rauscher y Shaw observó a 34 niños en edadpreescolar en clases de piano, durante las cuales aprendían intervalos,buena coordinación motora, técnicas de digitación y articulación,lectura a primera vista, notación musical y tocar de memoria. Al cabo deseis meses, todos los niños eran capaces de tocar melodías sencillas deMozart y Beethoven. También se observó en ellos una espectacular mejoríaen la realización de tareas espaciales y temporales (mejoría de hasta un36 por ciento), mejoría no experimentada por 20 niños que recibieronclases de informática y 24 niños que recibieron otro tipo deestimulación. A diferencia de los estudiantes universitarios, cuyamejoría duró sólo diez a quince minutos, la mayor inteligencia de lospreescolares les duró como mínimo un día entero, lo cual representa unaumento en tiempo cien veces mayor. Después de los estudios de Irvine,un buen número de escuelas públicas incorporaron obras de Mozart comomúsica de fondo e informaron de mejoría en la atención y rendimiento desus alumnos. [...]Es posible que los poderes de la música sean aún másimpresionantes que lo que indican estos estudios. Aunque el equipo deIrvine llevó a la atención del público el efecto Mozart, sin duda hansido los estudios del doctor Alfred Tomatis los que han establecido laspropiedades sanadora y creativa del sonido y la música en general, y del

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efecto Mozart en particular. Durante la última mitad del siglo, estemédico francés ha dedicado su vida a comprender el oído y las muchasmanifestaciones de la escucha. Para sus socios es el Einstein delsonido, el Sherlock Holmes de la detección sónica. Para muchos de suspacientes es sencillamente el doctor Mozart. Durante este tiempo,Tomatis ha hecho pruebas a más de 100.000 clientes en sus Centros deEscucha (Listening Centers) de todo el mundo para detectardiscapacidades de escucha, vocales y auditivas, así como trastornos enel aprendizaje. Desde su casa principal en París trabaja con muchísimaspersonas, entre ellas músicos profesionales, niños con discapacidadespsicológicas y de aprendizaje, y personas con lesiones graves en lacabeza. Su visión global del oído establece nuevos modelos para laeducación, curación y rehabilitación. Los logros de Tomatis son legión.Fue el primero en entender la fisiología de la escucha en cuantodiferente del oír. Clarificó la comprensión del dominio del oído derechoen el control del habla y la musicalidad, y desarrolló técnicas paramejorar su funcionamiento. Tiene el mérito de haber descubierto que lavoz sólo puede reproducir lo que el oído puede oír, teor&ioacute;a quetiene important&ioacute;simas aplicaciones prácticas en el desarrollodel lenguaje, y que la Academia Francesa de Medicina primero ridiculizópero después aceptó ampliamente y denominó efecto Tomatis. Elaboró unnuevo modelo de crecimiento y desarrollo del oído, observando cómofunciona el sistema vestibular, o la capacidad de equilibrar y regularel movimiento de los músculos internos.Pero posiblemente su aportaciónmás importante fue reconocer que el feto oye sonidos en el útero.Conpoco más de treinta años, su curiosidad científica lo llevó al mundo dela embriología, en el que descubrió que la voz de la madre hace lasveces de cordón umbilical sónico para el desarrollo del bebé, yconstituye una fuente fundamental de nutrición. Esto lo condujo a lainvención de una técnica que él llama Renacimiento Sónico, en el cual sefiltran sonidos uterinos simulados para tratar discapacidades de escuchay trastornos emocionales.La historia se inicia a comienzos de los añoscincuenta, cuando tuvo conocimiento de la obra pionera de V. E. Negus,estudioso británico. Negus observó que en muchos casos los pajaritosbebés que son empollados por padres adoptivos no cantan ni imitan lossonidos de los pájaros que los empollaron. Esto indujo a Tomatis ainvestigar el papel del sonido en el útero y a preguntarse si losproblemas de desarrollo posnatales, sobre todo el autismo y lostrastornos del habla y el lenguaje, podrían estar relacionados con unaruptura en la comunicación o trauma ocurrida en el útero.Encontradicción con la opinión que predominaba entonces, Tomatis declaróque el feto es capaz de oír. Pese a las burlas de sus colegas, que lotrataron como si fuera un renegado, perseveró y descubrió que el oídocomienza a desarrollarse ya en la décima semana de gestación, y que a

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los cuatro meses y medio ya es funcional. Para medir las impresionesacústicas del útero, diseñó un sistema subacuático, con micrófonos,altavoces y grandes láminas de caucho, que eliminaba los efectos de lasbolsas de aire en sus experimentos.El feto oye toda una gama de sonidospredominantemente de baja frecuencia, explica en LÍoreille et la vie, suautobiografía. El universo de sonidos en que está sumergido el embriónes particularmente rico en calidades de sonido de todo tipo, [...]rumores internos, el movimiento del quilo durante la digestión y losritmos cardiacos como una especie de galope. Percibe la respiraciónrítmica como un flujo y reflujo distante. Y luego la voz de su madre seafirma en este contexto. Tomatis compara esto con una sabana africana alanochecer, con sus reclamos y ecos distantes, crujidos sigilosos y elrumor de las olas. Cuando el circuito audiovocal está correctamenteestablecido, ese diálogo permanente, que le garantiza que va a tener undesarrollo armonioso, produce en el embrión una sensación deseguridad.Tomatis observó además que, después de nacer, el bebé suelerelajarse muy poco, hasta que su madre habla. En ese momento el cuerpodel bebé se inclina en dirección a su madre. [...] El recién nacidoreacciona al sonido de una voz determinada, la única voz que conocíamientras estaba en la fase fetal. Como si la madre percibierainstintivamente esto, le canta al bebé, lo induce a dormir con nanas, loaprieta contra su pecho con dulces melodías y le canta cancionesinfantiles para favorecer su desarrollo.Suponiendo que una ruptura deesta cadena habitual de contacto sónico podría ser la responsable demuchos trastornos infantiles, Tomatis comenzó a inventar formas derecrear el ambiente auditivo dentro del útero. El bebé no nacido oyesonidos en un medio líquido. Alrededor de diez días después de nacer,cuando se deseca el líquido amniótico de los oídos, el bebé comienza ao&ioacute;r en un ambiente aéreo. El oído externo y el oído medio seadaptan al aire, mientras que el oído interno retiene el medio acuosodel líquido amniótico en el cual estuvo inmerso nueve meses. Con suprimitivo aparato electrónico, Tomatis emprendió la tarea de simular elambiente auditivo que experimenta el feto en desarrollo. Grabando la vozde la madre, usaba filtros para eliminar todos los sonidos de bajafrecuencia, para recrear así la voz de la madre tal como la oía el fetodentro del útero. Los resultados fueron extraordinarios: en lugar de unavoz de mujer oía sonidos similares a suaves reclamos, ecos y rumores dela sabana africana que él había detectado antes.La primera confirmaciónde su teoría llegó con un ingeniero al que había estado tratando porproblemas vocales. Un día este hombre fue a visitarlo en el laboratorioacompañado por su hija de nueve años. Tomatis le enseñó el aparato y lehizo una demostración. Durante un rato estuvieron escuchando lareproducción de ruidos maravillosamente fluidos, parecidos a los sonidosdel país de las hadas, que correspondían al ambiente intrauterino. Depronto la niña, cuya presencia habían olvidado, comenzó a hablarentusiasmada: Estoy en un túnel; al final veo a dos ángeles vestidos de

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blanco. La niña continuó relatando su fantástico sueño despierta,mientras Tomatis y su padre la observaban atónitos. La conclusión eraineludible: la niña estaba visualizando el proceso de su nacimiento. Losdos ángeles eran ciertamente el médico y la partera, con sus batasblancas.Pasados unos minutos, la niña exclamó que veía a su madre. Suasombrado padre le preguntó cómo la veía. La niña se echó en el suelo yse enroscó en la postura del feto al nacer y continuó en esa posición;cuando acabó la cinta, se levantó de un salto y reanudó su actividadnormal como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo habitual.Sorprendido, Tomatis comprendió entonces que le había recreado a la niñalas condiciones de su nacimiento.El siguiente descubrimiento importantellegó cuando un médico cole- ga le llevó a uno de sus pacientes, un niñoregordete de unos doce años al que le habían diagnosticado enfermedadmental. El chico soltaba unos chillidos tan agudos que mi sala de esperaquedó vacía, cuenta Tomatis en su autobiografía. Cada cinco o seissegundos pegaba unos saltos tan altos que se golpeaba la espalda conambos pies. Nunca en mi vida había visto a nadie hacer eso. No hablaba,pero su rostro estaba siempre animado, con gestos muy vivos. Daba laimpresión de estar chupando algo sin cesar. Lo acompañaba su madre, peroél la rechazaba como si fueran dos electroimanes de la misma polaridad.También llegó a la consulta la psiquiatra del niño. Explicó que éste eraautista y que no sabía cuál era la causa del trastorno, pero dijo que,psicológicamente, estos niños no han nacido aún.-ÀNo han nacido aún?-preguntó Tomatis. Eso es interesante; justamente en estos momentosestoy haciendo una investigación sobre la vida intrauterina y elnacimiento.-Sí, ya lo sé -contestó la psiquiatra-. Por eso he venidoaquí con el niño. Creo que usted podría mejorarlo. ÀLo intentamos?Tomatis organizó las cosas para grabar la voz de la madre en sulaboratorio durante 20 minutos. El día de la primera sesión, el niño seechó en el suelo a garabatear con trozos de tiza que había encontrado enla consulta. Cerca de él se sentaron los dos analistas con la madre yTomatis se quedó junto a la puerta para hacer funcionar suequipo.Primero puso los sonidos filtrados, de alta frecuencia, de lavoz de la madre, enfocando el altavoz direccional hacia la cabeza delniño. De inmediato el niño dejó de dibujar, se incorporó de un salto yfue a apagar la luz. En un abrir y cerrar de ojos quedamos sumidos en laoscuridad, cuenta el doctor Tomatis. Ese gesto me dejó pasmado, noporque me resultara difícil entenderlo. Por el contrario, estaba claroque el niño sólo quería recrear el ambiente sin luz de su vida fetal.

La cinta continuó sonando y al cabo de un momento el niño se acercó asu madre, se sentó en su falda, le cogió los brazos, los puso alrededorde él y empezó a chuparse el pulgar. Permaneció en esa postura hasta quese acabó la cinta. Era casi como si volviera a estar dentro de su madre,comenta Tomatis maravillado. Cuando terminó la cinta, el niño se bajó de

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la falda de su madre y fue a encender la luz. Todos estaban mudos deasombro; jamás antes el niño había manifestado ningún indicio dereconocimiento de su madre, y mucho menos de afecto.A la semanasiguiente hicieron otra sesión para intentar inducir un nacimientosónico. El niño tuvo las mismas reacciones que en el primer experimento,y durante un momento incluso le acarició el rostro a su madre.Comprendiendo que había tenido lugar el inicio de una reconciliación, eldoctor Tomatis pasó de los sonidos que representaban el ambiente acuosodel útero a los de aire del mundo exterior. Esto indujo una nuevareacción, balbuceos o parloteo, que el equipo médico reconoció como elauténtico nacimiento del lenguaje. Habíamos despertado en él el deseo decomunicarse con su madre, deseo que había estado dormido hasta esemomento, dice Tomatis. Al final de la sesión, el niño se bajó de lafalda de su madre y fue a encender la luz, pero luego volvió y leabotonó el abrigo, que ella se había echado sobre los hombros. ÁYaestá!, exclamó la psiquiatra. ÁHa nacido por fin! Con los años Tomatisha perfeccionado el Nacimiento Sónico, pero el método esencial siguesiendo el mismo. Se hace escuchar al niño o la niña los sonidosfiltrados de la voz de su madre, lo que le genera la sensación denutrición emocional; la teoría es que experimenta una especie de retornoinconsciente y primordial a su primera percepción. Tomatis ha tenidomucho éxito en el tratamiento de niños con retraso en el desarrollo delhabla, personas que físicamente son capaces de oír pero que noescuchan ni responden.Actualmente el proceso de Nacimiento Sónico sehace de modo más gradual que en los primeros experimentos de Tomatis. Lafase preparatoria, el Retorno Sónico, se acompaña por un tema musical,normalmente música de Mozart. La música de Mozart produce los mejoresefectos en reemplazo de una madre ausente. Mozart es muy buena madre,afirma Tomatis. A lo largo de cincuenta años de procesos clínicos yexperimentales, he elegido voluntariamente a un compositor y sólo a uno.Continúo probando nuevas formas de música y con gusto uso formas decanto, música folclórica y clásica, pero las propiedades de la deMozart, sobre todo de los conciertos de violín, generan el mayor efectocurativo en el cuerpo humano.Bajo la influencia continua de estamúsica, que se percibe en forma de sonidos filtrados (que reproducen loque se oye dentro del útero), el oyente recibe el masaje de una sucesiónde ondas sonoras. Cuando estos sonidos se integran en las rutasneuronales, la persona desarrolla la capacidad de hablar y decomunicarse con los demás. Escuchar a Mozart es como un beso de mi mamá,exclamó una niña de seis años que estaba en tratamiento Tomatis. Alpercibir la estructura tonal de llamada y respuesta en la música deMozart, un arquitecto comentó entusiasmado: Te dan deseos de escucharcon atención para no perderte nada. Ahora sé de dónde viene elaprendizaje de turnarse.También se ha tratado con éxito a bebésprematuros con este método. En un hospital de niños de Múnich, Tomatis

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realizó un experimento con trillizos nacidos prematuramente. Los bebéspesaban 680 gramos cada uno y tan pronto nacieron fueron puestos enincubadoras. Al primero no le pusieron ningún estímulo auditivo:continuó inmóvil en la incubadora, esforzándose por sobrevivir. Al otrole pusieron música de Mozart filtrada y dio muestras de actividadnormal; se le aceleró la respiración, y el ritmo cardiaco se estabilizóentre 140 y 160 pulsaciones. Al tercero le pusieron la grabación de lavoz de su madre filtrada: se movió con energía, manifestando placer ysonriendo; luego comenzó a respirar profundamente y su ritmo cardiaco seelevó a 160 pulsaciones. Lo interesante es que ni la voz de la madre nila música de Mozart tuvieron ningún efecto en ellos sin la filtración delos sonidos de baja frecuencia.Aun en el caso de que el bebé estéperfectamente sano, Tomatis subraya la importancia de que después delnacimiento los padres le hablen con frecuencia. Todo niño debe conocerverdaderamente la voz profunda y sabia de sus dos padres. [...] Si nohay momentos en que la familia esté reunida alrededor de la mesa o parahablar, el bebé no va a madurar de la forma más natural. Igual que lade muchos pioneros, la infancia de Tomatis estuvo llena de presagios delo que sería la pasión de su vida. Hijo de madre italiana y padrefrancés, Alfred casi murió durante su nacimiento prematuro en Niza en1920; sólo cuando su abuela cogió al pequeño por la oreja(çpresciente!), sus padres y el médico se dieron cuenta de que estabavivo. Puesto que su padre era cantante de ópera, Tomatis creció en unambiente musical. Aunque no fue músico, ha hecho tanto como cualquieraen el último cuarto de siglo por llevar el poder sanador de la música aquienes de otro modo podrían haber sido sordos a sus maravillas. Su usode la voz de la madre, la música de Mozart y el canto gregoriano hahecho posible que el yo dañado y a la defensiva renazca como un sercurioso y confiado, entusiasta por explorar y participar en el mundoexterior. De esa manera, observa, el sistema nervioso del niño estarápreparado para codificar y estabilizar las estructuras y los ritmossobre los cuales se construirá el futuro lenguaje social. © 1997 by DonCampbell ©1998 by Ediciones Urano, S. A. æ------------------------------------------------------------------------

Table of Contents

AgradecimientosObertura: La voz de los angeles y los atomosIntroduccion: Una brisa de sonido sanador1. Comienzos sonicosEl efecto Mozart2. El sonido y la escuchaLa anatomia del sonido, la audicion y la escucha3. El sonido y la curacionLas propiedades sandoras del sonido y la musica4. El sonido y la voz

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El instrumento sanador original5. Medicina sonicaEmpleo de la musica en terapia y rehabilitacion6. Imagenes sonicasOrquestar la mente y el cuerpo7. Intelecto sonicoEstimular el aprendizaje y la creatividad con musica8. Espiritu sonicoEl puente entre la vida y la muerteCoda: la cancon eternaPostludio: Historias milagrosas de tratamientos y curacionesRecursos sonicosLecturas recomendadasNotas bibliograficas