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165 Estudios sobre el Mensaje Periodístico Vol. 19, Núm. 1 (2013) 165-176 ISSN: 1134-1629 http://dx.doi.org/10.5209/rev_ESMP.2013.v19.n1.42514 El discurso periodístico: entre el discurso histórico y la fiction. Hacia una semiótica del acontecimiento * Jorge LOZANO HERNÁNDEZ Universidad Complutense de Madrid [email protected] Recibido: 26/10/2012 Aceptado: 14/03/2013 Resumen En una posible tipología de los discursos, el discurso periodístico se encontraría entre el histórico y la fic- tion. De su proximidad y lejanía con estos tipos de discursos cabe una reflexión sobre la construcción del acontecimiento, entendido este como configuración discursiva. El discurso periodístico hoy puede ser pre- dominante en la historia del presente (Zeitgeschichte).Un ejemplo de los procedimientos de estrategias discursivas en todos ellos lo ofrece el caso paradigmático de Wikileaks. Palabras clave: Periodismo, Discurso Histórico, Fiction, Faction, Acontecimiento Journalistic Discourse: Between Historical Discourse and the Fiction. Towards Semiotics of the Event Abstract A possible tipology of discourses would set the journalistic discourse between the historical and the fic- tional ones. Considering its proximity and distance to this type of discourses, we should discuss about the construction of the Event, understood as a discursive configuration. Nowadays, journalistic discourse may be prevailing in the history of the present (Zeitgeschichte). A good example of the discursive stra- tegies procedures in all of them is provided by the ground case of Wikileaks. Keywords: Journalism, Historical Discourse, Fiction, Faction, Event Referencia normalizada LOZANO HERNÁNDEZ, Jorge (2013): “El discurso periodístico: entre el discurso histórico y la fiction. Hacia una semiótica del acontecimiento”. Estudios sobre el mensaje periodístico. Vol. 19, Núm. 1, págs.: 165-176. Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense. Sumario: 1. Introducción: los relatos del mundo. 2. Fiction/Faction. 3. La presencia. 4. Lo verosímil. 5. El acontecimiento. 6. Confluencias: Wikileaks o la historia del presente. 7. Referencias bibliográficas. 1. Introducción: los relatos del mundo “Corresponde a la teoría decidir lo que podemos observar” Albert Einstein “Lo inevitable no sucede jamás, lo inesperado siempre” John Maynard Keynes No cabe duda de que el periodismo puede ser encarado como profesión, como ciencia de la comunicación, como información (en cuyo étimo in-formare, encontra- * Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación de I+D “El fenómeno WikiLeaks en España: un análisis semiótico y mediológico”, Ref. CSO2011-23315.

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Discurso periodístico

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  • 165Estudios sobre el Mensaje PeriodsticoVol. 19, Nm. 1 (2013) 165176

    ISSN: 11341629http://dx.doi.org/10.5209/rev_ESMP.2013.v19.n1.42514

    El discurso periodstico: entre el discurso histrico y la fiction. Hacia una semitica

    del acontecimiento*

    Jorge LOZANO HERNNDEZUniversidad Complutense de Madrid

    [email protected]

    Recibido: 26/10/2012Aceptado: 14/03/2013

    ResumenEn una posible tipologa de los discursos, el discurso periodstico se encontrara entre el histrico y la fiction. De su proximidad y lejana con estos tipos de discursos cabe una reflexin sobre la construccin delacontecimiento, entendido este como configuracin discursiva. El discurso periodstico hoy puede ser predominante en la historia del presente (Zeitgeschichte).Un ejemplo de los procedimientos de estrategiasdiscursivas en todos ellos lo ofrece el caso paradigmtico de Wikileaks. Palabras clave: Periodismo, Discurso Histrico, Fiction, Faction, Acontecimiento

    Journalistic Discourse: Between Historical Discourse and the Fiction. Towards Semiotics of the Event

    AbstractA possible tipology of discourses would set the journalistic discourse between the historical and the fictional ones. Considering its proximity and distance to this type of discourses, we should discuss aboutthe construction of the Event, understood as a discursive configuration. Nowadays, journalistic discoursemay be prevailing in the history of the present (Zeitgeschichte). A good example of the discursive strategies procedures in all of them is provided by the ground case of Wikileaks.Keywords: Journalism, Historical Discourse, Fiction, Faction, Event

    Referencia normalizadaLOZANO HERNNDEZ, Jorge (2013): El discurso periodstico: entre el discurso histrico y la fiction.Hacia una semitica del acontecimiento. Estudios sobre el mensaje periodstico. Vol. 19, Nm. 1, pgs.:165176. Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense.

    Sumario: 1. Introduccin: los relatos del mundo. 2. Fiction/Faction. 3. La presencia. 4. Lo verosmil. 5.El acontecimiento. 6. Confluencias: Wikileaks o la historia del presente. 7. Referencias bibliogrficas.

    1. Introduccin: los relatos del mundo

    Corresponde a la teora decidir lo que podemos observarAlbert Einstein

    Lo inevitable no sucede jams, lo inesperado siempreJohn Maynard Keynes

    No cabe duda de que el periodismo puede ser encarado como profesin, comociencia de la comunicacin, como informacin (en cuyo timo informare, encontra

    * Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigacin de I+D El fenmeno WikiLeaks enEspaa: un anlisis semitico y mediolgico, Ref. CSO201123315.

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  • mos una clara relacin con forma). Fuere como fuere, ltimamente, el sema periodismo ha venido acompaado de cualificaciones, atributos y modalizaciones talescomo periodismo de precisin, periodismo de investigacin, periodismo dedatos y periodismo de calidad. En las pginas que siguen, el periodismo ser descrito como discurso, caracterizado fundamentalmente por su arquitectura textual y porsus estrategias, justamente discursivas, que encuentran su pedigree en la secular narratologa y en los dignsimos estudios sobre el relato (rcit). En este ltimo caso, merece la pena traer a colacin las palabras de Roland Barthes, quien escribi:

    Innumerables son los relatos del mundo. Hay, en primer lugar, una variedad prodigiosa de gneros, ellos mismos distribuidos entre sustancias diferentes, como si toda materia le fuera buena al hombre para confiarle sus relatos: El relato puede ser soportado porel lenguaje articulado, oral o escrito, la imagen, fija o mvil, el gesto, y por la combinacinordenada de todas estas sustancias est presente en el mito, la leyenda, la fbula, el cuento,la novela, la epopeya, la historia, la tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pintado (pinsese en Santa rsula de Carpaccio), el vitral, el cine, las tiras cmicas, elnoticias policiales, la conversacin. Adems, en estas formas casi infinitas, el relato estpresente en todos los tiempos, en todos los lugares, en todas las sociedades el relato comienza con la historia misma de la humanidad no hay y no ha habido ninguna parte en ningn pueblo sin relato todas las clases, todos los grupos humanos tienen sus relatos, y muya menudo estos relatos son saboreados en comn por hombres de cultura diversa [...] (Barthes, 1966: 2).

    Si hablamos, por ejemplo, de historia, esta es hija del relato (Lozano, 1994). Porponer un slo ejemplo, Hegel recuerda que la palabra historia significa tanto historiam rerum gestarum como la res gestas mismas tanto narracin histrica, como loshechos y los acontecimientos. Aade el filsofo de la historia: debemos consideraresta unin de ambas acepciones como algo ms que una casualidad externa significaque la narracin histrica aparece simultneamente con los hechos y acontecimientos(1974: 137).

    2. Fiction/FactionPodramos afrontar el discurso periodstico comparndolo, es decir, estableciendo diferencias, con otro discurso, por ejemplo, el literario. Sin embargo, elegimos el discurso histrico en tanto que ambos tienen una directa relacin con los regmenes deverdad, de veracidad, o, ms precisamente, con la veridiccin: decir verdad, contar loque realmente ha sucedido, contar que lo que ha sucedido es verdad porque se havisto, que quien lo ha visto sabe, y lo que sabe lo dice, diciendo la verdad. Son estaslas primeras caractersticas del discurso histrico, que se diferenciara del texto de ficcin y que conformaran lo que Pomian (1999) ha dado en llamar marcas de historicidad.

    Desde el anlisis de la historiografa jnica (Lozano, 1994), los propios textos, enmodo reflexivo, sealan enunciacionalmente que no son textos de ficcin, que no sonproductos de la imaginacin. As, el historiador (Lozano, 1994), hstor, testigo ocular, el que sabe porque ve, hace de la autopsia la exigencia de ver con los propios ojos

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  • como garanta de la realidad histrica de cuanto es conocido (Nenci,1953: 16). Unahistoria en tiempo presente1.

    Yo he visto, que acredita al enunciador de yo digo, es un ethos, la auctoritasque legitimar el discurso histrico hasta el siglo XVI cuando invenciones y revoluciones cientficas hacen concebible la idea de un conocimiento mediato (bien por huellas, trazas, pistas, indicios, bien por documentos, monumentos, archivos...), siempremanteniendo an con simulacin, que la historiografa, la escritura de la historia bienque sea escritura no pertenece a la imaginacin, a la fantasa, a la fiction.

    Actualmente, esa oposicin entre lo imaginado y lo real, entre las ficciones y loshechos, ha dado pie a la pareja fiction/faction 2 para sealar, con este ltimo trmino,unos hechos reales (facts) que podran relacionarse con la fiction.

    En semitica, desde Saussure, pensamos que la parole, o proceso para Hjelmslev,son consecuencias de una langue (Saussure) y de un sistema (Hjelmslev), del mismomodo que un mensaje es consecuencia de un cdigo (Jakobson). O que todo enunciado(discurso) es producido por una enunciacin. Esta idea se la debemos a mile Benveniste, autor del Aparato Formal de la Enunciacin (la enunciacin es este poner autilizar la lengua por un acto individual de utilizacin, Benveniste, 1977: 83).

    En otro texto, Benveniste habla de dos sistemas diferentes de enunciacin: el de lahistoria y el del discurso. La enunciacin histrica, seala, est hoy reservada a la lengua escrita que caracteriza a la narracin de los acontecimientos pasados (Benveniste, 1971: 285 y ss)

    Para Benveniste los tres trminos narracin, acontecimiento, pasado, debenestar subrayados. Se trata, dice, de la presentacin de los hechos que han acaecido enun cierto tiempo, sin ninguna intervencin del hablante en la narracin. Para que puedan ser registrados como hechos acaecidos, deben pertenecer al pasado. Sin duda,sera mejor decir: desde el momento que son registrados y enunciados en una expresin temporal histrica, se encuentran caracterizados como pasados (ibid.).

    Ms adelante dir, definiremos la narracin histrica como aquel gnero de enunciacin que excluye toda forma lingstica autobiogrfica. El historiador no dirjams yo, ni t, ni aqu, ni ahora, puesto que no tomar jams prestado el aparato formal del discurso. En la narracin rigurosamente histrica, podremos por tanto encontrar slo forma de tercera persona (ibid.), que para Benveniste ms que tercerapersona, se trata de la nopersona. De modo anlogo, en el campo de la expresintemporal, la enunciacin histrica comporta tres tiempos: el aoristo (pasado remoto,pasado indefinido), el imperfecto (incluida la forma condicional) y el pluscuamper

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    1 En plena contemporaneidad, Elie Wiesel afirma que si los Griegos han inventado la tragedia, los Romanos, la correspondencia, y el Renacimiento, el soneto, nuestra generacin hainventado un nuevo gnero, el testimonio. Citado por Hartog (2005:193).

    2 Antony Beevor, en un artculo titulado La fiction et les faits. Perils de la faction (2011),encara precisamente la relacin entre estos dos conceptos, que encuentra sus antecedentesen la novela histrica de la que es un seero representante, para esta discusin, Walter Scott.Historiadores como Ranke y Michelet rechazan explicitamente la novela histrica de Walter Scott (cfr. Lozano 1994: 182). En el nmero 165 de Le dbat, titulado Lhistoire saisie par la fiction, se afronta en profundidad este tema.

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  • fecto. (ibid.) Es obvio que el presente est excluido, exceptuado, en la teora de Benveniste, el caso rarsimo del presente atemporal, que es el presente de definicin.

    Afirma tambin Benveniste que los acontecimientos son enunciados como si fueran producidos en su aparecer en el horizonte de la historia. Ninguno habla, los acontecimientos parecen contarse ellos mismos. El tiempo fundamental es el aoristo, quees el tiempo del acontecimiento fuera de la persona de un narrador (ibid.). En cambio, los tres tiempos fundamentales del discurso, excluidos de la narracin histrica,son el presente, el futuro y el perfecto, y hace uso libremente de todas las formas personales del verbo, tanto yo/t, como l.

    Quiero sealar una gran coincidencia entre estas afirmaciones lingsticas de Benveniste respecto a los acontecimientos, con las histricas e historiogrficas de Ranke,que considera que hay que mostrar las cosas tal y como sucedieron (Er will bloss zeigen wie es eigentlich gewesen). Tamao aserto, mostrar las cosas tal y como sucedieron, mxima expresin de la objetividad de la escuela histrica alemana del siglo XIX,enfatizando la renuncia a cualquier manifestacin de la subjetividad, fue rpidamentecontestado, entre otros, por Georg Simmel, y sin embargo, contina siendo anhelo yconsigna de la actual profesin de periodista, y por tanto, uno de los supuestos rasgosdistintivos del discurso periodstico, que lo hermana, tambin bajo ese aspecto, al discurso histrico.

    En el clsico Analitical Philosophy of History, Arthur Danto (1965), que gustabade decir history tells stories, refirindose a las narrative sentences, que son clasesde frases que se refieren al menos a dos acontecimientos separados en el tiempo (aunque describan slo el primero de estos acontecimientos), habla de un ideal chronicler(cronista ideal) 3, que supuestamente conocera todo lo que acontece en el momentoen que sucede y podra dar una descripcin instantnea y completa. En este sentido,podemos decir que pretendi ser un cronista ideal ValleIncln cuando iba a escribiren 1917 La Media Noche. Visin estelar de un momento de guerra. Era mi propsitocondensar en un libro los varios y diversos lances de un da de guerra en Francia(ValleIncln, 1917: 102 y ss.). All leemos tambin:

    Acontece que, al escribir de la guerra, el narrador que antes fue testigo, da a los sucesos un enlace cronolgico puramente accidental, nacido de la humana y geomtrica limitacin que nos veda a la vez en varia partes [...] el narrador ajusta la guerra y sus accidentesa la medida de su caminar: las batallas comienzan cuando sus ojos llegan a mirarlas [...]Todos los relatos estn limitados por la posicin geomtrica del narrador (ValleIncln,1917: 102 y ss.).

    Por otra parte tambin dice yo, torpe y vano de m, quise ser centro y tener de laguerra una visin astral, fuera de geometra y de cronologa, como si el alma desencarnada, ya mirase a la Tierra desde su estrella. Tamaa imposibilidad es debida

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    3 En palabras de Danto, el cronista ideal knows whatever happens in the moment it happens,even in other mind. He is also to have gift of instantaneous transcription: everything that happens accross the whole forward rimo f the Past is set down by him, as it happens, the way ithappens. The resultant running account I shall term the Ideal Chronicler (Danto, 1965: 149).

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  • segn Valle a la existencia de dos puntos de vista diferentes: la que media entre la visin del soldado que se bate sumido en la trinchera, y la del general, que sigue los accidentes de la batalla encorvado sobre el plano (ibid.).

    3. La presenciaEn la decepcin de ValleIncln, como en la utopa del cronista ideal, sin entrar en elmito de la objetividad, y ms precisamente en el mito de la narracin histrica, nos encontramos con el complejo problema de la presencia, que, en principio, se opone a ausencia. En nuestra tradicin fenomenolgica, MerleauPonty sostuvo que el anlisisdel tiempo hace aparecer al objeto y al sujeto como dos momentos abstractos de unaestructura nica que es la presencia. Presencia es un indefinible, se lee en los Prolegmenos de Hjelmslev. Por su parte, prasesens, en el anlisis del significado de praeque realiza Benveniste (1983), no es lo que est ah, sino lo que est delante de m.Praesens, contina el semilogo tras analizar por ejemplo, praesens pecunia, es loque est delante de los ojos, visible, inmediatamente presente (1983: 393). La presencia, entonces, es una presencia actual, que implica un dectico nunc, ahora, y elnunc es visto como el origo de la deixis temporal. Por tanto, si ego, hic y nunc pertenecen al discurso y no a la historia, la presencia debe devenir ausencia como el presente trasladarse a un aoristo, pretrito indefinido que fuere, etc. Por otra parte, ahora,tambin est relacionado en un cierto sentido con el instante (instans). Quintiliano defina el presente como tempus instans, tiempo anclado en el ahora, y segn Aristteles el instante es la esencia del tiempo: el tiempo es continuo gracias al instante ydividido segn el instante, lo que constituye una apora para Ricoeur.

    Extraordinaria coincidencia que hace de la narracin histrica un relato construidosobre la base de negar todos aquellos decticos yot, aqu y ahora, que caracterizana todo discurso. Si la narracin es un principio de inteligibilidad y no slo una formaas llamada narrativa, es debido a que la narracin sigue el diktat de la configuracindiscursiva y no tanto de sus contenidos. El discurso periodstico, como el discursohistrico, como el discurso de ficcin, no se define a priori, ni por los contenidos quetrasmiten o contienen. Acaso por ello, la confusin de gneros discursivos permitenque una novela pueda pertenecer a una Enciclopedia histrica4.

    Ms all de hibridismos (Burke), de la denominada convergence culture (Jenkins),y bsquedas incesantes de autentificacin de posibles mezclas, confusiones, mestizajes, la remediation, etc., conviene recordar que al mismo tiempo, la recurrente insistencia de los historiadores por distinguir historia y ficcin, ha atravesado toda la historiade la historiografa. Sirvan dos ejemplos tomados al azar. Polibio (2,56), en su polmicacontra Filarco a propsito de su relato sobre la cada de Mantinea, sostiene:

    [...] puesto que no igual, sino opuesto, es el fin de la historia y de la tragedia: la tragedia debe, con los discursos ms convincentes, impresionar al auditorio y momentneamente seducirlo la historia, en cambio, con la verdad de los hechos y los discursos, debeconvencer y ser al mismo tiempo una enseanza perenne para quien ama el saber: en una,

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    4 Por Enciclopedia hago referencia al concepto que Eco dio en Lector en Fabula (1979).

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  • aunque sea falso, tiene su dominio lo verosmil, que ilusiona engaosamente a los espectadores, en la otra lo verdadero, que sea til a quien ama el saber (Lozano, 1994: 176177).

    Muchos siglos ms tarde, Michelet en su famoso Prface de 1869, escrito cuarentaaos despus de que concluyera su Histoire de France, despus de referirse a Juanade Arco, afirma (pp: XXXIV y XXXV):

    Jai dans ce grand rcit pratiqu et montr une chose nouvelle, dont les jeunes pourrontprofiter: cest que la mthode historique est souvent loppos de lart proprement littraire.Lcrivain occup daugmenter les effets de mettre les choses en saillie, presque toujoursaime surprendre, saisir le lecteur, luis faire crier: Oh! il est hereux si le fait naturelapparat un miracle. Tout au contraire, lhistorien a pour spciale mission dexpliquer ce quiparat miracle, de lentourer des prcdents, des circonstances qui lamnent de le ramener la nature. Ici, je dois le dire, jy ai eu du mrite. En admirant, aimant cette personalit sublime, jai montr quel point elle tait naturelle (cit. en Lozano, 1994: 182).

    Para la Semitica de la Cultura, segn nos ensea Lotman, ciertos textos culturales recibidos como religiosos en la Edad Media, son considerados verdaderos, mientras siglos ms tarde son ledos como literarios, es decir, como fiction.

    4. Lo verosmilEn un texto intitulado El contrato de veridiccin, significativamente dedicado a PaulRicoeur, Greimas (1989) aborda el concepto de verosmil, que inicialmente podra incluirse en un cierto relativismo cultural. Sin embargo, para la semitica generativa, loverosmil depende del conocido fenmeno de la categorizacin del universo de losdiscursos que se efecta gracias a lexicalizaciones clasificatorias cuyas teoras de losgneros, variables de una cultura a otra, y de una poca a otra, ofrecen el mejor ejemplo. Para Greimas, el criterio de verosimilitud no es aplicable a los discursos abstractos, sino slo a los discursos figurativos no a los discursos normativos, sino a losdescriptivos y su aplicacin no slo se limita a los discursos literarios (consideradoscomo obras de ficcin), sino a todo discurso narrativo (Greimas, 1989: 120). Ms allde los discutible de su no aplicacin a discursos abstractos y normativos, s consideramos con l que lo verosmil que, a primera vista, parece complementario de la ideade ficcin, no depende, por tanto, de la teora literaria, sino de una tipologa generalde los discursos (ibid.). Y merece la pena arrojar, con Greimas una mirada sobre lasproducciones discursivas africanas, para darse cuenta de que en gran nmero de sociedades, los discursos etnoliterarios, en lugar de evaluarse en funcin de lo verosmil, lo son en funcin de su veracidad, que los relatos orales se clasifican, por ejemplo,en historias verdaderas e historias para rer, siendo las historias verdaderas, evidentemente, mitos y leyendas, mientras que las historias para rer slo relatan simples acontecimientos cotidianos (ibid, 121)

    5. El acontecimientoHasta aqu, someramente, hemos hecho referencia a marcas de historicidad y marcasde veridiccin, pero todava falta una aproximacin a lo que permitir relacionar de

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  • forma ms directa el discurso periodstico y el histrico, esto es, el papel que juega elacontecimiento. Comencemos por definirlo.

    Podemos, antes de nada, recordar a Proust en La Prisonnire: il semble que lesvnements soient plus vastes que le moment o ils ont lieu et ne peuvent y tenir toutentiers.

    La relacin con el tiempo del acontecimiento ha consentido que desde Homero, porejemplo, continuamente se haya intentado producir acontecimiento irreductible queno se deje comprender en la trama memorable de los relatos y de los ciclos [...] acontecimiento incomparable, ininteligible, que lleve al lmite fuente de lo sublime y deinterrogacin sin fin (Jullien, 2001: 98).

    En 1952, se public un libro de Carlo Diano, estudioso del mundo griego, cuyo ttulo es especialmente significativo Forma ed Evento (1993), dos conceptos que se meantojan especialmente pertinentes para la descripcin del discurso informativo, parala descripcin del discurso periodstico. En el prlogo, Remo Bodei (1993: 9 y ss.) seala que dicho trmino, acontecimiento, no indica lo que acaece en general, sino msbien el quod cuique evenit, lo que sucede a alguno, a alguien, y tiene valor para el interesado directamente. El acontecimiento est privado de relacin alguna con la experiencia de un sujeto especfico. Es, dir Bodei, un concepto vaco. Es siemprepuntual e individualizado, constituye un vivido y no un pensado (Bodei, ibid.).

    En apndice seala cmo un evento (acontecimiento) viene del latn y traduce algriego tych, donde, como hemos dicho ms arriba, id quod cuique venit. DiceDiano: que llueva es algo que sucede, pero esto basta para hacer un acontecimiento.Para que sea un acontecimiento, es necesario que este acaecer, lo sienta como un acaecer para m (Diano, 1993: 69). Y ms adelante dice y si cualquier evento se presenta a la conciencia como un acaecimiento, no todo acaecimiento es unacontecimiento. Y ms adelante dir el evento es siempre hic et nunc, slo en elinstante en que lo advierto (Diano, 1993:70).

    Situmonos en la modernidad, tardomodernidad, postmodernidad, o como sequiera. Asistimos a una palinodia de textos, de gneros tales como docudrama, infoentretinimiento, la ficcin de los hechos, metaficcin histrica, faction, y que handado paso a novelas como A sangre fra, o pelculas como La Lista de Schindler, Hitler: A film from germany, JFK, A Story for the Modlins, etc. En todos estos casos, estmarcada la oposicin entre hecho y ficcin. No se trata de que a los acontecimientosreales se les del aspecto de hechos imaginarios o a que a los acontecimientos imaginarios se les presente con realismo, sino que ms bien, dice Hayden White, se dejaen suspenso entre lo real y lo imaginario. Todo se presenta como si perteneciera almismo orden ontolgico, tanto real como imaginario, realistamente imaginario, oimaginariamente real, con el resultado de que la funcin referencial de las imgenes de los acontecimientos se desvanece (White, 1999:187)

    Cuando la historia fue considerada historia magistra vitae, se pens que cualquierhecho histrico poda legitimarse en tanto que se adecuaba a hechos anteriores. As,la Revolucin Francesa quiso imitar a la Inglesa, Robespierre quiso imitar primero aCromwell y despus a Napolen, la Revolucin Rusa quiso imitar a la Francesa, etc.,dando la razn a Cicern cuando sostena que la historia est llena de ejemplos. Almismo tiempo, ante los textos contemporneos, nos encontramos con que los datos,

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  • los acontecimientos, los hechos, que la praxis histrica tantas veces ha confundido,presentan sucesos que procuran el conocido fenmeno denominado djvu, segn elcual, y siguiendo a Bergson, percibimos (presente) y recordamos (pasado) simultneamente. Sugiero que estamos asistiendo a la manifestacin de todo tipo de acontecimientos en cadena que, ms que ejemplos o djvu, mantienen entre ellos un ciertoaire de familia, y se pueden inscribir en lo que en semitica se ha denominado semisimblico, que permite definir tambin lo indistinto.

    Traigo a colacin el texto de Roland Barthes Estructure du fait divers (1962), queconsidero fundamental bajo este prisma, para definir tambin el acontecimiento en eldiscurso periodstico. El suceso (fait divers) se constituye, segn Barthes, en la uninentre una causalidad aleatoria y una coincidencia ordenada. Ambos movimientos recubren esa zona ambigua donde el suceso es vivido como signo, y cuyo contenido es,sin embargo, incierto.

    Con este cuadrado de Marrone (2001: 94), previsto y extrao son contrarios normal e imprevisto, subcontrarios previsto e imprevisto y extrao y normal son contradictorios y previsto y normal y extrao e imprevisto, mantienen una relacin deimplicacin. Esta representacin grfica de las categoras semnticas extrao y previsto, la he podido utilizar para un anlisis del 11S, donde por cierto, muchos espectadores que vieron, con la diferencia de huso horario, las imgenes de las torres en elTelediario, pensaron, razonablemente, que era fiction, imgenes que pertenecan a unapelcula de ficcin. Quiero recordar que el periodista de la CNN, cuando dio la noticia del suceso de las Torres Gemelas, que percibi como algo imprevisto, sorprendente, con todas las caractersticas de lo discontinuo, inesperado, aleatorio, explosivo,inmediatamente, profiri el enunciado narrativo America under attacks. De esemodo, el acontecimiento vertical, haciendo referencia a las torres, inexplicable, incomprensible, ininteligible, se incorporaba, en el espacio horizontal de una narracin,haciendo que el acontecimiento ininteligible alcanzara su rango narrativo de inteligibilidad. Haciendo as, se pasa de algo aleatorio, azaroso, casual, a algo causal, segnel principio antiguo de post hoc ergo propter hoc.

    Siguiendo con el cuadrado semitico, el recorrido que va de imprevisto a extrao,de extrao a normal, y de normal a previsto, podemos entender que, en poco tiempode manera anloga a la que pasa cuando se percibe una imagen (la de las Twin Towers) como djvu y se pasa luego a un hecho real e histrico en sus consecuenciasse pueda pasar de algo imprevisto a algo previsto.

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  • Lo imprevisto, y esto es un axioma en semitica de la cultura, en la conciencia delobservador, es sustituido por lo regular, por lo normal, y a su vez, lo sucedido es proclamado como lo nico posible, est fundamental e histricamente predeterminado. Ylo que no ha sucedido es interpretado como algo imposible.

    En los complicados y complejos avatares del acontecimiento (event, Ergenis, vnement, evento), coupure para Bastide, para Deleuze una vibracin, con una infinidadde armnicos, como una onda sonora, una onda luminosa, con sus idas y venidas, unestallido de sentido, una novedad sorprendente, una novedad rumorosa para Braudel,el emblema de todas las cosas pasadas para Ricoeur, construido por los medios de comunicacin de masas para Vern, sinnimo de accidente, catstrofe, discontinuidad,etc., siempre ha estado confrontada con la estructura. Se ha presentado como una noestructura, cuando no antiestructura. As, invisible pero regular, la estructura apareca como anulacin del acontecimiento. Y ello sin recordar a Braudel, que en aras dela estructura como longe dure, quera encerrar, encarcelar al acontecimiento, pues eraengaoso como la espuma de la marea, como un fuego de artificio, fugaz, cegador, efmero, explosivo.

    Mas la sntesis se intent el exilio del acontecimiento se consider momentneoy se salv la posibilidad de reconstruir el cambio, la discontinuidad visible y perceptible (respecto al estado que precede inmediatamente a su desaparicin), hasta el puntoque dejaron de separarse las estructuras lgicas y estables de aquellos desdeadosacontecimientos tildados de irracionales y efmeros. Inseparables entonces, como inseparables son lo real y lo materialmente acaecido, y el significado que los actores yespectadores le atribuyen. Pues como nos ense tambin MerleauPonty, en claraconsonancia con Diano, no hay acontecimiento sin alguien a quien le advenga. Loshistoriadores, se sabe, huyendo del acontecimiento, por esencia poltico, slo describible en prolijas e intiles narraciones, terminaron as por huir de la propia historia,para centrarse en el estudio de procesos lentos, de las transformaciones imperceptibles(y de las invariantes histricas), y ocuparse de aspectos annimos y constantes de lavida (las tradiciones, la vida cotidiana), dando as historia a lo que hasta entonces estaba privado de ella (en Semitica de la Cultura se sostiene que la historia, como lamoda, es semitica por naturaleza, en el sentido que supone una semiotizacin de loreal, la transformacin de un nosigno en signo).

    Curiosamente, mientras ciertas corrientes histricas se dirigan a la nohistoria, lasemitica, por ejemplo, la de tradicin estructuralista (lingstica, sincrnica), obligadaa aislar la cultura del espacio histrico circundante, y constreida a ocuparse en suanlisis de la descripcin inmanente del texto, fue progresivamente atendiendo, porejemplo en la semitica del arte, a fenmenos denominados por Lotman explosivos (elarte, dice, es hijo de la explosin). Si nos fijamos en la explosin (o en algn acontecimiento especialmente significativo, incoativo o perfectivo que sea), se coloca sumomento en la interseccin de pasado y futuro, o en dimensin casi atemporal (podraconsiderarse como proceso explosivo, en el sentido lotmaniano, como Acontecimiento,la cada del Imperio Romano, bien que haya durado algunos siglos). Por su parte, elpresente, no es slo creador del pasado, sino que a su vez, crea un nuevo pasado.

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  • Visto as, el acontecimiento, para Greimas, como para Ricoeur, es una configuracin narrativa, o an mejor, discursiva. Por su parte, para Lotman, los acontecimientos transcurren en el tiempo, pero la descripcin de los mismos, registrada en una hojade papel, sea un cuaderno, sea un peridico, tienen un carcter puramente espacial.

    El acontecimiento, se pensaba, tena una extensin temporal diferente de la estructura. Adems, la representacin de las estructuras se aproxima al procedimiento dela descripcin, mientras que la de los acontecimientos suele coincidir con una narracin. Tras dcadas de debate a este respecto, han surgido mutaciones en la tipologageneral de los discursos, que han permitido generar, por ejemplo, una Zeitgeschichte(para referirse a una historia del tiempo presente) de la que se ha hecho cargo, razonablemente, el periodismo, una presentificacin del presente que ha hecho concebirpreguntas como cunto dura el presente 5, una revisin de la pareja acontecimiento/estructura, una expansin del concepto de verosmil a otros discursos, una reivindicacin de la retrica, no tanto como tropologa, sino como organizacin funcional de losdiscursos, una revisin tanto del concepto de testigo, como el de vctima, o una atencin a la memoria entendida, sobre todo, como construccin... en los textos.

    Las viejas cuestiones, los viejos problemas, sin embargo, siguen presentes. Conceptos como verdad, realidad, representacin de la realidad, siguen constituyendo lasgrandes isotopas de los discursos periodsticos, histricos y de ficcin, entrelazadoscomo en una cinta de Moebius, y derribando constantemente las fronteras entre ellos.Al mismo tiempo, el famoso aforismo, tantas veces repetido de Nietzsche, no hay hechos, solo interpretaciones, ha sido contestado recientemente por Umberto Eco, afirmando que el mismo Nietzsche no podra dejar de reconocer que el caballo al que unda abraz en Turn, existi como hecho antes de que l decidiera hacerlo objeto desus excesos afectivos. Dicho de otro modo, para que haya interpretacin, tiene quehaber algo que interpretar.

    Sugiero, en este sentido, la relectura de El efecto de realidad (1968) de RolandBarthes, donde aparece el concepto de ilusin referencial, ilusin comn a textos literarios y textos histricos. Quiz nos permita orientar mejor el debate actual entre lospartidarios de la retrica de la historia, de los defensores de la narracin como principio de inteligibilidad, que como Hayden White, ven a la Historia cercana a la Literatura, pues ambas poseen modos semejantes, aunque diferentes, de constituir larealidad. Una cercana a la literatura que no encuentra con las ciencias fsicas, ocon aquella filosofa de la historia que quiso parangonar el acontecimiento histricocon el acontecimiento fsico, en tanto que ambos eran singulares, irrepetibles, etc. Porotra parte estaran aquellos historiadores (Ginzburg, 2000) que desconfan de la historia como retrica en defensa de una historia capaz de dar cuenta de los hechos, haciendo uso de las pruebas.

    6. Confluencias: Wikileaks o la historia del presenteMs all del papel de las pruebas en Aristteles (Lozano, 2012: 29 y ss), fundamental en la propia epsiteme retrica, temo que semejante esfuerzo por reivindicar justa

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    5 Ttulo de una investigacin incluida en el Proyecto Salvador Madariaga 2008 del Ministerio de Educacin y dirigida por Mario Perinola, de la Universidad Tor Vergata (Roma).

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  • mente, con justicia y con justeza, la propia especificidad, en este caso, del discurso histrico, o mejor dicho, historiogrfico, para sealar el fundamental papel de la escritura de la historia, no es bice para reconocer los mecanismos intrnsecos discursivosen los tres tipos de discurso sealados: el periodstico, el histrico y el de ficcin.

    Tomemos brevemente el caso Wikileaks. En principio, una operacin, anloga a lade cualquier historiador (o cualquier espa), que trata de desvelar, desencriptar, descifrarunos documentos, para coleccionarlos en un Archivo que puede ser visto como un granMonumento, y ledo como un Documento (Foucault). Esta operacin no es, en ningncaso, diferente al trabajo de un historiador la Bloch, que sostena que el historiador trabajaba por trazas, por indicios, como un detective, que trabaja por pistas, o un mdico,que trabaja por sntomas, o un cazador, que trabaja por huellas, etc. Operaciones, todasellas, de alta semioticidad, dirigidas a convertir un nosigno en signo, algo desconocidoen conocido, algo hermtico en revelado, algo secreto en transparente.

    En Wikileaks se concentran ficciones, estrategias, escrituras, documentos. Es uncaso de historia del presente. Un ejemplo de presentismo (Hartog), y un clamorosocaso de autopsia: quien se acerque a ver el vdeo Collateral Murder publicado porWikileaks, podr ver un texto real, verdadero, en directo, y presentado para su autentificacin, como si fuera una pelcula, incluyendo en su presentacin, incluso, los ttulos, justamente, de crdito. Crdito, credibilidad, credulidad, confianza, confidenciason algunos de los semas que se encuentran en la estrategia de hacer creer(Lozano,2012) que caracteriza a toda persuasin, presente e imprescindible en el discurso periodstico y en el histrico y en el de ficcin.

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