el dinosaurio polar de anuc
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Cuento breve. FicciónTRANSCRIPT
X CERTAMEN UNIVERSITARIO DE RELATO BREVE FANTÁSTICO UPV/EHU
Titulo: EL DINOSAURIO POLAR DE ANUC
Seudónimo: Ameslari de Iparburu
“Ninguna forma de vida se parece a otra. Se pueden hacer analogías pero en cualquier
parte puede haber una discontinuidad donde la analogía fracase, donde cualquier otra cosa
puede estar en lugar de lo esperable. Ni siquiera las personas son previsibles. Sus formas de
vida y sus creencias son tan variables como sus propias huellas dactilares. Debe ser por eso
que los hombres acostumbran decir: “¿Quién entiende a las mujeres?” mientras que por otro
lado a las mujeres es frecuente oírles decir: “¡Todos los hombres son iguales!”. A pesar de lo
distinto de su formulación, ambas quejas contienen un mismo núcleo, que sería la necesidad y
el deseo de encontrar leyes universales que permitan hacer previsible el comportamiento del
otro genero. Pero, de hecho, nos quejamos porque nunca es así. En realidad cada persona es
un misterio y cada día de la vida de una persona puede ser una sorpresa, aún para esa misma
persona. Y eso es lo que nos lleva a investigar.
Y se preguntara a que viene todo esto, resulta que desde hace ya unos cuantos años,
todos en esta ciudad pasan muchas horas metidos en los aparatos de realidad virtual
interactiva (RVI). Este extraño invento que empezó como un simple juego, un entretenimiento
para niños, luego pasó a conformar complejos sistemas de entrenamiento donde se simulaban
todo tipo de situaciones y de contextos. Para terminar hoy día conformando una de las más
poderosas industrias de la actualidad. Si bien aún no se ha extendido su uso en muchos de los
países del quinto mundo, e incluso haya algunas religiones que lo prohiben con una gran
severidad, creo que, sin duda, estamos ante uno de los más impresionantes fenómenos
sociales de escala global, que además nació, ya desde un principio, como un acontecimiento
global. Se ha convertido en algo que supera al cine, la radio y la televisión juntas. Algo que
parece estar cambiando a la humanidad tanto como la aparición de la imprenta, la revolución
industrial, o la mismísima Internet”.
El Dr. Stanford hizo un alto casi teatral en su exposición. Anuc lo miró con expresión de
impaciencia, no era bueno para disimular estas cosas. El Dr. Stanford sonrió con gesto
complacido y respirando hondo arremetió con renovado entusiasmo:
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“Bueno, justamente la idea de hacer este experimento con gente como Ud., gente que
nunca ha conocido la RVI, nace de la necesidad de eliminar toda una serie de variables que
podrían contaminar los resultados si utilizamos a consumidores habituales de RVI. Ya se que
estos detalles del diseño experimental pueden resultarle aburridos, pero espere un momento
porque creo que esto realmente le va a interesar.
La RVI es sumamente excitante y atractiva, podríamos decir que genera un proceso
adictivo, que por no ser químico no es alcanzado por las leyes vigentes. De hecho en pocos
años ha aniquilado casi por completo a cualquier otra forma de entretenimiento. De alguna
amnera es como estar viendo una película pero dentro de ella, tomando parte, sintiéndose allí,
metido en esa realidad. Y no solo es interactiva, además uno puede elegir ser cualquiera de los
personajes e incluso puede ser una especie de testigo invisible. Imagínese estas posibilidades
dentro de una buena película erótica,¿Me entiende.?
De hecho muchos adolescentes lograron así sus relaciones sexuales, casi tan reales
como en la vida real, solo que los pudieron ensayar una y otra vez. En este sentido es muy
curioso que luego, muchos varones, dejan estas RVI para vivir en esas películas de artes
marciales, donde pueden ser el héroe que siempre gana pese a todo.
En nuestra experiencia, en principio, le vamos a ofrecer la posibilidad de elegir
cualquier historia, ya veo como empiezan a brillar sus ojitos, si señor, cualquier historia que
usted imagine.
Como las leyes de experimentación con humanos nos exigen, entre otras cosas,
brindarles a los voluntarios una completa información sobre la naturaleza y los riesgos del
dispositivo del que van a formar parte, es que debo anticiparle que si acepta el contrato, será
implantado en la base de su cráneo un chip de interfase neurológico-digital. Se trata de una
muy sencilla operación indolora donde se coloca este chip que vale varios cientos de millones
de dólares, por lo que deberá firmar varias formas por la responsabilidad civil sobre el aparato
y los seguros sobre el mismo y sobre su persona. Esto es fundamental para poder llevar
adelante la experiencia, dado que de este modo logramos instalar una auténtica puerta de
acceso a su cerebro. No tema, ¡no le vamos ni a lavar su cerebro!, ni a invadirlo con
materiales no autorizados explícitamente por Ud. mismo. Tenemos totalmente restringido el
acceso a su área de privacidad mental, y por contrato debemos, de acuerdo a las leyes
vigentes, guardar absoluta reserva sobre los contenidos ideacionales que podamos registrar.
Paso a detallarle las funciones del chip. Primero y principal nos servirá para lograr una
simulación de un entorno tan compacto y convincente, podría decirse tan real, como su
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realidad cotidiana. Los actuales aparatos de RVI trabajan con cascos que emiten sonido e
imagen, y unos pocos sensores kinestésicos que registran los movimientos de brazos y
piernas. Nuestro diseño mediante el chip nos permitirá simular los cinco sentidos, y todo tipo
de sensaciones corporales como la de gravedad, equilibrio, etc. De modo tal que no solo va a
poder ver y oír esa realidad sino que va a poder, literalmente, sentirla en el cuerpo. Imagine
por ejemplo una relación sexual, poder sentir la humedad de lso besos, el calor de la piel, su
aroma, las palpitaciones, la respiración en su oído. Eso es algo que no pueden ofrecerle los RVI
eróticos que se comercializan actualmente.
Disculpe que me haya desviado del tema central, es que me compenetro, bueno
siguiendo con el mecanismo, mediante el chip su cuerpo real será anulado, de hecho lo
meteremos dentro de un tanque de deprivación sensorial para que ninguna sensación real
interfiera con la realidad virtual donde estará”.
-“Pero ¿que pasará si quiero salir?, soy un poco claustrofóbico....”. Dijo Anuc en tono casi
inaudible.
-“No se preocupe, quédese tranquilo que nadie quiere salir, se lo aseguro”.
Anuc, miraba al Dr. Stanford con su esquimal cara de asombro, era mucho el dinero que
le ofrecían por unos pocos días de experimentación, días donde iba a sentir todo el placer que
quisiera, donde iba a tener tanto placer como nadie nunca antes había tenido, placer a la
carta, a repetición, a discreción, y además todo ese dinero, todo era fantástico, pero tenía
miedo.
El Dr. Stanford interrumpió sus pensamientos:
“Creo que por hoy ha sido suficiente y que lo mejor será tomarnos un descanso, Betty
lo acompañará y le mostrará, no solo sus hermosas piernas, sino también nuestra maravillosa
universidad, y el cuarto que le preparamos”. (Luego guiñó su ojo con una pretendida y
sobreactuada complicidad).
Anuc se rió un tanto cohibido. El Dr. Stanford se levantó como un resorte, con su
sonrisa y su mano derecha lanzadas hacia él. Anuc estrechó su mano con cierto recelo,
decididamente no le gustaba ese tipo de personas.
Por suerte Betty si le gustaba, y mucho, era un sueño. Como un dócil cachorro se dejó
llevar por ella. El Doctor no había mentido, la Universidad era realmente maravillosa, mucho
más de cuanto hubiese podido imaginar. La gente lo miraba con curiosidad, seguramente su
ropa esquimal no les resultaba familiar, ellos llevaban una especie de trajes de neoprene muy
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coloridos, con una extraños adornos. A las mujeres le quedaba bien ese estilo, pero los
hombres, en cambio, parecían toreros de plástico y goma. El campus era increíblemente
verde, tanto que creyó que sería parte de alguna realidad virtual. Betty se rió mucho de su
ocurrencia. Era bonita cuando reía. Solo por verla otra vez a ella era capaz de firmar el
contrato, pero decidió calmarse y leerlo atentamente esa tarde.
Su habitación era sumamente agradable, con una vista increíble del antiguo edificio del
rectorado. Parecía estar en Inglaterra en una universidad del siglo XIX. La calefacción era muy
fuerte, enseguida le dio sueño y durmió profundamente.
Cuando despertó, ya era media tarde. Todo estaba en silencio. Un sol dorado se
reflejaba en cada uno de los rombos de los vitraux, de todos los ventanales del todos los
edificios de la universidad, era perfecto. Unos pocos estudiantes caminaban lentamente por
los senderos. Parecía un buen lugar, muy tranquilo, ordenado y con detalles que denotaban
una gran tradición cultural y un exquisito gusto.
Encontró una máquina de café en su cuarto y una pequeña heladera. Puso a hacer
media jarra de café, odiaba el café recalentado del día anterior y amaba ese olor a café recién
hecho tal como lo estaba sintiendo justo en ese momento. Mientras tomaba su café se dedicó
a hojear el contrato. No parecía peligroso, lo único que lo intranquilizaba era el tema de los
seguros de vida y la gran suma que él recibiría por esto. Pensó: “nadie paga tanto, ni toma
tantos recaudos por nada ”
Se puso un buzo deportivo y salió a correr, quería de paso conocer un poco los
alrededores. Sin duda era como estar dentro de una película maravillosa, algo así como El
Gran Gatsby o Titanic, solo que él sabía muy bien que no se parecía ni a Robert Redford ni a Di
Caprio, sino que seguramente era poco menos que un asiatico o un indio americano para estas
gentes bancas educadas y bien vestidas. Aún así era maravilloso estar allí, era uno de los
lugares con los que siempre había soñado.
Volvió a su cuarto para tomar una ducha, y en el contestador de su teléfono encontró
un mensaje de Betty citándolo en una hora para una actividad de recorrida por los
laboratorios y la biblioteca. Pulsó el botón de contestar y al instante apareció la voz de ella y
su imagen en la pantalla de cristal líquido, algo que decididamente Anuc no esperaba.
Acordaron encontrarse en el hall de su edificio. La ducha fue justo lo que necesitaba. Se
demoró un buen rato, se lavó el pelo, se puso crema humectante, se afeitó y además se
perfumó, algo que solo acostumbraba hacer cuando salía con una chica.
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Le resultaba difícil concentrarse en la inmensidad de la biblioteca, porque se distraía
con las bellezas de Betty, miraba sus ojos y ya no escuchaba sus palabras. De pronto los
complejos aparatos del los laboratorios lo fascinaron, esos increíbles juguetes gigantes hacían
que la voz de Betty quedara sonando en un segundo plano, hasta que sus ojos lo volvían a
capturar de nuevo. No fue nada fácil, debía responder imprecisamente a sus preguntas dado
que apenas prestaba atención a la mitad de lo que ella decía.
Por suerte la cena estaba programada con otros integrantes de la experiencia, gentes
que venían de lugares muy diversos del mundo, y por suerte Betty los dejó a solas, sino
tampoco hubiese escuchado nada de lo que se decía en esa cena. Marc parecía un típico
vaquero americano de Texas con su camisa a cuadros y su imponente corpachón. Sin embargo
venía del centro de Australia, era hijo de unos cuáqueros que vivieron aislados por dos
generaciones en una granja. El ya estaba dentro del programa y se lo veía feliz y saludable.
En cambio Alice era una jovencita oriental nacida en Singapur, era bonita, menuda, nunca
alzaba la voz, y hablaba pausadamente (y eso le gustaba a Anuc). Su familia siempre había
sido tradicionalmente muy religiosa, por lo que nunca había tenido mayor contacto con la
civilización occidental más allá de los libros y algunas películas. Curiosamente era la única que
ansiaba conocer este mundo tecnológico, quizás cansada de la severidad de su ambiente
familiar. Era simpática, y tenía cierto parecido físico con Anuc. Finalmente estaba Pedro, un
costarricense de unos 30 años que, siendo niño, había migrado con sus padres a una isla del
caribe donde se esforzaron por mantener una forma de vida acorde con sus principios
ecologistas. Vivió una infancia donde la única fuente de energía eran los paneles solares, y
solo era usada para lo imprescindible. Además estaba absolutamente prohibido el uso de
baterías y pilas. Por eso, ni Pedro, ni ninguno de ellos habían tenido contacto con las
máquinas de RVI (realidad virtual interactiva) sino que además casi desconocían por
completo la cultura del entretenimiento electrónico, desde los jueguitos portátiles y los
pinballs hasta los simuladores de los juegos de feria. Solo Alice había conocido una vez en
Singapur una máquina tragamonedas en el freeshop del aeropuerto. Sin embargo en la cena
no se habló de nada de esto. El centro de la charla fueron las maravillas culturales y
arquitectónicas de la universidad. El modo moderno de vestir de los americanos, y las comidas
que cada uno extrañaba. Anuc se pasó toda la cena queriendo sacar el tema de su contrato,
pero no le pareció políticamente correcto mencionarlo si los demás no lo hacían, después de
todo era una cena informal. Cuando terminaron de cenar fue Marc quien propuso ir al Pub de
los estudiantes, que estaba abierto hasta las 23 horas. Alice se excusó, y Pedro aceptó ir solo
por un rato.
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El lugar era una réplica perfecta de un auténtico Pub irlandés. Era muy acogedor, y
totalmente fascinante para Anuc, por esa atmósfera cargada de murmullos, ruidos de copas, y
ese espeso humo de habanos cubanos ondulando su perfume en el aire. El clima entre ellos
también cambió, empezaron a hablar animadamente, a reírse, a gesticular, todo en tono cada
vez más distendido e informal. Anuc se animó hablar más fuerte, casi a los gritos, hizo incluso
algunos chistes, finalmente se atrevió a sacar el tema de los contratos, y les comentó de sus
dudas. Pedro dijo: “Yo ya lo he firmado, es mucho dinero y hasta donde puedo imaginar entre
los posibles daños podría estar alguna complicación quirúrgica durante el implante del chip. Se
trata de una micro operación muy delicada y si algo sale mal son tus neuronas las que se
pierden. Por otro lado, está el daño psicológico, se corre el riesgo de sufrir alteraciones en los
mecanismos del sueño, posiblemente no poder soñar o hacerlo despierto como les pasa a
quienes consumen alucinógenos”.
Marc agregó: “Tampoco creo que sea tan grave, hace ya un par de dias que estoy en el
programa y casi no recuerdo nada de lo que sucedió en las primeras sesiones de laboratorio,
solo noto que estoy más a gusto con mi vida, que me ha mejorado el humor”.
“Disculpen- dijo Anuc - estoy muy temeroso, mi vida siempre estuvo muy pegada a la
simple realidad, al contacto con las cosas tangibles y sólidas, nunca dudé sobre mis sentidos,
nunca soñé con otra realidad, y tengo miedo de ir tan lejos que luego no pueda volver a ser el
mismo”.
Marc se acercó y pasó su brazo sobre los hombros de Anuc, y le dijo: “entre nosotros,
creo que podríamos ayudarnos. Hasta ahora no ha aparecido nada de que preocuparse, yo
también llevé siempre una vida sencilla, pero esta puede ser una gran oportunidad, un gran
desafío”.
Pedro se acercó a su oído y le dijo en tono confidente: “Yo también tengo miedo cada
tanto, pero estate seguro que si detecto algo peligroso voy a avisarles y vamos a poder hacer
algo juntos para defendernos”.
Los tres pusieron sus manos juntas como se juramentan los equipos de basquet antes
del partido. Se abrazaron y se fueron cada cual a su cuarto sin decir palabra.
La entrevista
Esa mañana el Dr. Stanford se mostraba radiante, su rostro lucía brillante y sonrojado,
lo que hacía juego con el vivo destello de sus ojos. Antes que Anuc pudiera saludarlo inició su
acelerado y entusiasta monologo:
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“¿En qué habíamos quedado ayer?, ¡ah si! En el chip de interfase. Bueno digamos que
en principio nos va a permitir proveerle de un “cuerpo virtual” prácticamente perfecto en
cuanto a su capacidad de simulación. No solo en cuanto a los sentidos comunes como la vista
o el oído, sino con una gran variedad de sensaciones, como temperatura, tacto, presión, dolor,
e incluso todo lo necesario para sentir todos los movimientos que un cuerpo puede hacer, de
modo tal de generar una sensación de absoluto realismo. Claro está que para esto es
necesario anular por completo las sensaciones reales de un cuerpo es algo casi imposible, por
eso usamos los tanques de aislamiento sensorial. Por otra parte también sería imposible
reemplazar los millones de terminales sensoriales que posee un cuerpo, de lo que se trata
entonces es de lograr la cantidad mínima necesaria de cada tipo de sensores y de efectores de
modo tal de brindar un efecto de vivencia de realidad. ¿Recuerda el cine? El efecto vivencial
de movimiento se lograba con unos económicos y escasos 24 cuadros por segundo, lo que el
ojo necesita para creer que ve movimiento. Imagine entonces la misma lógica económica
aplicada a todos los tipos de terminales sensoriales y motoras, una maravilla.”
Anuc lo interrumpió con cautela: “Disculpe pero sigo sin entender el sentido de este
experimento, ¿Sería una RVI de mayor realismo y complejidad? ¿Qué esperan averiguar
entonces?”
Dr. Stanford lo miró con gesto amoroso y paciente: “Mi amigo ¡Es mucho más que eso!,
se trata de captar sus sueños, literalmente grabarlos. Para luego ver que es lo que haría Ud. si
pudiera vivir en la realidad de sus sueños. No solo nos interesa explorar la intima naturaleza
de los sueños humanos, sino ver que sucedería con la subjetividad si los mismos fueran
posibles.
Desde hace mucho sabemos que el deseo humano ante las limitaciones de la realidad y
las restricciones que le impone la cultura se “adapta” produciendo síntomas neuróticos,
especies de soluciones de compromiso que intentan cumplir, fallidamente claro esta, con la
tarea imposible de aceptar las limitaciones sin renunciar al deseo. Algo que curiosamente llega
a cumplirse hasta en los propios sueños. Quizás se abra una frontera inmensa al ser humano si
le permitimos cumplir con sus sueños sin límites. ¿Hasta donde podría llegar la imaginación y
la creatividad por este camino?”
Anuc lo miraba con asombro, le avergonzaba no haber llegado nunca a pensar este tipo
de cosas. Tenía la sensación que sus pocos deseos eran todos pequeños y perfectamente
realizables, podían ser una buena cena, un día de pesca, un juego de cartas con los amigos o
las cálidas caricias de su amiga Maia. No entendía entonces porqué había venido hasta aquí.
Todo este asunto lo asustaba un poco, pero no podía explicarse porqué, aún así, quería estar
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metido en esto. No pudo seguir pensando porque su mente fue invadida por el torrente de
palabras que ahora brotaba de la boca del Dr. Stanford:
“Lo más curioso y genial que tiene este dispositivo, es justamente su punto de
implante en el cerebro. Resulta que, buscando un punto de implante para introducir las
sensaciones necesarias para generar la realidad virtual, por error encontramos otro punto, al
que en su momento nadie le dio importancia. Realizábamos encefalogramas computados,
mientras sometíamos a nuestros sujetos experimentales a todo tipo de percepciones. Por
razones de economía de recursos se decidió trabajar día y noche con un mismo sujeto de
modo de aprovechar al máximo el costoso trabajo de colocación de los sensores. Esto nos llevó
a hacer lecturas durante la fase onírica del sueño. Fue allí donde descubrimos que durante el
sueño se estimulaban áreas del cerebro totalmente distintas, generando no solo una batería
de imágenes ilusorias sino además la sensación de una falsa motricidad, donde el esquema
corporal parecía reemplazar al cuerpo real, con lo que el soñante creía estar haciendo
movimientos que efectivamente no realizaba. Esto nos llevó a realizar las mismas experiencias
pero con sujetos sonámbulos y descubrimos una malformación en el mismo lugar. Fue solo
cuestión de tiempo y de presupuesto hacer el mapeo de esa área.”
Ante la cara inexpresiva de Anuc, el Dr. Stanford cambia el tono, y lentamente le dice:
“Se lo explico en términos más sencillos, encontramos el modo en que durante el sueño nos
construimos una realidad sensorial y motriz, que siendo de algún modo virtual, produce una
vivencia tan real y consistente como la misma vigilia. En este sentido parecería que hemos
idescubierto algo que ha invertido la conocida frase de aquel clásico español, Calderón de la
Barca, que decía: “la vida es sueño”. A partir de nuestro invento, podría decirse, quizás menos
románticamente: “hay una realidad en los sueños. Hay una vida posible de ser vivida en esa
realidad de los sueños. Se puede vivir en los sueños”.
- Anuc: “Pero sigo sin entender ¿qué espera lograr?”
- Dr. Stanford: “Oh si, por supuesto, ¿Alguna vez se preguntó cómo es que vemos en los
sueños? ¿dónde produce el cerebro estas imágenes? ¿donde son recibidas? ¿cómo se logra el
engaño?. Vamos por partes, respecto a donde se producen, todavía no tenemos respuestas,
parecen venir de muy diversas áreas, hay varias teorías pero eso seguramente a Ud. no le
interesa. Lo que si le va a interesar y mucho es adonde van esos terminales nerviosos. Resulta
que hay un área especifica que recibe estas sensaciones y las compone conformando una
“realidad onírica”. Una realidad que paradójicamente es menos real que la vigilia en tanto
supone una mucho menor masa de información, pero que logra la masa crítica de información
como para lograr un efecto de realismo convicente.
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Finalmente fue la tecnología de interfase neurologico-digital, la que nos permitió
conectar estas áreas a inmensos super ordenadores basados en circuitos de
superconductividad (que trabajan con temperaturas cercanas a los 200ºC bajo cero). Esto nos
permitió conocer el lenguaje de programación de cada sistema neuronal. Si bien toda la
actividad neuronal consiste en la circulación de cargas eléctricas positivas o negativas,
descubrimos que cada sistema codifica y decodifica la información según modalidades propias.
En este sentido podríamos decir que no hay un cerebro, sino varios cerebros que, como
computadoras, trabajan en red haciendo cada cual lo suyo a su manera, con sus propios
programas. Le doy un ejemplo sencillo el ojo arma su imagen la procesa, la comprime y la
manda a un área del cerebro que a su vez la decodifica y compone la imagen. Fue todo un
trabajo en si, solamente el poder llegar a dominar este código que hay entre el ojo y la corteza
cerebral. ”
- Betty: “Dr. Creo que Anuc sigue sin entender lo básico del diseño...”
- Dr. Stanford: “Oh si, muchas gracias Betty, bueno se lo abrevio, ya podemos no solo meter
en la cabeza de una persona una realidad virtual, y podemos darle la posibilidad de interactuar
en la misma, sino que ya podemos leer y grabar los sueños. El experimento entonces consiste
en grabar sus sueños para luego meterlo en ellos, y permitirle vivir en ellos cuantas veces
quiera. Una de nuestras hipótesis es que las actitudes dentro de la realidad del sueño irán
variando en cada visita al mismo. Muchos pagarían fortunas por poder vivir en sus sueños.
Diría que este ha sido uno de los grandes sueños de la humanidad, atrapar los propios sueños,
vivir en el mundo soñado, transformar la realidad a la medida de sus sueños. Y todo eso para
Ud. será gratis. Claro que tenemos ciertas limitaciones contractuales. Por ejemplo no podrá
revelar ningún detalle relacioando con esta experiencia. No podrá retener información sobre
sus emociones y sensaciones entre experiencias de RVI, y no tendrá ningún tipo de derecho
sobre la información que obtengamos en las experiencias.”
Ala pobre Anuc ya empezaba a dolerle la cabeza, pero quería saber de sus sueños,
quizás porque no los solía recordar, quería firmar de una vez e irse, ya no era capaz de volver
atrás, y la presencia de Betty esta vez solo sirvió para que firmara aun más rápido. Se sintió
liberado una vez que lo hizo.
Ese mismo día comenzaron a relevar su cerebro para planear la microcirugía
programada para dentro de una semana. No era doloroso pero fueron largas sesiones quieto
dentro de inmensas máquinas, su claustrofobia se mantuvo a niveles tolerables, solo le
molestaban cada tanto sus ganas de estornudar.
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El primer sueño de Anuc
Esa mañana lo vino a buscar Betty al bar. Pedro lo animó con una palmada en su
hombro y le dijo: “¡Animo hombre! solo se trata de relajarse y soñar, ellos lo graban y listo,
empiezan con uno de prueba así que en un par de horas salimos a pasear un poco por la
playa”
Betty lo llevaba del brazo como si fuera un objeto frágil, se detenía en cada escalera y
le hablaba con una enorme paciencia y ternura. Anuc hubiese preferido llevarla para su cuarto,
pero jamás se animaría a algo así. El chip de interfase ya estaba en su cuerpo, pero no lo
sentía, es más no sabía exactamente donde estaba. Solo tuvo un par de días con dolor de
cabeza y mucho sueño después de la operación. Ni siquiera tenía cicatriz, el implante se lo
habían hecho entrando por sus fosas nasales, y la operación había durado casi todo un día. No
tenía mucha idea del tamaño del chip solo sabía que era mucho más pequeño de cuanto
pudiera imaginar. La comunicación con la computadora era inalámbrica, y trabaja con muchas
bandas simultáneas. Por lo tanto solo debía dormirse en una habitación especialmente
preparada para no recibir interferencias de ruidos y de ondas electromagnéticas, donde había
una terminal que captaba las señales del chip. No parecía difícil, solo le preocupaba pensar si
podría dormirse, ya que estaba muy nervioso con esta primera vez.
El Dr. Stanford lucía brillante y sonriente como siempre. Anuc no le prestó mucha
atención a sus palabras tranquilizadoras, le causaba gracia, el doctor debía pensar que era
medio idiota porque le hablaba como se tratara de un niño al que lo van a vacunar. Betty lo
acostó en una hermosa cama blanca, le dieron una pastilla para dormir, las persianas
comenzaron a cerrarse de a poco. Había una tenue música de fondo. No le costó mucho
dormirse.
Empezó a entresoñar, se sentía como un ángel blanco volando entre nubes blancas, con
alas blancas, ya estaba soñando. Todo sucedía en cámara lenta, aleteaba fácilmente como
siguiendo un ritmo de reggae, le parecía como desde siempre supiera hacerlo, pero al mismo
tiempo le sorprendía. De pronto escuchó la voz de Betty pidiendo auxilio, y se lanzó en picada
...... Se despertó de pronto. Tuvo el deseo de dormir de nuevo para seguir soñando. No había
nadie, tocó un timbre pero nadie vino, tomó un vaso de agua y se relajó, respiró hondo, y se
dijo: “da igual”. Volvió a dormirse pesadamente, solo llegó a pensar: “la maldita pastilla
empieza a hacer efecto”. Empezó a soñar con un reptil inmenso sobre el hielo blanco del valle
donde, de niño, solía ir a cazar con su padre. El reptil parecía como un dinosaurio en miniatura,
del tamaño de un oso joven. Su piel era verde brillante, como nueva, y sus ojos muy vivaces,
inocentes y siniestros, al mismo tiempo. Ambos se observaban con desconfianza, y giraban
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uno sobre otro, como dosa luchadores de Sumo, era una extraña danza en medio del paisaje
blanco. Anuc estaba armado con palo, como una lanza. El vapor salía de sus bocas y quedaba
flotando, no había nada de viento. El sol producía reflejos dorados en la piel de zorro del gorro
del anorak de Anuc. De pronto el reptil abiró su boca con un sonido chirriante, molesto,
disparó hacia él una roja lengua retráctil como la de un camaleón. Anuc despertó sobresaltado
ante la visión del rojo intenso de esa lengua yendo directamente hacia su cara. Era como si
todavía la siguiera viendo aún despierto.
En la habitación se escuchaba una suave señal sonora, como la que suenan en los
aviones al llamar a la azafata, que se detenía y volvía a repetirse rítmicamente. Apareció Betty
sonriente. Tenía que reconocer que esa mujer no solo le gustaba, sino que su sola presencia,
automáticamente lo calmaba. Era algo misterioso, pero no dudaba de ese bienestar, solo lo
aceptaba sin preguntarse cómo podía suceder. Por otra parte, ahora le sucedía algo raro, la
veía distinta a Betty, diría que más bonita, si es que eso podía ser posible. Ella le dijo que por
hoy estaba cumplida la etapa del experimento. Anuc sonrió con asombro y salió a caminar
tambaleante y desorientado. Anduvo caminando sin rumbo, como un sonámbulo, por los
parques que rodeaban la universidad. Tenía cierta sensación de irrealidad. Decidió irse a
dormir. Se levantó como con resaca, era tarde para cenar, decidió bajar a ver si encontraba a
los demás integrantes del experimento.
El club de los viajeros oníricos
Se encontró esa noche con los otros en el Pub. Fue muy extraño, lo felicitaron como si
fuese un astronauta que volvía del espacio. Les pareció asombroso lo mucho que podía
recordar de sus sueños, ellos no podían recordar casi nada. Era incomodo para Anuc que lo
valoraran justamente pro algo que nunca había sido significativo para él. Marc le contó que al
principio no había sido fácil. Suponía que la pastilla estimulaba la actividad onírica y que el
efecto era acumulativo a lo largo de los días. Al principio parece que no le hizo efecto y se
desesperaba, pero luego empezó a soñar mucho. Cada vez más, tanto que llegó a ser
agotador. Los demás acordaron con Marc. Era agotador pero necesario para poder empezar la
experiencia.
Y así fue también para Anuc. Dos largas semanas de soñar sin descanso, cada vez más.
Siempre en esa silenciosa habitación, siempre en esa impecable cama blanca, siempre de día,
siempre con la compañía de Betty (por suerte). Nadie le decía si todo iba bien o no. Soñaba
muchas cosas algunas como caleidoscópicos videoclips, otros en cámara lenta con muchos
detalles y sensaciones. Por las noches sufría de insomnio y se dedicaba a leer o ver películas
que sacaba del sector DVDs de la biblioteca de la universidad, era gratis y al parecer era el
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único que lo hacía, porque la cara de asombro de la empleada era cada vez mayor. Le
gustaban los clásicos del siglo XX, algunas de época, pero sobre todo las películas que él
llamaba “raras” esas que mostraban una realidad lateral, una realidad misteriosa, donde el
sentido común quedaba descolocado, como arbitrario y obtuso. Pensaba que quizás su
realidad era irreal para él, este mundo se parecía mucho más a una película que al tipo de vida
que su sentido común podía manejar, y eso indiscutiblemente le divertía mucho.
Durante la segunda semana empezó a tener intensas fantasías eróticas con Betty.
Seguía sin poder concentrase en nada si estaba ella. Pero ya no eran sus ojos los que lo
capturaban, sino sus pechos, Eran absolutamente perfectos para Anuc. Es más los veía
simpáticos y expresivos. Hasta parecían tener cierta vida propia. Anuc adoraba esos breves y
cadenciosos movimientos con que se animaban cada vez que ella se movía o caminaba.
Además, ella nada parecía saber de ese suave y elástico pendular, tan encantador, tan
mágico, que llegaba a producir un efecto absolutamente hipnótico en Anuc.
Cuando se acostaba en la cama ella lo ayudaba y Anuc creía no poder resistir. Podía
adivinar su cuerpo, apenas debajo de su guardapolvos. Sufría y gozaba cada vez que en la tela
tensa del guardapolvos se insinuaban los relieves de los pequeños bordes bordados de su
ropa interior. O cuando, al reclinarse ella sobre su cama, una cálida oleada con el olor de su
piel brotaba de su escote. Eran momentos en los que Anuc sentía que no podía contenerse en
sus deseos de abrazarla de una vez, sin importar lo que luego pasara.
Curiosamente sus sueños con Betty no eran tan eróticos como podría suponerse. Sin
duda eran mejores sus fantasías conscientes. De los sueños se acordaba poco, algunos retazos
sueltos, y cierta sensación de complicación. A veces no podía sacarle la ropa y se enredaban,
otras ella parecía querer y no querer y Anuc se desesperaba en su sueño. No recordaba nada
culminante en sus sueños con ella. Lo peor era cuando la perdía en ciudades extrañas o
cuando Betty no era Betty pero era Betty. O cuando la besaba y sentía que algo andaba mal.
Además le daba mucha vergüenza contar estos sueños a los demás. Un día se preguntó si
Betty vería sus sueños en alguna pantalla de computadora. Nunca podía atreverse a hablar de
estas cosas con ella. Tenía miedo a perderla.
Hubo otros sueños tipo pesadilla en esa segunda semana. Soñó que volaba pero que
solo podía subir y subir. Que si intentaba nivelarse entraba en picada sin remedio. Su
pánico era que en algún momento sus fuerzas se agotarían y caería desde una inmensa
altura. Tuvo otros sueños placenteros como esas imposibles auroras boreales que
estallaban con colores nuevos que por mucho superaban a cualquier tecnicolor. De esa
época recordaba con gran cariño un maravilloso sueño. Era bajo el agua donde él nadaba
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sin tener que respirar, se sentía ágil como un delfín. Nadaba lentamente entre las ruinas de
una ciudad sumergida, y veía a unas sirenas a lo lejos, se acercaba y quedaba fascinado por
su belleza, y por la imagen de los lentos movimientos de sus pechos, acariciados por largos
cabellos, ondulantes como algas.
Encuentros en los tanques
La etapa de recolección de sueños tuvo algunos problemas y se demoró unos días
más. Finalmente Anuc pudo pasar a la etapa de experimentación con sus propios sueños en
los tanques. La sensación era similar a la de un baño de inmersión, era como un yacuzi, con
techo. Tenía una luz interior y una pantalla de televisión donde veía al técnico de la consola
de control. Entraba en el sueño casi sin darse cuenta. Era increíble, el pensaba un sueño y
la realidad se transformaba. Bastaba con recordar una fracción del sueño y el mismo
aparecía completo. Al principio tímidamente se dedicó a pasear por los lugares de su
infancia. Comió helados, gritó tonterías. Peleó con el reptil polar, le hizo bromas y algunas
maldades al Dr. Stanford. Llegado el segundo día, no pudo más y empezó a soñar con Betty.
Primero fueron los recuerdos excitantes, a los que volvía una y otra vez. Ampliaba escenas,
las corría en cámara lenta. Se acercaba, mucho más de lo que lo había hecho en la realidad,
llegaba casi hasta tocarla. De a poco soñó que se acercaban y se besaban. Y eso besos
podía durar toda una sesión de tanque.
Un sueño que le gustaba mucho era ese en que ella sin decir nada se metía en su
cama de la habitación donde grababan sus sueños. En vez de desvestirlo le sacaba los
sensores de signos vitales y luego él le desabrochaba esos botones de su guardapolvos.
Los orgasmos cuando llegaron fueron una carrera loca a por más. En pocos días
había pasado de ser prácticamente virgen a ser un maestro en orgasmos explosivos. Eran
erupciones volcánicas que se desataban y que por resonancia producían las erupciones de
ella, y viceversa. Y cuanto más lo soñaba más intensos eran. Llegó un momento que creyó
que moriría si seguía así.
Sin embargo todo cambió inesperadamente cuando un día Alice, en el bar, le confesó
que ella en su tanque tenía un sueño donde hacía el amor con él. Se rieron mucho. Y Anuc
no pudo evitar la curiosidad y le pidió que le contara el sueño con detalles. Al día siguiente
habló con el Dr. Stanford para pedirle tener en su sesión de RVI acceso al sueño de Alice. El
Dr. Stanford se puso eufórico y habló con el programador. En pocos días tenía lista una
interfase entre tanques. Ambos podrían intercambiar sus sueños, es más podrían
encontrarse allí.
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Contra toda fidelidad hacia Betty, Anuc deseaba intensamente poder encontrar a la
Alice real en sus sueños de RVI. Y así fue. Primero él la llevó a conocer a su mundo de
infancia, y a su reptil verde brillante. Ella se asustó mucho pero se fascinó cuando él lo
mató como un caballero de la edad media. Tardaron dos días en meterse en el sueño de
ella. Anuc no podía creer todo lo que esa mujer callada y discreta era capaz de imaginar con
él. Siguieron días muy felices porque no solo se mostraron todos sus sueños, sino que
juntos inventaban sueños nuevos.
Esto les llevó a tener encuentros fuera de los tanques, se llevaban muy bien
sexualmente, sin embargo luego de mucho titubear, Alice le confesó que gozaba más en el
tanque con él que el la vida real. Fue un inmenso alivio para Anuc porque él no sabía como
decirle lo mismo. De ahí en adelante su apasionada vida sexual se desarrolló en los
tanques.
Un día Anuc le propuso al Dr. Stanford tener un encuentro entre todos los
participantes de la experiencia, cada uno en su tanque. El Dr. Stanford le dijo que era
posible pero que para sincronizarse debían ponerse todos de acuerdo sobre el sueño donde
se encontrarían todos.
Esa noche Anuc habló del tema con sus compañeros. Todos se entusiasmaron con la
idea, pero pronto descubrieron lo difícil que sería ponerse de acuerdo sobre el sueño donde
encontrarse. Deliberaron varios noches. De a poco el clima conflictivo fue cediendo y se
pusieron a fantasear sobre eso que les gustaría hacer a todos juntos. Pedro propuso jugar al
fútbol, Marc una cabalgata, Alice imaginó la cabalgata pero corriendo tras un zorro de
dibujo animado. Anuc propuso ir a visitar a sus sirenas buceando bajo el mar. Marc propuso
jugar al fútbol bajo el mar. Alice propuso recorrer el mar buscando tesoros en barcos
hundidos. Finalmente decidieron encontrase en el sueño de las sirenas y una vez allí hacer
lo que surgiera en ese momento.
A partir de ese viaje de RVI empezaron a viajar juntos todos los días. Al meterse
todos en los sueños de todos, Marc y Pedro pronto supieron de las fantasías y encuentros
de Anuc y Alice pero decidieron respetar su privacidad. Y de vez en cuando decidiían darles
dia de sexo. Lo cierto es que se divertían mucho juntos, y que se llegaron a conocer mucho
unos a otros.
La felicidad nunca es completa. Tanto actividad en los tanques pronto empezó a
producir cambios. Perdida de apetito, porque muchas veces soñaban la comida y se
saciaban. Perdida de sueño con lo cual empezaron a juntarse a trasnochar juntos. Falta de
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interés por el “mundo real”, acompañada de un creciente efecto adictivo por la ensoñación
en los tanques. De las semanas previstas, originalmente en los tanques individuales. Con la
cuestión de la experiencia grupal, pudieron convencer al Dr. Stanford de prologar la
experiencia por dos semanas más de modo de poder comparar ambas modalidades entre
sí.
Sobre el final todos ellos mostraban importantes síntomas de deterioro emocional y
cierta irritabilidad creciente. Lo peor fue que empezaron a sufrir estados confusionales. Se
les mesclaba la RVI con la relaidad cotidiana, y no podíana saber en cual estaban. Cuando
esto sucedía entreaban generalmente en crisis de pánico y se desesperaban. Terminada la
experiencia quedaron una semana más en observación, que fueron como unas vacaciones
de descanso.
Charla con Betty
A partir de ese descanso Anuc se empezó a debatir entre seguir su relación con Alice o
intentar una relación verdadera con Betty. Lo deprimía no poder decidir esto. Se sentía como
un adolescente tonto. Para despejarse, una tarde salió a pasear por el parque. El clima era
agradable, corrió un poco con un trote muy lento. De pronto se encontró con Betty. No pudo
evitar sonreír como un idiota. Charlaron un rato mientras caminaban juntos. Betty aquella
tarde estaba rara, como misteriosa. Anuc no sabía como preguntarle. De pronto fue ella la que
le dijo que tenía que confesarle algo muy importante, que no podía ya vivir con eso. Le dijo
que en realidad el experimento no era solo lo que le habían dicho. Que entre sus objetivos
principales había un contrato por cumplir con una de las corporaciones que los financiaban.
Para sincronizar los aparatos y para probar sus sueños bastaba con recolectar unos cinco
sueños por cada sujeto de experimentación. Sin embargo habían aprovechado esa etapa para
recolectar la mayor cantidad de sueños posibles, lo que por sujeto implicaba un número de
sueños variable, cercano a los 15 o 20 sueños. El proceso se daba por terminado cuando los
sueños comenzaban a reiterarse. En el caso suyo habían encontrado que los sueños no se
repetían y decidieron seguir. Anuc recordó que durante esa época veía muchos DVD y que su
exaltación con Betty era increíblemente intensa. Betty le confesó que llegaron a cerca de 100
sueños y seguían. Ahí fue cuando se decidió extender la etapa a dos semanas más, aún con el
riesgo de producirle algún modo de agotamiento cerebral. Se podría decir que ordeñaron su
inconsciente sin descanso, y que ese era el verdadero motor económico del experimento.
Magic World Inc. Era la empresa que usaría esos sueños para lanzar comercialmente lo que
llamarían True-RVI, lo mismo habían hecho con ellos, pero a partir de un chip mucho má
económico que no leía lso sueños sino que solo permitía genenrar RVI. Betty se puso muy
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seria, l epidió que se sentaran en un banco del parque, le tomó las manos y le dijo: “Lo peor es
lo de la etapa de los tanques. Ese fue un tramo del protocolo experimental que fue agregado
por una agencia del gobierno, ellos supervisaron toda esa parte. Y todas veces osbre el final de
la experiencia su computadora tomaba el contrl de la exxperiencia por más de una hora.
Nunca pudimos saber lo que hacían ellos en esa hora. Ellos corrieron severos riesgos con todos
ustedes, dejaron ir muy lejos las cosas. Debía ser algo muy importante para ellos, pusieron
mucho equipamiento, incluso el chip era un desarrollo de ellos. Calculo que fueron muchos
miles de millones de dólares. Era un presupuesto secreto mayor que cualquiera de las etapas
del famoso Proyecto Genoma Humano. Posiblemente hayan trabajado simultáneamente con
otros laboratorios como el nuestro. Nosotros pusimos nuestros reparos pero amenazaron con
retirar todo su apoyo y el Dr. Stanford aceptó sus condiciones sin ninguna objeción más. Pero
debo decirte que ese chip nunca más podrá ser extraído de tu cerebro. Para colocarlo debieron
cortar las conexiones nerviosas y poner el chip en medio. Cuando no trasmite simplemente
deja pasar las señales a través suyo. Un riesgo importante sería si algo llegara a fallar en el
chip. Podrías perder el sentido de realidad, sufrirías alucinaciones o seguramente algún tipo de
colapso neurológico. Sin embargo debo avisarte de otros riesgos. Ese chip vale demasiado
dinero, y mucha gente podría hacer cualquier cosa para conseguirlo. Matarte para conseguirlo,
podría ser solo un detalle menor. Incluso si solo intentaran extraerlo igual te matarían sin
remedio. Finalmente hay otro riesgo, y es de andar por el mundo con una puerta abierta en tu
cerebro. Cualquiera que tenga suficiente tecnología y los protocolos de interfase podría
ingresar a tu cerebro. Solo es cuestión de tiempo, hoy es complejo de lograr pero nadie te
garantiza que en dos o tres años este protocolo no sea un standard de comunicación
inalámbrica entre dispositivos. Con lo cual podrías llegar a ser accesible desde casi cualquier
computadora.”
Anuc se quedó sin palabras. Se sentía como esos osos polares a los que les pintaban el
lomo con pintura naranja indeleble, y les ponían un collar con un dispositivo satelital que
informaba de su vida durante años. Solo que él nadie podía sacarle su collar. Sentía furia y
tristeza. Su mente se iluminó de lucidez, y vio que su vida era solo eso que veía ahora tan
nítidamente. Miró a Betty, y sin pensar, de sus labios salió la pregunta: “¿Veías mis sueños?”.
Ella se sonrojó como un atardecer de verano. Y los labios de Anuc, sin avisarle a ella, ni
a él, se lanzaron a apagar aquel incendio. Betty lo aceptó como se acepta lo que siempre fue
así. Anuc no sabía lo que pasaba, pero era feliz de que todo estallara de una vez. Se enredaron
como dos novios adolescentes en aquel banco del parque. Ese fuego terminó por incendiar a
Anuc, que la abrazaba furioso de amor, y de ganas de vivir antes de morir.
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La cruda realidad
La noche con ella fue mejor que cualquiera de sus sueños. Pero a la mañana siguiente
otra furia lo llevó hasta el despacho del Dr. Stanford y le pidió explicaciones. El Dr. Stanford le
confesó que era cierto. Magic World era una de los principales patrocinadores de este
proyecto. Y que su interés se debía a que el abuso de la RVI había ido conformando
subjetividades a repetición. Que las personas terminaban siendo un montón de cuerpos
distintos pero con sueños parecidos, podría decirse que casi clonados. Ya nadie podía soñar
por fuera de los juegos que habían conocido desde la infancia. Sus deseos inconscientes
tomaron sus formas y sus estructuras. El mercado, obviamente, estaba ávido de nuevos
sueños, de sueños complejos, para crear nuevos y apasionantes juegos de RVI. Y que por lo
tanto, una parte de lo que debían contraprestar a los sponsors era las grabaciones de los
sueños, algo que afectaba sensiblemente a la investigación. Sin embargo respecto a las
partes del experimento controladas por el gobiernono, no podía decirle nada porque nunca
habái llegado a saber nada. Ellos entregaron los chips y toda la tecnología sindarles acceso a
casi nada. Anuc no pudo odiarlo, tuvo pena de él. Se quedó sin palabras y se fue despacio. Esa
tarde ya no vio el brillo en los ojos del Dr. Stanford.
La realidad imprevista
Cinco años después Anuc decidió usar para algo su chip antes que fuera obsoleto, tenía
todavía bastante dinero del experimento. Fue a una pequeña empresa de programación y les
encargó hacer algo para poder acceder a su chip desde una computadora de antebrazo. Tuvo
que convencer a Betty para lo conectara con uno de los programadores del programa que
tenía acceso a los protocolos de decodificación, a quien luego de encontrarlo en Singapur, tuvo
que sobornar para que suministrara toda la información sobre el chip y los programas de
acceso. Con su equipo de programadores trabajó cerca de dos años para poder acceder al
chip. Una vez terminado el trabajo la mente de Anuc de pronto pudo contar con un banco de
datos accesibles mentalmente equivalente a cincuenta veces su capacidad de memoria
biológica. Además podía acceder a Internet solo con una orden mental. En sus ojos podía ver
la pantalla con la información al instante sin pantalla ni casco de RVI. Lo extraño fue que Anuc
se empezó a acostumbrar a contar con estas ventajas y pronto llegó a sentirlas como
funciones y capacidades con las que había contado toda su vida.
Sus negocios prosperaron muy rápidamente, esta combinación permanente de cerebro
neurológico con interfase a bases de datos digitales era muy dinámica y altamente eficaz.
Pronto estuvo en los diarios, hubo algunos que lo llamaron el superhombre, y anunciaban que
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una nueva raza había nacido. Otros en cambio se burlaron hablando de un hombre biónico
casero. Sin embargo hoy nadie duda que su intuición fue increíble. Todos los ciudadanos del
primer mundo sabemos que es imprescindible contar con una interfase neurológica- digital
para suplementar nuestro cerebro y poder estar conectados 24 Hs a la red. Las computadoras
de antebrazo ya viene totalmente integradas la mismo, y uno pude bañarse y dormir con ellas.
Como alguna vez sucedió con los relojes de pulsera, hoy nadie se imagina la vida sin ellas.
Pero la realidad es tan maravillosamente cruel como sorpresiva. Anuc no pudo evitar la
vorágine de actividad de pensamiento complejo, y la furia de la bolsa mundial de 24 horas.
Dormía casi nada y no dejaba de incrementar su actividad mental minuto a minuto. Una
mañana, como en la época del experimento en los tanques, vio un valle blanco lleno de osos
polares, no había viento, resplandecía un cálido sol dorado, felizmente soprendido, miró todo
a su alrededor disfrutándolo todo, luego caminó unos pasos y cayó en coma.
Al poco tiempo murió. Y en el centro de su pueblo construyeron un monumento.
Seguramente la historia dirá que fue más revolucionario que Bill Gates, y quizás tanto como
Henry Ford. Anuc es sin duda uno de los héroes de la revolución industrial-tecnológica.
Mucho es lo que le debemos. Su sacrificio nos señala un camino de superación continua hacia
la complejidad, hacia una humanidad que se construye a si misma. Sus sueños aún circulan
en nuestras mentes, ¿Quien no ha peleado con el pequeño dinosaurio polar?, ¿Quién no hizo
el amor con Betty en la cama blanca? ¿Quién no se ha burlado del Dr. Stanford una y otra vez?
¿Quién no ha nadado desnudo con la sirenas?
Más allá del milagro de la mente ampliada digitalmente, sin duda todos le debemos
algo mucho más importante. Todos le debemos el placer de soñar, al último hombre que pudo
hacerlo. Por eso en ese monumento en la plaza de su pueblo, van a encontrar a un Anuc que
danza junto con su dinosaurio verde del tamaño de un oso joven.
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