el diablo

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Resumen de la carta del Diablo del Tarot de Marsella.

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El arcano de El Diablo, el demonio, el maligno, el espritu del mal, el tentador, el genio del mal, el dios de las tinieblas... , simboliza las pasiones, perversiones, lascivia, lujuria, maldad, que a veces se apodera del espritu del hombre y lo convierte en esclavo de lo pecaminoso, de los vicios y de la auto destruccin moral. De ah que, en el naipe, figure El Diablo, Satans, teniendo a dos aclitos o adoradores atados con cuerdas o cadenas al cuello (por lo general. segn el tipo de Tarot, un hombre y una mujer encadenados a una anilla que se encuentra en el centro de un pedestal, como en el Tarot Espaol. El Tarot de Marsella), ligaduras que representan las ataduras a las bajas pasiones y delitos, que convierten al ser humano en esclavo del mundo de las tinieblas.

Para Jung es la libido en su potencia primigenia, la energa primitiva del inconsciente que no est suficientemente domada. Para nosotros, es la parte perversa de la personalidad, la representacin del lado demonaco de la misma, o sea, de la sombra.Como se comprende en seguida, desde el punto de vista mntico, es un arcano fcil de interpretar por su sentido desfavorable, ya que al instante pone en guardia al tarotista o al interesado, puesto que tiene el significado general de peligro, adversidad, malignidad, enemigos, fatalidad, etc., pero que, como veremos, es muy difcil de matizar, ya que depende, en cada caso, de las diversas circunstancias y de la videncia o inspiracin del momento.En general, simboliza el destino la adversidad, los peligros, las conspiraciones, los adversarios, la fatalidad, los obstculos, la fuerza mayor que tenemos en contra, las fuerzas negativas o peligrosas que buscan nuestra ruina, las trampas que nos preparan los hadas o las personas en quienes confiamos, etctera. Aunque se trate de un amigo de toda la vida, del esposo o esposa, de los hijos, familiares, etc., y salga El Diablo, hay que estar alerta contra la actuacin del mismo y no confiar ciegamente en l; hay algo oculto en marcha que repercutir desfavorablemente en uno.Y si El Diablo hablara...

Soy Lucifer, portador de la antorcha. Elexcelso regalo que hago a la humanidad es laabsoluta ausencia de moral. Nada me limita.He transgredido todas las leyes; quemo lasConstituciones y los libros sagrados. Ningunareligin puede abarcarme. Destruyo todas lasteoras, hago explotar todos los dogmas.

En el fondo del fondo del fondo, nadiehabita ms profundo que yo. Soy el origen detodos los abismos. Soy el que da vida a las gru-tas oscuras, el que conoce el centro en torno al cual giran todas lasdensidades. Soy la viscosidad de todo cuanto trata en vano de ser formal. La suprema fuerza del magma. La pestilencia que denuncia la hipocresa de los perfumes. La carroa madre de cada flor. El corruptor de los espritus vanidosos que se revuelcan en la perfeccin.

Soy la consciencia asesina de lo perpetuamente efmero. Yo soy, encerrado en el subterrneo del mundo, quien hace temblar la catedral estpida de la fe. Yo soy quien, de rodillas, muerde y ensangrienta los pies de los crucificados. Quien presenta al mundo, sin pudor, sus llagas abiertas como vaginas hambrientas. Yo violo el huevo ptrido de la santidad. Hundo la ereccin de mi pensamiento en el sueo mrbido de los hierofantes, para escupirles en pleno simulacro el esperma fro de mi desprecio.Conmigo no hay paz. No hay dulce hogar establecido. Ni Evangelios almibarados. Ni virgen de azcar para las lenguas hmedas de monjas apticas. Defeco soberanamente sobre los pjaros leprosos de la moral. No me impido imaginar a un profeta a gatas montado por un asno en celo. Soy el cantor extasiado del incesto, el campen de todas las depravaciones, y abro con deleite, con la ua de mi meique, las tripas de un inocente para mojar en ellas mi pan.Sin embargo, desde lo ms hondo de la caverna humana, enciendola antorcha que organiza las tinieblas.Por una escalera de obsidiana llego al pie del Creador para ofrendarle el poder de la transformacin.S: ante la divina impermanencia, lucho para conservar el instinto,para fijarlo como una escultura fluorescente. Lo ilumino con miconsciencia, y retengo hasta que estalle en una nueva obra divina eluniverso infinito, laberinto inconmensurable que se desliza entre misgarras, presa que se me escapa entre los dientes, huellas que se desvanecen como un perfume sutil...Y me quedo ah, intentando unir todos los segundos unos conotros, detener el flujo del tiempo.Eso es el infierno: el amor total hacia la obra divina que se desvanece. Es l el artista: invisible, impensable, impalpable, intocable. Yo soy el otro artista: fijo, invariable, oscuro, opaco, denso. Antorcha que arde eternamente con fuego inmvil. Yo soy quien quiere engullir esta eternidad, esta gloria imponderable, clavarla en el centro de mi vientre y parirla como una cinaga que se desgarra para eyectar el tallo en cuyo extremo se abrir el loto donde brilla el diamante. As, yo, lacerando mis tripas, quiero ser la Virgen suprema que pare a Dios y lo inmoviliza en una cruz para que se quede eternamente aqu, conmigo, siempre, sin cambio, permanente permanencia.