EL DESEO OBSESIVO

Se dice en las poblaciones del altiplano que se debe evitar el deseo obsesivo a lo imposible por

temor a que sea realidad, principalmente las madres que lloran desgarradamente la muerte de

sus hijos, deben evitar aquello porque Dios puede apiadarse de este dolor y devolver al difunto

en calidad de “condenado”.

Ocurrió aquello con Juan, niño promedio del área rural sin padre y debe colaborar con su madre

realizando diversos trabajos a muy temprana edad, aquello es ampliamente valorado por la

comunidad que ve en el niño trabajador un ejemplo para todos los de su edad.

La motivación del niño basado en sanos principios inculcados por su madre estimulaba el trabajo

sacrificado y honrado, pero este no bastaba para superar sus condiciones de pobreza. Todo el

trabajo del año podía ser barrido con una noche de helada, viento o granizada.

Este hecho para los pobladores era algo natural, incapaces de rebelarse a su destino la aceptaban

lamentando su suerte pero no Juan, que sin expresar desazón por estos hechos para fortaleces a su

madre y a los suyos, rumiaba su impotencia maldiciendo su suerte. Muchas veces anheló tener

poderes sobrenaturales para cambiar estos hechos irremediables, pidió ayuda a seres

sobrenaturales que pudieran ayudarle para su bien y los suyos; fueron interminables estos

acontecimientos que se fueron convirtiendo en un deseo obsesivo y enfermizo por cambiar los

hechos.

La peor crisis llegó antes de recoger la cosecha, cuando los granos se prestaban a madurar el frio

invernal del altiplano heló los sembradíos dejando un espectáculo macabro de plantas muertas.

La población estaba deshecha, el llanto desgarrador se oía en cada casa, los mayores aceptaban

este designio natural con resignación, y los jóvenes hacían planes para partir en busca de empleo

a otros lugares; no había oportunidad de sobrevivencia.

Juan hoy más que nunca deseó tener poderes sobrenaturales para cambiar la situación, o pedirlos

a quién pudiera dárselo, en el pensamiento pidió ayuda a todo ser que pudiera ayudarle

ofreciéndole su vida a cambio; pedía sobre todo por su familia y amigos a quienes apreciaba por

encima de todo, con este pensamiento fue a expresar su impotencia donde nadie pudiera oírle,

ante los suyos debía mostrar entereza de carácter, tranquilidad y seguridad para tomar las

decisiones más apropiadas.

Después de su cometido retornó al hogar cansado de su esfuerzo mientras que los demás hacían

los preparativos para salir al día siguiente, no tenía caso quedarse si querían sobrevivir; en el

pueblo reinaba una quietud sepulcral que parecía que la naturaleza compartía este estado y no

habías la más mínima brisa que rompiera el silencio.

Nadie supo que paso en la noche, cuando al día siguiente abrieron la puerta de sus casas fueron

sorprendidos con un espectáculo inusual al estar todo cubierto de nieve, la nueva situación

prolongaba la fecha de la partida sumiéndoles más en la desazón e incertidumbre por el futuro; no

podía realizarse ninguna actividad a la intemperie. Juan sin pronunciar palabra buscaba la

solución en sus pensamientos que parecía encontrarse en un laberinto sin solución.

El extraño enclaustramiento duró tres días, parecía el preámbulo de una decapitación que sumía a

todos en el desaliento, el silencio en la penumbra era rota por los lastimeros aullidos de un lobo

que como nunca estuvo tan cerca de la población, el sonido desgarrador helaba la sangre de niños

y mayores que esperaban que este suplicio pasara sin poder hacer nada para callarlo.

Al tercer día había calmado la nieve, pero el cielo seguía encapotado impidiendo divisar el sol,

solo una rara penumbra daba claridad al ambiente; lentamente fueron apareciendo los pobladores

para ver sus opciones de viaje; habíanse reunido más de la mitad de ellos con muchas dificultades

en el centro de la población cuando divisaron dos figuras que se aproximaban al poblado

lentamente por la carretera cubierta de nieve; la espera era interminable y todos parecías contar

los pasos que daban los extraños.

Cuando pudieron distinguir las imágenes vieron a un anciano de apariencia tétrica, su mirada

causaba espanto que helaba la sangre, sus ojos no parecían humanos y se cubría su rostro de la

escasa luz que había; junto a ella había una niña muy hermosa que parecía autómata, su rostro no

expresaba ningún sentimiento, ni el frio parecía hacerle mella pese a estar abrigada.

Repuestos de la sorpresa, los pobladores llenos de espanto huyeron del lugar creyendo que eran

espectros fantasmales y se pusieron a buen recaudo esperando cualquier hecho sobrenatural que

les hiciera daño; solo Juan se quedó manteniendo su posición de espera para saber quienes eran y

el motivo de su visita.

El anciano saludó con la mano sin emitir ningún sonido, parecía que le dificultaba expresarse con

el habla, Juan respondió al saludo preguntado por el motivo de su visita; pasmado de la visión

que impedía un encuentro normal y esperando que este espectral encuentro terminara lo más

rápido posible.

Venimos de muy lejos dijo con dificultad el anciano, quiero comprar un lugar para pasar mis

últimos días, por ello serán muy bien compensados agregó calmadamente. Aquellas palabras

causaron gran impacto a Juan, tal vez era la respuesta a sus deseos y su mente fue un torbellino

que divisaba una luz al final del túnel; tardó muchos minutos en asimilar la propuesta y no

atinaba a responder. No la habitaremos ahora, será dentro de muchos años cuando la casa este

construida añadió el anciano pero esto ya no fue oído por Juan que era presa de cavilaciones que

le tenían turbado.

Pensaba Juan que ahí estaba la solución a la crisis reciente para que la población no se dispersara,

con dinero podían comprar alimentos para seguir viviendo preparándose para el año siguiente,

con ello nadie tendría que irse y no pasarían hambre ni dificultad por quedarse; aquello respondía

a sus constantes reclamos por los desastres naturales, dando oportunidad a su desarrollo con

pleno control de los acontecimientos y sin intervención sobrenatural; no le importaba ya la

presencia del anciano ni su apariencia espectral y lúgubre; para él ahora era alguien con quién

debía negociar un acuerdo favorable para su pueblo.

Los demás pobladores veían con asombro y terror este encuentro que fácilmente había cambiado

el semblante de temor y curiosidad a uno optimista y alegre en el rostro de Juan, no podían oír y

eran presa de diversas especulaciones; en cambio Juan no le interesaba ni el producto de

intercambio ni los términos de la transacción, solo quería dinero para hacer frente a sus

dificultades.

El extraño dijo que quería un lugar alejado de la población y oculto de travesías habituales,

pagaría por ello con suficiente dinero que correspondía al salario de 3 años para cada uno;

además debían construirla ellos de acuerdo a sus especificaciones en un periodo de 5 años, al

cabo de los cuales regresaría a reclamar lo pactado.

Juan hizo conocer la propuesta a los demás pobladores, quienes quedaron pasmados por la

extraña propuesta, no hubo reacción ni comentarios, aceptaban la propuesta sin comprenderlo;

como lugar designado para la construcción sugirieron las ruinas de una iglesia abandonada que

tenia por antecedente el haber sido destruido al ser poseído por un espíritu maligno hace muchos

años, por lo tanto el lugar era evitado por todo transeúnte ocasional.

El lugar fue de agrado para él visitante y para los pobladores porque nadie reclamaba derechos al

considerarlo poseído; habiendo establecido el área de construcción propuso las reglas del

intercambio. La construcción debería estar a cargo de Juan de acuerdo a los planos provistos, el

pago será anticipado y deberá ser concluido antes de pasar 5 a años; a la conclusión del tiempo

establecido exactamente el mismo día, el extraño visitante tomará posesión del inmueble.

A la propuesta de rubricar el convenio mediante la firma de un contrato por parte de Juan, el

visitante no lo consideró necesario puesto que él ya honraba su parte pagando en su totalidad;

además confiaba de que Juan cumpliría su parte; además añadió en voz baja, el incumplimiento

del pacto ere pasible a la muerte, añadiendo una carcajada malévola.

Juan seguro de cumplir con su parte del convenio, no prestó atención a esta afirmación y quiso

cerrar el convenio lo más pronto posible; además dijo el anciano de cumplir satisfactoriamente la

construcción del inmueble, Juan sería beneficiado con una recompensa adicional. Para confirmar

lo anterior sacó de un bolso una joya color verde esmeralda de gran tamaño en forma de una

lágrima, este la dividió en dos partes dando una parte a Juan y la otra a la niña, era una joya

bellísima que causaba admiración a quién la veía.

La joya solo en parte carece valor, dijo, pero servirá para acordarte que tienes un pacto que

cumplir, a la conclusión del mismo la otra parte será tuya y con él abundante riqueza; habiendo

con ello cerrado el pacto se alejó del pueblo el extraño con una carcajada de satisfacción de haber

hecho un pacto muy beneficioso.

Repuesto de su sorpresa por el convenio muy beneficioso para la población, Juan repartió el

dinero recibido en partes iguales y todos felices empezaron una nueva vida con mejores

perspectivas de sobrevivir a la perdida soportada; nadie se fue del lugar y todo volvió a la

normalidad excepto Juan, que parecía obsesionado por cumplir su parte del convenio e inició

labores inmediatamente.

La vida de Juan cambió completamente, ya no era el niño trabajador que iniciaba los trabajos más

difíciles, ahora solo trabajaba en la construcción del extraño, no hablaba con nadie y no había día

en que no trabajaba en la construcción colgado en el pecho la joya que le recordaba el convenio.

Muchos crearon el rumor de que el extraño ser era el mismísimo demonio que había hechizado a

Juan para cumplir sus propósito.

El tiempo paso y la obra fue creciendo formado la figura de un castillo lúgubre digno de un

cuento de fantasmas, de por sí la construcción causaba terror al visitante cuyos obreros nunca

permanecían en la noche, excepto Juan que siempre estaba antes al inicio de la jornada y era el

ultimo en irse muy avanzada la noche; creando susceptibilidades respecto a su sano juicio.

A medida que se acercaba la fecha de cumplimento del pacto, la construcción también fue

concluyendo en sus más mínimos detalles, había suficiente dinero para costear extraños detalles

con materiales exclusivos que eran traídos de muy lejos.

Antes de la fecha indicada la construcción fue concluida, y exactamente tres días antes del día

indicado, la población nuevamente fue aislada por una nevada similar a la primera vez,

cundiendo la población en pánico con un sinfín de susceptibilidades, muchos quisieron huir para

no estar presentes el fatídico día pero el ingreso y la salida de la población era imposible; no

tuvieron más remedio que esperar el fatídico día del cumplimiento del pacto.

Juan era el único que esperaba con ansiedad el día indicado, 5 años había esperado el día con el

pensamiento inmerso en la niña que conoció este día, había soñado cada vez con ella y era un

secreto que había guardado sin haberlo expresado ante nadie, había imaginado muchas veces este

encuentro y era la mayor motivación que tenía para concluir su obra.

Exactamente el día indicado y a la misma hora aparecieron dos siluetas acercándose a la

población, nadie salió a recibirlos excepto Juan, lentamente fue acercándose, 5 años habían hecho

mella en la salud del anciano que se movía con más apariencia espectral que la primera vez, la

niña ahora era una bellísima mujer que también parece que ansiaba el encuentro; saludaron con la

mano y pidieron ver la construcción, fueron allá seguido a mucha distancia por los pobladores.

A medida que se acercaba al castillo de súbito el tiempo empezó a cambiar, se precipitó un

ventarrón seguido de una tormenta que parecía impedir que llegaran al castillo, todos los

pobladores desistieron en el intento, solo los tres continuaban; el anciano mostraba una extraña

satisfacción al avanzar pese a las dificultades, Juan tenía la motivación de cumplir su promesa y

acceder a la mano de la hermosa mujer que había ocupado sus pensamientos durante 5 años y la

niña creía que por fin podía acabar el suplicio de vivir al lado del anciano de apariencia tétrica.

Entre relámpagos y tormentas lograron arribar al castillo, cual misión cumplida ingresaron

protegidos por las paredes descomunales mientras afuera reinaba un clima infernal que

aumentaba amenazando destruir el castillo, en cambio el anciano cobró una extraña vitalidad al

ingresar al castillo, con señales pidió la joya entregada a ambos jóvenes cinco años atrás, Juan no

entendía lo que ocurría y sintió un frio helado recorrer su cuerpo y fue invadido por un terror que

calaba sus huesos, aquello era sobrenatural y estaba punto de presenciar un hecho maligno que

afectaría a todos por ello hasta la naturaleza quería impedírselo.

De manera mecánica entregó la joya al anciano que pleno de satisfacción entre carcajadas de

satisfacción y soberbia, pronunciaba extrañas palabras para proceder a la unión de ambas partes

mientras el espectáculo era espectral con extrañas luces y lastimeros ruidos, llantos etc. que les

tenia paralizados de terror a Juan y la muchacha, quienes al parecer únicos extraños en este rito

satánico y se agarraron en afán de protegerse.

Cuando el espectáculo alcanzaba el clímax de los hechos el anciano tenía levantado la joya unida

por extraña magia, una luz verde esmeralda cayo en forma de rayo del exterior creando un

extraño contacto con la joya y el anciano, quien se retorcía de dolor y satisfacción al mismo

tiempo. Juan paralizado por los hechos lentamente sentía que se le iba la vida, algo extraño le

estaba asfixiando y empezó a perder el conocimiento, la muchacha horrorizada veía como cedía

la presión en sus manos y haciendo un esfuerzo supremo alcanzó a gritar con el último aliento de

vida, detenlo, destruye la joya había logrado decir y cayo sin sentido aferrándose a la mano de

Juan.

Juan nunca había oído la voz de la muchacha, aquello pareció la más sublime expresión de amor

que sin embargo se extinguía en este extraño rito, el pedido fue el aliciente que necesitaba para

luchar por su vida que se extinguía, con un esfuerzo supremo logró movilizar su cuerpo hacia la

humanidad del anciano que distraído estaba concentrado en su rito.

El cuerpo pesado de Juan logró desequilibrar al anciano que ante la pérdida del equilibrio soltó la

joya que cayó al suelo destrozándose en mil pedazos causando una enorme explosión de energía

color esmeralda mientras que el anciano gritaba impotente por su perdida; es lo único que logró

ver Juan antes de perder el conocimiento.

El anciano era un espíritu inmundo que poseía cuerpos de personas que atesoraban deseos

obsesivos por alguna motivación especialmente el amor, su propósito era tomar el cuerpo de

Juan y vivir en el castillo para implantar un reino maligno, la niña había sido raptada con este

propósito para ser su compañera.

Cuando despertó Juan solo quedaban harapos del viejo sin el cuerpo, despertó a la muchacha y

juntos trataron de buscar explicación del hecho, solo vieron huellas de un inmenso lobo huyendo

del lugar, la construcción estaba destruida en su mayor parte y afuera la lluvia aun caía

precediendo una calma; después de reflexionar y comprender los propósitos del anciano, se culpó

de haber traído el mal a su pueblo; solo la satisfacción de tener a la mujer que amó por tanto

tiempo le dio tranquilidad y satisfacción por todo lo pasado.

Decidieron dejar el lugar para iniciar una nueva vida en otro lugar para proteger a los suyos en

caso de que el anciano quisiera tomar venganza, El mal ha sido destruido, el sueño sigue en píe,

pronunció esta palabras y tomados de la mano salieron sin rumbo definido.

Una vez que pasó la tormenta con mucho temor los pobladores salieron a buscarlos, hallaron sus

huellas en medio de la nevada y supieron que estaban bien, agradeciendo que su sacrificio

permitió mantener unido a la población a costa de su propia vida.