el desapego

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Desde que el ser humano pobló este mundo, la manera natural de alimentar al bebé de nuestra especie era dando la teta, hasta que surgió la industrialización de la leche y con ella la popularización de los teteros, con lo cual dar el pecho se convirtió en una práctica poco común. Los niños han dormido a lo largo de siglos acompañados por sus madres para sentir calor, seguridad y alimentarse a demanda durante las noches, hasta que llegó la pediatría conductista y condenó el colecho y ordenó que los bebés duerman en solitario consolados por un oso de peluche… Así mismo los bebés humanos se calmaban en brazos o se porteaban todo el tiempo en pareos o fulares, pegados al cuerpo de mamá, hasta que surge la novedad histórica de cochecitos, sillitas eléctricas de esas que vibran o se mecen, entre otros sustitutos del cuerpo materno. Siempre había sido el pecho de la madre lo que calmaba la necesidad de succión (por hambre o consuelo) de los niños hasta que se destetaban naturalmente a una edad en que ya no necesitaban llevarse ni dedos ni otros objetos a la boca para sentir seguridad. Pero un día se inventa el chupón o “pacifier” (pacificador), que luego pasó a ser tan popular y recomendado por médicos y otros profesionales de salud, como un sustituto del pecho materno. Nos hemos organizado dentro de la cultura del desapego precoz que supone fabulosas ganancias para toda una industria de artilugios plásticos sustitutos del cuerpo materno, una cultura que engendra desamor y soledad… así es como terminamos siendo niños con carencias afectivas eternizadas, dentro de cuerpos adultos. Aclaremos que no se trata de ser extremistas ni radicales. Al margen de ciertos objetos que de entrada no deberían ni existir, usar chupón, cochecito, un oso de peluche de manera muy puntual no es el problema. Usarlos como sustitutos sistemáticos del cuerpo materno, sí que lo es. Y es lo que hacemos normalmente en nuestra cultura del desapego. Revista En Femenino Juegos Los Autores

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Estamos en presencia de un documento que nos ayudara a entender mejor lo que es la cultura del desapego al que son sometidos los recién nacidos de hoy en día.

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Desde que el ser humano pobl este mundo, la manera natural de alimentar al beb de nuestra especie era dando la teta, hasta que surgi la industrializacin de la leche y con ella la popularizacin de los teteros, con lo cual dar el pecho se convirti en una prctica poco comn.Los nios han dormido a lo largo de siglos acompaados por sus madres para sentir calor, seguridad y alimentarse a demanda durante las noches, hasta que lleg la pediatra conductista y condenel colechoy orden que los bebs duerman en solitario consolados por un oso de pelucheAs mismo los bebs humanos se calmaban en brazos o se porteaban todo el tiempo en pareos o fulares, pegados al cuerpo de mam, hasta que surge la novedad histrica de cochecitos, sillitas elctricas de esas que vibran o se mecen, entre otros sustitutos del cuerpo materno.Siempre haba sido el pecho de la madre lo que calmaba la necesidad de succin (por hambre o consuelo) de los nios hasta que se destetaban naturalmente a una edad en que ya no necesitaban llevarse ni dedos ni otros objetos a la boca para sentir seguridad. Pero un da se inventa el chupn o pacifier (pacificador), que luego pas a ser tan popular y recomendado por mdicos y otros profesionales de salud, como un sustituto del pecho materno.Nos hemos organizado dentro de la cultura del desapego precoz que supone fabulosas ganancias para toda una industria de artilugios plsticos sustitutos del cuerpo materno, una cultura que engendra desamor y soledad as es como terminamos siendo nios con carencias afectivas eternizadas, dentro de cuerpos adultos.Aclaremos que no se trata de ser extremistas ni radicales. Al margen de ciertos objetos que de entrada no deberan ni existir, usar chupn, cochecito, un oso de peluche de manera muy puntual no es el problema. Usarlos como sustitutos sistemticos del cuerpo materno, s que lo es. Y es lo que hacemos normalmente en nuestra cultura del desapego.Revista En Femenino Juegos Los AutoresINICIOEN FEMENINOMATERNIDADFomentando la cultura del desapegoPorMamikanguroEn estos das hubo una seguidilla de publicaciones sobre productos y presentadores televisivos que hacen apologa a la cultura del desapego, toman a los hijos como una molestia, unos seres que vienen a complicarnos la vida y por lo tanto hay que acostumbrar rpidamente a que se amolden a nuestros horarios y costumbres. Dejarlos llorar, negarle la teta para que mam tenga ms libertad, dejarlos en el coche para que no se acostumbre a los brazos.Es tristsimo!Los bebs necesitan brazos, voces y cuerpos materno y paterno reales. Este artefacto sume al beb en un vaco inhumano. Criar bebs en tal vaco emocional es peligroso para la humanidad. La soledad, la falta de contacto fsico, la falta de empata y la falta de respuesta por parte de los progenitores, crea futuros psicpatas.Y esta es una verdad irrefutable.La cultura del desapego precozDesde que el ser humano pobl este mundo, la manera natural de alimentar al beb de nuestra especie era dando la teta, hasta que surgi la industrializacin de la leche y con ella la popularizacin de los teteros, con lo cual dar el pecho se convirti en una prctica poco comn.Los nios han dormido a lo largo de siglos acompaados por sus madres para sentir calor, seguridad y alimentarse a demanda durante las noches, hasta que lleg la pediatra conductista y conden el colecho y orden que los bebs duerman en solitario consolados por un oso de pelucheAs mismo los bebs humanos se calmaban en brazos o se portaban todo el tiempo en pareos o fulares, pegados al cuerpo de mam, hasta que surge la novedad histrica de cochecitos, sillitas elctricas de esas que vibran o se mecen, entre otros sustitutos del cuerpo materno.Siempre haba sido el pecho de la madre lo que calmaba la necesidad de succin (por hambre o consuelo) de los nios hasta que se destetaban naturalmente a una edad en que ya no necesitaban llevarse ni dedos ni otros objetos a la boca para sentir seguridad. Pero un da se inventa el chupn o pacifier (pacificador), que luego pas a ser tan popular y recomendado por mdicos y otros profesionales de salud, como un sustituto del pecho materno.Nos hemos organizado dentro de la cultura del desapego precoz que supone fabulosas ganancias para toda una industria de artilugios plsticos sustitutos del cuerpo materno, una cultura que engendra desamor y soledad as es como terminamos siendo nios con carencias afectivas eternizadas, dentro de cuerpos adultos.Aclaremos que no se trata de ser extremistas ni radicales. Al margen de ciertos objetos que de entrada no deberan ni existir, usar chupn, cochecito, un oso de peluche de manera muy puntual no es el problema. Usarlos como sustitutos sistemticos del cuerpo materno, s que lo es. Y es lo que hacemos normalmente en nuestra cultura del desapego.Diez alternativas respetuosas para introducir lmites en la crianzaSiempre existen alternativas respetuosas para educar a nuestros pequeos en el reconocimiento de los lmites connaturales de la convivencia. A menudo son aproximaciones que exigen al adulto cuidador o educador mayor conexin, disposicin y compromiso emocional, esfuerzo que no debemos escatimar si queremos conducir a nuestros pequeos en el proceso de socializacin a travs del amor y el respeto a su integridad como personas. Hoy les traigo diez de ellas. Espero les sirvan de ayuda.-Observa si es posible adaptar los lmites del entorno a las necesidades del nio, y si es as por qu no hacerlo? En lugar de forzar al nio para que se adapte a nuestras exigencias y expectativas adultas en todo momento, por qu no adaptar el entorno, la casa y nuestras expectativas a las particulares necesidades del momento evolutivo que atraviesa nuestro hijo? A fin de cuentas se trata de una transicin. Los nios crecen y llegar el da en que podremos organizarnos y organizar las rutinas y la casa en modo adulto. Mientras tanto, como deca Miguelito, el amigo de Mafalda, de que sirve ser nios si no les dejamos ejercer? Para ahorrarnos peleas y dolores de cabeza, cuando nuestra hija de dos aos despliegue la necesidad de explorar y rasgar las revistas a su alcance en el saln de la casa, retiremos las nuevas y pongamos revistas viejas que s pueda rasgar. Si los nios necesitan movilidad, explorar, subirse y bajarse de los muebles, dispongamos de un entorno para que lo hagan sin lastimarse y sin que haya objetos de valor que puedan romper o daar, etc.-Tal y como recomienda la psicloga Violeta Alcocer en su post Lmites coordenadas fundamentales, ante la necesidad de demarcar un lmite a nuestro hijo, en lugar de un no rotundo, casi siempre es viable ofrecer al nio un s pero hasta aqu (no puedes montar un campamento en medio de la sala pero puedes hacerlo en el patio o en tu habitacin). De ese modo adems de que evitaremos entrar en guerra con el nio, frente a los lmites connaturales e inevitables que plantea la convivencia, le estaremos enseando que la vida es un vaso medio lleno y no medio vaco de posibilidades.-Ser firmes sin ser violentos cuando la situacin as lo exija. Si el nio quiere cruzar la calle solo, si le va a pegar al hermano, si quiere agarrar el cuchillo carnicero, si va a romper los adornos de la casa de la vecina, si se quiere tomar la botella de cloro, si quiere poner patas arriba el estante del sper mercado cuando vamos de compras, si se va a subir al balcn o al quicio de la ventana, no lo dejamos. Lo contenemos sin violencia mientras le decimos que no y le explicamos porqu. Insisto, para ello no hace falta castigar ni pegar.-Ofrece alternativas en lugar de ordenar. En vez de decir ve a baarte ahora mismo, podemos preguntar si prefiere baarse antes o despus de comer. Dejarle elegir permite al nio sentirse respetado. Dar rdenes los condiciona a la sumisin o a la lucha de poder. Podemos elegir mostrar los lmites de un modo emptico y compasivo. En lugar de regaar y castigar, reconoce el deseo del nio aunque no lo puedas complacer (entiendo que ests aburrido y que quieras ir ahora mismo al parque, me encantara complacerte, pero en este momento no podemos ir por) Esto har que el nio se sienta amado y tomado en cuenta con lo cual le ayudaremos a atravesar mejor la frustracin.-Conectarnos y estar atentos a las necesidades del nio para satisfacerlas oportunamente y prevenir que las pida a travs de conductas que luego catalogamos de mal comportamiento. Ejemplo tpico: Carlitos de cuatro aos necesita que su pap lo vea, le hable, juegue con l. Carlitos se lo pide varias veces de diferentes formas a su pap, pero su pap no escucha porque est ocupado leyendo la prensa o atendiendo el celular. Carlitos se queda jugando solo y sin querer rompe el jarrn de cristal con la pelota. Entonces su pap deja todo lo que est haciendo y voltea para regaarlo o pegarle, porque asume que Carlitos necesita lmites y disciplina. Pero no vio que lo que Carlitos necesitaba genuina y originalmente era mirada, comunicacin amorosa, presencia, vnculo. Con lo cual Carlitos aprendi que solo rompiendo el jarrn, logr obtener la mirada de pap. Cuando reconocemos y cubrimos oportunamente las necesidades legtimas de los nios, impedimos que salgan por la puerta trasera.-En el momento en que mi necesidad se encuentra con la del otro, podemos establecer lmites a travs del acuerdo y la negociacin. As como los padres estamos dispuestos incondicionalmente a acompaar y adaptarnos a las necesidades de nuestros hijos, a determinada edad en la que ya han adquirido la madurez necesaria, es deseable mostrarle a los nios que, en ocasiones, los dems tambin necesitan y esperan ser acompaados y complacidos. Por ejemplo, si el nio est aburrido y quiere jugar con nosotros, podemos dejar nuestra tarea para ir a jugar con l, explicndole que luego de un tiempo debemos regresar a la tarea pendiente y que esperamos que nos permita realizarla, transando as, por un ratito t y otro ratito yo.-Palabrear e informar constantemente lo que sucede alrededor del nio, lo que s podemos hacer, lo que no y porqu. Decir con respeto y paciencia lo que esperamos de l o de ella las veces que sea necesario (eso no lo podemos tocar porque quema, no pegamos ni mordemos a los dems porque hace dao y duele mucho, ahora vamos a cruzar la calle y debes tomarme de la mano porque es peligroso ir solo). La psiquiatra infantilFrancoise Dolto, enunciaba que sin importar lo pequeo que fuera y al margen de que maneje o no el lenguaje verbal, un ser humano tiene la misma capacidad de comprensin desde que est en el vientre de la madre hasta el da de su muerte. Si confiramos en las capacidades intrnsecas y habilidades innatas de los pequeos para co-producir y construir progresivamente el modo en que enfrentan, asimilan, se adaptan segn su propio ritmo y necesidades particulares a los lmites inherentes de la coexistencia en sociedad, si respetramos y reconociramos su integridad como personas, informaramos al nio sobre dichos lmites en lugar de ordenarles e imponerles.-Una forma de desplegar lmites respetuosamente es procurando un entorno seguro. Los nios menores de dos o tres aos no tienen an la madurez necesaria para recordar y mantener reglas. No podemos esperar que asuman instrucciones tales como no meter objetos en el toma corriente o no abrir los estantes de la cocina donde hay cuchillos o no subir y bajar solos por las escaleras. Tenemos que poner seguro a los estantes, tapar los tomacorrientes o enchufes, cerrar el paso hacia las escaleras con barandas de seguridad. Educar con el ejemplo. No le podemos pedir a nuestro hijo que no pegue o grite a su hermano si nosotros le pegamos y gritamos a l. No podemos exigir a nuestra hija que se cuide y se respete a s misma, si no la respetamos o no nos respetamos y cuidamos a nosotros mismos. Bien lo dice el pediatra y autor Carlos Gonzlez No podemos pretender que los nios tengan unos valores que la mayora de los adultos no han asumido.Que algo sea normal no quiere decir que sea sanoNo se debe confundir la verdad con la opinin de la mayora. Jean CocteauQue algo sea normal no quiere decir que sea sano ni constructivo. Simplemente quiere decir que es lo comn.Puede ser normal que demos bibern o tetero a los nios, en lugar de lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y complementada con otros alimentos hasta los dos aos o ms. Pero ciertamente ni es lo natural, ni lo saludable para el nio. Alrededor de un milln de muertes infantiles al ao podran evitarse si en lugar de bibern se diera la teta.Puede ser normal que los adultos fuercen a dormir a los nios en solitario, pero lo natural es que un cachorro humano, mamfero, primate, altricial, necesite del calor y la proximidad del cuerpo de su madre o cuidador principal para dormir tranquilo y seguro (o en su defecto, a partir de determinada edad, con hermanitos, hermanitas, mascotas, etc..). Lo de dormir en solitario es una novedad histrica que se establece por razones culturales alrededor de hace doscientos aos y es avalada por determinado sector de la pediatra a mediados del siglo XX a partir del boom de la educacin conductista, orientada a priorizar la comodidad adulta, en absoluta desconexin con las reales necesidades infantiles. Antes de eso, y a lo largo de la historia de la humanidad, los nios dorman acompaados o se llevaban, siempre que lo pidieran o necesitaran, en brazos.Puede ser normal que los nios lloren, sufran y enfermen confrecuencia cuando van a la guardera, el preescolar o la escuela, pero no es lo natural ni lo sano ni lo respetuoso. En primer lugar porque un nio pequeo hasta alrededor de los cinco aos lo que necesita es criarse cerca de su familia y no ir a la escuela para aprender cosas, ni mucho menos a la guardera. Las guarderas y preescolares surgen para responder a las necesidad del sistema productivo que demanda a los padres salir a trabajar a sitios fsicamente distantes donde no pueden hacerse cargo de sus hijos. Pero lo que los nios realmente necesitan no es ser depositados en lugares institucionales con horarios tan exigentes como los laborales o los de un cuartel militar. Lo que los nios necesitan es la presencia y el vnculo amoroso, prolongado y de calidad con sus progenitores. Por tanto, al separarse sufren. Aunque ciertamente sera posible hacer de esta separacin una experiencia progresiva hasta que el nio se integre amablemente a la rutina escolar, lamentablemente lo comn, olo normales dejar que lloren para que se acostumbren. Aunque si llamramos a las cosas por su nombre deberamos decir para que se resignen y aprendan que de nada vale pedir lo que autnticamente necesitan en un mundo hostil repleto de exigencias desmedidas.Puede ser normal aunque no es natural, ni respetuoso, ni saludable que basemos la educacin y la crianza en la obediencia y el adiestramiento. De hecho es bastante comn que demos sistemticamente rdenes, gritemos, peguemos, castiguemos o premiemos a los nios, para que hagan lo que esperamos, en lugar de empatizar con los nios, hablar, reflexionar, palabrear, explicarles la realidad que les circunda, tomarnos el tiempo para elaborar con ellos la experiencia que atraviesan o informarles respetuosamente lo que esperamos, escuchar y dar la debida importancia a lo que tienen que decir, lo que sienten, lo que desean, confiar en su capacidad de co-producir las experiencias con el apoyo del adulto cuidador y por ende a desarrollar su propio deseo de cooperar con el entorno.Puede ser normal que insistamos en inyectar las normas, los ritmos y tiempos que dicta la sociedad o la cultura cuando de criar a los nios se trata. Sacar el paal a los dos aos y no cuando observamos que el nio est maduro para hacerlo por s mismo (lo que naturalmente puede suceder hasta los cinco aos) , que coma cuando es la hora y no cuando tiene hambre, que duerma cuando es la hora y no cuando tiene sueo, que despierte cuando es la hora y no cuando est descansado Pero ciertamente no es ni lo ms sano para el despliegue de la conexin con lo que dictan las propias pulsiones, los pedidos del cuerpo a travs del sabio diseo de la naturaleza, lo cual comporta la raz de lo que nos mantiene saludables y en armona con nuestro propio ser esencial.No es gratuito que vivamos en un mundo neurtico. Parece que hemos hecho de lo normal un poderoso enemigo de la salud y de la felicidad.Quiero que mi hijo sea el mejorDigo con frecuencia que, cada uno -nio y adulto- andamos por la vida a velocidades y en planetas distintos. No es poca la informacin falsa y los malos entendidos que circulan sobre lo que los nios realmente necesitan. Tras dichas mitologas y falsas creencias psicolgicas sobre la naturaleza del desarrollo infantil se nutre una amplia industria que responde bsicamente a los intereses del mercado pero que no necesariamente favorece las reales necesidades psicoafectivas de los nios pequeos.A menudo me abordan progenitores angustiados en el afn de que sus pequeos (bebs y preescolares) alcancen el mximo potencial de desarrollo, sobre todo cognitivo. Progenitores buscando estrategias, mtodos o algn tipo de entrenamiento o estimulacin llamada en algunos casos temprana capaz de garantizar avances, rpidos y ptimos, en distintos aspectos del desarrollo infantil.Si hiciramos una encuesta, no seran pocos los padres que revelaran el deseo de que sus peques se conviertan en nios prodigio o Babies Einstein. Muchas veces les he escuchado verdaderamente angustiados decir, quiero que mi hijo o hija sea el mejor o la mejor en lo que haga. Con estas expectativas sembradas terminamos por comprar la idea de que hay que ofrecerles desde muy temprana edad entrenamientos sofisticados con artilugios, actividades o agendas tan exigentes como las de un adulto. Nos han hecho creer que el vnculo y disponibilidad emocional con inversin de tiempo y dedicacin en el andar por la casa y por la vida de la mano de nuestros hijos, no es suficiente estmulo o enseanza para los chiquitines.Si no hablan fluidamente a los dos aos, queremos libros o especialista que nos digan cmo lograrlo lo ms temprano posible. Para que desarrollen habilidades psicomotoras, cognitivas, etc., los apuntamos en un gimnasio especial para nios o en al menos tres actividades deportivas y/o artsticas diferentes a la vez. Como si la casa, el parque, andar con ellos por los sitios habituales durante la convivencia con sus propios padres, sus familiares, amigos, vecinos, no fuera suficiente. Los llevamos al preescolar desde los dieciocho meses o antes, porque nos han hecho pensar que slo as consolidarn un rendimiento ptimo o por encima de la media en su desempeo escolar futuro.Sobre el mito de la relacin entre inteligencia y escolarizacin temprana, el pediatra y autor Carlos Gonzlez -entre otros especialistas ms conscientes sobre la real naturaleza infantil- aclara algunas verdades fundamentales. Por ejemplo, que las guarderas y preescolares no son necesarios para los nios. En los pases europeos, con los mejores indicadores de rendimiento acadmico (Alemania, Finlandia), menos del diez por ciento de los nios van a la guardera o al preescolar. La escolarizacin obligatoria comienza a partir de los seis a siete aos y son los pases que el reputado informe Pisa siempre seala con el mejor resultado de rendimiento acadmico. Es decir, que los nios no aprenden ms por ir desde los tres o los dieciocho meses a la guardera o al preescolar. Dichos espacios institucionales, se disearon para tener a los nios en algn lugar mientras los padres van a trabajar, pero no para satisfacer las necesidades evolutivas de los pequeos.Un pequeo bsicamente lo que necesita es mantenerse en su entorno familiar la mayor cantidad de tiempo posible, cerca de la presencia de un cuidador (preferiblemente la madre) que sepa interpretar y satisfacer sus necesidades, que nutra sus demandas afectivas, que le provea cuidados amorosos, consuelo, seguridad, mirada, cuerpo, brazos, conexin con su alma infantil. Adultos que sepan respetar su propio ritmo madurativo sin forzarlo a pasar hacia etapas para las que no est preparado.Hasta los cinco, seis aos, los pequeos estn en proceso de consolidar funciones tales como caminar, comer por s mismos, hablar, controlar esfnteres, madurar su sistema inmunolgico Durante sus primeros aos de vida un nio es como una fruta verde que necesita estar todo el tiempo pegada al rbol recibiendo la sabia hasta madurar. Con apego seguro en su entorno familiar, una vez maduros y bien nutridos en sus necesidades afectivas, los pequeos llegarn hasta el momento madurativo correspondiente mucho mejor preparados para digerir y superar los objetivos acadmicos que exige la escuela.En lugar de apresurar a nuestros nios para que alcancen el mximo potencial en trminos y tiempos que respondan a nuestras expectativas adultas, deberamos comenzar a respetar sus propios tiempos y confiar ms en la capacidad que tiene cada pequeo de autorregularse . Observar, confiar y respetar es la clave.Recuperando a la tribuSe necesita un pueblo entero para criar a un nioProverbio africanoLa revolucin que sufrieron las familias con la llegada de la modernidad, an la padecemos y vivimos tratandode enmendarla. No es minsculo el impacto que ha tenido la prdida de la crianza en tribu en el rol de todas las madres actuales. La sensacin de miedo ante las dudas comunes de la maternidad, de desamparo, de desaprobacin por si lo estaremos haciendo bien o mal, acechan alrededor de nuestro desempeodiario como madres capaces de proveer seguridad y el mejor desarrollo para nuestros hijos. Hemos perdido la confianza en nosotras mismas. Debo decir con tristeza que incluso hemos delegado esa confianza en terceros relegndonos nosotras mismas a las ltimas de la fila comounas nias asustadas detrs del inmenso ttulo que nos aplasta: madres.Pensemos cmo sera nuestra vida si viviramos en comunidad: por la maana despertaramos rodeadas de cientos de otras mujeres y nios con las mismas inquietudes. Si estuviramos indispuestas, habran brazos de ms para atender a nuestras cras y as permitirnos el reposo necesario para reponernos. Mientras tanto, los hombressaldran a buscar el alimento necesario para la jornada. No ms porque se perdera. (No hay neveras ni refrigeradores)Slo lo suficiente para que todos comiramos y quedramos satisfechos. Sin el lastre diario que deja la sensacin de llegar a otra noche ms sin haberse vuelto millonarios. Por la tarde todos los nios compartiran juntos. Los pares, los mayores y menores. Todos es una gran fiesta estimulante para los sentidos en donde los roles de maestros y alumnos cambiaran varias veces sin orquestacin aparente. Por la noche, nos reuniramos alrededor del fuego en una tertulia de cantos y rituales agradeciendo a la madre tierra por los favores recibidos y resarciendo el impacto de nuestro paso por el mundo. Al final del da, los nios dormiran abrazados a sus madres, padres y hermanos sin miedo a volverse dependientes. Sencillamente no habra otra opcin porque no hay habitaciones separadas. Viviramos en comunidad.Pero esto hoy en da no es posible. Nos ha tocado vivir en un mundo alrevs donde las mujeres en vez de sentirse plenas ydichosas porque han dado vida a otro ser, se sienten vulnerables ante las expectativas sociales que le urgen aque sea la sper mam o al menos, la mejor mam. Y cmo se hace eso? Aprendemos a maternar con nuestra madre. Ella seguramente lo hizo lo mejor que pudo y as mismo haremos nosotras. No es esto suficiente para emprender felices el camino de la crianza? Acaso buscamos con tanta desesperacin el mentado manual de padres que nos quedamos paralizadas en el camino mientras los hijos crecen salvajes como el monte? Creo que en etapas de nuestra vida esto puedepasar.Qu tal si aprovechamos el despertar que est latiendo en tantos corazones de nuestra misma sociedad?Qu tal si hacemos crculos de mujeres con la excusa de leerlibros de crianza y compartimos nuestras inquietudes?Qu tal si nos empezamos a creer que somos la mejor mam que nuestro peque pudo tener?Qu tal si reconstruimos la tribu moderna en torno a un objetivo comn? Ser madres felices.La demonizacin del colechoCada vez que escucho o leo a un profesional demonizando el colecho (dormir en cama compartida o habitacin conjunta con los nios) a partir del argumento de que no se puede permitir que los hijos vulneren la vida sexual de la pareja, brotan de m ciertas preguntas: es que acaso la vida sexual de la pareja se limita al lecho marital durante las noches?, por qu nos cuesta tanto ser ms creativos?, acaso cabe espacio para el deseo sexual entre una pareja cuando el beb llora en otra habitacin obligado a dormir en solitario?Se dice que para que los nios estn bien, la pareja debe estar bien. Pero, a veces, que la pareja funcione, no se traduce en bienestar para los nios. En cualquier circunstancia habra que evaluar el verdadero punto de vista del nio, algo que rara vez hacemos. Creo que si procesamos un balance honesto en nuestra civilizacin adultocentrista, prevalecera el sacrificio de las legtimas necesidades del nio (un ser en formacin, vulnerable, totalmente dependiente de nuestros cuidados para sobrevivir) en funcin de satisfacer las necesidades de la pareja. Pelea bastante injusta y desigual, si tomamos en cuenta que dicha pareja es conformada por adultos autnomos, que adems son responsables de cubrir y atender cabal y oportunamente las necesidades del nio. Pero los adultos terminamos teniendo siempre la razn. El nio es casi siempre el equivocado, el que no sabe lo que necesita, el que pide demasiado y el que tiene que adaptarse a un orden que favorezca la comodidad adulta. En funcin de validar estas creencias, surgen argumentos a granel, fruto de consejas populares as como los avalados por determinadas vertientes de la ciencia.Me parece una cosa tremenda que para responder a los reclamos de intimidad sexual de la pareja, la madre se vea en la disyuntiva de sacrificar la necesidad de cuerpo materno del beb porque si no lo hace, el varn se ir a buscar a otra persona disponible. Esto habla de los profundos niveles de inmadurez y carencias desde las cuales los adultos (varones y mujeres) asumimos la responsabilidad de atender las necesidades naturales de nuestros hijos pequeos, con el correspondiente desastre que se traduce en este mundo lleno de nios eternamente agobiados de carencias, dentro de cuerpos adultos discapacitados para priorizar las necesidades del nio real, presente y bajo nuestra responsabilidad. Todo un despropsito reforzado con el permiso y la bendicin de especialistas, en nombre de la ciencia.A los expertos de la conducta y profesionales de la salud que an demonizan el colecho basndose sobre supuestos cientficos aprendidos en la academia y que asumen como verdades reveladas e incuestionables, recomiendo que investiguen sobre el debate cientfico que existe en torno a este tema. Porque lo hay. Pueden ver, gratuito en la web, el gran trabajo de recopilacin y revisin de bibliografa cientfica sobre el sueo infantil realizado por Mara Berrozpe, Doctora en Ciencias Biolgicas por la Universidad de Zurich , y que se titulaEl Debate Cientfico sobre la Realidad del Sueo Infantil. Entre los innumerables aportes de este trabajo pionero, la doctora Mara Berrozpe refiere que los estudios ms recientes en el campo de la neurologa nos muestran que el deseo del nio de sentir a su cuidador cerca para dormirse no es ni un capricho ni una patologa, sino una necesidad primal, ya que el contacto prolongado e intenso entre madre y beb es la manera en que la naturaleza defiende a la criatura contra las dificultades fisiolgicas y los ataques ambientales.No poda terminar este artculo, sin mencionar el hecho de que toda vez que asoma el debate sobre el colecho, muchas mams y paps preguntan hasta qu edad es recomendable practicarlo. Yo pienso que no existen frmulas, recetas ni parmetros que establezcan el modo en que cada familia debe criar o debe organizarse para dormir. Depender en todo caso de cada familia y de cada nio, de las particularidades del vnculo y necesidades de la dinmica familiar. Lo importante es que, sea cual sea la forma en que decidamos acomodarnos para dormir, no provoquemos sufrimiento a los pequeos.