el condón es la zapatilla de cristal de nuestra generación
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El condón es la zapatilla de cristal de nuestra generación*
Socióloga Esther Pineda G
Desde la perspectiva en que sea mirada, ya sea desde el lego y su sentido común, desde
el pragmatismo, como también desde la abstracción académica, sea desde el cine o la
política, pasando por ricos y pobres, por realidades alternas; nuestro mundo se presenta
como conflictivo, como una gran avalancha de indiferencia social, homogeneidad y
diferencia, subordinación, y dominación, de la cual ninguno de nosotros estamos
exentos.
Si bien, generalmente el proceso social, su intersubjetividad y sus mayorías extenuantes,
se han caracterizado por la reductibilidad de “si mismos”, el machismo ha calado en la
conciencia social mediante la imposición y homogenización de sus valores, formas de
vida y necesidades creadas a todos los demás; en la cual unas también mayorías
extenuadas, han intentado resistir los embates del influjo colectivo.
El sexismo se nos presenta como la fotografía de una sociopatía, de nuestras sociedades
modernas viciadas, caracterizadas por una lógica paradójica, donde somos impulsados y
movidos por una doble moral; donde las leyes proclaman la igualdad, pero el sistema
cada día profundiza las desigualdades, donde las religiones promueven la fraternidad
pero excluyen el reconocimiento de la mujer y su autonomía sobre si, donde los medios
de difusión en cada programa o comercial hacen referencia al amor, pero sin embargo
nos venden a la mujer como objeto y fetiche sexual, haciéndonos cada día más
promiscuos.
La mujer y su cuerpo constituida como el epicentro de la moral de la diversión de una
sociedad caracterizada por ser una cultura de riesgo, “donde la propaganda transforma
los hábitos, estimula los deseos y crea patrones conductuales estéticos y éticos”; (Daniel
Bell) la mujer, convertida en objeto de consumo y en consumista.
La feminidad, la mujer y su status “ya no determinado por factores economicistas y
ocupacionales sino por esteticismos, gustos, y estilos de vida” (Daniel Bell)
condicionando su lugar en la sociedad por la efectiva y eficiente adecuación de ésta a
los patrones de sujeción, subordinación, explotación sexual y estética impuesta por el
modelo societal imperante.
Una sociedad en la cual nos vemos constantemente bombardeadas por la “necesidad” de
realización y complementariedad con el otro, estimuladas hacia la permanente búsqueda
de la superación de ese estado inicial de separatibilidad que tanto nos asusta; solo
posible a través del “amor”, del hombre ideal, de la renuncia y la entrega de si mismas;
materializada ya no en la zapatilla de cristal antaño idealizada, sino a través del látex y
el cuerpo femenino, ahora instrumentos de la transacción amorosa de nuestra
generación.
*Titulo del ensayo extraído del largometraje: El Club de la Pelea.