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El colegio atraviesa una de sus etapas más problemáticas debido probablemente a que ha dejado de ser el lugar seguro y confiable donde nuestros niños y adolescentes van a aprender y a desarrollarse cognitiva, social y afectivamente; para convertirse en un lugar donde se aprende lo que es el maltrato entre iguales, la humillación, la discriminación, la exclusión social, entre otras.
El fenómeno del bullying se ha instalado y apoderado de las escuelas.
Los estudiantes son partícipes activos de un fenómeno con repercusiones a nivel social, que involucra a la globalidad de culturas (Batista, Román, Romero & Salas, 2010)
DESAFIOS A NIVEL TEÓRICO-CONCEPTUAL:
Utilización de la terminología
Perspectivas teóricas
1. UTILIZACIÓN DE LA TERMINOLOGÍA:
Las investigaciones difieren en la manera de nombrar al fenómeno del bullying, algunos autores le llaman violencia escolar, indisciplina escolar, acoso escolar, relaciones en la escuela, vandalismo, maltrato entre iguales, entre otros.
Al respecto, Stein (2005, 2007 Citado en Mingo, 2010) señala que la popularidad e influencia alcanzadas por los planteamientos sobre el bullying y la centralidad que ha adquirido dentro de éstos la dimensión psicológica han tenido como consecuencia el énfasis en lo individual y la patologización de la violencia, ignorando u oscureciendo otras dimensiones.
Asimismo, identifica dos problemas importantes en la investigación sobre bullying:
1. Se hayan “unido” los términos bullying y acoso, pues ha tenido como resultado que el primero se utilice como un eufemismo para nombrar actos de acoso e incluso de violencia severa.
2. La omisión o negación que se observa de lo relativo al género en el estudio de este fenómeno.
A propósito un estudio que hizo la Organización Mundial de la Salud sobre el tema en 30 países obligó a usar preguntas, definiciones y términos que lo hicieran aplicable en todos ellos, lo que ocasionó que conductas que claramente podían corresponder a actos de acoso o agresiones sexuales -como golpes, bofetadas, empujones o comentarios de contenido sexual- quedaran desdibujadas y oscurecidas bajo la clasificación de bullying pues nunca se utilizaron los términos hostigamiento o agresión sexual.
En estudiantes de educación secundaria:Alemania: (Funk, 1997) un 4% de los chicos admiten haber sufrido acoso sexual por parte de sus compañeros. Holanda: 22% de las chicas holandesas admiten haber sufrido acoso sexual por parte de sus compañeros (Mooij, 1997). España: (Defensor del Pueblo, 2007) se encuentra un porcentaje inferior a ambos países, puesto que sólo un 0,9% declaran haber sido acosados sexualmente por alguno de sus compañeros.
Falta precisar si cuando nos referimos al bullying, además de él, o independientemente de él, se está presentando otra variable, como puede ser el acoso sexual.
El desafío que se plantea es que reconceptualicemos los términos asociados al bullying, sin sacrificar matices y particularidades importantes en el estudio de estas variables, evitando generalidades que en vez de darnos riquezas, nos resten precisión en su estudio.
2. PERSPECTIVAS TEÓRICAS:
Al analizar las perspectivas teóricas, se puede observar que una de las limitaciones es que muchos de los estudios abordan la violencia o el maltrato como un problema individual, como la manifestación de conductas desviadas o patológicas de ciertas personas y no como algo que deriva de sistemas de relaciones en las que el dominio y las resistencias a éste son un elemento clave (Mingo, 2010).
Particularmente, entre la gran profusión de modelos teóricos que existen para explicar el bullying, en la actualidad ha cobrado gran presencia el modelo ecológico, el cual consideramos que es el más potente para brindarnos una visión más integral, pues como dijimos anteriormente, incorpora otros elementos, como la familia, escuela, grupos de pares, barrio, entornos culturales, sociopolíticos, entre otros.
El desafío es conducir investigaciones que basándose en el modelo ecológico o en otros modelos integradores, dejen visiones atomistas del bullying, y enfaticen y profundicen en las relaciones que se dan en los demás contextos y ambientes propios donde se desarrolla el niño y el adolescente, para poder seguir avanzando en la construcción de nuevas explicaciones que nos ayuden no sólo a entender, sino además a intervenir exitosamente para disminuir el bullying.
ASPECTOS METODOLÓGICOS:
Metodología cuantitativa, cualitativa y mixta
Instrumentos de medición
Incidencia y Prevalencia
Variables asociadas
Características de las muestras
1. METODOLOGÍA CUANTITATIVA, CUALITATIVA Y MIXTA:
Existe a la fecha un predominio de investigaciones realizadas bajo la óptica de la metodología cuantitativa, si bien es cierto existen varios estudios cualitativos y algunos mixtos, éstos no son equiparables a los realizados bajo el paradigma positivista o postpositivista.
El desafío consiste en desarrollar investigaciones mixtas, que aborden el estudio del bullying, tanto a través de la metodología cuantitativa, como de la cualitativa, superando las debilidades que cada una presenta, para beneficiarnos de sus riquezas, produciendo de este modo, investigaciones más sólidas y rigurosas.
2. INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN:
Muchos trabajos suelen limitarse, desde el punto de vista metodológico, a las encuestas más o menos generales a través de cuestionarios dirigidos al profesorado, al alumnado y, en ocasiones, a las familias.
Este planteamiento metodológico presenta algunas limitaciones: puede resultar insuficiente para profundizar en determinados fenómenos (por ejemplo para conocer la incidencia real del vandalismo o la disrupción en un centro educativo), si no se complementa con otras herramientas o estrategias (observación, registros, análisis de documentos) (Rodríguez, 2007).
El desafío consiste entonces en construir de modo riguroso, instrumentos que sean válidos y confiables si se desarrollan bajo la óptica de la metodología cuantitativa, o que cumplan con los criterios de credibilidad si se hacen bajo el enfoque cualitativo; que sean instrumentos propios de la realidad de cada país, que además recojan de manera fina y no general, los datos de los protagonistas del problema que representa el bullying.
No sólo los mismos estudiantes, sino además en los docentes, autoridades educativas, padres de familia, llegando incluso hasta el diseño de instrumentos dirigidos a los líderes de opinión pública, los empresarios y los ciudadanos en general, porque no podemos seguir abordando el estudio del bullying, como si se tratara de algo que sólo se podrá resolver a puertas cerradas en el centro educativo, este fenómeno traspasa y afecta a toda la sociedad en su conjunto y por tanto debe ser estudiado en toda esa sociedad.
3. INCIDENCIA Y PREVALENCIA:
Se debe diferenciar la incidencia de la prevalencia.
Al revisar las diversas investigaciones, la mayoría de ellas estudia a los participantes en un solo punto del tiempo a través de las estrategias transversales, por lo que en esos casos, no se puede hablar de incidencia, sino sólo de prevalencia.
Es decir, para hablar de incidencia tendríamos que utilizar diseños longitudinales, que nos permitan identificar cómo ha evolucionado el bullying a través de determinados períodos de tiempo siendo en este caso, cuando el término incidencia estaría bien empleado.
El desafío consiste en desarrollar investigaciones longitudinales, ya sea al tomar a una población (diseños de tendencia o trends), a una subpoblación (diseños de análisis evolutivo de un grupo o cohort), o a los mismos participantes (diseños panel). Sólo así podremos saber con certeza la incidencia real del bullying.
4. VARIABLES ASOCIADAS:
Como muy bien señala Barragán et al. (2010) los trabajos se han realizado en diferentes niveles educativos, desde primaria hasta educación superior, estudiando a distintos actores del ámbito escolar y recurriendo a diversos enfoques que van desde la etnografía, representaciones sociales, explorando estilos directivos, experiencias juveniles, con perspectivas de género, hasta el abordaje psicopedagógico, entre tantos otros.
Sin embargo, si bien es cierto, los estudios en convivencia escolar se han iniciado desde hace más de tres décadas (Postigo et al. 2009), en muchos países, (incluido el nuestro), aún no existe una clara línea de investigación al respecto.
Si queremos que cambie el rostro de los centros educativos como lugares seguros, confiables donde exista respeto, tolerancia, capacidad de empatía y posibilidades de convivir saludablemente, urge que se destinen mayores esfuerzos al desarrollo de líneas de investigación.
Es imperativo que los investigadores seamos más creativos, más visionarios para estudiar variables asociadas al bullying que nos ayuden a entenderlo mejor y por tanto, a intervenir con mayores posibilidades de éxito.
5. CARACTERÍSTICAS DE LAS MUESTRAS:
Las muestras con las que se han trabajado han sido la mayoría de las veces de colegios de zonas urbanas o urbanas-marginales, pero el reto consiste en hacer estudios en colegios rurales, colegios multidocentes, colegios con características propias de las zonas más olvidadas, más pobres entre los pobres, propias de países latinoamericanos como los nuestros.
Por otro lado, la mayoría de las investigaciones que se han llevado a cabo se han hecho generalmente tomando como muestras a los mismos estudiantes.
Por ejemplo, Pérez-Fuentes, Gázquez, Fernández-Baena & Del Mar (2011) al realizar un análisis de los artículos sobre convivencia escolar publicados en una selección de revistas de educación españolas encontraron que en la última década, los agentes analizados con mayor frecuencia han sido los alumnos, ya sean víctimas o agresores, siendo escasos los estudios que hacen referencia a la familia y a los docentes.
Docentes:
Se ha podido constatar que los profesores desconocen la problemática que encierra el bullying, en algunos casos minimizan sus efectos por verlos como algo natural y propio del desarrollo del niño y el adolescente o lo justifican. Incluso en algunos casos, los docentes actúan de manera errónea, usando la violencia como método para erradicar la misma.
Padres de Familia:Según Piñuel, 2007 (Citado en Amemiya et al. 2009) los padres solemos emitir cinco tipos de mensajes tóxicos a los niños acosados:
a) Negar la versión que el niño nos trae sobre la violencia que padece.
b) Mostrar al niño que esto siempre ha ocurrido así, que nosotros también lo padecimos, comparándonos.
c) Decir a los niños que esto es bueno, porque les hace ser más duros, les prepara para la vida, les forja el carácter y otras aberraciones semejantes.
d) Los padres señalan al niño que ante el acoso prefieren que el niño se transforme en alguien violento frente a los que le acosan (Hay padres que dicen: “prefiero que vengas con un ojo en la mano a casa, a que vengas llorando porque otro te ha pegado"; "si te pegan, pégales tú más fuerte".
e) Otra de las alternativas es “dejar que pase el tiempo".
Víctimas agresivas:
Otro desafío lo constituye, la necesidad de investigar a las victimas agresivas que aunque proporcionalmente representan un grupo más reducido (Estévez et al. 2010) son un grupo de riesgo, altamente vulnerable, que llegado el momento puede realizar conductas altamente violentas.
Espectadores:
De acuerdo a las diversas investigaciones que se han podido revisar, los espectadores, cumplen uno de los papeles más polémicos en el fenómeno del bullying.
Como indica Rodríguez (2006) sorprende en este tema el pacto de silencio que acontece entre los compañeros.
La solidaridad de los compañeros hacia las víctimas suele ser muy limitada, aunque la mayoría de los alumnos detiene la situación si la víctima es su amigo (Garaigordobil & Oñederra, 2009).
Pero pensemos en todas aquellas víctimas que precisamente por el hecho de serlo no tienen tantos amigos como los demás, este dato significaría que las posibilidades de ser ayudado serían menores.
La información que proporcionan los acosadores sobre cómo reaccionan los espectadores es muy singular.
En varios estudios (Defensor del Pueblo, 2007, Hoyos et al., 2005; Orte, 2003; Ortega, 1997) los agresores afirman que cuando actúan sus compañeros no hacen nada, le animan o le ayudan, y sólo un pequeño porcentaje de ellos responde que le rechazan por su conducta o que los espectadores le tienen miedo (Citado en Garaigordobil & Oñederra, 2009).
Es urgente que se conduzcan investigaciones dirigidas a los espectadores, que además de brindarnos mayores elementos de juicio sobre su accionar, nos sugieran áreas de intervención que contribuyan a formarlos en una cultura de paz, de compromiso social, de defensa de los derechos, que incrementen su capacidad empática y su conducta prosocial, desterrando las conductas de aparente indiferencia social.
ASPECTOS SOCIOCULTURALES:
Realidad sociocultural propia de cada país
Minorías étnicasNaturalización del bullying
1. Realidad sociocultural propia de cada país:
Al referirnos a la realidad sociocultural, es importante puntualizar que existen escenarios diversos tanto a nivel de los países anglosajones, escandinavos, orientales como latinoamericanos, entre otros, observándose algunas similitudes, pero también diferencias importantes, debido probablemente a que el fenómeno del bullying no se puede generalizar sin tener en cuenta los rasgos propios de cada cultura.
Por tanto, el desafío es conducir investigaciones que partan de la realidad propia que vive el estudiante en su entorno socioeducativo y cultural, de allí la necesidad de apoyar investigaciones en cada país; y dentro de cada país en cada región. Pues como sabemos dentro de un mismo país, se pueden notar diferencias importantes por la lengua, la etnia de pertenencia, las particularidades propias del desarrollo de cada pueblo, entre otros criterios.
2. Minorías étnicas:
Es importante señalar que en un mundo caracterizado por la intolerancia, la falta de respeto a la persona y particularmente a las que representan las minorías, urge que las investigaciones se dirijan a abordar a estos grupos humanos.
Al respecto, Montañés et al. (2009) afirman que dentro del maltrato y del acoso entre escolares o bullying se está empezando a observar un aumento de los comportamientos de hostigamiento y violencia racial o cultural, asociada a una mayor presencia en los centros de alumnos con orígenes étnicos diferentes.
Para las víctimas, los agresores les agreden por ser diferentes en aspectos como el color de la piel, ser de otra religión, por venir de otro país, etc.
Es obvio que si vivimos en una sociedad globalizada, con gran flujo de migraciones, es urgente que se asuma el desafío de investigar estos aspectos para evitar identidades sociales devaluadas, mayor violencia e incluso incremento de la xenofobia.
3. Naturalización del bullying:
Es necesario tomar conciencia de lo que significa la “naturalización del bullying”. Como afirman Ghiso & Ospina (2010) la investigación muestra que en las prácticas escolares se construye una sociedad que se acostumbra a soportar la intimidación, el maltrato y el acoso ejercido por los individuos más poderosos, reforzando representaciones sociales que justifican fatalísticamente la agresión.
Es decir, nos hemos acostumbrado tanto a ver el maltrato entre iguales como algo “normal”, cotidiano, omnipresente, que casi ya no reaccionamos, no nos escandalizamos, no nos movilizamos ante estos hechos.
El reto entonces es desnaturalizar el bullying, cambiar actitudes permisivas y tolerantes hacia todo tipo de violencia, rescatar los valores que enaltecen a la persona humana, que nos hacen verla digna y merecedora de todo nuestro respeto.
Como sugieren Ghiso & Ospina (2010) la desnaturalización implica reconfigurar ambientes y contextos que son los nichos donde se originan y desarrollan comportamientos e ideologías autoritarias, intransigentes, fatalistas y deterministas que llevan a naturalizar el maltrato entre escolares.
Los otros espacios sociales a reconfigurar tienen que ver con los entornos socioculturales cercanos a los estudiantes y sus familias, el vecindario y el barrio, porque en estos espacios sociales se originan, reproducen, fortalecen, aceptan y proyectan los comportamientos agresivos.
INTERACCION ENTRE LOS ASPECTOS SOCIO-POLÍTICOS Y CIENTÍFICOS
En países como los nuestros, hace falta la voluntad política para invertir en investigaciones no sólo que muestren esfuerzos aislados, sino que desemboquen en un esfuerzo permanente por conocer las particularidades propias del bullying e intervenir en él, por eso creemos que la investigación de este constructo debe ser una prioridad en la agenda nacional.
Este desafío va unido de la mano con la sociedad civil y las autoridades educativas. Hace falta revertir la impresión que la violencia escolar, el maltrato es algo “normal, natural o propio del desarrollo del ser humano”, es obvio su carácter vejatorio y denigrante que atenta contra la dignidad del ser humano, precisamente en las etapas más tempranas, niñez y adolescencia, donde se supone que debería ser más protegido y cuidado.
Es necesario que los investigadores asumamos el liderazgo que nos permita comprometer al poder político y a la sociedad civil en su conjunto para invertir todos los esfuerzos necesarios, no sólo con palabras sino particularmente con recursos humanos y económicos para desarrollar investigaciones rigurosas, sólidas y sistemáticas que nos ayuden a construir en primer lugar un diagnóstico del bullying a nivel nacional, para que a partir de él, en un segundo lugar se desarrollen programas de prevención e intervención que sean efectivos y tengan el impacto deseado.
Consideramos que estos esfuerzos no tendrán un resultado exitoso, sino logramos involucrar y comprometer a la sociedad en su conjunto, particularmente a los medios masivos de comunicación, a los empresarios y a los ciudadanos en general, pues no es un trabajo solo de docentes, padres, alumnos, entornos culturales donde se desarrollan éstos alumnos y especialistas, es mucho más que esto, los empresarios deben de intervenir para apoyar investigaciones.
Pensemos que un país que invierte en el desarrollo saludable de su niñez y adolescencia, se asegura mayores niveles de calidad de vida, se evitan pérdidas cuantiosas causadas por ciudadanos inseguros, desadaptados, intolerantes, ansiosos, depresivos, resentidos y/o agresivos, entre tantas posibilidades.
Es decir, a todas luces, la inversión en este campo de la investigación y el compromiso de todos son una tarea impostergable.
REFLEXIONES FINALES
Es evidente la necesidad de construir, alentar, motivar e instaurar una cultura de paz, pero no sólo en los colegios y centros académicos en general, sino en las diversas instancias de la sociedad en su conjunto, pues el colegio no es un ente aislado, sino que está en permanente interacción con las demás instituciones, se nutre de ellas y se dirige a ellas.
Es decir, debemos de trabajar conjuntamente con las familias, los grupos pares, las comunidades, las iglesias, los medios masivos de comunicación, y las instituciones en general que forman parte de las sociedades modernas.
La ciencia no nos puede brindar soluciones integrales y eficaces a todo nivel, muy por el contrario, los problemas sociales existen, y cada vez más se complejizan y se multiplican a pasos agigantados, contrariamente a todo el desarrollo tecnológico, el ser humano se deteriora en una vorágine de antivalores, violencia, intolerancia y excesiva competitividad, y es en este panorama sombrío que tenemos que tejer alternativas de solución creativas, eficaces que impacten en la población, ese es un reto no sólo para el hoy, sino también para el mañana.
Para eso es necesario, que los científicos sociales, seamos personas comprometidas, conscientes del desafío que representa vivir en este milenio, que con pasión y coraje sigamos investigando, denunciando, proponiendo y retando a seguir luchando por devolverle al ser humano su sentido de grandeza, de nobleza, de dignidad que le han sido arrebatados desde el seno familiar, trastocado y deformado por los medios masivos de comunicación y la corrupción de la mayoría de los agentes sociales.
Por lo dicho anteriormente, es que creemos que el problema del bullying no puede ser abordado sólo desde una perspectiva psicológica, social, económica o política, hace falta un trabajo integrado entre todos, donde cada cual cumpla con el rol que le toca, proponiendo no salidas inmediatistas, sino resultado de investigaciones científicas rigurosas que nos señalen el camino a seguir.
No sólo debemos pulir nuestras conceptualizaciones teórico-conceptuales, sino que además debemos superar problemas metodológicos que han caracterizado en parte algunas de las investigaciones realizadas en torno al bullying.
Debemos diseñar programas de prevención e intervención a corto, mediano y largo plazo con una evaluación permanente de sus resultados para ir reajustando en el camino errores y vacíos.
Si queremos tener algunas posibilidades de labrar un futuro promisorio y bueno, debemos empezar a trabajar desde ahora con los más jóvenes, empezando por nuestros niños, quienes de acuerdo al peso de la literatura científica son los que recepcionan todo, captan y aprenden la violencia y la agresividad, por eso es que de nosotros los adultos, depende que se formen como grandes seres humanos, o todo lo contrario.
Pensemos que el problema de la agresión en las escuelas, sólo es el reflejo de una sociedad que se caracteriza por el trato inhumano, denigratorio e indigno al ser humano.
Por tanto, urge que le devolvamos a nuestros niños y adolescentes y a la sociedad en su conjunto las posibilidades de vivir mejor, con amor, con tolerancia y con respeto.
QUE DIOS LOS COLME
DE SUS GRACIAS Y
BENDICIONES