el club de la lucha_ ¿verdadera o falsa transgresión_s. zizek

4
19/2/2014 Imprimir : El club de la lucha: ¿verdadera o falsa transgresión? http://www.espaienblanc.net/spip.php?page=imprimir_articulo&id_article=24 1/4 espai en blanc http://www.espaienblanc.net/El-club-de-la-lucha-verdadera-o.html El club de la lucha: ¿verdadera o falsa transgresión? Jueves, 19 de diciembre de 2002 / Slavoj Zizek I El club de la lucha de David Fincher (1999), un extraordinario logro de Hollywood, se mete directamente en este callejón sin salida. El héroe de la película (extraordinariamente interpretado por Edward Norton), víctima de insomnio, sigue el consejo de su médico y, con tal de comprender qué es realmente el sufrimiento humano, empieza a visitar grupos de apoyo a los pacientes de cáncer de testículo. No tarda en descubrir, sin embargo, que esta práctica de amor hacia el prójimo parte de una posición subjetiva falsa (la compasión del voyeur) y pronto se involucra en una práctica mucho más radical. En un vuelo conoce a Tyler (Brad Pitt), un joven carismático que le habla de la esterilidad de su vida, hecha del fracaso y del vacío de una cultura consumista. Le ofrece una solución: ¿por qué no luchar y darse una tremenda paliza uno al otro? A partir de esta idea, se desarrolla gradualmente un movimiento entero: en secreto y de madrugada, se celebran combates de boxeo en los sótanos de bares por todo el país. El movimiento se politiza rápidamente y organiza ataques terroristas contra las grandes multinacionales... En medio de la película hay una escena, insoportablemente dolorosa, digna de los momentos más extremos de David Lynch, que sirve de clave para el sorprendente giro final de la película: con tal de chantajear a su jefe para que le pague a cambio de no trabajar, el narrador se arroja contra las paredes y los objetos de su oficina y se hiere hasta sangrar, antes de que los cuerpos de seguridad del edificio lleguen. Ante el incómodo jefe, el narrador representa sobre sí mismo la agresividad que el jefe está sintiendo hacia él. Posteriormente el narrador reflexionará en voz interior: “Por alguna razón, pensé en mi primera pelea – con Tyler”. Esta primera pelea entre Tyler y el narrador, que tiene lugar en un parking fuera de un bar, es observada por cinco jóvenes que ríen e intercambian miradas divertidas y alucinadas: “Porque la lucha está siendo observada por gente que no conoce a los participantes, nos inclinamos a creer que lo que estamos viendo es lo que ellos ven: esto es, una lucha entre dos hombres. No es hasta el final que descubriremos que lo que están mirando es al narrador arrojándose por el suelo del parking y apaleándose a sí mismo.” [1 ] Hacia el final de la película aprendemos que el narrador desconoce que ha estado llevando una doble vida hasta que la evidencia se hace tan aplastante que ya no puede negar el hecho: Tyler no tiene existencia fuera de su mente. Cuando otros personajes interactúan con él, lo están haciendo en realidad con el narrador, que ha incorporado a la persona de Tyler. Pero no basta con leer la escena de Norton pegándose a sí mismo ante su jefe como una simple indicación de la inexistencia de Tyler. El efecto insoportablemente doloroso y desconcertante de la escena da testimonio del hecho de que revela y escenifica una verdad fantasmal que se rechaza. ¿Qué significa esta lucha contra sí mismo? En una primera aproximación, está claro que su apuesta fundamental es la de alcanzar y reestablecer la conexión con el Otro real, es decir, suspender la frialdad y la abstracción fundamental de la subjetividad capitalista, magníficamente ejemplificada en la figura del individuo monádico y aislado que, solo delante de la pantalla del ordenador, se comunica con el mundo entero. En contraste con la compasión humanitaria que nos permite mantener nuestra distancia respecto al otro, la violencia misma de la pelea señala la abolición de esta distancia. A pesar de que esta estrategia es arriesgada y ambigua (fácilmente puede retroceder hacia lógicas proto-fascistas con vinculaciones violentas y machistas), este riesgo tiene que ser asumido. No hay otra salida directa del encierro de la subjetividad capitalista. La primera lección de El club de la lucha es que no se puede pasar directamente de una subjetividad capitalista a una subjetividad revolucionaria: la abstracción, la extinción de los otros y la ceguera hacia su sufrimiento y dolor tiene que quebrarse en un gesto que asuma el riesgo y se acerque directamente al sufrimiento; un gesto que, porque hace añicos el núcleo mismo de nuestra identidad, no puede aparecer sino como extremadamente violento. Sin embargo, en esta lucha contra sí mismo hay otra dimensión en juego: la identificación escatológica (excrementicia) del sujeto, que equivale a adoptar la posición del proletario que no tiene nada que perder. El sujeto puro emerge únicamente a través de esa experiencia de

Upload: jorge-aleman

Post on 13-Nov-2015

7 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

El club de la pelea Zizek

TRANSCRIPT

  • 19/2/2014 Imprimir : El club de la lucha: verdadera o falsa transgresin?

    http://www.espaienblanc.net/spip.php?page=imprimir_articulo&id_article=24 1/4

    espai en blanc http://www.espaienblanc.net/El-club-de-la-lucha-verdadera-o.html

    El club de la lucha: verdadera o falsa transgresin?Jueves, 19 de diciembre de 2002 / Slavoj Zizek

    I

    El club de la lucha de David Fincher (1999), un extraordinario logro de Hollywood, se metedirectamente en este callejn sin salida. El hroe de la pelcula (extraordinariamenteinterpretado por Edward Norton), vctima de insomnio, sigue el consejo de su mdico y, con talde comprender qu es realmente el sufrimiento humano, empieza a visitar grupos de apoyo alos pacientes de cncer de testculo. No tarda en descubrir, sin embargo, que esta prctica deamor hacia el prjimo parte de una posicin subjetiva falsa (la compasin del voyeur) y prontose involucra en una prctica mucho ms radical. En un vuelo conoce a Tyler (Brad Pitt), unjoven carismtico que le habla de la esterilidad de su vida, hecha del fracaso y del vaco deuna cultura consumista. Le ofrece una solucin: por qu no luchar y darse una tremendapaliza uno al otro? A partir de esta idea, se desarrolla gradualmente un movimiento entero: ensecreto y de madrugada, se celebran combates de boxeo en los stanos de bares por todo elpas. El movimiento se politiza rpidamente y organiza ataques terroristas contra las grandesmultinacionales... En medio de la pelcula hay una escena, insoportablemente dolorosa, dignade los momentos ms extremos de David Lynch, que sirve de clave para el sorprendente girofinal de la pelcula: con tal de chantajear a su jefe para que le pague a cambio de no trabajar,el narrador se arroja contra las paredes y los objetos de su oficina y se hiere hasta sangrar,antes de que los cuerpos de seguridad del edificio lleguen. Ante el incmodo jefe, el narradorrepresenta sobre s mismo la agresividad que el jefe est sintiendo hacia l. Posteriormente elnarrador reflexionar en voz interior: Por alguna razn, pens en mi primera pelea conTyler. Esta primera pelea entre Tyler y el narrador, que tiene lugar en un parking fuera de unbar, es observada por cinco jvenes que ren e intercambian miradas divertidas y alucinadas:

    Porque la lucha est siendo observada por gente que no conoce a los participantes, nosinclinamos a creer que lo que estamos viendo es lo que ellos ven: esto es, una lucha entre doshombres. No es hasta el final que descubriremos que lo que estn mirando es al narradorarrojndose por el suelo del parking y apalendose a s mismo. [1]

    Hacia el final de la pelcula aprendemos que el narrador desconoce que ha estado llevandouna doble vida hasta que la evidencia se hace tan aplastante que ya no puede negar elhecho: Tyler no tiene existencia fuera de su mente. Cuando otros personajes interactan conl, lo estn haciendo en realidad con el narrador, que ha incorporado a la persona de Tyler.Pero no basta con leer la escena de Norton pegndose a s mismo ante su jefe como unasimple indicacin de la inexistencia de Tyler. El efecto insoportablemente doloroso ydesconcertante de la escena da testimonio del hecho de que revela y escenifica una verdadfantasmal que se rechaza.

    Qu significa esta lucha contra s mismo? En una primera aproximacin, est claro que suapuesta fundamental es la de alcanzar y reestablecer la conexin con el Otro real, es decir,suspender la frialdad y la abstraccin fundamental de la subjetividad capitalista,magnficamente ejemplificada en la figura del individuo mondico y aislado que, solo delantede la pantalla del ordenador, se comunica con el mundo entero. En contraste con la compasinhumanitaria que nos permite mantener nuestra distancia respecto al otro, la violencia mismade la pelea seala la abolicin de esta distancia. A pesar de que esta estrategia es arriesgaday ambigua (fcilmente puede retroceder hacia lgicas proto-fascistas con vinculacionesviolentas y machistas), este riesgo tiene que ser asumido. No hay otra salida directa delencierro de la subjetividad capitalista. La primera leccin de El club de la lucha es que no sepuede pasar directamente de una subjetividad capitalista a una subjetividad revolucionaria: laabstraccin, la extincin de los otros y la ceguera hacia su sufrimiento y dolor tiene quequebrarse en un gesto que asuma el riesgo y se acerque directamente al sufrimiento; ungesto que, porque hace aicos el ncleo mismo de nuestra identidad, no puede aparecer sinocomo extremadamente violento.

    Sin embargo, en esta lucha contra s mismo hay otra dimensin en juego: la identificacinescatolgica (excrementicia) del sujeto, que equivale a adoptar la posicin del proletario queno tiene nada que perder. El sujeto puro emerge nicamente a travs de esa experiencia de

  • 19/2/2014 Imprimir : El club de la lucha: verdadera o falsa transgresin?

    http://www.espaienblanc.net/spip.php?page=imprimir_articulo&id_article=24 2/4

    autodegradacin en la que permito/provoco que el otro me deje hecho una mierda y medespoje, as, de todo contenido sustancial, de todo soporte simblico que pudiera conferirmean un mnimo de dignidad. Por consiguiente, cuando Norton se golpea a s mismo ante sujefe, el mensaje que le est dirigiendo es: S que quieres pegarme, pero ves: tu deseo estambin el mo, por eso si me pegaras estaras satisfaciendo el rol de sirviente de mi perversodeseo masoquista. Pero eres demasiado cobarde para exteriorizar tu deseo, as que voy ahacerlo yo en tu lugar aqu tienes lo que realmente queras. Por qu te sientes tanincmodo? No ests preparado para aceptarlo? Es crucial, aqu, el salto entre la fantasa y larealidad: el jefe, por supuesto, jams hubiera pegado a Norton, slo fantaseaba con hacerlo.El efecto doloroso de la lucha contra s mismo gira sobre el hecho mismo de que escenifica elcontenido de la fantasa secreta que su jefe nunca ser capaz de actualizar.

    Paradjicamente, esta escenificacin es el primer acto de la liberacin: a travs de ella, lasumisin libidinal masoquista del sirviente hacia su amo es llevada a la luz del da, y elsirviente adquiere, as, una distancia mnima al respecto. Incluso a un nivel puramente formal,el acto de golpearse a s mismo evidencia el hecho de que el amo es superfluo: Quin tenecesita para atemorizarme? Puedo hacerlo yo mismo! Por tanto, es a travs de estaprimera paliza contra uno mismo que uno empieza a hacerse libre: el verdadero gol de estapelea es destruir aquello que me ata a mi amo. Cuando, hacia el final de la pelcula, Norton sedispara a s mismo (y sobrevive al disparo porque en realidad slo ha matado a Tyler dentrode s mismo, su doble), se libera entonces tambin del espejo dual. Relacin de la lucha: enesta culminacin de la autoagresin esta lgica se cancela a s misma y Norton ya no tendrque pegarse a s mismo. Es ahora cuando ser capaz ya de atacar al verdadero enemigo: elsistema. Por cierto, sta es la misma estrategia que, en ocasiones, se utiliza en lasmanifestaciones polticas. Cuando una multitud es bloqueada por la polica dispuesta a cargar,la manera de provocar un giro sorprendente de la situacin es que los mismos individuos de lamultitud empiecen a pegarse entre ellos. En su ensayo sobre Sacher-Masoch [2], GillesDeleuze desarrolla con detalle esta cuestin: lejos de proporcionar ninguna satisfaccin alespectador sdico, la auto-tortura del masoquista frustra al sdico porque le priva de supoder. El sadismo implica una relacin de dominacin, mientras que el masoquismo es elprimer paso necesario hacia la liberacin. Cuando estamos sujetos a algn mecanismo depoder, esta sujecin siempre y por definicin est sustentada por algn tipo de aportacinlibidinal: la sujecin misma genera, por s misma, un placer aadido. Esta sujecin se encarnaen una red de prcticas corporales materiales. Es por eso que no podemos desprendernosde nuestra sujecin a travs de una simple reflexin intelectual. Nuestra liberacin tiene queser escenificada en algn tipo de performace corporal y, ms all de eso, esta performancetiene que ser de naturaleza aparentemente masoquista, tiene que escenificar un procesodoloroso de devolverse el golpe a s mismo.

    II

    Pero una objecin se plantea: no es esta idea de un club de la lucha, del encuentronocturno de unos hombres que juegan al juego de pegarse los unos a los otros, el modelomismo de esa falsa trasgresin/excitacin, del passaje lacte [3] impotente que precisamenteda testimonio del fracaso de la intervencin en el cuerpo social? No es El Club de la lucha uncaso ejemplar de la transgresin inherente que, en vez de minar el sistema capitalista,representa de manera obscena la cara oscura del sujeto capitalista normal? Esta cuestinha sido desarrollada con detenimiento por Diken y Laustsen, en su excepcional Enjoy yourfight!, que es el anlisis ms representativo de El club de la lucha:

    El sujeto normalizado y que vive conforme a la ley est acechado por el espectro de un doble,por un sujeto que materializa la voluntad de transgredir la ley con un placer perverso (...) Poreso El club de la lucha difcilmente es una respuesta anti-institucional al capitalismo, comotampoco la creatividad, la perversin o la transgresin tienen porqu ser hoy necesariamenteemancipadoras. (...) Ms que un acto poltico, El club de la lucha parece ser una experienciasubjetiva de trance, una especie de actividad carnavalesca pseudo-bquica en la que el ritmode la vida de cada da se suspende slo temporalmente. () El problema de El club de la luchaes que cae en la trampa de presentar su problemtica y su violencia desde una distanciacnica. Por supuesto que El club de la lucha es reflexiva e irnica. Pero se puede afirmar que esuna irona sobre el fascismo [4]]

    El fundamento ltimo de esta irona es que, de acuerdo con la mercantilizacin global deltardo-capitalismo, El club de la lucha ofrece como mercanca de experiencia el intento mismode hacer estallar el universo de comodidades: en vez de una prctica poltica concreta, lo queobtenemos es una explosin esttica de violencia. Adems, siguiendo a Deleuze, Diken y

  • 19/2/2014 Imprimir : El club de la lucha: verdadera o falsa transgresin?

    http://www.espaienblanc.net/spip.php?page=imprimir_articulo&id_article=24 3/4

    Laustsen perciben en El club de la lucha dos peligros que invalidan su intencin subversiva: enprimer lugar, la tendencia a llevar hasta el extremo el espectculo de una (auto)destruccinexttica, en la que la poltica revolucionaria se diluye en una orga de la aniquilacin,esteticista y despolitizada. En segundo lugar, la explosin revolucionaria desterritorializa ymasifica, pero slo en vistas a bloquear la desterritorializacin e inventar nuevasterritorializaciones; en vez de ser el comienzo de una desterritorializacin, El club de la luchaacaba transformndose en una organizacin fascista con un nombre nuevo: Proyecto Mayhem.La violencia se exterioriza y culmina en un plan de terror organizado con el objetivo de socavarlos cimientos de la sociedad consumista. Estos dos peligros son complementarios, puesto quela regresin a lo indiferenciado o a la completa desorganizacin es tan peligrosa como latrascendencia y la organizacin.

    III

    Estara la solucin en la justa medida entre estos dos extremos: ni la Organizacin ni laregresin a la violencia indiferenciada? Lo que habra que problematizar aqu es ms bien laoposicin entre desterritorializacin y reterritorializacin, es decir, la idea deleuziana de latensin irreductible entre la buena colectividad, esquizo-molecular, y la mala colectividad,de tipo paranoico-molar: lo molar/rgido versus lo molecular/flexible; los flujos rizomticos, consu segmentacin molecular (basada en mutaciones, desterritorializaciones, conexiones yaceleraciones), versus las clases y los slidos, con su segmentacin rgida (organizacinbinaria, resonancia, sobrecodificacin) [5] Esta oposicin (una variacin de la vieja tesis deSartre, de la Crtica a la razn dialctica, acerca de la conversin de la praxis de la autnticadialctica de grupo en la lgica prctico-inerte de la institucin alienada Deleuze mismo serefiere a menudo a Sartre) es una falsa (abstracta) universalizacin, en tanto que no ofreceningn espacio en el que articular la distincin clave entre las dos lgicas distintas de conexinentre lo micro- y lo macro-, lo local y lo global: el Estado paranoico que reterritorializa laexplosin esquizofrnica de la multitud molecular no es el nico marco imaginable deorganizacin colectiva social global; el partido revolucionario leninista encarna (o, mejor dicho,anuncia) una lgica radicalmente distinta de colectividad. Brevemente, lo que desaparece enesta perspectiva es la intuicin marxista fundamental de que el Estado molar tiene quetotalizar la multitud molecular porque un antagonismo radical est ya en movimiento dentrode esta multitud.

    Como ya estaba claro para el propio Deleuze, no es posible proporcionar de antemano uncriterio inequvoco que nos permita delimitar el falso estallido violento del milagro de laautntica ruptura revolucionaria. La ambigedad es en este punto irreductible, puesto que elmilagro slo puede ocurrir a travs de la repeticin de fracasos previos. sta es tambin larazn de que la violencia tenga que ser un ingrediente necesario de un acto polticorevolucionario. Lo que hay que preguntarse entonces es: cul es propiamente el criterio deun acto poltico? Evidentemente, el xito como tal no cuenta, ni siquiera si lo definiramos, porla va dialctica a la que recurre Merleau-Ponty, como la apuesta de que el futuro redimirretroactivamente nuestros horribles actos presentes (as es como en Humanismo y terror6Merleau-Ponty proporcion una de las justificaciones ms inteligentes del terror estalinista:retroactivamente, podra justificarse que su resultado final sera la verdadera libertad);tampoco sirve de nada la referencia a algn tipo de normas abstractas y universales. El nicocriterio es absolutamente inherente: el de la utopa escenificada. En una ruptura propiamenterevolucionaria, el futuro utpico ni est simplemente realizado por completo, presente, ni esmeramente evocado como una promesa distante que justificara la violencia actual. Es msbien como si, en una suspensin nica de la temporalidad, en el cortocircuito entre el presentey el futuro, nos fuera permitido por un instante como por acto de Gracia- actuar como si elfuturo utpico estuviera no completamente aqu pero s en nuestra mano, a punto de seragarrado. La revolucin no tiene que ser experimentada como la serie de penalidades quetenemos que sufrir para la felicidad y la libertad de las generaciones futuras, sinoprecisamente como esas penalidades presentes sobre las que esta felicidad y libertad futurasproyectan ya su sombra. En ellas, ya somos libres cuando estamos luchando por la libertad, yya somos felices mientras luchamos por la felicidad, por difciles que sean las circunstancias. Larevolucin no es la apuesta de Merleau-Ponty, un acto suspendido en un futur anterieur7 quetendr que ser legitimado por el resultado a largo trmino de los actos presentes. Ella es supropia prueba ontolgica, el ndice inmediato de su verdad.

    Traduccin del ingls de Marina Garcs

    Traduccin del ingls de Marina Garcs.

  • 19/2/2014 Imprimir : El club de la lucha: verdadera o falsa transgresin?

    http://www.espaienblanc.net/spip.php?page=imprimir_articulo&id_article=24 4/4

    [1] Ira Nyman, The Man who wasnt there, Creative Screenwriting, vol.8, n2 (marzo-abril2001), p. 58

    [2] Deleuze, Gilles, Prsentation de Sacher-Masoch, Paris, sitions de Minuit, 1967

    [3] en francs en el original

    [4] B. Diken y C. B. Laustsen, Enjoy your fight! Fight Club als symtom of the NetworkSociety [Disfruta tu lucha El Club de la lucha como sntoma de la sociedad en red,manuscrito no publicado

    [5] Para una exposicin sistemtica de estos dos niveles, vase G. Deleuze, F. Guattari, MillePlateaux, Paris, ditions de Minuit, 1980.