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EL CERDO NOS TRANSMITE ENFERMEDADES I. TRIQUINOSIS Entre las enfermedades que el cerdo puede transmitir al hombre contamos en primer lu- gar con la triquinosis, enfermedad parasitaria del tejido muscular del cerdo, transmitida a la especie humana por consumo de la carne de este animal cuando se encuentra infestada por el parásito llamado Triquina. Sin embargo, la importancia de esta zoono- sis transmisible se debe más a la gravedad de la misma en el hombre que a la frecuencia de su presentación en el cerdo. En España siempre fué la triquinosis mo- tivo de preocupación, y nuestro Reglamento de Epizootias ha ido en este sentido en van- guardia de la Sanidad mundial. La escrupulosa inspección de nuestros ma- taderos, al igual que la paciente y sacrificada inspección veterinaria en el tan extendido y vulgarizado sistema de matanza familiar, am- bas debidamente reglamentadas y apoyadas en una amplia y rigurosa legislación, son las prin- cipales armas con que los españoles contamos contra esta terrible enfermedad. El hombre adquiere la triquinosis comiendo carne de cerdo infestada y que no ha sido pre- viamente tratada, es decir, generalmente cuan- do la consume en estado fresco. El parásito trichina, como vulgarmente se le llama, es muy resistente, aguantando en la carne de cerdo, fuera de la acción del frío y sobre todo del calor, hasta treinta años; sin embargo, sometido a temperaturas de 55 2 cen- tígrados, muere inmediatamente. El frío tarda más en matarlo. La salazón, ahumado y adobado como pro- cedimientos usuales en la conservación de las carnes, así como la maduración y desecación de embutidos, matan también la triquina, pero en menor escala, hasta el punto de no ser métodos admitidos en España para la esteri- lización de las carnes sospechosas de infesta- ción triquinosa. En otros países, como Estados Unidos, en que se admiten dichos métodos, el porcentaje de triquinosos cs bastante mayor que en Es- paña. Está demostrado que tales procedimien- 2 tos de esterilización destruyen las triquinas sólo parcialmente, pues en estudios realizados en aquellos países aparece la triquina en un 30 por 100 de cadáveres humanos investiga- dos en este sentido. Son triquinosos mapa- rentes, los cuales, al consumir carne parcial- mente infestada, no llega en ellos la enferme- dad a cursar con todas sus consecuencias. El hecho de estas infestaciones de menor impor- tancia se debe, pues, con toda seguridad a que la carne consumida por ellos fué tratada por los métodos de referencia, que la esteriliza- ron sólo en parte. matando, sí, algunas tri- quinas, pero dejando vivas otras. Otros motivos por los cuales la triquinosis se presenta en España cada vez en menor es- cala son que cada día se tiende más hacia una cría y explotación más racionales del cer- do, vigilando adecuadamente la alimentación, sanidad y alojamiento en la especie porcina. El hombre enferma de una manera pasiva al injerir carne de cerdo infestada, como he- mos dicho, y el cerdo, a su vez, adquiere la enfermedad por ingestión de ratas triquinosas o carne de perros y gatos que contengan el parásito, ya que de paso diremos que anima- les receptibles rara esta parasitosis lo son so- bre todo los de las especies carnívoras, tanto domésticas como salvajes. Pero también se in- fecta el cerdo consumiendo despojos, inmun- dicias y desperdicios que por una u otra causa puedan albergar el parásito; por ello, frecuen- temente enferman los cerdos alimentados con desperdicios de mataderos, o que merodean los muladares, estercoleros, alcantarillados, des- agües, y los que habitan en corralizas y co- chiqueras en malas condiciones sanitarias; en fin, cuando no existe control en la alimenta- ción, o ésta y su alojamiento son inadecuados. En el aparato digestivo del cerdo tiene lu- gar, previa disolución de la cápsula del quiste por los jugos del mismo, la maduración, pos- terior acoplamiento de las triquinas machos y hembras y la puesta de los huevos en núme- ro de hasta 12.000 por cada hembra. En el intestino del cerdo, pues las triqui- nas machos mueren y las hembras se eliminan con las heces, una vez asegurada la continui- dad de la especie mediante los procesos de

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EL CERDO NOS TRANSMITE ENFERMEDADES

I. TRIQUINOSIS

Entre las enfermedades que el cerdo puedetransmitir al hombre contamos en primer lu-gar con la triquinosis, enfermedad parasitariadel tejido muscular del cerdo, transmitida ala especie humana por consumo de la carnede este animal cuando se encuentra infestadapor el parásito llamado Triquina.

Sin embargo, la importancia de esta zoono-sis transmisible se debe más a la gravedad dela misma en el hombre que a la frecuenciade su presentación en el cerdo.

En España siempre fué la triquinosis mo-tivo de preocupación, y nuestro Reglamentode Epizootias ha ido en este sentido en van-guardia de la Sanidad mundial.

La escrupulosa inspección de nuestros ma-taderos, al igual que la paciente y sacrificadainspección veterinaria en el tan extendido yvulgarizado sistema de matanza familiar, am-bas debidamente reglamentadas y apoyadas enuna amplia y rigurosa legislación, son las prin-cipales armas con que los españoles contamoscontra esta terrible enfermedad.

El hombre adquiere la triquinosis comiendocarne de cerdo infestada y que no ha sido pre-viamente tratada, es decir, generalmente cuan-do la consume en estado fresco.

El parásito trichina, como vulgarmente sele llama, es muy resistente, aguantando en lacarne de cerdo, fuera de la acción del frío ysobre todo del calor, hasta treinta años; sinembargo, sometido a temperaturas de 55 2 cen-tígrados, muere inmediatamente. El frío tardamás en matarlo.

La salazón, ahumado y adobado como pro-cedimientos usuales en la conservación de lascarnes, así como la maduración y desecaciónde embutidos, matan también la triquina, peroen menor escala, hasta el punto de no sermétodos admitidos en España para la esteri-lización de las carnes sospechosas de infesta-ción triquinosa.

En otros países, como Estados Unidos, enque se admiten dichos métodos, el porcentajede triquinosos cs bastante mayor que en Es-paña. Está demostrado que tales procedimien-

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tos de esterilización destruyen las triquinassólo parcialmente, pues en estudios realizadosen aquellos países aparece la triquina en un30 por 100 de cadáveres humanos investiga-dos en este sentido. Son triquinosos mapa-rentes, los cuales, al consumir carne parcial-mente infestada, no llega en ellos la enferme-dad a cursar con todas sus consecuencias. Elhecho de estas infestaciones de menor impor-tancia se debe, pues, con toda seguridad a quela carne consumida por ellos fué tratada porlos métodos de referencia, que la esteriliza-ron sólo en parte. matando, sí, algunas tri-quinas, pero dejando vivas otras.

Otros motivos por los cuales la triquinosisse presenta en España cada vez en menor es-cala son que cada día se tiende más haciauna cría y explotación más racionales del cer-do, vigilando adecuadamente la alimentación,sanidad y alojamiento en la especie porcina.

El hombre enferma de una manera pasivaal injerir carne de cerdo infestada, como he-mos dicho, y el cerdo, a su vez, adquiere laenfermedad por ingestión de ratas triquinosaso carne de perros y gatos que contengan elparásito, ya que de paso diremos que anima-les receptibles rara esta parasitosis lo son so-bre todo los de las especies carnívoras, tantodomésticas como salvajes. Pero también se in-fecta el cerdo consumiendo despojos, inmun-dicias y desperdicios que por una u otra causapuedan albergar el parásito; por ello, frecuen-temente enferman los cerdos alimentados condesperdicios de mataderos, o que merodean losmuladares, estercoleros, alcantarillados, des-agües, y los que habitan en corralizas y co-chiqueras en malas condiciones sanitarias; enfin, cuando no existe control en la alimenta-ción, o ésta y su alojamiento son inadecuados.

En el aparato digestivo del cerdo tiene lu-gar, previa disolución de la cápsula del quistepor los jugos del mismo, la maduración, pos-terior acoplamiento de las triquinas machos yhembras y la puesta de los huevos en núme-ro de hasta 12.000 por cada hembra.

En el intestino del cerdo, pues las triqui-nas machos mueren y las hembras se eliminancon las heces, una vez asegurada la continui-dad de la especie mediante los procesos de

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SERVICIO DE EXTENSION AGRICOLA

reproducción citados, mientras que los em-briones procedentes de los huevos son los quea través de la sangre van a los músculos deelección, donde se convierten en larvas ya encondiciones de infestar; posteriormente, en di-chos músculos sufren procesos de enquista-miento y calcificación, en cuyo estado gene-ralmente es consumido por el hombre.

Puede calcularse que desde que el cerdo seinfesta hasta que su carne está en condicionesde transmitir la enfermedad se pasan alrede-dor de dos meses. El proceso de enquista-miento dura tres meses aproximadamente, so-breviniendo luego la calcificación, que confierecapacidad infestante a la carne para un pe-ríodo hasta de treinta años fuera de la accióndel frío y el calor, como se ha dicho.

Los músculos en que mayormente se en-cuentra la triquina en el cerdo son los de lalengua, carrillos (maseteros), diafragma e in-tercostales, que son de los que normalmentese toman muestras al hacer la inspección deuna canal en el cerdo, al efectuar la cual esconveniente tomar varias muestras de cadauno de estos músculos, procu-rando hacerlo de la parte deéstos más próxima al hueso, lu-gar en que particularmente selocalizan las triquinas por de-tención de su marcha al encon-trar un cuerpo más duro y, portanto, inaccesible. Hemos deconsiderar igualmente como deelección los músculos oculares.

Se cuenta con un grave in-conveniente en la lucha y pre-vención de esta enfermedad, yes que en el cerdo apenas pro-duce síntomas, pasando gene-ralmente inadvertida.

No obstante, y como ya he-mos señalado, es imprescindi-ble, en evitación de tan gravemal, procurar consumir la car-ne de cerdo esterilizada espe-cialmente por el calor, y cer-ciorarnos en todo caso, perosobre todo si la consumimos enfresco, de que ha sido someti-da a una rigurosa inspecciónsanitaria.

Procurar igualmente a los cer-dos una alimentación adecuaday racional y que su explotacióny cría se desenvuelva en estan-cias higiénicas y debidamenteacondicionadas, tratando de ex-terminar las ratas y ratones delas porquerizas y cochineras.

Cuando en una piara aparece un cerdo tri-quinoso, y ya hemos dicho que esto se apre-cia generalmente en la inspección sanitaria desu cadáver, debemos someter al resto de lamisma a reacciones de laboratorio que, comola demostración de la eosinofilia, ponen enevidencia la triquinosis, o mejor aún a inves-tigaciones microscópicas, obteniéndose trocitosde carne de la lengua o carrillos en vivo me-diante biopsias, y en todo caso, sin pérdidade tiempo y sin pretexto alguno, dar cuentaal Veterinario encargado de la inspección sa-nitaria local, a quien corresponde tomar lasmedidas oportunas para evitar posibles nuevasinfestaciones.

JULIÁN CABALLERO PAUNEROAgente de Extensión Agrícola.

Herrera de Pisuerga, enero 1959.