el capitalismo rentÍstico y el sistema ...once the rentistic capitalism is defined and...

22
Gutiérrez S., Alejandro 2 AGROALIMENTARIA. Vol. 16, Nº 30. Enero-junio 2010 (129-150) EL CAPITALISMO RENTÍSTICO Y EL SISTEMA ALIMENTARIO VENEZOLANO (SAV) 1 Recibido: 15-10-2009 Revisado: 18-02-2010 Aceptado: 20-03-2010 RESUMEN 1 El presente artículo se inserta dentro de un proyecto de investigación más amplio sobre el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) a comienzos del siglo XXI, financiado por la Cátedra Universidad de Los Andes (de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Los Andes) y el Banco Central de Venezuela (BCV). 2 Economista (Universidad de Los Andes, ULA, Venezuela); M.Sc. en Economía Agrícola (Iowa State University, EE.UU.); Doctor en Estudios del Desarrollo (CENDES-Universidad Central de Venezuela). Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-ULA e Investigador del Centro de Investigaciones Agroalimentarias (CIAAL), Universidad de Los Andes. Dirección Postal: Núcleo Liria, Edificio G «Leocadio Hontoria», 2º piso, CIAAL. Mérida 5101, Venezuela. Teléfono-fax: +58-274-2401031; +58-274-2403855; e-mail: [email protected] En este artículo se analizan los mecanismos a través de los cuales la condición de Venezuela como economía de capitalismo rentístico afecta el desempeño del Sistema Alimentario Venezolano (SAV). Una vez que se define y caracteriza el capitalismo rentístico, así como la forma cómo éste determinó la evolución de la economía venezolana, se procede a explicar los efectos de la renta petrolera sobre los principales macroprecios de la economía (tipo de cambio real, tasa de interés real y salarios reales) y, a través de ellos, sobre el SAV. Palabras clave: renta petrolera, capitalismo rentístico, macroprecios, sistema alimentario, SAV, Venezuela. ABSTRACT This article analyses the mechanisms trough the condition of Venezuela as an economy of rentistic capitalism affects the Venezuelan Food System (VFS). Once the rentistic capitalism is defined and characterized, as well as the way that influenced the evolution of the Venezuelan economy, the main effects of the oil rent on the main macro prices of the economy and trough those on the VFS were analyzed. Key words: oil rent, rentistic capitalism, macro-prices, food system, VFS, Venezuela. RÉSUMÉ Dans cet article on analyse les mécanismes à travers lesquels la condition du Venezuela comme étant une économie du type capitalisme rentier affecte la performance du Système Alimentaire Vénézuélien (SAV). Dès qu’il est défini et caractérise le capitalisme rentier, ainsi que la forme dont il a déterminé l’évolution de l’économie vénézuélienne, nous procédons à expliquer les effets des revenus pétroliers sur les principaux indices macro-prix de l’économie (taux de change réel, taux d’intérêt réel, salaires réels) et, à travers eux, sur le Système Alimentaire Vénézuélien (SAV). Mots-clé: revenu pétrolier, capitalisme rentier, macro-prix, système alimentaire, SAV, Venezuela.

Upload: others

Post on 18-Feb-2021

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 129

    Gutiérrez S., Alejandro2

    AGROALIMENTARIA. Vol. 16, Nº 30. Enero-junio 2010 (129-150)

    EL CAPITALISMO RENTÍSTICO Y ELSISTEMA ALIMENTARIO VENEZOLANO

    (SAV)1

    Recibido: 15-10-2009 Revisado: 18-02-2010 Aceptado: 20-03-2010

    RESUMEN

    1 El presente artículo se inserta dentro de un proyecto de investigación más amplio sobre el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) acomienzos del siglo XXI, financiado por la Cátedra Universidad de Los Andes (de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de laUniversidad de Los Andes) y el Banco Central de Venezuela (BCV).2 Economista (Universidad de Los Andes, ULA, Venezuela); M.Sc. en Economía Agrícola (Iowa State University, EE.UU.); Doctor enEstudios del Desarrollo (CENDES-Universidad Central de Venezuela). Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-ULAe Investigador del Centro de Investigaciones Agroalimentarias (CIAAL), Universidad de Los Andes. Dirección Postal: Núcleo Liria, EdificioG «Leocadio Hontoria», 2º piso, CIAAL. Mérida 5101, Venezuela. Teléfono-fax: +58-274-2401031; +58-274-2403855; e-mail: [email protected]

    En este artículo se analizan los mecanismos a través de los cuales la condición de Venezuela como economía de capitalismorentístico afecta el desempeño del Sistema Alimentario Venezolano (SAV). Una vez que se define y caracteriza el capitalismorentístico, así como la forma cómo éste determinó la evolución de la economía venezolana, se procede a explicar los efectosde la renta petrolera sobre los principales macroprecios de la economía (tipo de cambio real, tasa de interés real y salariosreales) y, a través de ellos, sobre el SAV.Palabras clave: renta petrolera, capitalismo rentístico, macroprecios, sistema alimentario, SAV, Venezuela.

    ABSTRACT

    This article analyses the mechanisms trough the condition of Venezuela as an economy of rentistic capitalism affects theVenezuelan Food System (VFS). Once the rentistic capitalism is defined and characterized, as well as the way that influencedthe evolution of the Venezuelan economy, the main effects of the oil rent on the main macro prices of the economy andtrough those on the VFS were analyzed.Key words: oil rent, rentistic capitalism, macro-prices, food system, VFS, Venezuela.

    RÉSUMÉDans cet article on analyse les mécanismes à travers lesquels la condition du Venezuela comme étant une économie du typecapitalisme rentier affecte la performance du Système Alimentaire Vénézuélien (SAV). Dès qu’il est défini et caractérise lecapitalisme rentier, ainsi que la forme dont il a déterminé l’évolution de l’économie vénézuélienne, nous procédons à expliquerles effets des revenus pétroliers sur les principaux indices macro-prix de l’économie (taux de change réel, taux d’intérêt réel,salaires réels) et, à travers eux, sur le Système Alimentaire Vénézuélien (SAV).Mots-clé: revenu pétrolier, capitalisme rentier, macro-prix, système alimentaire, SAV, Venezuela.

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)130

    1. INTRODUCCIÓNEn este artículo se presenta una reflexión sobre la eco-nomía venezolana, su condición de economía de capi-talismo rentístico y sobre cómo ésta afecta al funcio-namiento del sistema alimentario venezolano (SAV).La primera parte del artículo analiza el concepto derenta y su aplicación al caso de la explotación de loshidrocarburos. Posteriormente se define el capitalismorentístico, se aborda el estudio de las características deVenezuela en su condición de economía de capitalis-mo rentístico y cómo se fue conformando un modelode acumulación basado en la renta petrolera, que final-mente entra en crisis, sin que la misma sea superada.En la parte final se analizan los efectos que el capita-lismo rentístico tiene sobre los principales macropreciosde la economía y consecuentemente sobre el funciona-miento del SAV.

    2. SOBRE EL CONCEPTO DE RENTA Y LA CUESTIÓNPETROLERAEl concepto de renta de la tierra fue abordado, antesque David Ricardo, por otros pensadores (Smith,Malthus, Anderson). No obstante, en la historia delpensamiento económico se le da relevancia al desarro-llo del concepto propuesto por Ricardo (en 1817) ensu obra «Principios de economía política y tributación»,así como al desarrollado por Marx (1894) en el TomoIII de «El capital».

    La renta de la tierra la definió Ricardo como:«(…) aquella parte del producto de la tierra que se paga alpropietario por el uso de las fuerzas originales e indestructiblesdel suelo» (Ricardo, 2007: 49).

    La teoría Ricardiana de la renta es básicamente unateoría de la renta diferencial. Ricardo partió de la pre-misa de que las tierras fértiles son escasas. Entonces,la renta tiende a ser mayor en la medida que la fertili-dad del suelo sea mayor y la sociedad requiera, debidoal crecimiento de la población, incorporar tierras mar-ginales de menor fertilidad a la producción3. Esto se

    1 Al respecto Ricardo (2007: 51) afirmó que: «Es, pues debido única-mente a que la tierra no es limitada en cantidad y de calidad uniformey a que, por el aumento de la población, la tierra de calidad inferior, omenos ventajosamente situada, es abierta al cultivo, que se paga porsu uso. Cuando a causa del progreso de la sociedad, la tierra de segun-do grado de fertilidad se abre al cultivo, comienza inmediatamente larenta en la tierra de primera calidad, y el importe de esta renta depen-derá de la diferencia de calidad de esos dos terrenos…Cuando los terre-nos de tercera calidad se toman para cultivo, la renta comienza inmediatamenteen los de segunda y se regula, como antes, por la diferencia de sus facultadesproductivas. Al mismo tiempo se elevará la renta de los terrenos de primeracalidad, ya que la renta de éstos debe ser siempre mayor que la renta de los desegunda, por la diferencia de producto que conceden con la misma cantidad decapita y trabajo. Con cada paso en el progreso de la población, que obligue a unpaís a recurrir a tierras de peor calidad, para que le sea posible elevar su provisiónde alimentos, la renta de todos los terrenos fértiles se elevará».

    debe a que el precio de mercado de los productos ter-mina por definirse con base en los costos de produc-ción de las tierras de menor fertilidad (tierras margina-les), pues la actividad productiva que se desarrolle enestas tierras (las menos fértiles) deberá garantizar unatasa de ganancia normal para mantenerse en la produc-ción. Por lo tanto, las tierras más productivas o fértilesterminan por obtener una ganancia extraordinaria (porencima de la tasa de ganancia normal), ya que operancon costos de producción inferiores a los del precio delmercado. Esta ganancia extraordinaria que sólo se de-riva de la mayor fertilidad de las tierras no tiene con-trapartida en esfuerzo productivo y el propietario de latierra tratará de apropiársela como renta.

    Según Ricardo, el crecimiento poblacional ejercepresión para la incorporación de tierras menos fértilespara la producción de alimentos. Esto genera rendi-mientos decrecientes (productividad marginal decre-ciente) y mayores precios en el mercado, aumentandoasí el nivel de la renta diferencial para las tierras másfértiles, mientras que las tierras marginales incorpora-das a la producción deberán sólo cubrir sus costos deproducción incluyendo la tasa de ganancia media. Así,la renta de la cual tratará de apropiarse el terrateniente,surge por las diferencias en la productividad de la tie-rra.

    Para Marx (1894), la renta de la tierra incluye todolo que se le paga al terrateniente por la explotación dela tierra que le pertenece y se considera parte delplusvalor generado por el capital, que simplemente setransfiere al terrateniente o propietario de la tierra. Marxanaliza la renta del suelo desde dos perspectivas: la rentadiferencial y la renta absoluta. La primera se refiere alas tierras que pagan renta respecto a sus fertilidadesdiferenciales con respecto a las tierras menos fértiles(renta diferencial I) y el uso intensivo del capital enuna misma tierra (renta diferencial II). Para Marx todaslas tierras pagan renta, incluyendo la tierra marginal,que sólo pagará la renta absoluta. La renta diferencialtiene su origen en el monopolio de la tierra por parte delos arrendatarios sobre los diferentes terrenos comoobjeto de explotación, y la renta absoluta en el mono-polio de la propiedad privada sobre la tierra (Marx,1894).

    La renta diferencial es el excedente de la gananciasobre la ganancia media (g´´)4 obtenida en las tierras

    4 La ganancia media es la ganancia igual que corresponde a capitales dela misma cuantía, invertidos en distintas ramas de la producción(agricultura, industria, minería, otras). Una vez determinada la ga-nancia media, las mercancías se venden de acuerdo con el precio deproducción y no de acuerdo con su valor: esto es, la suma del capitalconstante (c) más el capital variable (v) y la tasa media de ganancia (g´´);entonces, el precio de producción será igual a la suma de c + v + g´´,mientras que el valor de la mercancía viene dado por c + v + p, donde p= la plusvalía. La ganancia media surge por el traslado de capitales deuna rama de producción a otra para nivelar las distintas cuotas deganancia.

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 131

    explotadas en condiciones más favorables. Así lo afir-ma Marx (1894), citado por Mora (1989: 177):

    «La renta diferencial surge de la diferencia dada enla fertilidad natural del tipo de suelo..., según elgrado de desarrollo del cultivo dado en cada caso,vale decir de la extensión limitada de las mejorestierras, y de la circunstancia de que deben invertirsecapitales iguales en tipos de suelos desiguales, que,por consiguiente, arrojan un producto desigual parael mismo capital».

    La renta diferencial I, de acuerdo con Marx (1894),se determina con base en la diferencia de fertilidad dela tierra. La tierra es limitada y no puede extenderse susuperficie. En consecuencia, los arrendatarios que dis-ponen de los mejores terrenos y los de calidad media sehallan en situación más favorable que los arrendatariosde las peores tierras. Por lo tanto, el precio de los pro-ductos agrícolas está determinado por las condicionesde la producción en las peores tierras. Pero la fertilidadde los suelos no es la única variable que determina lavariación de la renta, porque las tierras ubicadas en lacercanía de la ciudad (con mejor ubicación geográficapor su cercanía al mercado) arrojan una renta más altaque otra de fertilidad igual localizadas en una zona másalejada.

    La renta diferencial II surge de las inversiones suce-sivas de capital de diferente productividad en la mismaextensión de tierra. En éste caso, según afirma Marx(1894),

    «(…) se presentan dificultades para la transfor-mación de plusganancia en renta… Pues la rentase fija al arrendar los terrenos, por lo cual lasplusganancias que surgen de la inversión sucesivade capital fluyen hacia los bolsillos de los arrenda-tarios mientras dure el contrato de arrendamien-to… De ahí la lucha de los arrendatarios por con-tratos de arrendamiento prolongados y, a la inver-sa, la multiplicación de los contratos rescindiblescada año en virtud de la supremacía de los terrate-nientes».

    En cuanto a la renta absoluta, para Marx ésta seestablece independientemente de la calidad del suelo,lo que implica abandonar el supuesto de que «el suelode la peor calidad no abona renta». Esta circunstancia(el suelo de peor calidad) no es razón para que el arren-datario pacte un préstamo gratuito de la tierra con elcapitalista arrendador. La renta absoluta tiene su ori-gen en la propiedad privada sobre la tierra que no per-mite la movilidad de capital de una actividad económi-ca a otra, por ejemplo de la industria a la agricultura.

    Marx explicó la formación de la renta absoluta afir-mando que la composición orgánica del capital de la

    agricultura es inferior al promedio de la industria o delcapital social medio porque se pagan más salarios (ca-pital variable) que lo que corresponde a la ganancia(correspondiente al capital constante: maquinarias,equipos, etc.), lo que significa que un capital igual enla agricultura genera más plusvalía que en la industria.En consecuencia, la renta absoluta es el excedente delvalor por encima del precio de producción o una partedel mismo (Marx, 1894).

    En síntesis, debe quedar claro que la renta absolutase deriva del monopolio de la propiedad privada sobrela tierra y que aún aquellas tierras menos fértiles debe-rán pagar renta absoluta al propietario, si el arrendata-rio pretende acceder a dichas tierras para explotarlas.Es un excedente del valor que supera al precio de pro-ducción, que encarecerá los productos agrícolas (y mi-neros) en el mercado.

    Para entender el funcionamiento de la economíavenezolana resulta primordial el concepto de renta, puesal fin y al cabo, como lo afirma Angelier,

    «(…) la renta petrolera es plusvalía procedente deotras esferas de producción diferentes a la industriapetrolera que se realiza en el momento de la ventade los productos petroleros». Y en consecuencia,«esa renta es apropiada en parte por el capitalpetrolero, bajo la forma de ganancias extraordina-rias y en parte por los Estados petroleros y por losEstados consumidores» (1976; citado MoraContreras, 1990: 185).

    Históricamente puede afirmarse que el Estado ve-nezolano ha tratado por diferentes medios legales deapropiarse la mayor parte de esa renta, la cual se captainternacionalmente porque el precio del petróleo en elmercado nacional es subsidiado (Mommer y Baptista,1986; Mommer, 2002).

    Para Angelier (1976, citado por Mora Contreras,1990):

    • El precio de producción del petróleo está deter-minado por los productores de costos individuales máselevados y, por lo tanto, los productores de costos me-nores obtendrán una renta diferencial en forma de ga-nancias extraordinarias.

    • En el caso del petróleo existe una renta diferencialde tipo I, dada por la fertilidad del yacimiento y la cali-dad del petróleo (crudos pesados, medianos, livianossegún su contenido de azufre y de pureza). Tambiénexiste la renta diferencial de tipo II originada por lacercanía a los mercados (costos de transporte diferen-tes) lo que da origen a una renta de situación. La rentadiferencial tipo II también se origina por la utilizaciónde tecnologías. Los productores que utilicen las tecno-logías más eficientes y modernas pueden reducir sus

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)132

    costos medios de producción en relación con aquellosproductores que no incorporen ese progreso tecnológi-co.

    • El propietario del subsuelo, podrá apropiarse de larenta diferencial o de una parte de ella.

    • La renta absoluta marxista no existe en la indus-tria petrolera porque la composición orgánica del capi-tal de la industria petrolera es muy elevada. El capitalconstante (c) es muy elevado en relación con el capitalvariable (v). Es decir, la industria petrolera presenta unacomposición orgánica del capital [c/(c+v)] que es mayor queel capital social medio. Pero, es posible la existencia deun ingreso creado (Angelier, 1976, no lo considera unarenta) por el precio de monopolio (de la tierra), que lepermitiría a los propietarios de los yacimientos petro-leros exigir el pago de una renta por ejecutar la primeraetapa, extracción del crudo sobre la tierra que le perte-nece. Este ingreso de los propietarios o renta de mono-polio puede interpretarse como el pago de la regalía, esdecir, el pago por la recuperación del activo (costo dereproducción del crudo extraído) que se está explotan-do (petróleo, gas natural) y que yace en el subsuelo5.

    En el caso venezolano, el análisis y la cuantificaciónde la renta realizados por Mommer y Baptista (1986) yBaptista (1991), considera renta a la diferencia entre elprecio del barril de petróleo en el mercado internacio-nal y los costos de producción (incluyendo la tasamedia de ganancia de la industria petrolera y los im-puestos normales del Estado). La diferencia represen-ta la renta petrolera, la cual se capta internacionalmentedonde los demandantes pagan un precio superior a sucosto de producción. En el país no se capta renta por-que el precio del petróleo es subsidiado.

    3. EL CAPITALISMO RENTÍSTICO: ALGUNOSELEMENTOS CONCEPTUALES Y EMPÍRICOSREFERIDOS AL CASO VENEZOLANODe acuerdo con Mommer (1997), el capitalismorentístico tiene tres elementos definitorios:

    a) Se trata de una forma de desarrollo capitalista;esto es, de una economía de mercado, donde existenpropietarios de medios de producción y una masa infi-nitamente mayor de trabajadores que venden su fuerzade trabajo y reciben en contraprestación salarios. Porsu parte la propiedad se ejerce sobre medios de pro-ducción producidos (maquinarias, equipos, herramien-tas, estructuras no residenciales, etc.) y sobre mediosde producción no producidos. La propiedad sobre los

    5 Generalmente se fija un porcentaje, que puede variar dependiendode la rentabilidad del yacimiento, sobre el precio del barril de petróleo.

    medios de producción producidos recibe en recompensabeneficios y la que se ejerce sobre medios de produc-ción no producidos (tierra y minas) recibe en recom-pensa una renta de la tierra.

    b) Es de carácter nacional y se sostiene con base enuna renta de la tierra que es captadainternacionalmente. Es decir, se trata de una renta in-ternacional de la tierra que la capta un país que estávinculado al mercado mundial. La renta surge del ex-cedente que existe entre los precios del productorentístico (en este caso el petróleo) en el mercado in-ternacional y los costos de producirlo (incluyendo latasa media de ganancia del negocio petrolero)6. La ren-ta captada internacionalmente adquiere permanenciay alta importancia relativa en relación con el productototal de la economía7. Dicha renta se agrega a lo produ-cido anualmente por el esfuerzo nacional (valor agre-gado anual). En consecuencia,

    «(…) la sociedad dispone de manera continua deun ingreso de origen internacional que es significati-vo respecto de la magnitud de ingreso creado inter-namente. Este último ingreso que no tiene como con-trapartida ni el trabajo ni el capital domésticos, sinosólo la propiedad sobre un medio de producción noproducido, es también objeto de distribución entrelos diferentes ingresos particulares percibidos demanera normal en la soc iedad capitalista»(Baptista, 1997: 13).

    6 Baptista (1997: 24) afirma que los terratenientes no cederán supropiedad a cambio de nada y siempre presionarán para obtenermayores proventos; entonces: «El ejercicio monopólico que entrañala propiedad territorial fuerza un efecto marcador sobre el precio demanera que éste no sólo haya de cubrir las remuneraciones normalesdebidas al trabajo y al capital, sino que también sea suficiente a losfines de satisfacer las aspiraciones propias del terrateniente». Pero, larenta que se deriva de las diferencias en las fertilidades de las minas (ode los pozos de petróleo para el caso venezolano) se captará en elmercado mundial del petróleo. Así, el precio del petróleo en el merca-do mundial arrojará una renta diferencial superior para los pozos demayor fertilidad, los cuales generarán tasas de beneficio extraordina-rias. Y entonces, «las consecuencias económicas de estas diferenciasvistas desde las perspectivas de los dueños de los yacimientos, no setraducen en cosa distinta de la aspiración por cobrar una renta de latierra con cargo a su propiedad» (Baptista, 1997: 29). Es esto lo quetratará históricamente de captar, cada vez en mayor cuantía, el Estadovenezolano -propietario-, en nombre de la nación, de los yacimientosde petróleo y de las minas.7 Según las estimaciones de Baptista (2005) durante el período 1936-2002 la economía venezolana captó en promedio, sin contrapartidade valores, una renta en el orden del 20% del Producto InternoBruto (PIB). Esta magnitud adquiere importancia si se la comparacon la tasa de ahorro promedio de los Países de la Organization forEconomic Cooperation and Development (OECD), calculada en elorden del 18%.

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 133

    8 Dado que la renta de la tierra nacional (R) es de poca importanciaeconómica, el ingreso nacional se asume que se reparte entre salarios(S) y Beneficios (B).9 En el caso venezolano, la riqueza mineral, por leyes que vienen desde los tiempos de la Colonia, le pertenecen al Estado venezolano,que históricamente tratará por diferentes vías de obtener la mayorcuantía de la renta que le confiere su condición de propietario delrecurso. Así, «(…) el 24 de octubre de 1829, el Libertador SimónBolívar dictó en Quito el Reglamento sobre Minas reiterando lapropiedad nacional sobre las ‘minas de cualquier clase’ de acuerdo conlas condiciones expresadas en las Leyes y ordenanzas de 1783. ElCongreso de la República ratificó el decreto de Bolívar el 29 de octu-bre de abril de 1830 y aceptó su aplicabilidad a la nueva República»(Fundación Polar, 1998: 129). Inicialmente la renta era compartidaentre el Estado venezolano y las empresas transnacionales, en unadisputa permanente en la cual el propietario de las minas (el EstadoVenezolano), mediante reformas en la legislación trataba de captar lamayor porción de dicha renta, hasta que finalmente se produce lanacionalización de la industria de los hidrocarburos en 1976. Paramás detalles, ver Mommer (2002).

    En otras palabras, esa renta captada internacio-nalmente (Ri) termina por distribuirse nacionalmenteen salarios (S), Beneficios (B) y renta de la tierra nacio-nal (R)8, pero es un ingreso no producido por los facto-res de producción nacionales. Es decir, la renta inter-nacional (Ri) representa un ingreso adicional al valoragregado nacional (VA), sólo que sin contrapartida deesfuerzo nacional. De manera tal que:

    BSTotalIngresoVARi Como bien lo expresa Baptista (1997: 12), la condi-

    ción rentística de una sociedad capitalista se expresacomo:

    RBSVARi Ri es un ingreso adicional captado en el intercambio

    con otros países, con cargo a la propiedad nacional so-bre un medio de producción no producido. Esa renta(Ri) se distribuirá en calidad de beneficio (B), salarios(S) y renta nacional (R).

    c) En el caso venezolano, la renta internacional tra-tará de captarla el Estado en la mayor cuantía posible.Es el Estado el que ejerce la propiedad sobre la tierra ylo que se encuentra en el subsuelo9. La captación de larenta por parte del Estado venezolano tiene importan-tes consecuencias. En primer lugar, deberá distribuirla,de acuerdo con su voluntad política, entre los privadospor diferentes medios (gasto público corriente, inver-siones públicas y privadas, subsidios, apreciación realdel tipo de cambio, tasas impositivas bajas entre otros),lo cual le da un importante poder discrecional. En con-secuencia, el Estado es primeramente un agente distri-buidor de la renta y por ello «(…) agotará primero lasposibilidades que ofrece la renta petrolera, antes de pasar a

    10 Para más detalles sobre el tipo de «distribucionismo» de la rentapetrolera que ha tenido la sociedad venezolana en diferentes etapas,durante el siglo XX, véase Grupo Interdisciplinario de Estudiossobre Venezuela (1999).

    una política de redistribución propiamente dicha» (Baptista yMommer, 1989: 16).

    El proceso de distribución de la renta ha sido de-nominado «distribucionismo». Y este «distribucionismo»puede adoptar diversas formas:

    «La distribución toma formas directas (transferen-cias, subvenciones, compra de bienes, contrato deobras públicas) e indirectas (servicios públicos debajo costo, bajo impuestos, sobrevaluación de lamoneda, etc .). Esta dis tribución puede serrealizada por distintos tipos de gobierno y endiversas formas y esto tiene diversas consecuenciaseconómicas, sociales y políticas. Por otra parte, estadistribución y, más exactamente, sus efectos sobre lariqueza, es desigual, favoreciendo a ciertos grupos,desigualdad que sostiene la inversión privada y seamplifica por la actividad privada apoyada por larenta» (Grupo Interdisciplinario de Estudiossobre Venezuela, 1999: 3)10.

    En segundo lugar, la renta le permite al Estado te-ner autonomía al no depender de los impuestos quepagan los ciudadanos para financiar sus actividades.Esta autonomía del Estado rentista lo diferencia de losEstados capitalistas normales, los cuales dependen delos ciudadanos para financiar sus actividades medianteel cobro de impuestos. Tal condición, como se mostra-rá más adelante tiene importantes consecuencias. Ental sentido Baptista (2004: 322) concluye que « (...) laconjunción en el Estado venezolano de la condición de terrate-niente aunada a su autonomía económica, amen del monopoliodel poder político que de suyo le pertenece, determina una situa-ción grandemente sui generis que impide de modo insalvable elcurso normal del crecimiento económico capitalista».

    En las sociedades capitalistas no rentistas el Esta-do no goza de la autonomía de la cual dispone el Esta-do venezolano, pues depende de las contribuciones delos ciudadanos para su funcionamiento. En suma, de-pende del crecimiento económico y de los impuestosque éste permite cobrar para financiar sus funcionesrelevantes. En consecuencia, en las sociedades de ca-pitalismo normal, «(...) a menos que la economía crezca-ypara que esto suceda el Estado ha de cumplir muchos cometi-dos- el Estado no puede subsistir, puesto que los recursos que lofinancian provienen del proceso mismo de crecimiento» (Baptista,2004: 320).

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)134

    En síntesis, el capitalismo rentístico se refiere a unasociedad donde la mayoría de sus habitantes vende sufuerza de trabajo a cambio de un salario, produce bie-nes y servicios que son el resultado del esfuerzo pro-ductivo, pero también obtiene permanentemente uningreso adicional, de magnitud significativa en relacióncon el producto total, sin contrapartida de esfuerzoproductivo nacional11. Este ingreso (la renta) se captainternacionalmente con cargo a la propiedad del Esta-do de unos medios de producción no producidos .Yfinalmente, esta renta es también distribuida o privati-zada, de acuerdo con la voluntad política del Estado,entre los diferentes ingresos (salarios y beneficios) quese perciben normalmente en una sociedad capitalista(Baptista (1997). En definitiva, la renta representa re-cursos adicionales y extraordinarios que facilitará ma-yores niveles de consumo e inversión sin que para ellose haya producido un incremento de la productividad ydel ahorro según Mommer (1988: 43): «Es esta posibili-dad, indudablemente positiva, de invertir la lógica del desarro-llo capitalista normal lo que caracteriza el capitalismosrentístico».

    4. CAPITALISMO RENTÍSTICO: ELEMENTOSCARACTERÍSTICOS DE SU ESTRUCTURA CON BASEEN LA EXPERIENCIA VENEZOLANA12La captación de una renta internacional, sin contrapar-tida de valores o de esfuerzo nacional, genera rasgoscaracterísticos que terminan por establecer diferenciascon lo que sería el comportamiento de una economíacapitalista normal (no rentística). Así, el capitalismorentístico, referido al caso específico de Venezuela pre-senta los siguientes elementos característicos:

    a) La importancia del empleo públicoEl Estado es el ente que capta la renta internacio-

    nal generada por la explotación de los yacimientos pe-troleros, lo que en consecuencia lo dota de un ingresoadicional al que hubiera percibido en condiciones decapitalismo normal. La consecuencia es que el Estadopuede emplear a más ciudadanos de los que requiere,o que el grado de desarrollo económico o el nivel de laactividad económica privada le exigen13. Este tamañoexcesivo del empleo público, para el caso de Venezue-

    11 Para Baptista (1997) la magnitud de la renta petrolera en relacióncon el PIB no rentístico, para el caso venezolano, entre los períodos1925-1930 y 1991-1995 fluctuó entre el 5,5% 18,3%.12 Esta parte, salvo que se indiquen otros autores, se basa en Baptista(1997, 2005).13 Se ha constatado que existe una correlación positiva entre la im-portancia relativa del empleo público en el empleo total con respectoal nivel del ingreso per cápita (Baptista, 2004, 2005).

    la, no es más que un mecanismo distributivo de la ren-ta, que luego incidirá sobre la demanda agregada de laeconomía, sobre el mercado de trabajo al poder tenerempleado a más ciudadanos de los que requeriría. Perotambién incidirá sobre el alza de los precios (tasa deinflación), puesto que ese empleo excedentario no sefinancia con impuestos, sino con una masa de dinero(renta) que no tiene contrapartida en la producción debienes y servicios pero que posibilita una mayor de-manda de los mismos (entre ellos los alimentos), efec-to que finalmente presionará para el alza de los pre-cios.

    Para el caso venezolano se ha encontrado que elnivel de empleo público, durante el lapso 1950-2002,superó en 56 % a aquel que hubiera sido necesariopara dotar de servicios públicos y burocráticos a la so-ciedad venezolana según su nivel de desarrollo econó-mico (véase Baptista, 2005: 104). Al respecto, Baptistaconcluye que: «Por ello cabe afirmar que antes que un meroexceso, tal y como se ha puesto de relieve, los órdenes de magni-tud dan cuenta de la existencia, en las condiciones propias deuna economía capitalista rentísticas, de una realidad distintaen algo fundamental» (1997: 1908).

    b) La baja presión tributariaEn una economía capitalista normal, el gasto públi-

    co se tiene que financiar con los impuestos que paganlos ciudadanos. Y esta presión tributaria aumentará enla medida que aumenta el crecimiento económico. Sien-do el Estado -en el caso de la economía venezolana-quien capta la renta, ésta puede utilizarse para finan-ciar parte importante de sus actividades. Entonces nose requiere aumentar la presión tributaria con la mismaintensidad que sucede en una economía capitalista nor-mal para financiar las actividades propias del Estado.Así, la baja presión tributaria se convierte en un meca-nismo de distribución de la renta. Y consecuentemen-te, les permite a los habitantes del país tener un ingre-so adicional al que hubieran devengado si no existierala renta. Este factor tiene implicaciones en la demandade bienes y servicios (entre ellos los alimentos) y sobrelos mecanismos que utiliza el Estado para financiarse,con impactos sobre la masa de dinero que circula en laeconomía y, en esa medida, sobre la tasa de inflación.En consecuencia, se concluye que:

    «(…) los mayores ingresos reales que muestra laeconomía venezolana, tanto los que remuneran eltrabajo a título de salarios, como los que hacen losuyo con la propiedad en calidad de beneficios son,en lo inmediato, consecuencia de mínimas tasastributarias, pero estas últimas, en su turno, son unode los efectos fundamentales de la renta cobrada porel Estado con cargo a su petróleo. De modo que la

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 135

    baja o inexistente presión impositiva se constituye,a lo largo del desarrollo de la economía, en otro delos mecanismos eficaces para la distribución del in-greso captado por razón de la propiedad petrolera»(Baptista, 1997: 112).

    c) La relación entre productividad laboral y sa-larios reales (relaciones en el mercado de trabajo)

    La dinámica de crecimiento de la economía capita-lista sólo es posible si se invierte continuamente en bie-nes de capital (maquinarias, equipos, estructuras noresidenciales, etc.). Para ello se requiere producir unexcedente que surge de la diferencia entre la producti-vidad laboral que produce bienes de consumo (Prqc) ylos salarios reales. Se puede demostrar que en el largoplazo, el proceso de acumulación se da si se cumpleque la tasa de crecimiento de Prqc es mayor que la tasade crecimiento de los salarios reales (Anexo Nº 1).

    En Baptista (1997, 2005) se muestra que en unasociedad capitalista madura (como sucede por ejem-plo, en el Reino Unido y en Estados Unidos), existeuna tendencia clara a que se dé la relación antes men-cionada. Esto es, que la tasa de crecimiento de la pro-ductividad en los sectores que producen bienes de con-sumo (industria manufacturera y agricultura) sea supe-rior a la tasa de crecimiento de los salarios reales. Noobstante, este no es el caso de la economía venezola-na. Al analizar lo sucedido durante el período 1950-1978 en el caso venezolano, Baptista (2005: 105-106)concluye que, en esas cuatro décadas:

    «(…) la productividad creció a una tasa anual del1,5 por ciento, en tanto que los salarios reales au-mentaron en un 3,8 por ciento… salvo por la pre-sencia de un excedente rentístico, cuyo carácter inter-nacional implica que nada le cuesta a la economíaproducirlo, resulta muy difícil disponer de un argu-mento que reconcilie este resultado con la prácticanormal de la economía contemporánea, y, en lo par-ticular, con el desempeño mismo de la economía ve-nezolana. Este es, en breve, un rasgo sobresalientedel capitalismo rentístico».

    Adicionalmente, en otro trabajo (Baptista, 2004:300) el autor agrega que:

    «De una parte la circulación y distribución de unarenta internacional en la economía doméstica aflo-jan y hacen perder severidad a las prácticas labora-les que aseguran siempre la generación de los exce-dentes necesarios para financiar el crecimiento. Hade tenerse presente aquí que la renta es de por sí unexcedente, y que, al ser ella cuantiosa respecto deltamaño global de la economía, facilita y justificaque pueda relajarse el extremo rigor de la relaciónentre la productividad y los salarios reales de dondese originan los excedentes productivos. Esta limita-ción hace que el mercado capitalista sufra de gravesimpedimentos para su desarrollo pleno, o que adolez-ca, a la postre, de la vitalidad que se requiere para

    sostener firmemente el crecimiento en marcha».d) La apreciación del tipo de cambio realLa renta se capta en el mercado internacional y ella

    se expresa en las divisas que recibe el país, una partede las cuales no tiene como contrapartida el esfuerzoproductivo nacional. La decisión por parte del Estadode privatizar estas divisas (US$, dólares de EE.UU.)puede cumplirse a cualquier tasas de cambio (Baptista,1997). En consecuencia, gracias a la renta petrolera, lasociedad puede disponer de una cantidad adicional dedivisas a las ya obtenidas por las exportaciones norentísticas. Si lo que se exporta hacia el resto del mun-do son básicamente productos del sector rentístico, éstese convierte en decisivo para la obtención de divisas.Este es el caso de Venezuela, cuyas exportaciones pe-troleras tienden a representar alrededor del 90% deltotal exportado, evidenciando su condición de paísmonoexportador. Tal característica se ha reafirmadodurante la primera década del siglo XXI, pues el valorde las exportaciones petroleras contribuye con alrede-dor del 94-95% al valor total de las exportaciones ve-nezolanas.

    La oferta adicional de divisas (i.e., US$) al confron-tarse con la demanda en el mercado cambiario, creacondiciones para que el tipo de cambio se aprecie. Esdecir, para que se entreguen menos unidades de mone-da nacional (i.e., Bolívares) por unidad de moneda ex-tranjera que las que se hubieran entregado en condi-ciones de no captar la renta en el mercado internacio-nal. La apreciación del tipo de cambio real (TCR) ten-drá consecuencias negativas sobre la competitividadde la producción nacional no rentística de bienestransables (entre ellos, los bienes agrícolas y agroindus-triales), pues abarata las importaciones, en tanto queencarece la producción nacional y le resta posibilida-des para exportarla a otros mercados.

    La apreciación del TCR abarata las importaciones yencarece las exportaciones de bienes producidos en elsector no rentístico. Es por ello que la apreciacióncambiaria termina por estimular la producción de bie-nes no transables en relación con la de los transables,determinando una particular estructura productiva14.14 En Baptista (2005) se muestra como durante la mayor parte dellapso 1934-2002 el tipo de cambio estuvo apreciado (sobrevaluado),pero ésta apreciación tiende a hacerse menor y eventualmente a des-aparecer en la medida que colapsa el modelo de acumulación de capi-tal basado en la renta petrolera. Además, durante los períodos deauge rentístico, Venezuela tiende a estabilizar el tipo de cambio nomi-nal mientras que su tasa de inflación es mayor que la que presentanlos socios comerciales. Al final se termina por apreciar el tipo decambio real, o lo que es lo mismo, los precios de la producción notransable tienden a crecer a un ritmo superior que el de los precios dela producción de transables. Por esta vía se crean cambios en losprecios relativos y en esa medida se conforma una particular estructu-ra económica que no estimula la producción de bienes transables, entanto que fomenta la producción no transable, por ejemplo los servi-cios.

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)136

    En la medida que el tipo de cambio apreciado abaratalas importaciones, por esta vía se produce una distri-bución de la renta, pues los nacionales pueden obtenera un precio menor los bienes y servicios importados,bien sea para el consumo, en cuyo caso se tiende a in-crementar el salario real y la demanda, o para la inver-sión, en cuyo caso la acumulación de capital puede cre-cer a una tasa superior a la que correspondería a losexcedentes que genera una economía capitalista nor-mal.

    Así, en el caso venezolano, la tendencia persistentea preciar el tipo de cambio real debido a su condiciónde capitalismo rentístico, terminará por:

    a) Incidir en la estructura productiva por cuanto laproducción nacional deberá competir con importacio-nes baratas o se hará más difícil exportar bienes produ-cidos por las actividades no rentísticas. La razón es quepor cada unidad de moneda extranjera captada elexportador recibirá una cantidad de bolívares inferior ala que existiría en condiciones de no existencia de larenta.

    b) Estimular las importaciones tanto de bienes deconsumo como de inversión. Es decir, la apreciacióndel tipo de cambio termina por ser un mecanismo dedistribución de la renta tanto para los consumidores(que comprarán alimentos y otros bienes más baratos)como para los propietarios de medios de producción(que podrán invertir más en bienes de capital). Y con-secuentemente, se acelera tanto el consumo como laacumulación de capital, a la par que condiciona unaparticular estructura de la producción. Para decirlo conpalabras de Baptista (1997: 100):

    «La entrega de dólares a cambio de bolívares, seacual fuere el procedimiento institucional que sirvade puente para tal fin, no es otra cosa que la daciónrecíproca de capacidades de compra externa e inter-na. Es así como el Estado terrateniente cumple lavoluntad de poner en manos privadas la renta de supropiedad, a través de la entrega de más poder decompra del que recibe a cambio. Por ese intercambiodesigual en el mercado de cambios, en breve, el Es-tado-propietario transfiere el provento rentístico».

    En resumen, la tendencia a apreciar el TCR, deriva-da de la existencia de la captación de una renta inter-nacional, incide en la conformación de un modelo deproducción semiabierto. Abierto para las importacio-nes (entre ellas las agroalimentarias), las cuales se aba-ratan por la apreciación del tipo de cambio; pero cerra-do para las exportaciones de bienes producidos por lasactividades no rentísticas (entre ellas la agroalimenta-ria), los cuales tienen una baja competitividad(Mommer, 1988; Baptista y Mommer, 1989). Esta ca-

    racterística incide para que la producción no rentísticatenga como límite, independientemente de la capaci-dad productiva instalada o del capital acumulado, eltamaño del mercado doméstico. La razón es que elmercado externo le está negado a la producción de lossectores no rentíst icos (entre ellos el sectoragroalimentario) debido, entre otros factores, a la bajacompetitividad derivada de la apreciación del TCR.

    Otra consecuencia de la apreciación del TCR es quedebido a la desventaja cambiaria se requiere de unamayor protección, mediante la política comercial, parala producción nacional no rentística, a fines de reducirsu desventaja competitiva. La limitante que impone eltamaño del mercado doméstico para la producción na-cional no petrolera (incluyendo la agroalimentaria) ten-drá repercusiones sobre la división del trabajo y, con-secuentemente, sobre la productividad y el crecimien-to económico. Recuérdese que Adam Smith planteó quela productividad depende de la división del trabajo y,éste, a su vez, depende del tamaño del mercado; por lotanto, si el mercado es pequeño, la productividad tam-bién será pequeña. Mientras el mercado nacional se estáexpandiendo, esta limitante no se observa; pero cuan-do el mercado doméstico cesa de crecer y le es imposi-ble absorber todo el potencial de producción que gene-ra la acumulación de capital que permite la renta pe-trolera, la tasa de beneficios declina, se reduce la in-versión y la tasa de crecimiento económico. La econo-mía entonces termina por acusar los síntomas de laenfermedad holandesa («Dutch disease»)15.

    e) La estructura productiva: la importancia delos servicios y de los bienes no transables

    En una economía capitalista normal, el crecimientode la importancia relativa en la estructura productiva

    15 Dutch disease o «enfermedad holandesa» es el término utilizadopor Corden y Neary (1982) y Corden, (1984) para referirse a los efectosque ejerció la apreciación del tipo de cambio real, originada por eldescubrimiento de yacimientos de gas natural en Holanda durante ladécada de 1960. Los ingresos adicionales (renta) que se originaronpor concepto de la explotación del gas natural apreciaron el tipo decambio real y afectaron negativamente la producción de bienestransables, especialmente a la manufactura. Mommer (1988) señalaque es sólo a partir de cierto momento, cuando ya el mercado nacionalestá creado en Venezuela, que surgen dificultades para absorber pro-ductivamente la renta y ésta se convierte en un obstáculo para eldesarrollo de la producción de transables y para continuar acumulan-do capital. El período 1936-1960 es considerado como uno de efec-tos positivos de la renta para la producción de transables y es por esoque concluye afirmando que la «siembra del petróleo» durante eselapso fue exitosa. A partir de 1960 se manifestarían, en el seno de laeconomía venezolana y debido a los efectos de la renta petrolera, lossíntomas de la «enfermedad holandesa» al darse un crecimiento su-perior de la producción de no transables en relación con los transables.

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 137

    del sector terciario o de los servicios es consecuenciadel crecimiento experimentado por las actividades pro-ductoras de bienes (agricultura, minería, manufactura).En una economía de capitalismo rentístico, la existen-cia de un ingreso adicional, sin contrapartida en la pro-ducción de bienes, obliga a que se desarrollen las acti-vidades terciarias (servicios públicos, comercio, trans-porte, almacenamiento y actividades financieras) paradistribuir las importaciones adicionales que estimula larenta, etc.). Baptista (1997: 133) explica este procesoasí:

    «Una economía, en cuyo interior se halla presenteuna renta internacional, por fuerza de las cosas re-compone su estructura para darle una posición pre-dominante a la prestación de servicios, asegurándo-se de este modo su circulación… en la explicaciónde tal anomalía estructural, por lo visto, cumple unpapel determinante su condición rentística, que con-duce a asignar recursos privilegiados hacia la circu-lación y el intercambio antes que a la producción».

    Esto explicaría la deformación de la estructura eco-nómica que se expresa en un peso exagerado de losservicios, que no se corresponde con el desarrollo delas actividades productoras de bienes. En Venezuela,la proporción de los servicios con respecto a la pro-ducción de bienes materiales es superior al 100%, mien-tras que para América Latina es de menos del 70%. Ypara la mayoría de las economías desarrolladas es infe-rior al 100% (ver Baptista, 1997: 132-133).

    Por su parte Mommer (1988) concluye que la renta,al invertirse y consumirse, termina por imponer unacierta especialización productiva tendencial que favo-rece al sector productor de bienes no transables (don-de se encuentran los servicios) en contra de la produc-ción de transables. Dicha tendencia se ve reforzada -como se analizó antes- por la tendencia a apreciar elTCR, que en definitiva estimula la producción de bie-nes no transables, mientras que la producción de bie-nes transables (entre ellos los bienes agroalimentarios)se dirige en casi su totalidad al mercado doméstico, puesel mercado externo les está negado por su falta decompetitividad. Al respecto Mommer (1988: 44) afir-ma que:

    «El capitalismos rentístico tiende a especializarsehacia los sectores menos dinámicos que son los notransables, al mismo tiempo que le resta impulso alos sectores normalmente más dinámicos que son lostransables para atrofiarlos y aislarlos».

    f) La dinámica de la acumulación de capitalpúblico y privado

    La existencia de la renta internacional del petróleo -como ya se ha expuesto- es una masa de recursos adi-

    cionales, sin contrapartida de esfuerzo productivo na-cional, que le permite a la sociedad rentística consumire invertir (acumular capital) por encima de las posibili-dades que brinda el ingreso generado por la produc-ción no rentística. En el caso venezolano, la renta in-ternacional es captada por el Estado, quien ejerce lapropiedad de los yacimientos y luego la puede privati-zar por diferentes medios. Pero también el Estado uti-liza la renta para financiar su gasto corriente y acumu-lar capital16.

    En la historia económica de Venezuela se observacómo, en la medida que el Estado obtenía parte delprovento rentístico, pudo incrementar su gasto corrientemediante la creación de empleo públicos y el aumentode la oferta de servicios públicos (salud, educación,hábitat, electricidad, comunicaciones, etc.). También,en el contexto de la decisión de destinar la renta petro-lera a la «siembra del petróleo», el Estado Venezolano seesforzó en crear las instituciones que demandaba elproceso modernizador y en la acumulación de capitalmediante la provisión de bienes públicos (externalidadespositivas), así como la construcción de obras de infra-estructura (carreteras, electricidad y comunicaciones,represas-sistemas de riego, saneamiento de tierras,etc.)17.

    A partir de la cuarta década del siglo XX se intensi-ficó la acción del Estado como empresario, con el de-sarrollo de las industrias básicas como siderurgia, alu-minio, petroquímica, electricidad y otras en laagroindustria, el turismo y los servicios. Paralelamente,el Estado venezolano definió espacios para el sectorprivado y estimuló mediante políticas proteccionistas(sustitución de importaciones) y privatizadoras de larenta (crédito subsidiado-tasas de interés reales negati-vas, baja presión impositiva, apreciación del tipo decambio real, venta de servicios públicos y materias pri-mas producidas por el Estado con precios subsidiados,entre otras), la acumulación de capital privado. Demanera tal que Venezuela vivió, hasta bien entrada ladécada de 1970, un proceso de profundización del ca-pital (aumento del capital fijo por trabajador).

    16 En el pensamiento económico venezolano surge tempranamenteuna discusión sobre el destino de la renta. Termina por imponerse laopinión según la cual la renta petrolera debe dedicarse prioritariamentea la inversión. Para más detalles véase (Baptista y Mommer, 1987).17 Astorga (2003) destaca el éxito que tuvo el Estado venezolano enconstruir infraestructura, expandir el mercado y mejorar el capitalhumano (educación y salud). Así, mientras en 1936 el 75% de lapoblación vivía en áreas rurales, la esperanza de vida era de 39 años yel sector manufacturero (sin refinación de petróleo) apenas aportabael 6,7 % del PIB; cincuenta años después el país se había urbanizado,la esperanza de vida se había elevado a 70 años y la manufacturaaportaba el 18% del PIB no petrolero.

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)138

    Venezuela pudo adquirir, dada la disponibilidad dedivisas, la apreciación del tipo de cambio real y los es-tímulos del Estado maquinarias, equipos y tecnologíasque por haber sido diseñados para mercados de grantamaño, en la mayoría de los casos terminaron por crearindustrias que no podían aprovechar las economías deescala (pues su producción sólo se vendía en el estre-cho mercado nacional), con elevados costos de pro-ducción y que vendían su producción en el mercadodoméstico gracias a la protección y a los subsidios delEstado. Es decir, el país pudo ampliar su potencial deproducción hasta alcanzar, en medio de la bonanzapetrolera de la década de 1970, niveles de stock decapital por encima de las posibilidades que brindaba eltamaño del mercado nacional para absorberlo produc-tivamente, lo que finalmente se evidenció en la bajaproductividad del capital (alta relación capital/produc-to). En ese mismo orden, la posibilidad de exportar laproducción excedentaria estaba negada por la bajacompetividad del aparato productivo nacional, causa-da principalmente por la apreciación del TCR y la bajaproductividad.

    La sobreinversión, o la incapacidad para absorberproductivamente el capital acumulado, no se manifes-tó sino hasta el momento cuando la relación capital-producto reveló los bajos niveles de productividad delcapital acumulado. Entonces (en la década de 1970) seevidenció el colapso de un modelo cuya dinámica sesustentaba en la renta petrolera captada internacional-mente.

    En la fase previa al colapso, el país presentó, entrelas décadas de 1950 y de 1970, una tasa de crecimien-to económico de las más elevadas del mundo, con unfuerte dinamismo para la industria y la manufactura.Estos fueron los años de expansión del mercado nacio-nal18. Ya a finales de la década de 1950 un reconocidoeconomista latinoamericano (Furtado, 1990: 184) plan-teaba que, a diferencia del resto de países de AméricaLatina donde la escasez de capital y la baja capacidadpara importar prevalecía y limitaba el desarrollo,

    «(…) en Venezuela la situación es prácticamenteopuesta: el sistema tiende a ahogarse en exceso decapacidad para importar y de recursos financieros…ese desequilibrio está en la raíz de lo que hemosllamado las «peculiaridades» del desarrollo de laeconomía de este país, es la causa última del procesocreciente y general de la sobremecanización y de lalenta absorción de la población del país en activida-des de más elevada productividad».

    En todo caso, debe llamarse la atención que en laprimera fase de desarrollo de la economía de capitalis-mo rentístico, la acumulación de capital que se derivade la existencia de la renta generó crecimiento econó-mico y la productividad del capital (reflejada por el valorde la relación capital-producto) se aproximaba a valo-res normales. No obstante, en la medida que maduró laeconomía de capitalismo rentístico y se agotó la posi-bilidad de colocar en el mercado nacional toda la pro-ducción potencial, la relación capital-producto adqui-rió valores elevados, por encima de los normales19. Alno poder tampoco realizarse la producción excedenteen el mercado externo (exportaciones), debido a la bajacompetitividad de la misma, entonces declina la renta-bilidad del capital y cesan los incentivos para nuevasinversiones privadas. Este desequilibrio es el que a de-cir de Baptista (1997: 139) «(…) anuncia el colapso delrentismo en cuanto forma de organización económica». Pero,de ninguna manera eso significa que la renta interna-cional desaparece totalmente, pues el colapso no se dapor la desaparición de dicha renta, sino porque ellapermitió acumular más capital, esto es, generar un po-tencial de producción que ni el mercado nacional ni elexterno pueden absorber.

    En conclusión, debe destacarse, en primer lugar, queel proceso de acumulación de capital en Venezuela se

    18 Según Astorga (2003) el Producto Interno Bruto (PIB) creció a lassiguientes tasas promedio para diferentes períodos: 9,64% (1937-1947); 6,87% (1948-1958); 4,95% (1959-1973); 2,31% (1974-1983);1,76% (1984-1989). Por su parte, tanto el sector agrícola como laindustria manufacturera presentaron elevadas tasas de crecimientoentre 1948 y hasta comienzos de la década de 1980, aunque se obser-vó una tendencia declinante del ritmo de crecimiento de ambos secto-res productivos. También señala Astorga (2003) que, a pesar de laholgura de divisas, la naturaleza petrolera de la economía estimulabala sobrevaluación del tipo de cambio que obligaba a una mayor pro-tección de la producción nacional. Por su parte la disponibilidad deabundantes recursos rentísticos en manos del Estado generó, en elproceso de privatización de dicha renta, ineficiencias y distorsiones.

    19 Tal y como lo plantea Baptista (1997: 137) la disponibilidad dedivisas permite importar gran cantidad de bienes de capital, perodichas divisas no tienen contrapartida de esfuerzo nacional por sucondición de renta. Los bienes de inversión no son producidos en elpaís (son importados) y no tienen contrapartida de ingresos quepuedan ampliar la demanda para el nuevo potencial de producción.Es decir, «(…) no hay domésticamente ingresos con los cuales se puedancomprar los adicionales bienes producidos con la colaboración de aquellos instru-mentos de producción importados. En tal sentido, no hay una condición predeciblede equilibrio para este aumento de la oferta. Es así como el capitalismo rentístico,en líneas generales, no es viable en el largo plazo, entendiéndose, por supuesto,que la economía bajo consideración aspira a tener una base productiva propia confundamento en el uso de la renta producida». Tampoco se puede vender eseexceso de oferta en el mercado internacional exportándola debido asu bajo nivel competitivo. Ese exceso de oferta aumenta la relacióncapital-producto, reduce la tasa de beneficios y termina por paralizar elproceso de acumulación de capital privado, planteándose en el largoplazo la inviabilidad del modelo de capitalismo rentístico.

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 139

    intensificó gracias a la existencia de la renta petrolera,hasta que alcanzó un máximo del nivel de capital portrabajador en la segunda mitad de la década de 1970.En segundo lugar, debe señalarse que el Estado, enteque capta y distribuye la renta internacional del petró-leo, ha participado activamente acumulando capitalmediante la creación de bienes públicos (externalidadespositivas), participando como empresario productor debienes y servicios y orientando las acciones de los pri-vados en la acumulación de capital. Es decir, el Esta-do ha jugado un rol decisivo en el proceso de acumula-ción de capital en la sociedad venezolana, hasta talpunto que a partir de cierto momento es el capital pú-blico (sin incluir el petrolero) el que hace el mayor aporteal stock de capital existente, mientras que la importan-cia relativa del capital privado tiene una marcada ten-dencia decreciente; ésta es reveladora de la baja renta-bilidad existente y de las dificultades de la economíapara absorber productivamente el nuevo stock de ca-pital (valor elevado de la relación capital-producto).La mayor importancia del capital público en relacióncon el capital privado es un rasgo relevante del capita-lismo rentístico, pues en las sociedades capitalistasnormales el rol principal en el proceso de acumulaciónde capital lo ejerce el sector privado (Baptista yMommer, 1989; Baptista, 2005).

    5. EL CAPITALISMO RENTÍSTICO Y LA EVOLUCIÓNDE LA ECONOMÍA VENEZOLANA EN EL LARGO PLAZOLa Venezuela de comienzos del siglo XX no presagia-ba el destino que le esperaba. Transcurridas las prime-ras dos décadas del siglo pasado, las características eco-nómicas y sociales de Venezuela no dejaban dudas so-bre la existencia de un país atrasado en todos los órde-nes de la vida. Las secuelas de las guerras del siglo XIX,la dependencia de las exportaciones de materias pri-mas (café y cacao) con precios volátiles, altamente de-pendientes de las condiciones de la demanda de lospaíses más avanzados, aunado al mal manejo de lasfinanzas públicas dejaban como legado un país pobre,endeudado, rural, plagado de epidemias y atrasado. En1920 Venezuela ocupaba el penúltimo lugar entre lospaíses latinoamericanos en cuanto al PIB per cápita(PIBPC) y presentaba una esperanza de vida de 31 años,inferior al promedio latinoamericano (33 años), mien-tras que apenas el 32% de la población mayor de 15años sabía leer y escribir (Astorga, Berges y Fitzgerald,2003). Venezuela era, para aquel entonces, a decir deBaptista, «(...) una sociedad inmóvil, detenida, estan-cada, carente de la vitalidad necesaria para encarar lagran tarea de hacer el progreso material y económico»(1984: 22).

    El destino de Venezuela cambió con el descubri-miento y la posterior explotación del petróleo, la fuen-te de energía más importante durante la mayor partedel siglo XX y hasta el presente. Esa riqueza mineral,por leyes que venían desde los tiempos de la Colonia,le pertenece al Estado venezolano. Y éste tratará pordiferentes vías de obtener la mayor cuantía de la renta,dado el derecho que le confiere su condición de pro-pietario del recurso. Esa renta, como ya se ha analiza-do, se capta en el mercado internacional. Y, por lo tan-to, no es producto del esfuerzo productivo nacional. Através del tiempo y gracias a las reformas de la legisla-ción dicha renta es captada crecientemente por el pro-pietario de los yacimientos (el Estado venezolano), lo-grando finalmente su control a partir de 1976 cuandose nacionalizó la industria petrolera (ver Mommer,2000).

    Con la intensificación de la explotación del petró-leo por parte de las compañías petrolerastransnacionales, luego del descubrimiento del pozopetrolero «Los Barrosos Nº 2» en 1922, se rompieronlas tendencias de comienzos del siglo XX que conde-naban a Venezuela a vivir en la pobreza. Gracias a laexplotación y exportación del petróleo se aceleró en elpaís el proceso de acumulación de capital, de urbani-zación y de expansión del mercado interno.

    La condición capitalista rentística de la economíavenezolana permitió ampliar el consumo y la acumula-ción de capital, por encima de las posibilidades del país,si éste hubiese funcionado como una economía de ca-pitalismo normal. Este proceso sostenido de aumentodel stock de capital lo tuvo Venezuela durante granparte del siglo XX, llegando en algunos años de la dé-cada de 1970 a tener tasas de inversión por encima del30%. Son los años en que se produce un aumento de ladensidad de capital por trabajador o de profundizacióndel capital, hasta llegar a niveles tales que hizo posibleuna capacidad para producir superior a la capacidad deabsorción de dicha producción por el mercado nacio-nal.

    Hasta 1984 Venezuela vivió un proceso deprofundización del capital, en tanto que el acervo decapital fijo aumentó a un ritmo más rápido que los tra-bajadores que ocupaba la economía. Con base en unadensidad de capital por trabajador creciente, relativaestabilidad macroeconómica, estímulos y subsidios porparte del Estado al sector privado, expansión y protec-ción del mercado nacional para industrializar el país(modelo de industrialización sustitutiva de importacio-nes) se impulsó el crecimiento económico nacional.Este modelo de acumulación de capital, basado la ob-tención de una renta internacional del petróleo colapsó

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)140

    en la segunda mitad de la década de 1970. La brutalcaída de la inversión -sobre todo de la privada- que semanifestó desde la década de 1980 y que se tradujo enla tendencia decreciente de la densidad de capital portrabajador, evidenció el agotamiento del modelo basa-do en el reparto de la renta petrolera.

    La no recuperación de la inversión en un contextode inestabilidad institucional, alta volatilidad econó-mica y de decrecimiento de la importancia relativa dela renta, ahora insuficiente para mantener la dinámicade acumulación y de dinamismo económico del perío-do de expansión, obliga a pensar que más allá de unsimple cambio de políticas macroeconómicas se requie-ren cambios estructurales profundos. Se trata de modi-ficaciones sustanciales, que eviten la salida de capita-les y promuevan un aumento sostenido de la inversióny del crecimiento económico. Se trata de lograr creci-miento económico en un contexto de mayor equidad,contribuyendo de manera importante a la disminuciónsustancial de la tasa de pobreza.

    En la fase de expansión económica, el país logróimportantes avances en materia de construcción deinfraestructura, de prestación de servicios públicos, decrecimiento económico y de mejoras en los indicadoresde la calidad de vida de la población (educación, sa-lud, acceso a servicios básicos, etc.). Así, el PIB percápita (PIBPC) a precios de 1997 creció de manerasostenida, en un contexto de estabilidad de precios,hasta 197720. En el período 1950-1977 el PIBPC cre-ció a la tasa media anual del 3,2%. En 1977 alcanzó suvalor máximo para luego iniciar un proceso de declina-ción, apenas con leves parpadeos, que de ninguna ma-nera dejan dudas sobre la clara tendencia decrecientedel PIBPC hasta el presente, a una tasa en el orden del-0,08% como promedio anual para el período 1977-2008. Tal tendencia decreciente se ve amortiguada porel alto crecimiento del PIBPC del lapso 2003-2008, elcual fue de 8,5% como promedio anual, debido funda-mentalmente a la fuerte expansión del gasto público,que a su vez tuvo origen en la bonanza petrolera que sevivió en ese período. La crisis económica mundial quese inició en 2007 aunada a la fuerte caída de los pre-cios del petróleo desde mediados de 2008 en un con-texto institucional y de políticas que exacerban losdesequilibrios macroeconómicos, han afectado negati-vamente el ritmo de crecimiento en el año 2009 (lareducción del PIB se estimó en 2,9%), mientras que se

    20 Venezuela fue el país de más rápido crecimiento económico enAmérica Latina entre 1920 y 1980 (Hausmann, 2001) en un contextode baja inflación, de fortalecimiento de la democracia y estabilidadpolítica (a partir de 1958).

    proyecta de nuevo un decrecimiento del PIB para 2010entre 2 y 3%.

    Por su parte el PIB no petrolero per cápita(PIBNPPC), cuyo dinamismo ha sido estrechamentedependiente del ciclo petrolero, también aumentó alritmo promedio anual del 1,9% durante el período1950-1977, para luego caer a la tasa media anual del -0,03% durante el período 1977-2008, resultadotambién amortiguado por la extraordinaria alza delPIBNPPC durante el período 2003-2008, el cual fuede 1,7% como promedio anual (Gráfico Nº 1 y GráficoNº 2).

    El crecimiento del PIB no petrolero durante la fasede expansión, especialmente los sectores agrícola y dela industria manufacturera, fue posible gracias a laprivatización de la renta, a las políticas del Estado quepermitieron crear externalidades positivas y desarro-llar servicios públicos e industrias básicas quesubsidiaban al sector privado. Entre tanto, las políticasproteccionistas a que dio origen la aplicación del mo-delo de industrialización sustitutiva de importacionesy los subsidios a la producción (crédito, insumos, etc.)garantizaba el mercado nacional para una producciónque debido a su baja competitividad no hubiera podi-do ser exportada.

    Al privatizarse, la renta petrolera también sirvió paraexpandir el consumo privado, específicamente el dealimentos. Las estadísticas del Instituto Nacional deNutrición y de sus Hojas de Balance de Alimentos (va-rios años) y de Calvani (2003) muestran que la dispo-nibilidad para consumo humano (DCH) de energíaalimentaria (calorías/persona/día), utilizada como va-riable «proxy» del consumo de alimentos, creció a latasa media anual de 1,4% durante el período 1970-1981.Una vez que el modelo de acumulación basado en larenta petrolera muestra sus debilidades, el ritmo pro-medio del crecimiento del consumo de alimentos serevierte y muestra tasas negativas. Así, la DCH de ener-gía alimentaria muestra una tasa media de crecimientoanual negativa para el lapso 1981-2007 de -0,1% (Grá-fico Nº 3).

    A pesar de la tendencia estructural de la economíavenezolana a apreciar su tipo de cambio real, a espe-cializarse en la producción de bienes no transables y alfomento de un aparato productivo con bajos nivelesde eficiencia que negaba la posibilidad de competir enel mercado externo, las políticas proteccionistas y defomento a la producción permitieron reservar para laproducción nacional un mercado que crecía en la me-dida que se incrementaba el ingreso por habitante yque la población migraba del campo a la ciudad. Du-rante el lapso 1950-1977 el PIB Agrícola per cápita

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 141

    Gráfico 1Venezuela: PIBPC y PIBNPPC, período 1950-2008 (a precios de 1997)

    0

    500.000

    1.000.000

    1.500.000

    2.000.000

    2.500.00019

    50

    1952

    1954

    1956

    1958

    1960

    1962

    1964

    1966

    1968

    1970

    1972

    1974

    1976

    1978

    1980

    1982

    1984

    1986

    1988

    1990

    1992

    1994

    1996

    1998

    2000

    2002

    2004

    2006

    2008

    Bs.

    /hab

    itant

    e, a

    pre

    cios

    de

    1997

    PIBPC

    PIBNPPC

    Fuente: Banco Central de Venezuela; cálculos propios con base en Pedauga (2010).

    Fuente: Banco Central de Venezuela; cálculos propios con base en Pedauga (2010).

    Gráfico 2Venezuela: Evolución del PIBPC y del PIBMANPC, período 1950-2008 (a precios de 1997)

    0

    50.000

    100.000

    150.000

    200.000

    250.000

    300.000

    350.000

    400.000

    1950

    1952

    1954

    1956

    1958

    1960

    1962

    1964

    1966

    1968

    1970

    1972

    1974

    1976

    1978

    1980

    1982

    1984

    1986

    1988

    1990

    1992

    1994

    1996

    1998

    2000

    2002

    2004

    2006

    2008

    Bs.

    /hab

    itant

    e, a

    pre

    cios

    de

    1997

    PIBAPC

    PIBMANPC

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)142

    (PIBAPC) y el PIB manufacturero per cápita(PIBMANPC) crecieron al ritmo promedio anual de2,4% y 5,8%, respectivamente. En la fase de declina-ción del modelo de capitalismo rentístico 1977-2008,se estima que el PIBAPC y el PIBMANPC apenas cre-cieron a las tasas medias anuales de 0,17% y 0,64%,respectivamente. Esta última corresponde a una diná-mica de crecimiento claramente inferior a la de la fasede auge del capitalismo rentístico.

    Durante muchos años no se manifestó el síndromede la enfermedad holandesa, pues el crecimiento delmercado debido a los procesos de urbanización, creci-miento poblacional y del PIBPC permitía absorber losaumentos de la producción. Los problemas derivadosde la baja capacidad de absorción del capital acumula-do y la marcada tendencia a especializarse en la pro-ducción de bienes no transables se presentan, segúnMommer (1988), en el lapso 1960-1977. Para Mommer(1988: 46), en ese período las tasas de crecimiento delPIB no transable superaron a la del PIB de transables,por lo que concluye que es en el lapso 1960-1977 cuandocomienzan a manifestarse los síntomas de la denomi-nada «enfermedad holandesa», evidenciándose el co-lapso del modelo de capitalismo rentístico.

    El crecimiento del mercado interno permitió durantemucho tiempo que el sector privado realizara sus ga-nancias y contara con suficientes estímulos para conti-nuar invirtiendo y acumulando capital. El colapso su-cedió, como ya se ha planteado, porque a partir de cier-to momento la capacidad de producción instalada –como resultado del aumento de las inversiones en bie-nes de capital que permitía la captación de la rentapetrolera- resultó superior a lo que podía absorber elmercado interno. De otro lado, la baja competitividadde la producción no petrolera y la tendencia a apreciarel tipo de cambio real impedía que la realización de laproducción se resolviera vía exportaciones. Ante la re-ducción de la tasa de ganancia, los capitales prefirieronsalir del país, dándose la paradoja de un país con tasasde ahorro superiores a las tasas de inversión y una re-ducción del acervo de capital por trabajador. Esto afectónegativamente la productividad y las posibilidades detener crecimiento económico sostenido.

    En la fase de expansión económica el país logróimportantes avances en materia de desarrollo humano(DH), los que se intensificaron con el advenimiento dela democracia en 1958 y su posterior consolidación.Según las estimaciones de Astorga, Berges y Fitzgerald(2003), para 1980 la tasa de alfabetización de Vene-zuela era del 80%, por encima del promedio latinoame-ricano (71%). Igualmente, la esperanza de vida se esti-maba en 68 años, también superior al promedio latino-

    americano (ubicado en 67 años). Las estimaciones delPNUD del índice de Desarrollo Humano (IDH) ubica-ban en 1975 a Venezuela en el cuarto lugar entre lospaíses de América Latina y el Caribe, sólo superadopor Argentina, Uruguay y Costa Rica (PNUD, 2002:228).

    La clara tendencia decreciente del PIBPC despuésde 1977, obviamente ha tenido repercusiones negati-vas en los niveles de empleo, de pobreza, así como enel desarrollo humano con sus consecuencias sobre laconflictividad social y la estabilidad política del país.Aunque Venezuela continúo avanzando en componen-tes del desarrollo humano como la esperanza de vida yla tasa de alfabetismo (los denominados componentesestructurales), otros países de la región tuvieron unmejor desempeño durante las últimas dos décadas. Demanera tal que para el año 2000 el PNUD (2002: 229-230) incluía a Venezuela junto a Nicaragua y Argenti-na entre los que habían experimentado un progreso máslento en materia de desarrollo humano durante el pe-ríodo 1975-2000. En consecuencia, Venezuela descen-dió desde el cuarto al noveno lugar en materia de desa-rrollo humano entre los países de la región. El augerentístico del período 2003-2008, al presentar creci-miento económico positivo y continuar mejorando losíndices de esperanza de vida y de educación, ha permi-tido mejorar el IDH, de manera tal que para 2005-según las estimaciones del PNUD (UNDP, 2007)-Venezuela se encontraba en el 8º lugar de AméricaLatina y el Caribe en materia de desarrollo humano.

    En síntesis, en Venezuela, el modelo de acumula-ción de capital basado en el excedente rentístico hacolapsado. Esto se evidencia en los problemas paramantener tasas de inversión altas y crecimiento eco-nómico sostenido en el tiempo. El país no ha logradosuperar su dependencia del petróleo, al tiempo que elmarco institucional y las políticas económicas no esti-mulan el crecimiento de los sectores que producen bie-nes transables, entre éstos el sector agroalimentario.Desde finales de la década de 1970 y como se eviden-cia en el Gráfico Nº 1, el crecimiento económico esinestable y sólo se logra en años donde las bonanzaspetroleras permiten expandir el gasto público ydinamizar la economía. No obstante, una vez que labonanza finaliza, la economía se contrae de nuevo hastaque se inicia un nuevo ciclo de crecimiento dependien-te de los precios y del ingreso petrolero. El decreci-miento del PIB en la economía venezolana en 2009(-2,9%) y los que se proyectan para 2010 (entre el 2%y el 3%) evidencian esta realidad.

    La creación de un entorno macroeconómico einstitucional que permita generar excedentes internos

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 143

    Gráfico 3Venezuela: Evolución de la DCH (calorías/persona/día) al nivel de venta al detal, período 1950-2007

    con base en el sector no rentístico de la economía y/oel aprovechamiento de la denominada cara productivadel petróleo es necesaria para reanudar el crecimientosostenido del stock de capital. Baptista (1999: 133) haplanteado que:

    «El curso de la inversión en general a lo largo delas últimas décadas muestra una sostenida tenden-cia declinante. Luego de ciertos niveles muy altos,sin duda excepcionales en los años 70, la acumula-ción de capital ha venido cayendo en los últimos veinteaños. Si como se argumenta, aquellos niveles pro-dujeron un desequilibrio mayúsculo en el arreglo delas cuestiones económicas, también es cierto que lascosas no han logrado emparejarse. Y lo que quizáses más serio, el estado de cosas actual muestra sinequívocos la acelerada pérdida de posición de la in-versión privada, incluso dentro de la ya muy men-guada inversión total»

    Y en un trabajo posterior, Baptista (2003: 65)plantea que:

    «(...) Venezuela se ha venido quedando rezagadaen el mercado mundial; valga decir, su capacidadpara producir es hoy casi la misma de que treinta

    Fuente: INN (varios años); Calvani (2003); INN-Fundación Polar (varios años); INN-ULA (varios años).

    1.500

    1.700

    1.900

    2.100

    2.300

    2.500

    2.700

    1950

    1952

    1954

    1956

    1958

    1960

    1962

    1964

    1966

    1968

    1970

    1972

    1974

    1976

    1978

    1980

    1982

    1984

    1986

    1988

    1990

    1992

    1994

    1996

    1998

    2000

    2002

    2004

    2006

    Kilo

    calo

    rías

    /per

    sona

    /día

    años atrás cuando en los otros países hay un frené-tico proceso de expansión. Ese rezago se expresatambién en la edad de los equipos, que son muchosmás viejos, y por tanto obsoletos, que los de suspotenciales competidores. Si se fijara la meta de re-novar los equipos para alcanzar la «frontera tecno-lógica» en un plazo, por ejemplo, de diez años, latasa de inversión de Venezuela debería entonces seren promedio cincuenta por ciento mayor que la delos otros países a lo largo de este período».

    Enrumbar el país por la senda del crecimiento eco-nómico sostenido implica la reversión del proceso dedesinversión de capital que enfrenta el país. Esto de-manda cambios en la política económica, pero por so-bre todo modificaciones profundas en el marcoinstitucional y político que permitan superar la condi-ción de país de capitalismo rentístico, así como el des-equilibrio estructural entre el inmenso poder del Esta-do frente al menguado que tienen los ciudadanos. Así,«(…) mientras más rentista la política relativa al petróleo, ymientras mayor el influjo posible de renta, mayor terminará porser la incapacidad de la economía para crecer y desarrollarse deuna manera sostenida» (Baptista, 2004: 299).

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)144

    6. EL CAPITALISMO RENTÍSTICO, LOSMACROPRECIOS DE LA ECONOMÍA Y ELFUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA ALIMENTARIOVENEZOLANO (SAV)Como ya se ha expuesto en las secciones anteriores, larenta petrolera es una masa de recursos adicionales quese capta internacionalmente, sin contrapartida de es-fuerzo productivo nacional, que al circular en la eco-nomía permite consumir y acumular capital en montossuperiores a los que se habrían dado sin su existencia.Esta condición de capitalismo rentístico incide sobreel desempeño y los elementos característicos del siste-ma alimentario venezolano (SAV).

    La renta y su circulación en la economía nacionalinciden de manera determinante en la formulación delas políticas macroeconómicas (fiscal, monetaria) y so-bre la formación de los principales macroprecios(Timmer, Falcon y Pearson, 1985): tipo de cambio real(TCR), tasa de interés real (ir) y salarios reales (sr)21.Estos tres macroprecios sirven de orientación para laasignación de recursos en los diferentes sectores de laeconomía, para la formulación y ejecución de políticaspúblicas y para la toma de decisiones de los actoresque participan en el SAV (Gráfico Nº 4). Consecuente-mente, al incidir la renta petrolera en la determinaciónde los macroprecios, se ejerce influencia sobre los com-ponentes y las relaciones entre los actores que actúanen el SAV.

    El TCR define la relación entre los precios de la pro-ducción nacional y los bienes y servicios importados.El TCR también puede definirse como la relación en-tre el precio de los bienes transables y el de los notransables. En páginas anteriores se ha señalado que,debido a la existencia de la renta petrolera, la econo-mía venezolana presenta una característica estructuralcomo lo es la tendencia a apreciar el TCR. Esto tieneconsecuencias para la producción, el consumo y el co-mercio exterior agroalimentario. En primer lugar, unTCR apreciado favorecerá la producción de bienes notransables (por ejemplo, servicios, construcción) endetrimento de la producción de bienes transables (porejemplo, bienes agrícolas y agroindustriales, manufac-turas en general). En segundo lugar, la apreciación delTCR le resta competitividad a la producción nacional,estimula las importaciones de alimentos y obstaculizalas exportaciones agroalimentarias pues las encarece oimpide que los exportadores reciban más unidades de

    22 Dornbusch y Téllez Kuenzler (1993: 92) llaman la atención sobreel efecto del tipo de cambio real sobre la competitividad de la produc-ción nacional al expresar las cantidades de bienes extranjeros necesa-rios para comprar una unidad de bienes nacionales. Una apreciacióndel tipo de cambio real deteriora la competitividad de la producciónnacional al encarecerla (se necesitarán más unidades de bienes extran-jeros para comprar una unidad de bien nacional), mientras que ladepreciación del tipo de cambio real ejerce el efecto contrario (mejorala competitividad de la producción nacional).23 De acuerdo con las Hojas de Balance de alimentos (Instituto Na-cional de Nutrición e INN-ULA, varios años), las calorías de proce-dencia importada representaron en promedio para el lapso 1999-2007 el 41% en la disponibilidad para consumo humano (DCH) delos venezolanos. En los primeros años de la década de 1980 esta cifrasuperó el 50%.

    21 Para más detalles sobre la relación entre los macroprecios, las polí-ticas macroeconómicas y sus efectos sobre el sistema agroalimentariovéase Timmer, Falcon y Pearson (1985), así como Schiff y Valdés(1998, 2002).

    moneda nacional por unidad de divisa recibida al ex-portar22.

    Esto significa que la renta permite comprar bienesde consumo importados (por ejemplo, alimentos) aprecios atractivos, gracias a la apreciación del TCR, queejerce el efecto equivalente de un subsidio a las impor-taciones agroalimentarias. Pero, al mismo tiempo, larenta petrolera y su efecto sobre la apreciación del TCRinhibe el desarrollo de un sector exportador de bienesagroalimentarios. En consecuencia, al igual que para elresto de la economía no petrolera, para la producciónde bienes agroalimentarios se genera la existencia deun modelo de producción semiabierto (Mommer, 1988):abierto para las importaciones de bienesagroalimentarios y cerrado para las exportaciones deéstos. Así, Venezuela tenderá a presentarestructuralmente un saldo deficitario de la balanza co-mercial agroalimentaria (Gráfico Nº 5). Las importa-ciones agroalimentarias declinarán (en valores reales),sólo en la medida que la renta pierda importancia enrelación con el PIB total y se reduzca el poder de com-pra internacional que ella garantiza. De todos modos,las importaciones tienen un rol muy importante en lasdisponibilidades alimentarias de los venezolanos, puessu importancia no es la de un simple complemento a laproducción nacional, como sucede en la mayoría delos países no desarrollados del mundo y esta caracte-rística estructural se explica por la existencia de la ren-ta petrolera y las distorsiones que ella genera en el tipode cambio real23.

    En resumen, la tendencia natural de la economíavenezolana de apreciar el TCR obstaculiza el desarro-llo de la producción agroalimentaria nacional al restar-le competitividad frente a las importaciones. Tambiénle resta competitividad a las exportacionesagroalimentarias y ello impide el desarrollo del sectorexportador de bienes agroalimentarios para los cualesel país tiene ventajas comparativas debido a la dota-

  • AGROALIMENTARIAVol. 29, Nº 30. Enero-junio 2010 145

    Gráfico 4Relación entre la renta petrolera, los macroprecios y el SAV

    M ac ro pre cio s (T C R , ir, s r)

    P ro du cción

    Agroalimen ta ria

    C omerc io

    E xterio r Ag ro alimentario

    C o n su m o

    Agroa lim en ta rio

    Renta petrolera

    Fuente: Elaboración propia.

    Gráfico 5Venezuela: exportaciones agroalimentarias (XAA), importaciones agroalimentarias (MAA) y

    balanza comercial agroalimentaria, 1961-2008 (en millones de US$)

    Fuente: FAO (varios años); OCEI/INE (varios años).

    -10.000

    -8.000

    -6.000

    -4.000

    -2.000

    0

    2.000

    4.000

    6.000

    8.000

    10.000

    1961

    1963

    1965

    1967

    1969

    1971

    1973

    1975

    1977

    1979

    1981

    1983

    1985

    1987

    1989

    1991

    1993

    1995

    1997

    1999

    2001

    2003

    2005

    2007

    Mill

    ones

    de

    US

    $

    XAA

    MAA

    BAL.COM.Balanza comercialBalanza comercial

  • Gutiérrez S., AlejandroEl capitalismo rentístico y el Sistema Alimentario Venezolano (SAV) (129-150)146

    ción de factores. Esto se podría compensar, al menosparcialmente, a través del uso de la renta petrolera, porparte del Estado venezolano, para crear y ejecutar pro-gramas-políticas de subsidios y apoyo a la producción(por ejemplo, insumos y créditos subsidiados con tasasde interés reales negativas), inversiones públicas quecrean externalidades positivas (vialidad, electricidad,riego, servicios públicos en áreas rurales, etc.).

    La historia económica de Venezuela revela que huboperíodos en los cuales la transferencia de renta permi-tió un importante crecimiento de la producción agríco-la nacional, gracias al esfuerzo de políticas compensa-torias expresadas en subsidios a la producción por di-ferentes vías (crédito, insumos, construcción de bienespúblicos y semi-públicos), combinada con políticas pro-teccionistas que restringían las importaciones y le ase-guraban un mercado a la producción nacional24. No obs-tante, en la medida que el modelo de capitalismorentístico se hace inviable, es cada vez más difícil sos-tener en el tiempo este tipo de políticas.

    Otra consecuencia de tener un TCR apreciado es lanecesidad de tener una política comercial con altos ni-veles de protección para poder garantizarlecompetitividad en el mercado doméstico, a la produc-ción nacional. Esta política comercial tenderá a tenermayor efectividad para el caso de las importacionesagroalimentarias y muy poca en el caso de las exporta-ciones agroalimentarias, pues algunos estímulos que elEstado venezolano ha creado para promover exporta-ciones (como el subsidio a las exportaciones agrícolas,la devolución de impuestos, otros) terminan por nohacerse efectivos. Este tipo de políticas compensatoriasde la apreciación del tipo de cambio real distorsiona laasignación de recursos y, en muchos casos, estimula la

    24 Pinto Cohen (1984) concluyó que a diferencia de lo que se cree, laagricultura venezolana, fue un sector de gran dinamismo hasta fina-les de los 1970s. Durante casi tres décadas la actividad agrícola sediversificó, se amplió en rubros producidos, ocupación territorial ysistemas de producción. Durante la década de 1960 la agriculturacreció a un ritmo promedio de 5,8% y entre 1970 y 1980 lo hizo al3,8%. Tal ritmo de crecimiento fue superior al de la población y repre-sentó uno de los crecimientos agrícolas más altos en el mundo du-rante esas décadas. Entre 1950 y 1970 se duplicó la producción deorigen vegetal y más que se triplicó la de origen animal. Los cultivostradicionales café y cacao perdieron peso en su contribución al PIBagrícola, pues tuvieron un dinamismo inferior al de los cereales, laleche, la carne de aves, el sector pesquero, caña de azúcar, frutas y otrosrubros. Tales resultados evidencian que a pesar de los efectos negati-vos que ejercía el modelo de acumulación basado en al renta petrolera,particularmente la tendencia a apreciar el tipo de cambio real, el sectoragrícola logró crecer debido al impacto positivo de otras políticas quecompensaron el impacto negativo que en términos de competitividadejercía la apreciación real del tipo de cambio.

    producción de bienes agroalimentarios para los cualesel país no tiene ventajas comparativas.

    Por lo demás, la viabilidad de este tipo de políticasse ha reducido a partir de la década de 1990, cuando elpaís se obliga formalmente a acatar las normas de or-ganismos multilaterales como la Organización Mundialde Comercio (OMC), y/o decide participar de acuer-dos de integración económica o de comercio preferen-cial que incluye entre los compromisos la liberacióndel comercio entre los países socios y la no utilizaciónde subsidios a las exportaciones.

    La apreciación del TCR también distorsiona el pa-trón de consumo, al promover la demanda de bienesagroalimentarios importados, pues la apreciación ejer-ce el efecto equivalente de un subsidio a las importa-ciones, por lo que termina abaratándolas. Por ejemplo,Venezuela es un importante consumidor de trigo, el cualno se produce en el país; también necesita importargran cantidad de insumos (como maíz amarillo y tortasde soya) para producir alimentos balanceados para ani-males, especialmente en el caso de la carne de aves(alimento que es principal aportador de proteínas deorigen animal para los venezolanos). Otros alimentosque tienen alta importancia relativa como aportadoresde energía alimentaria o de proteínas presentan una altadependencia de las importaciones en relación con lasdisponibilidades para consumo humano (DCH). Porejemplo, según la Hoja de Balance de Alimentos delInstituto Nacional de Nutrición (2008), para 2007 lascalorías de procedencia importada representaban en ladisponibilidad para consumo humano (DCH), para va-rios grupos de alimentos, las proporciones siguientes:en cereales, 41%; azúcares y miel, 30,4%; legumino-sas, 79,1%; nueces y semillas oleaginosas, 95,7%; gra-sas visibles, 65,0%; leche y derivados, 49,3%; y carnesy huevos, 67,3%. En el caso de las proteínas, en ladisponibilidad para consumo humano (DCH) para losprincipales grupos de alimentos aportadores (de pro-teínas), la dependencia de las importaciones era la si-guiente: cereales, 54,8%; leguminosas, 78,3%; nuecesy semillas oleaginosas, 95,7%; grasas visibles, 65,0%;leche y derivados, 50,1%; y carnes y huevos, 67,7%.

    Las cifras anteriores revelan los bajos niveles deautonomía del SAV. Esto es una característica relevan-te de un país como Venezuela, que aunque dispone deventajas comparativas para la producción de algunosde los alimentos que importa, la disponibilidad de divi-sas provenientes de la renta petrolera termina por ge-nerar una alta dependencia de las importaciones de ali-mentos. Est