el caballo en las creencias griegas y en las de otros pueblos

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  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    1/41

    J. M. Blázquez

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    2/41

    J. M. Blázquez

    El caballo en las creencias griegas y en las de otros pueblos

    circunmediterraneosIn: Revue belge de philologie et d'histoire. Tome 45 fasc. 1, 1967. Antiquité - Oudheid. pp. 48-80.

    Citer ce document / Cite this document :

    Blázquez J. M. El caballo en las creencias griegas y en las de otros pueblos circunmediterraneos. In: Revue belge de philologieet d'histoire. Tome 45 fasc. 1, 1967. Antiquité - Oudheid. pp. 48-80.

    doi : 10.3406/rbph.1967.2666

    http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/rbph_0035-0818_1967_num_45_1_2666

    http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/author/auteur_rbph_1274http://dx.doi.org/10.3406/rbph.1967.2666http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/rbph_0035-0818_1967_num_45_1_2666http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/rbph_0035-0818_1967_num_45_1_2666http://dx.doi.org/10.3406/rbph.1967.2666http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/author/auteur_rbph_1274

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    3/41

    EL

    OABALLO EN LAS CEEENCIAS GRIEGAS

    Y

    EN

    LAS

    DE OTEOS PUEBLOS

    CffiCUNMEDITERRANEOS*

    Hace ya bastantes

    aiios que

    L. Malten (x)

    publicó

    sobre el tema

    de

    este trabajo un excelente estudio, que

    ha

    constituido hasta el

    momento

    presente

    el esfuerzo mas grande para conocer

    que

    signifi-

    cado ténia

    el caballo

    en

    las creencias griegas relativas

    a la

    vida

    ultra-

    terrena. L. Malten realizó un

    concienzudo

    anâlisis

    de

    todas las le-

    yendas y mitos en los que el caballo se

    podia

    relacionar con la ultra-

    tumba, al que afiadió

    el

    examen de varios relieves funerarios

    con

    representaciones

    de caballos.

    La

    conclusion a que llegó

    el

    sabio

    alemân

    fue

    que la presencia del caballo, como

    la de la

    serpiente

    y del

    perro,

    en estos

    relieves funerarios

    hay

    que

    interpretaria

    como

    «

    alte

    Erscheinungsform

    des

    Toten.

    Der

    Künstler,

    dem

    die

    Ersche

    inungsform zum «Symbol» geworden,

    verkoppelt sie

    und häuft

    damit

    in Pferd,

    Hund und Schlange

    auf

    einem und demselven Mo

    nument

    die

    «

    Merkzeichen

    »

    für die Toten». Esta tesis carece

    de

    valor

    para M. P. Nilsson 2),

    quien

    no

    ve

    en el caballo un animal

    chthónico, ni

    psicopompo,

    ni un daimon

    de

    la muerte, ni una

    forma

    de

    aparición del muerto. Otros investigadores se

    han ocupado de la

    posible

    signification del caballo o de su cabeza en relieves funerarios

    griegos,

    asi

    R. Herbig (3) crée que

    esta

    ultima indica sencillamente

    que

    el

    muerto esta

    heroirizado.

    Recientemente Charles

    Picard

    (4)

    (*) Agradezco la

    profesor

    F.

    Matz

    las

    muchas e importantes

    sugerencias

    sobre

    este

    tema, que han

    quedado incluidas en el

    texto,

    agradecimiento

    extensivo

    al

    profesor W.

    Dehn por su indicaciones en lo

    referente

    a la

    Prehistoria.

    (1) J

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    4/41

    EL

    CABALLO

    EN

    LAS CREENCIAS

    GRIEGAS 49

    pone

    reparos

    a

    aceptar

    la tesis

    de

    M.

    P. Nilsson y se inclina a

    ad-

    mitir la propuesta por L. Malten.

    Desde

    el

    trabajo

    de

    L.

    Malten

    no

    se

    ha

    vuelto

    a replantear

    el

    tema

    en

    un estudio monogrâfico.

    Desde

    entonces

    ha

    aparecido nueva

    documentación y

    la

    conocida se puede

    revisar

    desde puntos

    de

    vista

    distintos

    de

    los

    de

    L.

    Malten,

    que

    es

    lo

    que

    pretendemos

    con nuestro

    estudio, prescindiendo del examen

    de mitos y

    leyendas griegas, bien

    estudiados ya por este autor. Presentamos los

    prototipos

    del material

    arqueológico

    mas importantes

    para

    el tema.

    I. Epocas cretense, micénica

    y homérica

    Se unen las épocas creto-micénica y homérica por

    juzgar que

    poseen cierta unidad para el contenido de este trabajo. Los princi

    pales

    documentos

    que hay que examinar

    son

    : Las pinturas del

    sar

    cofago de

    Haghia Triada,

    tumbas con esqueletos

    o

    huesos de caball

    os articipación del caballo en el ritual funerario y

    terracotas

    de

    carros o caballos

    depositados

    en

    tumbas. Se

    compara

    el

    material

    su-

    ministrado por

    Grecia

    con el de otras regiones mediterrâneas, en

    busca

    de

    una mayor seguridad en la

    interpretación.

    Algunos autores

    han

    visto el

    documento

    mas

    arcaico

    de

    una

    rela-

    ción entre el caballo y las creencias de ultratumba en

    Grecia

    en

    una

    de las

    escenas

    laterales

    pintadas sobre el sarcofago de

    Haghia

    Triada, que

    se

    fecha hacia el

    afio 1400

    a. G.

    (*)

    y

    cuyas pinturas

    han sido

    recientemente limpiadas

    (2).

    La escena

    que

    interesa

    al

    tema

    de

    este trabajo représenta un carro tirado por dos caballos sobre el

    que

    marchan dos mujeres,

    una

    de las

    cuales empuna

    un lâtigo.

    Las

    escenas de este sarcofago, el documento mas importante

    de la

    pintura minoica,

    son de

    sobra

    conocidas

    de

    los

    estudios

    del Mundo

    Antiguo,

    para

    detenernos

    ahora

    en

    describirlas.

    Las

    escenas

    han

    sido

    relacionadas unicamente con el culto

    a

    los muertos por

    R.

    Pari-

    (1) S.

    Marinatos, Kreta

    und das mykenische Hellas (Munich 1959), p.

    44,

    lâm.

    XXVII-

    XXX F. Matz,

    Kreta,

    Mykene, Troja

    (Stittgart 1956),

    ρ 81,

    lâm. 47 ; P. Demargne, Die

    Geburt der griechischen Kunst

    (1965),

    p. 137, fig. 196.

    (2) D. Levi, Archaeology, 9, 1956, p. 192 ss. ; Annuario

    At. 33-34,

    1957, p. 290 s.

    4

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    5/41

    50

    J. M. BLÄZQUEZ

    beni

    (χ),

    F. ν. Duhn,

    A.

    Evans

    y Charles

    Picard

    2),

    o solo

    con el

    culto

    a

    los dioses por

    Petersen

    y

    Harrison (3). Para

    M.

    P.

    Nilsson (4)

    todas las

    escenas expresan la apoteosis del muerto,

    si

    bien bajo la

    forma

    del culto

    al dios. El

    carro

    arrastrado por grifos,

    segun este

    autor, transportaria solo

    al

    muerto deificado,

    al que acompafian

    las

    dos

    diosas

    del

    carro

    tirado por caballos. El

    difunto séria

    no

    un

    minoico, sino

    un

    aqueo. El intento

    mas importante para interpretar

    las pinturas y presentar una

    explicación

    coherente entre las diversas

    escenas del sarcófago, sobre las que S. Marinatos (5)

    confiesa

    abier-

    tamente

    que

    no se atreve a inclinarse por ninguna hipótesis, es el

    realizado ultimamente por

    F. Matz

    6),

    quien

    propone

    que

    las

    escenas

    pertenecen

    a

    dos

    ciclos

    ;

    uno

    en

    relación

    con

    el culto funerario, el

    segundo

    con el culto

    a la deidad. F.

    Matz sostiene

    que

    las dos figu

    ras,

    que

    después

    de

    la

    limpieza

    efectuada, se

    ha

    visto sin género

    de

    duda

    que

    son

    dos mujeres,

    que

    marchan sobre

    el

    carro tirado por

    caballos,

    son

    dos diosas. Como el

    difunto

    que

    se encuentra

    delante

    de la tumba

    es

    varón,

    hay

    que descartar definitivamente la

    hipót

    esis de

    los

    au tores, como D. Levis

    7), que

    creen que la escena del

    carro tirado

    por caballos represente la marcha del

    difunto

    a la otra

    vida.

    Descartada

    la tesis

    de

    que

    los

    caballos

    representados sobre

    el

    sar

    cófago

    de

    Haghia

    Triada

    (8)

    posean

    algun carâcter funerario, los

    (1) Mon.

    Ant.

    19,

    1908,

    p. 1

    ss.

    (2)

    Les Religions

    préhelléniques

    (Créta et

    Mycènes)

    (Paris

    1948), p.

    170 ss.

    (3) La

    bibliografia

    en

    F.

    Matz,

    Göttererscheinung und Kultbild im mimischen

    Kreta, Ak.

    Wiss. Lit.

    7,

    1958, p. 398 ss.

    (4) The Minoan-Mycenaean Religion and its Survivals in Greek Religion (Lund 1950), p. 426

    ss.

    (5)

    Op.

    cit.,

    p.

    102.

    (6) Göttererscheinung, p. 399 ss. Resefia de M. P. Nilsson

    en AJA 64,

    1960, p.

    197

    ss.

    (7) Archaeology, p.

    193

    ; Recien

    temen te

    J.

    Porter Manert

    (Antike Kunst 8, 1965, p.

    91

    s.)

    ha sostenido

    con buenos

    argumentos

    que

    los

    caballos del

    sarcófago de

    Haghia Triada

    son cabras salvajes.

    (8) El sarcófago de

    Hagia

    Triada plantea el problema de la fecha de introducción

    del caballo

    en

    Creta

    y

    Grecia.

    Todos

    los autores estân

    de

    acuerdo

    en

    que es de introduc

    ción

    ecien

    te.

    A.

    Evans, The Palace

    of

    Minos

    (Londres

    1935)

    V

    2,

    p. 786 ss., p. 831 ss. ;

    Charles

    Picard, Religions préhelléniques, p. 171 ;

    H.

    L. Lorimer,

    Homer

    and the Monuments

    (Londres 1950), p. 307 ss. ; G. Mylonas,

    AJA

    55,

    1951, p. 134 ss. ; C. Blegen, Troy.

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    6/41

    EL

    CABALLO

    EN

    LAS CREENCIAS

    GRIEGAS

    51

    documentos mas

    antiguos

    son

    las

    tumbas donde aparecen esqueletos

    completos de

    caballos

    o huesos

    de

    estos animales.

    Dos

    esqueletos de

    caballos,

    perfectamente conservados,

    que

    pertenecieron

    a

    un

    prin

    cipe,

    se

    han encontrado en

    el

    dromos de una tumba

    de tolos de

    Ma-

    ratón

    datada al

    final del

    HR II. M.

    Jameson (1) crée

    que

    estos c

    ballos

    eran

    los

    que condujeron al cuerpo del

    difunto

    a la tumba, que

    después fueron sacrificados,quemados

    y

    enlerrados en ella,

    como

    parte

    de

    la ceremonia

    funèbre. En Argos se

    ha

    descubierto recientemente

    una

    tumba, datada en el periodo

    hellàdico reciente III

    A2-B,

    que

    contenia dos crâneos humanos y un

    esqueleto

    de animal

    que

    podia

    ser un cabailo 2). Un

    esqueleto

    de caballo se hallo

    en

    una

    tumba de

    Nauplia

    (3).

    En Troya

    no

    se

    han

    encontrado

    huesos

    de caballos

    prâc-

    ticamente hasta Troya VI y no en tumbas, sino en los depósitos de

    las

    habitaciones

    4).

    La costumbre de enterrar con los difuntos caballos o

    carros

    se en-

    cuentra

    documentada

    en todo el Mundo Antiguo : Hispania,

    Toya

    (5)

    s.

    IV a. C.

    y

    La Pedrera de época de

    La

    Tène

    I

    (6) ; Gallia al

    co-

    mienzo de la

    Edad

    del Hierro (7)

    ;

    Tracia

    (8) ; Etruria

    en

    el

    periodo

    The

    Sixth Settlement

    (Princenton

    1953) III 1,

    p.

    10

    ;

    R.

    M. P. Nilsson, Homer

    and Mycenae

    (Londres

    1933), p.

    228

    ;

    AJA

    64, 1960,

    p.

    197.

    En

    Troya

    VI

    (1900-1350) aparece

    un

    numero

    tan reducido de huesos de caballo, y no

    en

    tumbas,

    sino en

    los depósitos de

    las

    habitaciones, que caba

    pensar

    que este animal era un articulo de alimento.

    (1)

    Archaeology

    13, 1960,

    p.

    33 s., fig. 2

    ;

    E. Vanderpool, AJA 63, 1959,

    p.

    280,

    lâm.

    74,

    fig. 6 ; G.

    Daux,

    BCH

    83,

    1959, p. 583 ss., fig. 7 ; E. Vermeule, Greece in the Bronze

    Age (Londres

    1964), p. 298

    ss.,

    lâm.

    XLVII

    B.

    (2)

    BCH 80,

    1956, p. 365, fig.

    7.

    (3) G.

    Mylonas, Ancient

    Mycenae. The Capital City

    of

    Agamennon

    (Londres

    1957), p. 83.

    (4) C.

    Blegen, /. c.

    (5) J. Cabré, El

    sepulcro

    de

    Toya, AEAE

    1, 1925, p. 90

    ss.,

    fig. 22.

    (6) J. Maluquer,

    Zephyrus

    10,

    1959,

    p.

    5 ss.

    ;

    E. Ripoll, Ampurias 21, 1959,

    p. 276.

    Segun

    me

    comunica amablemente A. Blanco

    en

    alguna

    necropolis ibérica de

    la

    provincia

    de Jaén

    también aparecen

    huesos de caballos

    depositados en las

    tumbas.

    (7) R.

    Joffroy, RAE8,

    1957, p. 7 ss. ; R. Joffroy-D.

    Bretz-Mahler, Gallia

    17, 1959,

    p.

    5 ss.

    ; G.

    Childe,

    PPS 17,

    1951

    , p.

    177 ss.

    En tumbas

    bohemias

    de

    la cultura

    de Bilany,

    fechadas al

    final

    del Hallstadt y en La Tène, se

    encuentran

    restos

    de carros (M. Zuffa,

    Enc.

    Art.

    Ant.

    II,

    p. 361).

    (8) G.

    Seure, BCH 49, 1925, p. 347

    ss. ; BCH

    25,

    1901, p.

    181

    ss. ;

    BCH 28,

    1904, p.

    210 ss. La costumbre tracia era enterrar

    junto al

    tûmulo el carro

    y

    los caballos. En el

    tumulo de Doukhova Moghila se han encontrado nueve carros, y

    en

    el de Jamboli tres.

    Bien

    conservados son los hallados recientemente

    en

    CiÖkovci.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    7/41

    52

    J.

    M.

    BLÂZQUEZ

    orientalizante

    :

    Regolini-Galassi

    (*),

    Fabiano

    2), Alonteleone

    de

    Spoleto

    3), Tomba del Duce en

    Vetulonia

    y

    Tarquinia

    (4) ; entre

    germanos (Tac. Germ.

    27),

    ilirios,

    belgas, wikingos (5) y escitas

    (Her.

    IV 71) (6) ; Anatolia, donde

    la

    costumbre escita fue

    introducida

    quizâs

    por los cimmerios y de la

    cual

    queda

    testimonio arqueológico

    en el tumulo NY

    de

    Gordion,

    datado a

    finales del s.

    VI

    a.

    C. que

    con-

    tenia los

    esqueletos

    de dos

    caballos (7).

    En

    Osmankayasi

    una tumba

    (1) L. Pareti, La Tomba Regolini-Galassi (Ciudad

    del

    Vaticano 1947),

    252,

    lâm.

    XXV

    ;

    p. 286 ss., Lâm. XXXI.

    Segun

    este autor este ultimo carro de cuatro

    ruedas

    era un carro

    funèbre ocasional, hecho

    expresamente

    para

    los

    funerales del

    difunto.

    Las

    bigas,

    por el

    contrario,

    eran

    las

    que

    se utilizaban en

    vida y parece

    que se quemaban

    sobre

    las piras.

    (2)

    P.

    Marconi-L.

    Serra,

    II

    Museo

    Nazionale

    délie marche in Ancona

    (Roma

    1933),

    p. 22.

    (3) V. Poulsen, Etruscan Art. Etruscan Culture, Land and People (Columbia 1962), p. 369,

    figs. 379-382 ; R. Hampe-Ε. Simon,

    Griechische

    Sagen in der frühen etruskiscken Kunts (Magun-

    cia

    1964),

    p. 63 ss., lâms. 22-25.

    (4)

    D. Randall-MacIver,

    Villanovans

    und Early Etruscans

    (Oxford 1924), p. 112.

    (5)

    Α.

    Alföldi,

    AC

    8, 1939, p. 347

    ss.

    ;

    Α.

    Berg. Mus. Aarb.

    1916-17,

    p. 1 1 ;

    Ada

    Arch.

    11,

    1940,

    p.

    99 ss.

    ;

    24, 1953,

    p.

    162 s.

    ; DevisnsKa

    Nova Ves. 1952,

    p.

    389,

    p.

    390

    ;

    Rhein.

    Vjbl. 15-16, 1950-51,

    p. 28.

    (6)

    E. Minns,

    Scythians and

    Greeks,

    (Cambridge 1913), p.

    149 ss.

    ; T. Rice,

    The

    Scythians

    (Londres 1957),

    p. 92

    ss.

    ;

    Max

    Ebert,

    Reall.

    Vorg.

    13,

    p. 68

    ss.,

    p. 80

    ss.

    ;

    M.

    P.

    Griaz-

    nov - E. A. Golomshtok,

    AJA

    37, 1933,

    p. 30

    ss.

    ; M.

    Rostovtzeff,

    Skythien

    und der Bos

    porus (Berlin

    1931), p. 330

    ss.,

    p.

    338,

    p.

    345 ss.,

    p.

    353,

    p.

    382 ss.,

    436

    s. Iranians and Greeks

    in

    south Russia

    (Oxford 1922), p. 47 ss., figs. 3-5 ;

    Grahame Clark,

    Antiquity 15, 1941,

    p. 50 ss. ; F. Dvorak, Praehistoria I, 1938,

    passim.

    (7) R. S. Young, AJA,

    60,

    1956, p.

    266.

    Para

    el

    tema del presente trabajo es funda

    mental

    la tumba

    aparecida recientemente

    en

    Salamina de Chipre (P. Dikarios,

    AA 78,

    1963, p.

    142 s.,

    p.

    152 s.,

    p.

    156 ss.,

    p.

    160,

    p.

    172, figs. 26,

    28-31 ; V. Karageorghis,

    AA 78,

    p. 548 s. ; Archaeology, 18, 1965, p. 282

    ss.

    ; Le rayonnement

    des

    civilisations grecque

    et

    romaine

    sur

    les

    cultures périphériques (Paris

    1955),

    p. 305 ss.

    ;

    BCH 89, 1965,

    p.

    268 ss., figs.

    68-69, 72, 80-82), perteneciente al periodo arcaico (s. VIII-VII) de enterrar caballos

    sacrificados

    en las

    tumbas de

    los

    personajes

    importantes.

    El

    primer

    sacrificio

    de

    caballo

    aparecio

    en

    1957

    en

    el dromos de

    la Ilamada

    tumba«

    Real»,

    en la

    costa

    este de

    la

    isla,

    y

    desde entonces

    la

    misma costumbre se ha observado

    en

    otras seis tumbas de este cemen-

    terio por lo menos. En

    el

    dromos de

    una

    tumba del mismo

    periodo

    excavado

    en 1962

    apareció

    el esqueleto

    de dos caballos uncidos a un

    carro.

    En varios

    casos

    se han hallado

    restos

    de

    esquetos

    de caballos con arneses

    o carros, asi

    dos

    en el

    dromos de

    la tumba n°

    31

    y

    uno en la n° 19. V. Karageorghis crée

    que

    esta

    costumbre pudo ser

    introducida en

    Chipre por

    los

    aqueos al final del segundo milenio A. C,

    y

    pervivió

    hasta

    el periodo ar

    caico. Otras

    huellas de

    sacrificios

    de caballos han aparecido

    en

    tumbas de Salamina data-

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    8/41

    EL CABALLO EN LAS

    CREENCIAS

    GRIEGAS

    53

    hitita arcaica contenia los esqueletos

    de

    unos

    pocos

    caballos

    y

    de

    un

    gran

    numero de

    asnos

    (1).

    Un

    texto

    del ritual funerario de un rey

    y

    de

    una

    reina hitita prueba la

    existencia de sacrificios de

    caballos

    y

    de carreras

    de

    carros

    2).

    En Palestina,

    en

    Hazor,

    se

    ha excavado

    recientemente una cueva cuyo estrato mas profundo

    guardaba

    la

    incineración

    de

    unos

    pocos caballos

    y

    de gran

    numero

    de

    asnos per-

    teneciente al periodo

    de los

    Hyksos

    y

    al Imperio Nuevo,

    con

    unos

    cuantos

    hombres, quizâs

    sus duenos

    (3). En

    el

    estrato superior,

    fe-

    chado en la

    Edad

    de

    Hierro I, habia

    la

    incineración de un nombre

    con un

    animal. Al

    final

    de la Edad

    del Bronce se data

    la incinera

    ción

    allada en Tell

    el

    Ajjul

    de caballos y asnos

    (4).

    También

    esta

    atestiguada en la propia

    China

    (5), donde

    en

    Shang

    das

    en

    el s. VII a.

    C,

    como

    en

    el dromos de una tumba en Kouklïa (Palaipaphos) con

    solo un esqueleto de caballo. En el dromos de

    la

    tumba n°

    47, también

    de Salamina, se

    hallaron

    dos caballos pertenecientes a

    una

    primera

    cremation

    datada

    en el

    s.

    VIII.

    En

    el siglo

    VII esta

    tumba fue

    utilizada para

    una

    segunda

    cremation,

    y

    se sacrificaron

    tres

    pares de

    caballos,

    no enterrados con sus carros. En el

    tumulo

    de la tumba n° 3

    pertene-

    ciente igualmente al s. VII se descubrieron

    sacrificios

    de caballos, desgraciadamente

    la

    tumba fue modernamente bastante destruida, pero quedan huellas del sacrificio a

    la

    entrada del dromos de dos parejas de

    caballos,

    cada uno enterrado con

    su

    carro. Los sa

     rifi ios

    de caballo

    se

    encuentran

    solo en

    tumbas de gentes

    ricas

    y aristócraticas ;

    las

    tum-

    bas

    nums.

    47

    y

    3

    pertenecen

    a

    dos

    miembros

    de la familia

    real

    de

    Salamina. Caballos

    sin carros fueron probablemente sacrificados a ciudadanos importantes. Un esqueleto

    y huesos de

    caballo

    se

    hallaron en tumbas

    de Politiko y Kalopside E. Gjerstad,

    Studies

    on

    Prehistoria

    Cyprus (1926),

    p. 81).

    (1)

    F.

    Schachermeyr, Anzeiger

    j

    ûr

    die Altertumswissenschaft

    14, 1961, p. 157 ss. ; K. Bit-

    tel, Die

    hethitischen

    Grabfunde

    von Osmankayasi

    (Berlin

    1958),

    p. 16, p.

    24,

    p. 63

    ss.,

    p.

    720,

    lâm.

    XI. Ya en

    tumbas reaies de

    la

    primera

    dinastia

    de Ur aparecen

    enterrados

    carros y

    conductores de

    carros.

    Cf. W. Woolley, The Sumerians (1928), p. 39

    s.

    En general cf.

    H.

    Behrens, Die

    neolithisch-frühmetallzeitlichen

    Tierskelettfunde des Alten Welt (1964).

    (2)

    H.

    Otten,

    Hethitische

    Totenrituale (Berlin 1958), p. 15, p.

    27,

    p.

    59,

    p. 61, p.

    79,

    p.

    81,

    p.

    118,

    p.

    138

    s.

    (3)

    IEJ

    8,

    1958,

    p.

    272

    s.

    (4)

    F. Pétrie, Ancient Gaza

    I,

    (Londres 1931),

    p. 45. También

    en Tell el Aëêûl, en

    Négelo,

    en la

    segunda mi

    tad

    del Bronce II cf.

    A. G.

    Barrois, Manuel

    d Archéologie

    biblique

    (1953),

    p. 282

    s.,

    p. 290

    s.

    Sacrificios de asnos

    se mencionan en las

    tabletas de

    λΐ3π

    y de

    Raschâmra. Cf. C. H. Gordon, Ugaritic Literature.

    A

    comprensive

    Translation

    of the

    Poetic

    and

    Prosetexts

    (1949), p.

    43,

    p.

    133,

    fig.

    11.

    (5)

    W. Watson, Archaeology in

    China

    (Londres 1960),

    p. 46 ; China before

    the

    Han Dyn

    asty (Londres

    1961), p.

    88 ss., fig. 22, lâm. 11

    ; Hsia

    Ναι, Archaeology 16, 1963,

    pp.

    177-

    179 ; L. Woolley, Ausgrabungen

    lebendige

    Geschichte

    (1958),

    fig. 38.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    9/41

    54

    J. M. BLÂQUEZ

    Tsun Ling,

    en la

    provincia de Honan, se

    documenta

    un enterra-

    mien

    to

    de carros

    de

    madera

    con

    caballos,

    datado

    entre

    los s.

    XI-

    VIII a. C. Esta costumbre

    se

    remonta a la

    Prehistoria (x) y

    siguió

    en

    vigor

    en

    Grecia

    y

    en

    el

    Imperio

    Romano,

    aunque

    muy posible-

    mente

    con significado diferente.

    En

    tiempo

    de Pisistrato,

    cuando

    murió

    Cimón, hijo de

    Milciades, tres

    veces vencedor

    en ölimpia

    con

    la

    misma

    cuadriga,

    se

    enterraron junto a su

    tumba sus

    caballos (Her.

    VI, 103). Un esqueleto de caballo ha aparecido en la

    tumba

    n.

    437

    de

    Olinto

    y huesos en la n. 376 ; D. Robinson (2) se inclina a

    aceptar

    que

    estos enterramientos

    de

    caballos

    son

    de fecha posterior

    a

    las

    tumbas.

    Caballos

    y

    perros

    enterrados con sus duefios estân

    documentados también en Tesalia (3). En Roma el orador Regulo

    (Plin.

    Epist.

    IV,

    2,

    23)

    4),

    sacrificó,

    junto

    a

    la

    hoguera

    en

    que

    se

    quemaba

    el cuerpo del hijo, sus caballos de tiro y silla, sus ruisefiores,

    sus

    periquitos,

    sus mirlos

    y

    sus perros,

    grandes y

    chicos. La razón

    de

    estos sacrificios

    de caballos,

    después depositados en las tumbas

    de

    sus duenos, en la época micénica, obedece muy probablemente

    a

    la

    misma causa por

    la que Aquiles quema

    en

    la

    hoguera

    de su

    amigo

    Patroclo 4

    caballos,

    9 perros, 12

    prisioneros

    troyanos,

    ademâs

    de

    bueyes y

    ovejas (//. XXIII

    171-174)

    (5).

    Los

    objetos que son

    (1) F. Hancar, Das Pferd in

    prähistorischer

    und füherhistorischer

    Zeit

    (Munich 1955), p.

    271 s., p. 275 s. ;

    F. Benoit,

    Uhéroisation

    équestre (Aix-en-Provence

    1954), p. 34 ;

    F.

    Scha-

    chermeyr,

    Poseidon und

    die Entstehung des griechischen

    Götterglaubens

    (Berna

    1950), p. 49 ss. ;

    J. M. Bläzquez,

    Ampurias 21,

    1959, p.

    281 ss.

    (2) Excavations

    at

    Olynthus,

    XI, Necrolynthia

    (Baltimore 1942), p. 79, p.

    90 s.,

    fig. 20.

    Junto a

    una

    tumba arcaica de Roma ha aparecido el esqueleto de un caballo, probable

    mente

    o pertenece a la sepuitura próxima. Cf.

    E.

    Gjerstad, Early

    Rome,

    I

    (Lund 1953),

    p. 122, fig. 143.

    (3)

    Poll. V,

    47 ;

    Anth.

    Pal.

    VII, 304.

    (4)

    Habebat puer

    mannulos multos

    et iunctos et solutos, habebat

    canes maiores

    minoresque, habebat

    luscinias,

    psilaccos,

    mendas,

    omnes

    Regilus

    circa

    rogum

    tncidauil.

    En

    este

    caso,

    como

    en el

    testamento de Lingon (CIL XIII,

    5708),

    por influencia

    pitagórica

    existe probablemente

    la

    creencia de que

    el

    interesado

    seguia

    utilizando

    estos

    objetos

    en la

    otra vida, creencia que

    también podia ya darse en el

    caso de Cimón y

    en el

    de los

    caballeros tesalios.

    Cf. J. Ba-

    chofen,

    Die

    Unsterblichkeitslehre der orphischen Theologie

    (Basel

    1958),

    passim. Resena

    en

    F.

    Matz,

    Gnomon 33, 1961,

    p.

    62 con algunas consideraciones

    que

    se refieren al

    tema

    de

    este trabajo. Tambien Germania

    36,

    1958, 468 ss.

    (5) El

    arte etrusco

    représenté esta escena

    varias veces, pero

    siempre

    se

    fijó

    en el sacri-

    ficio

    de

    los

    prisioneros troyanos,

    no en el

    de los

    perros

    y caballos y

    demâs

    animales,

    como

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    10/41

    EL CABALLO EN LAS

    CREENCIAS

    GRIEGAS

    55

    propiedad de

    los

    difuntos

    tienen

    que acompafiar a

    sus

    duenos

    en

    las tumbas

    (1). La costumbre

    de

    estos sacrificios en época micé-

    en

    la

    «Tomba

    François»,

    de

    finales del

    s.

    II

    o

    comienzos

    del

    s.

    I

    a.

    C.

    (M.

    Pallottino,

    La

    peinture

    étrusque

    (Ginebra 1952), p.

    115 ss.

    ;

    F.

    Merssesrschmidt, Nekropolen

    von

    Vulci

    (Berlin 1930), p.

    153 ss.)

    ;

    en la

    cista

    etrusca hoy en Londres

    (H.

    Th. Bossert, Hellas

    und Rom (Berlin

    1936),

    lâm 260), en el sarcófago de

    Torre

    San

    Severo,

    de

    principios

    del

    siglo

    III

    a. C. (R. Herbig,

    Die

    jüngeretruskischen Steinsarkophage (Berlin 1952), p. 40 s.,

    lâm. 36

    a-b)

    y

    en

    varios vasos etruscos (J. D.

    Beazley,

    Etruscan Vase-Painting (Oxford

    1947), p. 8 s., p. 88s., p. 137 s.). Huesos de perros sacrificados y enterrados con sus duefios

    se documentan ya en la época micénica

    (G. Mylonas,

    Ancient

    Mycenae, p.

    83

    ; AJA

    52,

    1948,

    p.

    72 s.

    ;

    A Companion

    to

    Homer (Londres

    1963), p.

    478 ss.

    ; M. P.

    Nilsson,

    Grie

    chische Religion

    2 I,

    p. 178 ss.)

    en

    la

    tumba I

    de Asine ;

    en

    la tumba real de Dendra,

    en

    el

    dromos

    de la

    tumba

    6

    de

    Tebas

    y

    en las

    tumbas

    505

    y

    533

    del

    cementerio de

    Kalkani.

    También se conocen huellas probables de

    sacrificios

    humanos efectuados el dia

    del

    sepelio ;

    seis esqueletos

    se

    han hallado

    encima

    de la puerta de

    la tumba

    de corredor 15

    en la

    parte

    baja de

    Micenas,

    un

    esqueleto encima de la

    puerta de

    la

    Tumba VII de Prosymna ; un

    esqueleto

    en

    la tumba 505 del cementerio de

    Kalkani,

    que segun G.

    Mylonas {Ancient

    Mycenae, p. 83),

    pueden

    considerarse

    con cierta seguridad testimonios

    de

    sacrificios

    y

    confirmarian

    los versos homéricos alusivos a los

    sacrificios

    de prisioneros troyanos (M.

    P. Nilsson, Mycenaean

    Religion,

    p. 351 ; Griechische Religion

    a

    I, p. 352). También

    en una

    tumba

    de cupula de

    Midea

    se han hallado

    huellas seguras

    de

    sacrificios humanos,

    que per-

    sisten en

    Grecia hasta

    la

    época de

    la batalla

    de Salamina

    (Plut. Them. 13

    ;

    también en

    Salamina y Lapithros en Chipre, en el

    periodo

    geométrico cf.

    V. Karageorghis,

    Archae

    ology,

    p.

    549

    s.).

    Sobre

    los

    sacrificios

    humanos en

    la

    mitologia

    griega.

    Cf.

    J.

    Forsdyke,

    Greece

    before

    Homer.

    Ancient

    Chronology and Mythology

    (Londres 1956),

    p. 133 ss.

    Crâneos

    de

    perros

    sacrificados

    se

    han

    encontrado

    (M. P. Nilsson, Homer and Mycenae, p.

    155

    s. ;

    Ch. Picard, Religion préhelléniques,

    p. 288),

    fuera

    de Grecia

    junto al esqueleto

    de

    un rey,

    Straton,

    en un

    sarcófago de

    Sidon

    (O.

    Hamdy-Bey-Th.

    Reinach, Une

    nécropolis royale

    à

    Sidon

    (Paris

    J892), p.

    27).

    Huesos de animales sacrificados

    se

    han recogido

    en

    tumbas

    chipriotas, en la tumba

    η

    °

    69 de Katydhate apareció

    el

    esqueleto de un

    camello, en la

    tumba n° 10

    de

    Lapithros

    esqueletos de animales,

    al

    igual que

    en la tumba

    n. 201

    s.

    Tamb

    ién e documentan

    esqueletos de bueyes,

    como en las

    tumbas nums.

    9

    y

    18

    de

    Politiko,

    al igual que un esqueleto

    de

    perro,

    y

    en

    diferentes

    tumbas huesos

    de pâjaros E. Gjerstad,

    Studies,

    p.

    75,

    p.

    77,

    p.

    81). En Italia los sangrientos combates

    que

    se

    celebraban

    con mo·

    tivo

    del

    sepelio

    y

    que

    originaron los

    juegos de

    gladiadores,

    no

    son

    mâs que

    los primitivos

    sacrificios

    humanos

    camuflados. De su

    existencia

    se

    conoce documentación abundante

    en las

    pinturas itâlicas, tan

    to

    de Etruria, « Tomba degli

    Auguri », fechada

    hacia

    el afio

    530 a. C.

    (M.

    Pallottino, /. c,

    p. 40), como

    del resto

    de

    Italia, tumbas

    de

    Paestum del

    siglo IV a. C. {FA

    9,

    1956,

    p.

    29,

    p.

    36, fig. 63

    ;

    FA 12, 1959, n° 2871,

    lâm.

    XXXIII

    ;

    F.

    Weege,

    Jdl

    24, 1909, p. 113 ss.) y

    en

    Tracia,

    Kasanlik

    en

    época helenistica (C.

    Ver-

    diani, AJA 49, 1945, p. 403 ss.).

    (1) M. P. Nilsson, Homer and Mycenae, p. 154 ss. ;

    Griechische

    Religion1

    I

    p. 178, p. 376 ;

    en las

    p.

    375,

    p.

    378 ss.,

    cita

    el autor tumbas

    de

    época micénica

    donde aparecen huesos

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    11/41

    56

    J. M. BLÄZQUEZ

    nica

    responde, pues, probablemente

    a la creencia de que

    los objetos

    de

    los muertos

    son propiedad

    de

    ellos

    y

    no a lo de que

    los

    difuntos

    utilizan estos

    objetos en

    la

    vida de ultratumba,

    creencia esta

    atesti-

    guada

    claramente

    en

    época

    romana

    (Luc.

    De

    luctu

    XIV,

    Philops.

    XXVIII ; Plin. Epist.

    IV

    2, 23)

    (*),

    no documentada en Homero,

    pues

    el

    pasaje

    de

    la Nekyia {Od. XI

    567 ss.)

    que présenta al

    gigante

    Orión

    persiguiendo

    en la

    ultratumba las mismas fieras

    que en vida

    es

    interpolado

    y

    probablemente de origen

    pitagórico segun

    F. Cu-

    mont

    (2). No

    hay que descartar la

    hipótesis

    de que

    estos

    sacrificios

    formaran parte del ritual funerario.

    Sacrificios de

    caballos a los muertos

    se

    conocen en Grecia, baste

    citar

    a Diomedes (Str. V 215),

    Marmax

    (Paus. VI

    21, 7) y

    Menelao

    (Eurip.

    Hel.

    1258).

    Una

    huella

    de

    esta

    costumbre se

    encuentra

    pro

    bablemente

    en

    Euripides, Ale. 443,

    cuando

    escribe

    el

    poeta que

    después de la muerte

    de

    Alcestes

    cortaron la crin,

    en Tesalia, a los

    caballos. También

    con

    ocasión de la

    muerte

    de Calano (Plut.

    Alex.

    69, 3). Antes

    de

    la batalal

    de

    Leuctra, Pelopidas sacrificó

    en la tumba

    de

    la hija

    de

    Skedaros yeguas blancas que aparecieron

    en el momento de

    la ofrenda (Plut. Pel. 22).

    de

    diferentes

    animales como bueyes,

    corderos, pâjaros,

    ovejas y cabras. El sacrificio de

    bueyes

    fue

    prohibido

    en

    la

    época

    de

    Solón.

    Cf.

    F. Cumont,

    Lux

    Perpetua

    (Paris

    1949),

    p. 29 ss. Ccn esta

    misma significación

    probablemente

    en

    Grecia

    se

    siguió enterrando a

    los guerreros con sus armas todavia

    en

    el s. VIII a. C. en Atica (A. Brueckner-E. Per-

    nice,

    AM

    18, 1893,

    p.

    107 ss.), en Thera

    (F.

    von Gaertringen,

    Thera

    II

    (1903), p.

    119

    ;

    H. Dragendorff, Thera II,

    p.

    77,

    p. 126, p.

    306 s.

    arcaica, p.

    577

    hellenistica y

    en Assar-

    lik (W.

    R.

    Paton, JHS

    8,

    1887,

    p. 68).

    La costumbre

    aparece

    ya

    en

    el mundo

    micénico

    cf. E. Vanderpool,

    AJA

    67,

    1963, p. 280 s.,

    lâms.

    62-63, fig. 8. En época mâs reciente

    pervivió esta

    costumbre

    entre los griegos

    del

    Ν.

    como en una tumba

    macedónica de Que-

    ronea (G. Sotiriades, AM

    28,

    1903, p. 301),

    en una tumba

    real de Kovl-Oba,

    en

    Kertsch

    (S. Reinach, Antiquités du Bosphore cimmérien (Paris

    1892),

    p. 11) y

    en

    tumbas helenisticas

    del

    sur

    de

    Rusia

    y

    Pérgamo

    (P.

    Jacobsthal,

    AM

    33,

    1908,

    p.

    433).

    En

    Etruria

    se

    deposi-

    taban a

    veces

    en

    las tumbas objetos usados por los propios difuntos (Cf. L. Pareti, /. c,

    p. 129), lo que prueba esta creencia también. En este sentido es importante el relieve pro-

    cedente de Tarento fechado a

    finales

    del siglo V a. C. sobre

    el

    que estân representadas

    varias

    armas,

    la coraza, el

    yelmo, la espada y

    el escudo.

    Sobre la coraza hay

    el

    prótomo

    de

    caballo (R. Lullies, AA 72,

    1957, p.

    401,

    fig.

    21).

    (1)

    F. Cumont, Recherches sur le

    symbolisme funéraire

    des Romains

    (Paris

    1942),

    p.

    405,

    p.

    439

    s.

    (2)

    Symbolisme

    funéraire, p.

    439,

    p. 369.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    12/41

    EL

    CABALLO EN LAS

    CREENCIAS

    GRIEGAS

    57

    En

    la

    época

    micénica

    y homérica el caballo se

    halla documentado

    en relation con

    el

    ritual funèbre

    con

    ocasión del sepelio

    de los

    per-

    sonajes

    importâtes,

    como

    en

    tres

    estelas

    con

    pinturas

    y escenas

    en

    relieve

    procedente

    de la rumba

    V de

    Micenas, fechada en

    el SHI,

    que representan carros.

    Los autores

    que han estudiado estas estelas,

    desde

    H. Schliemann

    y Ch.

    Tsountas, hasta G. Karo

    y A.

    Evans,

    interpretan

    las

    escenas

    de carro,

    como combates en

    los

    que parti-

    ciparon

    los difuntos.

    G.

    Mylonas (χ),

    en

    un

    reciente

    estudio

    sobre

    estas

    estelas,

    descarta

    esta teoria

    y propone

    la nueva tesis

    de que el

    contenido

    de

    estas

    representaciones

    formaba

    parte de los

    ritos fu

    nèbres

    celebrado con

    ocasión del enterramiento

    de

    los personajes

    importantes. Estas

    estelas

    de

    Micenas,

    segun

    G.

    Mylonas

    2),

    se-

    rian

    la prueba

    mas antigua

    de la

    existencia

    de tal

    rito. El mismo A.

    Evans

    acepta

    que

    competiciones

    de

    carros

    con ocasión del

    funeral

    son

    tradicionales en

    Creta

    (3)

    La

    tesis de G. Mylonas

    y

    A. Evans

    es

    tanto mas

    aceptable

    por el hecho de hallarse

    atestiguadas

    en

    época

    homérica (4)

    carreras

    de

    carros con

    ocasión de

    las

    pompas funè

    bres, como

    en

    los funerales

    de

    Patroclo

    (//. XXIII

    6

    ss.),

    tema este

    ultimo que

    inspiró

    al pintor

    Sophilos una

    bella

    composition

    sobre

    un fragmento de dinos

    hallado en Pharsalos,

    fechado entre los afios

    580

    y

    570

    a.

    C.

    (5)

    y

    a Kritias

    una

    segunda

    sobre

    el

    Vaso

    François,

    datado hacia

    el

    ano

    575

    (6). Se conoce abundante documentation

    grâfica de este rito funèbre en

    la

    cerâmica del periodo geométrico :

    ânforas protoâticas

    y

    plaças

    âticas

    del

    Museo

    Metropolitano de Nueva

    York (7), ânfora del periodo

    geométrico

    del Museo del

    Louvre,

    y

    crâtera

    geométrica

    procedente del

    Dipilón y

    de la Colección Lagu-

    nillas

    8),

    ânforas

    geométricas de

    Cleveland

    y Atenas 9),

    anfora

    (1) G. Mylonas, AJA

    55,

    p. 134

    ss.

    ; S. Marinatos,

    /.

    c, p. 108

    ss., figs. 146-147.

    (2) Cf.

    Ancient

    Mycenae, p.

    110.

    (3) G.

    Mylonas,

    AJA

    55,

    p.

    147,

    fig.

    55.

    (4) M. P. Nilsson, Homer and Mycenae, p. 40 ; Mycenaean Religion, p. 616 ss.

    (5) M. Robertson,

    Griechische

    Malerei (Ginebra 1955), p. 57 ss.

    (6) P.

    Arias-M.

    Hirmer, Tausend Jahre griechische Vasenkunst (Munich

    1960),

    p. 7,

    figs. 40,

    42.

    (7) J.

    Boardman,

    BSA

    50, 1955,

    p.

    54 ss.,

    lâm.

    4; J.

    M. Cook, BSA

    35, 1934-35,

    p.

    179 s., p. 184 s.,

    lâms.

    47, 50.

    (8)

    F. Villard,

    Mon.

    Mém. Piot. 49, 1957,

    p. 17 ss. ; RA

    32,

    1949, p.

    1065

    ss.

    (9) J. M.

    Cook,

    BSA 42,

    1947, p.

    149

    ss.,

    lâms. 21-22 ; G. Nottbohn, Jdl

    58,

    1943,

    p. 1

    ss.

    ;

    A. D.

    Fraser, AJA

    44,

    1940, p.

    457 ss.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    13/41

    58

    J. M. BLÂZQUEZ

    âtica

    arcaica de Oxford (1),

    crâtera

    âtica arcaica

    de

    Munich 2),

    ânfora

    de

    Leiden 3), etc. etc. El papel del caballo en

    estas

    pinturas

    es doble,

    Ilevar

    el

    cadaver a la tumba

    y participar en los

    juegos

    fu

    nèbres

    en

    honor

    del

    difunto,

    ya

    en

    carreras de jinetes,

    ya

    de

    carros,

    cuyos

    dos

    cometidos se

    encuentran

    magnificamente expresados

    en

    la

    gran crâtera

    de Atenas

    990 4),

    fechada

    a

    mediados del

    s.

    VIII a.

    G.

    El carâcter funerario de estas

    carreras

    de jinetes

    o de carros

    (5)

    la

    admiten

    todos los investigadores

    (6), que estudian

    esta

    pintura

    vascular.

    Aparecen a partir del ano 1.300 a. C.

    en tumbas

    micénicas dimi-

    nutos carros de terracota,

    entre

    las ofrendas

    funerarias. La

    signi-

    ficación

    que hay que dar a estas figuras no ha sido todavia bien de-

    terminada y

    se

    han

    propuesto diversas interpretaciones,

    como

    la

    de

    que

    eran simples

    juguetes,

    tesis propuesta por G. Mylonas

    (7).

    Otras veces

    son diminutos

    caballos

    de

    terracota los depositados,

    (1) J. M. Cook, BSA

    35,

    p. 181, lâm. 38 ; J. M.

    Davison,

    Yale Classical Studies 16, 1961,

    passim

    ;

    F.

    Matz, Die geometrische und früharchaische Form

    (Frankfort

    1950), p.

    292,

    p.

    402,

    lâms.

    187-189,

    lâms.

    193-194.

    (2)

    M.

    Robertson, /. c, 36 ss.

    (3)

    Gids

    voor

    de

    verzameling

    van

    griekse

    Vasen

    (1955),

    p.

    7

    s.,

    fig.

    1.

    (4) J. M.

    Davison, /.

    c, p. 36

    s., fig.

    25 ; P.

    Arias-M. Hirmer, /.

    c, p. 21

    ss., fig. 5.

    (5) M.

    Robertson, /. c,

    p.

    35 ss.

    ;

    R.

    Hampe,

    Ein frühattischer

    Grabfund

    (Maguncia

    1960),

    p.

    60 s.

    ; M.

    P.

    Nilsson,

    Griechische Religion

    I, p.

    176,

    p.

    377.

    (6) Tambien

    en

    Etriria estas carreras formaban parte

    del

    ritual funèbre : « Tomba

    délie

    Olimpiadi»,

    pintada

    entre los

    afios

    525-520 a. C. (R. Bartoccini-C. M. Lerigi-M. Mo-

    retti,

    La

    Tomba

    délie

    Olimpiadi (Milan 1959), figs.

    13-16,

    figs.

    25-30

    ; R. Bartoccini,

    Atti

    VII

    Congr. Intern.

    Arch.

    Clas. (Roma

    1961), p.

    177 ss.)

    ; «Tomba

    délie

    Bighe

    »,

    datada ha-

    cia el ano 490 a.C.

    délie Iscrizioni» en

    Tarquinia (F. Weege,

    Etruskische Malerei (La

    Haya

    1921), lâms.

    1-2,

    fig.

    81

    ; M.

    Pallottino,

    l.

    c,

    p.

    61 ss.)

    ; « Tomba

    del Colle Casuc-

    cini», de

    comienzo del

    s. V a. C. (G.

    Giglioli, /.

    c, p.

    34,

    lâm.

    CCII, 1)

    y del « Depos

    ito

    e

    Dei»

    segundo

    cuarto

    del

    s.

    V

    a.

    C.

    L.

    Banti, Die

    Weltder

    Etrusker

    (Stuttgart

    1960),

    p.

    287,

    lâm. 66)

    en Chiusi.

    Se

    conoce

    cipos

    fechado

    a

    finales del

    s.

    VI a. C.

    procedentes

    de

    esta

    ciudad

    con relieves que representan carreras

    de

    carros

    (G.

    Giglioli,

    l.

    c,

    p.

    29 s.,

    lâm. CXLVIII, 1). Estas competiciones funerarias de carros se conocen también

    en Paes-

    tum,

    en el

    s. IV

    a.

    C. (A. W.

    van Buren,

    AJA

    59,

    1955, p.

    30,

    lâm.

    86,

    fig. 1 1) y

    en

    Tracia

    en la

    tumba citada C. Verdiani, /. c, p. 415, figs.

    7,

    10-11, 13 ;

    A.

    Vassiliev,

    Das antike

    Grabmal bei

    Kasanlak. (Colonia 1859), lâms.

    2-4,

    11,

    22-30, 41-44.

    Cf.

    L.

    Malten,

    RM

    38-39, 1923-24,

    p.

    300 ss.

    (7) G.

    Mylonas,

    Ancient

    Mycenae, p. 78.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    14/41

    EL

    CABALLO EN LAS CREENCIAS GRIEGAS

    59

    como en

    una tumba de cupula de Menidi

    (1), de cronologia no

    muy

    concreta, pues sus

    cerâmicas

    van desde las

    micénicas hasta

    las

    de

    figuras negras. Estas terracotas

    es

    frecuente

    encontrarlas en

    tum

    bas 2), en

    tumbas

    arcaicas

    etruscas

    (3),

    y en

    tracias, principalmente

    en las fechadas entre los

    siglos

    II y

    III,

    y en

    ibéricas

    4), etc. La

    cos-

    tumbre

    de depositar diminutos

    caballos o

    carros de terracotas en las

    tumbas pervive

    en Grecia

    y

    Roma

    en

    plena época

    historica,

    como lo

    prueban

    los

    caballitos recogidös, en

    una

    tumba

    griega de

    Ampu-

    rias

    5),

    de

    época helenistica y

    los encontrados

    en tumbas roma-

    nas 6). Tanto

    G. Giglioli

    (7),

    P. Ducati

    (8) y

    L. Malten

    9),

    como F.

    Gumont

    (10),admiten

    que

    estos carros y

    caballos no

    son

    me-

    ros objetos

    de

    juguete, sino objetos simbólicos

    que indican

    claramente

    que

    en la edad arcaica existia la creencia de

    que

    los caballos se

    utilizaban en

    el

    viaje

    al Hades. Esta tesis,

    seguramente,

    no

    es muy

    aceptable,

    pues

    la

    creencia en este viaje en

    la

    fecha

    de algunas de

    estas piezas, como

    las micénicas,

    ibéricas, o etruscas, no se puede

    probar

    (11).

    El hecho de que los

    cadâveres

    fuesen conducidos en

    carros a la

    tumba, ya en

    la época

    micénica, pues en tumbas

    de

    Pilos,

    se

    han

    descubierto huellas

    de

    ruedas en el suelo (12),de

    que en ocasio-

    nes se

    enterrasen caballos

    en las tumbas y

    de que

    el caballo

    intervi-

    (1)

    M. P.

    Nilsson, Griechische

    Religion2

    I, p.

    380.

    (2) M.

    Gimbutas, The Prehistory of

    Eastern

    Europe

    (Cambridge

    1956),

    p.

    68,

    p.

    78 s.,

    lâm.

    XVI

    ; F. Hancar, /.

    c.

    p.

    38,

    p. 105 ss., lâm. II

    6,

    lâm.

    III

    2-3 ; S. Foltiny, AJA

    63,

    1959, p. 53 ss.

    (3) Carros de

    Fontecucchiaia,

    Orvieto, Tarquinia, Capodimonte y caballos de

    Piti-

    gliano y

    Vetulonia. Cf. J. M. Blâzquez,

    Ampurias 19-20, 1957-58,

    p. 31.

    (4) J. Serra Râfols,

    AEArq 73, 1948,

    p. 383

    ss.

    (5) M. Almagro, Las necropolis de Ampurias,

    I

    (Barcelona 1953), p. 332 s., fig.

    301.

    (6) H. Deringer, Jahresb.

    43,

    1956-58, p. 149 ss. ; T. Leslie Shear, AJA

    34,

    1930,

    p.

    430, fig.

    20 ; de época de Néron.

    (7)

    St.

    Etr. 3,

    1929,

    p.

    474

    ss.

    (8) Mont. Ant.

    39, 1943,

    p.

    413.

    (9)

    Jdl

    p.

    223.

    (10) Lux Perpetua,

    p.

    287.

    (11) En Etruria

    en el

    periodo

    arcaico,

    al que

    pertenecen

    los carros citados, existia la

    creencia de

    ser las

    tumbas moradas de

    los difuntos (J.

    M.

    Blâzquez, Cuad.

    Trab. Esc. Esp.

    Hist.

    Arq.

    Roma,

    9,

    1957,

    p.

    49 ss.)

    ;

    la creencia

    también esta

    atestiguada en Grecia (Plat.

    Fed.

    81 d).

    (12) S. Marinatos, πρακτικά, 1960,

    p.

    251.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    15/41

    60

    J. M. BLÂZQUEZ

    niera

    activamente

    en

    los

    juegos

    funèbres,

    explicaria

    satisfactoria-

    mente

    la

    presencia de estas terracotas en

    las

    tumbas. Ellas

    aluden

    simplemente

    a

    la

    especial participación del caballo en las ceremo

    nias funèbres.

    En

    este sentido es muy significativo el carro funèbre

    acompanado

    de

    jinete, en

    terracota de

    Vari, Atica,

    fechado

    alrede-

    dor del afio

    600

    a. G.

    (*) que

    reproduce exactamente los auténticos

    carros

    funerarios, bien

    conocidos

    por

    la

    pintura sobre

    la

    cerâmica

    geométrica

    (2) . Esta participación del caballo

    en

    las ceremonias fu

    nèbres

    explicaria

    probablemente

    la hipótesis de

    Charles

    Picard

    (3)

    de que unos

    versos de

    Homero (//. XVII 434-435)

    sugieren la idea

    de que

    se

    colocaban

    esculturas

    con

    representaciones

    de caballos

    sobre las tumbas de

    las

    mujeres.

    II.

    Epoca arcaica

    Los principales

    testimonios

    de este periodo

    que

    interesan

    al

    con-

    tenido

    de este trabajo

    son

    :

    la

    estela

    de

    Chrysapha, y

    las

    âticas

    con

    representaciones

    de

    jinetes

    o

    de

    carros,

    los

    prótomos de caballos sobre

    vasos âticos de figuras negras, y el texto

    de

    Herodoto

    citado

    anterior-

    mente

    referente

    al sacrificio

    de los

    caballos

    de

    Cimón.

    La

    estela

    de

    Chrysapha

    de

    finales

    del

    s.

    VI

    4),

    représenta

    a

    un

    hombre

    entronizado que

    sostiene un kantharos en

    su mano

    derecha

    y

    una granada en la izquierda ; un perro se encuentra a sus

    pies

    y

    un caballo en

    el

    ângulo superior derecho.

    La

    granada

    es

    un sim-

    bolo

    de inmortalidad,

    tanto en

    Grecia como

    en

    Italia,

    y

    a la

    repre-

    sentación

    del

    caballo

    hay

    que

    atribuirla seguramente el mismo

    sig-

    nifîcado que

    a

    los prótomos de caballo

    de

    las

    ânforas

    atenienses y

    de

    los

    relieves

    con el tema del

    banqueté funèbre,

    de los

    que se hablarâ

    (1)

    E.

    Vanderpool,

    AJA

    61,

    1957,

    p.

    281,

    lâm.

    84,

    fig.

    9

    ;

    R.

    Hampe,

    /.

    c,

    p.

    73,

    lâm.

    46 ; G. Richter, Greek Art

    (Londres

    1959), p. 219 s., fig. 322 ;

    P.

    Démarque, /. c, p. 335,

    fig. 451 Una

    terracota y

    una pintura de

    vaso

    de figuras

    negras

    représenta magnificamente

    la

    conducción

    del

    cadaver

    en carro

    y

    el cortejo funèbre. Cf.

    P.

    Gardner, Sculptured Tombs

    of

    Hellas

    (Londres 1896), p. 6, figs. 3-4.

    (2)

    H. Marwitz, Antike

    und Abendland 10, 1961,

    p.

    7 ss.

    ;

    G.

    Mylonas,

    A Companion

    to

    Homer, p. 478

    ss.

    ;

    E.

    Hinrighs, Annales Universitatis Saraviensu, 4, 1955, p.

    124 ss.

    (3) BCH, p.

    455.

    (4)

    L. Malten, Jdl,

    p.

    218,

    fig.

    9.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    16/41

    EL

    CABALLO EN LAS

    CREENCIAS

    GRIEGAS

    61

    mas adelante,

    indica que

    el

    personaje

    esta heroirizado, lo

    que

    tam-

    bién

    senala la

    granada.

    Fragmento superior de

    estela

    procedente

    de

    Lamptrai,

    Atica

    (Fig. 1) 1), con

    la

    figura en relieve

    de

    un

    jinete que

    conduce

    al

    paso

    a

    dos

    caballos.

    A los lados se encuentra siluetados un hombre y

    dos

    mujeres

    todos colocados de perfil y con

    las

    manos sobre la

    cabeza. Se fecha este fragmento

    entre

    los anos

    575 y

    545 a. C.

    Mitad

    inferior

    de estela procedente del Atica. Se ven las piernas

    de

    un guerrero defendidas por caligines. El guerrero

    Ileva

    lanza

    (2).

    En la parte

    inferior

    de la estela

    se

    esculpió un guerrero en el momento

    de

    subir

    a

    un carro tirado por

    4

    caballos guiados por un auriga, escena

    frecuente

    en

    vasos àticos.

    Se

    fecha este

    fragmento

    entre los

    anos

    540-530 a. G.

    Parte

    inferior de

    estela hallada

    en

    Roma,

    hoy conservada

    en el

    Museo Barraco.

    De la figura superior

    solo quedan

    los

    pies,

    sin

    calzado

    y

    la

    extremidad de la lanza. El

    relieve

    inferior représenta a un jinete,

    colocado de perfil, que camina, como

    las

    figuras de

    las estelas an-

    teriores, a la

    derecha.

    Su fecha es

    alrededor

    del afio

    525 a. G. (3).

    Estela de Lyseas, hallada

    en

    Velanideza. En

    la parte superior se

    pintó de perfil un hombre,

    barbudo, que viste

    chitón,

    manto

    y calza

    sandalias.

    Su

    mano derecha

    Ileva

    un kantharos

    y

    su

    izquierda

    unas

    hojas

    de

    laurel ( ?). Un

    jinete

    marcha

    al

    galope en la pintura

    de

    la

    parte inferior.

    Su

    fecha es el ultimo tercio del s.

    VI (4).

    Parte

    inferior

    de una estela

    con

    pintura

    de

    un

    jinete desnudo que

    camina a la derecha.

    De

    la misma

    fecha

    que la

    estela anterior

    (5).

    Se fecha

    hacia

    el

    525

    a.

    G. una

    estela debida

    a

    un artista jonio,

    hoy

    conservada

    en el Museo de Antigüedades de

    Gonstantinopla

    (6)

    (1) G.

    Richter,

    The archaic

    Gravestones of Attica (Londres 1961),

    p.

    18 ss.,

    fig. 68.

    (2)

    G. Richter,

    Handbook,

    p.

    63,

    fig.

    75

    ;

    Catalogue

    of

    Greek Sculptures

    in

    the

    Metropolitan

    Museum

    of

    Art

    (Cambridge 1954), p.

    13 s., lâms. XIX-XX

    ; Archaic Greek

    Art (Nueva York

    1949), p. 76 s., fig. 126.

    (3) G. Richter, Gravestones, p. 45 ss.,

    fig.

    154 ; F. Gerke,

    Griechische

    Plastik in archaischer

    und klassischer Zeit (Zurich 1938), p. 229 s., fig. 81.

    (4) G. Richter,

    Gravestones, p.

    48, figs.

    159-160.

    (5) G. Richter, Gravestones, p. 48 s., figs. 163-164.

    (6) K. Friis

    Johansen,

    The

    Attic

    Grave-Reliefs of the Classical Period

    (Copenhague 1951)

    p.

    77, figs.

    346 ; M.

    Schede,

    Meisterwerke

    der

    türkischen

    Museen zu

    Konstantinopel

    I

    (Berlin,

    1928), p. 3, lâm. III.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    17/41

    62

    J. M. BLÂZQUEZ

    con

    figuras en ambos

    lados

    ; en el

    que aqui

    interesa, el

    escultor

    co-

    locó

    dos escenas superpuestas, en la

    de

    arriba un jinete que marcha

    a pie acompafiado por

    un

    sirviente

    y un

    perro

    ; la inferior

    représenta

    una cuadriga.

    Sin negar que estas escenas, en

    las

    que

    intervienen

    caballos,

    pueden

    interpretarse sencillamente

    como una

    alusión

    a la

    profesión del di-

    funto

    en

    vida, y asi las

    interpréta

    en

    la estela

    del Museo

    de

    Constan-

    tinopla

    K.

    Friis Johansen

    y

    G.

    Richter piensa para el

    jinele

    de

    la

    estela de

    Lyseas que su

    presencia

    indica que

    el difunto

    poseia

    c

    ballos

    de raza

    ;

    quizâs estas composiciones en

    las

    que participan

    c

    ballos

    sean

    los

    primeros

    documentos,

    como

    sugiere J. Svoronos,

    que

    representan

    personajes

    heroizados

    (1).

    Las

    razones

    que

    inducen

    a

    proponer esta hipótesis son las siguientes :

    En la estela précédente

    de

    Lamptrai

    la actitud

    de las

    figuras late

    rales,

    que contemplan al jinete,

    con las

    manos sobre

    las

    cabezas,

    indica claramente que la

    persona

    central

    esta

    muerta,

    pues es

    la

    misma con

    que

    aparecen

    hombres

    y mujeres

    en escenas

    de

    Ilanto

    alrededor

    de cadâveres,

    sobre

    terracotas (2)

    o en

    pintura

    vascu

    lar3), que

    cuenta

    con una

    larga tradición en

    las

    escenas

    de

    Ilanto

    funèbre en

    el

    Mediterrâneo,

    pues esta

    documentada ya en uno

    de los

    lados

    laterales

    del

    sarcófago de

    Ahiram

    de

    Biblos

    4),

    del

    s.

    XI-X

    a.

    C.

    En relieves

    funerarios

    de fecha posterior los difuntos heroiza

    dosarchan

    a

    caballo o

    acompafiados de

    sirvientes y perros. El

    (1) Del mismo modo

    F. Cumont {Symbolisme

    funéraire p. 439

    s.)

    y J. Aymard (Essai

    sur

    les chasses romaines

    des

    origines à la fin du

    siècle des

    Antonius (Paris

    1951),

    p. 513 ss.),

    creen

    que

    las

    escenas de caza sobre

    relieves funerarios romanos poseen un

    sentido

    religioso. Sin em

    bargo hay que admitir que

    en

    alguns estelas de guerreros se représenta un

    verdadero

    com-

    bate, en

    los relieves con jinete de Villa Albani (R.

    Lullies, Griechische

    Plastik (Munich

    1960),

    p. 65

    ss.,

    fig.

    179) fechado en el

    s. V y

    en el

    de

    Doxileos, del afio

    394

    a.

    C.

    (R. Lull

    ies,

    /.

    c,

    p.

    70,

    fig.

    192)

    o

    en

    las

    estelas

    de

    Nnason

    y

    Rynchon de

    Tebas

    (A.

    Rumpf,

    HdA IV

    1,

    p. 1 18,

    figs.

    4,

    6,

    lâm. 37), fechadas entre los

    afios

    440 y

    410.

    (2) G. Richter,

    Archaic Greek

    Art,

    p. 8,

    fig. 8

    ;

    Handbook,

    p.

    221, fig.

    327.

    Tanto

    G.

    Richter,

    como

    K.

    Friis Johansen

    aceptan

    que

    todos estos

    relieves representan personajes

    heroizados.

    (3)

    E. Buschor,

    Grab eines

    attischen Mädchens

    (Munich 1959), p.

    26, fig. 10

    ;

    E. Pfuhl,

    Malerei und

    Zeichnung

    der Griechen

    (Munich

    1923),

    p.

    549,

    p.

    551, figs. 539, 553

    ; M. Ro

    bertson,

    /. c, p. 147 ;

    A. Rumpf,

    I.e. lâm.

    8,

    fig. 5 ; P.

    Arias-M.

    Hirmer, /. c, p. 70, figs.

    128-129.

    (4) H.

    Bossert, Altsyrien

    (Tübinga 1951),

    p. 30,

    fig. 440.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    18/41

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    19/41

    64

    J. M. BLÀZQUEZ

    III.

    Epoca clâsica

    Los

    relieves funerarios en

    los que

    aparecen caballos en

    este periodo

    obedecen a varios prototipos

    :

    escenas de despedida,

    de

    veneración,

    de banqueté

    funèbre y otras distintas

    composiciones.

    En Atenas en este periodo

    en

    las estelas se representan esculpidas

    lekythoi

    con escenas

    de

    despedida

    (Figs.

    2-3).

    La temâtica responde

    casi

    siempre

    a un esquema muy uniforme. En

    uno

    de

    estos

    lekytoi

    se

    ve

    un viejo con barba, envuelto en un manto

    y sentado,

    delante

    se encuentra un guerrero de pie,

    detrâs

    esta colocado un caballo

    guiado por un joven

    (1).

    Sobre

    un

    segundo

    lekythos

    la

    escena

    se

    complica

    con

    la

    presencia

    de

    mayor numero

    de

    personas y

    actitudes mas movidas

    2), pues

    intervienen cinco personas y un caballo ;

    un joven

    de

    pie, que

    ofrece

    su

    mano

    derecha a un

    segundo.

    Detrâs de ellos

    esta colocado

    un

    jinete ; el caballo

    esta

    en

    actitud

    de galopar. Encima

    de

    la

    grupa

    del

    caballo, en distinto piano, hay

    una

    mujer

    sentada, colocada de

    per-

    fil.

    Una joven se apoya

    sobre

    sus hombros. Generalmente las per

    sonas

    que

    despiden estân de pié, no sentadas. En

    el lekythos de Po-

    lymedes (3) el guerrero esta delante del caballo,

    al que

    un joven

    de

    snudo

    sujeta. Esta escena

    es

    una

    de

    las

    mas

    sencillas.

    Una

    de

    las piezas mas bellas (4) es

    la

    estela de

    Panaitios

    fechada

    a

    comienzos del s.

    IV

    a.

    C.

    Sobre ella se esculpió un lekythos con un

    efebo

    desnudo que

    juega

    con un aro comparable con el pintado sobre

    una

    crâtera

    ateniense

    de comienzos del

    s.

    V a. C.

    (5) y

    un ânfora

    sobre la

    que se ve un

    guerrero (Panaitios) que viste chiton

    y petasos

    y

    Ileva

    dos espadas ;

    su caballo

    se encuentra

    detrâs

    y delante un

    viejo

    envuelto en

    manto, que

    tiende la

    mano al guerrero,

    seguido de un

    muchacho. Todas

    las

    figuras estân colocadas de perfil, como

    es fre-

    cuente

    en

    estas

    escenas. Sobre

    el lekythos

    de Hegemon

    (6)

    la

    escena

    (1)

    A. Conze,

    Die

    attischen

    Grabreliefs (Berlin 1900), p.

    159,

    fig.

    745.

    (2)

    A. Conze, /. c, p. 231 s.,

    fig.

    1073.

    (3) A. Conze,

    Λ

    c, p.

    218,

    fig. 1024.

    (4)

    A. Conze,

    /. c, p.

    228,

    fig. 1062.

    (5)

    M.

    Robertson, /. c, p. 98 ;

    P.

    Arias-M. Hirmer, /. c, p. 157, p. 79 s., fig. 155, fig.

    157.

    (6)

    A. Conze, /. c,

    p.

    230,

    fig. 1065.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    20/41

    EL

    CABALLO EN LAS

    CREENCIAS

    GRIEGAS

    65

    es

    muy

    semejante, en

    lo referente

    a las

    figuras centrales

    con

    alguna

    diferencia en los vestidos. Su fecha

    es

    muy próxima a la del lekythos

    anterior.

    Parecida

    composición

    con

    una colocacion de

    las

    figuras

    diferente

    es el

    tema de

    una

    estela

    rectangular (1) ; el difunto dando

    la mano a la esposa,

    en presencia del

    caballo,

    el

    sirviente

    y

    dos

    perros.

    En

    el lekythos de Pheidestratos (2), varias personas

    contemplan

    la

    despedida. El

    difunto extiende su

    mano

    a

    su madré, detrâs

    de

    ella

    se encuentra en

    actitud triste

    el padre. Un

    joven

    situado

    detrâs

    de Pheidestratos le

    toca

    el hombro con un gesto de

    indidarle que

    todo

    esta dispuesto para

    la

    partida. Detrâs se

    halla

    el caballo. En

    la

    estela

    de

    Aristókles (3) se

    représenta

    ya la

    marcha,

    el

    jinete

    va de

    Camino,

    seguido

    de un

    servidor

    a

    pie.

    Todas

    estas

    escenas,

    en

    las

    que

    participa el caballo, representan

    la despedida

    del difunto de sus

    seres

    queridos. En los relieves en los

    que

    aparecen

    perros,

    la presencia

    de estos

    animales

    pareceria indicar

    que

    el

    escultor

    representó

    la

    caza

    con

    carâcter funerario,

    tema que F.

    Gumont reconoce que

    posée esta significación desde

    muy

    antiguo y

    que

    prosiblemente

    es

    la que hay que dar a

    las

    escenas

    de

    caza de

    león y

    jabali

    del sarcófago

    de

    la necropolis real de Sidón, fechado

    a

    comienzo del

    s. IV

    a. C. (4),

    a

    las

    del Ilamado sarcófago de Alejandro,

    que

    procède de

    la

    misma

    necropolis,

    datado

    entre los arlos

    360

    y

    320 a.

    G.

    (δ),

    a

    las

    de

    dos

    re

    lieves

    funerarios, en uno

    de

    los

    cuales

    el

    jinete

    se enfrenta con

    un

    jabali, en

    una

    actitud parecida a la que

    se observa en un sarcó

    fago

    del

    Museo

    de

    Siracusa

    (6),

    de

    época romana imperial

    7),

    en el

    segundo

    con

    un león

    8), y

    a las del sarcófago de

    Chipre, fechado

    (1)

    A. Conze, /. c,

    p.

    240,

    fig. 1111.

    (2)

    A.

    Conze

    /.

    c,

    p.

    243

    s., fig. 1

    127.

    Una

    bella

    estela con

    escena

    de

    despedida

    et

    la

    existente en

    Moscu. Cf.

    H.

    Diepolder, Die attischen Grabreliefs des 5 und 4 Jahrhunderts υ.

    Chr. (Berlin

    1931),

    p. 37

    s.,

    lâm. 32.

    (3) A. Conze, /. c, p. 256,

    fig. 1161

    ; J. Svoronos, Das AthenerNationalMuseum

    (Atenas

    1908), p. 330 s., lâm. 52.

    (4) R.

    Lullies,

    /. c, 70 s., fig. 193, fig. 197.

    (5)

    G. Lippold, HdA, V, 1, 1960,

    p. 288, lâm.

    82,

    fig.

    2.

    (6)

    F. Benoit, /. c,

    p.

    58,

    lâm. XXI,

    fig. 1.

    (7) J. Aymard,

    /. c,

    p.

    513 ss.

    (8) J. Svoronos,

    /. c,

    p.

    660,

    lâm.

    CLXXXIV.

    5

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    21/41

    66

    J.

    M. BLÂZQUEZ

    alrededor

    del afio

    500

    a. C.

    (1).

    Si bien, como también el nifîo y el

    perro

    se

    encuentran

    en escenas

    no

    de caza en

    estelas, como

    en las pro-

    cedentesde Egina,fechada hacia

    el afio

    420 a. C.

    (2) y

    de

    Ilissos 3),

    datada

    en

    la

    segunda

    mitad

    del

    s.

    IV

    a.

    C,

    cabria

    admitir

    que

    las

    citadas escenas no representen necesariamente la partida a una cace-

    ria. El

    principal problema que plantean estas escenas

    para el tema

    déleste trabajo

    es el mismo

    que aparece

    en otros

    relieves de

    los

    que se

    hablarâ

    mas adelante, si existia en

    Grecia, como

    Etruria (4) y

    Paes-

    tum 5),

    la

    creencia

    de que

    el caballo era un animal psicopompo, lo

    que se

    examina

    una vez

    que

    se

    haya presentado

    el

    material que

    puede

    arrojar luz

    sobre este

    problema. Adelantaremos la

    opinion

    de

    que

    en

    estas

    escenas

    de

    despedida,

    con

    el

    caballo

    preparado

    para

    la

    marcha,

    probablemente

    se representé simplemente, bajo

    la

    forma

    de

    la

    partida a un

    viaje, la

    idea de la marcha a

    la otra vida, sin

    que

    el caballo

    haya que

    atribuirle

    necesariamente

    un significado

    especial,

    pues en otros muchos relieves

    funerarios

    el caballo no se halla pre

    sente a

    la

    despedida

    (6).

    Las pinturas de

    las lekythoi

    âticos, del

    s.

    V,

    fabricados

    expresa-

    mente para ser depositados en

    las tumbas,

    ofrecen

    diversos

    temas

    de carâcter funerario, como ofrendas a

    las tumbas

    7), pintura fe-

    chada

    entre los

    afios

    450-44 a.

    C.

    ;

    Caronte

    con

    su

    barca

    transpor-

    tando muertos (8), datada hacia el ano

    430

    a. C. ; Thanatos e Hip-

    nos

    depositando al guerrero

    muerto en el sepulcro, fechada

    hacia

    los

    anos

    450-440

    a.G. (9) ;

    jóvenes ante

    las tumbas

    (10),

    del tercer cuarto

    (1)

    G.

    Richter, Animals in

    Greek

    Sculpture (Oxford 1930), p·

    21,

    fig. 89.

    (2) R.

    Lullies, /. c,

    p.

    66,

    fig.

    182.

    (3)

    A. Lullies, /. c,

    p.

    79 s.,

    fig.

    226

    ;

    A. Conze, /. c,

    p.

    221,

    fig.

    1033.

    (4) J. M.

    Blâzq.uez, Ampurias

    19-20, p.

    67 s.

    (5) FA 12, 1959,

    n° 2871,

    lâm. XXII, fig.

    71.

    (6)

    A.

    Conze,

    /.

    λ,

    figs.

    1002, 1006,

    1061

    a,

    1074, 1088,

    1112,

    lâms.

    CXCVI,

    CXCIX,

    CCXX,

    CCXXIII-CCXXIV, CCXXVI,

    CCXXXII.

    (7) W. Schmalenbach, Griechische

    Vasenbilder

    (Basel

    1948), p.

    37, fig. 138

    ;

    E. Pfuhl,

    /.

    c.

    p. 549

    s., figs. 532, 541, 544, 547, 549. Para todos

    estos temas. Cf.

    A. Fairbanks,

    Athenian Ukytiwi I-II

    (Nueva

    York

    1907-1914),

    passim.

    (8) W.

    Schmalebach,

    /. c, p.

    37, fig.

    141 ; E. Pfuhl, /. c, p. 138, p. 549 s., figs. 542,

    551 ; E. Buschor, Von griechischen Kunst (Munich 1956), p. 138, fig. 44.

    (9) M.

    Robertson, /.

    c, p. 150 s. ;

    E.

    Busghor, Von griechischer Kunst, p. 139, fig. 45 ;

    P.

    Arias-M. Hirmer,

    /. c,

    p.

    89,

    fig.

    184.

    (10)

    M.

    Robertson, /. c,

    p. 143.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    22/41

    EL CABALLO EN

    LAS CREENClAS

    GRIEGAS

    67

    del

    s. Va.G.

    ; despedida del guerrero ^jdatada hacia elano 430 a.

    G. ;

    duelo

    de

    una

    joven ante el cadaver de su prometido,

    de la misma

    fecha

    (2)

    ;

    mujer

    u

    hombre

    sentado ante

    las tumbas,

    de

    finales

    del

    s.

    V

    a. G.

    (3) ; sefiora y

    su

    doncella,

    fechada hacia

    el

    ano

    440

    a. G.

    (4)

    etc. etc.. Las pinturas de estos

    lekythoi en las

    que intervienen

    ca-

    ballos

    mâs

    bien son

    escasas.

    En alguna

    de ellas,

    como

    en la

    del

    lekythos

    conservado en el Museo del Louvre, fechada a finales del

    s.

    V,

    en la

    que se

    ve

    un jinete junto a

    una tumba, la

    actitud de

    este,

    que

    es la

    que frecuentemente tiene

    el

    muerto

    en estos

    vasos

    5),

    parece

    indicar

    que

    el ceramista pintó un tema

    de

    los

    relieves funerarios,

    un jinere

    difunto 6).

    También

    se

    pintó

    otras

    veces

    jinetes en

    actitud

    de

    combate

    (7).

    Un

    relieve

    extraordinariamente importante para el contenido

    de

    este estudio es el conservado en el Museo de Berlin,

    que

    se data

    hacia

    el

    ano 400.

    Procède

    de Cumas

    y

    se labró

    probablemente en

    algun

    taller de

    la Magna

    Grecia.

    Ha sido

    bien descrito por

    G. Blümel

    (8) ;

    R. Herbig

    (9) hace ya bastantes afios y recientemente Charles Pi

    card (10)

    Ilamaron

    la

    atención de

    su

    importancia. Représenta

    a

    un

    jinete que

    viste

    chitón

    y

    manto

    y cubre la

    cabeza

    con

    un

    petaso ; el

    caballo

    esta en

    actitud

    de

    galopar

    con

    ambas patas

    delanteras

    le-

    vantadas.

    Sigue al

    grupo

    una

    mujer

    que Ileva

    himation

    y

    chitón.

    Detrâs de la

    cabeza

    del caballo serpentea una culebra,

    cuya

    cabeza

    esta dentro

    de

    un recuadro, delante del

    jinete

    en actitud

    de

    venera

    tionAnakalypsis) estân colocados por orden

    de

    estatura descendente

    seis personas,

    seguramente

    toda una

    familia. En la

    pared cuelga un

    casco empenachado

    y un

    aspis

    circular. La escena esta

    encua-

    (1) M. Robertson,

    /. c, p. 144 s.

    ; P.

    Arias-M.

    Hirmer,

    /. c,

    p.

    90, figs. 186-187.

    (2) M.

    Robertson, /. c,

    p.

    147

    ;

    E. Pfuhl, /. c.

    p.

    549,

    fig.

    553.

    (3)

    M.

    Robertson,

    /.

    c,

    p.

    152,

    p.

    154.

    (4) G.

    Nicole,

    La peinture des vases grecs (Paris 1926), p.

    39,

    lâm.

    LVI 6 ; E. Pfuhl,

    /. c, p. 554, figs. 529-530 ; Arias-M. Hirmer, /. c, p.

    90,

    fig.

    185.

    (5)

    G.

    Nicole, /. c, p.

    39,

    lâm.

    LVI

    b.

    (6) E. Pfuhl, /. c, p. 550

    s., figs. 540,

    550 ; M. Robertson, /. c, p. 154

    ss.

    (7) G. Nicole,

    /.

    c, p.

    39,

    lâm.

    LVI

    b.

    (8)

    Katalog der griechischen Skulpturen des fünften

    und

    vierten

    Jahrhunderts

    v.

    Chr. (Berlin

    1928), p.

    76,

    lâm. 86.

    (9)

    Le.

    (10) BCH p. 455 s.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    23/41

    68

    J. M. BLÂZQUEZ

    drada arquitectónicamente por dos columnas

    a

    los lados

    y

    un

    friso

    de

    palmetas

    en la parte

    superior.

    La postura de los brazos de tres

    miembros

    de la

    familia y

    de la

    esposa senala que

    estân delante de una persona

    heroizada,

    es

    decir

    de un muerto ;

    la

    presencia de la

    serpiente refuerza

    este

    significado,

    ya que como M. P. Nilson

    (x)

    escribe :

    «

    la culebra que

    se

    representé

    muy frecuentemente

    en el

    arte geométrico, Ilegó

    después

    a

    ser

    un

    simbolo

    distintivo del

    muerto, de la que

    se

    podria prescindir,

    si el

    muerto

    se

    representaba en forma humana».

    Todo

    ello indica que

    el grupo de

    jinete

    y

    caballo en

    los

    relieves

    funerarios hay

    que inter-

    pretarlo

    generalmente como la

    representation

    de

    una persona

    heroi

    zada,

    y

    por

    lo tanto

    la

    presencia

    del

    caballo

    indica

    que

    su

    duefio

    esta heroizado

    (2).

    Esto

    mismo

    confirma el

    relieve

    del s.

    II

    a.

    C.

    procedente del Asklepeion de

    Atenas,

    en el que encima del

    jinete

    esta

    escrito Θεόδωρος ώρως (Fig. 4)

    (3).

    La heroización del muerto

    bajo

    la

    forma

    de

    un jinete, comoJ. Svoronos (4) escribe,

    apareció

    pri-

    mero

    en

    Atica

    (Fig. 5)

    y

    fue particularmente frecuente en el s.

    IV

    a. G. en Beocia (Fig. 6), Norte de Grecia y Asia Menor.

    Se

    conocen

    dos relieves

    datados

    en

    la segunda

    mitad del s. IV pro-

    cedentes

    de Tanagra

    y

    de Atenas respectivamente,

    con

    escenas un

    tanto originales.

    En

    el

    primero

    el

    héroe esta

    de

    pie delante del

    c

    ballo,

    y

    alarga un recipiente

    a

    su esposa que

    vierte el contenido

    de un

    vaso, entre ellos

    hay

    colocado un altar

    rectangular.

    Detrâs de la

    esposa se

    encuentra

    un

    matrimonio

    que hace

    el conocido

    gesto de

    veneration y dos

    ninos colocados

    delante de él. El

    escultor repre

    senté

    bellamente

    una

    ofrenda

    a

    un

    difunto

    (5). En

    el

    relieve hallado

    en el

    Atica,

    el

    jinete

    esta de pie delante

    del caballo, su esposa

    de-

    (1)

    Griechische

    Religion

    2,

    I,

    p.

    199.

    (2) Al mismo prototipo, aunque con

    una composición

    mucho mis sencilla, obedecen

    los dos relieves

    del Museo National

    de Atenas (J. Svoronos, /.

    c ,

    p. 359,lâm. XXXIII,

    figs.

    3, 7,

    este ultimo

    pertenece

    al

    s.

    III

    y procède de

    Laurión).

    (3) L. Malten, Jdl, p. 218, fig. 11 ; J. Svoronos, /. c, p. 350 s., lâm^XXXIII,fig.8.

    (4)

    L. c,

    p.

    351. En Tesalia aparecen

    también

    algunos relieves que

    caen

    dentro del

    tema

    de este trabajo. Cf.

    H. Biesantz,

    Die thessalischen Grabreliefs (Maguncia 1965),

    p.

    12 Κ 17, con Totenmahl ; p. 31 L 50 todos

    de

    la primera mitad del s. IV ; p. 11 Κ 13 ;

    p. 18 Κ 28 del cuarto del

    s.

    V.

    (5) M. P. Nilsson,

    Griechische Religion », I,

    p.

    184 ss.

  • 8/18/2019 El Caballo en Las Creencias Griegas y en Las de Otros Pueblos

    24/41

    EL CABALLO EN LAS

    CREENCIAS

    GRIEGAS 69

    tras,

    y

    delante

    del grupo un nombre

    al que

    el

    jinete

    entrega

    una

    palma ( ?) (1). Se

    pueden

    citar

    otros varios relieves funerarios,

    que

    obedecen a distintos prototipos, en

    los

    que

    la

    presencia del jinete in-

    dica la heroización

    del difunto (Fig.

    7)

    Asi en un relieve

    hallado

    en

    el Pireo 2), fechado en el s.

    IV a. G.,

    el

    jinete

    esta

    de

    pie

    ante una

    serpiente enroscada

    en el

    suelo

    3),

    como

    en

    un segundo ejemplar

    de la misma

    fecha,

    guardado

    en

    el

    Museo

    de

    Siracusa,

    en el que en

    la escena

    intervienen

    mayor numero de

    personajes, pues el

    jinete se

    encuentra en el

    centro con

    cornucopia,

    visto

    de

    frente

    y

    colocado de

    lante

    del caballo ; en el

    lado

    derecho se

    halla

    un

    guerrero de

    pie, y

    en el izquierdo un joven

    de

    perfil, que

    le ofrece

    un

    casco

    (4) La

    cor

    nucopia,

    que

    también

    sostienen

    algunos difuntos

    en los

    banquetes

    funerarios (5), refuerza el significado

    de la

    presencia de la serpiente

    y caballo.

    Los relieves funerarios

    con

    el tema el banqueté funèbre (Fig. 8)

    son abundantes

    en la

    segunda

    mitad del s.

    IV

    y

    en la época

    hele-

    nistica.

    La

    composition

    es muy uniforme. En

    la

    escena participan

    una pareja sobre

    una kline

    ; el

    varón

    echado,

    la

    esposa

    sentada

    a

    sus

    pies ; él

    suele

    levantar un rhytón

    o

    una

    phiale

    en

    su mano derecha,

    mien

    tras

    sostiene la izquierda un vasopequeno,

    delante de

    la

    kline

    esta

    colocada la mesa

    con los alimentos, las

    Ilamadas

    πυραμίδες

    por

    los

    autores

    antiguos, debajo

    de

    la mesa

    o detrâs de la pareja

    serpentea

    una

    culebra (6).

    Suele

    estar

    presente

    un servidor, colocado junto

    a una

    gran crâtera y

    también varias

    personas,

    hombres, mujeres

    y ni-

    fios, que levantan su brazo

    en

    la postura

    ya

    registrada

    en otros

    relie

    vesfunerarios, a veces conducen

    un

    animal, oveja, o cerdo.

    Con

    frecuencia

    en el ângulo superior

    se

    halla un prótomo de caballo

    asomado

    a

    una

    ventana, mas rara

    vez

    todo

    el

    animal

    entero. La

    (1)

    G.

    Blümel,

    /.

    c,

    p.

    77,

    lâm.

    87.

    (2) J.

    Svoronos, /. c,

    p. 360

    s.,

    lâm. XXXIII, fig.

    5.

    (3) M. P. Nilsson

    [Griechische Religion ,

    I, p. 197), escribe que

    la

    presencia de

    la culebra

    se hizo

    tan

    necesaria en

    los

    relieves

    que

    aparece

    enroscada a un ârbol,

    cuando el

    héroe

    se

    représenta a caballo, como

    en

    un relieve ateniense del s.

    III a.

    C. (J.

    Svoronos, /.

    c, p.

    351,

    lâm. XXXIII, fig. 6), tema

    del

    que

    existen

    multitud de copias y variantes.

    (4)

    F.

    Benoît,

    /. c,

    p.

    43,

    lâm.

    Ill,

    fig.

    2.

    (5)

    W. Hausmann, Griechische

    Weihreliefs (Berlin

    1960),

    p.

    29,

    fig.

    14.

    (6) M. P.

    Nilsson, Griechische Religion1,

    I, p. 199.

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    70

    J. M.

    BLÀZQUEZ

    composición

    esta

    deli