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EL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA Y SUS ACTIVIDADES EN ESCALA INTERNACIONAL 1.- El porqué de la participación del Banco Central de Venezuela en es- tas actividades. 2.- El Banco Central y los organismos creados en Bret- ton Woods. 3.- Otras actividades internacionales en las cuales ha actua- do el Banco Central. 1.- Desde el mismo inicio de sus actividades, el Banco Central de Venezuela desplegó una activa participación en eventos internacionales y regionales y en operaciones de igual alcance geográfico. Era una lógica consecuencia de ser la institución administradora de las reservas monetarias del país y que comenzaba una tarea positiva como analista del acontecer económico. Eso explica por qué desde agos- to de 1941 el Presidente del Banco Central, acompañado de otros calificados representantes de la vida económica nacional, viajó a Estados Unidos con la misión especial de gestionar de su Gobierno el suministro de una serie de bie- nes requeridos por el comercio y la industria venezolanos que se habían visto afectados por el conflicto bélico mun- dial desatado en 1939. Las ulteriores gestiones para esco- ger los bancos corresponsales del Banco Central en el exterior, determinaron una intensificación de sus vincula- ciones en el exterior, aún cuando circunscritas básicamen- te a las relaciones con otros bancos centrales y banccfs co- merciales privados foráneos. 323

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EL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA Y SUSACTIVIDADES EN ESCALA INTERNACIONAL

1.- El porqué de la participación del Banco Central de Venezuela en es­tas actividades. 2.- El Banco Central y los organismos creados en Bret­ton Woods. 3.- Otras actividades internacionales en las cuales ha actua­do el Banco Central.

1.- Desde el mismo inicio de sus actividades, el BancoCentral de Venezuela desplegó una activa participación eneventos internacionales y regionales y en operaciones deigual alcance geográfico. Era una lógica consecuencia deser la institución administradora de las reservas monetariasdel país y que comenzaba una tarea positiva como analistadel acontecer económico. Eso explica por qué desde agos­to de 1941 el Presidente del Banco Central, acompañadode otros calificados representantes de la vida económicanacional, viajó a Estados Unidos con la misión especial degestionar de su Gobierno el suministro de una serie de bie­nes requeridos por el comercio y la industria venezolanosque se habían visto afectados por el conflicto bélico mun­dial desatado en 1939. Las ulteriores gestiones para esco­ger los bancos corresponsales del Banco Central en elexterior, determinaron una intensificación de sus vincula­ciones en el exterior, aún cuando circunscritas básicamen­te a las relaciones con otros bancos centrales y banccfs co­merciales privados foráneos.

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2.- El comienzo posterior de conversaciones que cul­minaron con los acuerdos de Bretton W oods y la creaciónde dos organismos financieros multinacionales, el FondoMonetario Internacional y el Banco Internacional para laReconstrucción y Fomento o Banco Mundial exigieronuna mayor participación nuestra en la fijación de posicio­nes respecto a cuestiones monetarias y financieras que, co­mo tales, tenían una gran afinidad con las del Banco Cen­tral. Inicialmente, la representación de Venezuela en esasreuniones estuvo confiada a compatriotas muy ligados alMinisterio de Hacienda y también, posteriormente, al Ban­co Central. En junio de 1944 asistieron a la Conferencia deBretton W oods: Rodolfo Rojas, Ministro de Hacienda,acompañado de Cristóbal Mendoza, Alfonso Espinosa, J.J.González Gorrondona y Manuel Pérez Guerrero. El Con­venio Constitutivo del Fondo Monetario Internacional fueaprobado por el Congreso Nacional antes del cambio polí­tico de octubre de 1945 y promulgado como Decreto-Leyen septiembre de 1946 por la Junta Revolucionaria de Go­bierno. Venezuela fue uno de los cuarenta y cinco paísesfundadores del Fondo Monetario Internacional. Su cuotainicial, que representa tanto la contribución financiera delpaís al organismo como la determinación de su acceso alcrédito y a la participación en los órganos de decisión, fuede 15 millones de dólares. Ese monto nos situó en séptimolugar de importancia entre los países latinoamericanos quesuscribieron inicialmente dicho Convenio. Nuestra par­ticipación fue sustancialmente inferior a la de Brasil(U.S.$ 50 millones) y Perú U.S.$ 25 millones). Para finalesde la década de los ochenta, la cuota de Venezuela era de1.372 millones de Derechos Especiales de Giro, aproxima­damente 2.000 millones de dólares, superada tan sólo porla de Brasil (1.461 millones de DEG). Si bien es cierto quelas cuotas reflejan en alguna medida la evolución relativade los países miembros, en el caso de Venezuela, como el

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de los otros países integrantes de la OPEP, el cambio sus­tancial en el Fondo Monetario Internacional fue ante todoproducto del fortalecimiento financiero de los países ex­portadores de petróleo, a raíz del auge de los precios a me­diados de los años setenta.

Desde sus inicios y hasta 1988, las ventajas obtenidaspor Venezuela de su participación en el Fondo MonetarioInternacional han sido más que todo institucional, antesque financieras. En efecto, solamente en 1964, cuando sedevaluó el bolívar y se restableció la libre convertibilidadde hecho, fue cuando el país recurrió a un crédito contin­gente con el Fondo Monetario Internacional, el cual, porcierto, nunca llegó a ser utilizado. A partir de entonces; lasrelaciones financieras adquirieron una mayor relevancia.El primer paso en este sentido tuvo lugar en 1966, cuandoel Banco Central de Venezuela y el Fondo Monetario In­ternacional acordaron que el bolívar podía ser utilizado enla realización de transacciones de ese organismo. En virtudde este acuerdo, el bolívar pasó a ser una de las pocas mo­nedas elegibles para ese propósito, con la cual se afianzó elprestigio de nuestro signo monetario. En términos pura­mente financieros, el otorgamiento de créditos en bolíva­res por parte del Fondo Monetario Internacional en nadafortalecía la posición venezolana de reservas; simplementese sustituían dólares por una posición acreedora en ese or­ganismo internacional, la cual devengaba un menor rendi­miento. Sin embargo, éste no era sustancial, mientras queel uso del bolívar en esas transacciones constituía unaprueba adicional de la solidez de la moneda venezolana

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con repercusiones favorables para la inversión extranjera yla retención del ahorro nacional.

Las relaciones del Banco Central de Venezuela con elFondo Monetario Internacional se estrecharon con la de­signación del Dr.].]. González Gorrondona, Primer Vice-

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presidente del Banco Central desde 1946 como Goberna­dor por Venezuela ante el Fondo Monetario Internacionaly el Banco Mundial. La delegación venezolana tuvo que de­fender durante varios años ante el Fondo la existencia denuestro sistema de cambios diferenciales establecido en1941 y cuya subsistencia exigía un asentimiento temporalde ese organismo.

Pero los vínculos del Banco Central con el Fondo Mo­netario Internacional se robustecieron, formal e institu­cionalmente, con la reforma de la Ley del Banco Centralde 1960. En ésta se consagró, por vez primera, entre lascompetencias del instituto la de:

Ejercer los derechos y asumir las obligaciones que correspon­dan a Venezuela según el Artículo Tercero del Convenio Inter­nacional que establece el Fondo Monetario Internacional, sus­crito el 22 de julio de 1946.

Desde entonces se estableció como una práctica queel Gobernador por Venezuela ante el Fondo Monetario In­ternacional es el Presidente del Banco Central y, como tal,las relaciones oficiales entre ese Organismo y Venezuela secanalizan por conducto de nuestro Instituto. Más aún, pos­teriormente, cuando fueron creados los Derechos Especia­les de Giro se dictó una ley mediante la cual el Banco Cen­tral de Venezuela quedó designado como la instituciónque en nombre del país recibe y negocia los Derechos Es­peciales de Giro que le correspondan.

Estos Derechos Especiales de Giro, que como activointernacional pasaron a aumentar nuestras reservas sin sa­crificar nada a cambio, por su magnitud y significación po­lítica adquirieron en las relaciones financieras una dimen­sión distinta cuando se produjo el primer auge en losprecios del petróleo. Como consecuencia de ese ajuste, los

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países importadores netos del petróleo, entre los cuales seencontraban la mayoría de los países en vías de desarrollo,experimentaron un fuerte deterioro en sus balanzas de pa­gos, cuya contraparte fue una acumulación de liquidez in­ternacional por parte de los exportadores netos. La impor­tancia de este desequilibrio dio lugar al llamado problemadel reciclaje de los petrodólares, que amenazaba en con­vertirse en un factor de depresión económica a nivel mun­dial. A fin de facilitar el ajuste, el Fondo Monetario Inter­nacional estableció una nueva facilidad crediticia, conplazos más largos respecto a los aplicados en los créditoscontingentes, con una baja condicionalidad en materia depolítica económica y financiada con préstamos de los paí­ses miembros exportadores de petróleo. En la concepciónde esta facilidad, el Banco Central de Venezuela participóactivamente, entre otras razones, para asegurar que lospréstamos se otorgaran en condiciones que no desmejora­ran el rendimiento y liquidez de 'sus reservas internaciona­les y para propiciar que los recursos de la facilidad fuesenprincipalmente a los países en desarrollo, particularmenteaquellos de América Latina y el Caribe.

Como producto de las discusiones técnicas y negocia­ciones, en junio de 1974 el Fondo Monetario estableció elServicio Financiero del Petróleo, el cual suministraba re­cursos a los países miembros con problemas de balanza depagos causados por el aumento de los costos del petróleo ysus derivados. Estos créditos eran complementarios a losque podían obtener los países a través de las otras políticascrediticias del Fondo y los montos dependían principal­mente del costo del petróleo importado y del nivel de re­servas. En cuanto a los préstamos al servicio, estos fuerondenominados en DEG y pagaban una tasa de interés cerca­na a la del mercado. En esta operación, el Banco Central deVenezuela participó con dos préstamos que sumaron 650

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millones de DEG, o sea aproximadamente el 12% del totalaportado a ese servicio durante sus años de vigencia.

La activa participación del Banco Central de Venezue­la en esa o en otras modalidades de cooperación financie­ra, le permitieron obtener un incremento sustancial en sucuota. En efecto, al igual que los otros países miembros dela OPEP, la cuota fue prácticamente duplicada. El aumen­to para este conjunto de países fue producto de una acciónconcertada, en la cual Venezuela jugó un papel crucial, en­tre otras razones, por haber sido el abanderado de la coor­dinación monetaria y financiera entre los miembros de laOPEP. Como resultado de las negociaciones internaciona­les se logró que el incremento en la participación de lospaíses de la OPEP fuese a expensas de las cuotas de los paí­ses industrializados, con lo cual se logró avanzar hacia elobjetivo de los países en desarrollo de tener una mayorparticipación en los órganos de decisión del Fondo Mone­tario Internacional.

Pero las relaciones del Banco Central de Venezuela yel Fondo Monetario Internacional no se han circunscrito alas meras cuestiones financieras sino que también se hanhecho extensivas a procesos de revisión del ordenamientomonetario y financiero internacionales. Esta fue una mate­ria altamente discutida, a partir del comienzo de la décadade los años setenta, cuando como consecuencia del de­rrumbamiento del sistema monetario internacional creadoen Bretton Woods se empezaron a explorar fórmulas en­caminadas a regular el sistema bajo otros lineamientos. Esbueno recordar que en Agosto de 1971 los Estados Unidosanunciaron la suspensión, por tiempo indefinido, de laconvertibilidad del dólar en oro al tipo de cambio invaria­ble de U.S.$ 35,00 por onza troy de oro, una de las basesfundamentales del sistema monetario imperante. Desde

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entonces comenzaron a intensificarse las reuniones mone­tarias internacionales que, originalmente, se canalizaban através de las decisiones del llamado Grupo de los Diez, elcual aglutinaba a igual número de países industrializadosque adoptaban decisiones en el campo monetario al mar­gen del foro institucional calificado para esos propósitoscomo era el Fondo Monetario Internacional. Más reciente­mente, dicho Grupo ha visto disminuir su influencia por elsurgimiento de un cónclave más restringido, el Grupo delos Cinco: Estados Unidos, Alemania Federal, Francia, Rei­no Unido y Japón.

3.- Para afrontar el marginamiento al cual fueron so­metidos los países en desarrollo, la Reunión Ministerial delGrupo de los Setenta y Siete países en desarrollo integran­tes de la Organización de las Naciones Unidas para el Co­mercio y Desarrollo, celebrada en Lima, en 1971, convinoen estudiar la creación de un Grupo Intergubernamentalpara Asuntos Monetarios y Financieros Internacionales.Luego de las correspondientes discusiones y negociacio­nes, en enero de 1972, se constituyó formalmente el Gru­po Intergubernamental de los Veinte y Cuatro para Asun­tos Monetarios Internacionales. En su creación, Venezueladesempeñó un activo papel, entre otras razones, porque laprimera reunión del Grupo tuvo lugar en Caracas, entre el3 y 7 de abril de 1972. El Grupo se estableció a dos niveles:uno de alternos, donde estaban representados los países aun alto nivel técnico-político, y otro, a nivel de las máxi­mas autoridades monetarias y financieras, o sea Ministrosde Hacienda o Presidentes de Banco Central. En esta oca­sión, la dirección del Grupo a nivel ministerial recayó so­bre el Ministro de Hacienda de Venezuela y sobre el Pri­mer Vicepresidente del Banco Central de Venezuela anivel de alternos.

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Esta primera reunión fue particularmente significativapor cuanto en ella quedó formalmente constituído el Gru­po y se fijaron los objetivos centrales del mismo, entre loscuales pueden destacarse los siguientes:

a) Indicar el interés de los países en desarrollo respec­to a la reforma del sistema monetario.

b) Coordinar la posición del Grupo de los Setenta ySiete en relación a los asuntos monetarios y financieros in­ternacionales; y

c)Apoyar políticamente a los directores ejecutivos querepresentan a los países en desarrollo ante el Fondo Mone­tario Internacional y el Banco Mundial.

Como tarea prioritaria e inmediata, el Grupo se pro­puso procurar una participación de los países en desarrolloen el proceso de toma de decisiones en el ámbito de la re­forma del sistema monetario. A tal efecto, reafirmó su res­paldo al Fondo Monetario Internacional como órgano idó­neo para la discusión y toma de decisiones y brindó surespaldo a la creación de un Comité de la Junta de Gober­nadores para la reforma del sistema monetario internacio­nal, en el cual estarían representados los países en desarro­llo en las mismas condiciones en que lo están a nivel deldirectorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional.Dicho comité fue constituido el agosto de 1972, cumplien­dose con ello una de las aspiraciones centrales de los paísesen desarrollo. Al concluir sus labores, este comité se trans­formó en el Comité Provisional de la Junta de Gobernado­res con el cometido de supervisar el funcionamiento yevo­lución del sistema monetario internacional. Cabe señalartambién que, un par de años después, por iniciativa delGrupo de los Veinte y Cuatro, se logró crear un comité mi­nisterial conjunto del Fondo y Banco Mundial para abor-

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dar el problema de la transferencia de recursos reales a lospaíes en desarrollo.

Por las atribuciones legales del Banco Central de Ve­nezuela y por su experiencia en la materia, al instituto emi­sor le ha correspondido representar a Venezuela en los co­mités antes mencionados, cuyas reuniones son hasta elpresente los foros idóneos para la toma de decisiones enasuntos monetarios y financieros internacionales.

Adicionalmente, el Banco Central, a nivel regional hasido una de las instituciones que ha demostrado un perma­nente y sistemático apoyo a la cooperación financiera en­tre los bancos centrales del área. Su participación se inicióformalmente con el primer paso que dieron estas institu­ciones para estrechar sus vínculos, corno fue la primerareunión de técnicos sobre problemas de la banca centraldel Continente Americano, celebrada en México en agostode 1946. En aquella ocasión asistieron representantes de18 Bancos Centrales del Continente Americano, más delFondo Monetario Internacional. Por el Banco Central deVenezuela asistió José Antonio Mayobre y entre los parti­cipantes se encontraban destacados economistas, comoRaúl Prebisch, Robert Triffin y Felipe Pazos, quienes des­pués mantendrían una perdurable y fecunda relación connuestro Banco Central.

Aun cuando las reuniones de técnicos de bancos cen­trales constituyen una instancia de cooperación en el pla­no académico, de su seno han surgido ideas que con eltiempo ha cristalizado en arreglos institucionales de coo­peración financiera regional. El primero de estos fue lacreación, en septiembre de 1952, del Centro de EstudiosMonetarios Latinoamericanos, en cuyo establecimiento, elBanco Central desempeñó un activo rol, entre otros, el deser uno de los siete bancos centrales que, conjuntamente

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con la CEPAL, participaron como fundadores delCEMLA. Hoy en día, esta institución está apoyada por 51bancos centrales, incluyendo aquellos de Canadá y EstadosUnidos y algunos de otras latitudes, como son el de Filipi­nas y Francia. Las funciones del CEMLA fueron y siguensiendo las de ofrecer capacitación al personal técnico de labanca central, la de realizar investigación básica y aplicadasobre temas monetarios y financieros, la de difundir publi­caciones y la de brindar asistencia técnica a los bancoscentrales.

Las primeras experiencias en materia de cooperación,unidas a la efervescencia integracionista que estimuló laAlianza para el Progreso, en la cual el Gobierno de Vene­zuela jugó un papel singular, dio lugar a la creación de ins­tancias superiores de cooperación y a propuestas de arre­glos financieros concretos. En efecto, a principios de losaños setenta, se establecieron como foros de alto nivel lasreuniones de Gobernadores de Bancos Centrales delConti­nenteAmericano y de América Latina, donde se intercam­bian experiencias, se examinan propuestas de colabora­ción financiera y se estrechan vínculos entre las máximasautoridades de estas instituciones. Simultáneamente tam­bién se acordó celebrar reuniones periódicas de los gober­nadores latinoamericanos y de Filipinas ante el Fondo Mo­netario Internacional y el Banco Mundial, con el objeto deadoptar posiciones comunes frente a los problemas mone­tarios y financieros internacionales.

En el contexto de esas reuniones, el entonces Presi­dente del Banco Central de Venezuela, Alfredo MachadoGómez, presentó una propuesta orientada a la creación deun fondo común de reservas. La idea tuvo su origen en lapetición de asistencia financiera por parte de un país cen­troamericano al Gobierno de Venezuela, quien a su vez lo

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remitió a nuestro Banco Central. El problema en cuestiónsurgió por una baja temporal en los ingresos de exporta­ción del país centroamericano, la cual puso en evidencia elconocido problema de inestabilidad de las exportacionesde productos primarios y los consiguientes requerimientosde liquidez internacional. Para cualquier país en desarro­llo, la acumulación de un nivel adecuado de reservas inter­nacionales con miras a enfrentar ese tipo de imprevistosresultaba demasiado en términos de sacrifico requerido enmateria de crecimiento económico. Por otra parte, la ex­periencia indicaba que los mercados de productos prima­rios tenían altibajos distintos, lo cual abría la posibilidadde compensar unos con otros a través del manejo comúnde la reservas internacionales. A su vez, la colocación deestos fondos de manera coordinada permitía obtener elmáximo rendimiento de estas inversiones externas. Losbeneficios de un mecanismo como el Fondo presentaba in­discutibles ventajas pero también, en lo que respecta a Ve­nezuela, implicaba asumir un mayor compromiso relativo,toda vez que era el único país con un significativo excesode reservas y con un producto primario -el petróleo-,que exhibía una mayor estabilidad que el resto de las mis­mas. Por estas razones, resultaba evidente que la principalresponsabilidad administrativa debería recaer sobre nues­tro país. Los problemas legales y de orden técnico, sin em­bargo, impidieron la materialización de la idea. Años des­pués, en 1978, los países miembros del Acuerdo deCartagena establecieron el Fondo Andino de Reservas. Es­ta institución fue creada para evitar que los problemas debalanza de pagos, derivados de las fluctuaciones de ingre­sos externos, entre otros, afectaran el comercio subregio­nal. Con tal fin, los países miembros, a través de sus bancoscentrales, de hecho centralizaron una parte, aunquepequeña, de sus reservas internacionales, con lo cual se 10-

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graron las ventajas de un mayor rendimiento y un accesoadicional al crédito internacional. Estas características per­miten afirmar que los antecedentes de esta institución seoriginan en la idea del fondo común de reservas. Tan es asíque en la reforma más reciente, el Fondo Andino de Reser­vas fue abierto a la participación de todos los países miem­bros de América Latina y el Caribe.

Otras experiencias de cooperación en la cual el BancoCentral de Venezuela ha tenido una destacada participa­ción, entre otras razones por su importancia financiera anivel regional, han sido los acuerdos de pagos y crédito re­cíprocos establecidos en el marco de la ALAC, y luego enel de ALADI, para fomentar el comercio regional. En elcontexto de la promoción de exportaciones hacia otras re­giones, el Banco Central de Venezuela también participóen la constitución del Banco Latinoamericano de Exporta­ciones (BLADEX), cuyo origen puede ubicarse en la expe­riencia de los países de la región con la Aceptación Ban­caria Latinoamericana (ABLA), la cual fue creada enseptiembre de 1973, a través de la Junta del Acuerdo deGarantías Uniformes de Disponibilidad y Transferibilidadaprobado en la II Reunión del Consejo de Política Finan­ciera y Monetaria de la ALAC.

La experiencia del Banco Central de Venezuela en ma­teria de cooperación financiera, sin embargo, no se limitóa los mecanismos multilaterales antes mencionados. Se ex­tiende, además, a convenios de índole bilateral, los cualesadquirieron significación a partir del primer auge en losprecios del petróleo. Hacia mediados de los años setenta,Venezuela desplegó un gran esfuerzo en materia de coope­ración económica internacional, con el objeto de facilitarla adaptación de las economías en vías de desarrollo al sig­nificativo aumento de los precios del petróleo. En este

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contexto, al Banco Central le correspondió brindar apoyode corto plazo a los bancos centrales de Centroamérica,que luego se extendió a países del Caribe. La modalidadempleada en estos casos fue el de Convenios "SWAP", em­pleado por vez primera con la Tesorería de Estados Unidosa principios de los sesenta. Mediante estos convenios, elBanco Central de Venezuela se comprometió a vender bo­lívares a cambio de las monedas nacionales de los otrospaíses, los cuales deberían ser recomprados por éstos últi­mos al tipo de cambio vigente al realizarse la venta y al ca­bo de un plazo determinado, durante el cual el usuario delSWAP pagaría una tasa de interés acorde con las condicio­nes del mercado financiero internacional.

En la reunión de gobernadores de bancos centrales enJamaica en 1965, Venezuela propuso, y así fue aprobado,un mecanismo mediante el cual los excedentes de reservasque pudieran tener algunos bancos centrales del área se in­virtieran en los bonos emitidos por el Banco Interamerica­no de Desarrollo. Así se aspiraba dar mayor liquidez adichos bonos y contribuían los bancos centrales al finan­ciamiento del desarrollo, con 10 cual los bancos participan­tes realizaban una colaboración solidaria y recíproca.

En síntesis, el Banco Central de Venezuela ha desem­peñado una intensa y vasta actividad en escala internacio­nal, tanto en las áreas financieras y monetarias de suespecífica competencia, como en otras iniciativas de coo­peración internacional asociadas con aquéllas. Con razónun ex-Embajador venezolano ante el Gobierno de los Esta­dos Unidos nos decía en una ocasión, que las relacioneseconómicas de Venezuela con el exterior se canalizabanfundamentalmente a través de la Cancillería, del Ministe­rio de Energía y Minas y del Banco Central.

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