el autor de este libro sorprende por el manejo de … · antes da hartura, de manera que, cuando...
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El autor de este libro sorprende por el manejo de diversos registros en su lenguaje
poético y su conciencia de lo que significa construir una obra. En Las ruedas se aprecia
un cuidadoso ensamblaje de materiales diversos –epígrafes propios y ajenos,
fragmentos de un diálogo que se intercalan entre poemas- así como una meditada
división de los textos que propicia una lectura a dos niveles: como elementos
independientes o como partes de una totalidad.
Éste es el primer libro que publica Christian Díaz Yepesy fue escogido en el Concurso
para la Selección de Obras de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, 1999, “por su
desenfado expresivo y la madurez de lenguaje poco frecuente en un joven de 19 años”
El autor de este libro sorprende por el manejo de diversos registros en su lenguaje
poético y su conciencia de lo que significa construir una obra. En Las ruedas se aprecia
un cuidadoso ensamblaje de materiales diversos –epígrafes propios y ajenos,
fragmentos de un diálogo que se intercalan entre poemas- así como una meditada
división de los textos que propicia una lectura a dos niveles: como elementos
independientes o como partes de una totalidad.
Éste es el primer libro que publica Christian Díaz Yepesy fue escogido en el Concurso
para la Selección de Obras de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores, 1999, “por su
desenfado expresivo y la madurez de lenguaje poco frecuente en un joven de 19 años”
Las Ruedas
(Monte Ávila Editores, Caracas, 1999)
Mas, ¡con qué sed se desea tener esta sed!
Porque entiende el alma su gran valor, y aunque
es sed penosísima, qué fatiga trae consigo la misma
satisfacción con que se mata aquella sed. De manera
que es una sed que no ahoga sino a las cosas terrenas,
antes da hartura, de manera que, cuando Dios la satisface,
una de las mayores mercedes que puede
hacer al alma es dejarla con la misma necesidad,
y mayor queda siempre de tornar a beber de esa agua.
SANTA TERESA DE JESÚS
Camino de perfección
Todo sabe a agua derramada
Europa
el Mediterráneo de negro
las guacamayas de mi patria
los espejos del Báltico
los sueños
los árboles sudorosos
mi madre frente al cielo
las autopistas
el Caribe en Cuba
en La Guaira
los deltas
la voz que nunca llama y la arena
mis vueltas
los mensajes en otro círculo
las sillas de Buenos Aires
las cenizas de París
un paseo en góndola por diez
minutos en Venecia
el silbido de la máquina
el teléfono aún ocupado
Todo sabe
Todo es agua derramada
Los sueños
Estocolmo e Italia
las columnas del norte
y sus arcos de triunfo
La espera
los soldados en México
todos los mares y las luces
otro botón por cerrar
y una puerta que me abre
en España
La profundidad de un desierto
Cortázar en los cines
Ramos Sucre en los cines
mi almohada y la nieve
una ciudad en llamas
el tiempo en el reloj
de la catedral que exhorta a la estatua
las mujeres desandan con prisa
en el centro
en los bordes
Todas las lámparas en un cantar
las aves que nada reconocen
(infieles a los sueños)
las rosas secas
los sueños
el teléfono aún ocupado
otro mensaje
tal vez arrastrado por un joven de Pequín
mi madre que ahora duerme
Caracas de nuevo
la plaza sola
ahora la mujer sin ropas
mis manos
el botón
y el reloj
fijo en la torre de la catedral
II
Hambre de lluvia
Era el tiempo en que se abrieron mis párpados sin alas
Y empecé a cantar sobre lejanías desatadas
Vicente Huidobro
Una tras otra las hojas van hacia lo alto. Cerca, ellos
esperan el agua. Las miradas se confiesan aguardando.
Otro día y otra certidumbre del verano. Los misterios se
dibujan y dilatan en calor frente a las plazas.
No queda más que el desgranado sol
-¿y si no fuera así?- dijo la niña
-podría pasar una cosa / y es que a veces suele no llover
De cauces perdidos y hambre sobre esta lluvia
una cercana frontera en la piel casi cava
Una voz que es espanto y suena a poesía
Lluvia que me vas a matar
Lluvia que la huida calla y arropa
Sol que tiembla y enumera
A veces / la verdad de a veces y a veces es que por años suele no llover
y esta persistencia se llama coraje y
sudor de tiempo
y se llama quedarse solo con los brazos extendidos
Se me cansa esta tarde de ser uno
ando en el dintel de este mundo y allá abajo está todo
Grito y contestan dintel amo
amo dintel y contestan dintel
palabra castigo y devuelta se me cae a pedazos
abismo de vida que se desploma
Cae la noche y vuelve el dintel a gritar
Amo dintel
cuánto amo
si fuera por mí te lanzaría a ti porque yo amo
pero es por ella y estremece a los dos
Ya te había dicho que la ciudad estaba otra
y tú sospechando y un ropaje de lluvia que no cae nunca
y el desahogo del que hablamos
Ella me devolvió la carta preguntando qué era eso
Y con aquello de que la ciudad estaba
y con aquello de enamorar a las mujeres y eso de que el hielo y que tanta calma enferma / y
con aquello de huir de esta casa que no es casa sino cumbre / y con aquello de ver el mar y
que no era el que esperábamos
Con cada paso no sé por qué me seco tanto
con cada sorbo de tus labios no sé por qué la sed
ni este silencio que te dejo pues no hay saliva para hablar
y me quedo en tierra con los brazos siempre abiertos hacia el cielo
con el llamado a las nubes
con por favor llueve o al menos déjame llorar
déjame una sola lágrima o saliva para un grito
este círculo de plaza que es desierto y siempre quema
-para que lo entiendas de otro modo -le replicó a la niña-
que cuanto llueva en la noche llorado sea
Baile de tarde
caída soleada sobre la plaza
y es gente acción ruedas desbocadas
Mueve el tiempo que es de noche
Baile de tarde
se ahoga el deseo por una llamada
se caen los pasos y todo es sopor
Baile de tarde
caída soleada que termina en palabras
y las palabras son nombres y el nombre es hambre
este baile de tarde que es círculo de plaza
esta plaza que es aire y ya no vuelve
Si hubieras entendido que las cosas no se piensan porque cobran vida y se vuelven otras
cosas de otro tiempo
Si hubieras entendido que quien se sienta pide casi que lo acompañen
Que esto y todo lo que hoy hago es tan sincero
tan gritado como esta noche
La música está callando
es hora de encender la luz
y tu nombre se envuelve con mantos y velos y nadie puede ayudarte
y grito un llamado y te convoco y grito hambre y te convoco y grito cero y te convoco este
silencio que me escuchas es también quien te convoca
Vuelve alguna vez
vuelve tiempo vuelve agua clara vuelve ignorancia
vuelve tú y llámame sin esperas
llámame que te aguanto
llámame sin andenes que esto es largo y el sol me está doliendo
y la ausencia baila en los rincones de estas paredes que todos saben cuántas son
que el tiempo me lo cuentas
que el hambre tú me besas
que estas cadenas me rompiste y vi la luz caverna que me guardaste
y vi el aire calor que a mí me acaba
La ciudad queda en silencio. De paso frente a calles, andenes y
aeropuertos, andando solo poco se reconoce
El agua esperada permite el sueño de la mente
I
Y decir que cae es creerse el intento
-regreso al origen- insistes
y sólo pensar en eso es volver atrás
saber que por fin llega y ya nos toca
II
Camino entre tus caídas
soy traspasando tu cuerpo de piel que me baña
sé por fin que el agua hundida es casi espejo
nuestra sed no se calma
pero el juego es de agua y la tomamos
Lluvia que no fue hecha para los hombres ni peces
sino para los ojos
lluvia que comienzas a hablar sólo mojando
III
Todo sabe / todo es
a lo lejos corren para decir que fundamos
que rumor quizá le hable a los vivos
Abro la luz y queda el mar de cada tarde
quisiera ser hombre para correr
árbol que respire
pero queda sólo el cuerpo rendido
sólo lo que cae y se desprende
sólo lo que anda y desliza sin sentir
IV
Saber que el agua es vuelo de heridos
que lo que sobre ella se precipita es río inalcanzable
montaña y temblor que a pocos llega
Sueño y espera de una noche que se eleva
V
Soy de pez
nado todo lo que aguanto me siembro en el mar de los vencidos
soy de agua en tanto que surco y me elevo
digo como yo
como tanto que abandono y vuelvo
tanto que nado y siempre sigue siendo el mar
y temo salir de esta agua que me hace
me va a doler eso lo sé
aunque los peces no tememos al dolor
sólo a la tierra
VI
Soy -dices- la que desprende furias sobre ausencias
que de espanto se hace aves y hombres
Y al final se sabe que eres de cuerpo adentrándose en el agua
hablando de ilusiones
diciendo que también es un vuelo la lluvia
Conviertes todo para que nazca
nos hablas
esperando cómo abrirnos
Como parte del agua, cielo y espera suben a la montaña. Abajo,
solos, silban los ojos encarcelados. Parpadear es un poco más la
cima y el viento
Los ojos se abren o se cierran
para ver la ilusión
Arte Poética
Que no se abra en rosa
sino cual surco en la tierra
Canta himnos de naciones sin cercos
ni mapas
exhorta la vida
y también la muerte
pues Dios lo cubre todo
Si es espejo
guárdalo
si es muro de vidrio
usa tus manos aunque giman con sangre
pues lo que buscas no está en cárceles relucientes
ni en papeles ensalivados
Cava en la tierra hasta el fondo
como una mina
limpiando siempre los escombros
Al final el tesoro es poco
y nunca brilla por sí solo
Aura
Y ahí viene ella con gorro de playa.
Una semana sin verte y ahora quí, buscando otro suelo para saber que soy de la misma
carne esperando.
Ahí viene ella con gorro de playa bajo la lluvia. Catedral de San Patricio, viento y agua
repartiéndose en el otoño. Cosas como una sonrisa. Ahí viene ella, se sienta en el escalón.
Su cuerpo está empapado de esperar.
Le cuesta reconocerme, blanco y mojado en la otra acera
-he cortado mi cabello-.
Hay cosas tan irreales en este mundo como la noción de la distancia, como llamarte para
que vengas a donde siempre has estado. Es algo que sabes cuando se hacen tuyas las calles
que pisas por primera vez, cuando ves a Aura después del tiempo y de otro cielo
y sigues estando en casa.
Anotaciones para una desconocida
Que el poeta se haga escuchar
y que dirija el juicio
Sain-John Perse
Tengo miedo del metro y los andenes
tengo miedo a los suicidas
y los acróbatas
pues a nada temen
Tiemblo cuando veo un dios
sin sus caballos
Tengo miedo de las máscaras y los muertos
y los vivos
los vivos
Tengo miedo de tus ojos
pues no fui yo su orfebre
Siento temblar mis piernas y es dulce
cuando me monto en los carros o en mis pasos
porque temo a los pasajes
mucho más que a caminar
Sigo temiendo a las sombras
y a los barcos
me sigo hundiendo entre sus velas
como gaviota resignada
Continúo impávido esperando tus respuestas
mis pupilas aún dilatadas
húmedas de pavor
Porque me espanto al pensar
que podrías viajar en unicornios
porque sufro cuando te hundes en la grama
Por eso no canto cuando puedes escucharme
Por eso me escondo entre tus noches
me atrinchero en tus sueños
y dejo caer mi voz
como pájaro herido sobre la tierra
Por eso el poeta es espanto
y dirige el juicio
y se cansa de los verdes calendarios aztecas
y los cuartos pintados de azul hospital
Por eso añora las sombras que cruzaban los parques
y la luz verde entre las ramas
y los animales que viven sin prisa
como los vampiros
Añora los lenguajes
y un dios inmóvil cuando los caballos huyen
y sólo fuera la orfebrería de tus ojos
y volviera a tener miedo
Luego las puertas callando de a poco
y quedar solo en el centro de la plaza
sin niños que golpean el piso
o besan sus alcancías
Quedar con un personaje que no es mío
que la busco en las noches cuando duermo
la persigo por las calles de la locura
hasta quedar tendido
como un mojado paraguas que se cierra
De aves
A Elizabeth Schön
Como una verdad desnuda en el fondo de la noche
la realidad que se cierna sobre su propia luz
y no sea día sino certeza
Que corra como el agua
que sea de aves y de espantos
como las viejas noches de cine
Que sea la realidad una lámpara
Que se abra entre la sombra como fuego
La realidad no es del hombre
es de los árboles
por eso se alza contra los vientos
y no tiene edad
y alberga personas y recuerdos en su sombra
y extiende sus ramas
y se aferra al tiempo en raíces
y es verde
La realidad no es eterna
es un ave
por eso aletea y vuelve
y cae en picada sobre las olas
Por eso es el vuelo y el aire
y no saca cuentas
y abofetea
La realidad es un río
donde te bañas dos y hasta cien veces
Es un libro en la mano
un cúmulo de franquezas
como los sueños
por eso se cierne sobre su propia luz
como una verdad desnuda en el fondo de lo oscuro
Hora de abajo
Yo también morí noche y día
caído en cantos
roto de voces en tantas aguas cercanas
mi infancia
quebrada en felicidades
al arte
abierto bajo mis olas
una hoja bajo la puerta ya cerrada
y es tierra aire recuerdos que me abrazan
sombras que hacen mi día
agua
que se derrama y espuma
sol que quema y me hace de este mundo
El grito de mis tiempos perdidos
la lluvia
derrame en par sobre la casa
humo de velas que a diario encienden
el vapor de la comida
El saber
entregado al éxtasis de la vida
como de prestado
cargando las pasiones / doliendo en el ser
cubriendo la arena como el oleaje
Abierta la herida mis ojos vieron afuera
sabiendo de lluvia y de retornos
agua que va y viene
devaneo que es nuestro y pega en los regresos
Junto al lecho
Voy a pintar de rojo las paredes
De negro voy a vestir los cuerpos
y blanco
y rojo y gris mir en sus caras
No dibujaré venas
y empañaré las manos de mi obra
Tal vez cierre los ojos
en trazos curvilíneos
y perfore la memoria como Dios
y esconda mi llanto entre las sábanas
y disuelva la figura
y me vea caer al espiral
Sólo un grito
He andado de orilla en orilla
He gritado en todos los puentes
El horizonte me ha abordado como las aves
he escondido el agua de todos los crepúsculos
las manos se me han abierto
en cavidades
La tarde no se esconde
fluye en espirales
en dos sombras que siguen mis pasos
la noche nunca me ha llamado
pues nací con ella
Tal vez el tiempo no sea la salvación
y me esconda entre las costas
y no vea el mar
ni mis sombras
y cruce los puentes y no halle camino
y la tarde sea más precisa más roja
y el océano se vuelva a abrir
y mi grito caiga en un declive
Aura II
Y así se irá la espera
sin árboles que crucen ni se embarquen
sin palabras que escondan lo real
Y tan lejos
de lo caído en el intento
una montaña que se allane
un cielo que deje de estar vacío
siendo tan puro
Tener la mano en los dedos
hundir los ojos en el agua para que estés
Y haber ganado
ser cierto
lleno de ti aunque distante
I
Luego de exhortar más allá de mí
de haberme mojado y sol
estoy y veo
El río sigue entregándose al mar
como el hombre cediendo a su tacto / el sudor acercándose al fuego
Y de nuevo la sequía que me hizo renegar
el agua que esclareció mi vista
las aves que se marcharon
para girar una vez más la rueda
II
Ahora / escampada
La plaza vuelve con nosotros estando
Hablando de entonces qué pasó
¿era simplemente eso el agua?
Tanta tarde que fue de esperar para olvidarlo todo ahora
Tanta ignorancia de tener y volver a doler
Y ser otros en la noche soplada por la lluvia
Esto se llama no andar
Ni volver con el pecho hecho agua
Ni caer con ansias sobre la cama en desgracia
Y andar en relativo
III
Y saber que aunque vuelvas
decir que los árboles
y que el agua
Estar seguro
y tener presente el regreso aunque no estés
(la certeza punzante de mañana)
Que no mojarás
que los ríos de la tarde no caen
que todo será como hoy
seco
y ahora mismo
Cerrando los brazos extendidos, se adentra en sí mismo sabiéndose
dueño de lo que piensa. Su vida, como una rueda en movimiento
Afuera un ave pasa, un árbol es arrancado del suelo
I
Amo la memoria de mis tiempos. El ciclo gastado, la impureza.
La realidad tantas veces debatida.
Ya no creemos en nada. Me aferro a esta nostalgia sin dolores. Estoy sujeto a la
inmortalidad, de ella, amigos, ya no nos salvamos. Tenemos el paso a caballo o sobre
ruedas. Trajimos a lo eterno todo lo olvidable. He decidido encabezar la ruta pues no
quedan caminos por recorrer.
II
Ser el color de los sueños de Miró
Amar en las calles. Abandonar la felicidad en cualquier esquina
Destierro es nombre Desarraigo es nombre
Amar una imagen sobre los puentes y aparecer en otro punto y oír cantar el reloj de alguna
plaza. Aborrecer las luces del trópico. Abandonarse a sí mismo para vivir pesadillas ajenas.
Ser el uno sólo eso
Ser el sueño que para sí tuvo el juego, el juguete de su propia incomprensión. Que haga del
hombre a su antojo
y permitirlo
III
Abro la noche en que las luces nos llegan desde lo alto
Arriba la luna / el tiempo gastado y relamido por los mortales
Abajo el misterio de lo impreciso, los círculos reflejados en los cristales
Abriremos una imagen
Abordo este tiempo que circulo, paso de una orilla a otra. Siempre será de noche. Cruzo los
valles donde el mundo delira. No encuentro nada.
IV
Que desconozco mi voz
esta vía circular que me abandona
este espacio que se entrega
de lleno es este espacio que se abre
Sol y silencio en tu voz
y es aire de mi calle
en torno derrochada
Golpe y silencio que no existe
cavidad de todos
temblor
Luz que desde el cielo me corona
luz que el tiempo cierra
cavidad de soles contrastados
tiempo de alas casi abiertas
vuelo de luz que te vas a morir
Sol
y de voz silencio en paso rápido
en ruedas y ruedas
paso y paso
gran caída vertical
y fondo de amarillo
V
De una Caracas que se cae
Sombra y misterio en el aire
Sol oculto / Luna negra
Se quedaba callada y retenida
se abría en la tierra con silencio de aire
viéndola y estaba toda
casi para tomarla y llorar
Calles desde esta altura
edificio valle no hay ruido temblor en silencio
una ciudad toda mía y despoblada
tarde anticipada y desasosiego
reto de temblor en el cielo
Pienso y tal vez por agonía
que esta sequía de ropaje gris
se hunde y cambia en otro lugar
que hay calor y movimiento
en otro tiempo de mundo
Caracas de gris y maletas retenidas
sol oculto luna negra
sobre este cielo
Una búsqueda sin compañía
un vuelo gritado sobre sus árboles
luz callada que escapa de las nubes
y mi caer ciego desde esta altura
Palpitación del suelo
grito de tierra esparcido en un valle
VI
Venir cayendo
de una calle a un estío
Las paredes tantas veces manchadas
la soledad que cuelga de una rama
Venir callando
soltar la vida y caerse solo
caer enfermo / caerse solo
andar de espaldas a esa quietud
Subir otra montaña
y no encontrar nada cayendo
VII
De aquí el frío aire
las soledades que se buscan y se mezclan
Tanta grandeza que al espíritu aplasta
los pies descalzos
el frío que llega más hondo en los huesos
en el fondo de las hebras
La sangre que late y nos invoca
el suave cobijo de
una salida
el grito
que se aproxima pero no sale
el terror de este
abandono de mundo
la calma cosida que te disloca
VIII
Invierno
o quizá también estío
sed
vida de aire que pasa
sed
vida de aire que se vuelve
sed / viento que crece
sed / cuánto se acumula
Ah invierno sed de aire
espacio de sol que no me llena
golpe viento golpe aire
invierno
o quizá también verano
sol
Profundidad de aire sin temor
IX
Los días se hunden tan fuerte
Cae el tiempo en un ahogo
Salgo a la calle y no tengo aire
aquí adentro en las afueras
no dejo de llamarme y mi nombre es destierro
Se ahoga el tiempo de ser yo mismo
y no hay quien lo salve
naufragio es mi propia soledad
Soy el cielo en este ocaso
su sol que con calma grita y hunde
soy el camino que dejo de buscar
el encuentro de mis propias aguas
Altamira
(epílogos)
Emprender un viaje arrancaría mi obsesión
a fin de cuentas tomaría otro rumbo la vida
-
Esto se llama no andar
y andar en relativo
Quietud sostenida en el cuerpo
y alguien que por dentro abre
_
Creer que todo es un gran juego
el perdedor anda y el ganador también
el desaliento queda desde antes
y nos deja sin fuerzas
-
Se llama saber que el juego es un río
en el cual te solapas
el ahogo es el reto de los vencidos
y no se alcanza
-
Se llama entender que al final no hay finales
y sólo queda una certeza y se llama tu nombre
sólo si lo encuentras y lo llamas también